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Forma jurídica

Forma jurídica - ¿Qué es la forma jurídica?


La forma jurídica de una empresa es la modalidad legal que un profesional o
sociedad escoge para llevar a cabo una actividad económica. Afecta a las
obligaciones tributarias y contables, a la afiliación a la Seguridad Social y a la
responsabilidad frente a terceros.

¿Autónomo o sociedad? Decide cuándo ser uno u otro en base a diferentes criterios.
En nuestra Guía para autónomos y pequeñas empresas te lo explicamos: "Autónomo
o sociedad: cuándo ser uno y cuándo ser otro".

Toda persona física o grupo de personas que va a desarrollar una actividad debe
elegir una modalidad legal también conocida como forma jurídica.

La forma jurídica determina a su vez diferentes aspectos del negocio:

 Las obligaciones fiscales y de contabilidad.


 La inversión económica inicial.
 La afiliación a la Seguridad Social.
 La responsabilidad frente a terceros.

Tipos de formas jurídicas


La forma jurídica puede ser resumida en dos grandes tipos: invidual o societaria. La
ley las ordena de la siguiente manera según su responsabilidad:

 Autónomo.
 Sociedad Limitada.
 Sociedad Anónima.
 Cooperativa.
 Sociedad civil.
 Comunidad de bienes.
Solo las formas de autónomo, sociedad civil y comunidad de bienes tienen
responsabilidad ilimitada frente a terceros. En el resto de modalidades, la
responsabilidad está limitada al capital aportado por los socios.

Criterios para elegir una forma jurídica


Aunque la elección de la forma jurídica dependa exclusivamente de la persona o
grupos de personas que vayan a emprender la actividad, se puede hablar de unos
criterios más o menos objetivos para la elección de la forma jurídica.

1) El tipo de actividad
Determinados sectores como la banca, agencias de viajes o seguros obligan a la
elección de una forma jurídica determinada (sociedad mercantil).

2) Número de promotores
Si se trata de más de una persona es aconsejable constituir una sociedad. En caso de
aventuras individuales, la forma de autónomo o sociedad individual sería la más
recomendable.

3) Inversión económica inicial


Para constituir una sociedad se exige por ley un aporte de capital inicial de 3.000
euros. Ser autónomo, por el contrario, no conlleva ninguna obligación legal de
aporte inicial de ninguna cuantía.

Los trámites, además, de constituirse como autónomos son más fáciles como darse
de alta como autónomo en la Seguridad Social y en Hacienda.

4) Responsabilidad frente a terceros


La forma jurídica determina la responsabilidad que el negocio tendrá frente a
terceros como es el caso del pago de deudas. Autónomos, sociedad civil y
comunidad de bienes han de responder con todo su patrimonio, incluido el personal.

El resto de sociedades, sin embargo, solo responde de forma limitada (patrimonio de


la empresa).
5) Fiscalidad
Las diferencias esenciales, con respecto a las obligaciones tributarias, van por el
lado del IRPF y el Impuesto de Sociedades. Autónomos, sociedades civiles y
comunidad de bienes tributan por el primero; el resto de sociedades, por el segundo.

El IRPF es un impuesto progresivo, por lo que a mayor ingresos, mayor tributación.


El Impuesto de Socieades, por contra, tiene un tipo fijo (25%) con independencia de
la facturación.

6) Contabilidad
Al igual que con la fiscalidad, las obligaciones contables varían entre autónomo y
sociedad (cualquiera). El autónomo no está sujeto a las directrices del Plan General
de Contabilidad, vinculante para las sociedades.

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