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ENCUENTRO

SOMOS
ADOLESCENTES 2
Pretendemos…
Asumimos nuestra adolescencia como una oportunidad de
crecimiento personal, afrontando los cambios que implica.

Provocación
A continuación, leemos cada uno de estos “testimonios” …

“Para muchos jóvenes de mi edad, los sueños del mañana están


relacionados con salir con otros chicos, organizar una fiesta o asistir a
una, o comprar una prenda o un CD que tienes muchas ganas de oír.
En mi caso, sin embargo, el pensar en el mañana me da miedo; miedo
de que pueda salir de casa una mañana para no volver nunca, o para
volver por la noche y escuchar o ver que más personas que te
importan han sido heridas o asesinadas. Para mí, el mañana es vago,
sombrío y amenazador. Y yo pregunto: ¿Esto es justo?”
- Dalia, 17 años

“Sí, creía en la paz y soñaba con ella todas las noches… Pero, como
todo el mundo sabe, los sueños tienen la fea costumbre de no hacerse
nunca realidad y, ahora, ya no sueño con la paz. ¿Por qué? Porque
incluso cuando escribo estas líneas, oigo disparos y, por más que lo
intente, no puedo sacarme de la cabeza el zagruteh (lamento fúnebre)
de la madre que llora a su hijo mártir.”
- Saleem, 18 años

“¡No es de extrañar que esté triste y furioso! Mis amigos, ya sea en


Jerusalén, Ramallah, Naplusa, Tulkarem, Qalqilya o Gaza, lo están
pasando mal. Todos queremos justicia, pero nadie parece estar
haciendo nada para detener el derramamiento de sangre, así que es
más que natural que poco a poco nos vayamos desesperando, porque
vemos que la luz al final del túnel de la que tantos hablaban, está cada
vez más lejos.”
- Dalia, 17 años
“Hoy mismo, hablando por teléfono con una de nuestras periodistas
jóvenes, me llevé una fuerte impresión. Me contó cómo ayer había
entrado una bala en la casa de su abuela; la bala entró por un lado de la
lavadora y salió por el otro. La chica que sólo tiene trece años, me
contó cómo había tratado de tranquilizar a su abuela y decirle que no
había pasado nada, y cómo deseaba ir a dormir con su abuela y
“protegerla” en caso de que algo sucediera. Fue entonces cuando me di
cuenta de que ÉSTA es la realidad de nuestros niños, que se les están
imponiendo las situaciones más duras de la vida, antes de que tengan
edad para afrontarlas…”
- Marianne, 22 años

Para reflexionar:
 ¿Qué es lo común de estas breves historias?, ¿Qué
posibilidades y dificultades viven estos
adolescentes?

 Si bien estas son situaciones extremas, desde tu


experiencia ¿Cuáles son las posibilidades y
dificultades para los adolescentes en la realidad
donde tú vives?

 ¿Qué posibilidades tienes tú en este momento de


tu vida y cuáles son las mayores dificultades que te
causan malestar?

Profundización
La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la
juventud, etapa en la que se experimentan diversos cambios en
todos los aspectos.
Es un periodo de transición que tiene características peculiares: ya
no eres niño, pero tampoco adulto. Hay una intensa búsqueda de
autonomía y libertad, aunque aún no se tiene la suficiente
madurez.
La adolescencia, si bien es difícil, es una gran posibilidad para
encaminarse hacia una personalidad madura.

A continuación, elabora la línea de tiempo de tu vida adolescente.


Luego ponemos en común el trabajo realizado.

Resalta
brevemente las
posibilidades de
crecimiento que
tienes y las
dificultades que
te impiden.
Escribe además
tus inquietudes,
expectativas, etc.
Iluminación
Proverbios 4, 1-6
"Hijos míos, escuchen la enseñanza de un padre, estén
atentos para conocer la verdad.
Les doy un saber bueno, no rechacen mi enseñanza.
Yo mismo fui un hijo dócil con mi padre, el hijo regalón de mi
mamá;" "él me instruía entonces en estos términos:
"¡Recuerda bien mis palabras; sigue mis consejos y vivirás!
¡Busca la Sabiduría! ¡Hazte inteligente! No olvides lo que te
digo, no menosprecies mis palabras. Si no abandonas la
sabiduría, ésta te protegerá; ámala y velará por ti."
Palabra de Dios

Plegaria
Trata de entrar en sintonía con Dios; haz un poco de silencio y di
pausadamente esta plegaria:

¡Señor! Te llamo desde mi soledad…


Para los mayores a veces no existo;
Para mí mismo/a muchas veces soy un enigma.
¡Qué edad la mía! Río locamente y lloro al instante.
Me acobardo y ambiciono, amo y odio.
No comprendo la vida, ni me comprendo a mí mismo.
Y los mayores tampoco me comprenden.
A ti, Jesús, que fuiste adolescente,
ofrezco mis alegrías, mis ilusiones.
Mis dudas, mi dolor, mis fracasos y mis primeros triunfos.
Dame tu luz, tu gracia y amor. Los necesito.
¡La luz de tu sabiduría! Para ver claro mi camino, mi futuro, mis
posibilidades, mi limitación. Amén.
Proyección

Según el trabajo
personal realizado,

¿Qué decisiones
deberías tomar para
que puedas disfrutar
positivamente de tu
adolescencia?

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