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El material recopila la biografía del héroe ayacuchano y los aspectos poco conocidos del militar.
Ministerio de Defensa y Telefónica publican libro sobre “El brujo de los Andes”.
Textos: Gastón Gaviola web@grupoepensa.pe | Fotos: Difusión
Cuando el coronel Cáceres cargó la bayoneta en las pampas frente al Reducto N° 1, la batalla de
Miraflores tenía más de una hora de haberse iniciado. Mientras estaba al frente del batallón Jauja,
un disparo le fracturó el fémur, pero el bravo ayacuchano no se inmutó. Tras el primer choque
rehizo a sus tropas, volvió a salir de las trincheras nacionales y atravesó la tierra de nadie. El
Paucarpata y el Concepción chocaron aceros en lucha cuerpo a cuerpo con los chilenos de la III
División que comandaba Pedro Lagos. El sol en ese momento marcaba las tres de la tarde.
Las balas sureñas de una onza de plomo buscaban el pecho del jefe peruano. Una de ellas
finalmente se estrelló contra su catalejo, mientras el héroe lo tenía pegado al rostro. Sus
ayudantes lo creían muerto, pero hacía falta más de un disparo para acabar con el caudillo.
Los ciudadanos-soldados, las milicias urbanas que se unieron al ejército regular para enfrentar al
enemigo a las puertas de Lima, veían la magnitud del sacrificio y ellos mismos se lanzaron a lo más
duro de la batalla. Los hombres de ese reducto, agrupados en el batallón N° 2 eran comerciantes y
oficinistas de la ciudad, migrantes italianos y estudiantes del colegio Guadalupe. Bajo el comando
del coronel Cáceres lograron la hazaña de apoderarse de cuatro cañones Krupp. Pero no fue
suficiente.
“Por fin los reductos fueron tomados a punta de bayoneta. Estaban colmados de cadáveres, de
cuerpos muertos de infelices adolescentes, en su mayoría empleados de comercio, de hombres
distinguidos y de estudiantes”, refiere un texto de Clemente Markham en el libro “Cáceres”,
editado por la Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú- sobre los últimos instantes
de la batalla.
“Después de la campaña militar se ha iniciado otra lucha más difícil y penosa, la lucha por superar
las consecuencias del desastre”, recoge el libro las palabras de Cáceres Dorregaray el 30 de
octubre de 1887, cuando empezaba la etapa de la Reconstrucción Nacional.
El libro explora los parajes, pueblos y caseríos por los que Cáceres y sus tropas se movieron
poniendo contra la pared a las fuerzas de ocupación, y proporciona datos poco conocidos de cada
zona, e incluso fotografías rescatadas de archivos personales.
Estos mismos archivos sirven también como fuente para seguir la carrera política del soldado. En
su primer gobierno (1886-1890), Cáceres formó el Partido Constitucional como parte de una época
que conocemos como el Segundo Militarismo. La historia no es ajena tampoco a la Guerra Civil
que enfrentó a Cáceres con Nicolás de Piérola, quien durante la Guerra del Pacífico fuera
jerárquicamente jefe directo del militar.
DATO
El grado de mariscal le fue entregado por el presidente Augusto B. Leguía. Existe un mosaico en la
Sociedad de Fundadores de la Independencia que refleja ese momento.
El local de la Sociedad era en realidad la casa que Leguía le iba a obsequiar a Cáceres en
reconocimiento a sus servicios prestados, pero este falleció antes de que estuviera terminada.