Está en la página 1de 4

213

Miraflores, 19 de mayo de 2020.

Doctora
LUCY JEANNETTE BERMÚDEZ BERMÚDEZ

CONSEJO DE ESTADO - SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN QUINTA.

REFERENCIA. ACCIÓN DE TUTELA.

RADICADO: 15001-23-33-000-2020-00497-01

ACCIONANTE: DIEGO FERNANDO RIVERA ACUÑA.

ACCIONADO: JUZGADO CATORCE ADMINISTRATIVO ORAL DEL CIRCUITO


DE TUNJA y CONCEJO MUNICIPAL DE CUCAITA

FREDY ALEXANDER MENDOZA SÁNCHEZ, identificado con cédula de


ciudadanía NO. 1.057.410.236 de Miraflores Boyacá, tarjeta profesional 208840 del
C. S de la Judicatura conforme al auto datado el dia 12 de mayo de 2020, el cual
resolvió vincular a los ciudadanos que participaron en el concurso público para la
elección del cargo de personero municipal del municipio de Cucaita – Boyacá, para
el periodo 2020 a 2024, por lo tanto manifiesto que coadyuvo las pretensiones del
accionante teniendo en cuenta las siguientes consideraciones.

La Lista de Elegibles aprobada por la plenaria a través del Acta No 04 del Concejo
Municipal de CUCAITA de fecha 10 de enero de 2020, es claro que se violenta el
derecho al DEBIDO PROCESO del suscrito, pues, le correspondía al Concejo como
director del Concurso de Méritos para el Cargo de Personero Municipal, dar
aplicación a los principios de PUBLICIDAD Y TRANSPARENCIA, lo anterior en los
términos de la Honorable, Corte Constitucional se pronunció al respecto, indicando
el carácter inmodificable de la lista de elegibles, a través de la sentencia T-455 de
2000:

RESPECTO AL DEBIDO PROCESO LA CORTE CONSTITUCIONAL:

A través de la sentencia C-540 de 1997 dijo que : “el desconocimiento en cualquier


forma del derecho al debido proceso en un trámite administrativo, no sólo quebranta
los elementos esenciales que lo conforman, sino que igualmente comporta una
vulneración del derecho de acceso a la administración de justicia, del cual son
titulares todas las personas naturales y jurídicas (C.P., art. 229), que en calidad de
administrados deben someterse a la decisión de la administración, por conducto de
sus servidores públicos competentes.”

En el mismo sentido está Corporación en Sentencia T-522 de 1992 definio : “ el


debido proceso administrativo como “(i) el conjunto complejo de condiciones que le
impone la ley a la administración, materializado en el cumplimiento de una
secuencia de actos por parte de la autoridad administrativa, (ii) que guarda relación
directa o indirecta entre sí, y (iii) cuyo fin está previamente determinado de manera
214

constitucional y legal”. Lo anterior, con el objeto de “(i) asegurar el ordenado


funcionamiento de la administración, (ii) la validez de sus propias actuaciones y, (iii)
resguardar el derecho a la seguridad jurídica y a la defensa de los administrados”.

En la Sentencia T-957/11 respecto al debido proceso administrativo indico:

“…Como ya se mencionó, el derecho constitucional fundamental al debido proceso,


consagrado en forma expresa en el articulo 29 Superior, se extiende no solo a los
juicios y procedimientos judiciales, sino también a todas las actuaciones
administrativas, como una de sus manifestaciones esenciales. Lo anterior significa,
que el debido proceso se enmarca también dentro del contexto de garantizar la
correcta producción de los actos administrativos, razón por la cual comprende “todo
el ejercicio que debe desarrollar la administración pública en la realización de sus
objetivos y fines estatales, lo que implica que cobija todas las manifestaciones en
cuanto a la formación y ejecución de los actos, a las peticiones que presenten los
particulares, a los procesos que por motivo y con ocasión de sus funciones cada
entidad administrativa debe desarrollar y desde luego, garantiza la defensa
ciudadana al señalarle los medios de impugnación previstos respecto de las
providencias administrativas, cuando crea el particular que a través de ellas se
hayan afectado sus intereses”.10

En relación con los aspectos básicos que determinan y delimitan el ámbito de


aplicación del debido proceso administrativo, ha dicho la Corte, que se trata de un
derecho constitucional fundamental, de aplicación inmediata por disposición
expresa del articulo 29 de la Carta Política que le reconoce dicho carácter, pero que
se complementa con el contenido de los artículos 6° del mismo ordenamiento, en el
que se fijan los elementos esenciales de la responsabilidad jurídica de los servidores
públicos, y el artículo 209 que menciona los principios que orientan la función
administrativa del Estado.

Dentro de ese contexto, esta Corporación ha definido el debido proceso


administrativo como “(i) el conjunto complejo de condiciones que le impone la ley a
la administración, materializado en el cumplimiento de una secuencia de actos por
parte de la autoridad administrativa, (ii) que guarda relación directa o indirecta entre
sí, y (iii) cuyo fin está previamente determinado de manera constitucional y legal”.
Lo anterior, con el objeto de “(i) asegurar el ordenado funcionamiento de la
administración, (ii) la validez de sus propias actuaciones y, (iii) resguardar el
derecho a la seguridad jurídica y a la defensa de los administrados”.

En el marco de las actuaciones que se surten ante la administración, el debido


proceso se relaciona directamente con el comportamiento que deben observar
todas las autoridades públicas en el ejercicio de sus funciones, en cuanto se
encuentran obligadas a actuar conforme a los procedimientos previamente definidos
por la ley para la creación, modificación o extinción de determinadas situaciones
jurídicas de los administrados, como una manera de garantizar los derechos que
puedan resultar involucrados por sus decisiones.

Siendo así́, este Tribunal ha expresado que hacen parte de las garantías del debido
proceso administrativo, entre otras, las siguientes: (a) el derecho a conocer el inicio
de la actuación, (b) a ser oído durante todo el trámite, (c) a ser notificado en debida
forma, (d) a que se adelante por autoridad competente y con pleno respeto de las
formas propias de cada juicio, (e) a que no se presenten dilaciones injustificadas, (f)
a gozar de la presunción de inocencia, (g) a ejercer los derechos de defensa y
215

contradicción, (h) a presentar pruebas y a controvertir aquellas que aporte la parte


contraria, (i) a que se resuelva en forma motivada la situación planteada, (j) a
impugnar la decisión que se adopte y a promover la nulidad de los actos que se
expidan con vulneración del debido proceso.

Con todo, esta Corporación ha sostenido en forma categórica que el derecho al


debido proceso administrativo se entiende vulnerado cuando las autoridades
públicas, en ejercicio de función administrativa, no siguen estrictamente los actos y
procedimientos establecidos en la ley para la adopción de sus decisiones y, por esa
vía, desconocen las garantías reconocidas a los administrados.

Sobre el particular, cabe destacar que en la sentencia C-540 de 1997 se dijo que “el
desconocimiento en cualquier forma del derecho al debido proceso en un trámite
administrativo, no solo quebranta los elementos esenciales que lo conforman, sino
que igualmente comporta una vulneración del derecho de acceso a la administración
de justicia, del cual son titulares todas las personas naturales y jurídicas (C.P., art.
229), que en calidad de administrados deben someterse a la decisión de la
administración, por conducto de sus servidores públicos competentes.”

RESPECTO A LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN


LAS ACTUACIONES ADMINISTRATIVAS: La Corte Constitucional en sentencia T-
215 de 20065 expresó:

“(...) No obstante, cuando la actuación administrativa a la que se acusa de ser


vulneratoria de derechos fundamentales es aquella que culmina con la revocatoria
de un acto propio por parte de la Administración, la jurisprudencia de esta
Corporación ha sentado una doctrina según la cual la acción de tutela es
procedente, en atención a los principios de buena fe y de seguridad jurídica. En
efecto, si en dichas actuaciones administrativas no se observa el procedimiento
legalmente previsto, y si ello repercute en la afectación del derecho al debido
proceso de los interesados en la decisión administrativa, la acción de tutela se erige
como un medio de defensa judicial adecuado, pero solamente si no existe otro
mecanismo de defensa judicial que sirva para garantizar tales derechos, o si
existiéndolo no se revela como un mecanismo de defensa eficaz en el caso
concreto, o se cierne la amenaza inminente de un perjuicio irremediable sobre esta
clase de derechos.”

Respecto a violación al debido proceso por la NO PUBLICIDAD DE UN ACTO


ADMINISTRATIVO DENTRO DE UN CONCURSO DE MÉRITOS a Corte
Constitucional, en sentencia SU-133 de 1998, explicó lo siguiente:
"La finalidad del concurso estriba en últimas en que la vacante existente se llene
con la mejor opción, es decir, con aquel de los concursantes que haya obtenido el
más alto puntaje. A través de él se evalúa y califica el mérito del aspirante para ser
elegido o nombrado.
Así concebida la carrera, preserva los derechos al trabajo (arts. 25 y 53 C.P.), a la
igualdad (art. 13 C.P.) y al desempeño de funciones y cargos públicos (art. 40,
numeral 7, C.P.), realiza el principio de la buena fe en las relaciones entre las
personas y el Estado y sustrae la actividad estatal a los mezquinos intereses de
partidos políticos y grupos de presión que antaño dominaban y repartían entre sí los
cargos oficiales a manera de botín burocrático."
216

El concurso de méritos ha sido considerado el instrumento más idóneo y eficaz,


para determinar las aptitudes de los aspirantes a un cargo. Además de los principios
que lo inspiran, entre ellos, el mérito, la igualdad en el ingreso, la publicidad y la
transparencia, la ejecución de sus reglas debe someterse al estricto cumplimiento
del debido proceso y respetar todas y cada una de las garantías que rodean el
proceso de selección.
El resultado de la participación en el concurso de méritos es la lista de elegibles, en
la que de manera ordenada se indican las personas que alcanzaron los mejores
resultados en las diferentes pruebas realizadas, para acceder a los respectivos
cargos. La jurisprudencia tanto de la Corte Constitucional, como de esta
Corporación ha sostenido que la provisión de cargos para la carrera administrativa,
debe tener en cuenta el orden establecido en el correspondiente registro de
elegibles, so pena de afectar diversos derechos fundamentales.
Ahora bien, es posible que en el marco de un concurso de méritos para el ingreso y
el ascenso a los empleos públicos de carrera administrativa, la Administración
lesione ciertas garantías y se aparte del debido proceso administrativo, en razón a
que, POR EJEMPLO, NO EFECTÚA LAS PUBLICACIONES QUE ORDENA LA
LEY, no tiene en cuenta el estricto orden de méritos, los instrumentos utilizados para
verificar la capacidad y competencias de los aspirantes a acceder a los empleos no
gozan de confiabilidad y validez, o no aplica las normas de carrera administrativa,
para una situación jurídica concreta.
En el caso particular, las demandadas estaban en la obligación de hacer uso de la
lista de elegibles, en la que la actora ocupaba el segundo lugar, por cuanto quien
obtuvo el primer lugar (Dora Inés Ojeda Roncacio), ya fue nombrada y posesionada
en la vacante, según la afirmación hecha por la Subdirectora de Talento Humano
(E) del Ministerio de Educación, en la respuesta al derecho de petición de la
demandante, visible a folio 419.
De este modo, frente a la vulneración del debido proceso administrativo, entendido
como "la regulación jurídica que de manera previa limita los poderes del Estado y
establece las garantías de protección a los derechos de los administrados, de modo
que ninguna de las actuaciones de las autoridades públicas dependa de su propio
arbitrio, sino que se encuentren sujetas siempre a los procedimientos señalados en
la ley", debe el juez de tutela ordenar las medidas que sean pertinentes para
reestablecer el derecho conculcado.”
Es clara la violación a los principios rectores que orientan el acceso a los cargos
públicos, por ende, se deben proteger los derechos fundamentales del accionante
y de todos los participantes al concurso.

FREDY ALEXANDER MENDOZA SÁNCHEZ,

Cédula de ciudadanía NO. 1.057.410.236 de Miraflores Boyacá

También podría gustarte