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Tipologías Asistenciales en Las Psicosis
Tipologías Asistenciales en Las Psicosis
3,- Ansiedades parasitarias: si considera que está dentro del cuerpo o la mente del
terapeuta, en una profunda pasividad, donde puede instalarse y vivir sin
responsabilidad de nada y totalmente dependiente..
4,- La vivencia de estar dentro de un objeto primario psicótico, de ahí las
manifestaciones de vivir en el delirio, sin escapatoria posible de poder salir de la
psicosis pero con la tranquilidad de haber logrado evitar el contacto con la realidad
dolorosa y frustrante.
5,- Ansiedades confusionales como consecuencia de los modelos que decíamos
anteriormente y que es fácil de comprender. No se produce diferenciación entre el
sujeto y el objeto, borrándose los límites que los distingue.
2,- Modelo de Rosenfeld: que apunta que el terapeuta se ve inmerso en dos tipos
de relaciones con el paciente:
a) una parasitaria, en la que el paciente se comporta como si viviera
dentro del terapeuta, pidiéndole que haga de Yo;
b) alucinatoria-delirante en la que niega la dependencia del terapeuta
como objeto real, viviendo en su delirio como un mundo irreal
defensivo ante el dolor de la dependencia.
En estos casos la finalidad del terapeuta será ayudar a sus pacientes a salir de
ese estado mental y reconocer la diferenciación psíquica y acercarse a la
realidad, con el dolor que conlleva pero ateniéndose a esas dos
particularidades del funcionamiento de sus pacientes.
3,- Modelo Bioniano: que se basa en el modelo kleiniano del enfermar, haciendo
hincapié en el concepto de la identificación proyectiva. Bion describe la capacidad de
la madre en su relación con su bebé, capacidad de pensar, sentir, emocionarse y
fantasear con y para el bebé. A través de esta capacidad la madre aumenta su
comprensión de su hijo , a la vez que le permite comprender sus propios errores. Esta
capacidad la llamó Revêrie, y la definió como la capacidad de observar y de
observarnos observando. La revêrie permite a la madre ponerse en contacto con las
necesidades y emociones de su hijo. Así también el equipo terapeútico debe
desarrollar su propia capacidad de revêrie para ponerse en contacto con sus pacientes.
identificación más primitiva que la proyectiva, que sería la adhesiva, una superficie a
la que pegarse, mimetizarse, lo que está en la base de los núcleos autistas y su
organización mental a través de la sensorialidad.
1,- Capacidad para comprender, tolerar, sostener el dolor mental del paciente: El
equipo se ha de mostrar abierto al dolor emocional del paciente ofreciéndose como
receptáculo para el mismo. Debe estimular que se pueda verbalizar el sufrimiento,
mostrar una actitud de solidaridad emocional sin rechazarlo por sus manifestaciones.
Esto transmite a los pacientes la idea de que esos sentimientos no son omnipotentes,
que se pueden pensar, clarificar, diferenciar y dar nombre a lo que parecían
innombrables
distribución de diferentes objetos internos y diferentes partes del self en los diversos
pacientes y miembros del equipo, para así dilucidar su drama interno, a la vez que
internaliza objetos y partes del self con capacidad para la convivencia y la
negociación de los conflictos.
Para estos fines será necesaria una organización asistencial que permitan
asegurar lo anterior y evitar las defensas confusionales y esquizoides del paciente.
reglamentando las actividades, diversidad de ofertas relacionales con los miembros
del equipo, así como la integración del equipo.
CUIDADO INSTITUCIONAL
6. Otro aspecto en las relaciones con los pacientes que me gustaría destacar hace
referencia a las manifestaciones de aprecio y amabilidad hacia ellos.
Demasiado aprecio puede ser interpretado como un reconocimiento de su
docilidad antes que una aceptación de su personalidad por si misma.
Demasiada amabilidad puede ser interpretada como adulación, como una falta
de respeto o lo que es peor como una manifestación de condescendencia.
Igualmente si se manifiesta poco aprecio, amabilidad o aceptación del
paciente. Este ya anteriormente frustrado lo vivirá como una nueva
experiencia traumática, que repite las vividas con anterioridad. Creo que es
útil manifestar el respeto que se tiene por la personalidad del paciente y la
confianza en sus posibilidades de cambio, desarrollo. Creo que incluso es útil
la expresión de desagrado por sus fallas cuando lleva implícito la esperanza de
que lo puede hacer mejor de una forma sincera y realista, sin subterfugios de
ningún tipo.
ILUSTRACION CLINICA
con sus recomendaciones. Al mismo tiempo surgió una sutil competencia entre otros
consultores principales masculinos, alrededor de la figura de una integrante del plantel
(aparentemente) sumisa, que actuaba como asesora especial del paciente. El personal
en su totalidad percibía a esta asesora como un juez renuente, quizá pasivo, pero de
importancia crucial para este caso. y los integrantes masculinos se esforzaban por
ganar su opinión favorable. Simultáneamente se observó una exoactuación sexual y
agresiva más generalizada en todos los pacientes de la sala. Todo esto parecía estar
vinculado con la "prueba" de un nuevo jefe de sala, de quien pacientes y personal por
igual temían que resultara ser un cruel y despótico supresor del sexo y la violencia, o
bien un peligroso "libertino" que provocaría una desorganización caótica en la sala
debido al relajamiento generalizado, del control de los impulsos. En un momento
dado, los temores y las fantasías del personal en relación con el nuevo jefe
coincidieron con la competencia de los consultores principales por los "favores" de la
asesora del paciente. El jefe de sala fue visto entonces como la figura masculina que
en efecto había establecido un "apareamiento”. personal con la asesora, triunfando así
sobre los demás consultores masculinos; cundió entonces el temor de que el nuevo
jefe impusiera sus ideas de manera despótica al equipo terapéutico del paciente. Estas
fantasías se extendieron a todo el personal y los pacientes por igual: estos últimos así
lo pusieron de manifiesto al expresar en las reuniones de la comunidad terapéutica sus
deseos y, a la vez, sus temores de una poderosa figura paterna que controlaría el sexo
y la violencia que amenazaban destruir la estructura de la sala.