Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Relámpago del Catatumbo, Estado Zulia, Venezuela. Las descargas eléctricas constituyen
la fábrica de ozono de la Madre Naturaleza. Existen áreas (llamadas de barlovento) en las
que los vientos dominantes son frenados por la configuración del relieve, provocando el
ascenso orográfico de la nubosidad acompañado por numerosas descargas eléctricas. Una
de las áreas más favorables en este sentido es la formada por el valle del río Catatumbo
entre los Andes venezolanos y la serranía de Perijá, al sureste del Lago de Maracaibo. Este
fenómeno es capaz de producir 1.176.000 relámpagos por año produciendo el 10% de la
capa de ozono del planeta.
La capa de ozono fue descubierta en 1913 por los físicos franceses Charles Fabry y Henri
Buisson. Sus propiedades fueron examinadas en detalle por el meteorólogo británico
G.M.B. Dobson, quien desarrolló un sencillo espectrofotómetro que podía ser usado para
medir el ozono estratosférico desde la superficie terrestre. Entre 1928 y 1958 Dobson
estableció una red mundial de estaciones de monitoreo de ozono, las cuales continúan
operando en la actualidad. La Unidad Dobson, una unidad de medición de la cantidad de
ozono, fue nombrada en su honor.
Contenido
[ocultar]
• 6 Enlaces externos
Los mecanismos fotoquímicos que se producen en la capa de ozono fueron investigados por
el físico británico Sidney Chapman en 1930. La formación del ozono de la estratosfera
terrestre es catalizada por los fotones de luz ultravioleta que al interaccionar con las
moléculas de oxígeno gaseoso, que está constituida por dos átomos de oxígeno (O2), las
separa en los átomos de oxígeno (oxígeno atómico) constituyente. El oxígeno atómico se
combina con aquellas moléculas de O2 que aún permanecen sin disociar formando, de esta
manera, moléculas de ozono, O3.
La concentración de ozono es mayor entre los 15 y 40 km, con un valor de 2-8 partículas
por millón, en la zona conocida como capa de ozono. Si todo ese ozono fuese comprimido a
la presión del aire al nivel del mar, esta capa tendría solo 3 mm de espesor.
El ozono actúa como filtro, o escudo protector, de las radiaciones nocivas, y de alta energía,
que llegan a la Tierra permitiendo que pasen otras como la ultravioleta de onda larga, que
de esta forma llega a la superficie. Esta radiación ultravioleta es la que permite la vida en el
planeta, ya que es la que permite que se realice la fotosíntesis del reino vegetal, que se
encuentra en la base de la pirámide trófica.
Al margen de la capa de ozono, mencionemos que el 10% de ozono restante está contenido
en la troposfera, es peligroso para los seres vivos por su fuerte carácter oxidante. Elevadas
concentraciones de este compuesto a nivel superficial forman el denominado smog
fotoquímico. El origen de este ozono se explica en un 10% como procedente de ozono
transportado desde la estratosfera y el resto es creado a partir de diversos mecanismos,
como el producido por las tormentas eléctricas que ionizan el aire y lo hacen, muy
brevemente, buen conductor de la electricidad: pueden verse algunas veces dos relámpagos
consecutivos que siguen aproximadamente la misma trayectoria.
O2 + hν − > O + O2
O + O2 − > O3
O3 + hν − > O2 + O
Durante la fase oscura, (la noche de una determinada región del planeta) el oxígeno
monoatómico, que es altamente reactivo, se combina con el ozono de la ozonosfera para
formar una molécula de oxigeno biatómico:
O3 + O − > 2O2
Para mantener constante la capa de ozono en la estratosfera esta reacción fotoquímica debe
hacerse en perfecto equilibrio, pero estas reacciones son fácilmente perturbables por
moléculas, como los compuestos clorados (como los clorofluorocarbonos3 ) y los
compuestos bromurados.
Para preservar la capa de ozono hay que disminuir a cero el uso de compuestos químicos
como los clorofluorocarbonos (refrigerantes industriales, propelentes), y fungicidas de
suelo (como el bromuro de metilo) (Argentina, 900 toneladas/año5 ) que destruyen la capa
de ozono a un ritmo 50 veces superior a los CFC.
Esperanzas de solución
Notas
1. ↑ Se estima que la concentración de ozono en la ozonosfera es de algunas partículas
por millón. Dicha concentración puede parecer muy pequeña en términos absolutos,
sin embargo, en términos relativos es mucho más alta que las concentraciones que
se presentan en la atmósfera baja, aunque bastante pequeña comparada con la
concentración de los principales componentes de la atmósfera.
2. ↑ hν es la energía del fotón que inicia la reacción
3. ↑ Los más comunes son CFCl3 (freón 11), CF2Cl2 (freón 12), C2F3Cl3 (freón 113) y
C2F4Cl4 (freón 114).
4. ↑ Resolución 49/114 de la Asamblea General de las Naciones Unidas designando el
16 de septiembre como Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono
5. ↑ INTA Balcarce - Sobre el bromuro de metilo y su eliminación
CFC
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Para otros usos de este término, véase CFC (desambiguación).
Los CFC son una familia de gases que se emplean en múltiples aplicaciones, siendo las
principales la industria de la refrigeración y de propelentes de aerosoles. Están también
presentes en aislantes térmicos. Los CFC poseen una capacidad de supervivencia en la
atmósfera, de 50 a 100 años. Con el correr de los años alcanzan la estratosfera donde son
disociados por la radiación ultravioleta, liberando el cloro de su composición y dando
comienzo al proceso de destrucción del ozono.
Moléculas de CFCs obtenidas por la sustitución de átomos de hidrógeno por átomos de
flúor y/o cloro
Contenido
[ocultar]
• 1 Usos y propiedades
• 2 Tipos de CFCs según su comercialización
• 3 Degradación del ozono
• 4 Riesgos
• 5 Alternativas a los CFCs
• 6 Reseña Histórica
• 7 Referencias
• 8 Enlaces externos
• 9 Véase también
Fueron introducidos a principios de la década de los años 1930 por ingenieros de General
Motors, para sustituir materiales peligrosos como el dióxido de azufre y el amoníaco. Hay
muchos CFCs de importancia comercial; se hace referencia a ellos por sus códigos
numéricos comerciales 11, 12 y así sucesivamente.
Por añadidura, la eficacia de la destrucción del ozono aumenta si están presentes nubes
estratosféricas. Esto sucede sólo en el frío de la noche polar, cuando las temperaturas
descienden a menos de 200 K y, en el Antártico, a 180 K o menos. En la primavera
antártica, fundamentalmente en octubre y noviembre, se han registrado cantidades de ozono
notablemente reducidas y menguantes desde 1975. Este fenómeno se conoce el agujero de
ozono. Cuando el sol regresa, la pérdida se recupera rápidamente.3
[editar] Riesgos
Los fluorocarburos son, en general, menos tóxicos que los correspondientes hidrocarburos
clorados o bromados. Esta menor toxicidad puede deberse a una mayor estabilidad del
enlace C-F y, tal vez también, a la menor solubilidad lipoide de las sustancias más
fluoradas. Gracias a su bajo nivel de toxicidad, ha sido posible seleccionar fluorocarburos
que sean seguros para los usos a los que se destinan. No obstante, la supuesta seguridad de
los fluorocarburos en estas aplicaciones ha hecho que se divulgara la falsa creencia de que
los fluorocarburos son completamente inocuos en cualquier condición de exposición.2
Las víctimas de la exposición a fluorocarburos deben ser evacuadas del área contaminada y
recibir un tratamiento sintomático. No se les administrará adrenalina, pues existe la
posibilidad de provocar arritmias o parada cardíaca.2
Las nuevas tecnologías consideran como sustitutos de los CFCs a compuestos distintos a
los HCFC ni de los HFC. Como propelentes de aerosoles se pueden emplear tanto
isobutano como dimetil eter (mezclados con agua para disminuir su inflamabilidad).
Análogamente, los hidrocarburos han sustituido a los CFCs como agentes para formar
burbujas en la fabricación de espumas. Las espumas rígidas, empleadas en el aislamiento de
las paredes de los refrigeradores, constituídas en un inicio por CFC-11 y en la actualidad
por HCFC-141b, serán reemplazadas en un futuro con paneles rellenos de un material
sólido y sellados al vacío. La industria eletrónica está sustituyendo a los CFCs, empleados
como disolventes para limpieza de los circuitos, por limpiadores detergentes acuosos, o está
desarrollando nuevos sistemas de impresión que reduzca el número de etapas de limpieza
necesarias.
El descubridor de la amenaza que suponía el uso de los CFCs fue el científico mexicano
Mario J. Molina (1943), quien el 11 de octubre de 1995 recibió el Premio Nobel de
Química en reconocimiento por sus investigaciones en este campo. El galardón fue
concedido también a su amigo y colaborador el químico Sherwood Rowland, de la
Universidad de California, artífice con él de estos descubrimientos, y al danés Paul Crutzen,
del Instituto Max-Planck de Química de Mainz, Alemania.
Un claro ejemplo del problema de los CFC, de cómo se desarrolló y se resolvió el conflicto,
se encuentra en el libro Miles de millones de Carl Sagan (capítulo 10: "Falta un pedazo de
cielo").