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Bienaventuranzas de los educadores del siglo XXI

(del Hermano Eugenio Magdaleno)


← Bienaventurado el educador que cree y ama su tiempo, su
historia y su siglo, porque sembrará esperanza y optimismo.
← Bienaventurado el educador que siente la Argentina como país
viable, tierra privilegiada, porque despertará ilusión y ganas de vivir y
trabajar por ella.
← Bienaventurado el educador que descubre su tarea como misión,
como vocación, porque sublimará los sinsabores de los magros sueldos y
la incomprensión de la gente.
← Bienaventurado el educador, la educadora, que infunde amor a
la tecnología educativa, fuerza del hoy, pero no olvida la ética, el culto de
la verdad, el cultivo de la fe, las fuerzas de siempre, porque serán
maestros de verdad.
← Bienaventurados los educadores que poseen un corazón sin
fronteras, abierto al pluralismo étnico, religioso, social, político e
intelectual; un corazón en el que quepan todos los niños y los jóvenes
todos, porque serán cultores de la unidad.
← Bienaventurados los educadores que saben mirar al futuro, que
creen en el cambio, que saborean lo nuevo, porque prolongarán su
juventud.
← Bienaventurados los educadores que con humildad se acercan a
los chicos, para compartir con ellos la soledad, la inseguridad, la tristeza
porque serán padres de muchas sonrisas.
← Bienaventurado el educador, la educadora, para que, como el
Jesús de Emaús, hace camino junto a los chicos, porque habrá abierto y
ganado su corazón.
← Bienaventurados los educadores que, solidarios, se arremangan
para "lavar pies", enjugar lágrimas y perdonar desaires, porque revelarán
el rostro de Dios Padre.
← Bienaventurado el educador que, como la Virgen, sabe guardar
las alegrías y las penas de la educación en el corazón, porque será gloria,
alegría y corona.
← Bienaventurado el educador, la educadora que, al estilo de los
grandes pedagogos, no esperan que los tiempos sean buenos, sino
hacen de los malos momentos, tiempos óptimos, porque serán
constructores de la mejor educación.
  Evangelio: Mt 18, 1- 7.10

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