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penas de multa y privación de libertad quienes reproduzcan
sin la preceptiva autorización o plagien, en todo o en parte,
una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier
tipo de soporte.

Traducción
Titulo original:
Qu'est-ce qu'un genre litteraire?
Juan Bravo Castillo y Nicolás Campos Plaza

© Editions du Seuil, 1989

© de la presente edición, pata lengua española, Ediciones Akal, S. A., 2006

Sector Foresta, 1
28760 - Tres Can tos
Madrid - España

Te!': 918061 996


Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN-lO: 84-460-1327-4
ISBN-l3: 978-84-460-1327-3

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Depósito legal: M. 14.732-2006
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Impreso en Cofás, S. A. ,\\tlllfJ'


Móstoles (Madrid)
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106 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO?

Podemos suponer que, en el momento de la génesis del texto, gene- IV


ricidad autorial y genericidad lectorial se superponen más o menos, no Regímenes y lógicas genéricas
sólo porque el autor es también lector, y que no existen inventos genéri-
cos ex nihilo, sino solamente reajustes, amalgamas o extensiones a partir 1I
'
,1
de horizontes genéricos ya disponibles. Sin embargo, cuanto más nos LA EJEMPLIFICAcrON
alejamos cronológicamente -o culturalmente- del contexto en que la
obra vio la luz, las diferencias entre genericidad autorial y lectorial co- Polemizando sobre los conceptos defendidos por Tzvetan Todorov en
rren el peligro de aumentar: la genericidad autorial va ligada al contexto su Introducción a la literatura fontástica, hicimos una breve alusión al he-
de origen, ya que se trata de una constante, mientras que la genericidad cho de que las relaciones que existían entre el texto y su género eran tan- , 'i,
lectorial es una variable que se enriquece (o se empobrece) de todo con- to de pura ejemplificación como de transformación. Existirían pues, al
texto inédito. Por decido de otro modo, si tomamos como punto de re- menos, dos regímenes genéricos distintos. Se trata ahora de comprobar
ferencia el contexto de creación de la obra, el régimen autorial perma- desde una óptica más cercana en qué se distinguen y cuáles son sus rela-
nece intemporal, mientras que el régimen lectorial es cambiante. ciones con los distintos niveles del acto discursivo que tratan los nom-
De este modo, la paradoja borgiana nos ha llevado hasta el punto de te- bres de género.
ner que reconocer que la problemática genérica no es única, sino que se pre- Comencemos por el nivel del acto comunicacional en sus aspectos de
senta, al menos, bajo dos ópticas diferentes: la de la creación del texto y la enunciación, de destino y de función. La respuesta no deja lugar a du-
de la recepción (de ahí la construcción del campo literario como conjunto das: cuando el nombre genérico acomete el nivel del acto cornunicacio-
de obras diferenciadas). Dos cuestiones a las que responden dos fenómenos nal, la relación del texto con el género es generalmente ejemplificadora,
diferentes: la genericidad autorial y la genericidad lectorial (que es el caso es decir, que el texto se limita a poseer las propiedades que lo denotan y
de la clasificación genérica retrospectiva). Pero no hay que mezcladas: ni es- a las que el nombre hace referencia': Esta característica aparece con una
tán en juego las mismas cosas, ni las realia que hay que analizar son igua- claridad meridiana en los géneros ilocutivos (promesa, aserción, amena-
les. En cuanto a la genericidad del texto, formado al mismo tiempo por el za, etc.) o en los géneros funcionales más amplios, sean orales o escritos,
emisor y el receptor, más que ser idéntica, como implícitamente dábamos tales como el sermón, la oración, etc. Pero esto es también válido para
a entender en «Del texto al género»2o, a la genericidad autorial, está en to- todos los nombres de género que se refieran explícitamente al mensaje
das partes y en ninguna al mismo tiempo, dado que el texto sirve de soporte como acto comunicacional global, cualquiera que sea el nivel del acto
a la manifestación de las intenciones genéricas autoriales y de piedra de to- que traten: relato, drama, ficción, dedicatoria, etc. El término relato, por
que a las interpretaciones genéricas de los receptores. Sub determinado por ejemplo, funciona de tal manera que el género al que se refiere está
las primeras y sub determinante de las segundas, es el lugar imposible de una ejemplificado indistintamente en Malone muere de Beckett, el Satiricón
identidad fantasmal. Como ya vimos cuando hablamos de niveles de men- de Petronio, La Guerra de la Galias de César, los Evangelios, etc. Enten-
saje, la problemática genérica sólo puede ser abordada con alguna posibili- dámonos, estos relatos están lejos de ser equivalentes en cuanto a su con-
dad de éxito cuando se relativiza la noción de identidad textual. Pero no tenido y en cuanto a su forma, pero sus diferencias no están en el nivel
está de más recordar que en este capítulo debemos limitamos a los rasgos de la característica que distingue el término relato. En este nivel sucede
sintácticos y semánticos de la genericidad. Por tanto, se impone una pre- lo mismo con Edipo rey o Esperando a Godot que, a pesar de sus diferen-
gunta: ¿es que la distinción entre régimen autorial y régimen lectorial es cias, son intercambiables en lo que respecta al nombre de género drama.
pertinente para todas las determinaciones genéricas independientemente El hecho de que todos los relatos tengan como punto de referencia el tér-
del nivel del mensaje? Y ésta, a su vez, nos lleva a la siguiente: ¿es que los di- mino relato no significa, evidentemente, que se les clasifique dentro de
ferentes niveles de mensaje verbal se refieren a una única y exclusiva lógica los demás nombres de géneros aplicables a cada uno de ellos. Así, si to-
genérica o existen varias? Estas son las dos cuestiones que vamos a abordar mamos como término de diferenciación suplementaria relato de ficción;
a guisa de conclusión. La Guerra de las Galias y, eventualmente, los Evangelios se oponen al Sa-

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1Para esta definición de ejemplificación, véase Nelson GOODMAN, Languages 01 I'i
Art [1969], Indianápolis, Hackett, 1976 red. cast.: Lenguajes del arte: aproximación ,,1'1'
20 Véase op. cit., p. 198. a la teoría de los símbolos, Barcelona, Seix Barral, 1976]. i!¡
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108 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO?


REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS 109
11, I

tiricón y a Malone muere. Comprobamos que, en la denominación rrl« je específico o las de la actividad verbal como tal en tanto que actividad
to de ficción, las relaciones son también ejemplificadoras, puesto que la intencional específicamente humana. :111'
determinación ligada al término ficción participa también del nivel del Podemos abordar la especificidad de la ejemplificación por el sesgo de
acto comunicacional.
la noción de convención. En un estudio anterior habíamos recogido la
Podemos, por tanto, decir que una relación genérica es paradigmát i distinción que hace Searle entre convenciones constituyentes y convenciones
ea cuando la definición de la clase genérica se refiere a propiedades COIJI
partidas por todos sus miembros, es decir, cuando las propiedades impli
cadas en el nombre de género son recurrentes. De que ese sea el caso de
las propiedades que determinan la especificidad del acto cornunicacion.il
reguladoras' pero, siguiendo a Sreve Mailloux", nos gustaría añadir un ter-
cer tipo, las convenciones de tradición. Las convenciones constituyentes
instituyen la actividad que regulan, dicho de otra forma, la actividad se
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"

produce por las convenciones y no existe fuera de ellas: por tanto, la di-

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'11
no hay por qué extrañarse: un autor sólo puede escoger una actitud di.~ gresión sólo existe como fracaso del acto a realizar. Las convenciones re-
1
1

cursiva, y no creada o transformada; forma parte de los universales prag guladoras prescriben actividades futuras, pero sin instituidas como tales:
1

máticos, es decir, de las condiciones trascendentes (al mensaje realizado) se puede hacer una digresión sin que eso suponga al mismo tiempo hacer
1
'1'
en virtud de las cuales una cadena de sonidos o de marcas escritas pUl' que fracase el acto que pretende regular. Las convenciones de tradición re-
de convertirse en un mensaje humano. miten una actividad actual a actividades anteriores propuestas de mode- ',:,I!I

Veamos este sencillo caso: hacer una pregunta es una actividad que los reproductibles; seleccionan regularidades en actividades anteriores r
puede realizarse de múltiples maneras; sin embargo, parece razonable ad- proponiendo su reproductibilidad, pero sin prescribida: alejarse de una
mitir que esta actitud discursiva es siempre la misma, cualquiera que sea convención de tradición equivale a modificada.
el tipo de pregunta que se haga, la manera de planteada o la persona qUl' El régimen de la ejemplificación determina evidentemente conven-
la haga, sea Sócrates, una cortesana japonesa, un indio hopi, una madre ciones constituyentes: las convenciones del relato (<<alguienrelata suce-
esquimal o un maestro francés. No obstante, los géneros determinados sos reales o ficticios»), lo mismo que el drama (<<alguienencarna a un
en el nivel comunicacional también parecen referirse a hechos que son personaje e imita enunciados y acciones»), hacen posible la actividad en
invariables y conllevan una pragmática fundamental de uso del lenguaje cuestión, y un relato o un drama sólo existen en tanto en cuanto ponen
verbal. Para algunos nombres de géneros, esto se debe al hecho de que en práctica las convenciones pertinentes. Ésta es la razón por la cual los
trascienden la esfera de la literatura y se refieren a actitudes intenciona- nombres de géneros ligados al régimen de la ejemplificación no admiten
les «naturales» (empleamos el término en el sentido de William Labov digresiones: uno no se aleja de una convención constituyente, fracasa al
que diferencia la narración natural de la narración literaria-): es el caso ponerla en práctica. Una actividad en la que el agente no encarna a un
del relato, de la oración, de la endecha, etc. Pero si queremos admitir que personaje, generalmente ficticio, del que imita los hechos y los gestos, no
las prácticas lúdicas (que llamamos literatura) forman parte de las posi- es una forma marginal del drama, sino otra cosa, por ejemplo, otra acti-
bilidades culturales específicas de la especie humana, no debemos extra- vidad verbal (un relato, una pregunta, etc.) o una actividad no verbal
ñamos cuando descubrimos que algunos nombres de géneros que se re- (una acción física, etcétera).
fieren a actividades literarias en el más estricto sentido del término El régimen de la ejemplificación va ligado a un cierto número de fac-
participan de la misma lógica, como por ejemplo, el término ficción, del tores. El más importante es, sin duda, que los géneros determinan sus
que nos parece razonable admitir que es generalmente literario y, al mis- instancias textuales siempre globalmente: las determinaciones genéricas
mo tiempo, un universal pragmático. funcionan como paréntesis rigiendo la globalidad del sintagma verbal
Claro que podemos discutir si talo cual factor comunicacional espe- que realiza el acto comunicacional en cuestión. En la mayoría de los ca-
cífico es universal o no, pero el hecho de que los hombres se comuni- sos, eso quiere decir que los nombres de este tipo se refieren al texto o a
quen entre sí, de que se comprendan más allá de las fronteras de las len-
guas, presupone la existencia de factores universales, trascendentes a los ,Ii

mensajes individuales. La individualidad del mensaje sólo es posible so-


3 Véase «Aesopus auctor inventus», Poétique 63 (I958), p. 360. Marie-Laure
bre un fondo de convenciones compartidas, bien sean las de un lengua-
RYANhace la misma distinción en «On the Why, What and How of Generic Taxo-
nomp', Poetics 10,2-3 (1981), p, 121.
4 Véase Steven MAILLOUX,Interpretatiue Conventions. The Reader in tbe Study 01
2 William LABov, Language in the Inner City, Pensilvania, University of Pennsylva-
American Fiction, Ithaca, Cornell University Press, 1982, pp. 126-139. Sin embargo,
nia Press, 1972.
no le seguiremos cuando reduce la lógica genérica a las convenciones de tradición.

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la obra en su unidad: cuando decimos que Fedra es un drama (en el scn cartas y contiene, casi al final, partes del diario de Alissa. Lo que hay que
ti do de ficción dramática), es el conjunto de la obra la que se refrenda hacer en ambos casos es bastante complejo. En La Puerta estrecha, por
por este nombre y no una de las partes. Del mismo modo, cuando Il'l' ejemplo, los tres actos comunicacionales, relato, diario y cartas, no se si-
mos jacques el Fatalista, lo abordamos globalmente como relato, y sien túan al mismo nivel, puesto que la inserción del diario y de las cartas tie-
do más precisos, como un relato de ficción, aunque las dos terceras par ne su justificación en el relato, de manera que estas dos ejemplificaciones
tes del texto se presenten tipográficamente como diálogos dramáticos; genéricas son reproducidas, citadas o representadas en el interior de este
basta con que vayan en marcados por pasajes narrativos de ficción para acto comunicacional envolvente que es el relato. Sin embargo, la autono-
I
que el conjunto del texto sea leído como una «novela». En abstracto mía genérica de las cartas y del diario no se queda mermada, y no se mez-
nada nos impediría, evidentemente, considerar la voz narrativa como clan con el relato: cada determinación conserva su propia identidad y su
voz dramática suplementaria, lo que demuestra que la característica rela esta tus global. Una carta es siempre una carta aunque la reproduzca un
to es indisociable del reconocimiento de factores de intencionalidad, y narrador, pues está situada en el marco de un relato que la engloba, yal
todo ello porque asociamos el marco narrativo a una intencionalidad de contrario, una carta puede perfectamente contener un relato: siempre
relato más que a la de una voz dramática (la de su autor, Diderot), por será una carta, lo mismo que el relato continuará siendo un relato. Por
lo que el texto global se nos presenta como una ejemplificación del gé- tanto, un acto comunicacional puede englobar otros actos cornunicacio-
nero relato más que como didlogo dramático, a la manera de El sobrino de nales o ser englobado por éstos sin que esta jerarquía merme la lógica de
Rameau; por ejemplo. Evidentemente, también se produce la relación la ejemplificación genérica global propia de cada uno de ellos. Incluso
inversa: para poder identificar correctamente la intencionalidad genéri- cuando un acto comunicacional se realiza fragmentariamente, este frag-
ca, hay que saber interpretar los rasgos textuales pertinentes. Son sobre mento remite al acto en sí mismo: aSÍ, en La Puerta estrecha, la mayoría
todo las diferencias funcionales de sus marcos narrativos las que nos per- de las cartas sólo están reproducidas parcialmente y, sin embargo, en to-
miten asociar a jacques el Fatalista y a El sobrino de Rameau a actos co- das las ocasiones, el segmento textual en cuestión es una ejemplificación
municacionales diferentes, por una parte el relato y, por otra, el diálogo del acto comunicacional epistolar en sí. Podemos, pues, representar los ac-
dramático (indirecto). El marco narrativo de El sobrino de Rameau sigue tos comunicacionales como un conjunto de paréntesis que contienen seg- :iI
el decorado y las circunstancias de una conversación: «Que haga bueno mentos textuales que, cualquiera que sea su función sintáctica, pueden ser
o malo, tengo la costumbre de dar un paseo a las cinco de la tarde al Pa- considerados como otras tantas ejemplificaciones de actos globales, bien
lacio Real.. .»5 Ninguna de las intervenciones posteriores de la narración se presenten de una manera lineal o encadenados entre sí". En el caso de
trata de desmentir esta función de casi-didascalia. Por el contrario, el los dos relatos de Gide, la representación exhaustiva de los distintos actos
marco narrativo de jacques es muy distinto. Podemos decir que pone en representados sería larga y costosa dada su integración parcialmente ato-
escena la ambigüedad constitutiva de la literatuta narrativa, ser al mismo mizada en el relato envolvente. Una representación gráfica parcial (prin-
tiempo una narración de acontecimientos y una invención; de tal forma cipio y fin) de La Puerta estrecha tendría más o menos este aspecto:
que sirve a la vez para narrar hechos y para incluir el acto narrativo como
un acto que, insistentemente, se presenta como ficción absoluta y, desde 8
R{495 C(512J D(581-595J 59S}
el comienzo, desenvuelta: «¿Cómo se encontraron? Por casualidad, como
todo el mundo. ¿Cómo se llamaban? ¿Os importa ... ?»6.
Pero las nociones de unidad textual y de globalidad discursiva no son Este esquema sólo tiene evidentemente un valor heurístico, pero mues-
pura y simplemente intercambiables. Así, existen casos en los que el tex- tra de una manera visual por qué los nombres de géneros que se refieren a
to, cualquier obra, se compone de varios actos intencionales diferentes,
que se refieren a nombres genéricos diferentes. Por ejemplo, Los Falsos
7 Cuando E. D. Hirsch define el género intrínseco como «el sentido del mensa-
Monederos, que es un relato en tercera persona, contiene páginas extraí-
je global [that sense 01 the whole] por el que un intérprete puede comprender co-
das de un diario íntimo (el diario de Édouard); del mismo modo, La
rrectamente cualquier parte» (op. cit., p. 86), esta definición conviene perfectamen-
Puerta estrecha, que es un relato en primera persona, está entrecruzado de te a las determinaciones del nivel comunicacional; por el contrario, nos parece
demasiado fuerte para las determinaciones semánticas y sin tácticas.
8 R = relato; e= carta; D = diario; cada acto abarca los segmentos textuales que
5 DIDEROT, CEuvres, París, Gallimard, 1951, p. 395. rige, comprendidos entre paréntesis. La paginación corresponde a André GIDE, Ro-
6 Ibid., p. 475. mans, Récits et Soties Oeuvres lyriques, París, Gallimard, 1958.
i I
112 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO? REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS 113
111

actos comunicacionales implican una determinación global: identifica una les", dos textos que compartan los mismos segmentos textuales supra- 1[1

actitud discursiva que domina los segmentos textuales que se encuentran frásticos de alguna importancia. Pero incluso teniendo en cuenta unos iI
a su alcance. También observamos que si la relación es paradigmática, no criterios de identidad textual menos severos que la estricta identidad sin- I
11

es solamente porque la actitud intencional preexista como posibilidad que táctica y semántica, es decir, incluso situándonos al nivel, por ejemplo,
trasciende a cada acto específico, sino también porque las propiedades se- de los procedimientos literarios, la ejemplificación no deja de ser un caso
mánticas y sintácticas individuales, que son generalmente no recurrentes, límite ideal. Si analizamos, por ejemplo, la utilización del término trage-
no intervienen en la definición genérica en cuestión. dia sin tener en cuenta su contexto histórico específico (en la Grecia an-
Otra característica típica de los nombres de géneros que remiten a pro- tigua, por ejemplo, o en la época isabelina, o en el teatro clásico francés),
piedades comunicativas reside en el hecho de que van ligadas normal- constatamos que ha sido tematizado esencialmente a escala de los rasgos
mente a descripciones contrastivas y a definiciones de comprensión. Re- sintácticos y semánticos de las obras: la naturaleza de la acción de los
cordemos que una descripción contrastiva es una descripción que, por su personajes, la dinámica secuencial de la representación, yendo de la ex-
objeto, selecciona unos rasgos por los que es posible oponeda a otros ob- posición a la catástrofe final, la importancia concedida a la representa-
jetos: cuando decimos que no importa qué relato ejemplifica igualmente ción de acontecimientos (en la tragedia isabelina) o su substitución por , 1

el nombre genérico relato, sólo retenemos los rasgos descriptivos que glo- la narración de sucesos (en el teatro clásico francés), la presencia o au- ,.jli
balmente permiten diferenciado, por ejemplo, de la representación dra- sencia de un coro, la existencia o inexistencia de una subdivisión en ac-
mática. Del mismo modo, no tenemos en cuenta las diferencias internas tos, el número de actos, el empleo de prosa o verso (o incluso la mezcla
del corpus en cuestión, lo que permite una definición en comprensión, en de ambos), el tipo de verso utilizado, y así suma y sigue. Refiriéndonos
este caso una definición capaz de enumerar las condiciones suficientes y a estos rasgos textuales específicos, el término está fatalmente sometido
necesarias que una obra debe cumplir para ser considerada un relato. a diferenciaciones internas, es decir, a un contexto histórico: de ahí la ne-
Hay que añadir una importante precisión respecto al estatus de la ejern- cesidad de distinguir entre tragedia griega, tragedia romana, tragedia isa-
plificación genérica: lo que está en cuestión no es una especificidad de cier- belina, tragedia clásica francesa, etc.; o más aún, en el dominio interno de :!I
tos textos opuestos a otros textos. En la medida en que todo texto es un una esfera lingüística y cultural -por ejemplo en Inglaterra-, entre tra- '11
mensaje, cualquier texto puede ser aprehendido a escala de las actitudes dis- gedia isabelina, tragedia jacobea y tragedia de la Restauración. Por tanto, 1"
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cursivas que lo regulan, según el régimen de la ejemplificación. El punto este movimiento de diferenciación interna no tiene, una vez iniciado,
¡!I
decisivo es que, cuando los nombres de los géneros van ligados al régimen casi ningún punto de apoyo. Así, pasaremos, por ejemplo, de la contex- 11

de la ejemplificación, la obra es captada como realización de un acto co- tualización histórica a la contextualización autorial. Lo mismo construi-
111:
municacional global y no como un mensaje específico: vale como ejemplo remos la tragedia de Marlowe o la tragedia de Shakespeare. Por supuesto, :1

de una estructura intencional que la precede y que la instituye como acto in- podremos intentar oponerlas contrastivamente: héroes sobrehumanos en
teligible, y no como una estructura textual individual. Y al contrario, está Marlowe (Tamerlán, Fausto), o héroes débiles por deficiencias caracte-
claro que cada corpus delimitado contrastivamente puede ser estudiado riológicas en Shakespeare (Hamlet, Otelo, Lear, Macbeth). Pero esta
dentro de una óptica interna, pero, dicho esto, abandonamos el régimen oposición contrastiva es inestable: Fausto, aun siendo sobrehumano, se
paradigmático por el régimen contrario, en el que las determinaciones ge- encamina hacia su perdición a causa de un defecto de carácter (el orgu-
néricas son unas variables que dependen de las obras individuales. En este llo). Por el contrario, Lear, que cae en la adversidad a causa de un defec-
caso, ya no nos situamos a nivel del acto comunicacional, y ampliamente to del carácter, se transforma al final de la obra en una figura de mártir ¡il!
intencional, sino en el de la realización efectiva de este acto, por tanto en el
nivel del texto como unidad semántica y sintáctica.
9 Arthur Danto ha demostrado que la imitación, la repetición y la cita no tienen
el mismo estatuto lógico; por tanto, la cita no es idéntica a la repetición: citar en una :!'1'
LA MODULACIÓN GENÉRICA obra concreta el fragmento de otra obra no es repetir el fragmento en cuestión, sino
1

u
relacionado: el referente ya no es e! referente de! texto citado sino e! texto en sí mis-
En el nivel del texto como entidad sinráctica y semántica, la imposi- mo. Esto significa que, hablando con propiedad, los fenómenos de la cita no son fe-
bilidad de una relación puramente paradigmática se debe prima focie al nómenos de identidad textual (véase Arthur DANTO, The Transfiguration 01the Com-
hecho completamente banal de que casi no existen, excepto en el uni- monplace, Cambridge, Harvard Universiry Press, 1981, pp. 37-38 red. cast.: La
verso borgiano, y poniendo entre paréntesis los fenómenos situaciona- transfiguración del lugar común: una filosofia del arte, Barcelona, Paidós, 2002].

,
114 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO? REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS 115

casi sobrehumano. Pero tampoco existe ninguna razón que nos fuerce a van ese nombre no contarían en la determinación del género. Y no hay
detenemos en la obra global de un autor: es posible establecer diferen- nada de eso: entre las diferencias las hay que son genéricamente pertinen-
cias en el interior de una contextualización autorial para encontrarse fi- tes, y en este sentido la denominación de forma fija es stricto sensu abusi-
nalmente con las obras individuales (por ejemplo, Otelo = tragedia de los va. Sabemos que el soneto tiene numerosas variantes formales; por ejem-
celos; Hamlet = tragedia de la indecisión, etc.). A partir de ahí, podrá rei- plo, en el interior de la estructura de catorce versos existen variaciones que
niciarse un nuevo movimiento en sentido inverso: podremos partir de afectan a la organización métrica, gramatical o tipográfica de las subes-
una obra individual -por ejemplo, Macbeth- para abstraer un modelo tructuras: a veces las reglas prescriben una subdivisión en una octava (com- '1

genérico titulado tragedia de la ambición y, a continuación, enriquecer y puesta de dos cuartetos) y una sextilla (soneto italiano"}, otras veces en- ,11

1I1I
variar este modelo con obras de otros autores isabelinos (podremos aña- contramos una subdivisión en tres cuartetos y una estrofa (soneto
dir Tamerldn el Grande de Marlowe), o postisabelinos. Cualquiera que isabelino), etc. Variaciones del mismo género se pueden encontrar en las
111,

sea el camino elegido, el fenómeno es siempre el mismo: los términos ge- reglas que conciernen al sistema rítmico de los versos y su longitud, es de-
néricos que se refieren a rasgos textuales son merecedores de una lógica cir, al número de pies o al número de sílabas, o también al esquema de las
de diferenciación interna, en el sentido de que el texto individual no rimas, y así suma y sigue. Estas variaciones son pertinentes desde el punto
ejemplifica simplemente unas propiedades fijadas por el nombre de gé- de vista de la determinación genérica: la división en tres cuartetos y una
nero, sino que modula su comprensión, es decir, instituye y modifica las estrofa obliga, por ejemplo, a los poetas isabelinos a una conclusión epi-
propiedades pertinentes. Pasamos así de la identificación genérica para- gramática, mientras que la organización del soneto italiano, menos con-
digmática a la identificación genérica moduladora. trastada, permite una organización semántica más equilibrada. Hay un he-
En el régimen de la modulación genérica, las determinaciones no son de cho importante, la regla de catorce versos no es absoluta, como lo
orden global sino parcial, es decir, que no determinan la obra con respecto a demuestra una ojeada a algunas antologías de poesía inglesa: Ceorge Peele
la actitud pragmática o discursiva que insta, pero explican ciertos segmentos publica un soneto compuesto de tres estrofas de seis versos cada una, John
sintácticos o semánticos. Estas determinaciones no podrían justificar la tota- Suckling es el autor de un soneto de cinco estrofas de siete versos (!), Cay
lidad de la cadena sintáctico-semántica (aunque puedan justificar exhausti- llama sonetos a sus églogas pastoril es cortas independientemente del nú-
vamente tal o cual aspecto de esta cadena, como por ejemplo el número de mero de versos, Hopkins escribe sonetos de quince versos, etcétera!'. Po- ili
1
sílabas de un poema), porque un nombre de género con tal fuerza determi- demos recordar también la práctica del sonetto caudato, que se sucede en
1

nante se identificaría sencillamente a un texto concreto y a las copias fieles varios versos suplementarios, generalmente de un tono satírico, así como
de este texto (o al menos a las copias ligadas al mismo contexto). el submerged sonnet, del que encontramos numerosos ejemplos en el Paraí- I!I
Sin embargo, antes de continuar con el análisis de las diferentes caracte- so Perdido y que no se somete a la regla de los catorce versos!", Evidente-
rísticas que van ligadas al régimen de la modulación genérica, conviene pre- mente, comparados a la gran masa de sonetos regulares, estos poemas son
guntarnos si es verdaderamente lícito reagrupar todos los nombres que se re- excepciones; pero el hecho mismo de que estas excepciones sean posibles,
fieren a la realización textual bajo el régimen de la genericidad moduladora. y sobre todo que la "definición» de género sea variable en lo que se refiere
Existe al menos un tipo de fenómenos genéricos que parece recalcitrante: es a estas excepciones, demuestra que no nos encontramos ante una lógica de 1

el de las formas fijas y, con más precisión, el de los nombres de géneros que la ejemplificación. Consideraciones del mismo tipo se impondrían si tu- 1 1
1

se refieren a rasgos de nivel sintáctico o semántico ligados a reglas explícitas viéramos en cuenta los condicionamientos semánticos y temáticos: el so-
y que parecen dar lugar a fenómenos de estricta recurrencia. Tomemos el neto epigramático shakesperiano obedece a unas reglas semánticas que son
caso del soneto: ¿no obedece a una determinación global (las reglas del so- muy diferentes del soneto lírico romántico; igualmente, la tradición de los
neto, se podría decir, prescriben su figura formal global: número de versos,
organización de estrofas, rimas, etc.), contrastiva (desde el punto de vista de
10 Hasta más o menos el año 1300, la octava estaba subdividida en cuatro dísticos
la especificidad del género, un soneto de Petrarca y un soneto de Shakespeare
(identificables en los manuscritos por su inicial mayúscula), pero no es hasta Petrarca
son intercambiables y opuestos igualmente a cualquier otra forma poética) y
cuando la subdivisión de la octava en dos cuartetos le gana el pulso a la subdivisión en
recurrente (las reglas del soneto se aplican en todos los sonetos)? Entonces,
dísticos. Véase E. H. WILKINS, «Linvenzione del sonetto», en R. Crernante y M. Paz-
¿el soneto no obedece al régimen de la ejemplificación?
zaglia (eds.), La metrica, Bolonia, Sociéta Editrice Il Mulino, 1972, p. 28l.
A primera vista la objeción me parece válida, pero no resiste a un aná- 11 Véase también A. Fowler, op. cit., p. 134.
lisis más detallado. En primer lugar, si la lógica genérica del soneto era pu- 12 Véase A. K. NORDO, «The Submerged Sonnet as Lyric Moment in Miltonian
ramente paradigmática, las diferencias eventuales entre los poemas que lle- Epic», Genre IX 1 (1976), pp. 21-35.
116 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO' REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS 117

sonetos amorosos forma una línea genérica específica cuya historia no es la un elogio fúnebre de X creyendo que está muerto cuando en realidad si-
misma que la del soneto religioso o heroico. gue vivo, habré fracasado al realizar el acto comunicacional de elogio jU-
Podemos ir todavía más lejos: incluso si todos los sonetos obedecen nebre. Claro que si mi texto fracasa en la ejemplificación del género ele-
exactamente al mismo esquema métrico, tampoco nos encontraríamos con gido en lo que respecta a las presuposiciones comunicativas (al menos de
una relación de ejemplificación genérica. Nos situamos aquí en el centro de una manera inmediata ... ), no es menos cierto que está temáticamente li-
la diferencia entre el nivel del acto comunicacional y el del mensaje efecti- gado a la clase de los elogios fúnebres. Dependiendo del cristal con que
vo como realización semántica y sintáctica específica de este acto. Hemos se mire, la cuestión está en saber si pertenece o no a este género, ya que
visto que el estatus genérico del acto comunicacional no es un hecho de tex- en cada caso se obtendrá respuestas totalmente opuestas.
tualidad (aunque dé lugar a rasgos textuales) sino un hecho de intenciona- En todo caso, vemos que las convenciones del soneto, como las de todas
lidad. Cuando el nombre de género se refiere al nivel intencional, el texto las formas fijas, son convenciones reguladoras y no constituyentes. Pero tam-
realizado permanece genéricamente inerte: ésta es precisamente la razón por bién se diferencian de las convenciones exclusivamente tradicionales ligadas
la que el acto comunicacional sólo puede ejemplificar, es decir, poseer la a géneros hipertextuales, Debemos, pues, distinguir, dentro de la generici-
propiedad a la que hace referencia y que lo denota. Decir que La Princesa dad moduladora, entre la aplicación de una regla y las relaciones genéricas
de eleves es un relato quiere decir que la obra ejemplifica la propiedad del no motivadas por una prescripción explícita. Cuando un nombre de género
relato, la propiedad que la denota. Otra cosa sucede cuando la determina- se refiere a una regla explícita, la relación primordial es la que hay entre un
ción genérica se refiere al mensaje realizado, que concierne a las propieda- texto y esta regla, y es del orden de una aplicación, mientras que, cuando se
des sintácticas y semánticas del texto: cuando decimos que el poema de refiere a una clase histórica, la relación es ante todo del tipo de semejanza y
Baudelaire «Sobre el Tasso en prisión de Eugene Delacroix» (Las Flores del diferencia entre textos. Ni que decir tiene que, en realidad, una gran canti-
mal, CXLI) es un soneto, ponemos en relación unos hechos sintácticos (y dad de textos se refiere al mismo tiempo a convenciones reguladoras y a con-
eventualmente semánticos) no con unos hechos de orden superior que los venciones tradicionales, aplicando reglas explícitas (o transgrediéndolas) e
primeros ejemplificarían, sino más bien con hechos del mismo tipo, es de- imitando a otros textos (o diferenciándose de ellos): es el caso del soneto.
cir, con otros textos llamados sonetos: de pronto nos encontramos ante una I
Comprobamos pues que los nombres de géneros pueden tener múlti-
relación de semejanza y de diferencia entre textos, y no ante una relación ples referentes: propiedades comunicativas, normas reguladoras, clases ex-
de ejemplificación entre un texto y una propiedad comunicativa. tensivas. La idea de que el referente de cada nombre de género debe ser
Se podría objetar que el soneto obedece a unas reglas que están ex- una clase extensiva es, como poco, una simplificación abusiva. Esta es la
plícitamente formuladas en los tratados de poética y que los sonetos in- razón añadida que hace de la problemática genérica algo irreductible a una
dividuales ejemplifican estas reglas. Es verdad que los géneros ligados a problemática de la clasificación. La utilización puramente extensiva de los
reglas explícitas no se acomodan simplemente a través de unas relaciones nombres de géneros está desigualmente repartida según la época. Así, en
miméticas entre textos, sino también por una aplicación de directivas Francia, la noción misma de género (en el sentido de tipos de texto) apa-
que llevan una existencia independiente de la cadena de textos que las rece por primera vez, creemos, en Du Bellay, en la obra Definsa e Ilustra-
aplican. En este sentido, un género como el soneto se distingue de un ción de la lengua francesa (1549), pues los tratados anteriores hablan más
género como la novela, por lo que tendremos que tener en cuenta esa di- bien de «manera», o de «tamaño», es decir, que miden la genericidad esen-
ferencia; pero no es menos cierto que la aplicación de reglas forma par- cialmente bajo el ángulo de prescripciones técnicas. Ronsard será el pri-
te de la genericidad moduladora y no es una relación de ejemplificación. mero en publicar en vida sus Obras completas agrupándolas por géneros,
Un soneto no es un ejemplo de reglas que pone en juego; no puede ser- pero habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XVI para que la eti-
lo, porque una regla (una norma reguladora) no se realiza, se aplica, lo queta genérica sea «obligatoria», indicio del hecho de que desde entonces
que no es lo mismo. Eso se debe al hecho de que una regla no es una los nombres genéricos posee una función clasificatoria'>.
propiedad textual, sino la prescripción de una propiedad. De ahí que un Sea como fuere, son sin duda los nombres de géneros los que se refieren
poema pueda desviarse de la normalidad genérica del soneto y continuar exclusivamente, o al menos esencialmente, a clases textuales que son las más
siendo un soneto: el cambio de reglas o de una parte de ellas forma par-
te de las posibilidades intrínsecas del género. Hemos observado que en
lo que respecta a la ejemplificación, la idea de desviación es muy distin-
13 Esta información está recogida de Hélene NAls, «La norion de genre en poé-
ta: todo lo que podemos decir es que un texto consigue o no ejemplifi-
sie au XVII' siecle: étude lexicologique et sérnantique», en Guy Demerson (ed.), La
car una u otra propiedad refiriéndose al acto comunicacional. Si escribo a
Notion de genre la Renaissance, Ginebra, ed, Slatkine, 1984, pp. 103-127.
118 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO' REGÍMENES Y LOGICAS GENÉRICAS 119

difíciles de analizar y de manejar. Por otra parte, la noción de similitud es in- mezclándolos, o bien invirtiéndolos, etc. Los índices se encuentran funda-
trínsecamente indefinida!", lo que explica a la vez la inestabilidad semántica mentalmente en el aparato paratextual (título, subtítulo, tejuelo genérico,
de los nombres de géneros que defienden una simple similitud formal y te- declaración de intención, etc.), y más ampliamente en el contexto autorial y
mática (cuento, novela corta, novela, etc.), y su continuidad histórica (facili- literario, mientras que los rasgos son intratextuales. Es importante distinguir
tada por esta variabilidad semántica). Por otra parte, las clases textuales así los índices genéricos de los rasgos genéricos, pero también de los marcadores 1I
,'!
genéricos. La función de los índices es metatextual y su estatus es orientati-
1

configuradas pueden estado, al menos, de dos maneras diferentes: la exten- :1


1

"
sión del nombre genérico es el resultado o bien de una constitución históri- vo, ya que tratan de canalizar el trabajo de lectura, permitiendo que el lector 1
il,'1

ca progresiva, o de una clasificación meramente retrospectiva, establecida in- sitúe el texto respecto a su horizonte de previsión genérico. La función de los
dependientemente de todo lazo de motivación causal y de transmisión rasgos genéricos es puramente estructural y su estatus no es ostentatorio. La lI 1,

histórica entre los diferentes textos. Tenemos todavía que añadir una distin- relación entre índice y rasgos se parece al que existe entre la fachada de una !!
ción adicional en el interior de la genericidad moduladora, entre las clasesge- casa y los materiales que la componen: sabemos que la fachada puede ser en-
1,
1

nealógicas cimentadas sobre relaciones hipertextuales y las clases analógicas, gañosa15. En lo que respecta a los marcadores genéricos, éstos son la huella 1'"

fundamentadas sobre la simple similitud causalmente indeterminada. To- textual de factores que ponen de manifiesto el nivel comunicacional: se dis- I1I

memos como ejemplo el cuento filosófico. Se trata de un género histórico, tinguen de los rasgos genéricos al ejemplificar una propiedad intencional, 1

es decir, de un conjunto hipertextual (en el sentido de Gérard Genette) cuyo mientras que los demás modulan características textuales. 1

modelo se remonta al menos a Luciano y que conoció su época de esplen- Raymonde Debray Genette, en un estudio introductorio a Un corazón 111

dor en el siglo XVIII con Swift, Voltaire y Diderot; pero al fundarse en crite- sencillo"; nos muestra la diferencia que puede existir entre índice y rasgos 1

rios de semejanza específicos, se exportó el término: es así como el cuento fi- genéricos, así como la desviación que puede existir entre genericidad auto-
losófico se considera también un género de la literatura budista. Si rial y genericidad lectorial. El texto de Flaubert lleva la etiqueta de cuento,
trasponemos el nombre de género al conjunto de la tradición occidental y de término todo terreno de la segunda mitad del siglo XIX, ya que puede de-
las distintas tradiciones orientales, nos encontramos con una clase cuya lógi- signar cualquier relato breve. Este índice paratextual no refleja la compleji-
ca de constitución es múltiple -que no es el caso si nos limitamos única- dad genérica del texto, complejidad que sólo es accesible en el estudio pre-
mente al cuento filosófico occidental: no existen lazos hipertextuales entre la liminar. Raymonde Debray Genette demuestra el complejo trabajo de
tradición inaugurada por Luciano y el cuento filosófico de la literatura budis- escritura de Flaubert que oscila entre el realismo de Balzac y la moralidad
ta-. Dicho de otra forma, el género, que abarca al mismo tiempo al cuento legendaria, aislando seis elementos que van en la línea de la novela realista:
occidental y al cuento oriental es un género lógicamente híbrido, fundado la frecuencia de indicadores temporales, los desarrollos en los que esboza el
en parte sobre la simple similitud causalmente indeterminada y en parte so- carácter de Félicité, la importancia que concede, típica de la obra de Balzac,
bre lazos hipertextuales. Por supuesto, incluso un conjunto genérico limitado al mundo exterior, las intrusiones y comentarios del narrador, las expansio-
a una esfera cultural o nacional específica no es necesariamente hipertextual nes descriptivas así como las justificaciones explicativas. Pero al mismo
en toda su extensión: algunos textos de un corpus de tendencia dominante tiempo podemos observar un trabajo en sentido contrario, hecho de res-
hipertextual pueden estar unidos por unas relaciones de semejanza no fun-
dadas en una relación causal. Las clases genéricas son a menudo impuras, y
sólo un análisis detallado puede dar cuenta exacta del lugar respectivo que 15 La distinción entre los índices textuales que permiten reconocer un género y los

ocupan las relaciones de semejanza pura y las relaciones hipertextuales. rasgos textuales que modulan una característica genérica no es fácil de hacer. Sabe-
Al utilizar el término de relación hipertextual, quizá damos a este adjeti- mos que muchos géneros han ido ligados a ciertos tipos de nombres de personajes:
vo un sentido más amplio que el que le otorga Genette. Definimos como re- Ayax es un nombre heroico, utilizable en una tragedia o una epopeya, pero no en una
comedia; por el contrario, Tiryre, perfectamente adaptado a la poesía pastoril, nun-
lación genérica hipertextual toda posible ilación que se pueda establecer en-
ca habría sido aceptado como nombre de personaje trágico. ¿Hay que considerar en-
tre un texto y uno o varios conjuntos textuales anteriores o contemporáneos
tonces estos nombres como índices, permitiendo al lector identificar el género al que
de los que, sobre la base de rasgos textuales o índices diversos, parezca lícito pertenece el texto? En el caso de elementos paratextuales ligados a especificidades ge-
pensar que han funcionado como modelos genéricos en el momento de la néricas (por ejemplo, ciertos títulos) nos encontramos ante simples índices de identi-
creación del texto en cuestión, bien imitándolos, bien diferenciándose, bien ficación, pero desde el momento en que se plantea la cuestión respecto a los elemen-
tos intratexruales, la decisión es más difícil, y a veces imposible.
16 Raymonde Debray GENETTE, «Réalisme et symbolisme dans Un aeur simple»,
14 Véase página 47. Métamorphosesdu récit, París, Seuil, 1988, pp. 151-199.
120 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO~ REGÍMENES Y LC)GICAS GENÉRICAS 121

tricciones y compensaciones, y todo esto unido a una motivación fuerte- nericidad autorial, dado el carácter múltiple de las lógicas de semejanza).
mente simbólica basada en una moralidad legendaria: Félicité se nos pre- La distinción entre genericidad autorial y lectorial no se solapa, sin em-
senta como un personaje ejemplar, dedicada una parte importante de la bargo, con la del nivel comunicacional y textual del acto literario. Además,
obra al conflicto religioso entre el Bien y el Mal; por ejemplo, el episodio tenemos que añadir que la cuestión de las convenciones asociadas (consti-
del toro posee en el manuscrito una dimensión claramente simbólica, mos- tuyentes, reguladoras o tradicionales) no se plantea como clases analógicas
trando al animal como una fuerza diabólica (esus dos pupilas brillaban por el hecho mismo de su estatus exclusivamente lectorial.
como dos carbones al rojo vivo en la penurnbra»), concediendo a la inter- Cuando se comparan los tres regímenes moduladores y se analizan los
vención de Félicité un don milagroso. En lo que al resultado del texto se re- tipos de descripción y de definición que pueden ir asociados al nombre de
fiere, no se trata ni de una novela balzaquiana resumida, ni de una auténti- género, se descubren nuevas diferencias. En el caso de la genericidad basa-
ca moralidad legendaria, sino el resultado de una lucha y su neutralización da en convenciones reguladoras, la descripción da lugar a una enumeración
recíproca: «La novela realista en la que habría podido convertirse se enreda de reglas prescritas, como se puede ver en cualquier manual dedicado a las
en el cuento simbolista hacia el que Flaubert, a fuerza de un trabajo depu- formas fijas o las formas de poesía lírica. En lo que se refiere al estatus de la
rado, tendía. El cuento es el resultado de esa tensión y de la oposición, in- definición, naturalmente sólo puede ser prescriptivo (cuando es descriptivo
cluso de la incompatibilidad, de estos génerosl7». Este estudio lo conside- es porque realiza una descripción de una prescripción anterior).
ramos fundamental para nuestros propósitos: además de demostrar que el Cuando el nombre de género se refiere a una convención tradicional, por
aparato crítico puede ser el lugar apropiado para realizar un estudio del tra- tanto a una clase genealógica, la descripción asociada es normalmente especi-
bajo genérico del autor (cuando tenemos la suerte de disponer de un cor- ficante, en el sentido de que individualiza el nombre respecto a la obra o a un
pus genérico consistente), nos recuerda que el estatus genérico autorial del conjunto de obras de la cadena textual. En cuanto al estatus de las definicio-
texto definitivo puede, en ciertos casos, ser inaccesible al lector (que puede nes es, como sostiene E. D. Hirsch con rotundidad!", puramente heurístico.
ser muy distinto de la genericidad lectorial que tiene tendencia a orientar- Sabemos perfectamente que cuando se estudia género masivamente hiper-
se según los índices genéricos), si no lo abordamos, dentro de una perspec- textual, como por ejemplo la novela picaresca, no se adelanta nada con dar
tiva genética, como resultante de una opción genérica pre-textual, a veces una «definición» que nos diga que se trata de una novela en la que el héroe
contradictoria, de la que que sólo es un indicio, ilegible mientras no nos re- viaja por diferentes capas sociales, asumiendo todo tipo de condiciones. No
montemos a estos pre-textos. Hay que suponer que en el caso de la litera- es que la definición sea falsa o inútil, sino que no nos aclara nada respecto al
tura oral, las diferentes variantes y versiones de una misma obra, incluso las estatus genérico autorial de esta tradición. Existen muchas novelas que se
distintas inflexiones que, según la reacción del público, sufre en el trans- adaptan a esta definición sin que por eso tengamos que considerarlas como
curso de una recitación, permiten comprobar no sólo el trabajo genérico in novelas picarescas: Wilhelm Meister viaja a través de diferentes clases sociales
vivo siguiendo paso a paso las tensiones entre genericidad autorial y generi- y asume diferentes condiciones y, sin embargo, la novela de Goethe no es una
cidad lectorial, sino también entre rasgos genéricos e índices genéricos. novela picaresca. Estas mismas objeciones podrían hacerse de algunas de las
Si las clases genealógicas y las clases analógicas forman parte de la ge- novelas de Dickens, de [ude el Oscuro de Thomas Hardy, y así de muchas
nericidad moduladora, en el sentido de que los distintos textos reagrupa- otras. Claro que se podrían añadir una serie de criterios más concretos, como,
dos en la clase modulan de manera diferente las especificidades genéricas, por ejemplo, una característica formal, a saber, el estatus auto biográfico del
no tienen, sin embargo, el mismo estatus lógico, ya que sólo las primeras relato (lo que excluiría los ejemplos que hemos dado antes). Pero aunque dis-
remiten a una causalidad de fuente hipertextual, mientras que las segun- pusiéramos de una definición que se adaptara exclusivamente a las novelas pi-
das son operaciones metatextuales que dejan sin decidir la cuestión de na- carescas, tampoco nos aportaría gran cosa, ya que las relaciones pertinentes
cimiento textual. Tenemos que señalar que la genericidad hipertextual y la que modulan un género hipertextual no son relaciones de ejemplificación ac-
genericidad por reglas coinciden con la de nivel comunicacional en un cesibles por medio de una definición de comprensión, sino de diferenciación
punto concreto: las tres competen a la genericidad autorial, y solamente en interna, accesibles exclusivamente, como demuestra Clayton Koelb cuando
un segundo plano a la genericidad lectorial. Por el contrario, los géneros estudia la tragedia griega, a través de un análisis de las «relaciones que existen
construidos sobre la simple relación de semejanza tienen un estatus Íecto- entre las obras que pertenecen al género»!",
rial (incluso aunque puedan solaparse parcialmente con relaciones de ge-

18 Op. cit., p. 11l.


17 Ibid., p. 187. 1<) Clayton Koelb, op. cit., p. 252.
122 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO? 1:1 (,I~III I1 ',\ 1()( ,II¡\S GENÉRICAS 123

En cuanto a los nombres de géneros relacionados con clases basadas en to ejclllplifll;1 LI IJI ()I '1('(1.1<1 dI' ,n 1111 relato; cuando afirmamos que «El
una relación de semejanza causalmente indeterminada, su descripción pasa perfume. (dI' 1):111,"'1.1111') "" 1111 ,';()lll'(O, estamos diciendo que este poeta

por la construcción de un tipo textual ideal este tipo, construido general- aplica las regLL'i,kl ,'iOlll'I();cu.uu]o sostenemos que Micromegas es un
mente a partir de ciertas obras consideradas como «ejemplares»del género, es cuento de viaje illlagillari(), dl' hccho decimos que el texto de Voltaire
a menudo tratado como una definición de comprensión del género, mientras transforma y :ldap!;1 una ChSl' textual que va desde la Historia verdadera
que, en realidad, se trata de una ficción metarextual. La definición de un gé- de Luciano has!;] los Vifrje" de (;ulli/ier, pasando por El Otro Mundo o los
nero de este tipo sólo podría ser definida como «estadística»,en el sentido de Estados e Imperios de la luna de Cyrano de Bergerac; o para alardear de
que sólo puede medirse la curva de las desviacionesque las obras realestrazan una supuesta erudición, cuando lanzamos a los cuatro vientos que Dame
respecto a ese patrón metarextual que es el ejemplar genérico ideal. Chao del autor P'u Song-ling es una novela corta, lo que queremos de-
Del mismo modo, podemos observar diferencias entre los tres regí- cir es que el relato del erudito chino del siglo XVII tiene una cierta seme-
menes de la genericidad moduladora cuando analizamos el estatus de janza con unos textos que en Occidente denominamos novela corta, sin
las desviaciones, En un género ligado a convenciones reguladoras, toda que por eso el estatus causal de este parecido esté definido,
desviación equivale a una violación de las reglas, es decir, en la medida Por otra parte, hemos podido constatar que esta diversidad atañe a
en que las reglas en cuestión no son constituyentes sino simplemente todos los aspectos de la problemática genérica: no solamente al referen-
reguladoras -bien sea por el debilitamiento de las reglas existentes, bien te del nombre, sino también a la relación genérica, al estatus y la función
por la adición de una o varias reglas nuevas, o bien por la incorporación de la definición, al estatus de la descripción asociada, a la naturaleza de
de un juego completo de nuevas reglas-, La violación produce también la convención pertinente y a la significación de la desviación respecto a
una transformación: no impide que la significación primaria de la des- esta convención, De este modo, el análisis de los nombres de géneros en
viación en el régimen de las convenciones reguladoras sea el de la vio- su diversidad nos permitirá descubrir que la lógica genérica no es única
lación, El problema de saber hasta qué grado la desviación de un texto sino plural: «clasificar textos» puede querer decir cosas diferentes según
que viola las reglas de un género forma parte todavía de ese género es que el criterio sea la ejemplificación de una propiedad, la aplicación de
esencialmente una cuestión de relación de fuerzas lexicológicas. En teo- una regla, la existencia de una relación genealógica o la de una relación
ría, siempre podemos escoger entre ampliar la acepción de un término analógica, El resultado final de todas estas operaciones puede ser una cla-
ya existente o proceder a un nuevo bautismo genérico, En los géneros se extensiva, pero la lógica de la constitución de estas clases es muy dis-
hipertextuales, ras desviaciones existentes entre los diferentes textos de tinta e irreductible a una simple relación analógica de los textos escogi-
esa clase son tanto transformaciones sucesivas de los rasgos textuales ge- dos, Ésta es sólo una de las lógicas genéricas posibles,
néricamente pertinentes, como remo delaciones implícitas de la descrip- Quizá no sea superfluo intentar plasmar en un esquema lo esencial
ción que puede ir asociada al nombre de género, En el caso de un gé- de las distinciones que acabamos de ver:
nero construido a partir de una relación de semejanza causalmente
indeterminada, las desviaciones no son otra cosa que variaciones de
obras reales respecto al tipo ideal anteriormente postulado, Sólo en el caso '
.~lÍvel--~;e--~!-" retacióll,';_j'.. definición.. _, descrip~;ó~~_collvencióll., desviación
de la genericidad hipertextual y de la genericidad reglamentada pode-
mos hablar de una evolución en sentido propio del término, ya que las
t acto
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ejempliíicación
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variaciones de las clases textuales analógicas respecto al eje temporal son ,,1
reg 1a modulación
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prescnpt!va enumeranva' 1 d
regu a ora
neutras y permanecen indeterminadas en cuanto a su estatus causal. por ap icacron
... _-_. ,,~._-----I-.
!

texto clase modulación


tradicional transformación
genealógica hipertextual
LAS LÓGICAS DE LA GENERICIDAD
clase analógica variación
Llegados a este punto, hay que rendirse a la evidencia de que la gra-
mática formal de las oraciones que tienen como predicados a los nom-
bres de géneros es a menudo engañosa. Cuando decimos: «X es a», la có- Una doble línea separa la clase analógica de los otros tres referentes de
pula esconde relaciones diferentes: cuando manifestamos que La la genericidad para señalar que se trata de un hecho puramente lectorial,
Princesa de eleves es un relato, estamos diciendo, en realidad, que el tex- mientras que las tres primeras corresponden a una genericidad autorial.
124 ¡QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO? 1\1:(;IMENES y LClGICAS GENÉRICAS 125

Esta distinción va ligada al problema de la dependencia contextual de pertextual o por una clasificación puramente analógica podrán ser
la identificación genérica. Es pues el momento de plantearse si la de- neutralizados al menos parcialmente por medio de una reactualización
pendencia contextual de los fenómenos genéricos vale para los cuatro re- de las reglas aurorialcs pertinentes. Por el contrario, en lo que respecta
ferentes o solamente para algunos de ellos. a los nombres de géneros que se refieren a clases genealógicas, la de-
¿Es posible establecer una correspondencia reglada entre las distin- pendencia contextual de identificación genérica puede ser muy gran-
ciones de las diferentes lógicas genéricas y la cuestión de la dependencia de, como lo han demostrado los ejemplos que hemos expuesto en el
contextual? Creemos poder anticipar que los nombres de géneros que capítulo anterior. De ahí la importancia que tiene la distinción entre
tienen como referentes a propiedades del acto comunicacional son con- genericidad autorial y lectorial: la hipertextualidad autorialmente rea-
textualmente estables en la medida en que se refieren a universales prag- lizada puede ser parasitada, bien por fenómenos de retroacción genéri-
máticos, o al menos a propiedades cuya estabilidad es tal que, compara- ca, bien por fenómenos de genericidad puramente analógica, que
das con otros rasgos genéricos extremamente variables, podemos pueden ir ligadas a nuevo contexto. En cuanto a los géneros exclusiva-
tratarlas como rasgos invariables. Del mismo modo, la tensión entre ge- mente analógicos, la pertinencia de las variaciones contextuales es
nericidad autorial y lectorial es prácticamente nula, puesto que una fal- prácticamente nula, pero por otra razón que en el caso de los nombres
ta de concordancia entre emisión y recepción a este nivel correría el pe- que se refieren a actos comunicacionales: las clases analógicas hacen
ligro de destruir el mensaje como tal, de convertido en algo totalmente abstracción de la variabilidad de los contextos porque son principio de
opaco. Evidentemente, como ya hemos visto, las modalidades de reali- juego lectoriales y porque la cuestión de una eventual tensión entre ge-
zación de actos comunicacionales son variables según los contextos (no nericidades autoriales y lectoriales no puede producirse. Incluso cuan-
se escribe una carta de la misma manera en la época del emperador Au- do una clase analógica se superpone parcialmente a una clase de con-
gusto que en la época de Luis XlV, ni tampoco se plantea una pregunta venciones tradicionales o a convenciones reguladoras (como sucede
del mismo modo a nuestra madre que a un superior jerárquico), pero es- muy a menudo), esta superposición se neutraliza metodológicamente,
tas modalidades no tienen importancia en la identificación genérica del ya que el mismo principio de formación de la clase analógica pone en-
acto comunicacional. tre paréntesis la genericidad autorial.
Parece, por tanto, aceptable que la dependencia contextual sólo Podemos resumir estas consideraciones en el siguiente esquema:
puede funcionar desde el momento en que el nombre de género utili-
za el mensaje efectuado, es decir, la cadena sintagmático-semántica. r
referente
Pero aun así hay que precisar lo siguiente: la dependencia con textual : propiedad clase
::>l
l'

no interviene de la misma manera en los tres regímenes. ASÍ, los géne- _, ea munreativa
. ""aseregla '
j el analógiea
ros de las convenciones reguladoras, con prescripciones explícitas, son en,d,eneiaea' 'B"genealÓgiea
generalmente poco variables conrextualmente, Si escribo un soneto ,__ nrextual :-
que siga estrictamente las reglas del soneto petrarquiano o isabelino, ~ dist~nción
. . entre -~~ ,-----+--
1 - / +
todo el mundo coincidirá en decir que escribo un soneto antes que un genericidadcs -- '
autoriales v lectori "- + --,--,
pastiche, aunque las reglas fijadas en la época de Petrarca o de Shake-
, ectanales
speare hayan sufrido desde entonces muchas vicisitudes y que el con-
texto poético y literario actual sea muy distinto al del Renaci-
miento o del de finales del siglo XVI. La razón de esta estabilidad se en- Vemos que los nombres de géneros que se refieren a clases genealógi-
cuentra quizá en el hecho de que los géneros de convenciones regula- cas son aquellos por los que ambos factores, el de la dependencia con-
doras remitan los textos más a prescripciones metatextuales que a lazos textual y el de la distinción entre genericidad autorial y genericidad lec-
hipertextuales eventuales (aunque, como ya hemos visto, sean general- torial juegan un importante papel. Esto concuerda perfectamente con el
mente «impuros» desde ese punto de vista). Una prescripción, un sis- carácter proteiforme e inestable de los géneros hipertextuales.
tema de reglas, tiende, evidentemente, hacia la reproductibilidad, sien- Sólo nos falta superar un último (?) obstáculo para rizar el rizo. Ha-
do su carácter explícito el que le garantiza una cierta independencia bíamos partido de la idea de que el acto literario, y más globalmente el
respecto a los cambios de contexto. La tensión entre genericidad auto- acto lingüístico, es un acto semiótico complejo, que puede ser estudiado
rial y genericidad lectorial será, por tanto, bastante moderada, dado desde innumerables puntos de vista. Las cuatro lógicas genéricas que he-
que los efectos de retroacción genéricos, inducidos por la tradición hi- mos puesto de manifiesto no son fenómenos absolutos sino relativos:
126 ¿QUÉ ES UN GÉNERO LITERARIO?

son también otras tantas maneras de abordar cualquier obra. En teoría, ÍNDICE
cualquier texto responde a estas cuatro lógicas:
l. Es, en efecto, un acto comunicacional. 1. RESUMEN HIST()IUCO DE ALGUNOS PROBLEMAS TEÓRICOS 5
2. Tiene una estructura a partir de la cual se pueden extrapolar reglas Una pregunta con trampa, 5
ad hoc. Las ambigüedades de! padre fundador, 7
3. Se sitúa (salvo que se encuentre algún Urtext¡ respecto a otros tex- El interregno, 17
tos, con lo cual posee una dimensión hipertextual. Del normativismo al esencialismo, 22
4. Por último, se parece a otros textos. Sistema de los géneros e historia, 25
Todo esto no quiere decir que todos los niveles sean igualmente per- Lucha de géneros, 33
tinentes para todos los textos. La creación de un texto implica, de hecho,
una elección: no existe un texto desnudo ni de grado cero de escritura. lI. DE LA IDENTIDAD TEXTUAL A LA IDENTIDAD GENÉRICA 45
Por ejemplo, escribir un soneto es ya en sí mismo escoger e! régimen de Clases genéricas y nombres de géneros, 45
las convenciones reguladoras. Eso tampoco significa que un texto sólo La obra literaria como objeto semiótica complejo, 55
pueda ser abordado en los aspectos genéricos escogidos por el autor. En El acto comunicacional, 58
efecto, la decisión de abordar una obra según este régimen genérico y no El acto discursivo realizado, 74
otro depende también de nuestros intereses cognitivos: un estudio de la Pluralidad y carácter compuesto de los referentes genéricos, 81
literatura con intencionalidad pragmática se concentrará sobre todo en
e! estudio de las propiedades comunicativas; un estudio institucional de lII. IDFNTIllAil CENl~RICA E HISTORIA DE LOS TEXTOS.................. 91
la literatura se abordará bajo e! prisma de las convenciones reguladoras; La obra de Pierre Menard, 91
un estudio de las modalidades de la creatividad literaria sacará un enor- Contexto y re-creación genérica, 94
me provecho de un análisis de la genericidad hipertextual, y por último, Contexto y recepción genérica, 97
un espíritu curioso se apasionará sin duda por las semejanzas no genea- Genericidad autorial y lectorial, 101
lógicas que puedan existir entre diferentes obras literarias. Podemos ale-
gramos o sentimos decepcionados por este pluralismo o por esta disper- IV REcíMENES y Ll)CICASGENÉRlCAS.......................................... 107
sión de la «teoría de los géneros». De todas formas, tenemos que La cjernplificación, 107
acostumbramos. Quizá podamos conformamos más fácilmente medi- La modulación genérica, 112
tando sobre esta escéptica constatación de Paul Hernadi: «En general Las lógicas de la genericidad, 122
siempre ha sido más fácil construir sistemas genéricos creíbles que evitar
los superfluos--".

20 Paul HERNADI, Beyond Genre. New Directions in Literary Classification, Itha-


ea, Cornell University Press, 1972, p. 104.

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