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BALLOTAGE

Los inventores del ballotage o segunda vuelta electoral irán a


practicar esta institución paradigmática del derecho francés
nuevamente el próximo domingo siete de mayo. Los franceses
recurren a este mecanismo desde el siglo XIX, cuando gobernaba
Napoleón III y la modalidad actual se encuentra establecida desde la
instauración de la Quinta República, a través de la Constitución de
1958.

En esta ocasión se enfrentan Marine Le Pen, una abogada y


eurodiputada, que es a la vez que consejera regional de la región
francesa Norte-Paso de Calais, que ya fue candidata del Frente
Nacional en las elecciones presidenciales de 2012 y Emmanuel
Macron, un economista, ex ministro de Economía, Recuperación
Productiva y Asuntos Digitales, que había lanzado su movimiento
político ¡En Marcha! hace sólo un año.

Si no existiera la segunda vuelta en Francia y si tuvieran un sistema


como el estadounidense por colegios electorales, representativos de
las poblaciones mayoritarias por regiones, ya hubiese sido electa
presidenta Le Pen, que se impuso entre los varones, entre los obreros
y en el voto rural. Macron hubiese quedado fuera, a pesar de su
predominancia en el voto femenino, urbano y con altos ingresos.

Macron obtuvo 23,86% y Le Pen 21,43%, que suman 45,29%. El


resto del 54,71% se repartió entre Fillon con el 19,94%, Mélenchon
con el 19,62%, Hamon con el 6,5%, Dupont con el 4,7% y 4,2% que
se reparten cinco agrupaciones menos favorecidas por el voto. Los
votos nulos y blancos no llegaron al 3% y la abstención fue
solamente del 22%.

Si asumimos que los que votaron por cada uno de los adversarios que
quedaron para la segunda vuelta, lo volverán hacer, queda más de la
mitad del electorado en disputa. Macron espera confiado que los
votos de la centroizquierda (Hamon), centroderecha (Fillon) y la
abstención de la izquierda (Mélenchon) lo lleven a la victoria,
mientras que Le Pen lucha denodadamente por conseguir los votos de
parte de la centroderecha, de la izquierda y del republicanismo
(Dupont).

La intensa campaña para el ballotage, de menos de dos semanas,


mostró claramente a Marine Le Pen con la iniciativa. Estuvo agresiva,
desafiante y jugándose el todo por el todo, ya que diagnosticó
acertadamente que sus posibilidades son realmente escasas. En
cambio, Macron se muestra triunfalista, excesivamente complaciente
y sin nuevas propuestas para conquistar el voto que le falta. Las
encuestas reflejan estas dispares actitudes. Le Pen logró acortar en
algunos puntos porcentuales la ventaja, todavía holgada, que lleva
Macron.

Dado este panorama a pocos días de la votación es muy probable que


Macron se imponga y logre la Presidencia, pero no será tanto por
méritos o atributos propios, como por el miedo y la incertidumbre que
generan un eventual gobierno de Le Pen. A pesar de sus esfuerzos y
su sacrificada campaña, la candidata del Frente Nacional no parece
haber logrado reducir de manera dramática los temores y
aprehensiones de sus compatriotas indecisos.

En las últimas semanas, el ambiente se ha caldeado de manera


vertiginosa. Ataques terroristas, disturbios, denuncias de
intervencionismo ruso mediante “hackers”, movilizaciones cotidianas
en contra de ambos candidatos, etcétera. Todo esto sin duda
favorece el discurso radical de Le Pen, pero hasta ahora no parece
alcanzar para pronosticar un cambio sorpresivo en el resultado final
de la elección.

Esta campaña refuerza nuestra convicción de que es el voto negativo


el que tiene la incidencia definitiva en la segunda vuelta, pero la
enseñanza mayor es que el contexto histórico y las circunstancias de
una elección, determinan tanto o más que la estrategia y el
candidato, las posibilidades de éxito. Macron está en el lugar indicado
en el momento indicado. Puede no ser un candidato ideal, puede
haber cometido errores gruesos de apreciación, puede haber perdido
la fuerza cuándo más la requería. Por el contrario, Le Pen puede
haber hecho todo lo que tenía que hacer, puede estar con todo el
ímpetu, pero no le alcanza. No todo es campaña en elecciones, la
política sigue siendo definitoria.

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