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Paul Verh2!

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¿EXISTE LA l\IIUJER?
De la histérica de Freud
a lo femenino en Lacan '

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'AIlDÓS
Buenos Aires
Barcelona.
México
ÍNDICE
Título original: Does the woman exist? From Freud's Hysteric to Lacan's Feminine
Publicado en inglés por Rebus Press Limited, Londres, 1997
© 1997 ~Iarc du Ry
Originalmente publicado en holandés como Tussen Hysterie en Vrouw

Traducción: Jorge Piatigorsky

Cubier..a de Gustayo Macri

Introducción ......... ........ ...................... ..... ......... ..... ..... ..... .. . 9

EL PSICbAl~ÁLISIS COMO PRODUCTO DE LA HISTERIA:


EL DISCURSO DEL .-\J.vIO

La :",:produccién mral o parcial de este libro. -:? n cualquier fonna


1. El encuentro de Freud con la histeria: el deseo..... .... 15
qu~ 5€a. :déntiC3. o rnodiñ.cada, escrita a maquina. por el siste·
ma tIlultigraph -. mjmeóg::-aJo, impreso por (,x ocop ia. fotodupli·
cació n, etc.. no autorizada ?Or los editores, \-1ola derechos reser·
2. Del trauma al fantasma: lo real como
vados. Cualquier utilización debe ser previanente solicitada. imposible .. ...... ........ ........ ......................... ......... .... :.. ... . 33

© 1999 de todas las ediciones en <:.astellano por acuerdo con Rebus Press 3. La teoría de la represión: lo imaginario como
y Mark Paterson defensa .... ...... .................... ............................. ..... .. .... .. . 47
Editorial Paidós SAlCF.
Defensa 599, Buenos Aires
e- rnail:paidos@inr.ernet.siscotel.rom
4. Dora: la falta en lo Simbólico ....... ............... ......... ..... . 75
Ediciones Paidós Ibérica SA
.vlariano Cubí 92, Barcelona 5. El psicoanálisis como consecuencia de la
Editorial Paidós :>rlexicana SA histeria: el discurso del amo ...................... ... .... ..... .... . 91
Rubén Darío 118, México, D.F.

\u!d h cho el depósito que previene la ley 11.723 Los POSFREUDIANOS y EL DISCURSO
n i Arge ntina. Printed in Argentina
11!1 1 ,' . DE LA {JNIVERSIDAD

III'I'! 1) 11 Tn1l r s Gráficos MPS


6. La gran confusión ... ........ ........ .. ............ ........... ..... ... .... . 101
1111111 "0 1 1 Est ro 338, Lanús, en febrero de 1999

7
J'

/t ............................... L:¿ IN'Lll N

EL FREUD OLVIDADO:
EL PASAJE AL DISCIJRSO DEL ANALISTA

8. La segunda teoría freudiana de la histeria ............... 161

9. Consecuencias de la segunda teoríafreudiana:


los fenómenos originarlos ......... ......... ...... ................... 195

10. La roca de la castración....... ... ........... ... ......... ..... ...... .. 277

El discurso del sujeto his térico le enseñó [a FI'PIIiI/


Conclusión. ... ... .. ................................. ..... ... ..... .................. 327 esta otra cosa, que en realidad se reduce a esto: 1/111 1 11/
significante existe. /J.l recoger el efecto de este i:iifil/ I/
Bibliografía............................. ......................................... . 337 cante en el discurso del sujeto histérico, logró dar!.. , 1 /1
cuarto de giro necesario que lo con virtió en un disl'/II'1i11
analítico.
JACQUES LACAl"! , )(,'{ , 11

Hace unos cien años, Freud inició un diálogo con paciell(.t


histéricas. Lo que inicialmente iba a ser un trabajo para Hi t
narse la vida , que implicaba salir del amado laboratorio y !l It,
jarse de la posibilidad de realizar descubrimientos, se con vll
tió en una teoría que iba a poner cabeza abajo el conocimien l,II
establecido sobre el hombre, y de tal modo el conocimiento 11
secas. El efecto de esta herida narcisista, que Freud considl'
raba la ter cera infligida a la humanidad, está lejos de ser plt
'
namente conocido.
Una de las consecuencias parece haber sido la des ap uI'
ción de la histeria, coincidente con la aceptación mundial dI I
psicoan álisis. Los síntomas de conversión se han vuelto CUd l1
vez más r aros, la "gran histeria" a la Salpetriere es hoy en el II
una curiosidad de invernadero. Según diversos historiadOr( "1
esta desa parición es el resultado de la influencia profilácti tlll
del psicoanálisis. La difusión internacional de las ideas ge ll !'

8 9
r a das por su teoría ha cambiado fa sociedad hasta tarpunto sociales específicos, y por lo tanto se las puede ente nd er per -
que la histeria se convirtió en superflua y, consecuentemente, fectamente en los términos de los cuatro discursos. Además,
en obsoleta. se sabe que un marco conceptual coherente y cerrado r esulta
Pero una familiaridad mínima con la teoría lacaniana de por completo inadecuado para la práctica clínica. Freud optó
los cuatro discursos basta para refutar este optimismo inge- por la práctica clínica , con el resultado de que su teoría fin al
n uo , puesto que dicha teoría demuestra la ubicuidad de la se sustrajo a la falacia del sistema como ratonera coherente y
hi steria como estructura invariable. Parecería que se trata de paranoide.
do s distintas interpretaciones, de la historia. El camino que siguió lo hizo volver inevitablemente a su
~uestra interpretación se basa en una lectura lacaniana punto de partida: lo Real traumático como base de la histeria.
de la obra de Freud; como resultado, en dicha obra se revela No obstante, el viaje había elevado su visión a un nivel com-
una peculiar evolución histórica. La teoría de Lacan es que la pletamente nuevo. En su teoría, Freud siguió las elaboracio-
hi st6~-i-~: del psicoanálisis sólo puede ser descifrada en la me- nes imaginarias de la histérica hasta sus últimas consecuen-
did ~ ~:q~e ella misma sea inscrita en la historia del incons- cias (una de ellas es la idea de la em'idia del pene ), porque
ciel1"!~_ " ~1;;mucha distancia entre un estudio que aspira a in- éste era el único modo de ir más allá del atoll ade ro de la his-
das:a'l' la' historia del inconsciente con una sucesión de hechos teria . El hecho de que este "ir más allá" no fuera oído, salvo
y otTÓ o.:d~ considere la historia y el inconsciente como dos la- por Laca n , constituye una ilustración más ele la dimensión
do s de) una misma moneda. histórica del inconsciente: nunca cesa de desaparecer.
La 'conclusión de nuestro estudio puede expresarse en una Nosotros desarrollamos este "ir má~ allá". Más a llá del
idea: la ¡;eoría desarrollada por Freud a lo largo de cuatro dé- atollad ero h istérico, Freud señ ala el camino a otra con ceptua-
cadas dio los mismos giros y rodeos que el tra tamiento indi\i- lización. La castración temid a o des afiada de lo Imaginario se
dual de una paciente histérica. El escalonamiento en el tiem- convierte en la dimensión constitutiya del sujeto, en y a tra-
po , la dimensió n histórica del tratamiento , son lo s mismos vés de lo Simbólico, fundando de t al modo la falta que a bre
que gobernaron el desarrollo de la teoría de Freud. las oportuni dades para la creación. Y en esto reside la dife-
Este marco histórico puede describirse en los términos de rencia entre el perpetuum mobile histérico y La Muj er, entre
una cierta relación entre tres registros diferentes. Tanto la el análisis como teoría exhaustiva y el análisis como discurso ,
histeria como el psicoanálisis parten de una discrepancia en- como un discurso analítico.
tre lo Real y lo Simbólico, de un desajuste que obliga a pedir Desde Sócrates sabemos que la verdad se encuentra en el
a yuda a lo Imaginario: El efecto es que lo Real desaparece ba- diálogo y sólo en el diálogo . Desde Freud tenemos una forma
jo la ciudadela imaginaria de la neurosis, mientras que lo especial de diálogo, a través del cual puede revelarse la ver-
Simbólico queda rezagado en dos aspectos cruciales : la fun- dad del sujeto. Lacan demostró que este sujeto y su verdad
ción del padre y el problema de convertirse en mujer. ocupan una posición constitutiva en toda ciencia, de modo que
Freud encontró las mayores dificultades de su conceptuali- una ciencia tiene que encontrar allí su punto de partida si
z ción precisamente en esos dos puntos: los puntos donde tro- quiere producir algo de verdad.
pi za la histeria. Toda su obra puede verse como un intento Esto implica que también la ciencia debe encontrar su ori-
t' it rado de dar respuesta al enigma de cómo una mujer se gen en el diálogo, algo que no puede expresarse con esa clase
o(wi fte en mujer y describir el papel del padre en ese proce- de monólogo que es una bi~liografía .. , . - \
.e td ' vez que pensaba haber llegado a la solución, la pa- Este libro es el resultaao de un dialogo mantemdo duran-
.¡ I hist rica le demostraba la insuficiencia del planteo. Sus te varios años con Julien Quackelbeen. Ningún agrad eci-
olu iones fueron siempre tipificaciones de vínculos miento sería suficiente. En la medida en qu e nuestra obra

10 11
esté al nivel de esos diálogos, seTá la mejor expresión de mi
gratitud.
La traducción al inglés no habría sido posible sin los' es-
fuerzos de Mare du Ry, Kirsty Hall y Oliver Rathbane; tra-
tando con ellos he llegado a ser su amigo. Por último (pero no EL PSICOANÁLISIS COMO
porque sea lo menos importante) agradezco a Rik Loase, uno PRODUCTO DE LA HISTERIA:
de mis pocos amigos de toda la vida, que me introdujo "acci- EL DISCURSO DEL AlVIO
dentalmente" en el mundo psicoanalítico de lengua inglesa.

P AUL VERHAEGI-IE
E-mail: paul.verhaeghe@rug.ac.be

El discurso del sujeto histérico le enseñó {a F/,('lItI


esta otra cosa, que en realidad se reduce a f!,~fll
que el significante existe [. . .].

12 13
I I
I

1. EL ENCUENTRO DEFREUD
CON LA HISTERIA: EL DESEO

UN TRABAJO PARA GAl~ARSE LA. VIDA

VERSUS LA INVESTIG.-\.CrÓN

Un neurólogo sin trabajo

Un neurólogo, por cierto: entre 1877 y 1893 Freud pubiicó


no menos de veintisiete trabajos sobre neurología, cada uno
de los cuales incluía una bibliografía excepcionalmente ex·
haustiva. 1 Ciertos pequeños descubrimientos (desde un méto-
do para teñir las neuronas a fin de hacerlas visibles, hasta
una investigación sobre los misteriosos órganos genitales de
la anguila) atestiguan sus intereses (echar luz sobre el gran
misterio de la sexualidad), pero en el laboratorio de la Uni-
versidad de Viena no bastaban para procurarle a un judío la
seguridad laboral que necesitaba. Después de haber perdido
el tren en el asunto de la cocaína, lo único que le quedaba pa-
ra ganarse la vida era emprender la práctica médica. Benévo-
los colegas de más edad le derivaban pacientes; para ellos ésa
era una oportunidad única de desembarazarse de clientes his·
téricas, es decir, molestas.
En su nueva ocupación, Freud trabajó con la misma es-
crupulosidad. Leía todo lo que llegaba a sus manos. Ensaya-
ba todos los métodos nuevos. Pero no entendía nada. Sus co-
nocimientos de neurología y anatomía, laboriosamente
reunidos y reiteradamente puestos a prueba, estaban siendo

5
socavados por quienes se suponía que iban a confirmarlos: (principal porque dio origen .al psicoanálisis): Freud abnndlllll
los pacientes. Los colegas mayores y más sabios sugerían que el campo 'visual y empezó a escuchar.
esos pacientes simulaban. Eran sugestionables. O bien dege- Esta innovación, que iba a tener una influencia tan ~:I1 I\ II'
nerados, con vicios hereditarios. Quizá tenían una lesión di- ralizada en nuestro siglo, es notable, al menos por dos "" ~tI
námica, es decir, una lesión que debía existir pero no podía nes. En primer lugar, Freud no podía haber aprendido I '11
encontrarse. Freud recordó el chiste de la olla, y llegó a la todo de sus maestros, porque ellos limitaban su trab ajo 1\ 1 I
conclusión de que, cuando la lógica no tiene éxito, hay que patología anatómica o consideraban a los histéricos como 111t_
empezar de nuevo. Comenzó a asentar por escrito sus obser- ros impostores degenerados. Además (y ésta es la segundll "11
vaciones, y hacia 1898 había reunido más de doscientos estu- zón para sorprenderse) la histeria aparecía sobre todo ( 11 I I
dios de casos. El neurólogo había ingresado en un nuevo te- campo visual, algo que Freud señaló varias veces en sus ft'8 111
rritorio. dios sobre la histeria. El propio Charcot se consideraba " 11 11
Al principio hubo algunos descubrimientos aislados, en su visual", y precisamente por esto era un partenaire privil g ll l
mayor parte negativos. Por ejemplo, llegó a la sobria conclu- do de la histérica. Los principales hobbies de Charcot eran I I
sión de que (contra las ideas de Charcot) la palabra histeria dibujo y la pintura, y el desarrollo de la fotograña fue aprov lI
designaba principalmente una compilación de características chado inmediatamente en su clínica: entre 1876 y 1888 se pl l
negativas y prejuicios. 2 Se la empleaba principalmente como blicaron no m enos de cuatro ediciones de las Iconograph ies dlt
diagnóstico diferencial respecto de las enfermedades neurolá- la Salpetriere. 8
gicas reales, una dirección que más tarde desarrollaría Ba- El hecho de abandonar la clínica médica con su acento (11
binski. En el mejor de los casos, era una nosografía, un mero la observación visual no carecía de consecuencias; la m ás i n)
sumario de síntomas. 3 portante era que la histérica perdía el control visual del otro,
Junto a esos descubrimientos negativos, también encontró A la histérica se le negaba la mirada del observador, que tl'n
algunos hilos sueltos. Un ejemplo era la "preferencia" por los dicionalmente encarnaba el deseo de ella. Freud la obligaba 1\
síntomas en el ámbito de las sensaciones: no sentir nada (la hablar, sacando ·8. luz su deseo y su división.
anestesia) o sentir demasiado (la hiperestesia); en ambos ca-
sos resultaba desconcertante que no rigieran las leyes de la Primeros resultado de la escucha
neurología. Otros ejemplos eran la existencia de un período
de latencia entre el motivo del síntoma y su aparición,4 J tam- Otros h abían observado ya que la histeria tenía una etiolo
bién que la sugestión como método incuestionable llevaba gía traumática. No obs tante, Freud fu·e el primero en escu
consigo otro elemento: la autosugestión del paciente, con la char este trauma interpr etarlo como generador de un efecto
cual debía sintonizarse la sugestión del terapeuta para que sobre la ps ique J, por lo tanto, sobre el soma. Por esto t oro )
fuera efectiva. 5 Además, la histeria podía ser muy bien el re- conceptos d 1 p sicología y la filosoña contemporáneas, u nu
sultado de una idea patógena, pero la terapia no podía consis- psicofísica que consideraba el funcionamiento psicológico co-
tir sólo en desembarazarse de esa idea, lo cual no curaba la mo un flujo de representaciones (ideas) en términos de ener-
enfermedad en sí. 6 Y, con respecto al tratamiento, a pesar de gía mecánica.
que todos esos métodos eran distintos, una y otra vez Freud Su artí culo titulado "Un caso de curación por hipnosis"
descubría un factor central decisivo: la persona del propio te- (1892-93) fu e el primer intento de explicación dinámica. E l
rapeuta, junto con la creencia en él del paciente. 7 curso de la enfermedad era entendido como sigue. Había u nn
Detrás de estas observaciones de amplio espectro es fácil idea "antitética" que el paciente quería remover de su con -
advertir el bosquejo de la principal innovación .freudiana ciencia, es decir, separar de sus asociaciones normales. En

16 17
- ' :-: ~
cu a nto esta idea pasaba a ser inconsciente oroducía una en éspecialla representación visual. Dejó atrás a J anet y a
inervación en el cuerpo. Freud añade que er~ ~uy probable sus propias conclusiones experimentales al intentar la prime-
qu esos dos pasos fueran en realidad uno solo.9 La cuestión ra explicación dinámica, que en realidad prolongaba el inten~
del origen de la idea patógena fue abordada en sus notas a la to anterior de "Un caso de curación por hipnosis". En ese arti-
te- ducción de Charcot, notas éstas que al maestro francés no culo ya había expuesto la idea de que la desaparición de la
1 gradaron mucho. La idea patógena era un recuerdo origi- representación antitética como asociación consciente, por un
n do en un trauma, en una serie acumulativa de pequeños lado, y-el proceso somático de inervación de la misma repre-
t r a umas, o incluso en recuerdos que a posteriori recibían el sentación, por otro, bien podían ser dos lados de la inisma mo-
ta tuto de traumas. En vista de estas diferentes posibilida- neda. La nueva explicación era la siguiente: el yo consiste en
d s , era preciso reconsiderar la idea misma del trauma. una cadena asociativa en la cual el cuerpo tiene una posición
Freud lo vinculó con un Erregungszuwachs, un incremento de centraL Estas representaciones están vinculadas asociativa-
I estimulación que no podía ser adecuadamente abreactuado mente y cada una de ellas contiene un A.ffektbetrag, un quán-
por el sistema neurona1. 10 tum o monto de afecto , Para la salud psíquica es necesario
Pero el mecanismo de la formación del síntoma seuuía b
que esta investidura energética sea abreactuada mediante ac-
¡ ndo misterioso, en especial a la luz del conocimiento neuro- ciones motrices o por una actividad psíquica asociativa, o bien
1 gico. En 1893, Freud quiso poner los puntos sobre las íes en por unas y otra, Freud llega a la conclusión de que, en el caso
I 1 a rtículo con el que dijo adiós al enfoque médico de las neu- de la histeria, la representación patógena ya no puede entrar
,'osis: "Quelques considérations pour une étude comparative en la actividad asociativa consciente del yo, y que la parálisis
1 S paralysies motrices, organiques et hystériques" ("Algunas es causada precisamente por esta exclusión asociativa. ¿Por
'( I1 sideraciones con miras a un estudio comparativo de las qué? Porque dicha exclusión entraña la imposibilidad de
p \ lisis motrices, orgánicas e histéricas"). Escrito a instan- abreactuar el quántum de afecto vinculado con esa represen-
,In de Charcot, y originalmente publicado en francés, era al tación particular (por ejemplo, del brazo ),
"ti mo tiempo la despedida de Freud al enfoque del maestro Ésta fue la primera explicación freudiana del síntoma de
11.' 11\ SalpiHriere . En este artículo se encuentra una compara- conversión histérico, De ella surge con claridad el tema que
nlt n ntre las parálisis histéricas y orgánicas, y se demuestra interesaria a continuación: ¿por qué la representación patóge-
if 111 1 parálisis histérica no cumple con las leyes neurológicas na no es accesible para la actividad asociativa consciente del
I L/I 1>1 cidas. yo, y cuál es el vínculo operativo entre esta exclusión asociati-
• bre la base de esa comparación, Freud llega a una con- va y el síntoma de conversión? El primer punto encontraría
/ 11I n decisiva, que por cierto habría parecido presuntuosa una explicación. El segundo -cómo aparece la conversión- se-
" IHl '/\ de un psicólogo, pero resultaba sumamente convin- guiría siendo un misterio para Freud.
" 1111 111 r enunciada por un neurólogo experimentado: en
/1 1/ ,111 cl p rálisis histérica, la neurología y la anatomía no La teoría de la Abwehr y la hipótesis Q
1 I "I\h/ln n ' d en absoluto, Como "explicación", la presunta
, 11 ,." 11 mi al> o "funcional" era sólo un deus ex machina, y En 1893, Freud urgió a Breuer a publicar su trab ajo con-
j " 1 1111 1\ 1 0 1' 1' d 1 mapa, sirviéndose de algunos argumentos junto "Comunicación preliminar", el articulo que es ampli -
IId 'l Vl lvl u s observaciones para descubrir la natura- mente reconocido como origen de la teoría del trauma, Según
l, I d. 1, Id( t rminante en la parálisis histérica. Si- Freud y Breuer, el histérico había sido víctima de uno o inclu-
1111 lid 11 /1 ,¡ 1111 L, bri6 y confirmó que lo central en la his- so varios traumas , cuyas representaciones r e primidas
1, 1 I • , 111 111 11 1 t' nt i popular ll del cuerpo y sus partes, guían patogénicamente activas, por el hech o d nO hab r si

19
I '{" (l '1 1 m y 1 p rq u de esa ine- de la histeria, generaba una conversión: esa cantidad de ener-
1 n . l' r ud r itera prim ero la tesis de su _ gía era utilizada en un síntoma escrito en el cuerpo como sím-
nt nor, acerca de la necesidad de la abreacción, y a bolo mnémico de la representación reprimida . Este síntomu
continuación se pregunta una vez más por qué la abreacción se convertía en el centro del segundo grupo psíquico.
parecía imposible en la histeria. 12 La conclusión paradójica i Esta parte de la teoría freudiana temprana era muy im-
~
era que esas representaciones seguían vivas por un lado, y I portante porque explicitaba una formulación ya aplicada im-
por el otro el paciente no tenía ningún acceso consciente a plícitamente, y asimismo particularizaba este supuesto en re-
ellas. Varias explicaciones eran posibles (la naturaleza del lación con la h isteria. Empezaremos por la relación de esta
trauma, la condición psicológica del paciente en el momento formulación c on la histeria . La ext ensión general de la idea
del trauma), pero todas se reducían a una hipótesis central: la de defensa a toda la psicopatología suponía que este mecanis-
existencia de una escisión en el funcionamiento psíquico, una mo ya no podía ser usa do como signo indicador de hist eria. La
disociación entre dos estados, en la cual un grupo de ideas era particul aridad de la hist eria no estaba ya en la defensa sino
inaccesible para el otro. Además, un grupo ejercía una pre- en la conversión: histeria equivalía a con versión . En adelante,
sión defensiva contra el otro. En consecuencia, la terapia de hasta el descubrimiento de la histeria de angustia o fobia, ésa
la histeria consistiría en volver a combinar asociativamente sería la caracteriza ción típica de la histeria . ¿Qué era esta
esos dos grupos , haciendo de tal modo posible la abrea cción. conversión? Una investidura de energía , es decir, un proceso
Freud añadió que esta teoría sólo explicaba el mecanismo de que inviste , en la esfera sensorial o en la esfera motriz, el
la formación de los síntomas, pero no decía nada sobre las quántum de afecto perteneciente al grupo de la s representa-
causas internas o la etiología de la histeria en sí. La histeria ciones incompatibles con el yo. En una sit ua ción natural, esa
seguía siendo elusiva. ener gía , en lugar de ser investida, habría sido abre actuada a
En sus dos artículos siguientes, Freud insiste en los mis- través de la activida d asociativa o motriz.
mos descubrimientos, y también en su pesimismo acerca de la Esta parte de la teoría presuponía un sup uesto ya aplica-
etiología. En 1894 el énfasis pasó desde la Abreaktion do , pero que se estaba formulando explícitamente como la hi-
(abreacción) a la Abwehr (defensa), particularmente en "Las pótesis Q: "Me r efiero al concepto de qu en la s funciones
neuropsicosis de defensa". Freud estaba convencido de haber mentales hay que distinguir algo (una cuota de afecto o suma
hallado la solución; se sentía tan entusiasmado al respecto de excitación) que tiene todas las características de una canti-
que generalizó su hipótesis para incluir casi todo el campo de 'dad (aunque no tenemos medios para medirla), que es suscep-
la psicopatología. De allí el subtítulo del artículo: "Ensayo de tible de aumento, disminución , desplazamiento y abreacción,
una teoría psicológica de una histeria adquirida, de muchas y que está distribuida sobre las huellas mnémicas de las
fobias y representaciones obsesivas y de ciertas psicosis aluci- ideas, más o menos como una carga eléctrica se distribuye so-
natorias". La causa de la Spaltung, la escisión, era un conflic- bre la superficie de un cuerpo".1 3
to entre el yo y un grupo incompatible de representaciones re- Esta hipótesis constituía la base de la teoría de la abreac-
ferentes a la sexualidad. La solución del yo consistía en ción, comúnmente conocida como teoría ca t á rtica. A su vez
debilitar a este grupo quitándole su quántum de afecto, de implicaba otro supuesto básico acerca del principio de placer
modo que el grupo desaparecía de la actividad asociativa y el principio de constancia. Freud se h abía referido a él en
consciente. Debido a este proceso se liberaba una cantidad de dos oportunidades, pero su elaboración propiamente dicha só-
energía flotante, una Erregungssumme, que era preciso inves- lo tuvo lugar en 1920, en M ás allá del principio. de placer. Y
tir en otra parte. Esta investidura podía ser de muy distinto podríamos · añadir que se trat ó de una elaboración que alteró
tipo, según la clase de "neuropsicosis de defensa". En el caso profundamente dicho supuesto.

20 21
Esta hipótesis Q seguiría formando parte de la teoría freu- procesado psíquicamente retorna al cuerpo y se inscribe en él.
diana de un modo que intrigaba. Era esencial para la cohe- El siguiente paso de Freud fue el descubrimiento de que la
r ncia conceptual, era funcional en la práctica clínica, pero defensa original también explica la resistencia del paciente
s guía siendo enigmática. Esta Q demostraba ser dañina si cuando se le pide que recuerde la representación reprimida:
qu daba fijada o coagulada, sin posibilidades de abre actuarIa "Se tiene la impresión de un demonio que lucha, temeroso de
y d tal modo reducirla. La abre acción era .posible en dos la luz del día porque sabe que sería su fin" .15
r as, cuya combinación parecía más bien extraña: la locomo- Los descubrimientos de este período ya no parecen tan he-
triz y la asociativa. terogéneos. Las piezas del rompecabezas han comenzado a
E n el siguiente artículo de Freud, sobre la neurosis de an- ocupar sus lugares y a formar una figura.
ustia. encontramos esta hipótesis aplicada a la conversión. 1. La psicopatología (histeria incluida) es causada por una
)~ 1 punto de partida tiene que ver con el interrogante sobre la defensa excesiva (excesiva en comparación con la defensa nor-
r lación entre 10 psicológico y lo somático en materia de se- mal) contra las representaciones psicosexuales , cada una de
lidad. El proceso normal es descrito como sigue. Por enci- las cuales tiene un quántum de afecto.
1 de cierto umbral, un impulso sexual somático produce en 2. En la histeria, este quántum de afecto ·inicialmente so-
I psique un estímulo que debe ser abreactuado. Freud distin- mático es elaborado psíquicamente y convertido en un grupo
~ U tres desenlaces patológicos posibles. 1) La "abreacción psicosexual de representaciones; este grupo será rechazado
in ecuada", sobre todo a través de la masturbación, que ge- por el yo y devuelto a la región somática, con el resultado de
n r neurastenia. En este caso la relación entre el aspecto se- una conversión. La conversión funciona como un simbo mné-
l :d somático y el deseo psicosexual (la libido) es normal, pe- mico, que es lo que diferencia a la his teria de todas las otras
t' O 1 ao reacción es errónea. 2) La "insuficiencia psíquica", neurosis . El desplazamiento posible de Q es válido para todas
,'0,'1 consec uencia de la cual los impulsos somáticos, aunque las neuropsicosis de defensa .
1'1 H t't s. no alcanzan su transformación psíquica. Obligados a ' 3. De este modD se originan dos grupos diferentes de re-
1'1 r m oecer en el ámbito de lo somático, se convierten en cau- presentaciones: u~o reprimido, y el otro represor. La resisten-
tl 1 neurosis de angustia. 3) La ~defensa con sustitución". cia funciona como límite entre ambos.
I I I1 hi t ría pertenece a esta categoría. También en este caso La explicación de Freud contiene un elemento recurrente
1 tI( ( 11 tr mos una suma de tensión somática y el fracaso psí- que exige aclaraciones adicionales: el quántum de afecto. El
I1I 11 n procesarla. El resultado es que la energía es devuel- examen de este factor nos llevará a la conclusión vinculada
"1 /1 In r gión somática, donde provoca la conversión como con el método freudiano de la escucha, y es por lo tanto parte
l' Itll Le. Sin embargo, existe una importante diferencia res- y parcela de una teoría del lenguaje.
I I I 1,11 d I egunda forma mencionada antes; en este caso el
" 1'111 11 mático ha sido procesado psíquicamente, pero debi-
dll 1 1111 ('onflicto psíquico se ve devuelto a su punto de origen, DESPLAZ.A1',IIENTO y DESEO
,1 111 11'0, 11
11 1'11' 1, 11 ¡ t podemos deducir que la misteriosa Q puede
I ¿Afecto, energía, investidura, catexia,
lo menos dos formas : una puramente somáti- suma de impulsos?
'" VI I I1 " u procesamiento, en una variante psíquica:
1, Illrldll I,n 1, d. d 1 u erpo es procesado y elaborado a través El hecho de que la hipótesis Q apareciera con tantos rótu-
ti It 111111 11 /11 1 Y 1 Simbólico. La conversión histérica resul- los era un signo de que ya incluía alguna dificultad intrín s -
I ¡j IIH I tlt I'! 1\ /1/1" i n n virtud de la cual el quántum i ca. En la historia de su empleo, por Freud y por otros d sp l
¡

j 2
I
de él, podemos distinguir tres significados distintos. El pri- contras e en "Lo inconsciente", donde observa que "los afecl(
mer uso nos propone la idea de una cantidad de energía so- y emociones corresponden a procesos de abreacción, manifer
mática, material, basada en la seudoneurología del Proyecto y taciones finales de lo que se percibe como sentimiento".19 E
el descubrimiento contemporáneo. de las cadenas neurona- respuesta a esto, se podría aventurar la opinión de que exisl
les. 16 Junto al uso de Freud, el término formó parte del dis- una diferencia entre los afectos inconscientes y las emocion
curso sobre la energía entre 1850 y 1890, con toda justicia conscientes, y que lameta de la terapia es la abre acción COIn
descrito por Jacques Claes como omnipotente y jubiloso. A emociones conscientes de estos afectos inconscientes, prob'l
Freud le bastó tomar este término de ese discurso.17 blemente bloqueados. Pero incluso esto es refutado por Freud
Pero desde el principio mismo encontramos que éllo utili- En el mismo pasaje añade que no hay afectos inconscient e"
zaba de distinto modo. Aunque su origen era somático, la en el sentido de emociones inconscientes.
energía se elaboraba como tensión psíquica, vinculada a re- De modo que todos estos usos son imprácticos. Nivelan
presentaciones psicosexuales. Éste es el núcleo de la idea de acríticamente las ideas de Freud con las más antiguas, o las.
la libido, una cantidad de energía misteriosa, inmaterial. Des- diluyen en un palabrerío afectivo-emocionaL En ambos casos
de este punto de vista, Freud se alinearía con los émulos de se pierde el aspecto más importante del descubrimiento freu·
Robinet (el principio activo), Herder (las fuerzas orgánicas) , diano: que el quántum de energía puede desplazarse . .
Lamarck (el poder de la vida), Stahl (el vitalismo), e incluso
Schopenhauer (la voluntad ciega). La única diferencia reside El desplazamiento
en el hecho de que Freud vincula implícitamente esta fuente
misteriosa de poder con la psicosexualidad. En última instan- ¿Cuál era el núcleo de los descubrimientos de Freud en es-
cia, este uso sigue siendo más misterioso que útiL Ésta es por te período temprano? Que todo síntoma neurótico expresa al- .
lo menos la conclusión de Russelman, quien realizó un estu- go para lo cual no es la forma de expresión correcta, normal.
dio completo del empleo de esta idea (conocida como "modelo Hay, dijo Freud, "eine falsche Verknüpfung", una conexión fal -
dinámico") por Freud, así como de su aplicación antes y des- sa, un nudo neurótico. 2o
pués de él. Dicho estudio demuestra también que el concepto En otras palabras, este "algo" se desplazaba a una form a
se sigue empleando hoy en día; es un ejemplo la idea de que de expresión que no le pertenecía. Freud había descubierto el
el hamo faber moderno necesita ventilar sus emociones, tener más importante mecanismo del inconsciente y del proceso pri-
válvulas de escape, etcétera. 18 mario: el desplazamiento. El más importante porque, según
Esta concepción contemporánea nos aporta un tercer uso, Lacan, no sólo constituye la base sino también la precondición
en el cual el énfasis ha pasado de la "cuota de afecto" al "afec- necesaria del otro mecanismo del proceso primario, la conden-
to", punto desde el cual basta dar un pequeño paso para co- sación.21
menzar a hablar de "emociones". Sin duda, en Freud se po- Algo se desplazaba. Freud lo llamó "energía", "cuota de
drían encontrar algunas indicaciones que apuntan en esta afecto", "suma de estímulos". Por cierto, en esa época, la me-
dirección. En los Estudios, por ejemplo, escribió sobre la libe- táfora de la energía estaba al alcance de la mano. Pero él la
ración del afecto contenido, idea ésta a la que todavía se apela elaboró y la hizo específica. Sus descripciones clínicas revelan
hoy en día como justificación de las llamadas terapias del gri- una y otra vez que ese "algo" equivale a Wunsch, a deseo . In-
to. Pero para aferrarse a este punto de vista más bien restrin- cluso más: concierne al deseo psicosexual sobre el cual los pa-
gido habría que desatender otros pasajes en los cuales Freud cientes no quieren saber nada y contra el cual levantan una
traza una diferenciación entre las emociones y los procesos \ resistencia.
n ergéticos subyacentes. La formulación más clara puede en- A nuestro juicio, este descubrimiento fue el verdadero pun-

24 25

I
1
to de partida del psicoanálisis. En adelante la hi~teria ya no -1 histeria está presente en la teoría freudiana desde el princi-
aparecía determinada por algún trauma misterioso, sino por ¡
I
pio mismo. En la histeria es obvia la estructura lin-güística:
un deseo inarticulable que seguía siendo desplazado. El 27 de ! '\, una significación rechazada por el yo se desplaza a través de
octubre de 1897 Freud generalizó esta idea y la convirtió en 1) varios significantes, se fija e inscribe en el cuerpo. De uno u
1 característica fundamental de la histeria: "El anhelo es la otro modo, la cura tendrá que trabajar con palabras, y Freud,
¡ ya en 1890, reflexionó sobre su poder mágico "como instru-
principal característica de la histeria, así como la anestesia 1
mento esencial del tratamiento psíquico."25
pr sente (aunque sólo sea potencial) es su principal sínto-
m. "22 D . Lacan enuncIaría
eseo y anestesIa. . esto en una fór-
!'
¡
m ul bien conocida: "El deseo del sujeto histérico e-s tener un . 1

I d S o insatisfecho".
U n deseo que no puede ser articulado por el sujeto y sigue
I NOTA HISTÓRICA

indo desplazado. Esta es la idea básica que está detrás de No es nuestro objetivo estudiar la histeria a lo largo de su
prolongada historia. Otros lo han hecho : reGientemente, Lib-
I tr s importantes estudios freudianos: La interpretación de los
su ños (el sueño como realización de un deseo prohibido), Psi-
opatología de la uida cotidiana (acciones frustradas como
brecht para la psicosis histérica, y Micale para la histeria
masculina. 26 Pero nos interesa discutir un punto', porque se
t' lizaciones exitosas de un deseo repIimido) y El chiste y su trata de un punto disputable.
I ,. ¿ación con lo inconsciente (el chiste como válvula de se~ri-
dn para dar salida a ese mismo deseo prohibido) . b
Nos referimos a la relación entre los antecedéntes cultura-
les de Freud y la creación del psicoanálisis. Existen al respec-
L teoría lacaniana permite una elaboración adicional. El to varias hipótesis. Freud fue un hijo de su tiempo. Freud fue
I plazamiento no es más que metonimia. Lo que ha de des- producto de un desarrollo más amplio, así como de la filosofía
11 romántica y la psicología académica, que, cada una por su la-
pi \7. rse es el deseo en cuanto es significatiuo. La neurosis de-
11It! tra constantemente que este proceso está lleno de ten- do, intentaban estudiar el inconsciente. Freud descubrió las
n, lo cual explica el empleo por Freud de la metáfora de la leyes del inconsciente a través de su autoanálisis .
1\ 11 r a . Desde luego, en este proceso no hay escasez de emo- No pretendemos discutir los méritos relativos de cada una
I ( n , ~ero esto. no constituye una excusa para reducir la psi- de estas hipótesis. Sin duda, diversos aspectos de la educa-
10 1,( . p l a a un. CIrCO emocional. En L'envers de la psychanaly- ción científica de Freud pueden encontrarse en su teoría psi-
11 I f 1 \ 'no redUJO la relación entre la emoción y el deseo a sus ¡ coanalítica. En varios lugares, la teoría reí1eja el espíritu de
11 0 111 r -iones justas. En el ser humano hay un solo afecto, a la época, así como los antecedentes judíos del autor. Sin em-
"
di , : 1 fecto de la división en y a través del lenguaje. 23 El I bargo, estos factores no permiten explicar otros aspectos, en-
ti , II U ntra realmente su origen en y a través de esta di- I tre los cuales el más importante es el hecho simple de que,
'} además de estar preocupado por los significantes, Freud escu-
l' isamente porque ella genera la pérdida irrevoca-
n denominó objeto a; por lo tanto, la relación en- chaba a sus pacientes.
1 nguaje y deseo está dada desde el principio Subsiste la circunstancia de que la mayoría de los prime-

, todo ser hablante (parlétre) está por defini-


I ros pacientes de Freud fueron histéricas. En este sentido, la
educación científica de él no le habría sido muy útil, por decir
n consecuencia histérico. Esto nos plantea lo menos. Nuestra tesis es que Freud, a pesar de su amplia
diD r nciación conceptual entre la histeria
,.¡ p t lógica. 24 Dejando este problema a un
'on l ir qu la r elación entre el lenguaje y la
I educación formal y de su formación con Charcot, pasó a elabo-
rar una teoría {Íe la histeria que iba en dirección contraria a
la de las teorías y los métodos de la época. Para explicar
I
J
27
nuestra tesis trazaremos una distinción aproximada entre ! da, transformando de tal modo este objeto de oprobio en temu
dos períodos de la historia de la histeria, -cada uno de los cua- de la ciencia seria. El joven FreUd estaba lleno de admiración
-1
les sustentó una concepción particular. ¡ \ por este método y los descubrimientos resultantes; volvió H
En el primer periodo, usualmente denominado precientífi- ¡ Viena como un devoto confinnado de Charcot.
') Bastante extrañamente, en el año anterior a su muert e
co, una mezcla de religión, magia y ciencia obstruía el progre-
so de la ciencia misma. El segundo período es el de la Ilustra- Charcot arrojó por la borda toda su teoría médico-organicist a
ción, en el cual la idea de la ciencia "verdadera" alcanzó su y por lo tanto objetiva, de un modo aparentemente casual ,
momento dorado. prefiriendo lb que denominó "el factor mental" .28 Dos de sus
Aplicadas a la histeria encontramos teorías más bien gra- seguidores se repartiéron la teoría entre ellos . Babinski, el
ciosas acerca de la migración del útero. Ya en el 2000 a.C. es- detective privado de la neurología, desarrolló un esquema ri-
ta teoría fue asentada por escrito en un papiro denominado guroso de observación para exponer a la histérica como una
Kahum por el lugar en el que fue hallado. Describe al útero impostora, una falsa paciente sin ningún trastorno neurológi-
como un organismo vivo independiente. Si no se encuentra ca real. Janet, por otro lado, elaboró el aspecto psicológico. 29
suficientemente irrigado, se vuelve más liviano y puede em- ¿Y Freud? Freud fue el que escuchó. Pero él no sólo escu-
pezar a vagar por todo el cuerpo, generando histeria. Junto a chó, sino que también oyó; oyó la significación metafórica de
unas maniobras muy pragmáticas para restituir el útero a su lo que denominó síntomas histéricos de conversión. En su ar-
lugar propio, los médicos sacerdotes recomendaban el matri- tículo sobre la parálisis histérica, 09servó que la causa no es-
monio para asegurar la necesaria "irrigación" que mantendría taba en el cuerpo. La estructura se le hizo cada vez más clara:
la cosa en el lugar adecuado : algo se desplazaba desde "abajo" hacia "arriba", y ese algo n o
Con algunas modificaciones, esta teoría prevaleció duran- era aceptable "arriba", por lo cual era enviado de nuevo "aba-
te varios siglos, en las obras de Hipócrates, Galeno y Paracel- jo". Esta estructura fue refundida en varias formulaciones di-
so. Su expresión más explícita se encuentra en Platón: "La ferentes. En esa etapa temprana se la entendía en los térmi-
matriz es un animal que anhela engendrar hijos. Si permane- nos de una energía endógena que investía a un grupo de
ce estéril durante mucho tiempo después de la pubertad, se repr-esentaciones psicosexuales, lo cual podía conducir a una
siente afligida y gravemente perturbada, y, deambulando en abreacción nonnal o a un regreso al lugar de origen, el cuer-
el cuerpo y cortando el paso al aliento, impide la respiración y po.30 Más tarde esta teoría del "reenvío al cuerpo" evolucionó
provoca en la sufriente la: más aguda angustia y también todo hasta convertirse en un concepto técnico: en lugar de "supre-
tipo de enfermedades."27 sión" (unterdrucken) pasó a haber "represión". Había nacido
La Ilustración llegó con Charles Lepois (Carolus .Piso) y la teoría de la represión.
Willis. En el siglo XVII, ambos ubicaron la causa de la histe- Algo asciende, se le niega el acceso y entonces se inscribe,
ria en el cerebro. El paso siguiente fue dado por Sydenham, junto con el rechazo, en alguna parte del cuerpo: desplaz a-
quien consideró las "emociones excesivas" como una de las miento y conversión, decía Freud. El útero no está irrigado, se
causas posibles. Esto ponía de manifiesto el fin de las teorías seca y comienza a vagar por el cuerpo, causando de tal modo
mágicas. El médico científico se convirtió en un observador
objetivo cuya mirada penetrante ganaba en agudeza gracias a
una gama de instrumentos en continuo desarrollo. Charcot
dijo orgullos amente de sí mismo que era "un visual". Famoso

los síntomas histéricos, decía el Kahun.
Desplazamiento, migración: con esta teoría tempran a
Freud estaba más cerca de sus predecesores de cuatro mil
años antes que de sus contemporáneos. Sus predecesores. h a-
por sus autopsias ("mirar dentro del cuerpo") de todo tipo de \ bían contado con una gran ventaja: el útero como órgano in-
nt rmos neurológicos, encaró la histeria con la misma mira- dependiente es eminentemente femenino. Ellos habían forj a-
1

28
l 29
do un significante para La Mujer, como un equivalente al fa- 14. Freud, On the Grounds for detaching a Particular Syndrome
lo, aunque permanecía en
el registro de lo Imaginario. Fue~ fmm Neurasthenia under the description "Anxiety Neurosis" (1895b),
precisamente la falta de ese significante lo que obligó a Freud S.E. 3, págs. 114-115.
a desarrollar una y otra vez su propia teoría. 15. Freud, "Über Hysterie" (1895g), Wiener klinische Rundschau,
IX, 1895, págs. 662-663,679-680,696-697. Texto no incluido en las
G. W. ni en la S.E. Lo hemos descubierto gracias a J. Quackelbeen.
La cita aparece en la pág. 696 del original.
NOTAS
16. Freud, Aus den Anfdngen der Psychoanalyse U887-1902). Brie-
fe an Wilhelm Fliess, Francfort, Fischer Verlag, 1976,~ págs. 297-385.
1. M. Solms está preparando una edición de estos textos freudia- 17. Claes; Psychologie, een dubbele geboorte, Kapellen, De Neder-
nos relativamente desconocidos.
landsehe Boekhandel, 1982, págs. 145-189.
:2 . Freud. "Hysteria
- and Hystero-Epilepsy" (1888b) , S.E . 1 , pa' g. 18. Russelman, Van James Watt tot Sigmund Freud, de opkomst
41.
L'en het stuwmodel van de zelfexpressie, Deventer, Van LoghumSla-
3. Ídem.
teros, 1983, pág. 204. Este estudio lleva a un atolladero. Para una
4. Ibíd. , págs. 43-44, 46 Y 52.
lfftura lacaniana que abre nuevas perspectivas más allá del punto
5. Freud, ~Preface to the translation of Bernheim's De la Sugges- muerto artificial, remitimos a un artículo de J. Quackelbeen: "\Velke
tion' (1888), S.E. 1, pág. 83.
piaats geeft Lacan aan de psychische energie, het affect e n de drift'?
, 6. Freud, "Review of August Forel's Hypnotism" (1889a), S .E. 1, Television IV", Rondzendbrief uit het Freudiaase l'rld , 1983-84, vol.
pá g. 100.
m, 3, págs. 5-26.
7. Freud, "Psychical (al' Mental) Treatment" (1890a), S .E. 7, 19. Freud, "The Unconscious" (19 15e), S.E. 14, pág. 178.
P gs. 291-293.
20. Freud y Breuer, Studies on Hysteria (1895d!, S.E. 2, pág. 67,
. 8. Didi-Huberman, Inuen tion de l'hysterie, Charcot et l'iconogra- nota 1.
phie photographique de la Salpetriere, París , Macula, 1982, págs. 1- 21. Lacan, Le Séminaire, Livre JII, Les Psychoses, págs. 303-304.
303.
T-ze Seminar of J. Lacan, Book JII, The Psychoses , traducción de R.
9. Freud, "A Case of Successful Treatment by Hypnotism" (1892- Grigg, Nueva York; Norton, 1993, págs. 266-277.
1893), s.E. 1, pág~ 122.
22. Freud, S.E. 1, carta 72, pág. 267.
10. En la Standard Edition, "Erregungszuwachs" aparece tniduci- 23. Lacan, Le Séminaire, Liure Y/JI, L'enuers de la psychanalyse
do como "accretion of excitation". S . Freud, Preface and footnotes to the (1969-1970), París, Seuil, 1991, capítulo XI, pág. 175 Y sigs.
(ranslation ofCharcot's "Ler;ons du Mardi de la Salpetriere" (1892-94), 24. Lejos de haber sido introducido por Lacan , este problema ya
S, E. 1, pág. 137. Las difiCultades con las notas al pie son examinadas e:stá presente en los primeros trabajos de Freud, donde él comparó la
1 f ' S trachey en su introducción a la Standard Edition, pág. 132. represión "normal" con la represión "histérica". La diferencia sería
11. En alemán Vorstellung significa tanto "idea" como ~"represen­ puramente cuantitativa, aunque a Freud no le gustaba la idea de un
(,11 Ión". El elemento central de la psicología académica alemana de factor "constitucional". Nunca encontró una respuesta satisfactoria a
, 1\ poca era por cierto la Vorstellung, palabra que por lo general se e::te interrogante; además, su último artículo, "La escisión del yo en
1'/ 1 lu , como "idea", con lo cual se pierde la connotación de repre-
el proceso defensivo", puede considerarse una generalización del pro-
O ' 1 n. Desde el punto de vista lacaniano, la mejor traducción,
ceso de defensa que desborda el marco de la histeria, e incluso ubica
PO I' Ilr II sto, es "significante".
6.->"te proceso en la base del desarrollo psicológico.
1f , r ud , "On the Psychical Mechanism of Hysterical Phenome- 25. Freud, "Psychical (or Mental) Treatment·' (1890a), S .E . 7,
Il lt : 1',t UOI Iltlry Communications" 0893a), S.E. 2, págs. 8-12.
pág. 292.
1,1, l' 1" uU. "'rhe N euro-Psychoses of Defence. An Attempt at a 26. Micale, Approaching Hysteria. Disease and its Interpreta -
, 11010 ll1 1'h Ory of Acquired Hysteria, ofmany Phobias and Ob- tions, Nueva York, Princeton University Press , 1995. Libbr ch t,
\1\ I (J f' ta in Hallucinatory Psychoses" (1894a). S.E. 3, Hysterical psychosis, a historical suruey. Londres, 'Tra n s cti on u -
blishers, 1995.

o 1
'J.7, I t n, 'l'irn 0 , part II, 91c.
2 . V as 1 prefa cio de Charcot en Janet, P.M.F., L'état mental
2. DEL TRAUMA AL FAl~TASMA:
d s hystériques , Patis, Rueff, 1894. LO REAL COMO IMPOSIBLE
29 . Wajeman, Le MaUre el l'Hystérique, París, Navarin / Seuil,
1982, parte N .
30. Freud, On the Grounds for detaching a Particular Syndrome
from Neurasthenia under the description ''Anxiety Neurosis",ob. cit.,
págs. 114-115.

EL SUJETO DIV1DIDO y EL INCONS CIENTE


ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE

Los Estudios sobre la histeria fueron el punto de partida


de la psicoterapia en general y del psicoan álisis en particular.
Desde ese momento, los pacientes neuróti.cos fu eron escucha-
dos, y la teoría abandonó el campo médico .
Era una luna de miel. Freud distinguió tres formas de his-
teria: la histeria hipnoide, la histeria de r etención y la histe-
lia de defensa. 1 En todas se encontraba el mismo núcleo: una
experiencia psíquica particular que no. h abía podido tener una
abreacción adecuada. 2 En la histeria hipnoide, la abreacción
no se producía debido a la peculiar condición (hipnoide) en
que la experiencia tenía lugar. En la hist eria de retención ha-
bía circunstancias externas especiales, sobre todo sociales,
que obligaban al paciente a renunci ar a la abreacción. En la
histeria de defensa, la causa se encontraba en un conflicto in-
terno; el yo reprimía ciertos contenidos penosos, y de tal modo
imposibilitaba la abreacción.
Freud fue poniendo cada vez m ás énfasis en esta tercera
. forma, hasta el punto de que "hist eria de defensa" pasó a ser
snónimo de la histeria en sí. É s te podría parecer un pequeño
paso, sólo una discusión sobre la fr ecuencia de aparición, pero
no se trataba de eso: en este punto debemos situar un impor-
tante giro conceptual re a li zado por Freud, pues implica la

32
33
produce una explicación plausible. Freud da el ejemplo de un
divi.sión, de Spaltung de la psique. Éste iba a ser el paciente que se metía los dos pulgares en la boca a cóntinua-
¡l" h r r edescubrimiento de Lacan: el sujeto dividido, 55, un ción de una sugestión poshipnótica, y se excusaba diciendo
:011 pto con el cual el psico a nálisis se distanció irrevocable- que tenía lastimada la lengua. Esto es muy claro en el caso de
Irl . t d ~ toda forma de psicología.
3
la histeria: la división entre los complejos de representaciones
['; 8 n la histeria de defensa donde la idea de la represen- conscientes e inconscientes no es rígida y nítida; hay más
\, 1 ,[ n "incompatible" adquiere todos sus fueros. El yo consi- bien una compulsión a asociar las ideas del grupo consciente
1 I'~ que cierto grupo de representaciones es incompatible con con los sentimientos que acompañan al grupo inconsciente .s
I 1, Y las rechaza. La consecuencia de este conflicto es que el . La segunda solución es mucho más importante, y aparece
1\ r eco propio de ese grupo ya no puede ser- abreactuado, lo an el examen de Freud de las tres capas de material psíquico
IU ge nera la constitución de un segundo grupo psíquico, en los casos de histeriaY Estas tres ca pas están agrupadas al-
I nte de la e,'entual patología. ,'ededor de un núcleo traumático patógeno. La primera contie-
Es te segundo grupo contiene representaciones que son "be- ::le un ordenamiento puramente cronológico del material, ilus-
I/.' U, stseinsun fahige": literalmente, incapaces de volverse erado a la perfección por Anna O. , quien podía recorda r bajo
nscientes. Ellas forman el núcleo del complejo patológico y iipnosis todos los acontecimientos que desembocaron en su
!' n tituyen, en consecuencia, la meta del tratamiento. Freud síntoma, en orden exacto, pero invertido. La segu.nda capa es
I consideraba remanentes patológicos de un trauma psíqui- Cina estratificación concéntrica del material patógeno en torno
que el suje to prefería olvidar y por lo tanto reprimí.a. ~na 2.1 núcleo patógeno, en la cual el grado de resistencia es inver-
" 7. excluidas de las cadenas asociativas normales, eJercwn 3amente proporcional a la proximidad al núcleo. La tercera
una influencia patológica, a la manera de "Fremdkolper", que ;>arte es la más importante: "[ ... ] un ordenamiento según el
n bacterias ajenas al propio cuerpo, causantes de infeccio- contenido del pensamiento, el enlace a lo largo de líneas lógi-
s contra las que el cuerpo necesita defenderse. 4 cas que llega hasta el núcleo [ ... ]".10
E n esta descripción hay dos puntos que reclaman alguna Esta última capa es din ámica, atraviesa las otras dos y
I laración: la ~exclusión" y el "cuerpo extraño". La exclusión uroduce las conexiones lógicas; se trata de un sistema compLe-
lt:l ociativa (es decir, la represión) es causada por la incompati- jo de conexiones con puntos nodal es, y en ella se ponen de
bilidad entre esas representaciones y el "irupo dominante de manifiesto la determinación múltiple de los síntomas.
" presentaciones del yo,5 Sin embargo, no pueden ser ."extra- I En otras palabras, el inconsciente está ordenado; las re-
, f "; algo más adelante en el artículo, Freud se ve obhgad~ a presentaciones están vinculadas entre sí de una manera pre-
1" zar una distinción más sutil. Por cierto, las representaclO- ~isa. En este punto debemos reconocer el segundo de los más
reprimidas pueden haber desaparecido de las asociacio- importantes redescubrimientos lacanianos: el inconsciente es-
I
1\1 conscientes ordinarias, pero conservan algún vínculo con tá estructurado como un lenguaje. La primera capa es la dia-
1, intomas que determinan. Freud pensó en dos soluciones crónica , y la segunda proporciona la sincronía de todos los
1)( lbl s. significantes, pero el punto que más dificultades suscita en
r primera respuesta tiene que ver con lo que él llamó esta teoría es la tercera capa, es decir, para Freud, la del sig-
"((/l, he 1/erknüpfung", conexión falsa. El afecto de una repre- nificado: el deseo como reprimido por el paciente.
I I\e i n inconsciente es falsamente conectado con una re- Como hemos dicho, estas tres capas rodean a un núcl o.
nt ción consciente,6 Esta categoría incluía ya lo que él Freud empleó diferentes metáforas para designar es t n ' 1 O
," \ rd denominaría "transferencia".7 El proceso debe en- a. lo largo de su obra: Kern unseres Wesen (carozo d n tl'O
1 I l [' cOmO una racionalización: el paciente no conoce la ser), Nabel (ombligo), Urzene (escena originari ), M ¡linm
' 1 1/\ li t 11 nt! el sín toma y su determinación inconscier:-te, y

5
34
(micelio). Su característica esencial es que nO hay palabras netraba hasta dos de ellos, surgían otros cuatro ... Con Emmy
para describirlo; no las encontraban Freud ni tampoco sus pa- - von N., Freud observó que los síntomas no desaparecieron por
cientes, a quienes él apremiaba a ver.b alizarIo. Es obvio que completo porque la catarsis sólo había liberado dos traumas
se trata de lo Reallacaniano, el registro que no puede poner- importantes. Quedaban unos cuantos secundarios, y él tuvo
se en palabras. la impresión de que los nuevos se iban produciendo a medida
Empleando el método hipnocatártico, Freud supuso que, que avanzaba. En su artículo sobre la etiología de la histeria
en cuanto lograra evocar el complejo representacional ausen- examinó dos ejemplos ficticios de síntomas histéricos de base
te. liberando v abreactuando consecuentemente el afecto con- traumática. Prefirió que fueran ficticios porque la discusión
co·m itante, es~s representaciones ausentes ingresarían en las de un caso clínico real le habría tom a do mucho espacio y
cadenas asociativas normales. A este proceso lo denominó "co- tiempo, precisamente debido a la muy complica da red que se
rrección asociativa". despliega entre los síntomas y la bas traumá tica. Comparó
Un rasgo sorprendente que se reitera constantemente en la cadena de la asociaciones con un complejo árbol genealógi-
los historiales es la oposición entre la representación patóge- co en el cual algunos familiares consangu íneos hubieran teni-
na y su verbalización. Estos elementos reprimidos emergen a do incluso la audacia de casarse entre sí. .. l ·¡
menudo en forma de imágenes, incluso de imágenes visuales Conclusión: como consecuencia de la cat rs is terapéutica,
muy animadas: "Muchas otras pacientes histéricas nos han el estrangulamiento patológico de un . f cto no res ultaba tan-
infonnado que tienen recuerdos de este tipo en vívidas imáge- to liquidado como desplazado intermin bl m nte. La idea de
nes visuales, y que esto se aplica especialmente a sus recuer- la catarsis o la abre acción no era totalm nt con"ecta.
dos patógenos".1 1 De hecho, la frecuencia era tal que Freud
llegó a la conclusión de que los pacientes histéricos estaban
muy dotados desde el punto de vista visual: "Los pacientes LO REAL COMO TRAUMATI
histéricos, que como regla son de tipo visual. .. "12 De esto se
desprendía la pregunta terapéutica: "¿Qué ha visto usted, o Del Abreagieren al Agieren
qué le ha ocurrido?"13 La meta del tratamiento pasó a ser bo-
rrar esas imágenes poniéndolas en palabras. En los historia- La historia que siguió es tan bien cono ida que nos limita-
les son muy frecuentes expresiones tales como absprechen, remos a las grandes líneas. Freud partió d 1 supuesto de que
aussprechen, hablar sin interrupción. Ésta era la "cura por la la histeria se originaba en un traum a infa ntll. La sustancia
palabra", aplicada a la paciente histérica que prefería apelar de este trauma era una escena de seducción s xual que, en su
al deseo del Otro en su mirada. La cura consistía esencial- momento, el I1..Íño podía no haber entendido como sexual. Ésta
mente en poner en palabras estas imágenes visu-ales. En la es una idea que Ferenczi elaboró veinte años más tarde.
descripción real de la eficacia terapéutica, esta verbalización Freud hab16 de "una alarma sexual presexu 1".15 Se retenía el
se vinculaba con la idea de liberar el "afecto estrangttlado". re<:uerdo sin comprenderlo, y el efecto tI' umático sólo apare-
En este punto, la teoría y la práctica parecían completas. cía después del inicio de la pubertad, d s ncadenadopor un
Cada síntoma sobredeterminado era el punto de aplicación a segundo incidente que recordaba al primero. l6 Éste era el
través del cual podía rastrearse la senda de los recuerdos pa- ''proton pseudos ust" histérico, un "falso enunciado que seguía
tógenos. A continuación resultaba posible abreactua:rlos, y el a un falso supuesto". El hecho de que la primera escena hu-
síntoma desaparecería. biera sido olvidada impedía la abreacción adecuada, lo cual a
Pero subsistía un pequeño problema: la histérica seguía su vez generaba una psicopatología nachtragliche, "diferi-
produciendo recuerdos traumáticos. Cada vez que Freud pe- da".1 7

36 37
" .e".",.
~iJ:-"-, ..
" .-..,•••.'
-~C{~

Las dos principales características' de esta esc~na origina- . principio Freud pensó en la seducción de la niña por su "tío"
!
ria son que ~s real y no ha sido comprendida como sexuaL ' {
(en re-alidad, siempre se trataba del padre) como trauma cau-
Freud tuvo que modificarlas a ambas, abandonando de tal sal, pero finalmente descubrió el fantasma de la seducción.. La
modo la teona catártica. En la célebre carta 52 a Fliess, ya célebre carta 69 a Fliess puso un punto final a la teo,!:ía del
había e~uesto su descubrimiento de que el ataque histérico trauma,!-9 '
(que hasta entonces había concebido como una forma de Freud, y especialmente sus seguidores, prolongaron esta
abreacción patológica) no era tanto una abre acción como una interminable discusión acerca del impacto del trauma, real o
acción, un Agierr;n en lugar de un Abreagieren. Y, como ac- imaginario, contra el fondo de la siempre presente cuestión de
ción, presentaba la característica propia de toda acción, que si los histéricos eran víctimas o impostores. El propio Freud
es "un medio para reproducir el placer".1 8 citó los estudios de Brouardel acerca del abuso deshonesto
Comenzaba a alborear la comprensión de la sexualidad in- con niños inocentes, que no era poco común. Más reci ente-
fantil. Una consecuencia necesaria era la revisión de la teoría mente, Armstrong realizó una investigación sobre el incesto,
del trauma: el primer trauma.no era después de todo inocen- mientras que Masson ha sostenido la necesidad de reexami-
te sino que contenía un elemento de placer para la víctima. nar el tema a la luz de lo que él considera nuevas pruebas.
Diez año~ más tarde, Abraham publicó un artículo con un tí- Este infantil "sí, es así; no, no es así" pierde de vista el
tulo significativo, "La experiencia de los traumas sexuales co- punto más importante de la discusión: la relación entre el fan-
mo una forma de actividad sexual". Un punto destacado de tasma como fuente del signif~cado y lo R eallacania no como lo
ese artículo es el hecho de que la escena originaria contiene que se resiste a lo Simbólico. Esta relación es de suma impor-
ya un elemento de conflicto para el paciente; Abraham llega a tancia en la histeria, pero desapareció en la controversia si-
la conclusión de que el típico silencio de la víctima la convier- CT'Jiente sobre la teoría del trauma, y sólo a través de la ense-
b
te en cómplice. Precisamente esta caracterí~ ica le permitía ñanza lacaniana pudo volver al centro del escenario. Para ser
trazar una d.iferenciación entre los niños ya histéricos, y los justos, debemos añadir que también Freud la abordó en su
normales. A su juicio, en la histeria las representaciones eran momento, Se trata de una parte de su teoría que nunca apa-
a l mismo tiempo incompatibles y placientes desde el princi- reció en los artículos oficiales de modo tan resuelt o como en
pIO. su correspondencia con Fliess. Por ello nos será útil echar una
• La teoría de la abreacción y la catarsis desapareció silen- mirada a esta correspondencia. '
ciosamente. El fracaso de la defensa histérica no se debía a la En la carta 59 encontramos la primera pista. Freud escri-
imposibilidad de descargar el recuerdo de un trauma externo. bió que la solución de la histérica está en una particular fuen-
defensa histérica fallaba porque tenía que realizar un te de producciones inconscientes hasta entonces desatendi-
om promiso entre un deseo y la representación de ese deseo. das: el fantasma. Casi incidentalmente añadió que esos
s ultaba muy fácil verificarlo enla práctica clínica: todas fantasmas ¡'por lo general, según me parece, se retrotraen a
1 S representaciones incompatibles de las pacientes de los Es- cosas oídas por los niños a temprana edad y sólo comprendi-
t(~dios contenían un deseo sexual que ellas no podía asumir; das más tarde".2o El primer par de determinantes importan-
\1 nt1icto era inevitable. tes ya estaba incluido en este pasaje: por un lado, lo Real; por
el otro, el "'haber comprendido", la elaboración, en lo Imagina-
b,/. trauma versus el fantasma rio o en lo Simbólico.
Freud trabajó sobre este nuevo descubrimiento en s u co-
de esta bien conocida parte de la historia psi- rrespondencia, entre 1897 y 1899. En la carta 61 encontr ro.
, ún mejor conocida (si acaso resulta posible). Al el primer desarrollo. 21 En la histeria, todo conduc 1 l" pro-

38
du ei n d las escenas "reales" (sic) que están ocultas detrás mera etapa de la histeria puede ser descrita como «histeria de
de los fantasmas. Estos últimos construyen una comprensión alarma»; su síntoma primario es la manifestación de alarma
diferida de esas escenas. En el mismo párrafo, Freud Íntrodu- acompañada por una laguna en la pslque".27 En ellv1anuscri-
ce una segunda novedad; la represión histérica no cae sobre to E, de dos años antes, había proporcionado una descripción
los recuerdos, sino sobre los estímulos que precisamente pro- cuidadosa de este proceso al tratar de explicar el modo en que
vienen de tales escenas originarias. Los fantasmas funcionan surge la angustia. También en ese caso se consideraba factor
como una defensa contra esas escenas. 22 En cuanto defensas, causal la falta de elaboración psíquica. 28 Por lo tanto, tanto la
constan' de varias ediciones distribuidas en el tiempo y or_de- histeria como la neurosis de angustia eran "Stauungsneuro-
nadas para a-umentar la resistencia; la escena originaria sus- sen", "neurosis de estancamiento"; lo que no puede ser proce-
cita la mayor resistencia.23 La elaboración oficial de estas sado psíquicamente se acumula y se vue lve patógeno. Esto
ideas se encuentra en un pasaje de los Estudios acerca de la sucede primordialm nt en el tiempo "prehistórico", es decir,
estructura triple del material histérico. hasta el tercer año d vida. 29
La carta 66 (un punto destacado en el autoanálisis de Es tas ideas nos p r mit n ntí ipar un d scubrimiento que
Freud) emite una nota diferente. El neurótico no sólo se de- Freud alL.'1 no había r Ji.z : 1 d 1 f bia como histeria de
fiende con los recuerdos falsificados y los fantasmas, sino tam- angustia. Por cierto , 1 t r.l Y 'u j d , por rudimenta-
bién de ellos. Freud descubría más y más de estas falsificacio- ria que fuera , demostrab qu lu ~ rm prim ría de histeria
nes, hasta el punto de que en la carta 69 se vio obligado a era siempre la histeria d ngu ti l , ult dor elaboración
abandonar la teoría del trauma. El modo en que descartó esta defensiva podía llevar a un hís t ri ngus ti con un obje-
teoría añade otra pieza al rompecabezas; por cierto, la cues- to secundario, es decir, a un ' ~ bi , I h i t ría de conver-
tión de la realidad de la escena originaria desapareció con la sión ~ La eventual a us encia d unrru n t última podía
conclusión de que "no hay indicaciones de la realidad en el in- oscurecer el hecho de que la conv rsi 11, 1 mi mo que la fo-
consciente, de modo que no se puede distinguir entre la verdad bia, no era más que la elaporaci n s 'unel da de una angus-
y una ficción investida de afecto".24 El paso siguiente de esta tia primaria- I

secuencia fue la primera mención del complejo de Edipo como A continuación hubo un period 1 1 tema de la
"un acomeci:m.iento universal de la primera infancia".25 histeria permaneció en segundo pI n . l' r uu tr bajaba en su
La teoría siguió desarrollándose. En la carta 65 encontra- estudio sobre el sueño , pero esto n 1
mos una elaboración de la idea de la represión, así como una un descubrimiento ante"rior, los ju
primera vislumbre del desarrollo libidinal basado en las zo- do que demostró ser útil en s u s rU 1 S P s t riore s. En la
nas erógenas: la oral, la anal y la genital. Las experiencias carta 80 se refirió a un excepcion 1 n Ji i lingüístico reali-
del niño, sus fantasmas, o unas y otros, se originan en esas zado por el propio paciente. El hombr b p decido un ata-
tres zonas; las dos primeras presentan una característica que de angustia mientras intent b pod r f S de un KCifer,
muy peculiar: "una cuota de libido no puede, como en el caso un escarabajo, y mediante va rio tra r dina rios juegos de
común, abrirse camino a través de la acción o de la traducción palabras llegó a Que faire?, "¿qu h - r ?", E l paciente, que
en términos psíquicos".26 Algo que no ha sido elaborado psí- había tenido una institutriz fran ,r rd ba la indecisión
quicamente permanece en el reino de lo Real, y desde allí de la madre acerca del matrimoni 11 ...30 En la carta 94
ejerce una fuerza traumática patológica. Esto concuerda con encontramos el primer análisi lin stico del olvido de un
un descubrimiento anterior que nosotros consideramos de su- nombre propio CJulius Mo o), fu más que un ejerci-
ma importancia. En su Manuscrito K, Freud ya había descri- cio previo para el an á lisis el 1 Iv·d d 1 nombre del pintor
to como sigue el desencadenamíento de la histeria: "Esta pri- Signorelli, dos cartas m 1 nt .31

40 41
f
j
¡

Con este análisis Freud aprendió que las conexiones entre Real es aparentemente traumático en sí mismo y produce una
los fantasmas y las "experiencias" de la infancia estaban angustia primordial como afecto básico. Su elaboración psí-
constituidas por lo que él denominó "palabras conectoras". quica dentro de lo Imaginario y lo Simbólico apunta a erigir
Eran conexiones de palabras. Sus muchos ejemplos nos per- una-defensa contra ese Real traumático.
miten decir con total claridad que en todos estos casos se tra- Aquí surge otro interrogante: ¿cómo sucede que a la psique
taba del significante. El significante, según la definición de (lo Imaginario y lo Simbólico) le cuesta tanto elaborar este
Saussure, es una imagen acústica independiente del concepto. núcleo de lo Real? ¿Cómo se logra esta elaboración defensiva
Es el significante el que conecta al sujeto con sus días de in- en lo Imaginario, en lo Simbólico, o en uno y otro? La respues-
fa ncia. Pero, ¿con qué aspecto de esos días? Unos años antes, ta exige el desarrollo de la teoría de la represión. Antes de
Freud habría respondido con la idea del trauma. Su nueva y dar ese paso , queremos realzar otro punto. En la primera te 0 -
lacónica respuesta era: "Nada había allí, salvo el germen del ria freudiana sobre la histeria, el padre ocupaba un papel
impulso sexual".J:2 central. ¿Qué sucedió con esta idea a lo largó del desarrollo
La carta 101 fue la primera de 1899. Freud había recorri- conceptual que hemos bosquejado?
do un largo camino . Atrás quedaba la idea del trauma real (la
seducción por el padre) como causa de la histeria. En cambio,
había descubierto los impulsos eróticos infantiles. Obviamen- EL PADRE COMO EL OTRO PREHISTÓRICO
te, esos impulsos se desarrollaban siguiendo una secuencia de
zonas erógenas. En el momento en que emergen, son extra- Puesto que en esta nueva teoríá el origen de la histeria po-
ños, iacluso ajenos para la psique. Sólo mucho más tarde se dia buscarse en los deseos infantiles y su resolución, el papel
realiza su elaboración psíquica, en primer lugar a través de del padre quedaba reducido a un mínimo, en comparación con
fantasmas. Tales construcciones psíquicas trabajan con las la teoría anterior. Sin embargo, en la misma carta que dese-
palabras de conexión y están dispuestas defensivamente res- chaba la idea del padre como seductor, Freud lo reíntroducía
pecto del impulso original, según un orden jerárquico. El nú- de un modo nuevo . Después del pasaje Y-acitado acerca de la
cleo real es investido defensivamente de modo tal que resulta falta de cualquier indicación de la realídad en el inconsciente,
imposible ponerlo en palabras. Freud observó que lo mismo anotó: "De modo que queda abierti l.a posibilidad de que el
ocurría en el análisis de los sueños. El ombligo del sueño, que fantasma sexual se apropie del tema de los padres". 36 En las
se retrotrae a la misma historia, sigue siendo inaccesible, co- cartas siguientes, el padre vuelve a ocupar el papel central,
mo el "carozo de nuestro ser", que nunca puede aparecer en el aunque en el marco del fantasma. La nueva significación del
( pre)consciente. 33 padre, fuera de la teoría del trauma, se puede reconstruir fá-
Desde un punto de vista lacaniano, esto puede entenderse cilmente. En la carta 52, la más importante de la serie, Freud
omo la relación entre lo Real y los otros dos registros. El ca- ya había descubierto que todos los síntomas histéricos son un
r ozo, el ombligo, la escena originaria o el micelio de Freud (es gamado al otrQ. Las palabras exactas con las que expres~
cir, el elemento impulsor dinámico) es lo Real imposible ta idea destacan una de las más importantes características
1-le está más allá de lo Imaginario y lo Simbólico , resistiendo del Otro lacaniano: "Los mareos ~ccesos de llantos - son to-
ualquier intento de darle representación. La definición la- dos dirigidos a otra _JiL§_Qna- 12eJ;:º_~L®rELtmiº-ª. la otra ersoñ
caniana del trauma es coherente con estas ideas freudianas: ciliIstóri~,...iruilió..dahle",_a"la.q.u die u..s!..h aya llegado s-
L can habla de "la opacidad del trauma [ ... ] su resistencia a ués p~~de igualar" ~7 En la carta 57 descubrió qu la lt
1 ignificación"34 y de "el núcleo patógeno como lo que se bus- normas de amor que establece la histérica, y qu il ( vitn l I •
f1 por h z 1 discurso - lo que el discurso rehuye-".35 Lo mente la llevan a la insatisfacci ón , pr vi n n d( 1/\ I nw ( 11
.,"

idealizada del padre, c~m la que ningún otro hombre puede trucción de síntomas por medio de la identificación está vin -
equipararse. 38 Desde luego, a menos que ese hombre-pueda culada con fantasmas, es decir, con su represión en
el incons-
identificarse con el padre, en cuyo caso se produce una irrup- ciente".42
ción de goce. Freud describió a una paciente que se encontra-
ba en esa situación, y que experimentaba de cuatro a seis or-
gasmos en cada coito: "Ese hOrríb~e mayor debía claramente NOTAS
este efecto a una posible id;~tificación con el padre inmensa-
mente poderoso de la infancia de ella, identificación que libe- 1. Esta diferenciación fue sistematizada en The Neuro-Psyehoses
raba la libido ligada a las fantasías de la mujer. ¡Instructi- of Defenee (1894a), S.E. 3, págs . 46-47. Freud la retomó en los Stu-
VO!"39 Freud concluye estimando que esa paciente habría sido dies on Hysteria (1895d), S.E. 2, pág. 285.
frígida de haberse casado con un joven. 2. Freud y Breuer, Studies on Hy steria (1895d), S.E. 2, pág. 10.
"El inmens amente poderoso padre de la infancia": en la 3. Ibíd., pág. 286. Lacan, "Subversibn du sllje t et dialectique du
teoría de F r eud a cerca del papel del padre se había producido désir~ , Éerits, Paris , Seuil, 1966, pág. 795 .
-l. Freud y Breuer, Studies on Hysteria (1 95d), S.E. 2. págs. 286-
un cambio considerable. En lugar del pervertido traumatiza-
287.
dor aparece su imagen idealizada como amante . Observemos
5. Ibíd., págs. 116 y 122.
a l pasar que en este punto se perfila una tercera figura pater- 6. Ibíd. , pág. 67, nota al pie.
na: la del padre real en la vida de la paciente. En agudo con- 7. Ibíd., pág. 302.
t raste con las dos figuras anteriores, se menciona una y otra 8. Ibíd., pág. 69.
vez a padres enfermos, incluso agonizantes ; basta con leer los 9. Ibíd. , págs. 288-289.
E s tudios para encontrar ejemplos. P ero, en ese momento, lo 10. Ibíd., pág. 289.
único que Freud retuvo de esta caracterís tica recurrente fue 11. Ibíd., pág. 53, nota 1.
el supuesto de que una hija encargada durante mucho tiempo 12. Ibíd., pág. 280.
de cuidar la enfermedad del padre se volvía proclive a la his- 13. Ibíd., pág. 110.
14. Ibíd. , págs. 73-75 , nota 2; Frelld, '''!'h tiology ofHysteria"
teria. 4o
t1896c), S .E. 3, págs. 195-197.
¿Cuál es la relación entre este desarrollo y la otra elabora-
15. Ferenczi, "Confusion of Tongues b tw n the adult and the
ción teórica, según la cual los impulsos eróticos del niño final- child", Int. J. Psyeho-Anal., 1949, XXX, p .gs . 225-230. Freud, Aus
mente emergen como lo Real traumático? La respuesta se es- den Anfiingen der Psyehoanalyse, Briefe CLn W. Fliess, Francfort,
taba preparando esporádica y lateralmente cuando Freud Fischer, 1975, cartas 29, 30 Y 31 Q < Ji 8 , P gs . 112-114. En este
hablaba de la identificación. En la carta 125 las cosas final- sentido, véase también uno de los artículo originales de Freud en
mente se aclaran. Los impulsos eróticos se desarrollan en dos francés, donde escribió: "expérience de po. siuit exuelle avant la pu-
capas, una autoerótica y otra heteroerótica. El auto erotismo berté: telle est done l'étiologie spéci{iqu la l'hy térie". ("Heredity and
no tiene metas psicosexuales y sólo lucha por experiencias lo- the Aetiology of the Neuroses" (18 ), S.E. ,pág. 152).
cales de satisfacción. La histeria, por otro lado, ':.es heteroeró- 16. Freud, Aus den Anfangen d ri .9y hoanalyse, ob. cit., carta
12, pág. 68; véase también la CQl' t
~~c~ su principal met~~la identificaclÓll,S..911 la ~~
amada".41 , .~
17. Freud, "Project for a Sci ntHi l' ychology", S.E. 1, pág. 356.
18. Freud, carta 52, S.E. , I • 23 . D · hecho, ésta era la elabo-
Impul¿os heteroeróticos, fantasmas e identificación: en es- ración adicional de un d l:I ti rlmi nto nterior: " ... wie der Hysterie
ta secuencia hay que ubicar al padre como persona amada. immer ein Konflik t z u O nJ,il í /t t (d r sexuellen Lust mit der etwa
Para explicar el desarrollo de la verdadera histeria en el sen- begleitenden Unlu sO" , Au .~ el Ill\nfCingen der Psyehoanalyse, ob. cit.,
tido freudiano, falta aún un elemento importante: "La cons- carta 38, pág. 121.

44 45
19. Freud y Breuer, Studies an Hysteria C1895d), S.E. 2, pág. 134, 3. LA TEORÍA DE LA REPRESIÓN:
not 2. Freud, S.E. 1, carta 69, pág. 259. LO I}\IIAGINARIO COMO DEFENSA
20. Freud, S.E. 1, carta 59, pág. 244.
21. Ibíd., carta 61, págs. 247-248.
22. 'Escena originaria" tiene aquí el significado de '''primera esce-
n \"; s610 más tarde pasó a indicar el coito de los padres. Freud, Draft
L, .E. 1, págs. 248-250; Draft M, S .E. 1, pág. 252.
23. Freud, Draft LvI, S.E. 1, pág. 250.
24. Freud, S.E. 1, carta 59, pág. 260.
25. Ibíd, carta 71, pág. 265.
26. Ibíd, carta 75, pág. 270.
27. Freud, Draft K, S.E. 1, pág. 288, cursivas de Freud.
28 . Freud, Draft E , S.E. 1, pág. 192.
'2 9. Freud, S .E. 1, carta 84, pág. 274. -
30. Freud, Aus den An{'iingen der Psychaanalyse, ob. cit. , carta
80, pág. 207. EL CONTENIDO {vL~"IFIESTO: LA RE PRESIÓN Y LA EESISTENCL\
3 l. Ibíd., carta 94, pág. 255, Y carta 96, pág. 227.
32. Freud, S.E. 1, carta 101, pág. 276 . El doóle trauma
33 . Freud, The In terpretatian af Dreams (l900a), S .E. 5, págs.
/5 25 y 604, respectivamente: .
"La represión, piedra angular del edificio analítico"; Freud
34. Lacan , Le Séminaire, Livre "TI, Les quatre concepts fandam en-
faux de la psychanalyse fI964), pág. 118. The Faur Fundamental describió estas palabras en su histori.a del movimiento psi-
'oncepts af Psycha-analys is , Harmondsworth , Penguin, 1991 , pág. coanalítico. l Esta metáfora evoca una idea de solidez, de inco-
129. rruptibilidad. Por cierto, nadie después de él cuestionó el con-
5. Lacan, Le Séminaire, Livre I, Les écrits techniques de Freud cepto, que , sin embargo , sufrió dos cambios radicales, a
( ,. 75), pág. 47. The Seminar of J. Lacan, Baak I, Freud's Papers on menudo pasados por alto en la teoría freudiana ulterior. El
I"n hnique 1953-1954, Cambridge University Press ~ 1988, traducción horno psychologicus alienado, tal como lo conocemos hoy en
dI ,J. Forrester, pág. 36. día, se aprovecha de la idea de la represión, para bien o para
, 6. Freud, S .E. 1, carta 69, pág. 260.
mal: "Sí, probablemente he reprimido eso", dice, y de tal modo
, 7. Ibíd., carta 52, pág. 239.
: 8. Ibíd., carta 69, págs. 259-260.
suscribe sin saberlo la primera teoría freudiana, en la cual la
:lS. Ibíd., carta 102, pág. 278. represión aparece como un acto voluntario .. Uno quiere cons-
. Freud y Breuer. Studies on Hysteria C1895d), S.E. 2, pág. 161. cientemente liberarse de un recuerdo embarazoso que data de
1 L. F reud, S.E. 1, carta 125, pág. 280. un reciente acontecimiento desagradable, incluso traumático.
12, 'reud, Draft N, S .E. 1, pág. 256; las cursivas son nuestras. Como proceso, se lo puede considerar una defensa normal ; só-
lo habría una diferencia de grado ent~e la represión normal y
la represión patológica. En el primer 'período de la teoría, 1
idea de la represión como mecanismo podía aplicarse a tod S
las ",~europsicosis de defensa". La dife:r~nciaci ón es p cífi.
entre las distintas formas tenía que buscarse en lo qu , u d
con la energía del material reprimido después d pro u -1' ti 1ft
represión.
Para una clínica diferencial, las diferencias de intensidad una segunda escena ulterior, en la época de la pubertad. Sólo
no constituyen una base muy satisfactoria. ¿Por qué una his- con esta segunda esc-ena se desencadena el displacer de la es-
térica impondría a sus re cuerdos des agradables una repre- cena originaria. Todo el complejo es en t onces reprimido, gene-
sión tan excesiv a que llega a causarle una escisión, Spaltung , rando síntomas de conversión que funcionan como símbolos
psíquica, mientras que éste n o es el caso con una persona nor- mnémicos sobre determinados.
mal? La única explicación que Freud podía dar a esas alturas Freud estaba satisfecho; había transformado su anterio r
no resultaba muy con'vincente: se suponía que la histérica te- pesimismo respecto del éxito terap éutico y de la comprensión
nía una cierta "predisposición" que justifica ba la natur aleza de la estructura histérica . Al recon siderar el método hipnoca-
excesiva del proceso de represión.2 t ár tico, de los años .de su sociedad con Breu er, lo caracterizó
El propio Freud no estaba muy conforme con esta explica- como u n mero tratamient o de los sínt omas . Con su nueva
ción a la manera de Charcot. Su primer artículo de 1896 in- comprensión creía poder prome ter la "cura genuina de la his-
t erpelaba explícitament e a Charcot y su escuela, presentando teria-. 6
una idea nueva , la idea de una etiología específica para ca da A continu a ción , Freud a plicó la idea a ot r os dos fenóme-
rieurosis .3 La t eoría de la represión aún no h abía sido elabo- nos: el olvido de nombres propios y los recu e rdos encubrido-
rada, pero obtenía un fundam ento completamente nuevo . Los res.' Los respectivos artículos aluden a la h ist eria en algunos
r ecuerdos recie ntes -dice Freud- sólo pueden producir un re- a spec tos. En el primero encontramos el céleb r e análisis de
sulta do traumático si reconducen a un trauma anterior. La ·'SignoreUi". Freud había olvidado el nombre del pintor de los
reacción emocional a ese primer trauma sólo se hace efectiva fre scos de Orvieto. Su análisis de los n ombres sustitutivos
a través del segundo. En ,su artículo siguiente vinculó es te que ~e le ocurría n s acó a luz la triple estru ctu ra ya presente
descubrimiento con la represión , elevándola de tal modo al es- en los E studios : el nivel diacrónico y el nivel sin crónico de los
tatuto de mecanismo patológico clave. "En el lugar de esta significant es, y el significado vincula do con el n úcleo del ele-
predisposición histérica indefinida podemos ahora poner, en mento más reprimido. Una segunda an alogia con los Estudios
todo o en parte, los efectos póstumos de un trauma sexual de era la relación inversamente proporcional entre la imagen vi-
la infancia. La «represión» del recuerdo de una experiencia sual y la palabra: Freud no podía r ecordar el nombre de Sig-
sexual penosa que se ha producido en años más maduros sólo noreUi, pero veía su cuadro con una claridad inusual. Al re -
es posible para las personas en quienes esas experiencias cordar el nombre, desapareció la imagen. 8 A su juicio, este
pueden activar la huella mnémica de un trauma infantil".4 La pequeño estudio de un caso podía proporcio n a r el modelo de
defensa contra una representación reciente e insoportable se la construcción del síntoma psiconeurótico: un canten·
convierte en una represión porque esa representación recien- primido se apropiaba de una impresión reciente menos im-
te carga con el peso de un trauma sexual infantil mücho más portante, que e ta mo Otambién qu daba re rimida. ETñio=
antiguo. Ésta es la condición de toda represión. tivó"&la represión era e displac r socia do con el material
La teoría parecía completa, y en los dos artículos siguien- reprimido. De allí la r esistencia qu ncontra mos en nuestros
tes Freud se limitó a refinarla. 5 Sus ideas hasta ese momento pacientes -dice Freud- a l trat r d llevar el material a la
pueden resumirse como sigue. Una paciente histérica ha ex- conciencia: "La mitad d el secr to d la a mnesia histérica se
perimentado un trauma sexual en su infancia, en la posición descubre cuando decimos qu 1 s his t ricos no saben lo que no
de víctima pasiva. En el momento en que ocurrió el episodio quieren saber, y el tratami · nto p icoanalítico, que intenta lle-
no hubo ninguna reacción porque la niña no comprendía el nar esas lagunas de 1 m ro ri n el curso de su trabajo, nos
significado de los hechos . El recuerdo es conserVado como lleva a descubrir qu la r up r ción de esos recuerdos perdi-
neutro, sin ninguna señal de displacer, y se reactiva durante dos tropieza con un i rtu r -sistencia que es preciso contra-

48 49
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- '':
I
rrestar con un trabajo proporcionado a su magnitud".9 Había 'por qué no era reprimida en su momento? Freud no supo res-
6.
nacido el anRlisis de las resistencias. En el segundo artículo, ponder a estos inten-ogantes. Después de haber descubierto la
a esa misma resistencia se la hacía responsable del mecanis- sexualidad infantil, esta argumentación quedaba sin susten-
mo de los recuerdos encubridores: algo inocente que es reteni-
do con claridad visual en la memoria actúa como pantalla pa-
to: el nmo experimenta placer con su forma de sexualidad. Se :1
11
desmoronaba la base misma de la primera teoría de la repre-
ra oscurecer algo que no es inocente en absoluto. lO sión: puesto que no había displacer, tampoco podía haber re-
presión. ..
Los deseos reprimidos y las zon:as erógenas El descubrimiento de la sexualidad infantil fue el punto de
partida de una teoría distinta de la represión. A lo largo de su
Esta teoría fue elevada a otro nivel mediante un movi- desarrollo. el niño hace uso de varias zonas no genitales; co-
miento dialéctico cuando Freud complementó la idea del trau- mo la boc~ y el ano, para obtener satisfacción. Freud recordó
ma con las del fantasma y de la sexualidad infantil. Delibera- lo que Charcot le había dicho sobre las zonas histerógenas, y
damente escribimos "complementó·' porque, a nuestro juicio, pronto descubrió la relación entre ambas concepciones. La
Freud nunca abandonó la teoría del trauma. l l Es obvio que, histeria se convirtió entonces en el negativo de la perversión,
desde este punto de vista , en la base de la histeria hay algo por voh-er a las zonas erógenas infantiles que debían haber
traumático que insiste. sido abandonadas en el curso de un desarrollo normal. La ac-
En adelante, cualquier dificultad conceptual podía abor- tividad placentera procurada por esas zonas estaba acompa-
darse a través de dos interrogantes principales: ¿por qué hay ñada de -fantasmas . Así se respondía al segundo interrogan re.
represión? y ¿qué hay allí para reprimir? sobre qué es lo reprimido: se reprimen precisamente esos fan-
El porqué de la represión estaba más o menos claro en la tasmas.
te:;;wía del trauma: el carácter displaciente del primer trauma La ~egunda teoría de la represión puede ahora resumirs e
encontraba expresión en el segundo, de lo cual resultaba una como sigue. Un niño desarrolla por sí mismo el deseo de pla- '1
represión automática de ambos, en virtud del principio de cer v obtiene satisfacción a través de ciertas zonas erógenas
placer. Decimos "más o menos claro" porque dentro del marco no genitales. Esta satisfacción es acompañada por fantasmas.
de esta primera teoría aparecían ya algunas dificultades. El
núcleo del problema estaba en 10 que Freud calificó de enigma
psicológico, a saber: ¿cómo debemos entender el displacer del
I rimer trauma, siendo que el carácter displaciente y traumá-
Cuando se alcanza la etapa genital, hay que reprimir el com-
plejo anterior. En los períodos ulteriores de la vida, este com-
plejo puede reactivarse y exigir una nueva defensa; el even-
tual fracaso de esta defensa da origen a una irrupción
II
Lieo de la primera escena sólo se poné de manifiesto al ser dis - patológica.
I nrado por el segundo trauma? Una vez más, la naturaleza
1,I'n lmá tica y displaciente de la segunda escena traumática es Análisis de las resistencias
d( t rminada como tal por ese misterioso displacer primario;
(' 11 rl.lqui r explicación debía justificar el mecanismo en su to-
Esta teoría es aún ampliamente aceptada hoy en día, aun-
I ¡dl([n , Al principio Freud intenta basar ese primer displacer que con las inevitables variaciones y controversias. Un pun to
d I llil n la vergüenza, la repugnancia y la moral, pero re- persistente de discusión tiene que ver con el carácter oral
, " 1 ~I I 111 i a an tes de concluir el texto. En efecto, escribió genital de la histeria. Un grupo sostiene que la his t r1
qlll ¡l 1 11 1 h r una fuente independiente de displacer en el una regresión a la primera zona erógena, o un a fij i ["l
1 I IIIIjlll dt I II • ualidad en SLl2 Esto planteaba un segundo
ella, o ambas cosas, lo cual obliga a una interpr t i J • '1,1.
¡lllI ld l ll lll : x-p ri nei original en sí era displacentera, sivamente oral de esos fantasma s . Un aut r b [. lt h ltinll.cll

ti (
mente (desde luego) por la zona anal. Otro grupo considera base, la elaboración psíquica inadecuada de las escenas o los
que la histeria es la neurosis "genital" por excelencia, en vis- deseos infantiles, o de unas y otros: todo esto parece-haber de -
ta de que todo lo genitaliza/faliciza. La misma discusión vuel- saparecido del contenido ma nifiesto. Resulta entonces oportu -
ve bajo un disfraz diferente con la pregunta de si la histeria n o considerar el contenido latente . Igual que en t odo análisis,
es una psicopatología edípica(genital) o preedípica.1 3 Otro te- este contenido latente resulta una s orpresa total. Se puede
ma cuestionado, aún corriente hoy en día, considera las pro- enfocar el mismo material con una lectura y un énfasis dife-
porciones relativas del fantasma y la realidad en la composi- ren tes, y termina r en una historia completamente distinta.
ción del trauma. 14 La única constante en este revoltijo puede
enunciarse como sigue : para que aparezca una histeria tiene
que haber por lo menos dos conflictos en la esfera de la sexua- EL CONTENI I LATENTE: ~MUJER
lidad, uno de ellos producido en la infancia Cantes del inicio de
la puberta d) y el otro más ta rde. Es su naturaleza conflictiva La 1 ctur d el 1 represión pr ese ntada hast a
lo qu e explica e ntonces la represión, idea esta que vu elve a l se la utili za act ualment e en
las "r epresentaciones incompatibles" de los E studios .
En otras pa labra s, lo único constante es la represión mis-
ma. El lector atento habrá advertido que hemos vuelto a
n ues tro punto de partida: ¿Por qué se produce la r epresión?
¿Por qué un niño r eprime un fa ntasma que le procura pla- gr n me dida sujeto a un
cer? ¿Dónde se origina el conflicto que obliga a una niña a re - n ces ario ser muy listo
primir una actividad fantasm á ticasatisfactoria y, más tarde, on la int erpretación
como joven mujer, a repetir este proceso en un segundo con- teoría de "contenido
flicto? l omisió n es el prin-
La teoría que hemos expuesto no puede responder a estos r entre el cont enido
interrogantes pert inentes. Como sucede a menudo, la teoría
comienza a funcionar como un saber establecido, y en adelan-
te el problema ni siquiera se advierte. Uno se concentra en el
aspecto pragmático: la represión implica una agencia represo-
ra, y por lo tanto una resistencia . Si uno quiere llegar hasta
el material reprimido, tiene que destruir esta resistencia.
El résultado es muy obvio: se termina muy rápidamente
en una de las muchas degradaciones del psicoanálisis, en este
caso, el análisis de las resistencias. Freud tomó ese camino; el i ' l sentido ellos const1-
análisis de Dora nos demostrará cómo. Per o no dejó las cosas r pr imido . Por ejern-
en ese punto, y el mismo análisis nos demostrará por qué. 1 o fantasmático sólo
La teoría de la represión y la histeria, tal como la hemos de un punto de vista
bosquejado hasta ahora, sigu.e careciendo de algo, además del
problema del motivo primario: ¿cu ál es su relación con los
descubrimientos anteriores de Freud? El padre como figura
de identificación en el fantasma , la angustia primaria como br

52 53
La lVujer como Real traumático; la defensa primaria mática pasiva que es experimentada como displaciente; pasi-
vidad significa feminidad; por lo tanto, el núcleo de lo repri-
A fines de 1895, Freud le escribió a Fliess: "La histeria ne- mido es la feminidad. -En la economía psíquica no parece ha-
cesariamente presupone una experiencia primaria de displa - ber lugar para la mujer.
cer --€s decir, de naturaleza pasiva-o La pasividad sexual na- En este punto debemos establecer un vínculo importante
tural de las mujeres explica su mayor inclinación a la con los descubrimientos anteriores de Freud, de su período
histe!ia. "15 del "trauma". En esa época él había hallado que existía algo,
Histeria y pasividad. Aunque Freud nunca abandonó esta un núcleo, ombligo o micelio imposible de elaborar psíquica-
idea. continuó luchando con ella. En el mismo texto agregó mente, y que daba origen a laangustia como única reacción
que también en los varones la histeria procede de una escena posible. Ya hemos caracterizado ese "algo" como lo Real laca-
experimentada pasivamente. Incluso en los casos de neurosis niano, situado más allá del significante. Freud estaba descu-
obse.~iva él encontró que , detrás de la escena infantil activa briendo que ese algo era siempre de naturaleza pasiva, dis-
cargada de placer, había una escena pasiva anterior. Toda placiente y traumática. Pasiva, y por lo tanto femenina. Para
neurosis obsesiva tiene una baSE¡ histérica. En otras pala- ser más precisos: la pasividad pasó a ser un significante sus-
bras. toda psiconeurosis se inicia con una experiencia de pa- tituto de la feminidad, porque ni siquiera Freud encontraba
sividad displaciente que ha sido rechazada por medio de una palabras adecuadas para esta última.
defensa. En otros términos, lo Real traumático, para lo cual no hay
P asividad y feminidad: "La pasividad sexual natural de las ningún significante en lo Simbólico, es la feminidad. Frelld
muje res ". Esta frase inició una de las más difundidas contro- había descubierto la falta en el sistema Simbólico: no hay
versias del psicoanálisis, y Freud, a pesar de todos sus inten- ningún significante para La lvIajer. Medio siglo m ás tarde,
tos de elaborar una opinión más equilibrada, ¿unca logró po- Lacan escribió esto como A, con el sentido de que la totalidad
ner fin a esa discusión. El problema que intentaba abordar de los significantes nunca es\á completa, que el Otro tiene
era el de cómo expresar la diferencia entre los hombres y las una falta.
mujeres desde un punto de vista psicológico. No todos adver- Este Real traumático es reprimido, rechazado. Se trata de
tían de qué se trataba: Ernest Jones, por ejemplo, hizo a un un proceso que asume una forma especial. Por cierto, el nú-
lado esta cuestión mediante una referencia simplista a la Bi- cleo traumático y real no puede ser reprimido en sí mismo,
blia: "Él los creó Va:r:ón y Mujer" . De hecho, la cita no es exac- por la sencilla razón de que no hay nada que reprimir, puesto
ta.l 6 La dificultad de Freud no estaba en diferenciar la mujer que no hay significantes, "Vorstellungen", para ello. Cuando
y el hombre, sino en definir la feminidadY La única solución Freud empleaba la palabra "represión" en este sentido, apUIl-
ue conti nuó reapareciendo, pero con la cual él nunca estuvo taba a una instancia muy especial: "La represión no tiene lu-
t t lmen te satisfecho, era su primera respuesta: desde el gar por medio de la construcción de una idea antitética exce-
J un de vi.sta psicológico, la feminidad sólo puede represen- sivamente fuerte, sino mediante la intensificación de una
tor ' través de otra idea que ocupe su lugar, la muy cuestio- idea limítrofe".2o En lugar de lo Real, encontramos un signifi·
nn la ld de la pasi vidad.IB cante límite, un sigÍlificante S para la falta A: SeA). Más tarde
TJ is 1'1 , pasividad, feminidad. El 25 de mayo de 1897, se dirige una segunda defensa contra la elaboración de est
Fr ' l. I i : "Hay que sospechar que lo esencialmente re- significante en fantasmas, y esta defensa secundaria es la r -
prim"ll ¡ mpre lo femeni.no",19 Esta conclusión, sorpren- presión propiamente dicha, que siempre es una represi O
d nt d S do, es completamente coherente con las Nachdrangen, literalmente, una "pos(re)presión".
id d neurosis comienza en una escena trau- En adelante nos concentraremos en esta defens primari lo

55
Una exposición más completa puede encontrarse en dos car- presión primaria puede entenderse como el dejar atrás a La
tas a Fliess, la 46 y la 52, cuyo contenido es el siguiente. -El Mujer en lo Real. -
material psíquico está ordenado e inscrito en un guión que
cambia con los períodos de la vida. En los límites entre perío- La imaginarización de una falta
dos consecutivos hay una transcripción o traducción del mate-
rial psíquico al lenguaje del período siguiente. La carta 46 di- La defensa prima ri a apunta a obturar un agujero, llenar
ce que el núcleo traumático "no es transcrito", en el sentido de una brecha. Esta defen sa, la re presión primaria, se realiza en
"no transcrito en representaciones de palabra", Wortvorstell- primer lugar mediante la erección de una estructura límite ,
ungen. Qe allí se desprende una consecuencia típica para la una representación sit u ada n el borde de una falta, repre-
histeria: '"La excitación de una escena sexual la conduce, no a sentación esta que se convierte en "el primer símbolo del ma-
consecuencias psíquicas, sino a la conversión".21 terial reprimido"23 y es recubi rta por un primer significante
La carta 52 recoge esta idea de la transcripción en térmi- sustituto, SeA); primer símbolo, porqu e el desarrollo no se de-
nos más generales. El aparato psíquico se desarrolla median- tiene allí. La repres entaci n límite, erigida como defensa,
te un Aufeinanderschichtung, es decir, un proceso que supone evolucionará en construccion s psíquicas cada vez más com-
una sucesión de capas, y durante el cual el material ya adqui- plejas , que tienen todas la misro función : el procesamiento
rido es transcrito/traducido a una nueva forma de expresión psíquico de lo Real traumático. Fr ud d scubrió estas cons-
de tiempo en tiempo. La traducción al lenguaje del período si- trucciones un poco después: "El punt qu no advertí en la so-
guiente se produce en el límite entre períodos sucesivos de la lución de la histeria está en el d s ubrimiento de una nueva
vida. Pero existe una excepción con parte de este material, fuente desde la cual surge u n nu v 1 mento de produccio-
que no es traducido. "Una ausencia de traducción: esto es lo nes inconscientes. Lo qu e tengo ti m nc son los fantasmas
que se conoce clínicamente como «represión»."22 histéricos ... " 24
Esta idea freudiana nos permite dar un paso más. La con- La importancia de los fan tasro histeria es bien co-
versión de lo que no es psíquico a lo psíquico es seguida por nocida. Todo histérico o histéric u Privattheater, lo
un desarrollo en el seno de este procesamiento psíquico. En mismo queAnna O. Hay men os n cu anto a sus fun-
su examen de tal elaboración, Freud retomó la estructura en ciones. La discusión se pierde n 1 s . inlones contrapuestas
tres capas presentada e~ los Estudios. El trauma que está en acerca de lo que sucedió r ealm nt y I que fue construido
la base de la histeria, la "escena" pasiva displaciente, es decir fantasmáticamente a post eri ori; 1 ti6n subyacente es la
la feminidad, debe ubicarse fuera o más allá de todas las for- de la diferencia entre los pacient S "r 1 s" y los simuladores.
mas de elaboración psíquica. El primer paso de esta elabora- Esta discusión puede tamb ién r tr n la obra de Freud,
ción es la erección de una representación límite, después de lo pero allí hay mucho más al r p t. [l;n sus primeros artícu-
cual tiene lugar una elaboración defensiva adicional. A nues- los, él no dudaba de que el f nt s.m bía ubicarse entre la
tro juicio, esta defensa primaria por medio de un significante defensa primaria (la represi n priro ' &1.) y una defensa subsi-
límite puede subsumirse fácilmente bajo lo que Freud concep- guiente, la represión propi ro nt di ha. Su función estaba
tualizó más tarde como represión primaria, algo que al princi- también muy clara. F reud b l'V t' it r a damente que los
pio aparece como fijación primaria. Algo queda fijado, situado fantasmas, como construcci S uI' ticas típicas, elaboran
fuera del reino de la psique. La única reacción posible consis- una comprensión a posteri ri d ¿ qu originalmente no fue
te en la elaboración mediante el material límite que sustituye comprendido , es decir qu pr r i n n una elaboración ulte-
a ese "algo" y que más adelante puede convertirse en un blan- rior de la represen t i Hm ' t 1 structura límite de lo
co apropiado para la represión como tal. De modo que la re- Real traumáti co. 25 L hi 't 'i la P la a lo Imaginario para

56 57
·f··
tratar con lo Real. Más especificamente: para elaborar ese as- siempre misteriosos síntomas de conversión, y también sobre
pecto de lo Real donde a lo Simbólico le falta un significante las alucinaciones histéricas . Desde el seno de lo Imaginario
definido. Por esto se convierte en la campeona de la inter- parten dos vías posibles. Una lleva a lo Simbólico: cuando lo (
pretación: todo síntoma histérico es un símbolo mnémico so- Simbólico prevalece sobre lo ImaginaIio, el aspecto visual tie-
bredeterminado, decía Freud. Todo síntoma histérico es una ne que desaparecer. Esto concuerda con la experiencia clínica:
interpretación imaginaria de lo Real, así como una superes- en cuanto se ha encontrado la palabra, desaparece la imagen.
tructura levantada sobre lo real. La segunda vía lleva a lo Real, donde la preponderancia de lo
En los términos de los registros lacanianos , esto implica Imaginario da origen a realizaciones, es decir, a efectos en lo
que la histeria comienza en la confluencia de lo Real y lo Sim- Real. Esto puede ya leerse con todas las letras en Freud: "la
bólico,' .Lo Real no entra completamente en lo Simbólico, y lo excit ción de una escena sexual la lleva, no a consecuencias
51mbolIco presenta una falta en relación con este Real: R > S. psíquicas, sino a la conversión". La m isma idea explica las
Su elaboración defensiva en la estructura histérica se produ- alucinaciones histéricas, situadas por Freud junto a la con-
ce a través de lo Imaginario, que predomina sobre lo Real: I > versión, en el mismo nivel estructural: la alucinación histéri-
R. Al mismo tiempo, la estructura completa de los tres regis- ca es una conversión sensorial,27 La histérica intenta produ-
tros demuestra que lo Imaginario está sujeto a lo Simbólico: S cir una solución al A en lo Imagina rio, y esto genera la
> 1 > R. 26 Por lo tanto, una solución en los términos de lo Ima- apropiación del soma funcional por el cuerpo imaginarizado.
ginario. está condenada al fracaso . Lo Imaginario tiene que Los precursores de la psiquiatría tenían una comprensión im -
prodUCIr una respuesta a la falta en lo Simbólico; como lo plícita de este proceso, pero ellos también se quedaron en el
Imaginario está en sí mismo determinado por lo Simbólico, en reino de lo Imaginario, con su solución y con sus pa cientes
el r~gis~ro imaginario reaparece la misma falta. Freud ya lo histéricas. Por cierto, en la época de Hipócrates estas teorías
h a bla dIcho, y más adelante veremos cómo ocune esto. ya habían promovido el útero a la posición de signiñcante es-
La tesis de que la histérica intenta tratar con lo Real en lo pecífico de la feminidad, aunque con una connotación patoló-
Imaginario permite la clarificación conceptual de algunos fe- gica. La llamada migración del útero puede entenderse como
n menos clínicos . la inscripción de este significante buscado de la feminidad en
"'-
U na primera característica, a menudo comentada, concier- otros lugares del cuerpo. La terapia apuntaba a fijar este sig-
l"I la preferencia de las histéricas por la representación vi- nificante en su lugar propio .
I 1. Se podría entender esta preferencia en los términos de Hay un tercer fenómeno clínico, ha_sta entonces misterioso,
alternancia excluyente entre la palabra y la imagen. que también encontraba su lugar en el arco teórico más am-
C u anto más domina el carácter visual de un recuerdo, más plio . Se dice que la paciente histérica lo sexualiza o erotiza
c n faltar las palabras: Freud ve mentalmente el cuadro "tQdo". Ésta es una consecuencia directa del imperativo de
. , n u ~ a clari~ad inusual, pero no encuentra el nombre pro- tratar con lo traumático Real en lo Imaginario. Todo síntoma
I I , S lgnor.elh . Se puede decir que en las histéricas hay pre- histérico es un intento de responder a la pregunta de qué es
1)( (l 1 r nCIa de lo Imaginario. Lacan dice que este re!!Ístro una mujer. La falta de respuesta simbólica genera una serie
1111 1 n rio comienza en i(a), la imagen corporal. Freud;a ha- creciente de respuestas imaginarias "como si". Estamos ahora
I /11 II do el predominio de las representaciones visuales en mejores condiciones para definir este pansexualismo histé-
I onl ll , l' del cuerpo en los casos de parálisis histérica. El rico de una manera más especíñca y, al mismo tiempo, ex pli-
I I lI tI /l lll i n i 1 material visual en lo Imaginario parece un he- car por qué debe necesariamente fracasar como r espu t Il
iI '1 I.n l I ..ti .tX. Para hacerlo, debemos tener presente la r elación n r 1
11: , I I ' 1 d t rmino, podemos echar alguna luz sobre los Simbólico y lo Imaginario . Las elaboraciones 1- n i II dI I

5 59
t
1-
narcisismo primario y secundario demuestran que lo Simbóli- t Simbólico y lo Real, aunque desde un punto de vista imagina-
co determina a lo Imaginario: 1(.6\) ---7 i(a). Como _sistema, lo ¡ rio, cualquier intento del analista tendiente a complementar
Simbólico se basa en el falo y no contiene ningún significante ¡
¡
la "comprensión [histérica] de lo que originalmente no <fue
para la mujer. La determinación de lo Imaginario por lo Sim- comprendido" con su propia comprensión analítica, producirá
bólico implica que lo Imaginario también está basado en el interpretaciones que sólo pueden lograr la confirmación de
fu~: - un imaginario congelado. Sólo una interpretación simbólica
que apunte a la función del fantasma como elaboración de-
Símbólico Imaginario fensiva de S(.6\), y potencial solución para él, puede generar
HA) ~ i(a) \ una transición a lo Simbólico y producir un efecto analítico
<I> -<p terapéutico. 29
Como último punto (que no por esto es menos importante)
El pansexua lismo histérico es un panfalicismo: la histéri- tenemos un quinto fenómeno clínico que pude teorizarse me-
ca lo faliciza todo, y por ello la solución en lo Imaginario para diante la idea del fantasma como interpretación defensiva de
.A fracasa automáticamente. La discusión sobre si la histeria lo Real. Freud ya había observado en los Estudios que las pa-
es genital-fá lica o pregenital-oral recibe una respuesta defini- cientes histéricas pueden presentar una compulsión a asociar,
da. En la histeria, la etapa genital es dominante porque es en de la cual resulta que los complejos inconscientes inundan los
ella donde se siente la falta. Es precisamente esta brecha lo con teni dos de la conciencia de un modo casi obsesivo. 3o De
que la histeria intenta cerrar. Puesto que la mujer carece de m a n er a análoga podemos entender otra de sus conclusiones,
falo, lo faliciza todo. Este ',' todo" incluye también el reino pre- a saber: que es imposible llegar al punto final de una cadena
genital, lo cual explica que el asp ecto oral pueda ser tan de aso ciaciones, al trauma "real" que es tá más allá de ellas.
abarcativo. Pero se trata de una oralidad falicizada a poste- La hi t é rica no puede ni quiere alcanz r ese punto último. En
riori. El mejor ejemplo sigue siendo el caso Dora. Pero en la lugar de 110, desea producir una r espuesta a la falta original
carta 52 a Fliess , Freud ya había establecido un vínculo ex- con su s prod ucciones imaginari s. No sorprende que al princi-
plícito con el desarrollo de las zonas erógenas, sin que la tra- pio Fr ud considerara esos fantasmas como obstáculos en el
ducción a un nuevo registro se limitara a "indicaciones per- camino hacia el núcleo, como barrer s defensivas .31 Después
ceptivas", "recuerdos conceptuales" y "representaciones de de haber renunciado a la teoría de la seducción traumática, él
palabras". De modo que las fases oral y anal pueden reescri- ubicó n se núcleo los impulsos sexuales infantiles. Abrió de
birse de un modo "genital", es decir, de un modo fálico. En tal m d una nueva perspectiva para el desarrollo de lo ima-
1906, Freud confirmó esta idea con respecto a la histeria, al gin ri d fensivo: las zonas erógenas.
escribir que "algunas zonas erógenas adquieren la significa-
ción de genitales".28 La masculinidad como form a de imaginario K
Un cuarto punto clínico tiene que ver con la relativa inefi- defen ivo; la segunda represión
cacia de las interpretaciones. Mientras el analista emplee su
conocimiento analítico para producir interpretaciones, la es- u ndo Fre ud estaba elabor ndo esta estratificación de la
tructura histérica no retrocederá ni un centímetro, a pesar de psiqu n los términos de las forma s de expresión del mate-
que la paciente a menudo confirma esas interpretaciones e rial, n 1 carta 52, planteó otra id a casi incidentalmente: la
incluso extrapola a partir de ellas. ¿Cómo puede explicarse d 1 desarrollo de la psiqu sigue, el desarrollo de las zo-
este hecho? Puesto que un sistema fantasmático histérico es r g nas . Los impulsos qu s originan en esas zonas eró-
en sí mismo una interpretación masiva de la relación entre lo g na on elaborados a posteriori en fantasmas. 32

60 61
· A estas alturas de su pensamiento, Freud no dijo mucho
sobre la evolución de estos fantasmas. Ellos provenían de las precisión: el conflicto sicosexual que está en la base de toda
zonas erógenas dejadas atrás, especialmente la boca y el ano. histeria tien~ !1!J.~¡¿e!'!lQ.!1Ja ¡d~!JJidad-;'~~~_En pnmer lü-gar
Durante la infancia, esas zonas del cuerpo se utilizan para hay una oposición entre lo Real y lo Simbólico, debida a la fal-
obtener placer. 33 Los fantasmas deben ubicarse en una serie ta en lo Simbólico de un significante específico con el cual la
que va desde los autoeróticos hasta los heteroeróticos. La his- mujer pueda identiJlcarse a partir de lo Real. En realidad, só-
teria pertenece a la última categoría, como consecuencia de lo lo hay una laguna que genera angustia. La solución, la elabo-
~

cual sus producciones imaginarias están siempre dirigidas al ración imaginaria, desemboca en un segundo conflicto: siendo
otro (véase la nota 31). Las figuras parentales son muy im- mujer, la histérica se identifica con un hombre . La defensa \
portantes en este sentido, en especial el padre , que funciona contra el primer conflicto es una defensa primaria o represión
como norma de todas las relaciones amorosas.3'! También se primaria ~ Con el segundo conflicto, la defensa se vu elve repre-
nos enseña que la identificación con la persona amada es un sión propiamente dicha..'
factor clave en la histeria. En este aspecto, los fantasmas Este nuevo descubrimiento freudiano (que la histérica rea-
pueden incluso tomar la forma de auténticas novelas familia- liza una represión excesiva de su sexualidad masculina) tam-
res. La identificación que se produce dentro de este marco tie- bién puede considerarse el resultado coherente de un prolon-
ne que vincularse con la formación sintomática. Esto nos con- gado desarrollo. Su primera idea se encuentra en la carta 75
duce a otro punto nuevo: los fantasmas, en cuanto elaboran a Fliess, vinculada con el desarrollo erógeno y el fantasma. La
una defensa primaria y am"Qlían j .Ií a -rep"?éseñtació; Límit.e, elaboración imaginaria del primer conÍlicto psicosexual con-
pue-uen <3. sü vez convertirse en blanco de las represiones si- cluye en una actividad sexual masculina en la cual el clítoris

---
guieñfes.:35
...--
--
o as estas piezas del rompecabezas son muy importan- .
'\
se convierte en equivalente del pene, lo cual tiene que cam -
biar en la pubertad. "Pero la principa l distinción entre los se-
xos surge en la pubertad, cuando las niñas son invadidas por
tes, porque nos permiten situar un nuevo descubrimiento \
freudiano en el seno de un marco coherente: sin ellas, este \ una repugnancia sexual no neurótica, y los varones por la libi-
descubrimiento seguiría siendo incomprensible. Todas estas do. Pues en ese período otra zona sexual se extingue (total-
piezas pueden reunirse como sigue. ~a histeria comienza con mente o en parte) en las mujeres y persiste en los varones .
lo Real traumático y puede entsmderse cO,mo ~;intent~d; Pienso en la zona genital masculina, la región del clítoris, en
el"ffiSóra r lo' p Sfquicamente por m.edio de lo Imagmafio.-Esta la cual durante la infancia se presenta concentrada la activi-
elaboración por lo Imaginarig se inicia en üñarepresentaciÓn í dad sexual tanto en las niñas como en los niños."36 Vale la pe-
limite y con-2núa con fantasmas--r:;os üiñtasmas aloeróticos de I na observar que Freud está hablando del desarrollo normal:
la histérica se dIng-:eñ a] otro,'-;n e-speciaTarpa~o hac~ "una repugnancia sexual no neurótica" (las cursivas son de
con u.na.car.acteristt éa- tíóiéa, a saber: una identifica6ión con ~ FreudJ.
----.:--- - - - ---
I per sona amada _co ....gLp-MJ:e .•Más exactamente: el punto fi- Aunque en su correspondencia no hubo una elaboración ul-
I al d~ión defensiva por lo Imaginario es la identi- terior del proceso patológico, aparece de algún modo mencio-
fi ación con un hombre., Para la histérica, la respuesta final a nado en otras dos oportunidades. 37 La primera de estas men-
1 f ita de significante para la mujer está en una Íde~tifica- ciones está relacionada con el análisis de Dora, en cuyo
n e n el hombre-padre~ .-/ conflicto dice Freud que la parte principal correspondía a "la
J.'J sL implica que finalmente la histérica enfrenta una se- oposición entre la tendencia masculina y la tendencia fem ni-
U S de de representaciones incompatibles, un segundo na". Encontramos la segunda mención algo más ad lant ,
0 11 (1 ¡ 'C , E t s dos conflictos pueden ser ahora definidos con Freud sostiene que la represión, que seguía siendo u prin i·
pal problema, sólo se vuelve posible m ed i,:tnt 1 irit ru' 'ió l1

2
6.
de dos corrientes sexuales. Y esto nos lleva a una nueva idea Freud escribió qu~ él no había aún tratado de aplicar esta hi-
que más tarde, con los posfreudianos, llegó a funcionar como pótesis de Fliess . Observó que ella estaba en oposición com-
un conocimiento recibido: la idea de la bisexualidad. pleta con sus propias ideas. 4o De la correspondencia siguiente
surge con claridad que la teoría de Fliess no era más que la
La monosexualidad: "TI n'y a pas de rapport sexuel" idea clásica de la complementariedad bajo un nuevo disfraz:
todo ser humano tien e un género dominante y un complemen-
Como neurólogo, Freud había investigado la misteriosa di- to reprimido . En todo h ombre h ay una mujer en latencia, y vi-
ferencia sexual de las anguilas . Como analista, enfrentó un ceversa: en t oda muj er h a y un hombre latente. Fliess reem-
problema análogo. Durante las primeras et ~de su des @.- plazó el concepto de bisexu alidad por el de bilateralidad,
rrollo, tanto el v~r~~o_~_~)a _niña ~an dis-t a-fiei-a-res-pecto_) subrayando de tal modo 1 as p cto de complementariedad. En
de lo.~ no puede expresarse en significEll-tes' lG-fl-a si vo fe- este punto Freud rompi d finltivam nte con Fliess. 4I Siguió
~e nm~ . ~stol1evóaFreud a una conclusión s orprenden e: usando la palabra, pero sin ningun r fere nci a a la comple-
. a actIVIdad autoerótica de las zonas erógenas es sin embar- mentariedad.42 Para él, e l prob l ma seguía siendo el mismo:
go la misma en ambos sexos, y debido a esta uniformidad no ¿cómo se genera una identid d f, m nina, basada en un desa-
es pos~ble trazar una distinción entre ellos como la que surge rrollo en el cual sólo h ay lugar p r 1 m s culinidad?
despues de la pubertad". 38 Todo ser humano comienza su vida Resulta bastante extraño qu n 1 p do do posfreudiano
con ~n so)o género;, la infancia está marcada por la monose- haya prevalecido la concepción d ; li s, u nque atribuida a
xuahdad. En otras palabras, hay sólo un significante para Freud. En la literatura po sfreu di n I 1 h omosexualidad la-
ambos sexos, y este significante es el falo. t ente como base de la neurosis sigui i nd entendida en tér-
Este hecho tiene consecuencias enormes . Si en lo Simbóli- minos de androginia. Un neurótico S Jgui n qu e no ha repri-
co hay un solo significante para la diferencia sexual, la sexua- mido suficientemente su la do fem nin I su la do masculino_
lIdad, dentro lo Simbólico, es fundamentalmente sin ninguna Podríamos decir su anima o su anim u , U n h is térica no es
relación. En el seno de este marco conceptual debe entender- más que un hombre frustrado, una vir go; u n histérico no es
se uno de los más provocativos enunciados de Lacan: "Il n y a un hombre real, sino un hombre fe miniz d . Había desapare-
pas de rapport sexu~l", no hay relación sexuaL En efecto, para cido la idea de Freud sobre la problemática fundamental de la
que haya una relacIón se necesitan dos términos diferentes identidad femenina como tal. 43
que puedan relacionarse. En este sentido, la muy cuestionada Se suponía que la monosexualid d h s ta la pubertad, se-
proposición de Lacan concuerda totalmente con Freud, y pue- guida por una "repugnancia sexual no neurótica" (véase la no-
de leerse como parte del retorno a Freud lacaniano. ta 35) hacía desaparecer la cor rient masculina-fálica de la
Sin embargo, durante este período, Freud a menudo habló niña. ¿Implicaba esto que d espués de la pubertad se establece
de la bisexualidad como factor determinante en toda neurosis. una diferenciación genérica simbólic definida? Freud nunca
En la carta 113 a Fliess escribió que todo acto sexual tiene dio una respuesta directa a esta cu sti6n. En cambio, se remi-
que ~onsiderarse como un proceso entre cuatro individuos.39 tió siempre a la experiencia clínica: "El h echo de que las mu-
Es bIen sabido que la idea se había originado en Fliess quien jeres cambian su principal zona r na de este modo, junto
más .tarde c,reó todo un problema acerca de la prioridad en tal con la ola de represión en la pu b rt ,en la cual, por así de-
s.entIdo. ¿Como puede esta idea conciliarse con la monosexua- cirlo, hacen a un lado su m asculi i infantil, son los princi-
h~ad? ~ucho más fácilmente que 10 que parece. Desde el pales determinantes de su m yor proclividad a la neurosis, y
p.nncIplO mismo, Freud y Fliess tuvieron opiniones muy dis- específicamente a la his t ri " ,44
hn tas sobre lo que podría ser la bisexualidad. En la carta 71 , De modo que par í e i vid n te de por sí que la mujer

64 65
está casi predestinada a volverse neurótica. Como si esto no por lo Imaginario, SeA). Los fantasmas. resultantes se convier-
fuera lo bastante explícito, Freud añadió inmediatamente ten en blancos de la represión ulterior. Son reemplazados por
después que ésa era una condición ligada a la esencia de la fe - sus contrae aras "activas" o masculinas. En la pubertad, esto
minidad. da o"Dgen a un segundo conflicto, y a una segunda represión:
En el artículo de 1908 sobre las teorías sexuales infanti- la parte masculina tiene que desaparecer para que pueda
les 45 repitió esto mismo casi al pie de la letra. En otro texto emerger La Muj er.
del mismo período descubrió que los síntomas histéricos son a Esta conceptualización soluciona algunos problemas pre-
menudo determinados por un doble fantasma: un fantasma vios, pero plantea nuevos interrogantes. Han desaparecido las
activo, masculino, y otro pasivo, femenino. El resultado es el dificultades concernientes al displacer como motivo de la re-
choque entre ambos .46 Éste es el mismo conflicto que reapare- presión. El problema se presentaba como sigue: ¿era el displa-
ce en la época de la pubertad. El último escrito de Freud que cer necesario para gen erar la represión, si todo se basaba en
abordó explícitamente la histeria termina con la siguiente una sexualidad infan til qu e procuraba placer? La respuesta
oración: "En una gran cantidad de casos, la neurosis histérica era que es ta sexualidad infa ntil se desanolla hacia dos polos
representa meramente una acentuación obsesiva de la ola tí- opuestos. Las fantasías pla cientes que acompañan la mastur-
pica de represión que, al eliminar la sexualidad masculina de bación infa ntil son acti vas, y por lo tanto dirigidas contra una
la niña, permite que surja la mujer".47 Esta última oración es pasivida d tem ida . s to puede extenderse a los juegos del ni-
muy intersante. Nos enseña dos cosas. En primer lugar, se- ño: el niño r pit activam e nte lo que los padres le hacen pa-
gún Freud, el desarrollo normal de la feminidad pasa por la decer pasiv m nt · . L_a pasi vidad dis.pl.acient e es el motivo
represión de la sexualidad mascuiina En segundo lugar, no
j
)2 rim ar lo d lo. r pr ::;ión, el primer cont1icto.¡En 1905 Freud .~
se trata tanto de que las pacientes histéricas fracasen en este nos p rmiti Lln Ci vi::; lumbre de su desarrollo al sostener en
proceso, sino de que lo recorren de un modo excesivo. En com- sus Tre' nsCty S qu la actividad sexual evoluciona a partir
paración con una niña común que quiere convertirse en "una" de las ro t mpr n s relaciones de crianza entre la madre y
mujer, la histérica quiere ser "la" mujer. Y es allí donde las el niñ . ; 1 niñ da sU..§.jJ.rimeros easos independientes cuando
cosas se complican. comi nza hupe tear objetQS-S!!:!.§.. están fu_el:ª-..cle la .madr.e,
cu nd r li z · 1 transición desde ser amamanta~asiva-
un chupeteo activo. ' 8 A Freua- le tomó veinte aÍi"ós
LA REPRESIÓN REVISITADA: in trum lit r plenamente este descubrimiento. En la_.!!l.uj.er,
UN CÍRCULO 'VICIOSO PARA LA :MUJER l gund la de represión, en la pubertad ~~.aU-sad.a_p_o.r:.
tJ gun d o grup ae representaciones incÜm -ªtibles: el pIa-
Ha llegado el momento de recapitular y evaluar. A juicio r J e lino-ac tiv o eXRehmen ta:aoeñIa"" infancia tiene que
de Freud, 1 hist~~0efl'liefl.z.a-GoI}.::!:Ln..;..f!...ex..p_eJiens;ia.p.ci.maria . r bandonado-éñ - - be~~ficio. de--una forilla femenina-pasiva.
_._.-._ ..f
co.n~ ue la 3ÍQJJJUlQ. puede trata,GI §Lín.t.e..nto de elabora- 1<'1' u consideraba que esta última era displaciente, aunque
ción defensiva se inicia con signific ~ímite y continúa con 1 mis mo ya tenía serias dudas sobre su comprensión del
(antasmas....l~ta e.xp~Ji.§.ncia primaria puede ser enten ida o· quilibrio entre placer y displacer. 49 Por cierto, si sus ideas
rp.o lo Real traumático se@n se l~Lv_e en relación coñ"l f~l tu a nt riores eran correctas, ello implicaba que no podía haber
n 10 Simbólico, iÁ.. Este punto de partida no es m ás qu la l' • pI cer para la mujer después de la pubertad, a menos que
pI' sión primaria, en 10 esencial una fijación primari .: 1 mI(- fuera masculino, activo, precisamente del tipo que ella tenía
.i r tiene que quedar atrás, en lo Real. La pasivid d pnr I que reprimir. Este importante problema seguía irresuelto.
, ic significante sustituto que se ofr e p r 1 1 l ' No sería erróneo concluir que, mientras tanto, el interro-

66 67
gante se había . desplazado ' a otro punto: ¿por qué tenía que tervención de la función simbólica del padre, el Nombre del
ser tan displaciente la pasividad? Para Freua, ésta era una Padre. De tal modo se convierte en un sujeto dividÍdo, libe'ra-
cuestión fáctica, y la dificultad estaba más en la analogía pro- do del atolladero anterior, con un deseo propio. Éste es preci-
blemática entre la feminidad y la pasividad. Resulta bastante samenteel proceso que no se desarrolla con suavidad en las
notable que el mismo hecho haya reaparecido en un contexto mujeres, en razón de una dificultad estructural: no hay signi-
totalmente distinto. En un seminario en el College de France, ficante propio para la feminidad , la mujer sólo puede volverse
en 1977-78, sobre el tema de la sexualidad y la familia en la hacia el falo. De allí que Freud estrechara los lazos entre la
antigua Roma, Veyne llegó a la conclusión de que en el Impe- hi.steria, la feminidad y la pasividad. En és te contexto tam-
rio Romano tardío estaba permitido casi to·do, tanto los actos bién puede menci nars l re lación con el masoquismo.
homosexuales como los heterosexuales, e incluso el tabú del De modo qu la nu v tría freudiana de la represión so-
incesto era casi inexistente (cometer incesto no se considera- lucionaba una dificult d nt rior. T mbién es cierto lo opues-
ba mucho peor que alborotar en alegre compañía), pero una to: una solución ant dor h bí vu lto muy dudosa. Al prin-
cosa se rechazaba por escandalosa: la pasividad. Había que cipio, a Freud le costó dif r n i r l r presión normal de la
ser activo. Si bien esto habría confirmado la experiencia clíni- represión patológica . Tuvo qu r unir a una predisposición
ca de Freud, no explica nada: ¿por qué la pasividad sería tan misteriosa para explicar la p t 1 gica. E s ta solución insatis-
displaciente, por qué habría que defenderse de ella en tal me- factoria pasó a ser superflua d s pu s d 1 descubrimiento de
dida? Está claro que sólo una concepción distinta del placer y una experiencia traumática infantil cuyo re cuerdo , actuando
el displacer puede echar luz sobre este problema. La introduc- retroactivamente, daba por re sult a do un ulterior represión
ción por Lacan del concepto de "goce" fue iluminadora en tal patógena. Con el descubrimiento d la s xu lidad infantil y la
sentido. generalización de la "perversid d polim rfa " , este argumento
Una vez más, este concepto explicita una idea freudiana perdió su validez, y Freud se vio ob lig do volver a su punto
implícita. Freud había examinado la transición entre el ser de partida: la represión era un proc universal y normal
amamantado pasivamente y el mamar activamente como un que en la histeria se presentaba d rood xcesivo, causando
paso importante en el desarrollo de la sexualidad del niño. de tal modo la patología. La dif r nei ntre lo normal y lo
Significaba adquirir un deseo propio. Al final de su vida, cada patológico volvía a aparecer como un cu stión de grado, in-
vez prestó más atención a la relación preedípica madre-hijo en cluso de constitución. Éste es uno d 10 · bst áculos de los Tres
la etiología de la histeria Nosotros, basándonos en Lacan, po- ensayos , hasta tal punto que Freud tuvo que concluir con el
demos reconocer en este fenómeno "el goce del Otro", el goce concepto de una histeria gen er liz d : "Después de todo,
del primer gran Otro, la madre, que implica la reducción del Moebius pudo decir con justicia que todos somos histéricos en
niño a la condición de mero objeto a del deseo de este Otro. No alguna medida".5o Ya no cabía traz r un diferenciación noso-
tiene existencia propia. Está siendo gozado por el Otro. lógica dentro de la teoría, salvo n t rminos de intensidad.
Es en este punto donde reconocemos la pasividad como Podemos observar un interes nt gir o teórico: el problema
una experiencia primaria de displacer de la que toda neurosis de la histeria se convierte en el probl m de la feminidad. To-
trata de defenderse. Éste es el complejo de Edipo freudiano, dos somos perversos polimorfo s d iños , todos pasamos por
entendido por Lacan como el más importante proceso estruc- las mociones de la represión ant d lcanzar el punto final
turador en la transformación en ser humano del ser hablante. genital. Sin embargo, esta predisp lcí n a la perversidad po-
Para Lacan, este proceso de toma de distancia se produce a limorfa en la infancia subsist c si int cta en "una mujer pro-
través de un doble mecanismo: la alienación y la separación. medio no cultivada".51 En nu str propios términos: debido a
Le proporciona al niño un significante propio mediante la in- la falta de un significant d ud, la mujer puede escoger

68 69
.

· 1·
.···.··

cualquier senda a la que t~nga acceso~ Además tiene que atra--- en la vida adulta), las que entonces se comportan exactamente
vesar un proceso represivo especial en. la pubertad, para con- -1 como genitales."54 A la luz de la teoría, este enunciado r~sulta \
~-
vertirse en mujer. La represión histérica sería sólo una forma 1
a primera vista muy sorprendente. Por otro lado, a nadle que
extremadamente intensa de este proceso (véase la nota 45): de tenga experiencia clínica le resultará difícil reconocer este fe-
allí la relación esencial entre la mujer y la histeria (véase la nómeno: la mayoría de las neurosis histéricas se desencade-
nota 42), y el hecho de que la rep,r esión aparezca con mayor nan durante o después de una confrontación sexual-genital.
frecuencia en las mujeres. 52 Freud había descubierto un nuevo F~cLQhserv_ó g~s psiconeurosis "'p~r lo general inl.lm~~
campo. Le iba a llevar más de dos décadas penetrar en "el con- "como resultado de laSQ~man as de la yida sexual normal .Cl()

tinente negro". Esta posposición nd fue accidental, sino que, -Ap·~;e-~tem~ nt; est~mós ingresando en un ámbito comple-
como veremos, había detrás de ella una razón que pude descri- tamente nuevo que no se adecua al cuadro trazado hasta aho -
birse en los términos estructurales de la teoría del discurso. ra. ¿Cómo se puede conectar esta represión de lo genital con
Como conclusión de este capítulo, vale la pena formular el las concepciones anteriores? Freud no aborda est~ tema. Por
siguiente interrogante: ¿qué es lo que realmente se reprime en nuestra parte, pensamos que la solución es más bIen Simple.
la histeria? La respuesta posfreudiana clásica es más bien Con esta última represión, centrada en lo genital, hemos
confusa. Cuando se hace esta pregunta, la respuesta alude a vl.lelto sencillamente al punto de partida del proceso de la re-
pulsiones parciales pregenitales que determinan síntomas en presión: la falta de un significante para la feminidad. En este
virtud del retorno de lo r eprimido. Hay una preferencia gene- punto es muy importante comprender que el desarrollo reco-
ral por las funciones orales, aunque esto plantea el problema n'e un círculo vicioso, Una mujer comienza en SCbO, con la re-
de una oralidad genitalizada. Sigue a continuación la discu- presión primaria ; en virtud de la evolución subsiguiente que
sión sobre lo genital y lo pregenital, etcétera. Freud fue mucho hemos examinado, deja atrás ia pasividad y elabora las zonas
más claro. e~ment o originalmente reprimiiQ..... s eLkm.e.a.G. j) erógenas de un modo act~vo-masculino. La úl~in:-a z0.rra eróge-
no; para ser más específi.<::Q.s_· os fantasmas femeninos pasivos. na, la fálica-clitorideana , tiene que ser repnmIda, Junto con
La imagiñañ.záClOñci;fensiva~ va -mascuEnaysedesa:· las fantasías activas concomitantes, y reemplazadas por la zo-
rro lla a lo largo de las zonas erógenas con sus fantasmas con- na pasiva-vaginal. En otras palabras: una vez más la mujer
co mitantes : La última de la serie, la zo ~litorideana , tien-=. ~ enfrenta a S(1X.), y se repite la primera represión, junto con
ue ser re rimida en aptil5erEaCl;;j3ara reud se trataba e a una reactivación de las zonas erógena's anteriores, "que en-
,represión~.ePtªlña:st.rrliñO t ~cesaria para la t~

t
tonces se comportan exactamente como genitales" . "Genita-
r ( 10 vaginal-femenino: en otras palabras, para msüi.í:íTa:r elLei- les" debe entenderse en sentido fálico, porque el género mas-
TI do de la zona genital. Esta represión es superflua en el culino es el único que tiene un significante propio. De tal
hombre, que debe apegarse a su última zona erógena, la fálica, modo se faliciza lo pregenital, el círculo se cierra, y la rueda
l que da origen a un problema totaL'l1ente distinto. 53 continúa girando. .
Parece evidente que la serie se detiene aquí. En tal sentido, En este estudio de la represión hemos atravesado, Junto
I \ histeria sería el resultado de un fracaso de la última repre- con Freud el cambio de siglo. En 1905 él provocó un escánda-
i n, lo cual explicaría que algunas histéricas tengan el aspec- lo con sus' Tres ensayos. Como si no fuera suficiente , publicó
hombres afeminados. Sin embargo, para Freud hay aún

"11;
rcer contenido que debe ser reprimido: J~ 6J
neurosis, la represión afecta más que nada a las zonas
un artículo que había languidecido durante cinco años en un
cajón de su escritorio: "Fragmento de análisi~ de un caso d.
histeria", su primer historial importante. Escn to en 190 . y.h -
, ni L 1 s reales, y éstas transmiten su susceptibilidad a la es- geramente retocado, nos proporciona un cuadro d 1 prH 1 '11
, 1111 1\ otras zonas erógenas (normalmente desatendidas clínica de Freud hacia 1905, ¿Cómo operaba 1 t ríu'?

70 71
::-¡OTAS
23. Ibíd., carta 52, pág. 235.
24. Freud, Draft K , S.E. 1, págs. 228-229. -
1. Freud, "On tbe History of tbe Psycho-Analytic ~Iovement"
(1914d), S.E. l4, pág. 16. 25. Freud, S .E. 1, carta 59, pág. 244. Cfr.:carta 61, pág. 247, Y
2. Freud, "The Neuro-Psychoses ofDefence" C1894a), S.E. 3, pág. Freud, Aus den. Anfangen der Psychoanalyse, ob. cit., carta 62,
48. pág. 173.
3. Freud, "Heredity and the Aetiology ofDefence~ (1896a), S.E. 3, 26 . Éste es el nudo borromeo, con círculos entrelazados de lo
pág. 147. Imaginario, lo Real y lo Simbólico . Esta figura topológica lacaniana
4. Freud, "Further Remarks on the Neuro-Psychoses of Defence" nos permite comprender algunos fenómenos clínicos desde un punto
(i896b). S .E. 3, pág. 166. de vista ,formal. Por ejempl o, el efecto de la figura paterna suele re-
5. Freud, "The Aetiology of Hysteria" (1896c), S .E . 3, págs. 189- mltar paradójico si trabajamos con datos pu.r mente clínicos. Cuan-
221 , Y "Sexuality in the Aetiology of the Neuroses" 0898a), S .E. 3, do se abordan es tos datos en los t rmino d p dre real, la función
págs. 261-285. paterna simbólica y la imagen pat rn a imagi na ri , las cosas se vuel-
6. Ibíd., pág. 282. '·en más claras.
7. Freud, "The Psychical Mechanism of Forgetfulness' (1898b),
S.E. 3, págs. 289-297: -Screen :\lemories' (1899a), S.E. 3, págs. 301-
322, respectivamente.
8. Ibíd., pág. 29l.
9. Ibíd., pág. 296.
10. Ibíd., págs . 308 y 310-311. alucinación histérica. Para F reud,
~ on fundamentalmente idénticas. S trat
11. Freud, "My Views on the Part played by Sexuality in the Ae-
tiology of the Neuroses' (1906a;', S.E. 7, págs. 274-275. les, que ocupan el lugar de un proc mi n
12. Freud, Draft K S.E. 1, págs. 221-222. quica. Vé ase F reud, "The Neuro-Psyc hos
3. pág. 49.
13. Véase la bibliografía: E. Ville, B. Grunberger, J. Marmor, A.
Lazare, A. Sugarman y W. Reich. 28. Freud, My views on the Part pLay el, by o. ¿ta¿ity in the Aetio-
14. Véase la bibliografía: O. Sachs, J. Neu, A. Silber, M. KIein. logy of the N eurosés (1906a), S.E. 7, pL g, 278; '1'h ree Essays on the
15. Freud, Draft K , S.E. 1, pág. 228. Theory of Sexuality (1905d), S .E. 7, P 13, L 7.
16. Esto puede encontrarse en sus artículos de 1927 y 1933 (véa- 29. Sobre la diferenciación entr 1 ¡nt 'p r tación simbólica y la
se la bibliografía). Si Jones hubiera leído la Biblia con más cuidado, interpretación imaginaria, véase J . L M, '1' l uis ion, París, Seuil,
1973, pág. 18 y sigs.
no la habría utilizado como argumento. Por cierto, en Génesis Ir, la
mujer es llamada "Icha", que en hebreo es el femenino de '"Ieh". "Ieh" 30. Freud y Breuer, Studies on }fyst ría ( 1 5d). S .E. 2, pág. 69.
significa hombre ... 31. Freud, S .E . 1, carta 61, pág. 2~, 7; rafe M , S .E . 1, pág. 252;
Draft L , S.E. 1, pág. 248.
17. Freud, Aus den. Anfangen der Psyehoanalyse, Briefe an W.
Fliess , Francfort, Fischer, 1975, carta 123, pág. 259. ;\fás tarde, 32. Freud, S.E. 1, carta 52, pág. 2 , ,y Il t 61, págs. 247-248.
Freud utilizó adecuadamente la metáfora del "continente negro". 33. Ibíd. , carta 75, págs. 268-269 .
18. Freud, Three Essays 011. the Theory of Sexuality (1905d), S.E. 34. Ibíd., carta 69, pág. 260; cart 7, p g. 244; carta 102, pág.
278.
7, pág. 219, nota l. En 1924, Freud introdujo una oración final con-
firmatoria en la segunda parte del primer ensayo (S.E. 7, pág. 160). 35. Ibíd., carta 125, pág. 280; Aus el, '11 Anflingen der Psychoanaly-
19. Freud, Draft M, S.E. 1, pág. 251. se, ob. cit., carta 91, pág. 220; Draft M, S, fiJ, .1, pág. 252, y Draft N,
20. Freud, Draft K S.E. 1, págs. 228-229. págs. 256-257.
21. La "escena sexual la" remite al núcleo traumático que está 36. Freud, S.E. 1, carta 75, pág. 270; 1 S ursivas son de Freud.
más allá de las representaciones verbales. 37. Freud, Aus den Anfangen el, r 8y 'hoana lyse, ob. cit., carta
22. Freud, S.E. 1, carta 46, pág. 230. 141, págs. 280-281, y carta 145, pá . 2 7.
38. Freud, Three Essays 0 11. the Th ory of Sexuality (1905d>- S .E.

72
73
7, pág. 219. Esta parte del texto de Freud lleva el título de "'La dife- 4. DORA: LA FALTA EN LO SIMBÓLICO
renciación entre el hombre y la mujer".
39. Freud, Aus den Anfangen der Psychoanalyse , ob. cit ., carta
113, pág. 249.
40. Ibíd., carta 71, pág. 194.
41. Ibíd., carta 81, pág. 208.
42. Freud, Three Essays on the Theory of Sexuality (1905d). S.E.
7, págs . 142-143. El título original de esta parte es "Heranziehung
der BisexualiUit", abreviado én la traducción al inglés como "Bise-
xuality". Se 10 puede corrsiderar una ilustración del rechazo por
Freud de la idea de la androginia.
43. Ibíd, pág. 221.
44. Ídem.
45. Freud, "On the Sexual Theories of Children~ (l908c J. S.E. 9,
pág. 217.
46. Freud, ~Hysterical Phantasies and their Relation to Bisexua-
lity~ (l908a), S.E. 9,. págs. 157-166. FREUD y EL SABER
47. Freud, "Sorne General Remarks on Hysterical Attacks"
(1909a), S.E. 9, pág. 234,. La normalización del deseo histérico
48. Freud, Three Es.says on the Theory of Sexuality (l905d), S .E .
7, págs. 181-182. En la segunda página del "Fragmento de análisis de un ca-
49. "Todo lo que se relaciona con el problema del placer y el dis- so de histeria" leemos que "los síntomas histéricos son la ex-
placer toca uno de los puntqs más sensibles de la psicología actual." presión de los deseos más secretos y reprimidos". En Dora
Ibíd., pág. 209 .
~-olvemos a encontrar uno de esos elementos que Freud había
50. Freud, ThreeOEs.wys on the Theory of Sexuality (1905d). S.E.
7, pág. 170; pág, J76,nota2; pág. 205, nota 1. Con respecto a Moe-
descubierto desde el principio: el deseo. Originalmente, Freud
bius, véase ibíd., pág. 171. LUVO la intención de ponerle a este historial el título de "Los

51. Ibíd., pág. 191. sueños v la histeria". El sueño como expresión de lo que él ha-
52. Ibíd., pág. 236. bía den~minado deseo inconsciente indestructible y la hi5teria
53. Véase P. Verhaeghe, Neurosis and psychosis: Il n'y a pas de como una variación sobre ese tema: todo síntoma histérico
rapport sexuel, CFAR-seminario del 27 de mayo de 1995, artículo pu- contiene una doble realización de deseos. Tanto el sueño como
blicado en Journal oft/¡¿ Centre for Freudian Analysis and Research, la histeria son técnicas para eludir la represión. Pero Freud
nU 6, Londres, 1996. cambió ese título por "Fragmento de análisis de un caso de
54. Freud, Three Essays on the Theory of Sexuality (1905d), S.E. histeria". ¿Fue por azar? Lo veremos. 1
7, P g. 183.
Bruchstück, fragmento, incompleto. Esto no sólo se debía a
5 . Ibíd., pág. 170. \-éase también Freud, "My views Oil the Part
(1 d by Sexuality in !he Aetiology of the Neuroses" (1906a). S.E.
que la paciente interrumpió el análisis al cabo de tres meses,
7, ¡.)! . 271. ' sino también a que Freud optó por presentar sólo un resum n
de los resultados, sin exponer los medios técnicos que llevaron
a ellos. De no haber procedido de este,modo, el artículo hab
sido demasiado exhaustivo . La razón era en lo es n lal la
misma que en los Estudios: entre los síntomas m nifi. t
bredeterminados y los deseos latentes , subya nt , tll( d 1\

74 75
dlsgusto a una situación sexual excitante en términos corrien-
una gran cantidad de material: "la larga red de conexiones tes es histérico . Además, una joven normal debía ser capaz de
~ue se despliega entre el síntoma de la enfermedad y una 7
manejar esa situación por sí misma, sin crear escándalo.
Idea patógena". De una Verneinung surge con claridad que Obviamente, Freud había ocupado liTIS: nueva posición: la
Freud estaba cansado de todo ese material circunstancial:
"Ya no necesitaré disculparme por la extensión". Citó incluso del amo.
!
el Fausto de Goethe: "Nicht Kunst und Wissenschaft allein
Geduld will bei dem Werke sein!" ("Ni el arte ni la ciencia sir~ La figura del amo* ~
ve.n solos ; hay que demostrar paciencia en el trabajo"). La Los m eandros del deseo hist érico, siempre cambiantes, pa-
mlsma paciencia que agotaban sus pacientes como él lo ad- r ecen interminables. Freud no se sometió a la necesidad de
mitió en el artículo sobre Dostoievski.2 '
esos cambios (la imaginarización defen siva de la falta básica),
La concisión es una característica de los maestros. Los sino qu e est aba decidido a ponerle fin desde el principio. En
análisis de sueños son exhaustivos, demasiado exhaustivos el modo en qu e instrumentó su decisión no había la menor \'a-
para Freud. De inmediato previno que no había que acordar- cilación o duda. Freud, el bu scador qu e encontramos en lo s
les un lugar demasiado prominente con las pacientes histéri- Estud ios de las correspond nci s c n Fliess, se había conver-
cas. 3 Además , en 1911, consideró necesario publicar un artí-
tido n "Freud, el que sabía".
culo explícitamente didáctico en el cual advirtió a sus ~o sorprende que inici 1 hi tonal con una acción chapu-
discípulos que no se demoraran en los sueños dentro del mar- cera qu revela con total clarid d su cambio de posición. ¿Qué
co terapéutico . Las pacientes histéricas narran demasiados seudónimo debía ponerl la pací nt ? Se le impuso la ide a
sueños, les llevan al analista cuadernos completos llenos de de 11 ID rla "Dora".8 Y ¿quién ra ora? La doméstica de la
sueñ~s: ~l analista, dijo Freud, no puede seguir ese ritmo , y
h rm n de Freud, a 1 q ue ni siqui r se le había permitido
el anahsIs en sí se deteriora. El relato de sueños se convierte conS rv r su propio nombre (Rosa) p rqu e coincidía con el de
en, una resistencia de la paciente, que ha descubierto "que el la p tron . Desde el principio, los P p I s quedaron asigna-
metodo no puede dominar lo que se presenta de este modo".4 dos: cri d uer us amo . omo hist ri , Dora advirtió rápida-
Después de todo, el cambio de título no había sido en abso- ment J j u go. Al fin 1 ajust cu nt S con Freud: decidió
lu~o accidental. Una vez más, Freud había emprendido un ca-
a band n r L tratami nto con una· n ticipación de quince
mmo tortuoso. S_u~~a-eíi-gin.al,jntermin.fillle....d.el trau- dia, 1 pre viso h abitu 1 para los i.rvi ntes .. .9 Se habían in-
~ ~. ~~,~c:.e~::~~l~.<?- real , s~.::epetía en lªlill.sJluEidluiaLdese.Q
mconSClente." Al tropezar en todos lados con la misma histo- vertid 1 rol s.
Ant d ud se d seropeñó en la escena co-
ria y'ñ<n l alTar nunca una respuesta definida tuvo finalmente ubr y6.r qu e ese dominio no tenía
que concluir que la esencia de la histeria era'el dese~ en sí in- qu V r n 1 cont enido d las int t'pI" t a ciones (por lo menos
dependiente de cualquier contenido: "el anhelo es el principal en prim r inst n cia), sin qu s p ní de manifiesto en el
rasgo, de la his~eria, así como la anestesia presente (aunque
sea solo potencIal) es su principal síntoma" 6
Había que reconocer la dificultad. Cad~ vez que lograba
poner el dedo en la llaga, surgía otro trauma, un nuevo deseo.
Con Dora impuso un atajo: ella deseaba al señor K. quien ha-
bía ocupado el lugar de su padre, yeso era todo. El hecho de
que no quisiera admitir su deseo constituía precisamente la
prueba de que era histérica. Quienquiera que reaccione con

77
76
estilo. Freud explicaba, enseñaba, demostraba .. . Era el que sus fuentes de in'f ormación a Freud. Él tuvo que hacer de Sher-
s~bía, y bastaba con que convenciera de la verdad a sus pa-
lock Holmes para descubrir el papel de la institutriz, de la se-
CIentes. El acento estaba en el combate contra las resistencias ñora K. y de las enciclopedias. 12
y los motivos de la enfermedad. Estaban justificados todos los Todos estos hechos fueron registrados por Freud, pero no
rr:edios; por ejemplo, las contradicciones en el relato de la pa- les dio ningún empleo. Por cierto, para él la situación era to-
CIente eran pru,ebas "que yo no dejaba de usar contra ella". La talmente clara. Dora estaba enamorada del señor K., pero no
cura se convirtió en una gran demostración. Un caso entre quería admitirlo, ni siquiera para sí misma. Había apelado al
muchos es la explicación de Freud sobre el cofre de las joyas. uadre a fin de que salvara su "cofre". Sin embargo, todos los
Fue una espléndida exposición didáctica y dialéctica, un razo- ~íntomas demostraban su enamoramiento: estaba afónica en
namiento tan cerrado que Dora no pudo meter baza. Su única ausencia del señor K., cuando sólo podía llegar a él por corres-
alternativa era rechazarlo todo. Años más tarde, Freud previ- pondencia; fue cómplice de la señora K. Y su padre , los dos
no contra esta forma de análisis, en la cual se explica y se de- amantes , mientras esta relación le convenía; reaccionó con fu-
muestra; el paciente tiene que encontrar por sí mismo los con- ria cuando el señor K . quiso sólo sexo y no una relación ade-
tenidos inconscientes. El psicoanálisis no puede reducirse a cuada. .
una terapia de comprensión, de insight, ni a un medio de ins- La percepción por Freud de esta situación burlesca se ba-
trucción pedante y didáctico, 10 saba en una hipótesis anterior, transformada en una observa-
ción y dotada del estatuto de un saber establecido. Al princi-
El saber del amo: EdipQ Rey pio del historial, Freud se refiere a "la atracción sexual
normal" entre el padre y la hija, por una parte, y entre la ma-
El saber es el tema recurrente en todo el historial: más par- dre y el hijo, por la otra. Más adelante aplica extensamente la
ticularmente , el saber sobre el sexo. Esto es notable, no sólo t eoría del Edipo, remitiéndose a un pasaje de La interpreta-
por la reiteración, sino también porque Freud realiza con reQU- ción de los sueños .13 Dora estaba comportándose como una es -
laridad comentarios que no podía justificar desde su punto"'de posa celosa al ponerse en el lugar de la madre y en el de la se-
vista teórico. Así nos enteramos de que Dora desconfiaba de to- ñora K. Estaba enamorada del padre. Freud dice que ésta es
dos los médicos, con la única excepción del médico de la fami- una situación típica, que sólo se vuelve patológica cuando
lia. Freud descubrió pronto la razón de esa excepción: el médi- asume una forma extrema como consecuencia de la constitu-
co d~ la famili~ era el único del que ella estaba segura que no ción personal. El supuesto era que durante mucho tiempo Do-
podría descubnr sus secretos, robarle su saber. u Además Dora ra había mantenido congelado su amor al padre, de modo que
tenía una preferencia especial por el saber y el aprendizaje. Le sólo reapareció reactivamente. Como histérica, ella no tolera-
gustaba asistir a "conferencias para damas" y se consagraba a ba la situación común de excitación sexual con el señor K. El
studios serios . Prefería no casarse, precisamente porque el ca- amor infantil al padre senia como via de escape hacia un pa-
e miento podría obstaculizar su aprendizaje. Además, ese sa- raíso también infantiP4
b r n o era neutro; a medida que avanza el historial, resulta ca- Todo esto no era más que una variante neurótica del Edi-
da v z más claro que tiene ver con la sexualidad. Dora le pedía po. Freud había trazado el primer bosquejo de su teoría ~ I
. n ~ a l respecto a una de sus institutrices y también a la Edipo en La interpretación de los sueños. El deseo sexual m -
( ,o,. K. E s ta última había puesto en sus manos un ejemplar fantil puede dividirse claramente: las primeras agitacion
ti 111 I h . i lO CT'Íe de l'Amour, de Mantegazza, un texto muy es- ¡ . afectivas de la niña están dirigidas al padre, mien tras qu 1
",, 111 ) ( 1 ' 1 época. La joven no tardó en consultar enciclo- varón se concentra en la madre. De allí los sentimi n t S d 11 ·
PI ti 1I I \ 1i uriosamente, Dora siempre trató de ocultar validad, e incluso los deseos de muerte re sp e to d I pr I.f •

78 79
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nitores del mismo sexo. Freud habló de un "rasgo natural", podría ser más dual, y el atolladero es obvio . De allí que 18
t idea muy extraña si consideramos que fue el propio Freud única solución era un análisis de las resistencias, de las cua-
quien en su Tres ensayos demostró que en la elección de obje- les se considera que la transferencia es sólo una forma par -
to no hay casi nada "natural" ... Tres décadas más tarde revi- ticular.
só radicalmente su teoría del Edipo, pero en la época de Dora El análisis de la resistencia era una etapa preliminar ne -
aún estaba convencido de esta distribución de roles, que des- cesaria, antes de iniciar el análisis del material. Ésta es la
de entonces se ha vuelto clásica. división tradicional, que Lacan equipara con la división en-
tre el análisis del yo y el análisis del discurso. En su primer
seminario, él se centró en un historial de Anna Freud, to -
LA FALTA EN LO SIMBÓLICO mando como blanco la psicología del yo. Su crítica puede
trasladarse sin dificultad al Freud que analizó a Dora. Anna
Lo dual imaginario: análisis de las resistencias Freud había inundado a sus pacientes con interpretaciones
que vinculaban los síntomas con la madre (por supuesto, con
Ya hemos observado que lo susceptible de crítica no era la analista en la posición de la madre). Dora recibió inter-
tanto el contenido de las interpretaciones de Freud, como su pretaciones que explicaban su:::> síntomas vinculándolos con
estilo. Incidentalmente, podemos decir que estas reflexiones un amor no declarado al señor K., su stituto del padre, cuyo
críticas sólo se han vuelto posibles gracias a las puntualiza- lugar asumía Freud en la transferencia. En otras palabras,
ciones del propio Freud, como veremos más adelante. Ya he- en ambos casos encontramos dos yo s en oposición recíproca,
mos calificado este estilo ,de exegético y dirigido a persuadir: y a continuación comenzaba la batalla. Es tas interpretacio -
es el estilo del amo. Esta descripción no basta como argumen- nes son denominadas "duales" por L can ; son erróneas, aun-
to, puesto que no se adecua a un contexto estructural, como que sólo fuera por el hecho de que implican un saber del
también tendremos la oportunidad de demostrar_ analista que en realidad no posee . Del comentario adicional
El camino recorrido por Freud hasta ese momento puede de Lacan surge claramente que él tení se rias dudas acerca
describirse como una elaboración de lo Real en tránsito a lo de estas interpretaciones edípicas clá icas . No cuestiona la
Imaginario. Con sus pacientes, él había descubierto la imagi- importancia del Edipo en sí, sino 1 mo do en que se lo usa.
narización defensiva de lo Real traumático, centrado en lo Su aplicación debería concentrars 'n reve lar el complejo de
que denominó deseo psicosexual. Desde 1900 en adelante co- Edipo como una constelación s imbólica "donde se decide la
menzó a reconocer la estructura edípica, aunque con una asunción del sexo". 15 y esto va contra cualquier forma de sa-
cierta debilidad teórica: la situación edípica, que e§ una es- ber preconcebido, contra la posici n d 1 amo que retiene ese
tructuración simbólica, fUe inicialmente entendida por Freud saber.
como una elaboración imaginaria o dual. El caso Dora lo ilus- Lacan reconoció el primer DCU ntro con el amo en el esta-
tra muy bien. Resulta notable que la madre desapareciera dio del espejo, en el cual el niño qu d frente al otro como una
del historial; no hay huellas de ella, salvo la mención de su totalidad alienante. La confrontad n con este amo total gene-
"psicosis de ama de casa". Esto significa que en el resto del ra la posición depresiva, d l · cn 1 el niño sale a través de
relato falta uno de los tres pilares esenciales, y sólo queda una identificación con el amo, d cir, con la Urbild o imagen
una prueba de fuerza imaginaria entre dos. Dora está enamo- primaria especular, que un b se para el ulterior ideal del
ra da del padre. En la transferencia, Freud recibe la posición YO.16 Lo interesante es qu 1 misma soluciónose aplica en la
d 1 padre, y en un punto incluso la posición del señor K Dora psicología del yo, que no S má que otra confrontación con un
y J padre; Dora y el señor K; Dora y Freud. Ninguna relación amo: la identificación con 1 oalist a. El hecho de que esto se

80 81
logra a menudo y no carece de resultados terapéuticos no bas- no se adecua al esquema clásico de "el padre para la hija, la
ta para denominarlo "análisis". Dora se negó a esta identifica- madre para el hijo".19 Según este esquema, Dora debería-ha-
ción con el amo, del único modo que le quedaba: rechazando ber sentido celos de la señora K, por ser la mujer que se ha-
casi todo lo proveniente de Freud. bía llevado al padre. Freud señaló que en realidad ocurría to-
Esta relación especular se repite en lo que Lacan ha deno- do lo contrario . Además esta situación repetía otra análoga
minado el estadio imaginario del complejo de Edipo. En sínte- que se había creado con una institutriz.
sis, se trata de "yo o tú". Este aspecto dual imaginario no ha- Al principio, Freud trató de explicar este hecho invocando
ce lugar a ninguna otra alternativa y contiene la agresión del una corriente homosexual subyacente, algo que era coherente
estadio del espejo. Sólo la estructuración simbólica del com- con una predisposición neurótica. En el proceso de formular
plejo de Edipo genera una salida posible de este atolladero la explicación, introdujo un matiz notable: "estas corrientes
dual mortal. 17 Su precondición necesaria es la función del pa- ~asculinas, o más bien ginecofílicas de sentimientos deben
dre real y la castración simbólica, que aún estaban muy lejos considerarse típicas de la vida erótica inconsciente de las jó-
para Freud. Él aún no había descubierto la función del falo, ';·enes histéricas".20 La idea de la bisexualidad ya había sido
ni la gravitación simbólica del complejo edípico. Primero ten- considerada insuficiente con anterioridad, y la homosexuali-
dría que renunciar a su recién alcanzada posición de amo y dad tampoco bastaba. Debía tratarse de un amor "ginecofíli-
maestro, y volver a la posición de discípulo que recibe leccio- co" a la mujer. Freud estaba al borde de descubrir la reacción
nes de la histérica. histérica a la falta de un significante propio para La Mujer. _\
la pregunta de "¿qué es una mujer?", la histérica intenta en-
Freud contra Freud contrarle respuesta en una tercera parte, otra mujer. Una ter.
I..~era parte, porque en la posición intermedia hay un hombre.
Estas reflexiones críticas sobre Freud fueron inspiradas En este caso, tenemos a Dora, el padre y la señora K. , y tam-
por el propio Freud. Es sabido que prefería la publicación de bién a Dora, el señor K. y la señora K.
historiales de curas que él mismo consideraba frustradas, La señora K., con su "hermoso cuerpo blanco", encarnaba
problemáticas. Su idea era que son las únicas que pueden en- la pregunta histérica que surge del significante que falta
señarnos algo, pues nos obligan a cuestionar nuestra teoría. (véase la nota 20). Ésteera el complejo de Edipo de -Dora co-
Al final de Dora encontramos material y argumentos suficien- mo constelación simbólica a través de la cual ella intentaba
t s como para preparar el terreno de la mencionada crítica. alcanzar su identidad sexual. Buscaba una respuesta a la
r· re ud estaba preparándose para otro paso dialéctico en la pregunta de "qué es una mujer" en la amante del nadre . La
la boración de su teoría, esta vez en otro nivel. identiticación con el padre, en la posición de amant~ de la se-
En este sentido, examinó críticamente sus errores en el ñora K, sería una respuesta histérica conve~cional. Permíta-
ni n jo de la transferencia. En el curso de este examen intro- :;"mos subrayar el hecho de que en este caso se supone que
duj cierto matiz, cuyo efecto no siempre ha sido plenamente quien sabe es el padre .
l~lv rtido: admitió su convicción creciente de que el principal Freud observó todo esto, pero demasiado tarde. Su posi-
IT r Consistió en no haber observado que Dora albergaba un ción como la persona que sabía no le dio la oportunidad de ad-
/\1110r "ginecofilico" por la señora K.18 vertir que la histérica busca el saber como tal. Ésta es una
¿ 'J,n cofílico? ¿Cómo se concilia esto con su concepción búsqueda que la lleva a rechazar todo fragmento norma li za-
()!\ mp ránea del complejo de Edipo? Sobre todo cuando tu- dor de saber. La razón de este rechazo del saber estab l cid
V( q\! 11 r a la desconcertante conclusión de que Dora esta- no es clara. Lo claro es el rechazo al amo y su saber. Cu n((o
I 1 ( lo d l padre por la relación de él con la señora K. Esto Dora visitó a Freud, después de la interrupción d 1 nn 1¡ ¡ ,

82 8
- -.
le habló de un nuevo síntoma: una neuralgia facial. Freud pu- el sentido de la represión primordial; es decir, de algo quo
do ver claro: "¿Cuándo se produjo pQr primera vez?" "Hace quedaba atrás, en lo Real o, en otras palabras, A. El cofre re-
una quincena_" De nuevo la ubicua quincena. Freud sonrió, y presentaba el intento de Dora de formular una respuesta
señaló que precisamente quince días antes ella había leído al- imaginaria mediante un significante límite: SeA); además, es-
go sobre él en un periódico. Una quincena antes, Freud había taba situado en un punto muy particular de la relación entre
sido designado profesor en la universidad ... los padres. Freud no avanzó en una asociación importante: el
Rechazo al amo, rechazo a su saber. La histérica tiene algo padre rechazaba el cofre de la madre y elegía a los hijos. En
más en reserva. Cuando Freud estaba analizando con entu- este punto puede fácilmente verse que, por lo menos para Do-
siasmo el segundo sueño e inundando a Dora con su saber , la ra, el núcleo del sueño tenía que ver con la pregunta sobre la
única respuesta de ella fue: "¿Qué es lo que ha salido a lu z posición sexual femenina en la constelación edípica, mientras
que sea tan notable?"21 No era eso lo que la histérica quier e que Freud puso énfasis en este elemento como respuesta. De
saber . . modo que no sorprende que Dora reacCionara con un rechazo.
Las respuestas de Freud continuaron desplegando una con-
Una falta en lo Simbólico vicción total: la Frauenzimmer (literalmente, habitación de
las mujeres; en sentido figurado , la muj er ) que él recogió de
En el caso de Dora, Freud partió una vez más de la id a las ~sociaciones podía ser "abierta" o "cerrada" con una "lla-
del trauma psíquico como base de la histeria, y nuevam nt ve" bien conocida. 24 Además, la palabra alemana Frauenzim-
desembocÓ en una búsqueda interminablemente diferid . 22 mer tiene un definido matiz peyorativo. Encontramos la mis-
En el capítulo anterior hemos conceptualizado el trauma pri- ma convicción respecto de otro significante, el monedero, de
mario como la falta de un significante en lo Simbólico par 1 modo que podemos concluir que algunos de los elementos del
sexo femenino. Su elaboración a través de un significant lí- sueño (caja, monedero, cofre) representan los genitales feme-
mite y de fantasmas da origen a una imaginarización d D n si- ninos. 25
va de esa falta en lo Simbólico. En tal sentido, todos los sínt - La imaginarización de propósito defensivo se hace incluso
mas histéricos son un intento de llegar a una identid · d más obvia en el segundo sueño, que puede interpretarse ínte-
sexual. Puesto que esta falta es de naturaleza fundam nt 1, gramente como imaginarización de ~a falta en lo Simbólico;
todas las respuestas son insuficientes, lo que genera un S ri además, esto aparece en el sueño explícitamente vinculado
interminable de intentos. con el padre como padre muerto. Este último aspecto no debe
Con Dora, Freud se opuso diametralmente a este asp cto pasarse por alto.
"interminable", fijando de antemano un· punto finaL. Dor d - La primera asociación fue ya significativa: "¿Dónde está la
seaba al señor K. como padre sustituto: el resto era resist n- Schachtel?" En alemán, Schachtel es "caja", pero también de-
cia. Sin emba..rgo, esta miopía no altera el hecho de que el hi • signa a la "mujer", con un matiz des pectivo. La pregunta se
torial sigue siendo una magnífica ilustración de la elaboraci n dirigía a la madre y estaba asociada con otro elemento del
histérica en lo Imaginario de la falta en lo Simbólico. sueño: "Ella preguntó un centenar de veces ... " También en es-
El primer sueño hacía referencia al cofre de la madre, por te caso Freud omite el signo de interrogación y pone todo el
el cual el padre no estaba dispuesto a sacrificar a sus hij o . énfasis en la respuesta. La caja era una mujer. Lo mismo va-
Freud señaló que las asociaciones al respecto eran vacilant El le para otra pregunta: "¿Dónde está la llave?" La llave era el
y más bien escasas,23 observando que ese cofre estaba relacio- pene. Freud caracteriza la continuación del sueño como una
nado con el material más reprimido del sueño. Su observación "geografía sexual simbólica". Las palabras-puente Bahnhof
era correcta; se trataba de lo más intensamente reprimido, en (estación ferroviaria) y Friedhof (cementerio) llevaban a Vor-

84 85
hof(monte de Venus); los Nymphen eran lós labios menores, y i go para él, puesto que precisamente buscaba su identidad se-
la dichter Wald (densa selva) -se relacionaba con el vello púbi- xual con la señora K.? Esas palabras del señor K . la reducían
co. La totalidad se convertía en una Weibsbild (literalmente, a la condición de mero objeto del deseo masculino. Su reacción
imagen de una mujer), también una designación despectiva fue una cachetada en el rostro al señor K., tanto en sentido li-
de las mujeres ... 26 teral como figurado. Además, ya había pasado por la misma
En nuestra opinión, las producciones sintomáticas de Dora experiencia mucho antes con una institutriz, a la cual Dora
pueden entenderse como la prolongada búsqueda de un signifi- sólo le importaba en cuanto le facilitaba el acceso al padre
cante que simplemente no estaba allí. En el último sueño, in- (véase la nota 31).
cluso la enciclopedia médica aparece como una obra de referen- Esta conducta de la histérica es bien conocida; forma parte
cia, aunque sólo después de la muerte del padre. El padre del oprobio que la rodea. A la histérica se la suele llamar allu-
muerto y el saber. Más adelante volveremos a encontrar esta me use, yesquero, porque "enciende" a todos los hombres con
combinación . Lo que hemos descrito para los sueños también su conducta de vampiresa , para mejor disfrutar del rechazo
vale para los síntomas. Freud consideraba el síntoma histérico del que después los hace objeto. El hecho de que esta conduc-
como la actividad sexual de la paciente. 27 En otras palabras, to- ta sea muy familiar no la explica. La conceptualización que
do síntoma histérico es un fantasma realizado.28 Estos fantas- hemos presentado nos permite explicarla en términos estruc-
mas siempre tratan del mismo tema: ¿qué quiere un hombre de turales. Al quedar desvinculada de la señora K., fuera de la
una mujer, cómo se define ella dentro de la relación sexual? La senda que la llevaba a una posi ble identidad sexual, Dora 58
falta de un significante fundamental lleva a abandonar la rela- sintió reducida a la condición de mero objeto, de objeto pasi'i-o
ción genital normal, reprimida por imposible. 29 Dora tiene que del deseo del Otro . Una vez m ás, esta reducción la expulsaba
retroceder a una r e lación pregenital. En su fantasma, la "rela- de lo Simbólico y cerraba el círculo: como objeto, enfrentaba
ción sexual" toma l a forma de una relación ora1. 30 Los fantas- de nuevo la falt a en el Otro, es decü', el punto exacto que ella
mas asociados dete rminaban a su vez los síntomas orales: tos quería evi tar ...
nerviosa, afonía, n á useas, globus hystericus. Además , 1 .f ct d tod t p 1'a Dora re sulta ba penosa-
Dora estaba const antemen t e en busca de lo que era o po- dupli ad r'l. d u pe llido. En el examen del S8-
día se r una muj r . s r pu st continu b n e mbí n do y , 'r ud l i 1 d on~olo gía que lo obligaba a
nun ca r esultaban r aIro nt :¡ ti ~ fa tri " S 1 t gu. ; t t' " rt , 1.nombre ve rdadero se advertiría
ra de una cosa: d lo qu un muj r n I t'ml~ dn Y' nfitmaría el análisis del sueño. Desde
ser. Precisamente en st punt pn' I r\ J( mIlLi(· I ti I ('. 1 [ w, S bemos que el nombre real de Dora era
tivos de la feminidad: Frau nzimm r, Sult t ·h ti t, I ~ (¡ '/, l. , au r significa campesino, pero la palabra tiene
Su rechazo a las respuestas d 'r ud 01'\ l' l (tl'l 11 P i 1'1 qu no carece de importancia. Por cierto, Bauer
chazo. A una mujer no se le permití s r l' , 'lo II d n Cl· t mbién jaula para pájaros. Ida, la jaula para pája-
ción de mero objeto del deseo masculino . Es r ul l' .! ,n da más que un pájaro en la jaula ...
vio en el historial. En el momento exacto en qu 1]
esta reducción, interrumpe el juego en el cual , h n n·
ces, había desempeñado el papel de cómplice volun cado, NOH.s
Cuando el señor K pronunció las célebres palabrás, "Mi 1'l'\\J
jer no significa nada para mí", se derrumbó la puest TI ti • 1. Freud, "Fragment af an Analysis of a Case af Hysteria"
na histérica.3 I Por cierto, si la señora K. no signific ba n d (1905e), S.E. 7, págs. 7-8, 10 Y 16.
para el señor 1(. ¿cómo podría ella misma; Dora, significar 1- 2. Ibíd., págs. 13-16, pág. 111. Freud, "A letter fraID Freud ta

86 87
Theodor Reik" (apéndice a "Dostoevsky and Parricide", 1928b). S.E.
21, pág. 196. 20. Freud, "Fragment of an Analysis of a Case of Hyste rJ l l ~
(1905e), S.E. 7, págs. 60-63.
3. Freud, "Fragment of an Analysis of a Case of Hysteria"
(1905e). S.E. 7, pág. 11. 21. Ibíd., pág. 105:
22. Ibíd., págs. 24-28.
4. Freud, "The Handling of Dream-Iñterpretation in Psycho-
AnaIysis" (1911e), S.E. 12, pág. 92. 23. Ibíd., págs. 70-71 , nota l.
24. Ibíd., pág. 67.
5. Son bien conocidas las palabras de Charcot que eran una cita
25. Ibíd., pág. 77.
favorita de Freud: '-La teoría está bien, pero no impide que las cosas
26. Ibíd. , págs. 96-100.
existan". J. Quackelbeen ha llamado la atención sobre el agregado
27. Ibíd. , pág. 114.
menos conocido del propio Freud: ~Si uno supiera lo que exi ste .. .",
S.E. 1, pág. 139. 28. Ibíd., págs. 46-47 .
6. Freud, S.E. 1, carta 72, pág. 267. 29. Ibíd. , págs. 51, 88 Y llO .
30. Ibíd., págs. 51-52.
7. Freud. "Fragment of an Analysis of a Case of Hysterian
(1905e), S.E. 7, págs. 29 y 95. 31. Ibíd .. pág. 98.
8. Freud, The Psychopatho[ogy of Everyday Life (1901b), S.E. 6, 32. Ibíd. , pág. 104, nota 1. Rogo\-\" . -Dora's brother". International
pág. 241. Reuiew of PsychoanaLysis, 197 , . pág"s. 239 -259.
9. Freud, "Fragment of an Analysis of a Case of Hysteria"
(1905e), S.E. 7, págs. 105-106.
10. Ibíd., págs . 45, 59 Y 69-71. Freud, '''Wild' Psycho-Analy-
sis" (1910k), S .E . 11, págs. 225-226.
11. Freud. "Fragment oI an Analysis of a Case of Hysteria"
(1905e), S.E. 7, págs. 22-23, 73, nota 1, y 78.
12. Ibíd., págs. 31 y 37, nota 1.
13. Ibíd., pág. 2l. Freud, The Interpretation of Dreams (1900a) ,
S .E . 4, págs. 256-265.
14. Freud. "Fragment of an Analysis of a Case of Hysteria"
0905e), S.E. 7, pág. 56-59.
15. Lacan, Le Séminaire, Livre I, Les écrits techniques de Freud
(1953-1954 l, págs. 78-80 .. The Seminar of Lacan, Book I: Freud's Pa-
pers on Technique 1953-54, traducción y notas de J. Forrester, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 1988, págs. 65-67.
16. Lacan. Le Séminaire, Livre IV, La relation d'objet (1956-
1957), París, Seuil, págs. '179-195.
17. Ibíd., págs. 198-214.
18. Freud, "Fragment of an Analysis of a Case of Hysteria"
(1905e), S.E. 7, pág. 120, nota 1.
19. Cf. Lacan: "Esto proviene, diremos nosotros, de un prejuicio,
aquel mismo que falsea en su comienzo la concepción del complejo de
Edipo haciéndole considerar como natural y no como normativa la
prevalencia del personaje paterno: es el mismo que se expresa sim-
plemente en el conocido estribilI<>: «Como el hilo es para la aguja, la
muchacha es para el muchacho»." "Intervention sur le transfert",
Écrits, París, &mil, 1966, pág. 223.

88
89
5. EL PSICOANÁLISIS COMO CONSECUENCIA
DE LA. HISTERLA.: EL DISClJRSO DEL MIO

Ir.v'ERSIÓN DE POSICIONES

El caso Dora abrió ll...l'la nueva dimensión en el campo de la


histeria, fue una apertura inmediatamente cerrada en un mo-
...imiento típico del inconsciente.
Freud enfTentaba dos cosas: la actitud de la histérica con
respecto al amo y con respecto al saber. Había llegado a res-
puestas para ambas: la transferencia y la resistencia. En ese
momento, los dos conceptos aparecían estrechamente asocia-
dos . La transferencia era sencillamente una forma especial de
resistencia, y el analisis de la transferencia se empleaba para
persuadir al paciente y quebrar la resistencia de una vez por
todas. En consecuencia, lo determinante era el conocimiento
del terapeuta. La histeria podía reducirse a "un no querer sa-
ber".
Esto implicaba nada menos que una inversión de posicio-
nes. Originalmente, Freud había sido el que aprendía, el que
adoptaba siempre la posición de discípulo . Lo demuestra su
actitud con Brücke, Meynert, Fleischl, Charcot y Breu er. La
correspondencia con Fliess puede tipificarse como la relación
de un discípulo con un maestro al que trata .de satisfacer pro-
porcionándole continuamente material nuevo. Aunque n tr
nivel, lo mismo puede decirse de sus primeros d escubr o i I o

tos . Sus primeras conceptualizaciones deriva b n d u l)(l o


cien tes hí.3téricas , porque permitía que 11 S 1

91
Había tenido que renunciar a la hipnosis debido a su constan- en el Parlamento". Después de cuatro años de candidatura ,
te fracaso: no encarnaba al amo de manera convincente. Freud fue designado Professor Extraordinarius. No somos tan
Emmy von N. le enseñó a no concentrarse en los síntomas. Fi- ingenuos como para afirmar que este nombramiento lo con-
nalmente, no quedó mucho más que la escucha pasiva. En los virtió en un amo. Todo lo contrarío: precisamente porque
capítulos anteriores hemos demostrado lo fructífero que resul- Freud había cambiado la posición histérica por la de amo, pu-
tó este método de la escucha. Las teorías freudianas de ese do dar los pasos n ecesari os para su nombramiento, como el
período no tenían equivalentes anteriores, y sólo el propio propio Freud lo explicó en la misma carta a Fliess.
Freud las corregiría posteriormente. La histeria, como afec- Con Julien Quack elbeen podemos reconocer en esta desig-
ción de la matriz, podría con buenas razones denominarse la n ación un segundo factor import a n te en el cambio de posición
matriz del psicoanálisis . de F r eud, un factor explícita mente vinculado con la histeria.
Esto cambió hacia 1900. Hemos visto que con Dora Freud La candidatura de F r ud h bía e ta do enterrada durante
dio un giro de ciento ochenta grados. ¿Cuál fue la razón de es- cu a tro añ os en el cajón d 1 s ritorio dé un ministro antisemi-
te cambio radical? Serge André ha señalado un primer factor ta. Freud le escribió a Fli qu sta ba cansado del "marti-
importante: ése fue el período en el que Freud se emancipó de rio" y qu e se había decidid . L pidió una opinión a Exner,
Fliess. Su autoanálisis le permitió toma r distancia de una fi- qui n 1 aconsejó que ap ela r a influ ncias personales . Estas
gura central de la transferencia, a la que se le suponía saber. influ ncias tomaron la forro d F ra u Gomperz , una ex pa-
Este último aspecto no debe subestimarse. Como probable pa- cí nt d Freud. pero la int r v nd TI de ella ante el ministro
ranoico, Fliess encarnaba el conocimiento absoluto, ante el tuvo punto de fracasar. A ú ltim momento, las cosas cam-
cual sólo hay dos reacciones posibles: un rechazo radical o una bi ron para bien: "Entonces pi ic tra fuer za. Una de mis
adoración sumisa. La adoración sumisa es típicamente histéri- p í nt s, Marie Ferstel [ .. . ] s n t r d l as unto y comenzó .a
ca, y Freud la había escogido durante cinco años . El punto de !rit rJ por cuenta propia . No d e n 6 hasta conocer al mI-
inflexión apareció con la muerte del padre, el primer amo. En nistro TI una reunión, caerl n gr ci , y hacerle prometer, a
adelante, cambió su transferencia con Fliess: Freud comenzó a tr vés d un amigo común, qu d ignaria profesor a su médi-
cuestionar el saber de ese hombre y a llevar cada vez más al , qu 1 había curado ."
primer plano sus propios descubrimientos. El amo comenzó a Fr U Gomperz, una ex pací nte, la s gunda paciente y el
fallarle. La solución histérica clásica es el reemplazo de un omún respaldaban esa d sign' Cl o. La histeria no só-
amo que falla por otro llUevo. Sin embargo, Israel ha demos- 1 I pr uró a Freud una teoría , sino qu ta mbién lo ayudó a
trado que existe otra posibilidad, aunque menos frecuente y bt n r la dignidad de profesor. hist rica le había permiti-
conocida: el propio histérico puede reemplazar al amo que des- d r u d convertirse e n amo , y ad m s el propio Freud se
fallece y asumir su posición. Israel no aplica esta idea a Freud, mo, por 10 menos durant ci rto tiempo. Logrado esto,
pero a nuestro juicio eso fue exactamente lo que ocurrió. Freud t ba dispuesto p a r a el s gund acto: la histérica pon-
solucionó su "pequeña' histeria" de una manera elegante. pr u eba al maestro o amo <eh cho en casa". ¿Cuán fuerte
Y, para coronar todo esto, recibió su primer reconocimien- ro. 1 , como dice Julien Quack lb en, cuánta debilidad po-
to oficial: "La aclamación del público fue inmensa. Hubo una tol r r?
marejada de congratulaciones y flores, como si de pronto el
papel de la sexualidad hubiera sido oficialmente reconocido El dis 'U rsa del ama y la teoría
por Su Majestad, la significación de los sueños certificada por
el Consejo de Ministros, y la necesidad de la terapia psicoana- E t inversión r a dical n o d d de tener importantes efectos
lítica de la histeria, aprobada por una mayoría de dos tercios en la t oría. El último artículo de Freud que aborda explícita-

92 93
I
mente la histeria data de 1909. ¿Implica esto que Freud había de la reeducación! En este período Fre-ud se convirtió en un

I
resuelto el enigma de la histeria? ¡Lejos de ello! A lo largo_de. verdadero maestro en discernir y emascular las resistencias y j

su obra, el énfasis fue cambiando: el problema de la histeria los antagonismos de su público, incluso antes de que el públi-
pasó a ser el enigma de la feminidad. Esto no sucedió de la co tomara conciencia de ellas. Quienquiera que lea no más
noche a la mañana: el primer artículo sobre la feminidad no que un par de estos artículos debe admirar lo que nosotros de-
apareció antes de 1925. nominaremos el "análisis didáctico de las resistencias" por
Mientras tanto, Freud elaboró exitosa m ente la posición de parte de Freud. En todos los casos, el propio Freud formula
amo, con dos efectos. Del lado del haber, una irrupción inter- las críticas que podría recibir del público (y lo hace mejor de
nacional que difundió su teoría en toda Europa. Del lado del lo que estaba al alcance del propio público), y una y otra vez
debe, el desarrollo de la teoría en sí se h a bía stanca do . Un desactiva los argumentos.
maestro po recibe lecciones de otros, sino qu se en seña a sí Además Freud trabajaba deliberada y explícitamente para
mismo . Esa fue la época de las exposicion es did cticas. EntTe lograr que su obra fuera aceptada y para protegerla . En lugar
1904 y 1917, Freud publicó más de vein te . No s ne cesario de la polémica presentación realizada en 1895 ante el Wiener
examinar esos artículos por separado : con l xc pción de medizinisches Doktorenkollegium, en 1904 encontramos una
unos pocos, son todos intercambiables. U na y te v z encon- defensa mojigata , en la cual afirmaba que su teoría era "gene-
tramos las mismas características. Cada uno c n stituye una ralmente conocida y comprendida" por el público contemporá-
unidad clara y auto suficiente en la cual se pr nt 1 psicoa- neo. :Más adelante, en el mismo artículo, nos enteramos de
nálisis como un saber establecido, sin indicio n t bl s de di- que sólo deseaba presentar al lector una explicación de la téc-
ficultad o incompletud. Mucho más tarde, Kuhn firm ría en nica, pues ésta era a menudo confundida con otras, y el psi-
su obra titulada La estructura de las revolu i n ci ntíficas coanálisis requería una formación específica. Este aspecto de
que en la enseñanza de una ciencia n unca s d b h e r lite- la transmisión era una preocupación constante. Escribió algu-
ratura de anticipación. Pues si realm ente nti ipu, u stiona- nas Ratschlage zur Technik der Psychoanalyse ("Recomenda-
rá ciertos aspectos de la teoría establecida, c nf ud ' nd de ciones sobre la técnica del psicoanálisis") , y en 1910 previno
tal modo a los discípulos. Freud sentía est p ligr intuitiva- contra lo que llamó "psicoanálisis salvaje".
mente . Si en esos artículos él tropeza ba con u dificultad, Otro aspecto del período es un grup o de artículos que
remitía la solución al futuro, y mi entras t t li fi ba a Freud destinó a "ampliar el campo de su teoría". Un ejemplo
esos textos de "preliminares". típico es la aplicación del psicoanálisis al arte . Al principio,
Otra constante fue la producción periódic Freud usó obras de arte (en especial literarias) para respal-
tóricas. En 1914 escribió su Geschichte o hist ti dar sus formulaciones teóricas; en esta época comenzó a hacer
che, del movimiento psicoanalítico . La princip 1 r exactamente lo contrario : sometía las obras de arte al examen
de ese artículo era separar a los disiden t d 1 psicoanalítico. El campo de aplicación continuó expandiéndo-
principal. Muchos de estos pequeños t extos se desde la religión hasta la ley, y desde la instrucción y la
una introducción histórica: desde la hipnosis h 1p i O - educación hasta la filosofía y la lingüística. En 1913 presentó
nálisis propiamente dicho, pasando por el m t d h ip n, t r- un resumen de todas estas posibilidades en Scientia, un pe-
tico. Esto también es típico: en cuanto uno est e tlV n id d riódico científico semipopular.
haber llegado a un resultado satisfactorio, comí tlZ o. pt: du- Al borde de la Primera Guerra Mundial, Freud t enía ca i
clr reseñas históricas. Examinando más at en t en t Ht ley; _ 60 años y mala salud. Las fantasías generalizadas de Weltur1'
ultado satisfactorio" vemos que su núcleo gu si nd 1 tergang (fin del mundo) en la Austria declinant e de pu. 8 d
resistencia y el análisis de las resistencias, ¡hast 1 xtr m las primeras derrotas no resultaban tampoco muy . i r trl ll lt

94 95

tes. Volyieron a emerger los antiguos cálculos de Fliess sobre eran menos elementales. Habían conquistado el mundo en
I
el día de su muerte; Freud estaba convencido de tener los . idioma inglés, lo cual no carecía de consecuencias. T.ambién
días contados. En relación directa con Ía idea de morir, pensó se habían editado en varios idiomas numerosas seleccIOnes de
en redactar una síntesis exhaustiva de toda su teoría. Sería
una compilación en doce partes, un resumen completo. Co-
I los escritos didácticos/técnicos de Freud pertenecientes a la
mencionada serie. Sus cualidades pedagógicas llevaron a que
menzó a escribir frenéticamente el 15 de marzo de 1915, y a no faltaran en prácticamente ningún departamento de cien-
fines de agosto el trabajo estaba terminado . De los doce ensa- cias humanas. Esto resultaba obviamente insuficiente, puesto
yos producidos de este modo, siete fueron destruidos por el que, en 1924, la Universidad de Harvard le pidió a Ernest Jo- .
propio Freud. Los cinco restantes son los conocidos como "es- nes que realizara un resumen de la obra de Freu?, ¡dentro. ~e
critos metapsicológicos", y en modo alguno constituyen un re- lo posible reducida a su novena parte, y co~ u~a mtroducclOn
sumen de la teoría anterior: todo lo contrario. clara! La reacción de Freud fue premomtona: ··Fundamental-
En lugar del resumen fallido, tenemos otra síntesis: las cé- mente toda la idea es muy r epelente para mí, típicamente
leb res Conferencias de introducción al psicoanálisis. Freud norte~ericana. Se puede est ar seguro de que cuando exista
anunció de antemano que los cuatro semestres de 1915 a ese «libro fuente» , ningún nort eam ericano tocará siquiera las
1917 serían los últimos de su paso por la universidad. El libro obras originales. Pero tal vez n o lo h arán de todas maneras, e
resultó un best-seller: en vida del propio Freud fue traducido irán a buscar información en las turbi as fu entes populares. "
a dieciséis idiomas, ¡incluso al chino! Es aún hoy uno de los li- En adelante encontramos un fen ómen o cultural muy peculiar.
bros más vendidos y leídos de Freud. Resulta notable que él La psicología, categoría en la cu a l s clasificaba el psicoanáli-
mismo lo considerara poco importante; la introducción tiene sis, tenía que ser comprensible pa r a el hombre de la ca:le . Se
un tono de disculpa, porque la obra era sólo un resumen y no consideraba normal que un pr ofano leyer a sobre qmmlca,
aportaba nada nuevo. electrónica u otra especialidad y n o ntendiera una palabra,
Freud destruyó más de la mitad de ese "resumen~, y la pero si se trataba de un libr o de psicología, que los profanos
otra mitad no era un resumen en absoluto. El autor se discul- no lo comprendieran era algo escand loso. .
paba por las siempre populares Conferencias introductorias. En su Discurso del método , Des c rt incluyó una descnp-
¿Qué era lo que ocurría? Sólo que Freud estaba abandonando ción de los discípulos: "Son como los z r cíllos de una hiedra,
la posición de maestro, y volviendo a descubrir. Lo aguardaba que nunca pueden llegar m ás alto qu· el árbol sobre el que
una teoría totalmente nueva, que modificaría la anterior en crecen; por cierto, a menudo vu lv n descender, much? ar:-
su núcleo mismo. Una vez más, la histeria desempeñaba el tes de haber alcanzado la cim ..." lo cual debemos anadlr
papel central, pero en este caso bajo otra forma: aparecía en que, en el caso de Freud, el árbol s t ba sólo a ~edio desarro-
el escenario como mujer. llar cuando la hiedra inició 1 c mino h cia abaJO.
El posfreudismo es lo que ro gu t ría denomin~r ~orle-
Los discípulos y el maestro sungspsychoanalyse, el psic li 'l S d las c?~erenclas, m.tro-
ductorias . La teoría a 1 qu r ti re se limIta a la ultIma
Lamentablemente, por entonces la vaca ya estaba vendida fase del primer período d ; r U . D sde luego, emplea cierta~
y ya se habían tomado la leche. El psicoanálisis se difundió palabras del período post ri OI:" ( special, la cómoda maq~ll-
con la forma de una psicología de manual. Las Cinco confe- naría de Ich, E s, Über-Ic h ), p 1 t oría como tal no cambIa.
rencias sobre psicoanálisis, extremadamente simples, por no En su totalidad, s on vil' t · d v z más en una caricatura,
decir chatas, habían conquistado el mundo. Lo mismo había una criatura híbrid br vivió a sí misma con el argu-
o unido con las Conferencias de introducción, aunque éstas mento de la autorid d: C' I t'u h dicho que ... " La dialéctica

96 97
1
entre la cura y la teoria se perdió por completo; el tratamien-
1
i
LOSPOSFREUD~OS 1;
to se convirtió cada vez más en una confrontación entre dos y EL DISCURSO DE LA UNIVERSIDAD -
yoes. El analista era el que sabía y, puesto que se trataba del
más reciente especialista del pueblo, aplicaba su saber siemc
pre que le resultaba posible. Fue el período de la "Gran Com-
prensión". Los psicoanalistas lo comprendían todo y no descu-
brían nada. Además de Freud, hubo una sola excepción:
Theodor Reik, con su artículo Der Mut nicht zu uerstehen ('"'El
coraje de no comprender"), como solitario precursor del poste-
rior y lacaniano Gardez-uous de comprendre, cuídense de com-
prender. Este inicial furor interpretativo de la década de 1930
(todo objeto alargado era un falo, todo objeto redondo y abier- Passio hysterica unum nomen esto varia tamen et
innumera accidentia sub se comprehendit.
to era una vagina ) dejó lugar, lenta pero implacablemente, a
un silencio seguro . Seguro , porque era intocable. Después de GALE NO
la Segunda Guerra Mundial, el vacío de los círculos analíticos
europeos, generado por el éxodo, fue rápidamente llenado.
Junto con el Plan Marshall, las palomitas de maíz y la Coca-
Cola, apareció la psicología del yo. Había desaparecido el psi-
coanálisis freudiano (y, lamentablemente, esto no es un pleo-
nasmo).
¿Y qué decir de la histeria? ¿Qué sucedió con la patología
que había nutrido al psicoanálisis? I
!
,\

98
6. LA GRAN CONFUSIÓN

E;;¡ Bl.-S A DE LA HISTERIA

Desde la década de 1920, t nto 1 s publicaciones psicoana-


líticas como las psiquiátJic s d inspiración analítica se multi-
plicaron a un ritmo vertigino m ntablemente, este incre-
mento no era una garantía d c lid d. En ellas se enfrentaba
la antigua cuestión con la qu Fre ud h bía comenzado: ¿cómo
puede definirse realmente la his t ri . 1 Las re.spuestas se for-
mulaban en un dialecto extr ,un combinación de lenguaje
psicoanalítico, psiquiátrico y n ut' 1 gico. Fuera de su contex-
to original, estos conceptos p rd 6\.1 precisión y a menudo se
deterioraban hasta convertirs t reotipos sin sentido. Al
leer la mayoría de estos artí lo, no no puede sino sorpren-
derse ante descripciones y n\.1n i d t n diver gentes y a me-
nudo contradictorios. En p Ti n-la, n había ningún síntoma
que la enfermedad histéri a udi r producir en uno u otro
momento, para exasp r i n d \.11 n s querían aprehender
la esencia o el núcl o d 1 h.is t ri n una descripción.
Esta fru stración g r d cciones. Por un lado, se
pensó que los tudio nt mp r neos no iban lo bastante
lejos, y que la d "finici n h u tiv ,final, llegaría más tarde.
La otra altern tiv ( \.1'0. ro ro nto dado estuvo muy de mo-
da) consistí n 1 oue pto por la borda y proclamar
en voz alt qu 1 xist a. Ambas reacciones, aun-
que apar nt ntr dictori s, estaban relacionadas en

101
profundidad. Las dos ubicaban "el error" en el objeto de estu- clínicos . De hecho, no es sólo ilusorio, sino también una tram-
dio. En el primer caso, e-I objeto resultaba difícil, en el .s enti- pa."3 Esta pureza metodológica consiste en la búsqueda de
do de que era complejo y heterogéneo. En el segundo caso se antecedentes genéticos, estudiando a melliz05, seguida por es-
daba un paso más, proclamando que la histeria no existía co- tudios sobre la persistencia de una potencial base orgánica .
mo entidad separada, precisamente en virtud de esa hetero- Todo esto se realizaba ignorando deliberadamente los sínto-
geneidad. mas psíquicos : la causa tenía que encontrarse en el ámbito de
El método en sí no recibía ninguna atención. Se daba por lo orgánico. .
sentado el ideal de Linneo, sin preguntar siquiera si era apli- Un estudio análogo de vVhitlock llegó a la conclusión de
cable al objeto de la descripción. El constante fracaso de este que elfa"ctor orgánico (una disfunción del cerebro) era central,
intento pasó a estimular la investigación, o bien los juicios de después de haber escogido muy cuidadosament e a su pobla-
valor negativos. Freud, por el contrario, llegó a la conclusi~n ción de un modo tal que esta conclusión resultara inevitable :
de que el método puramente descriptivo era inadecuado . El "Aunque una proporción de los casos que se describirán pre-
había visto trabajar a Charcot en sus intentos de clasifica- sentaban rasgos de la denominada personalidad "histérica» o
ción: la histeria real ya había sido dividida en varios tipos, y «histriónica», no se incluyó ningún caso con perturbación ex-
además estaban las fo rmas mitigadas (les formes frustes ) que clusiva en el ámbito de la personalidad".4 El resultado -pura-
no presentaban todos los rasgos característicos. Freud compa- mente descriptivo y muy insatisfactorio- condujo de nuevo a
ró la nosografía de Charcot no sólo con la designación siste- la mencionada conclusión.
mática de la fauna y la flora realizada por Cuvier, sino tam- También de este primer grupo, pero diametralmente
bién con Adán, que había recibido de Dios Omnipotente el opuesto a sus primeros representantes, encomramos investi-
mandato de bautizar a todas las criaturas, grandes y peque- gadores que efectivamente descubrieron la hi-5teria . Gachno-
Íi.as, del paraíso. Ya en 189:3 observó: "Pero el enfoque exclusi- chi y Pratt estudiaron la histeria entre las pa..redes de la clíni-
vamente nosográfico adoptado por la Escuela de la Salpetrie- ca psiquiátrica y llegaron a un cuadro clínico más o menos
re no era adecuado para un tema puramente psicológico".2 coherente, después de excluir con mucho cuidado a todos los
Casi cien años más tarde, esta idea sigue a flote. En tal pacientes con etiología de trauma físico (lo mismo que hizo
sentido, los estudios presentan una heterogeneidad inquie- Whitlock, pero a la inversa).5 Perley y Guze realizaron un es-
tante, que podríamos abordar como sigue. tudio de seguimiento inspirado por Slater. Sm criterios diag-
l. Los investigadores quieren aprehender la histeria en sí nósticos eran tan severos como arbitrarios: requerían la pre-
m¿sma. sencia de por lo menos veinticinco síntomas distribuidos en
Ésta ya era la aspL.ración de Charcot. El fracaso de este en- por lo menos nueve de diez categorías preconcebidas. Las con-
foque habitualmente entraña la conclusión de que la histeria clusiones de este estudio son exactamente opuestas a las del
no existe. Slater es un ejemplo excelente de este grupo. Con estudio de Slater: no sólo la histeria existe, sino que es tam -
tres importantes estudios sucesivos, no sólo llegó a la conclu- bién un síndrome consistente y constante que puede ente n -
sión de que la histeria no existe, sino de que, además, desde derse en los términos de la descripción diagnóstica clínica.
el punto de vista médico, los denominados síntomas histéricos Lamentablemente, ellos tuvieron que tomar en cuenta algu -
demuestran la buena salud del paciente, en cuanto confirman nos tipos que parecían histéricos , pero no lo eran realment
la ausencia de afecciones orgánicas. A juicio de Slater, la pu- según sus criterios. 6 Nos encontramos de vuelta con Char t
reza metodológica de este diseño constituía una garantía con- y sus formes {rustes. Lewis también realizó .un estudio d
vincente para la conclusión final: "El diagnóstico de «histeria,. guimiento sobre la constancia del diagnóstico, y (contr SI o

es un disfraz de la ignorancia y una fuente fértil de errores ter) llegó asimismo a la conclusión de que h a bía un tit il o

102 103
te, con la condición de que la histeria se considerara en térmi- . guen la "histeria verdadera" del tipo "histeroide", mientras '
nos de "reacción". Un rasgo plausible de este artículo es que, que Sugarman16 habla de·la "personalidad histérica" versus la
después de adoptar una perspectiva histórica en su introduc- "personalidad infantil". Más recientemente, Maleval ha reco-
ción, demuestra que en la historia de la psiquiatría se han ido gido el concepto de "locura histérica", pero a este autor debe- I

alternando estas dos concepciones contradictorias (la histeria mos ubicarlo en el grupo siguiente.l 7
como la neurosis, y la histeria como no existente) . En este El procedimiento de este segundo grupo también genera la
sentido, el autor menciona a quince autores considerados au- desaparición de la histeria, en este caso al distribuirla en
toridades en el período 1874-1966. 7 otros grupos más pe queños. El título del artículo de Satow es
2. Los estudios que dividen descriptivamente la histeria en paradigmático : "¿Adónde se fu e toda la histeria?" Además ,
entidades menos abarcativas. ella lamenta que Freud ba ara exclusivamente su diagnóstico
Allí donde el primer grupo da a menudo una impresión ca- en criterios d escriptivos ( !) y está muy contenta de que los
ricaturesca por su posición extrema, el segundo grupo es más analistas contemporán o s hayan liberado de ese enfoque y
equilibrado. El hecho de que sus miembros no comiencen ex- realicen sus diagnósticos n "e l nivel de las relaciones objeta-
cluyendo la diversidad de la población investigada genera les, el funcionami ento d 1yo y 1 angustia" (!).
descripciones divergentes de la histeria. Por lo tanto, se pro- 3. El enfoque estructural-din mico .
cede a una división en entidades más pequeñas, clínicamente En oposición a los dos ant ti r , ste grupo sí oyó el men-
observables, que se suponen uniformes y constantes. El resul- saje de Freud, en cuanto a que r n ce ario cambiar el méto-
tado es una disminución en la cantidad de diagnósticos de do nosográfico . Siguiendo las hu 11 · d F r eud y Lacan, noso-
histeria: por cierto, se supone que se ha llegado a disponer de tros proponemos un enfoqu tructural-dinámico para
criterios diagnósticos más sutiles, en lugar de los antiguos ró- encarar la diversidad clínic .
tulos rústicos. s Un ejemplo típico es el enfoque del DSM-III,
en el cual la histeria aparece distribuida en muchas catego-
rías: histeria de conversión, histeria disociativa, personalidad CUESTIONAND AL '[NV;' STIGADORES
histérica y psicosis lllitérica. Sólo falta la perversión. 9
Lamentablemente. los autores no concuerdan entre sí Nuestra reseña crític d mu str 1 necesidad de prestar
acerca de la división definitiva ... Chodoff y Lyons hablan de más atención al m é todo. Un d 1 ITores fundamentales
una "reacción de conversión'", de "personalidad histérica" y del enfoque descriptivo con i t n u no considera la posi-
"personalidad histérica con reacciones de conversión".1° Tri- ción y la influenci a del b rv d 1', bien ·no le atribuye im-
llat llega simplemente a la conclusión de que la histeria es di- portancia. Lo mismo v 1 l' P t d lo métodos de la línea
versa, sin molestarse en detallar esta diversidad. l l Lazare, anatomopatológica, u xpl" ca tivos: por ejemplo,
KIerman y Armor proponen tres grupos diferentes de rasgos "Este síndrome psi 16 i plicarse por una estasis
de personalidad, basados en un estudio exhaustivo de la lite- de la organización libtd n 1 fase oral". Remitimos
ratura. Cuando aplican un análisis factorial, el resultado es al lector a la critic l·z VT ul. IS Es típico de este
una mezcla de los tipos de personalidad "oral" e "histérica".12 enfoque que s t 1 P quien lo sabe todo pero
Zetzel discierne cuatro grupos: empieza por el "buen y verda- en la clínica n h d con ese conocimiento. Lo
dero histérico" (l) y termina, no con el "verdaderamente ma- Ad h
lo", sino con el "histérico seudoedípico y seudogenital" . 13
Kernberg14 propone la diferenciación entre el "carácter histé- . b 1 todo" apunta ya a algo de la sub-
rico" y "una personalidad infantil"; Easser y Lesser15 distin- u bj tividad era básicamente la me-

104 105
~,
l'

ta de Freud al utilizar los conceptos de inconsciente, Edipo, dología fantástica, auto despliegue dramático, centro de
transferencia y contra transferencia. Lacan siguió el ejemplo atención, SImulación.
al reconocer la posición del sujeto y su deseo en el núcle~ de 3. Despliegue desenfrenado de afectos , afectividad lábil ,
toda ciencia.l 9 ¿No fue Hegel quien escribió que la ciencia es estallidos emocionales irracionales, caprichos emociona-
la humanización del mundo? Esta concepción convierte la po- les, control emocional deficiente, profusión de afectos ,
sición del interrogador en la de quien ha de ser interrogado . emociones volátiles y lábiles, excitabilidad, inconsisten-
Pero la experiencia en la sala de espejos del psicoanálisis es cia de las reacciones.
más difícil y mucho más amenazante que la experiencia en la 4. Superficialidad emocional, afectos fra udulentos o su-
sala de hor:rores nosográfica. perficiales, vía libre para las mociones del sentimiento.
Volvamos a nuestr o punto de partida, los artículos pos- 5. Lascivia, sexualización de todas las relaciones no s e -
fre udianos sobre la histeria. Podemos extraer tres conclusio- xuales, conducta claramente sexual, coque te ría , provo-
nes . cación .
1. ~;o existe ningún acuerdo acerca de la denominada 6. Frigidez sexual, miedo intenso a la sexualidad, el im-
esencia de la hi steria. Abundan los enunciados contradicto- pulso sexual no se desarrolla hacia su meta natural, se-
rios . xualidad inmadura, timidez sexuapo
2. Impresiona el hecho de que los autores, a pesar de su
posición de observadores objetivos , casi siempre caen en jui- Este resultado objetivo de la ciencia m oderna n os trae a la
cios morale s de valor . Y lejos de ser uniformes, estos juicios ment e una lista más antigua, confeccionada sin que mediara
r esultal"1 tan diversos como las descripciones de los sínt omas. ninguna investigación ; en el año 1450, Antonino de Florencia
Encontra mos desde el histérico muy positivo, inteligent e y redactó el siguiente Alfabeto de los vicios de la m ujer:
a t r activo hasta el histé rico muy negativo y desagra dable. Son
posibles todo s los m atices y combinaciones interme di os . A a. Avidum animal (animal ávido)
veces es casi inevitable la impresión de estar leyendo un a le - b. Bestiale baratrum (abismo bestial)
gato a favor o en contra de alguien, dirigido a un juez imagi - c. Concupiscentia carnis (concupiscencia de la carne)
nario de quien se espera el veredicto final.. . Podríamos pre- d. Dolorosúm duellum (dualidad dolorosa)
entar abundantes ejemplos con diversas citas , pero ello nos e. Aestuans aestus (pasión afiebrada)
u itarÍa mucho espacio. Por lo tanto, remitimos al lector a la f. Falsa fides (mala fe )
men cionada diversidad del segundo grupo, que casi siempre g. Garrulum guttur (lengua gárrula)
p dría reducirse a una oposición entre "lo adulto, lo bueno, lo h . Herrinys armata (furia armada)
r 1" y "10 infantil, lo malo y lo falso". Sin embargo, -no que re- 1. Invidiosus ignis (envidia llameante)
11 abstenernos de una cita en particular. Basándose en un k. Kalumniarum chaos (fuente de calumnias)
udio exhaustivo de la literatura pertinente, Chodoff y 1. Lepida lues (plaga seductora)
11,}' n llegaron al siguiente grupo de rasgos como denomina- m. Monstruosum mendacium (mentira monstruosa)
dor m Úll de la personalidad histérica: n. Naufragii nutrix (causa de naufragio )
o. Opifex odii (instigadora de odio)
l . ~ goísmo, vanidad, egocentrismo, egolatría, autocompla- p. Prima peccatrix (primera pecadora)
ncia . . q_ Quietis quassatio (causa de agitación)
. Lxhibici onismo, dramatización, mentira; exageración, r . Ruina regnorum (ruina de los reinos )
t - lización, conducta histriónica, mendacidad, seu- s . Silva superbiae (selva de soberbia)

106 107
-
t. Truculenta tyrannis (tirana truculenta) siológica o neurológica (véase Slater y Whitlock ). Definirá 111
v. Vanitas vanitatum (vanidad de vanidades) enfermedad de este modo, y sintonizará el tratamiento con e ~
x. Xantia xersis (fanatismo despiadado) ta definición . El psicoterapeuta interpreta la anamnesis e l l
y. ¡mago idolorum (imagen de ídolos) términos de psicogénesis, si es necesario con referencia a un
z. Zelus zelotypus (envidia celosa) sí-mismo "bueno" y "malo" (véase Gachnochi y Pratt). El exor-
cista medieval trataba de exorcizar al espíritu maligno: el a l-
~ste es el alfabeto que empleron Jacop Sprenger y Henrich ma estaba poseída, pero por debajo subsistía la persona nor-
Institoris en 1539, en su Malleus maleficarum, mejor conoci- mal. Podemos incluso ir más lej os: la relación entre el
do como Martillo de las brujas. 21 Chodoffy Lyons tienen ex- t erapeuta (sacerdote, m édico o psicoterapeuta) y el pacient e
traños predecesores ... no sólo determin 1 modo en que se ve la enfermedad, sino
3. Un tercer punto es histórico. Resulta notable que, a lo también la form a qu II tom. Para aclar ar esta idea basta
largo de la historia, la histeria se haya siempre manifestado echar un a mirada la v luci n del fenómeno. En pri.mer lu-
en relación con personas que ocupaban cargos altos. Los cam- gar, de sde el punto d vi t hi ·tóri.c . ¿han desaparecido t o-
bios en este sentido han sido convincentemente cartografia- dos los santos y pos íos? ' t nto n tanto se informa sobre
dos por Clavreul y Wajeman. 22 En general, esta función fue alguna aparici ón aisl d, r l bu nas y viejas epidemias
inicialmente asumida por el médico-sacerdote (Esculapio). de posesión sagrad y n j t n. ¿Ha desapare cido la dra-
Más tarde le correspondió exclusivamente al médico (Hipócra- máticagrande hystérie d h r . ¿D nde están los célebres
tes). En la Europa occidental, la cumplía el padre confesor, e vapores que abrumaron l i l pil o.d ? Y, más cerca de noso-
incluso el sacerdote como miembro de la Inquisición. Durante tros, los analistas cont mp r n t n comenzando a preo-
el período del clasicismo, el acento pasó al médico. Mucho cuparse por el hecho d qu n v n ntos síntomas de con-
más tarde, el lugar fue ocupado por el psiquiatra, encarnélcÍón versión como antes. En s ndo L l
del concepto de la neuropsiquiatría. Hoy en día tenemos al pequeña, Shoenberg h a d ro tr
psiquiatra-psicoterapeuta, que puede ser también un analis- naturaleza de los síntorn ro di'o
ta: el efecto diluyente del posfreudismo es tal que la idea. del carse según sea la actitud (m di
"eclecticismo" proporciona un bienvenido chaleco salvavidas. rapeuta. 25 Además,est 1- plj
Desde luego, esta evolución no es exclusiva: Lourdes conserva Veinte años después de u n ti i
aún su poder magnético y, según estimaciones de Israel y Felix Deutsch en los Est d nid
Shoenberg, la mitad de los histéricos son todavía tratados por quejó de pérdida de la u i 1
médicos generalistas. 23 "_ ferente que era prob bl m n t
Examinemos más atentamente estos tres puntos, en orden encima de todo insoroni . • 1
inverso, concentrándonos en la posición y la influencia de los tía ninguno de eso ¡; nt ,/
investigadores. Deutsch era uno d 1 tIro. Fr ud, y de inmediato sus
En cuanto al tercero de la serie, así como fueron cambian- lln I Li : e quejó de su infancia
do los mencionados cargos de alto nivel, también lo hizo el r, el 1 obsesiones de la madre
modo de considerar la histeria. Este hecho ha sido comentado n tip ción , secreciones vagi-
por varios autores. 24 Resumiendo con Shoenberg, podemos de- u h llegó a la conclusión de
cir que la relación específica entre el histérico y el terapeuta ri' más repulsivas que él ha-
determina la percepción específica de la histeria_ El médi,co
tratará de formular el diagnóstico en términos de patología fi- in ti l ,h mos pasado a nuestro se-

108 109
gundo punto:-el "juicio de valor" moral No somos nosotros los gestión de que la paciente está sana? Y ¿de dónde proviene la
primeros en observar que-la histeria parece haber evoluoiona- marea de teorías en cuya base se encuentra invariablemente
d? ju~to co~ la cultura. De los datos reunidos surge que la la histeria? Este último punto es muy interesante . No hay
hl~~ena prOQuce síntomas a tono con el contexto cultural y fa- ningún otro fenómeno que haya dado origen a tantas teorías
milIa:" Esto nos lleva a la idea de la histérica mala, hipócrita, diferentes . Desde luego, nos sentimos tentados a pensa~ con
que SImula los síntomas de un modo teatral y dra mático. En una condescendencia divertida en las antiguas teorías sobre
la época medieval terminaba en la hoguera o nimbada con la emigración de útero, los vapores, etcétera. Pero si echamos
una aureola: hoy en día sólo es señalada. Resulta s umamente una mirada a las teorías contemporáneas, encontramos una
interesante preguntarse por mandato de qui n 1 histérica gama no menos divergente de teorías, supuestos y enfoques
produce sus síntomas. Para montar un a hist ri necesitan terapé-uticos. Obsérvese al pasar que , al final de su carrera,
por lo menos dos personas, dice IsraeP7 Cada d m n da crene- Charcot dio un giro conceptual habitualmente pasado por al-
ra una oferta, y no hay razones para r es tringir ,t t esis '" al to y que , de hecho, obliteraba todas sus ideas anteriores; re-
ámbito de la economía. Charcot presenta b "su" hi ,t ricas a cordemos que fue .\una O. quien llamó "cura por la palabra"
un público atento. Bajo hipnosis, suscita ba toda 1 s ta pas al procedimiento de Breuer; que la división entre fu'! yo bueno
del gran ataque histérico, del modo precis n 1 é l 1 s ha- y un yo malo proviene de la misma Anna O.: que Justine, la
bía descrito. Además colgaba en la p a r ed un h rm s lito- paciente de J anet, alucinaba situaciones en las cuales le pe-
grafía en la que podía verse ... a Charcot con u. p i n t du- día consejo, se respondía ella misma y de tal modo rectificaba
rante. . una demostración. Blanch e Wi ttm nn, 1 p el nt e las sugestiones reale s de él; no menos importante es que
faVOrIta (una paciente externa, no ho pit li z da) h b h cho Emmy van N. haya sido quien introdujo a Freud en la asocia-
imprimir en sus tarjetas la leyend "PI' mi 1" paN nt d u ción libre. ¿Quiénes eran los sugestionables?29
proffesseur Charcot". ¿Quién estaba m tr rld It l' Ji (1 n s- Entre tanto, hemos vuelto a nuestro punto de partida: la
te caso?28 histeria no es sólo fuente de una amplia gama de teorías va-
"'Pero la histérica es muy suges ti on l . riadas, sino también la causa principal de su fracaso , precisa-
mos." Se supone que ésta es la explicación d f1 mente porque la histeria es inasible . Las teorías y las tera-
versidad de los síntomas histéricos. De un ro pias van y vienen, pero la histérica resiste a su hombre,
ferentes momentos de la historia, los di tinto respaldada por él... Michel Foucaultha demostrado que al fi-
habrían inducido por sugestión en sus pací nt nal de la época clásica, toda la conceptualización concerniente
patrones sintomáticos. Los exorcistas h a brí n a "la folie et la déraison" estaba completamente minada por lo
deres demoníacos" en sus mujeres crédulas, ( n¡ ~ h que más tarde se denominaría "les maladies nerveuses", es de-
podía suscitar el síntoma de la parálisis qu 1 gi( t' • Lv ¡ cir, la histeria y la hipocondría. 3o Foucault dice también que
parición contemporánea de una sintoma tol g 1 .1 esto dio un nuevo impulso a los juicios morales de valor.
vez fue múltiple demostraría sencillament 1 p . Una mirada más atenta permite descubrir otro hecho no-
imaginación de nuestros terapeutas. Desd t· table: no sólo hay muchas teorías diferentes, sino también
ta, la histérica no es la criatura hipócrita qu Di n 1\ i. una considerable discrepancia entre las teorías elaboradas co-
no, por el contrario, una criatura sugestionabl r U1 herentemente, por un lado, y por el otro la práctica concomi-
bil, sin personalidad propia. Por cierto, n u'nu v [' tante. vVajeman dice que ésta es la brecha entre "el médico
paciente. como científico" y "el médico como curador". Sea cual fuere el
Pero si todo puede reducirse a una cuesti d hipn ¡ , alcance de la teoría, en la mayoría de los casos el tratamiento
¿por qué el terapeuta no puede sencillam ute ' d 1 ir 1 L . desemboca en un código de conducta que se refiere tanto a l

110 111
terapeuta como a la paciente, e incluso más al terapeuta. se para alcanzar la aceptación social. La meta terapéutica (\
Veamos dos ejemplos. A mediados del ~iglo pasado, R. B. Car- la que ya hemos descrito, aunque con otro nombre: la identil
ter elaboró una teoría de la histeria en la cual ya estaba pre- cación con el yo del analista. Esto se puede incluso ver en (1 1
sente en esencia la posterior teoría freudiana, centrada en la Freud de cierto período. Su eficacia terapéutica alcanzó 11\
represión de los contenidos sexuales. Sin embargo, en el nú- mayor altura durante los años de incertidumbre y búsqueda,
cleo de su capítulo terapéutico sólo encontramos el "trata- y se redujo cuando él mismo se promovió a la posición dtl
miento moral", con una descripción exhaustiva del modo en "gran sabedor". Podemos añadir que la fuerza terapéutica de-
que debe comportarse el médico. "El médico -dice, por ejem- riva precisamente del continuo cuestionamiento del pr~p io
plo- se verá llamado a tener una confianza indeclinable en su método , de la propia teoría. De tal modo queda ilustrada, pe-
propia opinión profesional y actuar sobre la base de su fe: tie- ro no explicada, la eficacia clínico-terapéutica del Der Mu t
ne que expresarse con una determinación tal que demuestre '1-icht zu verstehen de Reik o del gardez-uous de comprendre de
la inutilidad de confrontar con él.. ."31 El resto del capítulo gi- Lacan . Parecería que existe una relación fundamental entre
ra en torno al desenmascaramiento de la paciente, al proceso ~a histeria y el saber.
de convencerla de que es transparente para el profesional, in- ¿Cuál es entonces la base del éxito o fracaso terapéutico, si
cluso a la idea de llegar al chantaje, amenazándola con hablar :lOS limitamos a est e "tratamiento moral", a estos códigos de
de ese desenmascaramiento a la familia. Wajeman se centra .:onducta? La base es el terapeuta que encama una autoridad
en Gilles de la Tourette, quien también se detiene en las cua- ~on cerniente al saber, encarnación de la cua l él mismo tiene
lidades que debe tener el médico para conquistar su "autori- que estar convencido en primer lugar, para convencer en se-
dad moral" con las pacientes: "Todos los esfuerzos del médico ;undo término a su paciente histérica: "Sólo con la sumisión
[ ... ] deben apuntar a convencer a la paciente de su competen- :::e la histérica el médico puede asumir toda la dimensión de
cia en estas cuestiones" (véase la nota 22). La autoridad mo- 3U poder". 33 Es esta convicci.ón la que determina el éxito o el
ral lograda de tal modo debía generar la identificación de la fracas o de la terapia, y en consecu en cia de la teoría. La diver-
paciente con el buen ejemplo del médico: una identificación ~dad de las teonas nos lleva de por sí a imaginar a quién se
con el ideal. ,,-plica "la inutilidad de confrontar" ...
Estos dos ejemplos son prefreudianos. El tercero proviene
de la posfreudiana psicología del yo. La discrepancia entre la
teoría y la práctica es igualmente obvia en este caso, aunque LA HISTERIA EN LA RELA 1 N SEXUAL
con una excepción importante. Para el médico del siglo XIX,
la teoría y la práctica estaban claramente separadas. En ma- En estas últimas páginas d nu tro es tudio ha ido emer-
teria de "tratamiento", él no vacilaba en tomar medidas dra- giendo, lenta pero seguram nt , ei rt hecho señalado a me-
conianas cuando eran necesarias. Para detener una epidemia nudo, pero pocas veces ex rnin d . La histeria se presenta
de histeria en un convento, Boerhaave reunió a todas las pa- predominantemente en el camp d t nsión entre el hombre y
cientes, les mostró instrumentos de hierro calentados al rojo, la mujer. El VÍnculo esenei 1 ntr 1 histeria y un cargo de
y explicó lacónicamente que "a la primera que tuviera un ata- alto nivel, socialmente imp t , eupado por un hombre ;
que se le cauterizaría la parte bajo de la columna". Todas se los juicios de valor moral, 1 .t r Iza militante, incluso bé-
curaron de imediato. 32 En el siglo XX, los hierros al rojo son lica, del tratamiento ( l lificar, pero desde la ex-
superfluos: la propia teoría ha ocupado su lugar. El terapeuta pansión de la democr el t rminos se han vuelto obsole-
no utiliza su marco teórico como instrumento, sino como un tüs y están prohibid); 'h que la transferencia no .
rgumento de autoridad al que la paciente tiene que adaptar- wlo haya sido d u i rt t ne urosis, sino incluso pro-

112 1
movida a la dignidad de instrumento terapéutico: todo esto ra. Pero, ¿qué pensar de los pacientes de Charcot en la Sal pe-
apunta en la misma dirección. Tuvimos un primer indicio con triere? Hombres y mujeres de los estratos socia les inferiores,
la expresión de Lacan "no hay relación sexual". Esperamos de los cuales podía decirse cualquier cosa, salvo que padecían
ilustrarlo más adelante. esa "'horrible melancolía del bienestar" .. . El último argumen-
Durante siglos, los hombres y las mujeres se han entrega- to que resta es desde luego la represión sexual e intelectual.
do a un juego entre sí. La histeria es una de sus variaciones, Se podría sostener que resulta especialmente anacrónico que
con la regla de que a ninguna de las partes se le permite reco- hoy en día en la sociedad occidental no hay ninguna razón de
nocer la subjetividad implícita o el placer asociado. No tiene queja al respecto. ¿La hay? No hay terapeuta que no haya oí-
que ver con la subjetividad en el sentido de lo que puede ex- do el lamento siguiente: "Ojalá no hubiera estudiado, ojalá
perimentarse a través de la introspección, sino como un dato hubiera seguido ignorante y analfabeto, porque entonces no
transindividual y como una parte del inconsciente. La expre- habría tenido todos estos problemas". Una época oportuna pa-
sión "el inconsciente como discurso del Otro" debe ser tomada ra que ascienda al escenario Rousseau , llevando de la mano
literalmente. El inconsciente se despliega en el individuo a al "buen salvaje".
través de una historia intersubjetiva, en la cual la encrucija- De modo que no importa mucho que se sea rico o pobre ,
da edípica es el rasgo central, precisamente debido a que es ¡:rabajador u ocioso, intelectualmente desarroll ado o no. ¿Y la
allí donde se determina la identidad sexual. Por esto hay que ralocracia represiva, el caballo de batalla de las feministas?
buscar el núcleo en la familia original, en la novela familiar. Las opiniones difieren considerablemente al respecto. Un
Entre una cierta cantidad de jugadores, pero también sobre grupo sostiene que, debido a la denominada revolución se-
sus cabezas, se monta un juego o, más correctamente, un tea- :mal, esta represión ha desaparecido casi por completo. Se
tro de sombras. Podemps denominarlo "el amo que desfallece" piensa encontrar una prueba en el hecho de que los síntomas
o "la esposa defraudada". histéricos contemporáneos son más bien vistos como expre-
En este punto, los críticos de la cultura podrían subir a la sión de agresión reprimida . En la opinión de este grupo, lo
tribuna y presentarJ#siguiente objeción: "¿Por qué limitarse que está demasiado reprimido es la pulsión agresiva. Enton-
a la familia,? Es bi 'cultura, la sociedad, la que está en falta . ces, ¿será necesaria también una revolución agresiva? Sin
Es allí donde la mujer es reprimida, dentro de los confines de continuar con esta línea de pensamiento, sólo deseamos ob-
una sociedad masculina falocrática. La familia es sólo un ex- servar que, para Freud, la manifestación de una pulsión está
ponente de esa situación. Todo está muy claro: la histeria al- siempre mezclada, debido a la fundamental Triebmischung:
canzó su pico precisamente durante el período victoriano, ex- la fusión de la pulsión agresiva (es decir, la pulsión de muer-
tremadamente represivo." No nos apresuremos. Es cierto que te) y la pulsión erótica (es decir, la pulsión de vida). Otros,
fines del siglo pasado las mujeres no tenían casi ninguna entre ellos Israel, tienen serias dudas sobre una revolución
portunidad de educación intelectual y sexual. Por cierto, las cuya meta es obliterar la diferencia entre el hombre y la mu-
amas de la alta burguesía padecían lo que Emmy von N. de- jer. 34 En esto reconocen la negación de la diferencia en sí, ya
nominó muy adecuadamente "la horrible melancolía del bie- que se trata de la diferencia especialmente fértil, en sentido
n tar" . Mimadas, saciadas y mantenidas en la ignorancia literal y figurado.
p us esposos, podían permitirse sus ataques histéricos . Se diría que las explicaciones culturales no explican mu-
d m s el consultorio médico era una salida para sus posibi- cho. Volvamos a la clínica. La histérica recurre a un hombr
1d frustradas de desarrollo. El hecho de que su principal que se supone que sabe: un sacerdote, un médico, un esp Cl •
nt era precisamente el médico incidía en la naturale- lista (psi). En síntesis, un maestro. La relación subsigui nt
ín t mas: parálisis, anestesias, parestesias, etcéte- se centra en la autoridad del saber; el conten.ido e ro Ir •

11 115
portante que su poder de persuasión, los antiguos egipcios lo guna circunstancia, ¿no es la prueba de que la falta existo?
habían comprendido perfectamente: para devolver el útero Éste es el núcleo de la histeria: el Otro, la falta y el deseo re
errante a su posición correcta, fundían bajo la vagina una es- sultante.
tatuilla de cera perfumada que representaba un ibis. No con- De tal modo podemos alzar el velo de la relación sexual ta l
taban sólo con el efecto del perfume agradable; el ibis era el como aparece en la histeria. En este contexto, las relacione:;
símbolo de Tot, uno de sus principales dioses. ¿Quién era Tot? sexuales deben entenderse como las relaciones de los dos se-
El dios masculino de la sabiduría, inventor de la escritura, xos . La hist érica está en busca de un cierto tipo de hombre,
guardián de los libros sagrados de enseñanza. La histérica en relación con el cual puede definirse como mujer. El hombre
medieval tenía que contentarse con prácticas terapéuticas parece falla r en su rol asignado cada vez que se atreve a asu-
mucho menos sutiles: "Atar debajo del ombligo una raíz de al- mir la posición de mae tro o amo. La consecuencia de esta im-
heña con forma de zanahoria, cocida y untada con grasa de potencia es que la hi t éri tam bién fracasa en significarse
lubricar ejes".:35 como mujer. Los signific nt qu ella ha recibido del especia-
Nuestros terapeutas contemporáneos no pueden recaer en lista no bastan para dar! un id nti d·ad sexual, de modo que
el mismo grado de autoridad que sus predecesores. La pacien- la relación se vuelve imp sibl .
te presenta sus síntomas , su queja. El médico los entiende co- Desde luego, nuestra "psic 1 giza ción" corriente y ubicua
mo signos que se refieren a algo, no a alguien, no a la perso- tiene una respue st a de eonfi cel n. niña, la histérica tuvo
na. Busca la enfermedad, pero no encuentra nada definido: un padre débil. Est e tra um continuo explica la búsqueda in-
"perturbaciones funcionales sin ninguna base orgánica obvia". terminable de hombres fu rt . Un vez que lo haya "com-
Sale de escena este maestro, e ingresa el siguiente. Un espe- prendido" como pa cien te n el ur d su t erapia, la búsque-
cialista "psi" interpreta los síntomas como consecuencias de da terminará, y ella est r " Uf d )l.Las ilusiones de un
un trauma infantil, una fijación oral, etcétera. Los síntomas cuento de hadas científico ...
son aún signos que remiten a alguna otra cosa y, según sea la
teoría, esta otra cosa puede ser casi cualquier cosa. Pero el te-
rapeuta también fracasa, a pesar de la teoría. Y si tiene éxito,
con frecuencia lo logra a pesar de la teoría, como si se tratara
de un milagro sin ningtipa predectibilidad teórica. No se gana
nada con poner nombres o rótulos. Ya nos hemos referido a
Adán como al primer nombrador. Pero, ¿no fue también Adán
quien recibió la manzana?
El saber del que se trata es un saber "objetivo". El sujeto
está excluido de antemano, en una complicidad tácita de te-
rapeuta y paciente. La teoría debe concentrarse en fenóme-
nos observables objetivamente, que remiten a ese saber: debe
concentrarse en un síndrome orgánica o psicológicamente de- r sultante constituyen el núcleo
terminado como traumático. Que esté involucrado el "sujeto" buscar se en la realidad, sino
de la paciente es algo ya difícil de imaginar, pero ¡el yo del Simbólico no provee un signifi-
terapeuta ... ! No es posible que el terapeuta tenga ninguna
falta, su código de conducta moral se encarga de ello. Ahora tro: "jenen prahistorischen
bien, el hecho de que no deba presentar ninguna falta en nin- r n, d n kein spaterer mehr erreicht", "el

116 117
Otro prehistórico inohridable, nunca igualado por cualquiera compartieron el mismo destino, y un reemplazo semejante le
que venga después".36 . - está prometido al psicoanálisis. -
La mayolia de los posfreudianos pierden de vista este últi- A medio síglo de distancia, debemos preguntarnos si el psi-
mo matiz sutil. Se ha oído sobre todo el llamado de la histéri- coanálisis es un ' fenómeno análogamente efímero": como esas
ca a un maestro dominante, de modo que hordas de terapeu- anteriores encarnaciones del discurso del amo, el enésimo tro-
tas se lanzaron a probar suerte asumiendo esa posición. En feo de caza en la pared de la histérica, o la enésima lápida de
los peores casos, la falta de comprensión de la teoría se com- su mausoleo. La degradación de la teoría y la práctica psicoa-
pensó con una túnica india, una copiosa barba y una profun- nalíticas descrita en este capítulo no hace más que confirmar-
da voz de bajo; en los mejores casos, con una referencia monó- lo. Un mal presagio es que, desde este enfoque, la histeria
tona al maestro primordial: "Freud dijo ... " El discurso tiende a "desaparecer". En la transición de la religión a la me-
analítico no fue siquiera reemplazado por el del amo, sino por dicina, desaparecieron las poseídas. En la Edad de Oro de la
el más pobre discurso de la universidad. Desarrollaremos es- neuropatología, el gran ataque histériw estaba en ~o das par-
te punto más adelante. tes, su paradigma era la epilepsia. En un lapso :L.J.uy breve
Mientras tanto, el amo primordial fue finalmente comple- quedó obliterado y reemplazado por síntomas más -psicológi-
mentado con un segundo amo. Después de la muerte de La- cos", cuando la estrella del psicoanálisis estaba en 8,scenso. Il-
can, el psicoanálisis oficial pareció descubrir de pronto su im- sa Veith confirma estos y otros cambios (salvo el úh:imo) en su
portancia. Ésta es en sí una perfecta ilustración de la teoría historia de la histeria. En doscientas setenta páginas . ella nos
que ya hemos confirmadocon Freud: sólo se supone que sabe proporciona un encantador y bien documentado Elato, qu e
el amo muerto. Por cierto, hoy en día no es muy difícil encon- nos permite llegar a la conclusión de que el saber soore la his-
trar en los periódicos de la IPA artículos que citan profusa - teria se ha perdido en gran medida. Sin embargo, el final del
mente a La~an. Pero la mayoría de esas citas me recuerdan libro enfría un tanto nuestro entusiasmo por la calidad de la
el pavo de navidad recalentado el 2 de enero, remojado en la obra, transformándola a su vez en una ilustración de esta
salsa de la noche de Año Nuevo. En otras palabras: a la obra pérdida del saber: en el epílogo, que ocupa sólo una página y
de Lacan la aguarda el mismo destino trágico que padeció la media, la autora nos dice que la histeria ha prácticamente de-
de Freud. Jacques-Alain Miller observó en 1980 que muchas saparecido en estos días (1965), gracias a la influencia profi-
personas no comprenden que la obra de Lacan es una enti- láctica de la comprensión psicoanalítica, que ha pa5ado a for-
dad compleja, dinámica, de la cual resulta imposible des- mar parte del conocimiento cultural general.. . En la edición
prender los mejores fragmentos sin llegar a conclusiones gro-
de 1984 del International Journal oi Psychoanalysis podemos
tescas. 37 leer: "Hoy en día encaramos la cuestión de la existencia o ine-
Esto no impide que la histérica consulte al analista. En su xistencia de la histeria".38
búsqueda de un significante que signifique a La Mujer, no
Se supone que la histeria está desapareciendo. Gna mira-
sorprende que golpee la puerta del supuesto especialista en da a la histérica, inspirada en Foucault, sugiere más bien lo
cuestiones sexuales. La vulgarización del saber analítico es
contrario; la histeria no está desapareciendo, sólo cambia de
tal, que su primera queja suele ser "Doctor, tengo un proble- apariencia y, en caso necesario, de partenaire.
ma edípico ... "
En primer lugar, en lo que concierne al cambio de asp eto,
En la Edad Media, imbuida como lo estaba de ideas reli-
la historia está siempre un paso adelante respecto del am n
gios s, la histérica anunció la Reforma. Un par de siglos des-
el desarrollo de su saber. El amo busca síntoma s d co V 1'"
pu puso en ridículo a los médicos de la escuela cientí?ca y sión y frigidez, pero se le presenta algo nuevo, inesp 'n.do y
tl 1 modo inaugu ró la neuropatología. Charcot y Babmsky por lo tanto desconocido: el paciente borderlin y, rn nU•

18
1
neral, los "trastornos de la personalidad". Volvemos a poner ro, Freud inauguró el discurso del analista. Para poner esLn
nombres a la manera de Adán, loque difícilmente baste para cuestión en nuestro foco, debemos entrar en la diferenciacióll
cubrir la falta de comprensión. Esta falta actúa incluso-re- estructural de los cuatro discursos lacanianos.
troactivamente: Anna O. no habría sido una histérica, en ab-
soluto, sino una psicótica severa. 39 El resto de las pacientes
de los Estudios habrían sido por lo menos casos de patología NOTAS
borderline. Según Miller, este concepto nosológico híbrido no
es más que la manifestación reciente de la histeria. E incluso 1. La liter atura al res pecto es más que abundante. f:.. continua-
en este caso, el cambio de guardia ya había sido anunciado. ción citamos una mu estr a re presentativa, tomada de los principales
No sin humor, J . Quackelbeen habla de la "histeria lacania- periódicos.
na" como la forma más reciente, refiriéndose a un paciente Head, "An a ddress on the Diagnosis of H ysteria", Brítish JfedicaL
suyo que ampliaba la diferencia trazada por Lacan entre el Journal , 1922, 1, págs. 827-829.
Ri ese , "Wandlungen in den Erschein u rigsformen der Hysterie",
placer y goce con cinco sutiles distinciones adicionales. 4o Co-
Die Med izinische Welt, 1927, 1, págs. 1160-1161.
mo consecuencia de un cambio médico-cultural, el paradigma Codet, "Le probleme actu el .de l'hystérie", Euolu tion Ps)'ch iatri -
epiléptico fue reemplazado por el esquizofrénico. Esto tuvo que, 1935 (2), págs . 3-44_
efectos desastrosos para los pacientes ("la psiquiatrización y Cenac, "L'hystérie en 1935 ", Evolution Psychiatrique, 1935 (4),
la farmacologización), lo cual a su vez generó el movimiento págs. 25-32.
antipsiquiátrico de la década de 1960. Finalmente, se convir- Nyssen, "Le probleme de la constitution et du caractere hystér i-
tió en el principal impulso para el desarrollo de nuevas for- que" , Acta NeuroL Psych. Belg., 1984, 48, págs . 47-56.
mas de psicoterapia. Ajuriaguerra, "Le probleme de l'hystéri e", L 'Encéphale, 195 1, I,
Todo esto produjo un cambio de partenaire. Mientras la págs. 50-87.
2. Freud, "Charcot" (1893D, S.E. 3, pág. 22.
psicología del yo se convertía cada vez más en un "tropiezo del
3. Slater, "Hysteria 311", Journal of Mental S cience , 1961,448,
yo", la histérica se volvió hacia maestros alternativos. Por págs. 359-381. Slater, "Diagnosis of Hyst elia", British Medical Jour-
cierto, la naturaleza alternativa de los descubrimientos de nal, 1965, I, págs. 1395-1399_ Slater , <CA follow-up ofpatients diagno-
Freud quedó oculta durante mucho tiempo detrás de los diplo- .sed as suffering from «hysteria»", J . Psyc.hosom. Res., 1965, 9, págs.
mas enmarcados y exhibidos en las salas de espera. Israel ex- 9-13. La conclusión citada puede enco ntr rse en el segundo articulo,
plica la popularidad de las sectas, los cultos, las iniciaciones y ¡
. ! en la pág. 1399 .
otras prácticas marginales por el hecho de que están del otro 4. Whitlock, "The Aetiology of 1 Y tri", Psychiat. Scand., 1967 ,
lado de la ciencia establecida; significa que la histérica espera 43, págs. 144-162. Se puede encontrar la cita en la pág. 148.
hallar allí una respuesta a su pregunta, ya que la cie;cia es- 5. Gachnochi y P ratt, "L'hyst riqu I'Mpital psychiatrique",
tablecida la ha rechazado. Como parte y cómplice de ese esta- Perspetiues Psychiatriques , 1973, 44, P g . 17-27.
6. Perley y Guze, "Hyst ri : th St bility and Usefulness of Clíni-
blishment, el analista desaparece de su campo de interés.
cal Criteria", New. E ng. J . lvf, d., 1 2, 266, págs. 421-426.
Hasta ahora hemos considerado sólo el psicoanálisis del 7. Lewis, "Survivanc d l'hy ri ", Evolution Psychiatrique ,
primer período de Freud. Deliberadamente nos hemos im- 1966,31,pág.159-165.
puesto esta limitación, porque en el período posfreudiano el 8. Chodoff, "A re-examlnution f om aspects of conversion hys-
psicoanálisis oficial no es más que una versión diluida de ese teria", Amer. J . Psychiatry, 4, 17, p g. 75. Satow, "Where has all
primer período. Ésta es la versión que puede considerarse efí- fue hysteria gone?", Th P.9Y ho llCI.lytic Review, 1979, 4, pág. 469.
mera. Pero hay algo más; en 1914 se produjo un giro cuya im- 9. DS M -IJI, Manu ¿ tCtgM tiq ue et Statistique des Troubles
portancia aún no se ha comprendido plenamente. Con ese gi- }[entau.."C, París, M n, 1 8. ,p gs. 1-535 .

120 121
10. Chodoff y Lyons, "Hysteria, tbe hysterical personality and 25. Shoenberg, ob. cit., págs. 513-515.
hysterical conversion~, Amer. J. Psychiatry , 1958, 114, págs. 734- 26. Deutsch, "Apostille au «Fragment de l'analyse d'un cas d'hys-
740. rérie" de Freud", Revue Pranr;aise de Psychanalyse, 1973, 3, págs.
11. Trillat, "Regards sur l'hystérie", Evolution Psychiatrique, -407-418.
1970, 19 (2), págs . 353-364. . . 27. Israel, ob. cit. pág. 116.
12. Lazare, Klerman y Armor, "Oral, obsessive and hysterical 28. Major, Rever l'autre, París, Aubier Montaigne, 1977, pág. 20.
personality patterns", Archives of General Psychiatry, 1966, 14, 29. Sobre Charcot, véase P. Pichot, "Histoire des idées sur l'hys-
págs. 624-630. :érie", Confrontatíons Psychiatriques , 1968, t . 1, págs. 9-28 . Sobre
13. Zetzel, "The so-called good hysteric", Internatíonal Journal of _-mna O., véase Freud y Breuer, Studies on Hysteria (1895d), S.E. 2,
PsychoanaZysis, 1968,49, págs. 256-260. págs. 21 y 46. Sobre Justine, véase Ellenberger, The Discouery of
14. Kernberg, "Borderline personality organisation", Journal of ~,i¡ e Unconscious , Nueva York, Basic Books , 1975, pág. 369. Sobre
the American Psychoanalytic Association, 1967, 15, pág. 641-685. 2mmy von N ., véase Freud, S tud ies on Hys teria (1895d), S .E. 2,
15. Easser y Lesser, "Hysterical personality: a re-evaluaríon", ?ág.63.
Psychoanalytic Quarterly, 1965, 34, págs. 390-405. 30. Foucault, Histoire de la folie, París , Gallimard, 1972, pág.
16. Sugarman, "The infantile personality: orality in the hysteric '270.
r evisited", International Journal of Psychoanalysis, 1979, 60, págs. 31. Carter, On the Pathology and Treatment of Hysteria , Londres,
501-513. Churchill, 1853 , pág. llO.
17. Maleval y Champanier, "Pour une réhabilitation de la folie 32. Hollender, "Conversion hysteria, a post-Freudian reinterpre-
hystérique", Annales ¡\-'fédico-psychologiques , 1977, 2, págs. 229-272 . ¡a tion of 19th Century Psychosocial Data", A rchú'es of Genera l Psy·
Maleval, Polies hystériques et psychoses dissociatíves , París, Payot, t'h iatry, 1972, 26, pág. 314.
1981. Una excelente reseña de la histolia de este concepto puede en- 33. Wajeman, que cita a Gilles de la T ourette , ob. cit., pág. 48.
contrarse en Libbrecht, Hysterical psychosis, a historical survey , 34. Israel, "La victirne de l'hystérique", E uolution Psychiatrique ,
Londres, Transaction publishers, 1995. 1968, 31,págs. 517-546.
18. Clavreul, L'ordre médical , París, Seuil, 1978, pág. 206. 35. Veith, Hysteria, the Hi story of a Disease, Londres , Phoenix
19. Lacan, Le Séminaire, Livre XI, Les Quatre Concepts Ponda- Books, 1970, págs: 6 y 98-99.
menta ux de la Psychanalyse (1964), París, Seuil, 1973, pág. 9. 36. Freud, S.E. 1, carta 52, pág. 239 .
20. Chodoff y Lyons, ob. cit., pág. 735. 37. Miller, "D'un autre Lacan, Intervention a la lre rencontre in-
21. Dresen-Coenders, Het verbond tussen heks en duivel, Baarn, rernationale du champ freudien", Caracas, 1980, Ornicar?, primave-
mbo, 1983, pág. 26. Freud también señaló la relación entre la bru- ra de 1984, 28, págs. 49-57.
ría y la histeria, así como la importancia del Malleus maleficarum. 38. Miller, "Liminaire", Omicar?, otoño de 1984, 30, págs. 5-6.
ase Freud, S.E. 1, cartas 56 y 57, págs. 242 y 244. Clavreul, ob. 39. Bram, "The gift of Anna O.", British Joumal of Medical Psy -
tit. c-hology, 1965,38, págs. 53-58. Esta reescritura de la historia del psi-
22. Wajeman, ~La médicalisation de l'hystérie", Omicar? Analyti- roanálisis me recuerda a Orwell. La psiquiatría contemporánea tie-
I (t , 1, s.f. , págs. 38-55. ne un serio problema con algunos pacientes: trastornos límite,
2 . Israel, Hysterie, sekse en de geneesheer. LeuvenlAmersfoort, :,squizofrenia, neurosis narcisista, psicosis histérica .. . Hay una exce-
• 0 , 1984. Shoenberg, "The Symptom as stigma or communication lente reseña de esta conclusión en Van Hoorde, "De hysterische psy-
I1 hy t na", International Journal of Psychoanalytíc Psychotherapy , mose, nosologische struikelsteen en eerherstel?", Psychoanalytische
1117 , , pág. 507-516. Perspektievien, 1984, 6.
!!l ll, L z re, 'The hysterical character in psychoanalytic theory", 40. Miller, "Liminaire", Ornicar?, verano de 1984, 29, págs. 5-6 .
1/1 ,1/1 11 ot' G neral Psychiatry, 1971, 25, págs. 131-137. Pouillon, Quackelbeen, "Naar een vernieuwde visie op de hysterie", Psychoa·
' 1Ir 11 1I 1\ U P ti nt: same andlor otber? (Ethnological remarks)", ;¡alytische Perspectieven, 1984, 6, pág. 25 .
/'11" l ' rlw rw. t tic S tudy of Society, 1972, 5, págs. 9-32. Shoenberg,
1111 I 1,.

12
7, LACAN y EL DISCURSO DE LA HISTÉRICA

LA TEORÍA DE (8 URSOS

Respecto de la hist ri a. , 1
ofrecer una masa confu d
momento era introducir

i rto: esa particular


indo del campo de inte-
i
uclianos, los parafreudia-
I
l'
1
-p freudiano, Lacan se
posición de una parte
¡ i
d · r tres pasos: en primer
nt dor, a saber, que la posi-
ji
p .m. l' p dodo puede considerar-
tr 1 u tilidad del concepto
grupar a la mayoría de
m nt , n las próximas décadas,
llos se remiten constante-

II tI c't r preguntará por qué no segui-

125
mos un orden cronológico. ¿Por qué -los presentamos a los pos-
freudianos y a Lacan entre Freud 1 y Freud Ir? Hay varias ra- y el formalismo lacanianos. El resto de los posfreudianos se
zones. Ya hemos mencionado la primera. La mayoría de las quedaron detrás de Freud, descendiendo a menudo al m vel de ,-1

referencias a la histeria después de Freud se han limitado a los prefreudianos.


sus primeras teorías, aunque adornadas con conceptos yob- Es obvio que- Freud fue fundamentalmente innova~or y
servaciones del período posterior. Los posfreudiano s pueden por propia iniciativa generó el giro hacia un nuevo paradigma
entenderse fácilmente con referencia a Freud 1, e incluso a los en el estudio de la humanidad. Fue tan fundamentalmente
prefreudianos . Otra razón es nuestra convicción d qu e el me- innovador que parece casi imposible ir más allá de él. Esto
jor modo de entender a Freud II consiste en seguir 1 camino plantea de inmediato un interrogante acerca de los logros de
abierto por Lacan. Por cierto, La can h a exphcit d o 19unos la teoría lacaniana.
conceptos implícitos en Freud, sin los cua les st S gunda Para apreciarlos, tenemos que considerar la dificultad. ra-
teoría resultaría incomprensible. Los dos conc pt m im- dical del estudio psicológico del hombre. En un enfoque CIen-
portantes con respecto a la histeria son "goc "y "pI c r"; el tífico clásico se parte de la observación y la d escripci?n, ~, a
último está en oposición al primero. Esto se d b sobr todo a continuación se avanza hacia la clasificación o categonzaclOn
la crucial confusión posfreudiana respecto d e 1 hi t ri . Ya v la o-eneralización. Éste era el enfoque de la psicología y la
hemos señado que, desde 1920, el interrogant d s1 ~siq~iatría prefreudianas y posfreudianas. Pas~r de la obser-
histeria no fue tanto respondido como h ech o . La vación de un individuo a una categoría generalIzada resulta-
teoría lacaniana de los cuatro discursos n os pr ba muy frustrante. Quienquiera que haya recibido una forma-
solución estructural en consonancia con las id p ción e~ psicodiagnóstico, que es el primer paso en este tipo de
de Freud. Pues t o que estas ideas son preci am nt 1 enfoque· científico, sabe exactamente, en qué consi~ ~e esta
han sido olvidadas, a través de ellas nos famili riz l' m frustración. Por medio de la observaclOn y las entrevlt>tas, el
un Freud relativamente desconocido . En 1 ú ltim p \r'L clínico obtiene una muestra de algunas características del pa-
libro nos concentraremos en ese Freud. ciente individual, que a continuación debe comparar con las
características enunciadas en un manual de psiquiatría. Ten-
Hacia un nueuo diagnóstico : el discurso drían que concordar, pero, por supuesto, nunca concuerdan.
La solución del enfoque clásico consiste siempre en ur:-a :~­
A fines de la década de 1960 y principios d riante sobre el mismo tema, que involucra una diferencIaclOn
intelectuales hablaban del estructuralism o y 1 . l' \J r _ entre características primarías y secundarias: por ej~mplo ,
listas; Foucault, Lacan y Barthes eran sus estr 11 ., 1.1 h( 'h las características primarias y secundarias de la esqUlz~fre­
de que los tres negaban ser estructuralistas n r idt l'f bu nia La más reciente solución a este problema aparece eJem-
importante, y sólo agregaba a la discusión un d( pi- plificada en el DSM-IIIR, donde se le deja .al ~rofesion~l un
mienta y frivolidad parisiense. elemento de elección. Un paciente es denommado borderh~e o
En cuanto a Lacan, resulta más bien difícil r "límite" si presenta por lo menos cinco síntomas de una lIsta
pregunta de si era o no era estructuralista . D sd de ocho.. . .
depende de la definición que uno suscriba. P ro h y 1 Lo interesante de este fracaso es que su núcleo conSIste en
ro: Freud no era estructuralista, y si Lacan fu 1 ún ' la tensión entre la realidad clínica y la conceptualización, una
freudiano que elevó la teoría psicoanalítica un niv 1 el tensión que siempre reaparece, de una u otra m~~era. "Lac a~
to y más alto, esta Aufhebung, esta super ación n I :; la ha resumido en uno de sus enunciados paradoJIcoS:. el PSI-
de Hegel, está totalmente relacionada con el a tru t l' 11 rn o coanálisis es la ciencia de lo particular". Una de las mnova-
ciones de Freud fue su solución a este problema. En lugar d

126
127
construir su propio sistema de categorías en el cual cada pa- un importante avance irruptivo. Mientras que Freud pasó del
ciente tendría que encontrar un lugar-adecuado, y después paciente individual a los mitos subvacentes Lacan avanzó
tratar de convencer al mundo de que su sistema -y solamente desde esos mitos hasta las estructu~as form~les que los go-
su sistema- era el que resultaba útil, optó por un abordaje to- biernan. En este sentido, la más importante de las estructu-
talmente distinto. Escuchaba a todos los pacientes y de cada ras la canianas es la teoría de los cuatro discursos.3
historial resultaba una categoría en la cual entraba un uno y Las ventajas de estas estructuras formales son obvias. En
único individuo. En sus Estudios sobre la histeria ya había primer lugar , hay una ganancia enorme en el nivel de abs-
observado que la histeria no existe como categoría separada, tracción . Lo mismo que en álg~bra , casi t odo puede represeno
y que la realidad clínica siempre r evelaba combinaciones de tarse con esas "letritas", la a , la S y la A, y las relaciones en-
diferentes tipos de neurosis, cuya forma pura sólo se encon- tre e11as .4 Precisamente este nivel de a bstracción es lo que
traba en la psicología de manua1. 1 El resultado paradójico de n p r mite insertar a los objet os individuales en el mar co
est e enfoque freudiano , que privilegiaba al individuo, e inclu- princip al. En segundo término , como estas estructura s forma-
so los síntomas individuales de un p aciente individual, fue l s c recen totalmente de carn.e y hueso, reducen la posibili-
que sólo Freud logró elaborar una teoría general de la psique d d de psicologización. Si uno compara el padre primordial
hum a l1a. Este método no es en absoluto secreto . Para dar el fl' ¡diano con el Si lacaniano) a dvie rte que la diferencia es
paso desde la realidad clínica individual hasta una concep- muy cla ra: en el primer caso, vemos ante noso tros un aorila
tualización general, Freud empleaba una teoría de confección nv j cido, desenfrenado ent:re su s h embras . En ca mbio, '" si
o poco menos. Por cierto, el núcleo de la t eoría freudiana se cribimos Si, resulta muy difícil im agin a r a ese mono .. . y
basaba en mitos y relatos clásicos: la tragedia de Edipo y la precisamente est o abre la posibilida d de otras interpretacio-
historia de Narciso son los ejemplos más famosos. En el últi- n s d st~ m uy importante fUnción .
mo volumen de la Standard Edition encontramos diez pági- E to nos lleva a la tercera ventaj a: estas estructura s nos
nas llenas de referencias a obras de arte plástico y literatura. p rm ' t n timonear la práctica clínica de un modo muy efi-
y Freud fue aún más lejos con esta 5Dlución, inventando él 'i nt . Por cierto, representa una diferencia enorme que utili-
mismo un mito cuando no encontraba alguno adecuado: por m 1 discurso del amo o el ele la histérica en una situación
ejemplo, el padre primordial de Tótem y tabú. ; 1 s fórmulas respectivas hacen posible predecir el efec-
Este enfoque freudiano generó una importante irrupción y n elección particular. '
un nUevo paradigma. No obstante, presentaba un par de se- r u puesto, este sistema tiene t ambién una desventaja.
rias desventajas . El método sólo resultaba útil si el relato era mp r do con los mitos freudiano s y la s historias tradicio-
lo suficientemente vago. En cuanto uno estudia el mito en su no1 1 s estructuras algebraicas lacanianas parecen aburri-
partiCularidad, se convierte en parte de esa ciencia de lo par- d . N ti nen carnalidad, car cen por completo del atractivo
ticula:r.-. El propio Edipo tenía su propia versión del complejo d l'd n imaginario tan presente en aquellos relatos. Éste es
de Edipo .. . Una segunda y más importante desventaja tenía I p io que hay que pagar.
que ver con el contenido de esos mitos, específicamente con la L rit rios diagnósticos b sados en es te modo de pensar
posibilidad que se lo psicologizara y se le atribuyera una rea- mpl tamente nuevos . L s diferencias fundamentales
lidad ~ustancial. Esto es lo que sucedió con la teoría junguia- r p t d 1 psicodiagnóstico 1 sico pueden resumirse como
na Y Posjunguiana. Sin ir más lejos, una cita de Lacan basta igu. rimero, una estructura lingüística proporciona el pun-
para Señalar la trampa: "autenticar lo Imaginario es hacer t d P rtida. Segu.'1do, el otro r cibe un lugar muy prominen-
ntral' en la antecámara de la locura".~ t en 1 di gnóstico . Tercero, 1 núcleo del sistema tiene que
. o st a luz debemos considerar la teoría lacaniana como ver con 1 goce, aunque de un :modo muy extraño: cada discur-

128 129
i

. (
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so es un método específico de evitar el goce, de erigir una pro- discurso, tal como fue acuñado por Michel Foucault en di-
tección contra él y de mantener intacto el deseo. En última ciembre de 1970, en su conferencia inaugural en-el College de
instancia, todos los discursos ofrecen una respuesta al inte- France. Para Foucault hay una relación especial entre el dis-
rrogante que ocupó la mente de Lacan desde el principio: curso y el poder. El efecto de un discurso se hace sentir impo- "
¿quién está hablando, cuál es la p05ición del sujeto en el len- niendo sus significantes a otro discurso. Por ejemplo, durante
. ?
guaje. la Guerra del Golfo los bombardeos se describieron como "me- i'
Como teoría, los discursos representan el pináculo del pen- didas quirúgicas tomadas con precisión quirúrgica"; esta me- ('
1I
samiento lacaniano sobre la identidad psíquica. Señalan tam- táfora expresaba el poder del discurso médico, en cuanto era 1,
bién una ruptura con los neofreudianos y con el propio Freud. ,)
utilizada fuera de su campo propio de aplicación. En tal senti-
Ailtes, la psique era concebida como una esencia sustancial do, el análisis del discurso es un instrumento muy útil para la
1,
profundamente enterrada "en algún lado" (el sÍ-mismo inte- investigación histórica de la evolución del poder, que era pre-
rior de una personalidad), y el inconsciente como el depósito cisamente lo que Foucault quería hacer.
de todos los deseos que constituían el sótano de ese sí-mismo La teoría lacaniana del discurso no tiene nada que ver con
interior. Para Lacan, este sótano, lo mismo que toda la casa, estas otras teorías. Puede incluso decirse que el punto de vis-
está vacío. Todo sucede en la calle. La identidad está siempre ta lacaniano se opone radicalmente a la teoría de la comuni-
afuera, con el Otro o, más precisamente, en la relación parti- cación como tal. porque parte del supuesto de que la comuni-
cular con ese Otro . Tal es el sentido de algunos enunciados cé- cación siempre fra casa y, además, tiene que ser un fracaso,
lebres y cuestionados, como "el inconsciente es el discurso del razón por la cual seguimos hablando. Si pudiéramos enten-
Otro", o "el deseo es el deseo del Otro". Esta visión es tan nue- dernos permaneceríamos en silencio, y la communio perfecta, 1
va que ni siquiera a los círculos lacanianos les ha resultado soñada, se produciría en el ámbito de un a decuado silencio y 1 1,1
fácil penetrar en ella. Es probable que la tentación de pensar con los ojos cerrados . Afortunadamente las personas no se
"soy un dios en mis pensamientos más profundos" sea dema- comprenden , de modo que tienen que hablarse. Los cuatro
s iado fuerte . La teoría del discurso es una formalización del discursos trazan algunas líneas a lo largo de las cuales puede
nuevo modo de ver. producirse esta imposibilidad de comunicación. Es allí donde

iscurso y comunicación: posiciones y disyunciones

El discurso evoca de modo natural la idea de comunica-


se presenta la diferencia con la teoría de Foucault. En su teo-
ría del discurso, Michel Foucault trabaja con el material con-
creto del significante , poniendo el acento en el contenido del
discurso. Lacan, por el contrario, va más allá del contenido y
¡
i
ción, que ha ocupado el centro de la atención durante los últi- enfatiza las relaciones formales que cada discurso establece
Inos veinte años en muchos camp05 diferentes, desde las rela- en el acto de habla: "como la estructura necesaria de algo que
Iones humanas hasta la genética, pasando por la electrónica. excede en gran medida a la palabra siempre más o menos ca-
Uno. meta unificadora caracteriza a estas denominadas teo- sual [ ... ] consiste en relaciones fundamentales que no ten-
I'f,ltl de la comunicación: ellas aspiran a llevar la comunica- drían literalmente existencia sin el lenguaje". Esto implica
1'11~ n o. UD nivel de perfección que elimine cualquier tipo de que la teoría lacaniana del discurso debe entenderse en pri-
I~ I IIl lto", de modo que el mensaje pueda fluir libremente entre mer lugar como un sistema formal, independiente de cual-
1I1'lll, loor y el receptor. El mito básico que gobierna estas teo- quier palabra hablada como tal. El discurso existe antes de
1fil M1111 oLideal de la comunicación perfecta sin ningún impe- que se pronuncie cualquier palabra concreta y, más aún, el
11111 1111 11,1) • discurso determina el acto de habla concreto. Esta determina-
Hlr1 I,11 1don no tiene nada que ver con el concepto general del ción refleja un supuesto lacaniano básico , a saber: que cada

130 131
- - -- - - - - - -

discurso ~ncarna una relación fundamental, de la cual resul- Por cierto, Freud había demostrado que el hombre que habla
ta un particular vínculo social. Puesto que hay cuatro discur- es impulsado por una verdad, aunque él mismo la: desconozca.
sos habrá también cuatro diferentes vínculos sociales. Esta posición de la verdad funciona como motor y punto de
Es importante advertir que, por empezar, todos los discur- partida de todos los discursos .
sos están vacíos. No son más que recipientes vacíos con una
forma particular que determinará el contenido que se deposi- agente ---.. otro
te en ellos, y por lo tanto pueden contener casi cualquier cosa.

t ~
En cuanto uno reduce un discurso a una interpretación, toda
la teoría imolosiona y volvemos a la ciencia de lo particular.
Como recipi~nte, cada discurso tiene cuatro compartimiento.s \'erdad II producción
diferentes en los que se pueden poner cosas. Estos compartl-
mientas se denominan posiciones, y las cosas que ubicamos en La posición de la verdad e 1 "primer móvil" aristotélico,
ellos son términos. que afecta a toda la estructura del discurso. Su primera con-
Hay cuatro posiciones diferentes, que mantienen una rela- secuencia es que el agente sólo e g nt e en apariencia. El yo
ción fija entre sí. La primera posición es obvia: un discurso se no habla, es hablado. La observaci n del proceso de la asocia-
inicia con alguien que habla, al que Lacan llama agente. ción libre lleva a esta conclusión, p ro incluso el habla co-
Quien habla se dirige a alguien, que ocupa la segunda posi- rriente atestigua el hecho. Cuando hablo no sé lo que vaya
ción denominada otro. Desde luego, estas dos posiciones no decir, a menos que lo haya aprendid o de memoria o esté le-
repr'e sentan más que la 'expresión consciente de un acto de yendo. En todos los otros casos, no h blo tan to como soy ha-
habla, y en tal sentido constituyen el núcleo de toda teoría de blado, con palabras impulsadas por un deseo, con o sin mi
la comunicación: acuerdo consciente. Es una cuestión d observaci ón s imple,
pero hiere profundamente el n arcisismo del ser humano, por
agente ~ otro lo cual Freud la consideró la t ercera de las grandes humilla-
ciones narcisistas de la humanidad. ÉI lo expresó muy conci-
Dentro de esta relación mínima entre emisor y receptor, samente: "dass das ¡eh kein Herr sei ir~ seinem eigenen Hau-
entre el agente y el otro , se apunta a un cierto efecto. El re- se", "el yo no es amo en su propia casa".5 El equivalente
sultado del discurso se hace visible en este efecto, y lleva a la lacaniano de esta fórmul a fr udi na es: "le signifiant, c'est ce
posición siguiente, denominada producción. qui represénte le sujet pour un autre sig nifiant", "el significan-
te es lo que representa al s uj t para otro significante". 6 Con
agente ~ otro e~te cambio de énfasis (pu to qu no es el sujeto sino el sig-
mficante el que lige en 1 fin.i in), Lacan define al sujeto
como efecto pasivo de la d n ignificante, y no por cierto
como amo de ella. El g nt del discurso es sólo un falso
producción agente, "un semblant ", un ntid d fic ticia. La verdadera
fuerza impulsora es t d b ' , n 1 posición de la verdad.
Hasta este punto est~os aún en el marco de la teoría de Una segund e ns 'u nci d 1 introducción de esta fuer-
la comunicación clásica. Sólo la cuarta posición introduce el za impulsora s qu qui br 1 s cuencia comunicativa del
punto de vista psicoanalítico. En realidad se trata de la ver- discurso. Csi p dl amo ntirnos tentados a esperar una se-
dadera primera posición, a saber: la posición de la verdad. cuencia 1 gi n 'rtud d 1 cu al el agente traduzca la ver-

132 133
dad en ~n mensaje dirigido al otro y generador de una produc- mo esta verdad no puede ser totalmente verbalizada, el agen-
ción que, en un movimiento de retroaliment~ción, vuelve al te no puede transmitir por completo su deseo al otro; de allí
emisor. No se trata de esto. En lateoría lacamana no hay una que la com~nicación perfecta con palabras sea lógicamente
verdad que pueda ponerse completamente en palabras ; por el imposible. Esta es la explicación lacaniana de lás conocidas
contrario la naturaleza exacta de la verdad es tal que resulta dificultades de la comunicación. Sin embargo, esta disyunción
imposibl~ ponerla en palabras. En lo Real hay siempre ~l~n de imposibilidad va más lejos. Lo que Lacan expresa con ella
elemento que no puede -ser verbalizado . A esta caractenst~ca es nada menos que el célebre "no hay relación sexual", la ine-
Lacan la denomina "le mi-dire de la uérité", "el decir a medIas xist~ncia de la relación sexual. Este enunciado, que es ya en
de la verdad". En lo esencial, ésta es también una idea freu- sí mismo un resumen muy denso de toda una teoría anarece
diana: la completa verbalización de la verdad es imposible, aún más condensado en la disyunción de la parte su;erior del
porque la represión primaria mantiene al objeto original .defi- discurso. El otro está siempre demasiado lejos del agente , con
nitivamente fuera del ámbito del lenguaje, lo que al m1smo el importante re~ultado de que el agente sigue pegado a un
tiempo significa "más allá del principio de placer':' El res~lta­ deseo imposible. Este es importante porque constituye la base
do es una interminable compulsión a repetir, un mtento lllce- del vinculo social particular que caracteriza a cada discurso.
sante de verbalizar lo no-verbal. Por supuesto, otra conse- Cada uno de los cuatro discursos une a un grupo de sujetos
cuencia es la incesante insistencia de este "decir a medias de por medio de la particular imposibilidad de un particular de-
la verdad'" Kierkegaard lo expresó bellamente: "la repetición seo.
, "7 D
es una esposa amada de la que uno no se cansa nunca . e En el nivel inferior está la disyunción de impotencia, Esta
allí que todo discurso sea una estructura abierta, en la cual impotencia tiene que ver con el vínculo entre la pr oducción y I. :II
esa apertura funciona como elemento causal: 8 en virtud de la la verdad . .como resultado del discurso del otro, la producción
falta ~structural, el discurso se mantiene dando vueltas. no tiene nada que ver con la verdad del agente. Si al agente le 11
Además de estas cuatro posiciones , la estructura form al resultara posible verbalizar completamente su verdad para el
del discurso constá.d:e dos disyunciones , que expresan la rup- otro, es te otro respondería con una producción apropiada ;
tura de la línea de comunicación. Estas disyunciones son de puesto que esta precondición nunca se cumple , ninguna pro- :1
suma importancia Y constituyen la parte más difícil.de la t.e,o- ducción puede cOITesponder a lo que su1;>yace en la posición de
ría. En el nivel superior del discurso, tenemos la dIsyunclon la verdad.
de imposibilidad; en' el nivel inferior, la disyunción de impo- Para de scribir estas dos disyunciones de modo simple, lo
tencia . i\mbas están relacionadas. mejor es comenzar desde el punto de vista opuesto, en el que
ellas están abolidas, como en "le dimanche de la uie", "el do-
imposibilidad mingo de la vida", en el que serían posibles la comunicación y
agente ~ otro la relación sexual perfectas y soñadas. En este caso, la verdad
encontraría una expresión completa en el deseo que el agente

t
verdad 1/ producción
tiene del otro, realizando la relación perfecta entre ellos, cuyo
producto sería una satisfacción definitiva que abrazara la
verdad. Este guión de Hollywood depende de todo lo que ocu-
impotencia rre fuera del ámbito del significante, pues de lo contrario es
estructuralmente imposible. En cuanto uno habla, la verbali-
Disyunción de imposibilidad: el agente, sólo un agente fic- zación de la verdad de lo que dice se vuelve imposible, g n -
'lo, es impulsado por un deseo que constituye su verdad; co- rando la imposibilidad de realizar el propio deseo n 1 1 l'

134 135
del otro ("¿mi casa o la tuya?"), y de tal modo la impotencia de (en el nivel inferior). De tal modo, cada una de esas cuatro
la convergencia entre la producción y la verdad.9 maneras representa un cierto deseo y su fracaso, de lo que re-
Estas dos disyunciones constituyen la parte más difícil e sulta un vínculo social típico. El carácter típico de cada dis-
impenetrable de la teoría del discurso. Condensan un impor- curso concreto queda determinado por la posición de los tér-
tante descubrimiento freudiano, a saber: el constante fracaso minos. Por cierto, las cuatro posiciones y las dos disyunciones
del principio de placer y las consecuencias de ese fracaso. Se siguen siendo los mismos en los diferentes discursos' la dife-
trata de un fracaso que encuentra expresión en la disyunción rencia está en los términos , en su rotación en las p~siciones
de impotencia, con la imposibilidad resultante. El hombre no fijas .
puede volver nunca a lo que Freud denominó "die primare Be- En sí mismos, los términos son obvios, en cuan.to·tienen
friedigungserlebnis" ,lo la experiencia primaria de satisfac- oligen en la anterior teoría lacaniana del inconsciente y la es-
ción; es incapaz (impotente) para realizar este retorno debido t ~ct~a . delle~guaje. Para qu e h y a un a estructura lingüís-
a la Spaltung primaria, la división del sujeto en el lenguaje. tIC mlmma, tIene que haber por [o men os dos significantes:
Pero no deja de intentarlo, y en el proceso queda pegado, es ::; to no~ da dos términos: SI y S2 . SI, como el primer signifi-
decir, experimenta la imposibilidad. Toda biografía puede c nt , tIen e un estatuto especial , 1 "límite" freudiano, el "sín-
leerse como una historia de esta imposibilidad. Ahora bien, tom prima rio" o el "símbolo prim río" d el Proyecto de psico-
en lugar de lamentar la condición humana, es mucho más im- logía. Es el significante amo qu p un t a obliterar la falta
U l) pr t n de ser la garantía d [ pr s o de cubrir esa falta:
pOliante comprender el rasgo crucial de esta imposibilidad, es
decir, que constituye sól? la capa superior de una impotencia !
[ ro r ~ m ' s breve ejemplo 1 i nificante "yo", que nos
subyacente, y que la estructura es en su totalidad una estruc- d 1 ll u Ión d tener una identidnd P t' d recho propio. S2 es
tura protectora. Si pudiéramos volver a esa experiencia pri- 1n mbr d [ resto d e los sign ifi nt d la cadena o red de
maria de goce, se realizaría la relación simbiótica perfecta, y i gni Ci . n:t s. En est e sentido. t ' n el nombre del saber
ella implicaría el final de nuestra existencia como sujetos. Por co t n ' el n esa cadena.
esto el sujeto psicótico, que no comparte la estructura del dis- d ú ltimos t érminos son p r i 1 efectos del signifi-
curso, tiene que encontrar una solución privada a este peligro s d 1 pun to de vista r, n , la presencia de dos
siempre presente de desaparecer en el gran Otro,l1 Un sujeto (l~t ~ s la condición nec ud p a que haya un suje-
normalmente dividido está protegido de este peligro. Para de- gm fi cante es lo que r epr nt un sujeto para otro
cirlo sin ambajes: en el camino hacia la beatitud de un goce ~gn ' 1 n t". De modo que el t ['C ' t rmino es el sujeto divi-
que lo abarque todo, en el cual podríamos desaparecer, queda- dId, , N menos importante e 1 ' ltimo de los términos el
mos pegados en el punto del orgasmo, que pone fina ese goce, j t p 'dido, que s escribe obj o a , E l r esultado de la ~d-
de modo que podemos empezar de nuevo. Algunas personas ui i i e11 nruaj e es la pérdid duna condición primaria
tienen tanto miedo que no llegan siquiera a ese punto, y se d n ln d "n tUl' leza". Desd I ( m.ento en que el hom-
detienen en un obstáculo anterior. h l . e convie rte en suj t d '[ 1 nguaje (de hecho un
d'vid' do ) qu e intenta ap r h nd r un objeto que ~stá
Los términos y el discurso II 1 1 nguaj e o, más exact nt~ , una condición que
11 de la separación del uj t Y el objeto. Este obje-
En este sentido, los cuatro discursos son cuatro maneras ta 1 término final del d en sí, pero, como está
diferentes de adoptar una posición por parte del sujeto, en re- m 1 mbito del signific nt y por lo tanto más allá
lación con el fracaso del principio de placer (en el nivel supe- d 1 principi d placer, se encuentr irrevocablemente perdi-
rior) y también cuatro maneras diferentes de evitar el goce d , Al mi mo ti m po, es el motor qu mantiene en marcha al

136 137
hombre. Para Lacan constituye la base de toda forma de cau-
salidad humana.
Por cierto, el sujeto trata de recuperar su unidad perdida
acumulando significantes combinados en una red. Esto impli-
ca que la causa de la pérdida original se utiliza como medio
t
S2

Si
~

// -.a

S
Discurso de la universidad
I
para cancelar esa pérdida. Obviamente, esto tiene que fallar, a ~ S \
I
t
I
y el resultado es una repetición interminable. Pero la acumu-
lación de significantes también produce un cuerpo creciente S2 //
-
Sl
t "

I
de saber, sin un aumento correlativo del goce para el sujeto. Discurso del analista
Quien se amplía es el Otro, S2. Lac3...Tl equipara este saber con
el goce del Otro: "El saber es el goce del Otro".1 2 También és- S ~ Si
ta es una idea freudiana . Uno de los primeros descubrimien-
tos de Freud fue que el inconsciente contiene un saber desco-
.l
I
a //
-t S2
nocido para el sujeto, y que este saber articula una cierta Discurso de la histérica
satisfacción más allá del sujeto: ésa era la conclusión de La
interpretación de los sueños, El chi.3te y su relación con lo in-
consciente y Psicopatología de la uida cotidiana . El dispositi- LA HISTÉRICA ENTRE EL AJ.\110 Y EL A.l.~ALISTA
vo de aprendizaje lingüístico que está siempre expandiéndose
también se goza. El discurso del amo 13
La relación entre el saber, el goce y el sujeto es en ciertos
aspectos paradójica. El saber restringe el goce del sujeto. Una En la primera parte hemos aprendido que la histérica está
vez más. el responsable es el significante: la expansión de los siempre en busca de una encarnación del amo-maestro mítico.
significantes, S2, genera una distancia en constante creci- Como encarnación, todo amo real está condenado a fracasar.
miento respecto del goce, y confirma la pérdida del objeto a La estructura del discurso nos mostrará por qué . Además, la
como "plus de jouir". La repetición apunta a ese goce, pero relación entre la histeria y el saber resultará mucho más cla-
nunca puede alcanzarlo, pues es siempre una repetición de ra en cuanto reciba su estatuto en el discurso de la histérica,
significantes, y en consecuencia confirma la pérdida original y se la vea en su relación con el discurso del amo.
del objeto a y del goce del sujeto. Lacan considera que el discurso del amo es el inicial desde
Estos cuatro términos, SI y S2, S ya, tienen una relación el punto de vista lógico. Funda el registro simbólico como tal,
secuencial fija. Su orden no cambia, pero pueden ocupar las da expresión formal al complejo de Edipo y explica la consti-
distintas posiciones, dando lugar a las cuatro diferentes for- tución del sujeto. Es el discurso en el cual los términos y las
mas de discurso. En la quinta rotación nos encontraríamos de posiciones parecen corresponderse. El agente es el significan-
nuevo en el punto de partida, en virtud del orden fijo de los te amo, que finge ser uno y no estar dividido. Como dice La-
t6rminos. can, es este particular significante el que me da la idea de
que soy de mí mismo o amo de mí mismo: "maUre / m 'etre a
S2 moi-méme". El deseo de este discurso es por cierto ser uno e
t //
- ·ta
indiviso, por lo cual el significante amo trata de unirs e a S2
en el lugar del otro:
Discurso del amo

8 139
ber deseado por algún otro. Precisamente en esta encrucijada
lo agtlarda el sujeto histérico.
Este deseo es imposible: en cuanto hay un segundo signifi- Ése es también el punto donde la ceguera del amo está de-
cante, el sujeto queda necesariamente dividido entre ambos. terminada estructuralmente; él es ciego a su propia verdad,
Por ello encontramos a este sujeto dividido en la posición de no puede reconocer esa verdad, porque si lo hiciera caería de
la verdad: la verdad oculta del amo es que está dividido. su posición y dejaría de ser el amo. La verdad es que el amo
también está castrado. En términos lacanianos, está dividido
por su introducción en el lenguaje, lo mismo que cualquier
otra criatura hablante. El amo reniega su propia castración
t aferrándose al significante amo. El significante es el tapón
que obtura la falta fundamental, por medio del cual el amo
cree ser uno, "maitre / m 'etre el moi·mem e". Hemos visto que el
En términos freudianos: el padre también está sometido j emplo más característico de este significante amo es el pro-
al proceso de la castración , el padre primordial es sólo un nom bre "yo", que tiene un estatuto particular en lingüística.
constructo imaginario del sujeto. El resultado de este anhelo S pr et ende que el "yo" del amo es idéntico a sí mismo, de mo-
imposible de ser uno e indiviso a través de los significantes do qu e se niega la brecha y la diferencia entre el yo de la
constituye una mera paradoja: resulta en una incesante pro- n uncia ción y el yo del enunciado. P ra Lacan, esta negación
ducción del objeto a, el objeto perdido. 1 punto de partida de una nuev dic t a dura contemporá-
n : la egocracia.
< 1 fr a caso de este intento se dvi rte claramente en la
p rte superior del discurso. Como SI, un sujeto idéntico al sig-
nific nte a mo único, el amo trata d alcanzar a S2, que es el
a e ino h acia el goce perdido. Neces ri mente fracasa, porque
i Imente quiere asumir la cad n de los S2, tiene que re-
Este objeto a, causa de deseo, nunca puede ser puesto en nunciar a su posición única como S1. ubsiste entonces la bre-
relación con la divisió~ del sujeto. El efecto es que el discurso eh , y el goce sigue fuera de alean
del amo excluye el fantasma básico debido a su estructura: E te fra caso inevitable de la p ici6n del amo está muy
S Oa no es posible, el amo es impotente para asumir esta rela- bi Uu tr ado en la relación entr r ud y Dora. Freud asu-
ción. A ello se debe que sea estructuralmente ciego en este 1 posici6n de maestro, dando t im presión de que sabía
sentido: iD /1 a. 1 qu e había que saber sobre 1 d seo. Traicionó su acti-
Uno de los aspectos más interesantes de este discurso es la t d n una preciosa negación, "j'app II un chat un chat", "yo
relación entre el significante amo en el lugar del agente y S2 llam gato al gato", ilustrando prov l'bialmente la imposibili-
en el lugar del otro. Esto implica que el saber está también si- d d d nombrar al objeto del deseo, inclu so en francés. 14 En el
tuado en la posición del otro, lo cual significa que el otro debe ro m n to mismo en que demostrab u saber, Si ~ S2, se vio
sostener al amo en su ilusión de que forma una unidad con su oblig do a mostrar su propia divisi n y su propio deseo: Dora
saber. Los discípulos hacen al maestro o, en los términos de t ní que nhelar al señor K., qui n h a bía ocupado la posi-
Hegel, es el esclavo quien confirma, por medio de su saber, la ció n d el p adr~ . Su argumentación brillante y persuasiva se
p sición del amo. Por cierto, esta parte superior ilustra el he- vio interrumpida por la burlon observación de la joven:
h que el amo desea ser el Otro" una encarnación del sa- "¿Qué es lo que ha salido a luz qu 8 tan notable?" La exas-

140 141
peración de Freud puso de manifiesto su pérdida de goce. 8u cante amo para obtener una respuesta. De este modo el suje-
saber se había perdido en el acto del habla, la entropía era to histérico siempre hace un amo o maestro del otró, y 8 1 tie-
inevitable. Esto resulta incluso más claro en 'el discurso de la ne que producir una respuesta: $ -7 81.
universidad, que es una forma más débil del discurso del Esta peculiar relación entre la histérica y el amo era ya
amo. evidente en las publicaciones posfreudianas sobre la histeria.
El único modo de conservar la posición de amo o maestro 8e formulaban dos conclusiones: en primer lugar, la llamada
consiste en permanecer en silencio. Evitar los significantes objetividad del científico no podía encubrir su inevitable sub-
permite no ser dividido -por ellos, Finalmente , el único amo jetividad; en segundo término; la histérica tiene una extraña
exitoso es el amo muerto, un amo que ha entrado en el silen- soTidaridad con el hombre como amo. Una y otra vez lo eleva
cio eterno. después de haberlo hecho caer. El mejor ejemplo es el de la
paciente que corregía en sus alucinaciones las sugestiones de
El discurso de la histérica Janet.

Cuando hacemos girar los :érminos un cuarto del círculo,


Durante las protestas de mayo de 1968, cuando estudian-
tes histéricos irrumpieron en el seminario en e.l cual Lacan
l'
obtenemos el discurso de la histérica. En el lugar del agente estaba preparando la teoría del discurso , él les dio una muy
encontramos al sujeto di"idido. lo que implica que el deseo de fría respuesta: "Eso a lo que ustedes aspiran como revolucio-
este discurso es el deseo en sí. está más allá de cualquier sa- narios, es un amo. Lo tendrán," A ellos les tomó veinte años
tisfacción. El vínculo social de este discurso es lo que Freud comprenderlo .. . Los interrogantes planteados al amo son
describió como identificación histérica con un deseo no satis- siempre los mismos : "Dígame quien soy yo, dígame lo que
fecho; él teorizó este tipo de identiÍicación en Psicología de las quiero". Aunque este maestro puede encontrarse en distintos
masas y análisis del yo. El ejemplo clásico empleado por La- lugares (y ser un sacerdote, un médico, un científico, un ana-
I ,
can es el sueño de la bella carnicera. lista, o incluso un esposo) hay un factor común: se supone que
La histeria como vínculo social siempre pone énfasis en la él sabe, se supone que producirá la respuesta. Por esto encon-
posibilidad del deseo. Este discurso, que es la consecuencia ló- tramos el conocimiento, 82, en la posición de producción. Esta
gica del discurso del amo edípico, es también el discurso del respuesta siempre yerra. 82 como saber general es impotente
neurótico común. En cuanto uno habla, pierde el objeto pri- para producir una respuesta particulár a la fuerza impulsora
mario y queda dividido entre significantes; el resultado neto particular del objeto a en el lugar de la verdad: a II 8 2. Esto
de este proceso es una identidad que se encuentra en flujo genera inevitablemente una batalla interminable entre el su-
onstante, más un deseo que in.,,"i.ste y no puede ser s8:,tisfecho jeto histérico y el amo circunstancial. Por ello los revoluciona-
ni destruido, como lo descubrió Freud al final del La interpre- rios siempren termina.."l introduciendo un nuevo amo, a menu-
ta ión de los sueños. do más cruel y duro que el anterior; por ello todo amo, un
poco antes o después, termina con su cabeza en un lugar ines-
s perado. Estructuralmente, el discurso dela histérica resulta
t a
en la alienación del sujeto histérico y en la castración del
amo. La respuesta dada por el amo siempre yerra; porque la
verdadera concierne al objeto a, el objeto perdido para siem-
E t deseo, que se origina en una pérdida primaria, tiene pre, que no puede ponerse en palabras. La reacción común
pr S rse a través de una demanda dirigida al otro. En este fracaso consiste en producir incluso más signific nt , 1
d discurso, hay que convertir al otro en un signifi- cual no hace más que alejarnos del objeto perdido q upn

142 14
/

la posición de la verdad. El resultado inevitable es una con- . fracaso, con lo cual demuestra la falta fundamental. La histé-
frontación entre el amo, por una parte, y la falta fundamental rica no sólo erige ,al hombre amo, sino que también lo desen -
de la cadena significante por la otra: para la cadena signifi- mascara: el deseo de él también está determinado por el obje-
cante es imposible verbalizar una verdad final. Esta imposibi- to a, de modo que también él está dividido. Al mismo tiempo,
lidad causa el fracaso del amo y entraña su castración simbó- ella se repliega como objeto del deseo: él no la desea a ella, si-
lica. Mientras tanto el amo, en la posición del otro como SI , no al objeto a. Es así como la his térica expone la paradoja de l
ha producido un cuerpo creciente de S2, de saber. Es este mis- amo como sujeto de seant e: 1 verdad del amo es que él tam-
mo saber lo que el sujeto histérico experimenta como profun- bién está castrado, dividido y s ometido a la ley. La paradoja
damente alienante: como respue~ta a su pregunta particular, consiste en que, a l luch r por obtene r goce, lo ,ú"nico que él
la histérica recibe una teoría general, una religión, un .. . No puede producir es un s b r i mpre insuficiente, y que auto-
importa que obedezca o no obedEzca, que se identifique o no máticamente lo convi rt un amo. Por cierto, si él quiere
con esa respuesta. En todos los Ca30S, la respuesta será senti- ti ne que hablar, pero en cuanto
da como alienante. El saber como producción es incapaz de r el amo, el único modo de se-
decir nada importante sobre el objeto a que ocupa el lugar de r 1 margen del juego del deseo.
la verdad: a íf S2. 'u realizar la transición desde el
A través de la historia encontramos la serie siguiente: . E l padre real de la histérica es
". Tanto en los Estudios como en
a SI S2 S fermo. A menudo su potencial pro-
? sacerdote religión santo/bruja mucho antes, y él sólo funciona en
? cientíñco ciencia creyentelincrédulo un procreador retirado, en el mismo
? analista saber histérica buena! 1 de un militar retirado. Es allí donde
psicoanalítico histérica mala 15 d l P dre idealizado. Como ideal, encarna la
i n en relación con la mujer, mientras que
El rédito de todo esto es el cuerpo del saber en expansión. t 'fuera de servicio".
Si examinamos la historia de la ciencia, nos resulta fácillle- nd 'ción necesaria si quiere asumir la posición
gar a la conclusión de que es esencialmente una historia: la pa dre idealizado, es un padre imaginario, no
ciencia siempre ha sido un intento de responder a los interro- rdida primaria, un padre completo que está
gantes existenciales, y el único re:."Ultado es la ciencia en sí. .. tración. En las fórmulas lacanianas de la
Esto es muy claro en las ciencias humanas, donde incluso el u p recen en Aun, esto está formulado como si-
psicoanálisis es un producto de la histeria. Pero lomismo l una x no sometida a la castración (3x <Px). El
puede decirse de todo el desarrollo del saber, aun en un nivel l~" t' u ya tenía conciencia de que sólo un padre muerto
estrictamente individual. Un sujeto en desarrollo quiere cono- 1m u ' r sa función que está más allá de la castración.
cer las respuestas a su propia dimión, y por ello continúa le- 11¡ '[' t 'm y tabú es el padre primordial asesinado el que fun-
yendo, hablando, etcétera. Terminará con una considerable in a ugurador de la ley. Sólo quien no desea no está
cantidad de saber, que no le en..~ña mucho sobre su objeto la castración, sigue indiviso y puede ocupar la po-
perdido en el lugar de la verdad. mo. Es interesante observar que a quien no ocupa
El sujeto histérico impulsa al otro a saber. La histérica de- 'Vid la posición de amo se le suele atribuir una total conti-
sea el saber como medio de goce. Esto es estructuralmente n nci , unque no le sea realmente prescripta. ¿No se ha di-
imposible, y la transforma de inductora de saber en fuente de h Freud dejó de tener deseos sexuales después de los 40

144 145
años? Otro maestro, Gandhi, hizo un voto de castidad comple- Lacan sostuvo que ser analista es imposible. Lo único que se
ta (brahmacharya) cuando tenía 36 años, Carece de impor- puede hacer es funcionar como tal para alguien, durante un
tancia que esto sea real o no, A los fines de nuestra tesis, bas- lapso limitado. Esta relación imposible entre a y el sujeto di-
ta con que le haya sido atribuido al maestro, En este sentido, vidido es la base para el desarrollo de la transferencia, a tra-
quizá valga la pena repensar la regla analítica de la abstinen- vés de la cual el sujeto podrá circunscribir su objeto. Ésta es
cia, y sobre todo sus interpretaciones, una de las metas del análisis, Es lo que Lacan ha denomina-
El padre idealizado de la histérica es el padre muerto , el do "la trauerséedu fantasme", el cruce o atravesamiento del
padre que, liberado de todo deseo, ya no está sometido a la fantasma fundamentaL Normalmente (es decir, siguiendo el
falta fundamental y puede producir en su propio nombre, 8 1, discurso del amo que establece la norma) esta relación es in-
un saber, 82, concerniente al goce. También esto es ilustrado consciente y forma parte de la disyunción de impotencia: 55 11 a .
por Dora. En su segundo sueño, recibe la noticia de la muerte El discurso del analista, como inverso del discurso del amo,
del padre y se le pide que \'aya al funeraL ¿Cuál es su res- lleva esta relación al primer plano en forma invertida: a -7 55
puesta? 8e dilige a un departamento vacío, donde comienza a \'a de la impotencia a la imposibilidad, con la diferencia de
hojear febrilmente una enciclopedia, es decir, el libro donde que se trata de una imposibilidad cuyos efectos pueden explo-
ella había encontrado su saber sobre la sexualidad. Un padre rarse: "Lo que no cesa de no escribirse".1 6 El producto de este
muerto, sin deseo, produce saber. discurso es el significante amo o, en términos freudianos, el
particular determinante edípico de ese sujeto. La función del
El discurso del analista analista consiste en llevar al sujeto a ese punto, aunque de
un modo paradójico: la posición analítica funciona por medio
Dentro del marco estructural de los cuatro discursos , el de un no-funcionamiento del analista como sujeto, lo que lo
discurso del analista es el opuesto al discurso del amo, y el úl- reduce a la posición de objeto. En consecuencia, el resultado
timo en la serie de permutacione3 por giro. Esto no implica final del discurso analítico es la diferencia radical: en el mun-
necesariamente que aporte una solución al discurso del amo; do de la apariencia, "le monde du semblant", todos somos nar-
después de todo, por su etimología, una revolución es un giro cisísticamente iguales, pero más allá de este mundo somos
ompleto, hasta la posición inicial. El producto del discurso fundamentalmente distintos. El discurso analítico produce un
Im alítico es el significante amo 81, lo que significa que nos de- sujeto singular, que se construye y desconstruye en el proceso
vuelve al punto de partIda, el discurso del amo. Éste es el pe- del análisis; la otra parte no es más que un escalón de piedra.
ligro intrínseco del discurso del analista, un peligro que con Esto me recuerda algunos cuentos populares y de hadas en
ff\ cha frecuencia se concreta, La estructura general es la si- los cuales la amada, el objeto del deseo, no puede hablar por
iente . una u otra razón, y el héroe tiene que crear una solución en la
E n el lugar del agente encontramos el objeto a , la causa cual enfrenta esencialmente a su propio ser, un ser que antes
ti 1 deseo, En este objeto perdido se basa la posición de escu- desconocía.
PI del analista, que obliga al otro a tomar en cuenta su pro- En este discurso es notable la posición del saber. Uno de los
pi r dividido. Por ello encontramos en la posición del otro principales giros de la teoría y la práctica freudianas está r ela-
/.1 uj to dividido: a -7 55. cionado precisam~nte con esto; me refiero al modo en que el
L rela ción entre el agente y el otro es imposible, porque analista hace uso de su saber. Este modo, indicado por el dis-
'oll vi rt al analista en la causa del deseo del otro, eliminán- curso dEjlI analista, es paradójico: el saber funciona en la posi-
dI In ro ujeto y reduciéndolo a mero residuo, desecho de la ción de la verdad, pero (como el lugar del agente es ocupado p r
1'/ d I Il tgnificante. Ésta es una de las razones por las cuales el objeto a) no puede introducirse en el análisis. E l an 1i ta

46 147
be, por cierto que sabe, pero no puede hacer mucho con -ese sa-
S2
ber mientras ocupa la posición de analista. Ese saber puede de-
nominarse docta ignorantia, Una "docta ignorancia", como la
llamó Nicolás de Cusa en el siglo '%Y. El analista ha aprendido
a
sabiamente a no saber, y de tal modo abre el camino para que
otro logre acceso a lo que determina. su subjetividad.
El producto del discurso del anali~ta es un SI, un signifi- El discurso del analista asum~ esta imposibilidad del dis-
cante amo. La revelación de este significante, que determina curso del amo, SI -? S2, y demuestra la impotericia del amo:
las vicisitudes del analizante, tiene el propósito de aniquilar- S2 !! SI.
sus efectos. Es extraño -dice Lacan- que el discurso más La particularidad del discursQ del analista no reside sólo
opuesto al del amo genere ~ produ.cto que es precisamente la en la evitación de la solución histérica clásica (la introduc-
base del discurso del amo. Obviamente, hay que hacer esto en ción y remoción de la figura del amo), sino tambIén en una
un estilo completamente diferente: "[El analista] debe encon- re elaboración estructural de su fracaso necesario. La efecti-
trarse en el polo opuesto de toda ,oluntad al menos confesada vidad del discurso del analista es doble. Por una parte, em-
de dominio". Ésta es una eYpresión estructural de lo peculiar puja al paciente en la dirección del discurso de la histérica :
de la situación analítica, aunque el analista suele fallar preci- de la respuesta a a -? S sólo puede resultar S -? SI, lo que
samente en este punto ... obliga a l paciente a subjetivizar, a conciliarse con la verdad
De esta manera, el discurso de la histérica puede ubicarse oculta de su síntoma . En lugar de presentar su problema a
entre el discurso del amo y el discurso del analista. algún otro para que lo resuelva, el paciente enfrenta una
permutación en virtud de la cual se ve a sí mismo como cen-
tro de la dificultad. De este modo le resulta posible llegar a
~S2 s ~ Si a la verdad de su síntoma, explorando su fantasma fundamen-
/ -:-t +- I
a /1 S2 t t-
S2
tal. Por otro lado, en el discurso del analista la imposibilidad
que está en el centro de la estructura histérica se pone de
manifiesto muy explícitamente como la imposibilidad de es-
amo histérica. analista tablecer y simultáneamente reehaz rImo. Entre S2 y SI
hay en el discurso del analista llna b t' r a l goce: es p;eci-
so elegir, son imposibles las dos alt ti v al mismo tiem-
La barrera entre a Y S2 en el discurso de la histérica se le- . po. Es aquí donde se puede eXPerim r 1 valor dialéctico
vanta en el discurso analítico y pasa a la incompatibilidad en- de esta formalización del discurso: (1)1' I base de las reac-
tre el amo completo, indiviso y sin deseo, por un lado, y el sa- ciones del analizante a una interpr L I n, el analista puede
ber como medio de goce, &.! // Sr, por el otro. El discurso definir rápidamente la posición qu LL n que atribuirle. Si
analítico demuestra la imposibilidad de que el discurso del él está situado en el eje SI -? S2, s V r incorporado a la se-
In proporcione una solución para la histeria. Por cierto, el rie histérica 55 -? SI -? S2. Sólo la ( u ncia analítica puede
1I O hi, t rico está en busca de un maestro (S -? SI) que entregar la verdad del síntoma: a $ -? SI, con la condi-
1" ti 1, «du · aber sobre el goce: ción de que no caiga en "el reverso", u otro lado: el discurso
del amo. Si este vuelco se prodllc 1 iempre termina en una
forma diluida del discurso del amo a saber: el discurso de la
universidad.

149
El discurso de la universidad del discurso de la histérica. El agente es un saber de _confec-
ción, mientras que el otro queda reducido a la condición de
Para Lacan, el discurso de la universidad es una regresión mero objeto causa de deseo: S2 -7 a.
desde el discurso del amo . El discurso del analista, como su La historia del psicoanálisis ilustra la meta del discurso de
opuesto, constituye el otro polo del discurso de la universidad, la universidad: Freud fue convertido en garante de un saber ,1

y tiene que ubicarse entre los otros dos. cerrado y bien establecido. El aspecto problemático de su obra
Discurso del amo: se hace a un lado, y sólo su nombre subsist e como el signifi-
cante amo necesario para la garantía: "¡,,,Jade in ... " El aspecto

t
81

55 íl
-, 82

a
I unificador de este Sl ya se presentaba en el hecho de que el
pos freudismo redujo a Freud a la condición de un todo masi-
vo, un monolito sin ninguna dinámica interna. Por cierto, se
reconocía la "evolución" de su obra, pero sólo en el sentido de
una progresión acumulativa, que se iniciaba antes de Freud
Volviendo a t rás un cuarto de giro, t enemos el discurso de (la psiquiatría "dinámica"), y después de él llegaba al pinácu-
la universidad : lo conocido como psicología del yo:

82 ---.. _
a
1
t 81 II
55 '
t s:


Discurso analítico : Éste es el vínculo social que resulta del deseo de alcanzar
el objeto mediante el saber. El saber es presentado como una
---.. 55 unidad organizada y transparente que se toma del texto y se


a
- aplica directamente. La verdad oculta es que sólo puede fun-
I
82 II 81 cionar si se lo garantiza con un significante amo.
Todo campo de conocimiento funciona en virtud de una ga-
rantía de ese tipo. En nuestro propio campo , repetimos "La-
La regresión del discurso del amo significa también la re- can ha dicho .. .", "Freud sostuvo que .. . ". El ejemplo primario
to' sión del propio amo : Sl desaparece bajo la barra, el saber de esta relación entre el saber y el significante amo es Des -
()() \l pa el lugar de agente, y su verdad es garantizada por un cartes, quien necesitó de Dios para garantizar la corrección de
n el discurso de la universidad, el amo funciona como ga- su ciencia.
fo rmal del saber, negando de tal modo la siempre pro- En la posición del otro encontramos al objeto perdido, la
tica división del sujeto que sabe. Finalmente, esta nega- causa del deseo. La relación entre este objeto y la cadena sig-
un fracaso . nificante es estructuralmente imposible: el objeto es precisa-
t saber el que ocupa la posición del agente en el dis- mente ese elemento, Das Ding, que está más allá del signifi-
la universidad. Si hacemos dar un cuarto de giro ha- cante. En consecuencia, el producto de este discurso es una
1 dí curso del amo, obtenemos el discurso de la uni- división creciente del sujeto: cuanto más saber empleamos p -
ro r gresión del discurso del amo, y como inverso ra alcanzar el objeto, más nos dividimos entr e los signific o·

15 15
tes y m á s nos alejamos del hogar, es decir, de la verdadera tes".-En tal sentido, podemos ahora formular una respuesta a
causa de deseo: S2 ~ a. la pregunta inicial de este capítulo (¿adónde se ha ido la his -
El producto de este discurso demuestra su fracaso, puesto teria?), pero invirtiéndola. La histeria no desapareció; es más
que de él no resulta más que el sujeto dividido, S. Ésta es una bien esta forma de psicoanálisis la que pertenece al pasado,
consecuencia de la relación imposible entre S2 y a. El saber no en el marco más global de una histeria que no cesa de evolu-
genera goce, sino sólo un sujeto dividido por un saber expre- cionar. Además, en este punto surg una paradoja: en cuanto
sado en significantes. Este sujeto, S, nunca puede ser.identifi- estamos tratando con un descubrimi nto que se invalida al
cado con un SI, porque ello exigiría un estado indiviso. Entre com-ertirse en una teoría, los m jor nalistas son e~ reali-
la verdad y la producción, insiste la disyunción de impotencia: dad las propias histéricas. Si 1 n lis ta, de trás del diván,
SIIIS. produce una interpretación , 1 hi t ri 1 añade diez: ella se
Además, en este discurso no hay ninguna relación entre el siente perfectame nte cómoda e n 1 i tema interpretativo,
sujeto y el significante amo; se supone que el amo segrega sig- puesto que es quien lo h a pu s t TI m 'cha con su imagina-
nificantes sin que haya ninguna relación con su propia subje- ción defensiva frente a la falt,;t b : i 1 S(~ l. La multiplicación
tividad: SI II S.1 7 Esta ilusión subyace en la "objetividad" re - de las interpretaciones, especialm nt n lo Imaginario, no
querida en la ciencia clásica. hace re troceder ni un centímetro l ructura. La única so-
Esta exposición formalizada del discurso de la universidad lución para este "amo" o "ma s tr " t ' detrás del diván
en relación con los discursos del amo y el analista nos permi- es el análi sis de las resistencias r por un prudente si-
te cartografiar la historia del psicoanálisis después de Freud. lencio. Como a la mayoría de la hj 1 s resulta muy fá -
Lacan ha resumido al posfreudismo como el discurso de la cil devolverl e al emisor el análisl la r istencias Ca los 18
universidad, como un dispositivo para convertir el desarrollo años, a Dora no le cos tó mucho h r l ' n f'reud), los analis-
del inconsciente en un saber, en una teona. La respuesta es tas han evolucionado en la dir n d lo que Julien Quac-
el discurso de la histérica, que muestra dónde falla ese saber. kelbeen denominó a decu adam n " . ut rism" , "escuchis-
Freud ponía todo el énfasis en el descubrimiento, y sobre todo mo", la práctica del analista sil nci , E to permite ocupar
en el modo en que podía realizarse. Para Lacan, esto se resu- una especie de posición seudo n L i O 1 sentido de que
me en la invención del psicoanálisis como un nuevo vínculo constituye un modo más o meno in ncarnar la figura
social, como un nuevo discurso que hay que entender en opo- del amo. Pero, como resultado, 1 e vuelven inter-
sición al discurso del amo. La nueva relación social es la minables.
transferencia como método de descubrimiento , para desblo- En oposición a este trayecto, v u Lacan, con su "re-
quear el inconsciente. Por cierto, esta tesis lacaniana- encuen- torno a Freud", redescubri6 1a pr p icoa'nalítica, que de-
tra su mejor aplicación en el campo de la histeria, como lo ha termina un vínculo social forro 1 d n r d una estructura da-
demostrado de modo muy convincente André en una expesi- da; su contenido es siempre di.D nt , . unque dentro de la
ci6n cuyo título resume la tesis expuesta: Le psychanalyse, ré- misma estructura. Se trata del di r del analista, sosteni-
p n s a l'hystérie? ("El psicoanálisis, ¿respuesta a la histe- do por un imperativo ético: abrir 1 i consciente, que está
1" ").1 En la medida en que la histérica enfrente un saber siempre cerrado, en el punto d y efecto: a ~ S. La in-
I 0/1 , I tico acumulativo, que tenga al analista como último
terpretación no se limita a un d i m pre cambiante; hay
I ," , " Jl tir 1 antigua relación con el amo. Como ella posee que prestar una atención total Uo en torno a lo cual gi-
I 1111 " ri ncia en este juego {en vista de la estructu- ra el deseo en el fantasma fund o. 1: el objeto a.
(), t último amo se sumará muy pronto a Fue este cambio de foco lo qu r ud introdujo después de
I ,,,'t/lld ,de los "retirados", "ex combatien- 1914.

I • 153
NOTAS didez por G . Waieman , Le Ma itre et l'Hystérique . París, Navarin,
1982,
1. Freud, Studies on Hysteria (1895d), SE 2, pág. 529. 16. Lacan, Le Seminaire, Livre XX, Encore, París, Seuil, pág. 74.
2. Lacan, Le Seminaire, Livre IlJ, Les Psychosess (1981 ), París, 17 . Lacan, "Radiophonie", Scilicet, 1970, n Q 2/3 , pág. 88.
Seuil, pág. 23. 18. El núcleo de esta idea aparece elaborado en su libro sobre la
3. Puesto que nosotros consideramos que esta teoría es una con- histeria: André, Que veut une femme?, París, Na\'arin, 1986.
densación de la evolución de Lacan, cualquier r eferencia bibliográfi-
ca a un trabajo en particular resulta limitad a . Dicha teo ría fue
tomando forma durante el seminario de 1969-1 970, L'envers de la
Psychanalyse- (París. Seuil , 1991), "Radiophoni e" (S iUce t , 1970), y
en el seminario siguiente, D 'un discourse qui ne 'era it pos clu sem -
blant. Una elaboración adicional puede encon trars n E ncore, el
seminario de 1972-1973 (París , SeuiI, 1975 ..
4. Lacan, Sem ina ire XVII, L'enuers de la p sy c h a / ~a¿Y!:J ( 1 9-
19íO), París, Seuil, pág. 11.
5. Freud, Introd:; ctory lectures 011. psychoanalysis ( 1 LC- l 17),
S.E. 16, pág. 285.
6. Lacan, ob. cit.. págs. 38 y 39.
7. Kierkegaard, La répétition. Essai d úperien e psy IIO¿ogiqu€
par Constantin Constantius (traducción del danés p r . F-r. Ti!la I1U),
Feli..x, París, 1993, pcssim .
8. Véase el undécimo' seminario, en el cu 1 Lo
inconsciente como un proceso de "béance cou al ", un
función causal, un particular movimiento ce ap I'CU I'fl
9, Véase una elabora(:ión, adicional en P. V r n h , ", y 'ho-
therapy, Psychoanalysis ánd':flysteria"; Th<! L th ', oC 1 ( el I ¡ ) , nll
2, págs. 47-68.
10. Freud, Project for a Scientific Ps)"chology
págs. 317-320, Desde luego,' esta idea reaparec 1
obra de Freud.
11. Por ello el paciente psicótico nos resulta ta n i I\IoH I ~
I
no compartimos sus vínculos sociales. El psicóti no ompll l'
discursos, debido a que su solución edípica es t fu rll dI I d !l C ()
d 1 amo, y por lo tamo fuera de la estructura mis m d I el 11 \1 1' \
12. Lacan, ob. cit., pág. 12.
13. En la siguiente caracterización de cada u n d
ursos, seguimos al ya citado Seminario X\1I.
14. Freud, Fragment of an analysis of a case of 1{ it,. ti ( ~ Ol'l¡ "
,'. E. 7, pág. 105.
15 . Las expresiones "buena o mala hist fi c " ('\l ro n 1\, \1
n nuamente por E. Zetzel en su artículo "TI o. 111 1 d
1I teric", Int. J. Psychoanal., 1968,49,256-260. Lo el ~ l' 1\ ' I
In hi t érica como santa y como bruja ha sido de crit

154 155
EL FREUD OLVIDADO:
EL PASAJE AL DISCURSO DEL ANALISTA
1
)

1
I
!

Al recoge r el ,(¡, ,t t , st significante en el dis-


cu rso d el s ajel I~ i, ,t ri o, log ró darle ese cuarto
de giro n c 'sa.ri() l ¿¿ ' t con uirtió en discurso ana -
lítico.

J QUE sL\Ck~) XJC) 4 1


j
I
f
1
.1
¡
I

1,

I
f
I En la primera parte del libro hemos considerado los prime-
ros intentos freudiano s de formular una teoría, tanto desde el
punto de vista formal como con respecto a su contenido en
evolución. El principal cambio que encontramos en relación
con el contenido fue el concerniente al trauma real, convertido
1 en deseo dentro del fantasma. La búsqueda del trauma origi-
nal fue seguida por la búsqueda de un deseo siempre cam-
biante. A medida que se desarrollaba la teoría, se iba atribu-
yendo una importancia cada vez mayor a esta elaboración
fantasmática. Como consecuencia, quedó a un lado un descu-
brimiento anterior: el fracaso esencial de la elaboración psí-
quica de lo real traumático. En la teoría de Freud, este re al
traumático equivalía a lo femenino como pasivo. En Lacan,
podemos leerlo como SeA).
Al mismo tiempo que este cambio de contenido, se produjo
un cambio de forma. Freud intercambió la posición de descu-
bridor sorprendido por la de un maestro que enseñaba. E l
principal efecto sobre el estudio de la histeria fue que a partir
de ese momento Freud emitió saber, especialmente saber so-
bre el des.eo. Como maestro-terapeuta, embridó este d
móvil con una interpretación basada en su primer sa b
pico: el niño deseaba a la madre, la niña al padre.
En esta tercera parte examinaremos los efectos d
ble desarrollo en Freud y en sus seguidores . La doctri t1 p ¡-
freudiana se convirtió en un discurso univ r sit ri • n.a ludo

159
en el saber del maestro primordial. Este saber se limitaba a 8. LA SEGUNDA TEORÍA FREUDIANA
un resumen confuso d.e la obra de Freud, siendo el único fac- DE LA HISTERIA
tor constante el de:hG!mnado análisis de las resistencias . P or
su modo de funcioI:.~, resultaoa fácil asemejarlo al modelo
prefreudiano del tr=.:amiento moral .
Sin embargo, al ':""al de la primera parte de este libro de~
cubrimos a un Frellii que se despDjaba de la toga de maestro y
abría un nuevo car-' no de descubrimientos. La meta de ,e3c
viaje era el continE':':2 negro .. .

p a rticular estructura , a sí
p ub licacione s cien tíficas
p rt iculares . La teoría de

m se debe amar. El aná-


le pr ctica posfreudiana de la
i ·to una caricatura de la re-
.1 v .l en iderado de este modo, el

160 161
una de la~ principales conclusiones de La interpretación de
psicoanálisis podda reducirse al antiguo choque entre el los sueños. -
maestro o amo y la "tistérica. Por cierto, el ~es~ar es un proceso precario. Se expresa en
Nuestra tesis es 2iametralmente opuesta. Nosotros soste- Vorstellungen, slgmficantes , que pueden ser incompatibles
nemos que: . co~ el grupo d.e r.epresentaciones que dominan en el yo. En tal
1) Freud produjo los teorías de la histeria, la segunda de ca"o son repnmldos, pero vuelven como "el retorno de lo re-
las cuales re elaboró =a primera por medio de una Aufhebung pri:riJ.i do": un retorno sintomático, que insiste más allá del sa-
dialéctica. b.er consci~nte del paciente silencioso, en la forma muy espe-
2) Las pu blicacic:tes posfreudianas, con pocas excepcio- cIal. ~e smtomas de conversión. "La histérica sufre de
nes. se basaron ex-.:lusivamente en la primera teoría de rem~1llscenci.as." En un artículo de 1894, Freud promovió esas
Fre~d, y por lo tan: 2 tropezaron con las mismas dificultades ~e~~lsc~mclas a la dignidad d.e característica definitoria de
v atolladeros: cuar:: ) in'·ocan los conceptos freudianos de la Áa hbtena. El resto del mecamsmo es el mismo de todas las
~egunda teoda, lo~ ::entienden Y a;lican a la luz de la prime- neuro~ls: represión de la representación cargada con placer. y
ra , generando de t ~ modo el dencminado análisis de las re- despues. el retorno de lo reprimido. El retorno histérico es u~~
sistencias, la psico~ :,pa del yo y la ::eoría de las relaciones ob- converSión: el significante reprimido aparece grabado en el
jetales. ;uel~po . En la, época de Estudios sobre la histeria, Freud ya
3) Freud nunC2- cerroinó su ~egunda teoría ; fue Lacan nabla descubIerto que esto no sucedía sin placer: Elizabeth
quien recogió el hi}.: de A..riadna. ,'on R. puso de manifiesto reacciones voluptuosas durante el
examen médico, el juego del doctor. De allí la conclusión de
que todo síntoma en general, y el síntoma de conversión en
REEV A:.. -:':.\Clé,~ DE LA :=:UMERA TEORÍA: ?arhcular, es una forma inadecuada de descarO'a ulaciente.
~ MODELO HID?~<\ULICO madecuada debido a la patología intrínseca. '" Á '
Se hacía necesaria la psicoterapia. En 1914 Freud obseryó
En su priJIler pt-:iodo, Freud re~liizó una serie incesante de que l~ meta de esta terapia había seguido siendo la misma
descubrimientos fc.::.damentales. Igual que sus ilustres prede- para el durante los últimos veinte años. 2 Sólo el método había
cesores, logró res1L~ados notables en su confrontación con la sufndo al~nos cambios. Esa meta -sostuvo- era, desde el
histeria. El acento lebía ponerse en el descubrimiento: él no punto de Y.lsta descriptivo, llenar las brechas en la memoria
entendía nada, y :;ür eso descubría. Lo hizo más que dichos ( c~nsecuencia de la represión); desde el punto de vista diná-
predecesores, a Ve<:2S sU3cribiendo sus ideas, otras refutándo- Im~o, el objetivo podía describirse como la superación de las
los, pero siempre :;-=ndo más allá. Por ejemplo, adhirió a la te- reSistenCIas de la represión. Estas pobres pacientes histéricas
sis de Charcot de ge los síntom83 histéricos podían inducirse no ~ran más que víctimas de una dudosa doble moral: no se
psicológicamente =ediante el equivalente de un trauma, pero podía mostrar r:ada sexual, y menos aún ponerlo en palabras.
hizo a un lado la t2Jria del francés acerca de los factores here- En consecuenCia, tenían que reprimir la sexualidad caraada
ditarios. Para Fre::.d, la histeria es una psiconeurosis, lo cual con representaciones de su deseo, la cual desaparecía e~ton­
implica profundar::.ente la idea de la sexualidad, en el sentido c~s de la conciencia y encontraba expresión patológica en los
icológico de la palabra, subrayado en el concepto de smtomas . Freud asumió resueltamente la posición opues ta:
WLtnsch, deseo. El ser humano es en primer lugar un ser de- -al gato lo l.lamo gato" era su credo en la época de Dora. Est -
nte masiva e ~terminablem€Ilte deseante. Su vida de vi-
,~

' Ii n~ le basta:; apela a la ayuda del sueño para satisfacer


d ea insacia2cle. Pero esto tampoco es suficiente, según
i ba convencido .de su capacidad para ayudar a esas his t rt s:
una vez remoV1da la represión en la terapia, ta mbi n II R

16
162
\

drían llamar a la vagina por su nombre y descargar su deseo


deslumbrado por un saber análogo, aunque distinto. Era aná-
de modos adecuados. -Pero el método que Freud todavía des-
logo, pero con la importante diferencia de que en el caso de
cribía en el artículo mencionado comenzó a cambiar. ru prin-
Freud fue temporario; treinta años m ás tarde , con la misma
cipio , es decir en la época de su colaboración con Breuer, ~e
radicalidad, él se desprendió de los principios básicos de su
había concentrado en determinar los elementos de la neurOSIS
propia teoría, y una vez más los ree mplazó por el descubri-
por medio de la hipnosis y el método hipnocatártico, para lo- miento.
grar una abreacción o descarga a través de la reproducción y
¿Qué era este presaber freudiano, cuáles eran los precon-
la rememoración. Después se volcó al nuevo método d~ la aso-
ceptos de la primera teoría? ¿Qu ' axiomas manejaba, cuáles
ciación libre, al principio empleado de un modo peculiar: el te-
eran sus dogmas? No se trataba d t rremo tos ; por el contra-
rapeuta se dejaba ilustrar por el material producido y conj e-
rio , pertenecían al sentido común, qu todos saben que tiene
turaba e interpretaba lo que la propia paciente no conseguía razón: pertenecían al saber est bl ido.
recordar. Como este segundo método no permitió éxitos tera-
Todo ser humano (para el cas o, to 1 r Vl\'o) lucha por el
péuticos totalmente satisfactorios , él desarrolló otro, enel
placer, por la satisfacción. Todo r mo vi\-o se mantiene
cual abandonaba por completo la focalizaci ón en el matenal
lo más lejos posible del displ r.:!. t ra el primer precon-
"olvidado". El acento pasó al estudio de lo que surgía espontá -
cepto derivado del sentido común, II cond ujo al emplaza-
neamente en la superficie psíquica del paciente, abordado por
mIento de un primer prejui i : l p rin 'ipio de placer. Su mo-
medio de la interpretación de las resistencias.
dificación por medio del prin iplo el t' lidad no altera este
Éste fue el núcleo del método de Freud hasta 1914. Todos hecho. La observación atent r' v In u
los otros conceptos analíticos del período anterior concuerdan lidad es un principio de pi
con él. Por ejemplo, el descubrimiento gradual de la sexuali- do común, que ha aprendid
dad infantil, junto con el complejo de Edipo y el mecanismo de mediato es seguida por un
la identificación, fueron usados para explicar la forma especí- comúnmente conocida com
fica que asume el deseo humano, así como la necesaria decl~­ cia, aprende que un poco d
nación de este complejo edípico, y la represión. Otro descubn- tao De modo que el principi
miento fue el de la transferencia, inicialmente considerada de todos los seres vivos.
pura resistencia, un .enésimo retorno de lo reprimido, en ese El segundo axioma d
caso con la figura del analista como punto de cristalización. ~ rí al funcionamiento
de este principio de plac . ¿ tt 1 pla cer, a qué equivale
La mezcla de estos elementos de resistencia en un dispositivo el máximo placer? A la inv 1\ l , ¿ti
terapéutico (testimonio del genio clínico de Freud, que no 1 displacer, cómo evi-
tarlo a cualquier costo? U V ~ II
siempre es posible i.ri:ritar) permaneció durante mucho tiempo 1 entido común ofrecía
una respuesta de confec i n: I U p la r no es más que ten-
dentro del mismo marco conceptual, de la misma teoría. sión, los diversos nivel es .¡ li t
La teoría. Freud había cambiado el descubrimiento por el l una creciente tensión
insoportable. Obviament , J. I{ bí ser el alivio de esa
saber. Un saber que él no extraía de la clínica sino que , por el tensión, una abre acción
contrario, imponía a su clínica. Era un saber originado en u reducción, hasta el
punto cero, pero si no t' día aceptar un nivel
otro lugar, un presaber, incluso un preconcepto o un prejuicio. bajo y preferiblemente
Al principio había orientado sus observaciones clínicas, pero riblemente constante,
porque de tal modo er
al final se convirtió en causa de extravío. El mismo Freud que m nejar. Como decía
Freud, "Uno no ohida n tumbra a todo".
en 1893 hizo radicalmente a un lado el saber médico-neuroló- Estos dos axiomas d
gico como base explicativa de la parálisis histérica estaba prime ros artículos de
Freud. El principio de puede encontrar en la

164 165
------~------------------------------------------~--~

I
primera versión "oficial" o publicada de su charla para el Co- rió a él en La interpretación de los sueños y (conservando la
legio de Médicos de Viena del 11 de enéro de 1893,3 en la analogía con Fechner) lo describió como un sistema automá-
cual, aunque aún no recibía ese nombre, aparecía ~l~borado a tico de retroalimentación, algo que hoy en día probablemente
través de la idea de la abre acción: toda acumulaclOn de ten- clasificaríamos como condicionamiento iñstrumental u ope-
sión tiene que reducirse a cero por medio de la abreacción. El rante.8 En el período que siguió, hasta 1914, Freud utilizó in-
mismo desarrollo aparece en "Las neuropsicosis de defensa" discriminadamente el concepto como principio básico, sin
(1894), particularmente en las d~s últi~a,s seccioñe~ : P~r ~x­ ninguna discusión explícita adicional , con una sola excep-'
traño que parezca, fue Breuer qmen acuno la expreslOn pnr:-- ción: en .el artículo "Formulaciones sobre los dos principios
cipio de constancia" en su aporte a los Estudios, aunque atn- del acaecer psíquico", lo relacionó con el principio de r eali-
4
buyendo el descubrimiento a Freud en el mismo pasaje. dad, pero sin abordar tampoco su carácter fundamental. Des-
Freud se concentró en ese concepto en su Proyecto de pSLcolo- pués de 1914 investigó realmente este principio, y lo cambió
gía. En ese célebre original encontramos otr~ exp.res.ió? , Ten- de manera radical.
denz zur Trdgheit o Tragheitsprinzip, es deCIr, pnncIplo de la Hasta entonces había estado armado con este saber que le
inercia neuronal, así como otra elaboración .5 Lo que él deno- llevaba cada vez más a abandonar el campo del descub ri-
minó originalmente neuronas (y más tarde "ap a r ato psíqui- miento. Había construido una teoría perfectamente coheren-
co") a spiraba a una descarga completa h ast a el punto cer~; es- te . El ser humano lucha por el pla cer, por la realización de
to resultaba imposible por la necesidad de mantener un CIerto sus deseos, y evita el displacer. La acción de las r epresenta-
n ivel de tensión para la ejecución de la "acción específica" . En ciones cargadas de deseo entraña un ascenso de la tensiór:
consecuencia, el aparato neuronal cambiaba de meta y, mien- que se vuelv e insoportable porque produc e displacer. Su
tras se resistía al a scenso de la tensión , luchaba por mante- a bre acción drena el exceso o excedente de tensión, y con elle
ner un nivel de tensión lo más bajo y constante posible. produce placer. En un ser humano "normal" esto es fácil de
Una mirada más atenta a este texto freudiano revela que entender. CuandQ él desea a su mujer (ascenso de la tensión.
el principio de constancia es una elabora~ión del ~rigin al di s pla cer), descarga este exceso de tensión por medio de la
"principio del cero" (véase el ulterior princIplO de Nirvana) eyaculación, el dispositivo para la reducción de la tensión ofi-
impuesto por las necesidades de la vida. Resulta interes~nt~ cialmente autenticado. El orgasmo fálico mas culino es consi-
verificar que este principio de constancia no era nuevo m on- derado prototipo de toda forma de pl~cer, desde luego tam -
ginal: formaba parte del saber establecido, en particular por bién del placer femenino, y no sólo en los neuróticos . Debido
el psicofísico Theodor Fechner. Esta importante figura de la a su prehistoria neurótica, ellos han reprimido las represen-
psicología académica alemana ya había formulado ,este p~nci­ taciones investidas de deseo, como consecuencia de lo cual no
pio universal de la estabilidad en 1873, en un artIculo CItado hay abre acción y la tensión continúa aumentando. Aunqu e
a menudo por Freud. 6 las r epresentaciones pueden ser "olvidadas", su efecto no de-
El principio de placer tiene una historia mu~ho más b:,e - ja de producirse: es el displacer. Para Freud, en lo esencial ,
ve, pero ha disfrutado de una vida muy productIva. Tamblen los síntomas neuróticos eran intentos de llegar a la abreac-
partió del conocimiento establecido, elaborado dentro del ción, es decir a la satisfacción, de cualquier manera. El ele-
mis mo ámbito psicofísico por el mismo autor, Fechner, que mento patológico debía situarse en el hecho de que esa satis-
incluso había acuñado su nombre: Über das Lustprinzip des facción sucedánea era inadecuada, porque no empleaba el
Hande lns, "sobre el principio del placer de la acción".7 Prime- mecanismo convencional. Los neuróticos son impotentes par a
\' Freud lo denominó "principio de displacer", lo que es per- obtener satisfacción.
r ' t mente coherente con su elaboración conceptual. Se refi- Por lo tanto, el tratamiento debía seguir el carn in pu .

166 167
a través de la cadena del significante, y el final del tratamien-
to, contra esa r epreSlOn, para neutralizarla . Los métodos
to continua ba r etrocediendo.
sucesivos de Freud (que ya hemos visto) siempre tenían la
La primera teoría de Freud le impidió advertir este movi-
m isma meta : liberar las r epresentaciones reprimidas, permi-
miento en círculos. Además, la t eoría misma producía el tér-
tiendo de t al modo una a breacción a decuada "del afecto es-
mino fin al n ecesario. En perfecta conformidad con este saber .
trangulado", a fin de que la paciente histérica pudiera recor-
él descubrió m uy pront o (en re alidad, demasia do pront o) que
dar lo que antes había luchado por olvidar, lo reprimido. Una
Dor a esta ba enamorada del señor K. , reemplazante edípico del
vez curada, podría volver a seguir la senda directa a la satis-
pa dre. Pero ella no lo sabía porque lo había r eprimido. Todos
facción, sin desvíos neuróticos.
los síntomas a puntaban en esa dirección : el g lob us hy stericus
Considerado de este m odo, el mecanismo de la enfermedad
er a u n a reacción al deseo d e coito-fe llatio r eprim ido lue go de
y su terapia puede verse co mo constit uido por dos proces os
u n a bra zo con 1 se ñor K (este revestimiento edípico apa recía
opu esto s pero complementarios (esquema 1). El esquema de-
perfect am nt co nfirma do, a dem ás, porqu e se suponía que e~
m u estra el car ácter obvio de un rasgo central: la primera teo-
padre, en cuyo lugar h a bía en t r a do en escena el señor K , era
ría de F reud era u n sistema perfectam ente cerra do . Este r a s-
un vermogend, imp t nte, y por lo tant o limitado al sexo or al :
go llevó a que, como se 3abe , se lo denominara "mode lo
el mutismo en us n ei de l señor K. (¿pa ra qué h a blar si no se
h idráulico". Desde el punto de vi sta est ructural, constituía la
enc ontraba 11i la p r n más importante?). Todo esto le re-
respuest a del discurso del amo al discurso de la histérica . Co-
sultaba obvi cu a l u i l' ,salvo a la pr opia Dora. Y allí co-
m o r esultado . la primera t eoría de Freud sobre la histeria era
menzó el ca l v r i d Fr ud: e 11a no creía en él. P eor aún : se
una teoría quena afe ctaba a la h i stérica . Tenía el mismo efec-
bu rlaba de su s int rpr ta i( n s, y lo despidió como se despide
t o que un balde de agua'sobre un pato: se desliza y lo dej a in-
a un cria do. L pr "imH v z F r e ud sería m á pr udente (oper ó
tacto. Una ca racterística de la aplicación de este esqu em a re-
el p rincipio d r lid D, y fu él quien des pidió a la Dora si-
sulta sorp ren dente, sobre t odo en el primer período de Freud:
guien te, es d cir, 1 h . s xual de 1920 , antes de que ésta
la representación originalmente reprimida era a menudo de
t uvier a la op r'tunid d d spedirlo a él. P r o subsi stía el de-
ti po t rivial. Por ej emplo , Anna O. no podía beber de vas os ,
sencanto: las p i t S hi ,t ri as se sustraían a su t eoría .
porque en alglma oportunidad había visto a una institutriz
pe rmitir que lo hiciera su perrito; Emmy von N. tuvo horri- Esto con virti n 9 ' n d lo el desenla c de esta primera
t eoría: las pací nt H hi a ber nada de la
bles alucionaciones, ~nducid a s por la lectura del a rtículo (nun-
cura de Fre ud. ; r ud poder aportarles
ca rastreado ) de un periódico. Las cosas se complicaban aún
m á s porque el proceso no se limitaba a una representación. el Freude, e l pI t' , 1 cida d par a exp ri mentar placer.
pero ellas lo r ·h 1. u rosis er a la elección de la im-
Durante la cura se encuentra toda una serie de representacio-
potencia en r 1 .¡ n tisfac ción . E l mismo proceso
nes , que giran como en torno a un núcleo. En la última parte
de los E studios , este fenómeno convenció a Freud del meca- puede seü al t' S , n. S pequ eñ a, en un historial de
Lucien hrael. Fl U j v 11 hist r ica padecía fri gidez, y el ana-
nismo de la sob redeterminación. Un par de años más tarde,
en La interpretación de los sueños , habló del "ombligo" del lista n ovicio P U (:IO t 1 U mp ñ o en llevar la cura a buen
sueño, ubicado más allá de cualquier posibilidad interpretati- puerto, es d cir, d 11 u n o d vist a, a posibilitar que la
pacien t e disfru ta r 1 t' . Y (m ilagr.o de los milagros
va. Parecía faltar un primer momento, lógicamente anterior.
De allí la parte superior sombreada de nuestro esquema. Co- el tra t ami nt di t' ult rl y r hice el amor con mi espo-
m o consecuencia, Freud tuvo la frustrante experiencia clínica list se sintió en el séptimo cie-
p ciclad com o terapeuta, hasta
cl encontra r continuamente nuevas representaciones, más
su eñ o rosado: "Mi esposo
1, 11 d 1 presunta mente última. El deseo seguía moviéndose
me hizo terminar, pero ahora . definiti'.-amente. no quiero ha- Pl:l \l'O DE INFLEXIÓN ENTRE LA PRIMER.-\. Y LA SEGUNDA
cer más el amor con él".9 TEORÜ: ERINNERN, íVIEDERHOLEN UND DURCHARBEITEN
Las hist éricas sencillameme no quieren poder. (RECORDAR, REPETIR Y REE L \BORA.,{)

En Este punto de su desarrollo, Freud demostró poseer un a


ESQt "E:'dA 1 cualidad muy rara:la honestidad científica. En lugar de ape-
El m odelo hidráulico garse a su teolia y condenar a la histérica por tramposa, fm u-
dulenta y comediante ¡corno lo habían hecho sus predecesores
/ / /, '/// / /7/ '/ / / .. /
'l/ II
' I / '/ /77[ y lo hal-lan algunos de sus seguidores ), él comenzó a cuestio ·
nar su propio pensamiento. Al principio logró explicar los fra·
_ - - )o. abre2 -:: : ,7 normal I casos t¿.,·apéuticos mediante el concepto de resistencia: la 1'2 -
i presión era mantenida por la misma fuerza que en un priiE:'l'
:eSeO, expresad o : 'i c-" r ep re s2 r ~ ,,-:ión I¡ mo m en, ;) la había producido y que seguía impidiendo que >,
idea lle ~ ara a ser consciente, obs t ruyendo de t al modo el fun-
cionamiento del principio de placer. Según este r azon a miem0,
-
~f2c t O
la hist é:ica tenía que 5er persuadida de que r enunciara a c"-'
resi3ter::cia. Para deci rlo claramente: había qu e inte rpret a:' ;;
res i3ter.ci a en sí, a fi n de hacer posible la in terpretación del
~- - --_: materi¿~ r eprimido , Aunque esta técnica tenía un gTan f uh:'J
:JI'jidc , I , nculado a e:':
•spresentac ic- (el an a ~:5is d e las r esi.3tencias en la psicología de l yo), fl m:>
,

I
mente =e reve ló impo.3ible: los fracasos terap éuticos se a m o='.·
tonab al; y los análisis se volvían unendlici" int erminables.
·:;to rno de lo : ~ : ~: m id o a Por o~ro lado, tamb ié n se redujo el entusiasmo terap éub:c
~ravés de esa :::~=xió n : el de Fr eud . En 1914 ya 5e habían publicado sus cinco principa-
sintoma co mo ';Jreacción" les historiales: la idea optimista de la difusión del psicoanáli-
sis corno recurso profiláctico contra la neurosis desapare ció
junto con las pacientes histéricas que probaban su suerte con
'i ;apetici ón ~ - - - otros maestros . 10
~:;sistencia ~- - - - --: ," ,
, Pero en 1914 se produjo un reflujo, como consecuencia de
análisis de la resis~:1cia ,',' un artículo relativamente pequeño: Recordar, repetir y reela·
tratamiento
interpret~ción / borar. Su importancia fue tal que transformó radicalmente a l
psicoa n álisis, al menos entre quienes querían tomarlo en
Pe nsamientos dominantes desde el punto de vista freudiano seno.
Pri ncipio de placer Todada con un pie en su teoría anterior, Freud la resu mió
ri ncipio de constancia
en los dos primeros conceptos: recordar y repetir. Como r esul-
R presión
tado del proceso de represión, la paciente había olvidado algu-
II\ t r'pre tación lacaniana
. e fálico nos contenidos y no podía recordarlos . Inevitableme nte tenI
I trlcción del deseo a su expresión en el significante que repetirlos en la forma de un "retorno d.e lo r eprimid n, L
$ .-. S1 teoda de Freud alcanzó otro nivel en cuanto él c m n ~ i\

170 171
cuestionar este denominado "olvido". Ese cuestionaillÍento era Freud. ya había alcanzado casi totalmente su propósito.
tan completo que, finalmente. no quedaba mucho de esa idea Freud había e:stado convencido de que lo que retornaba en los
que en algún momento habia 5ido tan importante para el psi- síntOlli2.S era la parte "olvidada". El nuevo enfoque socavaba
coanálisis. la idea de l olvido, y él tenía que encontrar otro origen para la
Olvido uno. Resulta notable. dijo Freud, que al final de sus repetición . En este sentido, el artículo sólo resultaba parcial-
análisis las pacientes sostengl.'l que sabían de antemano todo mente exitoso. Más tarde Freud vinculó la repetición con la
lo que se les dijo durante el tratamiento. Parecería que el ol- transferenci a, que redujo a una m era repetición . Pero en ese
vido es básicamente un no querer saber, una disociación. "La mome:c.to pres entó una innovación : en lugar de la anterior
paolÍón de la ignorancia", diría Lacan. l l Wieder1-olen (r e petició n) , d un modo casi casual pasó de la
Oluido d os. En el punto d02de la anali zante había olvida- Zl.cang zur Wiederho¿en (compuls i n a repetir) a la Wiederho-
do efectivamente algo, Freud óescubrió que la brecha que de- lungszwang (co mpubi n d r p ti ci n ), algo totalmente dis -
jaba el recuerdo olvidado 5ie::::pre podía ser llenada por otro t into. Y cuan d o n o nt t' mo ' d qu ' es lo que esta comp ul.
mecanismo: el recuerdo encu~ridor. P ensemos en ei pequeño sión ti",:lde a rep etir, udv l'tim la ro gn itud de los cambios
Goethe arrojando la vaj illa de la madre, y reteniendo este pe- int roducidos en comp ru 'í ' o n l' id a anterior de repeLi-
queño h echo de la vida como.:.nico recuerdo del pel-:odo en el ción: "el repi te todo lo qLt ya s h bi rto camino desde las
Que nació su hermanito . ¿,Qc:e era lo que estaba arrojando? fuentes de lo reprimid o h ::¡ tu , l P l' na lidad manifiesta: sus
Como significante, este recue:':io remite a otro comenido, mu- inhibic:o nes y actitu d ' inútil s, y 'Ll r a sgos de carácter pa-
cho más importante. 12 tológicos".1:3 y Fre ud ad dicional: "y todos sus
Oh' ido tres . Freud sostuv': que, en última instar:.cia, toda síntoII: 2.s". P er o est p qu L1 o er a precisament e el
la idea del ol,:ido tenía que re lativizarse, porque e:¡ el curso único e~emento de la l' p Li i n , la forma de retorno de lo
de un análisis la paciente de~cubría a menudo cienos hechos repr-im:do, que apar cía po ~ 'Lu l ü 1
de los que nunca había sido co nsciente, y que por lo tanto no repetición. Aparent m nt. ! S
podía haber "01 vidado". Se b·3.taba de los (antasrncs incons- ba la ic.",a a fin d e qll in 'Iu I'n "1
cientes, que obligaban al anaJ.:sta a intervenir con una nueva La compulsión d e r ep ti i. o i
herramienta: la construcción . .-\1 pasar, queremos señalar que jeto.
Freud estaba tomando el mismo camino en septiembre de Esto llevó a Freud 'U rlmi nto. Lo hizo reformu-
1397 , cuando le esCribió a Fliess que había abandonado su lar el concep to d e la n ur rn ~ r encia, convirtiéndola
teoría del trauma como etiología de la histeria. También en en un instrumen t t l' P t ro bi n en este punto per-
ese caso el argumento había sido que '"el olvido" nunca puede cibimos una nu eva n n b rn que la neurosis y la re-
removerse , ni siquiera en los casos más favorables. También sistencia podían ir d ItI in no: I mismo poder que original-
entonces había dicho que el fantas ma ocupa el lugar del (re- mente había pr v l do 1\ " ¡)ro , podía más tarde ejercer
cuerdo del) trauma real. Freud estaba comenzando a trazar resistencia contr I i 1 I I ¡U ontenido pasara a la con-
una diferencia entre una realidad ya vinculada con significan- ciencia. Hemos i h , n vi ·t de la compulsión de repe-
tes y un Real que estaba más allá de ese ámbito. En este pun- tición, el m at ri I d 1 t' t rn d 1 r primido había cambiado
to la reflexión gira hacia la segunda teoría. El recuerdo desa- y se había amp H ncia, resultaba necesario
parece casi comp let amente en este reexamen de la idea del cambiar y amp li pto de resistencia. La re-
olvido, y en su lugar aparece el dúo de la repetición y la reela- sistencia y n in toma (como en la prime-
boración. El concepto de repetición era el punto de fractura. ra teori ), s it'l t n derla a la "personalidad
Como fenómeno clínico utilizado en el primer período de manifie~ta": l'
tl·clnsferencia. En este punto

172 173
resulta totalmente obvio que la mayor parte del análisis pos- da; Lacan tiene razón en cuanto a que cierto estilo "se com-
freudiano, con su énfasis en el yo y en el análisis de la resis- prende demasiado fácilmente".1 6 S~ la comprensión es dema-
tencia, pertenece a la primera teoría freudiana. Por cierto, a siado r ápida, sólo se ha entendido lo que ya se sabía de ante-
la luz de la segunda teoría resulta imposible establecer una mano. Por lo tanto, terminaremos esta sección enumerando
alianza del trabajo con "la parte sana del yo", porque esa par- esos cambios principales,
te sencillamente no está allí. Todas las teorías ulteriores so- 1. Desaparece la idea misma de "olvidar", y también la de
bre un sí-mismo "real", "auténtico" o "bueno" pueden cri ticar- rastre2J' el "recuerdo" siguiendo sus huellas. Dos de las más
se desde el mismo punto de vista. Lacan lo h a aclarado en su imporrantes ideas de la primera teoría se convertían en histo-
teoría de la alienación: un sujeto siempre recibe Ll identidad lia. Lacan confirmó este cambio al pasar el énfasis de los "re-
del Otro, no hay ninguna identidad original detrás d 1 p n- cuerdo ~infantiles" al fantasma fundamental constituido du-
talla. Por cierto, no hay identidad en absolu to qu t ' nt rante el período infantil de la historia del sujeto.
o más allá de esta alienación necesaria, sino 1 un s r el s- 2. Se introducen dos nuevos conceptos. En primer lugar ,
nudo en lo Real, al margen de cualquier proc el hum ni- los fW7:'.Fn as inconscientes , acerca de los cuales Freud espe-
zación. cifica Qüe nunca han sido conscientes (diferenciándolos de tal
Este cambio desde la resis t encia transfer nei modo de los ensueños diurnos conscientes o preconscientes),
de los síntomas a la neurosis de transferencia n Un año mas tarde Freud les dio un nuevo nombre: fantasmas
personalidad le permitió a Freud cartografiar tr primordia:es u originarios, De tal modo subrayaba que se los
que él no había comprendido hasta entone s : 1 , t l' debía e:J.tender .y situar más allá de cualquier forma de olvido
de los síntomas, e incluso de toda la neurosis. b j I o recue,'do 17 Además aparecía una nueva herramienta tera-
cia del análisis. El concepto de "ganancia d I nI' l'nl \ In il> péutiu:.: fe constru cción . Aunque no es a ún mencionada por
era considerado insuficiente desde mucho ant ~. lit p 1: 1 su non.: ore en este artículo. se encuentra sin duda presente
años más tarde Freud introdujo la idea d 1 " r cuando Fteud se refiere al historial del Hombre de los Lo-
péutica negativa". El pasaje desde la resist n bos.1 8
cial a la neurosis de transferencia tuvo coro r 3. Algunos conceptos sufren un cambio radical, cuyas con-
mero señalamiento al paciente de un factor d secuencias fueron desarrolladas algunos años más tarde. La
no bastaba para hacerlo desaparecer. Se nec i repetición se convierte en compulsión de repetición. La resis-
la Durcharbeiten, la reelaboración. En este art ul (fr' 1i r () tencia pasa a ser resistencia transferencial e incluso neurosis
nos proporciona muchos detalles sobre esa nu v id n, S r t· de transf'erencia . Se vuelve necesaria una nueva herramienta
la que se trata de la parte más difícil del tr at mi n • I Il terapéutica: la Du rcharbeiten, la reelaboración, algo literal-
cual depende su éxito o fracaso. Desde el punt d vi di t· mente impensable en la primera teoría. En conjunto, estos
mico , comparó la reelaboración con la "abre cci , cambios debían necesariamente dar origen a una nueva teoría
del afecto estrangulado por la represión". 14 En 1 2' I \ n 'ul de las pulsiones y también a una concepción diferente del yo.
con la resistencia del propio inconsciente, es decir, n 1\ 1' ( • 4. Hay algo que Freud no abordó en este artículo, pero de-
sistencia que resulta de la compulsión de rep ti i n y mostrarla ser el cambio conceptual más importante de todos:
subsiste después de conquistadas las resistencias d 1Y , 1 la revisión de los dos principos básicos sobre los que se basa-
Esto conduce a la conclusión siguiente: "Record r ~ ba la primera teoría, es decir, el principio de placer y el prin-
y reelaborar" marca un punt o principal de fractura :n 1 cipio de constancia.
ceptualización freudiana. Lamentablemente, est t 1l
tan fácil de leer que la fractura pasa sencillament in d

174 175
U. SEGUNDA TEORL-\: EL GOCE descubierto de qué se trataba. Los dos primeros capítulos ex-
presan su convicción y señalan su búsqueda esperanzada.
El goce fálico versus el goce del otro Después de dar la formulación más explícita del principio de
placer y el principio de con stancia, Freud comienza buscando
EllO de enero de 1915, Lou-Andreas Salomé le escribió los elementos que los contradicen, y no puede hallarlos: exa-
una carta a Freud sobre el libro que él acab a ba de publicar: mina su oposición con el principio de realidad, considera el
Introducción al narcisismo . Entre otras cosas, la carta conte- modo en que la represión transforma el placer anterior en un
nía la siguiente observación iluminadora: "¿?:;o es ento~ees el displacer actual, y los juego s infa ntile:::o displacientes, pero en
principal problema de la seAualidad que no quiera tamo apa- ninguno de estos casos en clJ.entra que no rij a el principio de
gar la sed, sino que con siste m ás bien en el anhelo de la sed placer. Por el contrario, pa rec n confirm 'lrlo .. .22
misma? ¿No es que el estado de relaj ación y satisfa cción so- La pri.me r a excepción import' nt surge con el concepto de
mática alcan zado es al mi sD.o tiemp o decepcionante. :: orqu e c ompu!~ió n de repetición. om t rape uta , F re ud se había
re duce la tensión , la sed?".lS vi.sto obligado a llegar a la co n [us ión de que, a pesar d e su
Lna vez más la histérica le señalaba a Freud el ca0':no: le experie:J.cia en el descu brimi nt d lus resis tencias, a pesar
demostraba la debilidad de sus argumentos y lo orientc.oa ha- de sus i:J.tentos de con ven e r u l p i nt d que renunciara a
cia una nueva solución . La .38xualidad es el Durstsehl'.)(lcht, ellas, i:cclus o empleando "influ n i' l:I b.umanas ·', es decir, el
el deseo de sed, el deseo de dese o, y no de su satisfacc:ón. La lugar de' la transferencia I -ie) , 1 p ci nt e s ucumbía al poder
acu m ulación. de tensión puede ser placien te, y la descc~5a de de la co::np ulsión de rep etición.:¿:) t' mít:::o nos señalar al pa-
la tensión decepcionante. El pri:lcipio de placer comer:::aba a sar que ~o s co nceptos de tran ~ I cm lU y t' sis tencia aparecen
derrumbarse . A Freud le lle\'ó cinco años incorporar e~~1. sim- aún em::;leados con su anti gu s ig nlfi ldo, Más a delante en el
ple obse rvación a su teoría, :-. hacerlo le exigió una reyi~ion de texto, y 2n desarrollos u lteri r s , r· r ~ld 1 S modificó comple-
todas sus ideas a nteriores. tament2. Además d el hech d l d rle nt , rea lizó otro des-
Incluso más tiempo le tomó co menzar a t rabaj ar con ella. eubrimi2nto importante: iqu la r' s i t nci funcionaba al ser-
Un año más tarde pudo aún esclibir. en "Pulsiones y destinos vicio del principio d e placer!' t' i L t1 i emanaba del yo,
de pulsión", que el principio de placer regula automátic3.ffien- mientras que el materia l r pri id( í no j ercía ninguna
te incluso los procesos psicológicos más intrincados, y que el resistencia; por el contrario, lo q ll , gar a ser conscien-
placer equivale a una reducción de la tensión, mientras que el te. Esto ya no concordaba e n I t Pl'im )' L oda.
displacer acompañaba al aumento de tensión. Pero a..iadió La compulsión de r ep tici J'l in v lu 'l' b claramente un
que la relación entre place r y displacer era más compleja. 2o material displacient e, e n co n.11 i L '0 1 I principio de placer.
Cuatro años más tarde, en "Lo ominoso", había cambiado ¿Qué era lo que se rep tí· d trI o 'O pu l. sivo? Freud lo lla-
realmente de idea: postuló una compulsión de repetición que mó das Schicksal , el d s ¡no, y I t'( I I 'i on con el primer re-
iba más allá del principio de placer, lo cual explicaba algunos chazo devastador por e l pl'irTt( r 'Ol.llp it ro moroso, uno de
extraños fenómenos del final del tratamiento. 21 Freud remitía los progenitores: "En la traT1, (' l ' n , j \ , 1 1:1 P cientes repiten
al lector a un futuro artículo en el cual prometía desa.'Tollar todas estas situaciones incl , I (11 m iones penosas, y las
esas nuevas ideas: fv[ás allá del principio de placer. reviven con el m ayor ing 1 jo , '1t'/lLII Il el provocar la interrup-
Por cierto, este nuevo trabajo suponía un giro de ciento ción del tratamiento mi e incompleto; una vez
ochenta grados. De la introducción surgía obviamence que más se las ingenian p r el dos, para obligar al
'reud es taba con vencido de que algo fallaba en sus principios médico a que les h a h] v l' tr ll( ni, y 1 s trate con frialdad;
b icos, de que algo iba más allá de ellos. Sólo que él no había descubren objetos p OF i/HII) ¡)/l I' 1t u e los .. . "24

176 l77
1

El principio de placer había sido gravemente conmovido , do original concomitante, Freud tiene que referirse al mito de
se había encQntrado la primera excepción, la primera palan- Aristófanes acerca de la unidad inicial de los dos sexos, divi-
. I
ca. A continU:ación, Freud realizó un descubrimiento suma- dido~ más tarde por la intervención de alguna instancia divi-
mente sorprendente: la compulsión de repetición no contrade- na. Esa era la transición desde una especie no-dividida (un
cía el principio de placer, sino que estabajenseits, más allá de in-dividuo) a un sujeto dividido.
él. Además, la compulsión de repetición le preparaba el cami- Las consecuencias eran de vasto alcance. Una teoría de las
no. Sigue en el texto la exposición de las neurosis traumáti- pulsiones totalmente nueva exigía cambios importantes en la
cas, en la cual Freud traza una distinción entre el trauma con teoría del yo . La nueva teoría de las pulsiones le dio el tiro de
y sin expectativa previa angustiada . Si es esperado, el trau- gracia al principio de placer. De las nuevas pulsiones, era
ma podía controla rse: en los términos freudi a nos , catectizar- Eros la que subsumía la pulsión sexual "intensificadora de la
se, cargarse con energía y ser, por lo tanto , de s cargado más vida". Desaparecían las pulsiones yoicas en lo concerniente a
tarde. Si no era esperado, no habría ninguna catexia prepara- la autoconservación. 25 Además, en un artículo posterior
da, ni llena de significación ni vinculada con un significante. (1924c), Freud habló de la dimensión mortalmente narcisista
Desde el punto de vista lacaniano, estaba en lo Real. En tal del yo. ¿Cómo operaba este elemento intensificador de la vida
caso, la práctica clínica demuestra que el impacto es mucho propio de Eros? Una vez más, el ejemplo del coito señalaba el
mayor, mucho más traumático. La repetición subsiguiente del camino. Su efecto no consiste sólo en que descarga la tensión
trauma no es entonces más qu e un intento de instalar "la ex- (el único argumento de la primera teoría ), sino que también
pectativa an gustiada" que había faltado inicialmente. ¿Por añade nuevas cantidades de excitación; en otras palabras, el
qué? Porque la "ligazón" establecida de tal modo permite el coito acrecienta la tensión con esas "nuevas diferencias vita-
funcionamiento del principio de placer. ¿De qué modo? Una les" .26 El principio de placer entraba en pánico: todas esas
vez que la tensión es "ligada" a una representación, la tensión nuevas tensiones debían ser drenadas , agotadas , abreactua-
displaciente acumulada puede abreactuar se . El principio de das . De modo que éste era el precio: si había más tensión, se
placer puede reinar de nuevo. necesitaba más tiempo para agotarla, y se ampliaba la vida.
¿Significa esto volver al punto de partida ? Si la única ex- Mientras tanto, el principio de placer había recibido un nuevo
cepción al principio de placer apunta precisamente a rest able - nombre : principio de Nirvana, expresión propuesta por Bar-
r este principio, ¿debe considerarse una excepción? En este bara Low y adoptada por Freu d. De modo que Freud había re-
punto, a m itad de camino en el texto, enfrenta mo s un gir o descubierto una de sus primeras hipótesis y también una so-
qu e sería casi totalmente inesperado de no ser una convicción lución implícita al problema asociado con ella. En el Proyecto
n Freud que algo fallaba en el principio de placer. Freud elu- ya había postulado una hipótesis cero: las neuronas apunta-
1 la cuestión de la relación entre la pulsión y la compulsión ban a un nivel cero de tensión (de investidura) . En realidad,
el re petición, y termina descubriendo la oposición entre la nunca a lcanzaban ese estado, y no estaba claro por qué. Des-
pulsión de vida y la pulsión de muerte, Tánatos y Eros. Una pués, lo típico fue que en sus artículos Freud recurriera a for-
pnlsión siempre apunta a restablecer un estado original del mulaciones gemelas o dobles: el principio de placer luchaba
) l" . r a Freud, éste es un efecto de inercia, supuestamente por una descarga completa pero, si no la lograba, debía con-
11d\ .•nte a la vida orgánica (por ejemplo, la "inercia neuro- tentarse con mantener constante y preferiblemente lo m ás
1' /1 1" d 1 Proyecto). En ú ltima instancia, ese estado original es bajo posible el nivel de la tensión. El principio de placer y el
1" II1 U rt , y en este punto la idea de Tánatos encuentra su principio de constancia se complementaban. Con los nu · v S
Il l ffll t· pr pio. Diametralmente opuesta es la pulsión de vida, planteas se resolvía la antigua ambigüedad: el principi.o d
Illi'!) I A; 1 pr dirigida hacia la fusión. Para encontrar el esta- placer, rebautizado como principio de Nirva n a, bus 'ubn 1

178 179
punto cero, pero lo contrarrestaba otra fuerza que reiterada- muerte, y tendía a la tensión cero, a la muerte. El principio
mente lograba., aumentar la tensión. Esto nos lleva a una con- de placer constituía una modificación de este principio de Nir-
clusión muy extraña, y por cierto terrible. El punto cero de la vana, y actuaba al servicio de Eros, la pulsión de vida. Final-
descarga total de la tensión al que apuntaba el principio de mente, el principio de realidad expresaba la influencia del
placer no era más que la muerte: el orgasmo, "la petite mundo externo. 29
mort",27 prefiguraba la muerte propiamente dicha. Esto impli- Resulta claro que, a pesar de que la t erminología sigue
ca que el principio de placer está al servicio de Tánatos. En el siendo la misma, y por lo tanto crea confusión, lo que aquí te-
extremo opuesto del espectro encontramos a Eros, que man- nemos es un principio de placer totalment distinto, un prin-
tiene e intensifica la tensión a l servicio de la vida. En esta en- cipio de placer que ha cambiado de ba ndo y hora pertenece
crucijada, Freud tropezó con un grave problema terminológi- al Eros intensificador de la vida, u n pr incipi de placer que
co. Inevitablemente tenía que cuestionar sus concepciones lucha por un placer distinto del que bu 1 principio de Nir-
previas sobre el placer y el displacer, en vista de que la últi- vana.
ma forma de "placer" no era más que la muerte. Esta cues- Freud había descubierto un segu ndo Lip 1 pla cer, un pla-
tión, sólo planteada implícitamente en el texto, llevó a Freud cer que estaba más allá del sentido com ú n 1 1 primera teo-
a diferenciar el placer o displacer de las constelaciones pulsio- ría, porque podía incluir el dolor. E l pr in 'i pio de placer en su
nales "ligadas" (proceso secundario) respecto de las "desliga- formulación original suponía un frn EU:l O i 1 trín seco. Freud se
das" (proceso primario) . La teoría anterior ya nos había ense- había visto obligado a subrayar La Luch a po/' el p Lacer, es decir
ñado que la ligazón significa posibilidad de descarga, y la el deseo, y no el término fin a l, J fl ti f'n 'i n. Aunque este
no-ligazón, imposibilidad de descarga. Freud llegaba ahora a término final podía generar un Cl r tu r 1"n1 1 1 placer (el ali-
la conclusión paradójica de que los procesos pulsionales desli- vio de la tensión, el placer fálico), hnb Il s in m rgo otra co-
gados generaban el mayor placer y también el mayor displa- sa que estaba más allá de est pi I", .J " 1 Ii d ser", algo
cer; ésta era una paradoja porque, según la primera teoría, en que por definición nunca acaba p I'quo lu ,1 n po r a lgo que es-
la cual la tensión era displaciente, esos procesos debían ser tá más allá de un fin: tien e q 1 VI r ' 0 1' ()tl' tfO' . Desde un
exclusivamente displacientes, ya que intensificaban la ten- punto de vista lacaniano, es a ll do n JI upnl' 1 doble dis-
sión y resultaba imposible descargarla. No sorprende enton- yunción de la teoría del di curfi : In i II1!l O L ' inhumana para
ces que Freud concluya con un enunciado profético: "Éste po- obtener satisfacción, la fa lt i 1'1 LI ' I 1-1(1 '11 In I pri n ipio de pla-
dría ser el punto de partida de nuevas investigaciones".28 cer, es la base de la impos ibi li lli d dI 1"0 (1 : "Ji:1 p1 C r marca el
Él mismo nunca aportó el desarrollo necesario. En El pro- fin [el finaJ/la m et a ] dI o' ",
blema económico del masoquismo intentó echar algo más de
luz, pero sólo logró aumentar la oscuridad. Allí comienza por El sujeto dividido y ln, ¡'¡(!~ , II /('jl 11
repetir lo obvio: el principio de placer regula automáticamen-
te la vida psíquica, que apunta a l menor displacer y el mayor En la n eu r si - .Y J 1'1 11 1' P/l llll l n i,! r la his ter ia, la neuro-
placer; Freud incluso menciona el nuevo nombre, principio de sis por exc 1 n '111- HI ti , ¡J,II '/1 1" I'! p<I,i ,¡ n del fracaso. La
Nirvana. A continuación plantea la dificultad: hay también práctica clfni, n nOH r11tt( IL I'II (/1 1< ( j,o H( pI' duce sobre todo en
una tensión placiente y un alivio displaciente; de la tensión las d n mi nnd nfl"I'1 1/1(1 (It \( 11", I II I'U 1"1' u d, la causa estaba en
en ambos casos tenemos una contradicción de términos. En la co mpu. IHi 11 d 1'( P ¡I,II' loll , qli ' j n H I ~i'L · n repetir un fracaso
ese punto"encontramos una nueva definición de los principios pr im 1"0 ~l Ot'lHl nI11'lo :0 11 111 I'lll l\ li flnd t.l dquirir dominio so-
(nueva en comparación con Más allá del principio de placer). b,' 1, " dOlll l 1, 111 I li t Vil 1.( 01' i\ ('1 ' mcli n a de las pulsiones
El principio de Nirvana era la expresión de la pulsión de 11"( Hu pon 11 do I ( ILn dOfI I l'illli l,( nl o" los que el organismo

180 181
qu ería retornar, cada uno de ellos con su típica forma de pla- siempre elucidada desde el punto de vista masculino : la ver-
cer : Eros lucha\ por la fusión y genera placer elevando la ten- sión femenina era "lo mismo, pero a la inversa".
sión; Tánatos lúcha por desligar, y su placer está en el nivel De modo que la segunda teoría permite una diferenciación
de la tensión cero, el sueño, incluso la muerte. basada en el género. Pero hay más: el tema mismo de esta se-
Parecería que nos hemos introducido en el reino de la filo- gunda teoría es la diferencia sexual. Para explicar a Eros,
sofía. ¿Cómo entender estos enunciados en relación con la clí- Freud utilizó el mito de Aristófanes sobre el ser humano com-
nica de la histeria? La descripción que realiza Freud de la pleto original, dividido por la intervención divina. Dividido
compulsión de repetición señala un primer hecho clínico bien ¿en qué? En dos criaturas con diferentes sexos.
onocido: "Ellos se las ingenian una vez más para sentirse Se ha pasado por alto la importancia de este detalle esen-
desdeñados, para obligar al médico a que les hable severa- cial. La aplicación del mito de Aristófanes y todo el tema de
ment e y los trate con frialdad .. .". La repetición del fracaso, Eros versus Tánatos se suelen incluir entre los pocos deslices
el 1t r auma, permite regresar al primer rechazo de la primera teóricos de Freud, que hay que perdonarle a un hombre ancia-
pareja en la primera relación amorosa, entre un progenitoJ1 y no. N o parecen ciencia seria. La necesidad de lograr acepta-
ol niño. Un segundo punto es que Freud, para describir est a ción en el escenario científico internacional es tan grande,
'ondición ideal originaria, tiene que remitirse a un mito, el que a menudo se hace a un lado al auténtico psicoanálisis.
( xpuesto por Aristófanes en El banquete, relativo a la fu sión Nosotros, sin embargo, estamós convencidos de que sin es-
Il l'i 'inal del ser humano todavía indiviso. Re sulta extraño te razonamiento mítico resulta muy difícil comprender la his-
11 1'1 ,al hacerlo, Freud no advirtiera que estaba r etomando un teria. El mito utilizado por Freud aparece en la práctica clíni-
l., [n a que ya había tratado veinticinco años antes en su inimi- ca con todas las pacientes histéricas, como fantasma
Inbl Proyecto: el de la primera satisfacción m ítica en forma originario construido nachtraglich, y también como fuerza
111 \1, inatoria, la satisfacción más perfecta , cuya h u ella m némi- pulsional, como un leitmotiv ,que determina todas las produc-
1'1 \ f'uncionará como norma comparativa en t odas las satifac- ciones del inconsciente.
l ' 01 \ futuras, condenándolas como insuficientes .3DTambién En primer luga r, un fantasma originario se construye a
II Li ta bastante extraño que un par de años después n o vin - posteriori, En parte es tomado en el lenguaje y de tal modo se
I ' III I U' estas ideas con un "nuevo" descubrimiento . Se suponía convierte en un sujeto. Como sujeto, nunca puede coincidir
I jllI \ IH niña realiza la transición a la relación edípi ca con el completamente con el cuerpo de lo significante, es decir, con
11 11 11 1' des de el vínculo preedípico con la ma dre a través de un el Otro; siempre queda un resto, que Lacan denomina objeto
IlI p 1'0 ,he (entre otros): el de no haber recibido su fi cient e (le- a. A través de esta operación, el sujeto se transforma en divi-
1111 ), II,n e sta discusión, Freud rechazó por completo el a r gu- dido y sexu a do: "Eres un hijol4ija de ... ". En este punto, el su-
III II "Lo sociológico (un período más corto de amamantamiento j eto hist érico enfrenta una imposibilidad. Tomado en el len-
di Idll o [ las condiciones culturales), favoreciendo en cambio gu aj e, tiene que adquirir una identidad sexual mediante la
" 111 Id (el. : "Es como si nuestras niñas hubieran quedado para identificación simbólica con un significante. Para la mujer,
1111\ 111' no saciadas",31 con un deseo histérico, insatisfecho, este significante, SeA), falta. Es allí donde se origina el deseo ,
11 11\ ' 1\ 1 I . E n el mismo artículo Freud estableció una rela- concent rándose en un estado construido retroactivamente, y
I 111\ \\ \( n i 1 entre la histeria y esta relación preedípica ma- por lo tanto mítico, supuestamente anterior a la divisi ón , en
11 11\ 11, ,d más , que Freud hubiera dejado atrás su primera el que se piensa que hubo un sujeto absoluto, sin ningu n a di-
I 11 1111 li t tl t'roinó un hecho importante: desde 1925, él pudo visión y por lo tanto sin ningún problema de sexu ación. A s-
1 ,,1 11 \' ( 1 l S o femenino e histérico como algo distinto del te fenómeno nos gustaría denominarlo "el fa n t asma unis
11\ II\ /l tl' uli no. 32 Antes, la situación edípica había sido histérico"; es muy obvio en la práctica clínica, tanto n Lo. t tll:-

182 183
ti ular importanci atribuida al otro, como en la fusión histé- mo parte componente de la unidad madre-hijo (una unid a d
rica. El mito de la "empatía", de la "intersubjetividad" perfec- dual)".34 La descripción de esta fusión deseada acentúa la no-
ta queda de tal modo expuesto como un fantasma histérico. diferenciacion de ambas partes componentes e incluye una C· l -
, En segundo lugar tenemos el tema de la fuerza o leitmotiv racterística que el autor considera "totalmente inesperada": I
pulsionales. Los síntomas histéricos no son más que fantas- placer asociado con esta unión es muy extraño y se asemej a a l
mas realizados, intentos de producir una respuesta a SeA); Vorlust, el juego preliminar, como un placer que intensifica la
siempre tienden hacia el mito del sujeto absoluto. La princi- tensión. Seis años después de este artículo, Winnicott descu-
pal característica de este sujeto absoluto es que promueve la brió el objeto transicional como la primera posesión no-yo. El
idea de que todos los sujetos son iguales; el concepto ~e qu.e niño realiza la transición desde la unidad ilusoria de madre e
"todos son Í!males ante la ley" ejemplifica esta tendencIa um- hijo a una dualidad diferenciada apelando a un fenómeno in-
sexual. A alguien familiarizado con la clínica psicoanalítica termedio. Dice Winnicott que este objeto transicional puede
de la histeria no le sorprende que en muchos casos esto resul- referirse al seno de la madre, pero potencialmente representa
te en una forma de compromiso social. Anna O. se convirtió al falo materno. 35 El falo de la madre es lo que en nuestro ra-
en la primera trabajadora social, y décadas más t~r~e fu h~­ zonamiento llena la falta para mantener una unidad. Cuando
menajeada con una estampilla que llevaba su efIgIe y la SI- el niño descubre la carencia de la madre, llena esta brecha,
guiente leyenda: Helfer der Menschheit (auxiliadora de la hu- precisamente para evitar la ruptura con el primer gran Otro.
manidad).33 Al cabo de otros seis años, encontramos la más perfecta
La histérica añora la unidad del paraíso perdido. En pri- ilustración en un texto de Peto que se propone examinar epi-
mer lugar, este anhelo es solamente nominal. Si uno cree qu sodios "psicóticos". En nuestra opinión, esto resulta engañoso,
puede satisfacerlo, que puede remediar la falta de amor me- puesto que todos los pacientes límite presentados provienen,
diante un "sostén" (una terapia de apoyo), se llevará una gr n con una excepción, de los Estudios sobre la histeria . Peto
sorpresa: la histérica no apunta a la satisfacción de este d ·- quiere examinar un cierto fenómeno transferencial: "Los fenó-
seo, sino que quiere sostenerlo como deseo. Además sati s f~­ menos consistían en estados recurrentes de la regresión más
cerIo es peligroso. Si se realizara la unidad, se perdería la dl - profunda durante lapsos de semanas o meses. En esos esta-
ferencia entre el goce del Otro y el goce del otro, de modo qu dos, el paciente se percibía a sí mismo y al analista como fu-
el sujeto se vería reducido a la condición de mero objeto pasi- sionados en una masa más o menos amorfa de carácter vago e
vo del deseo del Otro, desde donde la única salida es la psico- indefinible . [ ... ] Pronto esta etapa se desarrolló en una fase
sis histérica. en la cual los dos cuerpos se convertían en una masa de car-
De modo que tenemos un sujeto dividido, i3, que busca su ne ."36 El autor aclara que esos .estados tenían que ver con fan-
identidad sexual y no la encuentra, como consecuencia de lo tasmas primordiales que nunca habían sido conscientes, pues
cual elabora un retorno fantasmático a la totalidad mítica an- "estas regresiones siempre llegaban en la transferencia a si-
terior a cualquier forma de diferenciación sexual. El proceso tuaciones y fantasmas más arcaicos que los realmente recor-
es alimentado por Eros , que apunta a la fusión, a un placer dados"; se referían a un período prehistórico mítico de su-
que (en oposición a la abreacción fálica) intensifica tensión y, puesta fusión con la madre. Ese estado de fusión no presenta
por lo tanto, tiene que ver con otro goce. . ningún signo del placer o el displacer clásicos, sino que evoca
Es notable que esta teoría haya sido confirmada por Cler- una especie de "nada vaga e indefinible". Peto rastrea correc-
tos textos'posfreudianos, algunos de ellos muy conocidos . El tamente esta regresión hasta perturbaciones de la imagen
famoso artículo de Balint sobre el "objeto primario de amor" corporal, pero no logra formular una generalización adicional:
nos enseña que "El niño tiene el deseo de seguir viviendo co- todos sus pacientes tienen dificultades con su identidad se-

184 185
xual, lo cual se explica por la condición fusionada alcanzada de sitúa la introducción en el lenguaje y la subsiguiente divi-
regresivamenté,. Por cierto, en esta condición fusional no exis- sión del sujeto S, así como la pérdida irrevocable de la unidad
te ninguna difetenciación sexual. Esto se ve muy claramente y el movimiento del deseo que la sigue.
n su segundo historial, de una paciente que había aprendido Esto nos vuelve a llevar al sujeto histérico, aunque en este
a abandonarse a esas regresiones: "aprendió a deslizarse en caso en el sentido propio de la palabra, como el sujeto dividi-
ellas siempre que un conflicto penoso relacionado con la mas- do por el lenguaje, S . Por cierto, el único sujeto dividido, S, es
turbación anal o genital le provocaba un sentimiento de culpa el histérico, y la posición histérica es la necesaria de todo ser
abrumador" . hablante . Sobre la base de esta posición, la histérica S aspira
La imagen corporal implica una etapa especular. Los pa- a la unidad de un sujeto completo, S. Esto implica una encru-
cientes de Peto se apegaban a la identificación imaginaria con cijada con dos direcciones: por un lado tenemos el objeto, y
la imagen total del otro. "Total" implica la falta de la falta, por el otro, el deseo .
porque la imagen está llena por el objeto a; "imaginaria" im- El deseo se origina en la división del sujeto, causada por el
plica que los elementos son intercambiables, pues son imagi- lenguaje. S expresa su deseo en representaciones o significan-
narios-duales . La identificación simbólica del dobl e esquema tes, y de tal modo la convierte en una demanda. La expresión
especular lacaniano no es asumida, porque introduciría un nunca es suficiente; de allí el carácter interminable, insisten-
falta a través de la identificación con los significa nt · s d 1 te, repetitivo, de la cadena de significantes, que intenta ex-
Otro. 37 No sorprende que el autor encuentre en estos pac; n- presar el deseo: S ~ SI ~ S2. Cualquier final es siempre vir-
tes una especie de pensamiento arcaico. Esto es lo que Gis ]8. tual. El sujeto histérico no desea una satisfacción de
Pankow demostró con su obra sobre el efecto de la estructura- confección como respuesta a su anhelo. Rechaza el placer fáli-
ción dinámica de la imagen corporal en la psicosis hist érica. co y se reserva para otro goce. De allí su necesaria insatisfac-
ción. Allí arraiga la a menudo mencionada "labilidad" de la
onsecuencias de la segunda teoría de Freud paciente histérica, junto con la activación de una crisis aluci-
natoria en el momento en que cree que ha hallado la unidad,
Para Freud, estos nuevos descubrimientos supusieron un la satisfacción perfecta. 3s El deseo que se desliza intermina-
robio radical de curso. Con respecto a la teoría, inauguraron blemente a lo largo de la cadena de significantes resulta en
lo que nos gustaría llamar el período de los fenómenos Ur: una repetición de la cual el punto fina l virtual es lo Real laca-
rue rdriingung, Urphantasie, Uruater. Ur se traduce como niano; es "virtual" porque este Re al está más a llá del alcance
u rimario", "primordial", "originario", "primitivo": represión
1 1 significante. El encuentro con st R a l necesariamente
H (rust r ,y si se corr 1 ri sgo d - qu no lo h aga, la respues-
primaria, fantasma originario, padre primordial. Entendemos
qLl. ' lo "originario" se refiere a un momento lógicamente ante- La A 1 p¡::¡i osis h íst ríc y 1 : lu 'in a ción histérica. Con esta
I'ior a la constitución del sujeto, desde un punto de vista nach- '0 1 p 'i n In unían d In a lu in ~ ,; n, redescubrimos la teo-
t' n ol'i git1íll d Fr ud ob r la Rtl Li sfa cción a lucinada. 39
11'(1, rlich (posterior, retroactivo) . La represión primaria tiene
11 1I ver con la falta en lo Simbólico correspondiente a lo que 1I\1_ll'im o r'n L 01' n 1 lt'1' u 1 ntraba exclusivamente en
111 1 quedado atrás en lo Real. Se supone que los fantasmas ori- ( 1 I( .,'11 1,/1I)) i( nLo inL 1'111il nll lId seo, con sus raíces en el
HInurios proporcionan una respuesta a esa falta. El padre pri- pI' in ' Ipl!) d( pl l\ :( 1' , PO I' ' 1.1 '1 tra tamiento en sí se convertía
( 1 Ll I ( l H! tI n l/l'o rt' u~ Lrt\ lo . ' 1 el. discurso del amo podía im-
IIIO!:' Hal se convierte entonces en el elemento necesario que
pO!1 (\ )' 1I11 f'lll HI 1\1 0 1 Lil1uo d s plazamiento del deseo. Con
ltilY :tU construir para reparar la falta en lo Simbólico. En el
11'1' ud 11 y La 11 , m l1 t.:umos a reconocer el otro lado: el la-
1' 11 1) t Ll siguiente nos detendremos en las elaboraciones de
111,,( lid n tal sentido. En cuanto a Lacan, es en ese punto don- 1 d I l.Jj L Y 1 fanta ma, S O a. El objeto a está más allá

186 187
del significante, es el último término del deseo, que nunca fantasmáticas montan la escena que el deseo, siguiendo su
puede expresarse en significante s . Como objeto, se encuentra guión, interpreta una y otra vez. Las Deutungen funcionan co-
entre el gran Otro y S, en la intersección de sus respectivas mo puntuaciones en la cadena de la asociación libre del anali-
faltas. El sujeto histérico sólo puede encontrarse con el Otro zante, radiografiando la estratificación de los significantes y
mediante un fantasma con el que vela al obj eto a en su inten- apuntando al deseo cambiante. Su carácter insistente se vuel-
to de llenar la falta de a . Esto implica que el objeto adquiere ve claro cuando aparecen en significantes, es decir, allí donde
una importancia extrema como respuesta a la falta en el el deseo se h a tra nsformado en demanda, y es esa insistencia
Otro, por un lado I;omo medio para restaurar la unidad origi- lo que h a de cu estionarse una y otra vez; este aspecto queda
naria, y por el otro como prueba final de que es imposible. Es- perfectamente expresado con la figura del "ocho interior" que
to explica la dependencia histérica respecto del partenaire, h a ce visible esta circularidad 40 y demuestra por qué la cura
también r eflejada en la neurosis de transferencia y en la re - no debe int rrumpir los desplazamientos. La m eta es revelar
sistencia t ransferencial. la estructura fant asmática básica, que tiene un específico ob-
Es obvio que esta nueva teoría modific a radicalmente la jeto a como ag n te del discurso an alítico. La "construcción". y
concepción de la cura. La interpretación que se centraba en el la "r eela boración " fre udi a n as llevan a Lacan a l "pase" como
de seo y sus desplazamientos, S -7 SI -7 S2, al final del desa- nueva solución [ ara 1 pr oblema de la termina ción del análi-
rrollo de Freud se convierte en dos r ecursos técnicos más aco- sis, "la traue/'sée d u fantasme", vi aj e a través del propio fa n -
tados, cada uno con su propia función . En primer lugar tene- t asma , qu e par" d ji amente termina en que el sujeto se sepa-
mos la Deutung (litera lmente "indicación"), centrada en r a de él. Est lo qu e Lacan denomina la destitución
secciones más pequeñas de la asociación libre, y destinada a subjeti ua de l s uj t , qu e se r efl ej a del lado del Otro como el
sacar a luz el deseo inconsciente "indestructible". Esto no bas- dés¿tre de l'a nalyst (des-ser del a n alista ).41
taba. La indestructibilidad se debía precisamente a que el de- La segund t ol"Í fr e udia n a puede también resumirse en
seo no apunta a la satisfa cción,\.al Eldorado de la pulsión ge- un esquema (V - UH I -squ em a 2) .
nital sino, por el contrario, a perpetuarse a sí mismo como E n compara . j ) 1 . n el esquema 1, resulta totalmente cla-
deseo (piénsese en el sueño de la bella carnicera). El segundo ro que la s 'u du t oría freudiana es abierta. El discurso del
recurso técnico se propone r evelar la estructura en la cual y a amo h a el s pU r' ciClo, una ve z más hay lugar para la histeria.
través de la cual el deseo se mantiene cambiando. La expe- Freud pos tul un m ro n to lógicamente originario, un período
riencia clínica de Freud lo había persuadido cada vez más de precedent . d cn pi tal. importancia para la constitución del su-
que el deseo cambia constantemente; con respecto a él, cual- jeto. Enc n Lr m s su labora ción en uno de los textos freudia-
quier final terapéutico sólo puede ser virtual. La respuesta de nos más p t i 'OS: " , 1 mo tivo de la elección del cofre".42
Freud se desplegaba en un lapso idéntico: era la Durcharbei- Se tra L d artículo clave; por ser el primero que acordó
ten, la reelaboración, como procedimiento contra la causa de la figura de la mujer-madre, cuya impor-
los de splazamientos interminables, contra la compulsión de tan cia n 1 j u mentar en la teoría freudiana de la histe-
repetición. ria. 'rod s Ir hum 110 inicia su vida en una satisfactoria uni -
Laca n instrumentó las consecuencias prácticas de estos dad con 111 madr , unida d que se pierde y más tarde se busca
c m bios y formuló la necesaria extensión conceptual. El deseo en la fi gura d 1 pa.rte naire. Posteriormente, Freud especificó
El mantiene en movimiento porque en su punto de partida es qu 1 qu val p a r a la histérica también es cierto para la
lI m l Calta irreparable en el Otro. El neurótico oye esta falta en m uj r n g n ral: inclus o su partenaire (masculino) puede ser
( 1 tro 'omo una demanda (es decir, expresada en significan- co n ta rn in do con la imago de la madre, puede servir para
1.( ti) ( i rl't n ta r esponder con su fantasma. Estas producciones r instaJ r la fusión originaria con la madre como prim e l'

188 189
ESQUEMA 2 Otro. Esta búsqueda de fusión , la lucha por el amor y la satis-
facción, presenta una extraña afinidad con la muerte y lo no-
prime r¿ satisfacción mítica: sujeto ind iviso S: fantasma originario verbal. Exige una defensa, el necesario e interminable despla-
zamiento del deseo.
Esta defensa no es más que el complejo de Edipo, con el
cual Freud postuló un padre edípico que somete a la ley el
represión primaria - introducción en el lenguaje: $ -7 a deseo del sujeto. Sus primeras teorías edípicas no hacían lu-
gar a la primera figura central: la madre primordial, el pri-
mer Otro. Como resultado, esos planteos desembocaron en
compuls ión de repetición: tiene que ver con el fracaso de
un atolladero . Una vez más, fue la histérica quien le señaló
la prime ra satisfacción mítica
la salida.
= Sl ~ S ~ $2
I
l' I
NOTAS

neurosis 1. Haley , De machtpolitiek van Jezus Christus, Amsterdam, Al-


transferencia "en su personalidad manifie sta" pha boeken , 1972 (original inglés: The p ower tactics of J esus Christ ).
resistencia 2, Freud, "Remembering, Rep eating and Working-Through (Furt-
her Recommendations on the Technique of Psycho-Analysis", ID
(1914g) , S.E. 12, págs. 147-148.
S oa 3. Freud, Conferencia "On the Psychical1'vIechanism ofHysterical
Phenomena" (1893h), S .E. 3, págs. 27-39 .
4. Freud y Breuer, Studies on Hysteria (1895d), S.E. 2, pág. 192.
5. Freud, Project for a Scientif!c Psychology (1950a), 8.E. 1, págs.
295-296.
6. Fechner, Einige Ideen zur Schopfungs und Entwicklungsge-
schichte der Organismen, Leipzig, Breitkopfund Hartel, 1873.
construcción
terapia 7. Fechner, "Über das Lustprinzip des Handelns", Z eitschrift für
reelaboración
Philosophie und Philosophische Kritik, Halle, 1848.
8. Freud, The Interpretation of Dreams (1900a), 8.E. 4-5, págs.
11011 pto básico: Freud Eros-Tánatos 599 y 574 , _
Fantasma originario - represión 9. Israel , Hysterie, sekse en de geneesheer, LeuvenJAmersfoort,
primaria Acco, 1984, pág. 109 (original francés : L 'hystérique, le sexe et le mé-
Construcción - reelaboración decin),
Lacan Goce fálico y goce del otro 10. Esta idea de u n a profilaxis fue explícitamente mencionada
El sujeto indiviso $y la pérdida del por Freud en el curso del segundo congreso psicoanalítico internacio-
objeto a nal de Nuremberg. Véase Freud, "The Future Prospects of Psycho-
Expresión en el significante: Analytic Therapy" (1910d) , S .E . 11.
- 81 ~ 55 -7 82 11. Lacan , The Seminar, Book 1, Freud's Papers on Tech ni -
-55 0 a que (1953-1954), Cambridge, Cambridge University Press, pág, 27l.
12. Freud, "A Childhood Recollection from Dichtung und Wrthl'-
heit" (1917b), S.E. 17.

190 19 ]
13. Freud, "Remembering, Repeating and Working-Through", ob. 36. Peto, "Body image and archaic t hinking", International Jour-
cit. , págs. 15q-151. nal of Psycho-Analysis, 1959,40, págs. 223, 228, 228.
14. Ibíd., Mg. 156. 37. Lorré, "Psychose en pseudo-psychose: onderscheid in de spie-
15. Freud,' Inhibitions, Symptoms and Anxiety (1926d), S.E. 20, gelopstelling", Psychoanalytische Perspektieven, 7, 1985, págs. 129-
pág. 159. 140.
16. Lacan, The Seminal', Book JII, The Psychoses (1955 -1956), 38. Maleval, Psychoses dissociatives et délires hystériques, París,
Nueva York, W. W. Norton & Company, pág. 164. Payot, 1981.
17. Freud, "A Case of Paranoia running Counter to the Psycho- . 39. Freud , Project for a Scientific Psychology (1950), S.E. 1, pág.
Analytic Theory úfthe Disease" (1915f); S.E. 14, pág. 269. 31; The Interpretation of Dreams (1900a), S.E. 4-5, pág. 565.
18. Freud, "Remembering, Repeating and Working-Through", ob. 40. Lacan, The Seminal', Booll IX, The Four Fundamental Con-
cit., pág. 149; véase también la nota 1 del editor en S.E. 12, pág. 141. cepts of Psycho-Analysis (1964), Londres, Penguin Books , pág. 271.
19. Freud - Salomé, Briefwechsel, Francfort, Fischer , 1980 , pág. , 41. Lacan, "Proposition du 9 octobre 1967 sur le psychanalyste de
28. l'Ecole", ECF, Annuaire et textes statuaires, París , ECF, 1982 , pág.
20. Freud, "Instincts and their Vicissi tudes " (l91 5c), S .E. 14 , 28.
pág. 121. 42. Freud, "The Theme of the Three Caskets" (1913f), S.E. 12,
21. Freud, "Th e Uncanny" Cl919h), S.E. 17, pág. 238 . págs. 289-301.
22 . Freud, Beyond the Pleasure Principle (1920g), S.E. 18, p g. '17.
23. Ibíd., págs. 18-19 .
24. Ibíd., pág. 21.
25. Ibíd., págs. 52-55.
26. Ibíd., pág. 55.
27. "La petite mort" es una expresión francesa para denomin ar al
orgasmo, de modo que la experiencia orgástica aparece condensada
en esta expresión con la experier.cia de la muerte.
28. Freud, Beyond the Pleasure Principle, ob. cit., pág. 63.
29. Freud, "The Economic Problem of Masochism" (1924c), S.E.
19, págs. 159-161.
30. La descripción del "Proyecto" acerca de una satisfacción origi-
nal que opera como norma de comparación con todas las otras satis-
facciones no es la única. La idea reaparece en varios textos freudia-
nos. Freud, S.E. 1, págs. 317-319; The In terpretation of Dreams
(1900a), S.E. 4-5, pág. 598; "Negation" (1925h), S.E. 19, pág. 238.
31. Freud, Female Sexuality (1931b), S.E. 21 , págs. 234,226.
32. Freud, "Some Psychical Consequences of the Anatomical Dis-
tinction between the Sexes" (1925j), S .E. 19, pág. 248.
33. Israel y Gurfein, "Le vieillissement de l'hystérique", Evolu-
tion psychiatrique, XXXV (lI), 1970, págs. 372-73.
34. Balint, "Early developmental sta tes of the ego. Primary object
love (1937)", International Journal of Psycho-Analysis, 30, 1949,
págs. 269-272.
35. Wínnicott, "Transitional objects and transitional phenomena,
a study of the first not-me possession" , Intemational J oumal of Psy-
'ho-Analysis, 1953, xx.,'{IV, págs. 95-96.

192 193
9. CONSÉCUENCIAS DE LA SEGUNDA
TEORÍA FREUDIANA:
LOS FENÓMENOS ORIGINARIOS

Al desarrollar su primera teoría, Freud había sido un


alumno en la escuela de sus pacientes histéricas. La repre-
sión era el mecanismo central y el contenido del material re-
primido tenía que ver con fantasmas sobre el padre, entreteji-
dos alrededor de un núcleo de realidad. El fracaso de esta
teoría en el lugar donde debía haber sido confirmada -en el
tratamiento- llevó a Freud al punto de Más allá del principio
de placer. Había algo más allá del principio de placer, más
allá de la teoría del principio de placer, algo que era responsa-
ble de la resistencia transferencial, de la neurosis de transfe-
rencia y de la reacción terapéutica negativa.
En ese texto, Freud descubrió una forma de placer que ex-
cedía a su principio de placer, otro goce en el que parecía cen-
trarse el deseo de la histérica, sin aguardar nunca su satisfac-
ción. La primera teoría, basada e.xclusivamente en el principio
de placer, ya no se sostenía. Era necesaria una revisión com-
pleta, e iba a tomar forma una teoría nueva. Pero "nueva" no
es la palabra correcta. De la cámara del tesoro del Proyecto y
las cartas a Fliess, Freud extrajo y refinó algunas ideas olvi-
dadas.
Una particularidad de esta nueva teoría era que, en com-
paración con la primera, resultaba incluso más "originaria".
Reconsideraba los mismos conceptos respecto de la histeria,
pero con adjetivos agregados : la represión pasó a ser repre-
sión primaria, el fantasma se convirtió en fantasma originario

195
o fundamental, y el padre en un padre primordial. Estos tres camente) con el que tropezaba todo análisis. Nunca dio el pa-
fenómenos driginarios se suelen considerar por separado. A so hacia la función simbólica del padre, el Nombre del Padre
mi juicio, est'án estrechamente vinculados: los tres conceptos como significante, ni hacia la madre como el primer Otro so-
son efecto del pasaje de Freud a una nueva teoría, y cada uno metido a la ley del Nombre del Padre.
de ellos tiene iazos con los otros dos. La hebra que los recorre
es el proceso de la sexuación psíquica, con énfasis en la fe mi -
nidad. La pregunta de "¿qué es una mujer?" se convirtió en DE LA REPRESIÓN A LA REPRESIÓN PRIMARIA
"¿qué quiere una mujer?". Es lo mismo que se pregunta la his-
térica. La represión primaria y lo R eal
Represión primaria, fantasma originario, padre primor-
dial: tres conceptos clave que resumen las nuevas ideas de Antes del desarrollo de la segu n d teoría, la r epresión his-
Freud. Pero la serie es incompleta, y las omisiones iban a lle- térica funcionaba como un proce 'o i n t ' l'mina ble y circular.
varlo de nuevo a un atolladero. Siguiendo la misma línea de Toda represión llevaba consigo su p ropi o fr a caso, de lo cual
pensamiento, esa serie podía completarse con dos términos: la resultaba el retorno de lo r eprimid o, qu - ;t su vez exigía una
"castración originaria" y la "madre primordial". Freud dio es- nueva represión. Este despl azami c nLo i rlt ' r m inable sólo po-
te paso, dudando mucho, en sus últimos trabajos. La "madre día ser perseguido por un t r aLam i nL q u nun ca lograba al-
primordial" recibió una formulación implícita en Moisés y la canzarlo .
religión monoteísta; la "castración originaria" estuvo a punto Hemos atribuido esta circula r i 'Iud n la I 18 neia de un pri-
de aparecer formulada en "La escisión del yo en el proceso de mer momento lógico. Freud intr d lj H n 0111 nto en tres
defensa". La muerte, como amo primordial, impidió que le tra bajos: su estudio sobre Schrebc r, " La 1" 1 1" sión" y "Lo in-
diera el último toque. consciente"l En esos textos, disci l'n Lr A nl(Jl'n n tos del pro-
La primera teoría había si'do reformulada, pero incluso la ceso de la represión: la represión pY'imnr iu, II S 1 mecanis-
nueva edición debía sufrir modificaciones. Los cambios se su- mo básico; la eigentliche V erdranO" II,II f( () Na '/¿ d ra ng ung, es
cedieron como en la cura de una paciente histérica. Ésta es decir, la que viene después (na ch ), l' H q II S posible en
una demostración perfecta del lugar común según el cual ca- virtud de la represión prima ria al L r iOI', y ~ n último t érmino,
da psicoanálisis consiste en un redescubrimiento de la teoría. el retorno del material reprimido n ('o r!l1 / I f=¡ (ntomas.
Al principio había una cierta relación entre lo Simbólico y lo Para Freud , darle a esta r pr ~ i ) 11 pl' jmnri n una concep-
Real, que fue tanto descubierta como encubierta por Freud. tualización correcta fue un a p Rnd i 111\ III Ln psi lógica. La-
Para ocultarla, él empleó el mismo registro que sus pacientes: planche y Pontalis señala n co n jU HL"i ' itl jU HL concepto es
lo Imaginario. Al igual que en la histeria; Freud montó este en primer lugar un postula do , qll O H I)l UiH JI I qu e se supo-
registro para reparar la falta en lo Simbólico -un montaje ne son sus efectos. 2 Por Cl I.' Lo, UJin l' pI ' H 11 tH 'í n sólo puede
fundamental que consistió en construir fenómenos cada vez ser reprimida si actúan dos eu t'7.1l H: (l1'!\ \f U r p le y otra que
más originarios-o Freud fracasó en este sentido, y la histérica atrae. El problema r eside n ( Hin (11 ti 111/1 : ¿ I el n de proviene?
fracasó con él. Además, ambos tropezaron en los mismos lu- Tiene que haber a lgún tip o I n ¡(' I(lO in 'o nsci nte desde el
gares: el padre y el falo. Mientras Freud forjaba su mito del cual surja esa atra cció n, 11 11 nl/ ' I ( () ol'i/>'I('ludo en un proceso
pa dre primordial, fue incapaz de trascender la realidad: el desconocido. Freud asu mi I Htll ) \l (\H Lo de q'U sta era la obra
mito tenía que referirse a una realidad histórica concreta. Lo de alguna represión Il'i mnri n q \l { h l lll H g n rada ese núcleo
mi smo ocurrió con la castración: el complejo de castración si- inconsciente. P r o 1:1 1'( 1>1'01-1 1011 1)I'iml\ l'i et, omo "primer mó -
g u i si. ndo el obstáculo real (en cuanto determinado biológi- vil", exigía pen sar ( 1' Il n 111 0 (' 11 11 i1'1 11 () l11 u y 'sp cial, puesto que

196 In
al principio no podía haber ningún núcleo con poder de atrac- podemos razonablemente suponer que la represión primaria
ción. Por cierto, el núcleo atractor sólo adquiere existencia co- supone un displacer originario, "los más antiguos estallidos
mo efecto de. la represión primaria. De modo que el único me- excesivos de angustia". En este punto es probable que el lec-
canismo posible era la contrainvesti d ura. 3 S·1 segmmos .
tor reconozca algo: treinta años antes, Freud había supuesto
nuestro argumento, tal como lo desarrollamos en la primera que en la base de la histeria hay una experiencia de angustia
parte, podemes decir lo siguiente: la represión primaria esta- originaria, producida en un estado de insuficiencia psíquica,
blece una representación en el límite de la falta de lo Simbóli- en el cual el aparato psíquico aún no estaba en condiciones de
co falta en la cual hace su aparición lo Real. Esto implica que elaborar nada. En otras palabras, volvemos a las primerísi-
la 'represión primaria no es tanto una represión como una fi- mas formulaciones freudianas acerca del trauma.
jación, una frutltración originaria: algo de lo Real queda Nuestra lectura de esta teoría en la primera parte del libro
atrás, en un nivel anterior, mientras que el primer desarrollo nos permite llegar a algunas conclusiones . El trauma que no
funciona como una contrarrepresentación (Gegenuorstellung), pudo ser procesado psíquicamente es lo Real lacaniano. Al
como un filtro alrededor de la abertura .4 principio Freud pensó que la única reacción posible consistía
No sorprende que Freud no se sintiera muy contento con en investir a una Grenzuorstellung (representación limítrofe);
este mecanismo limitado. En 1926 escribió: "E s dem asia do en estos nuevos textos habló de una Gegenuorstellung (contra-
poco lo que se sabe hasta ahora sobre los antecedente s y la s rrepresentación). En nuestro examen de esta investidura y su
etapa s preliminares de la represión". A continuación previen e ulterior elaboración en fantasmas llegamos a la conclusión de
contra la sobrestimación del papel del superyó , que se origina que se trataba de una elaboración defensiva en lo Imaginario
en un período posterior. Y concluye : "En todo caso, lo m ás de lo traumático Real; en otras palabras, un intento de elabo-
antiguos estallidos de angustia, que son muy int nsos, se pro- ración psíquica de algo para lo cual faltaban originalmente
ducen antes de que el superyó haya queda do di.fer encia do . Es palabras. Esta falta en lo Simbólico es ellÁ. lacaniano; el sig-
sumamente probable que las causas precipitantes inm dia tas nificante que representa a esta falta es S(IÁ.). Este significan-
de las represiones primarias sean factores cuantitativos tales te es el que Freud utilizó como significante sustituto de la
como un grado excesivo de excitación y la irrupción a través mujer: la pasividad. En este sentido, la contrarrepresentación
del escudo protector contra estímulos."5 es una actividad "masculina"; es el SI de Lacan como nombre
El desarrollo adicional del concepto (una cuestión urgente, del significante fálico, que también designa al padre primor-
según Freud) no se produjo; por cierto, después de Freud ha di.a l como pa dre total; lo que Lacan denominó "el al-meno s-
tendido a desaparecer por completo. Para comprobarlo, basta uno" , la única excepción que se sustrae a la castración, es de-
echar una mirada al Grinstein, la principal bibliografía psi- cir, a la división subj etiva. 6 Como tal, satisface la condición
coanalítica anterior a la Internet; entre sus 96.000 entradas que hace posible lo Simbólico, el S2, la cadena de significantes
sólo se encuentran cuatro referencias a la represión prima- \
junto con su falta intrínseca.
II
ria ... La explicación de esta pobreza es muy simple: la idea de
la represión primaria no se adecua a la teoría posfreudiana, Freud Real -7 pasividad H actividad -7 fantasma
que sólo se basa en Freud 1.
Sin embargo, la misma teoría fr eudia na permite realizar I traumático fálica edípico

la elaboración necesaria. Tomemos nuestra última cita, en la


cual Freud habla de "los más antiguos est allidos de angustia"
!i Lacan SeA)

y de "la irrupción a través del escudo pro t ctor de excitacio- ( // a


ne s excesivas" . La repre sión supone un motivo, l di splacer;
I
I

198
I 199
Esta repr:esentación esquemática demuestra dos cosas: en tivo, corno "no consciente" u "olvidado". En tanto concepto to-
primer lugat, la coherencia con otros fenómenos originarios pológico que designaba un sistema, desdibujaba los límites
que aún nos '' resta considerar, como el fantasma originario y del preconsciente. Pensar en los términos de la metáfora di-
el padre primordial; en segundo término, que, desde el punto námica-económica provocaba dificultades incluso mayores, a
de vista lacaniano, es en ese punto donde comienza a existir causa del aún mist erioso concepto de "energía" psíquica.
el inconsciente, junto con el proceso de la identificación se- Freud elaboró una segund a topología, en la cual el "incons-
xual, y que la condición para ello es el discurso del amo. SI ciente" no era tanto un sist ema como un mero adjetivo, un
funda lo Simbólico, la cadena de S2, de lo que resulta un suje- predicado. Pero esto tampoco r esolvía el problema; la maqui-
to dividido S y un objeto en el lugar de la falta en el Otro . naria del Ich, el Es y el Üb er-Ich se transformaba en un juego
Además, esta estructura del discurso del amo es la estructura de personificaciones. Todo se convertía en un cuento para ni -
del complejo de Edipo freudiano como condición necesaria pa- ños sobre un cochero que trat a ba desesperadamente de man-
ra lo Simbólico. En n u estra discusión sobre el padre primor- tener a su caballo bajo control d s pués de haber perdido su
dial volveremos sobre este importante punto. carruaje dos cuadras antes. E n uno de sus primeros trabajos,
La tesis de que es allí donde se origina el inconsciente pro- Lacan propuso un empleo más m a ti zado del término "incons-
viene de Freud. La formalización es lacaniana. Freud seguía el ciente", con la aplicación de ot r con cepto, más funcional: el
desarrollo: el inconsciente no es un hecho a priori. Comienza de lo Imaginario .?
en un punto definido del desarrollo del ser humano, un
momento mítico, ciertamente abstracto, que debe entenderse La represión primaria .Y la prácti a clínica
como lógicamente anterior a cualquier subsiguiente Nie-
derschrifte, a las inscripciones que son otras tantas elaboracio- La represión prima ri a com o postulado, corno proceso me-
nes psíquicas. La conclusión inevita ble es que el núcleo del in- diante el cual el inconscient pl'li'Jll a r una entidad separada
consciente es lo Real. La repre~ión primaria concierne a SUA), y en un momento dado, suscit 1 HOSp 'h a de que cr emos un
sólo con las represiones ulteriores se añadirán otros significan- concepto necesario, en prim r lugar, por r a zones de coheren-
tes al primero. De modo que la estructura del inconsciente es cia teórica más que para la pr ti 1(01. P ero no es así: la
la descrita por Freud en sus Estudios: un núcleo inalcanzable represión primaria puede e nco ntrars nI clínic . En vista
de lo Real, rodeado por tres capas ordenadas de un modo espe- del trasfondo evolutivo , lo m .i o!' H j mpl s se encuentran
cífico. Ya lo hemos examinado al demostrar que éste es el pun- en el análisis de niño s. El h ch o 1 1.1 .Ju anito fu ra fóbico,
to donde puede decirse que el inconsciente está estructurado de que padeciera una hist ri a d n n rustí , a decua muy bien
como un lenguaj e. Ahora podemos dar un paso más: el mo- su caso a nuestros fin es . u a nd Il r u d r da ctó su historial,
mento en el que el inconsciente se separa corno estructura, no aún no había formul a do 1 n pto el r f resión primaria. Si
I

tornada por el primer sistema de inscripciones, es el momento nos basamos en sus descrip ion s 1 ni HS y hacemos uso de la
de la introducción del lenguaje . El lenguaje y el inconsciente conceptualización laca ni a"1a , po lornos pu ntualizar el lugar y
tienen el mismo origen, y cada uno de ellos presupone al otro la función de dicha reproA i fl Fl i n tl'ni i n r el texto de Freud.
en una dep endencia recíproca. Por lo tanto, es precisamente En cuanto lo hacemos r CH ulL l ' Iti t'o un hiato importante en la
en este punto donde viene a la vida el sujeto dividido S, donde teoría de Freud 80br los fon m n 8 ori Jin rios: el papel de la
se produce la escisión del yo en el proceso de defensa. madre.
A Freud, estas ideas le crearon problemas relacionados El niño n ace en un '1'1 u n I() h IlrtU no , s decir, verbal; nace
'o n l a t r minología de su primera topología. La palabra "in- en el campo del b 'o, )omo ('l lL ll' s uj to, tiene que consti-
(lC)ww i nL "y no er a a plicable en el sentido original descrip- tuirse en es t CA m p ) mo cli t1 nt u d uplica ción intrínseca: la

o 201
madre es el Otro originario y el padre es el segundo Otro; jun- ta, castrado. Va ciló entonces su confia nza , su mundo cayó en
tos son responsables de introducir al niño en el lenguaje, en lo pedazos. Si Hannah estaba castrada, también podría estarlo
Simbólico. \ la ma dre. En realidad, a p esar de t odos sus intentos, nunc a
Para Juan;to, esta introducción tomó una forma muy es- h a bía visto realmente el Wiwimach er de la madre. Segura-
pecífica. La ambigüedad de los dichos de la madre, en combi- mente ella le h abía mentido porque le habría gustado tenerlo.
nación con la extrema indulgencia del padre, determinaron el En otras pa labras, Juanito enfrentó la falta básica , y esto
desenca denamiento de la fobia, descrita en el primer capítulo echó por tierra su seguridad básica. La única solución era la
del historia l. Juanito estaba obsesionado por el pene, lo bus- represión primaria, que en este caso como siemnre en la clí-
caba y quería verlo en todo organismo vivo. Las intervencio- nica, puede expresarse en los térmi~os de reprimir la falta
nes de la madre como primer gran Otro tuvi eron un efecto del primer Otro. Laca n demuestra que el subsiguiente desa-
determinante en tal sentido. La madre intervino de tres mo- rrollo fóbico tuvo una doble funci ón. Por un lado, Juanito in-
dos diferentes, que combinándose entre sí generaron una si- t entó responder a la falta de la m a dre llen án dola é l mismo ·
tuación muy paradójica. La primera afirm ación rotunda de la por otro lado, la fobia apuntaba a mantener la dista ncia nece~
madre concernía a su propio falo: ella pretendía tener tam- saria entre él y el amenazante deseo de la madre. lO No se po-
bién un Wiwima cher, un pene . Esto significaba que había un día permitir que la m a dre lo deseara a él o al falo, porque esto
solo género. En segundo lugar, la madre expresaba su convic- implicaba una falta insoportable y una amenaza para el suj e-
ción de que las cuestiones sexuales son eine Schweinerei, una to. Ella tenía falo. Con esto evitaba el S(.A). Como efecto de to-
porquería, algo que no se debe hacer. En ese tiempo, sus do esto, Juanito ingresó de inmediato en ;'el mundo del sem-
a m enazas de castración no asustaban al niño. En tercer tér- blante". Vio el hermoso Wiwimacher de Hannah (véase la
mino, la conducta amorosa de Juanito con a lgunas niñas nota 8). Presumiblemente tan hermoso como el de la madre.
constituía un a fuente de gran pla cer para am bos padres, lo Su primer reconocimiento de la diferencia sexual era tan fal-
que no se le ocultaba al niño. 'Hasta aquí, estas paradojas no so como la hipocresía de la madre.
le creaban d em asiados problem as; él se comportaba - dice
Freud- como un verdadero hombre , convencido de la omni- El efecto de la represión primaria: la falicización del
presencia del falo. s mundo; el mundo del semblante
Cuando tenía 3 años y 9 meses de edad, hubo un cambio
abrupto. Por primera vez Juanito tuvo un su eño elaborado El ejemplo de Juanito nos demuestra que la represión pri-
defensivamente; era obvio que se había producido un primer maria tiene que situarse en el proceso de la diferenciación se-
proceso de represión. 9 En un s egundo momento esta lló la fo- xu al. Al principio de este proce ~ o hay una oposición entre lo
bia. ¿Qué había sucedido? ¿Qué material se había r eprimido , que Freud denominó tendencias "activa" y "pasiva". A nuestro
y por qué se había producido esa represión? juicio, esto se convierte en la oposición entre SI, el significan-
Par a responder a este interrogante debemos echar otra mi- te fáli co, y SeA), la ausencia de un significante equivalente
md a l discurso de los padres, especialmente al de la madre . para la mujer. En este punto reconocemos la diferencia traza-
IIJll u le había enseñado a Juanito la omnipresencia del falo, da por Freud con la represión propiamente dicha: la atracción
i n ninguna mención de una falta. Todo el mundo tenía un ejercida por el inconsciente sobre el m aterial que ha de ser re-
Wiwimacher, incluso ella. La amenaza de castración resulta- primido es un efecto de S(A.) como vagina dentada absorbente,
111 \ in eua, y el niño continuaba jugando consigo mismo . Esto quizá como un agujero negro a stronómico que se traga toda la
1' lI llll i bruptamente al nacer Hannah: por primera vez Jua- energía: la repulsión emana del significante fálico que r cho-
1\ 1,11 vio Un ser vivo sin falo, es decir, desde su punto de vis- za todos los contenidos no compatibles . Estas relacion S pll O-

202 203
den perfectamente invertirse: el significante fálico atrae todo A
el material ci~mpatible, mientras que SeA) repele esa clase de
material. ' falo
S1 es el lado afirmativo, significativo: presente, tangible.
Como significante básico que designa la diferencia básica (la Éste es el resultado de la metáfora del Nombre del Padre.
diferenciación sexual) funda la diferencia en sí y, de tal modo, Por una vez, Lacan es muy claro: "Die Bedeutung des Pha-
todo el sistema de los significantes. l1 Esto concuerda perfec- llus" [la significación del fa lo] es en r ealidad un pleonasmo:
tamente con la teoría de Saussure: un significante sólo existe en el lenguaje no hay más B edeutung que el falo".1 5
en la diferencia. Para Saussure, como lingüista, el único pro- En la clínica también puede confirm ar se esta falicización
blema era el origen de la primera diferencia. Este problema general. Freud se disculpa por la monotonía de las interpreta-
se resolvió en el campo del psicoanálisis, al margen de la lin- ciones psicoanalíticas; en últim a ins ta n cia , todas remiten al
güística pura . De este modo podemos entender por qué el falo. El desarrollo de la imagen 'or por allo ilustra muy bien.
mundo humano es un mundo fálico: el mundo humano impli- Ya hemos vistGl que toda s las zona r ógenas se falicizan a
ca un sistema simbólico , implica la diferencia, implica lo fáli- posteriori, nachtraglich. En nues tr x 111 n de este fenómeno
co y lo no-fálico. clínico resultó obvio que la fa liciz i n d lo oral y lo anal es
Las consecuencias son importantes. Freud ya había obser- precisamente un efecto de la fu go. d (LX.) m ediante la "com-
vado que Juanito, en su búsqueda del falo, al llamar pene a l pulsión de asociar", es decir, el r ~ to d L rro ina nte del S1 fáli-
rabo de un mono, había caído en la misma imprecisión que el co sobre S2. Al pasar, debem o 1 ) al lr qu s to invalida la
lenguaje coloquial: por cierto, Schwanz, en alemán, significa idea aceptada de un desarrollo Iibi ti n 1 progr sivo de las zo-
tanto rabo como pene.1 2 Esta observación casi casual puede nas erógenas.1 6 La práctica clíni L n lu hi.s teria confirma en

ampliarse hasta proporciones gigantescas. S. André y Julien términos generalizados esta r d ti ndn 1 in f h e . N o sorprende
Quackelbeen señalan que el estudio de cualquier diccionario que el característico movimi n Lo lobl d isL n ciamiento res-
erótico conduce inevitablemente a la conclusión siguiente : to- pecto de S(.tX.) , atracción por, 1) huy A 1; i d r conocido por los
das las palabras pueden emplearse para designar algo eróti- practicantes atentos. En 1957, Wi ¡.¡don dio un' conferencia so-
co, incluso la palabra "nada" para los genitales femeninos. 13 bre la histeria en la Sociedad P Ri OH I i\ I i 'll H olandesa. El tex-
Podemos suscribir esta observación, añadiéndole otra, a sa- to, publicado más tarde, es ro {lS q 1 H 1 i Illl m nte interesante;
ber : que este proceso no es reversible. El significante básico a nuestro juicio, se trat a d unn I InH m r;, neienzudas pu-
puede ser connotado por prácticamente todos los otros signifi- blicaciones posfr eudia na S br III i1 ¡HL r-i tl , descripción que
cantes, pero el significante "pene" tiene una extensión mucho realiza Wisdom del simboli s mo ( 111]11 fid P r la histeria nos
más restringida. Gorman llegó a esta conclusión en un estu- llama la atención sobr d OH Oh H( I'VI\ 'i o S muy interesantes
dio realizado desde un punto de vista totalmente distinto; di- (entre otras): las part s 1,1 'u ,'( () HOt1 H I b 1 s especialmente
ce que las denominadas "palabras corporales" permiten un privilegiados; esas part A d J ' r po tnm i n significan el pe-
empleo metafórico sumamente amplio ("mano" es el ejemplo ne y la castración 1 rni ¡.¡ ·t')'lo L;fi lll 0 , [1:1) r n f al, esto se explica
clásico), con una excepción: las designaciones propias de los con referencia a la d nO\11in o In ufiJo j n f lica ", pero, en la
genitales sólo pueden significarse a sí mismas. 14 El proceso de opinión de Wisdom, UF! no Al ( pli '(\ l da, porque sólo tene-
significación es una pirámide invertida, en la cual el punto de mos una generaliza· j n ([i n 'n H i ' 1\ , el ro s , él también des-
apoyo determina a la estructura superior o, a la inversa, en la cubrió una exLrfl l n 1llI'ndojn : ( 1 pI ' >pi p 1 puede ser un sím-
que la sección superior cristaliza hacia abajo en un uno y úni- bolo del falo: "EH pr 1 (lb l <1\1 1.1 t1 Lo l a flj ción fálica como el
co punto: anclaj e del símbo lo L I ¡ron ¡.¡ 11 'iulm nL ' ,1 mismo significado

204 205
y un origen común". Empleando esta idea, a continuación for- un significante amo sin falta. En la sección siguiente de este
mula al falo cqmo significante básico constituyente de lo Sim- libro, el examen del fantasma histérico nos mostrará que la
bólico. Y hay m,ás. Después de presentar una cautivante y cui- histérica, al emplazar a este padre primordial, se reduce a lo
dadosa discusiÓn del complejo de Edipo en la histeria, vuelve a que llena su falta. La teoría freudiana del complejo de Edipo
esta fIjación fálica con un supuesto de base clínica: en primer no es más que la conceptualización de esta demanda histéri-
lugar, la histeria "opta" por esta hiperfalicización a causa de ca; además, con la conceptualización de su primera teoría,
la angustia relacionada con la vagina.n Esto signifIca que, ha- Freud también evitaba la castración (es decir, una falta inso-
biendo basado su argumentación en una práctica muy cuida- portable), lo mismo que sus pacientes.
dosa de la escucha, Wisdom toma distancia respecto de la cha- En segundo término, la histérica puede optar por quejarse.
ta teoría posfreudiana, y llega a la formulación de la misma Demuestra entonces el fracaso del padre, que no cesa de retor-
doble conclusión que obtenemos nosotros, desde nuestro punto nar (ni siquiera sus palabras son capaces de inaugurar una
de vista lacaniano: el falo es el significante básico del orden relación sexual decente). En este guión, ella pone el acento en
simbólico (SI) a causa de la angustia relacionada con la falta una nega tiva: se niega a ser el objeto del deseo, se niega a ser
de un equivalente femenino, SCA). reducida a lo que llena la falta del otro. La hist érica se niega
En este sentido, parece justa la objeción feminista de que a ser reducida a objeto a, y a veces se enamora de posiciones
el psicoanálisis lo faliciza y patriarcaliza todo, pero, como di- extremas al respecto . Su tema central es siempre el mismo:
ce Juliet Mitchell, para sacarse de encima una realidad peno- un alegato por la igualdad de todas las personas, lo que se
sa no basta con criticar a quien la há descubierto .1 8 La trage- convertirá en~lnúcleo de un nuevo fantasma histérico.
dia del esclavo griego es probablemente eterna : se ajusticia al
mensajero que trae las malas noticias ...
La crítica feminista nos lleva a la rela ción central entre la DESDE EL FANTASMA AL FAL'JTASMA FUNDAMENTAL
histeria y el falo. Según Lacan, ,~sta relación, tal como fue for-
mulada por Freud, tiene una importancia cent r al pa r a el psi- Desde el mismo principio, la histeria y el fantasma han es-
coanálisis. Lacan elaboró esta idea en la sesión fInal de su se- tado estrechamente ligados. Muy a menudo, los fantasmas
minario D'un discours qui ne serait pas du sem blan t . En histéricos proporcionaron el espejo en el que científicos fanta-
cuanto el universo simbólico humano se basa en el signifI can- seadores se admiraban a sí mismos. La historia de la relación
te fálico básico, esto implica que ese mundo es un mundo fic - podría ser objeto de un extenso estudio, en la línea de Ellen-
ticio, el mundo del semblante. Lacan consider a que el falo es berger y Micale. Nosotros nos concentraremos en el lugar y la
un "semblante", no porque falte (todo significante "falta") sino posición del fantasma en la segunda teoría freudiana de la
porque no permite ninguna palabra sobre la relación sexual. histeria.
a histérica le demanda una respuesta a este mundo. Es en El punto de partida de Freud fue lo Real traumático como
st e punto, en relación con la histeria, donde Lacan sitúa el 1 base originaria de la histeria. Ya hemos sostenido que, contra
I
pasaje desde el falo al padre. La histérica le demanda una la opinión histórica común, él nunca abandonó esta tesis, sino
" spuesta a alguien situado por ella en la posición de falo. En
I
--1 que la amplió y re elaboró con una teoría del fantasma. El te-
lid \lant e, puede escoger entre dos opciones. -1 ma del papel desempeñado por la realidad siguió importunán-
En primer lugar, puede convertirse en admiradora y alen- ·1 dolo. En su segunda teoría, encontró una respuesta: el fantas-
j
I.n dot' de1.padre, y por lo tanto del falo. Evita la castración y, ma originario.
I 11 Y n t r avés de su fantasma, instala al padre primordial co-
¡
-- j ' La segunda teoría sobre la función del fantasma le p rm i-
11\ ) nlgui n que es y debe poder procurar La Respuesta, como tió tomar en cuenta algunos fenómenos que no conc rd' b ~lIl

206 207
con la primera. Esto es especialmente cierto en el caso del sa- minado la función del fantasma como relleno necesario, como
ber: como imaginarización defensiva, el fantasma siempre respuesta a la falta en el Otro. Ahora debemos relacionar es-
produce una rBspuesta a las preguntas acerca del origen. Al tos elementos de las primeras conceptualizaciones freudiana s
abordar este punto tenemos que establecer una relación muy con su desarrollo ulterior. Hemos visto que durante el desa-
importante con otro descubrimiento freudiano de ese mismo rrollo de la primera teoría lo Real fue cada vez más dejado de
período: las teorías infantiles sobre la sexualidad. Además, el lado en favor de lo Imaginario y lo Simbólico. Esta pérdida es
interrogante acerca del origen tiene que relacionarse con el más obvia precisamente en el punto donde Freud introdujo el
primer fenómeno originario, la represión primaria. fantasma originario: el historial del Hombre de los Lobos.
"El fantasma -decimos- siempre produce una respuesta a Este historial puede considerarse el último intento de
las preguntas acerca del origen." En la primera teoría, el fan- Freud de encontrar una base en lo Real para los síntomas
tasma individual era considerado una entidad separada, pero neuróticos. Veinte años después de la búsqueda de seduccio-
con la segunda teoría resultó claro que todo fantasma debía nes reales, Freud, con la misma tenacidad, buscaba una esce-
estudiarse como parte de una serie de variaciones sobre el na originaria que hubiera sido realmente observada, aunqu
mismo tema. Además, esta serie imaginaria desempeñaba más no fuera un coito entre perros. Freud nunca aceptó la t e-
una función muy clara. Su meta era regular la relación entre sis junguiana, una fantasmatización retroactiva del adulto
el sujeto dividido y el orden simbólico, el Otro, sobre todo en sin ninguna base real. Tenía que haber una escena originaria,
lo concerniente a un punto, el de la diferenciación sexual. De cuya observación por el niño desencadenaría la neurosis pos-
modo que un fantasma puede considerarse terapéutico en el terior. Podemos reconocer el mismo esquema que en la seduc-
punto en que aspira a otorgar al sujeto una identidad sexual ción traumática: un acontecimiento no comprendido en el mo-
en el campo de lo Simbólico. Esta última idea nos obligará a mento en que sucedió, después un lapso intermedio , .Y
establecer una conexión inmediata con otro fenómeno origina- finalmente un segundo hecho que elabora el primero a post c-
rio freudiano: el padre primordial. riori y lo hace patógeno . Lo más notable en esta polémica bú .-
Escuchado de este modo, el fantasma se revela como meca- queda es que Freud, en el momento mismo en que tenía In
nismo central de la relación entre el sujeto y el Otro. Los des- respuesta al alcance de la mano y estaba a punto de compro-
cubrimientos de Freud en esta área tendían a lograr una co- bar la autenticidad de una escena que habría sucedido, r ea l-
herencia cada vez mayor, en la cual sólo faltaba el concepto mente en ese mismo momento, decimos, introdujo una nu vn
básico: SeA). respuesta: el fantasma originalio. 19
El fantasma originario, el saber, la serie fantasmática, la Laexpresión en sí no era nueva. 20 Su mejor defini ción
falta en el Otro: a través de estos cuatro puntos aparece lo que puede-encontrarse en la Confer~ncia XXIII, en la cual una v ' Z
a veces se denomina la "invención" de Lacan: el objeto a. Hoy más se describe la relación con la realidad. Se supone qu - 1(m
en día no se puede pensar una teoría sobre el fantasma sin fantasmas originarios aparecen en el lugar de una reali dlld
contar con este concepto. El objeto a ocupará un lugar muy es- {altante. El niño que nunca ha presenciado una escen a or igi
pecífico en la fórmula lacaniana del fantasma histérico. naria la imagina; por lo tanto, estas escenas primordi a l( 11
apelan a una realidad prehistórica, filogenética: alguna vo z,
La escena originaria, la realidad, el fantasma en el período infantil de la humanidad, la seducción, l· HCII
fundam ental na primordial y la castración fueron realidades tota lm oj)LtI
reales. En tal carácter, pertenecen a la herencia filog JI f. Lil '/ I
YII h ro 8 d · scrito la evolución de Freud desde el trauma de todo cachorro humano. 21 Ajuicio de Freud, su imp r Lt1 II I'11 1
l!l ü h A.Fl t~ 1 ide a de lo Real. También hemos exa-
¡I(I II \O I'! /1 11 era muy grande: en algunos casos, bajo la influen ia el mil 11

•,OH 209
h rencia filogenética cambia la realidad individual. Por ejem- experimentadas u oídas , h echos pasados (de la h istoria de los
I 1 , el Hombr.e de los Lobos veía al padre como la autoridad progenitores y los antepasados) y otros hechos de los cuales
'Hs tradora, de, acuerdo con el esquema filogenético, yen con- uno mismo ha sido testigo esencial,23 Para decirlo de otro mo-
Lr dicción con su propia experiencia, en la cu al la amenaza de do: la herencia filogenética es la historia d e la familia en la
'astración había provenido exclusivamente de mujeres. 22 Re- cual ha nacido el niño, en la cual ya tenía un lu rrar antes de
Hulta totalmente claro que Freud estaba subordinando la rea- haber nacido, y en la cual creció. b
-...~ 1 ./ C l'
I iel d individual a una relación que actuaba estructuralmente -~- on a mtroducción de los fantasmas originarios se añadía
( ntre lo Real y lo Simbólico. I una nueva dimensión a la teoría y a la práctica clínica. Como
En este punto tenemos que reconocer en Freud un doble concepto, ellos designan una estructura subyac ente y latente
,n vimiento implícito que nunca explicitó y que se perdió des- que nunca ha sido consciente ni lo será, y que s ólo puede co-
pus de él. Esta búsqueda de la r ealidad originaria, de los h e- noc ers e a través de sus diversas manifestaciones. En tanto
,d os duros de la historia individual del paciente, fu e comple- estructura, no apelan tanto a las experi encias individuale s
In nt ada y modificada por un nuevo concepto : el del fa ntasma sino que, para ser más precisos, las det ermin a n y las dirigen:
(lt' j inario. Esto no implica (y en tal sentido debemos cor r egir En consecuencia, 'el suj eto a pa rece situado muy definidamen-
( I prejuicio posfreudiano) que Freud se desprenda de la idea t e en el campo del Otr o. El procedimiento t erap éutico t a m-
d la realidad. En un segundo movimiento creó u na nu eva r e- bién queda modificado: en lugar de interpret a r los contenidos
In 'i6n entre el fantasma originario y una r ealida d prehistóri- "olvidados" o "defor mados defensivamente", Freu d pone cada
1'/1 supraindividual. Tótem y tabú no s proporcionará el ej em- vez más énfa sis en la construcción, con la meta de iluminar el
pl o más elaborado. fan t asma origina rio como estructr uya subyacente que deter-
on toda justicia, invocar hoy en día como explicación una mina al suj eto hasta en sus síntoma s neuróticos mínimos.
Illi st eriosa herencia filogenética no resultaría muy convinc -n - E ste fantasma originario fue elaborado gradualmente por
", , Es to nos obliga a pensar mas allá de la sup erficie d st Fr eud en la dirección de lo que nos gustaría llamar el fanta s-
, plicación y a exa minar la elaboración de Freud pa r a cOJU- ma b~co . Preferimos est e n ombre porque nos permite aban-
¡tI" n.der el contenido profundo de su idea. Nuevamente, la co- donar el' ~iempre precario par a digma genético-evolutivo . La
I ,', Hpondencia con Fliess nos proporciona una r espuest a . En clarificaci~n de est e fant asm a básico puede muy bien de scri-
Ifln manuscritos L y N, Freud estudia la arquitectura de la birse como "el r sultado" del análisis. 24
Id L' ria. Empleando la expresión "escenas originarias" en el El f ntasma básico es también básico en otro a specto. Ya
II n ido más amplio (algo así como acontecimientos primor dia- nos h emos r f, rido a la dirección proactiva , a la relación cons-
l! ), sitúa estas escenas en una relación muy definida con los titutiva entre 1 elemento básico y todas las producciones de-
, " d¡/tsmas; la meta de la paciente histérica es "volver" a las t rminadas por él. A la inversa~ en la dirección r etroa ctiva,
,'1 n s primordiales y, en algunos casos, sólo lo logra "a tra- I
pod mas v r que todos los fantasmas básicos t ratan sobre los
1 d un rodeo por los fantasm as". Ya hemos visto esto en probl · mas básicos. Freud nunca vaciló al resp ecto. Los t emas
ItI, It.ru primera parte, al asumir el supuesto del SeA) como el son tI' s: la seducción, el coito parental y la castra ción. Todos
I I/ /ln m mobile del que huye la histérica mediante la elabora- conci I'n n al problema del origen. La castración debe cimen-
1,) /1 r n tasmática. No es la histéric a quien quiere volver a tar 1, diferencia ción sexual. La seducción le a signa al padre
111 lAcenas primordiales, sino el propio Freud .. . El modo en
I I I de scribe esos fantasm a s nos permite interpretar esta
II
un lugar m uy específico en el origen de la sexualidad es de-
cir , en 1 orige n del des eo. El coito parental concie rn~ al ori-
I IJlI tiva "filogenética". Estos fantasmas, observa Freud, se ¡ gen del propio niño. Estos tre s orígenes pueden reducirse a
I 1I'IIyen a partir de una combinación de cosas que han sido un tema central: la r elación sexual. Más correctamente, estos

210 211
tres fa ntasm a s proporcionan tres respuestas al interrogante nos referimos nos proporcionan otra confirmación. La sección
sobre la r elación sexual, formulados desde tres ángulos. sobre las teorías infantiles fue añadida íntegramente en 1915,
es decir, en el período en que hemos ubicado el pasaje a la se-
El fantasma básico, las teorías infantiles sobre la gunda teoría en el capítulo anterior.
sexualidad, y el saber Encontramos otro ejemplo notable de la transición en la
actitud de Freud acerca del esclarecimiento sexual. En 1907
El saber se expresa en el lenguaje, en significantes. En vir- había escrito con entusiasmo sobre el tema : el adulto no debía
tud de su expresión simbólica, el saber humano tiene un fun- retener ningún conocimiento esencial; por el contrario, debía
damento fálico: el falo como significante básico fundamenta el informar al niño correctamente, con lo cual result arían super-
sistema significante humano. Lo que está más allá del orden flu as las fantasmáticas e incorrectas teorías infantiles sobre
del falo no puede expresarse simbólicamente . Por lo tanto, en el nacimiento. Treinta años más tarde sostuvo que ese efecto
lo Simbólico, en el Otro, no hay ningún saber sobre la mujer, profiláctico había sido groseramente sobrestimado: el esclare-
no hay ninguna relación sexual que pueda expresarse simbó- cimiento podía proporcionar un saber consciente, per.o no im-
lica mente. pedía que el niño construyera sus propias fanta sías.25
La falta de este saber enfrenta al niño con problem as insu- Los múltiples agregados a los Tres ensayos nos enseñan
perables. Lo que él encuentra en lo Real no siempre puede ex- dos cosa s. 1. El apremio de saber se origina al mismo tiempo
presarse en lo Simbólico. Debe construir una solución propia que el primer florecimiento de la sexualidad. 2. Este apremio
mediante la elaboración de los fantasmas básicos; el saber se se materializa en fantasmas que no son más que intentos de
construye con significantes en lo Imaginario, fuera del r eino re sponder a algunas preguntas infantiles típicas : estos fan -
de lo Simbólico. Esta búsqueda de saber es continua, sobre to- tasmas son las t eorías infantiles sobre la sexualidad, que se-
do en la histérica. El deseo de saber es apremiante para ella, rán retoma das en el momento de la pubertad y eventua lmen-
que apela al Otro a fin de haeerle producir un saber insatis- t e desencadenarán los síntomas neuróticos posteriores.
factorio por definición. La histérica construye un Otro que de- Además, todos los fantasmas de la pubertad evocados por
sea saber. En la sección siguiente encontraremos en este he- Fr ud son exclusivamente fantasmas básicos. 26
cho el vínculo necesario con el padre primordial. ¿ Qué es lo que niño quiere saber? ¿Por qué este saber está
En la primera teoría de Freud no había mucho lugar par~ c n d nado a fra casar ? En 1915, Freud aún estaba convencido
esta búsqueda del saber, pero en cuanto él abandonó la POSI- d u 1 in terrogante central para el niñ o tenía que ver con
ción de maestro y volvió a realizar descubrimientos pudo ~ I mis t río de la procedencia (¿ de dónde vienen los bebés?),27
abordar como objeto digno de estudio, por derecho propio, la 11 qu Ju nito podría h a b d e. en señado otra cosa. Por cierto,
denominada pulsión epistemológica. Este cambio de posición 1 obs rv i. n ill rantiJ s · dirige en primer lugar hacia la dife-
puede ejemplificarse notablemente con las numerosas adicio- r n 'ia s x uul, h a i 1 modo en que difieren los niños y las ni-
nes y notas al pie que complementan los Tres ensayos de teo- ñas; ud rn á, 1 inL n o n te sobre el parto y el embarazo con-
ría séxual, originalmente publicados en 1905. Nos interesan ci ,'n . 1.:1 P 1. d 1 padre. Pr ecisamente en el momento en que
sobre todo las observaciones acerca de las denominadas teo- S ribfa S pri m r y m ás importante trabajo sobre la mujer,
rías infantiles de la sexualidad porque estamos convencidos F r ud a rnbi d idea: lo central no era el origen de los bebés;
de que al mismo tiempo eran los futuros "fantasmas origin~­ el fo d la inv stigación infantil tenía que ver con el cómo y
rios". Este alineamiento demuestra que Freud ya había tendl- por qu d 1as difer encias sexuales. Por otro lado, en 1908 ya
1 los cimientos del vínculo entre el fantasma básico, la teoría h ahía obs rvado que la primera teoría sexual establecía la
ir fnn til de la sexualidad y el saber. Las adiciones a las que univ r salid d del falo. 28

212 213
En otras pa!abras , el niño comienza con una convicción fá- básicos. Cada uno de ellos comienza con un misterio al que
lica monosexu'a l en la cual no hay lugar simbólico para la trata de responder; no puede hacerlo, y por esta razón nunca
mujer. La difer'e ncia que puede descubrirse en lo Real no en- va más lejos y queda pegado al interrogante . Freud escribió:
cuentra su contracara en lo Simbólico. Es interpretada fálica - "Sin embargo, hay dos elementos que las investigaciones se-
mente con el fantasma originario de la castración. xuales de los niños nunca descubren: el papel fertilizante del
Una vez más demuestra su utilidad la diferenciación entre semen y la existencia del orificio sexual femenino".3o Aquí re-
lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico. Ella permite descartar conocemos la relación imposible entre lo Real y lo Simbólico
algunas discusiones entre Freud y ciertos seguidores acerca en dos puntos bien definidos: el género femenino y el papel
de si la niña "conoce" la vagina, si durante la infancia hayo del padrj'.
no sensaciones vaginales. La negativa de Freud a reconocer La tércera teoría sexual infantil nos proporciona la prime-
estos datos expresaba su convicción sobre la primacía fálica. ra elaboración del fanta sma básico sobre la escena oricinaria
Desde este punto de vista, la vagina sigue siendo terra incog- coi tal. Las múltiples interpretaciones de los niños, en ~u ma-
nita para la niña. La diferenciación de los tres órden es permi- yoría sádicas, acentúan el hecho de que la r elación sexual no
te comprender por qué esta discusión no podía zanj a rse: los es evidente para el niño. El niño traduce "el misterio del ma-
interlocutores hablaban de distintas cosas. Por cierto , la niña trimonio" a algo pregenital: orinar o defecar juntos, besarse ...
no "conoce" la vagina porque, debido a la fa lta de un signifi- Lo pregenital es lo no-genital: para el niño hay un solo sexo, y
cante de la feminidad, el género femenino no sale de lo Real. en consecuencia la relación entre dos sexos diferentes es im-
El fantasma básico en torno a la castración puede conside- pensable. De allí que nunca reconozca el vínculo entre el coito
rarse la nrimera teoría sexual infantil, el primer saber elabo- y la concepción. Más tarde Freud agregó que estas ideas in-
rado para '" cerrar la brecha. A la luz de nues tros argumentos fantiles sobre la relación sexual son factores determinantes
anteriores, esto implica que dicho fantasm a apunta a produ- de los síntomas neuróticos adultos. Además, él mi smo no al-
cir una respuesta a S(iX.). Su rekulta do Uunto a l fect o de ce- bergaba ninguna ilusión acerca del matrimonio. En 1908 ob-
rrar la brecha entre lo Real y lo Simbólico) es el compl jo de servó que "una niña tiene que ser muy sana para poder tole -
castración, del cual la envidia del pene es una variante histé- rarlo", y que "la cura de la enfermedad nerviosa que surge del
rica. 29 matrimonio sería la infidelidad marital".31
La segunda teoría infantil concierne al nacimiento y el em- El "Penis normalis, dosim repetatur" no es una terapia efi-
barazo, y en especial al papel del padre . En estas teorías pre- caz para la histeria.32 Recíprocamente, a veces se encuentra
valece lo pregenital: el niño piensa en un engendramiento un efecto terapéutico en el fantasma como intento de respon-
oral, anal o incluso cloacal. Una y otra vez se encuentra per- der a la falta básica.
dido al tratar de imaginar el papel del padre en esa situación.
i bien incluso los niños muy pequeños detectan sin proble- La serie fantasmática y el efecto terapéutico
mas el papel de la madre en la procreación, la parte del padre
l s resulta incomprensible. Creen que la concepción se produ- El fantasma no es sólo un intento de huir de un mundo
. por comer algo, por besarse, incluso por orinar juntos ... Si frustrante. Hay que considerarlo, en un contexto más amplio,
I\ l padre se le reconoce algún papel, el papel que se le atribu- como una estructura básica que procura responder a una fal-
yu s el de seductor. ta básica; por lo tanto, es estructuralmente necesario. Co-
En este punto podemos formular una primera conclusión . mienza con las denominadas teorías sexuales infantiles y con-
I I [\s dos teorías sexuales infantiles que ya h m os examinado tinúa con una serie fantasmática histérica. Hemos escogido
1\0 n stituyen más que el primer desa rrollo d dos fanta smas deliberadamente la palabra "serie" porque el fra cas o d 1 f n·

214 215
dre (véase la nota 10). La evolución de este intento de solu-
tasma básico ,como respuesta a la falta en la estructura da ción permitía ver el modo en que estaba solucionando su si-
origen en la histérica a una sucesión interminable de fantas - tuación edípica.
mas . El fracas6 no es necesariamente total: la serie imagina- Los fantasmas de Juanito nos proporcionan uno de los
ria puede dar por resultado que el sujeto se constituya en el ejemplos más perfectos de la búsqueda infantil de un padre,
Otro de un modo más o menos satisfactorio, es decir, que en- pero reservaremos esta discusión para la sección siguiente,
cuentre una identidad más o menos satisfactoria. centrada en el padre primordial. Otro ejemplo muy interesan-
Este efecto terapéutico del desarrollo fantasmático es reco- te, pero m eno s conocido, es el de la principal paciente de
nocido por Lacan en el historial freudiano del Hombre de los Breuer de los Estudios sobre la histeria: Anna O. Su nombre
Lobos . En su punto culminante, la neurosis infantil de este real era Bertha Pappenheim ; su biografía constituye una de-
paciente tenía el mismo papel y función que un análisis: la mostración excelente de la t esis de que el desarrollo de un
reintegración del pasado en una ley, en el campo de lo Simbó- f~ntasma básico d.~termina el mo do en que uno vive la propia
lico. "Lo que Freud nos muestra entonces es lo siguiente: el vIda . La mforma clOn sobre la his toria de Bertha Pappenheim
sujeto entra en el ser en la medida en que el drama subjetivo p:rovIene del lIbro de Freema n. Entr ot ras cosas, nos propor-
es integrado en un mito que tiene un valor humano ampliado, Clona algunos de los contenido d 1 Priua tth eater de Bertha
casi universal".33 en la época del trata mi ento y pos t r iorme nte. La evolució~
Después de Freud , esto se aplicó explícitamente en el aná- que puede descubrirse en e tos fantas mas, combinada con al-
lisis de niños. Melanie Klein, al poner el a cento en los fantas- gunos otros datos, nos permite inL ' rl r et a r la actitud de esta
mas infantiles y su elaboración en el comportamiento, apun- mujer respecto de su padre y el mod n qu e fu e cambiando a
t aba a la introyé cción del "objeto bueno" y la exclusión del lo largo de su vida .35
"objeto malo". Bruno Bettelheim descubrió que la predilección La primera serie es hi st ' r i a, el u n modo casi clásico.
de los niños, algunos de ellos gravemente enfermos, por cier-
tos cuentos de hadas en particular, constituía un excelente
--1I Bertha necesitaba que el padr 1 sig nificar a su identidad se-
xual femenina. La incertidumbr r d la figura paterna
instrumento tera péutico. Gardner lo convirtió en una mera le generaba a su vez una incc rti lurn l r xtrema acerca de su
técnica, sin ninguna base conceptual: "la técnica de contarse I identidad femenina . En con s . le nC"iü, const ruyó su propia fi-
cuentos recíprocamente". Al pasar, obsérvese que Freud ya gura paterna, con el r esultad d qu ocup ó ella misma ellu-
había comentado la relación entre las teorías sexuales infan- gar de él: "Elle fait l'hom m e". :lG Su s r I L si as son una ilustra-
tiles, los cuentos de hadas y los mitos. 34 ción perfecta de esta sit u aci n . I M j mplo, el primer cuento
De"jido a las peculiaridades estructurales de la histeria, su que le narró a Breuer: "Una pobr 1 u r fanita va gaba buscan-
seri.e fantasmática se concentra en el padre, sobre todo en la do a alguien a quien pudi. r a "mar . 8n una casa desconocida
construcción de cierto padre. El fantasma básico de seducción encontró a un p a dre in cur bl 11 nL 1 n f-rmo y agonizante.
apunta al establecimiento del hombre-padre para hacer posi- La esposa .y a no t enía sp r u n:w s . hu ' rfan a se negó a
ble una relación sexual. Como víctima de una histeria de an- aceptar lo macepta bl y ' 0 1 n ~ 1 'ui 1 do día y noche. Y,
gustia, Juanito construyó algunos fantasmas centrados cada ¡oh maravilla!, el h ombr S re 'u p t' y adoptó a la niña. Ella
vez más en esa figura paterna que él necesitaba para escapar había encontrado a alglli n n q ti , nm r ."
d 1 atolladero edípico. Lacan examina este tema en su cuarto La h~érfan a no bUi) rtbn un hogar c10nd la a maran; por el
A m in a ri?, donde compara la función de los fantasmas de . contrano, buscaba u n ptld l' qu udi r a ser amado por ella.
,J\1 mito con l a función de los mitos para un pueblo, tal como Este notable COllt nicl fu t' Il li ~a d por Bertha de diferentes
In di H ' ri bi L vi-Strauss: cada fantasma intenta resolver un modos. Durant El , O. 1 ubíu a L l1 d ido como enfermera al pa-
\1 1'11 111 / 111 11 (\ 1 r i n , y en el caso de Juanito, el papel del pa-

217
16
q.u e puede y debe ser rechazado por las mujeres (éste era pre-
dre enfermo. Años después del tra tamiento con Breuer, se
CIsamente su Frauenrecht). La obra ilustra esta inversión de
convirtió en b~nefactora de ... un orfelinato. Para procurar a
modo dramático. Narra la historia de una obrera que langui-
los pequeños a1guna diversión , les conta ba cuen t os que ella
dece en una bohardilla con su hijita de cinco años. No hay fi-
misma inventaba y que posteriormente editó por cu enta pro-
gura paterna. Las prostitutas denuncian a la policía a esta
pia: In der Trodelbude ("En la tienda de ropa vieja") . El mar-
mujer como agitadora sindical, por lo cual es encarcelada.
co básico de los cuentos es la historia del te ndero, un hombre
Cuando la liberan, está tan enferma que ya no es .capaz de ga-
que vivía en la más profunda desdicha porqu. su m uj er lo ha-
narse la VIda. La esposa de un abogado (rico por la fortuna de
bía abandonado . El relato termina cu ando la hij a supuesta-
su mujér) le pide al marido cien marcos para dárselos a la po-
mente perdida vuelve con la noticia d la mu rt el la esposa, o

bre madre. Al principio el bruto se niega, pero finalmente


es decir, de la madre de ella. La hij a s m uda a l a ' sa del
consiente en visitar a la protagonista, junto con la esposa, pa-
tendero, le devuelve el deseo de vivir, y to lo I:l r s uelv para
ra Juzgar por sí mismo. En la bohardilla se de scubre que él
bien. había sido el amante de esa mujer, a la que había abandona-
Este final feliz no deja de ser extr f o: In mud r ha muerto,
do cuando quedó embarazada. La esposa escandalizada deci-
la hij a vuelve, y todo es perfecto . En s p do 1 , 8 rth a er a
de finalmente que no lo abandonará "por los niños", pero que,
muy agresiva con la madre. Prom ov idf\ I ItI 'll t g'orí d be-
en adelante , ya no tendrá ningún contacto sexual con él. "Il
nefactora a la 'de directora del orD li nn Lo, Bu poI j 'H n J ins-
n'y a plus de rapport sexuel" ("Ya no hay r elación sexua l").
titución fue en muchos puntos ex 'tAmo l L opu. Ii Lb\ 1 stilo
Resulta notable la segunda dirección de la serie fantasmá-
de la madre en su hogar. Bertha pURO n r'C1/oli H ( 11 In du 'ución
tica, pero sólo a la luz de la primera. La fIgura central es la
y el estudio (la búsqueda de saber), n In ro 'l1. ¡) t'lt '1 I psico-
mujer, a la que el hombre le debe todo, incluso su fortuna. 3s
lógica y en un extremado se nti do d In ,iu HLI "in (to dos son
La relación sexual es descrita como un fraude, una ficción, y
iguales ante la ley). Israel dice qu -J I ri n ' iJlI¡l 1'( pl" h la I
esto sólo por culpa del hombre. Las mujeres qu e traicionan a
madre de la hija histérica era "'l'ú n r( f.I In Iln lJ( t' <tu mi. pa- \
La Mujer son precisamente las que consienten esta relación
dre debió haber tenido" . La muj r · m ld'I'( 11() h 11 1> 11 1, 'h 1
sexual falaz: las prostitutas. Pero La Mujer no puede menos
hombre-padre, es decir, no le h abía pOl'nl i Li do ml llln i,' 1 1 11 •
que rechazar semejante fraude.
mente su función simbólica. 37 Tuvo IU 11 0 '( 1'10 lit 1 ,'op in h.ij
Muy expresivamente, ésta fue la última producción que
Ella hizo El Hombre, y de tal ro do () 'u P 1I 111/( 11 1', 11; n L 1
Bertha fIrmó con su seudónimo masculino; además, este seu-
sentido, no sorprende que Bertha firrnnl'!\ HU 1 hl'o <:( )I ) lIIl H U·
dónimo ya había sido r educido, desde "Paul Berthold" a un
dónimo doblemente masculino: au l 11, ,'Chold , \111 l\(ll))b r
mero "P. Berthold". En el año 1900 agregó su propio nombre
masculino es reforzado por l a peculi ri d ll 1 d\\ l " 1)( ll i lo: l ol'
entre paréntesis. Más tarde el seudónimo desapareció por
cierto, "Berthold" es el masculino d 1 r (,l1 l\ , ( JOIl \ (, /\ I'I r'rY1 t\
completo, y Bertha firmó sólo con su nombre real.
ella hizo público su Privattheater; 1 I 8n!) PI 11 100 \ 111 d I'n 111.1l
En 1904 creó la Jüdischer Frauenbund (Liga de Mujeres
titulado Frauenrecht ("El derecho d ¡nI; I'n IlJoj'o 1" ),
Judías), en la cual ocupó la presidencia. La filial de Francfort
Esa obra marcó la entrada en u n S( p ll ll lll 1'11 11 , Ji:1 1, 1)1 /\
fue bautizada con propiedad "Vigilancia Femenina". Bertha
principal de..J.ª ., Q.rimera serie fant aH1TlI' I. I(\1I ('0 11 1'1 1' 11 11 \ 111
había asumido su identidad femenina de un modo tal que in-
(J) coñstrú"¿~ión de un-;;'- figura paterna, n '( ti ll l'liI 1 0 1' In 1'11 11.11 ti
vertía completamente la primera fase. Al pasar, señalemos
ur=¡-a-rna'a r e c~~intiente y corrobora 1 nI. II) n 111 , lllld o \)( l ' 0 °
que este segundo desarrollo nos permite ubicar a Dora en el
do encontramos unainversión tota l: A , J) OI!\ I 1 1'1'1\1'11 10 dI 1 C!)
primer momento de su análisis con Freud. En el primer sue-
p<ldre, y la madre es descrita
--- ~.- -- I:l ll V ' Ll l ll ll. (1: 1 1 11 1\ \ II Lo
com
ño, ella había puesto en escena una figura paterna que se ne-
central entre -esás d OS-figuras er a la r 111 -j 11 11 II lil l'll illl [o

219
218
gaba a sacrificar a sus hijos por el cofrecito de joyas de la es- a sus hijos a salvo, uno por uno . Mientras volaba sobre la co-
posa. Nuestro\ examen de este sueño, en la primera parte, en rrentada, sosteniendo cuidadosamente entre sus garras al
combinación cbn la evolución de las fantasías de Bertha que primero de los pequeños, le dijo: «Mira lo que estoy haciendo
acabamos de describir, indica que en la época del sueño Dora para salvarte; ¿harás lo mismo por mí cuando esté viejo y dé-
también estaba intentando establecer a un padre primordial bil?" «Por supuesto que lo haré», replicó el pichón. Ante lo
contra la madre. Cuando entró en el consultorio de Felix cual el padre lo dejó caer mientras comentaba: «No hay que
Deutch, veinte aiíos más tarde, había escogido otra posición: salvar a un mentiroso.» Lo mismo ocurrió con el siguiente.
la vindicativa. Se quejó del padre y se pintó a sí misma como Cuando le hizo la misma pregunta al tercero y último, la res-
víctima de los hombres en general: el padre, el señor K., el es- puesta fue: «Querido papá, no puedo prometértelo, pero sí te
poso, el hijo. En ese momento se había puesto del lado de la prometo que lo haré para salvar a mis propios pichones». In-
madre, en oposición al período de su análisis con Freud. necesario es decir que el padre salvó a este pequeño."
En Bertha encontramos un tercer desarrollo de la serie La figura paterna se salva porque no tiene que ser salva-
fantasmática, que demuestra a la perfección el efecto terapéu- da. El significante que establece esa función ha sido transferi-
tico de dicha serie . La madre había muerto en 1905 . Bertha do a la generación siguiente.
se ocupó del funeral e hizo arreglos para que a ella misma se
la enterrara en su momento junto a la madre, es decir, ni con El fantasma básico y S(!Á ): "La Mujer no existe" y
el padre (cuya tumba estaba en Bratislava), ni con las herma- "No hay Otro del Otro"
nas (en Viena). Abrió una nueva institución, ya no para huér-
fanos sino para jóvenes mujeres delincuentes, la mayoría de Esta reseña demuestra que los fantasmas básicos intentan
ellas madres solteras. E..§.!e_~~s~je _ ~e ell~do. elel Radre_aL una y otra veZ' construir algo en el punto donde falla lo Sim-
significante materno efLtipj.S. 1Lde LsJ'gu_nd Q..Q.f:! s ~rrollo-,_ En ese bólico, de significar algo para lo cual faltan originalmente
IlliímentoBertha~ició una mleva afición igualmente típica: significantes. En el caso de la histeria, los significantes que
trazar la genealogía de la familia de la madre. Precisamente faltan son El Padre, La Mujer, la Relación Sexual. Los conte-
con esta búsqueda comenzaba la tercera fase. Durante sus in- nidos que deben construirse están estrechamente interrela-
vestigaciones, tropezó con una antepasada olvidada: Glückel cionados y pertenecen a una estructura principal. El padre es
van Hamen. En esta figura encontró un modelo identificatorio establecido de tal modo que debe poder producir el significan-
idea l. Igual que Bertha, Glückel se había ocupado del proble- te faltante para La Mujer, permitiendo entonces la existencia
m a judío y había albergado a los oprimidos y perseguidos ya de la Relación Sexual. Ya hemos demostrado estos vínculos
n el siglo XVII. Pero, a diferencia de Bertha, se había casa- en Freud y su relación con unª, noción lacaniana central: el
do, y su matrimonio fue feliz . Sus actividades comerciales , in- S (~.). Ahora continuaremos con esa combinación, para darle a
d p ndientes de las del esposo, no le impidieron criar una do- este difícil concepto un marco mejor que el usual.
'( 11U d hijos . Después de la muerte del marido escribió siete En 1971, Lacan reaccionó contra una concepción errónea:
1ibl'i LOR d hist orias, "para ahuyentar los recuerdos dolorosos se pensaba que el SeA) era el equivalente de <P, el falo simbó·
¡¡II! 111 I anti nen penosamente despierta durante muchas lico que falta en el Otro. Este error, compartido por algun oH
IIIII ' IH I JI, n rth , se deleitó: ¿era posible que, después de todo, de sus discípulos, lo obligó a definir con mayor precisión tu
1111 111 1' /1 1'1 111 'i on A xu a les? Comenzó a traducir esos libros, que entendía por SeA). No era el equivalente de <P. Ten ía q uo
I d, l' ld ll ' I 111111 1 ar bol a que en adelante sería para ella un ver con algo totalmente distinto; puesto que expresa la irh 11
1I 1111 pi 11 (' ¡l1I 1: " 1 1I 1"!\l:lt u na tormenta, un nido de pájaros de que "no hay Otro del Otro, implica que La Muj er no XiH
111 1 11 1" 1 1 1'11 di 1111 1 Ilu' I H.i O l as la u as. El p a dre iba a poner te". 39 A nuestro juicio, este doble aspecto de SeA) nos p l'Op ll l'

',' I() 22 1
ciona una formalización del descubrimiento freudiano, demos- en lo Simbólico implica que hay que imaginar una. Y en esta
ti"ando de taQ modo su coherencia. construcción imaginaria es de nuevo el padre quien ocupa la
"La Muje~ no existe: de allí 1á Mujer. " Ésta es la más co- posición central. Tal vez sea cierto que la cuestión del "ori-
nocida interpretación de la falta de un significante en lo Sim- gen" que se adhiere a este fantasma originario concierna a la
bólico. En los niños encontramos su primera el aboración procreación, al intemporal "¿de dónde vienen los bebés?", pero
defensiva en el fantasma básico de la castración, una elabora- este hecho no debe extraviarnos. Para el niño, el problema se
ción que siempre fracasa porque sólo puede basar la diferen- centra de nuevo en el padre y en su papel en el proceso de la
ciación sexual en la presencia o ausencia de un único signifi- procreación. El historial de Juanito es muy convincente en tal
cante, el falo. La histérica busca una identida d sexual propia, sentido. Las dificultades con las que se tropieza, la imposibili-
y no encuentra una respuesta satis foctori.a . Si quiere conse- dad de encontrar una respuesta satisfactoria, determinan el
guir un significante que designe esp cíficamente a la mujer, fracaso de las denominadas teorías sexuales infantiles. De la
tiene que aprehender la falta misma, l· falta en el Otro. práctica clínica con la histeria surgen claramente la meta y la
En este punto encontramos 1 '-u n lo f ntasma básico de función del padre: el padre tiene que ser completo . La función
Freud, p.l de la seducción, que ti no al padl' como causa e ins- pro creativa de la que se supone que él se ocupa no sólo
tigador del deseo. La hi st érico i.m ag in a rá (y construirá) un concierne a la niña, sino también a la niña sexualizada como
hombre -padre como amo total, 1 m 1 eVo n 1 saber sobre el mUJer.
deseo y el goce . 40 Con est a con s lr 1(; 'i r d un padre primor- Al aplicar un concepto lacaniano hemos explicado la cohe-
dial intenta cerrar la brech a nL I' 1 p clr real y la figura rencia implícita entre los fantasmas, el saber y la diferencia
paterna simbólica. Un a ve z s tub l ,ido 1 m stro, él tiene sexual en Freud. S(A) es el nombre de lo imposible; la imposi-
que entregar el significant - d Lu M l~j r , 1 u,j ndo de tal mo- bilidad de la relación sexual que no cesa de no escribirse. El
do posible una identid ad .~ m ni nn I ropinrn 'nt dicha . Allí es- fantasma es la estructura en la cual esta estructura imposible
tá la histeria, entre la cr ' nd'a ¡¿ m f/o mb /" y el culto de La nunca se detiene, de modo que hay que ubicarla en la ruta
Mujer, y ésta es la manie s ta ' j Ii ITH H pi n 1 1 fantasma his- desde lo Imaginario a lo Simbólico. 42 El obstáculo en el cami-
térico. También fracasa, y n s l pll l Lo el ('ra so encontra- no es el objeto a.
mos la otra cara de SeA): "No hay ( ro (lt l Ll'o". La falta en
el Otro es irremediable, d bido n HU l Lr'll ' tur : 11 E l padre El fantasma histérico y el objeto a
primordial es una quimera d b ud () ¡ll I l j n U ]u hi st érica
una resaca fálica. Si ella qui -r Ll'fl nHI'Ol'lflll l' tl l h robre-padre En la primera teoría freudiana, el fantasma no puede con-
. en un padre primordial, la úni ' Hulu ' j n ;() ll s iHt n reme- siderarse un tema central. A lo_sumo ocupa un lugar especial
diar su incapacidad: conv ertir s~ n t I ohj( (,O 1" I1 n. . su fal- en la serie de los síntomas. Con la segunda teoría, esto cam-
ta. Veremos más adelante de qu mo lo 1.1\ '1\11 rO]'lYlnhzó esta bia de modo drástico: la introducción de la idea de un fantas -
idea en la fórmula del fantasma 1 ilS L I'i 'o , ma originario, junto con los conceptos de construcción y reela-
La coherencia entre los tres fUI\Lu HlI1 l1H bl Hi 'OH H vu lve boración, determina que la estructura fantasmática en sí se
clara en el resultado soñado, el "do mirl l(O (h 1/\ vid a", Si hu- convierta en el blanco terapéutico de la práctica analítica.
biera un Otro total, un padre prim rdiul , 1,[\ MuJ( \' ti q u,iriría Mientras que en la primera teoría las interpretaciones siem-
una identidad propia, haciendo de L-ll moll( lOHi11 la l' la 'i n pre perseguían a un deseo en incesante retroceso, en la se-
sexual entre dos sujetos sexualizados d li HLi ll[,O IlIod o, m ú l- gunda teoría la meta es el marco mismo en el cual el deseo se
timo fantasma originario de Fre ud ( I 'oi L( 1 11 1'( I \' Itl ) l;i 1 desplaza.
que vincularse con los anteriores. L· fnlLa (/( ,'( Illei )11 H , unl Esta segunda teoría no puede discutirse sin tener en cuen-

222 223
ta a Lacan. A nuestro juicio, su retorno a Freud ha sido doble. ta en el Otro. El sujeto no puede entrar completamente en el
En primer \lugar, Lacan realizó el (re)descubrimiento de Otro, queda un resto. Este resto puede describirse como lo
Freud 1, el Freud del sujeto dividido, del inconsciente estruc- que resiste a "la significantización", la parte de goce que no
turado como I~n lenguaje: en síntesis, el Freud del significan- puede reducirse al significante. Éste es el resto denominado
te. Con el Freud 11, las cosas se complicaron un tanto; ya no "objeto a" por Lacan.45 Cuando el sujeto es confrontado con
se trataba de \In mero retorno, sino de la elaboración adicio- este objeto a, hay siempre un momento de angustia como
nal de una teoría sólo terminada a medias. Freud había reacción a esa parte de lo Real para la cual falta el significan-
enfrentado el mismo problema que sus pacientes histéricas: te. 46 Esta falta aparece clínicamente en los intervalos entre
¿cómo expresar, cómo poner en palabras la sexualización psi- los significantes del Otro. 47 Ya lo h emos visto en el caso de la
cológica femenina, el devenir mujer? En este sentido, él siguió madre de Juanito: ella le significa ba su deseo, y por lo tanto
la solución histérica, porque en su teoría también puso el su falta, mediante palabras, de modo que el pequeño reaccio-
acento en la figura paterna que tenía que dar la respuesta a nó con una histeria de angustia. La op eración del sujeto se
la pregunta "¿qué es una mujer?". En su prisa por llegar al fi- puede ahora elaborar adicionalm nt :
nal, se salteó un escalón, el punto de partida. La falta en lo
Simbólico es la falta en el Otro, y concierne entonces al deseo A s Goce
del Otro. El primer Otro es la madre , una figura completa-
lA. Angustia
mente ausente en la teoría freudiana de la histeria hasta ese
período. La pregunta "¿qué es una mujer?" debe interpretarse
en primer lugar como "¿qué desea una mujer?". En este senti- En esta operación, el objeto a tomo I e posición de la causa.
do , Lacan ha ampliado el psicoanálisis con un nuevo concepto: Es allí donde tenemos que s ituar I il d'ivisi 11 del sujeto, junto
el objeto a como elemento constitutivo del fantasma.
43 con el origen del deseo. La causa d I d S s structuralmen-
La importancia del fantasma en la teoría de Lacan y en la te equivalente a la causa de la divi ión i l suj eto: el objeto
práctica consiguiente sólo puede demostrarse puntualizando a. 48 ¿Hacia qué se dirige el des o? El l ' Ei O quí, re deshacerse
el modo en que él sitúa al fantasma en el devenir del sujeto. de la angustia haciendo que a e ntr 11 I ignificante, es de-

Inmediatamente relacionadas con esto, encontramos tres di- cir, en el Otro, En este sentido , ,1 ob.i to a s 1 entrada al
mensiones humanas fundamentales : el goce, la angustia y el Otro: "Desear al Otro es siempr d S Hr ni bj to a"; la angus-
tia funciona como dispositivo in t t'I , (\ lO n Ll ' 1 goce y el de-
deseo. 44 seo. Este dispositivo tiene tamb i n 1I11 1t l'unci6n separadora: a
El devenir sujeto es siempre un devenir verbal: el proceso
de subjetivación se produce a través de significantes ya exis- se refiere a la separación centro l. nLn l I s 'o y el goce. 49
tentes. El sujeto mítico (definido como mítico cuando aún no
existe) tiene que encontrar su lugar en el campo del Otro: A s 'O

"¿Cuántas veces cabe S en A?" El primer Otro que proporcio-


a An 'ustia
na significantes es la madre, y esto en el nivel donde debe si-
tuarse el goce primordial. La operación puede escribirse como
D seo
u na división aritmética:

s Goce En este punto vernos I fll l1 Lns tn ll 'o sostén y modelador


A
del deseo, El fanta sl. :\ '1' in un lob l vínc ulo entre $y el Otro.
II tu O d esta división es determinado por lÁ, la fal- El deseo del suj to Ul'i J' 1\ In ('/l Ita d 1 Otro, que en prime-
11] 11'(

¡ <1
fanta~mática como intento de verbalización de lo que es en
ra instancia es la madre. Esta falta (el objeto a) está fuera del ~!encla ~o ver.b~l.. El objeto a amado no es más que objeto a:
\
significante Yes por definición inalcanzable para el sujeto di- l:ist~ sUJet~ dIVIdIdo 55 sólo se relaciona como partenaire con
vidido como actor del habla. De modo que, en primer lugar, el el objeto a mscrito en el otro lado de la barra. Nunca puede
sujeto tiene que introducir el objeto a en el reino del signifi- alca~z~~ a su partenaire sexual que es el Otro, salvo por la
cante . El modo en que esto sucede nos proporciona una defini- medlaClOn que es también la causa de su deseo. Por lo tanto
ción de la neurosis en el m ás pleno sentido de la palabra: el esto no es nada más. , [ ... ] que un fantasma ." 53 La 'lmposl'b 1'l"1-
sujeto dividido traduce el deseo indecible del Otro como de - dad de esta relaclOn entraña el fracaso continuo del principio
manda 50 del Otro, y tra n sform a la demanda en objeto de su de. placer. En la primera parte de nuestro estudio hemos des-
deseo: él tiene que procurar un r espuesta. 51 Ésta es la pri- cnto la función del fantasma histérico en la elaboración de la
mera relación entre 55 y a, la Ji nación como respuesta a la falta ~e lo Simbólico en relación con lo Real, una elaboración
falta en el Otro : en es to. di na i ón, el sujeto desaparece (hay que tIene lugar en lo Imaginario. La pregunta es ahora cómo
un fading del suj eto) b aj o los si nifi cantes de la demanda del podemos entender nuestra tesis a la luz de la teoría lacaniana
Otro. Lacan consid ra qu st s un proceso letal: la subjeti- del fantasma. .
vación se deti ' 11 " no h ay ni 11 gún deseo propio: se trata de la La función del fantasma en la histeria puede exponerse
alienación. desarrollando la f~rmula completa, que habitualmente apare-
ce en forma abrevIada: 55 Oa. La versión completa nos presen-
a ta la meta (~n Otro sin falta) y el efecto (un sujeto que se alie-
alienación
na en un objeto, del que volverá a separarse). Por cierto la
"creencIa" de.la histérica en un Otro completo (en contra'ste
El proceso fr ac su PorcIll ((" O pu de reducirse a la de- con el paranOICO, que no cree, sino que sabe) la lleva a hacer a
manda del Otro. E n l OR in ( l¡vn LoR tI" los significantes con- ese Otro. Es precisamente esta construcción la que tiene lu-
tinúa insistiendo la fa 1t n, 111 n I'n I Ln ti ta mbién concierne al gar en y a través del fantasma, en el cual la histérica se
sujeto como actor d 1 h t hl n, lA M g t nda op eración entre el trans~~rma en ese objeto necesario para que el Otro sea com-
sujeto y el objeto a s la!:! I nmei n , n 1 u al se responde a pleto. a . Como esta falta. es irrevocable para lo Simbólico, di-
la falta del Otro con la f'a lttt d< 1 HI\ j( eo, r, pr condición nece- cho ??Jet? .debe constrUIrse en lo Imaginario, y resulta en la
saria es la operación del No t l)1'( (h I I ti Ir , la castración sim- verSlOn fahca del objeto a:
bólica, que le permite al suj to (h l LII 1' ; yn no tj n que realizar
el deseo del Otro, sino qu p il O I I( HI\ I'" llar un deseo pro- a
pio.52 Ésta es la separación .

S ~(t
-<p

III "nt'u i 11
La versión completa de la fórmula es entonces:

Esta doble operación entr I MII,!l Lo .Y ( I ob.! to Q, d mues- a


tra que el fantasma establece I. a fn ll.n ( 1\ UI) I t'O 'C H ircular. o A
La falta del Otro retorna en la fa lLn dol tH¡J ( Lo, I nll 1 t esis - <p
lacaniana: "el deseo del hombr o s I d( tillO (\ ( I ( 1'0 ",
Obviamente, la conclusión d R 1\ l' II\d! ,\ (1 11 [, 1'( I ¡; lj to El sujeto histérico establece al Otro absoluto presentá ndo-
y el Otro es que no hay ningun a re ln ,j )11 , 1'\II Ivo \111 1\ n In i n

227
226
pr~nc~p~les puntales de la teoría: el principio de placer y el
se él mismo como relleno de la falta; por lo tanto, en este pro- pnncI~~o de con.stancia perdieron su sensación de seguridad;
ceso de alienl\tción la histérica desaparece como sujeto (fading se abno el cammo al goce. ¿Qué seguridades le quedaban a
del sujeto) y queda reducida a mero objeto. Su respuesta a la F:-eud. a~erca de la figura de.l p~dre, el punto de jaque mate o
falta del Otro demuestra su propia castración imaginaria en vIctona: Por lo menos la slgmente: que el padre tenía que
relación con el Otro . La privación de la mujer, la castración proporclOnar la seguridad.
simbólica como falta de un significante en el Otro, queda aquí
reducida a un mero proceso imaginario en el cual el falo sólo
EL MODELO EDÍPICO COMO PARADIGMA
puede materializarse en a.
La meta es establecer al Otro completo, el uno Y único ca- EXPLICATORIO PREEXISTENTE
paz de proporcionar un significante específico para una iden-
tidad sexual femenina específica. De este modo, el fantasma En 1906, el año siguiente a la publicación de los Tres ensa-
tiende la cama para una posible relación sexual. El apéndice yos de t~oría sexual, Freud le pidió a sus seguidores que le
necesario es el padre primordial. prop~r:lOnaran observaciones de niños inspiradas en el psi-
coanahsls, pues le resultaban necesarias. Graf, uno de sus
amigos de los miércoles por la noche, comenzó a informarle
DEL PADRE EDÍPICO AL PADRE PRIMORDIAL lealmente sobre los retozos de su hijo menor. A partir de cier-
to momento, esos informes se convirtieron en un historial. El
Un poco antes o después , todo estudio de la histeria tropie- pequeño Herbert/Juanito se había vuelto fóbico: temía salir
za con la reina del análisis, es decir, con el rey, el padre, el de la casa y tenía miedo a los caballos . Supervisado por
padre primordial. La resonancia dudosa de esta metáfora aje- Freud, Graf comenzó a dar los primeros pasos vacilantes del
drecística va mucho más allá de un juego superficial de pala- anál~sis de niños. Fallaba como padre, pero emergió como
bras . En el noble juego del ajedrez es la posición del rey la analIsta. Aunque en realidad no: emergió más bien como un
que determina si hay jaque mate o no. Salvo en este impor- "sujeto supue.sto saber", un sujeto que se supone que sabe, pe-
tante aspecto, el r ey no gravita mucho en la partida; es un ro que ha olVIdado que se trata sólo de un supuesto.
punto inerte, 'casi siempre inmóvil Y protegido por las piezas Este historial nos permite demostrar: 1) que el padre se
que lo rodean, cuyas modalidades son mucho más diversas establece como sujeto supuesto saber con respecto a la dife -
(incluso las torres se mueven más) . Por cierto, la verdadera rencia sexual; 2) cómo y por qué eso era exactamente lo que
reina del honorable juego del ajedrez es la reina. buscaba Juamto; 3) cómo apareció el padre en el escenario
Antes de descubrir a esta reina, Freud le dio un poco más de la histeria. En cuanto a este último punto, precisamente
de lustre al rey, tarea interminable en la que l a histérica lo en este historial, Freud clasificó la forma más frecuente de
ayudaba con mucho gusto (toda histérica es una devota del fobia. como histeria de angustia, es decir, como algo que tiene
padre). Al principio de su enseñanza, Freud ya había presen- la mIsma estructura que la histeria de conversión. Las úni-
tado al padre de dos modos diferentes: como el perverso que c~s diferencias están en la presencia o ausencia de la angus-
causaba la histeria de sus hijas, y como el padre idealizado, tla o la conversión; además, la práctica clínica demuestra
modelo ejemplar del amor y las relaciones sexuales. De tal que ambas formas de histeria se encuentran a menudo mez-
modo le proporcionó a la histérica, dentro del marco del fan- cladas. 55
tasm a de ella, un modelo identificatorio ideal pero, l amenta-
bICI nte, masculino . La identidad femenina siguió siendo
\. / \1\ iJ t \ . , sibl como antes. Hemos visto desmoronarse los dos

" 1. )
El fantasm?- de la jirafa y el deseo del padre historiaJ.58 Muchos años después, Lacan previno contra "el
verbalismo", la seducción de la significación; el analista tiene
En este p~mer análisis de un niño encontramos un fant~s­ que trabajar en y con el significante, sin perder de vista la di-
ma relacionado con una jirafa. ¿Cuál es la historia? JuancIto mensión del objeto a.
había entrado en el dormitorio de los padres durante la no - La interpretación proveniente de SI carga al otro con un
che, y a la mañana siguiente explicó que "anoche había u~~ saber, S2, la explicación. En consecuencia, tenemos que supo-
gran jirafa en la habitación, y otra arrugada; l~ gran,de gnt.a ner la presencia de un sujeto dividido, 55, debajo de SI, en el
porque yo aparté de ella a la arrugada. Despues deJo de gn- lugar de la verdad, porque obviamente estamos en el discurso
tar, y yo me senté encima de la arrugada."56 A partir de este del amo. ¿Qué se puede decir del padre de Juanito como suje-
comentario, Freud. llegó a la conclusión de que estaba relatan- to dividido? A través de todo el historial, se vuelve cada vez
do un fantasma, no un sueño. . más evidente que el hombre no puede asumir la posición de
Esto parecía merecer la intervención del analista, es decIr, padre. En la relación con la esposa, se supone que dice insen-
del analista que el padre de Juanito imaginaba ser. Resulta- sateces. Era también el padre quien visitaba fielmente a su
ba imnosible pensar en un guión más clásico: atribuyéndose propia mamá en Lainz, todos los domingos, junto con Juanito.
,t el pap~l del padre Layo, de inmediato reconoció al Edipo-Jua-
nito que tomaba posesión de la jirafa madre ,arruga~a (Yocas-
Sin su esposa. Y cuando le preguntó a Juanito qué haría él si
fuera papá, el niño respondió sin vacilar que llevaría a su ma-
ta), mientras que la gran jirafa padre se vel~ reduclda a~ pa- má a Lainz. 59 Los niños tienen buen olfato.
,! pel de observador vociferante. E~ su. totalIdad, agre~o, el
relato reproducía una escena caSl cotidIana: el ~equeno ,se
En vista del carácter de este 55, la interpretación desde SI
fue asumiendo cada vez más el aspecto de un fantasma del
unía a la madre en la cama por la mañana, suscitando solo padre, que satisfacía su deseo más profundo: por cierto, le ha-
débiles protestas del padre, invariablemente rechazadas por bría gustado mucho asumir la posición del Padre de la Ley,
la madre irritada. 57 • "el que tiene la posesión legítima de la madre, y en principio
Al releer este fantasma línea por línea, junto con el diálo - en paz", siendo en consecuencia envidiado y admirado por el
go siguiente, resulta totalmente claro que algunas cosas no hijo .6o Pero en la vida cotidiana, Juanito no tenía en absoluto
eran lo que se supuso. Las interpretaclOnes del padre, tal ~o ­ miedo a su padre; por el contrario, temía a la 'm adre. A ella, y
mo las hemos resumido, resultaban en última instancIa m - no al padre, le habría gustado darle una buena paliza.61 Ade-
completas, y probablemente erróneas. ." más, ese padre no poseía a la madre "con toda tranquilidad";
Consideremos la primera de esas interpretaclOnes. Ese por el contrario, el divorcio estaba en camino (véase el apén-
mismo día el padre descubrió la solución del fantasma de la dice de Freud al historiaD.
jirafa." La encontró. ¿Dónde la encontró? Por ci~rto, no, con- La verdad iba a abrirse paso. Lo interesante del historial
versando con Juanito, porque el diálogo de la mlsma pagma está en lo que el padre revela en una reacción espontánea , a
no la suscribe en modo alguno. Esa interpretación era el efec- pesar de su sabia explicación: "El domingo 29 de marzo fui
to secundario de un saber preexistente, ya establecido, e iba a con Juanito a Lainz. En la puerta, me despedí bromeando de
ser brindada desde una posición SI, la posición del a~o : "En mi esposa, con las palabras «Adiós, gran jirafa» . «¿Por qué ji-
el tren le expliqué el fantasma de la jirafa ... " En vano~ tex- rafa?», preguntó Juanito. «Mamá es la gran jirafa», le contes-
tos, Freud nos advierte que no hay que explicar; el pac,len.te té, a lo cual Juanito replicó: «¡Sí! Y Han n a, la jirafa arrugada,
tiene que encontrar el significado de sus sír~tomas p~r Sl mlS- ¿no es cierto?,," (Véase la nota 57.)
mo, y la tarea del analista consiste en abnr el cammo ~ ese
r descubrimiento: la advertencia apar ece incluso en este mlsmo
Inmediatamente despué s de esta r eacción, el padre propor-
ciona otra explicación, no concordante con la anterior; con

230 231
bia: la angu~tia no es libido transformada, sino que funciona Mamá, vino Papá y me sacó a empujones. Con su gran pene
I como señal ¡de peligro. En nuestra opinión, la ambigüedad
subsiguiente puede entenderse como sigue: en la transición
me sacó de mi lugar junto a Mamá.» Permítasenos suspender
nuestro juicio por el momento."69
desde una sit1.lación originalmente satisfactoria pero después Esta última observación de Freud era necesaria. La inter-
provocadora de angustia reconocemos la primera situación pretación elaborada por el padre puede criticarse en términos
transicional que vive e l niño, tal como la hemos descrito a análogos a los empleados respecto del fantasma de la jirafa.
partir de la segunda teoría freudiana: desde el primer goce Basta con que pasemos a la página siguiente para recoger
mítico de un sujeto no dividido y un Otro todopoderoso sin más datos de la boca del propio Juanito. Él tenía miedo de ser
ninguna falta, hasta el estado de división y pérdida, S O a, en introducido en la bañera por la madre, temía caer en el agua.
el cual hay que contentarse con una satisfacción meramente El diálogo siguiente es muy instructivo: "Juanito: Sólo tengo
fálica. Ésta es la "transformación" de la libido, el goce original miedo de caer en la gran bañera. Yo : Pero Mamá te baña .
que se ha vuelto provocador de angustia. También pueden ex- ¿Temes que te deje caer en el agua? Juanito: Tengo miedo de
plicarse las dificultades relacionadas con su conceptualiza- que me suelte y yo me vaya de cabeza." (Véase la nota 69.) En
ción. Sobre la base de su concepto unívoco del placer, Freud su undécimo seminario, Lacan tipifica a la madre fálica como
no podía diferenciar entre la satisfacción y el goce. Sin embar- la que deja caer a su hijo, el niño objeto-abyecto. 7o Precisa-
go, también es totalmente obvio que Freud estuvo al borde de mente lo que temía Juanito.
descubrir esa diferenciación, como lo hemos visto a propósito La angustia originaria, es decir, la angustia que establece
de Más allá del principio de placer: en el caso de Juanito, ob- una histeria de angustia y precede a una fobia, puede descri-
servó que la angustia corresponde a un deseo reprimido, pero birse como sigue. La madre es afectada en su omnipotencia
no coincide con él, precisamente porque entre ambos ha inter- porque desea el falo. La introducción del falo entre la madre
venido la represión. De todos modos, es importante advertir y el niño desnuda la falta del Otro. A través de la confronta-
que el descubrimiento fund13.mental no es alcanzado por la ción con SeA) Juanito es notificado de que tiene que llenar
controversia: la angustia apunta a algo que originalmente fue esa brecha en su condición de objeto a. En la relación entre el
una fuente de placer. Este placer tiene que entenderse en los sujeto dividido (es decir, la madre deseante) y la falta en el
términos del "goce del Otro" lacaniano, con el niño como obje- Otro, Juanito desaparece como sujeto y se convierte en el ob-
to pasivo del goce del Otro. jeto abyecto de ella. Esto puede entenderse en los términos
Pero, ¿del deseo de quién estamos hablando? "El deseo del de la primera parte de la metáfora del Nombre-deI-Padre en
hombre es el deseo del Otro ." Se trata del deseo de primer la cual la confrontación se produce entre el deseo de la m~dre
gran Otro, la madre, que se había vuelto peligrosa para Jua- y el hijo:
nito después de que él descubriera la falta de ella. Freud ob-
serva que la madre había facilitado la neurosis "con su excesi- Deseo de la madre
vo despliegue de afecto por el niño y con su demasiado
frecuente disposición a aceptarlo en su cama".68 Significado para el sujeto
Juanito creará con este complejo otro fantasma que, como
primera solución, expresaba la angustia relacionada con el Ésta es la alienación, la primera operación lacaniana del
deseo de la madre: "«Papá, he pensado algo: yo estaba en el proceso en virtud del cual un sujeto tiene que constituirse en
baño, 'vino el plomero y lo destornilló. Después tomó un gran el campo del Otro: "si en un lado aparece como significado
taladro y me lo clavó en el estómago .» El padre de Juanito tra- producido por el significante, en el otro aparece como afáni -
dujo este fantasma como sigue: «Yo estaba en la cama con sis".71 La afánisis o "fading del sujeto" es la consecuencia letal

2 4 235
l'oH ul (,fl LoLnl rn n t clar o en el inicio de la fobia: "Podría obser- figura de amo externo, el que había ayudado a la madre, al
VlIY'H \ qu \ la j \ r fa, como animal grande e interesante en ra- que su padre le había pedido consejo, y el que recibía sus pro-
'/, ) 11 el \ RLl p I el, e ra una competidora posible del caballo por el pias producciones infantiles sobre la "tontería". Era el que sa-
pn pol l ' sp antajo ... "79 Si recordamos el hecho no carente de bía, el cuarto punto.
¡mi orta n 'ía qu,') el apellido familiar, es decir, el "nombre del Pero si incluso este cuarto punto podía derrumbarse (el ca-
pacL,. ,,", ' r a "G(i )raf(fe)", la competencia resulta más obvia, y ballo en la calle, el objeto a de la madre, la caída en el baño),
In 1 ci n incluso más enigmática, Al principio del historial ¿qué seguridad le quedaba? No sorprende que en ese momen-
I pa dr h abía dibujado una jirafa, y Juanito lo obligó a com- to irrumpiera la fobia. Por cierto, se necesitaba la perspicacia
1 pi Lar ese dibujo con un wiwimacher. El padre debía tener la de un Freud para reconocer que detrás de la angustia superfi-
po s si n del falo. Sin embargo, Juanito optó por el caballo. cial que le provocaban los caballos mordedores había una an-
No' nter a mos de que, entre los animales grandes , Juanito gustia fundamental : la de que incluso los caballos podían
I re f ría definidamente a los caballos, que er a el p a dre quien caer.S I Ni siquiera ellos eran suficientes para responder a la
jug'lba a l caballito con él, y que uno de sus amiguitos lo había falta de la madre.
L stlmado mientras jugaban a ser caballitos, Todo esto parece

I más bien trivial, carente de importancia. Se dest a ca un deta-


ll e: h abía un padre (no el padre de Juanito) que h abía preve-
La intervención de Freud: garantizar la garantía

nido a los niños contra los caballos. U n pa dre que advertía. A lo largo de todo el historial, sólo una vez Freud intervino
Esto r esulta sumamente interesante si consideramos el mo- personalmente. Innecesario es decir que fue una intervención
m ento en que la angustia se convierte en fobi a : después de de peso; de hecho, se trataba de una construcción: "Mucho an-
ver caer en la calle a un caballo de ómnibus. Freud llega a la tes de que él (Juanito) estuviera en el mundo, continué, yo
conclusión de que esta observación a ccident a l sólo pudo haber había sabido que vendría un Juanito con tanto afecto por la
t nido semejante efecto porque' el significan t e "caballo" ya ha- madre que a causa de ello tendría que sentir miedo del padre,
bía adquirido antes una cierta significación pa r a Juanito. y se lo había dicho al padre". S2 Freud está introduciendo la
En cuanto a esta significación anterior, Freud no deja de parte faltante de la metáfora paterna. Lo interesante es que
ser vago. Nuestra tesis es la siguiente: el sigr.ificante "caba- no sólo la introdujo para Juanito, sino también para el padre:
llo" r emite a l padre imaginario, el que debe hacer se cargo del "y se lo había dicho al padre". En vista de la situación, esto
deseo de la madre, Y este padre primordial no es otro que el era sumamente necesario.
propio Freud. El efecto sobre Juanito de esta intervención se puede eva-
En abril de 1903 nació un niño en la famili a Gr af. Freud lo lu ar considerando la posición que en adelante el niño le atri-
sabía : la madre había estado en análisis con él, el p a dre asis- buyó explícitamente a Freud: "¿Habla el profesor con Dios, ya
tía r egularmente a las reuniones de los miércoles por la noche -- 1 que puede decirlo todo de antemano?" Y finalmente, cuando el
en la casa de Freud. Cuando el niño cumplió 3 años, Freud le padre, completamente desconcertado, le preguntó casi con de-
llevó un regalo que subió personalmente, a pulmón, escaleras sesperación qué era lo que temía, Juanito le respondió sin va-
n 'iba, hasta el departamento de la familia: un caballito-me- cilar que él mismo no lo sabía, pero que el profesor segura-
e dora .. .80 mente conocía la respuesta. También expresó su esperanza de
S podría decir que se trata de un fenómeno trivial. Sin que cuando todo se le contara a l profesor en una carta, su
d uda, lo " s como hecho, pero los hechos sólo existen dentro del "tontería" (el sobrenombre familiar de la fobia) terminaría
mnr o d un discurso, Como significante, "caballo" pasó a ser pronto. 83
1)t Il '1\ ,J'utln ito a lgo de la palabra parental que se refería a una Aquí nos encontramos frente a un elemento sorprendente,

238 239
'--'---- - '- -- - - - -- - - - - - - - - - - - - - - -

es decir, sorprendente para un análisis "clásico" posfreudiano: equivale a padre imaginario. No se ha puesto en marcha la
el padre edíp1,cO es uno que tiene que saber. 84 función simbólica paterna, el Nombre-deI-Padre lacaniano.
Esto pued~ ya leerse en el propio Freud: observó que para Esto puede escribirse como sigue:
Juanito el padre no era sólo alguien que le impedía estar con
la madre, sino que también poseía cierto conocimento sobre Padre primordial SI Deseo de la madre (A )
éI.85 Un poco más adelante volveremos sobre este importante
tema. Deseo de la madre Significado para el sujeto falo
Después de la intervención de Freud, el tratamiento avan-
zó a toda máquina . Le había asignado una cierta posición al en lugar de
padre y Juanito lo había escuchado muy bien. Lo confirman
las partes subsiguientes del historial. Antes de la interven- N ombre-del-Padre Deseo de la madre (A)
ción de Freud, en los fantasmas de Juanito el padre sólo te- =}
nia un papel de cómplice, mientras que la Ley aparecía en- Deseo de la madre Significado para el sujeto N.-del-P. falo
carnada por una agencia externa, el policía. Tal fue el caso en
dos fanta sm a s en los cuales el niño y su padre cometían jun- Esto implica que en adelante Juanito debe comportarse co-
tos una falta leve (entrar en la zona prohibida de un parque, mo un sujeto dividido frente a un SI. Es especialmente impor-
romper una ventanilla de un vagón de ferrocarr il); en ambos tante reconocer la estructura que Freud ha introducido de es-
casos, los do s terminan castigados por la Ley (véase la nota te modo, lo cual sólo puede hacerse con la conceptualización
47). En el momento de la intervención de Freud, el padre nie- lacaniana. Nuestra tesis es que Freud introdujo en Juanito el
ga haberse enojado nunca con Juanito y dice que nunca le pe- inconsciente, obligándolo a realizar la transición al discurso
gó (véase la nota 82). Juanito replica de inmediato que por histérico.
supuesto le había pegado (a unque sólo mientras jugaba). De Freud introduce el inconsciente, lo superpone al caos de la
tal modo Juanito confirma la construcción de Freud: para él, vida psíquic~ de Juanito. ¿Qué caos? El de los significantes,
el padre tenía que funcionar como una autoridad. El niño in- el del lenguaJe. La cadena de significantes que Juanito ha re-
sistirá en este punto en el curso de una discusión análoga; cibido a través del discurso parental carece del punto de an -
cuando el padre niega estar enojado, Juanito responde: "Sí, claje necesario. Freud lo proporciona. Introduce un SI como
es verdad. Estás enojado. Lo sé. Tiene que ser verdad."86 En elemento necesario para manejar S2. Para Lacan, éste es pre-
la estela de la intervención de Freud, cada vez más le atribu- cisamente el discurso del inconscient~sinónimo del discurso
ye al padre el saber proveniente del profesor.8 ? Además, a del amo; el SI, el "al menos uno", 3x <Dx, es un elemento rai-
J uanito le resulta entonces posible expresar su angustia de ga l para S2, el tesoro de los significantes con su falta intrín-
una manera mucho más clara: queda angustiado cuando el 89
seca. En el mismo movimiento encuentra su origen el obje-
padre sale de la casa, por t emor a que no vuelva.88 En el mo- to dividido:
vimiento dialéctico del análisis, puede entenderse que el pa-
dre acaba de ser establecido y Juanito no puede permitirse
perderlo.
El padre ha sido establecido en su función: como encarna- t 1/
ción del"Otro, Freud estableció la segunda parte del Nombre-
del-Padre. Actuó como un padre primordial cuya intervención Como sujeto dividido, Juanito entra en la red de los víncu-
on v rtía a papá Graf en su embajador. Padre primordial los sociales normales de todo ser hablante, es decir, en el di s-

240 241
análisis apunta entonces a hacer consciente la base de esta
' lll'li O d~ In hi H\L r i 'n : F r ud 1.di.o un deseo (un deseo edípico)
angustia, y así sucesivamente.
It) (l nrl'O I)\' ) 'un (In I II 1m' stro qu produce saber. Esperamos que nuestra elaboración haya demo strado el
,Y \
car~ cte r insostenible de esta lectura de tipo S2. La pregunta

I t a /1
obvIa es : ¿de dónde provino el inconfundible efecto t erapéuti-
co real? A él debemos acreditarle todos los méritos de la cons-
trucción freudiana. Ya hemos visto ese efecto en las reaccio-
nes subsiguientes de Juanito: el padre fue introducido por
'01 1 cu 1 Freud cargó para siempre a Juanito con el dis-
Freud en su función, la segunda parte de la metáfora pater-
eu L'RO 1 la hist érica. Por cierto, l a búsqueda de un maestro
na . En adelante se inicia el Edipo pa r a Juanito, con el padre
Iu i-\UPi. ra iba a volverse interminable. Freud estaba ha cien-
en la posición que suscita el deseo de la m a dre.
\.( lo u e había propuesto al final de los Estudios sobre la h~s ­
Desde este punto de vista, la estructura edípica no era tan-
t Il'ia : "Mucho se ganará si logra mos transformar su desdicha
to la cau sa de la neurosis de Juanito como la solución para ella.
h ist rica en infelicidad común" .90 Había trivilizado la histe-
Esa estructura era lo que habia que introducir para liberar a l
r i r duciéndola a una desdicha común. Esta "solución" es in-
niño de la relación peligrosa entre la madre, el hijo y el falo . De
t r'minable desde el punto de vista estructural, puesto que el
allí su con~rmación .agradecida de la construcción freudiana y
1110 nunca puede ser lo bastante amo. Juanito entró f n una
su aceptaclOn de las m terpretaciones paternas acerca de la jira-
mpet encia imaginaria, que nos gustaría llamar Th e Gum-
fa y el fanta sma del plom ero, pues ellas le brindaban exacta-
ness Book of R ecords-Hysteria , una variante típicamente mas-
m ente lo necesario para que pudiera salir del atolla dero.
CLllina. El tratamiento de Juanito concluyó con el fantasma de
Ahora estamos preparado s para una conclusión muy im-
un plomero que le retiraba el pene con unas pinzas y l~ ,reem-
portante: la estructura edípica no es tanto lo que da base a la
plazaba por otro más grande . Y esto no b astaba: tamblen sus
neurosis al montar la escena para la lucha necesaria, sino
posaderas eran retiradas y reemplazadas por otras más. gran-
que, por el contra rio , esta estructura r evela ser un factor ne-
des. Cuanto más grandes, mejor. Por otro lado , Juamto se-
cesario para la seguridad del n eurótico. Una vez establecido
guía haciendo preguntas: "¿De qué están hechas las cosas?",
el mito edípico, el n eu rótico cuenta con una base segura, por-
"¿Quién las hace?" Cu ando el padre se aburre y le resp~nde
que ha abandonado una dualida d a menazante. En adelante
que no puede saberlo todo, J u anito reacciona con las palao~~s
puede iniciar una lucha mucho más reaseguradora: la lucha
siguiente: "Pensé que, como sabías eso del caballo, tamblen
con un padre que nunca será suficientemente padre.
sabrías esto".9l Hay un resto. Al reunir t oda s estas piezas_ nos vemos obligados a repen-
sar el papel del padre en la histeria, junto con el mito edípico.
El mito edípico en la histeria
En una primera lectura no analítica del historial, una le~­
EL PADRE PRIMORDIAL COMO PIEDRA Al'l"GULAR DEL
tura guiada por el saber establecido, todo el análisis de Juam-
FANTASMA HISTÉRICO EDÍPICO: TÓTE¡1¡I y TAB Ú
to parece perfectamente inteligible. El niño quiere e,star CO?
la madre, quiere acariciarla. El pa dre ocupa la pOSlClO~ del.~l­
La construcción dentro de la teoría
val temido Y odiado. El nacimiento de Hanna, en combmaclOn
con el c~i:nplejo de castración, da origen a un proceso de repre-
!lemas llegado a una conclusión extra ñ a : el complejo de
sión, del que resulta un objeto fóbico: la angu stia relacionada
Edlpo no es tanto la base de todas las neurosis como una
con el caballo mordedor es el sustituto n eurótico del padre. El

243
242
(\()lHd" ' 11 • 'i )11 rU ll bt¡.¡ rn ¡Li 'H
rígida por ,1 propio su-
TI. "HUt'Ül,
dice más importante . Es allí donde Freud cometió un error: la
I \Lo 1\ t.l r Li (') ~Ol ,1 'ud t er d muralla protectora contra el construcción necesaria del mito del p a dre primordial siguió
'ü t:I 'o l 1 prim l' tro, l <l ma dre . Esta conclusión es extraña a
permaneciendo para él dentro del campo de lo Imaginario.
1a 1uz de la teoI"Ía clásica, en la cual el Edipo se considera ha-
Por esta razón Freud se covirtió en el padre l2.!imordial del
bitualment e la explicación final de toda neurosis, e incluso de propio psicoanálisis, en el "al menos uno", :JxC[>x, gracias a l
92 cual su s hijos pueden basar sus obras en una autoridad. Esto
los avances en dirección a la psicosis.
En consecuencia, ahora queremos estudiar la teoría freu- es claro en el caso de los posfreudianos. Además, en este mo-
diana del complejo de Edipo . Quien emprenda este estudio mento podemos ya estar totalmente seguros de que lo mismo
ocurrirá con los "poslacanianos".94
enfrenta directamente un hecho curioso: el ' concepto no es
tanto elaborado teóricamente como aplicado en la práctica. Se
I:a trc:nsi~ióndesde el padre real hasta el padre .
lo conceptualiza principalmente de modo descriptivo; Freud
~magmarw: la novela familiar del neurótico
explica el complejo remitiendo a la tragedia de Sófocles \por
ejemplo, en su vigésimo primera conferencia). Logra explIcar
muy bien la atracción universal que ejerce esta tragedw (to- En 1908 Freud escribió una introducción para un libro de
dos estamos familiarizados con los sentimientos de culpa y Otto Rank, Der Mythus uon der Geburt des H elden. Redactado
deseo deEdipo), pero el complejo en sí no recibe casi ninguna originalmente dentro de este contexto significante, se lo pu-
blicó por separado como "La novela familiar de los neuróti -
explicación. 93 cos". A nuestro juicio, este pequeño artículo fue el precursor
A falta de una elaboración sistemática, nos h emos vuelto
hacia la historia del concepto. Las primeras ideas de Freud de la teoría elaborada en 1912 en Tótem y tabú, y también la
conciernen obviamente a algo real: la seducción Y la teoría del transición hacia ella.
trauma describen al padre como protagonista: un padre per- La primera oración ya nos sumerge en ~l corazón del tema:
verso, un padre que no es sufícientemente bueno. En la se- "La liberación de un individuo, a medida que crece, de la au-
gunda teoría, con el descubrimiento del fantasma, el acento toridad de sus padres, es uno de los resultados más necesa-
pasa a lo Imaginario, en la medida en que aspira al registro rios, aunque más penosos, generados por el curso de su desa-
simbólico. Las escenas y los traumas de la seducción son cons- rrollo".95 En este artículo Freud elaboró una idea que ya
trucciones neuróticas elaboradas fantasmáticamente en torno había formulado varios años antes al examinar la paranoia,
a un núcleo de lo Real. Freud desarrolló el complejo de Edipo pero que ahora aplicaba en una versión adaptada a la neuro-
dentro de este marco. El complejo de castración lo siguió unos sis. 96 El tema central concierne a la relación entre el hombre
y la autoridad parental. Al leer este breve artículo resulta ob-
años después. vio que la autoridad "parental" puede entenderse como auto-
La teoría siguiente, una tercera fase en el desarrollo freu-
diano, nos proporciona el apéndice necesario. Nuestra meta ridad "paterna".
es examinar el cómo y el porqué de esta tercera fase, que se Freud trazó un cuadro evolutivo. Al principio los padres
centra en la función de la construcción fr eudiana en su rela- encarnan la única autoridad que conoce el niño, quien no tie-
ne la menor intención de cuestionar el poder de ellos. Mien-
ción con la histeria. tras crece, el niño los compara con otros adultos, por lo gene-
POI' cierto estamos ante una construcción en el sentido
psicoanalític; de la palabra. En el curso de la cura, el analis- ral con desventaja para los padres. Muy a menudo, en ese
ta construye una parte perdida de la historia del sujeto para mismo período emerge un nuevo tipo de fantasma, denomina-
completar su anamnesis. Tanto en la práctica como en la teo- do "novela familiar". El niño imagina que sus padres no son
ría, esta construcción particular iba a convertirse en el apén- los "reales"; en algún momento, en algún lugar, hubo una sus-

245
244
acompañan. Sin embargo, en muchos aspectos la teoría no es
titución con una particularidad típica y recurrente: se piensa
convincente. En primer lugar, el padre seductor de la histéri-
que los padres \"reales" son de un nivel social mucho más alto.
ca, real o imaginario, en la realida d resulta ser débil enfermo
Freud añade que esta fantasía se elabora en el período duran-
e, incluso, impotente. En segundo término, las am:nazas de
te el cual el niño no tiene aún un conocimiento exacto de los
castración que inauguran el complejo de Edipo son por lo ge-
1 detalles sexuales concernientes a la procreación. Cuando ya
ha adquirido este conocimiento en medida suficiente, cambia
neral proferidas por mujeres, aunque normalmente se las es-
pera del padre . Esto fue lo que ocurrió, no sólo con Juanito
sino también en los casos del Hombre de los Lobos y el Hom~
el contenido del fantasma. En su nuevo fantasma, el niño usa
el intemporal "Pater semper incertus est" para sustituir exclu-
breo de las ~atas. Finalmente, el período preedípico y el com-
sivamente la figura paterna. pleJo de Edlpo femenino quedan en la oscuridad, para decir lo
En ese punto F!'eud vuelve a la mencionada particulari-
menos. El paso siguiente de la conceptualización freudiana
dad: no se trata tanto de que el niño sustituya al padre, como
nos lleva hasta la mencionada novela familiar , la cual de-
de que lo sitúe en un nivel muy superior. 97 El padre imagina-
muestra que el sujeto neurótico le atribuye toda la autoridad
do, de noble origen, y por lo tanto de una mayor autoridad
a la figura paterna.
simbólica, se asemeja en todos los aspectos al padre real, sal-
Al e~:udiar este desarrollo resulta imposible no llegar a la
vo en su nivel social. concluslOn de que hay en él algo erróneo, algo que falta, en es-
La razón de esta "sustitución" también puede encontrarse
peCIal porque se advierte que el niño imagina a la figura pa-
en Freud. Expresa la nostalgia del niño por ese período perdi-
terna edípica, encarnación de la Ley, como un complemento
do en el cual no tenía ninguna duda sobre la autoridad del pa-
necesario del padre real. Es probable que la causa de este
dre. El fantasma intenta que ese período dure un poco más.
proceso pueda buscarse en el período preedípico, lo cual a su
Para decirlo en otras palabras, el niño necesita un padre
vez obliga a revisar el complejo de castración.
cuya autoridad esté más allá de toda duda. Cuando esta auto-
Al llegar a este punto, Freud podría haber teorizado la ne-
ridad inevitablemente falla en 'la realidad, la criatura imagi-
cesidad de esta figura paterna para la histérica. En lugar de
na otra. En tal sentido, encontramos el mismo patrón que en
ello, como repuesta a la novela familiar edípica, creó un mito
las teorías infantiles sobre la sexualidad: se establece una
familiar edípico: Tótem y tabú .
cierta figura paterna más allá del padre real. El fenómeno
puede observarse fácilmente. Basta con visitar el patio de jue-
Estableciendo al padre primordial
gos de cualquier escuela primaria y escuchar las vehementes
discusiones entre los pequeños partidarios de sus padres: "Mi
Tanto para los editores como para el propio Freud el ám-
padre es el mejor, el más fuerte, el más inteligente ... " Esto
bit~ de Tótem y tabú era la psicología social y la antr;pología
plantea una cuestión implícita a la que Freud no respondió:
SOCIal. Además, la última parte del libro (el ensayo sobre la
¿por qué necesita el niño esa figura paterna? horda primitiva y el asesinato del padre primordial) era el
Hasta este punto podemos reconocer una cierta evolución,
texto preferido de Freud. Lo consideraba lo mejor que había
tanto en el desarrollo neurótico como en la teoría concomitan-
escn't O. 98 D'
eJan do a un lado las eventuales aplicaciones antro-
te. Las pacientes histéricas narran historias de seducción en
pológicas, nosotros estamos convencidos de que este último
la cual el padre aparece como protagonista. Freud las aceptó
ensayo va mucho más allá de estos campos y desempeña una
como reales en su primera teoría, pero, después de haber des-
función totalmente distinta: es el apéndice necesario al com -
cubierto la importancia del fantasm a , pasó a otro nivel de
plejo de Edipo freudiano.
conceptualización. En la etapa siguiente encontramos el des-
La obra puede entenderse como un prolongado desarrollo
cubrimiento del complejo de Edipo y los fan tasmas que lo

247
246
e~te descubrimiento: en la religión judía no se puede pronun-
que concluye ep. un clímax, "El retorno del totemis~o ~n. la in-
fancia", en el eral se expone el mito de la horda pnmltlVa, el CIar el nombre de Yavé. El nombre es una parte integral de la
padre primordial y su asesinato. Nos concentraremos en esta persona y, para los llamados primitivos, quien conoce el nom-
bre de una persona adquiere un poder potencialmente letal
última parte . sobre ella.1° 3
En el marco de la antropología de esa época, el problema
podía resumirse como sigue : ¿cuál fue el origen de las compli- El paso siguiente de la argumentación de Freud tiene que
cadas estructuras del totemismo, de los tabúes y las reglas ver con la relación entre el tótem, el tabú y el rey. Los miem-
exogámicas subsiguientes? Con su perspicacia habitual, bros de un determinado clan toté'mico se ponen los nombres
Freud redujo estos grandes problemas a sus rasgos esenciales de su tótem, convencidos como lo están de que descienden de
desnudos. Pronto descubrió que había dos tabúes principales: él. Las interdicciones asociadas tienen que ver en primer lu-
el que prohibía el asesinato del propio animal totémico Y el gar con la Eheuerkehr, es decir, la relación sexual. I04 Con res-
pecto a esta idea de descendencia, Freud introduce una obser-
que vedaba las relaciones sexuales con alguien del mismo
clan, el tabú del incesto. 99 En el estudio del primer tabú abor- vación casi causal que va más allá de las ideas antropnlógicas
dó antes que nada el papel de "los reyes"; las comillas son ne- de esa época. Dice tener la impresión de que la fuente última
cesarias, porque el estudio revela un cuadro totalmente dife- del totemismo es la incertidumbre de los primitivos acerca de
rente del esperado. El rey no es un déspota autocrático Y la procreación, y en especial acerca del papel del padre. Para
todopoderoso; por el contrario, vive para sus súbditos, que Freud (en oposición a las ideas antropológicas de la época) es-
realmente lo necesitan, porque "Es su persona la que, en sen- to no tenía nada que ver con una supuesta falta de inteligen-
. . "100 S ' f cia de los "salvajes", quienes conocían perfectamente bien el
tido estricto, regula todo el curso de la eXistencIa . 1 raca-
sa en su tarea, será repudiado y eventualmente asesinado. papel biológico del padre . El factor que estaba en juego era
Freud reconoce en esto la actitlld del paranoico r especto de su otro: "Ellos parecen haber sacrificado la paternidad en bene-
padre-perseguidor, basada en la r~lación de sobrestimación ficio de algún tipo de especulación destinada a honrar las al-
mas de sus antepasados".105 Le recordamos al lector que tam-
entre el padre y el niño. lOl bién en el niño el "Pater semper incertus est" suscita la
Esto significa que el rey ocupa una posición muy extraña .
Como garante de la ley y el orden, es a la vez la persona más elaboración de construcciones especiales, que comienzan con
necesaria y más vulnerable de la sociedad. Cuando fracasa en los fantasmas básicos de las teorías infantiles de la sexuali-
su tarea, cae la piedra angular y queda condenada la sociedad dad y terminan con la novela familiar. Podemos suponer que
hay una relación entre el tótem y el padre promovido en estas
como un todo. produ cciones infantiles.
Inmediatamente después de este tema , Freud examina el
tabú sobre la muerte. En esta discusión presenta una idea Después de realizar una comparación con el caso de Juani-
que sólo fue acabadamente instrumentada por Lacan: el tabú to, Freud confirma la equivalencia de una serie de términos:
concerniente a una persona muerta se concentra en el nombre animal totémico, rey, padre. En esta serie no debemos omitir
del extinto. El castigo por pronunciar ese nombre en voz alta el aspecto de la nominación. En el caso de la fobia a animales
es tan severo como el del asesinato. Obviamente, tiene que el niño le transfiere a un animal una parte de sus sentimien~
haber alguna relación entre asesinar y pronunciar un nombre tos respecto del padre, así como una tribu desplaza sus senti-
en voz alta. Además, como clínico, Freud observó que este ta- mientos hacia el tótem. Lo notable en ambos casos (tótem y
bú no formaba parte del trabajo de duelo, sino que pertenecía objeto fóbico) es que el sucedáneo del padre es tan temido co-
a una reacción de espanto. 102 Observemos al pasar que, pues- mo respetado y admirado. l06 El historial de Ferenczi sobre el
to que era judío, Freud estaba perfectamente preparado para pequeño Arpad destaca cierto factor que ya hemos visto ope-

?4R
249
fa scinación intemporales de las tragedias de Sófocles, utiliza-
rando en Juanito. La fobia del pequeño Arpad tenía que ve:: ba un mito (y un mito fabricado expresamente) para dar
con gallos y gallinas. N o había ninguna duda acerca ~el motl- cuenta de fenómenos clínicos recurrentes en el nivel indivi-
vo subyacente: el deseo de saber acerca de la sexuahdad y la dual. Esto tenía sus ventajas. Además de que la construcción
procreación.1° 7 . proporcionaba la pieza final necesaria para la teoría edípica y
Una vez más, esto implica que estar.n0s ar: te las mIsmas le daba coherencia, procuraba también un importante recurso
preguntas ya formuladas en las teorías mfan~lle~ sobre la se~ en la práctica clínica : Freud había construido el padre busca-
xualidad yen los fantasmas fundamentales: ¿que es una mu do por todo neurótico. El hecho de que es preferible que ese
.
Jer, qu e' es un padre , qué es .la relación
. sexual entre .,ellos?
d padre esté muerto, que ya no pueda fallar, era conocido por
Ahora, podemos al'íadir algo importante: la const~uccwn e los clanes totémicos. Freud no desarrolló esta idea hasta sus
una particular figura paterna está totalmente relacwnada con límites; se detuvo en un padre real que era realmente asesi-
la respuesta imposible a esos interroga~tes. . . nado. l09
El animal totémico es el padre pnmordlal de qmen des- Deseamos examinar con mayor atención lo que hemos de-
cienden todos y del que se deriva el propio nom?re. Los ,do.s nominado una inversión. Se plantean tres interrogantes. Pri-
tabúes principales (la prohibición de mat~r al anll~al toteml~ mero, ¿dónde falla el argumento de Freud? Demostraremos
co y de tener relaciones sexuales con alguIen del mlsn: o grup que esto tiene mucho que ver con su estudio de la ambivalen-
totémico) se vuelven ahora inteligibles: basta consIderar ~ cia y de la prohibición del incesto. Segundo, los logros de la
Edipo , que mató a su padre y durmió ~on la madre. Pero Sl~ construcción de Freud, ¿pueden traducirse en términos clíni-
gue sin explicar el origen mismo del totem y de esos dos ta cos? Y tercero, ¿qué importancia tiene este enfoque para la
búes pr incipales. Freud apuntó explícitamente a dar ~sa e~­ histeria? La última pregunta nos obligará a examinar la rela-
plicación con el mito que fabricó personalmente. La hlst?na ción entre la ley y el "no hay relación sexual", junto con el de-
es bien conocida. En la horda primitiva, los he:-manos umdo.s seo de saber sobre la sexualidad.
asesinan al padre para tener acceso a las mUJ~res. El ~en~l­
miento de culpa resultante da origen a la pos~enor obedlencl~ La ambivalencia y la prohibición del incesto
a la Ley. Se erige el tótem como recorda.tono de~ padre pn-
mordial y se establece la prohibición del mcesto, Jun~o con. el En la argumentación de Freud hay algunos elementos ex-
mandato de la exogamia. De este modo, el padre pnmor?wl traños que sólo se vuelven inteligibles si seguimos otra línea
muerto adquiere un poder que nunca había t enido en vIda: de razonamiento .
"El padre muerto se vuelve m ás fuerte de lo que nunca lo fue Uno de t ales elem entos t ien e qu e ver con la ambivalencia
. "108 de los h ijos respecto del padre "primordia l y, mutatis mutan-
el pa dre VIVO... " t'. . 1
De este modo, Freud m a t ab a dos paJar os de un HO. ~ so- di.'), la ambivalencia del niño varón respecto de su padre. Se
lución a un problema antropoló gico le bri~ dab~, al m;smo supone que est a ambivalencia consiste en amor y admiración
tiempo una explicación satisfactoria de l~ süuacl~n analo ga simultáneos con odio y a gresión. A nuestro juicio, estos térmi-
en el nivel individual; es decir, del complejO de EdlpO . .Lo que nos se refieren a los a fectos adultos, y son menos apropiados
había sido real alguna vez en la historia de lahumamdad se cuando se h abla de los tumultos emocionales de la niñez. In-
r p tía en ca da niño, aunque en escala menor, de modo defen- cluso en rela ción con los adultos, definir el odio y el amor r e-
Hiv() , h D ' sulta bastante problemático. Con niños, parece más adecua do
I¡\')' ~I.d h bía invertido la dirección de su n: arc .a. esp~e.s pensar en términos de "miedo a" y "necesidad de". La "necesi-
d ll 1111 IH)I' el ¡¡ 'ublerto l os sentimientos Y las süuaClOnes e.~lpl­ dad" que se siente de cierta figura es rebautiza da como amor,
(ti I (\11 111 pl 'l 'ti (\ línica, y explica do con ellas la atracClOn Y

251
')íO
1
1 discurso analítico por el otro . D es de est e pu n to de vist a , h ay
1 nunca fue rec,onocida como tal por el propio Freud. Él a centuó
más bien el s~gundo momento del complejo de Edipo. Su tr a -
tamiento se centraba en los efectos de la figur a p at erna t a l
1

1
un sólo discurso t erapéutico: el discurso del amo. Si uno quie-
r e r eali zar ter a pia "de apoyo" con un n eurótico, se ve obligado
como la había establecido el propio n eurótico y en la s r eaccio- \ a ocupar el lugar del amo, es decir que debe garantizar la

I
existencia del padre primordial, por lo general encarnándolo.
1 nes hacia ella. Esos efectos eran dobles: por un lado, tenemos
el complejo de castración apareciendo junto con la angustia Esto explica que la transición desde la psicoterapia individual
de castración; por otra parte, las vicisitudes de un nuevo ~e­ a una formación grupal sea tan fácil cuando el grupo se aglu-
seo en seguridad, que añora un goce definitivamente p~rdIdo tina en términos casi religiosos en torno a su encarnación del
en una fusión anterior con la madre. Este deseo partIcular padre primordial, el cual se supone que segrega saber sobre el
contamina a toda mujer con la imagen de la madre. Una mu- deseo y el goce. La década de 1960 estuvo llena de estas en-
jer sólo es segura en la medida en que puede volver a ser carnaciones, pero el fenómeno en sí es tan viejo como el tiem-
identificada con la madre, porque esto da la seguridad de la po. Los alienistas del siglo XIX tenían una aguda conciencia
regulación, la ley y el orden. Cuando no es posible este retor- de esta garantía necesaria, y por ello establecían códigos de
no , sur bO"e en cambio una figura ominosa, un "eso", una esfinge conducta para el terapeuta: para asegurar que su dominio
~ .
amenazante con un enigma en el lugar del deseo: ¿que qUIere nunca estuviera en peligro. Sin embargo, como hemos visto
la mujer?, Was will das Weib? en nuestra discusión de la teoría del discurso, a partir del mo-
La s interpretaciones Y construcciones basadas en esta teo- mento en que uno habla es inevitable el fracaso. Todo discur-
ría dan lugar a un logro inmediato en la clínica. Ya lo her.n:0s so terapéutico genera un resto, y es allí donde hace su apari-
ilustrado con Juanito: cuando Freud produjo su construcClOn, ción el sujeto histérico.1 13
inst a ló la función paterna. Esto es precisamente lo que el El interrogante es ahora a qué se r efiere esta garantía,
n eurótico a nhel a : un elemen~o de certidumbre y seguridad, qué es lo que el amo tiene que garantizar, siguiendo las hue-
al go qu e introduzca una separación e instale la ley y el orden, llas del padre primordial. En este punto debemos prestar una
que erij a al r ey-tótem capaz de "regular todo el curso de la atención plena al padre simbólico y su función.
existencia" . De este modo Freud confirmaba y reforzaba la
fantasía defensiva. De ser necesario, incluso se la inculcaba al El padre primordial, la ley y el saber
paciente: "Sí, es El P adre quien ... " Construía al Otro del Otro
como una garantía neces aria para responder a la f~lta en el En su estudio de los fantasmas "fundamentales", las teo-
Otr o. De tal modo no salía de la línea de pensamIento del rías infantiles de la sexualidad, la novela familiar (el mito in-
neurótico, y en sp ecial de la histérica. Desde u~ ?unto de dividual del neurótico), y tamhién del mito en Tótem y tabú,
vista lacaniano , T ótem y tabú es un producto tIpIcamente hemos a dvertido varios elementos r ecurre ntes . El punto de
neurótico cuyo cont nido le fu e dictado a Freud por sus pa- a plicación de estos mitos es siempre un (no) saber con respec-
cientes hist éricas. Como especialista en mitos, Lévi-Strauss to a la s relaciones sexuales. En el período durante el cual el
criticó como sigue este mito fabricado por Freud: "En un .caso, niño no conoce la función procreativa, en su novela famili a r
pa samos de la experiencia clínic a los mitos, y .de los mItos ~ reemplaza a los dos progenitores . Después de haber recibido
la estructura· en el otro caso, uno invent a un mIto para exph- el esclarecimiento necesario, a dviert e el punto débil restante
cal' loshecho~: en lugar de interpr tar, hemos hecho lo mismo ("Pater semper incertus est") , y en su fantasma reemplaz a so-
que el paciente" .112 . .. ,
lamente al padre. En las sociedades totémicas , se consider a
A partir de aquí podemos trazar una cl~ra dIferenclaclOn progenitor al tótem o padre primordial, a pesar del corre cto
entre un discurso terapéutico reparador, por un la do , y un saber biológico sobre la procreación. Los miembros del t ót em ,

254 255
s ñaló Freup., honran de tal modo "el espíritu de los antepa- dad sexual. 2) El padre construido proporciona una garantía
a dos". , fundamental. 3) Este padre es el padre muerto o el nombre
Una segu'nda constante es que en ambos casos (el del neu- del padr:: Entonces, tanto los miembros del clan totémico co-
rótico individilal y el del clan totémico) el padre construido de mo .los hIJos de una familia reciben el nombre del padre. Para
este modo tiene proporciones propias. En la novela familiar es decn:lo claramen~e: el ,:ombre del padre proporciona una ga-
promovido a un nivel social superior y en el mito pasa a ser el rantw contra la Lncerhdumbre en relación con las relaciones
antepasado universal de quien todos descienden y cuyo nom- s~~llales. Esta g~rantía funda el modelo social para la regula-
bre llevan. Lo más peculiar es que este superpadre no se con- CIOn de las relaCIOnes entre los diferentes sexos y las diferen-
vierte tanto en una superautoridad, en el sentido de un dicta- tes generaciones. 1l4 La ley edípica se establece para regular
dor, como en un padre fundador. Esto resulta muy claro en el goce.
los estudios etnológicos que describen a los reyes funcionando ~n Fr~ud falta el pa.dre simbólico como concepto. Tótem y
como garantías del curso normal de la vida cotidiana. El pa- tabu llego ,a estar defimdamente en camino a formular al pa-
dre primordial es una garantía fundamental. dre a traves de su e~encia ~omo significante, pero nunca llegó
Un tercer fenómeno recurrente consiste en la dificultad de a.hacerlo. Con su mIto fabncado, Freud ubicó al padre primor-
atribuir al padre real la función que normalmente es propia dIal. en lo Rea.l ~ en todo, ca.so lo volvió a encontrar en lo Imagi-
del padre primordial. Los miembros de un clan pueden muy nano c?n el slste~~ totemlco. En 1923 basó en la ontogénesis
bien elegir un rey que tenga el papel de garante, pero un poco este mIto filogenetIco, al formular la idea de la formación del
antes o después el pobre hombre está condenado a fracasar y superyó. Esta formación especial se origina en el primer yo y
ser reemplazado. En sus fastasías, el niño puede inflar al pa- encarna al padre como una figura de autoridad. lls A partir de
dre hasta proporciones fóbicas, si acaso lo necesita . Y al res- :ste punto el complejo de castración se volvió cada vez más
pecto Freud nos aporta un irrportante descubrimiento: sólo el Im~ortante en la teoría, como elemento determinante del com-
padre muerto puede encarnar una autoridad suficiente como pleJ~ de ~,dipo. La relación entre el asesinato primordial y la
para llenar esta función . nom.macIOn estaba ya presente en Tótem y tabú, pero Freud
De tal modo, el sistema totémico se revela como una solu- no dIO el paso a l orden simbólico como tal, a la función fundan-
ción muy interesante porque, como sistema, conduce a un tra- te del nombre del padre. Con este fracaso había vinculada otra
tado con el padre: "El sistema totémico era, por así decirlo, un c~rencia de la .teo~a: en la primera versión del mito no apare-
pacto con su padre, en un contrato en el cual él les prometía Clan madres nI mUJeres, sino sólo "hembras". .
todo lo que una imaginación infantil puede esperar del padre Como significante, este nombre del padre tiene un estatu-
(protección, cuidado e indulgencia), mientras que, por su lado, t? m.uy especial : "el significant~ en el Otro, como lugar del
ellos se comprometían a respetar la vida de él, es decir, a no slgmficante, es el significante del Otro como lugar de la
repetir el hecho que había llevado a la destrucción al padre 1ey"116
. . 'f'lcante, pertenece al Otro, al lugar o
E n t an t o slgm
real" (véase la nota 110). El padre muerto era la garantía de- cam~o de todos los significantes. Este "pertenecer a" es tras-
finitiva. Esto nos permite dar el paso siguiente. Freud ya ob- cendIdo por su función: fundamenta al Otro como el lugar de
servó que para ciertos "salvajes" pronunciar un nombre en la ~ey. El Nombre-deI-Padre es la excepción particular a lo
voz alta equivalía al asesinato y estaba severamente castiga- umversal, una excepción que de tal modo establece al univer-
do. De allí que el nombre del padre y el padre muerto estén
del mismo lado, el de su función simbólica.
sal. Trataremos de hacer más comprensible esta formulación
difícil, empleando dos ejemplos. El conjunto de todos los con-
j
Ahora podemos realizar una combinación muy importante_ junto~, posib~es se contiene a sí mismo por definición, pero
1) El punto de partida es un no saber con respecto a la activi~ tamblen esta fuera, para crear la posibilidad del conjunto
I
257
I
_._- -- - - - - - - - -- - -

universal. ~l número 1 pertenece al conjunto de los conside- La histérica, la ley y la verdad


rados núm~ros "naturales", pero también está fuera de esta
serie, porque es su punto de partida necesario. Estos ejem- La función simbólica del padre establece por convención la
plos ilustrar, el modo de operar de la ley: el elemento fundan- ley que regula las relaciones sexuales. Por convención: el
te cubre el infinito. Cualquier conjunto agregado pertenecerá mundo humano es un mundo convencional, pero más aún lo
siempre al conjunto definido como completo; cualquier nuevo es 10 que Lacan denomina "el mundo del semblante". E 11 '
número añadido a la serie puede siempre expresarse en los
d on d e 1a h'1S t enca
' .
' .
aparece en escena,
cona
lo quenLac 11sama
a 1
términos de "uno". De modo análogo, el Nombre-deI-Padre su t 1?ICO amor a la verdad. El papel de la histeria en el Soca-
produce el anclaje de A, es el resguardo de la ley que regula vam~ento de las relaciones sociales ha sido de conocimiento
la falta del Otro. La respuesta a esa falta en el Otro es la pro- comun desde hac~ mu:ho tiempo . Israel observa que es posi-
ducción del falo, que debe entenderse en este contexto como ble rec~noce~ la hlstena como hilo conductor de movimientos
la producción de la diferencia, es decir, de lo que es la base revolucIOnanos, muy diferentes entre sí. Los psiquiatras cono -
misma del sistema de los significantes y, por lo tanto, del cen la conmOCIOn que una paciente histérica puede causal' en
Otro. El Otro no es completo, hay un A. Sea lo que fuere lo t?da una sala. Pero la razón de este fenóme~o es menos cono-
que suplemente esta serie interminable de significantes; algo CIda .
es seguro: siempre será recogido en términos de diferencia, es . Los cómo y los porqué de esta actividad perturbadora de la
decir, en los términos del falo como base del sistema, y por lo hlstena pueden encontrarse extensamente descritos en
tanto se convertirá en parte del sistema significante. El Nom- Fre~~: "La naturaleza asocial de las neurosis tiene su origen
bre-deI-Padre produce el falo como base del sistema signifi- genetI.co en su propósito fundamental, que es huir de una rea-
cante simbólico humano. En tanto significante, está en sí hdad msatisfactoria, a un mundo fantástico más agradable.
mismo fuera de la serie : 3x,cI>x, la excepción fundante. De allí El .mun.do re~l, que los neuróticos evitan de este modo, está
la denominación lacaniana, el "al menos uno", la necesaria baJO ellmpen~ de la sociedad humana y de las instituciones
excepción a la regla. Precisamente por esto crea la posibili- creadas col~ctIvamente por ella. Apartarse de la realidad es
dad del sistema significante, y por ello es necesario para per- al mIsmo tIempo retirarse de la comunidad de los hom-
mitir la representación de un sujeto por un significante . Más bre s.."119 L a h IS ' . ca sa1e de la "sociedad humana"; esto de-
' t en
aún: para permitir la representación por el significante. Esto termm~ que no pueda haber una circulación normal a través
implica que la realidad humana, siendo una realidad simbóli- d.e, los dIscursos y, en consecuencia , tampoco ninguna circula-
ca, es asegurada por el Nombre-deI-Padre y su producción, el CIOn a través de las relaciones sociales inherentes a ellos
. En l~ hi~t.eria, la convención sexual es puesta a prueb·a. El
significante fálico.
Como punto de partida de la cultura simbólica humana, la I sUjeto hlstenco ve ~ tr~vés de su carácter fundamentalista y
ley del Nombre-deI-Padre da fundamento a todas las otras le-
yes . Freud observó que el sistema totémico tendió las bases ~¡ detecta su aspecto lmgldo; ataca la incertidumbre intrínseca
en su base: el ~adre y.sus seguidores, que se supone garanti-
de la organización sociap17 El Nombre-deI-Padre fundamen- zan .10 ~~e es sle~pre Imposible de asegurar. El hecho d qu
ta el orden simbólico, 81 ~ 82, generando de tal modo la posi- la"hlstenca ,cuestIone las "instituciones creadas col ti vnm n-
bilidad de los discursos, esas estructuras que permiten la te no es mas que consecuencia de un h ech o fiJnc1arn nt o1. 1
xlst ncia de nuestros diferentes lazos sociales . De allí que la bldo ~ la e~tructura específica de l a hist ri n, ¡.j ll im pn ,t ,._
Lm IHl resión de este sistema implique una amenaza a la exis- Vo.lucIOnano es más bien pequ I (l, I', /l n I ()~ 1'/1 s i mpr
.. L JJI 'in mi.s m del orden social, especialmente si esa transgre- remstala ral amo,realizandod tn l 1)10(/0( 1 ( l1 (.i l ouU. ,01 gi_
1 1111 ¡,io l1 ( (lIt v r Oil el fundamento de la ley 118 co de la palabra "revol Ll i n,"; 1I1l 1l VUr IL/l IJl p tll l () d f.lHl'tida.

, )1)
2GR
14. Gorman, "Eody Words", The Psychoanalytic Reuiew, n 2 51,
mo una estructura generadora que está en el núcleo de todos los sín-
1964-65, págs. 15-28.
11 15. Lacan, D'un discours qui ne serait pas du semblant. Semina-
rio inédito, 1970-1971, 9 Y 16 de junio de 1971.
tomas, incluso en el sueño, esta dificultad desaparece.
De aventurarnos a realizar ese estudio detallado al que nos he-
mos r eferido, deberíamos subrayar en primer lugar la posición del
16. Lacan asume esta posición en respuesta a una pregunta de F.
sUjeto como el rasgo diferenciador de estos dos tipos de fantasmas (el
Dolto. Lacan, The Seminar, Book XI, The Four Fundamental concepts
fantasma básico y el ensueño). En segundo lugar, habría que subra-
of Psycho-Anaiysis (1964), Londres, P enguin EooJes, 1979, pág. 64.
yar la relación entre el fantasma básico como elemento constitutivo,
17. Wisdom, "A methodological approach to the problem of hyste-
por un lado, y por el otro los síntomas determinados por él. Final-
ria", International Journal of Psycho-Analysis, vol. 42, 1961, págs.
mente, este estudio debería permitirnos reconsiderar la meta del
227 y 233. Éste es uno de los puntos más confusos para el lector que,
psicoanálisis, en el sentido de que, como resultado del tratamiento,
aunque familiarizado con la teoría psicoanalítica del símbolo, lo esté
se establezca una nueva relación entre el sujeto y su fantasma. Esto
menos con Lacan. ¿Cuál es la relación entre el orden simbólico laca-
no implica que después de su análisis el paciente no tencra fantas-
niano y el símbolo en un sentido más freudiano? En general, el sím-
mas en absoluto, ni tampoco que en adelante drene consci:ntemente
bolo freudiano, que debe analizarse o interpretarse, en términos 1a-
sus anteriores fantasmas reprimidos defensivos. Cada normalización
canianos forma parte de lo Imaginario. Para Lacan, un símbolo que
a priori de esta relación reduce necesariamente el análisis a una "or-
está dentro de un contexto neurótico es siempre la "comprensión" de
/ ] algo , es decir, la fijación de una significación en un significante que
no es el propio, la "falsche Verknüpfung" (conexión falsa) de Freud.
topedia del alma"; en cambio, pensar dicha relación explícitamente
(más allá de cualquier idea de adaptación) beneficia al discurso ana-
lítico. No olvidemos que el objeto a funciona en este discurso como
Después de un análisis (es decir , después de la interpretación y su
agente. Precisamente a esta nueva relación entre el 53 y el fantasma
r eelaboración por el sujeto) este símbolo pasa a formar parte de lo
básico nos referimos al sostener que la elaboración del fantasma y el
iJ Simbólico. La principal diferencia con lo Imaginario consiste en que
en lo Simbólico vuelve a ser posible el libre flujo de los significantes.
fantasma en sí pueden considerarse los resultados del análisis. Esto
no significa que haya que "descubrirlo" en la cura, sino que es posi-
18. Mitchell , Psychoanalysis and Feminism, Londres, Penguin
ble constrUIrlo a lo largo de las sesiones. A nuestro juicio éste es el
iJ Eooks, 1990, pág. 299.

S.E. 17, págs. 57-60 .


.
19. Freud, "From the History ofan Infantile Neurosis" (1918b),
principal propósito de lo que Lacan ha denominado "la tr~uersée du
fantasme" , el atravesamiento o la travesía del fantasma.
No podemos dejar de mencionar una concepción errónea: la ela-
20. Freud, "A Case of Paranoia running Counter to the Psycho-
boración del fantasma en la cura analítica no debe considerarse co-
Analytic Theory of the Disease" (19150, S.E. 14, pág. 269.
mo una mera confesión de su contenido, con lo ~ual se reduciría el
21. Freud, Introdu cto ry Lectures on Psycho-Analysis (1916-17 ),
sujeto a lo que Foucault, en su Historia de la sexualidad, ha denomi-
S.E. 15- 16, pág. 371.
nado "une bete de l'aueu" ("un animal de confesión"). Después de la
22. Freud, "F rom the History of an Infantile Neurosis", ob. cit. ,
confesión sólo puede haber penitencia y castigo, junto con un alivio
pág. 119.
del que surge con claridad que se espera una salvación salvífica en el
23. Freud , Draft L, .E. 1, pág. 248.
nombre de Freud, como nuevo padre-Moloch, con el psicoanálisis co-
24. La diferenci ntre ·1 fantasma fundamental y las variacio-
mo excusa científica.
nes "manifiestas" ba a das n 1 (los ensueños diurnos) sólo podría
, Silvestre, L'aueu d e fanta sme . Conferencia en el Congreso de la
precisarse con un estudio d tallado que está más allá del alcance de
Ecole de la Cause Freudienne, París, 13 y 14 de octubre de 1984, en
este libro. La necesidad d r alizar ese estudio surge claramente,
prensa.
por ejemplo, de una conferencia de Michel Silvestre, "L'aveu de fan -
Miller, "D'un autre Lacan", Intervención en el Primer Encuentro
tasme", donde el autor, entre otras cosas, se pregunta cómo es posi-
Internacional del Campo Freudiano, Caracas, 1980, Omicar ?, pri-
ble que un fantasma pueda tanto determinar un sueño como apare-
mavera de 1984, nº 28, págs. 49-59.
cer ert un ensueño. A juicio de Silvestre, esto genera dificultades
Miller, "Symptome-Fantasme", Actes de l'École ele la Cause
insolubles en torno a la relación entre el inconsciente (el sueño) y el
Freudienne, vol. III, octubre de 1982 , págs. 13-19 (con la discusión
consciente (el ensueño). Pero si consideramos el fantasma básico co-
incluida).

262
j J 263
/-lOIIIl', ""I'¡'I1 Il HI'OI'C 01; inLo,'pról:a tion dan s la névrose", Actes de L'É- Freud, "On the History of the Psycho-Analytic Movement"
1(1. (:(I~Vl,~(J 1,'/'(lItclien ne, vo l. 6, junio de 1984, págs. 7-9.
('o/!' l{I ' (1914d), S.E. pág. 14.
~fi, [",'ut,d\ "'['h o Soxua l En li ghtment ofChildren" (1907e), S .E. 9, Quackelbeen, "Hysterie: tussen het «geloof in de Ma n » en de
póg', 1:31; "Ann lys is Termin a bl e and Interminable" (1937c), S.E. 23, «kultus van De vrouw»". Psychoanalytische Perspektieven , 6, 1984,
pli¡{s. 233·2:14. págs . 123-139.
26. Frc ud , Th.ree Essays on th.e Theory of Sexuality (1905d), S.E. 33. Lacan , The S eminar, Book 1, Fl'eud's Papers on Techniqlle
7, prig. 195, agr egado de 1915, y pág. 226, nota 2, agregada en 1920. (1953-54), Cambridge, Cambridge University Press, 1988, págs.
27 . Freud, 'fhree E ssays on the Theory of Sexuality (1905d), S.E. 190-191.
, pág . 195, agr egado de 1915. Esto también había sido mencionado 34. Klein, passi m . Bettelheim, Uses of Enchantment. Meaning
Gn "On the Sexu al Th eories of Children" (1908c), S.E. 9, pág. 212 Y and [mpol'tance of Fairy Tales. Freud, "On the Sexual Theories of
sigs ., y e n "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old Boy" (1909b), Children" (1908c), S.E. 9, pág. 211 .
S .E. 10, pág. 132. 35. Freeman , L'histoire d'Anna O., París, PUF, 1977, págs . 1-326
28. Freud, "Sorne Psychical consequences of the Anatomical Dis- (publicado originalmente en inglés). La interpretación del texto es
t inctio n between the Sexes" (l925j), S .E. 19, pág. 252 , nota 1; "On enteramente nuestra.
t he Sexu al Theories of Children" (1908c), S.E. 9, págs. 215-216. Después de haber concluido este estudio, hemos encontrado más
29 . En otro trabajo (Neurosis and Psychosis: il n'y a pas de rap- material interesante, que utilizamos en otra publicación: P . Ver -
port sexuel), que se publicará en el CFAR-Jollrnal , de Londres , he- h aeghe, "Les fantasmes de l'hystérique, ou l'hyst érie du fantasme",
mos sost enido que la envidia del pene es en primer lugar una "aflic- Quarto, Blllletin de l'École de la Cause Freudienne en Belgiq lle , 24, J
ción" que aflige al varón ... Esto es perfectamente coherente con lo 1986, págs. 35-42 . A continuación listamos las referencias bibliográ-
que estamos sosteniendo, pues la histérica se identifica con el gén e- ficas de ese material , a menudo difícil de obtener:
ro masculino . Abrahams, Beth-Zion (comp.), Glückel of Hameln: Life 1646-
30. Freud, Three Essays on the Theory of S exuality (1905d), S.E. 1724, Nueva York, Th. Yoseloff, 1963.
7, pág. 197, agregado de 1915. Bertha Pappenheim zum Gedachtnis , Bldtter des Jüdischen
31. Freud, "«Civilized" Sexual Morality and Modern Nervous Ill- Frauenbundes, XII, julio/agosto de 1936, Berlín.
ness" (1908d), S .E. 9, pág. 195; "On the Sexual Theories of Chil- Edinger Dora, B ertha Pappenheim, Leben und Schriften, Franc-
dren" (1908c), S.E. 9, págs. 221 -223. fort, Ner-Tamid Verlag, 1963.
32. Freud recibió esta "receta" de Chrobak. La historia del trata- Edinger Dora, B ertha Pappenheim, Freud's Anna O. , Highland
miento de la histeria demuestra que dicha prescripción es tan vieja Park, Illinois, Congregation Soles, 1968.
como el mundo, y se ha aplicado de diferentes modos. Las reacciones Lówenthal, Marvin (comp.), Glückel of Hameln : Memoirs, Nueva
a ella (escepticismo, indignación moral , ridiculización) dejan en la York, Harper and Brothers, 1932.
sombra cualquier vislumbre de la estructura en la cual la receta Ellenberger, H. F., "The Story of «Anna O»: a critical review with
aparece como una "cura" inevitablemente condenada al fracaso. La new da ta" , Journal of the History of the Behavioral Sciences, vol.
histérica está en busca de E l Hombre, un hombre que esté más allá VIII, 3, julio de 1972, págs. 267-279.
de cualquier castración, porque es el único que puede darle la posibi- Jensen, E. M., "Anna O. - Ihr Spateres Schicksal", Acta Psychia-
lida d de una sexuación femenina. Sin embargo , El Hombre que está tri ca et Neurologica Scandinavica , vol. 36, 1961, págs. 119-131.
más allá de la castración sólo puede proporcionar una confirmación J ensen, E. M., "Anna O.: A Study ofher later life", Psychoanaly .
del culto a l falo (piénsese en ellingam en Oriente). En última ins- tic Qllarterly, vol. 39, 2, 1970, págs. 269-293.
tancia, esta conformación genera precisamente el fracaso de lo que Karpe, R., "The Rescue Complex in Anna O's Final id onLiLy", 11,'1.\1
se tiene en vista: la monosexualidad resulta nte confirma la falta de choanalytic Qual'terly, vol. 30, 1961, págs. 1-2 7.
relación sexual. El núcleo de todo tratamiento de una paciente histé- Pollock, G. H. , "Glückel van Hameln: Bertb a PTl Jlptllilt lll lll 'rl IlI l.In-
rica está en la evitación de esta solución histérica típica , condenada lized Ancestor", American [mago , 28, 1971, p(l f[ , ~ I (1 :.J~\'I ,
a fracasar por razones estructurales ; de allí que el te r apeuta no pue- Berthold, P., In del' Trodelblld e. Ge,w;!71:/' II/ tlll, I,II I!!', 1.11 '11\,1\ Illid
da asumir la posición del amo. Verlag van Motriz Shauenburg, 1890,

264 '?!Ih
:1
Berthold, P., "Frauenrecht", Ein Schauspiel in drei Aufzügen, particular, destinado a señalar la diferencia con la psicosis . La di-
1 Dresden, Pihson, 1899:
Berthold\ P., (Bertha Pappenheim), Zur Judenfragen m Gal!-
. . ferencia entre psicosis e histeria en este punto reside en que la ma-
dre de un futuro psicótico no tiene ningún deseo que vaya más allá
zien, Francfort, Druck und Verlag van Gebrüder Knauer, 1900. del niño: el hijo satisface por completo su deseo, sin ninguna refe-
Pappenheim, Bertha, Die Memoiren del' Glückel van Hame.ln, rencia a otra cosa, o bien forma parte de la carne de ella, sin nin-
Viena, Verlag van Dr. Stefan Meyer und Dr. Wilhelm PappenheIm, guna posibilidad de existencia como sujeto en lo Simbólico. En am-
1910. bas situaciones psicóticas (que desembocan en lo mismo) faltan las
Pappenheim, Bertha, Tragische Momente . Drei Lebensbilder, referencias esenciales al padre concreto y a la función del padre.
Francfort, Verlag van J. Kauffmann, 19l3. En el caso de la histeria, la figura paterna aparece de un modo
Pappenheim, Bertha, Kdmpfe. Sechs Erzdhlungen, Francfort, muy distinto: en realidad, la madre tiene un deseo además del ni-
Verlag van J. Kauffmann , 1916. ño, pero el padre concreto es definido como inadecuado para satis -
Pappenheim, Bertha, Sisyphus-Arbeit. Reisebriefe aus den Jah- facer inclu so la parte más leve de ese deseo. Hay una referencia
ren 1911 und 1912, Leipzig, Verlag Paul E. Linder, 1924. real a "algo" que está fuera del padre y del niño y que podría satis-
Pappenheim, Bertha, Aus der Arbeit des H eims del' ~üdischen facer ese deseo , de modo que es la dimensión misma del deseo lo
Frauenbundes in Iseberg 1914-24, Francfort, Druckerel und Ver- que queda significado para el niño. Precisamente por esto no se
lagsanstalt R. Th. Hauser & Cie, 1926. . , convierte en psicótico. En la clínica con niños, esta diferencia pue-
Pappenheim, Bertha, Sisyphus-Arbelt. 2. Folge, Berlm, Druck de advertirse fácilmente.
und Verlag Berthold Levy, 1929. 38. En el original, "Vermogen", que significa "fortuna" y tam-
Pappenheim, Bertha, Allerlei Geschichten. Maas se-Buch (según bién "potencia sexual". [Nota del traductor al inglés.]
la edición de Maasse-Buches, Amsterdam, 1923, recreada por Bert- 39. Lacan, D'un discours qui ne serait pas du semblant. Semi-
ha Pappenheim, Publicación de la Liga de Mujeres Judías), Franc- nario inédito, 1970-1971, 20 de enero y 17 de febrero de 1971. Apa-
fort J. Kauffmann Verlag, 1929. rentemente , esta advertencia contra tal concepción errónea no fue
Pappenheim, Bertha , Zeenah U.-Reenah. Frauenbibel según la suficiente. Después se repite por lo menos dos veces.
r ecreación judío-alemana de Bertha Pappenheim, Publicación de la Lacan , Le S éminaire, Livre XX, Encore (1972-1973), París ,
Liga de Mujeres Judías, Francfort, J. Kauffman Verlag, 1930. . Seuil, 1975, págs. 68 y 75.
P a ppenheim , Bertha, Gebete (recopilado y publicado por la LIga Lacan, Le Séminaire, Livre XXII, Le Sinthome (1975). Omicar?,
de Muj er es Judías), Berlín, Philo Verlag, 1936. .. . 9,1977, págs. 36 y 39.
P a ppenh eim, Bertha y Rabinowitsch, Sara, Zur Lage der JUdLS- 40 . En este sentido, resulta perfectamente 'clara la razón por la
chen B evolherung in Galizien. Reise-Eindrücke und Vorschldge zur cual Lacan previno al analista acerca de un punto muy importante,
Besserung del' Verhdltnisse, Francfort del Main, Neuer Frandfurter al explicar el discurso analítico: "Debe encontra rse en el polo
Verla g, 1904. . opuesto de toda voluntad al menos confesada de dominio". Por cier-
36. La expresión fr ancesa original tiene un significado ambIguo: to, un analista que suscribe la impresión de que él tiene efectiva-
"Ella h ace a l h ombre" y "Ella hace de hombre". Lo mismo ha SIdo mente un saber sobre el deseo y el goce se convierte muy pronto en
indicado por And r con r specto a Elisabeth von R., en s~ Que veut un gurú. La historia siguiente del psicoanálisis (posllacaniano de -
une femme ?, P arís, Navarin , Bibliotheque des Analytlca, 1986, muestra que algunos de sus discípulos no prestaron atención a es-
págs. 119-13l. Hem os tom.a.do la expresión "elle fait l'homme" de C. ta advertencia, y de tal modo demostraron una vez más la existen-
Soler, "Abords du N om du P r ", Qua rto, VIII, 1982, pág. 64. [Nota cia de una brecha entre el saber y la verda d.
de Marc du Ry, traductor al ingl s.] 4l. Lacan, L e Séminaire, Livre XX, Encore, ob. cit., pág. 90.
37 . Israel , L'hystérique, le sexe et le médecin, París, Masson, La "solución" histérica se convierte en un atolladero en el que el
1980, pág. 96. Israel formul a allí una etiología de la hi~teria: la sujeto oscila entre dos posibilidad es . El título de un artículo de J.
mujer~inadre no hace al hombre- padr , es decir, no permite que el
,I padre r ealice su función simbólica, de modo que la hIJa tIene q~e
hacerlo en lugar de ella. Estamos de a cuerdo , pero con un matiz
Quackelbeen resume la perip ecia histérica: "Tussen het «geloof in
De Man» en de «kultus van De Vrouw»", "Entre la creencia en El
Hombre y el culto de La Muj er" .

266 267
4~. Lacan, L e Séminaire, Livre XX, Encore, ob. cit., págs. 83 y 87. la discusión posterior a la conferencia. Él llama objeto a a su "cons-
Bste tlesarro\lo ya había sido anunciado en una nota agregada en trucción" basada en algo que ya se encontraba implícitamente en
1966 al esquema R de "De una cuestión preliminar a todo tratamien- Freud. Más allá de este matiz sutil (descubrimiento o construcción),
tO PO~ible de la psicosis" (Écrits. A Selection, Nueva York, W. W. Nor- nosotros queremos señalar que por cierto se pueden encontrar en
ton ~ Company Inc. , 1977, pág. 223). Allí el fantasma es definido co- Freud muchos argumentos que prepararon el camino para este obje-
01 0 U\¡a pantalla a través de lo Real, una pantalla cuyo borde corre a to a, pero pensamos que el "retorno a Freud" de Lacan merece abar-
10 lal'~o de lo Imaginario hacia lo Simbólico, y vuelve a lo Imaginario, car este punto: ese retorno permitió aprovechar los talentos descu-
en ul:( movimiento interminable; ésta es la estructura de la banda de biertos, con el resultado mínimo de un excedente de valor: la
~oe~ius. En un texto anterior, "La dirección de la cura y los princi- plus-value, el objeto a.
pIOS ~e su poder" (Écrits, A Selection, ob. cit., pág. 273), Lacan había Leclaire, "L'objet «a» dans la cure", Lettres de l'École Freudienne
defi~¡do el fantasma como sigue: "No obstante, una vez definida co- de Paris, 9 (Congres de L'E.F.), Aix-en-Provence, mayo de 1971) di-
rno I%agen puesta a trabajar en la estructura significante, la noción ciembre de 1972, págs. 422-450 (la discusión está incluida). '
del f~ntasma inconsciente ya no presenta ninguna dificultad". En su 44. Lacan, L'Angoisse (1962-63 ). Seminario inédito, 6 y 13 de
expo~ición para la televisión él elaboró este "no hay relación sexual" marzo de 1963.
con l\ls categorías de la coincidencia, la necesidad y la imposibilidad. 45. Lacan, Le Séminaire, Livre XX, Encore, ob. cit., pág. 77; "Th'e
J. Q\tackelbeen ha elaborado esta formulación en su comentario so- subversion of the subject a nd the dialectic of desire in the Freudian
bre '1:>élévísion, en un artículo publicado en The Letter, n Q 1. unconscious", en Écrits. A Selection, ob. cit, pág. 320.
. 4¡¡. Dos observaciones acerca de este objeto a. La primera se rela- 46. Lacan, L'Angoisse (1962-1963 ). Seminario inédito, 15 de ma -
cIOn, con una r epetición histórica. Como lo hemos demostrado a lo yo de 1963.
larg~ de nuestro estudio, los posfreudianos sólo vuelven a Freud I, a 47. En este punto podemos señalar una adición de Lacan a la clí-
pesa'f de Freud n. En lo que concierne al concepto de fantasma , esto nica de Freud. Freud había relacionado los fantasmas con cosas oí-
lmp~ica que en la práctica del análisis del yo el fantasma nunca o das o vistas tempranamente , que sólo se comprendían más tarde.
muy pocas veces es considerado una estructura básica, como en Lacan no sólo se refiere a "materias oídas y vistas tempranamente"
f.re~d II; la psicologia del yo se 'atiene a la interpretación y el análi- sino también y en especial a cosas que el niño no oyó, cosas que ni si~
SIS ~e las resistencias. Es bastante extraño que el mismo fenómeno quiera fueron mencionadas, pero que sin embargo aparecían en el
se r~ pita con Lacan. El rápido crecimiento de su éxito en la década habla, más precisamente en las brechas entre las palabras pronun-
de 1\)60 se centró exclusivamente en un aspecto: el significante. En ciadas. Nada es más significativo que lo que se omite y le da un par-
todo 13 los círculos intelectuales franceses se reconocía la importancia ticular sabor a lo que está presente. .
d;l ~ignificante, el significante lo explicaba todo. En otras palabras, ~n el caso de Juanito, esto es muy obvio: durante cierto período,
solo se absorbió la mitad d Lacan y de su "retorno a Freud". La otra elmño le preguntaba continuamente al padre quién era su verdade-
mItlltd se hizo a un lado. Ya en su célebre conferencia de 1971, Le- ro progenitor ("Pero, ¿yo soy tuyo?"; véase la sección siguiente sobre
:lai(:.e hizo un llamado para que no se barriera lo que él denominó el el padre primordial). Lo inquietante era que nunca recibía una res-
deScubrimiento de Lacan" en su propia escuela. La discusión que se puesta adecuada. Por lo menos una parte de su neurosis se oriCTinó
proqujo resultó inesperadamente v hemente, y especialmente ad hó- en esta omisión. Otro caso en el cual es central la a usencia de bele _
mlllem. Este llamado para que no se hiciera a un lado al objeto a en mentas en el habla parental se examina en un muy interesante ar-
cue ~tiones de teoría y práctica fue repetido en 1980 por J.-A. Miller, tículo de Suzanne Hommel, «Une ,
rencontre avec le réel" , ori bO'i-
en ~l Primer Congreso Internacional de Caracas. Ante una audiencia
internacional, el heredero de Lacan sostuvo que se ha subrayado de-
-- 11 n almente publicado en Actes de l'Ecale de la Cause Freudienne, vol.
III, 1982, y reimpreso en Omicar?, 31, 1984, págs. 138-143, que tam-
;:na~ iado al "Lacan del significante", desatendi ndo de tal modo al
otr o Lacan", el Lacan del objeto a .
~uestra segunda observación tiene que ver con la expresión "des-
I bién incluye una discusión de los efectos patógenos.
48. Lacan, Le Séminaire, Livre XX, Encare, ob. cit., pág. 114.
49. Lacan, L'Angoisse (1962 -1963). Semina rio in édito, 3 de julio
cubhmiento de Lacan", la cual induce a suponer que el concepto es- de 1963.
tab~ ausente en Freud. Lacan corrigió esta expresión de Leclaire en I
I
f
50. No se trata tanto de un proceso de traducción como de verba-

268 269
1
lización de algo no verbal. El lector atento ya habrá reconocido dicho pIe ada inicialmente por Freud en el prefacio a un libro de Stekel
proceso; es eJi:actamente el mismo que hemos descubierto en la base Neruose Angstzustande und ihre Behandlung, 1908. '
de la histeria''freudiana, la experiencia primaria de angustia, etcéte- , 56. Freud, "Analysis ofa Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit.,
ra, al principio denominada "defensa primaria" por F reud , y más pag.36.
tarde redescubierta como "represión primaria" . El propio Lacan no 57. Ibíd., págs. 23 y 121.
ha establecido ésta conexión. Nosotros elaboramos sus consecuencias 58. Por supuesto, esto nos recuerda el "Gardez-vous de compren-
metapsicológicas y clínicas en otro libro, Klinische Psychodiagnostiek dre!" de Lacan. Otros textos freudiano s en los que aparece esta mis-
vanuit Lacans d¿scourstheorie ("Psicodiagnóstico clínico basado en la ma advertencia son The Future Prospects of Psycho-Analytic therapy
teoría de los cuatro discursos de Lacan"). (1920d), WlZd Psycho-Analysis (1910k), On Beginníng the T reatment
51. Lacan, "Th e subver sion of the subject and the dialectic of de- (Furthe r Recommendations on the Technique of Psycho-AnaZysisJ
sire in the Freudian unconscious", Éscrits. A Selection , ob . cit., pág. (19 13c), Remembering, Repeating and Working-Through (Further
321. Recommendations on the Technique of Psycho-AnalysisJ (1914g).
52. Lacan, "Position de l'inconscient", Écrits, ob. cit., págs . 835- 59. Freud, "Analysis ofa Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit.,
844 y 823. Véase también Lacan, The Seminar, Book XI, The Four pág. 89.
Fundamental Concepts of Psycho-Analysis (1964), Londres, Penguin 60. Lacan, The Seminar, Book JII, The Psychoses (1955-56), Nue-
va York, W. W. Norton & Company, 1993, pág. 204.
I ! Books, 1991, págs. 203 -215.
53. Lacan, Le Séminaire, Livre XX, Encore, ob. cit., pág. 75. 61. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy" , ob. cit.,
54. Lacan desarrolló esta fórmula en su seminario sobre la pág. 81.
transferencia. Lo más notable es qu e en adelante la fórmula desa- 62. Ibíd., págs . 32-33.
parece. Por ejemplo, falta por completo en el libro de S. André sobre 63. Ibíd., págs. 7 y 10 respectivamente.
la histeria . El estudio de Melman contiene un capítulo sobre la his- 64. Ibíd. , pág. 21.
teria y el fantasma, pero emplea la fórmula habitual. C. Calligaris 65 . Especialmente en materia de fobia, esto ha sido elaborado por
logra desarrollar una fórmula propia, pero no dice ni una sola pala- Lacan en las lecciones, tercera y cuarta de su seminario La reZation
bra sobre la de Lacan. Donde s~ menciona esta fórmula, no se h ace d'objet (5 y 12 de diciembre de 1956).
más que indicar su existencia, sin ninguna elaboración, explicación 66. Lacan, Le Seminaire, L ivre XVII, L'envers de la psychanalyse
o aplicación. (1969 -70), París , Seuil, 1991, pág. 180.
Lacan, L e Séminaire, Li vre VIII, Le Transfert (1960-1961), París, 67. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit.,
Seuil, 1991, 19 y 26de abril de 1961. pág. 58, nota 1. En Tótem y tabú Freud iba a enfrentar el mismo pro-
André , Que veut une femme? , París, Navarin, Bibliotheque des blema, sobre todo al indagar la razón de la angustia motivadora en
Analytica, 1986. relación con un acto que debió haber sido una fuente de placer, pero

j Melman; Nouuelles Études sur l'hystérie, París , J. Clims, 1984,


págs. 1-296.
que en el presente aparece cargado con un tabú (S.E. 13, pág. 69).
68. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit.,
Calligaris, Hypothese sur le fantasma, París, Seuil, 1983. pág. 27. -
Chemama, "A propas du di s cours de l'hystérique" , L ettres de l'É- 69. Ibíd. , págs. 65-66.
70. Lacan, L 'Angoisse (1962-19 63). Seminario inédito, 23 de ene-
1 cole Freudienne de París, 21 , 1977 , págs. 311-326.
Leres, "Propositian pauY' un al't1cl «Hyst érie»", Lettres de l'École ro de 1963.
Freudienne de Paris, 15, 197 , P gs, 245-250. 71. Lacan , The Seminar, Book XI, The Four Fundamental Con-
Lemo,ine, "L'hystérie, es c- 11 UD 8Lru ctur nosagraphique?", Ac- cepts 01 Psycho-AnaZysis (1964), ob. cit., pág. 210.
t s de l'Ecole de la Cau se Freu d i n n o. PI' m¿ ~ /' s journées d'études 72. Ibíd. , págs. 214-215. Esta idea aparece ya en el s mi.n arí a La
onsacrées a la clinique psychanalytiqtt , (/, 'a u'¡o//'/'d'hui, P arís , febre- reZatíon d'objet , especialmente en la lección d 16 d ~ br 1'0 1 195 7.
1'0 d 1982, págs. 13-19, con la discusi 11 in '11Ii In. También allí Lacan diferencia dos p rí dos n 1" r In 'i6 '1 nLl' 1ni-
5 . Freud, "Analysis of a Phobia in a "i v .'1. (H' - ) Id 110y" (1909b), ño y la falta de la ma dre : en I prim ro H p,'ndll ' un u "id nLifi ca-
8 ,11;, LO , pág. 115. La denominación "his t "in d 11Ilp' l1 HCin" fu 01 - ción primaria" y el ni ño 11 no I vn '(o; 0 11 ( I HO[fun do I ni ño pI' s 11-

270 ~7 1

j
ta su propia falta , señalada como la base de todo enamora miento. En J.IIl iller, "De la fin de l'analyse dans la théorie de Lacan", Quarto , VII,
nuestra opinión, estos do s factore s se conver tirán respectivamente págs. 15-24, y especialmente la pág. 22.
en la alienaci~n y la separación. Resulta notable que en el pasaje ci- 90. F re ud y Bre ue r, Studies on Hy ste ria (1895d), S.E. 2, pág.
tado del seminario undécimo no se ofrezca ninguna solución real a la 305. /
alienación; la separación aparece sólo indicada, pero no elaborada. A 91. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit.,
nuestro juicio, ,;)s exactamente en ese punto donde debe aparecer la págs. 98-100. Las típicas preguntas continuas de los niños en un pe-
metáfora del Nombre-del-Padre como instancia separadora, lo cual ríodo determinado de su desarrollo del lenguaje son examinadas por
es confirmado por un breve pasaje de "Po sitian de l'Inconscient" en Lacan como una puesta a prueba de los límites del Otro, de la posibi-
Écrits, ob. cit. pág. 849. lidad de la representación en el lenguaje, es decir, de la falta del
73. Freud , "Analysis ofa Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit., Otro y del lenguaje. El que esto se haga a través del Otro, es decir, el
págs. 116-117. padre y la madre, y en última instancia a través de la falta del Otro,
74. Ibíd. , pág. 87. nos retrotrae al problema histérico. Lacan, Le S éminaire, Livre VIII,
75. Ibíd., págs. 85-88. Le transfert (1960-1961), París, Seuil, 1991.
76. Ibíd., pág. 91. 92. El estudio de la psicosis nos proporciona el mejor ejemplo de
77. Ibíd., págs. 133-134. la naturaleza dominante de esta interpretación edípica, así como de
78. Lacan, Le Séminaire, Livre IV, La relation d'objet (1956- su carácter defectuoso. Durante medio siglo, los estudios sobre Sch-
1957), París, Seuil, 1994, págs . 116-117. reber se centraron en el papel del padre en la génesis de la psicosis
79. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit., del hijo . Schreber padre aparece d es crito como un tirano, un pru-
pág. 122. sianofanático de la gimnasia en el living, inclinado a diseñar ins-
80. Graf, "Reminiscences of Professor Sigmund Freud", Psychoa- trumentos "pedagógicos" aparentemente sádicos, etcétera. Durante
nalytic Quarterly, Ir, 1942 , págs. 465-476 , y 474: "En ocasión del ter- la ola antipsiquiátrica de la década de 1970 se montaron incluso
cer cumpleaños de mi hijo , Freud le llevó un caballito mecedora, que dos exitosas obras de teatro basadas en esa idea. Esta interpreta -
él mismo cargó a lo largo de los cuatro tramos de la escalera que lle- ción no es más que una neurotización de la psicosis: si el padre-tira-
vaba a mi casa". no edípico es demasiado "tiránico", y va más allá de cierto límite ,
81. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit., sus hijos ya no serían neuróticos, sino que también cruzarían un
pág. 125. límite, y se volverían psicóticos. Esta teoría es errónea y sólo es po-
82. Ibíd. , pág. 42. sible sostenerla descartando la realidad clínica. Basándose en ma-
83. Ibíd., págs. 42-43, 84y 61 . terial histórico hallado recientemente acerca de Schreber, J. Quac-
84. El denominado análisis "clásico" no es en realidad un análisis kelbeen ha demostrado de modo convincente que la figura de la
freudiano, lo cual constituye una sorpresa para el analista del yo es- ma dre fue central, en una medida nunca revelada hasta entonces;
clarecido. Véase Lipton, "The Advantages of Freud's Technique as en segundo lugar, el padre no fue en absoluto el tirano de la casa,
shown in his Analysis of the Ratman", International Journal of Psy- el jardín y la cocina, como se ha sostenido con frecuencia, sino más
choanalysis , 58, 1977, págs. 255 -273 . El título de este artículo h abl a bien una sombra ausente que durante horas se ocultaba en su habi-
por sí mismo. tación. El hecho de que su nombre se volviera muy popular hay que
85. Freud, "Analysis of a Phobia in a Five-Year-Old-Boy", ob. cit., atribuirlo totalmente a la madre, quien, después de que él muriera,
pág. 134.
86. Ibid., pág. 83.
gracias a una buena política y algo de suerte, lo promovió a alturas
desconoci das. En este sentido, los "Schreber-Forschers" la ayuda -
1
87. Dos expresiones de Juanito relacionadas con el padre son tí- ron mucho.
picas en est e sen tido: "Tú lo sabes todo, yo no sé nada" (ibíd., pág. Quackelbeen (comp.), "Schreber-Dokumenten 1", hychoanalytis-
90) Y "Seguro que tú sabes más" (ibíd. , pág. 91). che Perspektieven, 1, 1981, págs. 1-164. J
88. lbfd. , pág. 45 . Quackelbeen (comp.), "Schreber-Dokurn onton rI, Niouwe teksten
89. Lacun, "Proposition d'Octobre 1967 sur le psychanalyse de van Paul Schreber", Psychoanalytische p(J I"~fJ(' ht iov<?n, 3, 1983, págs.
I'Éco lc", Scilicet, LeG8, j , págs. 14-30. Véase un comentario en J.-A. 1-123.

7 11'1:1
Quackelbeen, "Forclusion", Psychoanalytische Perspektieven, 3, 111. Lacan, "Kant avec Sade", en Ecrits, París, Seuil, 1966, págs.
1983,pá~ 142. . 781-782.
Schreber , "'.\1imes a sa mere", traducIdas y anotadas por J. Quac- 112. Lévi-Strauss, Les structures élémentaires de la parenté, Pa-
kelbeen Omicar?, 28, 1984, págs. 19-31. rís , Mouton , 1949, pág. 611. Lacan, D'un discours qui ne serait pas
J. Q~ackelbeen, "Notes sur les Rime s a sa mere", Omicar?, 28, du semblant (1970-71). Seminario inédito, lección del 9 de junio de
1984, pág. 32-37. 1971.
93. Freud, carta 71, S.E. 1. 113. Sería muy interesante estudiar las diferente escuelas de psi-
94. Freud, Introductory Lectures on Psycho-Analysis (1916-17), coterapia en función del resto que producen, porque con este resto se
S.E. 15-16, conferencia XXI. . identifican los pacientes.
El destino tragicómico del movimiento psicoanalítico es que eJer- 114. Freud, Totem and Taboo, ob. cit., pág. 107: "Entre estas nor-
ce una atracción muy fuerte sobre los semejantes a Juamto o Dora , mas, las que gobernaban las relaciones matrimoniales eran de pri-
es decir sobre los caracteres pasivos-histéricos que, debido a su es- m era importancia". De este modo se le ofrecía al niño, a través del
tructur~ subjetiva, tienen la urgente necesidad de una figura S:. De Nombre-deI-Padre, una garantía sobre la relación sexual. Pero esta
esto resulta el hecho históricamente verificable de que la mayona d.e certidumbre era precaria, porque se basaba en un ciert o tipo de con-
las sociedades analíticas terminan como variantes de la horda pn- vención. La consecu encia es que las cosas t a mbién pueden invertir-
mordial del mito, proporcionando en el interín una penosa ilustr~­ / se, a saber: el h ijo , o concebir un hijo, puede funcionar para ciertas
ción de la observación burlona de Karl Kraus en cuanto a que el PSI- parejas como prueba de su relación (sexual). La mayoría de los tera-
coanálisis es la m isma enfermedad que él pretende curar. Más allá peutas conocen bien los efectos patológicos sobre el desarrollo del ni-
de este fenómeno (es decir, más allá de su aplicación inadecuada del ño genera dos por este propósito.
significante del psicoanálisis), la teoría de los cuatro di.scursos nos 115. Freud, Totem and Taboo, ob. cit. , pág. 100. Lacan, Écrits, ob.
da la posibilidad de trazar diferenciaciones nítldas .. E~ vIsta del pro- cit., págs. 188 y 432.
blema al que nos referimos, lo importante es la pOSlclOn ocupada por 116. Lacan, "On a question preliminary to any possible treat-
el SI. ment ofpsychosis", en Écrits. A Selection, ob. cit., pág. 221.
95. Freud, "Family Romance,," (1909c), S.E. 9, pág. 237. 117. Freud, The Ego and the Id (1923b ), S.E. 19, págs. 31-32. El
96. Freud, carta 57 y Manuscrito M, S .E. 1. .. . valor clínico de esta teoría queda demostrado del mejor modo por la
Freud, Aus den Anfangen der Psychoanalyse, Bneje an W. Fhess, opuesta, es decir, a través del examen de la psicosis como determina-
Fr ancfort, Fischer, carta 91. da por la forclusión del Nombre-deI-Padre. Si falta este significante
97. Freud, "Family Romances" (1909c), S.E. 9, pág. 214: básico, los efectos deben ser predecibles sobre la base de la teoría
98 . Freud, S.E. 13, págs. X-XI y S.E. 15, pág. 9, respectlvamente. que acabamos de describir en el texto. La consecuencia predecible de
99 . F r eud, Totem and Taboo<(1912-13), S.E. 13, pág. 31. la forclusión es que el sistema del lenguaje ya no operará como lo ha-
100. Ibíd ., pág. 43. ce normalmente en los neuróticos, es decir a lo largo de líneas meto-
J 101. Ibíd ., pág. 50. nímicas y m etafóricas. Esto tiene que ver con los trastornos del len-
102. Ibíd ., págs. 54-57. gu aj e en la psicosis, conoci dos desde hace m u cho tiempo, cuyo
103. Ibíd., pág. 181. diagnó stico diferencial avant la lettre ya h abía sido formulado por
104. rbíd., págs . 104 y 107, l'espectivamente. Shakespea1'e: " ... no es locura lo que he revela do : ponédme a prueba,
11 105 . rbíd ., pág. 118. y r fo r mu la r · 10 eu e tión d la que surge la locura" (Hamlet , acto n,
106. rbíd ., pág. 129. Se n a 4). Un a s · gunda consecu encia es que desaparece la realidad,
107. Ibíd., págs. 131-132, POI'q ll no s t fundada simbólicamente: la Weltuntergangserlebnis.

)1 108. Ibíd., p ág. 143. .


109. Lacan, "OIl a qu estion p1' liminl1t'.Y tu (\1 y pOIiH lbl( tI' ne·
RI t re r t Tmino , siendo el delirio un intento de recuperación, debe
ont n r siempre dos elementos: una elaboración renovada del len-
ment ofpsychosis", en Écrits. A S ei ction, ob, 'Ie" p g. LOO, gu aj e, que aspira a restituirle su función normal de rep resent ación

)I 110. Freud, Totem and Ta6oo, (19 2· L3), S .N, 1:3 , ob. :1L" pi I 'H.
143-145.
(la Gl'undsprache de Schreber y los escritos de Wolfss on ), y un
"poLtsse -cda-femme", como efecto de la fa lta no regulada en el Otro,

iI 274 275
que el psicótico trata de llenar por sí mismo. Esto es adecuadame~te 10. LA ROCA DE LA CASTRACIÓN
ilustrado por el delirio de Schreber acerca de convertIrse e~ la mUjer
de Dios, es de~ir, en La Mujer, lo cual equivale a convertirse en lo
que le fal,ta al Otro. .' . '
118. Este no es el caso usual en la hIstena: lo atacado, lemovIdo
y reemplazado será la autoridad representaci,onal. Las estructuras
perversa y psicótica se centran en la ley en SI; cada una de ellas lo
hace a su modo, definido estructuralmente.
119. Freud, Totem and Taboo, ob. cit., pág. 74 .
120. Lacan, "R.S.I." Omicar?, 5,1975, pág. 21. .
121. Lacan, Telev ision. A Challenge to the Psychoanalyt~c E sta-
blishment (1974), Nueva York , W. W. Norton & Company, 1990,
págs. 27-28 y 30.

Escuchar o leer analíticamente supone prestar especial


atención al significante, resistiéndose a la seducción de la sig-
nificación. Esto no basta para que, en los intervalos entre ta-
les significantes, haga su aparición la extraña alianza entre
el sujeto y el objeto perdido. Un análisis debe enfocar lo que
no se revela pero, en tal sentido, debe apuntar tanto a lo cir-
cunscrito como a lo velado por el discurso.
Van Del' Sterren ha leído el Edipo Rey de Sófocles como
un analista. Su conclusión es que las traducciones y las in-
terpretaciones clásicas favorecen las mismas omisiones.
Mientras que el texto original dice que Edipo ca"\lsará la
muerte de sus padres (tous tekontas ), la mitad de las traduc-
ciones que él consultó vierten "la muerte d el padre". Tam-
bién las interpretaciones subrayan la muerte exclusiva del
padre . De allí que Van Der St~rren conclu ya que la hostili-
dad entre la madre y el hijo es propia de esa parte del com-
plejo revisada más defensivamente. Con este descubrimiento
en mente, continúa su escrutinio del texto examinando el pa-
pel de la esfinge. Muestra que la madre aparece en dos figu- 1
ras: la propia Yocasta y la esfinge. "Por ello la esfinge es la
criatura amenazante y peligrosa, mientras que Yocasta si-
gue siendo la mujer atractiva y digna de amor. "l La relación
entre la esfinge y Edipo es dual, y por lo tanto mortal: si Edi-
1
po no logra resolver el enigma, debe morir. Pero un a res-
puesta correcta también entraña su muerte. Van Der Ste-

277
276
I I rren vincul<¡t este enigma con el enigma de la sexu a lida d pa-
r a el niño. '.
:111,'1. del inten to n eurótico de poner en marcha la función del
pa Ir sim bólico, h ay otro t ema que debe ser defensivamente
De modo ' que tenemos el asesinato del padre, el enigma cubi r to por s 1:u n.ción: el t ma de la madre y la castración.
que la mujer/madre le plantea al hijo concerniente a la sexua- Falta aún desarrollarlo.
lidad, y una relación mortal; ahora que, desde nuestro punto Más a llá del pa dre y su as si.n a to se asoma amenazadora-
de vista hay incluso más grietas. El mito primordial de mente la esfinb·e. F r ud discuLí t ~ punto en su elaboración
Freud, que es la descripción fundamental del complejo de Edi- del denominado período pr dípico, n 1 cu al la m a dre ocupa
po, implica una omisión muy notable. En la horda no hay nin- el lugar central. Allí, el goce d 1 pr im r Otro 'supremo. Es-
guna figura materna. Sólo a parece un grupo de hembras, to- te goce está situado en lo Real, pro voca a ngu stia y r eclama
das las mujeres disfrutadas por el padre primordial. Puesto una elaboración defensiva. Ver emo qu st e trabajo defensi-
que falta esta figura materna, resulta sumamente difícil en- vo no es más que "la castración", porqu en traña una cone-
contrar el fundamento de la prohibición del incesto de los hi- xión entre un goce que es no significado y el significante fáli-
jos/hermanos con respecto a la madre. Lacan señala que la co, expresando de tal modo la falta de la m a dI' n t ' rminos
ley inaugurada de tal modo prohíbe el goce de todas las muje- de falo.
res, es decir, el goce reservado exclusivamente al padre pri- Este proceso, en su totalidad, no es nada menos qu el pro-
mordial. 2 ceso de convertirse en sujeto, el proceso de la transición d sd
Falta la madre; lo único que encontramos es una transi- l~ ~e.al a lo Simbólico. Idealmente, el resultado ' un suj to
ción desde todas las mujeres a una mujer, es decir a la "no-to- dlVIdIdo, que está más allá de la castración simbólica, con un
da". Y hay otra omisión: el mito fundamental en sí no dice na- deseo propio que puede ser puntuado por la sa tisfa i6n f li-
da sobre la castración; tampoco lo hace la tragedia de ca. Durante esta transición, la histérica sigu e adh r ida lo
Sófocles. En Tótem y tabú , la referencia a la castración es ca- Imaginario, y Freudjunto con ella. Para ninguno de los d s .1
sual y no generalizada. En introducción al narcisismo, Freud falo se convierte en una identidad simbólica, sino qu ~ sub sis-
descartó explícitamente dicha generalización. 3 te como objeto de demanda: envidia del pene. Se lo sp ra d 1
Estas dos omisiones (la de la madre y la de la castración) padre, y la madre no puede darlo. FI'eud construyó los ant e _
son notables . La práctica analítica demuestra reiteradamente dentes reales de este proceso, incluso reescribiendo 1. mito d
que lo omitido retorna del otro lado de la barra. En el discur- la horda primitiva. Precisamente en ese punto er ó su propio
so del neurótico, la castración sólo aparece "como miedo, evi- atolladero: la castración como roca biológica.
tación, y precisamente por ello sigue siendo enigmática". El
modo en que la castración aparece en la histeria es típico de .
esta forma de neurosis: la castración es evitada situándola en EL CONTINENTE NEGRO
el otro. "Digamos que la histérica necesita de un partenaire
castrado." Con esta respuesta, que es su teoría edípica, Freud La versión histórica
seguía las hU:ellas del sujeto histérico. La teoría edípica freu-
diana "fue dictada por histéricas".4 En su presentación autobiográfica de 1925, F r ud d dicó
Según Lacan, esta respuesta es Tótem y tabú. El intento una parte al complejo de Edipo . El varón, al dir igir su deseo
freudiano de evitar la castración, precisamente subrayando el sexual hacia la madre, debía desarrolla r impuls os ho stiles
asesinato del padre primordial, también seguía las huellas de respecto del padre-rival. Supuesta m ent la situa ci6n era la
\ J la histeria. Recordemos que el padre muerto es una función misma con la niña, aunque invertida : como obj eto del a mor
simbólica. Más allá del asesinato del padre primordial, más aparecía el padre, y la madre a sumía la posición de rival.

278 279
Die z años más tarde Freud agregó una nota al pie a ese pá- Tanto para los varones como para las niñas, la madre es el
rrafo, en la tu al rechazó la analogía entre varones y niñas en primer objeto de amor. Para los niños lo sigue siendo, tanto
cuanto al de\sarrollo edípico descrito. 5 Durante ese intervalo en el período preedípico como en el edípico. La intervención
de diez años había estado buscando a La Mujer. Lo que en- del padre tiene un efecto nítido: el complejo de castración. De-
contró fue La Madre. a
bido la "angustia" de castración, el niño renuncia a la ma-
La mayor parte de los historiadores oficiales y no oficiales dre como objeto e internaliza la autoridad paterna. De este
están de acuerdo sobre esta parte de la teoría de Freud, por lo modo el complejo de Edipo desemboca en la formación del su-
menos en lo que concierne a la secuencia temporal. La mayo- peryó.
ría de los manuales e introducciones a Freud describen en En la niña las cosas son mucho más complicadas . Durante
términos idénticos su descubrimiento del período preedípico el período preedípico ella experimenta impulsos amorosos ac-
de la niña. El padre fundador del psicoanálisis describió en tivos dirigidos a la madre, lo mismo que el varón. ¿Cómo se
primer lugar el complejo de Edipo masculino . Sólo más tarde produce entonces el pasaje hacia el objeto amoroso adecuado
volvió su cabeza canosa hacia las vicisitudes edípicas de las es decir, el padre? Según Freud, esto se debe a que la niñ~
mujeres y, como resultado, produjo tres célebres trabajos.6 descubre el pene y surge en ella la envidia del pene. El hecho
Strachey nos proporciona una apreciación entusiasta de lo de que no tenga pene significa que, además de sentirse infe-
que él denomina la primera reevaluación completa realizada rior, celosa, y de manifestar resistencia a la masturbación la
por Freud de sus ideas sobre el desarrollo psicológico de las niña se aparta hostilmente de la madre y se vuelve haci~ el
mujeres. 7 La descripción de Jones tiene el mismo contenido padre, esperando recibir de él lo que a ella le falta. La dife-
(después de descubrir el complejo de Edipo de los hombres, rencia más notable con el complejo de Edipo del varón es que
Freud encontró la versión femenina), pero su controversia con la contracara femenina de la angustia de castración, la envi-
el maestro sobre este punto lo llevó a reaccionar con frialdad. 8 dia del pene, se convierte en causa de emplazamiento del
Ellenberger se apresuró a deinostrar que la concepción del pe- complejo de Edipo, mientras que para el niño inaugura el fi-
ríodo preedípico como determinante del complejo de Edipo fe- nal del período edípico. l1
menino no era en absoluto nueva, sino que ya estaba presen- Freud resumió la diferencia entre los dos géneros con un
te en la teoría del matriarcado de Bachofen. 9 Y cerramos esta doble desplazamiento que es sólo aplicable a la niña. En pri-
serie con Juliet Mitchell, quien propuso una explicación de la mer lugar, ella debe cambiar de zona erógena: la fálica-clitori-
demora de Freud en descubrir el complejo de Edipo femenino: deana debe ser reemplazada por la vaginal. En segundo tér-
como hombre, no tenía ojos ni oídos para lo que era realmen- mino, debe cambiar el objeto: el padre tiene que ocupar el
te importante para las mujeres. Su descubrimiento no fue lugar de la madre.1 2 Estos d0É' cambios se pueden explicar
más que un desarrollo adicional de lo que había recibido como adicionalmente . El primero implica que el clítoris masculino
obsequio de las analistas mujeres. I D "activo" debe ser reemplazado por la vagina femenina , recep-
Esta parte de la obra de Freud parece bien conocida, sobre tora, pasiva. El pasaje hacia el padre como obj eto supone
todo porque dio origen a una violenta controversia. Por cierto, otras dos modificaciones. Primero, el deseo original del pene
Freud no sólo descubrió la importancia de la relación preedípi- debe convertirse en el deseo de tener un hijo; segundo, la niña
ca madre-hijo y sus efectos sobre el desarrollo edípico de la ni- debe finalmente desear que ese hijo se lo dé un hombre, su
ñ a, sino que también formuló algunas consecuencias para el hombre, que ha ocupado el lugar del p a dre.
proceso de llegar a ser mujer, y estas consecuencias se convir- Viendo las cosas de este modo, convertirse en mujer no só-
tieron en la parte más polémica de la teoría psicoanalítica. Pa- lo es un asunto complejo, sino t a mbién desesperado. El lector
ra comenzar, permítasenos realizar un resumen convencional. atento habrá advertido que hemos vuelto al punto de partida:
I
280 281
1
11
hechos, preferiblem ente h echos biológicos .16 La discusión ad-
comenzamos con la madre y terminamos con la madre, con la
quir ió adem ás un tono mor al que por otra parte persistiría: la
niña que s~\ convierte en madre. Además, todo el proceso es
meta er a demost rar qu e las muj er es no son en absoluto infe-
dirigido por 'el hombre/ padre, que es en efecto el que produce
riores a los hombres por el sólo hecho de no tener pene. En
a la mujer/madre. Freud distinguió tres vías posibles de desa-
realidad, los hombres tien n celos de ellas porque no pueden
rrollo. 13
dar a luz. ¡Magnífico! Las cosas emp eoraron cua ndo Helene
La primera vía lleva a apartarse de la sexualidad. Sobre la
Deutsch elevó el sustrato supuesta m ente biológico a un nivel
base de la envidia del pene, no sólo se detiene la actividad cli-
teleológico normativo: no ya una muj er, sin o La Muj er, t enía
torideana, sino que toda la actividad sexual se paraliza. El re-
orientación vaginal, y la pres encia del clít oris , dema sia do
sultado es la inhibición sexual.y la neurosis.
masculino, no era más que "infortuna da" (s i c). Jones in t ent ó
La segunda y.ía tiene que ver con el célebre complejo mas-
hacerse el listo remitiéndose a la Biblia. El único resultado de
culino: "Hasta una edad increíblemente avanzada, ella se afe-
esta confusión de lenguas fue que Freud en tró en la h ist oria
rra a la esperanza de llegar a tener un pene. Esa esperanza
como exponente de la falocracia y la misoginia. l 7
se convierte en la meta de su vida, y la fantasía de ser un
Con referencia a nuestro interrogante inicial (¿cómo s lle-
hombre a pesar de todo suele persistir como factor formativo
ga a convertirse en mujer?), aquí no tenemo s res pu st a, n o
durante largos períodos."14 En este caso se rechaza la transi-
podemos responder desde el atolladero del resum en que aca-
ción a la pasividad.
bamos de dar. Si una niña quiere convertirs e en muj er, apa-
La tercera posibilidad es la aceptación de la pasividad y la
rentemente tiene que despedirse de la madre. Y es precisa-
renuncia casi completa a la posición activa. Se reprime la par-
mente en este punto donde fracasa la histérica .
te fálico-activa; si esta represión no es demasiado severa, que-
da abierto el camino a la feminidad. Pero si la represión sí es
La lectura analítica
demasiado severa, la mujer recae en la primera de las vías
que hemos considerado . Se diría que las cosas tienen que do-
El complejo de Edipo es precedido por un período pr dípi-
sificarse con mucha exactitud. Cuando la dosis es correcta, la
co que le asigna a la madre el papel de personaj e centr 1. Ella
niña se vuelve hacia su padre. 15 El deseo original de tener un
es el primer objeto de amor para todo niño, sea cu al fu r SLl
pene debe reemplazarse por el deseo de tener un hijo, y más
género. Esta primera relación es peculiar. Por un 1 d , la ma-
tarde el padre tiene que ser r eemplazado por otro hombre ca-
dre aparece como la encarnación del poder, present o u s n-
paz de proporcionar un hijo real. En la ruta a la feminidad , la
te, que da o que rechaza. Por otra parte, encontr ro S 1 ni t
niña emerge como madre ...
en una posición pasiva en la que tiene que so port r.l t d .
Éste es un resumen convencional de la teoría de Freud. Se
Los denominados sentimientos de omnip otencia d 1 du l to
basa en los tre s trabajos fr eudianos sobre la feminidad y re-
n eurótico no se originan en una supuesta omnipot n ia infan-
sulta perfectamente compara ble con el tratamiento mucho
til sino en la identificación infantil con la omnipot [ i · d la
más exhaustivo que Juliet Mitchellle da a este tema en su li-
bro . El hecho de que este autor le dedique más espacio y tiem-
m~dre . Para decirlo más claramente: en un id nt ific ci6n
con la madre fálica. 18 La paranoia nos mu str las f"or m. s p -
po no impide advertir que subsist e un a aporía. Cuando uno
tológicas que puede tomar esta relación, parti 1.1 1. rm n t n
comienza a estudiar la controver sia subsiguiente, este atolla-
el miedo de ser asesinado, devora do o env n nado por la m a-
dero trágico se convierte en una caricatura.
dre. 19
La controversia se inició muy tempran amente con un tra-
De modo que la primera relación d 1 hombr t ien que ver
bajo de Karen Horney. En una crítica al artículo de Abraham
con una oposición entre la a ctivid ad y la pasividad; esto se
sobre el complejo de castración femenino, ella lo redujo todo a

283
282
produce antes de que haya el menor indicio de estructura edí- La serie preedípica puede completarse. El niño es un obje-
pica, es deqr, antes de la castración. Freud observó que la pa- to pasivo del goce de la madre, y por ello la hija la acusa de
sividad siempre entraña una cierta reacción, una repetición seductora. Mientras que en las primeras conceptualizaciones
activa de la~ cosas que hubo que soportar pasivamente. 2o Es- freudianas podemos leer la pasivida d como la falta de un sig-
to vale también respecto de la relación preedípica entre la nificante para la mujer, ahora estamos en condiciones de am-
madre y el hijo. El niño quiere ejecutar activamente lo que le pliar este mismo concepto de la pasividad para que incluya la
hace la madre, y que él debe soportar pasivamente . Una pri- idea de un goce que está fuera del significante. Ambas lectu-
mera transición consiste en pasar de ser amamantado a ma- ras suponen una cierta comprensión del SUX.) de Lacan, y de
mar activamente; ella puede asumir una dimensión oral-sá- tal modo la falta de un significante para la mujer queda vin-
dica. La dualidad es inequívoca; los impulsos agresivos culada con una forma de goce que está fuera del orden fálico ,
orales-sádicos respecto de la madre encuentran su contracara un goce que no puede ser significado. En ambas teorías el nú-
en el miedo a ser matado por ella. cleo es un Real traumático: el niño huye de un goce pasivo.
Podemos ahora recordar la primera oposición de Freud en- En esta fuga se dirige hacia el padre, es decir, hacia lo Simbó-
tre lo activo y lo pasivo . La comparación de nota s revela un lico.
cambio de significación. En sus conceptualizaciones más anti- En este punto se plantean dos interrogantes: por qué la
guas, el par activo/pasivo representaba la oposición masculino/ niña escapa de este goce pasivo y por qu é huye hacia el pa-
fem enino; la "pasivida d" era el componente más difícil. Por dre. La respuesta de Freud puede encontrarse en sus formu-
cierto, t enía la finalidad de representar la feminidad en el ni- laciones sobre el complejo de castración femenino : la envidia
vel psicológico pero, en el a nálisis final, sólo demostraba la fal- del pene. La herida narcisista experimentada por la niña
ta de un significante específico para la mujer. El modo en que cuando descubre su falta de pene la hace hostil a la madre y
F reud emplea esa misma oposición posteriormente implica la la lleva a volverse hacia el padre. Igual que en el atolladero
adición de un factor muy importante: la pasividad también de- subsiguiente, se siguen tres desarrollos posibles, que Freud
signa un cierto goce en la relación entre la madre y el hijo. Los elabora.
intentos del niño de realizar la transición al polo de la activi- Un atolladero es a menudo resultado de una premisa erró-
dad deben entenderse como un apartamiento de la posición de nea. Es preciso examinar con algo más de detención la envi-
objeto pasivo de goce, en dirección a una forma activa de pla- dia de pene como motivo de cambio. Al respecto, hay dos he -
cer. Como conclusión preliminar, podemos decir que en este chos notables. En primer lugar, lo que se describe como efecto
punto de la teoría de Freud emerge una relaci ón entre la falta de esta envidia del pene (apartarse de la madre y volverse ha-
de un significante para la mujer, la pasividad como significan- cia el padre) no es algo que en realidad comience con el descu-
te sustitutivo y una cierta actitud respecto del goce. brimiento por la niña de que no tiene pene. En ambos sexos el
Se trata de una conclusión preliminar, porque h ay más complejo de castración queda emplazado plenamente cuando
que decir. Freud descubrió que las niñas le asignan a la ma- se descubre la castración de la madre, es decir, en el momento
dre preedípica una posición que él conocía bien: la de madre en que la madre pierde su omnipotencia.22 En otras palabras,
seductora. La madre "seduce" al niño para arrastrarlo a una la niña no se vuelve hacia el padre porque ella misma no t n-
ci rta forma de goce contra la cual él se rebelará. Sólo más ga pene, sino porque ha descubierto que la madre e t á e atrn-
tnrd , en el período edípico propiamente dicho, esta posición da y presenta una falta. En segundo lugar, cuand Ti',' 'l Id . 1\ -
]( 1 ntribuirá fantasmáticamente al padre . Por último, Freud mina la envidia del pene como motivo para l't]Jt1l'tn l'IH d( III
I\nl> II l Rcubi r to un a base real para el trauma y la seduc- madre, siempre tiene el cuidado d num t'111 'I\ I¡li II IO H 1) l'flI j
motivos que eran habitua lm nt orrlÍl,i(i OlI , I/I/ IH dI (jll( /11111-

'H)
rezca cualquier mención de la envidia del pene, el niño ya in- can. Un esquema que ya h emos utilizado demuestra esta ins-
)1 tenta abandonar la posición pasiva respecto de la madre y
realizar l~\ transición a la posición activa. Precisamente en
cripción:

esa transi~ión hay un motivo mucho más raigal para el cam- A s Goce - el Otro del cu erpo
bio de objeto: la primera relación entre la madre y el hijo, con
el niño como objeto pasivo del goce de este primer Otro, es a Angustia - el Otro del significante
dual-imaginaria y, como tal, mortal para el devenir de un su-
jeto. No sorprende que haya sido en este punto donde Freud Deseo - el suj eto dividido y la ley
descubrió una forma primaria de angustia: el miedo a ser ma-
tado por la madre, a ser envenenado o devorado por ella. Esta E ste esquema lacania no puede entrelazar se con la t eoría
angustia primaria se combina más tarde con la angustia de freudiana del desarrollo psicosexual del niño. Decimos "entre -
castración, porque la angustia de castración reelabora a la lazarse" porque no hay una semejanza lineal. Freud observó
angustia primaria, nachtriiglich. De allí la tesis freudiana de que la primera oposición que había que establecer er a la exis-
que el miedo a la muerte y la angustia de castración pueden tente entre el objeto y el sujeto; la segunda tomaba como po-
considerarse sinónimos. 23 los la actividad y la pasividad. Todo niño tiene que a dquirir
Esto significa ver bajo una nueva luz tanto la envidia del una ex-sistencia, como decía Lacan, fuera de lo r eal del cu erpo
pene como el volverse hacia el padre. La niña se aparta d~ l~ de la madre, fuera de la relación en la cual funcion a como ob-
madre, en dirección al padre falofórico, con una meta defInI- jeto pasivo del goce del Otro. En tal sentido, el primer Otr o es
da: adquirir lo que podría llenar el deseo que hace grieta en la el Otro del cuerpo, sin falta, en lo Real: A. El nacimiento del
madre, la falta del primer Otro. Lacan lo explica de un modo niño debe ser seguido por el nacimiento del sujeto, para que
muy gráfico: "Su papel concierne a su deseo, que es algo que se pueda cortar la relación original intrauterina. La t r a n si-
nunca lo deja a uno intacto. su deseo como un gran cocodrilo, ción a esta separación de sujeto y objeto implica la exist encia
entre cuyas mandíbulas uno es aferrado y que ella podría ce- de la madre como sujeto separado: ella pierde su posición de
rrar ... No obstante, hay un rodillo, de piedra naturalmente, madre omnipotente y muestra una falta que el niño debe en -
que potencialmente puede mantener abiertas las mandíbulas: frentar. La madre se convierte entonces en el primer Ot ro del
es el falo que los protege en el caso de que esas mandíbulas se significante, iÁ, con una falta, a. La confrontación del niño con
cierren."24 esta figura equivale al encuentro de Edipo con la esfinge . En
El niño huye de la m a dre h a cia el padre. Este enunciado la medida en que este enigma no se expresa en significantes ,
inevitablemente suscita alguna s interpretaciones psicologi- se convierte en el momento de, la angustia su prem a . S egún
zantes. Es posible evitarlas empleando otra formulación. El Freud, la ter cera oposición que es preciso introducir en el cur-
niñ o abandona lo Real por lo Simbólico; lo Real tiene que ser so del desarrollo sexual tiene que ver con la oposición ntre el
conquistado por lo Simbólico. El vín culo entre estos dos regis- aparato genital masculino y la castración. Más t a rde, n 1-
tros es el significante fundam ental que indica la diferencia, el puberta d - dice Freud-, esto debe convertir se en la oposición
significa nte que fundament a el orden simbólico: el falo. El entre lo masculino y lo femenino .26 En est e punto div rg n las
cuerpo de la madre es el registro de lo Re al, mientras que la rutas de Freud y Lacan.
fu nción del padre simbólico tiene qu e introducir el significan- En La can encontramos dos posibilida des : convertirse en
te fá lico. 25 suj eto con un deseo propio basa do en la castración simbólica u
Consider a do bajo esta luz, el período preedípico puede optar por el deseo neurótico qu e depende de la dem a n da del
inscribirse en la historia del sujeto tal como la construyó La- Otro. En este último caso, el efecto de la estructura edípica

286 287
queda restringido a lo Imaginario, a una castración imagina- El continente histérico
ria. El obj éto a del deseo se t raduce de un modo fá lico-imagi-
narío, Aparentemente n o había mucho lugar pa r a la histeria en
el estudio freudiano del proceso de convertirse en mujer. Él
a apuntaba explícitamente a resolver "el problema de la femini-
da d". El recientem ente descubierto período preedípico perte-
-<p n ecía a "la preh ist oria de la mujer". 27 En estos t res trabajos,
la h is teria sólo apa r ece dos veces . Sin embargo , esas do s apa-
ricion es de n in gú n modo carecen de importa n cia .
con independencia de cual de los cuatro obj etos sea. El deseo
del sujeto sigue ali enado al deseo del Ot ro. La castr ación es Un prim er punto concierne al a pego pr eedípico de la hija a
J
evitada, negada, porque la falta es insoportable. Como ya he- la madre : "h ay u n a sospech a de que esta fase del a pego a la
mos visto, est a n egación es a menudo histérica, y crea un
amo, expone su falta y lo acusa de causante de la castración.
m a dre es tá en especial íntim am ente r elacionada con la etiolo-
gía de la histeria, lo que no s orpr ende si reflexio n a mo s que
tan to esta fase como la n euros is son ca r a cterísticamente fe-
I
A pesar de esta negación, el sujeto histérico enfrenta irreme-
. " 28 .E s preClsam
. en t e en este pedo d o do n de re sulta
diablemente su propia falta, la castración ima ginaria. La na-
turaleza intolerable de esta confrontación da origen a algunas
haza ñ a s de la histérica para desdibuj ar y disfra zar, o incluso
memnas.
muy difícil profun dizar , "como si hubiera sucumbido a una re-
presión especia lmente inexorable" . Y a h emos vist o que esto se
J
negar sus propia s faltas , en un movimiento típico que recuer- r efiere a la r epresión primaria, el dej ar a trás la falta del pri-
da a una rueda que gira por inercia, y que t ermina atribuyén- m er Otro. Freud postulab a una estrecha r ela ción entre la his-
dole la culpa al otro. Una segunda consecuencia es un estado teria y la feminida d , pero no elaboró est a idea.
casi permanente de insatisfacción. La falta histérica no puede La segunda refere n cia subraya esa relación estr ech a. El
ser llena da por nada ni por' nadie. Todo el proceso permanece
en lo Imaginario. P ero en el caso de la castración simbólica la
fantasma histérico de se ducción por el p a d r e se r trotrae a
una realidad preedípica : "Al final me vi llevado a r econocer
]
falta puede rastrearse hasta su origen: el significante que di- que estos r elatos no er an ciertos, y de tal m odo 11 gu é a com-
prender que los síntomas histéricos deriva n de fanta sías y no
vide al suj eto. La liberación de la obliga ción de ser "completo"
abre la posibilida d del deseo, la creación y el placer. de hechos reales. Sólo má s tarde pude r econocer en el fa ntas- ]
Freud n u n ca t razó esta distinción. En su teoría faltaba la ma de ser seducida por el pa dre la expresión del complejo de
función m ediadora de lo Simbólico, y esto (en perfecta analo- Edipo típico en las muj eres. Y ahora en co ntra mo s una vez
gía con la histérica) lo obligó a poner énfa sis en el padre ima- más el fantasma de seducción en)a prehistoria edipica de las
ginario y en l a n egación de la cast ración ima ginaria. Lo Real niñas, pero la seductor a es regularmente la madr ."29 Hesulta
imposible se conver tía en un Imagina rio defensivo desde el importante a dvertir que este pasaje contiene un nota ble des-
cual el fanta sma tratab a en vano de a lca nzar lo Simbólico.
Una falta de media ción a t ravés de lo Simbólico suele muy a
menudo "realizarse" en lo Real: el padre primordial y el asesi-
plaz amiento. El pun to de partida es la h isteri a c mo seduc-
ción por el pa dre. Este fantasma, al principio solamente h ist é-
rico, se conviert e de pronto en "la expresión d 1 complejo de
1
Edipo típico en las mujeres", lo cual se subr aya con otr a frase:
nato originario fueron alguna vez r eales , la envidia del pene
aparece dirigida al órgano real que idealmente es reemplaza-
do por un hijo varón también real. La in scripción freudiana
"en la prehi storia preedípica de las niñas". Sin qu é lo a dvir-
tiéramos, la hist eria y la feminidad se h an converti do en sinó-
J
del proceso de convertirse en muj er debe leerse como una ela- nimos .
boración de tres variantes histéricas. F reud percibió qu e había algo err óneo en es ta gen eraliza- ')
288 289
I
En cons.ecuencia, nunca queda bloqueado el camino de retor-
ción yen, el párrafo siguiente se sintió obligado a justificar y no al pnmer objeto.
defender \su teoría. Es probable , escribió, que algunas perso- Al cO,nsiderar estos tres desarrollos posibles que Freud
nas señalen que en la realidad no se puede observar mucho bosqueJo, no sorpre?d~ ~ue cada uno de ellos tenga que ver
de esta relación sexual preedípica entre la madre y la hija. A con un desarrollo hIst enco. El continente negro de Freud se
continuación expone dos argumentos, que son bastante co- revela como un continente histérico.
rrectos si se los toma por separado, pero cuya yuxtaposición La primera senda se relaciona con una inhibición casi total
recuerda el chiste de la olla prestada. En primer lugar, para de la sexualidad, f~nómeno basado en la envidia del pene. Si
percibir algo en los niños hay que tener talento para la obser- no pueden consegu~~ un pene, estas mujeres tampoco quieren
vación. Y, en segundo término, es posible que él no exprese el resto de la cuestIOno Freud dice que ésta es la senda neuró-
casi nada de su deseo sexual; de allí, dice Freud, que la teoría tIca, que se caracteriza por una inhibición sexua l generaliza-
que acaba de exponer se base en gran medid a en los análisis da. La msatIsfacción histérica es un ejemplo de primera clase.
de pacientes adultas, con quienes podía estudiar a posteriori La se~unda senda da origen al complejo de masculinidad:
los residuos y consecuencias de ese período originario, a veces esta hlstenca es tan.ru~a como cualquier varón de pelo en pe-
en una forma especialmente clara y rica. Concluye que la pa- cho. Esta vanant~ vmdlcatIva de la histeria fue rastreada por
tología, en su forma extrema, siempre saca a luz las relacio- Freud hasta una ldentIficación con el padre o con la madre fá-
nes que permanecen en las sombras si el sujeto es normal. En !lca, .de lo cual resulta una homo sexualidad la t ente o incluso
vista de que esa investigación no incluía casos de patología mamfies~a. La serie se inició con Dora y su amor "ginecofílico"
severa, la generalización le parecía justificada. po.r la senora K. , y terminó con la joven homosexual y su pa-
Este aspecto de la histeria se vuelve sumamente claro reJa. La b~se slgue slendo la envidia del pene, en la forma de
cuando nos concentramos en el punto de partida clínico de una negatIva a renuncia r a la actividad clitorideana.
Freud: las muj eres con un fuerte apego al padre, más allá del . L~ tercera senda abre la posibilidad ele convertirse en mu-
cual él descubrió, para su sorpresa, un igualmente fuerte ape- Jer: ,Esta es la más interesante,' porque nos 'e xpone tanto el
go a la madre. 3o Se diría que el padre había heredado ese ape- ~uIOn del fantasma histérico típico como su frac aso. También
go, y que debido precisamente a ello las cosas comenzaron a Ilus,tra de modo muy convincente el hecho de que Freud si-
m a rchar mal, sobre todo al tener que realizarse el siguiente gmo las huellas ele la histeria en el desarrollo de sus teorías.
cambio de objeto, es decir, cuando el hombre-esposo debía Se sup?ne que la niña se convierte en mujer cuando prevalece
ocupar el lugar del hombre-padre. Durante ese reemplazo se la paS1Vl? a d, sin qc:e por ello de saparezca por completo la
hacia visible la preponderancia del primer apego preedípico a parte a ctIva-masculma . Esto le permite a la niña realizar la
la madre, y el esposo heredaba la carga. "El esposo de este ti- transición desde la m a dre al padre, aunque reteniendo la de-
po de mujer estaba destinado a ser el heredero de la relación manda de un pene. Más tarde, el padre tiene que ser reem -
de ella con el pa dre , pero en realidad se convirtió en heredero plazado por el.~ombre-esposo, y el pene por un hijo, pr eferi-
1 de la rel a ci.ón de su muj er con la madre."31 Esto puede refor-
mu lo rs n t ' rmino lacani. anos: en el proceso de convertirse
blemente un hlJo varón .
Fantasm a histérico: l a histérica se lirig él l padr -'1 om-
n ti 0 o, 1 1 S O d 1 1 a dr d b · r mplazarse por un de- ~r e-amo q~~l e tl. n qu h acerla mu,i r , lar[ lo u 1 rul ta pa-
s ,o d 1 p'ro! in , L\i Lo, {'fll. ' i ftti tI ltl int rv 1 ,.¡ 1 1 1. Nombre- ru ~n v ~tll'A n La,MuJ r. Frfl ' n RO; 11' HulLndo linnl s qu
d -l-Endrc , Lnl :011\0 lo ( un 'in 111 111(IL ((lI'I l pn l',( 1"1 n, II~n IOH n- lo h lHL 11' 1(:11 H(\ CO IlV I I'L (I ( n 111 11 (\1 '( <¡U ( V U( Iv n ' r ' 1
I

sos d s r iLoH, 1.1l'y !I ll11 ) l it 1H pl ' ll n h /l II( '111 1\ 1 1 111 1\ HO 111 d IlH(\ () ' 1 1' 1" ,
111 ' I 111 (\ 1' /1 It f 11.t \I ' n(' 1 1\ ('0 11 1/1 111 /1 ti 1'( , 111 11\ ( , H bis. diri[, O'i-a
de la m a 1r H lo H( hn I Uf p l ll~,lI d () 1\\III.o ll 1111 i ' 1\ 11 11 111,\1 IIII\ '\¡ I (1\ tl on 111'1 '11 11 1' ('0 11 Mi l tl l III II IH II I tl o (' OII VI I'L il'H 11 tnLlj r, h a sta
pa dre, y el pro 8 0 d H ' I' j () ( 1\ 111 111 (1 1.1 1'01 '11 I III I \( 11 11 ¡lI'II!1IIi 'l d o ,

!Ge l
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1 comp l j o ~e E li po f men ino, con 1 r ' ul Lado d des' ubr ir
,1 pun to el 1 ml> ra za h ist rico, pero esto no le impidió vol- l~ Imp ort an.cla del período pI' edípico en el proc so de conv r -
v r a cae{Y n la primera identificación con l a madre, aúos
tIrse en mUJer.
de spu ', S . S'i bien en su caso el final fue rela tivamente feliz, no . Hemos demostrado que la primera conceptualización freu-
ocurrió lo mismo con Dora. El hecho de que la pregunta de ~Iana del período edípico no fue en realidad la ver sión mascu-
ella quedara sin responder -por el padre, por el señor K. Y lma de est ~ complejo, sino la versión histérica, con lo cual
por Freud- determinó que ella se convirtiera en una caricatu- Freud segma las huellas de la propia histérica al crear una
ra de la madr e. CIerta solución para un problema que él aún no conocía plena-
El propio Freud tenía conciencia de que había algo erró- mente. Esta solución consistía en introducir una particular fi-
neo. Reconoció que el resultado de la tercera senda solía ser ~ra paterna. No podía hacerlo sin dificultades, y Tótem y ta-
una regresión a la. primera identificación con la madre, lo bu f~e la respues.ta ~ esos escollos. Con el mito expuesto en
cual convertía la relación matrimonial de la hija en una la- ese lIbro proporCIOno una garantía para la existencia de la
mentable repetición del fracaso parental. Cuando éste no era partIcular figura paterna que el sujeto neurótico necesitaba
el caso, la nave marital tenía que salvar otro escollo. Por cier- para la solución de su problema.
to el final feliz el hijo anhelado como sustituto metonímico La naturaleza de este problema no surgía con mucha clari-
d~l pene, que ll~naba la falta de la nueva madre, producía el dad en la primera t eoría edípica. La prohibición del incesto en
efecto de concentrar todo el amor en el bebé, ese amor que el relación con la madre no quedaba explicada por el mito de la
hombre-padre se había reservado para sí. En este sentido, se horda primitiva . Se postulaba otra prohibición, la de gozar de
puede decir que Freud inició una doxología sobre este amor to~as las mUJeres, de La Muj er en su totalidad. El descubri-
entre madre e hijo, como el más perfecto posible. El hijo como mIent.o del período preedípico como la relación entre la madre
respue st a a la falta de la madre , el hijo que lo es "todo" para y el h1Jo nos permite atribuir a esta prohibición el carácter de
su madre. 32 Aquí debemos introducir unos párrafos sobre la
prote.cción. La primera forma de goce entraña el riesgo de que
histeria masculina. • el s~Jeto desaparezca en lo Real del cuerpo de la madre. La
El hombre, que se suponía iba a hacer a la mujer, llega a MUjer como totalidad está hecha precisamente del uso del n '-
la conclusión de que h a creado una madre. La sobria reflexión ño como objeto. I
de Freud fue que "Se tie ne la impresión de que el amor del Es~o implica que .la segunda parte de la teoría edípica
hombre Y el amor de la mujer están psicológicamente desfasa-
fre~ d13n a, e ~ denomu::ado descubrimiento del complejo de
dos".33 N o hay relación sexu al. EdIpo fememno, tambIén debe entenderse de otro modo. No
hubo un ~escubrim.iento de un Edipo masculino seguido por el
de un ~dlPO fen:emno, sino una formulación en dos etapas del
EL EDIPO REVISIT ADO : MOISÉS y
c~mpleJo de EdIP? histérico. Primero Freud estableció el pe-
LA RE INTRODUCCIÓN DEL PADRE
nodo final defenSIVO y a continuación descubrió de qu é defen-
día ese período.
Los jóvenes iracundos. La histeria ~~ punto de ~artida era la relación entre el primer Otro y
e~ mno, caracten zada por un goce que estaba más allá del siO'-
Se s uele pensar que Freud descubrió en primer lugar el mficante y que Freud describió como pasivida d. Hemos vis;o
complejo de Edipo del lado del hombre, Y que Tótem y tabú que este término permite dos interpretaciones de lo Real
fue una aplicación antropológica de est e descubrimiento, una traumático. Ambas son interpretaciones d el S(A) lacaniano
incursión de "psicoanálisis aplicado" en el campo de la antro - Al principio Freud consideró qu e la pas ivida d era el traum~
pología. Se supone que sólo más tarde Freud se concentró en

293
292
I
sexual pasivo, y la convirtió en un concepto sustituti:,o .de la El sujeto histérico huye de la falta del primer Otro, la ma-
feminidad, del significante faltan te. Con el des~ubnmIento dre, hacia el segundo Otro, el padre. La meta de esta huida es
del período preedípico, la "pasividad" pasó a d~slgnar ~~ for- obtener protección contra el goce. La forma estructural del
ma de goce en la relación entre la maq.re Y el hIJO, relaclOn .de discurso de la histérica demuestra que, para conservar la im-
la cual el niño quiere huir. En este caso, a la madre se le aSIg- posibilidad de este goce, la histérica suscribe la disyunción de
na la posición de seductora. Ambos traumas conver~e.n en el la impotencia. En los términos de Lacan, "el deseo de la histé-
punto donde la falta de un signific~~te para la ~emImdad es rica es sostener el deseo del padre en su estatuto". ¿Qué esta-
también la falta de la madre, y el mno corre el nesgo de con- tuto? La práctica clínica proporciona una sola respuesta : el
vertirse en el eventual relleno . estatuto de la impotencia. Los padres de Dora, de Anna O.,
La función del padre simbólico consiste, en ~en~rar una ~e- etcétera, pueden caracterizarse por su Unuermogen. Mientras
., total , d·e la cual resulta la castraclOn slmbohca Y la
t enClOn 1 lll-
. se preserve esta impotencia, mientras la cadena de significan-
traducción del falo como significante, q~: fundamenta e slsi tes, S2, no pueda responder por el objeto a, la imposibilidad se
t ema simbólico de intercambio. El mno es tomad~ :~ , e conserva, y 55 está a salvo de ser tragado por el Otro.
lenguaje Y adquiere un deseo pro pi? bas~~o en es~ dIvIslon. El fantasma histérico despliega la variante patológica. Pa-
D e tal modo se abre y asegura la dImenslOn de la mcomp~e­ ra mantener la impotencia del Otro, la histérica se presenta
tud: lo Simbólico es por definición incomple,to, ?ero esta m- como lo que podría llenar su falta, pero nunca logra hacerlo.
completud puede siempre expresarse en los terml.nos de .SI. El La falta del Otro, el objeto a, no puede expresarse en térmi-
deseo continúa cambiando, pero el placer fálico mtermitente nos de significante, de <P. Lo que la histérica le presenta al
proporciona una escansión. . . ., Otro es :
En la histeria, esta detención total tIene una dl:nenslOn
distinta. Se introduce otra figura paterna, la cual tIene que a
da r la respuesta a la faltá de la madre. Pero.tanto esta falt~
como la respuesta a ella permanecen en el mvel. de lo ImagI- -<p
. No hay transición a la mediación simbólIca, de modo
nano . 1 El d 1
que lo Imaginario entra en coalición c~n lo Rea . pa . re y e confirmando de tal modo la castración imaginaria. De allí que
pen a dquieren una dimensión .de, realIdad no trascendIda po~ la histeria pueda caracterizarse como la neurosis en la cual el
10 Simbólico. La histérica contmua buscando al amo (una ~ problema de la castración se "soluciona" señalando la castra-
au ra ab st racta Y punto de partida de todos los dIscursos POSI- ción del Otro.
bIes) en l a real!·d a d ..34
b
. Hasta este punto hemos aducido que la versión "masculi-
E sta dim n,,-ión diferente se puede expresar del mejor mo- na" del complejo de Edipo no es más que el punto final histé-
do en los términos d 1 discurso de la histérica y el matema del rico. Esta tesis se ilustra del mejor modo con algo que aún de-
fantasma hist ér ico. bemos elaborar adicionalmente: que tanto la teoría como el
sujeto histérico han encallado en las mismas rocas, el padre y
impotencia la castración.
~ 81 a Permítasenos ahora corregir un error acerca del origen de
SI
t a // 82
t -cp
O A
la teoría de Freud. Freud fue acusado de desarrollar exclusi-
vamente, durante años, el complejo de Edipo masculino, ha-
impotencia ciendo a un lado la versión femenin a como "análoga", antes de
¡ 1 cambiar de opinión. Desde nuestro punto de vista, la primera

294 295
concepcióp de Freud era la correcta: su primera teoría edípica a?orda al hijo como quien introduce al padre. El tercero Con-
es válida \tanto para el hombre como para la mujer, con la CIerne a la castración . Estos tres cambios son situados por
condición "de reemplazar el término "mujer" por "histérica". Freud en el marco de la interpretación histórica de una reli-
En la histeria, el sujeto opta por la línea masculina del desa- gión. ~in em~argo, la lectura del texto pronto demuestra que
rrollo. No es una coincidencia que Lacan, en su representa- esta dImenslOn se trasciende en todas y cada una de sus pági-
ción esquemática del proceso de la sexuación, ubique al sujeto nas, y que Freud elaboró un ensayo con importantes repercu-
histérico del lado masculino. 3s siones clínicas.
La versión masculina (como la versión histérica) da como Las dificultades relacionadas con la construcción y des-
resultado la creación de un superpadre, extremadamente ne- construcción del padre imaginario (tanto para los hombres co-
cesario para el hombre, en la medida en que no está obligado mo para los sujetos histéricos) quedan muy bien ilustradas
a renunciar a su primer objeto. De allí que la relación entre la por esta re~scritura del mito de la horda primitiva. En su pri-
madre y el hijo requiera una salvaguarda especial, "un padre mera verSlOn, Freud no le había hecho lugar a la madre . El
especial que sabía desde mucho antes que ... ". En el hombre, padre primordial era real para él y el asesinato originario
el complejo de castración, junto con la introducción del super- realmente se había producido en la niebla del tiempo. Su re -
yó, debe llevar a la declinación absoluta del complejo de Edi- ~uerdo, .cargado de efectos, se conservaba de algún modo en el
po. Sin embargo, todo hombre necesita años para tomar dis- mconSCIente. La sentencia final dice "... en el principio era la
tancia respecto de este patriarca, para establecer la acción": la humanidad comenzó con el parricidio. Nosotros
diferenciación entre la ley y el representante de la ley. El leemos la oración inicial de Moisés y la religión monoteísta co-
"movimiento de los jóvenes iracundos" es válido tanto para el mo su secuela correctora: "Privar a un pueblo del hombre del
hombre como para la histérica, que ha escogido el lado mas- que se enorgullece como el mayor de sus hijos no es algo que
culino. Debido a la estructura, esta revolución no puede más se p~eda tomar alegremente o con descuido, y menos aún por
que confirmar al amo en 10 Imaginario. El resultado es una algUIen que forma parte de ese pueblo".37
competencia interminable, el Guinnes Book of Records de la
histeria. El propio Freud necesitó otros veinte años para lle-
Nosotros preferimos ver Moisés y lareligión monoteísta co-
mo una reescritura frustrada de Tótem y tabú. Reescritura
j
gar a introducir algunos matices en este Moloch paterno. El porque el período preedípico y la madre finalmente reciben u~
resultado puede leerse en su estudio sobre Moisés . lugar en ella. Frustrada, porque en realidad no sabe qué ha-
cer con la figura paterna y la castración (en perfecta analogía
Moisés: creo quía absurdum con los efectos clínicos de la histeria). Freud intentó descons-
truir al padre imaginario, pero esto no impidió que reiterara
Una de las últimas publicaciones de Freud fue una compi- el efecto de su construcción, a saber: la confirmación de que se J
lación de tres ensayos : lV10isés y la religión monoteísta. 36 Hoy trataba de una estatua, un artefacto. .
en día, ésta es una de las menos leídas de las obras de Freud. . Hay otra diferencia importante con Tótem y tabú. Al ter-
Se la considera un. producto del clima antisemita de la época, mmar el tercer ensayo de este último, en 1912, lo consideró lo
a lo sumo una secuela de Tótem y tabú, el anterior estudio mejo~ q~e había escrito, y nunca cambió de opinión. Moisés y
J
histórico-antropológico. la rehg:on monoteísta, en especial el tercer ensayo, fue descri-
Más que una secuela, se trata de una corrección suplemen- to por el como lo peor que hubiera escrito. Ésta es una extra-
tari~, que debe ubicarse en la esfera clínica. Freud modificó el ña inversión, que no puede considerarse aisladamente de su
fundamento del complejo de Edipo en tres puntos cruciales . contracara, sobre todo porque se trata de una reelaboración
El primero tiene que ver con el lugar de la madre. El segundo de esa contracara. Igual que Tótem y tabú, Moisés y la reli-

296 297
)
11
gión monoteísta consta de tres partes, pero allí termina la se- en la segunda , y esto debido al modo en que desaparece: el
mejanza de estructura. El avance seguro hacia cierto clímax animal macho asesinado se convierte en un padre primordial
en el primer trabajo, en el segundo se convierte en una repe- que, cuando se esfuma su autoridad, permite la irrupción de
tición balbuceante. El tercer ensayo e,s un intento de reescri- un poder anteriormente embridado por él: el matriarcado. Así
bir el segundo, mientras que en el primero hay elemento.s que como la etapa uno tiene que ser leída desde la etapa dos, esta
sólo encuentran su justificación en los ensayos postenores. segunda etapa (la del matriarcado) sólo recibe significado y
Las razones de este fracaso literario tienen que buscarse en el peso por el modo en que desaparece en la tercera. Ya en Tó-
tema y no en las circunstancias en que el libro fue escrito. 38 tem y tabú, Freud se había referido a un intervalo lleno de di-
, 1 El tema central es la reescritura del mito del padre pri- ficultades entre el asesinato primordial y la aparición de los
mordiaL Mientras que Tótem y tabú sólo abordaba el efecto sentimientos de culpa, la prohibición del incesto y la obliga-
del poder paterno sobre los hijos, esta nueva obra examina el ción de la exogamia. Ese mismo intervalo es elaborado ahora
efecto del patriarcado sobre el orden femenino, el matriarca- como tercera etapa. La desaparición de la autoridad paterna
do. Freud ia inició dos veces y en ninguna llegó a un finaP9 libera un poder antes encadenado (el matriarcado), lo que exi-
En ambos intentos Moisés vaga como un intermediario, un ge contramedidas para embridarlo de nuevo.41 Según Freud,
mediador entre un padre primordial originalmente real, de- esto ocurre gracias a la intervención del hijo-héroe que reins-
masiado real, por una parte, y una especie de patriarca pri- tala la función del padre. Junto con las madres primordiales y
mordial imaginario por la otra,que casi alcanza las dimensio- las diosas, hacen su aparición los hijos-dioses, y finalmente
nes del padre simbólÍco. . asumen un estilo patriarcaL42 La transición al monoteísmo se
El mito de la horda primitiva es expuesto en etapas. En la realiza a través de un mediador (Moisés, Cristo) que restable-
primera etapa sólo aparecen el padre primordial y sus hem- ce la autoridad paterna. Ésta es la última fase.
bras. No hay madres y el lenguaje está ausente. En la se- En las dos últimas etapas es fácil reconocer la clínica de la
gunda etapa se produce el asesinato del padre primordial, e histeria. Juanito había tenido que introducir al padre-patriar-
inesperadam ente da por resultado el establecimiento del ma- ca para huir del matriarcado, de la gran bañera materna en
tri arc a do. La ' tercera etapa le crea muchos problemas a la cual corría peligro de desaparecer. Dora soñó con un padre
Freud. Como fase transicional, contiene una extraña mezcla que salvaba a sus hijos de una casa en llamas, contra la pre-
de m a tr iar cado, diosas madre, clanes de hermanos y un tote- ferencia de la madre. Anna O. imaginó historias en las cuales
mismo em rge nt e. La cuarta y última etapa reintroduce al la hija actuaba como salvadora del padre, con un final feliz
padre-pat riarca primordial, gracias a una figura intermedia: que incluía la desaparición de la madre.
el hijo. En esta coyuntura "familiar" no resulta difícil advertir que
La lectura de s t t abla periódica repetida dos veces lleva Freud estaba preparándose par¿ diferenciar la función pater-
al siguiente result a do: sólo tiene sentido si se realiza hacia na simbólica respecto del padre imaginario construido por el
atrás y se la rel aciona con las digresiones aparentemente se- neurótico. La cuarta etapa de Freud, el monoteísmo propia-
cundarias a cer ca del 1 ngu aje y el origen de la cultura espar- mente dicho, trata de un principio simbólico, a través del cual
cidas en el texto . se introduce un tratado, un pacto con una figura fundadora.
Comencemos por la 1 ctUl" in vertida, en la cual la impor- No obstante, Freud no llegó a trazar la diferenciación ade-
tancia de cada fase se puede a dv -rtir gracias a la siguiente. cuada entre el principio, el portador de este principio y la
La primera etapa es la m ás inequívoca, es decir la más "id~o­ construcción imaginaria del padre como puente neurótico en-
ta" en el sentido etimológico de la palabra. No hay lenguaje, tre esos dos elementos anteriore s . En su desconstrucción de
sólo "es" lo Real. 40 Esta primera et a pa r ecibe un significado este padre imaginario (lo mismo que en la oración iniciaD,

298 299
Ifl'eud se l:i igu e moviendo en círculos. Escribió que su cons- rales impuestas por el patriarcado, que instauraron un orden
tntc ción d~ Moisés (que hay que comparar con su construc- moral y social basado en la prohibición del incesto y la exoga-
ción en el Hi.storial de Juanito) no bastaba para explicar la in-
troducción c.el monoteísmo. Dijo que debía haber algo que iba
má s allá. De tal modo señalaba su propio error: su creación
miaY También estas reglas eran arbitrarias, "en principio",
y había que creer, credere, en ellas. A juicio de Freud, su ca- I
rácter arbitrario se revelaba más que convincentemente en
de Moisés implicaba volver a caer en el mito del creador, del
héroe .43 Por cierto, al continuar buscando los rasgos diferen-
ciadores del "gran hombre", esta indagación lo retrotrajo ine-
las amplias posibilidades de transgresión. Él desdeñó incluso
el argumento (basado en la biología) de que el incesto era le-
tal para la especie ,48 y también la reiterada afirmación de
I
vitablemente al padre. Petición de principio: la figura de Moi- que esas reglas eran "verdades eternas". Freud tenía una ex-
sés pudo restablecer al padre porque él mismo era un
representante del padre. Subsistía la confusión entre lo Ima-
periencia clínica suficiente como para saber que el ser huma-
no promedio no tolera mucha verdad, y por lo general se
J
ginario y lo Simbólico. Probablemente -dijo Freud- al- pueblo aparta lo más rápido posible si la dosis se vuelve demasiado
judío no le resultaba fácil diferenciar la imagen del hombre
Moisés respecto de la imagen de Dios .44 Tampoco le resultaba
fácil al propio Freud. Un poco más a delante en el texto apare -
grande. 49
Resulta notable que la conclusión de Freud en este sentido I
terminara en el mismo punto que él ya había reconocido en
cen unas palabras que expresan cla ramente esa oposición:
"Esa religión les aportó a los judíos una concepción más gran-
de de Dios o, como podríamos decir con más modestia, la con-
Dostoievski, en un contexto análogo: el sometimiento a una fi-
gura paterna dentro de un marco religioso. 50 En ese texto ,
Freud describió la secuencia típica de la actitud de Dostoievs-
I
cepción de un Dios más grande".45 ki respecto del padre: construcción del padre, rebelión contra
Esta comprensión sobria ponía de manifiesto al clínico, él, sometimiento a él. Precisamente este punto final lo llevó a
que en su práctica encontraba principalmente "la concepción la conclusión de que Dostoievski había siguido siendo neuróti-
de un Dios más grande", de un padre imaginario que nunca co. Este trabajo nos lleva hacia otro aspecto que aún nos falta
podía ser lo suficientemente grande. La "mucho más grande desarrollar: el asesinato del padre. En jl10isés y la religión mo-
concepción de Dios" era el último paso que Freud dio en la di- noteísta Freud se atuvo a la idea de que ese asesinato había
rección del descubrimiento de un principio que fundara lo ocurrido realmente. En consecuencia se planteaba otro proble-
Simbólico . ma: había que explicar de qué modo su recuerdo quedaba al-
Freud nunca pudo formular este principio de modo decisi- macenado en la memoria individual, hasta el punto de que in-
vo, y en consecuencia se vio obligado a extraer conclusiones cluso en la época moderna (y posmoderna) seguía generando
éticas sobre la verdad y la justicia. A su juicio, la figura del efectos. Esto nos retrotrae a la primera y la segunda etapas de
padre no explicaba el progreso es piritual (das Geistige) y la este mito, y especialmente a las -observaciones incidentales de
cultura, precisamente porque era ese progreso el que había Freud acerca del lenguaje y el origen de la cultura.
inaugurado la autoridad paterna. Él no tenía en claro las ra- Las dos últimas etapas, en las cuales el matriarcado es so-

~
zones, de ese principio, pero pudo formular su consecuencia metido a la ley, reintroducen al padre-patriarca a través del
del mejor modo: Creo quia absurdum .'J6 Un principio es siem- hijo. El punto de partida se reconstruye de modo retroactivo:
pre arbitrario, lo mismo que el lenguaje en el cual se lo expre- había una vez un padre primordial que fue asesinado por sus
138. . En este caso el principio fundador es el lenguaje mismo, hijos, después de lo cual enraizó el matriarcado. D e allí la
~,"I.yo. base es el Nombre-deI-Padre, que t ransforma al padre reintrod ucción por el hijo. En ese punto sitúa Freud la idea
1'0 [\ 1. on su representante. La mezcla de uno y otro obligaba a del "héroe" y la "culpa trágica". Uno de los hijos asume la car-
11' )'oud ti. su "credo". Aplicó el mismo criterio a las reglas mo - ga de la culpa, y de ese modo exculp a a los otros. La fuerza
1
300 301
l
,
del drama, el poema épico y la trag dia r sid - pI' 'i som n t
1 t , el /J dodo d a lqllisici6n del lenguaje, algo para lo cual fal-
en la refOIi¡rnula ción d e est e t ma. 5 J A tra v s d lo inL l'V J - t'(U'O/1, pa¿ab r Ct8. 13 ~

ción del hij'o, el pa dre-p tri r a r cobra s u pu s to . '1' d P r- e L m do 1 tr urn a, 1 asesinato primordial la heren-
sonalidad neurótica r cog st a h brn el lo alrou c nad n ln ' iu filog- n Li 'Ü y la ndqLti s i. ; ) 1"1 d 1 lengu aje cristalizan en
memoria colectiva d la humanidad . 1 ra xpl.i.car sta tr~n­ L ~ 0. ~ un 1 u nto I Lrul. I!'I' ud ya h bía escrito que para los
sición desde 1 niv 1 filo gené tico al niv 1 ontogen ético, Freud prnmbvos ~r~nun iflr n I mbl' ru m r t 1, y por lo tanto
tuvo que a pelar a la "herencia arcaica, filogenética del incons- es t a ba prohlbldo. L mi.!; c> 'l.ll'rfu I 1 monot iS illO judío,
ciente".52 . que veda la pronunciaci I d 11 11.1 r d 1 Dios Pund dor; por
Antes de descartar este argumento por considerarlo facilis- ello, Freud supuso qu lo ribus d MOLA h bí' n sido los
ta, vale la pena examinar el modo en que Freud elaboró esta inventor~s del alfab eto, s d cir, d II n 1 n uaj con Sigll ifi-
herencia filogenética. Aparece abordada después de una di- cante s, lIberado de su car ct r imnJ';nnri .55 A jU.i·; de
( gresión sobre la función del recuerdo y la represión. La con- Freud, este lenguaje se revela ba c 1110 1 Cnc L f' I importan-
clusión era que la conciencia sólo puede aparecer a través del t e de lo que él denominó el Menschw>rdun rt, 1 'OJW rt il"S n I

lenguaje. Luego Freud se refiere a la "herencia arcaica", que ser humano. Su consecuencia es una Tri b erú 'ht' r nu n cia
vincula de inmediato con la adquisición del lenguaje . Señala a la pulsión, y "el triunfo de lo espiritual s br 10' nsun l".
la "universalidad del simbolismo del lenguaj e", y llega a la Pero es~o no b~staba, porque la adqui sición d 11 n "u uj n
conclusión de que la herencia fiLogen ética incluye la adquisi- ImpIde. la ommpotencla del pensamiento". El paso sig ¡i I'l L
ción del lenguaje como tal. El lenguaje contiene un "saber ori- fue l~ mtroducción del patriarcado, que preva leció so br 1
ginal" no a dquirido, que consiste en "conexiones de pensa- m a tnarcado, con el resultado de una nueva form a d juridici-
miento entre ideas , conexiones establecidas durante el dad. El "triunfo de lo espiritual" estaba entonces alin~ado con
desarrollo histórico del habla y que tiene que repetirse ahora un Kultur'{ortschritt, un paso más en el desarrollo de 1 cul tu-
cada vez que el desarrollo del habla se produce en un indivi- ra, sencillamente porque el linaje paterno es siempre un su-
duo". Si era posible conservar esta capacidad en la memoria puesto basado en premisas, a diferencia de la descendencia de
filogenética , lo mismo podía decirse del recuerdo del asesina- la madre, que es verificable con los sentidos.56
to primordial. Por lo tanto -concluye-, "Después de este exa- No sorprende que las consecuencias de esta parte muy im-
men no dudo en declarar que los hombres siempre han sabido portante de la conceptu alización psicoanalítica no fuer an bi. n
(de este modo especial) que alguna vez tuvieron un padre pri- compre~did as . L~ que Freud descubría era nada menos qu 1
mordial y lo asesinaron".53 convertlrse en sUJ eto, es decir, la transición desde un ser "bio-
l Freud está vinculando dos temas: la adquisición del len-
guaje y el asesinato primordial. Su genio clínico intuía la re-
lógico" y "natura l" a un ser humano "cultural" y habl ante 1
transición desde lo Real del cuerpo completo a lo Simbólico' le
lación. Esto resulta suma m ente claro cuando retoma su pri- la falta y el deseo. Lo que se leyó y entendió es que Freud ra
f mera etiología de las neuro sis, de un modo tal que no puede
quedar ninguna duda acerca de su lealtad a ella. Ya no sostie -
un patriarca falocrático que elaboraba argumentos t óricos
para desm erecer al matriarcado y "por lo tanto" a toda muj r.
ne la teoría del trauma, debido a la ausencia de posibilidades QUIenes creen comprender seguirán pensando que se tI" L d

I objetivas de verificación del hecho traumático, pero se limita


a realizar una inversión y producir una definición desde el
los padres y madres reales con los cuales todos ten ro os 1) LI n
que ajustar cuentas, en sentido positivo o negativo.
puntó de vista del sujeto: en la base de toda neurosis hay ~acan puede ayudarnos a tender un puente entr ll;l (¡.l og _

I siempre algo traumático, porque es traumático para el sujeto.


¿Por qué? Porque siempre concierne a algo que ocurrió duran-
neSlS y la ontogénesis freudianas. Este puente
mlsmo, que se adquiere en dos etapas. Originalm ntE, los sig-
-) 1 ngu aj e

302 303
nificante' est á n orden a dos para el sujeto de un modo binario LA RO CA EN EL CONTfNE:NTE NE GRO
como en eli., "f'ort-da" freudiano. Esta secuencia de significantes
basada en 'la ausencia o presencia de la madre omnipotente "Sólo comprendiendo esta posición (el r econocimiento del
como primer Otro no presenta, sin embargo, la regularidad de deseo como deseo insatisfecho) logra el analista a cceso a los
la ley. Su regulación es sólo introducida por un tercer térmi- síntomas histéricos y a su evolución. En este sentido, el suje-
no, el Nombre-deI-Padre y el falo, en virtud de lo cual el len- to histérico fue el maestro de Freud, y todavía hoy nos permi-
guaje trasciende la condición de sistema de signos y se con- te adquirir saber sobre el funcionamiento del deseo incons-
vierte en una cadena simbólica de significantes. El asesinato ciente en la vinculación del sujeto dividido con sus objetos
primordial que Freud consideraba real se repite en cada niño internos. Pero incluso esto vela algo que está más allá, el pro-
humano cuando aprende a hablar. "La palabra es el asesinato blema de la castración."59
de la cosa." El nombre del p a dre como padre simbólico es en La histeria tiene aún algo que enseñarnos, algo que va
adelante el padre muerto . Muerto porque concierne a una más allá del ~eseo y sus objetos, algo que sólo aparece de ma-
función simbólica, con la cual el padre real tiene la misma re- nera velada. Este es el punto más difícil de toda la teoría, por-
lación que todo sujeto con cualquier significante: desaparece que es en sí mismo la causa de la ausencia de totalidad: la
debajo de él. El hecho de que puede emerger de nuevo con castración.
cualquier otro significante forma parte del drama neurótico . En cuanto nosotros hemos formulado la interpretación del
Para el neurótico, el padre re a l tiene que coincidir con el pa- complejo de Edipo de un modo que no es el clásico, debemos
dre simbólico,-y por ello construye al padre imaginario. preguntarnos qué lugar recibe en esta reformulación el com-
Es Con este padre imagina rio con el que Freud llega a un plejo de castración. La historia y la función de este complejo
atolladero, de lo que resulta su Credo quia absurdum . La otra son perfectamente conocidas. Lo más notable en la historia
consecuencia es la siguiente: en su versión revisada de la es- del complejo de Edipo es que su generalización se produjo
tructura edípica, la idea dé la castración no puede conservar más bien tarde, sólo en 1923, cuando Freud le asignó un pa-
el mismo estatuto. Si bien en la primera teoría no ocupaba pel fundamenta1. 6o Su función puede enunciarse como sigue.
mucho espacio, y fue sólo introducida posteriormente con el El niño teme al padre, teme la castración como castigo pater-
carácter de amenaz a , de castigo temido, en la segunda ver - no por su deseo prohibido dirigido a la madre. La niña desa-
sión todo se complica mucho más. Si al padre primordial ase- rrolla la envidia del pene, y tiende a compensar su falta fálica
sinado se le restituía su poder a través del hijo para embridar volviéndose hacia el padre en busca de una respuesta. La po- 1
el matriarcado, ¿qué sucedía con la idea de la castración? En sible falta de pene es capital para ambos sexos. Ya hemos en-
la obra sobre Moisés, el concepto es sólo modificado de mane-
ra vacilante. Aquí y allí encontramo s el uso clásico: la castra-
contrado esta idea en Freud, cuando él descubrió el fantasma
originario de la castración como explicación infantil de la dife- }
ción como amenaza, como cas tigo, a unque en forma más dé- rencia sexual.
bil. Freud nos dice que el padre primordial tiene otros modos
)(
Hemos definido el complejo de Edipo histérico en dos eta -
de castigar a sus hijos, además de la castración; puede limi- pas. En el primer período encontramos un apartamiento res-
tarse a matarlos o expulsarlos. 57 ,Junto con la formación fami- pecto de la madre, respecto de la falta en el primer Otro. La
liar del complejo de castración ap a r ece algo distinto. La cir- relación preedípica entre la madre y el hijo implica una forma
cuncisión, como forma debilitada de wstración, es el signo de de goc e en la cual el niño corre el riesgo de desaparecer. A
un pacto con el Dios fundador. 58 La castra ción firma el pacto modo de solución, el sujeto histérico con struye un padre ima-
con el padre. La intervención del padre simbólico es una cas- ginario que ,tiene que darle una r espuesta por la falta del pri-
tración simbólica. Para Freud, se convirtió en una roca. mer Otro. Este es el segundo período. Con este complejo de

304 305
)
Edipo histÚico, la angustia queda situada primordialmente Un análisis completado con éxito presupone que en ade-
en el primelj nivel, donde el niño enfrenta el deseo de un Otro lante el analizante queda libre de todos los síntomas neuróti-
11 incompleto. ·pel mismo modo, la práctica clínica nos presenta cos. Al considerar su práctica clínica, a Freud no le costó en-
otra angusti2., en este caso dirigida hacia la figura paterna lll- contrar algunos casos en los cu ales el análisis le pareció
troducida en la segunda etapa . Esta angustia (denominada haber terminado con éxito, pero los pacientes habían vuelto a
1 angustia de castración) aparece entonces asociada con una fi-
gura imaginaria. Lo mismo ocurre con la envidia del pene en
caer en la neurosis, a veces muchos años más tarde. Según
Freud, una neurosis vuelve a irrumpir o se reinicia en los pe-
la niña. ríodos de la vida durante los cuales las pulsiones padecen un
Manteniendo esta reformulación en mente, queremos aho- cambio somático: la pubertad y la menopausia. Se trataba del
ra estudiar las consecuencias teóricas y clínicas de la castra- efecto del factor "cuantitativo", la combinación de la fuerza de
ción. las pulsiones con el impacto traumático. Se suponía q:ue el

1 El atolladero de lo Real
análisis lo solucionaba -continúa Freud-, revisando y corri-
giendo el proceso original de represión. Sin embargo, su expe-
riencia demostraba que esto era casi imposible. 63
Las soluciones postuladas por Freud para el complejo de Más allá ya de la terminologia biológica (menopausia, pu-
Edipo "femenino" guiadas por la envidia del pene, terminan bertad, fuerza de la pulsión) había emergido otra cosa. La
en un atolladero. La inhibición sexual completa desemboca en neurosis siempre irrumpe durante una confrontación con el
la neurosis, el complejo de masc~linidad se aferra al pene-clí- problema de la identidad sexual. Esto es ilustrado del mejor
toris, y el tercer camino sólo alcanza un final feliz con la con- modo por uno de los ejemplos de Freud. Se trataba de una pa-
dici.ón de que el deseo del pene sea reemplazado por el deseo ciente histérica exenta de neurosis durante una considerable
de un hijo, preferentemente un hijo varón. cantidad de años, "a pesar de algunas circunstancias traumá-
Viendo las cosas de este modo, Freud no pudo evitar pre- ticas actuales". Sin embargo, en un momento dado la neurosis
guntarse qué era lo que hacía eficaz a un análisis, ~uáles eran se desencadenó con toda su fuerza, y esa vez de un modo defi -
las probabilidades de llegar a un final del tratamlento . Este nitivo. 64
interrogante central recibió una respuesta pesimista en "Aná- Ese momento no había sido accidental: la neurosis estalló
lisis terminable e interminable",61 que es bien conocida: todo al descubrirse un núcleo celular patológico que exigió una his-
a n álisis termina en una roca biológica, la angustia de castra- terectomía. De ello resultó un cuestionamiento de la identi-
ción en el hombre y la envidia del pene en la mujer. Más allá dad sexual, que era inequívocamente el factor determinante.
de esto, nada es posible. El carácter consagrado de ~sta res - En este punto podemos subrayar el pesimismo de Freud
puesta no nos exime de la obligación de leer muy cmdadosa- ante l a eventual corrección der proceso originario de repre-
mente este trabajo. sión. En cuanto concierne a la represión primaria (Freud no

I Freud aisló tres factores determinantes relacionados con el


éxito o fracaso de un análisis: la influencia de la etiología
traumática, la fuerza de las pulsiones y las alteraciones del
lo relacionó con la "represión secundaria", habló de represión
"originaria"), tiene que ver con la falta irremediable de un
significante específico para la feminidad. En comparación con
yo .52 Los dos primeros deben discutirse juntos, pues los trau- lo Real, al orden simbólico le falta algo, y est a falta es "solu-
ma s p sicoanalíticamente importantes están siempre situados cionada" por la histérica mediante una superestructura ima-
en el campo sexual. El último factor, el de las alteraciones del ginaria . Cuando irrumpe la neurosi s , entraña siempre una
yo, constituye una categoría totalmente distinta, una apertu- confrontación entre un impulso proveniente de lo real de la
ra hacia un nuevo registro. pulsión (la pubertad, la ma sturbación, el matrimonio, la en-

306 307
r )') tu 1, III In \ no l ullsi ) y 1n 1"11 lLa ' n I ::¡ imb lico, Lo. n u- a toll a dero , se destaca a lgo concerniente a l vínculo con su s
ro i S LlOi int nto de t end er un puente sobre esa falt a por conceptualizaciones a nteriores. La roca en la que enca lla t odo
m -dio de l¿. Imaginario. El efecto terapéutico de un análisis análisis induce a pensar en un principio común pa r a a mbo s
puede medirse por el modo en que cuestiona la respuesta neu- sexos: "algo que ambos sexos tienen en común h a sido forza-
rótic a a esa falta en lo Simbólico, y por el modo en que final - do, por la diferencia entre los sexos, a tomar formas diferen-
mente se aplica a.remediar dicha falta. tes de expresión".68 El punto común, el principio oculto, es el
El obstáculo con el que Freud tropezaba era el complejo de "repudio de la feminidad", y este texto rastrea dicho repudio
castración. En una conferencia sobre este tema, André ha su- hasta un repudio de la pasividad, lo cual implica que tene -
brayado que la manera en que concluye un análisis está de- mos que vincularlo con toda la problemática preedípica, algo
terminada por 13. concepción que tiene el analista de la castra- qu e Freud no hizo, en combinación con el concepto de pasivi-
ción. 55 Si le aplicamos esta idea a Freud, resulta claro que su dad. Freud había aislado tres factores pertinentes para el
concepción llevaba a que tanto su teoría como su práctica ter- éxito de un análisis. Puesto que los dos primeros ya parecían
minaran en un atolladero, determinado por las realida des suficientes como para abandonar toda esperanza de éxito, ha-
biológicas deseadas o evitadas en lo Imaginario. bía que considerar que el tercero era re lativamente poco im-
Resp ecto de su práctica, Freud se quejaba de que al tratar portante . Las denominadas "alteraciones del yo" fu eron exa- \
de persuadir a una mujer de que abandon ara su deseo de un minadas por Freud como un aparte, sin conexión visible con \

pene, sobre la base de que es irre-alizable, o cuando trata ba de el t ema anterior. La constitución individual desempeñaba un
convencer a un hombres d e que la actitud pasiva ante los cierto papel, lo mismo que la crianza. Durante el proceso del
hombre no siempre significa castración, le parecía estar pre- desarrollo se erigían defensas, y a ellas se las consideraba
dicando en el desierto . El análisis se volvía interminable. responsables de las alteraciones del yo. El proceso central de
En la t eoría, con la "envidia del pene" y la "protesta mas- defensa es, desde luego, la represión. Freud empleó una me-
culina" Freud se había abi ,uto camino a través de todos los táfora, comparando la represión con la censura que suprime
estratos psicológicos hasta chocar con la roca biológica, "El re- parte de un t exto: hay omisión, algo faltante. El motivo era
pudio de la feminidad no puede ser más que un h echo biológi- que "El aparato psíquico no tolera el displacer; tiene que de-
co, una parte del gr an enigma del sexo."55 fenderse de él a cualquier precio, y si la percepción de la rea-
Tanto en la prá ctica como en la teoría, Freud había reali- lidad entraña displacer, esa percepción (es decir, la verdad)
zado el mismo des arrollo que la histérica, salvo que él había debe ser sacrificada". 69
penetrado más en lo 1m ginario, hasta las realidades deter- Estas palabras hacen sonar una a larma: Freud utilizó en
minadas biológica m ente. S igu iendo esta línea de razona- varios lugares la misma formulación para describir el descu-
miento, bien podríamos llevar l a cama a l desván, junto con brimiento de la castración, la 'falta de pene en las mujeres.
los libros . Por cierto, de sd es t punto de vista, la salvación También en ese caso la percepción era típicamente falseada
sóle puede esperarse de ese tipo de cuestio I1 able desplaza- por una "omisión". Este tercer factor entre los determina ntes
miento de órganos cuya norma fu establecida por Marie Bo- del éxito o fracaso de un análisis debe vincularse con la t eoría
naparte,67 de la castración. Las "alteraciones del yo" están t ambién vin-
La conclusión pesimista de Freu d no no s impide encontrar culadas con ella.
a lgunos indicios que vuelven a apuntar a su s conceptualiza- De tal modo se abría una senda que "Análisis terminable e
ciones a nteriores; estos indicios nos proporcionan otra t eoría, interminable" no tomó. Para encontrar el desarrollo ulterior
y por lo tanto otra prá ctica, de esta idea debemos consultar las obras inconclusas de
Cuando leemos la formulación que rea liza Fre ud de este Freud. Ellas nos mostrarán que la castra ción puede entender-

308 309
1
se de otr o mo do, dando así u n a nueva dirección al concepto puede ver. Esto es más evidente si recordamos la definición

I del fin del t~ atami.ento.


\
que da Freud de lo ominoso: algo familiar en lo cual se oculta
algo no familiar y peligroso. Años antes, Freud había aplicado
esta idea a la ceguera histérica, que evita los contenidos per-
Sobre la priuacidad femenina 70
ceptuales "peligrosos" para el sujeto. 74 Además, lo mismo pue-
11 En 1919 F .r eud publicó un artículo en el que buscaba las de decirse de Edipo: se arrancó los ojos, según él mismo dijo,
fu ent S de "Das Unheimliche", lo ominoso, lo siniestro, lo ex- para no ver más a la madre, a quien había visto demasiado. 75
De modo que estar ciego es una defensa contra lo que está
I t r año inquiet a nte. Empleando el análisis lingüístico, descu-
brió qu hei mlich y unheimlich compartían el mismo signifi-
cado, y qu e lo que es familiar puede convertirse en una
prohibido ver. Podemos extrapolar esta idea si tomamos en
cuenta las descripciones clínicas freudianas sobre el desenca-
fu n t e d e a ngustia si contiene algo que debe m a nten erse denamiento del complejo de castración. Freud siempre lo pre-

I culto debido a cierto peligro. 71 En las r a íces de este senti-


miento Freud logró aislar dos grandes cat egorías . En la pri-
sentó clínicamente en términos visuales, y de un modo muy
particular. El niñito ve los genitales femeninos pero falsea su
mer a es central el complejo de castra ción , y los genitales de percepción: lo que observa es la falta de un pene. La niñitá ve
la m a dre funcionan como algo heim , demasiado bien conocido el pene y quiere tener uno ella misma. De allí que el punto de
per o radicalmente desconocido. La segu n da fu ent e tiene que partida del complejo de castración sea el hecho de no haber
ver con el retorno del fantasma infantil de la omnipotencia visto los genitales femeninos. Lo único que se ha "visto" es el
del pensamiento. En el curso norma l de los acon tecimientos pene faltante, porque aún tiene que crecer, o porque ha sido
sta etapa es trascendida, pero cuando recu rre se convierte quitado.
en una fuente de Unheimlichkeit. 72 En este punto tenemos que trazar una diferenciación entre
El análisis adicional de estas dos fu en tes a porta nuevo la angustia, la castración y el ser cegado. La idea de castra-
material. Freud describió la tonexión entre la cast ración y "lo ción, tal como surge en el mundo del infante, es en primer lu-
ominoso" empleando el relato de Hoffman sobre el Hombre de gar una interpretación de los genitales femeninos, y los hace
Ar ena. En esa historia es por cierto muy not ble el modo es- desaparecer de tal modo que nunca son vistos. El complejo de
pecífico en que aparece la castración: tiene que ver con ia pér- castración recubre el misterio de la feminidad.7 6 Si los genita-
dida de los ojos. Se supone que est a pér dida su stit uye la cas- les femeninos ya no pueden verse en términos de ~astración
tración, y es entonces tan temida como l a castración misma. lo que entonces amenaza con emerger es otra percepción, con~
F r eud se remite a Sófocles, en quien ncu ntra el mismo tra la cual el estar ciego es la última línea de defensa. Por lo
reemplazo: Edipo se arrancó los ojos para c stigarse por la re- tanto, la angustia tiene que entenderse primordialmente co-
lación prohibida con su madre . Sobr e la base d · st e modelo mo una reacción a lo que está más allá de la castración, a al-
clásico, Freud pudo generalizar: ser cegado r un su stituto go contra lo cual tanto la interpretación de la castración como
de ser castrado, y el miedo a ser cegado podía r ast re ar se has- la ceguera forman una barrera. Este "algo" es la falt a de la
t la angustia de castración. 73 madre que está más allá del orden fálico. Entrañ a una con-
Est a sustitución es más bien ext raña, por d ir lo menos . frontación con el goce en lo Real, confronta ción esta que ame-
Si 1 componente ominoso del complejo de castr ci6n se ret r o- naza con tomar al niño como objeto pasivo.
tl" al h echo de haber visto los genitales de la madr , la falta Como primera fuente de lo ominoso, el complejo de castra-
U p n' , arrancarse los ojos no parece ser la prim ' r su stitu- ción se muestra especialmente unheimlich en el punto donde
' 1) '1 dü. ponible . Ser cegado hace pensar m ás bien en una de - podría fallar . La segunda fu ente detectada por Freud tiene
I!II RI) ontra el haber visto, contra algo que uno no q ui r O no que ver con la omnipotencia del pensamiento, en la cual se

310 311
unen los deseos y la realidad. Sobre la base de su descripción, El segundo punto tiene que ver con el modo en que este ar-
podemos rastrear esta omnipotencia hasta el período anterior tículo encaja en la unidad global de la obra de Freud en evo-
a la escisió~ entre sujeto y objeto, cuando el otro funcionaba lución . Más o menos en la mitad del texto, Freud se disculpa
como un doble de un modo muy peculiar. El doble no era aún por no poder desarrollar completamente el vínculo entre lo
reconocido como otro, aún no se había producido la Spaltung ominoso y su determinantes infantiles. Remite al lector a un
de la cual emerge el ideal del yo. Se trata del período en el trabajo futuro y a un concepto central que iba a desarrollar
cual el yo no está aún diferenciado de su contracara y del en él. Ese trabajo era Más allá del principio de placer y el
Umwelt. 77 En otras palabras, esta fuente de lo ominoso puede concepto al que hace referencia es la compulsión de repeti-
también rastrearse hasta la madre. Los sentimientos de om- ción, que está más allá del principio de placer. 79 Esto tiene
nipotencia del neurótico se originan en una identificación con una importancia capital. Freud estaba diciendo que lo omino-
la madre todopoderosa durante la época anterior a la castra- so está relacionado con lo que se encuentra más allá del prin-
ción . Esta identificación , una vez atravesado el complejo de cipio de placer, más allá del placer fálico. Debe ser vinculado
Edipo, es reemplazada por otra identificación, la identifica- con otro goce, un goce que está fuera del significante, en un
ción con el ideal del yo. Real amenazante. En nuestra elaboración anterior hemos po-
Vista de este modo, la doble fuente freudiana de lo Un- dido describir la función de esta compulsión de repetición co-
heimliche apunta a lo Real del primer Otro. La segunda fuen- mo la "ligadura" de este Real, que lo une a significantes, y
te vuelve al período anterior a la falta en el primer Otro. El donde, por empezar, los significantes faltan .so
complejo de castración, que aborda esta falta en términos fá- La castración aparece entonces bajo una luz totalmente
licos debe situarse en su estela. El efecto de Unheimlichkeit distinta. La castración protege contra el misterio de la femini-
se p~oduce en el momento en que las capas defensivas se dad y constituye la línea de ruptura entre dos formas de pla-
agrietan bajo el empuje de 10 Real y se corre el peligro de que cer. La primera forma'es propia de lo Real, es traumática y
lo Real aparezca en su forma desnuda. En este punto recono- lleva al sujeto a desaparecer, a desvanecerse en el Otro; de
cemos las formulaciones anteriores de Freud sobre lo Real allí sus dos nombres: el goce del Otro, el otro goce. La segun-
traumático como núcleo no elaborado psíquicamente, en torno da forma está significada con arreglo a la ley; el goce descono -
al cual se agrupa el material patógeno. Este Real traumático cido se expresa a través del falo y se inscribe en el principio
debe entenderse como la falta del Otro, que todavía está fue- fálico de placer; de allí su nombre: placer fálico o goce fálico.
ra del orden fálico. El falo, el significante de esta puesta en palabras, tiene que
Estamos ahora en condiciones de comprender otros dos ser introducido por el padre, abriendo de tal modo la posibili-
puntos del texto de Freud que de otro modo seguirían siendo dad de interpretar la falta de la madre en términos fálicos , en
casi ininteligibles. El primero concierne a algo que Freud con- términos de castración. En este sentido, la castración pasa a
sideraba un rasgo general, merecedor de especial atención: ser la condición del placer fálico.
"Es decir que a menudo se produce un efecto ominoso cuando ¿De qué modo concuerda esto con la idea del padre como
la distinción entre la imaginación y la realidad se borra, como espantaj o que castiga con la castración? Hay otra dimensión
cuando algo que hasta ese momento consideramos imaginario de la castración, ya comentada por Freud en su trabajo sobr
parece ante nosotros en la realidad, o cuando un símbolo Moisés, según el cual la circuncisión, en tanto símbolo d lit
< ume todas las funciones de la cosa que simboliza, y así su- castración, funcionaba como prenda del pacto con 1 plLcln !
, ti;V m ente".7S Lo ominoso aparece cuando lo Real emerge a Dios. También es posible encontrar esta idea n otl'lt ti P"I'(,' ti
1.1 '/1 '1 ti d 1 ruptura del fantasma, cuando lo Imaginario ya de la obra de Freud.
1111 " Illllpl co n su función defensiva. Tres años después de la pub li II Ión d, " I Jo 0 1111 11 liti O",
1
:l 12 :1 1:1
11
cir, "Un «gran logro» en un sueño", y el texto del sueño era el
Freud escribió un borrador que tenía la intención de desarro- siguiente: "Un hombre soñó que era una mujer embarazada
1 1 llar más ad~lante. El manuscrito, titulado "La cabeza de Me-
dusa", fue p\ublicado después de su muerte. Este borrador de
tendida en el lecho. Encontraba la situación muy desagrada-
ble. Entonces exclamó: "Preferiría estar .. ." (durante el análi-
una página y media (junto con "La escisión del yo en el proce- sis, después de recordar a una enfermera, completó la oración
so defensivo" y Esquema del psicoanálisis) contiene las más con las palabras «picando piedras»). Detrás de la cama, en la
avanzadas ideas de Freud sobre la castración. Es sintomático pared, había un mapa con un listón de madera en el borde in-
que estos trabe.jos hayan quedado inconclusos y sólo se los pu- ferior, para mantenerlo plano. Rompió ese listón tomándolo
blicara postumamente: es sintomático de las dificultades que de sus dos extremos. Pero de ese modo no lo quebró, sino que
experimentaba Freud con este concepto y su re definición. lo escindió en dos mitades a lo largo. Esta acción lo alivió y al
El artículo sobre la Medusa nos introduce sin rodeos en un mismo tiempo lo ayudó en el parto." Inmediatamente después
ámbito familiar. El miedo sucitado por la percepción de los del sueño, el paciente (sin ninguna ayuda, añade Freud) in-
mechones serpent eantes de la Medusa es rastreado hasta la terpretó que romper el listón (Leiste) había sido un gran logro
angustia de castración y "vinculado con la visión de algo". Se (Leistung). "Huía de su situación incómoda (en el tratamien-
podría esperar que l as serpientes fueran símbolos fálicos, y to) rompiendo con su actitud femenina ... " Freud pensaba que
éste es por cierto el caso. Freud resuelve con elegancia la con- la escisión en dos mitades a lo largo del listón representaba
tradicción aparente (un símbolo simultáneo de la castración y una duplicación del símbolo del pene, y por lo tanto remitía a
del falo ): " ... por terroríficos que puedan ser en sí mismos, [los la castración, sobre todo porque el significante Leiste también
m echones] sirven no obstante para mitigar el horror, pues significa "ingle" en alemán. La última oración de la interpre-
1 reemplazan al pene, cuya ausencia es la causa de ese horror. tación era la siguiente: "él había superado la amenaza de cas-
Esto constituye una confirmación de la regla técnica según la tración que lo había llevado a adoptar una actitud feme-
cu al una multiplicación de símbolos del pene significa castra- nina".83
ci.ón."81 . Desde nuestro punto de vista, este sueño representa el na-
U n a r egla t écnica dice que la multiplicación de símbolos cimiento de un sujeto, lo cual, con toda justicia, puede consi-
del pene significa la castración y por lo tanto suscita angustia derarse "un gran logro". El cuadro inicial nos presenta al ana-
d cast ra ión , pero al mismo tiempo mitiga esa angustia, por- lizante como mujer embarazada , como tomado en lo Real del
qu s u multiplica ción reemplaza al pene faltante. Está cl~r? cuerpo del primer Otro. "Encontraba la situación muy desa-
que F reud n o temí' a las paradojas. Antes de llamar a la 10gI- gradable." La situación final es un parto, del cual el sujeto sa-
ca en nuest ra ayuda, p arece apropiado subrayar que él estaba le liberado. Entre el principio y el final encontramos la cas-
comentando un f n óm eno verificable en la clínica. En un es- tración, como método del paciente para "romper con su
tudio m etodol ógic m ot r iguroso, Wisdom ha observado que actitud femenina". Como en el caso de la cabellera de serpien-
en la histeria las p r t s del cuerpo en las que aparece la con- tes de la Medusa, de la duplicación del pene resulta una dis-
versión pueden signifi c r t nto al pene como a la castración. 82 minución de la angustia. No se trata tanto de que el soñante
Si empleáramos la lógic' para arrojar el agua del baño (la ex- no vaya más a llá de "la amenaza de castración que lo había
presión), el resulta do seria n este caso que la práctica clínica llevado a adoptar una actitud femenina", sino de que tra s-
sufriría la misma suerte que el bebé del proverbio. ciende esa actitud femenina, precisamente gr a cias a la cas-
Otro elemento de la prá ctica clínica permite formular de tración. El deseo no significado de la muj er-madre embaraza-
distinto modo el enunciado de F reud. En 1919, él añadió al- da al principio lo absorbe en lo R eal, en el goce del primer
gunos párrafos a La interpretación de los sueños . El título de Otro del cuerpo. La castración es una in terpretación defensi-
ese agregado era "Die «grosse Leistung» im Traume", es de-

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l
va porque, como resultado de ella, el deseo de la madre queda escinde como efecto de un tra uma psíquico. Durante una ex-
vinculado ;a un significante, es decir, al orden fálico. La pieza periencia de goce, el niño es aterrorizado por algo que entra-
restante d~ lo Real traumático adquiere una significación fá- ña un "peligro real". La división del yo puede ge nerar dos
lica; el primer goce, que provoca angustia, se convierte en un reacciones a lterna tivas: se hace a un lado "la realidad" y el
placer fálico más seguro. . niño continúa como de costumbre, o bien hay un reconoci-
La angustia primaria no está relacionada con la castración miento del "peligro de la realidad", y la angustia se convierte
sino con lo Real qu e está más allá de la castración, es decir, en un síntoma elaborable. 84 La experiencia traumática consis-
más allá del significante. La castración es lo que, de modo re- te en la observación de los genitales fem eninos, junto con la
troactivo, convierte este goce primario en una forma legítima- a m enaza de castración que , "como de costumbre, se atribuye
mente significada', y por lo tanto' elaborable. El sentimiento al padre". El niño "entiende" entonces la a u sencia de pene en
de Unheimlichkeit, lo mismo que la angustia, es una señal de las mujeres y renuncia a ciertas formas de goce : "en otras pa-
que lo Real está por irrumpir, de que la función de la castra- labras, r enuncia, en todo o en parte, a satisfacer la pulsión. 85
ción está en peligro. Como reacción, se duplica la interpreta- El padre pasa al primer plano como temido ejecutor del casti-
ción fálica defen siva: lo que se h a visto no son los genitales fe- go. Se supone que ese castigo es la cast ración; de allí que la
meninos, sino la ausencia de un pene que aún pu ede crecer, angu stia sea angustia de castración. "Se supon e". "Tampoco
en ca so necesario, y multiplicarse por cien en la cab ellera de este miedo al padre articulaba el tema de la castración: con la
serpientes . Más allá de la castración está el Más allá d el ayuda de la regresión a una fase oral, asumía la forma de
principio de placer, el bt ro goce, que no concuerda con el goce miedo a ser comido por el padre".s6 Los gigantes come niños de
fálico, porque no está vinculado con significantes . los cuentos de h a das no castran, sólo devoran. La angustia
primaria concerniente a l goce del primer Otro pasa al segun-
Piezas para una nueva teoría, para otra p ráctica do Otro, donde se vuelve elaborable. La angustia relaciona da
con el padre como segundo Otro proviene de la angustia pri-
El sujeto entra en la existenci a cuando al infante se lo se- mordial. En su Esquema, Freud generalizó la división del su-
para de lo Real e ingresa en el mundo simbólico humano. El jeto, pero, igual que en su s otros trabajos, la teoría qu edó in-
precio es su división, "la escisión del yo en el proceso defensi- conclusa. Freud termina con la idea de que la "escisión del yo"
vo", la castración simbólica, Como suj eto , es dividido entre es seguida por la formación del superyó, la agenci a que ayuda
una verdad qu e él reniega y una convicción a la que se afe- al yo a estar a la altura de sus normas e imperativos. Lo qu e
rra: sorprendía era la recurrente severid a d de este superyó, que
siempre excedía la severidad real del padre. s7 La madurez
consiste entonces en la des construcción de tal superyó hiper-
t a
severo, y éste es el último obstáculo en el complejo de Edipo:
"Después de que la agencia paterna ha sido internalizada y se
ha convertido en el superyó, la tarea siguiente consiste en
La defensa se dirige contra lo Real provocador de angustia, desprenderlo de las figuras de las cuales er a originalmente el
que pierde su poder traumático cuando se lo significa. Al mis- representante psíquico".88 Esta frase aparentement e inocente
mo tiempo, y en el mismo proceso, el goce primario queda señala la diferencia entre un sujeto neurótico y un sujeto no
atrás, y a la angustia primaria se le puede dar la forma de los neurótico, entre un sujeto que h a asumido la castración sim-
primeros síntomas. bólica y un neurótico que sigue evitando la castración imagi-
Eso es lo que escribió Freud el 2 de enero de 1938. El yo se naria .

316 317
Fue Laéan quien recogió esta línea de pensamiento . La
Simbólico: S(A). Lo Simbólico es incompleto, hay "no todo".
casLración\ simbólica se convirtió en la firma de un pacto Con
Allí se introduce la muj er. "La Mujer no existe", como enun-
el padr~ si'\nbólico, condición necesaria para el deseo y el pla-
ciado, es el efecto del sistema simbólico de fundamento fálico.
cer. La mtroducclón de lo Simbólico es en sí misma la castra-
El deseo de ella pasa a ser un enigma (Was will das Weib ?) si
ción : "La castración, una función simbolica, sólo puede enten-
J I derse desde d punto de vista de una articulación significante
[ ... ] la castración es la operación real introducida en la rela-
se 10 toma como desear un significante que falta. En adelante,
todas las interpretaciones son posibles . La patología es la de-
manda de una sola y única interpretación.
, \
ción entre los sexos por el impacto de algún significante. Yes
obvio que también determina al padre como este real imposi-
ble que hemos descrito."89 El significante y su ley protegen
En lo Simbólico, La Mujer no existe . Por lo tanto, no hay
relación sexual posible entre los dos sexos, significados de
distinto modo. La única relación posible es la que proporcio-
contra el otro goce y abren la puerta al deseo y al goce fálico.
,i Entre estas dos formas de goce está la castración simbólica:
"La castración significa que el goce debe ser r echazado para
na la palabra: " .. . le rapport sexlle l, c'est la parole elle-mé -
me" .92 A través de la metáfora, el habla abraza la dimensión
de la creación, la posibilidad de preparar el fundam ento para
poder alcanz arlo en la escala invertida de la Ley del deseo".9o
nueva s significaciones. De allí que, para Lacan, la metáfora
La función paterna simbólica es lo que vincula el deseo con la
sea la única entrada a un di scurso qu e vaya más allá del
ley. ¿Qué ley? La ley del significante, según la cual la falta es
mundo del semblante, "q ui ne serait pas du semblant".93 En
definitiva, y lo real que está detrás del significa nte se ha per-
este punto, el efecto unificador para la mujer de la demanda
dido para siempre.
de un pene deriva hacia el enigma de un a interpretación des-
La neurosis se ubica en la grieta de esta diferencia entre
11 la función simbólica paterna y el padre real. El padre real
conocida.
también padece la escisión, es también un sujeto dividido, tie-
ne faltas y deseos. Por lo tal1to, su posición es imposible: como NOTAS
representante del orden simbólico, no puede coincidir con su
función. La relación imposible entre la función paterna sim- 1. Van Der Sterren, "The «King Oedipus» of Sophocles", In terna-
bólica y el padre real da por resultado la construcción n euró- tional Journal of Psycho-Analysis, 33, 1952, pág. 347.
tica de una imagen paterna imaginaria como causa de esta 2. Lacan, D'un discours qui ne serait pas du semblant: Seminario
priv~ción, de la castración imaginaria. En la n eurosis, lo Real inédito de 1970-1971 , 9 de junio de 1971.
p rdldo (l'a-chose)91 se convierte en un objeto faltante es de- 3. Freud, "On Narcissism: an Intro duction" (1914c), S.E. 14,
.'i r, n u.n objeto de demanda. El amo tiene que propo~cionar págs. 92-93.
4. "Que la veamos resurgida en_todo momento en el discurso del
lo qu S h a p rdido para aliviar la falta.
neurótico pero bajo la forma de un temor, de una evita ción: en ello
MI. nll ü i - u lquier t apón imaginario, esta falta es con s- justamente la castración sigue siendo enigmática."
L i L~¡(, j Vf1 I 1 fH l' hnmnno omo suj eto dividido en lo Simbólico. "Digamos que la histérica necesita el partenaire castrado. "
I'I 'oe i Ht\ lll ( 111.0 ( ¡l l.n 1'/\ ILn hn ' 1 FJibl 1 creación, en el sentido "Es en efecto bajo el dictado de tas histéricas amo no s ela bor a
I( 11\1' HI/'. llIl'I(·/I(\tl ,.Y ( ¡l eO 1!l e:! 11 , ( In 'r él i TI de la relación se- pues el Edipo nunca ha sido verdadera m nt laborn do por Fr ud :
x lI ll l . 1,1 11'1111.11 dl llll ' lllI 1 l'ldl 11\ JlI' I IlH l' L t'fl'1 ino, l a del Otro del sino que es indica do de algún mod e n ( 1 ,, ()l' i ~ O I'Lo, n 1 hum o, por
u l' pO , Li( 111 1111 11 \(\ 1' ~ 11 l' 1'lI d ll (1 1.t' /l VI ti dol H guudo Otro, así decirlo , de lo qu e se eleva co m fl l\<: I' if'i ,j o d< Itt hllil,( I' i ell ." (La 1'111 ,
pUI'U qU ( 1 I 111 ( do 11 11 OV,Il l' 1111111 1/1 1.1 '11 1\ If ll' II " II' 11 ( 11 1 '0' fálico D'un cl iscours qui ne se rait po"q ( Iu, ,~ '111//(/111 " llli l1 l\ l·jo in eliLo d
por víu el In <:I1 HLI'I \I'II II , 1'1 11 111 1111 I 111 11 111 I\ I \( ' 1\ 11 di 111 ['Itl ta 1970-1971, 1 c i n d Il 'd u jt lll iod u 11)7 1.)
La 'o n e pci 11 1(\(:Oll i ' I II /1 d ll In I,( I() !'III 1 d ¡¡ 11,tI l( 1"1' ud a¡JHrece
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claram unt (X PI'OHl ld" 1111 I 1 111 11111 1'11 \"" ¡I 111 1\1\1,1 1:

:I IH
"Es que sólo en t anto el asesinato del padre es aquí el sustituto ría de la madre como pr imer Otro, y que tanto en el período freudia-
de esta castJfación rechazada, el Edipo ha podido venir a imponerse, no como en el posfreucliano hubo analistas que llamaron la atención
si puedo de~irlo, al pensamiento de Freud, en la sucesión de sus sobre la posición de ella. En tal sentido, se puede mencionar a Abra-
abordajes de la histérica." (lbíd. ) ham, Rank, Ferenczi, Groddeck y Jung. Toda la teoría y práctica de
5. Freud, An Autobiographical Study (l925d) , S.E. 20, págs. 37 Winnicott y sus discípulos está ilu minada por la figura materna, y la
cura pasa a ser una reparación, una corrección del quehacer mater-
y 39.
6. Freud, "Sorne Psychical Consequences of the Anatomical Dis- no fru strado. Para responder a esta objeción es importante reconocer
la distancia que exi ste entre la teoría lacaniana y la práctica de la
J
tinctíon between the Sexes" (1925j ), S.E. 19, págs. 248-258; Female
Sexuality (1931b), S.E. 21, págs. 225 -243; Feminity, XXIII, Lecture reparación. Es bien sabido que Freud siempre ocupó la posición del
(1933a), s.E. 22, págs. 112-135. padre en la transferencia , y que explícitamente rechazaba la posi-
7. Strachey, Editor's note , S .E. 19, págs. 243-247. ción de la madre . Para hacerlo t enía una razón definida estructural-
8. Jones , Sigmund Freud, Life and Work, Londres , The Hogarth mente : es cierto que el primer amor apunta al primer objeto, la ma-
Press, 1974, parte III, págs. 281 -285 . dre , pero no debe pasarse por alto el hecho de que este objeto está
9. Ellenberger, The Discouery of the Unconscious, Nueva York, definitivamente perdido y que esta pérdida es necesaria, de modo
Basic Books, 1970, págs. 218-223. que cualquier reparación carece de sentido. Para Lacan, la castra-
10. Mitchell, Psychoanalysis and Feminism, Harmondsworth, ción siempre implica la castración de la madr e. El niño descubre la
Penguin Books, 1975 , pág. 109 e.v. falta y, en consecuencia, el deseo de ella. La neur osis comienza allí
11. Freud, "Sorne Psychical Consequences of the Anatomical Dis- donde la criatura supone que tiene que llenar ese deseo, quedando
tinctlon bet ween the Sexes" (1925j), S .E. 14, pág. 251. cautivo de la castra ción imaginaria. La intervención del padre sim-
12. Freucl, "Femininity", New Introductory Lectures on Psyco- bólico permite pasar a la castración simbólica. A modo de conclusión.
A nalysis, (1933a), S.E. 22 , pág. 118.
13. Freud, "Female Sexuality". ob . cit., pág. 229; "Femininity",
podemos postular que ésta es la interfaz entre el psicoanálisis y l~
ética: en la cura, el anali zante debe t ener la oportunidad de simboli-
zar la ley, más allá del padre real, en el punto de diferencia entre el
l
ob. cit., págs . 126-130.
14. Freud, "Female Sexua lity", ob. cit., pág. 229. padre que representa la ley y el padre que está a su vez sometido a
15 . Freud, "Femininity", ob. cit. , pág. 128. ella. La cura analítica será sin duda confrontada con la figura de la
16. Abraham, "Manifestations of the Female Castration Complex madre como punto de cri stalización de esta pérdida , falta y necesi-
(1920)", Selectect Papers on Psycho-Analysis, Londres, The Hogarth dad, pero en tanto tratamiento no intenta reparar esa falta, sino que
Press, 1973, págs. 338-369. Horney, "On the Genesis of the Castra- se propone simbolizarla. .
tion Complex in Women", Intemational Joumal of Psycho-Analysis, 26. Freud, "The Infantile Genital Organization" (1923e), S.E. 19 ,
V, 1924, págs. 50-56. pág. 145.
17. Deutsch y Jones, citado en Mitchel, ob. cit. , págs. 125-13 1. 27. Freud, "Femininity", ob. cit. , pá gs . 113 y 130.
18. Lacan, L e S éminaire, Liure IV, La relation d'objet (19 56- 28. Freud, "Fem ale Sexuality", ob. cit., págs. 226-227.
1957), París, Seuil, 1994, págs. 69-73. 29. Freud, "Femin inity", ob. cit. '- pá gs. 120-121.
19. Freud, "Female Sexu ality", ob. cit. , págs . 226 y 237. 30, Freud, "Sorne Psychical Consequences ofthe Anatomical Dis-
20. Ibíd., pág. 235. t inction be tween th e Sexes" , ob. cit., pág. 251; "Female Sexuality",
21. Ibíd., pág. 126. Freud, "Femini nity", ob. cit. , pág '. 120-121. ob. cit" pág. 225 ; "Femininity", ob. cit., págs. 119-120.
22. Ibíd., pág. 126. 31. Fr eud, "F emale Sexuality", ob. cit. , pág. 230.
23. Freud, Inhibitons, Symptoms and Anxiety (1926d), S.E. 20 , 32. Freud, "Femininity", ob. cit., pág. 133.
pág. 130. 33. Ibíd., pág. 134.
24. Lacan, Le Séminaire,Liure XVII, L'enuers de la psychanalyse 34. Que faites-vous la petite fille
(1 , 6, -1970 ), París, Seuil, 1991, pág. 129. Avec ces fleurs fraí:chement coupé es
:,U), L s I ctor es familiarizados con los desarrollos posfreudianos Que faite s-vous la jeune filIe
111'o l ll d¡J ( In n t obj tarán que Lacan no fue muy original con su teo- Avec ces fleurs séchées

:lilO :I:¿ I
Que faites-vous la jolie femme 50. Ibíd., págs. 97-99 Y 132.
Aveq ces Oeurs qui se fanent 51. La construcción por Dostoievski de una figura paterna no fue
Que~'ait es -vou s la vieille femme puramente imaginaria, en vista de que su padre real parece haber
Avec ces fleurs qui meurent tenido un carácter verdaderamente traumático. Freud, "Dostoevsky
J 'attends le vainqueur. and Parricide" (1928b), S.E. 21.
52 . Freud, Moses and Monotheism, ob. cit., págs. 97-98.
[Qué h aces pequeña/Con esas flores recién cortadas/Qué ha- 53. Ibíd., págs. 98-101.
ces muchacha/Cbn esas flores ajadas/Qué h aces mujer/Con 54. Ibíd., págs. 71-73,126 Y 129.
esas flores marchitas/Qué haces anciana/Con esas flores que 55. Ibíd., pág. 43 Y pág. 43, nota 3.
mueren/Espero al vencedor ,] 56. Ibíd., págs. 112-113.
J 57. Ibíd., pág. 81.
Prévert, Paroles, París, Gallimard, 1972, pág, 202, 58. Ibíd. , págs. 27,44 Y 122.

I 35 . Lacan, Le S éminaire, Livre Xx, Encore (1972-1973), París,


Seuil, 1975, págs, 73-82,
36. Freud, Moses and Monotheism (1939a), S,E, 23, págs, 1-137,
59. Quackelbeen, "The psychoanalytic view of the symptom. An
approach from a reading of J . Lacan", Rondzendbriej' uit he! Freu·
diaanse Veld, II, 1, 1982, pág. 6.
37. Ibíd., pág. 7, 60. Freud, "The Infantile Genital Organization", ob. cit., pág. 14;

t 38. Strachey, Editor's Note, S,E. 23, págs, 3-5,


39. Freud, Moses and lVlonotheism, ob. cit., págs, 80-84 y 130-132.
"Analysis ofa Phobia in a Five-Year-Old Boy", ob. cit., pág. 8, nota 2,
agregada en 1923.
40. Ibíd., pág. 80, 61. Freud, "Analysis Terminable and Interminable" (1937c). S.E.
41. Tiene mucha importancia advertir que esta interpretación 23, págs. 250-252. '
del matriarcado es completamente errónea desde el punto de vista 62 . Ibíd., pág, 224.
histórico, En segundo lugar, no hace más que expresar el miedo 63, Ibíd., págs, 227-228,
neurótico al primer gran Otro, proyectado en realidades supuesta- 64, Ibíd., pág, 222 .
mente históricas, El individuo .n eurótico hace lo mismo en su desa- 65. André , La théorie d e la castration, Conferencia en "Psychoa·
rrollo, aunque de un modo equívoco: una vez que se ha producido la nalytische Perspektieven", Ghent, 30 de enero, 12 y 27 de marzo de
división entre la madre y el hijo, el sujeto anhelará lo que teme, es 1985,
decir, la fusión original con el primer gran Otro, en la cu al él no te- 66, Freud, "Analysis Terminable and Interminable", ob, cit"
nía existencia propia. El denominado "matriarcado" sólo existe en la págs, 250-252,
regresión; es esta misma regresión la que lo h ace existir, tanto en el 67 . Millot, "La princesse Marie Bonaparte", L'Ane, le magazine
niv el ontogenético como en el filogenético, La realidad es distinta, freudien, mayo-junio de 1983, pág, 26.
tan distinta que apenas nos resulta posible captarla, El lector pue- 68, Freud, "Analysis Terminable and Interminable", ob. cit. , pág.
de consulta r el espléndido libro de E. Reed, Woman's Evolution, 250.
From matriarchal clan to patriarchal family, Londres, Pathfinder, 69 , Ibíd, pág. 237,
1974, 70. Éste es el título de un poema medieval, editado por L. Elaut:
42. Fre ud, Mo ses and Monotheism, ob, cit" págs, 82 y 132. De Vrouwen Heimelijkheid, Ghent, Story, 1974, Ha sido J, Quackel-
43, Ibíd. , págs . 129 y 107. been quien nos hizo llegar el texto de este "poema didáctico" que con-
44, Ibíd., pág, 13, firma los hallazgos freudianos: la palabra "Heimelijkheid" designa
45, Íbid., pág, 112, Véase también Freud, "Female Sexuality", ob. los genitales femeninos , Se trata de la versión holandesa del alemán
cit., págs, 228-229, "das (un)heimliche"; remitimos al lector a Freud y sus explicaciones
46, Freud, Moses and Monotheism, ob. cit., pág. 118. semánticas en "The Uncanny" (1919h), S.E. 17.
47, Ibíd. , pág, 119. 71. Freud, "The Uncanny", ob, cit" págs, 224-226,
48, Ibíd., págs. 120-121. 72. Ibíd. , págs. 247-249,
49, Ibíd., págs. 128-129 , 73 . Ibíd., pág, 231.

322 323
CONCLUSIÓN

I ,

Desde la histérica de Freud hasta M Mujer de Lacan

La primera concept ualiza ción psicoanalítica freudia n a so-


bre la histeria tenía que ver con la Spaltung (escisión o cliva-
j e) del sujeto histérico , basa da en un deseo insoportable. Sus
'últimas idea s apuntab a n a una teoría general de la división
del sujeto, vinculada con la castración.
Entre unas y otras está el largo camino que Freud recorrió
como teórico y clínico siguiendo a sus histéricas. Cuando él se
a partó de la senda correcta , ellas lo hicieron volver sobre sus
pa sos y r eelaborar la teoría. Finalmente, tanto las histéricas
como Freud progres a ron en el mismo punto.
En es te camino se perdió mucho equipaje que fue re cogido
más tarde, a ve ces décadas después . Adem á s, de spués de
Freud volvió a perderse. Esto vale en especial par a la idea de
lo real traumático como base ideológica de la hist eria . La bús-
queda freudiana de ese real se vio desba r a ta da por el descu-
brimiento de aquello con lo qu e cod o neu rótico encubre lo
Real: el fantasma. En la t eoría do FI' Id, 1 onc pto d fa n-
t a sma realizó durante mucho ti m po In n i¡.¡ mn f'un 'i n q 1
tiene en la n euro sis : olvidar 1 R nI. l .tI n( 1I 1'md M('ll( Il L I di.
da como un sist ma pa to16gi o d 1'(" 1 1 ~1 t( ' 1 il d( d( )oHOH n l
cu a l el prin ipi o el pl[1 '( l' 11 0 1(\ , 111 /1 111' 1( Il d m! :OIT 'La::!. Ac·
tu aba n o () 'H lMII IOH I1Wt'Jl Il I ''''1)/1 tl t do!'t II tl n, on la I' pre-
FJ i n Il h\ '1\1( 1.1 1 do 1" 11,tI ,11.

; '7
Sin embargo, la causa de la causa daba lugar a problemas. obedecer las leyes del principio de placer y del proceso secun-
El displac.er que se suponía estaba en las raíces de la repre- dario, Más allá de este principio de placer había otra form a
sión ocultaba una extraña forma de placer, que ignoraba las de goce, desligada, no significada, Real.
leyes del placer y el principio de constancia. Por otra parte, la Por lo tanto, la teoría recayó en conceptos cada vez más
represión parecía vinculada al proceso de sexualización, el primordiales. Los conceptos más importantes del primer pe-
proceso de c,~mverti r se en hombre o mujer; este último, el de ríodo habían recibido el prefijo Ur (primario, primordial, ori-
la mujer, era especialmente difícil. Con renuencia, Freud lle- ginario). La represión se convirtió en represión primaria, co-
gó a la conclusión de que, en la psique, la idea de una "pasivi- mo frontera entre lo no-simbolizado y el orden simbólico con
dad" traumática era la representación menos inapropiada de su Bejahung. Los tres fantasmas originarios eran intentos de
aquello cuyo lugar ocupaba: la "feminidad". significar un cierto aspecto de ese Real. La difícil relación en-
El propio auto análisis de Freud atravesó todos estos des- tre lo Simbólico y lo Real cristalizaba en dos puntos: la identi-
cubrimientos. Sus efectos fueron obvios. Luego de la muerte dad sexual de la mujer y la función del padre. Del fantasma
del padre, él desató sus vínculos con F liess, el receptor de su originario sobre la castración sólo emergía una mujer con una
transferencia, y abandonó la posición de discípulo. Después identidad sexual negativa. Por lo tanto, la solución se encon-
de su primer período de descubrimientos, en el cual se permi- traba en el padre soñado, que tenía que s uscitar deseo en la
tía ser sorprendido por lo que escuchaba, se puso la toga de hija: ése era el fantasma originario de seducción. El resultado
maestro y comenzó a enseñar, convirtiendo el descubrimiento apuntaba al establecimiento de la relación sexual: el fantas -
en su opuesto. Erigió su teoría como una totalidad cerrada. El ma de la escena originario .
saber que había recibido originalmente de la práctica de la es- Las teorías sexuales infantiles y los fantasmas originarios
cucha se transformó en un yugo imperativo, imperioso. Los son intentos que realiza el niño para embridar lo Real donde
anteriores interrogantes recibieron el tipo de solución que los falla lo Simbólico. Estos intentos dan origen a un intermina-
obliteraba. Freud sabía cómo hay qu e desear, qué sendas to- ble desplazamiento en lo Imaginario, precisamente debido a
mamos en virtud del principio de placer. Su teoría dio forma a la falta de un anclaje simbólico. En todas las patologías esta
un modelo consistente. Todo lo que se oponía a este modelo falta se centra en la figura del padre. Específicamente para el
era neurosis o resistencia, dos conceptos que se volvieron casi sujeto histérico, de esta figura paterna se espera una respues-
sinónimos. El tratamiento se convirtió en un ejercicio pedagó- ta acerca de las cuestiones de la identidad sexual, la relación
gico, y la enseñanza pasó a ser el tratamiento . sexual y la regulación del deseo. El padre real parece insufi-
En un segundo movimiento, que fue una confrontación re - ciente, de modo que se hace necesaria la creación de una ima-
novada con la histeria, la teoría pareció fallar. El éxito del gen paterna imaginaria. DentrG del orden imaginario, esta
elemento didáctico no impedía que las pa ci.ent es recha zara n creación no tiene fin: busca a lgo grande, más grande, lo más
el yugo de la cura. Los principos básicos del pla cer y la cons- grande, que nunca es suficientemente grande.
tancia pasaron a ser dos buenos ejemplos de las célebres pala- Freud escuchó este llamado al padre . Siguió entonces a la
bras de Charcot: "La teoría está bien, pero eso no impide que histeria, no interpretando este llamado en el tratamiento e
las cosas existan". Más allá de esos principios ex-sistía algo incorporándolo a una teoría basada en esa práctica, sino en -
diferente, algo que no obedecía a las mismas leyes. Una vez carnando él mismo la figura paterna en la cura y const r uy n·
más, Freud se vio enfrentado a lo Real y el trauma. Descubrió do una teoría como garantía de la respuesta a es ll am udo,
la compulsión de repetición y su meta: poner en palabras lo Tótem y tabú materializó al padre primordial qu n '( HiLlllll\
n o-significado, obligar a los procesos primarios desligados, a el neurótico, la única excepción a la 1 y ¡,¡ 1 f'und ll llll\l d,o (/ (
I.I 'II V A el u n proceso de ligadura basado en la energética, a la ley. De tal modo el deseo parecin r gul n lo ,Y Ii! 11 l/lo l¡ II li

,) 8 :1' !l
1
xual garantizada. Sin embargo, en el tratamiento continua- objeto pasivo de goce que completa al Otro. La angustia es la
ban surgiepdo dificultades en torno a construcción de una fi-
t\ gura pater:t;la. O no era lo suficientemente grande, con el re-
sultado de que la búsqueda histérica cpntinuaba, o bien era
única reacción posible .
P a ra qu e el sujeto pueda escapar a la redu.cción let~l ~ue
llena esta falta hay que imponer una regulandad al Slgmfi-
demasiado grande , y debía ser obsesivamente destruida. cante, un punto de anclaje a través del cual pueda cobrar
En el ámbito clínico, la teoría suscitó a lgunos pensamien- existencia la significación. Es allí donde debe aparecer el pa-
tos más allá y por encima de esta construcción. En el mito dre como representante de la ley, como quien somete el goce a
freudiano de la horda primitiva no había lugar para una figu- la ley del significante fálico . " .
ra materna. La prohibición del incesto aparecía en primer lu- En un primer movimiento, Freud habIa d escuble~to y ven-
!,J \ gar como la prohibición de gozar del mismo modo que el padre ficado el término de la estructura edípica necesarIO para el
primordial; se prohibía gozar de todas las mujeres, se prohi- neurótico: el p a dre primordial. En un segundo movimiento
bía gozar de La Mujer como un todo. Del problema de la cas- identificó su punto de partida, en el cual la madre era l~ fi~u­
tración sólo se hablaba indirectamente. Freud ubicó este mito ra central. En ambos casos siguió los desplazamientos hlsten-
en lo Real, como si los hechos hubieran realmente sucedido, y cos en lo Imaginario, que desembocaban en un atolla dero. La
su herencia se hubiera mantenido viva en el inconsciente, cui- función paterna simbólica y la imagen paterna lmagu:-ana se
, t dando de la regulación del deseo en cada niño humano. fundían en el credo quia absurdum. E l falo como slgmficante
Una prohibición que establece la regulación del goce en lo de la falta del primer Otro sólo aparecía en su forma imagina-
Real es una prohibición que promueve seguridad. El complejo ria: la angustia de castra ción y la envidia del pene .
(¡ de Edipo, en la primera versión freudiana, aparece por lo tan-
to como una estructura que proporciona seguridad, un punto
El proceso de conv ertirse en mujer d escrito por Freud se
puede entender en los términos de tres l~ne,a~ de desarrollo
final defensivo , ávidamente esperado por el n eu ró tico. Su histérico. En las dos primeras, el deseo hlstenco ap~re:e .lle-
,\ punto de partida, aquello contra lo cual se erigía la defensa,
seguía oculto o directamente faltaba en esta primera versión.
vado a un atolladero en apariencia determinado blOlogIca-
mente, que se podría considerar, incluso, impu.esto.por l.a te?-
El descubrimiento por Freud del período preedípico en el ría: envidia del pene, envidia del órgano. El objeto lmagmar:o
complejo de Edipo femenino n o era más que la formulación de que nunca a parece al final de la metonin:ia del deseo reclb~a
l? lo que tenía que permanecer oculto, el punto de partida del
complejo de Edipo histérico. La madre adquirió entonces un
una consistencia, una dimensión de realIdad, que es todavIa
difícil de desca rtar. La tercera línea de desarrollo (el menor
nuevo estatuto, no como madre psicologizada, sino como el de los tres males) entrañaba precisamente un retorno a lo que
primer Otro, el tesoro de los significantes, la lengua materna. tenía que ser evitado: la madre. - . . , . _
Al principio seguía siendo el Otro del cuerpo, lo Real. La rela- Freud había seguido a sus pacientes hlstencas con toda fi-
ción primordial entre la madre y el hijo se inicia a continua- delidad, t anto en la teoría como en la práctica. Por lo tan~o, se
ción de l a relación intrauterina, en la cual el niño goza del vio llevado al mismo punto muerto, en el cual el tratamIento
tro del cuerpo formando una unidad con él. El goce y la uni- se volvía interminable mientras la teoría tenía que abando -
da d se pierden con la adquisición del lenguaje; la, madre se nar el reino psíquico. Ése fue el fracaso más fru ctí.f ro d la
0 1 vi r t en el primer Otro del significante, revelando al mis- historia de las ciencias humanas. Compr nd r lit Rtr l ·tur
I () t i mp la falta y el deseo. Esta falta es amenazante para histérica hasta su límite ra l a n W io ¡,¡ iW' ,(¡lUt non par
( I 1) ¡ l O por' u él no puede descubrir ninguna regularidad en crear la posibilidad d · ir m S n Jl l n ( 11 11 , In ~ I H (\ Il 1I n a do
\ II(¡/'~ -ti (t , n. Ja st r u ctura binaria de la presencia y ausencia paranoid l h brfu h I ( ¡m i OHilll( , MI H nll (l do t Ht a tolla-
d, I P l' lltH j ' nt'() 1. 1 si nificante . Se convierte entonces en un d r , ' 11 'o ll LI 'I\ 1110 1\\1 (\ lI' I'(\ lId (111I m 111 1( 1\11 11 (1 1 'U n.a nueva

:1:1 1
L or y d otru pr/lctica. La cas tración se convirtió en el sím- sible reemplazar las sombras del juego de sombras, pero ub-
bolo el e unipacto con el padre, en la causa de una Ichspaltung, siste el lugar vacío que hay que llen a r. Si un análisis se redu-
decis ión d~ l yo, más allá de lo Imaginario . La anhelada ilu- ce a un juego de sombras de ese tipo, su fracaso seguirá la
sión de totalidad se convertía en u na falta fundamentadora, misma senda trillada. Es preciso evitar l a solución histérica .
abriendo posibilidades de creación. El psicoanálisis no hace a la mujer ni al a mo . En tanto el tra-
Lacan desarrolló las consecuencias de las últimas ideas tamiento analítico de la histeria a punta a algo que está más
embrionarias de Freud. Los tres registros fueron el escalpelo allá del atolladero clásico, sólo puede alcanzarlo prestando oí-
conceptual qu e le permitió disecar la práctica clínica de un dos a su causalidad. La consistencia imaginaria del objeto de-
modo que honraba la teoría freudiana. Los cuatro discursos mandado tiene que hacer lugar a lo que él oculta : un s uj eto
ofrecieron una formali zación rigurosa de la transfer encia. So- dividido . Esto se logra por medio de la expr esión en pa labras
bre esta base se pudo form ul ar de un modo claro la concep- de l a función de ese objeto, lo cual conduce al fantasma cu yo
tualización psicoanalítica de la histeria. La histérica opta por guión siempre ubica el deseo más allá del reino del presente
una línea masculina de desarrollo y sólo puede inscribirse fá- (no ahora, quizá después, tal vez más tarde), un guión en el
licamente de modo negativo. Esto explica una cierta monoto- cual el sujeto desaparece en el objeto (la unidad soñada , con
nía de la histeria: todo es reducido a la demanda de un objeto un exceso de goce que no deja lugar al sujeto ni al otro como
que deb e llenar la falta, pero qu e nunca es suficiente . Más suj eto) .
allá de esto, hay otra relación posible entre una mujer y el Más allá de esta unidad engañosa, el discurso analítico
gran Otro. La Muj er no existe, por falta de un significante apunta a la diferencia entre dos suj etos, cada uno de ellos con
unificador. Por lo tanto, .káMujer queda sometida al signifi- una relación propia respecto de la falta, y por lo tanto r espec-
cante fálico y también al significante de la falta . La combina- to de su propio des eo.
ción del falo simbólico cD y SUX) da por resultado el hecho de En este punto , muchos se sienten tentados a evocar el es-
que Va Mujer, el convertirse en mujer, sea un proceso signifi- pejismo del hombre como ser privilegiado que, en virtud del
cativo basado en la metáfora. La histeria, por el contrario, es falo, ocupa un lugar preferencial con respecto a l deseo y el
una fij ación que rechaza significado y se basa en la m etoni- goce . El falo funciona como significante para ambos sexos. El
mia . hombre puede inscribirse en la categoría de ese' significant e,
y la mujer no. Convertir este hecho en la idea de una posi-
E l análisis y la histeria ción privilegiada no es más que una reacción hi stérica, total -

La his t ria es el nombre de la antigua relación entre el


mente a contrapelo de la práctica clínica. El es tudio de la
neurosis en hombres proporciona pruebas m ás que s uficien-
tes en sentido contrario: la presencia de ese significante no
1
hombre y la mujer. Eva le ofreció a Adan la manzana del ár-
bol de la s biduría, esperando que de ello r esultara el saber. impide que sus portadores queden envueltos en una intermi-
De inmediato los dos se encontraron fuera dei Paraíso. La nable competencia fálica imaginaria, ni les impid cr ear (pa-
histérica quier ll en r 1 falta en el Otro, y apela al amo. Éste ra asegurar esa presencia) una autorid ad de la que la mayo-
tiene que producir 1 qu lla le falta, tiene que garantizar ría de ellos nunca se liberarán ; tampoco impid que, por ser
una totalidad. A cambi , 1 hist r ica se ofrece como la res-
puesta a un interrogant qu ha form ul ado en lugar de él,
seres que pertenecen a una categoría, caigan n una monoto-
nía hastiada.
1
una respuesta que ella mi m a rechaza de a ntemano: "No es Como mujer, la histérica h a elegido el lado masculino, y en
eso lo que ... " Al mismo tiempo, en un a conspiración tácita, la
falta misma nunca se lleva a la mesa de negociaciones. Es po-
consecuencia se convierte en su carica tura o en una queja
contra esta caricatura. Allí donde una mujer trasciende la es-
)
332 1
tructura hi~térica, no se deja reducir a un significante siem- nante de toda ideología y toda mitología. Por diferentes que
pre ausente¡ Sólo allí puede volverse clara la diferencia con el sean (desde la madre en el hogar hasta la mujer fatal libera-
hombre. \ da), todas comparten un rasgo: son reductivas .
Basta con que atendamos a la diferencia en sus relaciones La meta del psicoanálisis se describe del mejor modo en
respectivas con la ley y la autoridad. Tanto para el hombre términos negativos. No debe deteriorarse hasta el punto de
c?mo para la histérica, esta relación es siempre especial. De- pasar a ser un sistema que se presenta como una respuesta a
bIdo a su estructura subjetiva, ambos necesitan una autori- la falta del significante. Una metáfora clásica describe al neu-
~ad q~e debe proporcionar la certidumbre necesaria para lo rótico corno alguien que prepara continuamente sus maletas,
ImposIble, pero por esa misma razón esta certidumbre nunca con la esperanza de poder partir algún día. En el psicoanáli-
deja de ser cuestionable. El superyó, corno heredero de esta sis se desempacan esas maletas y se examina su contenido,
autoridad fabricada, es una formación típicamente masculina para que algún día realmente se pueda intentar un viaje sin
r que determina una neurosis típicamente masculina la neuro-
s~s o~~esiv~. En el proceso de convertirse en muj~r no hay
carga innecesaria. En el momento mismo en que el viaje co-
mienza, el analista debe ser dejado atrás, si es preciso, como
mngun motivo para la instalación de semejante superyó corno la última pieza de un equipaje superfluo.
heredero del padre imaginario, y esto colorea muy intensa-
mente l.~ relación de la mujer con la ley. El hecho de que esta
col~raclOn .haya llevado a algunos analistas a pensar que la NOTA
) mUjer no tiene superyó (haciendo eco a antiguas discusiones
teológicas sobre si la mujer tiene o no tiene alma) demuestra 1. Véase Lacan, D'un discours qui ne serait pas du semblant ,
con ~laridad que el hombre necesita una autoridad y se des- seminario inédito, 10 de febrero de 1971. Vor dem Gesetz es el título
conCIerta cuando enfrenta a un ser que no tiene esa necesi- de una parábola de Kafka. Inicialmente formó parte del texto de El
dad. El personaje de Kafka en la parábola de las puertas de la proceso. Se la puede encontrar en el Almanach neue Dichtung: Vom
ley~ e~, lo mismo que el centinela, un hombre: algo distinto jungsten Tag 1916, Leipzig, Kurt Wolff.
ser:a Impensable. Para Lacan, U Mujer es el único ser que
esta ~e.ntro y fuera de la ley al mismo tiempo, de modo que la
relativIza. .
Una segunda diferencia que podemos tener en cuenta, pe-
ro en un plano formal, sin ninguna elaboración definida del
contenido, es que en el proceso de convertirse en mujer encon-
t:-amos otra forma de creatividad. No reducidas a una catego-
na, y en una relación diferente con la ley y la autoridad las
mujeres tienen muchas posibilidades abiertas a ellas con'res-
pecto a este proceso de transformación. Se ha dicho que este
proceso puede entenderse en términos de sublimación. Nos li-
mitor mas a retener lo siguiente: este proceso es siempre úni-
'0 , It'lLrnns ~ rible e irrepetible en su contenido. Existen en él
Illll 11 0 H el flví s. n euróticos, no todos necesariamente patológi-
(I (l t!. I ( 11' 0 lo 11 .J r s contrarrestar la falta de un significante

('Olt Jl ld'o ,, 1 ~plil i l: l1 nL , É st es el punto de mayor atractivo alie-


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- -- - : "La distance de la femme a la Madone" Lettres de l'École 50,106, 167, 174,252 Catexia, véase Investid ura 24, 178-
nº 21, 1977. " Agencia 52, 253, 317 179
Alienación 68, 143, 173, 225, 228 , Causalidad 137,332
235 Clivaje, véase E scisión
Alucinación 58, 168, 188 Complejo de Edipo 41, 68, 82-83,
Ambivalencia 251,252 128,140,164,190,253,257,260,
Amo 13, 18, 75-78, 80-82, 84, 91 -96 , 277, 280-281, 283, 290, 294, 297-
113, 116-120, 125, 129, 133-134, 298,306-307,313,317,330
136, 139-153, 157, 161, 168, 188- Complejo de masculinidad 282, 292,
189, 212, 222 , 230, 239, 241-242, 307
254-256, 259, 289, 293 , 295 , 228, Compulsión de repetición 173-178,
318,327, 332 181,189,3 13,329
Análisis 11,42,49-53,63,7 1,75,78, Comunicación 19, 130-135
80, 109, 147, 153, 157, 161, 171, Condensación 25
307-310,332 Conexión falsa 25 , 34
Angustia 21 , 41-43, 52, 198-199,206, Conflicto 20 , 23, 33, 38, 52, 62-63,
224, 229, 233-237, 240, 242, 253, 66-67, 177
279,281,287,307,311-312 ,3 14- Construcción 42, 44, 49, 55, 57,172 ,
317, 331,201,229,235 174,189, 197,211, 216, 218, 222-
AnnaO. 34,111,168,184,293,300 223, 228, 239-240, 242-24fi , 24·0-
Ataque histérico 9, 38, 110, 118 251,253-254, 298-300 ,. 02. :1 18.
Autoanálisis 27, 39, 91 330
Bisexualidad 63-65, 83 Contrainvestidura ] 98
Castración 11, 82,140-141, 143, 146, Contrarrepr S n tnci n 10H· 11) )
197, 199,202, 205-206, 210-211 , Conv !'sión 0, 1n· I:1, ~ O :10, .¡ 1, dO, 11, 1I

:11í: I
I
58,104,109,120,162,229,315

1 Cuerpo 18-23, :f6-30, 34, 58-60, 62,


83, 162, 185\-186, 288,29<1, 315-
316, 318,330
Erógeno 53, 63
Eros 178, 184
Escena oliginaria 36, 42, 49, 329
Hidráulica 162, 167
Hipnoid'e 3:3
Imposibilidad 19, 131, 134-136, 141-
143, 147-149, 180-183,260,295-
Cura por la palabra 36, 111 Escisió n 20, 47, 312, 314-318, 327, Hipnosis 34, 91, 95, no, 16'1 297
331 Hipocondría 111
1 Defensa 20, 23, 33, 38-39, 43, 47-49,
51, 53, 56-57, 62-63, 166, 190,
Escuchismo 153
Espejo 82, 186
Histeria 9-Ü, 15-17, 19-20, 23, 25-
Inconsciente 9-11, 18, 24-27, 33-36,
39-41, 43-44, 57, 61 , 75-78, 83,
197, 200, 233, 252-253, 310, 312, 27, 33-34, 37-41 , 43-44, 49-57, 91, 105, 113, 130, 136-137, 147,
314,316,327, 330 Estructura 9, 26, 29, 39, 56-58, 61, 60-62, 66 , 68-69, 75-77, 84 , 91- 152-153, 172, 174, 183, 188, 298,
Defensivo 61 80, 129, 131-134, 136, 139-140, 94, 96, 98, 101-118, 125, 128, 302, 306, 330
Delirio 102 146, 149, 153, 161, 188-189, 283, 13~ 142, 144, 148, 152, 15~ 161- Inercia 166, 178
Deseo 17, 21 , 24-26, 26, 38, 5 1, 68, 288,298-299, 305,330_331,334 162, 168, 172, 181-184, 189, 195-
Fading del sujeto 228, 235 Interpretación 9, 51, 53, 57, 61 , 131,
75-77, 79-80, 86-87, 105, 116- 197, 199,201 , 205-207,210,215 _ 149, 153, 157,164,168, 171,188,
117, 130, 1.33, 135, 137, 140-142, Fálico 60-61, 66, 70-71, 167, 181, 184, 217, 221-224, 226 -229, 235, 205,211 , 215, 222 -223 ,230-231 ,
144-148, 150-153, 157, 162-164, 188, 279, 281-285, 288, 292 , 295, 242-245, 251, -259-260,. 279, 289- 235,243,254,277,287,295,298,
167-168, 176, 181 -184, 186-190, 306,312-314,316,318,331_334 299,306,315,327-330, 332 306, 312, 315-316, 318
195, 202, 207, 211-212, 222-226, Falo 30, 60, 63, 68, 82, 97, 185, 279, Histeria de angustia 21, 41 , 225, 236 Interpretación defensiva 316
229, 231-235, 237-239, 241-243, 287, 295, 305, 314, 331-334 Histérica 11, 17, 19, 29, 37, 39, 43,
Falocracia 115, 283 Investidura 19-21,24, 179
251-254, 279-282 , 287-292, 295, 47, 57-63, 66, 77, 79,82-84, 86, . ·Juanito 300-301
305-307,316-318,327_330,332_ Falta 11, 55-61 , 66, 70, 83-87, 116- 91-94, 101, 105-106, 109-111, , Juego previo 185
334 .. 117, 134, 137, 141, 143-146, 186, 116- 121,125, 128-130, 133, 135, ' Libido 21-24, 41, 44, 63
Desplazamiento 21-26, 30, 188, 197, 189,197-200, 202,206, 208,212_ 137-14, 142-153, 161 , 168, 171, Límite 57 , 62
281, 290,310,329,331 213, 216, 222-226, 233-236, 241, 176, 184, 186,189, 191, 279, 283, Madre 42, 67-68, 79-80, 83-85, 110,
Diagnóstico 15, 102-105, 109, 129 254, 258-260, 279, 285-290, 293, 289-298,300,306-3 10, 312, :327-. 157, 172, 183-185, 189-191 ,277-
Discurso 9-11, 13, 24,43,69,80, 91 , 295-297, 305-308, 311 -312, 314, 334
318,329,331-335 300,305-306,311-314,316,330_
94, 99, 113, 117-118, 121, 125- Histérico 9-11, 15, 18-19,26-30, 36- 331, 335
• Falta básica 77, 153 39,43,47-50,53, 57-61, 65-66"
126, 129-136, 139-142, 146-149, Maestro, véase Amo
15~ 15~ 161, 16~ 181, 200,20~ Fantasma 33, 38-39, 43, 50, 52-53, 69-70, 75-77, 83 -84, 91-93 , 102- Matriarcado 280, 299-300, 302-305
230, 233, 239, 241, 254, 258-259, 57-58, 61, 63, 66, 86, 140, 147, 106, 110, 112-115, 117, 141-144, Metonimia 26, 331-332
277-279, 295, 318 , 332-334 149,153,157,172,174,183 _1 84, 148-149,157,161-165 , 167,170_ Mito 128, 130, 178, 181-184, 259,
Disyunción de impotencia 134-136, 186-189, 195, 206-216, 221 -223, 171, 183-184, 186-188, 195-197, 277-280 , 294, 298-299, 301-302,
147, 152, 295 225-231, 234-235, 242-246, 253- 206-210, 215-218, 222 -224, 226 - 330
Disyunción del discurso 134-135 256, 289-290, 293, 295, 313, 327- 228, 23 1,241-243 , 254-256 , 259
329,332 Modelo 24, 49, 157, 167, 311,329
División 26, 33, 68, 136-137, 140, Historiales 15, 36, 82, 109, 171 Mor al 111, 157
142, 147, 152, 179, 181, 184, 186 Fantasma fundamenta l 195, 207 Hombre de los Lobos 176 Muerto 85 , 118, 142, 146, 251, 256-
Di visión del sujeto 11. 136, 140, 152, Feminidad 53-56, 60, 67-68, 86, 94 , Ideal del yo 82, 312 257, 279, 305
186,225,317,327 195, 213, 282, 285, 289-290, 295, Identidad 62, 65, 83-84, 86, 113, 117,
308-310,312,314,327 Mujer 63-66, 84-85 , 107, 129, 144,
Dora 52, 60, 63, 75-87, 91, 109-110, 130, 137, 142, 173, 183-185, 208, 168, 183,277,280-282,290-297,
141,144,158, 161, 164, 168,219, Fenómeno 49,58,116,1.77,185_1 86 216-217, 219, 222-223, 228-229,
Fijación primaria 56, 67 299,312,316,317,330
292-293,297,300 279,308,329 Mundo del semblante 147
Dostoievski 75, 302 Fobia 20-21, 41, 201-202, 229, 233, Identificación 44, 52-53, 62, 82-83,
235-240,249 Narcisismo 60, 133
EJ"l:1rny von N. 91, 111, 115, 168 112, 142, 164, 183, 186, 200, 283, Neurastenia 21
Fóbico 256 292-293,313
En l'gfa 20-26, 29, 4'1, 117, 178 Neurosis 11, 21, 47, 51, 53-55, 65-66,
[';ntl'opín 141 Garante 256 Imagen corporal 58, 205
68 , 70, 104, 113, 162-164, 17 1,
I'; n vi tl ill do l ¡ltlf l¡ 11 , ~ ()() , 279, 28 1- Goce 181 , 184, 188, 195, 222, 224, Imaginario 11, 23, 30, 39, 42-43, 47, 173-176, 181, 188,30 ,318,327
, H:., :J,"l l '11'17, ' HD, ' J'J, :)011.:) 07, 234, 236, 253-2M, 257, 277-279, 50,52, 55, 57-65, 67 , 69, 71,80- Ne urosis do <lll g"u::;tia 2,"1, 111
:111 1 5-288, w94-295, 306, 312-31" , 82, 84-8f , 106, l29, 140, 153, J Rfi,
:1 1(j.:; 1/l, :),1 .:):12 Nom hr el 1 Pl1 dl'O GR, 1n7, ' Olí, 2!W,
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