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23 diciembre 2016
Recorre 571 kilómetros a través de los Alpes suizos, permitiendo que los
trenes alcancen una velocidad máxima de 249 kilómetros por hora.
Une los puertos más grandes de Europa: Róterdam, en Holanda, y Génova, en
Italia. Y por si fuese poco, va a revolucionar el transporte de carga en todo el
continente, al reducir anualmente un millón de camiones del tráfico por las
autopistas europeas.
Te presentamos a San Gotardo, el túnel para trenes más largo del mundo y
probablemente la obra de ingeniería más impresionante de 2016.
Una revolución
El túnel de San Gotardo representa una revolución en todo sentido.
En la actualidad, el transporte por tren recorre rutas en zigzag, con ascensos y
descensos, bordeando desfiladeros y atravesando pequeños túneles en los Alpes.
Suiza, un país multicultural, demostró con el túnel su capacidad para superar diferencias e
unirse en torno a la realización de proyectos de gran calado.
Las mismas tenían que encontrarse perfectamente de frente en un punto
definido dentro de la montaña, lo cual requirió realizar cálculos con una precisión
fuera de este mundo.
Y así ocurrió, para orgullo nacional.
Una suiza
Todo el túnel, como muchas cosas en Suiza, es un epítome de algo bien hecho.
Suiza es una nación diversa que agrupa 26 estados, y donde conviven personas
que hablan alemán, francés, italiano y romanche, un idioma latino proveniente del
Imperio Romano.
Sin embargo, esta multiculturalidad no es obstáculo para hacer las cosas bien. El
túnel es un ejemplo de esa capacidad de transformarse en un equipo nacional
que asuma proyectos de infraestructura gigantescos.
De hecho, muchos dicen que el túnel puede servir como una inmensa fuerza
cultural que unifique al país.
Los ciudadanos suizos votaron para aprobar la construcción del túnel en 1992.
A pesar de no tener un lenguaje común, los ciudadanos suizos tienen una
identidad nacional fuerte y unida.
"Lo que define a un suizo que habla francés es que no quiere ser francés, el que
habla alemán no quiere ser alemán, y los que viven en la parte italiana no quieren
ser vistos como italianos. Todos nos vemos a nosotros mismos como suizos",
comenta Tabea Mandour, gerente de comunicaciones del Proyecto Gotthard.
Mandour trabaja en Zurich y su lengua materna es el alemán, pero se considera
suizo. Veronica Lafranchi, de la agencia de turismo de Ticino, en la parte italiana,
lo secunda.
La manera suiza
Andreas Banholzer, de la agencia de turismo de Ginebra, en la parte francesa,
explica que lo que hace a Suiza una nación unida es que todos los ciudadanos
opinan sobre los asuntos del país.
El túnel es una muestra de ello. En 1992 la gente votó para aprobar la
construcción. "Nosotros decidimos las cosas juntos. Eso es lo que hace a la
gente de Suiza, gente de Suiza", señala Banholzer.
Por su parte, Lauber comenta que los habitantes del país aprendieron hace
mucho tiempo a trabajar juntos y apoyarse mutuamente.
Cuando los tres estados originales (Uri, Schwyz y Unterwalden) formaron Suiza
en 1291, acordaron unirse contra la Casa de Habsburgo, que quería anexarse la
región de los Alpes.
Para taladrar la montaña se usaron unas máquinas de monstruoso tamaño, encabezadas por
una rueda de 10m de diámetro.
El duro paisaje alpino, los pocos recursos de la zona y sus impredecibles
condiciones climáticas, le enseñaron a sus habitantes a ser serviciales, rigurosos
y creativos, cualidades que hoy en día son altamente valoradas.
El poder de la ingeniería
Otra de las características valoradas en este país es la habilidad para
desarrollar la ingeniería necesaria para conectar distintos lugares en esta
montañosa región.
Peter Fuglistaler, director de la Oficina Federal De Trasporte de Suiza, destaca
que los suizos no son personas muy emotivas, pero estrenar el túnel más lago del
mundo los ha entusiasmado notablemente.
"La Compañía Nacional de Trenes es parte de la identidad suiza. Nos sentimos
muy orgullosos de este túnel, es un símbolo de nuestra ingeniería e
independencia", explica.
Evidentemente, con gigantescos proyectos como este, que por demás son
increíblemente costosos, complejos y lentos, la unidad y la cooperación son
factores cruciales para la culminación exitosa de la obra.
"Nos imaginamos estas máquinas como unos gusanos que van comiendose la
montaña", comenta Hansuedi Herger, oriundo de Uri, uno de los estados donde
hubo trabajos con los taladros.
Herger tiene razones particulares para sentirse muy emocionado, porque la región
donde vive -Uri, que es la parte alemana-, estará mucho más cerca de la zona
italiana. El recorrido tomará en 30 minutos, en vez de 1 hora 50 minutos como
antes.
"Altdorf, capital de Uri, y Bellinozna, en el lado italiano, serán ciudades
hermanas", dice.
Un reloj suizo
La división de Saint Gotthard ha sido superada con el tiempo, valiéndose de
puentes.
En 1882 se establecieron rieles de tren y en 1980 se construyó un túnel para
vehículos, pero el incremento de la contaminación ambiental generó una
votación publica, que se inclinó por la idea de construir un nuevo túnel para el
tren.