Está en la página 1de 11

de m i a

a n
p
a

l
t as sd e
d e Hablando en
C a r
plata
Hablando en
plata

Hablando en plata, cartas desde la pandemia, es un esfuerzo del Rule Comunidad

de Saberes, a través de Urdimbres Feminismos Decoloniales y Saberes Nómadas junto con

Chocolates.

Su propósito es escuchar a las personas que nos han formado desde nuestra infancia y

cuya experiencia están comparten con quienes estén dispuestos a escuchar.

En tiempos de crisis como la que estamos viviendo este 2020, las personas mayores

han tenido la paciencia y sabiduría para llevar el confinamiento desde el cariño y la ternura;

comparten sus recetas, su música favorita, lo que tienen en la mente y reúnen toda la

experiencia acumulada para acompañarnos a quienes no tenemos aún las herramientas

necesarias para manejar la crisis con tanta dignidad.

Aprender de las personas mayores no tiene un valor meramente utilitario como lo puede

ser aprender a cocinar un buen arroz sino que a partir de estos aprendizajes nos reconocemos

con nuestras ancestras y ancestros; reconocemos en sus voces nuestras propias historias para

conocernos, sanarnos cuando es necesario y dar pasos firmes para enfrentar el presente.

La invitación es a escuchar lo que tienen que contarnos; imaginar los lugares que

habitaron y aprender que las crisis puede pasarse en paz con nosotros mismos y con quienes

nos rodean. Aprendemos que de todo momento se puede sacar un gozo y compartir desde

el cariño y la ternura.
19 de julio de 2020

Barrio de San Miguel, Tepoztlán, Mor.

La cuarentena sobreviviendo al cáncer


Hoy recibí la invitación de Yara, asesora de mi curso “Mujer, escribir cambia tu vida” en

Tepoztlán, Morelos, para escribir mi experiencia en esta pandemia.

Creo que la mayoría de nosotros, aún cuando ya somos mayores (yo tengo 74 años),

no habíamos enfrentado algo así. Yo, en lo personal, soy sobreviviente de cáncer desde hace

un año, del cual me operaron el 4 de julio de 2019, me atendió un cuerpo de médicos de

excelencia encabezado por mi oncogeriatra, el Dr. Enrique Soto y por la cirujana Dra. Paulina

Moctezuma. Ella pudo extraer el tumor por completo y quedó pendiente una operación para

unir mis intestinos programada para el 21 de mayo de 2020. En todo este proceso estuve

atendida en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán. A

finales de marzo vine de visita a mi casa a Tepoztlán, ya que el proceso médico lo pase

con mis hijas en la Ciudad de México. Fue entonces cuando se declaró la cuarentena, se

suspendió todo porque mi hospital, Nutrición, se declaró como centro COVID. La operación
de mis intestinos se suspendió hasta nuevo aviso. Sin embargo, sigo con mis consultas, ahora

me las dan por videoconferencia y cualquier duda que tengo de mi salud se la pregunto a mi

doctor por mensajes. Mis estudios los hago en los laboratorios de Tepoztlán. Vienen a mi casa

a sacarme la sangre y así ya no tengo que salir para nada. Mi hija me manda mi despensa de

México con todos mis medicamentos.

La mayoría de los días trato por todos los medios de estar tranquila, siguiendo todas las

recomendaciones que nos dan en el sector salud. Afortunadamente otra de mis hijas, Ady,
está conmigo junto con mis nietos. Ella sembró un huerto y es hermoso, cada mañana cuando

salgo veo cómo está creciendo y dándonos alimentos. Con el tiempo tenemos la idea de hacer

trueque, que se da mucho en esta comunidad. He estado bordando, haciendo ejercicio, poco,

debido a mi estoma. Afortunadamente ya no necesito la sonda urinaria y me siento cada

cada día más fuerte, dando gracias a Dios por cada día y vivirlo al máximo, dentro de las

posibilidades que tengo.

Tengo un grupo de amigas desde hace 38 años, desde que nuestras hijas e hijos estaban en

kinder, este grupo ha significado una alegría en mi vida y ahora en esta pandemia encontramos

apoyo en cada una de nosotras. Algunas de ellas han perdido a algún ser querido debido a

esta enfermedad. Estamos en contacto por mensajes en un grupo de whatsapp y cada dos

semanas nos hemos organizado para tomar el café por videoconferencias. Mi amiga de

Tepoztlán es Rosalinda, con ella puedo platicar de todo por teléfono. Lo más importante,

mis hijas, mis nietos y mis yernos que han sido un gran apoyo en mi vida. Es muy grave esta

situación que estamos pasando y creo que es muy importante solidarizarnos, nadie tiene la

culpa más que nosotros mismos, que cuando tenemos la posibilidad de quedarnos en casa, no

lo hacemos, por inconscientes, debemos pensar en los demás, que sí tienen que salir y dejarles

ese espacio. Puede ser que los comerciantes de aquí anuncien por internet sus productos,

supongo que tienen algún líder, podrían abrir una página con fotos de sus productos, barro,

collares, pulseras, velas escamadas, utensilios de madera, en fin, tanta artesanía que ellos

mismos hacen y hay que empezar a movilizar todo porque pienso que esto va para largo,

mínimo lo que falta del año. En fin, como digo, yo estoy VIVIENDO, así, con mayúsculas.

VIVIENDO. Cada día después de la muerte de mi viejito el 6 de junio de 2018, después de 45

años de compartir nuestra vida, de mi operación el 4 de junio de 2019, siento que debo vivir

cada día que Dios me permita.


Estoy contenta conmigo misma, me quiero, amo a mis hijas, a mis nietos, a mis yernos y

como decía mi viejito: DOY GRACIAS A LA VIDA.

Hace unos días platicaba con mi nieto, Lucio, en mi recámara y él vio por la ventana, cerca

de la astronómica, un colibrí y me dice: “mira Dari” y vi al colibrí revolotear y le dije “mira a

tu abuelito que viene a visitarnos” y me contesta, con su carita triste “¿lo extrañas Dari?” le

digo “sí, mucho” y contesta “No te preocupes, ya falta poco para que lo vuelvas a ver” y me

reí mucho, sólo le dije “Espero que falte mucho, mi niño”. Lucio, mi nieto, tiene 5 años, es muy

inteligente.

Larita González Peña


Convocatoria: Hablando en plata
Nombre de los participantes: Irma y Jorge Nieto

12345
PPROOVED AIRMA IL

Cuarentena
¿Han leído El Amor en los Tiempos del Cólera de Gabriel García Márquez? Pa-
rece habernos dejado un manual para la situación que estamos viviendo.

Les comparto parte del texto.

—Capitán, el niño está preocupado y muy incómodo debido a la cuarentena


que el puerto nos impuso.

—¿Qué te preocupa, muchacho? ¿No tienes suficiente comida? ¿No duer-


mes lo suficiente?

—No es eso, Capitán. No puedo soportar no poder desembarcar y abrazar a


mi familia.

—Y si te dejan salir del barco y se contaminan, ¿cargarías con la culpa de


infectar a alguien que no puede soportar la enfermedad?

—Nunca me lo perdonaría, pero para mí́ inventaron esta plaga.

—Puede ser, pero ¿y si no fue inventado? -Entiendo lo que quiere decir, pero
me siento privado de mi libertad, Capitán, me privaron de algo.

—Y tú te privas aún más de algo.

—¿Está jugando conmigo?

—De alguna forma.

Si te privas de algo sin responder adecuada-


mente, habrás perdido.

—¿Entonces quieres decir, como dices, que, si


me quitan algo, para ganar debo privarme de otra
cosa?

— Exactamente, yo hice cuarentena hace 7


años atrás

—¿Y de qué te tuviste que privar?

—Tuve que esperar más de 20 días en el barco.


Había meses en que ansiaba llegar al puerto y dis-
Jorge en el teclado, recordar es vivir
12345
PPROOVED AIRMA IL

frutar de la primavera en tierra. Hubo una


epidemia.

En Porto Abril, se nos prohibió́ bajar.


Los primeros días fueron duros. Me sentí́
como tú. Pronto comencé́ a enfrentar esas
imposiciones usando la lógica. Sabía que
después de 21 días de este comporta-
miento se crea un hábito, y en lugar de
quejarme y crear hábitos desastrosos, Jorge
t
comencé́ a comportarme de manera y ba ile ocando su g
jijiji u ita r
ra y yo por
diferente a los demás. ahí ba
ile

—Empecé́ con la comida. Me propuse comer la mitad


de lo habitual. Luego comencé́ a seleccionar los alimentos más digeribles,
para no sobrecargar el cuerpo. Comencé́ a nutrirme con alimentos que, por tra-
dición histórica, habían mantenido al hombre sano.

—El siguiente paso fue agregar a esto una purificación de pensamientos no


saludables y tener pensamientos cada vez más elevados y nobles.

—Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no
conocía.

—Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco.

—Un viejo hindú́ me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al rete-
ner la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que
mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza.

—La tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad


por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida.

—El hindú́ también me había aconsejado que tuviera la costumbre de imagi-


nar que la luz entraba en mí y me hacía más fuerte.

—También podría funcionar para los seres queridos que estaban lejos, por
lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco.

—En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo


que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada
día, las vivía intensamente y disfrutaba de la espera.
12345
PPROOVED AIRMA IL

—Todo lo que podemos obtener en seguida, rá-


pido, no es interesante. Esperar sirve para subli-
mar el deseo y hacerlo más poderoso.

—Me privé de comidas ricas, botellas de ron


y otras delicias.

—Me habían privado de jugar a las cartas,


de dormir mucho, de practicar el ocio, de pen-
sar solamente en lo que me estaban privando.

—¿Como terminó, Capitán?

—Adquirí́ todos esos nuevos hábitos. Me


dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo
esperado.

—¿Te privó de la primavera, entonces?

—Sí, ese año me privaron de la prima-


vera y muchas otras cosas, pero aún así́
florecí́, llevé la primavera dentro de mí y
ta
orno se ga s
hi c e, en la e s tu fa , en h a le na p a ra
nadie me la puede quitar.
A yer lo a n o e s tá la Ma gd
horit
más ga s y a
llora r jijiji
ivo el aislamiento como muchos. Aunque permanezco en mi casita (gracias a Dios
tengo una), no estoy sola, no me siento encerrada, ni aburrida, ni se me han hecho
tiempos difíciles como lo refieren algunos, porque logro escaparme por cada rendija de
mis recuerdos. En tanto pasan los días, repaso las lecciones de mis padres y lo que he
aprendido por experiencia personal en mi recorrido por la vida: cocino, tejo, coso, pinto,
narro, juego, leo y sobre todo, escribo.

Preparo los guisos que mi mamá nos hacía con tanto amor, comidas nutritivas, postres
deliciosos y antojitos mexicanos; retomo las puntadas que me enseñó y estoy tejiendo
algunas prendas, tengo ya pocos estambres, pero tejeré hasta agotarlos; ilumino libros con
mi nieta y pinto, tela, cartón y hasta piedras; apoyada en la máquina de coser que mi mamá
me aconsejó comprar, he tenido la oportunidad de aprender a reparar algunas prendas de
ropa y elaborar otras piezas de confección muy sencilla; aprendí a trabajar con retazos de
tela, con ellos elaboré más de una docena de muñecas cosidas a mano.

Mientras tengo ocupadas mis manos en las manualidades, puedo platicar con mi familia,
cuando estoy sola me enredo en mis recuerdos o veo películas de mi interés. En mi pequeño
rincón, evoco mi infancia, las anécdotas familiares y otras historias que luego escribo en
la computadora. Mi Lap top me permite explorar el mundo a través de su pantalla y ver
nuevamente algunas películas que me gustaron, gracias a la plataforma de Youtube así
como otras cintas actuales a través de Netflix.

No cabe duda que las nuevas tecnologías son una bendición, porque permiten
comunicarnos mejor, me acerca a mi familia y a mis amigos, podemos oírnos, vernos,
platicar, intercambiar lecturas y música, hasta he logrado leer cuentos, hacer teatro guiñol
y jugar con mi nieta que vive lejos.

Aunque en momentos me siento nostálgica… la pandemia no me tira, me sostengo de


mis recuerdos y de la gente que me quiere y que
me alienta; si puedo, apoyo a la gente que me lo
pide; me apego a la idea de que todavía soy valiosa
para mi familia, necesaria en mi comunidad y en
el mundo. A pesar de las debilidades que pueden
aparecer con los años, soy independiente.

Añoro ir al mar y a otros lugares mágicos del país


como lo hacía; extraño a los míos y me entristece no
poder viajar en estos momentos para ver a mis hermanos y su familia, por eso me refugio
en la literatura, que es otra forma de escapar de casa y salvarme de la soledad. Leo otras
historias que me nutren, me enseñan, me transportan y me enriquecen. Recorro el mundo
en Internet, pero no pierdo la esperanza de poderme transportar físicamente cuando se
abran las fronteras y seguir conociendo otros lugares y otras culturas.

No me aferro a la vida pero sí a mis deseos de vivir, pienso mucho en lo todo lo que vale
la pena para que mi vida siga girando, me enfoco en todo lo que soy y en lo que todavía
puedo hacer y dar.

Estoy al tanto de las noticias, me cuido y cuido a mi familia. Me dedico a crear, a oír música,
a leer, a investigar, a escribir, a las manualidades, a ver películas y algunos programas de
televisión. Trato de no espantarme ni afligirme. Cuando siento aprensión, respiro muy lento
y escucho los latidos de mi corazón, eso no hace que el miedo se vaya pero me sostiene
hasta que el temor pasa.

Tengo temor pero es más grande mi confianza en el futuro. Después de la pandemia, sé


que tendré que reinventarme, no aspiro a ser la misma, sino mejor. Aprovechar mejor las
compañía, los momentos, los espacios y los placeres que brinda la vida. Tendremos que
renacer, propiciar un feliz reencuentro con nosotros mismos y con nuestro entorno hasta
volver a la normalidad.

Tendremos que afrontar el futuro con esperanza y buen humor, son el tónico efectivo para
la mente y el cuerpo, sin rendirse ante la depresión o ante los contratiempos y dificultades
a las que nos encontramos ahora. Los desafíos no son para estancarnos ni paralizarnos, son
para superarlos y valorarnos.

Espero, con fe, avanzar en mis memorias y recomenzar mis vagancias, antes de emprender
el último viaje sin destino. Antes de partir sin equipaje.

Lucía Ramírez Corona.


ER
MM
U

S
Les voy a con ta r la his toria de una mujer
que un día empezó a colecc iona r relojes dife-
D
PO
ren tes. STC A R
E so empezó a ser su pa satiempo: le gus-
taba que todos es tuvieran a su hora, los
disfru taba mucho; esa era su pa sión. Título : LA CASA DE LOS R E LOJES
Conforme pa sa ron los años ella aprendió
a componerlos y siempre soñó con tener un Autora : María Eugenia Magdaleno
reloj grande, pero su sueño no se hizo rea-
lidad, pues no tuvo dinero ni luga r en donde
ponerlo: pero eso no le impidió pa ra ser feliz.

También podría gustarte