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El físico y la edad: las otras discriminaciones

JUAN ANTONIO HERRERO BRASAS

Los grupos raciales o étnicos minoritarios, las mujeres -una minoría conceptual, aunque
no numérica-, los grupos religiosos y otras minorías organizadas son lo que algunos
sociólogos han denominado grupos verticales. Un sector social se erige en minoría
vertical cuando es generalmente reconocido como tal por los grupos sociales más
numerosos y los poderes públicos, desarrolla un discurso reivindicativo, y cuenta con
organizaciones que defienden sus derechos.

Pero además de los grupos verticales hay en la sociedad otros grupos bien definidos
que, sin embargo, no son generalmente reconocidos como minorías. Son los que se ha
dado en llamar grupos horizontales. Algunos de esos grupos son objeto de
discriminación en diferentes ámbitos, entre ellos los ámbitos laboral y académico. Tal
es el caso de las personas que carecen de una apariencia física atractiva (es decir, que
no se ajusta a los criterios estéticos dominantes) y el de las personas que sobrepasan
una cierta edad. Son discriminaciones injustas desde un punto de vista ético que violan,
por otra parte, flagrantemente el principio de no discriminación por condiciones
personales que establece el capítulo 14 de la Constitución española.

En nuestro país, la discriminación por la edad está generalizada. El Estado no sólo no


hace nada para impedirla, sino que la promueve a base de ofrecer todo tipo de
privilegios y ventajas a las personas menores de una determinada edad. Las ventajas
fiscales que actualmente se ofrecen por contratar a mayores de 45 años, un minúsculo
paso más simbólico que real, apenas tienen efectos prácticos, ya que las empresas
reciben más o menos las mismas ayudas por contratar a jóvenes. Al grupo que
oficialmente se identifica como jóvenes se le ofrecen, además, ayudas especiales para
la adquisición de vivienda.

Recientemente, una activista feminista de base, a pesar de estar académicamente


cualificada, no fue admitida al programa de estudios de Master en Estudios Feministas
en la Universidad Complutense por no cumplir el requisito de haber terminado su
licenciatura en los últimos cinco años. Tan absurdo requisito no era ni más ni menos
que un acto encubierto de discriminación. A esta mujer, que ha dedicado sus mejores
años a la lucha por la igualdad de hombres y mujeres, se le negó injustamente lo que a
otras personas menos cualificadas se les facilitaba simplemente por su edad.

Y es que no hay privilegio gratuito. Las prebendas de unos conllevan, como inevitable
contrapartida, la penalización de otros, que injustamente pierden beneficios y
oportunidades. La discriminación por la edad es especialmente inmoral, ya que tiende a
penalizar a quienes más han ofrecido a la comunidad denegándoles sus merecidas
alternativas y promociones. Se les roba esas promociones y alternativas profesionales
con objeto de beneficiar a otro grupo social, los jóvenes, que son ya de por sí objeto de
predilección general y que poseen considerables beneficios naturales (más vigor, salud
y mayor expectativa de vida) y adquiridos (respaldo económico familiar y más
versatilidad profesional). Y ello necesariamente tiende a generar decepción y
resentimiento entre quienes ven sus posibilidades laborales injustamente mermadas.

Tan generalizada como la discriminación por la edad, aunque menos reconocida si


cabe, es la discriminación por la apariencia física. Este tipo de discriminación es lo que
en EEUU se conoce como looksism (palabra derivada de looks, algo así como
La búsqueda de los pacientes para mejorar la apariencia de sus sonrisas ha planteado retos en
odontología estética. Desarrollar una sonrisa placentera es una aventura artística. El odontólogo
debe refinar su percepción y permitir el desarrollo de sentimientos individuales de acuerdo a un
criterio objetivo. La estética es un fenómeno del intelecto que engendra una emoción que implica
una connotación de placentero o no placentero. De hecho, los efectos psicológicos positivos de
mejorar la apariencia, generalmente, contribuyen a una mejor autoimagen y una autoestima
fortalecida. Según los resultados de los estudios psicológicos, las personas atractivas son
consideradas más calificadas y confiables por ello los pacientes demandan una apariencia más
juvenil como un elemento esencial de la terapia.
Palabras claves: Principios estéticos, elementos estéticos, respuesta psicológica emisor – receptor.
Abstract: Patients seeking to improve the appearance of their smiles have driven the profession
toward challenges in esthetic dentistry. Developing a pleasing smile is an artistic venture. Dentist
should refine his perception and allow the development of individual feelings in accordance with
objetive criteria. Esthetics is a phenomenon of the intellect that engenders an emotion that connotes
which is pleasent or unpleasent. In fact, the positive psycological effects of improving appearance
often contribute to a improved self-image and enhanced self esteem. Patients demand a more
youthful appearence as an essential element of therapy given the longstanding psychological finding
that attractive persons are considered more qualified and reliable.
Key word: Esthetic principles, esthetic elements, psychological answer.
INTRODUCCIÓN.
Cada día es mayor el interés de nuestros pacientes en mejorar la apariencia de sus sonrisas y con
ello lograr una mayor confianza en la comunicación con sus semejantes. Esto se debe a la influencia
de los medios de comunicación social, que han impuesto patrones que generan cambios en la
conciencia estética de las personas, donde se identifica el éxito personal, con aquellos individuos
que presentan una sonrisa bella y placentera1.
Esa sonrisa placentera es una expresión de júbilo que enriquece no solamente a quien sonríe, sino
también a quien la observa. La responsabilidad del odontólogo es preservar, crear o mejorar dicha
sonrisa, sin comprometer la función2.
Esto ha obligado a la odontología a buscar, a través de sus procedimientos y materiales, la estética.
Así pues, en ese intento de responder a las necesidades de nuestros pacientes, debemos desarrollar
habilidades, que al producir una recreación artística y emocional de la composición de la sonrisa
brinden una gran ayuda su paciente3, 4. Nuestra meta no es solo colocar restauraciones
indetectables, sino crear expresiones artísticas bellas, que conllevan un mensaje y una mejoría en la
apariencia de la cara4.
La odontología estética proporciona grandes satisfacciones, porque trata de responder a las
necesidades funcionales del paciente y a sus aspiraciones estéticas3. El reto de desarrollar una
sonrisa placentera es una aventura artística4. Naturalmente, debemos partir del manejo correcto de
los materiales y las técnicas, que descansan sobre el fundamento firme de los principios científicos
de diagnóstico y tratamiento. Los odontólogos debemos actualizarnos para poder responder a las
demandas estéticas de un paciente bien informado3, 5.
Tal vez, la manera de lograr los mejores y más predecibles resultados en este campo es por medio
del estudio de los PRINCIPIOS O PARÁMETROS ESTÉTICOS6. Además, El estudio de las artes
visuales para la exploración de la naturaleza de la belleza, a través del estudio de los elementos de
una composición artística, puede mejorar nuestras habilidades en odontología estética4.
Por lo amplio del tema se decidió dividirlo en cuatro partes: la primera, los aspectos psicológicos
relacionados a la estética bucal; la segunda, el papel de los principios estéticos aplicados a la
odontología; la tercera, los elementos artísticos de utilidad para nuestro campo y la cuarta, un breve
recuento del aporte de cada especialidad para el logro de una armonía estética a través de nuestros
tratamientos. El objetivo de este artículo es describir el significado de la estética para el ser humano,
desde el punto de vista psicológico.
Al estudiar la estética, no podemos apartarnos de la esencia del ser humano, es por ello que hoy
igual que ayer, estas palabras tienen vigencia.
‘’LA BELLEZA FÍSICA ESTÁ INCOMPLETA SIN LA ANIMACIÓN QUE PROVEE LA
BELLEZA INTERIOR, COMO UNA LUZ OCULTA, LA BELLEZA DEL ALMA INFUNDE
BELLEZA AL CUERPO.’’ Víctor Hugo
Para los antiguos griegos, la belleza era fácilmente relacionada con bondad y verdad. De hecho, la
triada de términos BELLEZA, BONDAD Y VERDAD fue llamada los tres valores fundamentales,
esto implicaba que el valor de cada cosa podía ser juzgado en referencia a estos tres patrones (figura
1).
Figura 1.
Si embargo, hasta hace poco tiempo la importancia que se le daba a la belleza se enmascaraba con
la necesidad de eficiencia. Es por ello que se propuso la utilidad o el placer como un valor adicional
a los tres fundamentales (figura 2). Naturalmente, con una verdadera eficiencia siempre
encontramos cierto grado de belleza, que dará al individuo alguna satisfacción moral6.
Figura 2.
Aunque, tanto la estética como la belleza dependen del espectador y están relacionadas a cualquier
situación, no se puede aplicar ninguna directriz rígida para su evolución, no obstante, existen
principios básicos que debemos tener presentes para su logro7. El origen de la estética es su
percepción. En un sentido amplio, la estética es un fenómeno del intelecto. Cuando el término
ESTÉTICO o ANTIESTÉTICO es utilizado, genera una emoción que implica la connotación de
placentero o no placentero8.
Los estímulos generan una respuesta fisiológica y evocan una respuesta psicológica, que puede estar
condicionada por una gran variedad de elementos. Es decir, si la percepción de una experiencia
visual, por parte del observador, es placentera o no placentera, dependerá de varios factores, entre
ellos, los culturales y las experiencias previas que se interpretan inconscientemente. Así, lo bello
para una cultura puede ser feo para otra6, 8. (figura 3)
Figura 3.
La comprensión de los principios estéticos debería permitir una evaluación lógica del caso, en
relación a los fundamentos de la belleza. Esto necesita un entrenamiento en estética para refinar
nuestra percepción y permitir el desarrollo de sentimientos individuales, en concordancia con un
criterio objetivo6 (figura 4). Sin embargo, el uso de reglas puede ser parte del plan, pero nuestra
intención es incorporar variaciones de lo ideal para crear una composición artísticamente bella4.
Figura 4.
La belleza esencial puede ser el trasfondo de la belleza natural físicamente perceptible, que
podemos reproducir o integrar en los humanos. Este enfoque nos permitirá apuntar hacia el
desarrollo de un criterio objetivo de belleza6.
Rufenacht 6 propone el siguiente cuadro esquemático de los parámetros de estética (figura 5), para
ser utilizado como una guía de referencia donde cada cual debe ser libre de introducir elementos
importantes o ignorar otros que no se adapten a la situación.
Figura 5. Marco de referencia esquemático de la estética. Tomado de Rufenacht,1992.
La evaluación de los parámetros relacionados con la personalidad humana, elementos claves que
traen vida a la estética humana, no se deben ignorar, porque su integración nos permitirá llenar las
demandas individuales para la autosatisfacción de la estética. La relación entre los aspectos físicos y
psíquicos que establecen la armonía facial estética requieren elementos de percepción y evaluación
de los principios estéticos6.
En la creencia común, como en los grandes sistemas tipológicos, algunas características físicas son
consideradas como unos indicadores visibles de características psíquicas menos evidentes9.
Sabemos que todo individuo es a la vez emisor de una apariencia física y receptor de la apariencia
de los otros. Es decir, todo encuentro entre individuos da lugar a una emisión-recepción mutua de
impresiones e informaciones por medio de la apariencia10 (figura 6).
Figura 6.
La belleza es considerada como un verdadero valor social, es un atributo culturalmente deseado. La
evaluación del atractivo físico de los otros se ha hecho casi siempre partiendo de fotografías de la
cara. Sin embargo, el rostro no puede reducirse a unas proporciones, es también sede de expresiones
emotivas que transmiten comunicaciones no verbales. La expresión de la cara afecta
significativamente las percepciones de los otros, en la dimensión atractivo–no atractivo9.
Inclusive, la sonrisa puede determinar si una persona nos agradará o disgustará. La falta de armonía
en esa sonrisa podría ser interpretada como algo desagradable11. Además se han observado unas
correlaciones elevadas, entre juventud y belleza, por una parte, y vejez y no atractivo por otra
parte9.
Los sujetos más atractivos de los dos sexos son juzgados más calurosos, más amables, más
sensibles, más interesantes como compañeros, más fuertes, más equilibrados, más sociables y más
abiertos. UN SUJETO BELLO SERÁ PERCIBIDO MUCHO MÁS FAVORABLEMENTE POR
SUS PADRES, POR SUS PROFESORES, POR SUS COMPAÑEROS Y POR SUS PAREJAS DEL
SEXO OPUESTO, QUE UN SUJETO FEO. LA BELLEZA ES UN VERDADERO VALOR
SOCIAL9.
En conjunto, los sujetos atractivos tienen una percepción de sí mismo significativamente más
favorable que los sujetos no atractivos. Existe una relación entre satisfacción corporal y autoestima,
estable y marcada, cualesquiera que sea el tipo de evaluación de estos conceptos, la edad de los
sujetos y la experiencias corporales. La manera de percibir el propio cuerpo más o menos
favorablemente ocupa el centro de unos procesos más amplios que implican la experiencia de sí y
su evaluación9. Los efectos psicológicos positivos de mejorar la apariencia frecuentemente
contribuyen a mejorar la imagen misma y aumenta la autoestima12.
La satisfacción corporal contribuye significativamente a la adaptación personal y social, a la
estimación favorable de las propias capacidades, al equilibrio emocional y a la salud, es decir, a
unos aspectos adaptativos de la personalidad muy diferentes. Estas relaciones ciertamente son
atribuibles en gran parte a la coherencia intraindividual de las percepciones autoevaluativas9.
Sheets3 afirma que a aquellas personas de aspecto atractivo, saludable, se les considera a priori
mejor calificadas y, en general, son mejor recibidas y aceptadas que individuos menos atractivos y
no olvidemos que es la conciencia de cómo nos percibe el otro, factor fundamental en el éxito o
fracaso de las relaciones interpersonales y, por tanto, en el equilibrio psíquico personal.
En una cultura tan interesada en el aspecto juvenil, se le da una gran importancia a una sonrisa
agradable porque la sonrisa es el marco de unos dientes bellos y si se encuentra alterada le conferirá
una apariencia infeliz, austera a la persona. La naturaleza tiende a crear simetría y equilibrio. El
odontólogo como observador entrenado debe ser capaz de identificar cualquier desequilibrio o
desarmonía en la sonrisa de su paciente11.
La evaluación de los diferentes elementos del perfil morfopsicológico es tan importante como el
resto del tiempo dedicado al paciente. Nuestro nivel de conocimiento y entrenamiento podría ser
totalmente inútil si nuestra atención la orientamos, solamente, hacia los problemas técnicos13.
De acuerdo a Hipócrates (el padre de la tipología), Galeno y Carton, se puede identificar cuatro
tipos fundamentales de personas (figura 7 a,b,c,d)
El linfático, persona pesada con un abdomen voluminoso, miembros gruesos y cara llena. Este
individuo es de movimientos lentos con un carácter plácido y calmado.
Figura 7a.
El sanguíneo, fuerte y grueso, tórax bien desarrollado, rubicundo, de gestos espontáneos y espíritu
entusiasta.
Figura 7b.
El nervioso, cabeza elongada en forma de pera, con un extremo superior ancho y un amplio
volumen cerebral que contrasta con los otros. El cuerpo es delgado con una palidez grisácea y una
apariencia ansiosa y pensativa.
Figura 7c.
El biliar, tiene una cara rectangular, cejas rectas, apariencia dominante y ardiente y una musculatura
prominente4.
Figura 7d.
Naturalmente, la belleza no está limitada al tipo sanguíneo o linfático, relegando a los otros a la
fealdad. La percepción de la belleza en los diferentes tipos depende de factores raciales, étnicos, de
civilización e individuales. Además, la generación y la moda pueden contribuir a actualizar y
favorecer en cualquier momento la preferencia estética para una dirección específica determinada.
Pero la belleza dependerá básicamente de la integración armoniosa de los principios estéticos
descritos anteriormente y de la importancia de los factores psicológicos que pueden afectar la
apariencia estética14.
Nuestra introducción a la morfopsicología estará orientada fundamentalmente a la evaluación de la
cara. Los ojos, la nariz y la boca ocupan las diferentes zonas y determinan su importancia. La
división segmental de la cara en tres zonas llamadas zonas faciales permite determinar el dominio
de una zona facial sobre la otra, indicando el tipo de actividad preferencial. Particularmente, el
estudio del significado de la morfopsicología de la composición dentofacial tiene para nosotros una
importancia particular. La boca tiene un gran significado, permitiendo, no solo la alimentación, con
la apreciación gustativa, sino también la exteriorización de sonidos, palabras y expresiones. Una
definición del diseño anatómico nos expresa una indicación valiosa por si misma. Solo el diseño
característico de su normalidad constituye un ideal estético y una característica morfopsicológica de
equilibrio del individuo13.
Por tanto, el objetivo de nuestro tratamiento es lograr armonía facial a través de los procedimientos
de la odontología estética, donde tenemos restauraciones perfectamente integradas con la biología
bucal y el complejo dentofacial15. Todo esto ilustra, vívidamente, la importancia de la dimensión
psicológica emocional de la planificación del tratamiento de odontología estética3.
En esta época de conciencia estética, los pacientes quieren incrementar su autoimagen, autoestima o
autoconfianza a través del tratamiento odontológico. Para el odontólogo los labios no deben ser los
límites de nuestro trabajo. Nuestro estudio debe incluir la interrelación de la cara con la sonrisa y el
complejo dentogingival. Alcanzar el éxito, en cuanto a los resultados estéticos, se basará en la
evaluación apropiada que hagamos de la relación existente entre los complejos facial, dentofacial y
dentogingival con la finalidad de lograr armonía16.
El mapa de la cara sufre varios y progresivos cambios durante la vida, indicando una reacción
individual a los eventos de la vida y al carácter maduro. La práctica clínica ampliamente ha
demostrado que la influencia de patologías bucales no solo acelera sino que acentúa profundamente
esos cambios morfológicos, causando una percepción errónea de la morfopsicología y la estética14.
Esto sugiere a nuestra profesión las implicaciones de nuestros tratamientos en la restauración de la
apariencia facial, de manera tal que refleje ARMONÍA ESTÉTICA Y EQUILIBRIO
MORFOPSICOLÓGICO en conformidad con las necesidades y deseos del paciente y con una
apariencia NATURAL14. Por ejemplo, la composición de los dientes anteriores juega un papel
importante dentro de la estética porque su ajuste, colocación arreglo y longitud determinan la
personalidad de un individuo. Así tenemos que los centrales superiores grandes colocados
vestibularmente, los laterales lingualizados y caninos rotados (que muestran su superficie
mesiovestibular) le confieren al sujeto una aspecto masculino fuerte. La apariencia delicada y
femenina requiere de una composición dentaria más fina11.
Los dientes en personas ancianas muestran ciertos cambios físicos que afectan tanto su función
como su apariencia. Si la orientación de la sociedad es la búsqueda de la juventud, sin importar la
edad cronológica, debemos, como odontólogos, desarrollar la habilidad de crear sonrisas de
apariencia juvenil17.
En general, la única justificación para ofrecer a las legítimas aspiraciones del individuo LA
BELLEZA es la importancia de lucir jóvenes de manera que sus empleados, asociados y colegas
asuman que ellos son competentes. Por tanto, debemos orientar la odontología hacia el logro de
UNA APARIENCIA MÁS JUVENIL PARA AYUDAR A MEJORAR LA AUTOESTIMA Y LA
CONFIANZA14, 16, 18.
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Olga González Blanco. Odontólogo U.C.V., Magíster Scientiarum en Odontología Restauradora y
Oclusión Universidad de Michigan, Profesor Asociado Facultad de Odontología U.C.V.
Ana Lorena Solórzano Peláez. Odontólogo U.C.V., Especialista en Prostodoncia U.C.V., Profesor
Contratado Facultad de Odontología U.C.V.
Rebeca Balda Zavarce. Odontólogo U.C.V., Magíster Scientiarum en Prostodoncia U.C.V., Profesor
Titular Facultad de Odontología U.C.V.

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