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Ignacio B. Anzoátegui
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Querido Leopoldo:
Te escribe Roberto Arlt. He leído en "La Nación" tu poema "El Centauro". Me produjo
una impresión extraordinaria. La misma que recibí en Europa al entrar por primera vez
a una catedral de piedra. Poéticamente sos lo más grande que tenemos en habla
castellana. Desde los tiempos de Rubén Darío no se escribe nada semejante en dolida
severidad. He recortado tu poema y lo he guardado en un cajón de mi mesa de noche.
Lo leeré cada vez que mi deseo de producir en prosa algo tan bello como lo tuyo se
me debilite. Te envidio tu alegría y tu emoción. Que te vaya bien.
Roberto Arlt
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"Adán Buenosayres es una de la media docena de novelas argentinas que mejor nos
representan en la literatura. Ha debido recorrer, desde su aparición, hace casi cinco
décadas, un largo camino de exclusiones, silenciamientos, cordones sanitarios
literarios, desfiguraciones críticas que se urdieron en torno a ella, hasta alcanzar el
creciente reconocimiento que se está dando en nuestros días".
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Rosalba Campra
"Parece curioso que un genuino adelantado de la nueva novela ofrezca este tipo de
respuesta a las grandes inquietudes de nuestro tiempo. Mientras la inmensa mayoría
de los nuevos novelistas testimonian el caos del mundo actual y se quedan
embarrados en él, sin dar respuestas o apenas sugiriendo salidas inmanentes o
puramente hedonistas, este medio grosero bardo argentino postula la trascendencia y
el amor o, para decirlo mejor, la trascendencia del amor como argumento de toda
salvación, tanto en el plano humano como en el plano divino."
Dinko Cvitanovic
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Tomás de Lara
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Javier de Navascués
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De haberse dedicado a la música, habríamos tenido en Leopoldo Marechal a un gran
sinfonista argentino. Para ser poeta, no transita por las calles en actitud de
meditación, ni concurre a los cafés para escribir a la vista del público. Se encierra en
su "gabinete musulmánico" y, a cada bocanada de humo de su pipa, hace versos
fuertes que no tienen olor a pañuelitos con puntillas, pero sí hablan del Sol y de tierras
fértiles. Así, tampoco mira con languidez, pero posee un temperamento rico en
emoción, como pocos.
El sonido de una nota le trae el recuerdo de toda una epopeya y, con una sola estrofa,
historia la vida de toda una raza.
Sus versos son sencillos como los cantos de la infancia, pero pletóricos en pinceladas
de montes y cataratas, y caminos sin confín...
Ama los rostros bronceados por el sol y curtidos por los vientos de todos los
continentes; tal es el motivo por el qué canta el gran himno de su espíritu:
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Las tres caras de Venus: "Domina en ella el tono de farsa. El humor de los diálogos
nos trae a la memoria los mas rescatables momentos de burla y sátira del
martinfierrismo.
El tema de la alegría aflora a esta comedia mas en la forma de humor alegre que en
la de seria alegría. Por tal razón, se encuentra en la línea de algunos fragmentos
"risibles" del Heptamerón y de numerosos pasajes de Adán Buenosayres.
Dentro de este tema, y como fundida en él, aparece una motivación que hallamos en
El banquete de Severo Arcángelo (por ejemplo), en la citada parodia de ciertas
prácticas psicoanalíticas) y sobre todo en El poema de Robot. Esta motivación surge
como una reacción satírica provocada en el autor por algunos comportamientos del
hombre contemporáneo: en particular la excesiva mecanización, la irrupción
incontrolada de la técnica, la concepción materialista de la existencia"
Oscar Grandov
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"Tengo a Marechal por uno de los más grandes poetas nuevos. Su libro viene a
confirmarlo. Júbilo del mediodía de América. Canto joven y pujante que llena el aire de
iluminaciones y de imágenes....".
Alberto Guillén
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Enero 30 de 1925
Mi querido Jorge Luis: Veo que mi ausencia le sienta a Proa, muy bueno el número 6,
de texto y de presentación. Los versos de Marechal me han re-gustado..........
Ricardo Güiraldes
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"Con una parafernalia crítica que apenas hemos apuntado de sus obras, resulta difícil
imaginar el ominoso silencio o el agravio tilingo de aquellos años. De sus coetáneos,
sólo Jorge Luis Borges y Roberto Arlt compiten con Leopoldo Marechal en cuanto a
difusión y consideración de su obra escrita. Su lugar en el canon es hoy indiscutido".
Jorge Lafforgue
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Graciela Maturo
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"Días como flechas", libro donde se respira tanta libertad, inundado por una vasta
corriente de lirismo y un ancho despliegue de imaginación e intenso colorido, donde es
como recién nacido el lenguaje poético librado de toda usual retórica...".
Evar Méndez
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"Leopoldo Marechal pinta sus versos como Piero della Francesca o el Ghirlandaio
pintaban sus cuadros. Hay en aquellos un reposo del color y una gravedad de las
figuras, y un sentido de la composición que manifiestan que cada verso no es un
ejercicio, sino un alumbramiento."
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Ricardo Piglia
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En "El Centauro" ya la música del verso es tan sutil, tan fina, que se apodera de uno el
deseo de pantagramizarla. En verdad el símbolo -a veces hermético como en la
astrología- cierra el canto iluminado de su poesía. Es una voz lírica, la de su verbo,
caudalosa y potente.
Juan Pinto
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"Nada mejor que un homenaje a este escritor argentino que en su obra testimonió
cómo la tarea de escritor solo alcanza su máxima grandeza cuando está inserta en
esa infinitamente más vasta y difícil de ser hombre y comprendió que ser realmente
argentino no consiste en caer en fáciles folklorismos, sino en rescatar lo universal y
eterno del hombre en nuestra particularidad nacional."
Cristina Piña
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Jean-François Podeur
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"En el abanico de posibilidades que toda obra ofrece para ser abordada, no se nos
escapa que La batalla de José Luna admite y más aún, exige - una lectura
histórico-política tendiente a indagar como nuestro autor plasmó todo su bagaje
experiencial en el que regocijantes vivencias y vigilias dolorosas se resolvieron en
opciones de irrenunciable signo. En otra dimensión, la idea del combate ya está
planteada obviamente a partir de su título y se erige en la imagen simbólica
estructurante de la obra. José Luna es el héroe elegido para cumplir una misión
consistente en sucesivas instancias bélicas dadas en gradación jerárquica que lo
llevarán a la Batalla final: la contestación de la gran pregunta. Esta obra constituye un
hito apreciable para estudiarla y reconocer al hombre que hizo de la existencia una
ardua "batalla" y un incesante peregrinar hacia la Luz".