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Dic 23_2020 Son momentos de que

vosotros, los que queréis Paz en


vuestro corazón, los que queréis Mi
Regreso a la Tierra, gritéis Mi
Nombre, Me llaméis, imploréis Mi
Regreso.
19 de enero del 2021 ML

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, Mi Humanidad nunca se separó de Mi Divinidad. El


mundo esperaba a su Mesías, Mesías prometido desde el Antiguo Testamento;
esperaban un guerrero o alguien poderoso para acabar con las fuerzas que
aprisionaban al pueblo judío, que en ese momento eran los romanos. ¡Cuánto
error había en esa espera! No esperaban ver a un bebé, un Mesías Divino que
tendría también una parte humana y que caminaría entre los hombres, de ahí
que el pueblo judío no Me aceptara, porque crecí entre ellos, crecí e hice lo que
hacían ellos, o sea, una vida normal entre ellos, hasta que llegó el momento de
empezar Mi vida pública. Muchas elucubraciones hacían y no se daban
cuenta que la mayor opresión que tenían era la de satanás y no la
opresión política que afectaba sus intereses personales, económicos o
aun sociales.

Mi vida transcurrió como la de cualquier judío de ese tiempo, un carpintero más


entre ellos, un carpintero que estaba preparándose para mostrarse en Su
Divinidad. Y vuelvo a repetir: Mi Divinidad siempre estuvo unida
perfectamente a Mi Humanidad. Soy vuestro Dios y esa es la gran
Humildad Divina de parte Mía hacia vosotros, obedeciendo a Mi Padre;
una Humildad tremenda que no todos aceptan ni aceptaron en ese
tiempo. Yo Soy vuestro Dios y desde pequeñito, desde Mi Concepción en
el vientre de Mi Madre, María, Yo seguía siendo Dios, pero hecho Hombre
en Su vientre.

Mi Humildad Me mantuvo en secreto por treinta años y luego Me manifesté al


hombre, haciendo multitud de Milagros, enseñándoles las Palabras y el
Conocimiento Divino que se vive en el Cielo, pero ellos se habían
acostumbrado ya a Mi Presencia Humana y se les hacía difícil aceptar Mi
Divinidad, Mi Sabiduría Divina, aun los Milagros que eran obvios, y no
aceptaban todo esto porque vine a poner orden, y eso es lo que a la gente
no le gusta, entrar en el Orden Divino y evitar el desorden humano, o
incluso entrar en el orden humano, que tiene muchas facetas y que no
siempre son correctas. El Orden Divino es Perfecto, es uno, como
Nuestra Trinidad es una.

Vine a poner orden, primeramente, en las Palabras del Antiguo Testamento,


que en ese momento ya se hacían patentes en Mi Persona. Vine a poner
orden porque los sumos sacerdotes se aprovechaban del pueblo, los
engañaban, les quitaban sus posesiones y, tomando las Palabras de las
Escrituras, se escudaban en ellas, manipulándolas a su antojo, y así
mantuvieron al pueblo judío por mucho tiempo, manipulado, como lo siguen
haciendo algunos hasta ahora. La mentira siempre ha estado en sus labios, en
su forma de ser, en su cultura.

Ciertamente, hubo algunos que aceptaron Mi Presencia Divina y Humana, o


sea, a su Mesías; Me aceptaron, Me siguieron, y aún ahora, en este tiempo, Me
siguen aceptando y esperan Mi regreso.

La maldad de satanás os sigue manipulando a través de esos jerarcas que


manipulaban al pueblo judío. Son momentos de que vosotros, los que
queréis paz en vuestro corazón, los que queréis Mi regreso a la Tierra,
gritéis Mi Nombre, Me llaméis, imploréis Mi regreso, para que se termine
esa opresión de los jerarcas traidores al pueblo judío, aquellos que desde
aquel tiempo traicionaban a su propio pueblo y ahora traicionan a toda la
humanidad. ¡Cuánto dolor Me causaron en aquel tiempo! ¡Cuánto dolor le
causaron a su mismo pueblo! ¡Cuánto dolor le siguen causando a esta
humanidad!

Pero, en estos tiempos, en los que ya debierais estar muy avanzados en


espiritualidad, Me habéis hecho a un lado, cuando debierais haber ya
regresado a Mí. Ojalá os arrodillarais y Me pidierais perdón por vuestros
pecados, por vuestra traición, por vuestros olvidos, por vuestra maldad entre
hermanos y por la maldad que Me propináis, porque así como en aquel tiempo
los verdugos Me destrozaron con tantos dolores que Me propinaron, así estáis
vosotros ahora. No Me buscáis, no Me queréis, entonces pues, ¿quién os
puede defender? Recordad que hay un Bien y un mal, el Bien Soy Yo,
vuestro Dios, y el mal es satanás, el que ha venido destrozando vuestra
vida a lo largo de la historia.
¿A quién podréis acudir si no es a Mí, vuestro Dios en Mi Santísima Trinidad,
para que recuperéis la libertad que Yo os traje con Mi Nacimiento, con Mi
Evangelización, con los Milagros que Me vieron hacer en ese tiempo y los que
se han venido dando a lo largo de la historia con Mi Redención por vosotros?
Todo lo he hecho por Amor a vosotros para rescataros de las garras de
satanás.

Insisto, ¿a quién podréis acudir si no es a Mí que Soy la Bondad Infinita? Y aun


así, tontamente, seguís acudiendo a satanás que os ha venido causando tanto
mal por tanto tiempo, seguís a aquél que es vuestro verdugo y, si no acudís
pronto a Mí, seguirá siendo vuestro verdugo por toda la eternidad.

¡Qué ofuscados estáis por la mentira! Hacéis a un lado la Verdad que Yo os


traje, no queréis abrir vuestra mente a la Verdad, a la Realidad Divina que Yo
os he traído, y seguís queriendo hacer vuestra vida, manipulada por satanás,
porque vuestra vida está llena de errores; os falta tanta sabiduría en vuestra
forma de ser, en vuestro conocimiento, en vuestras expresiones, en vuestro
trato, primeramente Conmigo, vuestro Dios, y vuestro trato con vuestros
propios hermanos. Sois conciudadanos de esos jerarcas malditos,
traidores a Mi Amor, guías de satanás que pidieron Mi Muerte a los
romanos, que se respaldaron con ellos para darMe muerte a Mí, su
Mesías, y lo siguen haciendo, Me siguen persiguiendo, siguen
persiguiendo a Mis seguidores, siguen persiguiendo a aquellos que
buscan el verdadero Amor.

Orad, Mis pequeños, ¡orad! Vosotros podéis cambiar la historia, la


historia que os quieren imponer estos personajes satánicos, malditos,
que quieren destruir la Obra de Mi Padre, la Creación entera. Ciertamente,
no van a poder porque satanás no se puede enfrentar a Nuestro Poder Divino,
él ya está vencido, pero estos seguidores de satanás, ofuscados por el mal,
piensan que van a poder seguir adelante y llevar a cabo sus planes de
destrucción, pero no podrán; tendrán un tiempo para llevarlo a cabo, porque
eso también será para vuestra purificación, porque la gran mayoría de
vosotros, de esta generación, habéis pecado gravemente contra Mí,
vuestro Dios, y esta purificación que tendréis os servirá para liberaros de
tanto mal que traéis en vuestra mente y en vuestro corazón.

Agradeced pues, Mis pequeños, que en Nuestra Santísima Trinidad os


seguiMos procurando para alcanzar de vosotros vuestra salvación eterna.
Ciertamente, los ataques se van a incrementar y, si no estáis preparados
espiritualmente, sucumbiréis. Nuestro Amor está sobre vosotros, pero no
todos lo toman; vuestra soberbia es grande, queréis seguir viviendo por
vosotros mismos, sin tener que darle cuentas a nadie, y menos a Mí,
vuestro Dios. Si seguís bajo esa mentalidad, sucumbiréis, Mis pequeños,
os llegará tarde la reflexión a vuestros errores.

Orad, los que estáis Conmigo, orad y agradecedMe de corazón lo que tanto he
hecho por vosotros, especialmente por Mi Donación que mañana celebraréis
nuevamente. Yo os he traído Paz, Alegría, Amor, Libertad a vuestra vida y un
futuro eterno de Amor en el Reino de los Cielos, pero Yo también os agradezco
a vosotros, los que estáis Conmigo y los que Me seguís, os agradezco el que
Me traigáis también alegría por estar Conmigo, por transmitirMe, por llevarMe a
vuestros hermanos, por interceder por aquellos que están viviendo en el error y
en el pecado, pero sobre todo por amarMe y por haberMe preferido de entre
todos los ídolos y creencias negativas que os rodean.

Sois el nuevo Jerusalén, sois el nuevo pueblo de Dios. Vine para gente
como vosotros, gente que respondiera a Mis Plegarias de Amor, que Me
agradeciera todo lo que Yo hice por vosotros, que conviviera Conmigo,
vuestro Dios. Somos Familia y pronto se dará el pueblo de Dios en la Tierra y
Yo estaré con vosotros, Yo Seré vuestro Dios y vosotros seréis Mi pueblo.

Nuevamente: Gracias, Mis pequeños, porque habéis sido fieles a Mis


Enseñanzas, a Mi Amor, a Mis Pedimentos. El Reino de los Cielos es para
vosotros.

Gracias, Mis pequeños.

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