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Castoriadis y El Imaginario Radical PDF
Castoriadis y El Imaginario Radical PDF
y el imaginario
radical
NERIO TELLO
«Si la llamo imaginación radical
es porque la creación de repre
sentaciones, afectos y deseos
por la imaginación humana es
condicionada, pero nunca pre
determinada. La psique humana
se caracteriza por la autonomía
de la imaginación, por una ima
ginación radical; no se trata sim
plemente de ver -o verse- en
un espejo, sino de la capacidad
de formular lo que no está, de
ver en cualquier cosa lo que no
está allí.»
Cornelius Castoriadis
i n t e l e c t u a l e s
Cornelius
Castoriadis
y el imaginario
radical
N E RI O T E L L O
c a m po de / d e a s
C ornelius Castoriadis y el imaginario radical
5 Introducción
Cuestionando la esencia misma del ser racional
Castoriadis, el revolucionario tenaz
11 Capítulo 1
Introducción al pensamiento de Castoriadis
Camino al imaginario radical •Lógica de los magmas
•La autonomía •A la izquierda de la izquierda •El ser
social •Las sociedades según Castoriadis
29 Capítulo 2
La ontología heredada
Los principios ontológicos •La causalidad •La historia y la
sociedad •Dos tipos y un artilugio •¿Y la cuestión de la
historia? •Individuos y sociedad
51 Capítulo 3
La propuesta ontológica I
El ser occidental y el magma •El ser de Occidente •
La lógica conjuntista-identitaria •El magma •Contra la
ontología heredada •Castoriadis y el príncipe de
Dinamarca
63 Capítulo 4
La propuesta ontológica II
En busca de lo histérico-social •El legein y el teukhein •
El lenguaje •La historicidad como posible •La irrupción
de lo histórico-social •La naturaleza y lo histórico-social
77 Capítulo 5
Lo imaginario
La creación no tiene explicación •El elemento imaginario
•El imaginario radical •Las significaciones imaginarias
sociales •La sociedad instituida/instituyente •La sociedad
autonómica y la voluntad nietzschiana
93 Capítulo 6
La imaginación al poder
Los imaginarios •Paradigmas •Representaciones sociales
•Representaciones colectivas- Imaginario radical
105 Apéndice
El prójimo o la rana asomada
109 Notas
113 Glosario
117 Bibliografía
Obras de Cornelius Castoriadis •Libros sobre Cornelius
Castoriadis •Algunas entrevistas y artículos periodísticos
consultados sobre Castoriadis
123 Castoriadis en Internet
INTRODUCCIÓN
Cuestionando la esencia
misma del ser racional
La autonomía
«E n m i tra b ajo , la idea de autonom ía apareció muy tem
p ran o, en r e a lid a d desde el comienzo de m i activ id ad , y no co
mo u n a idea filo só fic a o epistem ológica, sino como idea esen
cialm ente p o lítica. M i preocupación constante es su origen, la
cuestión revolu cion aria y la cuestión de la autotransform a-
ción de la sociedad» .
A la izquierda de la izquierda
E l pensam iento político de Castoriadis tiene una particu
laridad. N o es un mero teórico, sino que reflexiona y constru
ye a partir de su pasión m ilitante. Tras su ingreso en la polí
tica, por cierto por la puerta izquierda, transgrede la
tradición que dice que las pasiones se am ortiguan con los
años y las ideas se derechizan; él, en cambio, radicaliza su po
sición. Su crítica al m arxism o le coloca a la izquierda de la iz
quierda, si es que quedara allí lugar dónde situarse.
Por ejem plo, para Castoriadis, la significación social Poder
es anterior a cualquier poder explícito. El colectivo anónimo
ejerce el poder en la institución misma de la sociedad. Por
tanto, el Poder es de N adie. Y la ideología que explica o sos
INTRODUCCIÓN AL P E N S A M IE N T O DE C A S T O R I A D I S / 23
tos por aquellos que tuvieran algo que ver con los distintos
niveles de la actividad social. Esto im plica, evidentemente,
un m odo de dem ocracia directa, sin delegación.
Con estos m ecanism os no debería haber gobernantes ale
jados de la realidad ni partidos políticos o grupos que asuman
la responsabilidad del conjunto. Este ideal es lo que Casto-
riadis llam a una sociedad autónoma.
Para alcanzar la autonom ía una sociedad necesita desen
trañar y elucidar una lucha entre im aginarios. Por ejem plo,
Castoriadis define el im aginario social capitalista como el
producir, consumir, racionalizar, dominar. O puesto, por cier
to, al im aginario dem ocrático: solidaridad, participación,
equidad, inclusión.
El esfuerzo capitalista tiende a un dom inio total; pero sólo
alcanza un seudodom inio atenazado por las fuerzas destructi
vas de un mercado que no sabe cómo contener la depredación
ecológica, el desempleo, la creciente pauperización, las crisis
financieras, etc.
El ser social
En la vida individual, adm ite Castoriadis, el combate es
«m onstruosam ente desigual». La tendencia hacia la autono
mía debe hacer frente a todo el peso de la sociedad instituida.
Pero no debe entenderse como una externalidad la «sociedad
instituida», sino como un elemento básico de la com pleja re
lación entre individuo y sociedad.
IN TRODUCCIÓN AL PENSAM IENTO DE C A S T O R I A D I S / 25
• ¿Q u é m a n tie n e u n id a a u n a so c ie d a d ?
«L o que m antiene a u n a sociedad u n id a es evidentemente su
institución, el complejo to ta l de sus instituciones p articu lares,
26 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
Inmóvil, lil ente tam poco puede cam biar de lugar, porque pa
ra desplazarse necesitaría un espacio anterior a él que sea (que
exista), pero que no sea puesto que él (el ente) no está aún allí.
Este absurdo lleva a aceptar que el ser es, necesariamente, in
m óvil.
Los entes sensibles. Son los que se captan por medio de los
sentidos (algunos autores los llaman, sim plem ente reales). Se
subdividen en físico s y psíquicos. Los entes físicos son espaciales
(una mesa, un burro), a diferencia de los psíquicos, que son
inespaciales (el m iedo, el deseo). Los seres que se crean, inven
tan o producen.
La causalidad
El razonamiento del ser como determinación se va a con
cretar en la expresión: ex n ihilo n ih il («de la nada, nada sale»).
En síntesis, la negación absoluta de la creación.
D ecir que de la nada nada sale es adm itir que todo tiene
una causa. A esto se le llam a relación o principio de causali
dad. La causalidad es un tipo especial de relación que liga los
entes sensibles: todo ente físico es causa de otro posterior, y a su
vez es efecto de otro anterior.
El concepto de causalidad es aplicado a la explicación de su
cesos históricos y humanos. La relación de causalidad lleva im
plícita la idea de que las m ism as causas producen siempre los
m ism os efectos. Este principio es la herramienta fundamental
de la ontología heredada para asir la complejidad humana.
Castoriadis cita a A ristóteles: «L o m ism o e idénticam en
te dispuesto da existencia siem pre, por su propia naturaleza,
a lo m ism o » 2'; y luego acota: «E l conjunto form ado por la
causa, las condiciones y el efecto contiene a éstos como sus
partes » .
Si las causas se dan conjuntam ente con los efectos, los m e
dios se dan conjuntam ente con el fin; por lo que tanto la cau
salidad como la finalidad suponen el todo de su explicación.
Este razonamiento funciona como silogism o: «Si todos los
LA O N T O L O G Í A H E R E D A D A / 41
La historia y la sociedad
El pensam iento occidental ha logrado (o intentado) expli
car lo histórico y lo social separando, por un lado, la historia
com o sucesión y, por otro, la sociedad como coexistencia.
Com o además ha entendido el tiem po como extensión - o sea,
ha espacializado el tiem po—, la sucesión con la que explica la
historia no es más que una sucesión lineal, un orden sucesivo
y constante «de ahoras».
La ontología heredada pensó el fundam ento de la sociedad
con argum entos que se encuentran fuera de ella: la im aginó
creada por D ios, caída del cielo (explicaciones m íticas o reli
giosas), o como una sum a conveniente de individuos que cre
yeron que valía la pena establecer una sociedad antes que de
sangrarse en una lucha entre hermanos (esto es defendido por
las teorías contractualistas).
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¿Y la cuestión de la historia?
Para el fisicism o, los hechos sociales son el m otor de la his
toria a través del principio de causalidad. D ice su mentor,
Ém ile D urkheim , en L a s reglas del método sociológico:
Individuos y sociedad
Según la lógica heredada, la sociedad es un conjunto de
térm inos diversos, de elementos distintos y definidos, que se
vinculan entre sí m ediante relaciones bien determ inadas (sea
causal, lineal o cíclica, categórica o probabilística).
Reconoce por tanto a los individuos, las cosas y las ideas o
conceptos. Es lo m ism o que decir que toda sociedad sólo pue
de ser pensada como colección o conjunto de individuos in
tegrados por relaciones de causalidad o finalistas.
Este razonamiento supondría la integración de un todo so
cial con elementos preexistentes o que están determ inados
por una instancia exterior.
Pero ¿qué son los individ uos «an te s» de ser en socie
d ad ? Es im p osib le pensar en una sociedad que se in tegra
con individ uos que no fueran ya sociales. El individuo
m ism o es una construcción social, y una construcción en
todo su sentido.
¿Qué posibilidad tendría el individuo de subsistir sin len
guaje, sin reglas sociales, sin un otro?
LA O N T O L O G Í A H E R E D A D A / 49
ta, pero por más que en la mente aparezca esa esencia, de ahí
a la existencia hay un abism o. (A bism o que ofrecen cubrir,
por cierto, las empresas de turism o.)
El ser de Occidente
La institucionalización de la razón es arbitraria y relativa a
la interpretación que se hizo del ser. Se tom ó al ser como de
term inación y se definió así lo que es y lo que no es y —sobre
todo— dictam inó «que lo que es es, y lo que no es no es».
Este razonamiento deja de lado «lo im aginario» que inte
gra el fantasm a del no-ser. Por tanto, lo im aginario no es.
Este camino ha cerrado los pasos para comprender y valo
rar lo que es y cómo actúa el im aginario. Hoy m ism o, hablar
de im aginario, de im aginación, de creación, resulta un tanto
«d isperso». Esos vocablos suenan como ideas sin anclaje, in
com probables, no se pueden experim entar ni responden a la
lógica de la ciencia moderna y positivista.
U n ejem plo, quizá paradójico, es la discusión sobre el es
tatus del psicoanálisis dentro de la ciencia legitim ada, pues
su objeto de estudio -e l inconsciente- es fruto directo del
im aginario. La ciencia positiva pregunta: ¿dónde está el in
consciente? ¿Cóm o m edirlo?
LA P R O P U E S T A ONTOLÓGICA I / 57
La lógica conjuntista-identitaria
En uno de sus trabajos, Castoriadis se rem ite a la proposi
ción del m atem ático alemán G eorg Cantor (1845-1918),
fundador de la teoría de los conjuntos, a la que define como
«una colección de un todo de objetos definidos y distintos de
la intuición o del pensamiento. Estos objetos se llaman los
elementos del conjunto».
Todo conjunto está com puesto por sus elementos, y no es
m ás que sus elementos. Por ejem plo, todos los am igos inte
gran el grupo «am ig o s». Todo gato negro que asome por una
terraza pertenece al conjunto «gatos negros», donde la pro
piedad «color» define una subclase dentro de la clase de los
gatos: «Los gatos negros.» Y frente a un gato negro en particu
lar uno sabe cómo m anejarse, pues es un ejem plar de la clase
«gatos negros» y conoce sus elementos.
La lógica que reúne la teoría de los conjuntos y la lógica de
la determinación (que fija el principio de identidad) es lla
m ada lógica con ju n tista-id en titaria
Esta lógica sostiene que no habría claridad ni distinción
posible sin la lógica de la determinación: no habría conjun
tos sin elementos definidos (pues no se sabría a qué conjun
tos pertenecen) ni habría elementos definidos sin el principio
de la identidad ni el principio de no contradicción que los ha
ga tales elementos y no otros.
Castoriadis menciona a esta lógica tam bién con el nombre
de lógica ensídica. Esto es una sim plificación de ens em bliste-
id en titaire. Térm ino del que derivarán en sidizar, ensidizable,
LA P R O P U E S T A ONTOLÓGICA I / 59
El magma
El m undo no es un conjunto de cosas nítidam ente separa
das y bien localizadas, por tanto hace falta una nueva ontolo
gía, y no es casual que Castoriadis recurra a aportaciones del
psicoanálisis, disciplina que él m ism o cultivó a partir de los
años sesenta:
Los sueños. Del m agm a de los sueños (de lo que cada uno
sueña), por ejem plo, se pueden rescatar unas cuantas repre
sentaciones, siem pre pocas, como dem uestra la experiencia.
Después del filtrado racional y lógico (los sueños no son sino
fragm entos precarios, pantallazos, sensaciones, relatos de) de
esas representaciones queda un «m inúsculo m aterial» para la
interpretación. Sin em bargo, ese m inúsculo m aterial, asom
brosam ente, posibilita m últiples relaciones y significados.
Se podría hablar largo y tendido sobre lo que revela el sue
ño, ¿o sobre lo que uno cree que revela?, y este argum ento lle
va otra característica del m agm a: la no-determinidad expre
sada tam bién en esta falta de univocidad en los térm inos y
relaciones y en el factor creativo de la interpretación.
La interpretación de los sueños muchas veces supone poner
una significación que no estaba, y que no estuvo nunca; es
crear, traer de la nada, ex n ihilo.
En busca de lo histórico-social
« C ad a sociedad, a l ig u al que cada ser o especie viviente, establece (crea)
su propio mundo, dentro del que, desde luego, se incluye a s í m ism a.»
« L a so c ie d a d es u n a co n stru c c ió n , una constitución,
una creación del mundo, de su propio mundo.
Su id e n tid a d no es sino este sistem a de interpretación,
este mundo que ella crea. Y a eso se debe que la sociedad sienta
(de la misma manera que un individuo) como una am enaza m ortal
cualquier ataque que se haga contra su sistem a de interpretación;
este ataque lo siente contra su identidad, contra s í m ism a.»
Cornelius Castoriadis
ceda algo que se desea». Esto está claro para nosotros; brinda
un sentido racional, breve, rápido. Se ajusta a las urgencias de
los tiem pos y las exigencias de determ inidad. El m ito, en
cam bio, entrega otra cosa y nos entrega a otra cosa. U na de
las versiones del m ito de Pandora dice así:
El legein y el teukhein
Castoriadis no reniega de la dim ensión conjuntizable del
ser pero recalca tam bién su dim ensión inagotable. Esto es, la
estricta, y propiam ente, im aginaria.
A m bas dim ensiones, sin em bargo, están sum ergidas en
una «realidad»: lo histórico-social. En esa realidad, el ser, dice
Castoriadis, ejecuta dos operaciones fundam entales que reve
lan su dim ensión identititaria y que derivan en la dimensión
im aginaria. Define estas operaciones con dos térm inos grie
gos: el legein y el teukhein.
nes del legein y para ejecutarlas apela a dos esquem as, el de se
paración y el de reunión.
El lenguaje
M ientras se ordena el m undo, afirm a Castoriadis, el len
guaje se transforma en un código de significación; porque el
orden del m undo se consigue con la aplicación del legein: d is
tingu ir - elegir - poner - reunir - contar - decir.
Pero esta aplicación como lenguaje supone encontrar en el
m undo algo distin guible, elegible, con table... conjuntizable
(los osos horm igueros pertenecen al conjunto los osos que
pertenecen al conjunto los m am íferos..., etc.).
El mundo presenta -por ejemplo—verduras como la patata y
la batata. En la medida en que la sociedad distinga estos ele
mentos como comestibles y como verduras, se incita a la elabo
ración progresiva de esas significaciones («lo comestible», «la
verdura»). Así, el lenguaje mismo se constituye en portador de
estas significaciones, haciendo posible su uso en tanto que códi
go de significación: un código que contiene y mantiene la signi
ficación.
La significación plena de una palabra es, por tanto, todo
aquello que —en virtud de la p alab ra- se puede decir, pensar,
representar o hacer socialm ente.
La irrupción de lo histórico-social
El hombre (el individuo, los sujetos) es un estrato particular
del ser. O tro estrato lo dan las cosas y otro está dado por las
ideas o conceptos.
Finalm ente, dice Castoriadis, se debe agregar un nuevo es
trato: el de lo histórico-social.
N i cosa, ni sujeto, ni idea o concepto, lo histórico-social
exige ser reconocido como otro género del ente; como otra for
m a en que se presenta el ser. Por tanto, lo histórico-social es
irreductible al conjunto de sujetos con sus cosas e ideas; lo
histórico-social no se define por sus componentes. ¿Qué es el
hombre? ¿Es posible explicar qué es el hom bre a través de la
enumeración de sus componentes?
El estrato de lo histórico-social conlleva una nueva con
cepción del tiem po, pues no se trata de hablar de la H istoria,
por un lado, y de la Sociedad, por otro; no remite a una so
ciedad que ocupa un lu g a r en el tiem po, en la línea histórica;
no se refiere a una sociedad sin tiempo.
LA P R O P U E S T A O NTOLÓGICA II / 7 5
La naturaleza y lo histórico-social
A sí como el ser vivo emerge entendiéndose a sí m ism o co
mo elemento (Ju an , María) y como conjunto (hombre, m édi
co), la organización de la naturaleza se corresponde con esa
organización propia del ser vivo.
El «hecho natural» como tal no existe. La sociedad toma el
«hecho natural» y lo transforma en significación im agin aria social,
fundiéndolo en el m agm a de las significaciones de determinada
sociedad. Por ejemplo, la lluvia puede ser «bendición» o «casti
go » según las condiciones y los espacios en los que se da.
Todo lo aprehendido por la sociedad debe significar algo.
Lo que el individuo recibe del estrato natural (la lluvia, la fe,
los fantasmas) es transustanciado y encuentra su lugar - sig -
76 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
El elemento imaginario
El im aginario social reúne una doble capacidad:
El imaginario radical
Con el im aginario radical Castoriadis reedita, en un plano
ontológico, lo que Sigm und Freud hizo en el m undo p síqu i
co: lo consciente, que es una cara del ser, es un rostro —final
m ente-, una máscara; y el inconsciente, un sistem a consti
tuido por representaciones que han sido reprim idas y cuyo
acceso al sistem a preconsciente-consciente les ha sido dene
gado. Este inconsciente está habitado por una m ultiplicidad
de fuerzas que se entrecruzan y que ocasionalmente acceden a
lo consciente tom ando prestada una forma.
Esta forma, esta representación, tam bién como m agm a, lleva
en sí el m odo de ser de la psique y es fruto de ella.
La sociedad instituida/instituyente
El im agin ario so cial es instituido e instituyente. El indivi
duo es instituido por ese im aginario y a la vez lo instituye.
Los imaginarios
Sería aventurado decir que estos nuevos preceptos de las
ciencias duras - q u e ese «a lg o » indeterm inado o im previsto-
alimentaron el concepto de im aginario. Pero sí es cierto que
el criterio de determ inación científica - y sobre todo el prin
cipio de causalidad—comenzaba a ser seriamente cuestionado.
Si este nuevo m odo de ver la m ateria constituye un desa
fío para las ciencias tradicionales, ¡qué decir de las ciencias
humanas! Desde distintas perspectivas se comienza a intuir
que «alg o » más que meras tradiciones o necesidades confor
man las conductas de los hombres y de las sociedades.
Ese «a lg o », que va más allá de la realidad tangible y que
im pregna de alguna manera los procesos sociales, logra dife
rentes traducciones a través de los intelectuales que coinci
dentem ente surgen hacia los años 60.
En su trabajo «Im aginación social, Im aginarios sociales»,
Bronislaw Baczko señala que lo im aginario fue incorporado
por las ciencias hum anas como elemento vital para el estudio
de las relaciones sociales. A dm ite que esta valoración del
im aginario en la vida social «no podía hacerse sin poner en
duda una cierta tradición in telectu al»’ .
96 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
Paradigmas
La palabra paradigm a rem ite a ejem plo o patrón de a lg u
na cosa o conducta; constituye un modelo de organización o
explicación del mundo. El térm ino adquiere su popularidad
merced al filósofo de las ciencias Thom as Kuhn. En L a es
tru ctura de la s revoluciones cien tíficas (1962) afirm a que las cien
cias no progresan siguiendo un proceso uniforme por la apli
cación de un hipotético m étodo científico. Observa dos fases
diferentes de desarrollo: en un prim er m om ento, se instituye
un am plio consenso en la com unidad científica sobre cómo
explotar los avances conseguidos en el pasado ante los pro
blem as existentes; se crean así soluciones universales a las que
K uhn llam a, precisam ente, «p a ra d ig m a s».
En un segundo m om ento, a m edida que esas soluciones
pierden eficacia, se buscan nuevas teorías y herramientas de
investigación. Si se dem uestra que una nueva teoría es más
eficaz que las existentes entonces es aceptada y se produce
una «revolución científica». Tales rupturas revolucionarias
traen consigo un cam bio de conceptos científicos, problem as,
soluciones y m étodos; es decir, se crean (o instituyen) nuevos
paradigm as.
LA I M A G I N A C I Ó N AL P O D E R / 97
Representaciones sociales
También a comienzos de la década del sesenta el investiga
dor francés y psicólogo social Serge M oscovici (L a influencia
social inconsciente) acuña el término representaciones sociales.
Las representaciones sociales son «form as de pensam iento
de sentido común, socialm ente elaboradas y com partidas,
que les perm iten a los individuos interpretar y entender su
realidad y orientar y justificar los com portam ientos de los
g r u p o s» ” .
Según M oscovici, «no representan sim ples opiniones,
im ágenes o actitudes en relación a un objeto, sino teorías o
98 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
Representaciones colectivas
El término representaciones colectivas suele confundirse con
representaciones sociales. Acuñado a comienzos del siglo XX
por Ém ile D urkheim , las representaciones colectivas com
prenden un cuerpo de creencias, actitudes morales y normas
com partidas por los componentes de una sociedad. Pero, se
gún este autor, la conciencia colectiva es más propia de las so
ciedades sim ples; esto es, aquellas en las que prepondera la
«solidaridad m ecánica» (contrapuesta a la «orgánica»), basa
da en la sem ejanza entre individuos, y donde el proceso de la
división del trabajo está poco avanzado. Estas representacio
nes están constreñidas a determ inados grupos sociales; por
tanto, no son com partidas homogéneamente por todos los
100 / C A S T O R IA D IS Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
Imaginario radical
Tanto los paradigm as como las representaciones sociales
definen qué es una sociedad, qué hace que se m antenga uni
da y qué diferencia a una de las otras. A m bos conceptos sir
ven para explicar el m undo e interpretar los cambios.
Para Castoriadis, la sociedad se mantiene unida porque esta
blece una urdimbre de significaciones sociales que son creadas
por los seres humanos que integran esa sociedad. Esta red es lo
que él denomina m agm a. Ahora bien, el m agm a no es creado
por nadie, sino que todos lo crean. Y al decir «todos crean ese
m agm a» se está diciendo también «nadie» crea el magma.
En ese m agm a está lo que ya se definió como el im agina
rio social.
El im aginario social instituido establece qué es un hom
bre y una m ujer; qué es el Estado, la libertad y la honestidad.
Tam bién da cuenta de qué es un niño, un delincuente, la m o
ral, etc. Según la psicóloga social G ladys Adamson:
9 Ibid.
^ Ibid.
109
110 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL
17 C a rp ió , A ., op.cit.
18 Ibid.
17 T o m a d o d e C a rp ió , op.cit.
22 Ibid.
2 ^ Ibíd.
26 Ibid.
27 Ibid.
28 Ibid.
71 Ibid.
72 Ibid.
41 Ibid.
47 Ibid.
44 Ib id
47 Ibid.
48 Ibid.
47> C a sto ria d is C ., e n tre v ista con F ern an d o U rrib a rri, re v ista Zona
Erógena, n u m . 3 1 , B u e n o s A ire s, 1 9 9 6 . P o ste rio rm e n te C a sto ria
d is la in clu y ó en el lib ro F igu ras de lo pensable (F .C .E ).
57 B a c z k o , B ro n isla w , «Im a g in a c ió n so c ia l, im a g in a r io s so c ia le s» , en
Los im aginarios sociales. Memorias y esperanzan colectivas, N u e v a V i
sió n , B u e n o s A ire s, 1 9 9 1 -
6 ! S e g u im o s a q u í a M a ru L eó n , op. cit.
62 L eó n , M a ru , op. cit.
64 Ibid.
■
Bibliografía
Magma
www.m agm a-net.com .ar
Zona Erógena
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Desde el Margen
Revista de cultura contemporánea editada por Margen.org.
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Iniciativa Socialista
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Agora International
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i
IMAGINARIO RADICAL
ISBN 84-96089-11-8