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Día 24: En Dios hay porvenir y esperanza!

“17 No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor del Señor; 18 porque
ciertamente hay un futuro, y tu esperanza no será cortada.” (Proverbios 23: 17-18)

¿Se acuerdan de Azaf? Asaf era director del coro en el templo en la época del rey David y
descendiente de la tribu de Leví. Se le atribuye doce salmos: 73 al 83 y el 50. Era un hombre
de Dios que profetizaba en el arpa. (1 Cr 15:17, 19, 25-29). El salmo 73 es uno de los mas
citados entre la iglesia. Este salmo ilustra lo que implica dejar que la autocompasión ahogue
nuestra fe en Dios. El salmista cayó en la depresión luego que se puso a comparar la
prosperidad de los malos con la dificultad de una vida en rectitud. Un desánimo que hizo
despertar en sus sentimientos la “envidia “.

¿Qué pudo provocar ese casi-desliz en ASAF?


Suele pasar cuando uno se relaja en la disciplina espiritual. Se creyó autosuficiente y dejó de
orar, de ejercitarse en la piedad, en la devoción. Se creyó lleno y no esperaba debilitarse y
cae en la trampa del enemigo de nuestras almas. Entonces, viene la seducción. La seducción
lleva a la vanidad y esta lleva a la muerte espiritual. Lo mismo lo pasó al rey David con Betsabé
(2 Samuel 11:1). Puede que en algún momento hemos experimentado la envidia en nuestro
corazón, cuando a pesar de la maldad vemos prosperar a esas personas. Allí es donde le
preguntamos a Dios el por qué. Asaf al ver todo eso entró en depresión y se estaba
enfermando de la amargura (salmos 73:21). Pero Asaf reacciona y al fin encuentra la
respuesta: “Entonces entré en tu santuario, Oh Dios, y por fin entendí el destino de los
perversos. (73:17).

Cuando te sientas así, ve a la presencia de Dios. Allí encontrarás la respuesta.!

Te invitamos a que leas todo el Proverbio 23 y si tienes tiempo puedes leer Salmos 73. Serán
de bendición. Escribe en tu diario.

¡Oremos juntos!
Amado Padre Dios, la verdadera felicidad es encontrada en pertenecerte a Ti, no en
adquiriendo posesiones o alcanzando metas y logros para ganar fama o fortuna. En Tu
asombroso amor, Tu has asegurado mi futuro. En Tu Palabra, encuentro real esperanza. Un
solo día en tus atrios, ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la
casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos. (Sal.84:10). Padre, Tu eres
mi provisión. Amen.

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