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16-17 El avestruz y la cigüeña ***


El avestruz y la cigüeña

APARTE del hecho de que son criaturas grandes, tienen alas y plumas y
poseen patas largas, la cigüeña y el avestruz tienen muy poco en común. En
muchos aspectos son completamente diferentes.
La cigüeña en vuelo es la personificación de la elegancia. La envergadura de
sus alas es de 2,6 metros (8,5 pies). Su maravillosa facultad de vuelo permite a
algunas invernar en lejanas tierras meridionales. No es así en el caso de los
avestruces, que por mucho que batan sus alas no pueden levantar el vuelo. Por
eso la Biblia pregunta: “¿Acaso el ala de la hembra del avestruz ha batido
gozosamente, o tiene ella las plumas remeras de la cigüeña, y el plumaje?”. (Job
39:13.)
No obstante, cuando el avestruz se asusta o está airado puede correr hasta
64 kilómetros por hora (40 mph) con la ayuda de sus alas. Es tal como dice la
Biblia: “Al tiempo que bate las alas en alto, se ríe del caballo y de su jinete”. (Job
39:18.) Cierto observador presenció a un avestruz perseguir a un caballo,
asestándole fuertes patadas.
Estas aves también tienen características contrastantes. El nombre que se da
en hebreo a la cigüeña se deriva de una palabra que significa “bondad amorosa” o
“amor leal”. ¡Qué apropiado es ese nombre! Después de separarse para la
migración, la pareja de cigüeñas se junta de nuevo año tras año en el mismo nido.
Ambas participan en la reconstrucción del nido, la incubación de los huevos y el
cuidado de los polluelos recién nacidos. La nidada se compone de cuatro
polluelos, y por muchas semanas los padres se mantienen ocupados
alimentándolos. “No es sino hasta que tienen dos meses —dice la Larousse
Encyclopedia of Animal Life— que las cigüeñas jóvenes pueden realizar su primer
vuelo acompañadas de sus padres, los cuales todavía las vigilan y les enseñan a
cazar.”
Los avestruces, por contraste, son polígamos y las hembras no se preocupan
demasiado por sus huevos. A estos se les junta en un nido comunal, pero algunos
huevos se dejan fuera de este. Cuando los avestruces perciben algún peligro,
abandonan temporalmente sus huevos o los polluelos.
Ese aparente descuido armoniza con la descripción que la Biblia da de la
hembra del avestruz: “Porque deja sus huevos a la tierra misma [...] y olvida que
algún pie puede aplastarlos [...] Ella sí trata a sus hijos bruscamente, como si no
fueran suyos”. (Job 39:14-16.) “Pocos lectores de la Biblia se dan cuenta de la
exactitud de este pasaje”, declaran los ornitólogos Dr. R. C. Murphy y
Dr. D. Amadon.
Los avestruces tienen una cabeza pequeña y su cerebro es del tamaño de una
nuez. Esto explica la razón por la cual Terry Murphy, director de un zoológico,
escribió lo siguiente: “Si existe alguna especie que sea la excepción a la regla de
que las aves son inteligentes, esa especie es la del avestruz”.
En el libro Some of My Best Friends Are Animals (Entre mis mejores amigos
figuran los animales), Murphy describe la ocasión en que en una noche fría un
avestruz se echó a dormir cerca de una verja y murió de frío. Otro se estranguló
tras haber enredado el cuello entre dos barras de la verja. “Pero lo más ridículo de
ellos —escribe Murphy— es lo que comen.”
No hace mucho, mientras un turista trataba de tomar de cerca una fotografía de
un avestruz, este le arrebató la máquina fotográfica de entre las manos. ¡El turista,
consternado, la vio descender lentamente por el largo cuello del avestruz! El libro
The Guinness Book of Animal Facts and Feats contiene la siguiente lista de
artículos encontrados en el estómago de un espécimen: “Una soga de un metro
(3 pies) de largo, un carrete de película fotográfica, la llave de un reloj de alarma,
la válvula de la recámara de una bicicleta, un lápiz, un peine, tres guantes, un
pañuelo, broches de guante, varios pedazos de un collar de oro, dos botones para
cuellos de camisa, un franco belga, dos monedas de un cuarto de penique y
cuatro de medio penique”.
Muy apropiadamente habla la Biblia de la hembra del avestruz al decir: “Dios
ha hecho que ella olvide la sabiduría”. (Job 39:17.) ¿Da esto a entender que el
Creador cometió un error? De ninguna manera. En efecto, el aparente descuido
del avestruz contribuye a su protección. Los huevos que descuidadamente se
dejan fuera del nido a veces hacen falta para alimentar a nuevos polluelos.
Además, dado que el avestruz carece de dientes, los objetos naturales que
ingiere, como las piedras, son una importante ayuda para la digestión.
Cuando un avestruz abandona sus huevos o los polluelos, esto distrae al
enemigo. A veces, al hacer esto, demuestran una valentía sorprendente. Hubo un
avestruz en particular que al ver un camión que se le acercaba, ¡abandonó sus
polluelos y emprendió una carrera hacia el vehículo! Ya cerca de este, cambió de
dirección arrimándose a él con un ala caída, fingiendo que estaba herida.
El avestruz y la cigüeña llaman la atención a los insondables recursos mentales
de Aquel que diseñó de manera diferente a cada uno de ellos. (Romanos 11:33.)
Es tal como exclamó el salmista: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con
sabiduría las has hecho todas”. (Salmo 104:24.)
[Fotografías en la página 16]
Cigüeña Marabú
Avestruz
[Fotografías en la página 17]
Jabirú africano
Tántalo africano

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