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1. LA PASTORAL, LA PASTORAL BÍBLICA Y LA ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA


PASTORAL

El pastor, el pastoreo, son palabras que tienen mucha importancia en la Biblia. Sirven para
expresar la relación entre Dios y su pueblo.
Recordamos el Salmo 23 ("El Señor es mi pastor, nada me falta; aunque camine por cañadas
oscuras nada temo, porque tú vas conmigo") o la promesa de Dios en Jeremías ("Os daré
pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia." Jer 3,15). Jesús es el
Buen Pastor, que cuida y defiende a sus ovejas (Jn 10) y se muestra lleno de misericordia hacia
las aquellas que se han perdido (Lc 15). El Señor resucitado confía a Pedro su rebaño –de Jesús–
y le encomienda la tarea de continuar su propia misión (Jn 21).
1.1 ¿Qué es la Pastoral?.
Conviene que comencemos poniéndonos de acuerdo acerca de la terminología que vamos a
utilizar.
De entre las múltiples definiciones que existen del término "pastoral" les propongo la siguiente:
"Pastoral es toda actividad de la Iglesia en orden de anunciar y hacer presente la salvación, por
medio de la transmisión y predicación del Evangelio."
La pastoral es, según esto, el compendio de las formas de acción de la Iglesia. A la pastoral le
corresponde llevar a todos los hombres y mujeres al encuentro con Jesucristo.
Para ello, la pastoral en su conjunto promueve su actividad en tres áreas fundamentales, dentro
de las cuales se desarrollan diversas pastorales específicas:

 Pastoral Profética: transmisión de la fe.


 Pastoral Social: testimonio de la fe.
 Pastoral Litúrgica: celebración de la fe.

Además de estas acciones pastorales principales, las diócesis también suelen crear las
denominadas "pastorales preferenciales", como la Pastoral Familiar o la Pastoral Juvenil.
1.2 ¿Qué es la Pastoral Bíblica?.
Tradicionalmente se acepta que la Pastoral Bíblica es todo aquel trabajo que realiza la
comunidad eclesial en torno a la Sagrada Escritura, su lectura, interpretación, celebración y
vivencia con el fin de que ella sea "sustento y vigor de la Iglesia, fortaleza de fe para sus hijos,
alimento del alma, fuente pura y perenne de vida espiritual" (DV 21).
Esta definición de carácter general requiere alguna puntualización que haremos más adelante,
fruto de la evolución de la propia acción pastoral y de la comprensión acerca de la presencia de
la Escritura en la vida y la misión de la Iglesia.
Al hablar de la Pastoral Bíblica vamos a atender primero al trabajo ya realizado para proponer
después algunos criterios y pistas de actuación.

2. UN SIGLO DE HISTORIA

Es preciso comenzar este rápido repaso a través de la historia reconociendo el cierto alejamiento
que ha existido en los últimos siglos entre la Sagrada Escritura y la Iglesia. El acceso directo de

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los fieles a la Biblia ha sido escaso hasta bien entrado el siglo XX. Esto no significa que el
pueblo haya dejado de alimentarse de la Palabra de Dios: ésta le llegaba a través de las
catequesis, las homilías, el arte... Pero ciertamente, el analfabetismo, la escasez de Biblias, los
recelos suscitados por la reforma protestante... limitaron en su día y hasta hace bien poco tiempo
de manera significativa la presencia de la Escritura entre los católicos. Es a lo largo del pasado
siglo XX cuando se avanza con seguridad en un camino que tenía como horizonte la búsqueda
de la centralidad de la Escritura en la vida y la misión de la Iglesia. Repasamos algunos hitos
significativos tomando como acontecimiento central la publicación de la Constitución
Dogmática Dei Verbum.
2.1 Los movimientos bíblicos previos al Concilio.
Algunos nombres propios de personas e instituciones dibujan el camino del apostolado bíblico
que discurre entre el comienzo del siglo XX y la celebración del Concilio Vaticano II.

 El 30 de octubre de 1902 el papa León XIII constituye la Pontificia Comisión Bíblica, y


le asigna una triple función: a) promover eficazmente entre los católicos el estudio bíblico;
b) contrastar con los medios científicos las opiniones erradas en materia de Sagrada
Escritura; c) estudiar y iluminar las cuestiones debatidas y los problemas emergentes en
campo bíblico.
 En 1902, Giacomo della Chiesa fundó la "Pia Sociedad de San Jerónimo" con el
propósito de difundir el evangelio entre el pueblo. En 1920, siendo ya Papa con el nombre
de Benedicto XV, publicó la encíclica Spiritus Paraclitus sobre la interpretación de la
Sagrada Escritura.
 En 1919, Pío Parsch, de los canónigos regulares de san Agustín, convocó el primer
Encuentro Bíblico. Fundó la revista "Biblia y liturgia" en 1926 y en 1950 inició el
apostolado bíblico de Klosterneuburg.
 Joseph Cardijn, más tarde cardenal, fundó la "Juventud Obrera Católica" en 1924. Este
fue el modelo de la Acción Católica. Una valiosísima aportación es el método de orientar la
vida entera de estos jóvenes conforme al principio de "ver-juzgar-actuar": ver la situación
concreta, juzgarla a la luz del evangelio y actuar en consecuencia.
 En 1943 se publica la encíclica Divino Afflante Spiritu, de Pío XII, en la que animaba a
todos a leer y estudiar las Sagradas Escrituras, e insiste en la realización de traducciones a
las lenguas vernáculas desde los textos originales.

2.2 La Constitución dogmática Dei Verbum.


La Constitución dogmática sobre la Divina Revelación Dei Verbum (1965) es el punto de llegada
del trabajo del movimiento bíblico preconciliar y, al mismo tiempo, la fuente que alimenta la
pastoral bíblica hasta nuestros días.
El concepto de revelación es el núcleo del documento conciliar. "En esta revelación, el Dios
invisible, movido por su gran amor, habla a los hombres como a amigos, y conversa con ellos
para invitarlos y recibirlos en su compañía" (DV 2). Al utilizar la imagen de la conversación, del
diálogo, el Concilio subraya el papel del ser humano en la dinámica de la revelación: ya no es
suficiente con que Dios rasgue el cielo y vierta su palabra sobre la humanidad. Al Dios que se
manifiesta le sigue un hombre, una mujer, que escuchan su palabra, la acogen en la fe y
responden al mismo Dios.
Es en el marco de este diálogo entre Dios y el hombre en el que la Dei Verbum sitúa las
recomendaciones pastorales recogidas en el capítulo sexto, sobre "La Sagrada Escritura en la

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vida de la Iglesia". En él se habla de cómo responder a la revelación de Dios manifestada en las
Sagradas Escrituras.
Algunos subrayados en el texto de este capítulo sexto de Dei Verbum.
21. La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura como lo ha hecho con el Cuerpo de
Cristo [...], nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de
la palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo.
Toda la predicación de la Iglesia, como toda la religión cristiana, se ha de alimentar y regir con
la Sagrada Escritura.
22. Es conveniente que los cristianos tengan amplio acceso a la Sagrada Escritura.
23. Los exegetas católicos, y demás teólogos, deben trabajar, aunando diligentemente sus
fuerzas, para investigar y proponer las Letras divinas.
24. El estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teología.
25. Todos los clérigos, especialmente los sacerdotes, diáconos y catequistas dedicados por oficio
al ministerio de la palabra, han de leer y estudiar asiduamente la Escritura para no volverse
"predicadores vacíos de la Palabra, que no la escuchan en su interior".
26. Así, pues, con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados "la palabra de Dios se difunda y
resplandezca" y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, llene más y más los corazones
de los hombres.
2.3 Del Concilio Vaticano II a nuestros días.
Dei Verbum marcó un antes y un después en la comprensión acerca de cuál debería ser la
presencia de la Escritura en la vida de la Iglesia. Quiero subrayar solamente cuatro hitos
documentales que han enriquecido la reflexión desde el Concilio hasta nuestros días y algunos
logros en cuanto acciones concretas.

 El documento de Puebla de los Obispos latinoamericanos (1979) que dice: Es preciso


"tomar como fuente principal la Sagrada Escritura, leída en el contexto de la vida, a la luz de
la Tradición y del Magisterio de la Iglesia, transmitiendo, además, el Símbolo de la fe; por
lo tanto, dará importancia al apostolado bíblico, difundiendo la Palabra de Dios, formando
grupos bíblicos, etc." (Puebla, 1001).
 La Interpretación de la Biblia en la Iglesia, documento de la Pontificia Comisión Biblica
publicado en 1993.
 Es muy interesante la aportación del encuentro de Obispos europeos celebrado en
Freising (Alemania) en 1994 bajo el tema "La Sagrada Escritura en la vida de las iglesias de
Europa hay y mañana", en el que se reflexionó entorno a la Biblia como fundamento de toda
la actividad pastoral, la lectura creyente de la Biblia y la formación de los ministros de la
Palabra.
 El Sínodo de los Obispos, que se celebró en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008,
que tuvo como tema La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. La
exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini (2010).

Desde el impulso conciliar y gracias al esfuerzo de muchos fieles implicados en la pastoral de la


Iglesia podemos contemplar numerosos logros en los últimos cincuenta años:

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 Los estudios bíblicos se han desarrollado notablemente, lo cual ha repercutido en el
ámbito de las publicaciones y la docencia.
 La Biblia va ocupando un nuevo lugar en la teología: ya no es tanto un depósito de
pruebas para apoyar las tesis formuladas desde otras instancias, sino que va avanzando para
constituirse en fuente y alma de la teología.
 Se han realizado nuevas traducciones de la Biblia, facilitando el acceso material de los
fieles a la Escritura.
 La renovación litúrgica promovida por el Concilio ha supuesto la renovación del
leccionario y la proclamación de las lecturas en las lenguas vernáculas.
 La catequesis en los últimos años ha profundizado en su orientación bíblica tanto en la
elaboración de los catecismos, como en la formación de los catequistas.
 Hemos visto surgir un número considerable de organizaciones. La Federación Bíblica
Católica puede considerarse la más importante de todas aglutinando a más de trescientas
cincuenta instituciones de todo el mundo. En España es conocido el trabajo de La Casa de la
Biblia desde los años sesenta en el ámbito de la traducción y de la pastoral bíblica. También
se han creado en España dos asociaciones de biblistas, una de ámbito nacional y otra en
Cataluña.
 En este listado de elementos hay que situar otras muchas iniciativas: cursos de
formación bíblica, semanas bíblicas, proyectos diocesanos, grupos de lectura de la Biblia,
jornadas de reflexión, congresos, etc.

En el itinerario que hemos recorrido desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días se que
pueden distinguir tres modos de entender el lugar de la Biblia en la vida y la misión de la Iglesia:
el movimiento bíblico, la pastoral bíblica y la animación bíblica de toda la pastoral.
1.- En los años previos al Concilio, y en paralelo a lo que sucedió con el movimiento
litúrgico, apareció con fuerza el llamado movimiento bíblico. Tomando conciencia de la
escasa incidencia de la Sagrada Escritura en la vida y la misión eclesiales, este movimiento
bíblico se comprometió en la tarea de la difusión de los textos bíblicos. Al mismo tiempo, fueron
generándose cursos de divulgación bíblica, jornadas de estudio... que condujeron a la aparición
de diversas publicaciones. Son los primeros pasos del llamado apostolado bíblico. En España, la
asociación AFEBE o la revista Cultura Bíblica son expresión de este movimiento bíblico. En
este marco se inscribe el nacimiento de La Casa de la Biblia.
2.- Después del Concilio se pasó del movimiento bíblico a la pastoral bíblica. La
comprensión de que la difusión del texto bíblico debía de ir acompañada de la correspondiente
formación suscitó numerosas iniciativas de divulgación que tenían un marcado carácter pastoral.
Se multiplicaron los cursos bíblicos, algunos de ellos a distancia, se profundizó en los estudios
bíblicos, fueron apareciendo por doquier grupos parroquiales que se tenían como objetivo el
estudio de la Biblia, etc. Esta pastoral bíblica, que fue creciendo en el seno de la llamada
"pastoral de conjunto", se entendía como una pastoral junto a otras pastorales específicas.
3.- El reconocimiento práctico y generalizado de que la Biblia debe colocarse en el centro
de toda la pastoral y de la vida de la Iglesia es algo relativamente reciente. En el mensaje
final del encuentro de Freising (1994) se retoma la afirmación del Concilio sobre la centralidad
de la Biblia, y se afirma que "la pastoral bíblica no debe entenderse como una pastoral junto a
otras, sino que debe llevar a que toda la planificación y la praxis pastoral esté enraizada en el
mensaje bíblico".
En el grupo de trabajo de la subregión de Europa del Sur y del Oeste de la Federación Bíblica
Católica formulábamos a finales del siglo pasado (1996) esta convicción diciendo que en lugar

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de hablar de la "pastoral bíblica" deberíamos hablar de la "animación bíblica de toda la pastoral".
Con esta fórmula manifestábamos nuestra convicción de que la Biblia no es objeto de una
pastoral específica, sino que debe animar, como dice el Concilio, toda la vida de la Iglesia.
Esta es la fórmula que consagra definitivamente Verbum Domini:
"El Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto central de la
Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando «incrementar la "pastoral bíblica", no en
yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral».
No se trata, pues, de añadir algún encuentro en la parroquia o la diócesis, sino de lograr que las
actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y los
movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su
Palabra. Así, puesto que «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo», la animación
bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria llevará a un mayor conocimiento de la
persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de la revelación divina" (VD 73).
Hemos visto el camino recorrido hasta ahora. En este momento, vamos a pasar a hablar del
futuro. Pero antes de seguir me gustaría hacerles caer en la cuenta de algo que entiendo que es
fundamental. La Pastoral Bíblica es, particularmente si la comparamos con otras áreas
pastorales, una pastoral de éxito: los cristianos aceptan de buen grado las iniciativas bíblicas que
se les ofrecen, hay un verdadero "hambre" de la Sagrada Escritura. Pero podemos correr el
riesgo de pensar que "todo vale". Creo que hemos de renovar nuestro compromiso con la
responsabilidad y con la calidad. En este sentido, entiendo que es fundamental clarificar los
principios hermenéuticos que orienten la presencia de la Biblia en nuestra pastoral, promover la
formación de cuantos se dediquen al ministerio de la palabra y diseñar proyectos bíblicos serios
que sirvan de marco para la animación bíblica de la pastoral.

3. PARA UNA ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL

3.1 Algunas claves sobre la presencia de la Biblia en la pastoral de la Iglesia.


3.1.1 Una lectura atenta y respetuosa del texto.
La Biblia nació en una cultura distinta a la nuestra y en una época de la que nos separa
muchísimo tiempo. El primer acercamiento a un pasaje debe tratar de descubrir la experiencia
creyente que dejaron reflejada en él nuestros antepasados en la fe y acercarnos a dicha
experiencia con respeto. Para ello es necesario no proyectar sobre el texto nuestra subjetividad,
nuestra particular comprensión de la realidad. Hace falta dedicación y tiempo para conocer el
mundo de la Biblia y aprender a leerla siendo respetuosos con ella.
Las introducciones y notas de las ediciones de la Biblia, el manejo de algún comentario bíblico
sencillo facilitan la tarea de ir leyendo el texto desde él mismo.
Esta lectura respetuosa del texto bíblico ayudará a evitar el peligro de una lectura literalista o
interesada, de una lectura fundamentalista.
3.1.2 Una lectura atenta y respetuosa de la historia.
La Palabra de Dios es una palabra viva. Las experiencias de fe del pasado iluminan las
experiencias de fe de cada generación y las experiencias que se viven en diversas situaciones
personales y en diversos contextos sociales. El creyente no lee la Biblia para saber más cosas
sobre ella, sino para entender su propia vida, para reconocer el proyecto de Dios para él.
La lectura de la Biblia exige una lectura atenta y respetuosa de la historia. Sólo así se puede
llegar al diálogo auténtico entre la experiencia reflejada en los textos de la Biblia y la
experiencia de quienes la leen.

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En la Exhortación Apostólica "Evangelii Nuntiandi" (1975) de Pablo VI recuerda que "la
fidelidad a un mensaje del que somos servidores y a las personas a las que hemos de transmitirlo
intacto y vivo, es el eje central de la evangelización" (EN 4). Fidelidad al mensaje y fidelidad al
hombre.
3.1.3 En la comunidad eclesial.
La comunidad cristiana es quien puede hacer una lectura más penetrante de la Biblia. La
comunidad debe escuchar a los estudiosos de la Biblia, que la ayudan a leer el texto
respetuosamente; a la gente sencilla, que es capaz de captar mejor su referencia a la vida; y al
magisterio vivo de la Iglesia que ha recibido el encargo de interpretar auténticamente la palabra
de Dios. Estas tres referencias son obligadas para que la interpretación sea verdaderamente
eclesial.
3.1.4 Desde la fe en Cristo Resucitado.
La experiencia de los primeros cristianos nos enseña que hay una íntima relación entre Jesús y
las Escrituras: por un lado, las Escrituras nos hablan de Jesús; y, por otro, Jesús resucitado es la
clave para comprender el sentido de las Escrituras y es quien abre el entendimiento de los
discípulos para comprenderlas. Por ello, en una lectura que se hace desde la fe esta perspectiva
es fundamental.
3.2 La acción pastoral: la vida y la misión de la Iglesia.
3.2.1 El Servicio bíblico diocesano.
En 1994, coincidiendo con el encuentro de obispos en Freising, los miembros europeos de la
Federación Bíblica Católica propusieron la creación de servicios o delegaciones diocesanas de
animación bíblica en cada Diócesis con el fin de promover y coordinar la animación bíblica de la
Iglesia local. En las iglesias de América Latina, por ejemplo, es común la existencia de estos
servicios, bajo la forma de Delegación Diocesana de Biblia o Comisión Diocesana de pastoral
bíblica. Algunas Conferencias Episcopales disponen de una Comisión Episcopal para la
Animación Bíblica de la Pastoral. A día de hoy, en Europa son pocas las diócesis que disponen
de un servicio bíblico de estas características. En España, algunas diócesis van avanzando en
este sentido, ya sea desde la propia necesidad de coordinación de proyectos bíblicos diocesanos,
por la especial sensibilización en este sentido del obispo de la Diócesis, etc.
Puede servir como ejemplo el caso concreto de la Diócesis de Santander. Como consecuencia de
la actividad bíblica diocesana, surgió la necesidad de un organismo diocesano que asumiera
como tarea y servicio el coordinar, dar estabilidad e impulsar esta iniciativa pastoral, que por su
significado e importancia en el organigrama pastoral diocesano, requería una atención especial.
Así pues, el obispo de la diócesis designó un responsable que constituyó un equipo de trabajo.
Será éste el centro desde el cual se iría encauzando toda la dinámica de la lectura creyente de la
Palabra de Dios (convocatorias, materiales, encuentros, revisiones, formación...) así como el
encargado de promover las diversas iniciativas ordenadas a la presencia de la Biblia en la vida y
misión de la Diócesis.

3.2.2 Elaboración de un proyecto de animación bíblica de la pastoral.

Si existe el Servicio Bíblico Diocesano, su primera función sería la elaboración de un proyecto


de actuación.
Como en todo proyecto, debería especificar:

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 Objetivo General (Identidad de la animación bíblica de la pastoral).
 Objetivos específicos (Identificación de las áreas o ámbitos de acción).
 Acciones a realizar.
 Plazos de tiempo.
 Recursos humanos.
 Recursos materiales.

3.2.3 La formación de los ministros de la Palabra.


En el encuentro de Freising en 1994 los obispos europeos definían el perfil de los ministros de la
Palabra: "Sólo pueden ser ministros de la Palabra hombres y mujeres que hayan sido cautivados
por el mensaje de la Biblia (dimensión del testimonio personal), que hayan recibido una
formación y una misión eclesial (dimensión de la comunidad eclesial) y que pueden acercarse al
texto de la Biblia de forma responsable y fecunda (dimensión del conocimiento de la Biblia y su
cultura)".
Al hablar del ministerio de la palabra, Dei Verbum incluye "la predicación pastoral, la
catequesis, toda la instrucción cristiana y en un puesto privilegiado la homilía" (DV 24). Junto a
estos ministerios específicos, situamos también a los lectores en las celebraciones litúrgicas o a
los animadores de los grupos de lectura de la Biblia. Para promover una formación integral de
estos ministros de la Palabra deberíamos atender a los tres ámbitos que se señalaban en Freising:
la lectura y meditación asidua de la Palabra de Dios, la lectura creyente-eclesial de la Biblia y el
conocimiento de la Biblia.
3.2.3.1 La lectura y meditación asidua de la Palabra de Dios.
Los ministros de la Palabra, cautivados por el mensaje de la Biblia, se acercan a ella de manera
asidua en su lectura, meditación y oración, porque descubren en ella el fundamento de su vida
creyente y de su ministerio.
Los encuentros de formación de catequistas, las reuniones de sacerdotes, las sesiones específicas
de preparación de los lectores... son momentos idóneos para la lectura y la meditación
compartida de la Palabra de Dios. Estas prácticas suscitan en cuantos participan el deseo de
mantenerse fieles a la lectura personal de la Biblia.
"Alimentarnos de la Palabra para ser servidores de la Palabra en el compromiso de la
evangelización", decía el Papa Juan Pablo II (NMI 40). Es preciso ser creativos en cuanto a los
medios para despertar en los ministros de la Palabra la inquietud por crecer en la lectura de la
Sagrada Escritura.
3.2.3.2 La lectura creyente-eclesial de la Biblia.
El segundo ámbito de la formación tiene que ver con la capacitación para hacer una lectura de la
Biblia como creyentes.
Conviene atender, en primer lugar, a las claves hermenéuticas que capaciten al lector a realizar
un acercamiento creyente a la Escritura. Pero también es necesaria la profundización en el
conocimiento teórico y práctico de la lectio divina, así como de los diversos itinerarios que
tienen en ella su origen.
Estaría bien que en los Seminarios y en las Facultades de Teología se profundizase en los
aspectos relacionados con la iniciación bíblica que los futuros sacerdotes o agentes de pastoral
tendrán un día que promover.

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3.2.3.3 El conocimiento de la Biblia.
Finalmente, es preciso transmitir conocimientos acerca de la Biblia atendiendo al contexto
histórico y social en que nació, a los aspectos literarios y al mensaje que encerraba para sus
primeros destinatarios.
3.2.4 Acciones concretas.
Las posibilidades de actuación son innumerables en el campo de la animación bíblica de la
pastoral. La observación de las necesidades concretas, la creatividad de los encargados de llevar
a cabo esta tarea... serán las que vayan marcando el desarrollo del proyecto concreto. Sirva esta
relación con algunas de las acciones posibles como ejemplo:
3.2.4.1 Trasmitir la fe: catequesis, jóvenes, vocación, enseñanza.

 Animar a la participación en los grupos de lectura creyente de la Biblia, tanto desde la


incorporación de nuevos participantes a grupos ya existentes, como por la creación de
nuevos grupos en zonas y parroquias de la diócesis en las que aún no se han iniciado.
 Celebración de un Día de la Biblia que sirva como promoción de la lectura de la Biblia y
que resalte el significado e importancia de la misma para la vida de la comunidad.
 Celebración de Semanas Bíblicas diocesanas o parroquiales para que los cristianos
tengan un contacto directo con la Palabra. Para ello se pueden programar algunos encuentros
a lo largo de una semana en los que se utilice la lectio divina y en los que se destaque el
elemento celebrativo de la Biblia.
 Posibilitar los medios, contenidos y ayudas personales para la celebración de jornadas
bíblicas parroquiales.
 Elaborar un material propio para la participación de los jóvenes en la lectura creyente de
la Palabra de Dios.
 Promover la reflexión acerca de la presencia de la Escritura en los procesos
catecumenales. Crear un itinerario de iniciación a la lectura creyente de la Biblia en la
catequesis en el que se combinen la información básica y una introducción a la práctica.
 Elaborar un boletín mensual, distribuido por las parroquias, como medio de animación e
información de los contenidos de esta pastoral.
 Promover la formación bíblica de los animadores de los grupos bíblicos, de los
catequistas y de todos aquellos que están desempeñando algún ministerio eclesial. Preparar
cursos centrados en la reflexión sobre determinados temas bíblicos.

3.2.4.2 Testimoniar la fe: caritas, salud, justicia y paz.

 Crear y hacer accesibles publicaciones y materiales bíblicos para su utilización en los


diversos ámbitos pastorales.
 Preparar colecciones de lecturas bíblicas atendiendo a las circunstancias concretas que
se están viviendo en cada área pastoral: salud, pastoral penitenciaria, grupos de caritas...
 Profundizar en el estudio del fundamento bíblico de la acción pastoral de la Iglesia en el
ámbito de la caridad.
 Habilitar espacios físicos concretos para la lectura de la Biblia.

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 Preparar guías de lectura bíblica para que los agentes de pastoral se reconozcan
discípulos y enviados a sus propias tareas.

3.2.4.3 Celebrar la fe: liturgia, arte, religiosidad popular.

 La celebración dominical de la misa continúa siendo el ámbito de acceso mayoritario de


los fieles a la Palabra. Es necesario aprovechar esta circunstancia y cuidar todo lo
relacionado con la liturgia de la palabra en la Eucaristía, desde la calidad de la proclamación
hasta el buen funcionamiento de la megafonía.
 La homilía debe inspirarse en la Palabra proclamada iluminando desde ella la vida de la
comunidad. La buena preparación de la homilía es inexcusable. Existen magníficos
comentarios bíblicos. Una experiencia que se va extendiendo es la preparación de la homilía
con otros sacerdotes o en un grupo parroquial.
 La presencia de la Escritura está prevista en la celebración de cada uno de los
sacramentos y en numerosos actos de piedad de los fieles. Somos conscientes, sin embargo,
de que en este ámbito queda todavía trabajo por hacer.
 Hay que dar pasos para la promoción del ministerio laical del lector. La adecuada
capacitación de los lectores favorecería una proclamación viva y comprensible, acorde con
la dignidad de la Palabra proclamada.

4. DOS PROPUESTAS EN EL ÁMBITO DE LA TRANSMISIÓN DE LA FE


4.1 La Biblia en la Catequesis.
La catequesis es un elemento central de la acción evangelizadora de la Iglesia. Es incuestionable
que la Escritura está cada vez más en la base de los catecismos y tiene una mayor presencia en el
acto catequético. Pero también es cierto que queda mucho por hacer.
4.1.1 Haced discípulos míos.
Entiendo que la presencia de la Biblia en la catequesis tiene como objetivo preferencial educar al
catequizando en la escucha continua de Dios. Esta actitud de escucha es característica del
discípulo de Jesús y le conduce a transformar su vida a ejemplo de su Maestro. Se trata de
reconocer una vez más que la Escritura es un lugar de encuentro con el Señor. Aportar
contenidos doctrinales, sugerir pautas de comportamiento, etc. son elementos que se irán
desplegando en ese reconocimiento progresivo de la condición discipular del catequizando.
Podemos recordar la parábola del Sembrador, en la que se plantea la cuestión de la escucha de la
Palabra (Lc 8,1-21). Lucas describe en esta parábola y su explicación a ese tercer tipo de oyentes
–en los cuales fracasa la semilla de la Palabra– con la expresión "no llegan a la madurez" (Lc
8,14). Y a continuación, propone las tres acciones del discípulo que madura en la fe: escucha,
conserva la Palabra y da fruto (Lc 8,15). Como ha quedado dicho, las imágenes del diálogo, la
conversación, la correlación escucha-respuesta son apropiadas para explicar el concepto de
revelación tal como lo propone Dei Verbum (DV 2): desde el punto de vista antropológico se
reconoce que el ser humano no es un sujeto "paciente" en el proceso de la revelación, sino que
desempeña un papel esencial.
El catequista, que es un oyente de la Palabra, tiene como tarea principal enseñar al catequizando
a responder al diálogo amoroso que Dios quiere mantener con él (tal como hiciera Elí con
Samuel, en el relato de 1 Sm 3).

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La catequesis es así una escuela que enseña a convertirse en discípulo del único Señor. Es una
escuela que capacita para llegar a adquirir un día la sabiduría de Dios. Es una acción pastoral que
promueve el entrar en sintonía con Jesús, el Buen Pastor a quien siguen las ovejas "porque
conocen su voz" (Jn 10,4).
4.1.2 Leer la Biblia en la catequesis.
Uno de los elementos más urgentes en la catequesis es el establecimiento de un proceso de
iniciación a la lectura de la Biblia. Es tarea principal del catequista enseñar a leer la Biblia, así
como promover espacios de lectura, meditación y oración en la catequesis. Es fundamental que
el catecúmeno llegue a una completa familiaridad con el texto bíblico, que se encuentre a gusto
con la Escritura ente sus manos; es esencial que llegue a reconocer su propio proceso creyente en
las diversas experiencias de fe que aparecen relatadas en las páginas de la Sagrada Escritura.
4.1.3 Algunos textos bíblicos.
Después de todo lo dicho, la pregunta que hace cualquier catequista es mucho más inmediata:
¿Qué pasajes de la Escritura tengo que utilizar en la catequesis? "La catequesis de la
comunidad", documento de los obispos españoles de 1983, proponía una cierta respuesta
mediante una denominada "clave de lectura". En el número 230 leemos lo siguiente:
"La importancia de esta clave de lectura consiste en que tanto el Símbolo, como el Padre
Nuestro, como el Mandamiento del amor, junto a las Bienaventuranzas, son lo esencial de la
Sagrada Escritura: son la "regla de fe", el modelo de toda oración cristiana y las actitudes básicas
que configuran la vida evangélica." (CC 230)
En la catequesis se deberían ofrecer algunos textos de la Escritura que permitan al catecúmeno
hacer una síntesis de la fe de la Iglesia. Para este fin, son interesantes los pasajes del Nuevo
Testamento en los que se recoge el kerigma primitivo (p. ej. Hch 2,22-24; 3,13-15; 10,37-43).
El Padre Nuestro (Mt 6,9-13) es modelo de toda oración y presenta una perfecta síntesis del
Evangelio. Siguiendo el ejemplo de Jesús, el catequista enseña a orar a los discípulos del único
maestro. También los Salmos se descubren como oración cristiana.
El Mandamiento del amor (Mc 12,29-31) y las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12; Lc 6,20-23)
pueden ser un buen fundamento en el que situar los pasajes bíblicos de contenido moral.
4.2 Un Proyecto Diocesano: "Lectura Creyente de la Palabra".
4.2.1 Historia.
En 1995 D. José Vilaplana (entonces obispo de Santader) se puso en contacto con D. Santiago
Guijarro (entonces director de La Casa de la Biblia) y le planteó su deseo de llevar a cabo una
acción pastoral de calado diocesano que animase la evangelización en el camino hacia el jubileo
del año 2000.
Fruto del diálogo repetido en varios encuentros es la propuesta de actuación que acaba
formulada en los siguientes términos:
"La lectura de un Evangelio, en grupos, en clave de oración y conversión, con método sencillo,
que abarque al mayor número de personas y poniendo el acento en cómo traducir, lo que
aprendamos en el Evangelio, a la vida personal y comunitaria. Se propone, por tanto, una lectura
continuada, sencilla, sin entrar en temas generales o teóricos, para que la gente tenga la
experiencia de encontrarse con un evangelio concreto".
D. José comunica el proyecto a toda la diócesis en la homilía de la fiesta de la Bien Aparecida:

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"Vamos a hacer el esfuerzo para acercar el Evangelio a las comunidades cristianas. Todo
cristiano debe conocer más de cerca el Evangelio, meditarlo y cumplirlo en su vida, porque
desconocer el Evangelio es desconocer a Jesucristo, el Hijo de María, el Hijo de Dios, nuestro
Padre".
En el primer domingo de Cuaresma del 1996 se realiza la convocatoria general, mediante un
díptico informativo y un signo (la entronización de la Palabra) en todas las misas de todas las
parroquias de la Diócesis.
Se constituyen grupos de lectura creyente de entre 8 y 12 personas, con un animador en cada uno
de ellos.
En el mes de septiembre de 1996 se celebra el cursillo para Animadores de los grupos de lectura
creyente (participan unas 300 personas, mayoritariamente seglares).
El 13 de octubre los grupos que se han formado en las parroquias comienzan sus encuentros.
4.2.2 Metodología.
En los grupos, se conjugan dos tipos de lectura a lo largo de 15 sesiones:

 Lectura continuada del evangelio. Personalmente o en grupo se va a leer el Evangelio


completo a lo largo del año.
 Lectio divina de algunos pasajes, utilizando el siguiente itinerario:
- Miramos nuestra vida: partimos de una experiencia de vida para que todo el mundo pueda
participar.
- Escuchamos la Palabra de Dios: Acoger la Palabra y descubrir la experiencia de fe
reflejada en cada pasaje.
- Volvemos sobre nuestra vida: Iluminar nuestra vida desde la Palabra de Dios.
- Oramos: Oración personal y compartida, relacionada con lo que hemos descubierto en el
Evangelio para nuestra vida.

El proyecto tendría una duración inicial de tres años, en los que se pretendía acompañar a los
cristianos de Santander hasta la celebración del jubileo del año 2000. Siguiendo el itinerario
propuesto para toda la Iglesia, el primer año se centraría en la figura de Jesucristo, leyendo el
evangelio de Marcos, el segundo al Espíritu, con Hechos de los Apóstoles, y el tercero al Padre,
mediante la lectura de los escritos joánicos.
4.2.3 Algunos subrayados.

 Se trata de un proyecto diocesano.


 Se nombró un equipo animador diocesano de seis personas, un miembro por vicaría,
para poner en marcha el proyecto y acompañarlo.
 Fue y es fundamental el papel desempeñado por el obispo y los sacerdotes.
 Es insustituible el trabajo realizado por los animadores de los grupos bíblicos.
 Fruto de este trabajo se constituyo el Servicio Bíblico Diocesano.
 La Casa de la Biblia colabora en la formación de los animadores de grupos y en la
elaboración de los materiales que van a servir de guías para la lectura creyente.
 A lo largo del primer año se crearon 390 grupos en los que participaron un total de 4.520
personas.

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 La misma experiencia ha traspasado las fronteras de Cantabria y se está llevando a cabo
en diversas diócesis españolas: San Sebastián, Huelva, Barbastro, Logroño, Jaca, Huesca,
León...

4.2.4 La evaluación al finalizar el primer curso.


Aspectos positivos:

 Gozo en el descubrimiento de la Palabra de Dios.


 Profundización en el compromiso con la parroquia..
 Intensidad de las relaciones personales y de comunión.
 Integración de toda la Diócesis en un proyecto común.
 Impacto positivo de la lectura en grupos entre los sacerdotes. Aceptación y valoración
positiva.

Dificultades o deficiencias:

 Falta de costumbre en la lectura de la Biblia.


 Desconfianzas iniciales. En pueblos pequeños todos se conocen demasiado.
 Escasez de grupos de jóvenes; sólo 340 matrimonios; no llegan a 200 los alejados que se
han incorporado.
 Metodológicamente, los dos últimos pasos (aplicación a la vida y oración) resultan ser
los de mayor dificultad.

4.2.5 Ecos de la experiencia y momento actual.


El proyecto ha cumplido sus quince años de vida. Marcos, Hechos, Juan, Apocalipsis, Pablo,
Mateo, Lucas, todo el AT... Durante tres años, se hizo la lectura de los evangelios dominicales.
D. Vicente Jiménez, actual obispo de Santander, continúa animando este proyecto. En estos
momentos se está realizando un ciclo de tres años en los que se pretende profundizar en la
comprensión de la fe cristiana y crecer en una vida más acorde con el evangelio mediante la
lectura creyente de los textos bíblicos fundamentales sobre la historia de la salvación.
Cientos de cristianos leen cotidianamente la Biblia en grupo en la diócesis de Santander.

CONCLUSIÓN
Quiero terminar con unas palabras de Enzo Bianchi dirigidas a los presbíteros pero que, por
extensión y adaptándolas convenientemente, pueden aplicarse bien a todos los ministros de la
Palabra.
"Hay una expresión en el discurso de Pablo a los obispos-presbíteros de Éfeso que constituye
una orientación fundamental de vida para vosotros. Pablo, saludando a aquellos colaboradores
suyos en el ministerio, les dice: «Os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia» (Hch 20,32).
En su testamento apostólico, Pablo no confía la Palabra a los ministros, sino que confía los
ministros a la Palabra. [...] Antes de serles encomendada a ellos la Palabra, son ellos

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encomendados a la Palabra; antes de ser portadores de la Palabra, son ellos mismos entregados a
la palabra de Dios.
Muy queridos míos, no lo olvidéis nunca: vosotros podréis llevar la Palabra a los demás sólo si
sois llevados por la Palabra."
(Enzo Bianchi, A los presbíteros. Sígueme, 2005)

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