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“Reachstacker” vs Montacargas, la batalla apenas comienza.

Al ver como se incrementa el uso de los “reachstacker” o apiladores telescópicos en los


puertos del mundo, cualquiera podría pensar que destronaran a los montacargas en un
mediano plazo, pero la realidad parece indicar que la batalla por ese trono será larga y
que apenas inicia. Analizaremos resumidamente los hechos relevantes y los posibles
desenlaces.
Los primeros apiladores comerciales fueron construidos en la década de 1970 en Génova,
Italia, por Belotti y Ormig. Luego se siguieron fabricantes exitosos como PPM en Francia
(hoy parte de Terex Port Solutions) y en Suecia, Kalmar (ahora parte de Cargotec). Sus
primeros usuarios rápidamente identificaron sus ventajas: mayor visibilidad al no poseer
un mástil en la parte frontal, menor peso, fácil recogida de contenedores vacíos.
Mucho más antiguos, los montacargas fue inventados a inicios del siglo XX (1906) y con
las posteriores guerras su uso, aplicación y mejoras se incrementaron rápidamente,
evolucionando hasta incluir recientes tecnologías, los modelos más avanzados, como las
baterías de litio con una celda de hidrógeno que reemplaza las baterías de plomo-ácido
estándar, lo que resulta en equipos con cero emisiones, no solo de gases generados por
combustión sino también de peligrosos derrames y vapores de ácidos altamente tóxicos
para el ambiente.
Pero ¿que hace que el legendario montacargas se mantenga vigente en los puertos?
Para varios consultados la respuesta es la misma, su versatilidad. Para Virgilio Tejada,
experimentado operador e instructor certificado del Manzanillo International Terminal
(MIT) en Colón, Panamá, el poder ser equipado con una amplia variedad de accesorios
como rotadores, ganchos o cuchillas triples o cuádruples, abrazaderas (clamps), imanes y
otros; mas su bajo centro de gravedad resultado de su construcción y cabina bajas, hace
del montacargas una herramienta indispensable en los terminales de carga general y/o
multimodales. Con grandes y diversas tipos de cargas no estandarizadas los terminales
portuarios, ferroviarios y terrestres se benefician de esa gran versatilidad. Además de su
fácil mantenimiento y seguridad.

Tejada nos dice que: “los operadores portuarios siempre deben evaluar cuatro factores al
momento de elegir entre el apilador telescópico o el montacargas. El factor decisivo es el
tipo de carga o bienes a ser manejado, luego la capacidad de elevación, el centro de
gravedad requerida por la propia carga y, finalmente, las alturas de elevación necesaria
de la carga, contenerizada o no”.

Tal vez el factor menos ponderado por muchos puertos, por suerte no todos, es la
seguridad en la operación de cada equipo. Posible y Lamentablemente porque ni las
estadísticas de la Organización Marítima Internacional (IMO), ni de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), ni de OSHA en los EE.UU diferencian los accidentes y
fatalidades en los puertos según el tipo de equipo involucrado, no diferenciando
montacargas de apiladores telescópicos. Por lo que este asalto lo declaramos empate.
Otro factor muy importante, para accionistas y dueños, a considerar es el costo. Este
factor recomendamos analizarlo separando los costos en: Costo de adquisición, costos de
operación (consumo de combustible, neumáticos, seguros, hora operador, desgaste o
depreciación del equipo) y costos de mantenimiento (intervalos de mantenimientos,
repuestos, lubricantes, hora mecánico, otros). Este análisis será muy particular de cada
terminal de carga dependiendo de aspectos muy diversos como: las condiciones de suelo,
hábitos y conducta de manejo de los operadores, cantidad de horas de uso, marcas de
equipos, ubicación de los fabricantes, nivel técnico de sus talleres y otros.

En algunas marcas y modelos, componentes mecánicos especializados como por ejemplo


un sistema hidráulicos sensible a la carga, puede tener un precio de compra elevado y
más horas de funcionamiento (disminuyendo los costos mantenimiento y horas fuera de
servicio), en comparación con un sistema de bomba de engranajes que tiene un valor de
compra menor y menos horas de funcionamiento. Marcando un gran diferencia en el
análisis comparativo de los costos de los equipos.

Los montacargas realizan sus funciones en un espacio más reducido que los
“reachstaker” motivo por el cual la mayoría de los puertos, enfocados en el uso eficiente
del espacio físico, los prefieren para aumentar su capacidad de almacenamiento en TEUs.

Al final del día, los dos equipos pertenecen a la misma familia (montacargas), los dos son
utilizados para el izado y apilado de carga, solo que utilizados según la necesidad del
terminal o instalación.

En la próxima edición concluiremos el análisis de esta batalla en los puertos.

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