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Una de las principales preocupaciones que tienen los padres respecto de sus hijos es que

ellos sean exitosos académicamente. Se quiera o no,  al éxito escolar de los hijos se le
da más peso del que se le quiere reconocer, lo que en sí no es malo, ya que si creemos
en las capacidades y competencias de nuestros pequeños, lo natural es que esperemos
que sean exitosos en el ámbito escolar. Todos queremos que nuestros hijos aprendan y
que tengan un buen rendimiento académico y un futuro profesional prometedor que les
asegure la vida, pero, ¿cuál es nuestro rol como padres en esto?

Como psicóloga, considero que para ayudar a nuestros hijos, tenemos que entender que el
éxito escolar se basa en tres aspectos fundamentales: poder, querer y saber.

El poder hace alusión a las aptitudes, competencias, capacidades y habilidades


necesarias. En este sentido nuestro rol como padres tiene que ver con ayudar a nuestros
hijos a ser autónomos, responsables y persistentes, necesitamos enseñarles a
desarrollar todo su potencial y a superar sus dificultades.

El querer implica tener la motivación suficiente para estudiar y aquí nosotros como
padres podemos potenciar la actitud positiva y motivación hacia el aprendizaje.

El saber guarda relación con conocer cómo estudiar eficazmente, por lo que podemos
enseñar a nuestros hijos hábitos y técnicas de estudio que les permitan acercarse a
un aprendizaje significativo.

Para todo lo anterior, es necesario realizar un seguimiento amoroso de la evolución, es


decir, que no basta solo con supervisar que mi hijo rinda como yo espero, sino que
también debo brindarle colaboración, apoyo y un ambiente familiar cariñoso que le
permitan sentirse seguro y acogido.

Es importante tener en cuenta, que nuestra intervención será más impactante en los


primeros años de escolarización, ya que una vez que nuestros hijos van adquiriendo
mayor autonomía, nuestra mediación se va reduciendo (aunque esto no significa que se
les deje de mostrar una actitud de supervisión y colaboración).

Pero, ¿qué hacer para ayudar a tu hijo a estudiar y aprender


mejor?
A continuación, algunos consejos que te pueden servir de guía:

1. Ten una actitud positiva hacia el colegio, los profesores y los deberes escolares: no
importa si llegas cansado del trabajo o no estás de acuerdo con lo que pide o hace el
colegio, recuerda que en todo momento eres un modelo de aquellos valores educativos
que quieres transmitir. Muestra paciencia, reconoce el valor de los deberes y habla bien
del colegio y de sus profesores, aunque no lo creas, esto permitirá desarrollar en tu hijo
una actitud positiva hacia el aprendizaje.

2. Desarrolla en tu hijo un hábito de estudio diario: esto le ayudará a planificarse, a ser


constante y a adquirir aprendizajes a largo plazo. Para esto, establece con él un horario
semanal, donde aparezca diferenciado el tiempo de estudio y el de ocio y pégalo en su
pieza en un sitio visible. Al respecto debes considerar:
- Proporciónale un espacio fijo de estudio (que no sea su pieza): procura que sea
cómodo, agradable y silencioso (mesa amplia, silla cómoda y recta, buena iluminación y
ventilación), sin distractores (sin TV, PC, celular, etc. a menos que estos sean esenciales
para el estudio).

- Que el estudio sea diario y de ser posible siempre a la misma hora. No se espanten
con esto, el que diga que los niños tienen que estudiar todos los días, no quiere decir
necesariamente que se tengan que pegar a los cuadernos y libros todos los días. Lo que
verdaderamente importa es que ellos desarrollen una habilidad o adquieran una
competencia, por lo que hay que buscar alternativas para lograrlo, por ejemplo, si tu hijo
debe practicar sumas podría hacerlo jugando en una plataforma educativa como Splash
Math, si debe estudiar inglés podría usar Duolingo (disponible incluso para celulares), si
tiene que aprender las partes del ojo, puede ver un video en Youtube, si necesito que
mejore la atención sostenida y algunas funciones ejecutivas (organizar, planeación y
resolución de problemas) que haga laberintos. Lo importante es lograr un equilibrio a la
hora de usar las distintas opciones y siempre combinar los métodos tradicionales (libros,
cuadernos, lápiz, etc.) con los más tecnológicos o juegos durante la semana.

- Que las horas de estudio diarias recomendadas varían según la edad. Para niños de
primero a cuarto básico, entre 30 minutos y 1 hora; para los que están entre quinto y
octavo básico, entre 1 hora y 1.30 horas; y para estudiantes de enseñanza media: entre
1.30 y 2 horas (dejando 15-20 minutos de descanso entre cada hora).

- Respetar su tiempo de ocio. Esto es importante para potenciar el desarrollo integral de


tu hijo. Él estudiará mejor si sabe que después del estudio tendrá un tiempo para
descansar. En este tiempo es preciso que los niños realicen actividades físicas, deportivas,
lúdicas, etc. Por otro lado, aquí se debe limitar el tiempo delante del computador, la
televisión, los vídeo juegos, etc. (se recomienda una hora como tope, siempre y cuando
haya terminado el tiempo de estudio).

- Que el fin de semana es para descansar, recrearse y compartir en familia. Sin


excusas.

3. Ayúdale a organizarse y planificarse: es importante que te sientes con tu hijo a


revisar su agenda, su calendario de pruebas, trabajos, etc. Considera:

- Insistirle sobre la importancia de aprovechar bien el tiempo de estudio, para que luego
pueda disfrutar del tiempo libre.

- Recomendarle que empiece por lo que más le guste, que continúe con lo más difícil y
deje lo más fácil para el final.

- Ayudarle a distribuir el tiempo de estudio, dependiendo del volumen del contenido que se
tenga que estudiar.

- Chequear que tenga todo el material necesario para estudiar (libros, diccionario,
computador, etc.) y, también enseñarle a tener eso en cuenta, para que no dependa
siempre de un adulto.

4. Potencia su responsabilidad y autonomía con los deberes escolares: tu hijo tiene


que aprender que  él mismo es responsable de sus estudios y de sus deberes
escolares. Es importante que cada año se le vaya dejando más responsabilidades para ir
desarrollando su autonomía. En este sentido, es fundamental que verbalices estas
exigencias, para que entienda qué es lo que le corresponde hacer. Además es
fundamental que no hagas los deberes escolares por tu hijo. Aunque muchas veces
suele ser más rápido o "fácil" como padre, con esto lo único que estás haciendo es negarle
la oportunidad de administrarse, organizarse, ser responsable y aprender los
conocimientos correspondientes.

5. Supervisa y genera un clima de colaboración: aunque tu hijo debe hacer solo sus


deberes, tienes que mostrar una actitud de disponibilidad para que perciba tu interés y
sienta que puede contar contigo (interésate por sus cosas, oriéntale en las dificultades,
asesórale sobre técnicas de estudio, etc.). Ten en cuenta que tienes una oportunidad para
conocer a tu hijo al identificar sus virtudes, habilidades y aspectos a mejorar, y que
fortalecer el vínculo que tienes con él.

6. Supervisa que tu hijo duerma bien: la Academia de Pediatría de EE.UU. recomendó


en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine que los niños pequeños (entre 6 y 12 años)
deben dormir entre 9 y 12 horas. Mientras que los niños entre 13 y 18 años, deberían
dormir entre 8 y 10 horas. Recuerda que la falta de sueño, tiene un impacto directo en
su rendimiento, su estado de ánimo y sus capacidades intelectuales.

7. Desarrolla y refuerza desde pequeño su afán de aprender cosas nuevas y su


curiosidad natural: atiende sus inquietudes, escúchale, responde a sus preguntas,
potencia sus capacidades artísticas, promueve la lectura en casa, explícale lo que ve a su
alrededor, etc. Esto es esencial para desarrollar motivación hacia el aprendizaje. Aquí
puedes aprovechar las vacaciones, paseos o cualquier actividad cotidiana para
transformarla en una experiencia de aprendizaje (por ejemplo, ir a la feria, ir al banco,
arreglar algo de la casa, cocinar una receta, etc.).

Proporciónale libros y vídeos educativos, incentiva que lea el diario y vea noticias y
comenten juntos algunas de ellas, permite que vea algunos programas educativos por
televisión, etc. Vayan a la biblioteca pública, al teatro, a museos de historia natural, ciencia
y arte; a zoológicos, jardines botánicos o a algunos lugares históricos cercanos.

8. Encuentra maneras de motivar a tu hijo: para ello es importante que te acerques a él,


que estés atento a su estado de ánimo, escúchale, conoce su realidad más de cerca,
respetar su ritmo en los procesos vitales difíciles (divorcios, cambio de casa o colegio,
etc.), entiende y conoce cuáles son las cosas que le desmotivan, para buscar cómo darles
una solución.

9. Potencia de forma especial su motivación hacia la lectura:  la habilidad lectora es


muy importante para tener éxito escolar, ya que favorece la capacidad de lectoescritura
y el rendimiento en general. Es importante que incorpores la lectura a las rutinas
familiares. En este sentido, es recomendable que cuando tu hijo sea pequeño le leas
cuentos con frecuencia y que a medida que crece, le vayas proporcionando libros para que
lea solo. Por otro lado, es primordial que en casa hayan libros, revistas, periódicos, etc. y
que te vea disfrutar de la lectura. Para más consejos al respecto, entra aquí.

10. Refuerza sus logros y esfuerzo (aunque no haya conseguido el objetivo


propuesto): es importante que tu hijo desarrolle confianza en sí mismo y una buena
autoestima. Para ello, cuando tengas que hacer alguna crítica asegúrate de que sea
constructiva, dándole pistas orientadas a mejorar y no lo hagas sentir incapaz. Ayúdale
a transformar los fracasos en oportunidades de crecimiento.

11. Nunca compares su rendimiento con otros niños (hermanos, primos, amigos,
etc.): respeta sus capacidades, limitaciones, estilos y ritmos de aprendizaje. Incúlcale que
lo importante es superarse a sí mismo y no competir con otros. Y sé cuidadoso: una cosa
es exigir, pero otra muy distinta es manifestarle constantemente una decepción,
eso afectará su autoestima y generará miedo al fracaso.
12. Deja de pensar que los estudios son lo único importante en la vida de tu
hijo: cuida del desarrollo integral de todas sus facetas (emocional, física, mental,
espiritual, social). No olvides que en definitiva, lo más importante es que tu hijo sea
feliz. En mi trabajo, cuando le pregunto a los padres qué es lo que esperan para sus hijos,
la respuesta automática es “que sean felices”, sin embargo, cuando llega la hora de salida
y observo cuando los papás retiran a sus hijos, algunas de las cosas que escucho son “¿y
cómo te fue en la prueba?”, “pero hijo, si estudiamos eso ¿por qué no lo contestaste?”,
“¿qué nota te sacaste?”, “¿pero en qué te equivocaste?”; antes si quiera decir “hola hija,
¿cómo estás?” o un “te extrañe…. que rico abrazarte”. Paradójico ¿no?

¿Qué otras cosas recomendarías para ayudarlos a mejorar su


rendimiento académico?
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