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Número 144 www.ampmd.com Mayo 2013
ARTÍCULO DE REVISIÓN
Asociación Pro Estudio de la Diabetes y el Metabolismo (ANPEDEM) de Costa Rica
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Índice Página
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Introducción
L poblaciones. Un estudio español encontró que representan entre el 30% al 40% de todos
los pacientes atendidos en una consulta especializada de endocrinología clínica (1).
En la década de los años 60 del siglo pasado, se publicó en Costa Rica el primer reporte
alertando sobre la prevalencia de diversas patologías tiroideas. Los autores concluyeron
que “era importante considerar las enfermedades tiroideas…como problema de salud pública”
(2).
Muchos pacientes referidos a los servicios de Endocrinología de los distintos hospitales
nacionales, poseen patologías que pudieron manejarse adecuadamente por parte de médicos
generales y algunos especialistas, con el soporte educacional e informativo pertinente.
En Costa Rica, por ejemplo, el Servicio de Endocrinología del Hospital San Vicente de Paúl
(Heredia) recibió durante el año 2011 un total de 1129 referencias, de las cuales el 54,9%
correspondieron a diversos problemas tiroideos. Las patologías más frecuentes fueron:
“disfunción tiroidea en estudio”, bocio multinodular normofuncionante, pruebas tiroideas
alteradas, tiroiditis de Hashimoto, descartar patología tiroidea, seguir control en el hospital”
(25,6%), hipotiroidismo (24,8%, de los cuales el 21% fueron subclínicos), nódulos tiroideos
(16,9%) y tirotoxicosis (14,5%). Los médicos generales de las áreas de salud refirieron el
35,8% de los casos y con los médicos de empresa y del sistema de atención mixta, la cifra
alcanza casi el 50% de las referencias recibidas (3).
La Asociación Pro Educación en Diabetes, Endocrinología y Metabolismo (ANPEDEM) se
complace en compartir con el Cuerpo Médico Nacional, el abordaje inicial de las principales
patologías tiroideas, con la finalidad de optimizar el enfoque clínico y terapéutico de los
pacientes portadores de estas enfermedades.
Bibliografía complementaria
1. García-Mayor RV, Ríos M, JC y Galofré JC. Epidemiología de las enfermedades de la glándula tiroides
en Galicia. Rev Med Univ Navarra. 2006;50(1):11-16.
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http://www.binasss.sa.cr/revistas/rmcc/rmedica/400/art3.pdf.
3. Jiménez-Navarrete M y Ulate-Oviedo L. Base de datos de referencias al Servicio de Endocrinología,
año 2011. Servicio de Endocrinología, Hospital San Vicente de Paúl, Heredia.
Resumen
Las enfermedades tiroideas se manifiestan con frecuencia con pocos síntomas o ser
completamente asintomáticas. Salvo en los extremos del espectro clínico en donde se
presentan manifestaciones floridas, ya sean hipertiroidismo o hipotiroidismo, se observe a
simple vista un bocio o un nódulo, no es sencillo en muchas ocasiones orientar ciertos signos y
síntomas hacia el diagnóstico de alguna patología tiroidea. Por lo anterior, el diagnóstico de
hipo o hipertiroidismo se fundamenta en una historia y examen físico cuidadosos, siendo
fundamental conocer la fisiopatología tiroidea y las pruebas diagnósticas utilizadas. Los
estudios de laboratorio y gabinete nos permitirán solamente corroborar la impresión clínica y
dar seguimiento al tratamiento.
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Introducción
La patología tiroidea constituye el desorden endocrino más común en la práctica clínica, cuya
prevalencia es elevada, de ahí la importancia de un abordaje adecuado ante la sospecha de
trastornos a ese nivel.
En los últimos años los avances en los métodos diagnósticos de las tiroideopatías han
mejorado de forma significativa, tanto en su especificidad como en su sensibilidad; sin
embargo, la utilidad de estos estudios siempre irá de la mano con una anamnesis y examen
físico adecuados que orientarán al tipo de análisis a realizar.
El estudio de la tiroides se puede plantear desde varias aristas: funcional (las pruebas tiroideas
y estudios de medicina nuclear), morfológico (estudios de imagen) e histológico.
En este artículo nos ocuparemos de mostrar una guía rápida y práctica de cuándo utilizar y
cómo interpretar las herramientas diagnósticas más comunes.
Para mejorar la comprensión del tema, es útil recordar algunos aspectos básicos relacionados
con la fisiología tiroidea (1,9), estos son:
• La tiroides es estimulada por la hormona estimulante de la tiroides (TSH), cuya
secreción esta regulada por un mecanismo de retrocontrol dependiente de los niveles
de triyodotironina (T3) y tiroxina (T4).
• La glándula en condiciones normales secreta en su mayoría T4 y en menor proporción
T3. En los tejidos periféricos el T4 es convertido a T3 (hormona activa que se une a los
receptores celulares) por efecto de las desyodinasas.
• La mayor cantidad de hormona circulante es inactiva, ya que va unida a una proteína
transportadora (TBG); menos del 0.1% circula de forma libre, es capaz de unirse a los
receptores celulares y constituye la hormona activa.
b. Determinación de T3 y T4
Si la TSH se encuentra entre límites normales no es necesario realizar este tipo de análisis (a
menos que exista clínica para sospechar disfunción tiroidea de origen central). En caso de que
esté alterada el diagnóstico de hipotiroidismo o hipertiroidismo se confirma con la
determinación de T4.
Tanto T3 como T4 circulan en el torrente sanguíneo de dos formas, por lo cual podemos
determinar tanto su fracción libre como su nivel total (libre más unida a proteínas). El 99% de la
hormona circulante se encuentra ligada a la TBG, albúmina y otras proteínas y solo una
pequeña fracción es hormona libre y aunque en la mayoría de las ocasiones hay una buena
correlación entre ambas, existen situaciones en que los niveles de hormona total se altera sin
que eso traduzca patología. (4)
Los niveles de TBG pueden aumentar o disminuir en diversas condiciones, tanto fisiológicas
como patológicas, alterando con ello los niveles de hormona total no así la fracción libre, por lo
que el paciente se encuentra eutiroideo. Entre estas condiciones podemos citar (9):
• Aumento de TBG: exposición a estrógenos (embarazo, uso de anticonceptivos orales o
terapia de reemplazo hormonal).
• Disminución de TBG: desnutrición, síndrome nefrótico, uso de andrógenos o dosis altas
de glucocorticoides.
También la alteración puede darse en que la capacidad de fijación de la TBG se encuentre
disminuida (uso de AAS o fenitoína).
Por último, la determinación de T3 no se realiza de forma rutinaria sino que ésta se reserva
para condiciones como sospecha de hipertiroidismo por T3 (cursa con TSH suprimido y T4
normal)
Los valores normales de estas hormonas son (5):
c. Anticuerpos anti-tiroideos
Existe a disposición la determinación de varios anticuerpos, los más usuales son los
anticuerpos antiperoxidasa y antitiroglobulina, los cuales son marcadores de enfermedad
autoinmune. (6)
Su utilidad radica en ser un factor pronóstico de hipotiroidismo en pacientes con otros
elementos de riesgo (antecedentes heredofamiliares, presencia de bocio o enfermedad
subclínica), no así en el hipertiroidismo en donde su medición no determina el pronóstico de la
enfermedad. (6)
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En la actualidad también podemos medir los anticuerpos contra el receptor de TSH, lo cual es
determinante en casos dudosos de enfermedad de Graves, pues no solo contribuye a aclarar el
diagnóstico sino que también constituye un factor pronóstico de respuesta a la terapia médica
con tionamidas. Estos anticuerpos no se miden de forma rutinaria.
Cabe destacar, que la presencia por sí sola de anticuerpos antitiroideos no condiciona
disfunción tiroidea, pues hasta el 12% de la población general puede presentar positividad a los
mismos. (2)
Gamagrafía de tiroides
Este examen permite visualizar como se distribuye el radio trazador (yodo o tecnecio marcado)
en la glándula. Su utilidad ha disminuido a lo largo de los años, anteriormente se utilizaba en el
estudio de los nódulos para clasificarlos en calientes o fríos según su nivel de captación, dado
que los segundos tienen mayor probabilidad de malignidad (entre el 1-4%)
En la actualidad se usa en patologías como nódulo solitario con TSH suprimida con el objetivo
de establecer su funcionalidad.
Ultrasonido de tiroides
Se trata de un estudio morfológico y no funcional que permite la ubicación de lesiones y sirve
como guía de procedimientos invasivos (por ejemplo biopsia guiada por éste). El resultado del
ultrasonido determina conductas diagnósticas, terapéuticas o ambas hasta en el 63% de los
casos. (7,8)
Las características ultrasonográficas de los nódulos tiroideos permiten diferenciar o al menos
establecer una condición de riesgo de malignidad. Los nódulos malignos son en su mayoría
sólidos, hipoecoicos, mal definidos, no tienen halo y presentan microcalcificaciones en su
interior y aumento de la vascularidad. (10, 11)
Además el estudio ecográfico nos aporta una estimación acerca de la dimensión y volumen de
la glándula, presencia nódulos múltiples y en algunas ocasiones puede aportar datos
relacionados a procesos inflamatorios.
Conclusiones
Las pruebas de función tiroidea son el elemento auxiliar diagnóstico de mayor utilidad para el
estudio inicial de la disfunción tiroidea. Siendo la TSH la prueba de primera línea.
Existen otros estudios de laboratorio y gabinete que aportan información morfológica y
funcional de la glándula tiroidea, lo que permite tomar decisiones terapéuticas.
Dada la frecuencia de patología tiroidea en la práctica médica diaria, es indispensable un buen
enfoque diagnóstico que nos permita el uso racional de los estudios disponibles.
Bibliografía complementaria
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9. Larsen: Williams text book of Endocrinology. 10th ed. 2003:chapter 10.
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11. Kakkos SK, Scopa CD, Chalmoukis AK, Karachalios DA, Harkoftakis JC, Karavias DD, Androulakis JA,
Vagenakis AG. Relative risk of cancer in sonographically detected thyroid nodules with calcifications. J
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Nódulo tiroideo
Resumen
Los nódulos tiroideos son entidades comunes en la población general y son clínicamente
importantes porque producen síntomas compresivos, disfunción tiroidea y pueden ser malignos.
Por este motivo se debe tener una estrategia estructurada de estudio y manejo de éstos. El
estudio inicial de los nódulos tiroideos comprende la historia clínica completa, examen físico,
medición de TSH y ultrasonido de tiroides. Si el ultrasonido muestra características que
sugieran malignidad, se debe realizar biopsia por aspiración con aguja fina. Los nódulos
benignos requieren seguimiento del paciente y en caso de síntomas compresivos el manejo es
quirúrgico o con otras opciones terapéuticas. En los nódulos con biopsia insatisfactoria o con
atipia o lesión folicular de significancia indeterminada se debe repetir la biopsia por aspirado.
En los nódulos cuya biopsia muestra neoplasia folicular se debe considerar una gammagrafía
de tiroides para diferenciar entre adenoma y carcinoma. Nódulos sospechosos por malignidad o
malignos son de manejo quirúrgico.
Los nódulos tiroideos son entidades comunes (1), que frecuentemente son descubiertos en la
práctica clínica, ya sea durante el examen físico, o incidentalmente por estudios de imágenes
(2). La American Thyroid Association (ATA) define nódulo tiroideo como “lesión dentro de la
glándula tiroides que difiere radiológicamente con respecto parénquima tiroideo adyacente” (3).
Aunque no conocemos la prevalencia de los nódulos tiroideos en nuestro país, la literatura
reporta una prevalencia de nódulos palpables de 4 a 7% y por ultrasonido hasta un 67% de la
población general (1, 4). Además la prevalencia aumenta con la edad, la exposición a
radiación ionizante y en mujeres (4). En los Estados Unidos de Norteamérica se estima una
incidencia anual de aproximadamente 0,1% por año (2).
Los nódulos tiroideos son importantes desde el punto de vista clínico por varias razones.
Pueden producir síntomas compresivos, disfunción tiroidea o ser malignos. Ante dichas
posibilidades y por la alta frecuencia de esta patología es de vital importancia contar con una
estrategia estructurada de estudio y manejo de los pacientes con nódulo tiroideo.
El estudio lo podemos dividir en dos fases, la primer fase del estudio se le realizará a todo
paciente con nódulo tiroideo, y la segunda al paciente en el cual se sospeche que el nódulo es
maligno.
La evaluación clínica de un paciente con nódulo tiroideo se inicia con una historia clínica y
examen completos. En la mayoría de los casos los pacientes se encuentran asintomáticos, y el
nódulo tiroideo es descubierto durante un chequeo médico general o incidentalmente durante
un estudio de imágenes que el paciente se realizó por otro motivo. En algunas ocasiones, el
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paciente lo puede notar cuando se encuentra frente al espejo o porque lo logra palpar al
tocarse el cuello.
Dentro de la historia clínica algunos elementos pueden aumentar el riesgo de malignidad del
nódulo, como son: historia familiar de cáncer de tiroides, crecimiento rápido del nódulo, historia
de irradiación a cuello y pacientes con edades de menos de veinte o más de setenta años (1, 4,
5).
Al examen físico existen algunos factores de riesgo que se pueden asociar a malignidad del
nódulo y siempre se deben buscar a la exploración, como son: aumento de la consistencia del
nódulo, adherencia a planos adyacentes, adenopatías sospechosas y parálisis de cuerda vocal
(4, 5).
Además como parte de la primera fase de estudio se debe realizar una medición de la hormona
estimulante de la tiroides (TSH) y un ultrasonido de tiroides.
Si la TSH se encuentra fuera del rango normal, se debe realizar medición de las hormonas
tiroideas para clasificar y tratar la disfunción tiroidea. Los pacientes con TSH alto tienen mayor
riesgo de malignidad del nódulo (6). Por otro lado, los pacientes con TSH bajo tienen menor
riesgo de malignidad que los pacientes con TSH normal o alto (7).
El ultrasonido de tiroides es el estudio por imágenes más sensible y específico para evaluar los
nódulos tiroideos (5). Es un método no invasivo, barato y puede detectar nódulos que no se
encuentren al examen físico o por otros medios diagnósticos (4). El rol del ultrasonido es
confirmar la presencia del nódulo y las características del mismo, como son el tamaño, la
localización, y la presencia o ausencia de características sospechosas de malignidad. Además,
puede evaluar la presencia de otros nódulos y linfadenopatías cervicales (8).
El ultrasonido no está recomendado como tamizaje para la población general por la alta
incidencia de nódulos tiroideos, la ATA y otras asociaciones clínicas recomiendan realizar
ultrasonido de tiroides en aquellos pacientes con nódulos palpables, con historia de irradiación
a cuello, historia familiar de cáncer de tiroides y pacientes con adenopatías inexplicables (3, 4,
8).
Se han identificado múltiples características ultrasonográficas de los nódulos que se asocian a
malignidad (cuadro nº1), la presencia de una sola característica no hace sospechosa una
lesión, pero la presencia de varias incrementan la sensibilidad y especificidad para el
diagnóstico de malignidad (4, 5, 8). Si existen dos o más características se debe continuar con
la segunda fase de estudio diagnóstico.
Todos aquellos nódulos con características de malignidad se les debe realizar biopsia por
aspirado con aguja fina (BAAF). La BAAF es el examen de elección para la valoración de un
nódulo sospechoso y es aceptado como prueba diagnóstica pasa determinar si el nódulo es
maligno o benigno (1, 3, 9).
Según el más reciente sistema de reporte de citologías tiroideas de Bethesda, el resultado de la
BAFF se divide en seis categorías (9, 10):
1. No diagnostica o insatisfactoria.
2. Benigno.
3. Atipia de significancia indeterminada o lesión folicular de significancia indeterminada.
4. Neoplasia folicular o sospechoso de neoplasia folicular.
5. Sospechosa de malignidad.
6. Maligna.
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Nódulos con citologías no diagnostica o insatisfactoria:
Aproximadamente el 70% de las citologías son reportadas como benignas. Dentro de las
citologías benignas se incluyen: el nódulo coloide, la tiroiditis linfocítica, la tiroiditis
granulomatosa, el adenoma macrofolicular y el quiste de tiroides (2).
En la gran mayoría de los casos los nódulos tiroideos benignos no requieren terapéutica. La
ATA recomienda en nódulos benignos realizar un control de ultrasonido de 6 a 18 meses luego
de la citología inicial, si el tamaño se mantiene estable las próximas valoraciones se pueden
realizar cada 3 a 5 años (3). Si se incrementa el volumen del nódulo en más de un 50% es
recomendado repetir la BAAF (3).
En caso de que el nódulo produzca síntomas compresivos se pueden tratar por medio de
cirugía o inyección percutánea de alcohol (3). En caso de quistes tiroideos puede aspirarse su
contenido y así reducir el tamaño, no obstante, esta opción tiene índices de recurrencia entre
un 60 a 90% de los casos (2).
Actualmente no se recomienda la terapia de supresión de TSH con levotiroxina para disminuir
el tamaño del nódulo (2, 3), ya que pocos nódulos presentan una disminución significativa de
su tamaño y la terapia de supresión con levotiroxina no está libre de efectos adversos, como
son disminución de la densidad ósea, principalmente en mujeres postmenopáusicas, fibrilación
auricular e incremento de la morbilidad y mortalidad cardiovascular (2).
Cuando una BAAF es reportada como neoplasia folicular o sospechoso de neoplasia folicular
es imposible, desde el punto de vista citológico, diferenciar entre un adenoma folicular o un
carcinoma folicular; en estos casos la ATA recomienda realizar una gammagrafía de tiroides.
En caso de que el nódulo sea hiperfuncionante el riesgo de malignidad es muy bajo, no
obstante, si el nódulo no se visualiza o es un nódulo hipofuncionante el riesgo de malignidad
aumenta y debe ser de manejo quirúrgico (3).
En algunas citologías pueden existir algunas características de malignidad sutil y focales que
no permiten hacer un diagnóstico definitivo de malignidad. En estos casos, la ATA recomienda
practicar cirugía (3). Actualmente existen marcadores genéticos que se pueden realizar antes
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de la cirugía para discernir si la lesión es maligna o benigna (2, 3); no obstante, aún no están
disponibles en nuestro medio.
El 5% de las biopsias son reportadas como malignas, donde se incluyen el carcinoma papilar,
carcinoma medular, carcinoma anaplásico, linfoma y metástasis (2). Los nódulos malignos
requieren manejo quirúrgico (2, 3, 4, 5, 9).
Conclusión
Los nódulos tiroideos son frecuentes en la población general y debido a su importancia clínica
se debe contar con una estrategia de estudio, la cual debe ser estructurada y costo efectiva,
para poder realizar un diagnóstico adecuado, así como una guía para el manejo de los mismos.
Cuadro nº 1
Características ultrasonográficas de los nódulos tiroideos asociados a malignidad
Ecogenicidad Hipoecogénico
Microcalcificaciones Presentes
Bibliografía complementaria
1. Bomeli S, LeBeau S, Ferris R. Evaluation of a thyroid nodule. Otolaryngol Clin N Am. 2010;43:229-38.
2. Popoveniuc G, Jonklaas J. Thyroid Nodules. Med Clin N Am. 2012;96:329–49.
3. Cooper D, Doherty G, Haugen B, Kloos R, Lee S, Mandel S et al. Revised American Thyroid Association
Management Guidelines for Patients with Thyroid Nodules and Differentiated Thyroid Cancer The
American Thyroid Association (ATA) Guidelines Taskforce on Thyroid Nodules and Differentiated Thyroid
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4. Gharib H, Papini E. Thyroid Nodules: Clinical Importance, Assessment, and Treatment. Endocrinol Metab
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5. Miller C. The patient with thyroid nodule. Med Clin N Am. 2010;94:1003–15.
6. Boelaert K, Horacek J, Holder RL, Watkinson J, Sheppard M, Franklyn A. Serum thyrotropin concentration as
a novel predictor of malignancy in thyroid nodules investigated by fine-needleaspiration. J Clin Endocrinol
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7. Fiore E, Rago T, Provenzale MA, Scutari M, Ugolini C, Basolo F et al. Lower levels of TSH are associated with
a lower risk of papillary thyroid cancer in patients with thyroid nodular disease: thyroid autonomy may
play a protective role. Endocr Relat Cancer. 2009;16(4):1251–60.
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10. Baloch Z, LiVolsi V, Asa S, Rosai J, Merino M, Randolph G, et al. Diagnostic terminology and morphologic
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Levotiroxina
Resumen
Introducción
Indicaciones:
Terapia de reemplazo: hipotiroidismo primario (etapa hipotiroidea de la tiroiditis
subaguda o de la tiroiditis de Hashimoto, bocios hipofuncionantes, posterior a tiroidectomía,
deficiencia de yodo, hipotiroidismo inducido por medicamentos, congénito, durante el
embarazo), hipotiroidismo secundario (hipopituitarismo) (6).
Terapia supresiva: posterior a cirugía del cáncer diferenciado de tiroides. Por lo
general se requieren dosis de 2 µg por Kg por día (7), ver artículo correspondiente.
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Cuadro nº 1
Dosis y características asociadas de la levotiroxina
Lactantes y niños requieren más T4 por Kg de peso que los adultos: de 1 a 6 meses de
edad 10 a 15µcg/kg peso/día, mientras que los adultos un promedio de 1.6 a 1.8
µcg/kg/día.
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Precauciones en diabéticos: puede conducir a una disminución en la demanda de
antihiperglicémicos orales y de insulina.
Cuadro nº 2
Condiciones no farmacológicas que mantienen TSH elevada en pacientes con
levotiroxina.
Levotiroxina insuficiente: mala adherencia (la causa más frecuente) o prescripción inadecuada.
Pseudomalabsorción.
Alergia a la levotiroxina. Son pocos los reportes en la literatura internacional relacionados con
alergia a la levotiroxina. En una presentación de un caso reciente (13), se discutió que podría
presentarse secundariamente a los ingredientes inactivos base (ej. acacia, talco, lactosa,
estearato de magnesio, gluten, sucrosa, etc). La alternativa sugerida en este caso clínico fue
sustituir la preparación de levotiroxina en tableta a una nueva preparación en gel (14); sin
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embargo, faltan estudios que evidencien si esta preparación va a resultar tan efectiva como se
propone.
La levotiroxina sintética es muy estable, uniforme en su contenido, tiene bajo costo, carece de
proteínas alergénicas, se mide fácilmente mediante concentraciones séricas y posee una vida
media larga (7 días), lo cual permite su administración una vez al día (15).
A pesar de que muchos clínicos acostumbran prescribir este fármaco de varias maneras (cinco
días a la semana, días alternos, tres veces a la semana, etc.), en la literatura médica revisada
no hay evidencia de que esta práctica sea igual de efectiva en cuanto a la biodisponibilidad del
medicamento al compararla con la dosis diaria recomendada. Lo anterior, se ha querido
justificar en el hecho de que la recomendación generalizada es ajustar la dosis del fármaco
cada 4 a 6 semanas, con la finalidad de alcanzar un estado estable a las seis vidas medias,
pero no se ha demostrado que fraccionando dosis sea igualmente efectivo que una dosis diaria
o que mejore la adherencia de los pacientes (16).
Interacciones medicamentosas
Cuadro nº 3
Mecanismos de acción y efectos de medicamentos y de alimentos de uso frecuente en la
acción de la levotiroxina.
Disminución en la Andrógenos,
Disminuido.
concentración de la TBG. glucocorticoides.
Carbamazepina,
Aumentado. Fenobarbital
Inducción de la actividad estrógenos, estatinas (?),
también puede
enzimática hepática. fenobarbital, fenitoína y
disminuirlo.
rifampicina.
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Disminuido. Amiodarona
Inhibición de la 5´- Amiodarona, bloqueadores
también puede
deionidasa. beta, glucocorticoides.
aumentarlo.
Dopamina, glucocorticoides,
Inhiben la secreción de
levodopa, metformina, Disminuido.
TRH o TSH.
ocreótido.
Inhiben la síntesis de la
hormona tiroidea o su Litio. Disminuido.
liberación.
Anfetaminas, antidepresivos
Mecanismo incierto. tricíclicos, fluoxetina, Aumentado.
paroxetina.
Adaptado de: Kundra y Burman (17).
Contraindicaciones.
Angina de pecho, miocarditis o pericarditis y trastornos del ritmo cardíaco. Tener precaución
ante el infarto agudo del miocardio e insuficiencia cardiaca. De acuerdo al criterio del médico
tratante, si estas patologías están bien controladas, puede considerarse la prescripción con las
precauciones anotadas.
Una extensa revisión reciente de la literatura médica concluyó que se necesitan estudios
prospectivos y controlados que apoyen la prescripción combinada de T3 y T4, proponiendo a
la vez que se formulen fármacos con perfiles hormonales que asemejen mejor la terapia
hormonal de reemplazo que las actuales preparaciones medicamentosas ofrecen (19).
A la fecha no se recomienda su uso rutinario, hasta no poseer mayor apoyo de medicina
basada en la evidencia.
Bibliografía complementaria
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Hipotiroidismo subclínico
Resumen
Definición
144-05-13-AR www.ampmd.com 16
Epidemiología
El HSC se presenta con una prevalencia de 6-12% en la población general, siendo dos veces
más frecuente en el sexo femenino, en la raza blanca y en población de edad avanzada (2).
Etiología
Las causas del HSC son muy variadas , pero al igual que con el hipotiroidismo franco, la
mayoría de las veces es producido por causas primarias que afectan la glándula tiroidea de tipo
autoimmune como la tiroiditis de Hashimoto, pudiendo verse asociada otras patologías
autoinmunes como artritis reumatoide, vitiligo, diabetes mellitus tipo 1, entre otras. Otras
causas son las fases de recuperación de las tiroiditis subagudas o de las tiroiditis indoloras y la
tiroiditis post-partum. Causas iatrogénicas son también frecuentes, causadas por cirugía,
radioterapia, tratamiento con iodo radioactivo y el uso de antisépticos, antitusivos o medios de
contraste iodados. Podemos identificar HSC también asociado a síndromes genéticos como
síndrome de Down o síndrome de Turner y al uso de drogas como interferón, carbamazepina,
ácido valproico, fenotiazinas y más raramente tamoxifeno (2, 3, 4).
Cuadro Clínico
Diagnóstico diferencial
Pronóstico
La decisión de tratar un paciente debe estar sustentada en evidencia científica que asegure
que la intervención terapéutica beneficia en forma indiscutible al paciente. La mayoría de las
guías recomiendan tratar pacientes con niveles de TSH ≥ 10 mUI/ml, persistiendo la
controversia cuando los niveles son inferiores. Un meta – análisis reciente sugiere que el
tamizaje seriado de pacientes con niveles bajos no está justificado. Se requieren de estudios
aleatorizados y controlados con placebo que permitan identificar subpoblaciones tributarias de
tratamiento con niveles de TSH ≤ 10 uUI/mL.
El tratamiento con dosis substitutivas de levotiroxina sódica deberá individualizarse, iniciando
con dosis bajas e incrementos progresivos y monitoreo cada 2-3 meses de TSH hasta lograr la
meta requerida para cada paciente, según su substrato clínico, evitando en todo momento el
uso de dosis suprafisiológicas (18).
Conclusiones
El HSC es una entidad clínica frecuente, la cual requiere de un aborde cuidadoso con el fin de
evitar tratar indiscriminadamente un gran número de pacientes y someterlos a riesgo
innecesario de sobredosificación con levotiroxina, con las consecuencias negativas que esto
impone sobre la salud musculoesquelética, psíquicoafectiva y cardiovascular (18). En la
práctica general se acepta tratar con levotiroxina a los pacientes que presenten niveles de TSH
≥10 uUI/mL. Debemos también tratar a las pacientes embarazadas o con deseos de fertilidad
con el fin de mantener los niveles de TSH por debajo de 2.5 uUI/mL y sustituir con pequeñas
dosis progresivas a aquellos pacientes de alto riesgo cardiovascular, con disfunción diastólica
o con bocio asociado a elevación de anticuerpos antitiroideos, aún con niveles de TSH por
debajo de 10 uUI/mL (19).
Mientras no desaparezca la controversia y se defina si realmente otros pacientes se benefician
con el tratamiento, debemos de individualizar cada caso y dar seguimiento adecuado a
nuestros pacientes.
Bibliografía complementaria
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Hipertiroidismo
Resumen
Introducción
Cuadro nº 1
Causas de hipertiroidismo y tirotoxicosis
Hiperemesis gravídica
de Quervain)
144-05-13-AR www.ampmd.com 20
Enfermedad inflamatoria
Manifestaciones clínicas
El exceso de hormonas tiroideas afecta todos los sistemas fisiológicos del organismo. Estos
efectos están dados por la interacción de la hormona T3 con receptores nucleares que regulan
la transcripción de muchos genes diferentes. Además, el exceso de T3 produce algunos
efectos no-genómicos como es el aumento en la actividad de los receptores beta-adrenérgicos.
Los síntomas y signos cardiovasculares son los que usualmente predominan en el paciente con
tirotoxicosis. Taquicardia, actividad ectópica supraventricular y fibrilación auricular pueden
presentarse aún en pacientes con corazones por lo demás normales (5). Existen gran cantidad
de síntomas y signos (cuadro nº 2) de diferente intensidad y severidad que no siempre van a
estar presentes en todos los pacientes. El compromiso ocular de la exoftalmopatía infiltrativa es
específico de la enfermedad de Graves y algunos pacientes mayores se presentarán con
menos síntomas clásicos y se manifestarán más frecuentemente con complicaciones
cardiovasculares como fibrilación atrial e insuficiencia cardiaca.
Cuadro nº 2
Síntomas y signos de tirotoxicosis
Fatiga, nerviosismo,
Sistema nervioso labilidad emocional,
Hiperactividad, hiperquinesia, insomnio
central ansiedad, hiperactividad,
pobre concentración
Adelgazamiento y caída
Pelo
de pelo
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Intolerancia al calor,
Piel Piel tibia y húmeda, palmas húmedas
sudoración excesiva
Aumento de apetito,
pérdida de peso
Gastrointestinal Hiperdefecación
La medición de TSH es la prueba con más alta sensibilidad para el diagnóstico y la más
apropiada para el tamizaje y exclusión de la tirotoxicosis. En un ensayo de laboratorio de
adecuada sensibilidad, la TSH será reportada suprimida (usualmente <0.1 uUI/mL). La
exactitud en el diagnóstico se logra midiendo T4 libre en el mismo momento. Los niveles de T4
libre están elevados prácticamente en todos los casos de hipertiroidismo establecido, pero si el
T4 libre está normal y el TSH está suprimido, debe medirse el nivel de T3 libre para identificar
aquellos casos de tirotoxicosis por T3 que algunas veces se presenta principalmente asociado
a adenoma solitario tóxico. Si la TSH no está suprimida, se puede descartar tirotoxicosis
excepto en aquellos casos muy raros como tumores hipofisiarios productores de TSH y el
síndrome de resistencia a hormonas tiroideas (en este último, el paciente se encuentra
eutiroideo). Si el paciente presenta niveles elevados de T4 libre y T3 libre con un TSH
suprimido no es necesario realizar ninguna otra prueba de laboratorio. En la mayoría de los
casos, la etiología de la tirotoxicosis puede ser obvia basado en la historia clínica y el examen
físico principalmente si existen manifestaciones extratiroideas de la enfermedad de Graves o
también, por las características clínicas del bocio. Si persiste la duda, un ultrasonido de tiroides
o una imagen tiroidea con captación de iodo radioactivo pueden ser útiles. La captación tiroidea
típicamente estará disminuida en la tiroiditis silente, tiroiditis subaguda, hipertiroidismo inducido
por iodo, tirotoxicosis facticia, struma ovarii y cáncer tiroideo folicular metastásico. Las
imágenes con isótopos como tecnecio o iodo pueden diferenciar entre la captación focal en uno
o más nódulos autónomos, de la captación difusa de la enfermedad de Graves. El uso de estos
métodos de investigación para un diagnóstico etiológico preciso o como predictores de
respuesta a un tratamiento específico, se sugiere reservarlos para casos especiales o
restringidos que son manejados por el especialista. El diagnóstico de hipertiroidismo por
enfermedad de Graves puede ser confirmado por la medición de anticuerpos contra el receptor
de TSH (TSHR Ab) el cual puede ayudar a diferenciar una enfermedad autoinmune de un
hipertiroidismo por enfermedad nodular tóxica. Esta es una nueva tecnología presente en
nuestro medio pero no difundida a todos los laboratorios.
144-05-13-AR www.ampmd.com 22
Tratamiento del hipertiroidismo por enfermedad de Graves
Después de una confirmación bioquímica de la enfermedad, se debe escoger entre tres tipos
principales de tratamiento: drogas antitiroideas, radioiodo o cirugía. Un estudio prospectivo
comparó los resultados entre todos los tratamientos y demostró una satisfacción del 90% por
parte del paciente y sin diferencia en el tiempo requerido para lograr el eutiroidismo (6). Otro
estudio aleatorizado demostró una calidad de vida a largo plazo similar para las tres opciones
terapéuticas, aunque el radioiodo se asoció, en ese contexto, con un menor costo (11). El
tratamiento debe escogerse según las características individuales de cada paciente tomando
en cuenta la probabilidad de remisión con el uso de drogas antitiroideas, la posibilidad de un
futuro embarazo, el tamaño del bocio, la presencia de comorbilidades, así como la preferencia
del paciente.
Drogas antitiroideas
Las tionamidas son las drogas antitiroideas de elección. Las principales son carbimazol, su
metabolito activo metimazol, y propiltiouracilo (PTU), esta última la única disponible en nuestro
país. Su principal acción es inhibir la organificación del iodo y el acoplamiento de iodo-tironinas
con lo cual se inhibe la síntesis de hormona tiroidea. Estas drogas también pueden tener un
efecto inmunosupresor. El PTU inhibe la conversión periférica de T4 a T3, pero este efecto es
raramente importante. Las drogas antitiroideas pueden utilizarse por tiempo corto como
preparación del paciente para recibir radioiodo o cirugía o utilizarse por tiempo largo para tratar
de inducir remisión prolongada del hipertiroidismo. La dosis de inicio habitual de PTU es 50-150
mg c/8h pero casos severos pueden necesitar dosis mayores. Con este abordaje la mayoría de
los pacientes van a lograr normalización de los niveles de T3 y T4 después de 8-12 semanas.
La principal causa de fallo es la falta de cumplimiento del tratamiento. Se recomienda valorar la
función tiroidea cada 4-8 semanas ya que podría llevarse al paciente a un hipotiroidismo si no
se titula la dosis conforme el nivel de T4 libre va descendiendo. Los niveles séricos de TSH
pueden permanecer suprimidos por semanas o meses después de lograr la normalización del
T4 libre, en este caso no es necesario el aumento de la dosis del antitiroideo. En caso
contrario, si la TSH sube por encima del rango normal, es necesaria una reducción de la dosis.
Si el objetivo del tratamiento antitiroideo es inducir remisión; el tratamiento debe continuarse
por 12-18 meses, ya que cursos más cortos están asociados a tasas más altas de recaída.
Tratamientos por más de 18 meses no se asocian a aumentos en la tasa de remisión (7). La
tasa de remisión global en enfermedad de Graves es 30-50% (7). Los factores que predicen
poca probabilidad de remisión son: enfermedad más severa, sexo masculino, edad <40 años,
altos niveles de TSHR Ab, bocio grande y fumado. La presencia de estos factores puede guiar
a la elección de radioiodo o cirugía como tratamiento definitivo.
Los efectos adversos son poco frecuentes, presentándose aproximadamente en 3% de los
casos, siendo la mayoría leves y transitorios. La agranulocitosis es el más temido, ocurre en
0.2-0.3% de los pacientes, usualmente en los primeros 2-3 meses de tratamiento
independientemente de la dosis de PTU. La vigilancia con determinaciones seriadas de
leucogramas no está recomendada por el rápido desarrollo de esta complicación que no
permitiría su detección con esta estrategia.
El tratamiento con beta-bloqueadores mejora síntomas como taquicardia, palpitaciones, tremor
y ansiedad y deben considerarse en los pacientes muy sintomáticos. Los beta-bloqueadores
pueden ser el único tratamiento para utilizar en casos leves previo al uso de radioiodo como
tratamiento de primera línea.
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Radioiodo
Cirugía
La cirugía es pocas veces utilizada como tratamiento del hipertiroidismo. Los pacientes deben
ser tratados con antitiroideos para llevarlos a eutiroidismo antes de la cirugía para evitar una
tormenta tiroidea. Las indicaciones para el tratamiento quirúrgico incluyen bocio grande,
sospecha o presencia de cáncer tiroideo, embarazo (cuando hay efectos secundarios serios
con antitiroideos) o deseo de embarazo pronto y exoftalmopatía severa. La recaída posterior a
un curso de antitiroideos es también una indicación relativa para cirugía. La tiroidectomía total
es el abordaje quirúrgico preferido ya que procedimientos de menor extensión tienen una tasa
de recaída de hasta 30% en un estudio (8), con una tasa de complicaciones similar para ambos
procedimientos. El hipoparatiroidismo permanente y la lesión del nervio laríngeo recurrente
ocurren en menos de 2% y 1% respectivamente en manos experimentadas.
Los principios del tratamiento de tirotoxicosis por uno o más nódulos autónomos funcionantes
son los mismos que para la enfermedad de Graves excepto que la condición fisiopatológica
subyacente no entra en remisión, por lo que las drogas antitiroideas sólo deben ser usadas
como preparación para el tratamiento con radioiodo o cirugía. El tratamiento a largo plazo con
dosis bajas de antitiroideos puede ser utilizado en pacientes con una expectativa de vida corta
o que no sean candidatos a recibir radioiodo o cirugía.
Tiroiditis
Conclusión
Bibliografía complementaria
Resumen
Las hormonas tiroideas tienen un rol prioritario en el crecimiento y desarrollo del niño, la
mielinización del sistema nervioso central, el metabolismo y muchas otras funciones del
organismo. Los trastornos tiroideos constituyen las endocrinopatías más comunes en pediatría.
El hipotiroidismo puede ser congénito o adquirido, en el caso del congénito las causas pueden
ser disgenesia tiroidea o déficit de síntesis (dishormogénesis). La tiroiditis crónica (Hashimoto)
es la causa más común de hipotiroidismo adquirido. En ambos casos el tratamiento de elección
es la levotiroxina. El hipertiroidismo en niños es menos frecuente que en adultos, y la causa
más común es la enfermedad de Graves, la sintomatología es similar a la del adulto, en cuanto
a opciones terapéuticas hay 3 diferentes: medicamentos, cirugía y radioiodo, cada una con sus
144-05-13-AR www.ampmd.com 25
riesgos y beneficios. Este capítulo describirá los aspectos más relevantes de cada patología
tiroidea en el niño.
Introducción
Las hormonas tiroideas tienen un rol prioritario en el crecimiento y desarrollo del niño, la
mielinización del sistema nervioso central, el metabolismo y muchas otras funciones del
organismo. Los trastornos tiroideos constituyen las endocrinopatías más frecuentes en
pediatría, por lo cual un adecuado diagnóstico y tratamiento son deseables. En este capítulo se
describirán los principales aspectos de las patologías que afectan la función tiroidea en
pediatría.
Hipotiroidismo congénito
144-05-13-AR www.ampmd.com 26
Hipotiroidismo Adquirido
Hipertiroidismo
Conclusiones
Las enfermedades tiroideas en pediatría son patologías frecuentes, que pueden afectar
negativamente el desarrollo del niño, si no se da un diagnóstico oportuno, y un tratamiento
adecuado. A pesar de que la sintomatología es muy similar a la del adulto, existe un retraso en
su diagnóstico en niños. Por lo tanto es importante sospechar disfunción tiroidea si hay
síntomas sugestivos.
Bibliografía complementaria
144-05-13-AR www.ampmd.com 28
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Resumen
Introducción
Las tres variantes más frecuentes del carcinoma de tiroides son el diferenciado (que incluye el
papilar y el folicular), el medular y el indiferenciado. Puede haber otros tipos menos frecuentes
como el linfoma tiroideo. Dado que el enfoque de este artículo está orientado a las patologías
de mayor prevalencia en atención primaria, el énfasis se hará en carcinoma diferenciado de
tiroides.
Cuadro nº 1
Clasificación de riesgo del carcinoma diferenciado de tiroides.
Bajo riesgo:
Riesgo intermedio:
Alto riesgo:
− Metástasis a distancia.
Los Servicios de Medicina Nuclear de los hospitales San Juan de Dios, México y Calderón
Guardia tienen disponibilidad de tratamiento con I131 para los pacientes con CDT. El I131 es un
isótopo del yodo que libera radiación gamma y beta. Se aprovecha el atrape fisiológico del yodo
por parte de la célula folicular de la tiroides para lograr una mayor concentración intracelular de
este isótopo y así producir destrucción local de la célula. El tratamiento con I131 se realiza con 3
objetivos:
144-05-13-AR www.ampmd.com 30
1. Eliminación del remanente tiroideo post cirugía. Esto facilita el seguimiento ya que como
se mencionará posteriormente, la tiroglobulina se usa como marcador tumoral.
2. Como terapia adyuvante para disminuir el riesgo de recurrencia ante la posibilidad de
destruir células tumorales microscópicas no demostrables aún clínicamente.
3. Como tratamiento de enfermedad persistente.
Los lineamientos para seleccionar el paciente que va a recibir I131 y la dosis utilizada
varían según cada centro. No hay un consenso general de cuándo, a qué paciente y en qué
dosis se utiliza el I131. Sin embargo, las recomendaciones de la Asociación Americana de
Tiroides son:
• Todo paciente con metástasis a distancia, extensión extratiroidea macroscópica,
tamaño del tumor mayor a 4 cm.
• Se puede recomendar en casos seleccionados de tumores entre 1 y 4 cm localizados a
la tiroides con metástasis ganglionares u otras características de riesgo que hacen que
el riesgo global del paciente sea intermedio o alto (según se definió en cuadro nº 1).
Para administrar I131, hay varias consideraciones. En primer lugar, se requiere una TSH
elevada (mayor a 30 mUI/ml) para estimular la captación del I131 por parte de la célula folicular
de la tiroides. Esto se puede lograr de 2 formas: suspendiendo el uso de la levotiroxina por 4-6
semanas o usar TSH recombinante. En nuestro medio, lo habitual es hacerlo por medio de la
suspensión de levotiroxina. Para evitar el hipotiroidismo, se puede sustituir con triyodotironina
(T3), que tiene una vida media más corta, por unas 4 semanas para luego dejar al paciente 2
semanas sin tratamiento(6). Los lineamientos nacionales de radioprotección indican que si se
va a administrar más de 30 mCi de I131, se debe hospitalizar al paciente. Dependiendo de la
dosis recibidaI131, se recomienda períodos diferentes de aislamiento, para radioprotección; lo
usual es alrededor de una semana adicional. La levotiroxina se reinicia a las 24 horas después
de haber recibido el I131. Muchos de los pacientes por lo tanto, van a requerir incapacidad
laboral, ya sea por el hipotiroidismo o por el período de aislamiento que ameritan.
El tratamiento con levotiroxina no es sólo sustitutivo por la tiroidectomía sino que se busca
también bajar los niveles de la TSH para evitar el estímulo que puede producir esta hormona
sobre la proliferación de las células residuales foliculares de la tiroides. Dado que las células
del CDT derivan de estas células, se ha demostrado que reducir el nivel de la TSH está
asociado con menor riesgo de recurrencia en pacientes de alto riesgo(7). El nivel de supresión
de TSH varía según la clasificación de riesgo del paciente, siendo de menos de 0.1 uUI/mL
para pacientes de riesgo intermedio o alto y entre 0.1 y 0.5 uUI/mL para pacientes de bajo
riesgo. No es de extrañar por lo tanto, que en muchos de estos casos los especialistas buscan
tenerlos con niveles de TSH más bajos de lo expresado en los rangos de referencia. Esto es
terapéutico y por lo tanto la dosis alta de levotiroxina se debe mantener.
Seguimiento
En pacientes que han recibido I131, por lo general se hace al menos un rastreo de cuerpo entero
con I131 al año de tratamiento con el fin de evaluar si hay tejido que capta aún I131. Para realizar
este rastreo, se requiere una preparación en cuanto a suspensión de levotiroxina, similar a
cuando se da el tratamiento con el I131. También se aprovecha este estado de hipotiroidismo
para medir una tiroglobulina estimulada, llamada así porque la TSH alta estimula la producción
de tiroglobulina por la célula folicular de la tiroides.
144-05-13-AR www.ampmd.com 31
Además, se recomienda realizar un ultrasonido anual y mediciones de TSH, tiroglobulina y los
anticuerpos antitiroglobulina. La tiroglobulina está adquiriendo cada día mayor valor como
factor pronóstico. Lo recomendable es que la tiroglobulina bajo supresión con levotiroxina debe
estar en menos de 0.5 ng/dl en conjunto con anticuerpos antitiroglobulina negativos (8). El
aumento en los títulos de tiroglobulina o de los anticuerpos pueden ser una señal temprana de
recurrencia. (9)
Conclusiones
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Resumen
Introducción
144-05-13-AR www.ampmd.com 33
1- Globulina transportadora de tiroxina (TBG):
Cerca del 70% de las hormonas tiroideas circulantes se transportan unidas a la globulina
transportadora de tiroxina (TBG) y el restante 30% se une a prealbúmina y albúmina. La T4
tiene mayor afinidad por la TBG y así la T3 puede movilizarse más fácilmente.
En las primeras semanas del embarazo, los estrógenos incrementan al doble la producción de
TBG en el hígado y otros factores, como una mayor vida media de la TBG debido a sialización
incrementada, así como una mayor estabilización de la molécula de TBG como consecuencia
de una alta afinidad por la tiroxina (T4), contribuyen al exceso de esta proteína. Para mantener
concentraciones adecuadas de hormona tiroidea libre durante este periodo, la producción de
tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) por parte de la glándula tiroides debe incrementarse. La
concentración total de T3 y T4 aumenta durante la primera mitad del embarazo (sobre todo de
la T4 que es la más afín a la TBG), llegando a su punto máximo en la vigésima semana de
gestación aproximadamente, posteriormente la tasa general de producción de hormonas
tiroideas regresa a la velocidad que tenía antes del embarazo.
Es por esta razón, durante el embarazo los niveles de hormonas tiroideas totales se encuentran
aproximadamente una vez y media aumentadas. Usualmente los niveles de hormonas libres
circulantes están dentro de parámetros normales. Pueden existir leves variaciones de los
rangos considerados como normales de acuerdo con el método de laboratorio utilizado.
144-05-13-AR www.ampmd.com 34
específicos para la T4 libre en suero. Los laboratorios comerciales deberían proveer estos
rangos de referencia, sin embargo, actualmente no es una práctica común. (Cuadro No. 1).
Cuadro nº 1
Rangos de referencia pueden ser utilizados como normales durante el embarazo
T4 total 1, 5 x ↑ 1, 5 x ↑ 1, 5 x ↑
T3 total 1, 5 x ↑ 1, 5 x ↑ 1, 5 x ↑
Algunos estudios reportan una disminución en la T4 libre durante el embarazo, otros la reportan
normal o aumentada. Las mediciones directas de T4 libre durante el embarazo pueden ser
poco confiables. La medición de T4 en el muestras de dializado o ultrafiltrado del suero usando
cromatografía líquida o espectrometría de masas en tándem parece ser el método más
confiable; cuando se utiliza este método, las concentraciones de T4 libre muestran
disminuciones graduales paralelas a la edad gestacional, particularmente en los primeros 2
trimestres. Este ensayo es relativamente caro y no se encuentra disponible en Costa Rica.
Otros ensayos de T4 libre (y probablemente ensayos de T3 libre también) con frecuencia no
satisfacen los estándares de desempeño en embarazadas, esto debido a incrementos de las
concentraciones de TBG que limitan la confiabilidad de la prueba. Para compensar esto,
algunos laboratorios proveen diferentes rangos normales de T4 libre para pacientes
embarazadas, usualmente más bajos que aquellos para pacientes no embarazadas. Si se
encuentran disponibles, deberían utilizarse métodos y rangos de referencia de T4 libre en suero
trimestre-específicos.
Como alternativa se recurre a la medición de T4 sérica total, la cual es más confiable durante el
embarazo, pueden medirse para evaluar la función tiroidea. Los niveles de T3 y T4 totales
durante el embarazo son 1.5 veces más altos que en mujeres no embarazadas debido al
exceso de TBG. Por tanto, un rango normal de referencia para embarazo debería ser utilizado
(ver cuadro nº 1).
Cuando las mediciones de T4 libre discrepan con las mediciones de TSH, debe medirse la T4
sérica total. De acuerdo a los valores consignados en el cuadro N 1, y a su análisis
determinaremos eutiroidismo, hipotiroidismo e hipertiroidismo, en la mujer embarazada.
El feto requiere de las hormonas tiroideas de la madre para un buen desarrollo. El puede
organificar el yodo en su tiroides y formar hormonas tiroideas a partir de la 12ava semana,
poniéndose en funcionamiento el eje hipotálamo-hipófisis-tiroideo, independizándose a partir
del 2º trimestre, de la formación materna y del pasaje de hormonas tiroideas a la circulación
fetal. La TSH no cruza la placenta, sin embargo los anticuerpos estimulantes del receptor
tiroideo si tienen acceso, especialmente en el curso del tercer trimestre, determinando en
algunos casos, hipertiroidismo fetal o neonatal en fetos de madres con enfermedad tiroidea
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autoinmune del tipo de la enfermedad de Graves. Los anticuerpos anti-tiroperoxidasa y anti-
tiroglobulina pueden cruzar la placenta sin significado clínico habitual.
Bibliografía complementaria
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Resumen
Bocio
Hay dos estados fisiológicos eutiroideos en las mujeres donde se presenta bocio que no debe
ser tratado (deben estar eutiroideas), la pubertad y durante el embarazo. Siendo así, la
presencia de bocio eutiroideo en la mujer gestante no debe darse tratamiento con levotiroxina.
La literatura describe hasta un 12% de los embarazos con presencia de anticuerpos anti-
tiroideos sin que exista disfunción tiroidea clínica ni bioquímica. No hay evidencias
epidemiológicas o de otra naturaleza, que justifiquen dar levotiroxina (LVT) a estas pacientes
por lo que, en ausencia de aumento de tirotropina (TSH) por arriba de 2.5 uUI/mL, no hay
indicación para tratarlas.
Hipotiroidismo
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El seguimiento se realiza con niveles de TSH cada 4 semanas, recordando que el nivel objetivo
de ésta será alcanzar los niveles normales de acuerdo al estadio trimestral según la edad
gestacional,
Hipertiroidismo
Tiroiditis post-parto
Es una patología autoinmune tiroidea que cursa con inflamación y destrucción que se presenta
en el primer año posterior al parto; la prevalencia oscila entre 1-17% y 70% de las mujeres que
tuvieron tiroiditis pospartum desarrollarán un cuadro similar en próximas gestaciones, siendo
mayor el riesgo de presentar esta entidad en mujeres con enfermedades autoinmunes de
fondo. La clínica de presentación puede ser como un hipertiroidismo, que se presenta posparto,
seguido de un período de hipotiroidismo clínico para luego permanecer eutiroidea (31%), un 19
% se pueden presentar solo con hipertiroidismo y cerca de la mitad de los casos como
hipotiroidismo aislado (1).
El cáncer de tiroides es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. Cuando se
evalúa esta patología debe diferenciarse si se trata de una mujer con diagnóstico
pregestacional o durante el embarazo, por cuanto el manejo y control son diferentes (3,5).
Las lesiones malignas subyacen en nódulos por lo que su sospecha e identificación histológica
se hacen ante la aparición de uno o varios nódulos tiroideos.
El estudio ultrasonográfico de los nódulos tiroideos así como su estudio histológico durante el
embarazo, no conllevan una mayor morbi-mortalidad materno o fetal, por lo que ambos
procedimientos pueden ser realizados durante la gestación.
Si se llegara a diagnosticar alguna patología maligna mediante la citología por punción con
aguja fina durante el embarazo, tratamiento supresivo con levotiroxina debe iniciarse lo antes
posible, tratando de mantener como niveles de TSH objetivo entre 0.1 y 0.5 uUI/mL.
El momento ideal para tiroidectomía, que no sea de emergencia, es en el segundo trimestre de
embarazo, de tal manera que si algún nódulo tiroideo es descubierto tardíamente en el
embarazo o en su tercer trimestre, la citología podría proponerse hasta el periodo pos parto,
evaluando eso sí la función tiroidea para descartar hipo o hipertiroidismo (1, 3, 5).
En presencia de una citología positiva por cáncer diferenciado de bajo riesgo y sopesando los
riesgos materno y fetal de la cirugía, la tiroidectomía podría posponerse para luego del parto
por cuanto el embarazo no afecta de manera negativa el curso natural de la neoplasia tiroidea.
Bibliografía complementaria
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Tiroiditis crónica autoinmune
Resumen
Introducción
Bibliografía complementaria
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Palabras claves
tiroides tiroxina TSH TSH TBG T3 triyodotironina T4 ATA BAAF nódulo tiroideo cáncer tiroides
TRH hipotiroidismo subclínico levotiroxina embarazo TSH hipertiroidismo tirotoxicosis fármacos
antitiroideos PTU propiltiuracilo T4 tiroxina T3 triyodotironina graves radioiodo hipotiroidismo
congénito hipertiroidismo pediatría agenesia disgenesia graves carcinoma diferenciado de
tiroides I131 HCG hormona gónadotropina coriónica humana yodo embarazo hormonas
tiroideas pruebas función embarazo hipotiroidismo embarazo hipertiroidismo embarazo tiroiditis
posparto tiroiditis crónica autoinmune tiroiditis de Hashimoto hipotiroidismo primario anticuerpos
anti-tiroideos cáncer tiroides carcinoma diferenciado tiroides carcinoma papilar carcinoma
folicular carcinoma medular carcinoma indiferenciado yodo radioactivo pruebas gamagrafía
ultrasonido citología adenoma multinodular
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Autoevaluación
a) Mayores de 65 años
b) Presencia de bocio
c) Todos los hipertensos
d) Pacientes recibiendo amiodarona
e) Historia familiar de enfermedad tiroidea
2) ¿Qué porcentaje de los nódulos tiroideos aspirados para citología con aguja fine (BAAF)
son reportados como malignos?
a) 1.5%
b) 5%
c) 7.5%
d) 10%
e) 15%
3) Los pacientes con hipotiroidismo subclínico cursan con TSH elevado y T4 total normal.
La TSH se encuentra en qué rango; señale el enunciado verdadero:
a) 3 – 4 uUI/mL
b) 4 – 10 uUI/mL
c) 8 – 12 uUI/mL
d) 10 – 15 uUI/mL
e) 15 – 20 uUI/mL
5) Durante el primer trimestre del embarazo, los niveles de TSH disminuyen en parte por
acción de la hormona gonadotropina coriónica (HCG) ¿Cuál es el valor mínimo
considerado normal?
a) 0.1 uUI/mL
b) 0.2 uUI/mL
c) 0.25 uUI/mL
d) 0.30 uUI/mL
e) 0.35 uUI/mL
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Respuestas correctas
1) c
2) b
3) b
4) e
5) a
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