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Movimientos en arte y literatura, John G1


Traducción a cargo de Lara Martina para uso interno de la Cátedra Literatura Europea II.
Supervisión: Lic. Ezequiel Vottero.

Toda discusión sobre movimientos en arte y literatura debe empezar por reconocer
que Conrad resistía ser asociado a cualquier movimiento literario determinado porque
sentía que restringía y compartimentaba el trabajo de un escritor. Sin embargo, uno puede
aún discutir ciertas tendencias en su trabajo a la vista de los movimientos literarios y
artísticos de su tiempo, especialmente dado que su propio trabajo contribuyó al desarrollo
de algunos de ellos. Entre los movimientos literarios y artísticos de la época de Conrad, el
Modernismo fue el más importante para su trabajo. El Modernismo es conocido por su
experimentación formal. En ficción, esta experimentación adoptó diversas formas:
narrativas no cronológicas, narradores múltiples, stream of conciousness (flujo de
conciencia), narrativas fragmentarias, finales no conclusivos, narradores poco fiables, y así
sucesivamente. Por supuesto, varios autores habían experimentado previamente con
algunos de estos procedimientos, pero el período modernista fue el primero en el cual la
experimentación ocupó una posición tan predominante. Hubo diversos motivos para este
fenómeno. En cierto sentido, los autores modernistas estaban simplemente representando en
la forma lo que percibían en la realidad, es decir, las formas fragmentarias que emplearon
tenían por objeto imitar el mundo fragmentario al que se enfrentaban. En otro sentido, sin
embargo, la experimentación formal implica un cambio verdaderamente radical en la
historia de las artes. Si bien todos los movimientos artísticos reaccionan de algún modo
contra los anteriores, la forma se ha mantenido relativamente constante. Los sonetos de
William Wordsworth, Francesco Petrarca, William Shakespeare y Percy Bysshe Shelley,
por ejemplo, pueden diferir en las ideas que expresan y en el modo en que lo hacen, pero
comparten un único rasgo: la forma que emplean. Los modernistas, sin embargo, no
reaccionaron sólo contra la concepción de arte de movimientos previos, sino, a su vez,
contra las formas mismas. Por supuesto, un cierto grado de experimentación formal se
había estado desarrollando por algún tiempo. La insistencia de Wordsworth de que el
lenguaje de la poesía debería ser el lenguaje de la persona común y la defensa de Walt
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Peters, John: “Movements in art and literature” en The Cambridge introduction to Joseph Conrad.
Cambridge University Press. Cambridge: 2006.
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Whitman del verso libre en poesía son sólo dos ejemplos. No obstante, la generalizada idea
de crear algo nuevo, como demandaba Ezra Pound, pertenece a los modernistas. Pero existe
una razón más profunda que yace en el centro de estos cambios, se trata de que los cambios
formales reflejaban a los sociales. En una sociedad en la cual incluso la antigua idea del
predominio de la civilización occidental fue cuestionada, la preeminencia de estas formas
artísticas fue, a su vez, puesta en entredicho.
Aunque el Modernismo no estaba sólo preocupado por la experimentación formal.
Los autores se inquietaban igualmente por profundas cuestiones filosóficas. La literatura
modernista es a menudo conocida por su insistencia en un universo indiferente, por la
alienación que presenta el individuo en el mundo moderno, por su indeterminación del
conocimiento y por su énfasis en nociones del ser. Todas ellas resultan de la atmósfera de
incertidumbre en relación a las verdades tradicionalmente sostenidas que surgieron en el
siglo XIX. A raíz de esto, los modernistas se vieron forzados a enfrentar un universo
indiferente, en el cual no existían las verdades trascendentales, e incluso así intentaron
otorgarle un sentido a la existencia humana.
Conrad es conocido principalmente como un escritor modernista, y ciertamente
encaja en el movimiento. De hecho, puede ser el primer modernista. Sus trabajos
evidencian claramente tanto la experimentación formal como su cosmovisión característica.
La experimentación formal aparece ya en su primera novela, Almayer´s Folly (La locura de
Almayer), con los recursos del flash back y el flash forward que emplea. Dicha
experimentación se intensifica en muchos de sus trabajos desde su período medio en
adelante. Los saltos temporales y espaciales que tienen lugar en Lord Jim y, más
drásticamente, en Nostromo, son ejemplos de la experimentación de Conrad, como también
lo son los múltiples narradores que utiliza para referir los relatos de Heart of darkness (El
corazón de las tinieblas), Typhoon (Tifón), y demás. Por otro lado, la alienación, soledad e
incertidumbre epistemológica que experimentan tantos de sus personajes hablan acerca de
la cosmovisión conradiana modernista, en tanto que ellos intentan constantemente
encontrar un significado y un orden en la experiencia humana, al tiempo que reconocen que
no es nunca trascendente, sino meramente contingente – meramente un medio para evitar el
caos, la anarquía, el nihilismo.
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Para Conrad, esta posición es particularmente dificultosa dada su edad y madurez en


el momento en que comenzó su carrera literaria. Si bien el subtexto filosófico de sus
trabajos es profundamente modernista, Conrad fue aún en gran parte producto del siglo
XIX. Consecuentemente, existe una tensión entre su comprensión de un mundo modernista
y su deseo de que fuera de otra manera. Esta actitud se evidencia prominentemente en el
modo en que varios personajes ven la necesidad de reconocer el total absurdo de la
existencia humana y la indiferencia del universo, pero, al mismo tiempo, de refugiarse de
dicho conocimiento.
Otros movimientos literarios y artísticos que proveen al trabajo de Conrad de un
contexto son: Romanticismo, Realismo, Naturalismo e Impresionismo. El Romanticismo
fue una reacción contra el Neoclasicismo y el Iluminismo. Comenzó a finales del siglo
XVIII y rechazó el énfasis neoclásico en la razón, la racionalidad y el orden, y, en cambio,
se enfocó en el individualismo, la emoción, la subjetividad y la imaginación. El
Romanticismo se encuentra, a su vez, relacionado con la Filosofía Idealista alemana,
especialmente a partir de los préstamos que Coleridge tomó de conceptos idealistas. En
algún momento durante el siglo XIX, sin embargo, el movimiento se popularizó, por lo que
debe hacerse una distinción importante entre el Romanticismo como movimiento literario
y el Romanticismo popularizado. Este último surgió, en gran medida, de la idea romántica
del individuo que lucha por superar las limitaciones y dificultades de la Filosofía Idealista
contenida en el Romanticismo. El resultado fue una disolución de las ideas románticas
originales, y el Romanticismo comenzó a ser asociado, por ejemplo, con códigos de
conducta idílicos (en lugar de la Filosofía idealista) y con un accionar audaz (en lugar del
individualismo y la lucha por ir más allá de las limitaciones). Consecuentemente, el término
“Romántico” llegó a tomar connotaciones peyorativas y fue severamente criticado por
muchos hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Sin embargo, el Romanticismo es tal vez el movimiento más interesante en relación
con los trabajos de Conrad. Él estuvo claramente influenciado por algunos románticos
polacos de comienzos del siglo XIX, tales como Adam Mickiewicz y Julius Slowacki, así
como también por los escritos románticos de su propio padre. Habiendo prácticamente
desaparecido para el tiempo en que Conrad nació, el Romanticismo fue por cierto
ampliamente rechazado por los movimientos correspondientes a la carrera literaria del
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autor. No obstante, es un elemento importante en gran parte de la ficción conradiana, y su


relación con él es ambivalente. Por un lado, como se evidencia en Lord Jim, Conrad es
crítico con las acciones e ideas que son motivadas por los impulsos románticos. En otras
palabras, el idealismo que Jim expresa es ilusorio, pero, a su vez, hace que luche por
trascender lo mundano. Es lo que le brinda esperanza. Entonces, Conrad era, a la vez,
atraído y repelido por el idealismo romántico. Asimismo, claramente aprobaba un código
de honor y deber, pero, de nuevo, su actitud hacia él es confusa pese a que estaba de
acuerdo con dichas ideas; no tanto porque pensara que eran resultado de ideales
trascendentales, sino más bien porque favorecían la interacción social útil y organizada.
Tanto el Realismo como el Naturalismo fueron reacciones contra el Romanticismo y
movimientos surgidos a partir de cuestiones filosóficas y sociales del siglo XIX,
particularmente, el auge de la ciencia. Más que representar una visión idealizada del
mundo, el Realismo intentó reproducir a la realidad tal y como era. En relación al material
representado, los escritores realistas se enfocaron más en la observación que en la
imaginación, y evitaron la exageración, el lenguaje poético y las convenciones
melodramáticas. Querían representar eventos y objetos que cualquier observador pudiera
reconocer, idealmente, suprimiendo la subjetividad humana del proceso. De esta manera,
todos los lectores experimentarían lo mismo, al igual que los científicos esperan que los
resultados de un experimento sean siempre idénticos, sin importar quién lo lleva a cabo. El
Naturalismo buscó en la ciencia a su modelo, aún más claramente, como se observa en la
confianza de Émile Zola en los métodos de Claude Bernard para construir su ficción
naturalista. El Naturalismo defendió su postura ajustándose con la mayor precisión posible
al mundo natural. Sus novelas eran típicamente novelas de conciencia social que lidiaban
con el lado oscuro de la civilización y con los problemas sociales del mundo moderno. Los
autores tendían a trabajar enérgicamente desde una perspectiva darwinista social, es decir,
vieron que la idea de Darwin de la selección natural estaba tan activa en el mundo humano
como lo estaba en el animal. Por esta razón, la herencia y el ambiente eran determinantes
primordiales en el resultado de la vida de un individuo y sus circunstancias.
Si bien Conrad intentó claramente representar un mundo real más que uno ideal en su
ficción, su trabajo reacciona en gran medida contra las premisas del Realismo y del
Naturalismo. La experimentación formal en su trabajo contrasta en forma aguda con la
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ficción cronológica y no individualista del Realismo. Dado que Conrad se centró


firmemente en el individuo y que sus trabajos continuamente representan todos los
fenómenos desde el mundo externo filtrándose a través de la conciencia humana, el intento
del Realismo de prescindir de la subjetividad en el proceso de representación se contrapone
con su reproducción de la realidad. Respecto del Naturalismo, el trabajo conradiano se
encuentra aún más alejado. En primer lugar, sus novelas no podrían ser consideradas
novelas de conciencia social, como sí podrían tantas realistas y naturalistas. En cambio, el
interés de Conrad estaba puesto en las luchas de los individuos para encontrar sentido en la
existencia humana. Más aún, su recelo para con la idea de la ciencia como principal fuente
de certeza en el mundo moderno no le permitiría aceptar los primordiales preceptos del
Realismo y el Naturalismo. Finalmente, la insistencia de éste último en la influencia casi
omnipotente del ambiente y la herencia en el destino de un individuo se contrapone con la
visión conradiana de la relación del individuo con el mundo.
Por el contrario, el Impresionismo fue un movimiento particularmente importante
para el trabajo de Conrad. Comenzó en las artes visuales hacia l860 y 1870. Los pintores
impresionistas se enfocaron en el ambiente, el punto de vista, la penetrante yuxtaposición
de colores y el innovador uso de la luz y de sugerentes pinceladas. También buscaron
representar la interacción entre la conciencia humana y sus objetos. Gran parte de dicha
interacción se manifiesta en forma de percepción sensorial, particularmente percepción
visual, pero, con respecto al Impresionismo literario al menos, sería poco acertado limitar
dicho proceso meramente a la percepción visual, o, incluso, a la precepción sensorial en
general. De hecho, los escritores impresionistas representaron un amplio espectro de
objetos de la conciencia: objetos físicos, sujetos humanos, eventos, ideas, espacio y tiempo.
El Impresionismo es a menudo concebido erróneamente como relativo a las meras
reacciones subjetivas del artista para con el objeto, pero dicha relación es más bien un
intercambio entre ellos. La representación del objeto puede mostrar un objeto alterado por
la impresión que el artista tiene de él, pero el objeto no es creado en su totalidad por él. En
otras palabras, el Impresionismo se encuentra a medio camino entre el Realismo y el
Surrealismo. Busca representar una experiencia contextualizada, de modo que un objeto
sólo puede ser experimentado en un determinado lugar, en un determinado tiempo, por una
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determinada persona. Los impresionistas estaban simplemente representando la idea de que


todo fenómeno se filtra a través de la conciencia humana.
En el caso de Conrad, la relación entre sujeto y objeto se manifiesta de diferentes
maneras. En The Shadow-Line (La línea de sombra), por ejemplo, el nuevo capitán
interpreta su primer comando de un modo distinto a como lo hacen los demás. Mientras
otros pueden entenderlo meramente como un modo de transporte, él ve allí consumados sus
largos años de trabajo. Similarmente, en The Secret Agent (El agente secreto), el tiempo
que Winnie experimenta durante el asesinato de Verloc está alterado por el contexto de
dicho evento: Winnie siente que el asesinato ha durado mucho más tiempo de lo que el reloj
registra. En ambos casos, al igual que en todos sus trabajos, Conrad representa fenómenos
siendo filtrados a través de la conciencia de sus personajes, de modo que el sujeto altera al
objeto, el objeto al sujeto, y ambos se encuentran influenciados por el contexto en que
aparecen.
Los numerosos hechos importantes y demás cuestiones acaecidos hacia fines del siglo
XIX deben ser tenidos en cuenta en cualquier polémica de la literatura modernista y, a
causa de su diversa e inusual experiencia, uno debe ciertamente considerarlos en cualquier
discusión sobre los trabajos de Conrad.

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