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Contexto histórico, cultural y filosófico de

PLATÓN

Platón vive entre los años 427 y 347 a.d.C. Ha llegado a término la
época de máximo esplendor: la era de Pericles, y comienza un tiempo de
convulsiones políticas y sociales con la victoria de Esparta sobre Atenas
(Guerras del Peloponeso, 431 a.C.). Un tiempo que Platón no duda en calificar
de crítico, de deterioro institucional y moral cuya causa última, en su opinión, es
la influencia sofista, su relativismo individualista. Esto le lleva a la filosofía, nos
dice en la carta VII.

La intención del filósofo ateniense es pues eminentemente práctica: fundar el


saber para determinar qué sea la Justicia y así poder aplicarla a la polis por
medio de un gobierno de sabios. Esa es su utópica propuesta.

Pero el pensamiento no surge nunca de la nada, y la filosofía de Platón


debe entenderse en su contexto histórico y cultural, y enraizarse con la
tradición filosófica griega.

Desde es punto de vista histórico, la Atenas que él vive es la de una


polis que ha perdido la hegemonía conquistada tras las Guerras Médicas
contra los persas en las primeras décadas del s. V. En esa época, la de
Pericles, Atenas, valiéndose del tesoro de la Liga de Delos, vive su máximo
esplendor económico y cultural. Pericles, inspirándose en las constituciones de
Solón y Clístenes que iban otorgando más protagonismo a las clases menos
privilegiadas, instaura la democracia (una democracia que no incluye a
esclavos, mujeres ni metecos, sin embargo).
¿Pero cuál es el origen histórico de ésta? Habría que buscarlo en la
Grecia Arcaica (desde el s. VIII), periodo en el que comienza a producirse un
cambio social debido al enriquecimiento paulatino —gracias al comercio, la
artesanía y la agricultura espoleada por la introducción del arado— de algunos
sectores del pueblo no pertenecientes a la aristocracia. Éste reclama ahora la
participación política a la nobleza. Además la implicación del pueblo, de las
clases medias y bajas en las Guerras Médicas (como hoplitas o remeros) —la
guerra hasta entonces era asunto de la aristocracia— lleva aparejada la
reivindicación de un lugar en la toma de decisiones de la polis.

En la época de Pericles se realizan las grandes obras de la Acrópolis,


como el Partenón; arquitectura y escultura que sintetizan el orden y la medida
aristocráticos y el naturalismo popular. Durante la época clásica destacan
escultores como Fidias, Mirón o Praxíteles, arquitectos como Calícrates o
Ictino, pintores como Apolodoro, aparece el teatro, la tragedia con Esquilo,
Sófocles y Eurípides, la comedia con Aristófanes, la historia como la
entendemos hoy aparece con Herodoto y Tucídides, Hipócrates es considerado
el padre de la medicina, desarrollo de las matemáticas con los pitagóricos y
Euclides, la lógica como ciencia con Aristóteles, la astronomía con Eudoxo y el
propio Aristóteles, la física de Demócrito... Y por supuesto, la filosofía empieza
a escribirse con mayúsculas.

La Atenas del s. V, bulle pues de esplendor económico y cultural. En


este entorno dadas las necesidades de los ciudadanos ante la democracia
asamblearia y el sistema jurídico, surgen los sofistas, metecos cultivados que
imparten enseñanzas de oratoria, política, moral, etc. sobre la base del
relativismo y el escepticismo, en pugna intelectual con Sócrates —maestro de
Platón— que defenderá frente a aquellos la existencia de una verdad universal
que el hombre puede descubrir por medio de la razón. La filosofía de Platón
recoge esta disputa sofistas-Sócrates y se desarrolla en diálogo no solo con
ellos sino con toda la filosofía anterior que llamamos presocrática y que
aparece en las colonias jónicas.

En la Mileto del s. VI, se dieron las condiciones necesarias (tiempo de


ocio, ausencia de ortodoxia religiosa, contactos con otras culturas a través del
floreciente comercio, etc.) para la aparición de un modo de pensamiento, que si
bien se inspira en la tradición mítica es opuesta a ésta en un sentido esencial:
el convencimiento de que la Physis está regida por un orden (logos)
permanente que es necesario descubrir.

De este periodo presocrático de la filosofía, y por supuesto de su


maestro y gran inspirador Sócrates, se alimenta la filosofía de Platón,
fundamentalmente del pitagorismo (teoría órfica del alma, las matemáticas
como prueba de la existencia de un conocimiento universal…), de Heráclito
(“todo lo sensible cambia”), de Parménides (caracteres lógicos del ser, énfasis
en el conocimiento racional), Anaxágoras (existencia de un dios ordenador)...
En definitiva, la filosofía de Platón sintetiza y eleva los principales logros de la
filosofía anterior y abre las puertas a su discípulo Aristóteles. Ambos serán
determinantes en el desarrollo del pensamiento occidental.

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