Está en la página 1de 154

RESUM E N

Mo no sabe qué hacer con Mykel. Es nuevo en el futuro que está


viviendo y no entiende la mitad de lo que la gente le dice, y mucho
menos lo que le muestran. Cuando Mykel insiste en que son pareja, Mo
se lanza a correr en otra dirección.

Mykel sabe que Mo es su pareja al segundo que pone sus ojos en el


sexy hombre. Empaca todo lo que tiene y deja a su familia para unirse
a su pareja a bordo de la Lady Blue. La vida sería perfecta si su pareja
lo aceptara.

El problema sigue a la tripulación de la Lady Blue en cada giro, y Mo y


Mykel no son una excepción. Cuando los planes se estropean y sale el
2
tiro por la culata, salvarse el uno al otro podría ser más fácil que
admitir que se pertenecen mutuamente. Pero el pasado no será
olvidado, y cuando Mo se embarca en una misión salvaje condenada al
fracaso, Mykel corre en su rescate, negándose a abandonar al único
hombre que le hace sentir completo. Ahora, es sólo una cuestión de
salvar a Mo de sí mismo.
Capítulo 1
Mo se sentó en el puente, tratando de encajar todas las piezas juntas.
No creía que el General estuviera tendiéndoles una trampa. En su línea de
trabajo allá en la Tierra, a veces la gente ponía significados ocultos en sus
mensajes.

Tenía una sensación de que este era uno de esos momentos.

Si el General se mostró reacio a reunirse con ellos, entonces, sólo tal


vez estaba tratando de decirles algo. Mo no era un gran creyente en que la
gente hacía lo correcto. La mayoría te estafaba en un latido del corazón,
pero a veces, de vez en cuando, una persona crecía con conciencia.
3
El General Merrick podría ser una de esas personas.

Mo rodó los ojos cuando la puerta del puente se abrió y entró Mykel
dentro del puente. No era que pensara que el pequeño hombre alienígena no
fuera caliente, porque Mykel era guapísimo, ¿pero su pareja? Mo no sabía
una mierda sobre parejas, y la idea de tener una, casi le dio urticaria.

Mo se estremeció ante el concepto de la palabra pareja. No había


manera de que fuera a ser atrapado en una relación de por vida. Puede que
Mykel fuera caliente, pero en opinión de Mo, el hombre estaba a una
galaxia de distancia.

Mo frunció el ceño cuando Mykel colocó un recipiente de plata hacia


abajo en la consola delante de él. —¿Qué es esto? —preguntó, señalando al
bote finamente labrado.

La mandíbula de Mykel se apretó por un momento cuando una


sombra pasó por sus ojos antes de que hablara.
Sus ojos recorrieron la habitación, sin encontrarse con los de Mo. —
La Ley de Hyberian de apareamiento, sección treinta y cuatro, afirma que
es imperdonable para una pareja ponerse en ridículo delante de su pareja,
reclamada o no.

Mo se sentó más erguido, su ceño fruncido, profundizándose cuando


Mykel hipó un poco y golpeó en sus ojos humedecidos. —Qué...

—Como he traído la vergüenza a tu casa, tienes derecho a negarme y


perseguir a otra pareja. Sé que mis acciones en Tronos me han disminuido
ante tus ojos, y ya no merezco pertenecerte. Te pido perdón, y no me
interpondré en tu camino.

Mykel inclinó la cabeza y dejó el puente antes de que Mo pudiera


pronunciar una palabra no es que supiera qué habría dicho de todos modos.
Estaba confundido como el infierno. ¿Le había Mykel sacado del apuro? 4
¿Y por qué ese pensamiento le enojaba tanto?

Se suponía que Mykel era su pareja.

¿No lo era?

Una abrumadora posesión abarcó a Mo. No estaba seguro de dónde


diablos venía, pero la despedida no le sentó bien. Él era el que se suponía
que dijera no gracias, no Mykel.

—Vaya, ¿acabas de conseguir que tu culo sea humillado o qué? —


Tank rió desde el timón—. Apesta ser tú.

Mo miró el bote, preguntándose qué demonios podía haber en él.


Estaba cagado de miedo por abrirlo. ¿Podría ser una bomba? No tenía ni
idea sobre cualquiera de estas cosas avanzadas. Al fin y al cabo él venía del
mundo al que se referían como la Antigua Tierra.
No estaba muy seguro acerca de esta tecnología futurista. Demonios,
tenía problemas trabajando con la máquina de la comida.

Mo empujó el bote un poco con el dedo, tratando de ver si podía oír


cualquier ruido de relojería.

—Vamos adelante, ábrela —dijo Tank desde el otro lado del


puente—. Puede ser un estupendo pequeño recipiente para mantener las
pelotas dentro. —Tank apenas sacó la última parte cuando se echó a reír
histéricamente. Mo le miró fijamente y luego abrió la tapadera.

Colt caminó hacia el puente en ese momento, sus pasos vacilando


mientras miraba a Mo. —¿De dónde sacaste eso? —Señaló el recipiente en
la mano de Mo.

Mo cerró la tapa antes de que tuviera la oportunidad de ver lo que


había dentro. No era asunto de nadie, sino del suyo propio lo que Mykel le
había dado. —De mi pareja, ¿por qué? —preguntó con un poco de 5
mordacidad. La cabeza de Mo se recuperó en su respuesta. ¿Tu pareja?
¿Qué carajo? ¿Iba a reclamar a Mykel ahora?

No estaba seguro de por qué se sentía tan protector con Mykel, pero
la sensación le carcomía las entrañas. Joder, estaba perdiendo la maldita
cabeza. Tal vez este viaje al futuro de mierda le había erosionado sus
células cerebrales.

Tenía que ir a ver el médico de la nave y hacerse examinar la cabeza.

Colt estudió a Mo por un momento. Parecía como si quisiera decir


algo y luego sacudió la cabeza. —No importa.

Mo esperó hasta que todos los ojos estuvieron en otro lugar antes de
mirar dentro en el recipiente de plata. Su ceño se profundizó cuando vio
una pequeña piedra ubicada en el interior. Estaba brillando azul y verde, los
colores dando vueltas uno alrededor del otro, fluyendo sin problemas. ¿Por
qué Mykel le daría una piedra?
»¿Tienes curiosidad por saber qué es eso? —preguntó Colt cuando se
sentó en su puesto.

Mo la tenía, pero no quería admitir que no tenía ningún interés en


Mykel. Diablos, ¿no llevaba aquí tanto tiempo, para averiguar que estaba
ya emparejado y atado? Mo no iba a entrar en eso. Ya había perdido
demasiado, como estaba.

No sería capaz de soportar otra pérdida. Apenas sobrevivió a la


primera.

—Es su Ador —ofreció Colt.

Mo colocó el recipiente abajo cuando se volvió para mirar por


encima de Colt. —¿Su qué?

—Su Ador. —Colt se inclinó hacia delante, apoyando los codos


sobre sus muslos—. Nuestra gente tiene la capacidad de transferir nuestra
pasión, nuestro entusiasmo por la vida, en las piedras rituales. Por lo 6
general, es una manera de guardar los recuerdos de sus seres queridos antes
de que pasen, pero a veces, las parejas los intercambian y atraen el Ador
sobre sí mismos para que puedan estar más cerca de sus parejas.

—¿Cómo?

Colt sonrió y bajó la mirada hacia sus manos. —Una vez más, ese es
un ritual de mi pueblo. Huelga decir que, Mykel te ha dado su Ador.

—Entonces, ¿qué? —Mo miró a la pequeña caja de plata adornada


profusamente—. ¿Se supone que debo atraer su Ador sobre mí de alguna
manera?

—No.

Colt sonaba tan ominoso que Mo no podía dejar de mirarlo. —


Entonces, ¿qué se supone que debo hacer con ello?
—Supongo que puedes hacer lo que quieras con él. Dejarlo en el
próximo planeta en el que aterricemos o dispararlo en una bolsa de aire.
No importa ahora. —Colt se encogió de hombros—. Es tuyo para hacer lo
que quieras con él.

—¿Puedo devolvérselo?

—No, es demasiado tarde para eso. —Colt hizo una mueca y se


alejó—. Una vez que te dan la piedra Ador, no se puede devolver. Te
pertenece ahora.

—Pero yo no la quiero.

—Lo sé, y lo mismo ocurre con Mykel.

Mo gruñó. —¿Qué diablos se supone que significa?

Mo se sorprendió por el gruñido en la cara de Colt, cuando el hombre


se dio la vuelta. No entendía lo que había hecho para merecer tanta furia. 7
No quería una pareja. Así que ¿qué carajo?

—Mykel te ha dado su Ador.

—Lo sé, pero... —Mo dejó de hablar cuando Colt alzó la mano.

—Él también te ha dado permiso para buscar una nueva pareja. Al


darte su piedra Ador, ha renunciado a toda pretensión de reclamarte. Sabe
que no lo quieres porque te ha traído la vergüenza.

—Pero...

—Está siguiendo las leyes de nuestro pueblo.

—¡Yo no soy uno de tu pueblo! —Espetó Mo.

—Lo sé. —Colt miró hacia abajo a la caja de plata por un


momento—. Y lo mismo ocurre con Mykel.
Mo esperaba que Colt dijera más, pero el hombre simplemente se
volvió hacia su consola, como si despidiera a Mo de su mente.

Mo hervía de ira, por ambos, con Colt por no darle más información
y con Mykel por hacerle sentirse tan confuso y conflictivo.

Mo se levantó de su asiento y se dirigió al puente. Tal vez ya era hora


de ir a hablar con Mykel y averiguar exactamente lo que estaba pasando.
Tal vez Mo pudiera conseguir que el hombre citara alguna ley o algo para
arrojar alguna luz sobre esta extraña situación del culo.

Mykel se sentó en el lado de la cama en la habitación que le habían


asignado, con los dedos entrelazados sobre su regazo. Su bolsa estaba 8
empacada, y colocada junto a la puerta, sus cosas preparadas para el
momento en que bajaran en el siguiente planeta. No importaba exactamente
qué planeta fuera. Regresaría a casa desde allí.

No tenía ganas de explicar a su madre cómo había fallado a su pareja.


Las reglas de apareamiento de Hyberian habían sido inculcadas en su
cabeza desde una edad muy temprana, y más aún cuando su madre se
enteró de que prefería a los hombres.

Mykel conocía las reglas. Debería haberlas seguido. En su lugar, se


había permitido involucrarse en un delito. Había traído la vergüenza a su
pareja. Puede que Mo se haya resistido a tomarle como pareja antes de esa
fecha, pero ahora, no habría manera. Mykel dudaba que el hombre aún
pudiera soportar su vista. Era un delincuente ahora, y no había forma de
que Mo quisiera acoplarse a un delincuente.
Mykel se acercó y frotó la mano por su pecho donde había empezado
a doler en el momento en que se dio cuenta de que Mo nunca lo reclamaría.

La agonía edificándose dentro de él parecía crecer con cada segundo


que pasaba. Mykel imaginó que le consumiría en poco tiempo. Y no estaba
seguro de que le importara si lo hacía.

El conocimiento de que le había fallado a su pareja y que le trajo la


vergüenza se asentó pesadamente en su mente. Las normas y las leyes
estaban allí por una razón. Mantenían a la sociedad como un conjunto,
impidiendo estallar en un caos total. Sin estructura, los mundos estaban
condenados.

Y él había ignorado esas normas a favor de adaptarse a sus nuevos


amigos. Él debería haber sabido mejor. La primera impresión que tuvo, le
dijo que algo estaba pasando, pero había querido hacer que Mo se
enorgulleciera de él.
9
Seguro que la había jodido con eso.

No sólo le trajo la vergüenza a Mo, sino que había sido manejado de


la manera más inapropiada mientras trataba con Brystan Pierce. Su piel aún
se arrastraba pensando en cómo ese baboso hombre había tratado de tocarlo.

Dar a Mo su Ador era la única manera que tenía de pedir disculpas


por lo que había hecho. Todo el mundo puede haber pensado que era la
única manera de obtener una prueba de su inocencia, pero todavía era ilegal,
y el Comandante de la tripulación aún no lo había sabido. Había sido una
equivocación, no importa que alguien tratara de justificar lo que habían
hecho.

Liberar a Mo para buscar una nueva pareja, una pareja que no


actuara como un delincuente, parecía lo correcto.
Parecía que era lo correcto que tenía que hacer, pero Mykel podía
sentir su corazón roto en pequeños pedazos mientras estaba sentado allí
preguntándose cómo hubiera sido la vida si Mo lo hubiera reclamado. Se
limpió los ojos, negándose a salir como un bebé lloroso. Era un hombre, y
tenía que enfrentarse al hecho de que había fracasado estrepitosamente.

Mykel saltó cuando la puerta de su cuarto de repente chirrió para


abrirse. Su aliento quedó atrapado en su garganta y su corazón tartamudeó
cuando vio allí de pie a Mo, con la cajita de plata en la mano. Los ojos de
Mykel se congelaron en la larga y delgada figura que lo involucraba cada
vez que veía a su pareja. —M-Mo —susurró.

—Te lo devuelvo —dijo Mo mientras caminaba dentro, sosteniendo


la caja de plata en la mano.

Los ojos de Mykel parpadearon de los ojos de Mo, y entonces abajo


en la caja y vuelta arriba. —No puedo.
10
—No lo quiero.

Mykel respiró profundamente, cuando la agonía llenó cada célula de


su cuerpo. Apartó la mirada, parpadeando con rapidez para mantener sus
lágrimas en la bahía. Sabía que Mo no lo quería, pero escuchar las palabras
pronunciadas en voz alta le hizo un corte profundo. —Lo siento. Yo... —
Mykel tragó saliva—. Nunca tuve la intención de... —Mykel se encogió de
hombros.

No parecía que hubiera nada más que decir. ¿Qué podía decir? La
había cagado, y ahora estaba pagando el precio. Estaría pagándolo por el
resto de su vida... sin importar el tiempo que fuera. Seguramente nadie
podría vivir durante años con este nivel de dolor dentro.

—Mira, Mykel —dijo Mo—. Esto no es personal. Espero que sepas


eso. Yo no quiero una pareja. Diablos, todavía estoy tratando de
acostumbrarme a vivir en este siglo. Añadir un compañero es demasiado
confuso.
—Entiendo —Mykel le susurró a pesar de que sentía que realmente
no lo hacía. Pero tenía que decir las palabras. Mo podría no querer un
compañero, pero Mykel sabía que no tendría ningún otro, y eso significaba
que tenía el deber de asegurarse de que el bienestar que Mo fuera atendido,
incluso a sus expensas.

—No, Mykel, no creo que lo hagas.

Mykel se volvió para decir que lo hacía sólo para darse cuenta de que
Mo estaba de pie junto a él. Su fuerte, masculino olor hizo que el corazón
de Mykel latiera más rápido mientras tomaba el aroma en sus pulmones,
dejando que el olor penetrara en su cerebro. Quería recordar ese olor
mucho después de que Mo hubiera desaparecido de su vida. Mykel quería
recordarlo para siempre.

Respiró hondo cuando Mo se sentó junto a él, colocando la cajita de


plata entre ellos. Mo parecía pensativo, reflexivo, como si estuviera
tratando de ordenar sus pensamientos antes de hablar. 11
—¿Mo?

—Esto... —Mo hizo un gesto con la mano alrededor de la sala—


...¿todo esto? No tengo idea de lo que es, nada de ello. Volar a través de las
galaxias de planeta en planeta, para mí, es como algo que sólo vería en una
película.

—¿Película?

—Un vídeo.

Mykel asintió con la cabeza. —De acuerdo, un video.

—Mira, Mykel, me gustas. Realmente es así, pero ahora mismo no


estoy listo para una pareja. ¿Por qué no trabajamos en una amistad en
primer lugar? Tal vez en algún lugar la línea se pueda cambiar, pero justo
ahora necesito espacio, tiempo para adaptarme a todo esto.
Mykel no estaba seguro de lo que Mo exactamente le estaba tratando
de decir, pero tomaría lo que pudiera conseguir en estos momentos. Miró
sus bolsas y luego al perfil de Mo, que hablaba del poder y la fuerza eterna.

Tuvo que admitir, que Mo era todo lo que un hombre debería ser y
más. Lástima que hubiera fracasado en hacer suyo a Mo.

—¿Significa esto que me quieres? —Necesitaba una aclaración.


Mykel no iba a continuar con suposiciones. Eso sólo lo había metido en
problemas y le había producido un corazón roto.

—Te quiero como amigo, Mykel. Tengo cosas que trabajar en mi


cabeza ahora mismo, y tener cualquier cosa más sólo lo complicará.

—¿Amigos? —preguntó Mykel mientras reflexionaba sobre la idea.


Nunca había oído hablar de parejas convirtiéndose en amigos en primer
lugar, pero Mo era muy diferente a cualquier hombre que jamás hubiera
conocido. Tal vez esa era la manera en que hacían las cosas en la Antigua 12
Tierra.

—Sí, Mykel, amigos.

Mykel lo vio como una manera de hacer las paces por la vergüenza
que trajo a Mo. Tal vez si se hacía amigo de Mo, entonces el humano podía
ver que Mykel realmente no era un mal chico.

—Muy bien, amigos.

Mo tendió la mano, sentado allí esperando. Mykel tragó mientras colocaba


su mano en la de Mo. Era firme y callosa, su piel rozando contra la de
Mykel cuando sus manos se balanceaban arriba y abajo. Mykel no quería
dejarlo ir nunca. Casi gimió cuando Mo liberó su mano.

—Ahora, ¿qué debo hacer con esta caja? —preguntó Mo mientras


cogía la caja plateada que contenía el Ador de Mykel.

—Es tuya. Haz con ella lo que quieras. Te la he dado libremente.


Mo giró la caja en su mano, la piedra tintineando en torno a su pareja
que la estudiaba. —La mantendré segura, Mykel. Te lo prometo.

Mykel no estaba seguro de qué hacer con la declaración de Mo, pero


su corazón dio un vuelco ante la vehemencia de la promesa de Mo.

Tal vez tuvieran una oportunidad. Los ojos de Mykel vagaron por las
marcas en el cuerpo de Mo, preguntándose qué significaban.

Sus ojos se arrastraban en el brazo de su compañero, a sus bíceps,


apreciando la forma en que los músculos se hinchaban. Sus ojos
rápidamente volaron hasta el suelo, sin querer Mo obtuvo una idea
equivocada. Sólo somos amigos, Mykel cantaba en la cabeza.

—Estaba de camino para conseguir algo para comer. ¿Quiere venir


conmigo? —Preguntó Mo mientras permanecía de pie.

Mykel se aseguró que sus movimientos fueran lentos y medidos. No


quería saltar y gritar infierno sí. Se alisó la camisa delante de él mientras 13
asentía con la cabeza. —Me gustaría eso.

—Bien, porque me muero de hambre —dijo Mo cuando se dirigía


hacia la puerta.

Mykel trató de imitar el caminar de Mo, encontrando los pasos de su


compañero sexys. Iba detrás de Mo, mientras se dirigían a la cocina. Los
ojos de Mykel estaban pegados al culo de Mo, cuando se balanceó hacia
atrás y hacia adelante de la caminata de Mo. Se metió las manos en los
bolsillos para pararlas de llegar hacia adelante y pellizcar la solitaria mejilla.

El hombre era la tentación encarnada. Los ojos de Mykel volaron


arriba cuando Mo se detuvo al ver que habían llegado al comedor.

—¿Qué quieres tomar? —preguntó Mo mientras se acercaba al


replicador de alimentos.
—Cualquier cosa está bien, —respondió mientras tomaba asiento en
una de las mesas. No tenía mucha hambre. Sólo le gustaba estar cerca de su
pareja.

—Está bien, elección del chef —dijo Mo cuando empezó a apretar


botones.

Mykel gritó y se aferró a la mesa para salvar la vida cuando la nave


se ladeó a la izquierda. Todo lo que en la habitación no estaba asegurado
voló por encima de él... incluyendo a Mo. Mykel gritó y tendió su mano
para atrapar a Mo mientras se deslizaba junto a él en el suelo resbaladizo.

—¡Te tengo!

14
Capítulo 2
Mo se aferró a la mano Mykel con un agarre de acero, mientras
lentamente se puso de rodillas y se arrastró para conseguir agarrarse a una
de las patas de la mesa. Ahora, entendía por qué la maldita mesa estaba
atornillada al suelo.

—¿Qué demonios fue eso?

—No lo sé —respondió Mykel, un poco pálido.

Mo se puso en pie y se quedó allí por un momento para obtener el


equilibrio luego corrió hacia la puerta, tirando a Mykel detrás de él. No iba
a dejar al hombre sin vigilancia si se trataba de un ataque. Mykel podría
meterse en problemas encerrado en un armario. 15
—Vamos, tenemos que llegar al puente. Remy me ha estado
entrenando en el uso de las armas, y si estamos bajo ataque, me va a
necesitar. —Dios, rezó para que no estuvieran bajo un ataque... de nuevo.
Volar por el espacio era interesante y emocionante. Recibir un disparo, no
tanto.

—No creo que nos estén disparando, Mo —dijo Mykel detrás de él.

Mo miró por encima del hombro. —¿Cómo lo sabes?

—De alguna manera se aprende cómo se siente un cañonazo phaser


después de ser golpeado suficientes veces.

Mo parpadeó. —De acueeeerdo.

La nave de repente se estremeció y se ladeó, lanzando a Mo y a


Mykel a la mampara de la pared. Mo agarró a Mykel y lo apretó contra la
pared, cubriendo el cuerpo del hombre más pequeño con el suyo propio.
—Ahora eso —jadeó Mykel pesadamente— eso fue una explosión
de una phaser.

—No me digas —dijo Mo mientras apretaba su cuerpo apretado en


Mykel cuando otra explosión sacudió la nave. Estaba un poco sorprendido
por la forma en que se sentía tener su cuerpo pegado al de Mykel. Por
supuesto, el pequeño hombre era sexy como el infierno, pero no debería
encajar tan bien contra Mo.

Cuando el balanceo disminuyó, Mo agarró a Mykel y corrió hacia el


puente de mando. El puente estaba en un caos total cuando Mo corrió hacia
su asiento, tirando a Mykel detrás de él.

—Toma asiento. —Mo señaló en el asiento de al lado mientras


saltaba en su propia silla. Mykel rápidamente se sentó, mirando a su
alrededor, mientras sus manos revoloteaban cerca de la consola.

—¿Qué quieres que haga? —preguntó Mykel. 16


—¿Qué sabes hacer?

—Ni una maldita cosa, pero sonaba como la pregunta que debía
hacer.

Mo quería reír, pero la situación era demasiado grave, aunque tuvo


que admitir ante sí mismo que le gustaba tener al hombre pequeño a su lado.
Mantener un ojo en Mykel y tenerlo cerca para aliviar algunos de los
terrores edificándose en su pecho, debido a la situación.

—Parece que la Fuerza de Élite ha descubierto nuestra reunión con el


General, —dijo Remy desde la silla del Comandante—. Tenemos que llegar
volando rápido y bajo. No estoy seguro de si esto era una trampa, pero ser
atrapado ahora no es una opción.

—Estoy en ello —dijo Tank desde el timón.


Mo miró a su consola, haciendo todo lo posible para recordar las
lecciones que Remy había repasado con él. Todo tipo de luces estaban
parpadeando y pitando, confundiéndole condenadamente. Tratando de
recordar todo lo que el Comandante había repasado con él, fue un infierno
cuando el calor estaba sobre ellos. Esto no era una lección. Era la situación
real, y Mo tenía que concentrarse.

—Elige uno allí. —Señaló Mykel a una luz roja intermitente.

—¿Qué hace?

—No tengo ni idea, pero es de color rojo. Eso no puede ser bueno.

Mo ocultó la sonrisa, cuando algunas de las lecciones estaban


empezando a regresar a él. No podía creer que en realidad iba a participar
en una guerra espacial. Esta mierda era tan condenadamente genial. La
video-pantalla cobró vida delante de él, y Mo finalmente vio con lo que
estaban tratando. Su mandíbula se cayó abierta con el tamaño de la otra 17
nave.

Sus culos estaban cocinados.

—¿Te vas a sentar ahí todo el día admirando la vista? —Ladró


Remy—. Dispara a esos bastardos y sácalos de nuestros culos.

—Correcto —dijo Mo rápidamente cuando miraba sobre la consola.


Bueno, el color rojo parecía un color lo suficientemente bueno para él. Dio
una rápida oración y luego presionó el botón rojo, rezando para que no
golpeara sólo la secuencia de auto-destrucción.

Dejó escapar el aliento que había estado conteniendo cuando dos


pulsos dispararon desde la parte posterior de la nave. ¡Uno de ellos fue un
golpe directo! »¡Tomad eso, hijos de puta!

—¡Tomad eso, hijos de puta! —gritó Mykel a su lado, pareciendo tan


entusiasmado, sino más.
»¿De qué color el próximo? —se preguntó Mykel—. ¿Me escuchaste?
—preguntó Mykel conmocionado.

—Tenías razón. Ahora escoge otro color.

—Verde. —Mykel señaló a una luz fija de color verde. Mo no estaba


muy seguro acerca de cómo era el manejo de los detalles de las armas, pero
cuando un método funcionaba...

—¡Nuestros escudos acaban de bajar! —gritó Zackary desde el


timón, y luego su cabeza giró bruscamente mientras miraba fijamente a Mo.

—Mi error —dijo Mo cuando rápidamente pulsó el botón verde de


nuevo. Bueno, tal vez jugar a adivina el color no era el plan más inteligente
en el universo.

—Lo siento —dijo Mykel tranquilamente a su lado.

—No es tu culpa. —Mo sabía que tenían que largarse. El equipo 18


necesitaba reunirse con el General, y tenía la sensación de que el General
no había ordenado a la Fuerza de Élite que viniera detrás de ellos. Alguien
más estaba llevando la batuta, alguien que no quería que la verdad saliera.

—Pulsa el botón rojo de nuevo —dijo Mykel cuando se inclinó hacia


adelante, casi babeando por toda la consola.

Mo se deslizó hacia atrás, agitando una mano en la consola mientras


miraba por encima del hombro para asegurarse de que Remy no lo estaba
observando. —Hazlo.

—¿Yo? —chilló Mykel.

Mo sonrió. —Sí, tú.

Una lenta sonrisa se apoderó de los labios de Mykel que hizo que el
aire se quedara atrapado en la garganta de Mo. Tragó saliva para pasar el
bulto y vio cómo Mykel extendió la mano y apretó el botón rojo,
disparando una explosión a la nave atacante.
La boca de Mo se abrió, cuando el disparo dio directo y la nave
empezó a echar humo, pequeñas explosiones saliendo por todo el casco. —
Maldita sea, bebé, lo golpeaste.

—¿Lo hice?

—Están desviándose —Tank gritó desde el otro lado del puente.

—Larguémonos de aquí. —Remy ladró la orden.

Mo gruñó y agarró el borde de la consola con la mano y envolvió su


otra mano alrededor de Mykel cuando sintió la Lady Blue de repente
despegar, disparando hacia el espacio a una alta velocidad. Una vez que la
nave se estabilizó, Mo se resistía a soltar su brazo alrededor de la cintura de
Mykel, pero sabía que necesitaba hacerlo. Se sentía bien tener a Mykel
cerca de él, pero tampoco quería que Mykel se hiciera a la idea. No estaba
preparado para lo que su cuerpo tan obviamente sí quería.

Mo apartó el brazo, ignorando la expresión de decepción en el rostro 19


de Mykel, y volvió a la consola. Estudiar los botones en la consola dio a
Mo alguna otra cosa que hacer que fijar la vista en Mykel. No estaba
preparado para una pareja, no necesitaba una, ni quería una. Una
devastadora pérdida en su vida fue suficiente para que Mo corriera de
cualquier otro tipo de relación que viniera en su camino. Pero no iba a ser
un gilipollas para Mykel cuando todo lo que el hombre había hecho era ser
amable con él.

—Buen trabajo, Mo.

—¿Eh? —Mo miró sobre su hombro a Remy cuando le sacó de sus


pensamientos.

Remy hizo un gesto a la video-pantalla. —Buen trabajo.

—Oh, sí. —Mo sonrió—. Mykel lo hizo, en realidad.


—¿Mykel? —Las cejas de Remy se alzaron mientras miraba al
hombre más pequeño.

—Sí.

—Bueno, entonces, buen trabajo, Mykel.

La cara de Mykel se coloreó ferozmente. Inclinó la cabeza hasta el


pecho. Mo se echó a reír y se acercó a agitar el negro pelo corto de Mykel.
—Hiciste un buen trabajo. Voy a tener que hacerte mi asistente de armas.

—P-por la Ley cuatrocientos treinta y tres de la Federación de


Planetas Unidos, sub-sección ocho, a menos que tenga una formación
completa en el funcionamiento de un sistema de armas, ningún civil puede
operar un sistema de armas en cualquier nave o instalación en superficie.
Sólo el personal militar capacitado puede operar un sistema de armas.

Mo parpadeó por un momento—Bueno, supongo que será mejor que


te entrenes entonces. 20
—¿Harías eso?

—Yo lo haría. —Sonrió tímidamente Mo—. Justo después de que


Remy haya acabado de formarme a mí.

Una sonrisa iluminó el rostro de Mykel cuando sus ojos brillaban


con... Mo no estaba seguro, pero le pareció ver la sonrisa del hombre
pequeño. Era deslumbrante.

—¿A qué distancia estamos de Paktil? —preguntó Remy,


interrumpiendo su momento. Mo se aclaró la garganta mientras se dio la
vuelta, parpadeando varias veces para conseguir que las emociones que
luchaban por aparecer se disiparan.

—Una semana a lo sumo, —respondió Tank cuando Mo miró a su


alrededor para tener algo en qué ocuparse. Mykel se sentó cerca,
recordando a Mo lo que él no podía permitirse tener.
Se apartó de la consola, caminando por el puente sin hablar una
palabra. Necesitaba espacio.

—¿No me necesitas para nada? —preguntó Mykel cuando corrió al


lado de Mo.

—Me dirijo a mi cuarto. Ven conmigo si estamos bajo ataque de


nuevo —dijo, mientras aceleraba el paso, poniendo tanto espacio entre él y
Mykel como fuera posible. Cuando llegó a su habitación, Mo dejó escapar
un suspiro de frustración.

—Nunca puede ser —se susurró a sí mismo cuando se acostó en su


cama, tirando su brazo sobre los ojos cuando visiones de su vida anterior
comenzaron a llegar en su mente.

21
Remy, junto con Blade, Colt, y Mo, caminaban con cuidado por las
calles de Paktil. Iban a reunirse con el General Merrick al mediodía frente
al mercado de vendedores. Remy y la tripulación cuidadosamente vigilaron
el área, en busca de cualquiera de la Fuerza de Élite, que pudiera estar aquí
para capturarlos.

Todavía no estaba seguro de si esto era una trampa, pero tenía que
intentarlo. La tripulación era todo lo que tenía, y no estaba a punto de
hundirla con facilidad. Su padre podría haber renegado de él, pero Remy
tenía su equipo. Ellos significaban más para él que lo que su padre lo había
hecho.

Había tenido una educación estricta, permitiéndose muy pocos


errores. Dio un giro de niño a hombre antes de tiempo, y Remy había hecho
todo lo posible para complacer a su padre, pero eso nunca había sido lo
suficientemente bueno a los ojos del embajador.
Estaba cansado de tratar de complacer a su padre.

Remy lo era todo para este equipo ahora.

—¿Qué aspecto tiene un oficial de la Fuerza de Élite? —preguntó


Mo mientras esperaban en un callejón cercano. Los ojos de Remy
exploraban continuamente el área mientras respondía a la pregunta de Mo.

—Jodidamente feo —respondió y luego paso a describirlo—. Visten


uniformes de rojo y negro, tienen un aire de arrogancia, y son más difíciles
de acabar con ellos de lo que uno podría pensar. Han sido bien entrenados,
Mo. No tengas ninguna duda sobre eso. No los subestimes.

Porque Remy seguro como la mierda no lo haría.

Su libertad estaba en la línea, y estaba tomando todas las


precauciones conocidas por el hombre, mientras esperaban. No había
sobrevivido tanto tiempo en la carrera sólo para ser detenido por un crimen
que ninguno de ellos había cometido. 22
—Poned vuestras Phasers en modo aturdimiento. No somos asesinos,
y no vamos a empezar ahora —aconsejó Remy a los hombres que estaban
detrás de él. Eran inocentes, y pensaban en mantenerse de esa manera.

—Probablemente su ataque será a matar —dijo Colt cuando hizo lo


que pidió Remy—. Preferirían vernos muertos que detenidos, un dolor de
cabeza menos al que hacer frente para Pierce. Un hombre muerto no puede
hablar.

—Entonces, trata de no recibir un disparo —aconsejó Remy. Odiaba


tener a su equipo involucrado en esto, pero sabía que no podía conseguir la
reunión por su cuenta.

Remy necesitaba a sus hombres. Acababa de rezar para que todos


volvieran de nuevo a la nave de una sola pieza.
A Mo le había gustado disparar cañonazos a su enemigo, pero llegar
tan cerca y en persona no le sentaba demasiado bien. Los tiempos podrían
haber cambiado, pero la familiaridad de la situación se sentía tan vieja
como lo hacía en estos momentos.

¿Cuántas veces había estado en este tipo de situaciones? Demasiadas.


Por eso se había querido escapar de la Antigua Tierra. Ahora estaba de
nuevo en la misma mierda de la que se había escapado. Miró la Phaser, una
vez más, asegurándose de que la tenía en la posición correcta mientras
esperaban.
23
Nunca había matado antes, pero a veces un hombre no le dejaban
otra opción. Pero no tenía reparos en mantenerse vivo. Haría lo que fuera
necesario para llegar de nuevo a la nave. La cabeza de Mo se sacudió
bruscamente al sentir el calor de la explosión de una Phaser estrechamente
pasar por alto su cabeza.

Agradeció que el jodido tipo disparando fuera un pésimo tirador.

—Joder —gritó Remy mientras intercambiaban fuego con lo que


Mo suponía que era la Fuerza de Élite. Estaban vestidos de rojo y negro, lo
suficientemente bueno para él.

—Ríndete —gritó uno de los responsables de la Fuerza.

Mo se dio la vuelta y le devolvió el disparo. No iba a entregar ni una


maldita cosa. No luchó para permanecer en la Lady Blue sólo para ser
arrojado en una prisión futurista. Si quisiera eso, podría haberse quedado en
la Antigua Tierra.
El Señor sabía que había un montón de órdenes de arresto contra él
allí.

Nunca pretendió ser un buen chico, pero no era un asesino. Y no iba


a empezar con este tipo. —Vete a la mierda —gritó mientras disparaba de
nuevo, corriendo detrás de los miembros de la tripulación cuando
intentaban escapar.

Su nave seguía dando vueltas al planeta. Habían tomado un servicio


de lanzadera hasta aquí para la reunión. Mo rezó para que los que seguían a
bordo de la nave estuvieran bien. Podría no desear aparearse con Mykel,
pero no quería que el chico saliera perjudicado.

Era una situación complicada entre él y Mykel, pero le gustaría vivir


lo suficiente para entenderlo. El miedo se deslizó dentro de él, haciéndole
consciente de todo lo que le rodeaba, pero Mo se negó a ceder a ese miedo.

El miedo era bueno. El miedo mantenía a una persona viva, pero si 24


una persona dejaba que ese miedo asumiera el control, era hombre muerto.
Algo que Mo, si podía evitarlo, no planeaba que sucediera.

La tripulación esquivó a través de las calles concurridas de Paktil,


utilizando los puestos de los vendedores como cobertura, mientras trataban
de llegar de nuevo a su transporte. No estaba seguro de si el General les
había tendido la trampa, pero tenía la sensación de que la nave que había
disparado contra ellos los había seguido.

Su corazón latió más rápido mientras pensaba en Mykel en la Lady


Blue. Si algo le sucedía a Mykel, Mo haría lo que fuera para que el
pequeño hombre volviera. Él era demasiado dulce y amable para la cárcel.

Le comerían vivo en un lugar como ese.

—Por aquí, —gritó Remy por encima del hombro, mientras corrían
hacia un edificio de ladrillo que parecía libre de la triste situación en la que
estaban involucrados.
Mo no podía entender por qué se dirigían a un edificio. Eso les
aprisionaría. Tenían una mejor oportunidad de esquivarles por las calles
que esconderse en algún edificio. Corrió detrás de todo el mundo, sintiendo
la frescura del interior tan pronto como entró.

Había oscuridad y algo de brisa, y vacío en el interior del edificio


abandonado.

—Sígueme —dijo Remy, cuando subió las escaleras hasta el segundo


piso.

Mo le siguió.

Podía oír a los responsables de la Fuerza, siguiéndoles mientras


ruidosamente entraban en el edificio. Seguro como la mierda que esperaba
que Remy supiera lo que estaba haciendo.

Continuaron subiendo las escaleras y luego saltaron a la azotea. Mo


maldijo. Estaban atrapados sin ningún sitio adónde ir. Esta no era su idea de 25
alejarse.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver a Remy comenzar a correr...


y luego saltó, volando por el aire antes de aterrizar en la azotea del edificio
siguiente.

Mo tragó. ¡Diablos no!

Blade y Colt hicieron lo mismo, cayendo y luego levantándose,


mientras llegaban al otro lado de la siguiente azotea. Mo miró por encima
del borde, viendo que estaban por lo menos a cinco pisos del suelo.
¿Estaba Remy jodidamente loco?

La puerta de la azotea se abrió de golpe, los ejecutores de la Fuerza


derramándose sobre el techo pavimentado. Mo volvió a mirar por encima
de su equipo, viéndoles despegar.

No tenía otra opción.


Mo retrocedió y luego corrió, rezando para que lo hiciera y no se
convirtiera en una mancha desagradable en la acera.

26
Capítulo 3
Mykel se paseaba por el pasillo fuera de la bahía de la lanzadera,
junto con Gigi, Pax, y Adwaka. Sus hombres deberían haber vuelto ya. No
le había gustado el plan, en primer lugar, pero no hubo manera de detener a
los miembros de la tripulación, cuando abandonaron la nave. Sabía que no
debía pensar en Mo como su hombre. Pero Mykel no podía evitarlo. No
importa cómo examinara su relación con Mo, seguía pensando en el
humano como su compañero. Sí, Mo quería que fueran amigos, y Mykel
estaba por ello, pero sabía que Mo era su pareja.

Era así de simple.

—¿Dónde diablos están? —preguntó Gigi mientras se detenía a


mirar por la portilla por enésima vez—. Tendrían que haber estado de 27
vuelta ya.

Mykel estuvo de acuerdo. La preocupación tan tangible que podía


saborear, llenó a Mykel mientras esperaba junto con las otras parejas. Él era
el que había declarado que se les permitía reunirse con el General. Él fue
quien citó que los hombres tenían derecho. Pero eso no significaba que
tuviera que gustarle.

Mykel no estaba acostumbrado a esta forma de vida altamente


estresante, y estaba empezando a hacerle sentirse mal del estómago. —¿No
hay nada que podamos hacer? —Preguntó Mykel. Seguramente no tenían
que sentarse allí y esperar. La espera era insoportable. Mykel tragó duro
cuando Gigi se volvió y lo miró, levantó una dorada ceja.

—Sólo ¿qué tenías en mente, hombre? —preguntó Gigi.


Mykel se sentía como un bicho bajo un cristal ya que cada pareja se
volvió y lo miró. Se encogió de hombros. —No lo sé, pero tiene que haber
algo que podamos hacer. No tenemos prohibición en el planeta, ¿verdad?

—No en éste. —Se rió Pax.

—¿Deberíamos ir abajo y ver si podemos ayudar? —Mykel de


pronto deseó haber mantenido su boca cerrada cuando los labios de Gigi
comenzaron a temblar.

—Podríamos hacer eso —dijo Gigi—. ¿Estás seguro de que no está


en contra de ninguna de sus leyes?

Mykel frunció el ceño. —No, no, yo no lo creo. Quiero decir, si estás


diciendo la verdad y no estamos la entrada prohibida en Paktil, entonces no
hay ninguna razón por la que no se puede bajar hasta el planeta. Es un
planeta abierto. Todos son bienvenidos.

—A Remy no le gustaría. 28
—Lo sé, pero... —Mykel se mordió el labio inferior por un
momento...— ¿Y qué pasa si están en problemas? ¿Qué pasa si realmente
era un engaño? —El miedo era lo único que podía sentir Mykel, miedo y
una abrumadora sensación de pérdida y angustia. Era tan espesa en su
garganta que casi no podía respirar—. Tenemos que hacer algo.

Puede que Mo no le quisiera, pero aún así era deber de Mykel


proteger y cuidar a su pareja, incluso si tuviera que hacerlo desde la
distancia.

—Necesitamos armas.

Mykel parpadeó y se volvió para mirar a Imlay en estado de shock.


De todas las parejas a bordo de la Lady Blue, el médico, era la última de la
que Mykel nunca imaginó escuchar una declaración como esa. El médico
parecía el menos loco de todos ellos. Tal vez estaba equivocado.
—Remy cambió el código. No podemos conseguir ninguna arma —
señaló Gigi.

—Pero estoy acoplado a Livewire. Él me dice todo —dijo Imlay


mientras las parejas siguieron al médico a donde las armas fueron
almacenadas. Imlay tecleó un código, las luces se volvieron verdes cuando
escuchó el desbloqueo del gabinete.

Mykel realmente estaba deseando haber mantenido su boca cerrada.


Nunca había manejado una Phaser en su vida. Bajó la mirada hacia la mano
cuando Imlay colocó la Phaser en ella. Parecía inofensiva, pero no estaba
seguro de ello.

—Ahora tenemos que salir de esta nave antes de que la tripulación


descubra nuestro plan —dijo Imlay mientras cerraba el armario con llave.

—Pan comido —dijo Zackary detrás de ellos.

Mykel gimió. Sólo ¿cuántas parejas iban a involucrarse en su 29


alocado complot para abandonar la nave?

—Conozco Paktil como la palma de mi mano —dijo Anok que se


unió a ellos—. Vayamos.

Mykel negó con la cabeza mientras seguía detrás de las parejas. Tal
vez esto no fuera tan buena idea. Redimirse a los ojos de Mo no estaba
funcionando tan bien.

No cuando estaba perdiendo el tiempo con este grupo de inadaptados.

Mykel sabía que iba a perder todos los premios que había recibido en
su vida, estando en la Lady Blue. ¿Valía la pena? Pensaba que sí cuando
creía que Mo estaba en peligro. Dejaría todo lo que tenía para tener a su
pareja de vuelta a bordo de la nave y a salvo.
Había sido educado para obedecer las leyes. Las leyes eran la cosa
más importante en la vida de una persona. Mantenían las cosas ordenadas.
Mantenía las cosas alejadas de ir hacia el caos.

Pero Mykel estaba empezando a ver que la ley no siempre


funcionaba para los chicos buenos. La tripulación había sido acusada
injustamente, y el gobierno en lugar de trabajar para ayudar a la tripulación,
estaban fuera para encarcelarlos.

Fue una sorpresa muy desagradable en la protegida vida de Mykel.

Mykel abordó la lanzadera, la determinación haciendo que su


mandíbula apretara mientras pensaba en Mo ahí fuera necesitándole. Sintió
que su corazón se aceleraba cuando pensaba en romper la ley, pero Mo
valía eso y mucho más. Dios, ¿Había pasado ese pensamiento por su mente?

Ah, le estaba corrompiendo el tiempo que vivía en la Lady Blue.

—Aquí vamos —dijo Zackary, cuando la puerta de la bahía se abrió 30


y la lanzadera se deslizó desde la nave, dirigiéndose directamente a Paktil.

—Sabes que estaremos de mierda hasta el cuello cuando volvamos,


¿verdad? —Preguntó Gigi.

Sí, Mykel sabía. Bien podría dar un adiós a su acoplamiento. No


había forma de que Mo lo quisiera ahora.

Al igual que no me quería, en un principio.

Mykel empujó a un lado el morboso pensamiento mientras observaba


el planeta acercarse más. No iba a tener pensamientos negativos en estos
momentos. Tenía que mantener una actitud positiva.

—Ahí está su transporte —señaló Anok cuando Zackary colocó su


lanzadera al lado de la otra—. Bueno, sabemos que todavía están aquí.
Mykel apretó su Phaser más fuerte en la mano, rezando para no tener
que usarla. Las parejas desembarcaron, mirando a su alrededor para
detectar cualquier signo de los hombres.

—Vamos —dijo Gigi, mientras vagaban más allá de las pequeñas


colinas y se abrieron paso por el centro de actividad en el mercado.

Mykel podía sentir su cuerpo temblando mientras deslizaba la Phaser


en los pantalones y se sacaba la camisa por encima. Rezó para no tropezar
y disparar su maldito polizonte. A pesar de que Mo le había dejado claro
que no lo quería, Mykel todavía lo necesitaba.

Mirando a su alrededor, Mykel se dio cuenta de lo grande que Paktil


realmente era cuando estaban buscando a cuatro hombres. Ni siquiera podía
imaginar por dónde empezar.

—Tenemos que dividirnos —Imlay dijo mientras le entregaba a cada


uno un par de auriculares—. He colocado el canal en cinco. Todo el mundo 31
permanece en contacto constante y grita si ve cualquier cosa.

Mykel envolvió el auricular sobre su cabeza mientras miraba al


grupo. Dividirse no parecía ser lo correcto que hacer, pero sería cubrir más
terreno.

—Pax, ve con Mykel.

Mykel vio cuando todo el mundo se emparejó.

Gigi y Adwaka despegaron hacia el distrito de negocios.

Anok había seguido a Imlay y Zackary, dado que tenían un número


impar de parejas con ellos.

—¿Por dónde empezar? —preguntó Pax.

—No tengo ni idea —admitió Mykel. Su plan sonaba mucho mejor a


bordo de la nave. Ahora que estaban aquí abajo buscando, se sentía
abrumador.
—Tal vez deberíamos empezar con los vendedores. Me muero de
hambre —dijo Pax cuando Mykel se dirigió a un puesto que estaba
cocinando algún tipo de carne. Olía delicioso. Su estómago rugía de
acuerdo.

—¿De verdad crees que deberíamos comer, mientras que todo el


mundo está perdido?

—Creo que deberíamos pasar desapercibidos —Pax contestó—. Si la


gente nos está buscando, la mejor manera de mezclarse es que parezca que
sabemos lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos. Si nos limitamos a
mirar alrededor como si estuviéramos perdidos, seremos localizados en un
minuto.

—Mezclarse, vale. —Mykel realmente no tenía idea de lo que Pax


estaba hablando, pero tenía sentido. Más o menos.

Pax se rió. —Sólo trata de no parecer demasiado perdido. 32


Esa idea podría funcionar perfectamente si Mykel no se sintiera
completamente perdido. Estaba tan perdido que podría estar ahogándose en
estos momentos. Mykel agarró la brocheta Orilliana que Pax le entregó y le
dio un pequeño mordisco. Estaba sorprendido de que supiera tan bien.
Mordió la brocheta de carne mientras revisaba el área, tratando de parecer
como si no revisara el área.

—¿Crees realmente que vamos a encontrarlos? —preguntó Mykel


cuando finalmente miró a Pax.

—Tenemos que hacerlo. —Los labios de Pax presionaron juntos por


un momento, una mirada de angustia vino a sus ojos—. No puedo vivir sin
Colt.

Mykel tragó duro. No estaba seguro de poder vivir sin Mo tampoco.


Sólo deseaba que no tuviera que probar esa teoría.
Aun cuando todos regresaron a la nave de forma segura, Mykel sabía
que Mo no lo aceptaría. Venir a esta parte del planeta sólo cimentó las
cosas. Mo nunca le querría ahora.

Tal vez, después de todo, esto había terminado, Mykel necesitaba


considerar seriamente la posibilidad de volver a Hyberian. Esperar para ver
si Mo le quería no estaba haciendo nada por ellos tampoco. Pegarse
alrededor y tener esperanza, a Mykel sólo le estaba torturando y le ponía a
Mo incómodo. Lo mejor era que se marchara.

Después de asegurarse que Mo estaba a salvo.

Mykel respiró profundamente mientras trataba de fortalecer su valor.


—Bueno, ¿dónde deberíamos empezar a buscar?

—Uh, por ese camino. —Pax señaló a la izquierda y luego frunció el


ceño y señaló a la derecha—. O por ese camino.

Mykel rodó los ojos y empezó a caminar. No le importaba 33


particularmente mucho en qué dirección empezaran a buscar, siempre y
cuando llegaran los resultados. —¿Sabemos en donde se suponía que
debían reunirse con este General?

—No. —Pax sacudió la cabeza—. Colt se negó a decirme o a Gigi.

Mykel rió divertido. —Estoy bastante seguro de que sé por qué,


también.

—¿Mo te lo dijo?

Mykel se puso serio de inmediato. —No.

—Eso es lo que yo pensaba.

Mykel arrojó su vacía brocheta lejos y empujó las manos en los


bolsillos, mientras seguía detrás de Pax. Esto tan totalmente absorto.
Sabía que tenía que estar rompiendo, al menos un centenar de leyes
diferentes. Simplemente no podía recordar cuáles en este momento. Sólo
sabía que lo estaba, sin embargo.

—Oh, Dios mío.

—¿Qué? —preguntó Mykel cuando apenas se detuvo antes de


correr precipitadamente hacia Pax.

—Mira.

Mykel siguió el camino que Pax estaba apuntando y casi se tragó la


lengua. Su corazón se heló en el pecho. Fuego de Phaser se intercambiaban
en dos tejados. No podía decir quién estaba disparando a quién, pero podía
ver a Mo colgando del borde de un tejado por sus dedos.

Mykel ni siquiera pensó en ello. En un abrir y cerrar de ojos pasó de


ser un hombre de pie en la calle a una gran águila. Oyó a Pax gritar su
nombre, cuando él mismo se puso en marcha en el aire y voló hacia Mo. 34
No le importaba quién disparaba a quién o de qué lado estaba cada
cual. Ni siquiera importaba si se quedaba atrapado en el fuego cruzado.
Sólo tenía ojos para el hombre que colgaba del techo. Mykel voló
directamente hacia arriba, haciendo un gran sonido de graznido para llamar
la atención de Mo.

Vio a Mo empezar a luchar cuando se abalanzó. El miedo en los ojos


de Mo apuñaló a Mykel en el corazón, pero no iba a dejar de rescatar a su
pareja. Mykel voló detrás de Mo y agarró al hombre grande sobre los
hombros. Hizo una mueca cuando Mo gritó. Mykel sabía que sus garras se
clavaban en los hombros de Mo. Lamentó dañar a Mo, pero no podía
pensar en ninguna otra manera de salvar a su pareja.

Utilizando hasta la última gota de fuerza que pudo reunir, Mykel


batió sus alas con plumas y lentamente levantó a Mo lejos del borde del
edificio.
A medida que se elevaba más alto en el aire, Mykel localizó a Remy
escondido detrás de un tubo de metal grande en el tejado de donde Mo
había estado colgado.

Voló hasta que estuvo apenas a unos metros de la posición de Remy


y entonces soltó los hombros de Mo. Su compañero cayó en el duro tejado,
rodando al instante a sus manos y rodillas. La mirada de terror en la cara de
Mo fue una que Mykel nunca olvidaría, no mientras viviera. Le rompió el
corazón en mil pedazos.

Mykel ni siquiera trató de volar cuando Mo levantó la Phaser y


apuntó en su dirección. ¿Qué era un disparo de Phaser, cuando su corazón
ya no golpeaba más en su pecho? Sólo tendría sentido que su cuerpo pronto
le siguiera.

Mykel oyó los gritos de Remy meterse en la dirección de Mo justo


cuando Mo apretó el gatillo. Remy no fue lo suficientemente rápido. Mykel
vio el rayo de la Phaser dejar el arma como si estuviera en cámara lenta. La 35
sintió entrar en su pecho. El dolor fue instantáneo, pero nada comparado
con el conocimiento de que su compañero tenía miedo de él, lo suficiente
como para tratar de matarlo.

No fue un disparo mortal. Mykel al menos podría decir eso. El arma


tenía que estar en modo aturdimiento. Pero fue suficiente para deshacerse
de su capacidad de volar. Mykel ni siquiera trató de luchar mientras
cambiaba de nuevo a su forma humana y se desplomó al suelo entre los dos
edificios.

¿Cuál sería el punto de tratar de pelear?

Su pareja le tenía terror.

El impacto con el suelo, tomó el aliento de Mykel. Sabía que las


cosas se estropearon cuando la sangre burbujeaba sobre su lengua y
chorreaba de su boca.
Su brazo estaba en un ángulo extraño y parcialmente atrapado debajo
de su cuerpo. La parte posterior de su cabeza le dolía y se sentía mojado.
Cada centímetro de su cuerpo gritaba en agonía.

Mykel estaba tendido allí sobre el cemento duro y se quedó mirando


el pedacito de cielo que podía ver entre los dos edificios.

Lo único que podía pensar era en ¿cómo vivía la gente en un lugar


que les restaba gran parte de cielo? Era como estar atrapados bajo tierra.

—Mykel, —Pax gritó mientras corría y caía de rodillas, inclinado


sobre Mykel—. No te muevas, ¿vale? La ayuda está en camino.

Mykel trató de sonreír y responder, pero sólo terminó ahogándose en


la sangre que llenaba la boca. Podía ver las lágrimas por el rostro de Pax y
quería decirle a su nuevo amigo, que no se preocupara. Todo iba a estar
bien ahora.

Sólo que él sabía que no sería así. 36


La respiración se estaba haciendo más difícil. Se sentía como si
tuviera diez toneladas de rocas sentadas sobre su pecho. Pero la agonía que
había inundado su cuerpo momentos antes fue desapareciendo lentamente.
Ya ni siquiera sentía frío. Mykel pensó que era extraño que no sintiera nada.

No era estúpido. Sabía que había sufrido una lesión mortal. La caída
en el suelo estaba demasiado lejos, las lesiones en su cuerpo demasiado
grandes. La respiración se estaba convirtiendo rápidamente en algo del
pasado. Se estaba muriendo y quería que su última visión fuera la del
hombre que amaba.

Levantó la vista entre los edificios una vez más, justo a tiempo para ver la
cabeza de Mo aparecer sobre el borde. Ahora esa era una hermosa vista.
Mejor incluso que el cielo abierto. Mykel simplemente se quedó mirando a
Mo hasta que las luces alrededor del hombre se desvanecieron. Y luego no
vio nada.
Capítulo 4
—¿Qué coño quieres decir con que era Mykel? —gritó Mo mientras
corría hasta el borde del edificio y miró. Su corazón dejó de latir en su
pecho cuando vio a Mykel tendido en el suelo, su cuerpo en un ángulo raro.

Vio a Pax inclinado sobre Mykel también.

¿Qué coño había hecho?

Mykel oyó el intercambio de Phasers mientras despegaba a la puerta


de la azotea, el pánico carcomiendo su pecho. Ni siquiera recordaba bajar
las escaleras. Fue más bien volar sobre ellas.

Se agachó cuando un rojo y caliente fuego de Phaser pasó rozando la


cabeza. Su mandíbula se bloqueó cuando se dio la vuelta y devolvió el
37
fuego. Mykel resultó herido. No tenía tiempo para una jodida batalla. Un
grito animal salió de sus labios mientras disparaba un tiro tras otro hasta
que dos de los hombres que les seguían se derrumbaron.

Corriendo a la calle, Mo se agachó y recogió a Mykel en sus brazos.


No tenía el lujo de poder arrodillarse al lado del hombre y examinarle. Los
hombres, a los que no les importaba nada Mykel, iban tras ellos y
necesitaba llegar a su pareja por seguridad.

—¿Dónde está vuestra lanzadera? —gritó Mo a Pax.

—La hemos acoplado con la vuestra, —Pax respondió rápidamente.

Mo ya no podía recordar en qué dirección se encontraba. La


preocupación, la ira, la angustia y el pánico se habían fijado en el, haciendo
que este lugar se sintiera como si estuviera tragándole completamente. —
Muéstrame.
Mo echó a correr detrás de Pax. Todos los demás estaban por su
cuenta. Tenía que llevar a su hombre de regreso a la nave y llevarlo a Imlay.
No había manera de que fuera a perder a alguien más que le importaba
muchísimo.

—¿Cuánto tiempo nos llevará llegar hasta Imlay? —Preguntó Mo


cuando localizó las lanzaderas escondidas detrás de una pequeña colina.

Pax tragó cuando sus grandes ojos se quedaron mirando a Mo. —


Imlay está aquí con nosotros.

—¡Joder! —Mo gritó al sentir que su mundo se disolvía en torno a


él—. ¿Puedes ponerte en contacto con él?

Pax asintió, presionando un botón en el auricular que Mo no había


visto antes. —Imlay, Mykel está herido de gravedad. Te necesitamos de
vuelta en la lanzadera.

Mo abordó el trasporte, tomando asiento hacia atrás, negándose a 38


soltar a Mykel. ¿Por qué las parejas habían venido aquí? ¿Por qué no se
habían quedado en la nave? Mo se sacudió al mirar hacia abajo a Mykel
para ver una pequeña línea de sangre de su boca, viajando hasta la oreja.

Por la forma en que el hombre había sido arrojado al suelo, los


huesos se rompieron también. Mo quería pegarse un tiro por lo que había
hecho.

Pero no había sabido que la gran águila era Mykel.

Había pensado que era uno de los enemigos que había perdido su
agarre sobre él. Mo se sentía como que iba a vomitar cuando pensaba en
cómo había estado a punto de cambiar su Phaser para matar. Casi había...

—Imlay ya viene —Pax le informó mientras se apresuraba hacia la


lanzadera, de rodillas delante de Mo—. ¿Cómo está?
Mo negó con la cabeza. Mykel no se había movido ni hizo un solo
sonido. Su cuerpo estaba inerte, casi como si fuera...

—Tiene pulso —dijo Pax cuando apartó la mano—. Imlay debería


estar aquí pronto.

Mo podía ver el terror en los ojos de Pax mientras miraba a Mykel.


Mo podría identificarse con esa mirada. Era lo que estaba sintiendo en su
interior. Había disparado al hombre. Él había sido el encargado en hacer
caer a Mykel cinco pisos a la tierra dura e implacable de debajo.

—¿Dónde está? —Gritó Imlay mientras corría a la lanzadera.


39
—Aquí —gritó Pax.

Mo se alegró de que Pax fuera el que hablaba. Su garganta se había


secado y no era de ninguna utilidad para él en este momento. Todo lo que
podía ver era a él disparando al hombre que había significado mucho para
él. La negación con la que había estado luchando ya no importaba. Las
razones que él mismo había dicho que no podía estar con Mykel no eran
más que una imagen borrosa ahora.

—Tenemos que volver a la nave. Necesito mi enfermería.

Justo entonces, Remy y el resto de los hombres corrieron a bordo de


la lanzadera. Los ojos del Comandante se abrieron mientras miraba hacia
abajo a Mykel. —Esperaré a los demás, mientras Colt te lleva de vuelta.

Mo se aferraba a Mykel mientras la lanzadera despegaba.


Durante el tiempo que viviera, nunca se perdonaría lo que había
hecho. No importaba que no supiera que era Mykel el águila. No, eso no
importaba en absoluto. Lo que importaba era el hecho de que él era la
persona responsable de infligir las lesiones de Mykel.

Tan pronto como aterrizaron en la Lady Blue, Mo precipitó a Mykel


a la enfermería, acostándole en la camilla.

—Sé que si te digo que salgas, no vas a escuchar, así que mantente
fuera de mi camino —dijo Imlay mientras empujaba a Mo a un lado y
comenzó a trabajar. Mo está atrás contra la pared mientras observaba el
cuerpo todavía tumbado de Mykel en la camilla.

No sería capaz de vivir consigo mismo si Mykel no lo hacía... ¡No!


Mo ni siquiera pudo terminar ese pensamiento. Mykel viviría. Tenía que
vivir. Mo no podía pasar el resto de su vida en esta locura, jodido futuro sin
el pequeño hombre.
40
¡Dios! Mo se pasó la mano por la cara. La había tan totalmente
jodido, y no era sólo disparar a Mykel , a pesar de que parecía ser su mayor
cagada hasta la fecha. Había negado a Mykel porque tenía miedo. Mykel
podía morir y nunca sabría cuánto se preocupaba realmente Mo por él.

¡No era jodidamente justo!

Mo sintió las lágrimas empezar a deslizarse por sus mejillas mientras


frotaba la piedra en el bolsillo. Mo había puesto el Ador de Mykel en el
bolsillo, con la esperanza de llevar una parte del pequeño hombre con él
cuando fue a Paktil.

Algo bueno hacía eso porque estaba mirando al hombre que había
disparado y matado tal vez.

Cuando Imlay fue a toda prisa a coger cosas de un armario, Mo se


acercó a Mykel. Tenía que decirle, decirle algo.
Incluso si Mykel no podía oírle. No podía dejar morir a Mykel sin
antes hablar con el pequeño hombre de lo mucho que le importaba.

Mo se inclinó sobre Mykel y le acarició con el dedo a lo largo de la


pálida mejilla del hombre. Se inclinó al oído de Mykel. —No te mueras,
Mykel —susurró—. Te necesito. Por favor, cariño. Te necesito tan
malditamente tanto. No puedo hacer esto sin ti.

Mo empezó a sollozar suavemente cuando Mykel no respondió.


Sabía que lógicamente no podía, pero eso no impidió que Mo se sintiera
abandonado. »Mykel, por favor, te amo. No puedes dejarme aquí solo. Me
voy a morir sin ti.

Mo casi se cayó de nuevo en su culo, cuando Imlay se acercó


volando y lo empujó fuera del camino. —¿Qué mierda, hombre?

—¿Qué hiciste? —Espetó Imlay cuando empezó a examinar Mykel,


agitando una especie de pequeño recuadro negro con luces parpadeantes 41
arriba y abajo del cuerpo de Mykel.

—Nada. Yo... —Los ojos de Mo se desviaron de nuevo a Mykel—.


Yo le disparé.

—Ya lo sé, idiota —gritó Imlay cuando fulminó con la mirada a


Mo—. ¿Qué acabas de hacer con él?

Mo parpadeó en estado de shock. —Le dije que lo amaba.

Las cejas de Imlay se alzaron. —Entonces vuelve a subir tu culo aquí


y hazlo de nuevo. Está respondiendo a lo que sea que le hayas dicho.

Mo se puso de pie tan rápido que su cabeza le daba vueltas por un


momento. Luego que se despejó, caminó hacia el lado de la cama y se
inclinó más cerca de Mykel, como estaba antes. Esta vez, agarró la mano
lesionada de Mykel y la acercó a sus labios cuando le susurró al oído. —
Vuelve a mí, cariño. Te amo y te necesito, y yo no quiero hacer esto sin ti.
Sé que la cagué, pero tenía miedo. —Mo tragó duro y miró a Imlay.
Cuando el médico asintió con la cabeza, Mo sentía la esperanza empezar a
florecer en el pecho—. Vivir en la Antigua Tierra no es fácil, cariño. Es
peligroso. He aprendido a no confiar en un montón de gente. Pero confío en
ti.

Por extraño que pareciera, Mo sabía que era verdad. Confiaba en


todos los hombres a bordo de la Lady Blue, pero sólo hasta cierto punto.
Confiaba en Mykel por completo. Simplemente no entendía por qué lo
hacía, y tal vez nunca lo haría. Pero confiar en Mykel parecía ser todo lo
que era importante.

—Lo siento mucho por dispararte, cariño. Sinceramente, no sabía


que eras tú. Me disparaban, y todo el mundo estaba saltando por los tejados,
y me caí y... yo sólo... me daba miedo. Nunca te habría disparado si hubiera
sabido que eras tú. Te lo juro.

—Sigue hablando, Mo —dijo Imlay—. Sus constantes vitales son 42


cada vez mejores. Está empezando a estabilizarse. Puedo comenzar a
curarlo pronto.

Mo sentía más lágrimas brotar de sus ojos con las palabras de Imlay.
—¿Has oído eso, cariño? Estás viniendo a mí. Tienes que luchar, Mykel,
luchar con todo lo que tienes y volver a mí. No me puedes dejar. ¿Quién me
va a enseñar lo que significa vivir en este nuevo mundo, huh? ¿Quién va a
conocer las leyes para que yo no la cague? No quiero ir a la cárcel, Mykel y
tú eres el único que puede mantenerme fuera. Te necesito para mantener mi
seguridad, cariño.

La respiración de Mo se quedó atrapada en la garganta cuando los


párpados de Mykel comenzaron a revolotear. »Eso es, cariño. Abre los ojos
y mírame.

Con los ojos castaños empañados miró a Mo cuando Mykel abrió los
ojos, la esperanza y el miedo rebosando hasta el punto de las lágrimas.
Secándose las lágrimas con las yemas de los pulgares, Mo sonrió a
Mykel. »Tenemos mucho que hablar, pero primero que hay que mejorar,
¿de acuerdo? —Se inclinó hacia adelante, poniendo un beso en la frente de
su compañero.

Los párpados de Mykel se agitaron, como si estuviera acariciando


ese único beso. Mo se apartó, aclarándose la garganta cuando dijo a Mykel.
—Es todo tuyo.

Apoyado contra la pared, Mo miró a Imlay trabajar en Mykel cuando


los pensamientos de su vida anterior comenzaron a tocar en su mente.
Había perdido antes a alguien cercano a él, y el temor de perder a Mykel
era fuerte.

No estaba seguro si estaba listo para tener un amante, y mucho


menos una pareja, pero Mo sabía que no podía fastidiar esto. Mykel estaba
contando con él para ser el hombre que debía ser, asumir la responsabilidad
de su relación y llevarla al siguiente nivel. 43
El pensamiento le aterrorizaba.

Había amado y perdido de la manera más trágica, y ahora aquí estaba,


a eones en el futuro, con otra persona que dependía de él. Mo se frotó la
cara con la mano mientras miraba alrededor de la habitación, tratando de
entender todo esto.

Sus ojos de golpe miraron a Imlay cuando Mykel cambió a águila. —


¿Qué está pasando? —preguntó mientras se acercaba a la cama. Mykel era
hermoso en su forma de águila. Pero Mo no estaba acostumbrado a ver un
cambio de hombre. Por lo menos no a Mykel.

—Tiene que cambiar en su forma de águila, con el fin de sanar. Es lo


que hacen los shifters cuando están heridos. Llevará algún tiempo, pero va
a estar bien —dijo Imlay mientras se acercaba a su mesa.
Mo dejó escapar un suspiro de alivio al oír las palabras de Imlay.
Nunca en su vida había estado tan asustado, y nunca quiso volver a estarlo.

Ni siquiera en la Antigua Tierra tuvo la idea de que perder al que más


le importaba podría golpearle así. Mo pensó que su mundo iba a terminar
cuando vio a Mykel tendido en el suelo, retorcido y sangriento.

Pasó el dorso de los nudillos por las plumas de Mykel, sonriendo


mientras lo hacía. —Realmente eres muy hermoso.

Mirando alrededor del cuarto, Mo encontró una silla y la puso cerca


de la cama de Mykel, tomando asiento, mientras esperaba que su pareja
sanara. No iba a ninguna parte.

44
Remy se paseaba por el puente de mando, lívido. —¿Qué os poseyó
a cualquiera de vosotros para tomar una lanzadera hasta el planeta? Quiero
saber de quién fue esta idea.

—Fue mía —confesó Gigi.

—No, fue mía, —respondió Pax.

Uno por uno, Remy vio cómo todas las parejas dieron un paso
adelante, con toda la pretensión de intentar que la idea era suya. Gruñó bajo
mientras miraba a todos y cada uno de ellos. —Está bien, ya que los
hombres parecen haberse unido en esto, tendréis el castigo.

Casi rió mientras sus ojos se abrieron, un poco tragando duro. No


estaba seguro de quién era la idea realmente, pero sus sospechas se
inclinaban fuertemente hacia Mykel. Pero ver a todas las parejas unirse
hacía bien a su corazón.
Eso significaba que aceptaban todo lo relacionado con Mykel,
defectos, leyes y la convencionalidad de su mente, todo combinado.

» Quiero que cada uno de vosotros limpie la bahía de carga de arriba


a abajo. —Ese maldito lugar podría llevar una buena limpieza de todos
modos. Remy acababa de encontrar a los voluntarios para hacerlo. Bueno,
tal vez no fueran voluntarios, pero eso era un detalle trivial.

—¿En serio? —Gritó Gigi—. ¿Qué hay de la cena?

—El replicador —dijo Remy y casi hizo una mueca cuando Gigi
gritó. Dios, su pareja tenía un par de pulmones sobre él.

—¿Prefieres comer de ese artilugio de pesadilla que tener algo recién


preparado?

Podía ver que su pareja sólo estaba tratando de salir de su castigo. No


iba a funcionar. —Sí. —Le dio a las parejas la espalda, tomando su asiento
en la cabina de mando, pero despidiendo a todos ellos con su silencio.
45
Las parejas se quejaron mientras se alejaban, Gigi mirando
airadamente, y una promesa de retribución cuando las puertas se cerraron
detrás de él.

—Eso fue duro —dijo Tank y luego se echó a reír—. No creo que
jamás haya visto a mi pareja parecer tan cabreado.

—Tal vez eso les hará pensar dos veces antes de decidirse a ir
corriendo a rescatar a alguien que no necesita ser rescatado la próxima vez.

—¿De verdad crees que va a pasar? —Preguntó Blade.

—En realidad no. —Remy suspiró mientras se sentaba de nuevo.


Sabía que podía hacer que las parejas limpiaran el completo planeta Paktil
y eso aún no les detendría de que trataran de ayudar. Sin embargo, casi
perder a Mykel no le sentó nada bien.
—Tengo una comunicación privada que viene para ti, Remy —dijo
Tank desde el timón.

—Ponlo en la video-pantalla. —De alguna manera, Remy no se


sorprendió cuando la video-pantalla quedó en blanco. Suspiró
profundamente—. Buenas noches, General Merrick, ¿qué puedo hacer por
usted?

—Te perdiste la reunión, Comandante.

—El infierno que lo hice, —Remy gruñó cuando toda la ira y el


miedo que había sentido sobre lo que había sucedido apuntó por sí solo en
dirección del General—. Estábamos allí, justo a tiempo. Y así fue esa
pequeña bonita trampa que nos has tendido.

—¿Qué trampa?

—¡Cómo no tienes ni puta idea!


46
—Me temo que no, Comandante. Quería esperar hasta que llegaras
antes de mostrarme yo mismo. Necesitaba asegurarme que sólo llevabas a
los hombres que dijiste que traerías y eso no fue una trampa colocada por
mí. Llegué diez minutos después de la hora indicada.

—Eso fue muy conveniente para ti —espetó Remy—. Te has perdido


los fuegos artificiales.

—¿Fuegos artificiales? —El General parecía confundido, pero Remy


no se lo tragaba—. ¿Qué fuegos artificiales?

—La Unidad de la Fuerza de Élite trató de matarnos.

Remy escuchó algún murmullo de voces, y luego la video-pantalla


repentinamente mostró un hombre mayor con pelo canoso. Estaba vestido
con uniforme de general. Remy nunca se había encontrado con el General
Merrick, pero había visto al hombre. Sabía quién era.
» General. —Remy se irguió y asintió. A pesar de ser un exiliado de
la Fuerza de Élite, todavía era un soldado y el general era su oficial superior.
No podía seguir las órdenes del otro hombre, pero mostraría al hombre el
respeto... por el momento.

—Yo no te tendí una trampa, Comandante.

—Hasta que no tengamos pruebas que prueben lo contrario, me temo


que no puedo tomar tu palabra en eso General.

—Entiendo eso y lo respeto. Sin embargo, te estoy diciendo la


verdad. Yo quiero que esto, entre tú y la Fuerza de Élite, resuelto más de lo
que sabes.

Remy ladeó la cabeza. El General estaba tratando desesperadamente


de decir algo a Remy sin decir las palabras. Remy podía sentirlo. Sólo
deseaba poder leer las mentes. —¿Qué sugieres, Mi General?

—¿Podemos encontrarnos otra vez?


47
Remy apretó los labios. No estaba seguro de que fuera una buena
idea.—Tú escoges el momento y el lugar. Estaré allí exactamente cuando
digas, ni un segundo más tarde.

El general no había estado a favor de reunirse con él antes. Remy no


entendía por qué estaba tan a favor de ello ahora. El hombre estaba rogando
prácticamente esta vez. Los pelos de la nuca de Remy empezaron a ponerse
de punta.

—Dos días, General, setenta horas —dijo Remy—. Beta Cinco, en la


taberna A Drop in the Bucket1.

—Hecho.

1
N de T: Literalmente significa una gota en el océano.
Antes de que Remy pudiera decir una palabra, la video-pantalla se
quedó en blanco. Maldita sea. —Dirige una ruta hacia Beta Cinco, Tank.
Quiero estar allí por lo menos veinticuatro horas antes que el General. Si
esto es otra trampa, quiero saber antes que el hombre incluso aterrice en el
planeta.

—Vamos de camino, Remy.

—Ahora, sólo necesitamos un plan que no implique que nuestras


parejas vengan a nuestro rescate.

—Sí. —Se rió Tank—. Buena suerte con eso.

48
Capítulo 5
Mykel se sentó en el borde de la cama, mirando fijamente sus manos.
Era un manojo de nervios. Mo se sentó tan cerca que su piel se sentía como
si estuviera en llamas con el calor del cuerpo de su pareja. Le sorprendió
que no tuviera una combustión.

—Así que, ¿eres un shifter de águila? —preguntó Mo.

Mykel asintió con la cabeza, negándose a mirar hacia arriba. —Sí,


toda mi vida —respondió sin convicción.

Se sentaron en silencio, sin decir una palabra. Mykel no estaba


seguro de si Mo le había llevado a su cuarto para reclamarlo o retirar lo que
había dicho en la enfermería. Estaba seriamente rezando por primera vez. 49
Esperar a ver lo que Mo iba a decir le estaba conduciendo a Mykel a
la locura. Sus nervios se sentían expuestos y en carne viva, mientras se
comía las uñas. Su cerebro se peleaba por algo, cualquier cosa que decir,
pero seguía apareciendo en blanco.

El sudor corría por su sien cuando la temperatura de la habitación se


elevó unos cuantos grados. Mykel estaba a punto de estallar por no saber lo
que quería Mo.

—Mira —dijo Mo finalmente cuando dejó escapar un suspiro


pesado—. Lo siento, te disparé. No tenía idea de que eras tú.

Mykel asintió con la cabeza. —Perfectamente comprensible.


Eso no era exactamente lo que realmente quería decir, pero eso fue lo
que salió de sus labios. Mykel se mantuvo cantando en su mente para decir
algo acerca de su relación, sobre lo que Mo le había dicho de vuelta en la
enfermería, pero era demasiado cobarde para tocar el tema.

—Sólo quiero que sepas que voy a tratar de hacer que las cosas
funcionen entre nosotros —comenzó Mo—. Ya he perdido a alguien que
estaba cerca, y todavía estoy tratando con eso. Sin embargo... —Mo alargó
la mano y agarró la de Mykel en la suya más grande... —estoy dispuesto a
intentarlo.

El corazón de Mykel latía de forma errática detrás de su pecho. No


estaba seguro de lo que Mo estaba hablando cuando mencionó la pérdida
de alguien cercano, pero sentir la mano más grande de Mo envolviendo la
suya estaba haciendo crecer su polla a pasos agigantados.

Sólo rezó para que Mo no pudiera ver su reacción.


50
Su pareja había dicho que quería que fueran amigos. Había dicho que
quería tratar de solucionar las cosas. Pero no dijo absolutamente nada sobre
el sexo. Lo que realmente apestaba. Mykel había esperado demasiado
tiempo para sentir el tacto de un hombre, para saber lo que era tener un
hombre fuerte cubriéndole cuando hacían el amor. Mykel se había salvado
a sí mismo por su pareja.

Y maldita sea, estaba feliz por esa pequeña decisión. Le


entusiasmaba saber que Mo iba a ser su primero, su único, su todo.

Y ahora estaba allí sentado sudando como un loco. Tenía la boca seca,
sus manos sudaban y su corazón le latía tan fuerte que no le sorprendería si
se liberara y se fuera.

Mykel quedó sin aliento cuando Mo ahuecó su cara, tirando de ella


hacia la suya. Sus ojos se clavaron en los labios deliciosos y tentadores de
Mo. Fueron hechos para besar. Algo que él estaba desesperado por
averiguar si era cierto.
Antes de que perdiera los nervios, Mykel saltó, cerrando sus labios
en los de Mo y haciendo todo lo posible para devorar al hombre. No estaba
seguro de cómo Mo iba a reaccionar, pero Mykel no estaba dispuesto a
perder la oportunidad de probar el cielo.

Las manos de Mo se deslizaron hacia arriba a los lados de Mykel y


luego se envolvió en torno a él, tirando de su cuerpo más cerca cuando se
hizo cargo del beso, su cabeza inclinada para facilitar el acceso. Mykel se
abrió, permitiendo a la lengua de Mo hacer lo que infierno quisiera.

Pasó la pierna sobre Mo, hasta que se sentó a horcajadas en él,


entonces lo empujó atrás sobre la cama, ni una sola vez rompiendo el
contacto con los labios del hombre. Besar a Mo era como besar a una
estrella fugaz. Hizo que su estómago hormigueara y su corazón latiera más
rápido. Estaba sin duda fuera de este mundo.

Mykel gimió cuando Mo se apartó de él. Quería continuar besando a


su pareja. 51
—Si no te detienes, Mykel, entonces no lo haré. Eres demasiada
tentación. —Mo gruñó mientras sus ojos seductoramente se inclinaban
sobre el cuerpo de Mykel.

—Entonces no lo hagas —dijo Mykel mientras jadeaba—. No te


detengas, Mo.

La mano de su pareja se deslizó por su estómago, ahuecando su polla


mientras se la apretaba con suavidad, su sonrisa sexy iluminando el rostro
mientras miraba fijamente a los ojos de Mykel. —Agradable.

Mykel podía sentir ruborizarse cuando la mano de Mo corría arriba y


abajo de su cubierta longitud. Un gemido salió de sus labios cuando sus
caderas se molían en la gran mano de Mo. Mykel quería quitarse sus
pantalones. Quería sentir la mano caliente de su compañero sobre su carne
desnuda. Mykel estaba tan preparado que sólo anhelaba.
»Mmm, te mueves tan bien —murmuró Mo—. Quítate los
pantalones, Mykel.

Mykel se estremeció con la orden de su pareja. Era ronca y llena de


lujuria, mientras sus ojos se entrecerraban. Mykel se deslizó del regazo de
Mo, sus dedos le temblaban mientras empujaba sus pantalones y ropa
interior hacia abajo y afuera.

»Ahora la camisa.
Mykel agarró el dobladillo, tirando de él por encima de su cabeza, y
la arrojó con el resto de su ropa que estaba en el suelo. Se quedó mirando
fijamente a su ropa, temeroso de mirar a Mo. Tragó saliva, sintiéndose tan
nervioso que tenía el estómago hecho nudos.

»En la cama en tu espalda.


Mykel lo hizo cuando Mo, se acostó sobre su espalda y la mirada 52
fija en los ojos verdes llenos de lujuria de Mo. Estaban oscuros con el
deseo cuando Mo pasó las manos sobre el estómago de Mykel, y luego
viajó hasta los muslos, sus dedos pasando sobre la piel hipersensible de
Mykel.

»Tan hermoso.
Mykel extendió sus piernas separándolas, dando a Mo todo el
espacio que necesitaba.

»Veo que estás preparado para mí.


Mykel asintió con la cabeza. Preparado ni siquiera empezaba a
describir lo que Mykel sentía en ese momento. Desesperado era una
palabra mejor, desesperado y ansioso y caliente como el infierno.

»¿Estás seguro?
Una vez más asintió con la cabeza.
»Dime lo que quieres, Mykel, —Mo ordenó con voz profunda—.
Dime qué quieres que haga con este pequeño cuerpo sexy tuyo.

Mykel cerró los ojos, rezando por decir las palabras correctas. Ya se
había avergonzado una vez por violar la ley. No quería avergonzarse a sí
mismo, una vez más, mientras Mo se encontraba en medio de reclamarlo.

—Te quiero... —Acurrucó sus labios mientras sus mejillas se


sonrojaban.

—Dime, Mykel —advirtió Mo.

—Quiero que me folles.

La sonrisa de Mo era amplia, haciendo que toda la cara se iluminara.


—¿Y qué más? —Preguntó Mo mientras se bajó de la cama y se despojó de
su ropa.

El corazón de Mykel se aceleró mientras su cuerpo se ruborizó 53


cuando vio lo bien dotado que Mo realmente estaba. Su cuerpo estaba
rasgado con los músculos, su polla gruesa y larga. La cabeza era de un
color púrpura fuerte, goteando líquido claro cuando Mo tiró a un lado su
ropa.

» No te oigo.
Su rostro se sentía como que estaba demasiado cerca del sol, caliente,
abrasador y rojo ardiente. —¿Puedo probarte?

Mo gemía mientras subía de nuevo a la cama y enganchó su mano


alrededor del cuello de Mykel, trayendo sus labios a la cabeza de su polla.
—Pruébame, pareja.

No tenía ni maldita idea de lo que estaba haciendo, pero Mykel


estaba decidido a demostrar a Mo que era una pareja digna. Abriendo sus
labios, Mykel se inclinó hacia adelante, llevando la corona de la polla de
Mo dentro de la boca.
El sabor explotó en su lengua, haciendo que Mykel gimiera cuando
su lengua se retorcía y daba vueltas, probando a su pareja por primera vez.
Su lengua trazaba el curso de la polla de Mo cuando los ojos de su pareja se
quedaron bloqueados en Mykel, observando cada movimiento que hacía.

Como Mykel se volvió más audaz, empujó más la polla de Mo en la


boca, tomando tanto como pudo mientras permitía a su lengua hacer lo que
quería.

—Tan bueno, cariño —se quejó Mo, mientras sostenía la parte


posterior de la cabeza de Mykel—. Tan bueno.

Animado, Mykel extendió la mano y palmeó las bolas de Mo,


masajeándolas en su mano mientras chupaba y bañaba la polla de su pareja.

»Todavía no. —Susurró Mo mientras sacaba su polla de entre los


labios de Mykel—. Quiero entrar en tu culo. ¿Quieres eso, Mykel?

Asintió con rapidez mientras estaba allí sentado, esperando que su


54
compañero le dijera qué hacer, porque no tenía una maldita idea. Esta era
su primera vez. No era como que tuviera acceso a cualquier cosa que le
fueran a enseñar de nuevo en Hyberian. Su madre se habría asustado si lo
hubiera atrapado de todos modos, y él nunca se hubiera arriesgado a tal
vergüenza.

»Date la vuelta, cariño. Acuéstate sobre tu estómago.


Mykel lo hizo, todo su cuerpo temblando mientras su culo estaba
expuesto al examen de Mo. Se puso rígido cuando sintió las manos callosas
de Mo subir y bajar su trasero y luego sumergirse en el pliegue de su culo.

Mykel sólo sabía que iba a arder en llamas cuando el dedo de Mo


circulaba su entrada prohibida, jugando con ella, provocándola hasta que
pulsaba por estar llena.
Su respiración se enganchó cuando la punta de los dedos de Mo abrió
brecha. Mo no lo empujó más lejos. Simplemente se colocó allí cuando su
pareja le besaba arriba y abajo de su columna vertebral.

»Tan dulce.
Mykel se estremeció ante el tono sensual de su compañero. Le estaba
alabando, diciéndole lo bueno que su cuerpo se sentía, y lo que complacía a
Mykel más que nada. Quería que Mo aprobara todo lo relacionado con
Mykel, incluso su cuerpo.

Mo se tendió junto a él, besando su hombro mientras trabaja


lentamente su dedo en el culo de Mykel. No estaba seguro cuándo Mo
había lubricado el dedo, pero podía sentir el gel frío cuando su compañero
le extendía.

»Eres hermoso, Mykel. Tan hermoso.


Las palabras no tenían precio para Mykel. Nadie nunca lo había
55
elogiado así antes. Su corazón se disparó cuando Mo deslizó un segundo
dedo en él. Mykel se mordió el labio inferior cuando sus ojos parpadearon
cerrándose, respirando a través de la sensación incómoda de tener a alguien
adentrándose en él y vanagloriándose de la sensación de tener a Mo
tocándole tan íntimamente.

La quemadura estaba rápidamente transformándose en placer cuando


Mykel empezó a gemir de placer.

»Abre tus ojos, cariño. Mírame.


Mykel abrió sus ojos mientras rodaba a su lado y volvió la cabeza,
mirando fijamente a Mo cuando otro dedo se añadió. Se tendieron en la
cama, uno frente al otro con la mano de Mo serpenteando por encima de su
cadera, presionando sus dedos profundamente en el culo de Mykel.
Mykel subió su pierna, poniéndola en la cadera de Mo mientras
empezó a empujar de nuevo los dedos dentro de su pareja. El placer/dolor
lo llevaba a un lugar que nunca había estado antes y haciéndole gritar
cuando Mo liberó su mano.

»Sobre tu vientre, cariño.


Mykel se dio la vuelta, una vez más en exhibición para la aprobación
de su pareja. Manos grandes, cálidas lo acariciaron antes de que Mo sacara
sus caderas, poniendo a Mykel en sus manos y rodillas. Esto era. Su pareja
estaba a punto de reclamarlo.

—Relájate —murmuró Mo mientras apretaba la cabeza de su polla


en la entrada de Mykel, empujando lentamente hasta que la cabeza abrió
brecha en él. Podía sentir el pop más allá del anillo de músculos. La
quemadura rasgó a través de él, pero Mykel se obligó a relajarse como Mo
le había mandado.
56
»Eso es, cariño —canturreó Mo cuando avanzó con pequeños
incrementos—. Se siente tan condenadamente bueno.

Mykel empujó hacia atrás, empalando su culo totalmente en la polla


de Mo en su excitación. Dios, eso era un error. Gritó cuando Mo se detuvo.
Joder si eso no dolía como el infierno.

»No deberías haber hecho eso, Mykel. —La reprimenda fue ligera,
con un toque de preocupación en la voz de Mo. Le encantaba que su pareja
estuviera preocupado, pero Mykel había estado tan atrapado en la emoción
del momento que el sentido común había huido de él.

—Lo siento —dijo Mykel ya que ninguno de ellos se movió.

El dolor finalmente se escapó, dejando nada más que placer


inimaginable a su paso. Mykel gimió, volviendo a empujar ligeramente
hacia atrás, analizando para ver si su compañero lo desaprobaba.
—¿Listo?

Mykel podía oír la tensión en la voz de Mo. No era una ventaja, pero
le dijo a Mykel que Mo estaba a punto de perderse. Le encantaba tener ese
efecto en su pareja. Le gustaba que su pareja estuviera tan perdido en el
momento.

—Sí —respondió Mykel mientras agarraba las sábanas, preparándose


para lo que sabía que iba a venir o lo que sospechaba.

Mo se echó hacia atrás, su pene deslizándose sobre las terminaciones


nerviosas que Mykel nunca siquiera sabía que tenia. Gritó, la sensación
abrumadora cuando Mo se deslizó de nuevo, burlándose de él, mofándose
de él con la promesa de como esto realmente podría sentirse.

—Más —le rogó sin aliento.

Mo debía haberle tomado la palabra, porque la siguiente vez que se


echó hacia atrás, golpeó hacia delante, casi haciendo que Mykel perdiera el 57
equilibrio. Las olas de éxtasis indescriptible se apoderaron de él,
estrellándose en la boca de su estómago cuando Mo empezó a follar como
un loco.

Mykel gritaba, gemía, clamaba el nombre de Mo, e hizo todo tipo de


ruidos indescifrables cuando la polla de Mo rozó sobre algo que hizo que
Mykel quisiera rogar para que esto nunca terminara.

Estaba cayendo, fuera de control mientras su cuerpo se sacudía por el


movimiento de la polla de Mo dándole un placer inolvidable. Mykel se
inclinó hacia adelante, apoyando los hombros en la cama, mientras
levantaba el culo más alto, su pareja sumergiéndose más profundo.

—Este es mi culo, Mykel, mío y sólo mío. Nadie sabrá nunca lo


verdaderamente bueno que se siente debajo. Sólo yo.
El cerebro de Mykel no estaba en nivel de funcionamiento.
Posiblemente no podría responder a Mo. Estaba tan perdido en lo que Mo
le estaba haciendo que sólo gemía.

Garras pequeñas se dispararon de los dedos de Mykel cuando Mo lo


jodía en el colchón, golpeando su carne juntos y haciendo que Mykel
gritara como si estuviera muriendo. ¿Cómo es que nunca había sabido que
tales placeres existían antes?

Mykel gritó una protesta cuando Mo sacó la polla del culo de Mykel.
Hizo un mohín, arremetió contra el sentimiento de pérdida, listo para pedir
a Mo que terminara lo que empezó cuando su pareja se dio la vuelta,
retrocedió sus piernas, y luego se sumergió de nuevo en su tierno culo.

Sus ojos se agrandaron cuando Mo cayó hacia adelante, reclamando


sus labios, lo besó como un moribundo mientras sus caderas golpeaban a
tan alta velocidad que Mykel sabía que iba a sentir esto durante las semanas
por venir. No había manera de que no lo hiciera. No cuando su pareja le 58
estaba amando tan desesperadamente, tan totalmente.

Antes de que Mykel supiera lo que estaba haciendo, su mano se


levantó, cortando una pequeña abertura sobre el corazón de Mo con su
garra. Pequeñas gotas de sangre burbujearon en la superficie y Mykel se
dobló, presionando sus labios sobre la herida cuando pasó la lengua por la
abertura.

—¿Me estás reclamando? —preguntó Mo cuando su polla martilló


en el culo de Mykel.

¿Lo estaba? Mykel no estaba seguro de lo que estaba haciendo. La


necesidad había sido tan grande que no podía parar, no podía negar la
necesidad que todo lo consumía. Lo único que sabía era que tenía que
probar a Mo y presionar su saliva en la herida de su compañero.
Se trataba de un intercambio de fluidos, pura y simplemente. Pero
una vez que selló la herida con su lengua, Mykel arqueó la espalda
mientras gritaba, sintiendo a Mo dentro de él, haciéndose cargo, como si el
alma de Mo en realidad estuviera moviéndose dentro de Mykel.

El vínculo ahora estaba formado. Mykel no estaba seguro de cómo lo


sabía, pero lo hacía. Finalmente eran pareja en el verdadero sentido de la
palabra.

—Mykel, —Mo gritó cuando su polla salió a borbotones en el


interior del cuerpo de Mykel, su semilla bañando el canal de Mykel. Mykel
gritó el nombre de Mo cuando su semen bañaba ambos pechos, sus bolas
vaciándose.

Mykel jadeó mientras sus piernas se deslizaban hacia abajo,


tambaleándose en un esfuerzo para permanecer arriba, pero era una batalla
perdida. Estaba muy bien saciado y listo para tomar una maldita siesta.
59
Mo besó el cuello de Mykel cuando sacó su polla libre. —Eres mío.

Mykel sonrió y asintió con la cabeza, cuando un letargo lo metió en


su oscuro abrazo.
Capítulo 6
Mykel hizo una mueca de dolor mientras se sentaba en la mesa junto
con todas las otras parejas. Se imaginó que era más o menos donde se
suponía que estuviera ahora que había reclamado a Mo y sido reclamado a
cambio. Este era el lugar donde todas las parejas se sentaban cuando los
chicos estaban fuera haciendo... lo que fuera que hicieran.

No podía mantener la amplia sonrisa fuera de su cara, cuando todos


se volvieron para mirarle.

—Uh-oh, alguien echó un polvo. —Rió Gigi.

Mykel levantó la mano en el aire. —Ese sería yo —dijo con orgullo.

—Agradable.
60
—¿Fuiste reclamado también? —preguntó Pax.

Mykel asintió con la cabeza. No estaba preparado para los gritos de


alegría y felicitaciones que siguieron o para la totalidad de abrazos y
palmadas en la espalda que recibió de las parejas que le rodeaban.

Una vez que todos se calmaron, Mykel respiró profundamente. Su


culo le dolía cuando se sentaba. Ahora su espalda le dolía. Se rió en voz
baja. No tenía fuerzas para que le importara. Nada le iba a bajar desde lo
alto donde estaba en estos momentos.

—Tengo un plan —dijo Gigi.

Salvo eso.

Mykel gimió y dejó caer la cabeza hacia abajo en la mesa.

—No, esto es un plan realmente bueno.


Mykel levantó la cabeza y arqueó una ceja ante Gigi. ¿En serio?
¿Desde cuándo había Gigi tenido un buen plan? Se dio cuenta de que cada
otra pareja en la mesa estaba dando a Gigi la misma mirada.

—Oh, vamos, chicos —se quejó Gigi. Es un buen plan. Solo


escuchadme.

—Bien —dijo Pax— estamos escuchando, pero eso no quiere decir


que estemos de acuerdo. La última vez que nos metimos en problemas
tuvimos que limpiar la bodega de carga. Mis dedos todavía se ven como
ciruelas pasas.

—Bueno, ¿ya sabéis cómo los chicos están pensando en reunirse con
este tipo, el General, otra vez?

Varias de las parejas asintieron con la cabeza. La mandíbula de


Mykel acababa de caer. ¿Están locos? Mo casi murió la última vez. No es
de extrañar que Mo no le dijera nada acerca de la reunión con el General. 61
Mykel iba a estrangular a su compañero tan pronto como lo viera.

—Creo que deberíamos secuestrar al General.

Mykel no dijo nada. Se levantó de la mesa y salió del comedor. Gigi


estaba mal de la cabeza. Simplemente decir que creía que debían secuestrar
al General violaba alguna ley en algún lugar. ¿No?

Oh, eso era tan equivocado.

Tan, tan equivocado.

Los pasos de Mykel comenzaron a disminuir, cuando se imaginaba a


Mo yendo a otra misión suicida para hablar con el General. ¿Era el
secuestro del General tan equivocado? ¿Sobre todo cuando la vida de Mo
estaba en peligro? Llegó a casa esta vez, pero casi murió. Mykel no podría
estar allí para salvarle la próxima vez. Y entonces, ¿qué pasaría?
Mo era demasiado valioso como para perderlo. Era más que el
mundo de Mykel. Era el alma misma de Mykel. Si Mo moría, Mykel no
querría vivir. ¿Valía la pena romper una diminuta pequeña ley para salvar la
vida de Mo?

Mykel golpeó las manos en las caderas y dejó caer la cabeza hacia
atrás para mirar arriba al techo. Esto era una locura, y no podía creer que en
realidad estuviera considerándolo. Si esto no causaba que Mo lo castigara,
Mykel no sabía qué lo haría. ¿Pero perder a Mo era una mejor alternativa?

Mykel suspiró profundamente y volvió a entrar en el comedor. Miró


a todos sus rostros expectantes que le miraban a él, y luego rodó los ojos.
—Muy bien, vale estoy dentro. Háblame de este plan tuyo.

62
Mo se sentó en el puente de mando, sus dedos corriendo sobre el
tatuaje que tenía, de rodillas delante de una lápida, sobre lo que perdió.

Lo había hecho. Mo había unido a Mykel a él para toda la eternidad.

El dolor se apoderó de él mientras pensaba en algo que le sucediera


al pequeño shifter de águila. Sabía en su corazón que no iba a soportar otra
pérdida. En tan sólo un corto período de tiempo, un parpadeo en el ojo del
universo, Mykel había llegado a significar mucho para él.

—¿Estás conmigo? —preguntó Livewire cuando chasqueó los dedos


delante de la cara de Mo—. Hola, ¿Hay alguien ahí?

Mo golpeó la mano de Livewire alejándola cuando se volvió hacia


Remy. El Comandante estaba leyendo sobre algún archivo, con el rostro
tenso por la concentración.
—Esto dice que si la tripulación de la Lady Blue se entrega
voluntariamente, que la rendición voluntaria será considerada cuando
nuestro caso sea escuchado —dijo Remy cuando sus ojos recorrieron el
archivo.

—Y cuando yo me entregue voluntariamente, Mo será un hombre


bien parecido —dijo Livewire con cara seria.

Mo tuvo un fuerte deseo de dar un puñetazo al hombre.

—Estoy de acuerdo —dijo Remy, y luego su cabeza se levantó—.


No acerca de la parte cuestionando tu aspecto —claró a Mo—. Quiero decir
sobre esto. —Levantó el archivo—. Tengo la sensación de que esto era una
formalidad por parte del General.

Mo podía ver que el Comandante estaba preocupado.

Todos ellos lo estaban.


63
A pesar de que él no tenía ninguna participación en el delito que
supuestamente cometió la tripulación, Mo se sentía como si fuera una gran
parte de la tripulación. Así que, a su vez, si ellos caían, él también.

Y Mo no tenía ninguna intención de caer.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Crank.

—Nos apegamos a reunirnos con el General en Beta Cinco, —dijo


Remy cuando colocó el archivo abajo—. No vamos a desviarnos de la cita
con el General. Ni siquiera estoy seguro de que esto fuera enviado por el
General Merrick. Mi instinto me dice que algo más está pasando, y ya que
no es prudente contactar con él en este momento, nos apegamos a nuestro
plan.

Mo estuvo de acuerdo.
Algo de todo este completo asunto olía a basura, sin retirar en
semanas, en pleno verano. Nada se añadió. Si se les permitiera tener una
reunión con el General para argumentar su caso en un terreno neutral,
entonces ¿por qué la Fuerza de Élite se presentó y trató de despellejar sus
cerebros?

Esos fueron tiros disparados a matar. Mo no tenía ninguna duda.

—¿Cuánto tiempo tenemos antes de que lleguemos a Beta Cinco? —


Remy preguntó Tank.

—Deberíamos entrar en su atmósfera exterior en una veintena de


horas, Comandante —respondió Tank.

Eso les daba veinticuatro horas para llegar a un plan. Y Mo esperaba


que fuera mucho mejor que el plan de Paktil. No tenía costumbre de saltar
por los tejados o recibir un disparo, al menos no por una maldita Phaser.

Esta vida futurista no era todo diversión y juegos como Mo 64


originalmente pensó que sería. Los riesgos eran mayores, las armas más
avanzadas, y la realidad de todo ello se asentaba como un gran peso en el
intestino de Mo también.

No sólo tenía que preocuparse por quedarse fuera de peligro, tenía la


seguridad de que Mykel y la libertad estaban en juego en esto también.

—¿Quién va a bajar al planeta y quién se va a quedar a bordo? —


preguntó Mo mientras pensaba en su compañero. Haría lo que sea que
Remy quisiera, pero Mo prefería quedarse a bordo y ver a Mykel.

El hombre parecía estar convirtiéndose en un pequeño infractor de la


ley. A Mo le gustaba el hecho de que Mykel se soltara, pero lo que no le
gustaba era el hecho de que iba a conseguir que su compañero muriera.
Una pérdida era suficiente para durar toda la vida de Mo.
—Te quiero, Tank, y Livewire permanecerá a bordo en caso de que
tenga que alejarse del planeta en un apuro —respondió Remy—. El resto de
nosotros estaremos tranquilos si tienes que sacudir la cola.

Mo asintió con la cabeza.

—¿Por qué tengo que perderme toda la diversión? —se quejó


Livewire.

—Porque conoces la mecánica de esta nave como la palma de tu


mano —respondió secamente Remy. Había un cariz duro en la voz del
comandante, dejando que todos supieran que estaba tomando esta situación
muy en serio.

—Está bien —concedió Livewire con un pequeño rodar de sus ojos.

Mo quería reír, pero la dura como el acero mirada de Remy le detuvo.


Puede que fuera un hombre grande, pero el Comandante tenía un aire letal
en él que hacía que Mo quisiera mantener sus bolas exactamente donde 65
estaban. Retirarse o reubicarse no era una opción en su libro.

—Me dirijo a mi cuarto —dijo Remy, cuando se puso de pie—.


Avísame cuando nos acerquemos.

—Sí, Comandante —respondió Tank cuando Remy dejó el puente.

Mo dejó escapar un suspiro pesado cuando se echó hacia atrás. Por lo


menos iba a permanecer a bordo. Hablando de lo cual...

Mo se levantó, dejando el puente también, para ir en busca de su


compañero. Mykel no había salido de su lado desde que llegó a bordo, pero
su compañero estaba en cualquier parte por ahí.

Justo cuando llegó al comedor y estaba a punto de empujar las


puertas abiertas, oyó un murmullo silencioso. La mano de Mo empujó la
puerta ligeramente abierta, apenas una pulgada.
Oyó a las parejas planear su próximo movimiento, Mykel añadiendo
su granito de arena. ¿Estaban planeando secuestrar al General? Su labio se
levantó en una leve sonrisa al oír la voz de Mykel diciendo que iba a ser su
portavoz.

¿Así que su pareja era un transgresor de la ley, después de todo?

Mo tenía ganas de reír, pero sabía que tenía que encontrar una
manera de pararlos. Sólo irrumpiendo y diciéndoles que sus planes estaban
frustrados sólo haría que las parejas llegaran a un esquema más disimulado.

Tenía que ser más listo.

E iba a necesitar ayuda.

Mo tranquilamente cerró la puerta al comedor entonces volvió de


puntillas por el pasillo. Tan pronto como estuvo fuera del alcance del oído,
volvió a largarse hasta el puente. No estaba seguro de con quién tenía que
hablar primero cuando un centenar de diferentes esquemas para detener a 66
las parejas corrían a través de su cabeza.

Localizó a Remy de pie por su silla de mando. ¿No acababa de decir


el tipo que iba a su cuarto? No es de extrañar que el hombre permaneciera
irritable. El hombre nunca descansaba.

—Remy, tengo que hablar contigo. —El Comandante de la Lady


Blue parecía la opción más apropiada. Tal vez. Un poco. Oh, diablos,
¿quién sabe? Mo sólo tenía que detener a Mykel de lastimarse.

—¿Qué pasa, Mo?

—Las parejas están planeando algo —exclamó Mo. —Y tenemos


que detenerles antes de que alguien resulte herido o algo peor.

—¡Oh, mierda! —Se quejó Tank.

Remy apretó los labios con tanta fuerza que se volvieron blancos. —
¿Qué ha planeado mi pequeña pareja ahora?
—Quieren secuestrar al General.

Las cejas de Remy se alzaron. —¿Quieren hacer qué?

Mo tragó. Tal vez venir a Remy no fue tan buena idea. —Quieren
secuestrar al General.

Cuando los ojos de Remy se redujeron a pequeñas aberturas de color


gris ahumado, Mo decidió que correr era lo mejor que podía hacer.
Necesitaba encontrar a Mykel y ocultarle hasta que Remy se calmara. A él
le gustaba su pareja con la piel suave y sedosa. No quería verlo colgando
del cinturón de Remy.

—Mueve un paso y eres un hombre muerto.

Mo se congeló.

—¿Qué sabes exactamente? —Preguntó Remy.

—Bueno, yo... eh... fui a buscar a Mykel y oí voces que venían del 67
comedor. Las parejas estaban todas sentadas alrededor hablando de
secuestro del General.

—¿Dijeron lo que pensaban hacer con el General una vez que lo


tuvieran?

Mo frunció el ceño y volvió a mirar a Remy. —No.

Mo se puso nervioso cuando Remy juntó las manos detrás de su


espalda y comenzó a caminar alrededor del puente. Estaba confundido
como el infierno. Un minuto, Remy estaba enfadado lo suficiente como
para rasgar el puente, con sus propias manos. Al minuto siguiente, parecía
estar fuera de sus propios pensamientos.

—¿Remy? —Mo preguntó—. ¿Qué hacemos?

—Espiar.

—¿Huh?
Remy sonrió, y no era una de esas sonrisas cálidas y difusas tampoco.
Enviaba un escalofrío por la espina dorsal de Mo que no creía que alguna
vez entrara en calor.

—Tank, dame video en el comedor.

—Estoy en ello, Comandante.

Un momento después, la video-pantalla se iluminó con una imagen


del comedor. Todas las parejas estaban reunidas alrededor de una mesa
todavía hablando. Mo se acercó a la pantalla. Tenía en realidad, una especie
de curiosidad por el plan que se les podría ocurrir. Eran parejas. Esto no
quería decir que fueran estúpidos.

Pero con cada palabra que las parejas hablaban, su boca se abría aún
más. ¿Tal vez estaba equivocado?

—Imlay, —dijo Gigi: —¿Puedes conseguirnos algún tipo de


inhibidor? 68
—¿Para qué?

Gigi rodó los ojos. —¿Cómo demonios esperas que salgamos de esta
nave, si nuestras parejas están despiertos?

Las cejas de Imlay se alzaron. —¿Así que quieres dejarlos


inconscientes?

—No me mires así. Sólo quiero que duerman por un rato, no más de
veinte minutos o así. Sólo el tiempo suficiente para que consigamos la
lanzadera en la superficie. —Gigi se encogió de hombros—. No es como
que no nos permitan volver a bordo.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó Adwaka—. Porque yo no lo


estoy.

—Oh, por favor. —Gigi movió una mano desdeñosa a Adwaka—.


Puede que seamos un dolor en sus culos, pero nos aman.
—Yo no me siento bien sobre usar eso contra ellos —dijo Mykel.

Mo casi levantó su puño en el aire a la protesta suavemente hablada


de Mykel. ¡Así se hace, Mykel!

»Pero no quiero a Mo herido tampoco, así que supongo que estoy


dentro.

Mierda.

—Mira, es realmente simple, —dijo Gigi—. Se supone que el


General deba estar en la taberna a las diecisiete horas. Conozco al
camarero allí. Es un buen tipo. Estoy seguro que si Imlay nos prepara un
poco de algo en su laboratorio, podemos conseguir que Ryan se lo deslice
en la bebida del General. Una vez que esté inconsciente, todo lo que
tenemos que hacer es llevarle a la lanzadera y luego a bordo de la Lady
Blue.

—¿Y cómo hacemos para conseguir que el General se aparte de sus


69
guardias? —Preguntó Imlay—. No es que nos vayan a dejar sacar al tipo de
allí sin sufrir una pelea.

—Oh, una pelea.

Mo gimió y pasó la mano por la cara cuando los ojos de Gigi se le


iluminaron. Eso no podía ser bueno.

—Podríamos empezar una pelea como una diversión.

Serían masacrados.

—Remy —Mo gruñó—. Haz algo. Páralos antes de que los maten.

Remy empezó a reírse, lo que parecía totalmente inapropiado, dadas


las circunstancias. Hizo un gesto con su mano hacia la pantalla. —Eso es
realmente una muy buena idea.
Si tuviéramos al General, a bordo de la Lady Blue, entonces tal vez
la Fuerza de Élite deje de disparar contra nosotros el tiempo suficiente para
que averigüemos qué demonios está pasando.

—Así que sólo vamos a dejar que maten a nuestras parejas.

—Oh, no, no dejarán esta nave. No me importa si tenemos que


atarlos a nuestras camas. Pero su idea, por el contrario, es muy buena.

Mo cruzó los brazos sobre su pecho y miró a Remy. —Estoy


escuchando.

—Imlay no es el único que sabe algunas cosas sobre drogas para


dormir. Puede que las haya utilizado una o dos veces en mi línea de trabajo.
Si conseguimos que Livewire obtenga algunos de los inyectores médicos
de Imlay y unos pocos ingredientes, entonces podemos dejar inconscientes
a las parejas mientras vamos a trabajar.

—¿Y el plan para secuestrar al General? 70


—Oh. —Sonrió Remy—. Eso todavía está en los libros. Las parejas
simplemente no serán los que lo hagan. Nosotros lo haremos.

—¿Y qué hay de las parejas mismas? —Preguntó Mo—. A ellos se


les ocurrió este plan para eliminar nuestro culo mientras que salían de la
nave.

En todo caso, la sonrisa de Remy se hizo más grande. —Yo no sé


vosotros, pero yo planeo apalear el culo de Gigi, hasta que no pueda
pensar en otra cosa, excepto la manera de encontrar una posición cómoda
para sentarse. Esto podría mantenerlo ocupado durante un rato.

La idea tenía mérito.

—Estoy dentro.
Capítulo 7
Mo se sentía como un hijo de puta de categoría al salir de la nave.
Todas las parejas fueron sedadas, incluyendo Mykel. Había tumbado a su
pareja abajo suavemente en la cama, y luego se escabulló como un ladrón
en la noche.

Tan grande como era, el miedo se apoderó de sus entrañas cuando


pensaba en enfrentar a Mykel una vez que regresaran.

Iba a conseguir que le lanzara una ley. Lo sabía.

Y a lo mejor no tuvieran sexo tampoco.

Hizo a Mo querer estrangular la mierda de Remy, incluso si el


hombre estaba volando a la lanzadera. Y pensar que tal vez no tuviese la
71
oportunidad de sentir esa suave y sedosa piel envolviéndose alrededor de su
pene durante mucho tiempo le hizo tener ganas de golpear al Comandante
hasta que accediera a volver a girar la lanzadera y lo dejara correr hacia
Mykel y rogar el perdón.

La cabeza de Mo volvió a animarse al darse cuenta de lo muy


enamorado que estaba de Mykel realmente. La idea le sorprendió hasta la
médula. Nunca pensó que un pequeño hombre tuviera un gran dominio
sobre él.

Le sorprendió.

—Tank, quiero que empieces una pelea con Blade —dijo Remy
mientras conducía la lanzadera hacia su punto de encuentro—.
Necesitamos ese foco de distracción de la que mi pareja estaba hablando
mientras Colt y yo ayudamos a sacar al General de allí. Livewire
mantendrá un ojo en las personas que nos rodean en el interior de la taberna.
—¿Y yo que soy, hígado picado? —preguntó Mo en una rabieta.

—¿Qué demonios significa eso? —preguntó Remy cuando volvió a


mirar a Mo con las cejas en un gesto interrogativo—. ¿Qué demonios es
hígado picado?

Mo rodó los ojos. —No importa.

—Está hablando esa jerga de la Antigua Tierra una vez más —


advirtió Livewire—. Sólo asiente con la cabeza como que entiendes y di
uh-huh.

Mo tuvo que luchar contra la sonrisa que tiraba de sus labios.


Livewire le había empezado a gustar... como un hongo.

Remy miró entre los dos y luego sacudió la cabeza, como si


descartara la extraña conversación del culo. —Quiero que Mo sea nuestro
puesto de observación. Necesitamos ojos para decirnos si los refuerzos
están en nuestro camino. 72
Podía hacer eso. Aunque Mo todavía se sentía como si se golpeara
con algunas cabezas cuando pensaba en Mykel negándole el sexo por
golpear a su pareja. Mo había conseguido sólo una muestra de cielo, y
ahora podría quitárselo. Realmente, tenía muchas ganas de patear algún
culo.

Remy tocó con la lanzadera, aterrizando en algún lugar árido. Mo


nunca había visto un lugar como este. Se le dijo que el planeta era un
planeta minero, pero maldita sea, hablaba de desolación. El terreno
accidentado sólo lo hizo tragar duro.

Sus nervios se tensaron cuando salían de la lanzadera y se dirigieron


calle abajo hacia el bar. Este no era más que otro planeta, el cual era
bastante raro, pero era el culo del universo. Le recordó a Mo su antiguo
barrio. Nadie estaba a salvo.
Al segundo que entraron en el bar, Mo deseaba poder dar la vuelta y
caminar de regreso a las calles. En realidad podría ser más seguro estar en
las calles peligrosas. Este no era un lugar que quisiera quedarse atrás. Los
hombres aquí le hacían sentir como un hombre enclenque.

Y Mo estaba lejos de ser enclenque.

Los hombres en el bar miraban con intensidad, fijamente y gruñeron


cuando la tripulación entró, y ni siquiera eran los terroríficos. El lugar
parecía que había visto días mejores. Infierno, la ciudad parecía que iba a
desmoronarse. Era como vivir en una especie de mala película de ciencia
ficción. Se estremeció ante la idea de jugar un papel importante en ella.

—Esperad fuera —dijo Remy mientras se dirigía más hacia el


interior oscuro. Esperar fuera sonaba más cuerdo que ir más allá en su
infierno. Mo caminaba contento hacia la salida. A pesar de que la ciudad no
le hizo sentir todo cálido y difuso, estaba buscando la mejor opción.
73
Mo salió de la taberna y se dirigió al edificio de enfrente de la calle.
Habían examinado el área a fondo antes de que la tripulación, incluso
entrara en la taberna. Mo vio el lugar perfecto para mantener un ojo en las
cosas. Sería un espacio reducido, pero también sería imposible que alguien
lo detectara.

Reajustó su conjunto de auriculares cuando se puso en cuclillas,


tomando una vista perfecta de la taberna A Drop in the Bucket. Había visto
sólo un atisbo del General Merrick, pero sabía quién era el hombre cuando
caminaba hacia la taberna.

—Esta en su camino de entrada —informó Mo al enlace de


comunicación.

—Gracias. —Fue la respuesta de Remy rápida y baja.

—Hay tres hombres que permanecen fuera de la taberna, mirando a


todo el que entra. Vinieron con Merrick.
Remy no le dio ninguna respuesta, y Mo no había estado buscando
una. No era como que pudiera hablar libremente sobre los enlaces
comunicadores cuando estaban tratando de camuflarse y pasar inadvertidos.

Mo maldijo cuando un vehículo grande se detuvo delante de la


taberna, bloqueando su punto de vista. ¿Cómo diablos se suponía que iba a
mantener un ojo en el lugar si ni siquiera podía ver el maldito edificio?
Maldiciendo, Mo se apartó de su escondite, tirando de su Phaser cuando
salió del espacio apretado.

Mo corrió a la puerta del edificio de al lado y tomó dos pasos a la vez


hasta que pudo ver por encima del vehículo que le bloqueaba. No estaba
seguro de lo que sucedió en ese corto espacio de tiempo, pero los tres
hombres que habían estado fuera de la taberna no estaban por ningún lado.

—Los escoltas en el exterior de la taberna se han ido —informó en


su enlace comunicador. Al no obtener respuesta, Mo comenzó a
preocuparse—. ¿Me oíste eso? 74
Nada.

Sus ojos recorrieron la zona, y fue entonces cuando vio a los


hombres de uniforme rojo y negro arrastrándose a lo largo del edificio en el
mismo lado de la calle que la taberna.

Joder.

—La Fuerza de Élite está entrando, —gritó en voz baja a su enlace—.


Repito, la Fuerza de Élite está entrando con vosotros chicos. — Volviendo
a correr abajo las escaleras, Mo golpeó su espalda contra la pared justo en
el interior del edificio en ruinas. Tenía que advertirles. Tenía que ayudarles.

No había manera en el infierno que se fuera a pudrir en una prisión


futurista. Tenía un pequeño compañero luchador por el que volver y alguna
explicación que dar, si quería alguna vez conseguir un pedazo de culo de
nuevo en esta vida.
Dijo una breve oración antes de salir corriendo del edificio y usando
la lanzadera de alguien como escudo, escondiéndose detrás de ella mientras
miraba a través del cristal para ver a los ejecutores de la Fuerza tomando la
posición. Estaba empezando a creer seriamente que Merrick les había
tendido una trampa.

Pero eso no tenía ningún sentido. Había otra cosa mucho más grande
pasando aquí, y el intestino de Mo le dijo que Merrick quería llegar al
fondo de la cuestión mucho más de lo que ellos lo hacían. Su instinto no le
había dirigido mal antes, pero los hombres eran buenos en mentir.

Lo había aprendido de primera mano.

—¿Estáis allí? —preguntó en su enlace de comunicación—. Me


dirijo dentro.

—Mantén el culo donde se supone que esté —Remy saltó—. Mantén


tu jodida posición. 75
—Lo habría hecho si me hubieras contestado en primer maldito lugar.
—Diablos si iba a sentirse mal por tratar de tener y proteger sus espaldas.
Era su trabajo, y Mo no iba a permitir que la tripulación se hundiera. Se
había convertido en una familia para él. Algo que nunca había tenido antes.

—Vuelve a tu escondite antes de que le diga a Mykel que estabas


aquí abajo todo acogedor con uno de los clientes, —Livewire bromeó.

—Haz eso y le diré a Imlay que cantas al sistema de propulsión


cuando piensas que no hay nadie —respondió Mo—. Bloqueará tu culo
por eso.

—No lo creo. —Rió Livewire—. Le encanta mi extravagancia.

—Eso dice él, —respondió Mo.

—¡Lárgate del jodido enlace! —gritó Remy.


Mo no pudo detener la extensión de sonrisa en su rostro. Sí, la
tripulación era como una familia para él.

Anomalías y todo.

Se dio la vuelta para regresar al edificio cuando vio a uno de los


oficiales de la Fuerza de Élite venir por su camino. Mo maldijo. No creía
que el chico lo hubiera visto todavía, pero si se quedaba donde estaba
actualmente, no había duda de que iba a ser visto.

—Uh, tengo un aprieto aquí —dijo mientras miraba a su alrededor


por un lugar para ocultarse. Si se alejaba de la nave y se dirigía hacia el
edificio, el ejecutor de la Fuerza iba a verlo.

—Entonces, sal de él. —Remy gruñó.

Yo también te quiero, hermano. Mo sabía que sólo había una manera


de esconderse del Ejecutor. Alzó la mano y abrió la puerta de atrás de la
lanzadera, deslizándose dentro cuando cerró la puerta detrás de él y se 76
agachó.

Mo dejó escapar un suspiro de alivio cuando el ejecutor caminó


derecho por ahí, ignorante de su posición. Así cuando alcanzó la palanca
para salir, alguien se metió en el asiento del conductor y despegaron.

¡Mierda!

Livewire tenía un mal presentimiento sobre todo esto. Algo era


desagradable. Podía sentirlo en sus dedos de los pies. —Tengo que ir a
comprobar a Mo.
—Es necesario que mantengas el culo justo donde estás —dijo
Remy—. Es demasiado tarde ahora.

Livewire vio a lo que Remy se refería cuando Tank y Blade


empezaron a manejar el poder de sus puños entre sí. Maldita sea, eso iba a
dejarle un moretón... o tres.

—Prepárate —Livewire gruñó en voz baja cuando el Comandante y


Colt hicieron su movimiento hacia el General. Livewire estaba teniendo un
mal presentimiento.

Cuando su Comandante se acercó a Merrick, el lugar explotó con la


Fuerza de Élite, Phasers volando cuando todo el mundo gritaba y corría a
esconderse. Livewire era uno de ellos.

—¡Tirad las armas! —gritó Remy por encima del ruido.

Livewire miró arriba para ver que su Comandante había perdido la


maldita cabeza. Estaba empujando una Phaser duro en la sien de Merrick. 77
—Tirad las armas o le vuelo la jodida cabeza.

—¡Haced lo que dice! —Gritó Merrick su orden.

Uno de los responsables ejecutores se encogió de hombros mientras


sonreía con aire de suficiencia a Remy. —Adelante.

Bueno, esto no estaba funcionando tan bien. Livewire sabía que tenía
que hacer algo, y rápido. Al parecer, el General Merrick estaba en la lista
peligrosa también. No era de sorprender cuando se trataba de la Federación
de Planetas Unidos.

Hijos de puta.

Livewire sacó su Phaser de la pistolera y saltó, aterrizando detrás del


hombre con la sonrisa satisfecha en su rostro. —Bueno, nuevo juego. Tirad
las armas o este gilipollas comienza a echar mierda por un nuevo agujero.
Cuando en la habitación las cabezas se ladearon en Livewire, sólo se
encogió de hombros. Estaba improvisando. A la mierda todos ellos. —
Ahora —gruñó.

—Voy a matarte y luego arrastrar tu cuerpo de vuelta a mi lanzadera


donde voy a llevarte de vuelta a Tronos y colgarte en la plaza —amenazó
el hombre.

—¿Es eso lo mejor que sabes hacer? —preguntó Livewire—.


Realmente tienes que ser un poco más creativo.

—Jódete —escupió el hombre.

—Tú primero, querido.

Livewire señaló con la cabeza hacia a la salida. Remy y los otros


miembros de la tripulación salieron lentamente con el General Merrick, con
la Phaser todavía en su sien. Una vez que despejaron la entrada, Livewire
dio un paso atrás y disparó una ráfaga al hijo de puta engreído, sonriendo 78
maliciosamente cuando el soldado cayó al suelo al instante.

Estaba sólo en aturdimiento, pero joder si no iba a doler cuando el


hijo de puta se despertara. Livewire salió corriendo de la taberna,
esquivando el fuego de las Phaser mientras corría hacia la lanzadera. Corrió
a bordo justo cuando Remy se preparaba para despegar. —¿Dónde diablos
está Mo?

Remy sacudió la cabeza. —Vamos a volver por él. Necesitamos a


Merrick fuera de aquí. Al parecer, no todo el mundo parece pensar que
debería ser General.

—Entonces me voy a quedar. —Livewire gruñó mientras corría fuera


de la lanzadera. Vio a Remy despegar y se preguntó si había hecho la más
sana decisión cuando vio a los oficiales de la Fuerza Élite dirigiéndose en
su camino.

—Estoy muy jodido.


—Déjame salir —Blade gritó mientras corría para ver a Livewire
intercambiando fuego de Phaser con al menos media docena de Ejecutores
de la Fuerza de Élite. No había manera de que fuera a permitir que
Livewire les hiciera frente solo. El hombre iba a ser sacrificado. Blade no
podía dejar que eso sucediera. Habían pasado por mucho para salir de esta
manera.

Y tenían que encontrar y rescatar a Mo también. Blade no se iba a


perder la última etapa de la batalla. Estaban cerca de limpiar sus nombres, e
iba a morir luchando por la oportunidad de conseguir, finalmente, a la
Fuerza de Élite fuera de su maldita espalda. Estaba cansado de correr, 79
cansado de tener a Adwaka en riesgo cada segundo de cada día. Quería
algún tipo de vida medianamente decente con su pareja, y mantenerse a la
fuga no era su idea de una vida feliz con su pequeño Orilliano.

Adwaka representaba todo lo bueno en la vida de Blade, e iba a tener


la oportunidad de mostrarle exactamente eso.

Remy aterrizó la lanzadera detrás de unas grandes rocas. —


Quienquiera que se quiera quedar mejor que se baje ahora. ¡Necesito sacar
al General fuera de aquí!

Tank y Colt salieron disparados de la lanzadera detrás de Blade, pero antes


de que Colt pudiera despejar la puerta, Remy le agarró su hombro. —Lleva
al General de vuelta a la Lady Blue. Tenemos un miembro de la tripulación
desaparecido y uno comprometido en una batalla.

—Sí, Comandante —dijo Colt mientras corría de nuevo a bordo de la


lanzadera y despegó.
—Vayamos —gruñó Remy mientras hacían su camino de regreso a
Livewire. Blade sólo rezó a los dioses para que llegaran a tiempo.

—¿Qué estás haciendo ahí atrás?

Mo parpadeó y luego se asomó por encima de la silla al hombre en el


asiento delantero. —¿Te conozco?

—Mi nombre es Ryan.

Mo había oído ese nombre antes. —El camarero de A Drop in the


Bucket, ¿verdad?

—Ese soy yo.

Está bien, entonces. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar
80
de camarero o algo así?

—Oh infierno sí, y probablemente voy a ser despedido por irme.

—¿Entonces por qué lo hiciste?

—Porque no soy lo suficientemente estúpido como para quedarme


alrededor cuando la mierda empieza a volar. —Ryan negó con la cabeza—.
Hice lo que tu Comandante me pidió e inyecté la bebida en el General, pero
yo no voy a estar implicado en su secuestro. No quiero una recompensa por
mi cabeza como todos vosotros tenéis.

—Oh. —Mo se sentó y se recostó atrás en el asiento. Eso tenía


sentido. Probablemente él no hubiera querido quedarse tampoco.
Desafortunadamente, eso no era una opción para él—. ¿Puedes dejarme?
Tengo que volver con mis amigos.
El transporte se desvió repentinamente y luego se detuvo en seco.
Ryan se volvió y miró hacia atrás sobre el asiento en Mo —¿Estás mal de la
jodida cabeza tío? Ese lugar es un hervidero de la Fuerza de Élite.

—Mis amigos están allí. No puedo dejarlos.

—Amigo, estás loco.

Los ojos de Mo se estrecharon. —¿Por favor? —Escupió a través de


los dientes apretados.

Ryan le miró fijamente durante un momento y luego rodó los ojos.


—Está bien, pero te voy a dejar a unas calles de distancia. No hay forma
que vaya más cerca del infierno.

—Eso estará muy bien. —Mo sacó su Phaser y verificó la misma.


Fue un gesto natural, incluso si no tenía ni idea de lo que estaba buscando.
¿Cómo comprobaba una Phaser para la munición?—. ¿Esto se carga? —
preguntó, agitando el arma a Ryan. 81
—Hey, quita esa mierda. Podrías herir a alguien con eso.

—Esa es la idea general. —Mo se rió. Estas malditas cosas debían


venir con manuales de instrucciones.

—Comprueba la luz azul en el lateral. Es el indicador de batería de


energía. Siempre y cuando se vuelva azul, tienes munición.

Mo volvió el arma hacia los lados hasta que encontró la luz azul. —
Genial. ¿Cómo podemos volver a cargarlo?

—Necesitas una nueva pila de energía.

—¿Tienes una?

Ryan se quejó y murmuró durante varios minutos, después levantó


un tubo de plata. —Va a un lado. No la reemplaces hasta que la luz azul se
apague por completo.
—Gracias. —Mo tomó el tubo pequeño y se lo metió en el bolsillo.
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaban acercándose a la
taberna—. Creo que estamos lo suficientemente cerca. Puedes dejarme aquí.

—La idea es fabulosa. —Ryan paró al instante al lado de la calle.

—Gracias, Ryan. No me olvidaré de esto.

—En realidad, prefiero que lo hagas.

Mo se rió y comenzó a abrir la puerta cuando Livewire llegó


corriendo dando la vuelta a la esquina como si los perros del infierno le
persiguieran. Momentos más tarde, Mo estaba bastante seguro de que
estaban cuando vio a varios hombres vestidos de rojo y negro, corriendo
alrededor de la esquina detrás de Livewire.

—¡Livewire! —Mo gritó cuando empujó la puerta abriéndola y se


deslizó atrás hacia el otro lado de la lanzadera.
82
Livewire se fue derechito a la lanzadera, dejándose caer en el asiento
trasero. Mo golpeó su mano sobre el asiento. —¡Vamos, vamos, vamos! —
Gritó a Ryan. Mo agarró a Livewire y aguantó para salvar sus vidas cuando
la lanzadera salió disparada como una bala lejos de la acera. Empezó a tirar
de los brazos de Livewire, tirando de él más dentro en el interior del
vehículo—. Saca tu culo de aquí.

—Hey, me alegro de verte. —Livewire le sonrió.

—¿Quién diablos eres tú? —Espetó Ryan.

—Este es Livewire —dijo Mo— y su pareja es aún más aterradora


que la Fuerza de Elite, así que deja de quejarte de tu dolor de barriga.

—No voy a salir de esta con vida —se quejó Ryan.

—Seguro que lo harás. —Mo sonrió—. Nos dirigimos de nuevo a la


Lady Blue.
Los de ojos Ryan se abrieron como platos mientras se alejaba de la
taberna. —¿Y por qué me llevarías?

Mo se echó hacia atrás, haciéndose la misma pregunta. Pero sabía


que no era el tipo de hombre de dejar a alguien en un aprieto cuando le
había salvado la vida.

—Porque soy la Madre Teresa —se quejó.

—¿Quién? —preguntó Livewire cuando finalmente se sentó, con


aspecto cansado y sin aliento.

—No importa —dijo Mo mientras miraba en la dirección que se


dirigían. Era divertido cuando la barrera de comunicación entre él y la
tripulación les tenía hablando con rodeos, pero ahora estaba molesto.
Estaba cansado de tratar de explicar lo que quería decir todo el tiempo.

—¿La conociste? —Ryan le preguntó con los ojos muy abiertos—.


Por favor, dime que la conociste. 83
Lentamente, la cabeza de Mo se levantó mientras miraba de Ryan a
Livewire. —Dime que no lo dice en serio.

Livewire se encogió de hombros. —No tengo ni idea. Yo ni siquiera


conozco al tipo.

—Entonces, ¿viniste a través de un agujero de gusano o algo así? —


Preguntó Ryan con entusiasmo. El hombre estaba casi saltando en su silla
mientras miraba de vuelta a Mo.

—Algo por el estilo. —¿Por qué siempre tropezaba con los locos?
Parecía que no importa dónde fuera, había uno en cada grupo, y Mo era el
bastardo con suerte con el que el loco siempre hablaba.

Livewire era un ejemplo vivo y respirando.

—Sólo llévanos de vuelta a la lanzadera —dijo Mo, cuando ponía la


cabeza hacia atrás.
—Uh, lo siento tener que decirte esto —dijo Livewire a su lado—
pero Remy tomó la lanzadera de vuelta a la nave. Estamos atrapados aquí.

84
Capítulo 8
Mykel vio como Colt atracó la lanzadera por segunda vez en ese día.
Sabía que Mo iba a bordo, y Mykel estaba lívido. No sólo el plan de las
parejas de secuestrar al General y pasarlo de contrabando a bordo falló, se
había vuelto contra ellos. Claro, consiguieron al General, pero la verdadera
razón para el plan se había ido a la mierda. Mo estaba todavía en peligro.

No estaba muy contento de ser eliminado, y Mykel le iba a decir a


Mo las cuatro verdades. Mykel cruzó los brazos sobre su pecho, tocando
una melodía enojada con el pie cuando la puerta de la lanzadera se abrió.

Sus brazos lentamente se desvanecieron cuando vio que algunos de


los tripulantes resultaron heridos. Tank y Blade parecían los peores. Cada
uno de ellos tenía un ojo negro y moretones en sus rostros. Podía oír a 85
Adwaka inhalar fuertemente detrás de él.

El peso de Mykel cambió de un pie a otro mientras esperaba a que


Mo despejara la exclusa de aire. Una vez que su compañero estaba libre,
Mykel se arrojó a los brazos de Mo. —¿Estás herido?

Mo sonrió a Mykel cuando negó con la cabeza. —No, Mykel, estoy


bien.

Mykel dio una palmada a Mo en el pecho, empujando los brazos de


su compañero mientras le miraba. —¡Entonces estás en un mundo de
problemas!

Oyó a los otros hombres reírse, pero Mykel les ignoró. —Te quiero
en nuestro cuarto, ahora. —Mykel estaba un poco sorprendido por su tono
de mando, pero estaba enojado en ese momento. Su papel de sumiso en su
relación se fue disparado por la portilla.
—¿Mykel? —Mo miró con extrañeza—. ¿Te sientes bien?

—Sí —espetó, sintiendo su estómago girar en el tono de voz que


estaba usando—. Me siento bien ahora que el sedante ha desaparecido. —
Podía ver a su compañero retroceder mientras se apresuraba por el pasillo.

Mykel siguió detrás de Mo, pensando en lo que iba a hacer para


castigar a su tramposo compañero. Estaba indignado. No podía creer que
Mo le hubiera sedado y luego, se hubiera ido en una misión sin decir una
palabra.

No se trataba tanto de que hubiera sido sedado, porque él había


estado planeando hacérselo a Mo. Era más que Mo no le había dicho lo que
iba a hacer. Mykel no podría decir si él hubiera dicho cualquier cosa antes
de marcharse si el plan urdido por Gigi hubiera pasado, pero habría dejado
una nota.

Algo. 86
Cualquier cosa.

Mykel había estado muy preocupado desde que despertó, sin saber si
Mo estaba vivo o muerto. Y luego, cuando Colt volvió, al enterarse de que
habían perdido a Mo... Mykel nunca quería vivir ese tipo de miedo otra vez.
Su corazón no lo aceptaría.

Cuando siguió a Mo a su cuarto, deseó que la puerta fuera una con el


tipo regular de cierre, preferiría cerrarla de golpe a escuchar el silbido
detrás de él. Sin embargo, cruzó los brazos sobre el pecho y se echó hacia
atrás contra ella cuando entrecerró los ojos en Mo.

El hombre parecía tan culpable como el infierno. Su rostro estaba un


poco pálido, y su cabeza se le caía casi hasta el pecho. La única cosa que
mantenía los gritos furiosos de Mykel atrapados detrás de sus labios fue la
caída de los hombros de Mo.

—Me sedaste y te fuiste sin decir adiós.


—Mykel, tú ibas a sedarme a mí. No puedes estar enojado porque te
lo hice a ti primero.

Mykel sabía eso. Pero estaba enfadado, maldita sea. Mo se había ido
sin decir adiós. Le había golpeado a Mykel de modo que no había manera
de que pudiera ayudar si Mo estaba en problemas. Fue un error.

—Teníamos planeado que estuvieras inconsciente durante veinte


minutos, no más —espetó Mykel—. Tú me has tenido inconsciente durante
dos jodidas horas. —Mykel pisoteó más fuerte, agitando la mano
frenéticamente en el aire—. ¿Qué pasa si algo te hubiera sucedido? ¿Cómo
puedo salvarte si estoy inconsciente?

—Cariño —dijo Mo cuando se acercó más—. No se supone que me


salves.

—¿Por qué infiernos no? Tú eres mi compañero.

—Mykel, puede que no sepa mucho acerca de este tiempo futuro 87


tuyo, pero he estado cuidando de mí mismo durante mucho tiempo.

—Pero no se supone que lo hagas. Eres mi responsabilidad ahora. —


Sollozó Mykel, sintiendo una obstrucción de emoción en la garganta.
Comenzó a retorcer las manos juntas. Mo realmente no entendía qué grave
era esto—. La Ley en Hyberian de apareamiento, artículo setenta y tres
inciso doce, afirma que una vez acoplado, un Hyberiano es responsable de
la salud y la seguridad de su pareja en todo momento. De lo contrario, es
motivo de sanción por parte del Consejo de Ancianos.

Las cejas de Mo se juntaron. —¿Qué tipo de sanción?

—Podrían separarte de mí si no puedo cuidar de ti o separarnos por


un largo período de tiempo hasta que aprenda cómo cuidarte mejor.

—¡No pasará! —gruñó Mo mientras agarraba a Mykel.

—Pero... —Mykel protestó mientras volvía a abrazar a Mo.


—No va a suceder, Mykel. Voy a destruir a cualquiera que trate de
apartarte de mí.

Mykel parpadeó en estado de shock cuando Mo le arrojó sobre la


cama y lo siguió. En cuestión de momentos, Mykel estaba desnudo, y Mo
estaba sobre él. Mykel no pensaba que hubiera una sola mancha en su
cuerpo que Mo no lamiera, acariciara, o frotara.

Las sensaciones corrían a través de él, haciendo girar la cabeza


cuando las manos de Mo lo tocaban por todas partes. —Pero se supone que
tengo que cuidar de ti —protestó Mykel, pero no lo suficiente para que las
manos de Mo detuvieran su exploración de su cuerpo.

—Tú lo haces. —Mo le guiñó un ojo mientras se deslizaba hacia el


vértice de las piernas de Mykel. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta
de lo que Mo estaba a punto de hacer. Las piernas le temblaban de emoción
cuando Mo bajó la cabeza, tomando la punta de la polla de Mykel en su
boca. 88
—Oh, infierno —exclamó Mykel cuando sus piernas se derrumbaron.
¿Había sentido alguna vez algo tan perversamente maravilloso? Sí, cuando
Mo le estaba jodiendo. Pero, maldita sea, si esto no estaba en un cercano
segundo lugar. No estaba seguro de lo que debía hacer, pero sus caderas
tenían una idea cuando se engancharon, conduciendo su polla
profundamente en la cálida boca de Mo.

Pequeñas explosiones se hicieron sentir en todo el cuerpo cuando Mo


le pasó la lengua abajo por su eje y luego rodeó su lengua alrededor de las
bolas de Mykel. Sus manos volaron a la cabeza de Mo, agarrando su pelo
negro y rizado hasta los hombros y curvando sus dedos a través de los
mechones. Tiró ligeramente cuando sus caderas seguían abriéndose.
Sus ojos se abrieron cuando sintió uno de los dedos de Mo entrar en
él. Mykel comenzó a jadear, su culo levantándose ligeramente más alto,
invitando a los dedos de Mo en su cuerpo, empalándole. Empujó su polla
en la boca de Mo, y luego empujó su culo en el dedo de Mo.

La sensación era erótica como el infierno.

Estaba perdido en la lujuria, el deseo, la necesidad, y el anhelo


cuando Mo lo llenó con sus dedos, estirándole. Mykel se quejaba cuando su
compañero tomó la polla de Mykel en su boca, tragándolo hasta la
empuñadura.

—¡Mo! —exclamó Mykel, destrozándose mientras bajaba en la


garganta de Mo. Su cuerpo se sentía como mantequilla blanda cuando Mo
retrocedió, sonriéndole.

Fue la cosa más sexy que jamás había visto.

—Pon tus piernas hacia atrás, Mykel —dijo Mo, mientras tomaba el 89
lubricante.

Mykel no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Metió sus manos


debajo de sus rodillas y tiró de sus piernas hacia atrás, a la espera, viendo
cómo Mo embadurnaba lubricante en toda su polla. La cabeza era brillante,
roja y regordeta cuando Mo agarró la polla y la alineó con el agujero
pulsante de Mykel.

Mo le hizo un guiño antes de meterse profundamente en el culo de


Mykel. Su cuerpo estalló de nuevo en la sensación de la polla de Mo
entrando en él con tanta rapidez, tan plenamente.

—Maldita sea, cariño —Mo se quejó mientras veía la semilla de


Mykel salpicar por todo el pecho—. Haz eso otra vez.
Mykel podía sentir su cuerpo entero ruborizarse con la aprobación de
Mo, pero nada lo preparó para que Mo pasara uno de sus largos dedos a
través de su semilla y luego pusiera ese dedo en la boca. Mykel miró a su
pareja en asombro cuando los ojos de Mo se cerraron agitados.

¿Realmente sabía bueno eso?

Su pregunta fue pronto respondida, cuando Mo repitió la acción, sólo


que esta vez empujó su dedo dentro entre los labios de Mykel. —Sabe a ti.

Mykel mantuvo los ojos fijos en los profundos ojos verdes de Mo


mientras cerraba sus labios, dejando que su lengua se enroscara alrededor
de los dedos de su pareja. Las ventanas de la nariz de Mo estallaron
mientras sus ojos se entrecerraban cuando Mykel lamió los dedos limpios
de su compañero.

Mo comenzó a ajustar sus caderas mientras tiraba del dedo de la boca


de Mykel. Mo se dejó caer en sus brazos, tomando los labios de Mykel en 90
un beso que hizo que sus dedos de los pies se encresparan del puro calor.
Mykel agarró los hombros de Mo mientras envolvía sus piernas alrededor
de la cintura de su pareja, tratando de conseguir que Mo fuera más
profundo con su beso y su polla.

—Me vuelves loco. —Mo gruñó en la boca de Mykel—. Me parece


que no puede acercarme lo suficiente a ti.

Mykel se sentía de la misma manera. Quería arrastrarse dentro de Mo.


Los sentimientos eran tan intensos que se sentía como si estuviera en caída
libre. Sus labios se abrieron, Mykel jadeando cuando Mo agarró la polla de
Mykel y comenzó un ritmo para coincidir con sus caderas.

Mykel gritó por tercera vez cuando su semen entró en erupción en la


mano de Mo. Su cuerpo se convulsionó cuando Mo se puso rígido y
entonces gritó, cerrando los labios en los de Mykel cuando su caliente
semilla brotó en el culo caliente de Mykel.
Estaba allí mareado, saciado, y tan duro cuando trató, sin recordar,
por qué había estado loco en primer lugar. Solo el hecho de estar en los
brazos de Mo hizo que Mykel olvidara que el mundo existía y que no
tenían ningún problema.

—Mira —dijo Mo cuando puso besos sobre la mandíbula de


Mykel—. Te dije que cuidas muy bien de mí.

Mykel sonrió mientras se acurrucaba en los brazos de Mo,


sintiéndose como el hombre vivo más afortunado. No sólo su pareja lo
quería, sino que estaba cuidando de él.

Incluso si era sólo sexo.

—¿Cómo fue la misión? —Mykel preguntó mientras trazaba


perezosos círculos sobre la mano de Mo que sostenía a Mykel cerca de su
fuerte cuerpo. El contraste en su tamaño asombraba a Mykel.

—Bueno —dijo Mo mientras pasaba la mano por la cara y luego 91


acercaba más a Mykel— hubo una pelea en un bar. Los ejecutores se
presentaron. Fui secuestrado en una lanzadera. Livewire casi consiguió que
le volaran la cabeza tratando de rescatarme. Y el resto de la tripulación
malditamente en peligro de ser disparada cuando se quedaron a ayudar.
Con todo, yo digo que fue un éxito.

Mykel se giró en los brazos de Mo, mirando arriba a su pareja. —Y


eso es exactamente por eso que no quiero que vayas.

Mo sonrió a Mykel, haciendo que sus ojos verdes brillaran. —Y ¿qué


habría hecho de otra modo, pareja?

Mykel no tenía ni idea, pero el pensamiento de Mo en cualquier tipo


de peligro hizo que su estómago doliera. —No estoy seguro —admitió.
Sus dedos se arrastraban arriba por el brazo de Mo, trazando el contorno de
los símbolos de tinta de su pareja—. ¿Para qué es esto? —preguntó, cuando
trazó al hombre de rodillas ante una piedra.
Un velo cayó sobre los ojos de Mo cuando miró hacia otro lado. —
Perdí a alguien muy cercano a mí.

Mo le había dicho eso ya, pero no había entrado en detalles acerca de


quién era. Quería preguntar, pero la mirada triste en el rostro de su pareja
detuvo cualquier pregunta que pudiera haber querido hacer.

La mirada le dijo a Mykel que lo que fuera el símbolo, era privado.

Mo cubrió la cara Mykel, una pequeña y triste sonrisa tirando de su


labio. —Era mi hermano pequeño.

Mykel estaba allí congelado, sin saber qué decir. Se empujó más
cerca del cuerpo de Mo, tratando de dar tanta comodidad como pudo.
Mykel sabía que era una lápida cuando la vio. Todavía las utilizaban en
Hyberian. Así que sabía que el hermano de Mo estaba muerto.

Los ojos de Mo se llenaron de lágrimas, cuando liberó la cara Mykel


y luego se volvió de espaldas, mirando hacia el techo mientras tomaba una 92
respiración profunda. —Fuimos criados juntos en un hogar adoptivo. No
era de sangre, pero seguía pensando en él como mi hermano. —Mo
suspiró—. Crecimos juntos, y me seguía a todas partes, siempre se fijaba en
mi. Era un chico inteligente.

—Suena como un buen chico —dijo en voz baja Mykel.

Mo asintió con la cabeza. —Lo era. Todo el mundo se metía con él


debido a su pequeño tamaño. Yo lo protegía de los matones. —La voz de
Mo empezó a vacilar. Se tomó unos minutos para mirar justo al techo, en
silencio. Mykel esperó. Lo que quiera que fuera era evidente que era
demasiado doloroso para que su pareja siguiera. Mo levantó la mano y se
secó los ojos con el dorso de la mano, tirando a Mykel más cerca antes de
continuar—. Pero no estuve allí para protegerlo cuando más lo necesitó.
Mykel se empujó sobre el cuerpo de Mo, hasta que estaba tirado en
la parte superior de su fuerte compañero y envolviendo su cuerpo alrededor
de Mo, haciendo todo lo posible para protegerlo de los recuerdos dolorosos.
Recuerdos que Mykel había traído a la superficie por cuestionar los
símbolos de su cuerpo.

»Se suponía que debía recogerlo del trabajo. Habíamos conseguido


un apartamento juntos después que creció y salió de la casa de acogida. Se
me hizo tarde para llegar allí, y fue asesinado en algún tiroteo sin sentido.
Ni siquiera era su objetivo. Shane estaba justo en el lugar equivocado en el
momento equivocado.

Mykel no tenía ni idea de qué decir, así que estaba allí tumbado
sosteniendo a su compañero mientras escuchaba sus latidos del corazón
fuertes y constantes. ¿Qué habría hecho si su hermano menor fuera
asesinado? No estaba seguro de lo que era un tiroteo 2 pero no parecía
prometedor. Fuera lo que fuese, el resultado final fue la muerte de Shane. 93
Las manos fuertes de Mo corrían arriba y abajo de la espalda de
Mykel cuando Mo dejó escapar un suspiro. »Y eso es lo que ese tatuaje
representa. —Mo sorprendió a Mykel cuando rodó, colocando a Mykel
debajo de él, cuando un gruñido pequeño salió de sus labios—. Y es por eso
que nunca permitiré que te pongas en peligro otra vez, Mykel.

Mykel asintió, comprendiendo completamente el miedo de su pareja.


No quería perder a Mykel tampoco. Mientras esto le emocionaba, también
le aterraba que Mo lo mantuviera en una especie de jaula de oro con el fin
de mantenerlo a salvo.

—Pero no me impidas vivir, Mo.

2
N de T: Aquí en tiroteo no se emplea la palabra típica que sería shooting, sino drive-by omitiendo
shooting, lo que viene a significar un tiroteo desde un coche en marcha. De ahí la confusión.
Los ojos de Mo brillaron con lágrimas no derramadas mientras se
inclinaba hacia adelante y hundía el rostro en el cuello de Mykel. —No
puedo perderte.

Mykel pasó la mano por el cabello de su pareja. Le sorprendió ver a


un hombre grande y musculoso buscar el consuelo de alguien tan pequeño
como él, pero estaba contento de que su compañero se hubiera abierto a él
y compartido una parte de su pasado.

Incluso si se trataba de un trágico pasado.

Le hizo a Mykel sentir que estaba realmente cuidando a su pareja. La


vulnerabilidad de Mo justo mostró a Mykel que no tenía precio en su libro.
Luego recordaría lo que Mo le había dado. Sabía que las veces que vería a
su pareja así serían pocas y distantes entre sí.

Mykel besó el lado de la cara de Mo mientras ponía las mantas sobre


sus cuerpos entrelazados y cerraba los ojos. 94

—¿Por qué me secuestraste? —Preguntó el General Merrick


mientras estaba sentado en la silla mirando a Remy. Su rostro estaba serio y
sus labios en una línea delgada, mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

—Queríamos hablar contigo sin interrupciones —dijo Remy con la


misma frialdad que Merrick había hecho la pregunta.

—¡Pero eso es secuestro! Lo que has hecho viola tantas leyes que,
incluso si fuerais inocentes, la habéis jodido vosotros mismos.
Remy se puso de pie, golpeando con el puño la parte posterior de la
silla de comandante. Unos pocos miembros de la tripulación estaban allí,
todos en silencio cuando Remy y Merrick iban y venían. —¡Y también
salvé tu jodida vida!

—¿Cómo? —preguntó Merrick—. ¿Cómo salvaste mi vida? Esos


oficiales de la Fuerza de Élite iban detrás de ti y tus hombres, no de mí.

¿Era un hombre verdaderamente tan obtuso? Remy imaginó al


hombre siendo capaz de tener inteligencia, pero infierno si estaba actuando
como ello en estos momentos. Se quedó allí sentado mirando como si
Remy fuera el malo en todo esto. Bueno, tal vez el secuestro de un general
no fue lo más inteligente, pero sabía a ciencia cierta que el Oficial de Élite
encargado de la incursión era serio cuando dijo que Remy podría disparar a
Merrick.

—Todo fue una estratagema —dijo Merrick, mientras descansaba sus


brazos sobre la mesa—. Incluso yo pude ver eso. 95
—¿De verdad eres tan tonto y ciego? —preguntó Gigi al lado de
Remy—. Si mi pareja dice que los ejecutores fueron a por ti, créeme,
fueron a por ti, amigo.

Los ojos de Merrick se detuvieron en Gigi y Remy, su decisión


vacilando ligeramente, y luego sacudió la cabeza. —Imposible.

—Dime, General —dijo Remy, cuando se sentó, enfrentando al


hombre que ahora sabía a ciencia cierta, tenía un precio a su espesa
cabeza—. ¿Quién te quiere muerto?

La cabeza de Merrick bajó. —No sé de lo que estás hablando.

—El infierno que no. —Remy podía verlo en los ojos del tipo.
Merrick sabía que alguien estaba detrás de él.
Remy se cruzó de brazos sobre el pecho y empezó a caminar arriba y
abajo enfrente del General—. Mi tripulación y yo somos inocentes, General,
y lo sabes, al igual que sabes que alguien está tratando de matarte, y los dos
caminos conducen derechos a la Fuerza de Élite.

—No seas ridículo —espetó Merrick—. Nadie está tratando de


matarme.

—¿En serio? —Remy arqueó una ceja. No hizo ningún comentario


cuando Gigi resopló al fondo—. Así que, si regresas al servicio, en las
manos amorosas de la Fuerza de Élite, estarás muy bien, ¿verdad?

—Soy un General. Por supuesto que voy a estar bien.

Los labios de Remy se torcieron. —Muy bien. Tank, traza una ruta
de vuelta a Beta Cinco. Tenemos que devolver al General a su gente.

—Rumbo trazado, Comandante.


96
El General Merrick comenzó a parecer preocupado cuando los
motores de la nave se conectaron. Gotas de sudor salpicaban su frente. Sus
ojos se movían alrededor del puente. —¡Vale, vale!

Remy asintió con la cabeza a Tank. Con un clic en un botón, los


motores se pusieron en marcha lenta. Los hombros del General se
desplomaron cuando el sonido se apagó. —¿Me decías, mi General?

—He sospechado por algún tiempo que alguien estaba tratando de


sacarme de mi posición. No hay nada que pueda probar directamente, y la
lista de sospechosos es demasiado larga para siquiera considerar. No sé
dónde buscar.

—Es por eso que contactó con nosotros.

Remy estaba ligeramente sorprendido por la sonrisa en la cara del


general, cuando el hombre lo miró.
—Tienes una gran reputación, Comandante. Yo sabía que si alguien
podía saber quién estaba tratando de matarme, eras tú.

Remy frunció el ceño. —¿Entonces por qué el ardid? Si realmente


quieres que te ayude a encontrar al culpable, ¿por qué no preguntar? ¿Por
qué poner una recompensa sobre nuestras cabezas?

—Oh, eso no fui yo. Sospecho que quienquiera que esté tratando de
sacarme también está tratando de eliminarte a ti.

—¿Y no tienes idea de quién podría ser?

—Tengo una idea.

—¿Quién?

—Tu padre, el Embajador Vystal.

97
Capítulo 9
Mo mantuvo su brazo alrededor de Mykel cuando entró en el
comedor. Sonrió cuando Mykel colocó un pequeño cojín en el asiento antes
de sentarse. Casi rompió en una completa carcajada, cuando se dio cuenta
de que los otros compañeros también se sentaban en cojines. Arqueó una
ceja a Remy. El hombre se echó a reír y sacudió la cabeza.

Mo se apoderó de dos platos de comida y fue a sentarse al lado de


Mykel. Miró a su pareja con cautela hincar el diente, con una mueca de
dolor cada pocos minutos cuando se movía mal. No era como si hubiera
palmeado el culo de Mykel o cualquier cosa, pero acababa de joderle en el
colchón.

Mo no pudo evitar preguntarse mientras miraba a su alrededor al 98


comedor, cómo muchas parejas hacían una mueca de dolor, porque ellos
también había sido jodidos y cuántos habían conseguido su culo apaleado.
Estaba bastante seguro de que Gigi tomaba la delantera en ambas
categorías. Estaba sentado gracioso y disparando a Remy pequeñas miradas.

—Así que, ¿Qué dijo el General?

—Quería entrar en contacto con nosotros, porque alguien está


tratando de matarlo.

Mo miró boquiabierto a Remy. —¿En serio?

Remy asintió con la cabeza.

—Sabe que hay un precio sobre nuestras cabezas, ¿verdad?

—Lo sabe.

—Entonces, ¿qué diablos es lo que espera que hagamos al respecto?


Remy se encogió de hombros. —Sospecha que el hombre que ordenó
la recompensa por nuestras cabezas es el mismo hombre que está tratando
de matarlo.

—¿Quién?

Remy tomó un trago de su vaso y luego miró a todos sentados en la


mesa antes de suspirar profundamente. —Mi padre.

—¡Amigo! —Mo tenía algunos gilipollas reales por padres y algunos


incluso peores padres de acogida, cuando crecía, pero nunca habría
pensado que tratarían de matarlos. Eran más propensos a fingir que no
estaba allí—. ¿El General sabe por qué?

—No hemos llegado tan lejos en el interrogatorio. —Los ojos de


Remy cortaron sobre Gigi—. Tenía otros asuntos que atender.

Mo se rió cuando Gigi disparó puñales a Remy con los ojos. Había
represalias en esos ojos dorados. —Así que, ¿cuál es el plan? —Mo 99
preguntó—. Va a ser todo sobre el sistema que secuestramos al General.
¿Alguna idea sobre cómo mantener nuestros culos alejados del fuego?

—Ni una sola.

—Bueno, infierno. Ahí van mis planes de vacaciones.

—¿Qué pasa con el hombre que te trajo a bordo? —preguntó


Remy—. ¿No crees que tenemos suficientes extraviados?

—¿Ryan? —Mo preguntó—. Me ayudó a escapar de la Fuerza de


Élite. No podía dejarlo allí para que cargara con la culpa.

—Ryan —dijo Gigi, su cabeza levantándose—. ¿No es ese el


camarero de A Drop in the Bucket?

—Es él. —Mo asintió con la cabeza


—Oh, es genial. Él fue al que compré las pilas de combustible
cuando Livewire utilizó el replicador para transferirme a Beta Cinco.

—Uh... —Mo miró al replicador de alimentos—. ¿Livewire te


transfirió hasta el planeta con el replicador de comida?

—Sí.

—¿Pueden hacer eso? —preguntó mientras miraba al replicador de


alimentos.

—Sólo si están poseídos.

Mo estaba confundido como el infierno cuando varias personas


alrededor de la mesa rompieron a reír. No lo entendía. Todas las risas en la
mesa murieron al instante cuando la alarma sonó, llenando el aire. Mo
agarró a Mykel y saltó de pie. Corrió a la puerta detrás de Remy y Gigi y
varios otros. Hubo una carrera loca a la escalera que conducía hasta el
puente. 100
Tan pronto como todo el mundo corrió hacia el puente, fueron todos
a sus puestos.

—¿Estado? —Gritó Remy.

—Tres cruceros clase Galaxias se están acercando en nuestra


ubicación —Tank gritó—. Nos tendrán a tiro en cinco minutos,
Comandante.

—Maniobras evasivas, Tank. Todos los demás, cerrar cualquier cosa


que se mueva. Gigi y Pax, quiero la cocina y el comedor cerrado. Imlay, ve
a la enfermería...

—Remy —dijo Gigi, mientras tomaba el brazo de su pareja—.


Sabemos qué hacer. Nos entrenaste bien. Sólo tiene que sacarnos de aquí.
Nosotros nos encargaremos del resto.
Remy asintió. Gigi y el resto de las parejas, excepto Zackary salieron
del puente, junto con Livewire. Cuando Mykel se levantó de un salto para
seguir, Mo le agarró del brazo y tiró de él hacia abajo. —Te necesito aquí,
cariño.

—¿Para qué? No sé cómo operar el sistema de armas todavía.

Mo señaló a la video-pantalla justo enfrente de Mykel. —Mantén un


ojo en nuestros niveles de energía. Si perdemos la energía de las armas,
tenemos un gran problema.

Mykel asintió y comenzó a concentrarse en la pantalla. Mo se


aseguró que las armas estuvieran todas preparadas y listas para ser
disparadas. A pesar de que no se le había dado la orden, sin embargo, se
concentró en la siguiente nave. Quería estar listo.

—Remy —gritó Tank— hay más naves próximas a la vista.

—¿Cuántas, Tank? 101


—Cuatro... no, cinco. —Tank se volvió, su rostro pálido como una
hoja blanca—. Estamos muy jodidos.

—La guía de estas coordenadas, —dijo el General Merrick mientras


caminaba sobre el puente y derecho sobre el sistema de navegación. Tecleó
una serie de números. Mo miró arriba a la video-pantalla y vio el sistema
de navegación reducirse en la ubicación que el General había dado. En
realidad no estaba tan lejos.

—¿Qué hay, mi General? —preguntó Remy.

El General cruzó los brazos sobre su pecho y se volvió para mirar a


Remy. —Una salida.

Remy se quedó en silencio por un momento, mirando atrás al


General y luego en la video-pantalla.
—Remy —dijo Tank— es mejor que decidas rápido. Esas naves nos
están acorralando.

—Hazlo.

Tank asintió y volvió a su consola. Un momento después, la Lady


Blue salió disparada al espacio, dejando a las naves de combate de la
Fuerza de Élite detrás. Mo no tenía ni idea de hacia dónde se dirigían, pero
era mejor que donde estaban.

—Santos gatitos de mierda —gritó Tank—. ¡Otro agujero de gusano!

Los ojos de Mo se abrieron por completo cuando la nave empezó a


temblar. Su cabeza giró bruscamente a su pareja, viendo la palidez dibujada
en el rostro de Mykel.

—Abróchate el cinturón de seguridad —gritó Mo a Mykel cuando la


nave se sentía como si estuviera a punto de romperse. Mykel se apresuró a
hacer lo que le dijeron cuando Mo miró a su alrededor. Todo el mundo en 102
el puente estaba abrochándose el cinturón de seguridad en su sitio,
poniendo en juego sus caras.

No tenía un buen presentimiento sobre esto. El último agujero de


gusano por el que pasó casi le hizo vomitar.

—Preparaos —gritó Remy a todo el mundo cuando la Lady Blue


volvió a pasar por un agujero de gusano, una vez más.

Mo se frotó la nuca mientras miraba alrededor del puente. Todo el


mundo parecía ser consciente esta vez. Su cabeza estaba palpitando y sus
dientes dolían, pero no había nada roto o sangrando.
Cuando oyó a Mykel gemir, Mo levantó la cabeza alrededor, sus ojos
parpadeantes sobre su compañero para asegurarse de que Mykel estaba
ileso. Aparte de la mirada pálida que lucía, su pareja no se veía nada peor
que lo usual.

—Creo que me voy a poner enfermo, —dijo Mykel justo antes de


que saliera disparado del puente.

Mo casi se echó a reír hasta que recordó a la Fuerza de Élite.


Rápidamente comprobó la video-pantalla, pero no vio a ninguna nave
detrás de ellos.

—Parece que los soltamos —dijo Tank desde el timón.

—Excelente, —dijo el General desde el asiento al lado de Remy. Mo


tenía ganas de mandar a la mierda al hombre con el dedo. Los había llevado
a través de otro agujero de gusano, algo que no estaba en la parte superior
de la lista de cosas favoritas de Mo. Pero el hombre los había salvado, por 103
lo que mantuvo el dedo para sí mismo.

Pero sí lo hizo mentalmente.

—¿Dónde estamos? —preguntó Remy a Tank.

Las manos de Tank volaron por encima de su consola, Zackary


haciendo lo mismo. Todo el mundo en el puente parecía tenso. Sabía cómo
se sentían. El agujero de gusano parecía ser un complicado hijo de puta que
les escupía donde quiera que quisiera.

—Parece que estamos de vuelta en el tiempo de Mo. —Se rió Tank.

Jodidamente estupendo.

—¿Qué año es en la Tierra? —Remy preguntó mientras miró a Mo


con la misma diversión en sus ojos.

—2007, Comandante —respondió Tank.


La respiración de Mo quedó atrapada en el pecho mientras
permanecía de pie, caminando hacia Tank y la mirada fija en la consola. No
tenía ni idea de lo que estaba viendo, pero su corazón estaba latiendo
fuertemente en su pecho. —¿Qué día es hoy?

Tank golpeó un par de botones más y luego se echó hacia atrás. —


Cinco de diciembre.

La cabeza de Mo le daba vueltas cuando se tambaleó hacia atrás. No


podía ser. Su corazón se sentía como si estuviera siendo arrancado de su
pecho, abandonando sus puros nervios. —¡Llévame a casa!

—¿Mo? —dijo Remy desde el otro lado del puente—. ¿Qué pasa?

—Tengo que ir a casa.

—Pensé que querías estar en la Lady Blue —preguntó Tank.

—¡No entiendes! —Mo estaba frenético. Tenía que volver al 104


pequeño apartamento que compartía con Shane. Tenía que hacerlo—. Por
favor. Tengo que ir a casa.

—Mo, si realmente quieres ir a casa, entonces podemos arreglar eso,


pero tenemos que llevarte de vuelta al período de tiempo en el que te
recogimos. No podemos dejarte aquí.

—¡No! —Mo podía ver que nadie le escuchaba. Retrocedió hasta


que golpeó la puerta en el puente y luego se volvió y lo recorrió. No
entendían. Tenía que llegar a casa. Mo corrió hacia la esclusa de aire que
conducía a la bahía de la lanzadera. El transporte estaba allí. Sólo esperaba
que pudiera recordar cómo conducir la maldita cosa.

Tan pronto como se introdujo en la esclusa de aire, Mo se subió a la


lanzadera. Puso en marcha el transporte y luego pulsó el botón para abrir
las puertas de la bahía de la lanzadera. Sabía que tan pronto como vieran la
luz roja intermitente insinuaría a todo el mundo en el puente lo que estaba
haciendo. Sólo esperaba que pudiera salir antes de que lo detuvieran.
En el momento en que las puertas estaban ampliamente abiertas lo
suficiente para que la lanzadera encajara, Mo golpeó los propulsores y voló
a través de ellos. Se estremeció cuando un lado de la lanzadera raspó a lo
largo de una de las puertas.

—Lo siento, Remy, es por una buena causa. —Mo miró hacia abajo
en el orbe azul grande flotando en frente de él—. Shane, hermano, aquí
vengo.

—Uh, Remy, —dijo Tank, mientras miraba a su pantalla— creo que


Mo robó el transporte.

—¿Qué? —gritó Remy cuando se puso de pie y corrió a mirar la 105


pantalla de Tank—. Ese estúpido hijo de puta.

—¿Qué quieres que haga, Remy?

—Conecta el dispositivo de camuflaje y sigue al hijo de puta —


espetó Remy—. Y trae a Mykel aquí. Tal vez pueda hablar y convencer a
su pareja para que vuelva.

—Estoy en ello.

Tank negó con la cabeza mientras conectaba el dispositivo de


camuflaje. Llamó a Mykel y luego esperó la lluvia radiactiva. Era seguro
que sería extraordinaria. No podía creer que Mo hubiera robado la
lanzadera. Sabía que el hombre era un poco alocado, pero incluso esto
parecía más allá de él. Era seguro que Remy iba a descargar su furia
cuando pusiera sus manos en Mo.
Cuando Mykel llegó al puente unos minutos más tarde, todavía
parecía un poco pálido, pero al menos no parecía que fuera a vomitar ya
más, justo hasta que vio el asiento vacío de Mo. Y entonces palideció.

—¿Dónde está Mo? —preguntó Mykel.

—Tomando la lanzadera para bajar hasta la superficie de la Tierra.

Las lágrimas estaban brillando en los ojos de Mykel, cuando miró a


Remy. —¿Qué?

—Tomó la maldita lanzadera y descendió a la superficie.

—¿Por qué?

Tank se quejó. Mykel parecía que estaba a punto de llorar.

—Teníamos una especie de esperanza de que tu nos pudieras decir —


dijo Remy.
106
—Pero yo... —Mykel negó con la cabeza—. No sé.

—Mykel, tenemos que...

—Remy —dijo Tank— déjame. —Podía ver que la conversación de


Remy con Mykel iba cuesta abajo rápidamente. Mykel estaba tan
confundido como el resto de ellos—. Mykel, ven aquí y siéntate.

Tank esperó hasta que Mykel se sentó y luego le sonrió, tratando de


tranquilizar al pequeño hombre. —En primer lugar quiero que sepas que no
estás en ningún problema. Estamos tratando de averiguar dónde fue Mo.
Tenemos que encontrarlo antes de que se meta en problemas.

—Pero yo no lo sé.

—Mo parecía muy molesto cuando se enteró de qué año fue en el


que aterrizamos —dijo Tank—. ¿El año 2007 significa algo para él? Este
no es el mismo período de tiempo en que lo recogimos.
En la frente de Mykel se formaron arrugas cuando pensó. —Sí, su
hermano murió en la Tierra el año 2007. Cinco de diciembre, para ser
exactos. ¿No has visto el tatuaje en su brazo?

—¡Oh, mierda! —Dijo Remy—. Llévanos a la superficie tan rápido


como puedas.

—¿Qué? —Exclamó Mykel—. ¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Mo ha vuelto para salvar a su hermano.

—¿Puede hacer eso?

—Lo está haciendo.

107
Mykel tragó saliva mientras seguía a Remy, Colt, e Imlay a través de
los árboles de un parque. No tenía ni idea de dónde estaban, pero Livewire
había hecho algo con su pequeña computadora y localizó el antiguo
apartamento de Mo. Se suponía que iba a estar en la orilla del parque. Con
suerte, el campo en la parte exterior de la ciudad escondería la Lady Blue.

Él había insistido en que se le permitiera acompañar a Remy y los


demás cuando fueran detrás de Mo, pero la verdad, estaba sorprendido de
que lo dejaran. Remy se puso lívido. Mykel estaba bastante seguro de que
el Comandante iba a lanzar a Mo al calabozo en el segundo que regresaran
a bordo de la Lady Blue. Sólo esperaba que no hubiera espacio para dos en
el interior de la celda de Mo.

Entendía la necesidad de Mo de tratar de rescatar a su hermano, pero


también entendía la preocupación de Remy. Había cosas que Mo no
entendía sobre la vida en el futuro, como el flujo cuántico... la teoría de que
dos entidades no podrían habitar el mismo espacio.
Si Mo se encontraba con él mismo, podría crear un flujo en la línea
de tiempo y condenarlos a todos.

Mykel se congeló cuando Remy de repente levantó el puño en el aire.


Su corazón empezó a palpitar más rápido en el pecho. Trató de mirar
alrededor de Remy para ver si podía detectar a Mo, pero Imlay le hizo una
seña para que permaneciera oculto.

Mykel rodó los ojos. ¿Era todo lo que podía hacer, permanecer
oculto?

Mykel sentía como gruñidos. Necesitaba encontrar a Mo antes de


que fuera demasiado tarde. Cuando Remy dio el visto bueno, Mykel salió
disparado delante de Imlay y comenzó a caminar detrás de Colt. Quería que
se diera prisa. Parecía como si estuvieran caminando a paso de tortuga. Mo
podría estar en peligro, incluso mientras caminaban. ¿Nadie entendía eso?

Mykel resopló cuando el puño de Remy volvió a subir. Miró a 108


hurtadillas a Colt. Mykel capturó sólo una visión momentánea de Mo
agazapado detrás de unos arbustos por delante de ellos antes de que Imlay
tirara de él hacia atrás. Mykel bateó las manos de Imlay, hasta que Remy se
volvió y entrecerró los ojos.

Oops.

Mykel se desplomó contra el árbol que tenía al lado. Le estaba


comiendo vivo no correr derecho a Mo, pero supuso que Remy sabía más
acerca de rescatar a alguien que él.

—Quédate aquí con Imlay —susurró Colt—. Vamos a traer de vuelta


a Mo.

Mykel asintió con la cabeza. Comenzó a masticar el labio inferior


cuando Remy y Colt se alejaron y Mykel obtuvo su primer vistazo real de
Mo.
Su compañero parecía frenético mientras escudriñaba la calle. Cada
pocos segundos miraba hacia un edificio de ladrillo marrón en el extremo
del parque, y luego, volvía a mirar arriba y abajo de la calle.

El nivel de ansiedad de Mykel se disparó cuando vio a Remy y a Colt


a escondidas detrás de Mo y le agarraron. Empezó a retorcer las manos
juntas y a saltar de un pie a otro, cuando Mo se puso en pie y comenzó a
luchar. Mo estaba luchando con todas sus fuerzas, pero Mykel podía ver las
lágrimas que corrían por su rostro, incluso desde donde estaba.

De repente, los tres hombres dejaron de pelear. Parecía que estaban


hablando, y luego Remy hizo un gesto a Mykel y a Imlay por encima.
Mykel corrió con Mo tan rápido como sus pies se lo permitieron, saltando a
los brazos que su pareja le tendía.

—No dijiste adiós —Mykel gritó cuando enterró su rostro en el


cuello de Mo.
109
—Iba a volver, Mykel, —susurró Mo mientras abrazaba a Mykel—.
Sólo necesita hacer algo aquí.

Mykel abrazó a Mo durante otro momento y luego se echó hacia


atrás y golpeó a Mo en el hombro. —No vuelvas a hacerlo. ¿Sabes lo
asustado que estaba cuando me dijeron que robaste la lanzadera?

La cara de Mo se sonrojó. —Yo sólo la pedí prestada.

Mykel ladeó la cabeza hacia un lado. —Sí, ¿y qué estabas pensando


en hacer con ella?

—Cariño... —Mo agarró la cara Mykel entre sus manos— ...Shane


iba a morir hoy, justo ahí. —Mo hizo un gesto con la mano al edificio de
ladrillo detrás de él—. Si puedo detener eso...

Mykel respiró hondo. —Pero no se puede. —Empezó negando con la


cabeza rápidamente—. Si interfieres con el pasado, podrías condenarnos a
todos. Shane tiene que morir como lo hizo antes.
—¡No! —gritó Mo—. No voy a perderlo de nuevo.

—En realidad —dijo Imlay— puede que no tengas que perderlo.

Mykel y Mo ambos miraron a Imlay. —¿Qué?

—Bueno...

110
Capítulo 10
Mo se quedó allí aterrorizado mientras escuchaba a Imlay. Tenía que
haber una manera de salvar a su hermano pequeño. El hombre lo era todo
para Mo, y no podía soportar verlo morir por segunda vez. Sólo tenía que
haber una manera de salvarlo.

Shane estaba en sus veinte con una vida plena que podría
posiblemente vivir. Mo quería eso para su hermano. Fue un derroche para
un hombre tan vibrante perderlo en esa matanza sin sentido. Miró por
encima a la construcción de viviendas, una vez más antes de volver su
atención a Imlay.

—Tenemos que dejarle morir —comenzó Imlay.


111
—¡Joder, no! —Mo detuvo a Imlay en su curso. No había manera de
que pudiera manejar ver esa devastación de nuevo. Sintió su alma romperse
la primera vez. No había manera de que pudiera verlo de nuevo.

—¿Quieres escuchar? —Imlay gruñó. Cuando Mo se mantuvo en


silencio, Imlay continuó: —Tenemos que dejarlo morir. Eso nos evitará
enredar con el futuro. Pero una vez que Shane esté muerto, podemos llevar
su cuerpo a la Lady Blue, y revivirlo.

Mo miró boquiabierto a Imlay. —¿Puedes hacer eso?

—Si nos damos prisa. Sólo tenemos unos pocos minutos. El cerebro
se privará de oxígeno, así que tenemos que hacerlo en el menor tiempo
posible. Cuanto más tiempo su cerebro se vea privado, mayor será la
posibilidad de que vaya a tener daño cerebral. El tiempo es la esencia aquí,
señores. Tenemos que actuar con rapidez.

—¿Y esto no joderá el pasado? —preguntó Remy.


Mo entendía la preocupación de Remy, pero si tenía una oportunidad
de salvar a Shane, Mo iría por ello. No importa lo que cualquiera de ellos
dijera o las protestas que pudieran hacer. Iba a salvar a Shane.

—Sí —dijo Imlay mientras asentía—. Siempre y cuando lo tomemos


después de su muerte. —Imlay se dirigió a Mo—. Tus recuerdos de lo que
pasó aquí hoy van a ser diferentes. Vas a recordar el cuerpo de Shane
desapareciendo, y probablemente tendrás un recuerdo de no saber nunca lo
que le sucedió.

Mo tomaría cualquier recuerdo que llegara a sus manos, siempre y


cuando Shane estuviera vivo. Ya tenía un recuerdo de su hermano muriendo.
¿Qué era uno más?

—¿Tomar el cuerpo de Shane no cambiará la línea de tiempo? —


preguntó Remy.

Imlay asintió con la cabeza. —Lo hará. La gente recordará el cuerpo 112
de Shane desapareciendo al igual que Mo lo hará. Eventos pequeños
pueden ser alterados y no afectar a la línea de tiempo. Hechos relevantes
como la vida o la muerte no pueden ser alterados en la línea de tiempo. Es
por eso que Shane tiene que morir. Si hubiera alguna otra manera...

Mo asintió con la cabeza. —Entiendo. —Sería devastador ver a


Shane morir otra vez, pero si pudiera volver, ¿no valdría la pena?—. Hazlo.

—¿Mo?

Mo tragó cuando oyó una voz que no había oído en tanto tiempo.
Cerró los ojos brevemente cuando se dio la vuelta, viendo a Shane de pie
en el otro lado de los arbustos mirándolo fijamente, con curiosidad. Su
corazón latía más rápido, como su pecho apretado. Antes de que supiera lo
que estaba haciendo, Mo agarró a Shane a sus brazos y lo estrechó contra
su pecho. —Shane.

—Joder —respiró Remy cuando negó con la cabeza—. Esto es malo.


Mo miró hacia donde estaba mirando Remy para ver a Mo de este
período de tiempo correr desde su coche. Mo recordaba eso. Era una rápida
entrada y salida para coger su cartera. Si sólo se hubiera quedado un poco
más, podría haber evitado que su hermano pequeño recibiera un disparo.

Pero entonces, de nuevo, Shane estaba justo delante de él.

—¿Qué demonios está pasando? —Shane preguntó mientras miraba


desde la posición de Mo delante de él a Mo entrando en el edificio de
apartamentos. Su hermano pequeño parecía que se iba a desmayar. Todo el
grupo se agachó cuando Mo volvió corriendo fuera del edificio y luego
subió a su coche, acelerando.

Maldita sea, eso había estado cerca.

—¿Qué está pasando, Mo? —preguntó Shane.

—Te lo explicaré todo tan pronto como se me ocurra una manera de


decirte que no te asustes —contestó Mo mientras se frotaba la mandíbula. 113
Cuando Mo vio que su otro yo, se había ido, todos se quedaron
quietos. —Salgamos de aquí.

Mientras Mo volvía a tomar a Shane con él, oyó los disparos. —¡Al
suelo!

Todos se tiraron al suelo, cuando la escena se desarrollaba justo


como Mo recordaba -menos la muerte de Shane en frente de su
apartamento-. Cuando el coche que disparó el arma salió corriendo, Mo
dejó escapar un suspiro de alivio. Shane no había muerto a tiros. Se levantó
del suelo, listo para salir pitando de allí cuando vio que Shane no se movía.

—¿Shane? —dijo Mo mientras miraba a su pequeño hermano que


aún yacía boca abajo en el suelo, inmóvil—. ¡Shane!
—Vamos a empezar a movernos —dijo Imlay cuando Remy y Colt
tomaron el cuerpo de Shane de la tierra, volviendo corriendo hasta el
vehículo de combate—. Date prisa, que está perdiendo mucha sangre.

Mo sintió que su pecho se derrumbaba, al ver las manchas de color


carmesí por todas partes. Parecía que el destino iba a tener su voz en esto
después de todo.

Mo sólo rezaba que pudiera salvar a Shane a tiempo.

Llegaron de nuevo a la nave en un tiempo récord cuando Shane fue


levantado del vehículo siendo trasladado rápidamente hacia la enfermería.
Mo corrió detrás de Remy, temiendo que no fuera capaz de salvar a su
hermano pequeño.

—Quédate aquí —dijo Imlay mientras se precipitaba en la


enfermería detrás de Remy y las puertas chirriaron cerrándose. Mo
comenzó a caminar, con las manos manchadas de sangre de Shane mientras 114
sentía despegar la Lady Blue.

—Lo hará —dijo Mykel mientras se acercaba a Mo lentamente—. Es


fuerte como tú. No va a morir.

Mo no estaba seguro de cómo su pareja podía creer eso después que


todo el mundo había visto la cantidad de sangre que Shane había perdido.
—¿Cómo sabes esto?

Los ojos de Mykel brillaban con lágrimas no derramadas mientras


envolvía sus brazos alrededor de la cintura de Mo. —Porque si lo hace, te
voy a perder. Así que tengo que creer que lo superará.

Dejando escapar un largo suspiro, Mo atrajo a Mykel más cerca. Era


cierto. Mo enloquecería si tuviera que pasar por la pérdida de nuevo, pero
era diferente esta vez. —Te tengo a ti para ayudarme con esto, Mykel.
—Siempre me tendrás —declaró con firmeza su compañero mientras
estaban sentados en el suelo justo fuera de la enfermería mientras
esperaban.

Imlay nunca había visto nada como esto. La pequeña pieza de metal
pesada era simplemente increíble. Pensar que algo tan pequeño pudiera
hacer tanto daño. Sacudió la cabeza mientras dejaba caer la pequeña pieza
de metal en la bandeja sobre la mesa al lado de la cama.

—Me sorprende que la Tierra llegara al siglo XXI —murmuró para


sí mismo—. Son malditamente bárbaros.

Utilizó el pequeño láser para coser los agujeros que las pequeñas 115
piezas de metal realizaron y cerró las heridas de Shane. Si la Tierra hubiera
tenido la tecnología que tenía en la mano Imlay, podrían haber salvado
incontables vidas en aquel entonces.

Miró las constantes vitales de Shane, viendo que eran fuertes y


regulares y luego salió de la enfermería. Mo y Mykel se pusieron de pie
inmediatamente, la cara de Mo tensa por la preocupación.

—Va a estar bien.

Mo se puso a llorar mientras Mykel se echó a reír. Imlay le dio unas


palmaditas en la espalda a Mo mientras se dirigía de vuelta a la enfermería.

—¿Podemos entrar? —preguntó Mo.

—Con tal de que no le molestéis. Mo, Shane necesita descansar —


advirtió Imlay cuando Mo se acercó a la cama de su hermano.
Imlay vio pura alegría brillar en el rostro de Mo cuando agarró la
mano de Shane y luego se sentó, Mykel sentado en el regazo de Mo.

Y esa era una de las razones por las que Imlay se había introducido
en la medicina en primer lugar.

Mykel se estiró cuando se despertó, dándose cuenta de que todavía


estaba sentado en el regazo de Mo, en la enfermería. Alzó la vista para ver
dormir a Mo. El hombre roncaba lo suficientemente fuerte como para
despertar a los muertos.

—¿Dónde estoy?

La cabeza de Mykel miró alrededor para ver los ojos color avellana 116
de Shane saltando por todas partes de la enfermería. —¿Estoy muerto?

Mykel rápidamente sacudió la cabeza. Quería aliviar la preocupación


de la cara de Shane. Después de todo, se trataba de su cuñado. —No estás
muerto, Shane. Estás en la Lady Blue.

—¿La Lady Blue?

—Es una nave.

—¿Una nave?

Mykel dio una pequeña sonrisa cuando asintió con la cabeza. —Una
nave espacial.

Los ojos de Shane se abrieron como platos y luego rodaron atrás en


su cabeza.
»Eso estuvo muy bien. —Soltó una risita. Con cuidado, escalando el
regazo de Mo, Mykel se acercó a un lavabo y consiguió una toalla y la
sumergió en agua fría. Volvió a la cama y empezó a limpiar la frente de
Shane.

»Shane, abre los ojos —dijo en voz baja Mykel para no despertar a
Mo. No quería que su pareja se asustara si se despertaba y encontraba a
Shane, bueno... volviéndose loco—. Vamos, Shane, ábrelos.

Los ojos de Shane comenzaron a revolotear después de un momento,


y luego lentamente los abrió. Tan pronto como vio a Mykel de pie por
encima de ellos, se ampliaron y comenzó a rodarlos de nuevo.

»Oh, no, no lo hagas. —Mykel dio una suave palmada en el lado de


la cara de Shane—. Mo necesita verte, así que abre esos malditos ojos
tuyos.

—¿M-Mo? 117
—Eso es —canturreó Mykel—. Abre tus ojos para que Mo pueda ver
que estás vivo y bien.

—¿Dónde está Mo?

Mykel sólo señaló.

Shane volvió la cabeza para mirar a Mo y luego frunció el ceño.


»Parece... más viejo. —Miró hacia atrás a Mykel, la preocupación girando,
sus ojos color avellana pasaron a un ámbar oscuro—. ¿Qué pasó con él?

—Esa es una larga historia, y estoy seguro de que a Mo le gustaría


contártela. ¿Quieres que le despierte?

—Por favor.
Mykel sonrió y caminó por el lado de la cama hacia Mo. Le guiñó un
ojo a Shane y luego se inclinó y lamió una línea de la mejilla de Mo. Mo
comenzó a balbucear casi de inmediato.

—Mykel, ¿qué estás haciendo?

—Hola, amor. —Mykel asintió con la cabeza hacia Shane—. Alguien


quiere hablar contigo.

Los ojos de Mo se abrieron como platos, cuando se posaron en Shane.


Se puso de pie y corrió hacia la cama, las manos moviéndose arriba y abajo
del cuerpo de Shane. —Shane, oh dioses, estaba tan preocupado por ti.

—¿Dónde estamos? —preguntó Shane cuando miró fijamente a Mo


y luego miró a Mykel—. ¿Y quién es él?

Mo se rió y buscó la mano de Mykel, tirando de él hacia adelante. —


Este es mi Mykel. Es de Hyberian.
118
—¿Hyba-qué?

—Hyberian —dijo Mykel—. Es un planeta en el Sistema de


Andrómeda, que está justo al lado de vuestro Sistema de Galaxias. Estamos
más cerca de Plutón.

—¿Huh?

—Mykel, cariño, déjame explicarlo. Por favor.

Mykel rodó los ojos. —Bien.

—¡Espera! —Shane levantó la mano—. ¿Qué pasó con Brian?

—¿Brian? —Mykel se cruzó de brazos y comenzó a golpear con su


pie—. ¿Quién es Brian?

La cara de Mo se sonrojó. —Nadie del que preocuparse, cariño. Te lo


juro. Brian sólo era alguien que conocí hace mucho, mucho tiempo.
Los ojos de Mykel se estrecharon. —No vamos a volver por él.

—No sueño con ello —dijo Mo rápidamente—. Probablemente le


dispararías en una bolsa de aire.

—O le pondría babosas moco Uryclian en su cama.

—Me enteré de esas cosas por Gigi. —Mo se estremeció—. Eso es


mezquino.

Mykel simplemente arqueó una ceja.

»Te oigo fuerte y claro, cariño, y juro que no volveremos por Brian.
Tú eres el único Hyberian para mí.

—Es mejor que no lo olvides tampoco. Sucede que sé que Imlay


tiene algunas cosas en sus armarios, que pueden hacerte inútil.

—¡Mykel! —Mo exclamó.


119
—¡Tú eres mi pareja!

—Wow, ¿peleáis los dos así todo el tiempo?

Mykel observó a Shane. El hombre estaba mirándoles con el


asombro escrito en su rostro. —No estamos peleando. Estamos discutiendo.

—Parecéis como un viejo matrimonio.

—Bueno, no somos viejos, pero estamos casados. —Mykel frunció


el ceño—. Bueno, acoplados, y eso es mucho más importante que uno de
vuestros matrimonios de la Tierra, mucho más vinculante.

—¡Amigo! —Los ojos de Shane se deslizaron en Mo—. ¿Estáis


casados?

Mo dejó caer la cabeza hacia adelante sobre la cama y gimió.


—¿Por qué no me lo dijiste? —gritó Shane—. ¿Y por qué infiernos
no fui invitado a la boda? Pensé que éramos hermanos.

—Shane, no entiendes.

—¿Entender qué? ¿Mi hermano se casó y no me invitó?

La cabeza de Mo disparó bruscamente. —Estabas jodidamente


muerto, ¿de acuerdo?

Mykel se mordió los labios cuando Mo y Shane se miraron fijamente.


Tal vez debería haber mantenido la boca cerrada. No le gustaba la idea de
que Mo estuviera con alguien más. Mo le pertenecía a él, y él no estaba
dispuesto a cederle por nadie, ni siquiera a un antiguo amante.

Era más que capaz de hacer funcionar una bolsa de aire.

—¿Estaba qué? —Shane finalmente preguntó, en voz baja.

—Amigo, estabas muerto —dijo Mo—. Fuiste asesinado en un 120


tiroteo el cinco de diciembre de 2007.

—Eso es hoy.

Mo asintió. —Lo sé.

Shane miró a Mo durante otro momento y luego comenzó a


acariciarse a sí mismo. —¿Es por eso que me duele el pecho? ¿Porque me
dieron un tiro?

Mo volvió a asentir.

—Entonces, ¿cómo es que estoy vivo, si me pegaron un tiro?


Capítulo 11
Mo se frotó la parte posterior de su cuello, mirando a su hermano
cuando Shane esperaba una respuesta que se le ocurriera. Vaciló mientras
miraba a un hermano que no había visto desde hacia años... un hermano
que había enterrado. Mo empujó a través de sus recuerdos para darse
cuenta de que realmente habían cambiado.

Todavía había un funeral de Shane, pero el cuerpo nunca había sido


recuperado. Todo tipo de recuerdos extraños se acercaban a él, recuerdos
que no venían a él. Mo los dejó a un lado, apuntándolo todo para salvar a
Shane de la muerte real y el secuestro de su cuerpo.

Su cuerpo estaba ahora muy vivo.


121
Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras miraba a su hermano
menor. Mo no estaba acostumbrado a mostrar sus emociones de forma tan
abierta. Utilizó la palma de su mano para alejar la lágrima mientras se
aclaraba la garganta. —El cinco de diciembre, fuiste asesinado en un
tiroteo desde algún coche.

Las cejas de Shane se dispararon a su cabello mientras miraba a Mo.


—¿Tuve un funeral?

Mo asintió con la cabeza, recordando el dolor que se había


apoderado de él ese día, cambiándolo para siempre, convirtiéndolo en la
persona despreocupada que se había metido en tantos problemas con la ley
y que tenía órdenes de búsqueda en tres estados.
No eran por asesinato o algo por el estilo. Mayormente por no
presentarse a la corte para cosas como DUIs 3 y causar problemas en
cualquier bar en el que se había metido. Fueron días muy oscuros para Mo
en ese entonces.

—¿Fue agradable? —Shane le preguntó con un brillo de malicia en


sus ojos que Mo había echado de menos desesperadamente.

—Tú lo hubieras pedido así, —murmuró Mo y luego sonrió—. Fue


muy agradable.

—Genial —dijo Shane cuando miró a su alrededor—. Así que


¿entonces estoy en el espacio exterior?

—Sí, —respondió Mykel—. En realidad vamos a ir de nuevo a


nuestro tiempo.

—¿Vuestro tiempo?
122
—Ya es suficiente por ahora —dijo Mo cuando puso las mantas
alrededor de su hermano—. Vamos a hablar de todo cuando te sientas mejor.

—¿Hay alienígenas en este nave? —preguntó Shane con asombro.

Mo rió a su hermano. El hombre siempre estuvo fascinado con Star


Trek y todos esos otros programas de ciencia-ficción. Estaba a punto de
vivir su sueño ahora. Shane era un Trekkie.

—Hay unos pocos —dijo Mo, cuando le guiñó a su hermano,


pensando en Pax y todos los cambiaformas a bordo—. Cuando mejores
podrás reunirte con ellos.

Shane se empujó abajo en la cama, enroscándose en su manta. —


Dame cinco minutos.

3
N de T: infracciones por conducir ebrio.
Mo rodó los ojos. Podía ver a su hermano que iba a salir a
escondidas de la cama y correr alrededor en la Lady Blue antes de que
tuviera autorización médica para hacerlo.

—Quédate quieto —advirtió sin éxito.

—¿Qué te hace pensar que no lo haré? —preguntó Shane, pero Mo


podía ver la emoción edificarse detrás de esos ojos color avellana. Se
acercó a Imlay, susurrando al médico que mantuviera un ojo extra cerca de
su hermano.

—Lo haré —dijo Imlay mientras sonreía—. Me alegro de que tengas


a tu hermano de regreso.

—Yo también —coincidió Mo—. Gracias, Doc.

—Me alegro de que pudiera ser de ayuda —respondió Imlay.

Mo agarró la mano de Mykel y salió de la enfermería hasta el puente. 123


—¿Cómo está Shane? —Preguntó Remy desde su asiento, mientras
caminaba hacia el puente.

—Está despierto y parece estar bien —respondió Mo cuando tomó


asiento en su puesto—. Tengo la sensación de que va a ir a escondidas
alrededor de la nave, sin embargo. Le encantan todas las cosas futuristas.

—Debidamente anotado. —Rió Remy.

—Lo siento Remy, cogí la lanzadera. —Mo miró a Mykel durante un


momento y luego al Comandante—. Si tienes que meterme en el calabozo,
lo entenderé.

—Bueno, no estoy seguro de que sea necesario, pero estás castigado


respecto al uso del transporte.
Después de esto —los ojos de Remy cortaron sobre Gigi...— y
algunos otros viajes interesantes, ha llegado a mi conocimiento que el
transporte es un poco demasiado accesible para todos. He cambiado los
códigos para que nadie pueda tomar la lanzadera sin mi permiso, ni siquiera
Livewire.

—¿Pero qué pasa si hay una emergencia? —preguntó Gigi—. ¿Qué


pasa si quedas eliminado y no puedes dar el permiso, eh? ¿Qué, pues?

Mo rápidamente ocultó su sonrisa cuando Remy entrecerró los ojos a


Gigi. El compañero del Comandante era una de las mejores personas que
conocía, pero estaba absolutamente seguro de no querer al alegre Gigi
como pareja. Prefería más el hombre que citaba la ley a su lado. Mykel era
un problema mucho menor.

—El sistema informático dará a conocer el servicio de transporte si


me pasa algo, si hay una emergencia, pero sólo entonces. De lo contrario,
me necesitas para obtener el código. 124
El labio inferior de Gigi se deslizó hacia fuera.

Remy se rió. —No hay más viajes no autorizados, Gigi.

—No eres divertido.

—Gigi.

—Está bien. —Gigi resopló y rodó los ojos—. Voy a bajar y jugar
con Bob.

—Nada de conspirar, Gigi —advirtió Remy.

—Aguafiestas.

Mo oyó reír a Mykel cuando Gigi salió airadamente del puente.


Sonrió por encima de él y de repente sintió que no podía respirar. Mykel
tenía su mano cubriendo su boca para que los sonidos de su risa no se
escaparan, pero sus ojos marrones brillaban de alegría. Mo estaba en trance.
Y de repente caliente como el infierno.

—Remy, ¿soy necesario en el puente en este momento?

—No. No por el momento. —La sonrisa en la cara de Remy dijo que


sabía exactamente lo que quería Mo.

Mo agarró la mano de Mykel de nuevo y tiró de él desde el puente.


Sabía que estaba casi arrastrando a su compañero por el pasillo, pero
necesitaba un lugar tranquilo y una superficie plana, y lo necesitaba ahora.

Mo lo llevó a su cuarto y lo golpeó en la pared. Mo se movió tan


cerca como pudo conseguir, presionando su cuerpo contra el de Mykel.

—Mo, que... —las palabras Mykel se cortaron cuando Mo cubrió la


boca del hombre con la suya propia. El oxígeno se convirtió en un recuerdo
lejano cuando la boca de Mo devastaba la de Mykel, pretendiendo reclamar
lo que era suyo.
125
Tiró de las ropas de Mykel, oyéndolas romperse, cuando las sacó de
su cuerpo. Cuando sus manos se reunieron con la piel suave como la seda,
las rodillas de Mo empezaron a temblar. Mykel tenía una piel maravillosa.
Era suave, en algunos lugares, pero tensa justo donde necesitaba estar.

Se quitó los zapatos y manoseó torpemente sus pantalones hasta que


cayeron por sus piernas. Mo apenas se mantuvo de tropezar sobre sus
pantalones mientras salía de ellos y los pateaba fuera. Su camisa fue mucho
más fácil. Mo solo la rasgó por la mitad luego dejó caer los pedazos en el
suelo.

—Te necesito, cariño —le susurró Mo cuando finalmente alejó su


boca de la de Mykel.

—Me tienes.

Mo gruñó y dio un paso atrás, poniendo la mano en el medio del


pecho de Mykel. —No te muevas de ese lugar.
Mykel negó con la cabeza rápidamente. —No lo haré.

Mo se desplazó por la habitación y tiró del cajón de la mesilla. El


contenido se derramó sobre el suelo. No le pudo haber importado menos.
Estaba detrás de una cosa y solamente una. En el momento en que lo
localizó, Mo dejó escapar un fuerte grito y cogió el frasco antes de correr
de nuevo hacia Mykel.

Rápidamente roció un poco de lubricante en sus dedos y luego miró


de reojo abajo, a Mykel. —Extiéndelas.

Mykel se echó a reír, pero extendió sus piernas. Mo se puso de


rodillas. Estuvo a punto de tragarse la lengua en la hermosa polla ante sus
ojos, pero tenía un mejor uso para ella. Mo se inclinó hacia adelante y
lamió la cabeza de la polla de Mykel, girando su lengua alrededor y
lamiendo cada gota pequeña de líquido pre-seminal que había llegado
arriba.
126
Volvió a llegar con los dedos lubricados y comenzó a provocar a
Mykel, frotando los dedos por la estrecha abertura, pero no penetrándolo
del todo. Quería que Mykel se viniera en sus brazos, que perdiera todo el
control. Lo necesitaba.

Mo envolvió sus labios alrededor del diámetro de Mykel, entonces lo


tragó abajo al tiempo que empujó un dedo en su culo. Mykel gritó. Sus
caderas saltaron. Mo tomó una de las caderas de Mykel con su mano libre,
luego comenzó a joderle con la otra.

Mo provocaba a la polla de Mykel con su lengua y su boca mientras


insertaba un dedo a la vez en el culo del hombre. Sabía que tenía que haber
un poco de quemadura para Mykel, tan rápido como iba, pero a Mykel no
parecía importarle. En todo caso, Mykel se meneaba y movía al mismo
ritmo que el aliento de Mo.
Una vez que Mykel estaba lo suficientemente extendido, Mo se puso
de pie. Reclamó los labios de Mykel de nuevo y agarró el culo, levantando
al hombre en sus brazos. Los brazos de Mykel, se envolvieron alrededor de
sus hombros.

Tan necesitado como se sentía, y tanto como quería joder a Mykel


con todas sus fuerzas, Mo de repente sentía la necesidad de ir lento con
Mykel. Retrocedió hasta que pudo mirar abajo en los ojos marrones de
Mykel, entonces lentamente se empujó dentro de él.

—Te quiero, cariño —le susurró Mo cuando tocó fondo en el interior


de su pareja—. Nunca te voy a perder.

Los ojos de Mykel eran enormes en su rostro, el marrón en ellos


oscureciéndose, con cada segundo que pasaba. Su boca ligeramente
separada, y jadeó suavemente cuando Mo le acercaba dentro de él una y
otra vez.
127
Mo levantó la mano y con el puño en el pelo Mykel, tirando la
cabeza ligeramente hacia atrás. —Siempre mío —gruñó Mo—. Sólo mío.

—Soy tuyo, Mo. Sólo tuyo.

Mo cerró la boca hacia abajo en la de Mykel, devorándole cuando la


necesidad imperiosa que había sentido la primera vez que entró en la sala
de repente le sobreviniera de nuevo. Saqueó a Mykel, conduciendo su polla
tan profundo dentro del hombre como posiblemente pudiese conseguir, una
y otra vez hasta que sintió a Mykel empezar a temblar.

—Eso es, cariño, vente para mí. —Mo gruñó, levantando sus labios
una sola pulgada de los de Mykel.

Podía verlo suceder en la ampliación de los ojos de Mykel, el suave


soplo de aire que escapó de su boca.
Cuando la cabeza de Mykel cayó hacia atrás sobre sus hombros y un
largo gemido llenó el aire cuando Mykel encontró su liberación, Mo no
creía que jamás hubiera visto algo más hermoso en su vida.

Mo rápidamente se agachó y envolvió sus manos alrededor del culo


de Mykel. Se inclinó hacia adelante y hundió sus dientes romos en la suave
carne de la piel entre el cuello y el hombro de Mykel cuando se estrelló
dentro de él.

Un caleidoscopio de colores explotó detrás de los párpados de Mo


mientras era arrastrado al abismo por el cuerpo apretado de Mykel. Sentía
cada apretón del culo de Mykel alrededor de su polla, cada movimiento del
cuerpo voluptuoso del hombre contra el suyo. Sentía los dedos de Mykel
excavando en sus hombros, convirtiéndose en garras que sacaban sangre
que él agradecidamente cedió a su pareja.

Cuando la última gota de semen había sido ordeñada de su cuerpo,


Mo cayó al suelo, todavía con Mykel en sus brazos. Se estremeció cuando 128
sintió a Mykel empezar a lamer la sangre que goteaba sobre sus hombros.

—Me gustaría poder llevar esas marcas para el resto de mi vida.

Mykel se quedó inmóvil, su lengua presionada contra la piel de Mo.


—Tú puedes —le susurró Mykel luego se inclinó hacia atrás para mirar a
Mo en la cara—. Si eso es lo que realmente quieres, puedes.

—¿Cómo? —Preguntó Mo—. Me has marcado antes, pero nunca ha


habido una cicatriz.

—Eso es porque pasé la lengua. Mi saliva transporta un agente


curativo para mi pareja. Cuando las lamo, se curan.

—¿Y si no las lames?

Mykel se sonrojó. —Entonces dejan una cicatriz.


Mo tragó saliva. No sabía por qué lo necesitaba. Sólo sabía que lo
necesitaba. —Déjalas entonces. Quiero tus marcas sobre mí.

—¿Estás seguro?

Mo podía ver el deseo en los ojos de Mykel. Quería dejar sus marcas
en Mo tanto como Mo quería que estuvieran allí. —Estoy seguro, cariño.

Las lágrimas se reunieron en los ojos de Mykel. —Gracias, —


susurró.

—Yo debería ser el que te diera las gracias.

La cabeza de Mykel se inclinó hacia un lado, frunciendo las cejas en


confusión. —¿Por qué?

—Tú nunca me abandonaste, ni siquiera cuando estaba huyendo de ti,


y desde que llegaste a mi vida, todo lo que he perdido, todo lo que
necesitaba, todo ha sido devuelto de nuevo a mí. 129
—Yo no hice nada.

La esquina de los labios de Mo se curvó. —Sí, es cierto, Mykel. Tú


me volviste a dar mi vida, una vida aún mejor de lo que había sido antes.
—Mo levantó a Mykel en sus brazos y se quedó de pie y luego llevó a
Mykel a la cama—. Tú me diste todo, y me voy a asegurar de que nunca te
arrepientas.

Shane esperó hasta que el médico se marchó a otra habitación antes


de que rápidamente empujara hacia las mantas a un lado y dejara que sus
pies tocaran el frío suelo. Con una rápida ráfaga de velocidad, salió de la
pequeña habitación del hospital.
No estaba seguro de a dónde iba, pero no iba a estar tumbado cuando
tenía una nave espacial real para explorar. Estuvo a punto de reír cuando
vio toda la tecnología avanzada que le rodeaba. ¡Esto era tan jodidamente
bueno! Era como estar en uno de sus espectáculos futuristas favoritos.

Sí, su cerebro le estaba diciendo que alucinaba, porque en realidad


estaba a bordo de una nave espacial en la vida real, pero su fascinación
ganó, obligando a Shane a explorar más lejos. Vio a un conjunto de
escaleras y miró por encima del hombro, asegurándose de que no hubiera
nadie alrededor antes de tomarlas lo más rápido que pudo.

Los ojos de Shane se agrandaron cuando vio a un hombre azul


hablando con otro hombre. ¡De ninguna jodida manera! Mantuvo la espalda
pegada a la pared, esperando a que se movieran de manera que pudiera
continuar su exploración.

—Podrías también salir. Haces mal en ocultarte —dijo el hombre de


apariencia humana, mientras miraba a Shane directamente a sus ojos. 130
Shane tragó saliva antes de salir de la pared, dando a los hombres un
pequeño saludo. —¿Me vas a delatar?

—Si eso significa chivarse de ti, entonces no —contestó el hombre—.


Debes de ser el hermano de Mo, Shane.

Asintió.

»Soy Gigi, y este aquí es Pax.


Pax le sonrió, haciéndole a Shane pensar en monstruos futuristas que
comían cerebros. La sonrisa no era intimidante, pero la piel azul le estaba
desbaratando. Nunca había visto a nadie con la piel azul antes. Shane
quería tocar al hombre para ver si era real.

—Vamos, estoy seguro de que tienes hambre —dijo Gigi mientras


agitaba su mano para que Shane le siguiera.
Dio un paso hacia los hombres, con la esperanza de que no fuera a
ser el plato principal. Gigi parecía lo suficientemente humano, pero Shane
había aprendido de ver películas que lo que se veía engañaba cuando se
trataba de alienígenas.

»Así que, he oído que habías muerto —dijo Gigi mientras empujaba
para abrir una serie de puertas cromadas dobles.

—¡Gigi! —dijo Pax con el ceño fruncido—. No es de buena


educación hablar de la muerte de alguien cuando está aquí de pie.

Shane miró boquiabierto a Pax. ¿Era el hombre real? —¿Significa


eso que hablas con los muertos? —Eso sería extraño como el infierno, y
Shane no estaba tan seguro de que quisiera hacer algo por el estilo. Los
alienígenas eran una cosa. Los muertos eran zombies, algo que en verdad
temía.

Pax se echó a reír cuando negó con la cabeza. —Eres gracioso. 131
Eso no respondía a la pregunta de Shane. Echó un vistazo dentro de
la habitación en la que habían entrado. Se veía como una cafetería normal,
pero tenía que asegurarse de que no había zombis alrededor. Una vez que
vio que estaban solos, se acercó por detrás de los dos hombres.

—Sígueme —dijo Gigi mientras guiaba a Shane por la habitación y


otro par de puertas. Era una cocina. Bueno, infierno. Estaba esperando una
especie de laboratorio científico o algo así, no una cocina común y
corriente.

Bueno, se veía como una cocina que pertenecía a un restaurante, pero


aun así era una cocina.

—¿De qué tienes hambre, Shane? —preguntó a Pax cuando se


acercó a otra puerta. Shane vio cuando Pax la abrió. Era una especie de
despensa. Maldita sea, quería que las cosas fueran un poco más de ciencia-
ficción por aquí.
—¿No puedes transferir algo delante de mí? —Preguntó Shane.

—Ahí está el replicador, pero no quiero jugar con esa cosa. Está
poseído, —Gigi le informó mientras se dirigía a una gran unidad de
almacenamiento en frío y agarraba un poco de fruta.

—¿Puedo verlo? —Preguntó Shane con entusiasmo.

—¿Qué, el replicador? —Preguntó Gigi mientras colocaba el cuenco


de fruta.

—Infierno, sí —dijo Shane, apenas conteniendo su emoción.

—Por aquí —dijo Pax cuando sacó a Shane para entrar en la


cafetería—. Allá.

Shane miró para ver dónde Pax estaba señalando. Parecía como un
horno microondas de gran tamaño. Shane se acercó al replicador,
mirándolo por un momento antes de que comenzara a presionar los botones 132
al azar tan rápido como podía.

—¡No! —Gritó Pax.

Shane saltó hacia atrás cuando la máquina empezó a eructar. ¿Se


suponía que los microondas eructaran?

»No puedes golpear los botones de esa manera. La cosa te comerá —


advirtió Pax.

Oh, mierda. Shane se apartó cuando el humo empezó a salir de la


máquina, y luego todas las luces de la cafetería se apagaron.

»Oh, infierno, está sucediendo otra vez.


Capítulo 12
Mykel se incorporó cuando la alarma comenzó a sonar de repente.
Parpadeó un momento y luego se frotó los ojos. ¿Les estaban disparando de
nuevo? ¿Invasión de la Fuerza de Élite? ¿Era un agujero de gusano? ¿Qué?

Mykel estaba cansado de la constante preocupación por la seguridad


de Mo. Se estaba convirtiendo en un trabajo de tiempo completo. Extendió
la mano y sacudió el hombro de Mo para despertarlo. Mo murmuró durante
un momento y luego abrió lentamente los ojos.

—¿Qué? —Gruñó.

—¿Cómo puedes dormir con eso?

—¿Con qué? —Mo parecía confundido. Mykel asumió que todavía


133
estaba medio dormido. Cómo alguien podía dormir con ese ruido estridente,
nunca lo sabría.

—La alarma.

—¿La alarma? — Mo se dobló en la cama—. ¡Shane!

La boca de Mykel cayó cuando Mo saltó de la cama y corrió


alrededor de la habitación, agarrando sus ropas poniéndoselas.

—¿No vienes? —Mo preguntó mientras se ponía los zapatos.

—De acuerdo. —Mykel saltó de la cama y corrió hacia el armario.


Su ropa de antes quedó hecha trizas en el suelo. Necesitaba un nuevo
conjunto. Mykel rápidamente tomó algo del armario y se lo puso. Ni
siquiera tuvo tiempo de recoger sus zapatos antes de que Mo estuviera
sacándole de la habitación—. Mo, mis zapatos.
—Más tarde.

Mykel siguió a Mo por el pasillo hacia las escaleras. No tenía otra


opción. El hombre había agarrado con fuerza su muñeca. Justo cuando
llegaron a las escaleras y Mo empezó a bajarlas, Mykel escuchó un ruido
por las puertas del comedor. Tiró su mano de las manos de Mo y se fue en
esa dirección.

—¿Qué estás haciendo fuera de la cama? —preguntó cuando vio a


Shane saltando de un pie a otro al frente de las puertas del comedor.

Shane saltó y se dio la vuelta, con las manos apretadas en los puños y
se mantuvo delante de él.

»¿Quieres pelear conmigo? ¿En serio? —Cortó Mykel, cruzando los


brazos sobre el pecho—. Este es el futuro, hombre. Yo podría detener tu
existencia con un abrir y cerrar de ojos. Ellos disparan rayos láser, sabes.

Shane bajó lentamente los puños, ladeando la cabeza hacia un lado.


134
—¿En serio?

—No —Mykel se encogió de hombros—. Pero, sonaba bien.

Shane se desplomó contra la pared, moviendo su dedo a Mykel. —


Tío, eso no fue gracioso.

—Sí, lo fue.

Los labios de Shane se torcieron. —Está bien, era un poco gracioso.

Mykel sonrió.

»¿Qué es ese ruido?


—Oh. —Mykel ondeó la mano a la luz roja parpadeante en el
techo—. Esa es la alarma. Algo está pasando. Por lo general, nos dirigimos
hacia un agujero de gusano, o somos perseguidos por la Fuerza de Élite.
A veces se trata de un cinturón de asteroides o piratas sin escrúpulos
para despojarnos de cualquier cosa que puedan vender para beneficiarse.
En esta nave, nunca se sabe.

Los ojos de Shane se abrieron como platos. —Guau, amigo. Este


lugar hace que el viejo barrio parezca un juego de niños.

—Vamos. Podemos ir hasta el puente y averiguar qué está pasando.

—Uh... —Shane miró hacia las puertas del comedor.

—¿Qué?

Shane señaló. —Gigi y el pequeño amigo azul estaban dentro.

—Por lo general están en el interior del comedor. Gigi es nuestro


cocinero, y Pax es su asistente.

—Sí, pero el replicador está poseído, y creo que...


135
Mykel negó con la cabeza y caminó hacia el enlace de comunicación
en la pared. —Remy, ¿nos persiguen, o nos están disparando?

—No.

—¿Algún agujero de gusano a la vista?

—No.

—Entonces sé lo que hizo sonar la alarma. —Mykel se rió. Había


oído las historias de las cosas que habían sucedido antes de que se uniera a
la tripulación. Algunas historias eran más legendarias que las demás—. El
replicador de alimentos está tratando de comer a Gigi y a Pax de nuevo.

—¡Maldita sea! —Suspiró Remy—. Bueno, estaremos abajo.


Mantente fuera del comedor hasta que lleguemos allí, o nunca te
encontraremos.
Mykel se acercó y se apoyó contra la pared lejos del comedor. Hizo
un gesto para que Shane se uniera a él. El hombre parecía un poco gris en
la superficie. Mykel se sentía mal por Shane. Estaba en un lugar nuevo, un
nuevo tiempo. No tenía ni idea de lo que estaba pasando.

—He visto algunas de vuestras películas de ciencia ficción, Shane.


Olvida todo lo que has visto alguna vez. Es muy diferente a eso, pero creo
que te adaptarás bien. Mo lo hizo.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Claro.

—De verdad lo amas, ¿no?

Mykel sonrió. —Con cada fibra de mi ser.

—¿Crees que es posible que encuentre a alguien así?

—¿Un Hyberian? 136


—No tiene por qué ser Hyberian. —Shane se encogió de hombros—.
Sólo a alguien.

—Cualquier cosa es posible en la Lady Blue.

Remy agarró un poco de cuerda para sacarla de la caja junto a la


puerta y corrió hacia el comedor. Saludó a Mo mientras corría. —Comedor.
Replicador poseído. —No parecía realmente haber nada más que decir.

—¿Gigi y Pax? —Mo gritó.

—Sí.
—Bueno, infierno.

Remy se rió cuando oyó a Mo correr detrás de él. Llegó al nivel


superior y corrió alrededor de la esquina hacia el comedor. Asintió con la
cabeza a Mykel y al hermano de Mo y luego comenzó a atar la cuerda
alrededor de su cintura.

—Mo, ata esto desde el ascensor. —Le pasó el extremo de la cuerda


a Mo. Una vez que estuvo atado, Remy tomó una respiración profunda y
luego se dirigió hacia el comedor. Al igual que la última vez, espuma
blanca inundaba la habitación.

—¿Gigi? ¿Pax?

—En la mesa, Remy.

Remy se volvió hacia la mesa de comedor, de pronto contento de que


hubiera asegurado la maldita cosa al suelo. Gruñó cuando se topó con el
borde, luego empezó a mover los brazos hasta que sintió un cuerpo. 137
Rápidamente lo acercó más hasta que pudo ver un rostro, un rostro azul.

—Tú no eres Gigi.

Pax se rió. —¿Qué me delató?

—Gigi, ¿dónde estás?

—Aquí mismo.

Remy de repente sintió la serpiente de brazos alrededor de su cuello.


Volvió la cabeza para encontrar que Gigi le sonreía.

—Hola, guapo, ¿vienes aquí a menudo? —preguntó Gigi.

—Sólo cuando el replicador de alimentos trata de comer a mi ángel.

—No fui en esta ocasión, ¡lo juro! —Gigi levantó una mano—.
Shane lo hizo.
—Él lo hizo, Remy. Corrió hacia el replicador de alimentos y
empezó a apretar botones. La maldita cosa simplemente se volvió loca,
comenzó a echar humo y eructar y todo.

Remy se quejó. Parecía que tenía un perturbador más a bordo, sólo


que esta vez, el chico no tenía ni idea de qué era peligroso y qué no. Remy
podría sentir un dolor de cabeza venir. Y estaba preparándose para ser
extraordinario.

—Bueno, aguantad, los dos. —Una vez que Remy tenía a ambos a
Gigi y a Pax en sus brazos, empezó a volver por donde vino... por lo menos,
esperaba que fuera el camino por el que llegó—. Tira de la cuerda.

—Esto es divertido. —Pax se rió en el oído de Remy—. Ver que no


es culpa de Gigi esta vez.

Remy rodó los ojos. No había nada divertido en vadear un mar de


espuma blanca. Iba a tener que reemplazar el replicador, si no quería seguir 138
pasando por esto.

—Lo tengo —dijo Mo mientras recuperaba a Remy en la puerta—.


¿Eso sucede a menudo?

—Una vez es demasiado a menudo para mí —se quejó Remy cuando


desató la cuerda y la arrojó en el suelo. Él miró hacia abajo a Shane, pero el
humano estaba mirándole con asombro.

Esto en cuanto a tratar de intimidar al hombre a que se comportara.

—¡Eres jodidamente enorme!

Remy rodó los ojos una vez más mientras se alejaba.

Menudo dolor de cabeza, aquí llega.


Una vez que Mo consiguió que Shane se instalara en una habitación,
volvió a su dormitorio, desnudándose se dirigió a la ducha. Mykel rió al ver
la espuma blanca sobre Mo. Su compañero podía no haber entrado en el
comedor, pero sin duda estaba sucio.

Mykel se mordió el labio inferior, mirando la piel jugosa que se


revelaba ante él, centímetro a delicioso centímetro. Acababan de tener sexo,
pero Mykel podía sentir su polla llenando sus pantalones. Infierno si alguna
vez volvería a tener suficiente de ver a su compañero desnudo.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó Mykel mientras se sacaba la camisa. 139


—Depende —dijo Mo mientras palmeaba su polla—. ¿Qué tipo de
ayuda me vas a dar?

Maldita sea. A su compañero le gustaba que expresara sus


necesidades. Sabía que encendía a Mo, pero Mykel no estaba acostumbrado
a ello. No es que no le gustara.

Se encogió de hombros, haciendo todo lo posible para que se le


ocurriera algo seductor que decir. —Quiero comerte vivo.

Los ojos de Mo se entornaron mientras una sonrisa tiraba de sus


labios. —Eso es un buen comienzo, amigo.

¿Un comienzo? Mykel iba a ser un profesional en hablar sucio por el


tiempo que todo esto se resolviera, si es que alguna vez lo hacía. Estaba
empezando a pensar que siempre iban a estar a la fuga. —Quiero lamer tu
polla.
—Déjame ducharme primero.

Oh, Mykel planeaba dejarlo ducharse. También planeaba unirse a él.


Se quitó sus pantalones, con dirección al baño cuando alguien llamó a su
habitación. Mykel gruñó mientras cogía su ropa y rápidamente volvía a
ponérsela.

Más vale que sea condenadamente importante.

Tenía una polla que chupar.

Una polla muy sabrosa que chupar.

—¿Qué? —Gruñó cuando abrió la puerta. Shane se quedó allí


sonriéndole, asomando su cabeza dentro.

—¿Está Mo por ahí?

Mykel quería estrangular al hombre. Si no fuera tan importante para


Mo, lo haría. —Está en la ducha. Planeaba unirme a él. 140
Shane se sonrojó mientras asentía. —Lo entiendo. Sólo hazle saber
que estoy buscándole.

Mykel vio a Shane alejarse, preguntándose qué quería el tipo. Oh,


bueno. Se aseguró que la puerta estuviera cerrada con llave antes de
quitarse sus ropas una vez más, en dirección al cuarto de baño. Estaba lleno
de vapor, y Mykel podía ver a través del cristal. Su pene estaba cada vez
más duro por el segundo en que se paró allí y vio a su compañero con
espuma de jabón por todo el cuerpo. Sus dedos le picaban para que él fuera
la única espuma.

Mykel deslizó la puerta de cristal a un lado, sonriendo a Mo cuando


su compañero miró sobre su hombro. Sin decir una palabra, cogió una
toalla y comenzó a lavar la espalda de Mo. La tela se sumergía en las
gruesas líneas marcadas de Mo. Mykel estaba salivando.
Se sentía diabólico como el paño humedecido entre el pliegue del
culo de Mo.

—Oye, ¿qué estás haciendo ahí? —Preguntó Mo mientras miraba por


encima del hombro, arqueando una espesa ceja en el aire.

—¿Quién, yo? —Preguntó inocentemente Mykel.

—Yo no veo a nadie detrás de ti, —Mo bromeó.

Mykel sonrió mientras la tela se hundió aún más abajo, más allá del
agujero de su compañero y hacia abajo, hacia sus bolas. —Extiéndelas. —
Soltó una risita.

—Sólo yo puedo decir eso —dijo Mo cuando sus piernas se


separaron. Mykel nunca antes había lavado a nadie y lo encontró caliente
como el infierno. Cayó de rodillas, asegurándose de limpiar a su pareja a
fondo.
141
—Creo que estás teniendo un poco de demasiada diversión ahí
abajo—dijo Mo, cuando se dio la vuelta, su polla a nivel del ojo. Mykel
agarró la erección de Mo, lavándola con movimientos lentos.

Vio cómo la cabeza de Mo cayó hacia atrás, las caderas saltando,


haciendo a su polla empujar hacia Mykel. Mykel miró a Mo con temor. El
hombre era la encarnación de la perfección. —Vuélvete.

Mo se volvió, dejando que el agua limpiara el jabón. Mykel dio


golpecitos al culo de Mo, haciendo que su compañero se volviera a él una
vez más. Inclinándose hacia adelante, Mykel entreabrió los labios, tomando
la cresta de la polla de Mo en la boca, dejando que su lengua disfrutara de
la sensación resbaladiza de la polla húmeda de su compañero.

Eliminando la tela, Mykel extendió la mano y palmeó el saco de Mo,


pasando los dedos sobre la piel impecable.

—Mykel —se quejó Mo.


El dedo índice de Mykel corrió el curso del perineo de Mo, haciendo
pequeños movimientos circulares mientras tomaba la polla de Mo más
profundo en la boca.

—Ven aquí —dijo Mo, cuando se agachó y tiró de Mykel en sus


brazos—. Ahora te das la vuelta.

Mykel obedeció, Mo sacó sus pies hacia fuera, así, estaba en una
posición extendida. Mo tomó el lubricante resistente al agua de la estantería
y preparó sus dedos, hundiéndolos más profundamente en el cuerpo
anhelante de Mykel.

Sus manos se aplastaban contra la pared húmeda cuando Mo le


provocaba y lo torturaba, haciendo que Mykel gimiera de la necesidad. De
alguna manera Mo había vuelto las tornas, pero no había manera de que
Mykel se fuera a quejar.

—¿Listo para mi polla? —preguntó Mo mientras liberaba su mano. 142


Mykel asintió con la cabeza.

»Dilo, Mykel.
Mykel rodó los ojos. —Empuja tu polla en mi culo. —Sabía que dijo
lo correcto cuando oyó un gruñido detrás de él y Mo hizo exactamente eso.
Mykel gritó por la repentina y rápida invasión, casi perdiendo el equilibrio
cuando Mo agarró sus caderas para sostenerlo.

Mo levantó a Mykel unos cuantos centímetros del suelo y luego


comenzó a sumergirse profundamente en su culo. Mykel gritó, su cabeza le
daba vueltas por el asalto.

—¿De quién es este culo? —Preguntó Mo mientras golpeaba con


fuerza en el agujero de Mykel.

—¡Mío! —gritó Mykel.


Mo se calmó y luego se echó a reír. Mykel pensó en lo que dijo y
luego sintió el calor de su cara subir por la vergüenza. »Quiero decir tuyos.

—Dios, te quiero —dijo Mo antes de llevar su dura erección dentro


de Mykel.

Mykel arañó la pared, cuando su cuerpo explotó, su semen


golpeando la pared de la ducha, mientras gritaba el nombre de Mo.

Mo estaba detrás de él, gritando mientras se clavaba en el culo de


Mykel. Iba a sentir esto seguro. Mo le estaba follando como un loco.

Una vez que Mo se quedó inmóvil, descansando su cabeza en el


hombro de Mykel por un momento, se soltó y comenzó un lento lavado del
cuerpo de Mykel.

—Tu hermano vino en el tiempo que estuviste aquí —dijo Mykel


mientras levantaba las manos, dejando que Mo lavara sus costados.
143
—¿Te dijo lo que quería? —preguntó Mo.

Mykel negó con la cabeza. —Yo más o menos lo alejé


apresuradamente. Estaba más centrado en entrar aquí para ver tu culo
desnudo.

Mo se rió entre dientes mientras lavaba las partes y sitios de Mykel.


—Voy a ir a buscarlo cuando hayamos terminado. —La mano de Mo se
calmó mientras miraba a los ojos de Mykel, haciendo que su corazón
palpitara en la mirada de amor en sus ojos—. Gracias por aceptarle tan
fácilmente.

Mykel sonrió a su pareja. —Es de la familia.

Mo rió mientras se acercó a la cómoda y sacó el recipiente de plata.


—Acerca de esto.
Los ojos de Mykel se iluminaron cuando una sonrisa se extendía por
su cara. —Lo guardaste.

—Por supuesto que sí.

—¿Quieres que te muestre cómo funciona? —preguntó con


entusiasmo Mykel.

Mo no pudo evitar sonreír por la forma en que Mykel rebotaba de un


pie al otro, sus ojos encendiéndose como luces en el árbol de Navidad.

—Muéstrame, pareja. —Entregó a Mykel la caja.

Su compañero abrió la tapa y luego colocó la piedra en la mano de 144


Mo. —Ahora repite después de mí —dijo Mykel cuando envolvió sus
manos alrededor de los puños cerrados de Mo—. Como tu pareja, yo te
acepto como eres. Voy a dar mi vida por ti y apreciar cada día que pasamos
juntos. Tú eres mi amor, mi vida, y es un honor para mí protegerte.

Mo repitió las palabras, rezando para que lo hiciera bien. Se quedó


sin aliento cuando su mano se calentó y desapareció la pequeña piedra. —
¿Qué pasó?

—Me aceptaste como tu pareja. Mi Ador ahora vive dentro de ti.

Mo sentía un vínculo más fuerte con Mykel. Puso sus manos sobre el
rostro de su pareja, sonriendo mientras miraba hacia abajo, a Mykel. —Te
quiero, pequeña águila.

Mykel se sonrojó mientras se apoyaba en el toque de Mo. —Y te


amo, para siempre.
Capítulo 13
Mo silbaba mientras caminaba por el pasillo para encontrar a su
hermano. Se sentía bien. Por primera vez en mucho tiempo -infierno por el
tiempo que podía recordar- ninguna pesada preocupación se cernía sobre su
cabeza. Nadie lo perseguía, bueno, no de la Tierra de todos modos. La
policía no lo buscaba tampoco. Acababa de follar con el amor de su vida en
la pared de la ducha. Y su hermano estaba vivo y bien.

¿Podía pedir algo más?

—Oye, hermano, ¿querías verme? —dijo Mo mientras entraba a la


habitación de su hermano. Shane estaba de pie junto a la gran ventana de
ojo de buey, mirando las estrellas que pasaban. Se dio la vuelta cuando Mo
habló, frunciendo el ceño una pequeña confusión en su rostro. 145
—¿Shane?

—Esto es real, ¿no? —Murmuró Shane—. Realmente estamos


volando a través de las estrellas en una nave espacial llena de alienígenas
y... y un hombre azul.

Mo se rió. —Es real, hermano.

—¿Cómo? —Shane agitó su mano delante de él cuando empezó a


caminar por la habitación—. Quiero decir, ¿cómo ocurrió esto? En un
minuto estoy en la Tierra preparándome para la clase, y al minuto siguiente
estoy en una nave espacial. ¿Cómo sucedió eso?

Mo se acercó y tiró de la manga de su camisa, mostrando el tatuaje


que había hecho para conmemorar la muerte del hombre de pie delante de
él.
Imaginó el viejo adagio de tener cuidado con hacerse tatuajes,
porque tener que vivir con ello para siempre era cierto. Shane ya no estaba
muerto, pero Mo siempre tendría el tatuaje.

»¿Cuándo te hiciste esto? —Preguntó Shane mientras arrastraba sus


dedos sobre el tatuaje.

—Una semana después de que fueras asesinado a balazos en un


tiroteo desde un coche.

Shane retiró sus dedos hacia atrás. Su cara se tornó un poco gris. —
Mencionaste eso antes. ¿Yo realmente morí?

Mo asintió con la cabeza. —Lo hiciste.

—Y no estoy muerto ahora, ¿por qué?

—La jodí con el tiempo.

—Oh, eso es malo. Las naves siempre estallan cuando la jodes con el
146
tiempo.

—No te podía dejar atrás, Shane. No cuando había una posibilidad


de salvarte. —Mo pasó la mano por el pelo—. Es muy raro, como si tuviera
dos conjuntos de memorias. En un recuerdo, mueres en la mesa de
operaciones. Recuerdo enterrarte. Recuerdo incluso hacerme el tatuaje.
Pero también tengo otro recuerdo de tu cuerpo desapareciendo y tener que
poner un ataúd vacío en el suelo. —Se rió nerviosamente—. Y recuerdo
coger la lanzadera a la Tierra y rescatar tu culo.

—Wow.

—Sí, casi. No estoy seguro de lo que he jodido por traerte de vuelta,


pero la verdad, lo haría de nuevo en un latido del corazón si eso significa
tenerte aquí conmigo.

—¿Cómo se siente tu novio sobre eso?


—¿Mykel?

Shane asintió con la cabeza.

»Entiende. Es de la familia. Sólo quiere que sea feliz. —Mo sonrió al


pensar en el resto de la tripulación de la Lady Blue. Daría su vida por todos
y cada uno de ellos. Excepto por Shane, nunca había tenido eso antes.
Lucharía por ello ahora—. Hay algunas cosas que necesitas saber.

—¿Cómo qué?

Mo hizo un gesto a Shane para que tomara asiento en la cama, y


luego fue a sentarse en una silla frente a él. —La tripulación de la Lady
Blue es muy diferente. Por un lado, no todos son exactamente humanos.

—Sí. —Shane se echó a reír—. Vi al chico de color azul.

—No, es más que eso. Mykel es un cambiaformas de águila.

Shane se quedó boquiabierto. —¿Un qué?


147
—Puede cambiar en forma de águila, una muy jodidamente gran
águila. De vuelta a Beta Cinco, me salvó la vida al cambiar y llevarme a un
lado de un edificio. Estábamos siendo atacados por la Fuerza de Élite y me
caí. Estaba colgado en la cornisa de un edificio de cinco pisos. Mykel
cambió y voló directamente hacia arriba y me atrapó de la repisa y luego
me dejó caer en el tejado.

—¡Mierda!

—Desafortunadamente, yo no sabía en ese momento que Mykel


podría cambiar y le disparé.

Los de ojos Shane se abrieron como platos. —¡Tío!

—Sí, así que no vayas disparando a nada a menos que estés


absolutamente seguro de que tu vida está en peligro, y tal vez ni siquiera
entonces. Podrías estar disparando a uno de los tripulantes.
—Está bien, lo entiendo. ¿Qué más?

—La tripulación estaba acusada de algo que no hicieron, así que


estamos en todo tipo de huida por el momento. Así es como terminamos en
la Antigua Tierra. Estábamos tratando de escapar de un grupo de naves de
combate que estaban detrás de nosotros, y nos metimos en un agujero de
gusano. Salimos disparados hacia el espacio de la Antigua Tierra. —Mo
hizo una mueca—. Y vamos a tener que ir a través de otro agujero de
gusano para volver.

—¿Volver? —Los ojos de Shane se iluminaron—. ¿Cómo es el


futuro?

—Impresionante y aterrador al mismo tiempo. —Mo se rió—. No me


gustaría estar ahí si no tuviera a Mykel y al resto de la tripulación. Ellos
hacen que valga la pena. Es como tener una familia muy grande, con Remy
en la delantera.
148
—Sí, era realmente enorme.

—Tank es más grande.

—¿Tank?

—Es el piloto. Tank está a la altura de su nombre. Es tan grande


como una casa, con 2,25 metros de altura. —Mo rió al pensar en el gran
dulce de malvavisco de hombre—. Y su pareja, Zackary, es como del
tamaño de un humano normal, y tiene a Tank totalmente envuelto alrededor
de su dedo.

—Parece ser que mucho de eso pasa por aquí. —Shane movió las
cejas—. Yo vi la forma en que miras a Mykel.

Mo sintió su cara enrojecer. Nunca había ocultado el hecho de que


era gay de Shane, pero no había discutido abiertamente su vida sexual con
el hombre tampoco. Algunas cosas era mejor mantenerlas de puertas para
dentro.
—Es mi pareja. —En realidad no había nada más que decir que eso.
Mykel era su pareja, y Mo tenía la intención de mantener al hombre
pequeño y hermoso. Mo se levantó y señaló a su hermano—. Vamos, el
comedor debería estar casi limpio por ahora, y sé que Gigi y Pax estarán
haciendo rápidamente algo especial para celebrar tu llegada.

—¿Por qué harían eso? —Preguntó Shane mientras permanecía de


pie y seguía a Mo fuera de la habitación—. Ni siquiera me conocen.

—Tú eres mi hermano. —Mo se encogió de hombros—. Además,


Gigi y Pax realmente no necesitan una razón para celebrar. Les gusta la
fiesta.

Mo estaba muy ilusionado por traer a su hermano a cenar. Amaba a


Shane y a la tripulación, y sólo tenía sentido para él que todos llegaran a ser
una gran familia feliz. Estaba aún más encantado de haber encontrado el
comedor limpio y desprovisto de cualquier espuma. Mo lanzó una mirada
sucia al replicador. 149
Realmente odiaba esa maldita cosa.

—Todo el mundo, este es mi hermano, Shane. —La sonrisa de Mo


fue de oreja a oreja cuando vio a todas las personas sentadas alrededor de la
mesa—. Shane, este es el equipo de la Lady Blue.

Shane levantó la mano y saludó. Su mano de repente colgaba en el


aire mientras miraba hacia abajo a la mesa. Mo siguió su línea de visión y
vio al General sentado en el otro extremo de la mesa. Volvió a mirar a
Shane con curiosidad.

Shane inclinó la cabeza hacia él. —¿Quién es? —susurró.

—¿Quién? —preguntó Mo, sus labios retorciéndose en su intento de


mantener su diversión para sí mismo. Podía ver los ojos de color avellana
de Shane brillar, una ocurrencia común cuando algo llamaba el interés de
Shane.
—El hombre atractivo en el extremo de la mesa.

Las cejas de Mo se alzaron. —¿Crees que el General es sexy?

—Oh, Diablos sí.

El General Vedic Merrick vio entrar a Mo en el comedor con un


joven. Supuso que era el joven por el que todo el mundo había estado tan
preocupado, el que estaba en la enfermería. No se acordaba de haberse
encontrado con él antes, y lo recordaría. El tipo era joven, pero había tanta
vida en sus ojos color avellana que al General le resultaba difícil apartar la
mirada.

Pero el mirar hacia otro lado valió la pena. No serviría de nada para 150
el hombre joven ver cuánto interés el General tenía sobre él. Vedic sabía
que no estaba en posición de encontrar cualquier relación sexual, y un
encuentro era todo lo que podría ser. No tenía tiempo para nada más.

No importa lo lindo que el chico fuera o lo mucho que lo quisiera.

Los ojos de Merrick se clavaron en Remy cuando la alarma comenzó


a sonar de repente. Estaba empezando a odiar la maldita cosa. La última
vez había sido simplemente un accidente en el comedor. ¿Quién diablos
sabía lo que era esta vez?

Cuando el resto de la tripulación se levantó de un salto y salió


corriendo del comedor, Merrick se levantó de un salto y corrió tras ellos.
Podría estar a la fuga, la gente podría estar por matarlo, y podría estar a
merced de un hombre con una recompensa sobre su cabeza, pero todavía
era un General. Necesitaba saber qué estaba pasando.
Merrick atravesó las puertas del comedor y gruñó cuando chocó con
alguien. Cayó hacia atrás, atrapándose a sí mismo, poniendo una mano en
la pared. Utilizó la otra para agarrar a quienquiera que fuera el que se había
tropezado, entonces al instante deseó no haberlo hecho cuando se dio
cuenta de que era el hombre sexy que había estado de pie al lado de Mo.

—Lo siento —dijo Merrick. Soltó al hombre como si su mano


estuviera en llamas—. No te vi.

—No hay problema —dijo el chico—. Fue completamente mi culpa.


No debería haber estado de pie en la puerta.

—Sí, bueno...

—Pero me alegro de que estuviera. Quería conocerte. —El hombre


extendió su mano—. Mi nombre es Shane, Shane Miller. Soy de la Tierra.

—General Vedic Merrick de la Federación de Planetas Unidos.


151
—Vedic. —Shane sonrió—. Es un nombre muy inusual.

—No, no lo es.

—Lo es para mí. Me gusta.

Merrick no podía recordar haberse sentido tan perdido antes en su


vida, y se había quedó mirando una vez toda la armada de un ejército
invasor. Había estado ante el órgano del Congreso y dado discursos. Había
luchado en tantas batallas sangrientas, todavía no le gustaba pensar en ellas.

Y, sin embargo, algún ser humano pequeño y flaco le puso lo


bastante nervioso como para no saber muy bien qué decirle.

»¿Eres un cambiaformas?
—No.

—¿Puedes ponerte azul?

—No.

—¿Cualquier otro color?

—No. —Aunque el rojo de la vergüenza era una posibilidad real.

—¿Tienes algún tipo de poder?

—Soy un General.

Shane rodó los ojos. —No, como, ¿puedes disparar rayos láser desde
tus ojos o cualquier otra cosa? Ohhh, ¿puedes volar? Mykel puede volar,
pero sólo cuando es un águila. Eso sería genial.

—No puedo volar, y no puedo cambiar de forma, ni tampoco


152
cambiar de color —espetó Merrick—. Soy un General de la Federación de
Planetas Unidos.

La cabeza de Shane se inclinó hacia un lado. —Eso no suena como


que venga con cualquier poder.

—Oh, créeme, lo hace.

Los ojos de Shane brillaron con curiosidad. Merrick pensó en él


como un gato. —¿Ah, sí? ¿Cómo qué?

Merrick echaba humo. —Me necesitan en el puente.

Antes de que Merrick pudiera dejar a Shane, el hombre saltó,


atrapando al General contra la pared y aplastando sus labios. La única
razón por la que el pequeño humano consiguió la ventaja fue porque Vedic
fue atrapado con la guardia baja.
Por mucho que un beso de Shane sacudiera su mundo, Merrick
empujó al hombre. Sabía en su corazón que esto nunca podría ser.

Aunque Shane fuera su pareja .

Fin
153
154

También podría gustarte