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OBEDIENCIA

Josué 6.1-20

La obediencia de Josué se manifiesta en la historia de Jericó.

Dos puntos importantes:

1. Josué escuchó la orden de Dios: “Marcharéis alrededor de la ciudad” (Jos


6.3). Al escuchar la voz de Dios, siguió las instrucciones al pie de la letra,
sin vacilar
2. Josué obedeció, diciendo al pueblo: “¡Adelante! ¡Marchen alrededor de la
ciudad!” Y como resultado, Dios honró su obediencia: “La muralla se vino
abajo… y tomaron la ciudad” (Jos 6.20).

RESPONSABILIDAD

La responsabilidad de Josué es transmitir la fé a las siguientes generaciones Josué 3-5

Tuvo la misión de comandar las 12 tribus de Israel hacia Canaán la tierra prometida que era
habitada por los cananeos al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.

También tuvo la responsabilidad de la repartición de las tierras entre las 12 tribus

SUJECCION

Josue siempre estuvo sujeto al mandamiento de Dios, siempre anduvo y estuvo sujeto a la
obediencia de Moisés

La Obediencia

La otra forma de obediencia fue cuando Dios ordeno que cruzaran el rio Jordán, de ella
recogieran 12 piedras las cuales les harían recordar a sus hijos en el futuro de como dios los
hizo cruzar el Rio Jordán y que Dios anduvo con Josué.

Responsabilidad
Josué fue responsable en la dirección de su pueblo hacia la tierra prometida ya que escuchaba
la voz de Dios para tomar decisiones en bien del pueblo, nunca actuó de su propio
conocimiento.-

Sujeción

Josué aprendió a sujetarse desde muy joven a la dirección de Moisés.

Josué siempre estuvo sujeto a la voz de Dios


María y Marta: Escogiendo
correctamente nuestras prioridades 
¿Soy como María o como Marta cuando se trata de mi relación con Jesús?

María y Marta eran amigas y seguidoras de Jesús. Juntamente con su hermano


Lázaro, recibieron a Jesús en su casa en más de una ocasión. Sin embargo, en
una de las visitas de Jesús, eligieron hacer cosas muy diferentes, y la manera en
que Jesús reaccionó a tales acciones es una lección muy valiosa para nosotros
en estos días. Veamos la historia (Lucas 10:38-42): 

Marta está preocupada


Marta estaba apurada, sirviendo y haciendo todo lo posible para que su querido
invitado estuviera cómodo.  ¿Y dónde estaba María cuando Marta necesitaba de
su ayuda?  Ella eligió sentarse a los pies de Jesús, escuchándolo mientras
hablaba. 

Es muy fácil imaginarse como Marta pudo haberse sentido. Irritada, frustrada,
resentida. ¿Por qué tendría ella que hacer todo el trabajo? ¿No era justo que
María le ayudase?  De hecho, Marta se sintió tan justificada en su indignación
que fue a hablar con Jesús al respecto y le dijo: “Señor, ¿no te da cuidado que mi
hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.”

Pero en lugar de apoyar su queja, ¡Jesús la reprendió! “Marta, Marta, afanada y


turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha
escogido la buena parte, la cual no será quitada.”

Marta debió haber sentido como si le hubiesen dado una bofetada en la cara.
Allí estaba ella, haciendo todo lo posible para ser hospitalaria y que todo
marchase bien pero María solo estaba ahí sentada, ¿y lo que ella hacia era lo
correcto?
¿Te suena familiar?

Escogiendo correctamente nuestras prioridades 


Puede ser tan fácil para nosotros enfocarnos en todas las cosas que
necesitamos hacer y se deben lograr que perdemos de vista lo más importante.
¿No es posible que podamos enfocarnos demasiado en las preocupaciones de
la vida? Jesús lo aclara aún más en la parábola que contó sobre el
sembrador. “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra,
pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa.” Mateo 13:22.

La mayor prioridad en nuestras vidas debe ser escoger la parte buena, como lo
hizo María: aprender de Jesús para que podamos llegar a ser como Él. Es un
amor y una devoción hacia Él lo que hace que todo lo demás sea de poca
importancia. Es buscar las riquezas de sabiduría y entendimiento que están en
Él. Si no hacemos esto, ¿cómo podemos seguirlo, cómo podemos ser sus
discípulos? Un discípulo aprende del Maestro.

Esta no es una excusa para ser flojo y no asumir la responsabilidad de nada. Esta
es otra trampa. ¡Debemos ser hacedores de la Palabra, y no solamente oidores!
(Santiago 1:22) Pero lo que hacemos tiene que ser guiado por el Espíritu, cuya
voz aprendemos a escuchar eligiendo lo bueno. No hay bendición en
administrar nuestras propias vidas en base a nuestra comprensión humana de lo
que creemos que es importante. María entendió que necesitaba aprender más
de su Maestro y buscar las cosas que tienen valor eterno. Cuando hacemos eso
entonces podemos ser de bendición, porque así todas nuestras obras son
impulsadas por el Espíritu. El amor nos hace escuchar, aprender y guardar Sus
mandamientos. (1 Juan 5: 3)

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen“ Juan 10:27.

Ten cuidado de ti mismo


Podemos estar en peligro de caer en la misma trampa que Marta. Podemos
estar tan preocupados por lo que vemos como un comportamiento negativo en
los demás, y llegar a ser tan justos en nuestras buenas obras que comenzamos a
juzgar a los demás por no hacer lo que nosotros hacemos. Satanás es el que
está detrás de este tipo de pensamientos. Susurra mentiras y acusaciones,
tratando de crear tantos conflictos como pueda. Su objetivo es llevar a las
personas tan lejos como sea posible en la dirección opuesta a “la parte buena”,
para alejarlos de Jesús. Escucharlo y estar de acuerdo con él lleva a todo tipo de
inquietud, problemas y preocupaciones. ¡Necesitamos cerrarle la puerta a su
engaño!

Esta escrito en 1    Timoteo 4:16:  “Ten cuidado  de ti mismo  y de la doctrina;


persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren.”  Solo así nos irá bien en la vida. La elección incorrecta que hizo Marta
no fue que estuviera sirviendo y haciendo el bien. ¡Era que en su trabajo exigió y
criticó a María, en lugar de hacer lo que Jesús le enseñó! Si vivimos ante el
rostro de Dios, no tenemos motivo para mirar lo que hacen los demás y sentir
que tenemos derecho de juzgarlos. Vivimos en obediencia a la voz del Espíritu
en nuestras propias vidas, y lo que otros hacen no es de nuestra incumbencia.
No sabemos cómo Él está guiando a  los otros.

Levantémonos pues por encima de todo el ruido y nuestro interés de lo terrenal


y busquemos aquellas cosas que tienen un valor eterno. Como María,
encontremos esa comunión con el Maestro y con aquellos que lo siguen para
que podamos aprender y llegar a ser como Él. A través de la Palabra de Dios, la
comunión y la oración nos volvemos ricos en espíritu, y Dios nos dará todo lo
que necesitamos en abundancia.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8

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