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5 Saltan y saltan
Saltan y saltan a comer pepino.
y vuelven a saltar
los siete enanitos
en el pajar. Saltan y saltan
y vuelven a saltar
Saltan y saltan los tres enanitos
y vuelven a saltar, que quedan nomás.
al bosque encantado
quieren llegar. Otro se pasma
y se queda dormido,
Uno se cansa otro se tropieza
y se queda atrasito, y está mal herido.
otro se enferma
y se va despacito. Saltan y saltan
y vuelven a saltar,
Saltan y saltan un solo enanito
y vuelven a saltar al bosque va a llegar.
los cinco enanitos
que quedan nomás. La reina Enanita
lo estaba esperando
Otro se pierde y la boda en grande
por el camino se está celebrando.
y otro se sienta
8 Los animales cantores
vino la zorra y la hizo
callar.
Estaba la zorra muy cerca
del agua,
cuando contenta se puso a
cantar,
vino el osito y la hizo
callar.
Estaba la rana muy cerca
del agua, cuando Estaba el osito muy cerca
contenta se puso a cantar, del agua,
vino la garza y la hizo cuando contento se puso a
callar. cantar,
vino el leopardo y lo hizo
Estaba la garza muy cerca callar.
del agua,
cuando contenta se puso a Estaba el leopardo muy
cantar, cerca del agua,
cuando contento se puso a Estaba el gorila muy cerca
cantar, del agua,
vino el gorila y lo hizo cuando contento se puso a
callar. cantar,
entonces ni el diablo lo
hizo callar.

9 El piojo y la pulga
Salta el ratón desde el
El piojo y la pulga se van a ratonal:
casar, —Amarren al gato que yo
no se han casado por falta iré a apadrinar.
de maiz.
Tiro lo tiro tiro liro liro
Tiro lo tiro tiro liro liro Tiro lo tiro tiro liro la.
Tiro lo tiro tiro liro la.
Salta la pulga que se
Responde el gorgojo desde desafina:
su maizal: —Tráiganme unas naguas,
—Hágase la boda que yo yo seré madrina.
doy el maiz.
Tiro lo tiro tiro liro liro
Tiro lo tiro tiro liro liro Tiro lo tiro tiro liro la.
Tiro lo tiro tiro liro la.
Se acabó la boda, hubo
mucho vino,
se soltó el gatito y se Tiro lo tiro tiro liro liro
comió al padrino. Tiro lo tiro tiro liro la.

6 Los changuitos

Dicen que los changos


no usan sombreros.
Porque los changuitos
les hacen agujeros. Dicen que los changos
no usan zapatos.
Dicen que los changos Porque los changuitos
no usan corbatas. caminan como patos.
Porque los changuitos
las pisan con las patas. Dicen que los changos
no usan calcetines.
Dicen que los changos Porque los changuitos
no usan camisas. los usan de patines.
Porque al caminar
los changuitos se las pisan. Dicen que los changos
no usan calzoncillos.
Dicen que los changos Porque los changuitos
no usan pantalones. los dejan amarillos.
Porque los changuitos
están muy petacones. ¡Qué bien que les viene,
qué bien que les va,
que viva la vida
y ja, ja, ja, ja!

10 No oigo, no oigo; soy de palo


Cuando le hablaban, Luisito
se tapaba las orejas y
decía:

—No oigo, no oigo: soy de


palo.

Y con eso se hacía el tonto.

Luisito era un niño muy Luisito se enojaba tanto


enojón. que pensaba:
Por todo se enojaba.
—Ojalá que ya nadie me
Pero cuando más se hablara.
enojaba era cuando le
pedían hacer mandados, Y un día, Luisito amaneció
dar recados o cuidar a sus con mucha fiebre. Le
hermanitos. dolían mucho los oídos y no
podía oír lo que decían los
demás.
Prendió el televisor para A los ocho días Luisito se
ver a los artistas, pero no alivió.
pudo oír nada. Entonces se Luisito estaba muy
preocupó mucho. contento.
Y desde ese día, nunca
volvió a decir:

—No oigo, no oigo: soy de


palo.

Vino el doctor a verlo y le


recetó gotas y pastillas.
Luisito duró ocho días sin
oír nada.

Luisito estaba muy triste


porque estaba enfermo. No
podía salir a jugar y no
podía oír a los demás.

11 Una planta en el estomago


Un día, mientras Emilio
chupaba
unos frijoles crudos, su
mamá le dijo:
—Deja de chupar esos
frijoles.
—¿Por qué? —preguntó
Emilio.
—Porque cuando yo era
niña
mi abuelita me dijo: “Si te
tragas
los frijoles crudos, te Entonces ocurrió algo
crece sorprendente.
una planta en el estómago”. A media noche sintió
cosquillas en las orejas. Se
Emilio no le dio importancia tocó y sintió que algo salía
a las palabras de su madre de una de sus orejas.
y siguió ¡Era la punta de una planta!
jugando. Pensaba que esas
eran puras fantasías, Emilio se levantó y se miró
cuando, en el espejo.
sin querer, se tragó un ¡De la otra oreja también
frijol. salía una hoja!
Al poco rato Emilio se fue ¡Y de la nariz! ¡Y de la boca!
a dormir, Al poco rato sintió que se
recordando lo que su mamá estaba volviendo planta.
le había dicho.
Emilio, asustado, saltó por
la ventana
y se fue a esconder al Entonces quiso gritar, pero
bosque. de su boca
Una hora más tarde, Emilio no salió ningún sonido.
tenía Trató de correr,
tantas ramas que unos pero sus pies estaban
pajaritos enterrados en el
vinieron a pararse y suelo, convertidos en
empezaron raíces.
a hacer su nido. Emilio
sentía muchas Emilio pensó que ya no iba
cosquillas, pero no pudo a ser un niño,
mover sino un árbol, y pensó que
las ramas para espantarlos. ya no podría jugar, ni tener
amigos, ni ir a la escuela.
¿Quién imagina un árbol
adentro de un salón?
Emilio comenzó a llorar,
pero entonces... ¡Despertó!
Corrió con su mamá y le
contó
su horrible pesadilla.
—Lo bueno es que todo fue
sólo
un sueño —dijo su mamá.

12 Los zapatos del novio


Entonces le preguntó a la
yerba:
—¿Podrías ayudarme a
limpiar mis zapatos?
La yerba respondió:
—¡No! No quiero ayudarte.

El novio siguió caminando.


Luego se encontró con una
El día de su boda, el novio vaca
se puso un traje nuevo y y le pidió:
limpió cuidadosamente sus —¿Podrías comerte la
zapatos. Iba caminando, y yerba que no
de pronto vio unos árboles quiso ayudarme a limpiar
llenos de manzanas y quiso mis zapatos?
recoger algunas para La vaca respondió:
llevárselas a su novia. —¡No! No quiero ayudarte.
No tengo hambre.
Cuando el novio terminó de El novio siguió caminando.
cortar las manzanas se dio
cuenta de que sus zapatos Luego encontró un palo y le
se habían manchado de dijo:
lodo. —¿Podrías golpear a la
—¡No puedo ir a mi boda vaca
con los zapatos tan sucios! que no quiso comerse la
—dijo el novio. yerba que no
quiso ayudarme a limpiar
mis zapatos?
El palo respondió: La fuente de agua
—¡No! No quiero ayudarte. respondió:
No me molestes. —¡No! No quiero ayudarte.
El novio siguió caminando. ¡Déjame sola!
El novio siguió caminando.
Luego encontró al fuego y Se sentía muy mal con sus
le pidió: zapatos sucios.
—¿Podrías quemar el palo Cuando estaba a punto de
que no quiso pegarle a la darse por vencido, el novio
vaca que no quiso comerse se encontró con un perro y
la yerba que no quiso le contó que la yerba, la
ayudarme a limpiar mis vaca, el palo, el fuego y la
zapatos? fuente de agua no habían
El fuego respondió: querido ayudarlo.
—¡No! No quiero ayudarte. —Yo te ayudaré —le dijo el
Estoy ocupado. perro.
El novio siguió caminando.
El perro fue a la fuente y
Luego encontró una fuente le dijo:
de agua y le pidió: —Me beberé tu agua,
—¿Podrías apagar el fuego porque no quisiste
que no quiso quemar el palo apagar el fuego.
que no quiso golpear a la
vaca que no quiso comerse La fuente contestó:
la yerba que no quiso —No, no te bebas mi agua.
ayudarme a limpiar mis Apagaré el fuego.
zapatos?
El fuego contestó:
—No, no me apagues. La yerba contestó:
Quemaré el palo. —No, no me comas.
Limpiaré los zapatos del
El palo contestó: novio.
—No, no me quemes.
Golpearé a la vaca. Y así el novio, muy elegante
y con los zapatos muy
La vaca contestó: limpios, siguió su camino
—No, no me pegues. a la boda y llevó las ricas
Me comeré la yerba. manzanas
a su novia.

1 Perico
Perico, perico
no quiere ser rico.
no quiere ser sabio
ni quiere ser rey.
¿Qué quiere este niño
perico, perico?
Jugar en el bosque,
reír y correr.

2 ¡Que llueva!

Que llueva y re-llueva,


que los charcos crezcan
y el sol por un rato
desaparezca.

Que llueva en mi calle


y en la de mi amigo
y que, mientras tanto,
él cante conmigo.
Que llueva y re-llueva,
que todos se mojen, que
a quien se divierte
la lluvia no encoge.

3 La escuela de ratones

Triquiti-tras, triquiti-tras
la trompa delante y el rabo detrás.

Los ratones van a la escuela


de noche y con una vela.

Ratones tuertos con anteojo,


ratones con pantalones rojos,
ratones llenos de puntillas
ratones en zapatillas.
Aprenden a comer queso
y después se dan un beso.
Aprenden a mover la cola
y a bailar en la cacerola.

Triquiti-tras, triquiti-tras
la trompa delante y el rabo detrás.

4 El sapito glo, glo, glo

Nadie sabe dónde vive.


Nadie en su casa lo vio.
Pero todos escuchamos
al sapito: glo… glo… glo…

¿Vivirá en la chimenea?
¿Dónde diablos se escondió?
¿Dónde canta cuando llueve,
el sapito glo… glo… glo…?

¿Vive acaso en la azotea?


¿Se ha metido en un rincón?
¿Está debajo de la cama?
¿Vive oculto en una flor?

Nadie sabe dónde vive.


Nadie en su casa lo vio.
Pero todos lo escuchamos
cuando llueve: glo… glo… glo.

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