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en la I de Moran, así como en su versión local que se examina en la siguiente sección, las
observaciones se toman como desviaciones de su media. El vecindario Ji para cada observación se
define de la manera habitual, y puede formalizarse mediante una matriz de pesos espaciales o de
contigüidad, W. Las columnas con elementos no nulos en una fila determinada de esta matriz
indican los vecinos relevantes para la observación que corresponde a la fila, es decir, los ele-
mentos de Ji.
La matriz de pesos espaciales puede ser normalizada en filas de manera que sus elementos de filas
sumen uno) para facilitar la retación interna de las estadísticas, pero esto no es necesario. Sin
embargo, cuando se forma una fila de promedio ponderado de los valores en todas las
observaciones j E Ji. El Li debe ser tal que sea posible inferir la significación estadística de la pauta
de asociación espacial en el lugar i.
Por ejemplo, en un análisis de las elecciones de 1930 en Alemania de Weimar, OLoughlin, Flint y
Anselin (1994) constataron que una I de Moran muy significativa a nivel de 921 distritos
electorales oculta en efecto varias pautas locales distintas de agrupación espacial y aleatoriedad
espacial completa para seis subconjuntos regionales. En tal caso, la distribución de la estadística Li
como indicador de la agrupación espacial local se verá afectada por la presencia de la asociación
espacial global
La interpretación del Moran local como indicador de la inestabilidad local se desprende fácilmente
de la relación entre las estadísticas locales y mundiales expresadas en la ecuación (11).
Específicamente, el promedio de la Ii será igual a la I global, hasta un factor de proporcionalidad.
Así pues, las contribuciones extremas pueden identificarse mediante reglas simples, como la regla
de los dos dígitos, o mediante la identificación de los valores atípicos en un gráfico de recuadro.
Obsérvese que esta noción de extremo no implica que los Ii correlativos sean significativos en el
sentido señalado anteriormente, sino que sólo indica la importancia de la observación i para
determinar la estadística global. Esta similitud con la identificación de los valores atípicos, puntos
de influencia y de palanca en el diagrama de dispersión de Moran (Anselin 1993a) se examinará
más a fondo en la ilustración empírica
e desprende que la distribución nula del Moran local no se puede aproximar eficazmente por la
normal, al menos no para los pequeños tamaños de muestra empleados aquí. Además, parece que
pueden ser necesarios momentos más altos para obtener una mejor aproximación. Además, el uso
no crítico de la distribución nula en presencia de una autocorrelación espacial global dará niveles
de significación incorrectos.