Está en la página 1de 3

Estuve Ahí

Me encuentro en una banca de parque, rayada, con olor a fierro viejo; cada que es
alcanzada por la piel desnuda, cuando acomodas tu cuerpo de la cansada
posición que adoptaste 20 minutos atrás. No pueden faltar los fuegos artificiales,
que a lo largo del año son lanzados hacia el cielo, sin ninguna razón, como si
hubiese una guerra contra algo que nos sobrepasa. Obviamente no es contra un
Dios o algunos de sus santos. Pues en este país poseemos el mayor número de
personas católicas. Solo la gente que quema esas mechas sabe porque lo hace.
Hasta cierto punto es bueno no saber porque sería frustrante que fuese por una
estupidez. Del clima ni hablar, hace mucho frío, pero no lo suficientemente
insoportable como para quejarse. Sabiendo que hay lugares en el mundo donde
hasta el combustible de los automóviles se congela, y por ello los deben de dejar
encendidos toda la noche hasta que nuevamente los ocupen. Por supuesto me
imagino que el combustible no es tan caro como aquí, en un país petrolero como
mi querido México. Ese tipo de incongruencias ocurren todos días. Perdón que me
ponga pesimista, querido cuaderno.
En realidad, no sé si algún día alguien llegara a leer esto y podrá juzgarme por
todo lo que te confié. Es decir, ¿Actuare de una forma inmadura o solo será mi
imaginación? Bueno, a lo que venimos. Tal vez te estarás preguntando porque he
venido a escribirte en un lugar ajeno a casa, portadora de privilegios. La respuesta
será muy sincera de mi parte. No quiero recordar lo que he vivido durante las
últimas semanas. Con la cabeza fría me he puesto a pensar acerca del miedo que
en la noche me desborda. Es el miedo a volverme a enamorar. Remontándonos a
nuestra última decepción, (te incluyo como testimonio porque de seguro en
páginas anteriores te la relate), o por lo menos de la que tengo más memoria,
debo confesar que quedé a deber conmigo mismo y por consecuencia con esa
persona que tanto me quiso. Tanta seguridad de que con mis actos no la alejarían,
me hizo ciego de mi comportamiento y sobre todo me aparto de lo creía ser. No se
si este siendo tan explicito como pretendo, pero realmente me ahogué tanto en la
idea de que por mucho tiempo iba a tener demasiado. Una familia, salud y una
chica a la cual querer. Si te preguntas sobre mis actos, déjame decirte que no fui
cruelmente violento con ella, no poseo esa personalidad tan agresiva como para
herir a una persona, de tal manera que se sienta insuficiente en este mundo tan
rico de oportunidades, y más para jóvenes tan hambrientos e ilusos como lo
fuimos nosotros dos. Fue totalmente lo contrario. La abandoné cuando más me
necesitaba.
Ojalá hubiese sido en un evento importante cuando me aleje de ella, así tendría
más sentido mi dolor. Sin embargo, fue de la noche a la mañana, como una carta
de despido con la lista de obligaciones que no pudiste cumplir. No digo que no me
sorprenda, sino que siento que teníamos más futuro y en cierta forma ella me
pudo apoyar más. Esos hubiera siempre he tenido claro que solamente se los
lleva el viento. Solo te estoy poniendo en la mesa mis dudas y las posibles
actitudes de ella, que estaría fascinado que hubieran ocurrido. Es mas ya no diré
hubieras con el fin de que esta historia avance y por fin darle una conclusión. Pues
aparte de desahogarme contigo, siempre espero una respuesta que me sirva de
consuelo. Un medicamento del cual dependo, para estar un poco menos triste de
lo que comúnmente estoy. O también como un licor que me hace evitar realidades
tan absurdas. Lastima que de ello me dé cuenta cuando estoy borracho. Por lo
menos no hago tonterías como el resto. Eso de ir a lugares con mucha gente y
regresar tomado hasta el alma, con ganas de que ocurra algo catastrófico para
olvidar esas penas, me resulta muy triste y me alegra no haberlo visto de alguien
cercano a mí. Como todos, sería igual de copión para hacerlo. No me vería ahí el
tiempo necesario para reaccionar, porque soy tan perfeccionista que ya hubiera
acabado con mi vida, en la tercera salida. Un choque de auto me frenaría y mi
historia se quedaría truncada (hasta lo puedo imaginar).
A ella la conocí en una cafetería. Algo muy de película, pero no con la misma
trascendencia que considero que tuvimos. Lo de nosotros en lugar de horas fue en
años. Que bien la pasé con ella. Y cuando digo que bien, es porque fue de lo
mejor. Quien me conoce sabe que esas palabras no las pronuncio mucho porque
a pesar de que la esté pasando fatal, soy de los que considera que lo mejor ya
esta pasando. Con quien fuese que me tuviese que pelear, seguiría defendiendo
ese punto, sin importar que, si se fuese a los golpes ese enfrentamiento, yo ya
estuviese todo reventado. Fue el mejor vaso de plástico vació que pude haber
recogido en mi vida. Maldita industria de plástico, a pesar de contaminar los mares
con sus deshechos, ese día le agradecí por darme una oportunidad. A ella se le
cayó y debido a que sus manos estaban rodeadas de la bandeja de comida de la
escuela, no pudo ir por ese vaso y ahí entre yo. Aun recuerdo que llevaba la
mochila tan pesada que tuve que hincarme en lugar de agacharme. ¿Entiendes la
diferencia? Si me hubiera agachado, por lo pesado, a lo mejor y hasta la
derribaba. Me agradeció. Asentí. Con el tono mas frio le pregunte su número
telefónico y si es que estudiaba aquí. La segunda fue la más absurda que pude
haber hecho. En fin, así comenzó.
El tiempo paso y como lo he aclarado desde un principio, tuvo que terminar por
voluntad de ambos. Ese tipo de casualidades ahora considero que no tienen
mucha trascendencia en la vida de uno. Me refiero a que, solo nos conocimos por
un lugar que concurrimos por una necesidad humana, comer. Perfecto es cuando
conoces a alguien de tu ámbito o que por lo menos persiguen un sueño en común:
en una clase extracurricular, de baile, canto o de escritura. Por cierto, hoy fue la
presentación de mi propuesta para libro en mi clase de escritura. Sé que no te
importa, pero a mí me tiene muy entusiasmado. Es lo a que voy, debe de estar
muy en tu entorno para no que sea solo una opción o una historia con un final
inesperado “trágico”. Así que pues puedo afirmar que sin importar lo mucho que
sacrifique por la relación que mantuvimos, no logre mi cometido, que era vivir más
tiempo así con ella. Algo que recurrentemente me consume es el hecho de que
frases que esperaba guardar para alguien tan especial, las utilicé con ella. No
desmerito lo bonita que es, ni mucho menos lo linda que es con las personas. Lo
que me parte es que ella ya no quiera ser ese alguien especial mío. De plano
jamás volveré a utilizar ese mismo método que utilice para conquistarla. No
tendría chiste y le quitaría el valor a aquella que me vuelva a poner loco. Con base
a mi experiencia creo que sabré volver a actuar para conseguir ese preciado
afecto. Admito que a familiares y amigos empalague con nuestras historias y por lo
mismo esta vez me contendré para no seguir contando algo mas que paso con
ella. Doy por terminada mi historia contigo Cassandra. Te lo firmo y te lo cumplo.
No te conté algo muy importante desde el principio. Lo que pasa es que en esa
misma clase de escritura que te conté, conocí a una chica espectacular. Llevo 6
meses saliendo con ella. Se trata de mi vecina de como 4 cuadras adelante. Me
atrae muchísimo y por fin hoy le pediré que sea mi novia. Ya tengo todo listo en la
cajuela del PT Cruisier que mamá con mucho cariño me presto. Creo que el año
entrante (2011) los dejaran de producir, que lastima. Por lo menos tendré un
hermoso recuerdo de esos coches. Faltan como 20 minutos para la hora
acordada. Vienen mis amigos dormidos en el coche porque el día de ayer nos la
pasamos estudiando para un examen. Una materia que ni voy a mencionar para
no darle mérito. El punto es que los traje hace una hora y por eso me dí la libertad
de escribirte, querido cuadernillo. Sin duda volví a creer. Puedo decir que estuve
cuando no estabas y estaré cuando no estés. Gracias por darme a entender cosas
que salieron siempre de mí. En un rato mas estos canallas me ayudaran a cantar
una canción y procederé a proponerle eso. Una buena reflexión para volver a
creer en mí. Algún día te volveré a contar que fue estar ahí, solo deja que suceda.
Hasta pronto

También podría gustarte