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Adición a Internet en niños y adolescentes: consecuencias de una vida entre

pantallas
por
Èlia Pons
06/07/2020
 Los expertos recomiendan prevención ante el aumento del uso de
pantallas entre menores y adolescentes que se ha producido durante el
confinamiento. Recuerdan que el uso abusivo de las tecnologías se
puede traducir en un trastorno adictivo.
El ocio a través de las pantallas está integrado en nuestra sociedad desde hace
tiempo. Durante el confinamiento, pero, aunque se ha intensificado más el uso
de Internet y de las redes sociales. Para los niños y adolescentes, la pandemia
del Covidien-19 ha supuesto que estén más horas en casa, conviviendo con la
familia, haciendo los deberes escolares en línea y buscando formas de
relacionarse con sus amigos a través de las pantallas. Y es que Internet ofrece
grandes posibilidades para relacionarse e interactuar con los demás, pero su
uso excesivo puede ser un factor de riesgo y desarrollar un uso problemático o
adictivo de las pantallas. Los datos apuntan a que, actualmente, el porcentaje
de niños y adolescentes que hacen un uso problemático de Internet es del 9 o
10%, porcentaje que se ha visto aumentado en los últimos cinco años, en el
que casi se ha triplicado.
Con el confinamiento se ha visto aumentado el uso de pantallas entre niños y
adolescentes y, en algunos casos, las familias han sido más laxas a la hora de
permitir su utilización. «Algunos padres y madres, para favorecer la
convivencia, entretener a sus hijos y poder teletrabajar con más tranquilidad,
han sido más permisivos en el uso de Internet, redes sociales y videojuegos
durante el confinamiento», explica Rosa Díaz, psicóloga clínica del Servicio de
Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Clínico. Díaz remarca que
ahora hay que volver al uso habitual de las tecnologías, pero que, en periodo
estival, esto costará. «En septiembre veremos qué consecuencias ha tenido el
confinamiento y si aumentan los casos de niños y adolescentes que hacen un
uso problemático de Internet o si se han agravado algunas adicciones ya
existentes», señala la psicóloga.
En los niños y jóvenes, el uso excesivo de Internet y de los videojuegos puede
afectar el buen desarrollo físico, psíquico y social. Pero no es lo mismo hacer
un mal uso de Internet que tener una adicción. Se habla de adicción cuando
una persona no puede llevar una vida satisfactoria para el uso excesivo y
descontrolado de las pantallas le impide realizar las actividades de la vida
diaria con normalidad. «Se establece que hay adicción cuando la persona es
incapaz de controlar y aceptar que hay unos límites en la utilización de
Internet, y continúa accediendo», explica Díaz. A veces, en los jóvenes es
bastante difícil de detectar, porque ellos mismos no son conscientes de su
problema. Como sucede en otros tipos de adicciones, algunos de los indicios
de una adicción a las nuevas tecnologías pueden ser la aparición de
dificultades para mantener las actividades de la vida cotidiana, como las
relaciones familiares o que dejen de ir a la escuela , que desarrollen irritación y
agresividad cuando no pueden acceder a Internet o la necesidad de ir
aumentando el tiempo de conexión para sentirse satisfechos.
Los orígenes de la adicción
Las causas que pueden propiciar la aparición de un trastorno adictivo a las
nuevas tecnologías son diversas y, en muchos casos, se trata de una
combinación de factores. Según explica Díaz, entre un 80 y un 90% de los casos
de adicciones -del tipo que sean- se trata de jóvenes que tienen algún tipo de
trastorno previo o experiencias traumáticas. «A veces queda confundido, pero
si vas rascando descubres que detrás la adicción hay un fracaso académico,
una situación familiar muy complicada, un trastorno de ansiedad o depresivo,
trastorno por déficit de atención e hiperactividad o algún otro tipo de
trastorno leve de neurodesarrollo «, explica la psicóloga. «En la adicción
-continúa- encuentran una salida airosa a su problema».
También las personas tímidas o con problemas para relacionarse con su
entorno social tienen más riesgo de tener una adicción a las nuevas
tecnologías, ya que el uso de Internet y de las redes sociales permite
comunicarse e identificarse con otras personas sin tener que interactuar cara a
cara. Además, el tipo de recompensa que ofrecen Internet, las redes sociales o
los videojuegos es inmediata, por lo que es más fácil ser adicto a esta actividad
que a otros que pueden tener recompensas más a largo plazo. En las redes
sociales, por ejemplo, cada interacción genera una información diferente que
hace que la persona tenga ganas de volver a consultarla al cabo de un rato.
En general, los niños y adolescentes son una población especialmente
vulnerable para desarrollar una adicción a internet, redes sociales o los
videojuegos, porque su cerebro aún se encuentra en proceso de desarrollarse
y que las pantallas están cada vez más presentes en todo el su entorno.
«Internet y determinadas aplicaciones tienen un gran atractivo para los
jóvenes y es fácil que se puedan pegar, especialmente si tienen alguna
dificultad en relacionarse a su vida cotidiana», destaca Díaz.
Pautas y acompañamiento para tratar las adiciones
El Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Hospital Clínico de Barcelona
dispone de un programa específico para la atención integral de niños y
adolescentes diagnosticados con una adicción a Internet, las redes sociales o
los videojuegos. Habitualmente, el tratamiento que se hace para controlar una
adicción a Internet debe ser un tratamiento integral, tratando toda la
problemática y detectando si se tiene alguna enfermedad asociada. El
tratamiento de los síntomas es principalmente psicológico, como el objetivo de
identificar las causas de la conducta adictiva y actuar a través de mejorar las
capacidades de la persona. Se trata de enseñar herramientas de control de
impulsos, de gestión emocional y estrategias para afrontar el estrés. El
tratamiento debe tener en cuenta la necesidad de consolidar los avances y
prevenir las posibles recaídas, por lo que la media de tiempo de tratamiento de
un paciente atendido en el Hospital Clínico de Barcelona para este tipo de
adiciones es de entre 1 y 2 años.
En este sentido, se considera clave el trabajo conjunto con la familia del niño o
adolescentes y su colaboración en todo el proceso. «Damos pautas a las
familias, les damos herramientas para que sean firmes y pongan límites, pero a
la vez con tacto y empatía», explica Díaz. Hay unas pautas generales y luego se
incorporan nuevas en cada caso concreto. Generalmente, explica Díaz, se trata
de hacer un pacto con el niño o adolescente, poniendo unos horarios de
restricción de las tecnologías, pero también teniendo en cuenta su opinión,
llegando a un acuerdo. «En el caso de los adolescentes se intenta que no se
pase de una hora u hora y media diaria de ocio digital, sea móvil, televisión o
cualquier otro tipo de aparato. También se limita el tipo de actividad,
dependiendo de la edad, y se acuerda el cumplimiento de este pacto «. Y,
sobre todo, se recomienda fomentar las actividades sociales, favorecer la
comunicación y diálogo con la familia y potenciar aficiones de ocio exterior.

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