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ellos sean exitosos académicamente. Se quiera o no, al éxito escolar de los hijos se le
da más peso del que se le quiere reconocer, lo que en sí no es malo, ya que si creemos
en las capacidades y competencias de nuestros pequeños, lo natural es que esperemos
que sean exitosos en el ámbito escolar. Todos queremos que nuestros hijos aprendan y
que tengan un buen rendimiento académico y un futuro profesional prometedor que les
asegure la vida, pero, ¿cuál es nuestro rol como padres en esto?
Como psicóloga, considero que para ayudar a nuestros hijos, tenemos que entender que el
éxito escolar se basa en tres aspectos fundamentales: poder, querer y saber.
El querer implica tener la motivación suficiente para estudiar y aquí nosotros como
padres podemos potenciar la actitud positiva y motivación hacia el aprendizaje.
El saber guarda relación con conocer cómo estudiar eficazmente, por lo que podemos
enseñar a nuestros hijos hábitos y técnicas de estudio que les permitan acercarse a
un aprendizaje significativo.
1. Ten una actitud positiva hacia el colegio, los profesores y los deberes escolares: no
importa si llegas cansado del trabajo o no estás de acuerdo con lo que pide o hace el
colegio, recuerda que en todo momento eres un modelo de aquellos valores educativos
que quieres transmitir. Muestra paciencia, reconoce el valor de los deberes y habla bien
del colegio y de sus profesores, aunque no lo creas, esto permitirá desarrollar en tu hijo
una actitud positiva hacia el aprendizaje.
- Que el estudio sea diario y de ser posible siempre a la misma hora. No se espanten
con esto, el que diga que los niños tienen que estudiar todos los días, no quiere decir
necesariamente que se tengan que pegar a los cuadernos y libros todos los días. Lo que
verdaderamente importa es que ellos desarrollen una habilidad o adquieran una
competencia, por lo que hay que buscar alternativas para lograrlo, por ejemplo, si tu hijo
debe practicar sumas podría hacerlo jugando en una plataforma educativa como Splash
Math, si debe estudiar inglés podría usar Duolingo (disponible incluso para celulares), si
tiene que aprender las partes del ojo, puede ver un video en Youtube, si necesito que
mejore la atención sostenida y algunas funciones ejecutivas (organizar, planeación y
resolución de problemas) que haga laberintos. Lo importante es lograr un equilibrio a la
hora de usar las distintas opciones y siempre combinar los métodos tradicionales (libros,
cuadernos, lápiz, etc.) con los más tecnológicos o juegos durante la semana.
- Que las horas de estudio diarias recomendadas varían según la edad. Para niños de
primero a cuarto básico, entre 30 minutos y 1 hora; para los que están entre quinto y
octavo básico, entre 1 hora y 1.30 horas; y para estudiantes de enseñanza media: entre
1.30 y 2 horas (dejando 15-20 minutos de descanso entre cada hora).
- Insistirle sobre la importancia de aprovechar bien el tiempo de estudio, para que luego
pueda disfrutar del tiempo libre.
- Recomendarle que empiece por lo que más le guste, que continúe con lo más difícil y
deje lo más fácil para el final.
- Ayudarle a distribuir el tiempo de estudio, dependiendo del volumen del contenido que se
tenga que estudiar.
- Chequear que tenga todo el material necesario para estudiar (libros, diccionario,
computador, etc.) y, también enseñarle a tener eso en cuenta, para que no dependa
siempre de un adulto.
Proporciónale libros y vídeos educativos, incentiva que lea el diario y vea noticias y
comenten juntos algunas de ellas, permite que vea algunos programas educativos por
televisión, etc. Vayan a la biblioteca pública, al teatro, a museos de historia natural, ciencia
y arte; a zoológicos, jardines botánicos o a algunos lugares históricos cercanos.
11. Nunca compares su rendimiento con otros niños (hermanos, primos, amigos,
etc.): respeta sus capacidades, limitaciones, estilos y ritmos de aprendizaje. Incúlcale que
lo importante es superarse a sí mismo y no competir con otros. Y sé cuidadoso: una cosa
es exigir, pero otra muy distinta es manifestarle constantemente una decepción,
eso afectará su autoestima y generará miedo al fracaso.
12. Deja de pensar que los estudios son lo único importante en la vida de tu
hijo: cuida del desarrollo integral de todas sus facetas (emocional, física, mental,
espiritual, social). No olvides que en definitiva, lo más importante es que tu hijo sea
feliz. En mi trabajo, cuando le pregunto a los padres qué es lo que esperan para sus hijos,
la respuesta automática es “que sean felices”, sin embargo, cuando llega la hora de salida
y observo cuando los papás retiran a sus hijos, algunas de las cosas que escucho son “¿y
cómo te fue en la prueba?”, “pero hijo, si estudiamos eso ¿por qué no lo contestaste?”,
“¿qué nota te sacaste?”, “¿pero en qué te equivocaste?”; antes si quiera decir “hola hija,
¿cómo estás?” o un “te extrañe…. que rico abrazarte”. Paradójico ¿no?
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