Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESPAÑOL
POESÍA & IMAGEN
Cámara oscura. Se abre el objetivo.
Queda dentro el misterio, fuera el vacío.
Emilio Prados
249
Cámara oscura. Se abre el objetivo.
Queda dentro el misterio, fuera el vacío.
Emilio Prados
PAU RIBA
73 La Ley polar trinitaria y cíclica
de la naturaleza
SISA
Editorial 84 Resulta que en España…
6 lorenzo saval
PEP LAGUARDA
Conversos del ritmo 86 Arte
10 manuel bellido mora
RODRIGO GARCÍA
La poesía eléctrica 88 Canción puente
18 sabino méndez
GERMAN COPPINI
90 Poetas malditos
LA CALIGRAFÍA DEL ROCK, 42
Poesía en movimiento
48 miguel ríos
Miguel Ríos
92 felipe benítez reyes
Nuestros poetas
50 jesús ordovás La nave va
59 Bibliografía del Rock 96 miguel ríos
2
Spain is pain:
El pop en la España de los sesenta
98 santi carrillo
Azogues de espejos.
(La poesía en el flamenco Rock)
133 luis clemente
A propósito de ‘Omega’
150 jesús arias
Hirnos de Andalucía
157 Peña Wagneriana
108
170
Un difícil entendimiento.
Canción de autor versus rock
115 álvaro feito
Vainica Doble
120 aureliano sáinz Dimensión del verso escueto
180 kiko veneno
3
La Velvet expandida
186 alfredo taján
LETRAS SIN CONCIERTO
LA MOVIDA, 192
194
El Rock y yo
203 luis alberto de cuenca
240
242
Manuscritos inéditos
206 antonio vega
Sabina
244 felipe benítez reyes
La colilla
226 albert pla
4
261 Nuestros amigos los sajones
320 antonio luque (sr. chinarro)
Cantos de sirena
287 jesús lillo
7
John Lennon, uno de los más grandes Pop, cantautores eléctricos, Pop Rock,
poetas que ha dado la música moderna Heavy Rock, Punk, Indie, en suma todo
junto a Bob Dylan, decía que no hay tiempo aquello que no desafinara con los primeros
para leer poesía, pero que sí hay tiempo objetivos que nos habíamos planteado, que
para escucharla. Yo creo que siempre habrá como siempre en estas playas eran desca-
tiempo para descubrir viejos y nuevos textos bellados y no aptos para puristas.
sin la música que nos haría bailar, o desear En muchos casos el silencio marcó
inclinarnos hacia unos labios para descubrir nuestra baraja. Hay quien afirmaba, con
su esencia. Hay tiempo para todo: para vol- cierta razón, que lo mejor del rock español
ver a leer a grandes poetas como Pau Riba, de aquellos primeros años eran los nom-
Joaquín Sabina o Antonio Vega; a entender bres de los grupos, algunas letras y las
a autenticos filósofos como Sisa o Kiko carátulas de sus discos. Pero también es
Veneno; a saborear a grandes pensadores verdad que donde antes veíamos una vul-
como Santiago Auserón o a codearnos con gar copia de lo que nos llegaba de afuera,
íconos del rock como Miguel Ríos. ahora encontramos una poesía adherida en
Miguel (el monstruo más grande que ha gestos y formas cuyo mejor lector no sólo
dado el rock hispano) ha sido testigo, al es la nostalgia, sino también ese fetichista
igual que otros amigos músicos, de las difi- indomable que todos llevamos dentro. En
cultades que entrañaba lograr que este gran este sentido, confesaría en el diván, que
concierto de papel tuviera buen sonido. La todavía no puedo olvidar a Rubi con los
preguntas eran siempre las mismas: ¿Hay Casinos cantando Yo tenía un novio que
suficiente poesía en la músi- tocaba en un conjunto beat. Esa minifalda
ca española como para ha- la recuerdo como la poesía en el
cer una edición de estas ca- estado más puro. Y tampoco
racterísticas ? ¿Dónde podría olvidar
están los límites del a las primeras
Rock (como término Birmettes, donde
anglosajón) para esta vez la poesía
agrupar a una serie bailaba con la ino-
de estilos y autores cencia un funk que te
españoles? trizaba por dentro. Ana,
Un amigo que descar- una de ellas, sin saber que yo
gaba y montaba los equipos había sido un peligroso fan
detrás del escenario me dijo encubierto, me mandó durante
una noche cuáles eran los un tiempo unos cuentos muy
cuatro principios básicos buenos que escribía para que
de un roadie: Si ves algo se los comentara. Son recuer-
líquido, bébetelo. Si algo dos que como letras de cancio-
flota en el aire, fúmatelo. nes aparecen en la memoria y
Si algo se mueve, fóllatelo. que apetece tatarearlas de vez
Y si no se mueve, mételo en en cuando para que tenga músi-
el camión. ca el olvido.
Aquí hemos metido todo lo En una nueva sesión, ya más
que pudimos en el camión. relajado, diría que descubrí
Las Birmettes, 1984
8
verdaderamente la poesía del rock español y la caligrafía han tenido siempre un lu-
escuchando a Nacha Pop en los ochenta. gar destacado en estas páginas y el rock
Nacho García Vega, y sigo tatareando, recor- español era una mina donde se podía
dará un partidillo de fútbol aquí en el jardín encontrar la obra de grandes artistas,
de casa con los gigantes luchando al fondo. a veces muy poco valorada en críticas
Su primo Antonio, no hace falta decirlo, ya y reseñas.
ha pasado a la historia como el gran poeta Desde Iván Zulueta a toda una genera-
del rock y sirvan estas páginas para elevarlo ción deslumbrante de pintores, fotógrafos
a esos altares que siempre tienen que tener y diseñadores que ilustraron los discos de
arriba los elegidos. esas primeras décadas del rock español. Allí
Otro día de terapia no ocultaría que he estaban entre otros Ceesepe, El Hortelano,
jugado siempre con cierta ventaja. Mi her- Javier de Juan, Jacobo Pérez Enciso, Alberto
mano Paco, músico, mis mejores amigos García Alix, Ouka Leele, Javier Vallhonrat,
músicos, siempre han sido ellos los que me Javier Mariscal, Juan Gatti, Máximo Moreno,
han llevado como un espectador de excep- Óscar Marinee y Montxo Algora.
ción a los grandes conciertos, me han ense- Luego los años nos trajeron otro artista
ñado su música en los primeros hervores y excepcional como es Javier Aramburu. Cono-
en ocasiones hasta han llegado a hacerme ciendo su obra no es extraño entender que
cómplice de su arte, como Joaquín Sabina hayamos elegido uno de sus trabajos, Con-
al pedirme que realizara el escenario de su tra la ley de gravedad, disco de Los Planetas
gira Ultramarinos. Sabina se merece por editado en 2004, como la mejor portada
méritos propios no unas líneas aparte, sino para que abriera este Litoral.
un Litoral aparte y el más cómodo sillón de Hay que reseñar también ciertos as-
la Academia. Sale del corazón mencionar pectos de estilo que hemos seguido en el
aquí a amigos del alma que fueron pilares diseño para confeccionar esta edición. Para
del rock español como Tato Gómez (autor que no pareciera un catálogo de discos por
de Bienvenidos), Mario Argandoña o John correo y con el ánimo de destacar la obra
Parsons. Y por supuesto no olvidar tampoco artística más que la propaganda, hemos
a esa otra familia (también del alma) que eliminado todo aquello que entorpeciera su
uno tiene como son Carlos Narea y Sergio perfecta visión, buscando, eso sí, con más
Castillo. ahínco que algunas publicaciones, la auto-
A Carlos, el David Niven de los produc- ría de todos estos trabajos.
tores musicales, como le definió alguno, El último día de tratamiento, le diría a
y figura indispensable en estos océanos la hija de ese gran batería del rock que ya
donde queremos navegar, le debo su im- sólo me queda agradecer y felicitar a todos
plicación en este proyecto, con valiosos aquellos que han participado en este Litoral,
consejos, al margen de proporcionarme un en especial a Manuel Bellido y Sabino Mén-
material exquisito como son los manus- dez, artífices en gran medida de que este
critos inéditos de Antonio Vega que aquí silencioso concierto de papel se pusiera en
reproducimos. marcha.
Pero Litoral no es sólo una revista de
poesía y pensamiento: el arte, el diseño Lorenzo Saval
9
conversos del ritmo
E
l rock y el pop es un páramo en España, algo insustancial, falso,
vacío y esquemático. Tan descarnado diagnóstico acostumbran
a propagarlo una serie de voces desengañadas del corto alcance
literario e intelectual de la cultura juvenil en nuestro país. Aun
siendo ésta una apreciación radical, no les falta razón a quienes se
quejan de la ligereza y frivolidad de no pocos de los artistas actua-
les, que se limitan a reproducir en sus canciones arquetipos gasta-
dos, munición de versos caduca y, en ocasiones, dada al sonrojo por
su ingenuidad.
Argumentos amorosos manidos (los eternos conflictos senti-
mentales entre chico y chica), insatisfacción adolescente, rebeldía
de salón... Temáticas, además, abordadas con farfolla narrativa de
escasa entidad y que suelen presentar una absoluta desconexión de
manuel bellido mora
la realidad. Pero el pop no tiene por qué ser algo trascendente, dirán
algunos. En esencia es un movimiento liviano en el que prevalece una
visión colorista, frívola y despreocupada del mundo. Así ha sido siem-
pre. No hay más que revisar las primeras composiciones de grupos
emblemáticos como The Beatles, Hollies, Gerry and the Pacemakers y,
en general, buena parte de la anchurosa eclosión de artistas enmar-
cados en lo que se llamó la British Invasión.
Ídolos de masas inclinados, por lo general, a hablar de fiebres y
urgencias sexuales, pandillerismo y gusto por el dinero fácil que por
otra clase de cuestiones más peliagudas y exigentes.
Pese a la aparente relajación del régimen con el aperturismo de
pág izq. Fraga, raro era que se colase alguna insinuación social camuflada
Mike Kennedy bajo la inofensiva piel de una canción: uno de los pocos que se atre-
Enigmático Mike, 1969.
vió fue Manolo Díaz, compositor de Los Bravos y Los Pasos. Suyas
ilustración Múñiz
Sánchez son «Ayer tuve un sueño» y «No me gusta decir sí», preclaros ejem-
plos de conmovedora rebeldía, más ilusa que otra cosa.
arriba
Gualberto Gualberto, Ayer tuve un sueño, fue sensacional, los pueblos vivían en paz,
1975. ilustración nadie pensaba en engañar pues existía la amistad, nunca he soñado
Rafael Díaz Moreno nada igual.
No me gusta decir sí, yo prefiero decir no, todo el mundo dice sí, y
aunque piensen que es que no, dicen sí.
Pero esa concepción candorosa, predominante en los sesenta
y que aún proyecta su influencia, no debe ser la excusa que nos
conduzca a un abaratamiento de la calidad de la música y las letras
que consumimos. No abundan precisamente los autores que, tras-
pasados los años del acné, se decanten por un cuidado tratamiento
de sus textos. Un repaso pormenorizado de la historia del rock en
España proporciona de hecho una sensación de desolación y de fal-
sa modernidad.
Los tópicos sexuales, aparente patrimonio y reducto de la copla,
también se contagiaron al rock. En la canción «Olvídame», publicada
en 1965 por Los Sirex, el varón recrimina a la novia sus insuficientes
méritos conyugales.
Debes irte, no te acuerdes de los días aquí transcurridos, tú no sirves
para esposa, con lo mucho que yo te he querido.
11
Con esa clase de pensamientos, el rock tío aburrido, no soy nada divertido y me voy
no parecía un enemigo temible. Las auto- a suicidar).
ridades, encargadas de velar por la moral Protegida y aupada por los grandes me-
pública, podían estar tranquilas. El grupo dios de comunicación y las instituciones, la
catalán, paradigma de limpieza por su im- Movida madrileña fue un fértil terreno para
poluta imagen (colgaron en el armario sus la creación artística sin reparo alguno, una
primerizas chaquetas de cuero con tal de feliz consentida agraciada por una libertad
agradar al público mayoritario), lo dejaba plena... ¿plena? Todo terminó en 1987. Ese
claro en «Solo en la playa», otra canción año Ana Curra, icono de esta generación,
suya del mismo año. certificó su decadencia en su disco «Vol-
viendo a las andadas». La ex Pegamoide,
He consultado con mis amigos para ver si
abatida por la prematura muerte de su
raro soy, nada me encuentran, soy como
todos, y le doy gracias a Dios. compañero Eduardo Benavente, descabezó
el sueño.
Pero con la entrada de la democracia,
No, no lo puedo aguantar
su discurso adquiere otra tonalidad. Se
Aunque España está de moda
redimen con «Maldigo mi destino», canción Las mañanas siguen siendo
rescatada por Loquillo, que retrata con as- Una resaca y no más
pereza la mala suerte de un perdedor. No, dime tú dónde vas
Ya no hay bares, ni locales
Cómo es posible morir si en este mundo No hay color
no has logrado vivir, Qué cruda realidad
Con la operación Primavera
resumía Leslie, el vocalista de la banda, en
Y con el Sida
un amargo y desafiante estribillo. Se acabó la Movida
De ahí a Kaka de Luxe media un trecho.
Rien de rien
Olvido se ha escapado, se ha ido de su (Hispavox, 1987)
casa, ha matado a su padre con una lata,
ha matado a su madre con una lata. En medio los sonidos del extrarradio,
el grito inconformista del rock de barrio, la
Es el fin de la inocencia: bajo su aparen- insurrección del callejón.
te aspecto de broma y provocación de niños Es un ser urbano, hijo del futuro, es un
bien algo ha cambiado definitivamente en ser urbano débil y cansado, produce como
España. «La liviandad del imperdible», co- diez y cobra como uno.
rrosiva célula punk de colegio de pago, utili- Con Asfalto, autor de estas combativas
za balas de grueso calibre: Autoproclamado estrofas, las letras cobran conciencia de cla-
Grupo Creativo de Acción Extrema practica se. Escuece la opresión, pero, pese a que es
un provocativo terrorismo musical y literario, propio de la época, no siempre se incide en
gamberro e irónico. Alardea de preferencias el panfleto político. El descontento social,
sadomasoquistas en la inicialmente proscri- que ya no es terreno exclusivo de mítines,
ta «La Tentación» (todo en cuero negro, un se canaliza así en palabras implacables no
látigo sacó) y describe la vida disipada de exentas de belleza, ni de fulgor verbal. En-
un tipo que piensa en el suicidio en «Pero camado con los cantautores, el rock procrea
me aburro» (Bebo cerveza, me fumo un po- vigorosas frases, palabras incendiadas.
rro, tomo anfetas, pero me aburro, soy un Queda definitivamente atrás la indolencia
12
713º Amor Horrores varios de la estupidez actual, 1994. 27 puñaladas (Fanzine nº 2), 1986.
diseño Carlos Desastre ilustración Manolandia
de los años sesenta, su alegre propensión a más alarmante, se deslice sin freno hacia la
la fruslería en las canciones. La jerga de los ramplonería o resulte directamente ridículo.
suburbios toma el relevo con una descarga Pero es indudable que otros composi-
de versos nihilistas: la inflamada expresión tores conceden rango artístico a los textos
del insatisfecho. Los profetas urbanos hu- de las canciones. En España se tiende a
yen del adorno, optan por la rima hiriente considerar (creo que equivocadamente) que
y descarnada (un fenómeno que es todavía la preocupación literaria y el cuidado de los
más patente en los grupos radicales). En vez versos ha sido y es patrimonio exclusivo de
de rosas, espinas. los cantautores, y que el nivel de calidad de
En cada línea, una imprecación. Gargajos sus letras es inversamente proporcional a
fonéticos, los «silabazos» de la contrariedad sus arreglos musicales, que se suelen tomar
escupidos con desprecio. Y aunque con ellos por pobres, tristes y austeros. Pero si se
sólo se persiga la airada bofetada, en esos hace una detenida escucha, es sencillo y es-
renglones de embrutecida rabia es fácil de- timulante comprobar que ninguna de estas
tectar una intención de sacar provecho al len- aseveraciones se corresponde con la reali-
guaje con los vocablos más adecuados, por dad. Ni el rock está reñido con la expresión
ásperos, bruscos y violentos que éstos sean. poética ni, mucho menos, el adobo musical
¿Pero, existe una verdadera conciencia de bardos y trovadores populares o urbanos
poética en el rock? ¿Debe haber un mínimo resulta un insoportable tostón por su escasa
nivel literario en las letras? ¿Existe tradición, riqueza armónica.
en este sentido, en nuestro país? ¿La hay en ¿No va siendo hora ya de pensar que en
otras latitudes hispanas? este solar ibérico también pululan Dylan,
Los enfoques y matices de esta cuestión Waits y Cohen, aunque éstos se llamen
son, como los propios autores, diversos y, Riba, Sopeña, Auserón y Nacho Vegas,
muchas veces, contrapuestos. Para algunos por citar sólo a cuatro autores sobre cu-
la redacción de unas cuantas estrofas que yos sobrados méritos suele haber refren-
sirvan de acompañamiento a la música es do general?
un engorroso trámite: algo banal, una suce- Esa tesis es la que se propone defender
sión de párrafos ligeros e intrascendentes este número de Litoral, revista de arte,
que, despojados de los tules del pentagra- poesía y pensamiento. Un examen a fon-
ma, tal vez carezca de gracia. Y, lo que es do de 50 años de rock en España permite
13
Tabletom Mezclalina, 1980.
ilustración Miguel Cazorla
Maestre
Malagueños Iª Muestra
de Rock Malagueño, 1987.
diseño Pepe Oyarzábal
otear luces —abundantes— en la penum- Jesús Ordovás le hemos pedido una mirada
bra. crítica sobre el desbordante imaginario de
Jaime Gonzalo ha revisado la intensidad nuestros poetas eléctricos. Entre ellos, por
de las proclamas periféricas del rock urba- supuesto, incluimos a Joaquín Sabina. Su
no de los años 70, incluidos exabruptos e amigo y colega Felipe Benítez Reyes explica
insolencias punk, haciendo especial énfasis las razones en una perfilada reseña sobre
en La Banda Trapera del Río y Burning. En tan encumbrado domador de rimas. Carlos
los arrabales también germinó el arrogante Tena también manifiesta su admiración por
heavy metal de la piel de toro, sobrado de este juglar disfrazado de rockero, situándo-
testosterona y de tachuelas. Antonio Sán- lo en una selecta relación de artistas con
chez, que lo ha vivido a fondo, descubre en probadas aptitudes para navegar con holgu-
sus textos, ya que no primores ni filigranas ra y buen sentido por el léxico hispano.
orales, consumadas exclamaciones de orgu- A Silvia Grijalba le sugerimos una
llo barriobajero debajo de la peluda corteza aproximación al universo underground, Al-
de esta indeclinable tribu urbana. fredo Taján explora la fugaz pero cegadora
Ignacio Juliá ha profundizado en la cí- presencia del glam rock en nuestro país, y
clica diatriba letras en inglés (que muchas Santi Carrillo ausculta el latido emocional
veces disfraza la nada) o en recio español. de los 60, desmontando su aura y bajando
Luis Clemente, fiel a sus enciclopédicos del pedestal a sus figuras y hechos más
conocimientos sobre la materia, efectúa una relevantes. Igual hace Jesús Lillo que, tras
cata de las ensoñaciones literarias del rock aplicar un riguroso cedazo a la Movida,
progresivo en España y, además, escudriña encuentra escaso oro en ella. Algunos de
la hondura poética del flamenco rock. Una sus más prominentes protagonistas (Fer-
de las cumbres del fecundo mestizaje entre nando Márquez y Carlos Berlanga) fueron
ambos mundos es Omega, del tándem for- discípulos aventajados de Vainica Doble,
mado por Enrique Morente y Lagartija Nick. un irrepetible dúo femenino que ha ex-
Jesús Arias, músico y periodista que asistió tendido su influencia al despertar indie,
a la gestación de este capital proyecto, des- como se apunta en el artículo de Aureliano
vela sus entresijos bajo la alargada sombra Sáinz. De otras dos figuras primordiales,
de Lorca. Bruno Lomas y Silvio Fernández Melgarejo,
Álvaro Feito, por su parte, se ha deteni- se ocupa José Antonio Ponferrada, que ha
do en los vínculos (y desavenencias) entre descubierto una inusitada conexión espi-
los cantautores y el rock, mientras que a ritual entre ellos: la poesía mística. Héctor
14
Márquez, por último, se recrea en autores
y canciones a partir de los casi doscientos
invitados que han pasado en los últimos
diez años por «La música contada», ese
confesionario público en el que tantos ar-
tistas han desvelado, emocionados y diver-
tidos, sus melodías favoritas.
Los músicos, en general, han preferido
libre inspiración: Miguel Ríos, patriarca del
rock en España, revela su manera de acer-
carse a esa magnética conjunción de letra y
melodía en un modo de expresión tan corto
Komando Moriles No retornable, 1994.
y sincopado como es el rock. Jaume Sisa
diseño Joan García
aporta un caligrama con acróstico, igual
que Enrique Villarreal, el Drogas, princi-
pal compositor de Barricada. José Ignacio Esta monografía se completa, a modo de
García Lapido ha indagado, como Kiko retrospectiva, con una antología de letras
Veneno, en la fórmula secreta de las can- representativas de los autores y corrientes
ciones. Antonio Luque, más conocido como más destacadas dentro de la simbiosis en-
Sr Chinarro, repara en las conexiones, que tre poesía y rock en España desde principios
haberlas, haylas, entre dos mundos apa- de los años sesenta (cinco de ellas escogi-
rentemente opuestos, los 80 y 90, enjui- das y comentadas por Fernando Ariza).
ciando el alcance literario de la generación Pero también, en las siguientes páginas,
indie, que él conoce bien. Javier Ojeda, por se deja entrever el futuro por medio de una
su parte, nos ofrece cumplida y oportuna pródiga ración de inéditos: letras de can-
noticia de una efímera empresa poética, la ciones aún no grabadas, en su mayor parte
Editorial Chorrito del Sur, a la que se liga- extraídas de libretas de trabajo, que aquí
ron Enrique Bunbury y él. aparecen como anticipo y, por ello mismo,
Santiago Auserón reflexiona, a modo de en carácter de primicia.
apunte de viajes, en la compleja misión de La procedencia de otras colaboraciones
nuestros músicos poetas contemporáneos nos adentra en el misterio y la casualidad.
que, partiendo de las estrictas coordenadas Es el caso del poemario de Pau Riba, fe-
de una versificación foránea, han tenido chado en los días de Formentera, que tanto
que adaptar a nuestra métrica los ritmos tiempo después ve la luz, sin perder su go-
negros de los que, al confluir con el country, zoso origen mediterráneo, en la claridad de
surgió el rock. Su paisano Gabriel Sopeña Málaga. Es una de las perlas – no sólo por
nos confía unos «Cuadernos de pensa- su manufactura mallorquina – de este volu-
mientos inútiles» en los que reivindica la men. La otra es una serie de cuatro manus-
profesión de cantor y su arcana dignidad critos inéditos de Antonio Vega, una gavilla
popular. Y Sabino Méndez (en un artículo de poemas escogidos, apuntes, esbozos de
introductorio y más extenso) traza una am- canciones inacabadas que dejan traslucir,
plia panorámica sobre la evolución de las en su difusa y atropellada caligrafía, su
calidades literarias en el rock español desde modo de enfrentarse al folio en blanco y a la
su aparición. eternidad.
15
Guillermo Pérez Villalta Escena, personajes
a la salida de un concierto de rock, 1979
Sabino Méndez
19
rimentara una mayor obertura de compás en trata de autores con poéticas específicas,
temáticas y modos expresivos, el rock fuera no ya simplemente a remolque de nombres
prolífico en poéticas variadas y sorprenden- extranjeros o de la simple comercialidad.
tes. Intentaremos en este número repasar Eso significa un trabajo de años, donde la
algunas de ellas, principalmente a través de evolución de la tradición (omnipresente en
los autores por medio de los cuales arraiga- cualquier tipo de forma musical en la me-
ron, o directamente aparecieron, en nuestro dida que es una cadena de sonidos) tiene
país. Cuando ese hecho se ha dado, no un papel primordial. Debido a ello, ya en la
debemos perder nunca de vista que ha sido década de los cincuenta y primeros sesenta,
debido al trabajo duro y solitario, muchas cuando el rock’n’roll tomaba su forma básica
veces contracorriente, de autores individua- en USA, aparecieron muy rápidamente en
les con poéticas peculiares propias. nuestro país, incluso a pesar de la dictadura,
Probablemente, sean las tres últimas tímidos emuladores de los sonidos punteros
generaciones mundiales de jóvenes las que se hacían fuera. Casi todas las energías
primeras en siglos que han escuchado, en de los que lo intentan en ese momento se
su momento más decisivo de formación, vacían en hacerse con la forma musical, los
tanta música grabada como libros han modos de ejecución y grabación (que tienen
leído o películas han visto. Tenemos ya a sus particularidades técnicas) y las intencio-
autores autóctonos que han creado toda nes de actitud más básicas. Los textos son
una carrera en torno a esa música graba- rudimentarios e incluso, a veces, agramati-
da, toda una vida, toda una trayectoria. Se cales y mal medidos. Las poéticas resultan
20
Los Brincos Mundo, Demonio y Carne,
1970. ilustración Jesús Rodriguez
Parada-Cumella
balbuceantes, indefinidas, algunas incluso «de los conjuntos», donde a rebufo del ven-
sonrojantes. Se basan en esforzadas traduc- daval levantado por los Beatles se forman
ciones aproximadas, muy primarias, pero se en todo el país innumerables «conjuntos
detectan ya unos denominadores comunes, musicales» (según la jerga de la época) que
muy elementales pero constantes, de hacer durante unos años, en que la dictadura se
propio ese sistema. Hay voluntad de trans- muestra leve y brevemente permisiva (in-
mitir valores como la rebeldía, el inconfor- quieta y ligeramente asustada por el cariz
mismo, la demanda de un mundo nuevo que los acontecimientos están tomando en
de una mayor naturalidad y libertad sexual el exterior), prueban a renovar el panorama
aunque, eso sí, sin poder mencionar de una de la música de actualidad española. Los
manera explícita el sexo, las revoluciones Brincos, Los Bravos, Los Sonor, Los Peke-
o las algaradas colectivas. Puesto que el nikes, Los Canarios, Los Relámpagos, Los
gusto por lo básico, lo muy directo, lo mi- Salvajes, Los Sirex, Los Mustang, Los Tonys
nimalista y lo primario (menos es más) son y muchos más, son nombres de algunos de
características intrínsecas del pop y el rock, los grupos que llegan a alcanzar bastante
ambos tipos de música encajarán de una éxito, mucha difusión, e incluso definir una
manera natural y muy efectiva con ese tipo imagen, un sonido y una manera de com-
de mensajes. Es la época de pioneros como poner reconocibles y propios. Estamos, sin
el granadino Miguel Ríos o el valenciano embargo, aún lejos de la configuración de
Bruno Lomas que abrirán paso casi inme- poéticas singulares de largo alcance, poéti-
diatamente a la época que se dio en llamar cas de impronta literaria individual.
21
Sólo tres figuras peculiares conseguirán trascender ese terreno
acotado, casi puramente generacional. La primera, Miguel Ríos,
será capaz de dar forma a un espacio colectivo más estético que
literario, centrándose en sus buenas capacidades de ejecutante
y rodeándose de los músicos más profesionales del género (Thijs
van Leer, Javier Vargas, etcétera). En simbologías y tematizaciones,
asumirá sin complicaciones las de la juventud de su momento, co-
sechando un gran éxito, pero sin llevarlas un paso más allá. Ni su
público le pidió que lo hiciera, ni tampoco ese público lo necesi-
taba porque principalmente buscaba una identificación histórica y
social de lo que el rock significaba fuera y, sobre todo, que alguien
trajera esa identificación a nuestro país. En ese contexto (en el
que ejerce el papel de puente entre los cantautores y el rock) Ríos
básicamente se dedica esforzadamente a un trabajo de pulido
musical para encontrar un método por el cual las palabras del cas-
tellano (mucho más abundante en polisílabos) puedan encajar en
la síncopa rítmica del rock, nacida de las posibilidades que ofrece
la abundancia de palabras monosilábicas en inglés.
La segunda figura que trascenderá de esa década de pioneros
será Miguel Ángel Carreño (alias Micky, cantante de Los Tonys),
con un éxito menos continuado pero que conseguirá el primer
universo propio de lenguaje efectivamente comunicativo a través
del humor y la suave ironía. En ambos casos, tanto uno como
otro se encontrarán con dificultades para desarrollar una carrera
íntegramente dedicada al género y tendrán que buscar un frus-
trante refugio ocasional en la música melódica para sobrevivir, a
pesar de lo cual su peso específico para el estudioso actual resul-
ta indiscutible.
La tercera figura, figura casi secreta y de culto, será el sevillano
Silvio Fernández Melgarejo, que tras unos inicios en el rock con-
vencional, empieza a trabajar como vocalista desde el rythm and
blues, mezclando el inglés original con improvisaciones en espa-
ñol que siguen las conductas (que no la forma) de los cantaores
flamencos. Un impresionante instinto para la síncopa y el ingenio
verbal producen mezclas delirantes, nada ajenas al alcoholismo
que le aquejó toda su vida, en las que aparece una retórica po-
pular a caballo entre el swing, la fonética y los significados de las
palabras con logros que brillan ocasionalmente como diamantes
entre cenizas. No buscó refugio en lo melódico para sobrevivir
porque, entre otras cosas, nunca sobrevivió verdaderamente del
todo. A pesar de ello, disfrutó en los últimos años de su vida de
una sincera adoración del público especializado, en un cuadrán-
gulo geográfico muy reducido que tiene un vértice en la capital
hispalense y que, curiosamente, podríamos casi superponer sobre
22
el cuadrángulo original muy cercano (Se-
villa, Écija, Ronda, Cádiz) en el que hace
tres siglos se formó el flamenco como hoy
lo conocemos.
A finales de los sesenta y mediada la
década de los setenta, la expansión de la
industria discográfica, la progresiva mo-
dernización de la sociedad franquista y un
curioso momento sociológico (en que todo
el país intenta una puesta al día frente a la
evidencia de que el dictador morirá pronto
y la dictadura no va a sobrevivirle) provoca
que aparezcan la primeras grietas en los
mecanismos sociales e industriales de la
música popular y su público. Por ellas se
colarán los primeros creadores singulares
y las primeras poéticas individuales esta-
bles. En Barcelona, como una especie de
mutación disidente que le surge al proyec-
to de la discográfica Edigsa (una compañía
financiada por la burguesía nacionalista de
la zona para difundir la canción en catalán)
aparecen dos figuras emblemáticas, Jau- Miguel Ríos La huerta atómica, 1976. ilustración: Mauro
me Sisa y Pau Riba. Ambos serán las dos
primeras figuras de autor que ya definirán
todo un proyecto poético personal a tra-
vés de las letras de sus canciones de rock.
Es un proyecto personal que, como en el
caso de los artistas de fuste, durará toda
una vida y que caminará, sin concesiones,
inseparable de sus biografías. Pau Riba, a
pesar de trabajar con la palabra, la usará
de una manera más accidental y se basará
mucho en sus posibilidades fónicas y tea-
trales al estilo de una tradición catalana
que en poesía data de Joan Brossa y algu-
nos textos de Salvat Papasseit o J. V. Foix.
En cierto modo, es un camino de explora-
ción similar al del sevillano Silvio pero sin
aspirar a conservarlo en alcohol. Debido a Jaume Sisa Orgía, 1971. ilustración Fernando
ello, será Jaume Sisa quién creará el primer Martínez
gran monumento de palabras del rock de
nuestro país; un universo personal que, al
hilo de resonancias dylanianas, surrealis-
23
mo, ecos de los sonidos descriptivos del «Space Oditty» de David
Bowie o de la Incredible String Band, bautizará incluso con la
sonora etiqueta de «cantautor galáctico». Llamarlo de esa manera
será un intento de llevarlo al ámbito doméstico, usando otra de
las improntas de toda su obra: un humor irónico que alcanzará
muchas veces hasta las cuestiones de sonoridades y forma. Sisa,
figura interesantísima, participa en sus composiciones de modos
extra-musicales de creación, marcadamente literarios, como son
la creación de heterónimos para la autoría de sus canciones. Si
Pessoa inventa alter-egos literarios como Ricardo Reis, Álvaro de
Campos o Bernardo Soares para sus diferentes libros; Jaume Sisa,
ya a principios de los ochenta, crea a partir de su apellido al pro-
24
Pau Riba Dioptría, 1969. pio Sisa (cantautor galáctico), pero también al imaginario Ventura
ilustración Phillip Otto Mestres (iluminado catalanista), a Armando Llamado (poeta) o al
Runge & Nazario soñador Ricardo Solfa (intérprete romántico que se atreve a cantar,
gran sacrilegio para el catalanismo, en castellano). Ahí aparece
una enorme, sorprendente y maravillosa paradoja de nuestro rock
peninsular: probablemente, la primera gran poética del rock espa-
ñol que resulta eminentemente literaria está escrita en catalán.
No será el único que empieza a definir por esa época un uni-
verso de palabras propio. En Andalucía, Jesús de la Rosa desde
el grupo Triana sienta las primeras bases de una poética personal
orientada a lo panteísta y a un ralo realismo social que se trunca
con su fallecimiento en un accidente de tráfico. En la zona valen-
25
Sisa Qualsevol nit ciana, Bustamante, Remigi Palmero y el peculiar Pep Laguarda
pot sortir el sol, 1975. empiezan a elaborar en sus idiomas natales una visión personal
diseño Silvia Gubert
de las canciones a caballo entre un pop, folk y rock individuales
en una línea parecida a Sisa, si bien menos onírica y más sensual.
En Madrid, de manera similar, empiezan a aparecer grupos con
letras de mejor página, muchos de ellos en torno a una escena
que se dio en llamar rock urbano. Eran grupos que buscaban un
mayor acercamiento al oyente a través de temáticas centradas
en el nuevo paisaje ciudadano que rodeaba a los jóvenes de los
barrios de la transición. Grupos como Asfalto, Coz, Leño o Topo
serán determinantes en esa dirección. Canciones suyas como
«Mis amigos dónde estarán» o grupos como La Romántica Banda
Local (otro ejemplo de ese sesgo urbano con tendencia más oní-
rica, al estilo de Sisa) que cantan versos como «vi alejarse a mi
amor entre el humo del autobús» crean imágenes sin las cuales
difícilmente se entenderían los posteriores intentos de establecer
una retórica urbana propia de letristas como Rosendo Mercado
o Ramoncín. «Maneras de vivir» será el gran himno del primero,
que conocerá una continuidad temática en su carrera como gui-
tarrista y cantante. «Marica de terciopelo» será la canción que
ejerza de buque insignia del segundo. José Ramón Martínez Már-
quez, Ramoncín, padece actualmente una distorsionada imagen
por su impopular pero justa defensa del derecho de autor. Sería
una falta de perspicacia sin embargo ignorar hasta qué punto el
26
La Romántica Banda Local impacto barroquista de la letra más conocida de su primer trabajo
La Romántica Banda Local, marca un giro de bisagra en la elaboración de letras para el rock
1978. ilustración César
Bobis
de nuestro país. A causa de sus imágenes («animal de ojos caídos,
urbanita enamorado»), los barroquistas literarios instalados como
Umbral o incluso Torrente Ballester vuelven la mirada por primera
vez hacia el rock como si allí hubiera algo más que ruido. En el
fondo, lo que sucede es que ha llegado el año 1977 y con él, el
punk, un movimiento que entregará la mayoría de edad artística
a los letristas españoles, tanto como el folk o la psicodelia se
la entregaron a los letristas de rock anglosajones. En la escena
madrileña, esa llegada confluye con la aparición de ciertos can-
tautores, como Joaquín Sabina o Javier Krahe, más orientados a la
sagaz observación cotidiana que al simple panfleto socio-político.
Serán precisamente los cantautores satíricos, como por ejemplo el
zaragozano Joaquín Carbonell, quienes mostrarán más curiosidad
por saber qué es eso del rock. En Madrid, al contrario que en otras
ciudades, las influencias entre ambas prácticas serán mutuas, con
personajes como José Miguel Monzón (el actual actor, humorista
y presentador conocido como Wyoming) o el escritor Moncho Al-
puente, animando el tráfico en ambos sentidos de esa encrucijada.
Será Joaquín Sabina quién terminará practicando pertinazmente
en las letras ese estilo de costumbrismo barroquista que apuntó el
rock (la sombra heredada de Bob Dylan es alargada), hasta conver-
tirlo en marca personal y casi definición por antonomasia de una
27
Joaquín Sabina Malas compañías, 1980.
ilustración Colis
28
de canciones: Mauricio Birabent Moris. La mezcla del espíritu
adolescente del punk con el de un treintañero fogueado en
el rock argentino será la piedra de toque en que se apoyará,
muchas veces sin saberlo, toda la evolución de los modos
letrísticos del rock español posterior. Por esos años también,
Lou Reed, antiguo miembro fundador del grupo The Velvet Un-
derground, que fueron apadrinados por el artista plástico Andy
Warhol, publica en solitario el disco Transformer producido por
David Bowie. Es un trabajo de músicas entre el rock y el roman-
ticismo y letras centradas en descripciones de vidas callejeras
que daban noticia de otras maneras, más ambiguas que las ca-
nónicas hasta el momento, de entender la sexualidad. El disco
circula como restringido éxito de culto en nuestro país debido
al incipiente afloramiento de la reivindicación homosexual
que hasta entonces una dictadura aún no reblandecida había
proscrito oficialmente. Uno de sus temas se titulaba «Make
Up» (Maquillaje) y, con un lento acompañamiento de vientos,
la letra describía la transformación frente al espejo de un mu-
chacho que, pintándose, se convertía en una bella muchachita.
La retórica de esas letras de Lou Reed, a medio camino entre
cierto dandismo-decadentismo y la electricidad callejera del
rock, encontrarán eco entre algunos poetas de nuestro país.
Así, en el libro de Luis Antonio de Villena El viaje a Bizancio
publicado poco después, aparece el poema «Satélite de amor»
que empieza diciendo:
29
Leño Esto que suena es…, 1982
ámbito literario. Otro poeta amigo suyo, Eduardo Haro Ibars, co-
labora también con letras para el grupo a la vez que en lo literario
desarrolla un poética personal más heredera de lo beat, lo salvaje
y todo lo marginal al sistema literario. Recientes estudios, como
los del profesor de Princeton Germán Labrador, proponen el bauti-
zo de ese estilo feroz como algo similar a «la poética transicional»
fecunda en poetas secretos de vida civil acelerada y difícil acceso
al sistema industrial literario (José Miguel Ullán, Antonio Blanco,
Aníbal Núñez, Leopoldo María Panero, Ana Rossetti, etcétera). Por
esos años, Haro Ibars publicará incluso un libro divulgativo sobre
el gay-rock foráneo que circulará mucho de modo subterráneo,
como imprescindible manual para comprender el fenómeno. Mien-
tras se dan todas esas iniciativas, el maduro Moris empezará a
tocar en un pequeño pub de Madrid, solo, sin banda y con su gui-
tarra eléctrica Gibson SG. A pesar de los escasos medios, ejecuta
un repertorio tan deslumbrante (de canciones propias y versiones
del rythm and blues ingeniosamente adaptadas al español) que
cambiara prácticamente toda la faz del rock español posterior
demostrando a muchos profesionales que por allí desfilan cómo
puede hacerse. Afortunadamente, se poseen algunos registros de
ese repertorio y esa época gracias a la discográfica Zafiro (Fiebre
de vivir. Chapa Discos, 1978). Las imágenes letrísticas de Moris,
aparte de ser urbanas, muestran una enorme flexibilidad en el
trato con los coloquialismos populares y están aromatizadas con
30
un perfume de melancolía cosmopolita que desprende ecos de
tango porteño: paseos nocturnos por la ciudad plenos de nostal-
gia anticipada, descripciones casi positivistas, irónicas y también
paradójicas, del público que ve en los locales nocturnos, etc. Todo
escrito con una capacidad de síntesis, de minimalismo rítmico
en las palabras y de sentido de contraposición de las frases para
crear contraste que supone toda una escuela sobre las sutiles
diferencias técnicas y formales entre hacer un poema y una letra
de rock. Moris procedía de una Argentina que había conseguido
mantener en pie desde los sesenta, contra viento y marea, toda
una tradición profesional muy trabajada de rock y llegó para decir-
nos que, en el fondo, todos los jóvenes de Occidente vivían ya en
una misma y abstracta ciudad.
Loquillo y los trogloditas Vaqueros del espacio, 1983. foto Jordi García. diseño Manolo García
31
El principal efecto de todo ese magisterio artesanal se notará
en dos grupos: Tequila y Burning. La personificación del éxito del
rock transicional de masas vendrá de la mano del veterano Miguel
Ríos, pero quienes en ese momento harán avanzar las formas
del género hacia su siguiente meta serán los hispano-argentinos
Tequila y los madrileños Burning. Cuentan las leyendas urbanas
que fue el propio Moris, al final de un concierto, quién convenció
a Pepe Risi, el guitarrista del grupo madrileño Burning, de que
aquello podía hacerse en castellano. Burning era hasta la fecha
una banda notable y pionera, a punto de disolverse después de
publicar un single en inglés que los había desanimado por su
escasa repercusión. Desde esa línea de salida, sus tres principa-
les componentes (Martín, Casas y Cifuentes) facturarán en sus
siguientes trabajos, a partir de ese momento, una colección de
canciones inolvidable donde se plasma el punto justo, de utilidad
para el rock, entre las descripción contemplativa de mitos (en este
caso actuales) que sería más propia del lenguaje literario de la
poesía, conjuntada con los retratos testimoniales, vivos, inmedia-
tos y callejeros propios del rock. Tequila harán lo mismo con te-
máticas adolescentes y serán el primer éxito masivo de rock en el
recién inaugurado período democrático. Todo ello abrirá el camino
de la gran eclosión de individualidades de los ochenta, cada una
de ellas de marcada impronta personal. A todos los que vinimos
después, esos pioneros nos enseñaron de qué manera podían
hacerse las cosas.
Pero, mientras se dan estos sucesos, no pierdan de vista a una
ave extraña. Es un chaval llamado José María López Sanfeliu, na-
cido en el año 1952 en la población catalana de Figueres, hijo de
un suboficial del ejército que venía de Melilla y una leridana. En
ese año emblemático de 1973, con veintiún años, decide hacer un
precario viaje a USA para ver de cerca el lugar de donde provienen
sus admirados Bob Dylan, John Lennon o Frank Zappa. Mientras
siguen sucediendo cosas, ténganlo en mente, porque más adelan-
te nos lo encontraremos convirtiéndose en uno de los autores más
peculiares, individuales e innovadores en eso de juntar palabras
y música, a la manera natural, popular e irresistible que el rock
nos enseñó.
Su trayecto en ese momento quedará oscurecido por la gran
eclosión de los ochenta. Un montón de adolescentes que había-
mos crecido presenciando los primeros conciertos regulares de
los grupos extranjeros y acudiendo a los de Tequila, Burning y la
Orquesta Mondragón empezamos a montar nuestros grupos. La
mayoría de edad del letrista de rock en castellano viene dada en
ese momento por varios hechos. El primero es que, desde buen
32
Kiko Veneno Pequeño salvaje,
1987. diseño Carmen Herreras
33
Derribos Arias A-Flúor, la tarea de buscar una retórica propia que además de identifi-
1982. ilustración E.
carnos a la hora de defenderla en un escenario, se complemente
Swittenberg
con las emociones que el diferente sonido del grupo de cada cual
quiere provocar. Para ello cabe recurrir a metáforas, comparacio-
nes, sinestesias, metonimias y todos los recursos que aquello que
conocemos del lenguaje poético nos pueda permitir usar. Lo mis-
mo sucede con el punk de los grupos bilbaínos del Rock Radical
Vasco y la nueva ola de grupos donostiarras como Puskarra, UHF
o los grupos creados son posterioridad por los hermanos Berrio.
Los recursos letrísticos se sutilizan y se refinan hasta extremos
impensables para los grupos de los sesenta. A pesar de ello, esa
aguda conciencia del espacio literario que definimos como pro-
pio, hace que, por ejemplo, Jaime Urrutia, amigo de Eduardo Haro
Ibars y uno de los principales autores de esa época, (conformador
34
Radio Futura De un país en del frágil y personal universo estético del grupo Gabinete Caligari),
llamas, 1985. diseño Jorge
decline siempre amablemente la designación cuando se le quiere
Alfonso Cuní
calificar como escritor o poeta.
Ese es, sin embargo, el momento en que, al menos en nuestro
país, se unen definitivamente de una manera reconocible y popu-
lar el sonido eléctrico en canciones rítmicas y las posibilidades
expresivas del lenguaje poético. Lo hacen además como parte de
un proyecto conceptual voluntario, de artistas que elijen conscien-
temente ese medio como herramienta expresiva. ¿Qué hace si no
Santiago Auserón (un estudiante español en La Sorbona que acu-
de a las clases de Gilles Deleuze) volviendo a España y eligiendo
formar una banda de rock como medio de expresión artística? Sin
la voluntaria efervescencia de aquel momento sería imposible en-
tenderlo. Previamente, junto con su hermano Luis y bajo el seudó-
35
nimo de Corazones Automáticos, había escrito en prensa un buen
número de críticas, análisis y teorizaciones sobre música popular.
Las hipótesis sobre los rizomas de Deleuze no son ajenas a los
rumbos de investigación que durante unos años imprimirá a su
grupo y que le llevarán a interesarse por una manera más urbana
y eléctrica, menos azucarada, de integrar el español coloquial en
los ritmos latinos. El resultado será la genial dicción particular de
«Veneno en la piel» o la insuperable naturalidad rap de «La negra
flor» que serán ampliamente copiados por diversos grupos comer-
ciales en la década siguiente.
La segunda hornada de grupos de los ochenta, hacia el final
de década, ya tendrá claro desde buen principio esos plantea-
mientos. Aparecen entonces Los Ronaldos, Enrique Bunbury
con Los Héroes del Silencio o autores de universo tan personal
y expresión propia como Josele Santiago en Los Enemigos, que
entrega sutiles y pequeñas joyas poéticas en forma de canción
como «Desde el jergón» o «La otra orilla». En muchas de ellas, la
voz del cantante, sean cual sean sus capacidades técnicas, se
ajusta con el grito desgarrado o el murmullo soñador y onírico a
las palabras que ha escrito y al sonido instrumental que ha esco-
gido para arroparlas. La clara conciencia de autor ya establecida
y los inmaduros errores del rock indie en la década siguiente, al
renunciar por pereza literaria al uso del castellano en detrimento
del inglés (lo cual pagarán en una incapacidad para generar him-
nos juveniles transgeneracionales), unida a la patosa entrada del
dinero público en el rock que intenta fugaces operaciones de rock
domesticado hacia políticas interesadas (como el rock catalán de
los noventa o la operación promocional que acaba de rematar al
Rock Radical Vasco), provocan un curioso movimiento de compen-
sación que entrega en esa década fuertes figuras autorales ajenas
a las citadas modas. Son figuras de peso incluso más potente,
desgarrado y personal que nunca. Aparecen Robe Iniesta en Extre-
moduro, Los Rodríguez, el éxito popular de Barricada, también la
manera de escribir e interpretar sus letras por parte de Albert Pla
y encuentran su momento más fecundo autores como Fernando
Alfaro, de los Surfin’ Bichos, o Javier Corcobado que procedía de
grupos con una ya clara voluntad de renovación formal, expresiva
y poética como 429 engaños, Mar Otra Vez o Demonios Tus Ojos,
éste último junto a Javier Colis, posteriormente en Mil Dolores
Pequeños (nombre extraído de un verso de Celaya). El trabajado
y buscado uso de la palabra, ya en el propio nombre de estos
grupos, nos dice que empezamos a estar muy cerca de la poesía y
la vanguardia.
Ahora bien, la principal herencia del modo normalizado de
36
Gabinete Caligari Al calor tratar literariamente con letras de rock, aplicadas precisamente a
del amor en un bar, 1986. un medio que no es estrictamente de rock, vendrá de la mano de la
ilustración El Hortelano
esplendorosa madurez, en los años noventa, de aquel muchacho
llamado José María López Sanfeliu, más conocido popularmente
como Kiko Veneno. Tras un vibrante intento en 1978 de mezclar el
punk, el flamenco, el blues y el rock en un grupo sevillano (Veneno)
que fue un hito histórico y que tuve la oportunidad de presenciar
cómo era clamorosa y burguesamente incomprendido en el Teatro
Villarroel de mi Barcelona natal, Kiko Veneno empieza una carrera
37
de fondo en solitario que entregará, a finales
de siglo, varios trabajos deslumbrantes desde
el punto de vista de la composición. En el gru-
po Veneno, Kiko ya había mostrado una original
capacidad verbal («Aparta el corazón de las
mangueras») pero será en sus canciones de
madurez donde su lenguaje se decanta has-
ta un grado de precisión, sencillez y sutileza
propios de la mejor poesía. Los recursos son
variados, flexibles y exuberantes; siempre
dirigiendo la atención del oyente a lo que le
quiere hacerle ver. Hay desde subversión de las
Los Relámpagos 1967 metáforas habituales hasta discurso metalin-
güísitico. Todo sirve, todo aparece y todo fluye,
sin una conciencia literaria voluntaria y explíci-
ta de ello. Así, en la hermosa «Reír y llorar», el
narrador se interrumpe en medio de un verso
y exclama (perfectamente medido y a tempo
con el verso) «¡malditas palabras!» con lo cual
nos saca fuera de la historia que está contan-
do y visualizamos por un momento la pelea
eterna, antiquísima, que se desarrolla, desde
hace cinco mil años, cada vez que el poeta que
está contando la historia se sienta frente al
poema en blanco, para plasmar en lenguaje las
emociones que quiere explicar exactamente.
En otra pieza, el narrador, para compartir su
Control 1971 alegría de vivir, pide a las partículas de cromo
del radiocassette de su coche que se pongan
a cantar (las cintas de cassette de esa época
se fabricaban con una emulsión de dióxido de
cromo para mejorar el sonido). Hay metonimia
y antropomorfización, recursos clásicos de la
poesía. Todo ello lo hace Kiko Veneno unas
veces integrándolo en diferentes modismos del
lenguaje coloquial en primera persona, otras
contando en tercera la peripecia de personajes
ficcionales característicos (Lobo López, Jose-
lito, etc.). El resultado formal es que la vibra-
ción poética podría resultar comprensible en
cualquier traducción sin perder esos finísimos
matices andaluces, de tono y complicidades,
suavemente irónicos, que el castellano suele
Companyia Electrica Dharma Tramuntana, 1977 trasladar cuando se practica al sur de Despeña-
38
perros. Es el momento de decir entonces que el
español, en la letrística influenciada por el rock,
ha alcanzado ya, en sus posibilidades expresi-
vas, las cotas de sutileza técnica conseguidas
hasta la fecha por la poesía. Toda metáfora es
un puente de conocimiento expresivo que se
tiende. Cuando el puente se mantiene, sólido y
hermoso, inesperado y brillante, transportando
complejos significados, estamos ante lo mejor
del viejo y antiquísimo hecho poético.
Tras los noventa, la rehabilitación del espa-
ñol para las letras del rock vino de la mano de 21 Japonesas Cerca del aire, 1988
la esforzada insistencia de Enrique Bunbury, el
éxito de Seguridad Social (que habían empe-
zado como punks en los ochenta), de Andrés
Calamaro o de Christina Rosenvinge. También
el inesperado giro al indie patrio que le dio el
sanísimo Xixon Sound (que en realidad empe-
zó en Oviedo) retorna al humor coloquial con
los Dr. Explosion, camino cuyas posibilidades
percibirán pronto los más sagaces, y tanto Jota
y Los Planetas de Granada, o el malagueño
Antonio Luque y sus Sr. Chinarro, se apartarán
de los habituales patrones del «indie» anglófilo
para intentar una carrera de más largo recorrido
en castellano. Otro heredero de los ochenta,
que durante esa extraña época mantiene vivos
los patrones de cómo adaptar sus letras al rock Tahúres Zurdos Azul, 1996
de una manera comprensible para la gente, es
Carlos Goñi y sus Revólver. En los noventa se
formarán y crecerán también Nacho Vegas o
Quique González, con voces literarias propias
que se alejan de los experimentos formales e
intentan renovar la antigua fórmula del cantau-
tor de realismo urbano a través de nuevas imá-
genes más sintéticas y de más amplio espectro,
camino principiado en su momento por Cala-
maro. También grupos que empiezan a tener
una trayectoria ya asentada, como Pauline en
la playa o Astrud, vuelven a reivindicar a partir
de ese momento, con su minimalismo irónico,
el placer del letrista por su tarea total de la
canción frente a la artesanía diferenciada del
poeta: una línea que ya se había inaugurado en Los Piratas Disco duro, 2008
39
Seguridad Social los ochenta. Hay, por tanto, una tradición sólida y constituida con
Clásicos del futuro, 2009. resultados que, en muchos casos, son populares y sorprendentes.
diseño Leviathan
La idea de que existe ese camino permite la aparición de corre-
dores de fondo, artistas minoritarios pero insobornables, como el
pág der. infatigable vasco Ruper Ordorika o el aún más sorprendente iler-
Primavera negra
dense Xavier Baró, quien perdura desde los ochenta con su grupo
Primavera negra, 1985.
ilustración Josep Mª Primavera Negra hasta nuestros días, manteniendo una larga
Cazares lista de trabajos publicados en algunos de los cuales se permite,
siempre con ventas minoritarias y esforzadas, musicar incluso a
Rimbaud en rock. No es extraño pues que de una filtración de-
cantada y bien administrada de toda esa herencia puedan surgir
actualmente cosas tan sutilmente equilibradas como unos jóvenes
Pereza o Xoel López, verdaderos expertos y estudiosos de toda
esa tradición reciente.
Por tanto, no desprecien nunca al rock. Ni siquiera al pop, por
banal que parezca. Son las primeras expresiones de una tenden-
cia de fenómenos mestizos e interdisciplinarios que nos espera en
el arte de este siglo recién inaugurado, a medida que la tecnología
se acelere más y más vertiginosamente. Y es también una señal
clara de la importancia que tendrá la palabra en esos fenómenos
de mezcla tan actuales, por anticuada y venerable que parezca
la herramienta. Si llegó la palabra eléctrica, llegará la palabra
40
electrónica o digital. Porque todo, nos guste o no, me temo
que va a seguir pasando por la escritura y la lectura. Desde
aquellos que redactan los subtítulos de los DVDs, a los crea-
tivos de anuncios publicitarios o los guionistas de los innu-
merables programas de televisión. Eso nos recuerda que esas
expresiones de entretenimiento popular, como lo fue el rock en
su momento, tendrán sus propias poéticas marcadas por sus
características singulares y sus propias exigencias técnicas. A
través de ellas los artistas, mejores y peores, darán a luz sus
creaciones, por las cuales discurrirá siempre, determinante
y singularizante, el propio lenguaje, la escritura y (como de-
muestran las páginas que siguen de este número motivado por
la curiosidad perpetua de la revista Litoral) de una manera u
otra, en mayor o menor calidad y cantidad, la eterna e inacaba-
ble poesía.
Litoral se creó en 1926, medio siglo antes de que el rock
naciera, en plena década de los locos años veinte, coetánea a
la aparición en Oxford de los estetas etonianos (Harold Acton,
Brian Howard, Ciryl Connolly) que proponían la frivolidad como
uno de los caminos hacia la sabiduría. Se creó también en el
mismo momento que aparecían los expresionistas en Berlín y,
en sintonía con toda esa inquietud global, terminó entregando
una de las generaciones más brillantes de poetas españoles
en siglos. Litoral sigue aquí, más de ochenta años después,
hablando hoy de rock. ¿Qué no le esperará todavía al rock si,
en comparación con esas edades, es apenas un chiquillo?
La caligrafía del Rock
43
45
47
POESÍA EN MOVIMIENTO
miguel ríos
48
Una de las cosas que primero llama la atención al observar
versos originales en inglés traducidos literalmente al castellano es
la dispar extensión de los mismos. Pongo un ejemplo que tengo
ahora sobre mi mesa: el tema Hard Nose the Highway de Van Mo-
rrison, que en traducción de Eduardo Jordá se llama Me he tenido
que curtir en la autopista.
Morrison escribió:
Jordá traduce:
49
NUESTROS POETAS
Jesús Ordovás
E
l rock español desde que existe siempre ha seguido la este-
la del rock anglosajón. El Dúo Dinámico quiso ser los Everly
Brothers españoles; Mike Ríos es un hijo del rock & roll
facturado por Chuck Berry, Little Richard, Jerry Lee Lewis,
Elvis Presley, Gene Vincent y tantos otros; Los Brincos tuvieron
como maestros a los Beatles; Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán
a Crosby, Stills, Nash & Young, y así podríamos seguir hasta Los
Planetas o cualquier otro grupo y cantautor que haya hecho algo
digno de mención en el pop y el rock español.
En los primeros años 60 a nadie se le hubiera ocurrido decir
que lo que hacían Manolo de la Calva y Ramón Arcusa, Miguel
Ríos o Los Brincos tenía que ver con la poesía ni con la cultura.
Era pura y simple diversión juvenil. Otra cosa era lo que hacían los
cantautores cuando ponían música a poemas de Antonio Machado
o Blas de Otero. Pero ni a Paco Ibáñez ni a Joan Manuel Serrat se
les consideraba poetas. Cantaban a los poetas. Y nada más.
Una vez más tuvieron que ser los británi- por tratarse de un poeta, Bobby invitaba
cos y los norteamericanos quienes empeza- a la gente a participar en la definición de
ron a darle cierta importancia a lo que hacía su auténtico mensaje. Y como verdadero
un tal Bob Dylan. poeta, creo que se guardó de dar él mismo
Cuando a mediados de la década de una interpretación».
los 60 estudiaba Ciencias Políticas en la En el primero de los libros que recogía
Universidad Complutense, me dedicaba a sus «escritos, canciones y dibujos» (Alfred
traducir las letras de las canciones de Dylan, A. Knopf, Inc New York. 1973), Dylan los
y lo que no entendía se lo preguntaba a un dedicaba
americano hijo de un exiliado español —el A los rudos jinetes, poetas espectrales,
historiador Juan Marichal— que tenía de humildes buscadores, dulces amantes,
compañero en clase y que me traía los ele- tipos desesperados,
pés —por entonces inéditos aquí— cuando vagabundos de ojos tristes y ángeles
venía de Nueva York. irisados — a los que
Fue en el Another side of Bob Dylan disfrutan de la vida en todos los rincones
(1964), su cuarto lp, cuando Dylan se re- desconocidos del agreste mundo.
conocía como poeta al incluir en la contra- Y especialmente a las chicas de arriba —
portada de la carpeta «Some other kinds of Cathy,
songs…» Poems by Bob Dylan. Miriam, Mildred y Naomi que armaron
En «Algunas canciones de otra clase» este grueso volumen.
Poemas de Bob Dylan, escribe: A los magníficos Woodie Guthrie y
Robert Johnson
Henry Miller está al otro lado de la mesa que prendieron la mecha a todo esto
de ping pong y sigue y al grande maravilloso
hablando de mí. Le has preguntado melodioso espíritu
al compañero poeta si quiere que cubrió la unicidad
algo de beber le dice a de todos nosotros
un tipo que se ofrece a llevar las bebidas. y a Sara que lo hizo todo completo.
Dejo caer mi raqueta de ping pong
y miro hacia la piscina. Mis peores En varias ocasiones ya reconoció que
enemigos no me humillan si Wodie Guthrie y Robert Johnson habían
de manera tan misteriosa. sido dos de sus principales influencias a la
hora de componer, tocar y cantar, también
Pero Henry Miller no era el primero que lo fueron poetas como Dylan Thomas, Jack
le consideraba «compañero poeta». En Kerouac, Allen Gingsberg, Rimbaud, T. S.
la biografía que escribió Howard Sounes Elliot o Shakespeare.
(Down the highway, 2001), a «Peter Ya- Con el paso del tiempo y una inmensa
rrow (miembro del trío Peter, Paul & Mary) obra a sus espaldas no son pocos los pro-
no le cupo la menor duda de que estaba fesores universitarios que le han propuesto
oyendo poesía la primera vez que Albert para el Nobel de literatura, ni estudiosos
Grossman —el manager de Dylan— le dejó de sus canciones y escritos los que han
escuchar “Blowin’in the wind”. No compar- afirmado que «sus canciones contienen una
tía las opiniones de quienes sostenían que variedad temática y una riqueza metafórica
la canción era pura retórica. Precisamente comparable a la obra de un gran poeta o no-
51
velista. La mayor parte de sus temas surgieron con facilidad. Dylan
siempre se ha considerado a sí mismo un canal de inspiración
divina, llegando a afirmar que las palabras fluyen a través de él.
Su habilidad para crear una obra brillante durante un periodo de
tiempo tan dilatado y sin necesidad de forzar las ideas, es el sello
característico de su genio». (Howard Sounes. Down the highay,
2001).
En declaraciones a Robert Shelton (New Musical Expres, 29 de
julio de 1978) Dylan decía: «Primero me considero un poeta y des-
pués un músico».
Y por si hubiera alguna duda, Christopher Ricks realizó un estu-
dio exhaustivo de sus canciones, poemas y rimas y lo publicó en
un libro de 576 páginas (Dylan Poeta, C. de Langre, 2007):
52
en Palma de Mallorca en 1948, pero es en
Barcelona donde se educa y desarrolla su
actividad contracultural, convirtiéndose
en el enfant terrible del rock catalán. Pero
cuando está en la cresta de la ola y todo el
mundo acude a verlo al Price, llenando las
cuatro mil localidades del local, se produce
la debacle. Según Ángel Casas (45 Revolu-
ciones en España): «Falló él. Tenía toda la
gente a su favor y falló él por falta de ensa-
yo, por nervios».
A mí me dijo, en la entrevista que le hice
para Disco Exprés, que la gente le había
empujado hasta allí y él no estaba prepara-
do para satisfacer tantas expectativas. Así
que decidío irse a vivir a Formentera, donde
grabaría uno de sus discos más poéticos
con la ayuda de Mario Pacheco: ( Jo, la Don- Chema Cobo Saxofonista, 1980
ya i el Gripau. Edigsa 1971 )
53
Peor Imposible Passión, 1985. Llach, Luis Eduardo Aute, Paco Ibáñez, Amancio Prada, Emilio Cao,
ilustración Ouka Leele Carlos Cano, Benito Lertxundi, Víctor Manuel, Cecilia, José Antonio
Labordeta, Mikel Laboa, Ovidi Monitor, Ruper Ordorika, Remigi
Palmero, Bustamante, Paco Ibáñez, Vainica Doble, Mikel Laboa,
Pablo Guerrero, Luis Pastor, Javier Ruibal, Jei Noguerol, Miguel
Ríos, Hilario Camacho, Camarón, Kiko Veneno, Morente, Guillermi-
na Mota… y otros muchos nombres del pop, el folk, el flamenco, el
hip hop y la llamada canción de autor.
Poetas que empezaron grabando discos y desarrollando su
actividad creativa en paralelo a lo que en América, Inglaterra o
Jamaica hacían Bob Dylan, Leonard Cohen, Arlo Guthrie, Phil Ochs,
Pete Seeger, James Taylor, Patti Smith, Ramones, Bob Marley, Bruce
Springsteen, Clash, Smiths y tantos otros compositores, cantantes
y músicos que rompieron las barreras que había entre el folk, el
rock, el blues, el jazz y la poesía.
Recuerdo que la noche del 9 de marzo de 1989 en la sala
Revólver de Madrid, celebrando la entrega de premios del Diario
54
Pop de Radio 3, Radio Futura y El Último García, Joaquín Sabina y Javier Krahe son
de la Fila nos sorprendieron formando un considerados los poetas del rock español
grupo para la ocasión —Los Peatones— y contemporáneo. Y sus compañeros de viaje
tocando una canción de los Troggs («I Can’t —Pedro Almodóvar, Alberto García Alix, Ouka
control myself») se la dedicaron a Los Sal- Leele, Ceesepe, El Hortelano, Javier de Juan,
vajes de Barcelona. En esa misma actuación Pablo Pérez Mínguez, Miguel Trillo, Maris-
además de hacer sendas versiones en plan cal, Sigfrido Martín Begué, Oscar Mariné, El
reggae de dos de sus mejores temas («In- Gran Wyoming, Borja Casani, Alaska o Ber-
surrección» y «La Vida en La Frontera») res- nardo Bonezzi— han triunfado en el mundo
cataron «La Noche del Hawaiano» de Peret. del cine, de la fotografía, el diseño, la pintu-
Eso fue un momento poético y mágico: lo ra, la música o los medios de comunicación.
mejor del rock español con rumba, reggae y Todos ellos han realizado obras de arte
rock’n’roll. —canciones, libros, películas, fotografías,
Radio Futura fue uno de los grupos que diseños, pinturas, música, etc.— que pue-
abrieron nuevos horizontes al pop y al rock den ser consideradas como «poesía», en
que se hacía en España en los años 80. El tanto en cuanto han despertado el interés
título de su primer lp Música Moderna no de millones de personas a través de la radio,
podía ser más prometedor. Y su primer sin- la televisión, el cine, las actuaciones, expo-
gle Enamorado de la moda juvenil era toda siciones, festivales o discos. Y nos han emo-
una ruptura con el pasado gris y autárquico cionado, hecho pensar, reflexionar, llorar o
de la España franquista y una invitación a reír. Ni más ni menos que lo que ha hecho
vivir el presente sin miedos ni prejuicios… Bob Dylan —guitarrista, cantante, autor de
Pero ni la crítica ni el público al que su- canciones, cineasta, pintor, actor, etc.— y
puestamente querían dirigirse entendieron que le ha hecho merecedor del Premio Prín-
su órdago. cipe de Asturias de las Artes. Alguien que a
Tendría que pasar un tiempo y que cam- veces ha dicho que era un guitarrista, otras
biaran los medios y la gente para que tanto un bailarín y otras, un poeta o un artista.
sus propuestas como las de otros grupos, Algo que también ha hecho, por ejemplo,
como Veneno, Nacha Pop, Gabinete Caligari, Víctor Coyote: cantante al frente de Los
Alaska y Los Pegamoides, Loquillo y los Coyotes y en solitario, pintor, diseñador,
Trogloditas o El Último de la Fila, fueran actor, cineasta, escritor, poeta en definitiva.
aceptadas y celebradas por el gran público. Aunque con menos éxito y reconocimiento
Treinta años después, Herminio Molero, que Bob Dylan o Pedro Almodóvar.
el fundador de Radio Futura, expone en el A Pedro Almodóvar lo podríamos con-
Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía siderar, entre otras cosas, como el poeta
de Madrid y es reconocido como un artista del rock nacido en España más reconocido
visionario. Los principales compositores y mundialmente. Porque no sólo ha hecho
cantantes de los grupos que empezaron a películas premiadas en los más importantes
tocar y a editar discos en 1980, Santiago festivales, sino porque también ha sido
Auserón, Carlos Berlanga, Antonio Vega, actor, cantante, y ha escrito guiones, can-
Enrique Urquijo, Jaime Urrutia, Cristina ciones —como Almodóvar y McNamara—,
Rosenvinge, Fernando Márquez, Loquillo, poemas y relatos «¿de ficción o no ficción?»
Sabino Mendez, Poch, Víctor Coyote, Pa- se preguntaba Almodóvar en el prólogo
blo Carbonell, Moncho Alpuente, Manolo de Patty Diphusa y otros textos (Anagrama
55
El chico más pálido de la Playa del Gros, 1991. ilustración El Hortelano
56
… Qué malos son nuestros poetas…
Hace tan buen día, Sólo hay que mirar las fotos,
Que hasta el diablo en el infierno Están en las hemerotecas.
Se enamora Dámaso Alonso en El Pardo
Repasando mentalmente Y Luis Cernuda en Acapulco.
Su catálogo de oscuridades. Los que se hicieron ricos,
Los que murieron pobres,
El otro día me lo encontré en el bar que Enfermos, en el exilio,
hay frente al Monumental de Madrid, donde Leopoldo y sus dos hijos, todos ellos.
hace unos días murió un marroquí en una Qué malos son, qué malos son…
pelea, tomándose un vino con Ajo (Ex-Mil Preguntadle a la viuda de Alberti,
Dolores Pequeños) —ahora micropoetisa de Si pudiera hablar Zenobia,
gran éxito: «Vendo agendas pequeñas/para Si estuviera vivo el bendito
gente de pocos amigos»— e Íñigo Munster, Padre de Jorge Manrique.
a quien también le va muy bien con su sello Si lo supiésemos todo
discográfico de poemas en vinilo. Sobre algunos,
Muy cerca —en la Plaza de Santa, frente Tanta metáfora
a la Cervecería Alemana— está Mushroom Y tan poca vergüenza todos ellos.
Pillow que cuenta entre sus artistas a mu- … Qué malos son nuestros poetas…
chos poetas vivos, desde Sr. Chinarro, que Quevedo el putero y Góngora el lameculos,
acaba de editar Socorrismo en Alpha Decay Garcilaso el usurero y Rosalía la ludópata,
además de colaborar en Matar en Barcelona El maricón de Lorca y Bécquer
de la misma editorial y ver reeditada toda Que era un poco mariquita también.
su discografía en cd de lujo, hasta gallegos Ferrater el desgraciado,
irredentos que hablan de navajas (Triángulo Gimferrer el pervertido,
de Amor Bizarro). Los hermanos Machado,
Y como estamos en el barrio de las Letras El drogadicto y el maltratador.
—donde Cervantes escribió El Quijote y otros San Juan de la Cruz
poemas, y está la casa de Lope de Vega— Y Santa Teresa de Jesús.
también para en esa misma calle Germán Qué malos son, qué malos son…
Coppini, quien fuera cantante de Siniestro Qué malos son nuestros poetas.
Total y Golpes Bajos, no menos poeta y can-
tante, siempre sorprendente. Llegados a este punto tan controvertido
Aunque para sorpresa, y ya que estamos podríamos dar noticia de unos cuantos
en el barrio de Las Letras, la que nos dieron libros, para quien quiera adentrase más en
Astrud cuando cantaron a Nuestro poetas este excitante maridaje y diatriba sobre la
(Sinnamon Records, Barcelona, 2004): poesía y el rock español.
En 1972 la editorial Júcar publicó el libro
Qué malos son, qué malos son sobre Bob Dylan que escribí en Valencia
nuestros poetas. con el material que pude reunir en mis via-
Sólo hay que leer las cartas jes a París y Ámsterdam. Con este ensayo
Que Guillén mandó a Salinas, sobre Dylan, en el que incluía una selección
O escuchar a Gil de Biedma de sus canciones en inglés y en español,
Leído por Carod Rovira para verlo. nació una colección —Los Juglares— en
57
la que se editarían libros sobre los más importantes autores de
canciones de la historia de la música popular, desde Jacques Brel
hasta Bob Marley, Jimi Hendrix, Leonard Cohen, los Beatles o los
Rolling Stones incluyendo artistas españoles como Joan Manuel
Serrat, Pí de la Serra, Víctor Manuel, Ovidi Montllor, Vainica Doble,
Labordeta, Sisa, Raimon, Luis Eduardo Aute, Carlos Cano, Miguel
Ríos, Joaquín Sabina, Javier Krahe o Gato Pérez.
En 1977, nuestro compañero de RNE Juan Pablo Silvestre nos
propuso escribir lo que quisiéramos sobre el pop, el rock, el rollo y
las drogas en España. Y así lo hicimos, Diego A. Manrique, Eduar-
do Haro Ibars y yo. Mi libro trataba de todo ello, lo que por enton-
ces era «El Rollo» (cómic, prensa marginal, rock, etc.) desde Los
Salvajes hasta Burning.
Libros que aunque llevan tiempo agotados se pueden encon-
trar en algunas librerias especializadas, como Arrebato, en el
barrio de Malasaña de Madrid o en la Caseta de la Música de la
Cuesta de Moyano.
Y como cantaban recientemente Paul Simon y Bob Dylan en una
versión en directo de «The Sound of Silence»… Las palabras de
los profetas están escritas en las paredes de los metros y de las
chabolas.
58
Ángel Casas: 45 Revoluciones en España (1960-1970). Dopesa, 1972
bibliografía
Eduardo Haro Ibars: Gay Rock. Los Juglares, 1975
Jesús Ordovás: De qué va el Rollo. Las Ediciones de La Piqueta, 1977
Diego A. Manrique: De qué va el rock macarra. Las Ediciones de la Piqueta,
1977
Eduardo Haro Ibars: De qué van las drogas. Las Ediciones de la Piqueta,
1977.
Xaime Noguerol: Irrevocablemente inadaptados. La Banda de Moebius,
1978
Eduardo Haro Ibars: Pérdidas Blancas. Madrid, Libros Dante, 1978
Ramoncín: Animal de ojos caídos. Poemas y musiquitas. Los Juglares. Júcar,
1979
Ángel Petisme: (G)rito. Zaragoza, 1979
Eduardo Haro Ibars: Empalador. Madrid, La Banda de Moebius, 1980
Fernando Márquez: Todos los chicos y chicas. La Banda de Moebius, 1980
Xaime Noguerol: Extraños en el escaparate. La Banda de Moebius, 1980
Leopoldo María Panero: El que no ve. La Banda de Moebius, 1980
Eduardo Haro Ibars: Sex Fiction. Madrid, Hiperión, 1981
Fernando Márquez: Música Moderna. La Banda de Moebius, 1981
Pedro Almodóvar y Mariscal: Fuego en las entrañas. Ediciones La Cúpula,
1981
Dro, Burning, Ceesepe…: La Banda de Moebius. Madrid 1981
Eduardo Haro Ibars: En Rojo. Madrid, Libertarias, 1985
Serrat: Verso a verso. Editorial Alta Fulla. Taller 83. Barcelona, 1985
Eduardo Haro Ibars: El Polvo Azul. Madrid, Libertarias, 1985
Eduardo Haro Ibars: El libro de los héroes. Madrid, Arnao, 1985
Jesús Ordovás: Historia de la música pop española. Alianza editorial, 1986
Bustamante: Canciones (1974-1988)Ed. Malvarrosa, 1988
Jose Luis Moreno-Ruiz Moreno: Ángeles en mis cojones.-Avila, 1989
Leopoldo María Panero: Aviso a los civilizados. Libertarias, 1990
Angel Petisme: La habitación salvaje., Universidad de Zaragoza, 1990
Pedro Almodóvar: Patty Diphusa y otros textosAnagrama, 1991
Eduardo Haro Ibars: Intersecciones. Madrid, Libertarias, 1991
José Luis Gallero: Sólo se vive una vez. La movida madrileña. Ediciones
Ardora, 1991
Alfredo Valenzuela: Vengo buscando pelea(Apuntes biográficos del rockero
Silvio). Quasyeditorial, 1991
Javier Corcobado: Chatarra de sangre y cielo. Libertarias, 1991
Víctor Aparicio: Nuevamente de raia. Abundancia, 1993
Jesús Ordovás: Siniestro Total. Editor Antonio de Miguel, 1993
Ángel Petisme: Amor y cartografía. Lola editorial, Zaragoza, 1993
Magda Bonet: Pau Riba. Edicions de la Magrana, 1993
César Cortijo: La Vida en el pozo. Huerga & Fierro, 1993
Pedro Giner: Rosendo. Antonio de Miguel, 1994
Ezequiel Ríos: Los Flechazos. Antonio de Miguel, 1994
59
Ceesepe 1988
60
Jesús Ordovás:La Revolución Pop. Celeste/RNE3, 2002
Manolo García: Vacaciones de mí mismo. Temas de hoy, 2004
J. Benito Fernández: Eduardo Haro Ibars: Los pasos del caído. Anagrama, 2005
Miguel A. Bargueño: Enrique Urquijo. Adios Tristeza. Rama Lama, 2005
Maurilio de Miguel: Eso será poesía. Sabina antes de Sabina. Mr ediciones,
2005
César Cortijo: La Reina Oscuridad. Huerga & Fierro, 2006
Victor Coyote: Cruce de perras y otros relatos de los 80. visual books, 2006
Kike Turrón: Al domador se lo tragaron las fieras. Ediciones del 4 de Agosto,
2006
Kike Babas: El engranaje de las mariposas. Ediciones La lista negra, 2006
Nacho Vegas: Política de hechos consumados. Limbo Star, 2006
Germán Coppini y Jorge San Román: Duelos y Quebrantos. Vision Net, 2007
Agustín Fernández Mallo: Nocilla dream. Candaya, 2007
Silvia Grijalba: Palabras de rock: Antología de letristas españoles. Vandalia,
2008
VV. AA.: Más allá del rock. Instituto Nacional de las Artes escénicas y de la
música, 2008
Juan Bosco: Antonio Vega. Mis cuatro estaciones. Lunwerg, 2009
Javier Corcobado: Cartas a una revista pornográfica viuda. Arrebato, 2009
Jesús Ordovás: Antonio Vega: Obras completas. EMI, 2009
Antonio Vega: ¿Y si pongo una palabra? Demipage, 2009
VV. AA.: EÑE 19: Los músicos escriben. La Fábrica. Madrid, 2009
VV. AA.: Viaje alrededor de Carlos Berlanga. Ayuntamiento de Valencia y
Comunidad de Madrid, 2009
61
Poesia y Rock
en Espana
Carlos Tena
Q
ue nadie me tilde de antipatriota si afirmo, de entra-
da, que el rock y la poesía, al menos en España (como
en Francia, Italia o Alemania), han sido temas tan
bien relacionados como la monarquía y yo mismo.
O sea, no habido en más de medio siglo una
mayor desconexión, salvando lógicas excepciones, entre esa
música asimilada a trancas y barrancas por la España de 1955
(bajo una dictadura tan inculta como aburrida, tan opresora
como violenta) y un arte literario con milenios de existencia,
cuya comunión depende de una construcción musical a la que
obligan rimas y acentos, además de la credibilidad del rapso-
da, o sea, del intérprete.
Triana Un encuentro, 1980.
ilustración Manuel Tabernero
En mi opinión, el rock no es toda aquella música en la que
intervienen bajo, guitarras, batería y teclados, sino una suma de
elementos en los que, además de una obra musicalmente digna,
haya ventanas al firmamento literario, radicalidad, compromiso y
crítica, dotes que se presuponen a una obra de arte, además de
virtudes que un creador no debe abandonar. Dada la situación
política arriba señalada, por la que España se sumió en un océano
de ignorancia, al haber escapado a tierras más tolerantes, volun-
taria o involuntariamente, una gran parte de quienes formaban en
la República las familias de la ciencia y el arte, el rock español de
los años cincuenta, sesenta y setenta no fue otra cosa que un páli-
do, aunque divertido remedo, de lo que se producía en el exterior.
Mejor no recordarlo.
Por tanto, resulta de todo punto imposible establecer una línea
exacta en la que situar a los rockeros, cuyos grupos han ido evo-
lucionando hacia el pop-rock, el hip hop, el ska, el reggae, el jazz-
rock o mil variantes como el hard, heavy, grunge, etc., y otra en la
que se sitúan las agrupaciones de pop en todas sus variantes. Esa
frontera parece abrirse repentinamente gracias al conato de liber-
tad que se vivió a comienzos de los años 80, cuando el personal
pudo disfrutar algunos pocos años del mayor de los espasmos
que nunca se habían producido en la sociedad española, de norte
a sur, de este a oeste, logrando que la propia Europa comenzara
a prestar atención a un fenómeno espontáneo, en el que convivie-
ron dibujantes, actores, actrices, modistas, diseñadores, modelos,
cocineros, burgueses, proletarios, fascistas y abertzales, hasta
que a finales de los ochenta el aburrimiento o la comodidad se
llevaron a la gran mayoría de sus protagonistas. El sistema sabe
cómo asimilar a sus disidentes. Quedó entonces establecida una
línea divisoria entre el rock de Atila, Barón Rojo, Coz, Leño, etc., el
rock radikal de Kortatu y Eskorbuto, el jazz rock de Iceberg o Blay
Tritono, el rock con raíces de Triana o Medina Azahara, el inocente
punk de las Vulpess y Siniestro Total, y las canciones surgidas en
los locales que protegían a los cachorros de la movida nacional,
encarnados en Mecano. Pero entonces ¿dónde metemos a Bur-
ning?
Es obvio señalar, que en ese confuso campo de acción, se fue-
ron estableciendo barreras de todo tipo, en un comprensible obje-
tivo por dejar meridianamente claro a sus adeptos el hecho de que
los hoy viejos rockeros no tenían nada que ver con el fenómeno
de la movida, ni de la canción protesta que ya había iniciado su
declive. Sin embargo, admitiremos que, gracias a esa batalla de
ideas poéticas por respirar el mismo aire del exterior, los rockeros
fueron tomando conciencia de que Bob Dylan no abandonó su láti-
63
Blay Tritono Clot 20, 1976. diseño Claret Serrahima
64
Moncho Alpuente y los Kwai Souvenir, 1980
65
la de Miguel Ríos y la de Serrat. El rock a Joaquín le cae como
un traje de Ágatha Ruiz de la Prada al bueno de Tonino Caro-
tone, y así lo demostró el de Úbeda en canciones mediocres
desde una óptica rockera seria (Pisa el acelerador, Pasándolo
bien, Eh, Sabina), a kilómetros de distancia de otras donde ha
demostrado con largueza la talla que posee como domador del
lenguaje castellano.
Con sinceridad absoluta, permítanme afirmar que en la ma-
yor parte del mundo rockero la poesía no sólo no ha interesado,
sino que en miles de casos la exigencia de la acentuación (en
castellano, el acento prosódico y el acento tonal coinciden,
aunque no son exactamente lo mismo), ya se diera en vocablos
agudos o llanos, esdrújulos o sobreesdrújulos, ha sido el des-
encadenante de una serie de atentados contra la propia gra-
mática, la música y no digamos contra la poesía, dado que los
autores de letras han preferido cometer pequeñas anomalías
(tropelías en casi todas las ocasiones) que los académicos de
la lengua tildarían de algo peor (dada la rijosidad y conserva-
durismo de su talante), con tal de que la melodía y el tempo no
sufrieran alteraciones graves.
Lamento desconocer a las probables hordas poético-
rockeras del siglo xxi, dado que desde 2003 a este año he
permanecido trabajando en Cuba en un Instituto de Música y
Poesía tradicional Iberoamericanas, por lo que no me atrevo
a citar nombres concretos. Estoy seguro de que mis colegas
participantes en esta continuación de la serie Rock y Poesía,
ofrecerán mil datos más que yo. Pido excusas por ese pequeño
silencio. Señalaré, no obstante, tres nombres a quienes consi-
dero imprescindibles: Eduardo Haro Ibars, Fernando Márquez
el Zurdo y Germán Coppini.
Un amigo cubano solía decirme que ser rockero en la isla
era como ser bongosero en Noruega, a lo que yo le respondí
con algo más satánico: «Ser músico en España y vivir de ello,
es tan extraño como ser torero en Alemania».
Y hoy añado: «Encontrar un poeta en el rock hispano es tan
habitual como hallar un programa de tv dedicado a la poesía…
¡Y al rock!, coño».
66
Poemas del Rock
tito muñoz
eduardo haro ibars
leopoldo maría panero
rafael álvarez merlo
ana rossetti
luis garcía montero
ilustraciones
Luna Kadima
De cuando estuve loco
68
Pecados más dulces
que un zapato de raso
No tenemos fe
al otro lado de esta vida
sólo espera el rock and roll
lo dice la calavera que hay entre mis manos
baila, baila el rock and roll
para el rock el tiempo y la vida son una miseria
el alcohol y el haschisch no dicen nada de la vida
sexo, drogas y rock and roll
el sol no brilla por el hombre,
lo mismo que el sexo y las drogas;
la muerte es la cuna del rock and roll.
Baila hasta que la muerte te llame
y diga suavemente entra
entra en el reino del rock and roll.
69
Homenaje a Leonard Cohen
Chico Wrangler
Ana Rossetti
70
Coplas a la muerte de su colega
(Fragmento)
71
Y recuerdo la culebra No dejó ningún tesoro,
de la vida, fría, inerte dos jeringas en el suelo
por su cara, sin sentido,
empapado de ginebra, su navaja en deterioro,
esperando que la muerte su gabán de terciopelo
lo besara. descosido.
Se lo llevó con desgana Pero estuvo en la ciudad
la canción de una ambulancia y acaudilló los suburbios
malherida, con la suerte,
las grúas de la mañana y habló de la libertad
recogieron su arrogancia, hasta ver los ojos turbios
ya sin vida. de la muerte.
72
Pau Riba
Frayazul ya ha vuelto en sí
y me ha dicho que hay pájaros
en el corazón de las manzanas
y que hay pececillos de colores
dentro de los limones
pero Fraynegro dice que no
que en las manzanas está el demonio
y que dentro de las clementinas
ora y mora Santa Antonia
FRAREPARESANTMARTÍ / / (de l’ordre dels Pares Edenistes / i prior del convent del Paradís Ocult) / /
Frareblau ja hi torna a ser / i m’ha dit que hi han ocells / dintre dels cors de les pomes / i que hi han
peixos de colors / dins de les llimones / però Frarenegre diu que no / que dins les pomes hi ha el dimo-
ni / i que dins les clementines / hi ora i mora Santa Antònia / / Frarepare, què haig de fer / Frarepare,
a qui haig de creure / Frarepare, com s’entén / pare, on és el camí recte / / Fraretronja diu: senyors /
dins les pomes hi han llavors / i he menjat mil mandarines / i he trobat sempre, pel seu gust / que són
exquisides / però Fraregroc diu: dins el cor / una poma hi té sang blava / i una tronja sang tronjada /
74
Fraypadresanmartín
¿qué debo hacer, a quién debo creer?
Frayviejohermanodeltiempo
¿cómo entenderlo, dónde puedo saberlo?
Hijomíoblanco te lo explicaré
pero no me creas ni una raya
si no escribo de tu color…
hay unos colores para cada cara:
en el corazón de las manzanas
hay inmensas catedrales
donde los santos despasan rosarios
y el diablo quema las cuentas
ebrio por el incienso de los frailes
en el corazón de las manzanas
es verdad que hay pájaros
yo los he visto y oído
cantar dulces melodías
y volar de noche y de día
en el corazón de las manzanas
hay el paraíso escondido
con naranjas y limones
y con todo lo que los ojos te muestran
desde donde estás hasta el infinito
diu: la fruita és com nosaltres / / Frareparesantmartí / què haig de fer i a qui he de creure / Frareve-
llgermadeltemps / com s’entén i on puc saber-ho / / / / / Fillmeublanc t’ho explicaré / però no em
creguis ni una ratlla / si no escric del teu color: / hi ha uns colors per cada cara / dintre dels cors de
les pomes / hi han immenses catedrals / on els sants desfan rosaris / i el dimoni crema els grans / ebri
per l’encens dels frares / dintre dels cors de les pomes / és veritat que hi han ocells / jo els he vist i els
he sentit / cantar dolces melodies / i volar de dia i nit / dintre dels cors de les pomes / hi ha amagat
el paradís / amb taronges i llimones / i amb tot el que els ulls et mostren / des d’on ets fins a l’infinit
75
la polaridad
JANA JUNA I OCELLALLUNA / / Jana Juna i Ocellalluna eren la mateixa noia / i el mateix vestit /
però Jana Juna de dia i Ocellalluna de nit / / Jana Juna era quieta i rosada / i sempre li agrada -
va de sortir / a buscar flors i a collir fruites al jardí / li agradava estirar-se i somriure / quan la
mà del sol li acariciava els pits / li agradava escandalitzar-se entre les herbes / quan li feien
pessigolles entre cames / i li agradava estar cansada per adormir-se / i fer-se petita per ser
estimada i acompanyada / i per despertar-se per fer l’amor / amb Ocellalluna abans de negra
nit / / Jana Juna i Ocellalluna eren la mateixa noia / i el mateix vestit / però Jana Juna de dia
76
Pájaraluna era oscura y salvaje
y siempre le gustaba oír
el extraño canto de los escasos pájaros nocturnos
le gustaba observar la luna
que la llenaba de sombras e inquietud
le gustaba escuchar cómo los gatos
imitan la voz de los muertos y de los recién nacidos
y le gustaban los motores de los perros angustiados
cuando se tocaba el cuerpo con unas manos de hielo
y le gustaba tener miedo para esconderse
y sentirse sola y desamparada para ser amada
y para darse prisa y hacer el amor
con Jana Juna antes del alba
i Ocellalluna de nit / / Ocellalluna era fosca i salvatge / i sempre li agradava de sentir / els
cants estranys dels pocs ocells nocturns / li agradava mirar-se la lluna / que l’omplia d’ombres
i d’inquietuds / li agradava escoltar com els gats / fan la veu dels morts i dels infants nou-
nats / i li agradaven els motors dels gossos angoixats / quan es tocava el cos amb unes mans
de glaç / i li agradava de tenir por per amagar-se / i sentir-se sola i desamparada per ser esti -
mada / i per afanyar-se per fer l’amor / amb la Jana Juna abans del dematí / / / / / Jana Juna
i Ocellalluna eren la mateixa noia / i el mateix vestit / però Jana Juna de dia i Ocellalluna de nit
77
la trinidad
RAQUELAMOR
RAQUELAMOR / (Raquel és l’actual reencarnació de l’amor / una petita fada lluminosa que em mirà
als ulls / i em convertí en un globus de paper / que s’enlairà en el cel / fins que el paper s’incen-
dià d’una ventada) / / tot començà per mi quan vaig trobar l’amor a la platja / a la fi d’un llarg
camí entre la sorra i els arbres / que creixien entre roques en un país de sargantanes / on només
la nit humitejava el meu eixut peregrinatge / / un dia de sol d’estiu en què jo no recordava el meu
nom / / estava nua alimentant un foc entre tres pedres blanques / i preparant llegums i arròs per
cent de nosaltres / pels vells i els nou-vinguts que veniem descalços / i per tots els que arribaven
volant pels camins de l’aire / / un dia de sol d’estiu en què jo no recordava el meu nom / / es deia
Raquel, Raquelamor / d’una mirada em retrobà el meu nom / amb un sol gest em va omplir l’ànima
de pau / amb un sol bes se m’endugué a través del mar / cap a les terres on l’amor és lluminós / on
78
Raquelamor tenía el cuerpo bonito y la piel dorada
tenía unos pechos pequeños con grandes pezones de sándalo
se bañaba todos los días en la luz de colores del alba
y conservaba los buenos colores hasta que se duchaba en el crepúsculo
els sorolls són de colors / gràcies Raquel, Raquelamor / / Raquelamor tenia el cos bonic i la pell
daurada / i tenia els pits petits i uns grans mugrons de sàndal / i es banyava cada dia en la llum de
colors de l’alba / conservant els bons colors fins que es dutxava en l’horabaixa / / se n’anà una nit
d’estiu en què jo ja recordava el meu nom / / només tenia dos vestits, l’un de matí, l’altre de tarda /
el dels matins era un vestit molt llarg d’ocella blanca / i el dels capvespres era un fosc i suau vestit
de gataparda / i en fer-se nit el foc i el fum la disfressaven de fada / / se n’anà una nit d’estiu en
què jo ja recordava el meu nom / / es deia Raquel, Raquelamor / d’una mirada em retrobà el meu
nom / amb un sol gest em va omplir l’ànima de pau / amb un sol bes se m’endugué a través del
mar / cap a les terres on l’amor és lluminós / on els sorolls són de colors / gràcies Raquel, Raque-
lamor / / (només quedà de mi un núvol de pols i cendra / confonent-se amb els núvols de la tarda)
79
los ciclos
SANT PERE DE LA FIGUERA / / si mai penseu gafar el camí del sanatori de la ment / veniu a mi: /
us ensenyaré com el sol sura molt aprop del vell hotel / com l’horabaixa es menja el fil dels vells
perfils / dels horitzons superposats / / perquè jo sóc el guardià del temps / vaig arribar ja fa
molts anys, molts més de cent / vaig arribar ja fa molts segles i molts segles / i sempre amén /
i ara el meu esperit flota entre els arbres / i tinc el cos ple de senyals / / si mai penseu gafar el
camí del sanatori de la ment / veniu a mi: / us ensenyaré com podeu fer cent mil camins exempts
de pau / com un nou pas a cada instant i amargament / s’enduu el record dels passos fets dar-
rera teu / / jo sóc Sant Pere de la figuera / i en una branca hi tinc les claus del cel / jo sóc Sant
80
y en una de las ramas están las llaves del cielo
transité cien mil caminos horizontales
pero el horizonte no me esperó ni solo un instante
siguió siempre quince días por delante
hasta que recibí un telegrama de oriente
diciendo solamente: «en el estanque verde y tranquilo
se ha abierto la flor del loto amarillo». AIR MAIL
Pere de sota els arbres / i en una de les branques hi han les claus del cel / vaig caminar cent mil
camins horitzontals / però l’horitzó no em va esperar ni un sol instant / va seguir sempre quinze
dies davant meu / fins que vaig rebre un telegrama d’orient / dient tant sols: «damunt l’estany verd
i tranquil / s’ha obert la flor del lotus groc» AIR MAIL / / / / / / / si mai penseu gafar el camí
del sanatori de la ment / veniu a mi: / en arribar assegueu el cul i no us canseu els peus / i us en-
senyaré com ho heu de fer per cavalcar / la ratlla blava que hi ha al fons de tot del mar / / perquè
jo sóc el guarda de l’espai / vaig arribar i l’únic camí és vertical / vaig arribar i m’acollí el vèrtex
sideral / que m’esperava / i ara el meu esperit flota entre els arbres / i tinc el cos ple de senyals
81
la naturaleza
MARE NEGRA I SEMPITERNA NIT / / mare negra i sempiterna nit / me n’enric del teu abric estrafolari i desco-
sit / me n’enric dels teus vestits estranys i desmodats / i dels teus encaixos i les calces a genoll / i dels teus
perfums d’herbolari / / però mare negra i sempiterna nit / deixa’m fer una cura de repòs contra el teu pit / i
pren-me entre els teus braços olorosos / deixa’m ser un instant un tros d’encens / dintre del gran temple de
les ànimes / / oh, mare negra i sempiterna nit / deixa que m’enfonsi, arruïnat i adolorit / en la teva enorme
panxa suau i encoixinada / deixa que m’instal. li en l’endolat i profund forat / del teu melic tan gros i ple
de palla / / ai, mare negra i sempiterna nit / deixa’m descansar dins el teu ventre introvertit / que, de fa
temps, l’extroversió del dia em cansa / gronxa’m una estona dins el buit intemporal / i murmura’m lletanies
de vellut / / mare negra, sempiterna nit / munta’m a cavall del teu misteri / fes-me galopar fins a les portes
de la por i / deixa que m’esperi a la vorera del teu món nocturn / fins que hi faci néixer el dia la teva llum
82
ay, madre negra y sempiterna noche
déjame descansar dentro de tu vientre introvertido
que, de hace tiempo, la extroversión del día me cansa
méceme un ratito en el vacío intemporal
murmurándome letanías de terciopelo
83
Sisa
Pero
el rock and roll
sE ve
como la Sombra
de un Invento
Americano
inédito
85
Pep Laguarda
Pep Laguarda & Tapinería Brossa d’ahir, 1976. ilustración Garri Campanillo
ART
inédito
87
Rodrigo García
inédito
89
Germán Coppini
inédito
91
Felipe Benítez Reyes
92
Ahí se inicia tal vez la definición de su destino, porque la
realidad —de la mano de la casualidad— dibuja ese tipo de
espirales imprevistas: un adolescente se pone a trabajar con
los productos del talento ajeno y acaba encontrando su voca-
ción y su talento propios, la aspiración a ser una de esas caras
estelares que aparecen en la carátula de esos discos que tiene
la misión de vender en su calidad de empleado diligente.
Se trata, en fin, de esos
caminos sinuosos que traza
el azar para llevarnos en línea
recta hacia nosotros mismos,
hacia quienes queremos ser,
tal vez hacia quienes somos
de manera irremediable.
Aquel empleado casi ado-
lescente, entre discos ajenos,
tuvo el sueño de un disco pro-
pio. Ya sabemos que la deriva
natural de la mayoría de los
sueños suele ser melancólica:
quedarse en tales sueños,
pero aquel sueño suyo ad-
quirió realidad afortunada al
poco de ser soñado: a sus 17
Miguel Ríos Al-Andalus, 1977. ilustración Michael Wray
años, Miguel Ríos graba su
primer ep.
El dependiente de la sección de discos de los grandes al-
macenes se ha transformado en Mike Ríos, mitad granadino y
mitad cosmopolita, mitad otro y mitad él, y sus promotores le
han otorgado la corona refulgente de «rey del twist».
A partir de ahí, el sueño se prolonga hasta hoy mismo.
En todo ese tiempo, a lo largo de varias décadas, Miguel
Ríos ha sido insobornablemente fiel al rock, a la carretera y al
escenario. Fiel a su sueño cumplido.
En un país y en una época de muchos uniformes y de
muchas sotanas, Miguel Ríos apostó por la vitalidad que
representaba el rock, por la capacidad mágica de la música
como antídoto contra la oscuridad del ambiente. A través de la
música, todos podíamos ser quienes quisiéramos ser, porque
la música —en su milagro— otorga libertades de identidad, y
la juventud que quería ser joven bajo una dictadura de ancia-
nos severos pudo encontrar en el rock, en la nueva música
popular, una vía abstracta de escape, y los jóvenes pudieron
ser jóvenes.
93
En 1969, a Miguel le llega el éxito de re-
sonancia internacional con su «Himno a la
alegría», al alimón con su colega Beethoven.
Porque se trataba de eso: de cantar a la alegría
desde la alegría. Porque se trataba de eso:
de entonar himnos que sirvieran de guía para
llegar a otro sitio, a otro paisaje social, a otro
territorio en que tuviese sentido que los hom-
bres volvieran a ser hermanos.
Miguel Ríos fue un heraldo de la moderni-
dad, y muchos de nosotros no podremos olvi-
dar nunca lo que supuso su disco en directo ti-
tulado, muy a la manera de la época, «Concier-
Miguel Ríos Rocanrol bumerang, 1980. tos de rock y amor», donde escuchábamos sus
ilustración Juanjo Díaz versiones hispánicas de canciones emblemáti-
cas como «Hound dog» o «El rock de la cárcel».
Eran tiempos de pantalones acampanados y
de camisas de bambula, tiempos de guateques
penumbrosos, con los primeros canutos y las
primeras novias, y tiempos de tocadiscos sóli-
dos como maquinaria militar, tiempos —tam-
bién— de grises que corrían tras las multitudes
que empezaban a decir «Ya basta».
Hoy, mucho tiempo después, Miguel Ríos si-
gue siendo una voz prodigiosa, el músico com-
prometido con su arte, comprometido consigo
mismo y comprometido con su tiempo. Miguel
Ríos es el músico generoso con los músicos. El
precursor clarividente de muchas tendencias.
Miguel Ríos Extraños en el escaparate, 1981.
ilustración Ángel G. Ortiz
El hombre en la carretera que sabe que las ce-
remonias más intensas de la intimidad pueden
llevarse a cabo en recintos abarrotados por
millares de personas.
Miguel Ríos, en fin, fue aquel casi adoles-
cente que entró en una tienda como vendedor
de discos y acabó siendo el emblema por anto-
nomasia del rock en nuestro país.
Gracias a él, que siempre es joven, se-
guimos siendo jóvenes en ese reducto de la
conciencia en que atesoramos la memoria más
esencial de nosotros mismos para no afantas-
marnos más de la cuenta en el fluir del tiempo.
Gracias a aquel muchacho que entró como
94
Miguel Ríos Como si fuera la primera vez, 1996. ilustración Lorenzo Saval
95
Miguel Ríos
La invitación me llegó por correo ordinario y el viaje ofrecía placeres
que sólo la mente puede alcanzar. Empecé a pensar en el equipaje
que utilizaría para tan singular travesía e inmediatamente, no sé
por qué, pensé en la música. Pronto abandoné la idea de hacer una
maleta convencional con la esperanza de que los demás pasajeros
me surtieran de todo lo necesario, material y espiritualmente, a
cambio de mis modestos servicios. Convencido de que nadie en la
tripulación pediría el puesto de disc jockey, me fui a mi exigua dis-
coteca y empecé a seleccionar el alimento sonoro con que amenizar
nuestro barco de papel.
Antes que nada, intenté imaginarme el pelaje del pasaje. Cono-
ciendo el gusto de la tripulación de nuestra nave, intuí que sería
variopinto y que habría que echar diversidad sonora en el fogón
musical, por lo que decidí ser ecléctico y poco sectario.
En primer lugar había que diseñar un día ideal en esta travesía
tan especial y adivinar los diferentes gustos de los viajeros, para
que en el caso de tener que pedir prestado un artículo, un poema o
un soneto, no me pusieran mala cara.
Intuí que no nos levantaríamos demasiado temprano, ya se sabe
que la gentes de las letras y de la farándula no somos muy madru-
gadores, por diferentes o idénticos motivos. Así que pensé que el
desayuno podrían servirlo de 9 a 10 y que la mejor música para esta
colación debería ser clásica, para que el tránsito de las sábanas a la
vida no resultara demasiado excesivo.
Desempolvé los éxitos de los últimos doscientos años y los metí
en la maleta. Mozart, Satie, Beethoven, Falla, Haendel, Vivaldi, Ra-
vel, Tchaikovski, Bach, Offenbach, Rossini, Verdi, Schubert, Brahms,
Mendelsson, Dvorak, Mahler y algún otro, que amenizarán los hue-
vos revueltos, el zumo de naranja y el primer café de la mañana.
En mi gimnasio me copiaron una cinta con lo último de lo mejor
de la música para acompañar los ejercicios aeróbicos: Acid Jazz, Hip
Hop, algo de Rock & Roll y algo de Dance music que sonará a medio
día en la cubierta de proa, junto a a la piscina, donde haremos una
tabla, sencilla y eficaz, para mantenemos en forma: mens sana in
corpore sano.
El almuerzo estará amenizado por la música de los mejores so-
listas y las grandes orquestas: Frank Sinatra, Duke ElIington, Quincy
Jones, Ella FitzgeraId, Tony Bennet, Benny Goodman, Louis Arms-
trong, Ray Charles, Harry Connick Jr, Nat King Cole, Count Basie…
Para aquellos que no quieran dormir la reparadora tradicional
siesta sonarán en el salón de lectura de abordo las relajantes y neu-
tras músicas de la nueva era, que tan bien mezclan con el café o el
té de sobremesa.
Para la media tarde seleccioné las mejores joyas de mi discoteca
de pop, rock y souI… Springsteen, Clapton, Beatles, Rolling Stones,
Ray Cooder, Eagles, Sting, Peter Gabriel, Aretha Franklin, Pearl
Jam, Otis Redding, Sam & Dave, Elvis, Ben E. King, Pink Floyd, Sam
Cooke, Dylan, Hendrix, Little Richard, James Brown, Beach Boys,
Doors, Green Day, B.B. King, Doobie Brothers, Randy Newman, Bob
Marley, J.J Cale, Joe Cocker, Neil Young, Gino Vannelli, Tina Turner,
Chuck Berry… la lista es interminable y muy ecléctica pero con estos
maestros sonando por todo el barco recuperaremos el pulso y áni-
mo, y será una manera muy eficaz de recuperar, también, el apetito
junto con el aperitivo antes de la cena.
Para la última comida del día llevaré discos de algunos de los
mejores músicos de jazz de todos los tiempos. Mientras la nave
navega por el mar del universo de Guttenberg y los pasajeros con-
sumen su ración de sopa de letras, los inmortales Charlie Parker,
Miles Davis, Billie Holiday, Chet Baker, Bill Evans, Sarah Vaughan,
Dizzy Gillespie, Jimmy Smith, Sony Rollins, Theloniuos Monk, John
Coltrane, Chick Corea, John MacLauglin, Stan Getz, Stanley Klarke,
Gary Burton, Gene Krupa tocarán sus mejores melodías a la luz de
las velas para amenizar la travesía.
La música será mi equipaje para este viaje a la imaginación.
Cuando deje el dique seco, echaré de menos los apasionantes tra-
bajos de muchos músicos de aquí y del otro lado del Atlántico, pero
hay que evitar los agravios comparativos entre compañeros.
97
El pop en la España de los sesenta
S A N T I C A R R I L LO
99
en aquella España las cosas no funcionaban así. Como
muestra de ello, lo acontecido en el I Festival de Ídolos
que se celebró el 19 de mayo de 1966 en el Palacio de los
Deportes de Madrid, patrocinado por El Corte Inglés, donde
actuaron Los Brincos, Los Bravos, Los Sírex, Los Mustang
y Los Relámpagos. Juntos casi todos los cabezas de cartel
de una escena que parecía en franca progresión, aquel
momento se convirtió en un acontecimiento de verdade-
ro relumbrón, con quince mil espectadores. En la revista
Fonorama escribieron: «Han caído los prejuicios contra
la juventud». Cierto a medias. Allí fue donde Pepe Palau,
locutor que presentaba el festival, dejó dicho para la poste-
ridad: «Ahora, cuando vengan Los Brincos, os pido que no
os mováis de vuestros sitios. Pensad que si armáis mucho
alboroto no tendréis más festivales y, cuando termine todo,
os vais tranquilamente a vuestras casas». Los celadores del
orden y los controladores de la moral dirigían una sociedad
escasamente permisiva donde pocas cosas se dejaban al
puro azar.
Y ahí también se incluía las adaptaciones de temas exi-
tosos al castellano, que habitualmente solían bajar la gra-
duación de la letra original. Véase el caso del «Downtown»
de Petula Clark, convertido en el «Chao Chao» de Gelu, y
donde la alienante soledad y el ruido de la gran ciudad se
transformaban en playa y amigos en el mar. Incluso Los
Salvajes, uno de los emblemas del rock de garage autóc-
tono y creadores de himnos generacionales de rebeldía
juvenil, que se especializaron en adaptar canciones de los
Rolling Stones, en la pieza más famosa de los británicos,
«(I Can’t Get No) Satisfaction», afirmaban sentirse única-
mente insatisfechos con las chicas, no con la información
y la publicidad que oían en la radio y veían en la televisión,
tal y como cantaba Mick Jagger.
La mayoría de los conjuntos, como se les llamaba enton-
ces, tenían puesto un ojo en los que se hacía fuera, ya fue-
se Inglaterra y Estados Unidos o, en menor escala, Francia e
Italia, países mediterráneos donde las voces solistas desta-
caban por encima de las bandas. Entonces, eran pocas las
propuestas españolas que ofrecían un producto moderno,
o actual, sin quedarse en meros destellos de copias forá-
neas. Por ejemplo, es sabido por todos que Los Brincos
nacieron como una estudiada imitación de The Beatles y
Los Relámpagos como una de The Shadows.
A pesar de ello, siempre hubo intentos de una cierta
100
«nacionalización» con sello distintivo, pero normalmente
debidos a ese empecinado carácter español que se reafir-
maba con el tópico tan recurrente de «Spain is different»,
generalmente utilizado como muestra de un orgullo basado
en la carencia de valores o en la reivindicación de unas
costumbres groseras o zafias. Ya a mediados de los sesen-
ta, muchos grupos aseguraban aventuradamente que no
tenían nada que envidiar a las bandas extranjeras. Y res-
pondían con temas que se sustentaban en pinceladas de
españolismo a ultranza, visible en títulos como «Zorongo
gitano» (Micky y Los Tonys), «Válgame la Macarena» (Los
Cheyenes) o «Dos cruces» (Los Relámpagos). Era tradición
de la época ser respetuoso con las esencias folclóricas
patrias, algo por otra parte bastante normal teniendo en
cuenta que los nutrientes básicos de la música que gene-
ralmente se oía en España eran la canción aflamencada y la
música latinoamericana en general.
El turismo europeo que empezaba a frecuentar la costa
mediterránea favoreció que muchos grupos pudiesen tocar
asiduamente en un circuito veraniego propicio a la fiesta.
Y allí combinaban éxitos de grupos internacionales con
muestras particulares de ritmos autóctonos versados en
la escuela del typical spanish que tanto ha perjudicado a
nuestra cultura. No deja de ser asombroso, o cuando me-
nos paradójico, que ahora se recupere en algunos ámbitos
ese legado casposo que reivindica lo cutre o lo gracioso
como elemento enriquecedor de ese freakismo cañí con
denominación de origen. Los Stop cantaron la lamentable
«El turista 1.999.999» y se quedaron tan anchos.
En 1959, el Dúo Dinámico, desde Barcelona, fueron las
primeras estrellas surgidas aquí, un poco a la usanza de los
Everly Brothers. Y Los Estudiantes, formados ya en 1957, fue
el primer conjunto oficial del rock español, en amistosa ri-
validad con Los Pekenikes, los dos desde Madrid. Son ellos,
y no otros, los verdaderos pioneros con entidad surgidos
en nuestro pop. Un asunto de productos absolutamente
desprovistos de contenido ideológico, en el que primaban
los aspectos estéticos copiados de fuera y el contenido
rítmico adaptado a nuestra idiosincrasia. Baladas o piezas
rock de estructuras elementales y con acompañamientos
limitados en creatividad y orquestación. Es en ese pop fácil
donde una parte de la juventud española se quería ver re-
presentada, a la búsqueda inconsciente de una inexistente
modernidad perdida.
101
La (mono)temática de las letras de las canciones, la
filosofía sentimental del amor y sus circunstancias, no
empezó a modificarse ligeramente hasta que, siguiendo la
influencia del hippismo internacional, el folk-rock y la psi-
codelia, aparecieron nuevos contenidos. Hasta entonces, la
pulida y despreocupada generación ye-yé sirvió de tránsito
entre los pioneros del rock español y ese hippismo tardío
que aquí cuajó en los setenta. Adaptación onomatopéyica
de los yeah-yeah utilizados en el mundo anglosajón como
muletillas en mil canciones, fue un término introducido
en España por la revista Fonorama en 1963 en un artículo
titulado «El ye-yé». Los risueños ye-yés vestían según una
adaptación particular de los atuendos mods, y mostraban
una imagen moderna pero respetable, apta para todos los
públicos, especialmente las chicas ye-yé, atrevidas pero
modositas. Aun así, siempre había voces preocupadas: «La
canción española actual sufre un lamentable colapso y es
nociva para la juventud de hoy. Incapaz ésta de dar patada
a toda aberración antilírica extranjerizante, no se preocupa
de mantener con bizarría el estilo nacional. Este tiene que
ser castizo y español, pero una terrible ola ye-yé, invocando
modernidad, lo convierte en feudatario de estilos extranje-
ros y le arrebata personalidad, por lo cual se impone salvar-
le de este lamentable peligro», clamaba Álvaro Retana en
1967 en su Historia de la Canción Española.
En cualquier caso, el pistoletazo de salida más o menos
oficial al rock en España habría que situarlo en el domingo
18 de noviembre de 1962, a las 11 de la mañana, cuando se
inició la primera sesión de los Festivales de Música Moder-
na del Circo Price, de Madrid, un hecho que curiosamente
coincidiría en el tiempo con las primeras grabaciones de
los Beatles. «Un espectáculo de juventud para los jóvenes
amantes de la música de nuestro tiempo», apostillaba la
coletilla que promocionaba el festival junto a las frases que
definían a cada artista en unos cartelones circenses idea-
dos para la ocasión: «Ontiveros, canciones y ritmos de hoy;
Dick y los Relámpagos, los electrónicos del ritmo; Eddy, un
aplaudido cantor filipino; Los Tonys, un-dos-tres-cuatro-cin-
co magos del rock; Los Pekenikes, ídolos de hoy, los aristó-
cratas del twist; y Los Cinco Estudiantes, el primer conjunto
de España, ¡sensacionales!». Incorporados tarde al progra-
ma, a todos ellos se les unieron los gibraltareños Diamond
Boys, grupo en el que figuraba Albert Hammond. Las entra-
das costaron 10, 15 y 20 pesetas. Y ésta fue la reacción de
102
la prensa: «¿Dónde vamos a parar? Los chicos se suben por
las paredes mientras les dejan, claro. Quieren más, siem-
pre quieren más, pero no hay nada que hacer. El espectá-
culo ha terminado. Otra vez será. Unas dos mil muchachos
salen tarareando “Speedy González” a tomar el aperitivo y
a comer, que por la tarde hay que ir al guateque y a bailar el
twist. Por hoy ya está bien, ya has tenido tu ración de twist,
chico. Los domingos por la mañana, ya sabes: puedes
gritar, chillar, silbar, patear, bailar, moverte. No pierdas la
oportunidad», escribió la revista Triunfo el 8 de diciembre
de 1962. Se sucedieron veinticuatro festivales quincenales
en el Price hasta principios de 1964, cuando por orden gu-
bernamental llegó su prohibición, una orden promovida por
una prensa, el diario Pueblo a la cabeza, que no cejó en su
empeño de atacar a asistentes y organizadores («algunos
grupos de jóvenes, envenenados por el ritmo a la salida del
concierto, cometieron desmanes y fechorías»), un empeño
espoleado por las propias autoridades.
Este era el trato que se le adjudicaba a la nueva música
pop, poco o nada respetada por las altas esferas. Maryní
Callejo, responsable de la dirección musical de Los Brincos,
escribió este texto para la contraportada del primer álbum
del grupo en 1964: «Son muchos los conjuntos que se dedi-
can al ye-yé, pero, por desgracia, muy pocos los que hacen
que este género sea música y no ruido electrónico, acompa-
ñado de movimientos distorsionantes. Salvo los conjuntos
vedettes, que cuidan al detalle el instrumental, repertorio,
montaje de canciones, etc., ¡cuántos hay indocumentados,
que rayan discos y discos de éstos hasta que logran malcol-
piarles! Para ser sincera, diré que al principio pensé que se
trataría de un conjunto más, pero cambié de opinión muy
favorablemente al escucharles. Realmente lo que tocan y
cantan está dentro de una perfecta armonía, no hay acor-
des raros, de los llamados de oído, todo ello se ajusta a
una correctísima técnica». Todo un selectivo elogio despre-
ciativo muy propio de la época, a la altura de la actitud de
la SGAE de entonces, que no reconocía como compositores
a los nuevos autores de canciones, a los que menospre-
ciaba calificándolos como «silbadores», rebajándoles los
porcentajes de sus ingresos económicos y avergonzándolos
con exámenes vejatorios.
Pero el movimiento era imparable. Y, como no podía ser
de otra manera, este acercamiento entusiasta de los nue-
vos grupos a lo que se hacía fuera de España topó con la
103
incomprensión y la desaprobación del mundo adulto, que
tildaba de chiquilladas y gamberradas esa actitud «des-
enfrenada». Por primera vez, y dentro de los cauces de lo
permisible en una dictadura, se producía una ruptura ge-
neracional más o menos evidente en la sociedad española
entre padres e hijos.
Aun así, no hay que olvidar que «los grupos tocaban en
circuitos pequeños donde había pandillas, mayormente
de pijos, y ante universitarios, que eran los que llenaban
el Price. El nacimiento del rock and roll en España fue un
fenómeno de gente de pelas», confesaban años después
Micky y Los Tonys en una entrevista. Y no es de extrañar si
nos fijamos en cómo definían al ye-yé en la revista Fonora-
ma: «El ye-yé es un niño mono, narciso hasta la médula que
sufre como un condenado cuando le sale un granito en la
nariz. Se exhibe siempre con muchachas, pero por simple
exhibición. Toma coca-cola o leche con granadina. Fuma
rubio emboquillado. Tiene coche sport o aspira a tenerlo».
Ese caldo de cultivo nacido de los hijos de familias acomo-
dadas generaba una actitud snob y muchas veces super-
ficial, más proclive al carácter imitativo, que no favoreció
que se ahondase en una profesionalización que permitiese
perdurar a muchos de los conjuntos surgidos en esos años,
que desaparecieron sin dejar rastro. En cualquier caso,
ese movimiento inicialmente estudiantil, con una mayor
capacidad económica para poder invertir en la compra de
instrumentos y amplificadores, se fue extendiendo paulati-
namente a otras capas de la sociedad, que se incorporaron
a la moda de formar conjuntos.
Y en un proceso de adecuación a los tiempos, también
el grafismo en las portadas de los discos españoles empe-
zó a transformarse y teñirse de colores vivos y trucos foto-
gráficos que adoptaban una nueva estética internacional,
entre letras ondulantes y extrañas combinaciones super-
puestas que remitían a la imperante corriente psicodélica.
Era 1966. Y no fue una opción reservada únicamente a las
propuestas más atrevidas, sino que se generalizó entre
cantantes y grupos de todo tipo. Fue una paradójica conce-
sión a la moda imperante donde, entre otros, destacaron
los diseños del cineasta Iván Zulueta para, por ejemplo,
Los Brincos. Zulueta también trabajó en el insólito progra-
ma de televisión «Último Grito», treinta minutos de estupor
anclados en el UHF (segundo canal de TVE inaugurado en
1966) primero los miércoles y después los martes por la
104
Los Brincos 1968. noche, dirigido por Pedro Olea y con José María Íñigo como presen-
ilustración Iván Zulueta tador, un campo de experimentación que ayudó a la normalización
de la cultura pop en nuestro país. Convertido en un programa de
culto, se emitió entre 1968 y 1970 y fue la continuación del precur-
sor y más popular «Escala en Hi-Fi», emitido los domingos a las
8.30 de la tarde, que triunfó entre 1961 y 1967 bajo la realización
de Fernando García de la Vega.
Pero la psicodelia en España siempre fue una escena menor,
asimilada como una mera moda en sus inicios. Y es que no hace
falta decir que en España el pop no adquirió las connotaciones
contraculturales que acompañaron su discurso y su disfrute en
otros países salvo para una élite, y a partir de 1967-68, cuando
la cultura underground imitó muchos de los aspectos que ya se
vivían en Europa y en EEUU. En Barcelona, más bulliciosa cultural-
mente, y puerta por donde entraban todas las modas y tendencias
105
europeas, existía espacio también para la canción protesta. Véase
el caso del trío folk Els 3 Tambors, adaptando salvajemente el
«Tombstone Blues» de Bob Dylan en su «Romanço del fill de ví-
dua», y haciéndolo con una feroz y divertida crítica a la burguesía
catalana según un poema de Pere Quart. Recordemos que, en
paralelo, la irrupción de la nova cançó dio alas a los cantautores,
creando un caldo de cultivo que se expandió por toda la penín-
sula. El éxito popular de Joan Manuel Serrat abonó el camino. El
catalán, que había debutado sobre un escenario en Barcelona en
1965, tardó dos años en presentarse en Madrid, circunstancia que
aprovechó para actuar también en el Gran Musical de la SER, don-
de cantó tres canciones acompañado por su guitarra. Y, sorpren-
dentemente, debió parar en una de ellas ante las risas de alguien
del público cuando empezó su emocionante «Cançó de bressol»
con «Por la mañana rocío, al mediodía calor», versos iniciales de
la jota aragonesa que abre la canción. «Es la primera vez que me
ocurre esto, y me extraña que precisamente me ocurra cuando
canto en castellano y en Castilla», dijo Serrat ante el micro. Se
hizo el silencio y pudo acabar la canción.
Este incidente ocurrió un año antes de su negativa a cantar
en Eurovisión, si no podía hacerlo en catalán, el «La, la, la» com-
puesto por el Dúo Dinámico. Quedaban diez días para el evento.
Manuel Fraga Iribarne, al frente del Ministerio de Información y
Turismo, improvisó una rápida solución. Obligó a que Massiel
volviese de Méjico, donde estaba de gira, para que se hiciese
cargo de la canción a toda prisa y la cantase en el festival. Le
salió perfecta la jugada. En la última votación, Alemania hizo
ganar a España en el mismísimo Londres: Massiel, 29 puntos;
Cliff Richard y su «Congratulations», 28. Se rompía así la acos-
tumbrada crítica institucionalizada hacia los jurados que desde
todas las tribunas españolas se lanzaba cada año. «Nos tienen
manía», se decía tan ricamente. Y se llegaba a escribir: «Estos
jurados invisibles, de nombres más o menos famosos, que se
pasan el festival fumando como chimeneas, bebiendo copiosa-
mente whisky o cocktails, y charlando como cotorras, no votarán
por una canción española aunque fuera buena». Massiel fue
recibida como una heroína, claro. Al año siguiente, el gobierno
español se volcó con la organización del festival en el Teatro
Real de Madrid, intentando mostrar un imagen abierta a ojos de
los europeos, que cada vez en mayor número venían a pasar sus
vacaciones a nuestro país. El «Vivo cantando» de Salomé repitió
un estratégico triunfo, esta vez en un increíble cuádruple empa-
te con la inglesa Lulu, la francesa Frida Boccara y la holandesa
Lennie Khur, quienes recibieron cuatro trofeos absolutamente
106
Juan y Junior Anduriña, 1968. Pablo Picasso Juan Pardo Ginés Liébana 1970
107
,
da . n
m ás ás azó
q u é lgo m si ó n o la r
os ra il u ntr
d , l a rg d e p o o m i n cu e
da tos mi ng e
l a e s cor a se o y te … No
e s e ll o e n c i aj fada
b g ab n
Ca nteli mi tr se e
a i co r o
L
bu
s rbe
Yo el ba d.
i
Y s a e da S
Es
l
L V AJE
A
SS
LO
A
CHICA SOÑAD
a so ñada
Eres mi chic
de miel
Tienes los ojos
in lda
ifa
Y hasta con m
quedan bien
Las piernas te
S
B RU N O LO M A
GO
AMA R s ROLL
AM O R m e da A N D i m e nsi ó n
r a m a r go t ú C K
Amo L RO e otr
ad
ma r S DE
Amor a piedad HIJO rafalario d ciedad que
a r go sin st so a n to
Amor a m Ser e ado de la es hace t
in ier
INÁMI
CO Ma rg o q u e q u
DÚO D s l
Hace de la libe
r ta d
s
Te ríe TAR
N E S
108 LO
NO COM
PRENDE
POR QU M OS
É NO SO
Es un pro M OS M
blema m ILLONA R OJO s
ío RIOS OJO PO ca jamá
Es un pro
blema m n o v u e lvas nun
No tene ío Vete y s
r un mil o vuelva
Y ser tan ló n Vete y n
feo ojo
Ojo por
MICKY or diente
Y LO S T
O NYS Diente p
OS
LO S P A S
NE SU FIN
TODO TIE la hora
e ya llega
Siento qu omento
u e d e n tr o d e un m
Q
s al fin.
Te alejará e miren
ie ro q u e tus ojos m
Qu es
pre recuerd
Y que siem SUEÑOS e quedó
e te di os sin mirar lo qu
El amor qu Huyo de mis sueñ
años atrás
M Ó D U LO S bras sin amor
Juventud de som
eño fatal
Tan sólo fue un su mi
vidar las calles de
Sólo pienso en ol , lo s su eñ os que
que dejé
ciudad, los amigos
imaginé
LO S ÁN GE LE S
109
EL ESPÍRITU DEL ROCK
José Antonio Ponferrada
En el principio
110
decirle a Melibea lo de «quince años tiene muy diferentes a los del viejo Fausto. Esto
mi amor»! Pero lo dicho: la Iglesia oficial en los primeros 60 no pasaba. ¡Por cierto!:
perdió a la juventud rockera y es dificilísimo eso de darse a los diablos no deja de ser
oír referencias cristianas, en la música que una manera de moverse sin salir de la órbita
poco a poco va llamándose rock, conforme cristiana, al modo del «no creo en la religión
avanzan los años 60… y hasta hoy. católica, que es la verdadera…», del chiste.
Lo que hizo la Iglesia (institución bastan- Por lo que debemos dejar constancia, aun-
te más vieja que el rock, y que precisamente que breve, de un inveterado interés por el
sobre una roca tiene asentado su poder espiritualismo oriental (que se refleja, por
terrenal) no carece de interés. Adaptó, para ejemplo, en el nombre de la catalana Com-
su uso en las remozadas misas de los 70, panya Eléctrica Dharma).
los éxitos provenientes de la feraz, aunque
díscola, imaginación juvenil; vertiendo la Rezaré
música del Blowin’ in the wind dylaniano
(1963) como la del Mamy blue de los espa- Es por todo lo que antecede por lo que la
ñoles Pop-Tops (1971), y tantos otros hasta letra del Rezaré del sevillano Silvio (F. Mel-
ahora, en letras nuevas más afines al culto. garejo en los créditos, junto a Pive Amador),
Con lo que se ponían las bases de lo que, nada menos que en 1988, resulta tan llama-
andando el tiempo, se convirtió desde Amé- tiva. Hela aquí, en mi trascripción literal:
rica en un género musical nuevo: el «rock
cristiano», que hasta hace poco sólo po- Rezaré ante ti/ porque eres Madre
díamos ver en tv, haciendo las delicias del Universal/ y ahora y siempre, / Amargura,
Ned Flanders de Los Simpsons (aunque «los te rezaré, te rezaré. / Tu Merced es mi
mejores grupos están con Satanás», Bart Estrella/ Patrocinio del mío existir, / e
Simpson dixit); y que ya es una realidad tu Regla eres norte/ del mío sur. / Yo ti
española, con el Padre Jony como represen- amo, ti amo tanto, / ¡oh! Esperanza del
tante más destacado. Amor, / Macarena de Triana, eres tú. /
Lo que hizo la grey juvenil, ya del todo (¡Viva España! ¡Viva Roma!)/ Rezaré, ante
desencantada tras la ola reaccionaria que ti, / Candelaria de mi oscuriá, / el Refugio
sucedió a la renovadora patrocinada por el de mi Angustia, / te rezaré, te rezaré. /
«Papa bueno» (Juan XXIII, † 1963), fue darse Rezaré, ante vos, / porque al Verbo diste
a los diablos. Quiere decirse que, con un Encarnación/ yo pronuncio tu Dulce
pistoletazo de salida que podemos situar Nombre, / de la O, de la O. / Yo ti amo, ti
en la influencia del Their Satanic Majesties amo tanto/ ¡oh! Esperanza del Amor, /
Request de los Rolling Stones (1967), el Macarena de Triana eres tú, eres tú. / Yo ti
rock, hijo rebelde por necesidad y natura- amo, ti amo tanto, ¡oh, oh!/ Madre de Oro
leza, inaugura esa actitud provocadora de Universal, / sevillano, siento tanto, / amor
simpatía por el diablo, de la que el «jevi», por ti, amor per te. / (¡Dentro! ¡Izquierda
es el más asiduo representante. Y que llega atrás!/ ¡Tós por igual! ¡Vamos!)
hasta ahorita, en los cantos de La oreja de
Van Gogh o de Amaral, que se «abrazaría Recuerdo la emoción de nuestro Sil-
al diablo sin dudar» o le «juraría al mismí- vio en el programa del Loco, mientras se
simo ángel negro» (en Muñeca de trapo y Te oía cantar Rezaré por el tocadiscos: se le
necesito, respectivamente) por motivos no caía, si no la baba, la ceniza del cigarro, y
111
no tenía cara para tanta sonrisa («es que cariño, cariño, quédate/ conmigo, oh
tenemos unas imagines…»). Silvio, viejo quédate/ conmigo, quédate conmigo,
rockero ye-yé donde los haya habido, que quédate conmigo.
en la gloria de los rockeros esté, al rezar a
sus quince vírgenes que se resumen en una, Recordaré al curioso lector algunos ver-
sacaba a pasear su antiguo marinerito con- sos de San Juan, en el poema citado: «En
tándonos una historia que empieza para el una noche oscura, / con ansias en amores
rock en 1961, con Stand by me, el hit de Ben inflamada, / (…) amada en el Amado trans-
E. King del que, con algunas alteraciones formada/ (…) quedeme y olvideme, / (…)
melódicas e instrumentales, toma la música dejando mi cuidado/ entre las azucenas
su Rezaré. Pero ¿y la letra? olvidado». Aquí «dejando mi cuidado» sig-
La poesía fue usada por nuestros mís- nifica «no tener temor» (el I wont be afraid
ticos del Siglo de Oro como vehículo para de don Ben E.); «quedarse» es la idea que
expresar, mediante imágenes aceptables a stand representa.
los sentidos, sus experiencias espirituales,
tan fuera de lo común. Símbolos como «la
noche», «la oscuridad», «la luz», «el amor»; La conexión italiana
en definitiva el «quedeme y olvideme», es-
tán ya, por ejemplo, en Noche oscura del Ese halo místico-simbólico, más o menos
alma, el ejemplar poema de Juan de Yepes inconsciente, quizá no ajeno al género
(Fontiveros, 1541; † Úbeda, 1591). De modo «spiritual» tan influyente en la música negra,
que, si bien se observa, el temazo de Ben ya lo habían notado otros rockeros latinos
E. King ya contenía, en potencia, todos los antes que Silvio. Adriano Celentano, en
elementos para ser interpretado (como el 1962, explicitó el sentido religioso latente
poema de San Juan de la Cruz) bien en el en el Stand by me, titulándolo Pregheró
sentido literal del amor humano, en el que (mire usted por dónde, Rezaré, si se traduce
la voz cantante se dirige a la persona ama- al castellano…). En 1977 Celentano reeditó
da; bien en el simbólico del amor divino, en su exitoso tema, atribuido en los créditos a
el que se manifiesta el amor a Dios. A gusto «King, Glick, Don Backy, Aberbach», en una
del consumidor. Véase, si no, esta traduc- versión larga para el baile, que empieza en
ción del conocido Stand by me: inglés (when the night…) para seguir en un
italiano caro a las travoltianas «discos» de
Cuando la noche esté fría/ y la tierra entonces. Allá va en mi traducción:
oscura, / y la luna sea la única/ luz que
veamos, / no tendré miedo./ No, no Rezaré por ti/ que tienes la noche en el
tendré miedo, / mientras tú estés/ corazón/ y si tú lo quisieras, creerías./ Yo
conmigo./ Así que cariño, cariño quédate/ sé por qué/ no tienes fe/ pero si quisieras,
conmigo, oh quédate/ conmigo, quédate creerías./ No debes odiar el sol/ porque
conmigo, quédate conmigo./ Si el cielo no puedes verlo, / pero existe (ahora
que está sobre nosotros/ se derrumbase brilla/ sobre nosotros)./ Escucha el
y cayera/ y las montañas se precipitasen/ silencio del castillo/ y míralo también…/
hacia el mar, / no lloraría, no lloraría/ y ya siento que, también tú, lo verás./ Él
no, no derramaría una lágrima/ mientras sabe que lo verás/ sólo con mis ojos/ y
tú estuvieses/ conmigo./ Así que el mundo recuperará su voz./ Yo te amo,
112
te amo, te amo,/ este es el primer signo/
que da tu fe en el Señor./ La fe es el más
bello regalo/ que el Señor nos da/ para
que lo veamos, y entonces/ tú verás, tú
verás, tú verás.
113
El Último de la Fila La rebelión de los hombres rana, 1995 diseño Estudi Canals
114
Un difícil entendimiento:
Canción de autor versus rock
ÁLVARO FEITO
R
ock, folk y canción de autor en España: todo un mundo.
No siempre bien avenido, no siempre condescendien-
te, no siempre creativo. Por momentos, cada uno de
esos pequeños universos musicales ha hecho la guerra por su
cuenta, y, de alguna forma, sigue haciéndola. Compartimentos
estancos en muchas ocasiones, salvo raras y muy saludables
excepciones, las grandezas y miserias de tales manifestacio-
nes artístico-populares se han saldado con y por una llamada
al individualismo feroz. Al fin y a la postre, estamos en un país
de iluminados y de parias, de genios y de mediocridades, de
luces y sombras toreras, llamadas a ensangrentar o a iluminar
el ruedo.
Miméticos como hemos sido/somos hasta la médula, los
patrones anglosajones han marcado nuestra hoja de ruta
sonora desde los años 60 del desarrollismo tardo-franquista
hasta los más recónditos pasajes nebulosos de la actualidad.
Siempre hemos copiado, admirado, succionado y envidiado
lo foráneo en materia musical. Por más que pregonásemos la
autarquía (cosa de dictaduras y dictadores, no se olvide), mirá-
bamos con reojo envidioso todo lo que llegaba de algún afuera
(tampoco de todos: el universo comunista era despreciado; el
115
116
Rolling Stones, por otro, hicieron posible el mi-
lagro. La canción de evasión y desprejuiciada
daba paso al sentido y a la sensibilidad social.
Desde Blowin’ in the wind hasta Like a Rolling
Stone, Bob Dylan recorrería él mismo un largo
camino, pero la suerte ya estaba echada. Del
Love me do y su yeah yeah yeah, al l can’t get
no satisfaction stoniano, la respuesta británica
estaba en marcha. En definitiva, y por más que
estuviesen Little Richard, Buddy Holly y Fats
Domino; las Marvelettes y los Temptations al
fondo, sin olvidar a Chuck Berry, los Four Tops y
Muddy Waters (todos ellos buques insignia del
Xavier Ribalta Modest Cuixart 1977
primer rock and roll, del blues y del soul), ese
trío de nombres gloriosos: Dylan, los Fab Four y
Stones fueron los primeros en fusionar poesía
y música popular, filosofía callejera (pero filo-
sofía al fín y al cabo) y estruendoso sonido de
pre-garaje.
Y en España, siguiendo el paso de la manera
que mejor se podía. Cuando no existían los
cantautores, algunos hicieron la función de
tales: Raimon, Paco Ibáñez, Francesc Pi de la
Serra, Ovidi Montllor. Poco después, algunos
otros genios saldrían a la luz: Lluis Llach, Beni-
to Lertxundi, Maria del Mar Bonet. Y el folk de
las (presuntas) autonomías: Milladoiro y Emilio
Cao en Galicia, Oskorri en Euzkadi, Aguaviva
Suburbano Luis Eduardo Aute 1979
madrileña, Jarcha andaluza, Al Tall valenciá. El
maestro Joaquín Díaz imponiendo su cátedra
tradicional en Valladolid, mientras el colectivo
Nuestro Pequeño Mundo ponía su pica en Flan-
des como primer grupo internacionalista espa-
ñol. Y los adelantados de la movida: conjuntos
entusiastas como Relámpagos, Pekenikes,
Brincos, Bravos, Estudiantes, Sírex, Mustang,
los Canarios de nuestro ahora boss de la SGAE,
Teddy Bautista, etecé, etecé… Y sobre todo, y
por encima de todos, el más rockero de los
primeros escritores, el más escritor de los pri-
meros rockeros españoles: el granadino Miguel
(Mike) Ríos. Sin olvidar las buenas esencias
del gran rock andaluz de la época: Triana, so-
Agustí Fernández Miquel Barceló 1987 bre todo, y después Smash, Gualberto García
117
Aguaviva La casa de San
Jamás, 1972. ilustración
y su insólito sitar, Imán Califato Independiente, Medina Azahara
Luis Gómez Escolar y otros. La sombra del indomable productor todoterreno Gonzalo
García Pelayo (creador de la serie discográfica Gong) era alargada
y benéfica.
Fueron los primeros intentos serios y conscientes de unir can-
ción más o menos de autor (aunque este fuese desconocido o
anónimo, síntoma inequívoco de música tradicional), y sonidos
de la ciudad, tal como un incipiente Charlie Gillete comenzaba a
expandir a los cuatro puntos radiofónicos europeos. Dicho sea de
paso, fue el primer dee jay de la historia que merezca la pena de
ser citado, con permiso del admirable pionero Alan Freed.
Pero pronto los caminos se disociaron, en la colonizada piel de
toro. Surgieron los verdaderos cantautores (Hilario Camacho, Luis
Eduardo Aute, Carlos Cano, Joan Manuel Serrat, por no citar los
más endebles Juan y Junior, Bibiano y Benedicto o Patxi Andión),
mientras que el mundillo del folk y del rock se enrocaban en sí
mismos. Casi núnca más quiso saber nada el uno del otro. Hicie-
ron la guerra por su cuenta, ambos ramales sonoros, ignorándose
y despreciándose mutuamente.
Mientras en el marchito Imperio Británico, el folk-rock deslum-
braba, ensamblando tradición y modernidad con maestría (Fair-
port Convention, Steeleye Span, Incredible String Band, Tannahill
Weavers, Battlefield Band), y en United States trescuartos de lo
mismo (The Byrds, The Band, The Turtles, Beach Boys, Jefferson
Airplane, el propio Bob Dylan por su puesto), aquí en nuestro solar
se perdía el tren de la historia. El rock no quiso saber nada del
folk, y viceversa.
Siguiendo los ineludibles pasos de su maestro Bob Dylan, fue
118
Joaquín Sabina quien mejor entendió el mensa-
je. Sin ser un apasionado de su obra seguidista
y excesivamente cheli, reconozco que Sabina es
el cantautor rock hispánico por excelencia. Ha-
brá un antes y un después de él en la pequeña
mirilla del ruedo ibérico, del mismo modo que
habrá un before and after de Bob Dylan en la
cosmogonía cantautoril planetaria.
Siguen las puertas abiertas en España.
Sigue la revolución pendiente. Sigue el enten-
dimiento siendo posible. Pero hay que arrimar
más el hombro. Hay que arriesgarse más. Hay
Acetre Canto de Gamusinos, 1999.
que hacer mejor poesía. Hay que hacer mejo-
ilustración César Cintas
res canciones. Hay que amar más las propias
músicas y los ritmos tradicionales para poder
llegar a hacer algo con ellas que merezca la
pena, a la altura del siglo xxi. Vamos con dece-
nios de retraso. Los pocos intentos realizados
en las últimas décadas dejan el resquicio a la
esperanza: Luis Delgado y sus músicas calladas,
Luis Paniagua y su espíritu zen orientalista, Elí-
seo Parra y su rigor semi-purista; La Musgaña,
La Jambre, Acetre, Gose y la Bruja Gata como
únicas alternativas a una salida digna del folk.
El rock todavía queda lejos: tampoco hace falta
llegar a él a estas alturas del partido, cuando
el concepto y la plasmación ya están más que
La Jambre Las Lunas de Astarté, 2008.
ajados. Existen otras muchas playas atractivas
ilustración Miguel Romero
en las que desembarcar y disfrutar.
Tres cuartas partes de lo mismo digamos del
universo pop-rockero. ¿Cuándo van a dejar de
mirar el ombligo propio, para mirar en el ajeno?
Mecano ha sido sin duda la gran realidad blan-
ca del pop peninsular. A su lado orejas pictó-
ricas palidecen con rubor. Secretos, Rosendo,
Tequila, Amaral, Rosana, Itoiz, El Último de la
Fila, Pedro Guerra, Luis Pastor, Pablo Guerrero
han aportado importantes granitos de arena.
Pero, a la altura de 2010, el panorama general
parece bastante desalentador. Los mejores
siguen siendo los clásicos, los consagrados, los
irrepetibles: ponga usted los nombres.
Canción de autor versus rock en España:
Cuarenta, cincuenta años de desencuentro. Gose 2007. diseño Juanma Aramendi
119
VAINICA DOBLE
Aureliano Sáinz
La trayectoria de Carmen Santonja y de Gloria Van Aerssen, Vainica
Doble, es verdaderamente singular en el panorama musical español
en el último tercio del siglo pasado, pues sus inicios se remontan
allá por la década de los sesenta para cerrar su trabajo en el 2000,
cuando editan su último disco: En familia, año en el que, tristemente,
Carmen se despide de nosotros, no sin antes habernos dejado en he-
rencia un conjunto de inolvidables canciones que son fuente de inspi-
ración de aquellos músicos y grupos que comenzaron a descubrirlas
en la década siguiente, en los setenta, pero que ha continuado hasta
los más recientes, dentro de lo que ahora se denomina escena indie.
Y cuando he dicho lo de singular no lo digo como un adjetivo que
les atribuyo en un intento de embellecer su obra o de reforzar mi
incondicional admiración a dos mujeres que fortuitamente descubrí
cuando casualmente me tropecé con su primer larga duración de vini-
lo; admiración que continúa más allá de su largo tiempo de creación
musical, que, como he manifestado con ese guarismo que representa
la entrada en otro milenio.
Y la singularidad de Vainica Doble se da por distintas razones. Así,
cuando ven la luz sus primeros discos —el single que contiene «Un
metro cuadrado» y su primer lp— ya han rebasado ampliamente los
treinta años, por lo que no son dos jovencitas que salen a la escena
con el deseo de «comerse el mundo», sino que son dos mujeres con
los pies en la tierra; es más, Gloria ya es madre, por lo que se alejan
de esa imagen fácil de promoción de nuevos talentos a descubrir por
el público. A lo largo de los muchos años de actividad, no se dedica-
ron «profesionalmente» a la música, en el sentido de entrar de forma
abierta en esta industria con todo lo que ello implica (actuaciones,
promociones, marketing, ruedas de prensa…); cierto que la música
formó parte fundamental de sus vidas, pero integrada y ensamblada
en todo lo que formaba su mundo. Este modo de enfocar su actividad
creativa musical chocaba con los intereses comerciales de las compa-
ñías en las que publicaron, por lo que sus cambios de sellos fueron
constantes: Ópalo, Ariola, Movieplay, CFE, Nuevos Medios, Mercury,
Elefant. Su «anarquismo vital» lo trasladaban a lo musical, porque
ellas no se dividían, como es habitual, en la imagen pública que hay
que ofrecer y la vida privada, que hay celosamente que ocultar. Esta
postura dio origen a una obra sorprendentemente original, de gran
riqueza creativa y variedad temática, por lo que creo que es difícil
encontrar un paralelismo en la música popular de nuestro país.
En pro de lo que he manifestado, quiero traer aquí las palabras
que José Manuel Caballero Bonald dijera acerca de Vainica Doble,
y que aparecieron en el libro de Fernando Márquez (Vainica Doble,
Ediciones Júcar, serie Los Juglares, 1983, pp. 91-92): «Nadie canta ya
como lo hacen las Vainica Doble. Nadie cantaba hace diez años con la
121
frescura de intenciones y la ternura crítica publicado sobre ellas) rinde un homenaje
con que ellas lo hacían. En realidad son de admiración a Carmen y Gloria cuando las
unas canciones muy simples y a la vez muy descubre a partir de su segundo larga dura-
complicadas. Son unas canciones ingenuas, ción: Heliotropo.
torpes, amables, despiadadas, melancó- La influencia de Vainica Doble se ex-
licas, conmovedoras, infantiles, maduras, tendería por gente tan dispar como Carlos
perversas, meticulosas, anárquicas». Berlanga (conocido como solista, o como
Y todo esto lo decía Caballero Bonald miembro de Kaka de Luxe, Pegamoides o
antes de que apareciera ese doble disco Dinarama), Jaume Sisa, Emilio Cao, Luz Ca-
llamado Taquicardia, que, sin lugar a du- sal o Paco Clavel. También incidiría en gru-
das, es de lo mejor que ha aparecido en la pos como Asfalto o Suburbano, o más cerca
escena musical española, desde aquella a nuestros días como son los enclavados en
lejana década de los sesenta, en la que el rock indie, de los que cabría citar a Los
despuntaron los primeros grupos de rock Planetas, Pauline en la playa, Nosoträsh o
en nuestra geografía, hasta las fechas re- La Monja Enana.
cientes. Bucear en él al cabo de los años es Para los que hace cuatro décadas nos
entrar en un mundo de una riqueza y de una maravillamos con esas canciones cargadas
madurez sorprendentes. de ingenuidad y ternura no deja de emocio-
narnos ver ahora a Los Planetas (antes lo
Sus influencias harían Jaume Sisa y Suburbano) recuperar y
poner al día esa canción primigenia de las
Hay una expresión muy común en el ámbito Vainica Doble como es «Un metro cuadra-
periodístico que personalmente detesto. do», en la que se nos dice:
Ésta es: «de culto», que se suele aplicar a
ciertos autores o grupos, sea en el ámbito Un metro cuadrado de tierra es bastante
del cine o de la música, cuando son se- / un metro cuadrado / con tapia de piedra
guidos por un reducido y selecto grupo de todo él rodeado / Que la gente sepa que
incondicionales. Yo no creo que Carmen y todo es mío / y nadie se atreva a entrar
Gloria buscaran ser minoritarias; posible- sin permiso / y dentro un manzano / o
mente, les hubiera gustado que sus cancio- tal vez una parra / Para refugiarme en su
nes llegaran al mayor número posible de sombra un verano / […] / Sobre mi cabeza
gente, pero, eso sí, sin tener que someterse se ve el cielo mío / todo el cielo propio /
«al marketing y al stablishment», según y poder mirarlo sin pedir permiso / con
ellas viles estructuras, tal como nos canta- un telescopio / y bajo mis pies un metro
ban en esa entrañable canción titulada Ay, cuadrado / de mi propia tierra / hasta el
quién fuera a Hawai. fondo adentrado / para que me entierren
Sin embargo, y a pesar de la obstinada bajo la maleza / junto a mi guitarra / de
defensa de sus propios criterios artísticos pie o de cabeza
(solamente rebajada en Carbono 14), no
pasaron desapercibidas. El primero que lo Ya en esta canción, cargada de fuerte
manifestaría públicamente sería Fernando intimismo, se descubre una de las constan-
Márquez, cantante y letrista de Kaka de tes que aparecen a lo largo de las canciones
Luxe, Paraíso y, posteriormente, La Mode. de Vainica Doble: el amor incondicional por
En su libro dedicado a Vainica Doble (único la naturaleza, que manifestarán como oda
122
Vainica Doble o elegía, como admiración o como denuncia de los atropellos que
Contracorriente, 1976. se cometen contra ella, y eso en años en los que no se sabía nada
ilustración Iván Zulueta
de la palabra ecología.
123
el que asomaban múltiples y pequeñitos rostros contemplando a
los primeros. Sobreimpreso al recortable se mostraba el nombre
de Vainica Doble.
Puesto que el dibujo y el incipiente diseño gráfico configura-
ban otra de mis aficiones, muy relacionada con los estudios que
llevaba a cabo, me hizo gracia esta portada, pues iba a contraco-
rriente de los enfoques vanguardistas que por entonces se utili-
zaban. Pero lo cierto es que la carátula realizada por Iván Zulueta,
posteriormente conocido en su faceta de director de cine, expre-
saba visualmente muy bien lo que Carmen Santonja y Gloria Van
124
Vainica Doble El eslabón Aerssen habían plasmado en su interior. Años más tarde, otra vez
perdido, 1980. ilustración Iván Zulueta diseñaría las portadas de su tercero (Contracorriente)
Iván Zulueta
y cuarto disco (El eslabón perdido).
Recuerdo que en aquel momento sólo las conocía por haber-
las escuchado en la radio con la canción «Un metro cuadrado».
Puesto que no sabía más de este dúo, y dado que era un lp que
llevaba por título el nombre del grupo, interpreté que éste era su
primer disco de larga duración. Ojeé por la parte de atrás, pero
no se encontraba la única canción que yo conocía. A pesar de no
tener ninguna noticia de las doce canciones que allí aparecían,
125
me animé a comprar el disco. Esta decisión En muchas ocasiones que camino solo por
fue totalmente acertada: no sólo adquiría la calle, descubro que la voy silbando bajo,
lo que con el tiempo se convertiría en una como si fuera la huella imborrable que han
rareza musical de coleccionistas, sino que dejado en mí Vainica Doble.
con él se inició una devoción por Vainica
Doble que no perdí a lo largo de las tres Sus trabajos: Primer periodo
largas décadas en las que se extiende su
labor creativa. La actividad creativa de Carmen y Gloria se
Y si hablo de devoción no quiero dejar encuentra repartida en su producción dis-
de traer el texto de la canción «Habanera cográfica y sus trabajos para la televisión y
del primer amor», de su segundo disco, He- el cine.
liotropo, que un año después me hechizó Destinados a la televisión fueron la sin-
desde el primer momento que la escuché y tonía y las canciones para la serie Fábulas,
por la que siento una especial predilección: dirigida por Jaime de Armiñán; la sintonías
de Tres eran tres, Suspiros de España, Jun-
Al año nos conocimos / haciendo flanes cal, Con las manos en la masa…; y para el
de arena / bien pronto nos descubrimos cine, la banda sonora de Furtivos.
/ tú eres nene y yo era nena / En el Para los que las hemos seguido a lo largo
verano segundo / escapamos de la de los años, contamos con ocho lp que du-
yaya / siguiendo a una cucaracha / y rante tres décadas nos hicieron llegar, junto
descubrimos que el mundo no era sólo al inicial single y un par de discos que reco-
nuestra casa / Tiempo de sol / zapatitos pilaban su producción en televisión o sus
de charol / tiempo de luz / yo de rosa y actuaciones para Radio Nacional de España.
tú de azul / Tiempo de sol / capotitos de Desde el punto de vista temático, hay
almidón / tiempo de luz / yo de rosa y tú un hilo que enlaza sus primeros cinco dis-
de azul / En un verano de estío al cabo cos: Vainica Doble (1971), Heliotropo (1972),
de alguno años / descubrimos el suspiro Contracorriente (1976), El eslabón perdido
/ con un sentimiento extraño / Piedras y (1980) y El tigre del Guadarrama (1981). Es
árboles del río / todavía están grabados / lo que yo denomino el primer periodo de
por nuestras manos de niños / corazones Vainica Doble, correspondiente a los años
dibujados / con tu nombre y con el mío setenta y comienzo de los ochenta.
/ dos corazones flechados / del primer Si tuviera que destacar algo, aparte de
amor herido / Inclemente impertinente su inmersión en el mundo de la infancia,
/ hizo el tiempo su labor / nunca dura comenzaría por la clara identificación de
cosa buena / descubrimos de repente / Vainica Doble con la naturaleza y todo lo
con sentimiento y con pena / se deshizo que gira alrededor de ella. Podríamos con-
nuestro amor / como los flanes de arena siderarlas claramente unas pioneras de la
ecología en el panorama musical español,
Ya con esta canción no me cupo la menor cuando esa palabra era prácticamente des-
duda: el flechazo por las Vainica se trans- conocida para la mayoría de la gente. Tome-
formaba en fascinación, por lo que pasaban mos dos ejemplos:
a formar parte de esos grupos a los que De «Escrito con sal y brea» (El esla-
admiraba. Tanto es así que «Habanera del bón perdido):
primer amor» siempre me ha acompañado.
126
Vainica Doble Vainica
Doble, 1971. ilustración El mar se está muriendo y arroja piedras / se descomponen
Iván Zulueta sus aguas negras / escupe espumarajos amarillentos / algas
podridas y peces muertos / lanza un suspiro profundo / ola
gigante que todo asola y convierte en sal / se muere el mar se
acaba el mundo / […]
127
Vainica Doble ilustración Javier Aramburu
nera del primer amor», con mirada tierna y su trabajo se manifiesta en esa reivindica-
desencantada, Carmen y Gloria manifiestan ción de los personajes anónimos, aquellos
la primera decepción, esa gran desilusión cuyas pequeñas vidas pasan desaperci-
que da lugar a la quiebra de la inocencia bidas a la mirada de la gente. Esto puede
que acompaña la infancia. Y si de infancia verse ya desde el primero de sus discos, del
hablamos, también hay que defenderla que tomamos «Fulgencio Pimentel» (Vainica
de quienes se empeñan en destruirla con Doble), hasta «Don Marcial» (En familia),
miedos y futuras amenazas. Es lo que ellas perteneciente a su último trabajo:
hacen en «Que no» (Contracorriente):
Pobre Fulgencio solo está / por su
Todo niño es un lucero / que no un comercio viene y va / su clientela se
muñeco de cartón / no quiero / que lo marchó / un caramelo nunca dio / diez
recorten en cueros / los vistan por un céntimos jamás perdonó / el peso
patrón / Troncos firmes de árbol tierno / siempre escatimó / Descolorido está el
pobre combustible para el infierno / No cartel / de Ultramarinos Pimentel / […]
no / a don Pedro Botero y su tenedor /
que no / al hombre del saco y al confesor Están sonando las seis / don Marcial se
/ No se entrega un niño al buitre / ni se pone en pie / porque es un señor muy
fosiliza ante el pupitre / que no / al chacal puntual / y su esposa doña Leonor es
al buitre al depredador / […] igual / Ya le ha preparado su desayuno
frugal / descafeinado sin leche ni azúcar
La ternura que despliegan a lo largo de / tostada integral / sin sal / Luego Don
128
Marcial se encamina / pasitos de jilguero apresurado / a la
oficina / Ha de ser el primero en llegar / es el encargado de
abrir y cerrar […]
Y tenía que bordar Mari Luz / punto de cruz / en hilo azul / […]
/ Y sus padres la querían casar / con un brillante ingeniero
industrial / […] / Y ella soñaba con Supermán / y con Tarzán /
con Peter Pan…
129
Y ellas no se equivocaron: todos esos nombres que citan
han quedado impresos en la historia del rock con letras de oro.
Por otro lado, no conozco a nadie en este país que reivindicara
a Frank Zappa y su grupo The Mothers of Invention; Vainica
Doble sí lo hacía.
Segundo periodo
130
A modo de colofón
Yo le imagino / llegando a casa / saluda al
buen vecino / que cuida el jardín / y de un salto Mientras repasaba y seleccionaba las
felino / el seto traspasa / y en plan clandestino canciones que iba a incluir en este bre-
/ me busca me asusta / me abraza por fin / ve trabajo, la música de cada una de
Pierdo el resuello / ante su amor salvaje / me ellas sonaba en mi mente. Son muchos
cuelgo del cuello / y mil besos de miel / me años escuchando a Vainica Doble, por
abrasan y subyugan / sus manos arrugan mi lo que me resulta un poco extraño ver
traje de casa / y las mías dejan huellas de las letras como textos no musicados.
grasa / en su piel / […] De igual modo, todos los recuerdos y
vivencias que tienen alguna relación
De «Sígueme» (Taquicardia): con sus obras, fueran por las fechas en
que escuchaba sus canciones o porque
Sígueme por el camino / difícil y tortuoso / hay un hecho que los relaciona, han
que marca mi destino / Vente por el laberinto vuelto a renacer en los días en los que
/ intrincado y misterioso / donde nos lleve he estado haciendo acopio de material
el instinto/ […] / Junto vamos a hacer / de la para confeccionar estas páginas. Si
desdicha suerte / y juntos estaremos / hasta la tuviera que quedarme con uno de ellos,
muerte sin lugar a dudas sería aquel día de
diciembre de comienzo de los ochenta
De «Dame tu amor» (Lo eres todo) (Carbo- cuando a Carmen y a Gloria las conocí
no 14): con ocasión de un concierto que se
celebraría en el Teatro Garnelo de Mon-
Tú eres mi ceguera / mi sarampión / eres mi tilla, en Córdoba. Fue para mí un placer
existencia entera / mi eterna pasión / eres mi presentarlas públicamente en una de
libertad / y mi prisión / eres mi sola ambición las escasas actuaciones en directo que
/ Eres mi quimera / mi confusión / creces como realizaron, pues, para mi sorpresa, Glo-
enredadera / en mi corazón / eres mi fuerza / ria me confesaría que le daban pánico
mi respiración / eres mi gran obsesión / […] las actuaciones en directo.
Ahora, Carmen ya no está con noso-
De «Dices que soy» (En familia): tros: falleció al poco tiempo de dejar
acabado En familia. Gloria no volvió a
Dices que soy / irracional / inútil utilizar el nombre Vainica Doble, pues
inconsecuente / cuéntaselo a la gente / pero faltaba su «amiga del alma». No obs-
no me digas más / que te vas / Dicen que tante, han dejado escritas unas im-
vivo / en un mundo irreal / de fantasía y borrables páginas, nos han legado un
quimera / que digan lo que quieran / yo vivo conjunto de canciones que, los que las
a mi manera / […] / Yo sólo soy / una mujer / hemos admirado, los que las hemos
romántica impenitente / si te parezco ausente querido, las llevamos dentro y caminan
/ es porque no consigo / dejar de soñar / que con nosotros allá donde vayamos.
vives conmigo / aunque eso es evidente / estás
enfrente / y sueño contigo
131
Ketama Ketama, 1985. ilustración Ceesepe
AZOGUES DE ESPEJOS
(LA POESÍA EN EL FLAMENCO-ROCK)
LUIS CLEMENTE
134
de La Fura dels Baus, Ombra, con música grabada por Miki Espuma
junto a lustrosos colaboradores. Como molde ha quedado La leyenda
del tiempo de Camarón, donde la idea era, según Kiko Veneno —allí
calzó el himno«Volando voy»—, que cogieses por donde cogieses la
obra poética de Lorca se podía traspasar al flamenco. Se ha musica-
do a Juan Ramón Jiménez, incluso a Pessoa (hay un elepé entero de
Vicente Soto), algo sorprendente en las últimas décadas del estilo,
donde destaca la gran actividad adaptadora de Enrique Morente, que
largamente recoge de San Juan de la Cruz a Jorge Guillén, estando uno
de sus últimos y más delicados discos basado en un poema de León
Felipe sobre el «mecanismo perfecto y perpetuo de un reloj».
135
de Miquel Martí i Pol, como paréntesis donde se trastabillan palabras.
San José de Arimatea, sin ningún callo que le avisara de tormenta, es
un portento de personaje que se junta con la muchachita que siempre
iba descalza por la arenita y los delincuentes, que a veces comen
en frío y otras en caliente; en una esquina del disco brota «Aparta
el corazón de las mangueras», siete minutos de letras desquiciadas,
reguero de escritura automática («Contabilizamos las corrientes de
aire…»). Kiko es por otro lado autor de un ramal de canciones infanti-
les, como «Pata Palo», el pirata malo y patanegrero que «come pulpo
crudo y bebe agua del mar», o «Salta la rana» («Brilla la luna, por la
ventana, una aceituna eres tú»), una de las viñetas de tibia ternura
y calado popular reunidas en Échate un cantecito; el litigio por la au-
toría de la canción «Echo de menos», antes publicada por Martirio,
provocó el cisma entre Kiko Veneno y Chico Ocaña, quienes editaron
pero no llegaron a sacar a la venta un libro donde juntos ponían letras
a muchos palos diferentes. Lo titularon ‘Cantes inoxidables de nues-
tra tierra’.
PATA NEGRA CONECTÓ CON ESPÍRITU VENENOSO el chiste («Un niño le pre-
guntaba a su mamá…») y letras rancias («la tortolita en mi mano»,
clásica levantica), mientras que sus aristas bordes («En la calle princi-
pal / hay toda clase de ciegos / unos que venden cupones / y otros se
arrascan los güevos») llegó a tener alguna concesión, como el cambio
en la letra de Paco Ortega de ‘El Tardón’: al original «me meten cuatro
hostias / y pa dentro, pal furgón», sustituyen por «me piden los pa-
peles y…». Utilizan a Miguel Hernández, a García Lorca y, a partir de
‘Blues de la Frontera», al poeta extremeño Carlos Lencero, cuya lírica
perfila muchos dibujos sonoros de los hermanos Amador: «Si quieres
una ola / yo te la traigo / pero si tú prometes / estarme esperando».
El último tema del último disco de Pata Negra adapta un escalofrian-
te soneto de Fernando Merlo —sin acreditar— que comienza: «Estos
cauces que ves amoratados / y de amarillo cieno revestidos / eran la
flor azul de los sentidos / que hoy descubre sus pétalos ajados». Una
de las letras más fuertes que registraron fue ‘Anónimo jerezano’ («Lle-
váis en vuestra corte de adulones / putas, tortilleras y maricones…»),
en el mismo disco se incluyen las ‘Bulerías de Juan el Camas’; allí
el cantaor-gurú improvisa («La otra tarde yo vi una nave…») y acaba
pidiendo: «Extraterrestre, vente aquí con nosotros y ponte morao de
este moyate de Umbrete».
136
Vega Andaluza, 1978. ilustración Teo Puebla Gualberto Vericuetos, 1978. diseño Jessica Jones
137
rio trompetero: «No hay serpientes en el jardín / todos los camellos
van desnudos / con manzanas para ti». En su intento de sentar juntos
a Frank Zappa y a Tío Borrico, ahuman sencillez y «te quiero como las
peras a los peros».
138
Toti Soler El gat blanc, 1973
ilustración Carlos Torres
139
Triana Sombra y luz, menco y ampliaron el horizonte de sus textos con Juan Manuel Flores,
1979 ilustración
quien no quiso aparecer en los créditos del primer elepé de la pareja
Máximo Moreno
rompedora. Representa la nueva figura del flamenco bohemio, des-
prendido, que renuncia a sus derechos de autor. Otro fallecido, Carlos
Lencero, despuntó con sus sentidas letras en los 80; compinche de
Ricardo Pachón, salpica con imágenes variopintas y conmovedoras
sus producciones, caso de Diego Carrasco, Pata Negra (y Raimundo
Amador) o de la tremenda ‘Adiós tristeza’ de La Macanita: Más fuerte
que la tristeza / son las guitarras y el sol / las calles del corazón / las
curvas de la belleza. En la penúltima producción de Pachón, el gran
disco de Tomás de Perrate, hay una divertida letra del propio cantaor
basada en los «infundios» que aprendió de su tío-abuelo cuando
niño: Como tengo voz sonora y mucho porte de donjuán…
140
Mezquita Recuerdos Kiko mostró su admiración en los 70 por las letras de Gato Pérez, que
de mi tierra, 1979
parecen definirle: Es un hijo de la calle, de los libros y el humor / que
ilustración Máximo
Moreno descubre su camino a golpe de contradicción: así precisa el as de la
rumba eléctrico-catalana y autor de soberbias rimas su «cantar sere-
no» en el éxito ‘Gitanitos y morenos’.
LOS HIMNOS DEL MOVIMIENTO llegaron poco después con Triana, siendo
todo de color, de letras ensoñadoras pinceladas por su cantante-teclis-
ta. «El poeta del viento que despertaba encantos muertos», según lo
definiera el grupo Montoro en su ‘Homenaje a Jesús de la Rosa’. Dejó
muchas referencias a soñeras, noctambulismo y letras de viaje en tripi,
como ‘En el lago’, donde creo recordar que por la noche / el pájaro
blanco echó a volar / en nuestros corazones / en busca de una estrella
fugaz. Realizó búsquedas interiores (Yo quise subir al cielo para ver / y
bajar hasta el infierno para comprender…) y en su segundo disco, Hi-
141
Cuarto menguante jos del agobio y del dolor, «dormidos al tiempo y al amor», dibujó con
Rompehielos, 1980
brocha gorda el canto oscuro a una generación, en la que aparcaba
ilustración Pedro Castro
‘Señor Troncoso’. Ambientes opresivos que se tornaron obsesivos en
‘Sombra y luz’, contrastes luminosos en el cambio de década para des-
pués desarrollar el baladismo romántico a partir de ‘Tu frialdad’.
«EN EL CAFÉ DE SEVILLA / THEY GET DOWN AL TIROTEO», cantaba antes que
Triana el grupo americano Carmen sobre castañuelas a go-gó y riffs
tremendistas en ‘Fandangos in space’. Hacían Glam-rock-flamenco,
créetelo: por aquí también lo practicó el grupo Flamenco («Corcho con
corcho, caña con caña») que publicó seis singles entre 1972 y 76 de
flamenco progresivo poco conocido, con fases santaneras.
142
grupo, Pepe Lagares, después en Veneno.
De parte de esta psicodelia nació la místi-
ca de Imán, extendiendo la importancia de
los instrumentales. Porque en esta época
había gran estudio técnico quizás en detri-
mento de las letras, y por ello destacaban
algunos grupos sin cantante, como los
desenvueltos Guadalquivir, Gualberto,
Vega… Imán Califato Independiente sólo
incluían un tema cantado por elepé. «Miles
de orugas en columna se erigieron hacia
el cielo», dicen en una canción metamor-
fosis, de «ascensión sobre escalones de
orugas», hasta llegar a una conclusión
que parece inspirada por su gurú: «La
mariposa fue premonición de un nuevo
vivir real». Durante aquel 78 se podían leer
títulos cósmicos, como el que buscó para
Manglis Escalera al cielo, 1981
su primer elepé Cai, ‘Más allá de nuestras ilustración Manuel Tabernero
mentes diminutas’, donde se mostraban,
al gusto de la época, astrales y apocalíp-
ticos: «Tiempos que arrasan, destruyen
y después se van / mares que se abren y «LANZA AL VIENTO TU SORTIJA NIQUELÁ DESDE LA
aumentan su inmensidad / cientos de som- luna», escribieron Julio Matito y Paco Orte-
bras que siguen a un sonido azul / ciegas ga para el grupo Formas en ‘Soleá’ gitana,
las gentes inmersas por ver la luz», repiten de «una raza vieja que gasta diez duros en
entre bulerías eléctricas en ‘Pasa un día’. vino y cantan y bailan tan sólo para cele-
Contrasta con el optimismo del grupo en brar que viven». Al igual que Cal, caían en
‘La canción de la primavera’, despidiéndo- clichés de normalización y «acoplamiento»
se en la entrada de los ochenta. del nuevo género. «Se le ven las bragas
a la luna / se le ven las flores en el pelo /
TRAS EL MANIFIESTO EXPERIMENTAL de ‘La huer- se le ven»: de esta manera comenzaba su
ta atómica’, un Miguel Ríos en vena se discografía Cuarto Menguante, liderado por
integra en la corriente con músicos curti- el cantautor Paco Urizal, que después de
dos y momentos de inspiración. «Hirió las imágenes «rezumando almíbar genital» usa
ascuas de un pueblo / de olivos enfebreci- caleidoscopio y le cede un poema a Storm:
dos»: el álbum preludiaba su «trilogía del «Soy el azul del inmenso mar / flotando
éxito» entrando en el flamenco-rock por vengo entre algas / a lomos de delfines de
la puerta grande de ‘Al-Andalus’, con la colores». Existe casi un subestilo dentro
ayuda del grupo Guadalquivir y del poeta del flamenco-rock, el de las bulerías de
Antonio Mata, que le cede vivas imágenes cantautor (donde tienen cabida los dislates
de nacionalismo cantautoril entre exclama- de El Barrio), terreno en el que destaca el
ciones de «¡lucha tierra mía!» y «¡Federi- letrista habitual del grupo Alameda, Jesús
co vive!». Conde; su cantante, el onubense Pepe Roca
143
—acompañado entre otros por su hijo al violonchelo—, ha publicado
recientemente un disco con doce poemas de Juan Ramón Jiménez
bajo el título de ‘Lo que vos queráis’, donde rapea incluso.
‘¿QUÉ MALO HAY, SEÑOR JUEZ?’ Otro grupo instrumental fue Granada, en
su época de actuaciones pro-marihuana, como expresó su apéndice
Azahar: «Vi a un hombre que estando borracho / así abusó de su au-
toridad / y a un vecino que en su borrachera / a su señora la mató de
una puñalá / y unos chicos que estaban fumando / a pocas manzanas
de allí / a ellos me los encarcelaron / y al vecino le tocó salir… ¿pero
qué mal hay / en fumar señor juez?». Incluso de Valle Inclán cantaban
‘La marihuana’ Tabletom, que también se atreven con Herman Hesse,
Rubén Darío o con las heredadas bulerías ‘Me estoy quitando’, popu-
larizadas por Extremoduro: «¡Resitiremos! ¡Los que quedemos! ¡aun-
que quedemos endispués pa las rebajas!»; Roberto González pone
voz y berrea a otros ejemplos del malditismo aflamencao: «Mira si soy
desgraciao que pa no verme mi sombra tira pal otro lao». Humor anó-
malo en bellas piezas esparcidas con bordes como espejos de defor-
mar. «Y así me puse maduro, floreciendo en las aceras», cantaron con
el riego del poeta Juan Miguel González en ‘7000 kilos’.
FRENTE AL ‘ROCK CON RAÍCES’ nació a la vez el ‘Gipsy rock’: «Estaba sola
en la cama y nadie viene a visitarme», remataban en su desgarrado
‘Orgullo’ Las Grecas; era un tema de Jero, el de en medio de Los Chi-
chos. «Pasionalidades» bajo el arco presidiario que va de las sufridas
carceleras, con grillos y caenas, a las alegres rumbas con cara de her-
nia estrangulada producida por la droga y el abandono de Cañorroto o
Vallecas. De ahí al gusto de Manzanita por adaptar a Bécquer en sus
primeros discos sabrosos. «Dentro de mi pensamiento ya no hay lugar
ni para mí fijarme…» cantaba antes con Los Chorbos, que junto a Las
Grecas y El Luis desplegaron a mediados de los 70 el «rock-con-son-
gitano». Este último se aventuró con unos ‘Tangos gallegos’ mecidos
con reggae calentón: «Maruxiña, Maruxiña, eu vou a comprar una
gaíta / ay no marinino, que con a tua me basta»; El Luis, que cantó
mucho a la libertad, se permitió rimar «caricia» con «novicia» en ‘Gi-
tano errante’ y por sus letras hirientes («Corona de espinas / ceñiré
en mis sienes / si tú me dices vida mía, serrana, que no me quieres»,
cantaba en ‘El aire’) y música arábigo-soulera debería ser más rei-
vindicado, como su hermano menor: poniendo el apéndice a los tres
nombres producidos por José Luis de Carlos estaba Zíngaro con sus
‘Sones de llanto y fuego’. «Al ver mis arcas vacías / de tanto como
pedías / buscaste a quien te lo diera», gemía entre violines en ‘No te
voy a perdonar’.
144
La Barbería del Sur Arte ENCONTAMOS RAREZAS POR DOQUIER. Por ejemplo, Arrajatabla inserta-
Pop, 1998 ilustración ron el nombre de Miles Davis por soleá en un tema de Raimundo Ama-
Rafa Sañudo
dor y Manglis, ‘Soleá del tío Raimundo’: «Miles Davis / tú me llevaste
/ a un cielo azul / que libre soñaste». Saltando de flamenco-rock, de
la discografía de El Último de la Fila es de resaltar ‘Querida Milagros’,
con una guitarra flamenca enhebrando las líneas de una carta ensan-
grentada, una guitarra (Cañizares) que ayuda a la posterior y escato-
lógica entrada en el flamenco de Albert Pla con el sobresaliente ‘No
sólo de rumba vive el hombre’.
CON OTRA PIRUETA NOS TOPAMOS ante los relatos de amor pegajoso de
El Bicho, cuyo cantante llega a escribir: «Semilla es tu cuerpo del
fruto inservible que espera estar muerto» (‘De imaginar’). Es el nuevo
flamenco-rock de las listas de éxito, donde comenzaron a despuntar
Ojos de Brujo entre «verdades incómodas», refranes y frases hechas,
refritas. «La situación tiene danger, mucho danger / siempre prisa por
llegar a ninguna parte / por la calle balas perdías /…/ Aquí un poqui-
llo de jipjop flamenquillo» (‘Tiempo de soleá’). Señas y guiños. «De
verde moviline tienes los ojos, primo», canta Marina. Se mueven «le-
vantando andamiajes de palabras», como reconoce la cantante en lo
145
que ellos llaman «mensajillos con alegría» sobre un clima de verbena
global. «Si este mundo anda perdío y no encuentra la razón, échate
una buena rumba y… Baila! Baila! Baila! No pa olvidar, sino pa llevarlo
mejor… Escucha!!!» Poliédricamente Bebe, el sacar pecho y tirar de
barrio en el apartado del rap flamenco (parada y fonda en Pan Ben-
dito con La Excepción, Josete…) achuchado con chulería por la estela
colaboracionista que comenzó a explorar por tangos La Mala… mien-
tras por otra cara el flamenco se chambaiza. El Puchero del Hortelano,
veteranos de ese gran saco de flamenco-de-septeto-fusionero-y-per-
dedor, dicen en sus ‘Sevillanas hipotecadas’: «O todo el mundo está
de vuelta o yo ando medio perdido / cansado de tanta gente tonta, de
tanta tele, de tanto ruido / de tanto escaparate lleno, de la promoción
que nunca he tenido».
146
Ojos de Brujo Techarí, 2006. diseño Colectivo Obsolet El Bicho El Bicho II, 2005. ilustración Miguel Salas
148
pobreza, miseria y el maldito dinero, el perder y ganar, no se llega
a la maldición, las malas lenguas no se afilan tanto, y se difuminan
empleos improbables como fosforiyera o esquilaperros o caballista:
antes se hablaba de los oficios, incluso urbanos, hoy es difícil porque
muchos llevan nombres en inglés. No obstante, la mina, aunque se
haya cerrado, seguirá siendo tema.
Enrique Morente
150
Morente dejó aquel cielo hecho añicos y abrió un nuevo camino a
la música y a la poesía… De ‘Omega’ me queda el cristal y el hierro de
aquellos días, la hermosura eléctrica de los paisajes y la sensación
eterna de que lo que hoy se recuerda como un mito fue una pequeña
realidad cotidiana, usual, una conversación precisa ante un tablero
de ajedrez o un whisky en un bar y un constante fluir de ideas.
Recuerdo, con Enrique Morente, una de aquellas noches iniciales
de ‘Omega’. Llegó con una botella de J&B a mi casa, con los ojos
destelleantes, a las tantas de la mañana y con una idea fija, hecha a
golpe de martillo. Me dijo: «Esto tiene que ser muy grande porque se
me ha ocurrido una cosa». Luego me pidió que sacase mi tablero de
ajedrez y nos pusimos a jugar… Él negras… Yo blancas. En medio de
la partida, mientras apurábamos la botella de whisky, me dijo: «Si
un cantaor flamenco clava una seguiriya en su sitio y lo hace bien, da
igual que el acompañante sea una guitarra flamenca, una orquesta
sinfónica, un coro de cantos gregorianos o un grupo de rock». «Se me
ocurre la idea de que yo voy a estar en mi sitio como cantaor y que los
Lagartija Nick estén en su sitio como banda de rock. Y en medio de
todo eso, que estén Lorca y Leonard Cohen. Que esté, esencialmente,
«Poeta en Nueva York»… Hay que hacer el ‘Omega’… Y hay que hacer-
lo ya».
Acababa de dar en el clavo. Mientras un cantaor clave una seguiri-
ya, da igual el entorno musical que lo acompañe. Alucinante reflexión.
De ahí la vigencia de ‘Omega’ hoy. No se trata de que unos mundos y
otros se acoplen o se habitúen. Se trata de decir: «Ésta es mi voz». Es
la razón de que el disco ‘Omega’ impresionase a muchos. A todos. Y
que aún siga impresionando incluso a directores de orquesta, erudi-
tos, profesores.
Frente a aquel pensamiento certero de Morente, se produjo la idea
obtusa de la fusión musical, la rumbita combinada con guitarras eléc-
tricas, el flamenco light mezclado con letrillas. Ron con coca-cola de
lo más barato y rápido para emborrachar a la gente. El éxito torpe y
simple. El mundo siempre tiende a ser banal, y más en estos tiempos,
en los que el poder quiere que haya un mundo lleno de analfabetos
con sus televisiones de mierda.
‘Omega’ era otra cosa. Es otra cosa. Se convirtió en un proyecto
rotundo, salvaje, atrevidísimo, visceral. Un paisaje descubierto por el
que, todavía, ni los mejores cantaores flamencos ni los mejores gru-
pos de rock se han atrevido a transitar. Ni siquiera los Rolling Stones,
que llevan 45 años transitando todos los caminos.
‘Omega’ fue, y es, un territorio único, por ahora, para mentes muy
abiertas. Y para creadores locos como fueron, en su momento, Enri-
que Morente o Lagartija Nick. O Lorca.
151
II
152
Enrique Morente & Yo conocía a Morente por su canción «La Estrella» y por haber
Lagartija Nick coincidido con él en algunas ocasiones.
Pero me pasé, desde que cayó en mis manos su «Misa Flamen-
ca», soñando con encontrarlo y hablarle del poema ‘Omega’. Él
tenía que ser la voz de García Lorca en ese poema. El hombre que,
angustiado, lanza su grito desde el rascacielos de Nueva York.
Curioso, visto desde ahora, cómo en esa misma época, Morente
estaba involucrado en el proyecto de transportar al flamenco las
canciones de Leonard Cohen. Él llevaba meses grabando versiones
flamencas de «This is not the way to say goodbye», «Priets» y, es-
pecialmente, un poema de Lorca: «Pequeño vals vienés»… «Take
this waltz».
Leonard Cohen le había puesto una hermosísima música y una
magnífica adaptación al inglés a ese poema que, pienso, quedará
como referencia absoluta de la voz de Lorca hecha música.
La versión que Morente estaba haciendo de aquella canción
era sublime y, por pura coincidencia, nos encontramos, gracias al
cantautor Raúl Alcover, un día en su casa, Morente y yo, y tuvimos
una larguísima conversación. Charlamos. Encontré fascinante co-
nocerlo en su casa.
Morente por entonces buscaba una banda de rock para hacer
algo muy loco y salvaje. Mi hermano venía conmigo y le dijo a mi
hermano que conocía a Lagartija Nick y su música. Luego añadió
que llevaba algún tiempo buscándolos desde en que una noche se
topó con el batería de la banda, Eric Jiménez, y que se había que-
dado fascinado al oírle tocar percusiones flamencas en la barra de
un bar a las tantas de la madrugada.
153
Se trataba de un poema de 13 versos
dividido en cuatro estrofas de tres versos
cada una y un verso suelto, final. Parece el
canto de una seguiriya flamenca terminado
todo en rima -a. Es decir todos los versos
terminan en -as, -a, -an. Técnicamente,
como poema, en una primera lectura, me
pareció malo, simple. Y así me estuvo pare-
ciendo hasta que descubrí que en lugar de
ser un poema, era como un jeroglífico egip-
cio. Como músico, no tenía que fijarme en
la rima, en el silabeo o en el vocablo, sino
Enrique Morente & Lagartija Nick Omega, 1996.
diseño Arturo Iturbe en el sentido.
Cada imagen era una metáfora de algo.
El ritmo del poema era un inmenso crescen-
En determinado momento de la noche, do. Un «Las hierbas», un «¡Las hierbas!»,
Enrique Morente me preguntó sobre el un ¡¡Las hierbaassss!!». Terror. Las hierbas
significado del poema ‘Omega’, y yo le dije como insectos, como sensación de miedo,
que escribiría un par de folios explicándo- como sensación de muerte.
selo. Aquel par de folios iniciales se convir- Luego: «Tengo un guante de mercurio y
tió en un abrumador estudio de 113 folios. otro de seda». La sensación de poder sor-
Para mi propia sorpresa… tear un peligro.
«Espera»… Ese verso como verso protec-
III tor. Curiosamente, esa secuencia de versos
se repite en «Bodas de sangre», «Poeta en
‘OMEGA (POEMA PARA MUERTOS)’ Nueva York» y en multitud de versos escri-
tos entre 1929 y 1935.
Las hierbas. «Se callaron las estatuas al abrirse la
Yo me cortaré la mano derecha. gran puerta»… Estudiando a fondo el poe-
Espera. ma, descubrí que cada verso, cada objeto
en el verso, hierbas, manos cortadas, esta-
Las hierbas.
tuas, el silencio, las puertas, tenían un terri-
Tengo un guante de mercurio y otro de seda.
ble sentido metafórico en la obra de García
Espera.
Lorca. En ‘Poeta en Nueva York’ un verso
¡Las hierbas! te conduce a otro, a otra metáfora, a otro
No solloces. Silencio, que no nos sientan. poema, a una obra de teatro, a un callejón
Espera. sin salida.
Lorca no escribía metáforas sin ton ni
¡Las hierbas! son. Sabía muy bien lo que escribía y por
Se cayeron las estatuas qué lo escribía…
al abrirse la gran puerta. De pronto, aquel poema «Omega», tan
simple, era una carga de dinamita…
¡¡Las hierbaaas!!
154
IV
155
los versos aparentemente fáciles, que no lo son para nada, de ‘El
romancero gitano’ o ‘Poema del cante jondo’. No.
Hablo de la complicación real de ‘Poeta en Nueva York’. Siempre
he pensado que ‘Poeta en Nueva York’ es un inmenso libro de poe-
mas en el que, en un mismo poema hay una seguiriya, el siguiente
verso es un blues y tres versos más tarde requiere el tono de músi-
ca industrial de Nine Inch Nails. Es un libro tallado, musicalmente,
a hachazos. Por eso resulta inagotable, ya sea para un cantaor
flamenco, una banda de rock, un cuarteto de música tradicional
cubana o un grupo de percusiones africanas.
Cada verso exige una combinación musical tremenda. Hasta
tal punto es así, que el mismo Lorca daba indicaciones musicales
sobre sus propios poemas: «Vals» en las ramas, «Nocturno» del
hueco, «Intermedio»… Todo eso son acotaciones musicales. Lorca
era poeta, pero también músico.
Federico García Lorca siempre fue tremendamente musical
en todo lo que escribe. Y hasta sus versos más complejos llevan
estructura de cante jondo o lo que hoy sería estructura salvaje de
punk rock… Lorca es indefinible…
Morente y yo hablamos muchísimo sobre Lorca, sobre las acen-
tuaciones en ‘Poeta en Nueva York’. Sobre cómo podrían ser trocea-
dos todos aquellos poemas. Recuerdo a Morente diciendo: «Tengo
un verso de Lorca que no se me quita de la cabeza… ‘Hay barcos
que buscan ser mirados para poder hundirse tranquilos’.
Hablábamos largamente sobre aquel verso. Luego, exquisi-
tamente, él improvisaba un cante. Que quien quiera, se imagine
a Camarón de la Isla cantando, ensayando, improvisando, y ser
testigo de eso… Así me sentí yo: Morente en mi casa, canturreando,
cantando un verso de Lorca sólo para mí y discutiendo luego con-
migo ese verso en su garganta verso de Lorca. Eso es un privilegio…
Aún me quedan millones de recuerdos como ésos…
156
Peña Wagneriana Hirnos de Andalucía, 1987.
ilustración Agustín Parejo School
EL DISCRETO ENCANTO DE LA PROGRESÍA
(El guiño de lo progresivo en el rock español)
LUIS CLEMENTE
159
primer single de Máquina!, Lands of perfection,
editado en noviembre de 1969. Este texto, que
titulan ‘Exégesis maquinizada y musical de
Máquina!’, era un auténtico manifiesto. Y para
cosmogonía, la del ‘Manifiesto del borde’ que
redactaron Smash con colaboradores y publi-
cada en Triunfo, donde dividían al mundo en
hombres de las praderas, de las montañas, de
las cuevas lúgubres y de las cuevas suntuosas.
Ambos cantaban en inglés pero sonaban cohe-
Máquina! Lands of perfeccion, 1969. foto Batiste/ rentes. En Madrid, la discográfica Ekipo crea el
Billier subsello Dimensión, que edita a Evolution; des-
pués fichó a Cerebrum y a Pan & Regaliz. Todos
cantaban en inglés, como Tapiman, Darwin
Teoría o Franklin, con gran versión de «Satisfac-
tion». La primera canción en español de la épo-
ca la encontramos en la cara B del único single
de Nuevos Tiempos, «Cansado me encontré»,
donde Jesús de la Rosa canta rock rococó antes
de aupar el rock andaluz (en otro capítulo): Can-
sado me encontré / lleno de ansiedad / yo sen-
tía en mí / lleno de terror / que todos luchaban
contra mi pasión… De aquel precedente de Tria-
na al de Alameda, Tartessos, que dejó un único
lp diverso y bilingüe, Tiempo muerto: El tiempo
ha dejado en ti las cenizas del ayer / y su oscura
Smash El Garrotín, 1971 frialdad / despierta lejos de ti / donde apagues
el dolor / donde encuentres la razón de tu vida /
cerca de la unidad. Textos gemebundos entre
brumas aparentemente turbias surgidos de jó-
venes atenazados por el gris circundante.
Joaquín Salvador, que traía el sonido de las
bases a Radio Sevilla, llevaba la sección ‘Under-
ground’ en Disco Exprés —semanario referente—,
llegó a tocar los bongos con Smash y firmó el
libro Antología de la poesía underground (Vi-
sor, 1975), con erradas traducciones de media
docena de bandas y una curiosa mundología a
final de prólogo: «La melena por sí no dice nada,
aunque haya cosas que parecen requerir la me-
lena para ser dichas. El mayor índice de melenu-
dos, eso sí, se da en USA, seguida de Inglaterra,
The Storm 1974 Alemania, Dinamarca, Suecia, Francia e Italia.
160
En España, algunas más que en Portugal, pero menos que en
algunas capitales sudamericanas. En Grecia, en fin, el gobierno
de los coroneles prohibió la melena masculina al poco tiempo
de subir al poder».
Antes de entrar 1970, Als 4 Vents proclamaba lo siguiente:
«Hace falta que, en lo posible, el underground siga siendo
subterráneo (clandestino, podríamos decir). Y ahora ya, des-
confiad del underground de bombo y platillo, y del que saldrá
en Eurovisión. O es underground, o es Eurovisión, o es otra
cosa». No hay que olvidar que si bien 1969 fue el año del
despegue progresivo, también lo fue del nacimiento de la
canción del verano con «María Isabel»; y recordad que la del
verano del 70, el de la efervescencia progre, el de los primeros
singles de Smash y Máquina!, dio una canción terrible, que
marcaría la tendencia durante años, un single record de ven-
tas, «Un rayo de sol». Sí amigos, 1968 y 69 son los años en
los que España gana Eurovisión y nace la canción del verano,
fruto marchito y desbaratado de «la dictadura de la canción
161
Pau Riba Jo, la donya i el gripau, 1971. Santi Picó La Llave de Plata, 1979.
ilustración Pau Riba ilustración Mónica Pinoti
162
En aquel 1969 Lone Star publicaban en single
Mi calle (Mi calle tiene un oscuro bar / húmedas
paredes / pero sé que alguna vez / cambiará mi
suerte), que supone un cambio en su trayectoria
seguido por La trilogía y sus sencillos más se-
ñalados, aunque dedican su quinto lp, Spring
70 al jazz y el blues. Después llega lo progresivo
y el english cantar con My sweet Marlene, más
tres títulos de elepés significativos: Es largo el
camino, ¡Adelante! y Síguenos, ya en inglés, cas-
tellano y catalán.
Citaremos a Maria Aurèlia Capmany, que cita
Fusioon Fusioon, 1974. ilustración Elisa Ruiz
a Pau Riba, que cita a Espriu, en el libreto del
doble lp Dies y hores de la nova cançó’: «No
faltará quien diga y se pregunte: ¿Para qué sirve
esta canción distorsionada? Y por un instante
parecerá que no hay nadie dispuesto a escuchar-
los. Pero, de cualquier modo, los iconoclastas de
la canción avanzan. En realidad no tendrán que
romper tantas barreras como los iconoclastas
de la prosa, ya que los de la canción no tienen
detrás de ellos aquel mundo tan sólido de la
intelectualidad novecentista. Y Pau Riba lo expli-
ca muy claro en el poético prólogo al long play
Dioptría, renunciando a la herencia que como
nieto de Carles Riba le pertenece, a pesar de que,
mofándose de la herencia, recoge unos versos de
Salvador Espriu: “…me voy y dejo esta cobarde,
Bloque Conociendo Abraxas, 1978.
vieja y tan salvaje tierra, me voy y abandono esta ilustración Mario Calderón
pobre, sucia, triste, desgraciada patria, me voy y
me despido de familiares y amigos…”».
Pau Riba ganaba en 1967 un concurso de
cançó y otro de poesía, con lo que se presenta
con un single y un libro; la canción es «Taxista»:
Verás por la ventana cómo / los minutos se ha-
cen de oro / cómo el día se torna cálido / y los
colores se hacen tesoro. Después pasa por el
Grup de Folk, desde donde lanza un epé como
Pau i Jordi que recibe premio, y ese mismo año
publica «Noia de porcellana», cuyo comienzo
revolotea: Chica de porcelana / buscaba un alma
dentro de ti / pero es como buscar / mariposas
blancas en la nieve. En 1970 publicaba con el
gran grupo OM el considerado primer disco Gotic Escenes, 1978. ilustración Doroteo Puebla
163
Compañía Eléctrica Dharma L’oucomballa, 1976. Iceberg Sentiments, 1977. ilustración Sistema Martí
diseño Joan Barjau y Josep Fortuny
164
En 1968 coincidían en el Grup de Folk Sisa, Albert y Jordi
Batiste, Pau Riba, Oriol Tamvía, Maria del Mar Bonet… Los dos
primeros formarían Música Dispersa leyendo poemas y disfra-
zándose en las actuaciones, nimbados por la Incredible String
Band y Dylan; era «el grupo que tendía a la autodestrucción»
y graba su onomatopéyico disco casi a la vez que Sisa graba
‘Orgía’, con muchos puntos en común. Subraya su carácter de
cantautor galáctico: en ese disco hay collages de palabras,
frases y situaciones, flashes arremolinados e imaginación al
borde del surrealismo: «Cuerdas de guitarra, ruidos de fiesta
y luces amarillas de petróleo / vírgenes violadas, motores en
marcha y conejos encerrados en lata» (‘Paisatge’). El siguiente
sería el disco que le consagra, pensado en canciones, grandes
canciones como la de los siete cielos, con trampa final: «Y el
sexto cielo está copiado: / del séptimo cielo que has engen-
drado en tu cabeza». Por encima quedó el himno que titula el
lp, «Quansevolt nit pot sortir el sol». El misterio, el bolero des-
carado a ritmo de cabaret, lo simbólico, la vida cotidiana y un
coloquial estribillo preokupa: ¡Oh, bienvenidos! / ¡Pasad, pa-
sad! / De las tristezas haremos humo / la casa mía es la casa
vuestra / si es que hay / casas de alguien».
Jordi Batiste e Ia Clúa eran concuñados que en 1972 graban
el centelleante ‘Un gran día’; tras separarse por la mili, como
tantos grupos de la época, registran ‘Chichonera’s cat’, otra
obra maestra de sensibilidad casi japonesa: «Soy un loco que
pesca el sol en un nido / La gente no mira el sol en un nido /
La gente no mira el sol ni ve los nidos». Ponemos fin al rock
en catalán recordando a Oriol Tramvía con su grito de guerra
«¡Bakunízate!» en el disco en directo ‘Bèstia!’ de 1976, donde
adapta a Salvat-Papasseit y Espriu antes de coger ‘El pitjor
tranvía del mon’: «El espejo ya no me refleja / sólo me dice
que estoy hecho un viejo / que estoy acabado / terminaré
cuando empieces / una historia sin hache / mientras tanto
dame petardos / en memoria de los quemados». Como epílogo
exquisito situamos a Pep Laguarda, que registró en valenciano
con su Tapinería un disco que es una isla, ‘Brossa d’ahir’; gra-
bado en Mallorca, en él convergen los espíritus de David Allen
y Pau Riba, un disco mediterráneo con cantos de ruptura gene-
racional, como ‘Milenta años-luz blues’: «Tu padre y tu madre
no sabrán jamás / que has hecho el amor de noche con un
demonio viejo / que has escalado zarzales con un pie descalzo
/ que comulgaste con leche entre truenos y relámpagos / tu pa-
dre y tu madre duermen dentro de un huevo / incomunicados».
Carretera y Manta, que no llegaron a grabar, cantan antes
165
que Veneno: «Suénate tus lindos mocos de color
marfil / y así la siesta sobaré / junto a ti y el tufo
imperial / de tu cacha ancestral / cantará para mí»
(‘Romántico atardecer en Las Planas’).
«Cumbres encharcadas / ventisqueros de cris-
tal / marismas de niebla y sal…» Vainica Doble
tuvieron comienzos psicodélicos, como reflejan
en ese ‘Caramelo de limón’ de frescor medieval.
Después llegaban a cantar en el estribillo de ‘Que
no’: «Carne y hueso / eso es / seso y sexo / como
usted / troncos firmes de árbol tierno…». Como
supongo que las letras del dúo estarán refleja-
das en otra parte de este libro, al igual que las
de CRAG y su antecedente Solera, pasamos ya a
OM La mariposa de la muerte, 1971. Hilario Camacho. «Anémonas y lunas se ocultan
ilustración Tony Cepukas en ti.» Tras participar en los 60 en el Grupo Can-
ción del Pueblo, Hilario dejó una fabulosa trilogía
entre 1973 y 1977; primero al cantautor le ponen
estudios y músicos ingleses y franceses, coordina-
dos por el histórico Milhaud, y el resultado supera
lo entrañable con ‘A pesar de todo’, donde le
escriben letras los periodistas Moncho Alpuente
y Antonio Gómez, este último el curioso semi-
talkin’-blues ‘Como todos los días’. ‘A pesar de
todo’ comenzaba diciendo: «Y de todas las for-
mas, al fin y al cabo, solo, como al principio». En
1975, con el boom de Gong, publicaba ‘De paso’,
con diferente inicio: «Hace tiempo era un niño
buen cazador de nubes y es que al cielo subía
por sumas de escaleras trepando por la hierba de
luz del arco iris o por los hilos de sol de mis co-
Iceberg Tutankhamon, 1975. diseño J.Batiste metas» (‘Volar es para pájaros’). Fue su obra más
redonda y recordada, metafloreando radiantes
momentos como ‘Cuerpo de ola’: «Cascabeles de
sangre, peces de plata / cantaron por tu cuerpo
de seda y nácar / desde entonces ya crecen en tu
voz amapolas…»
Por otro lado, Hilario compuso piezas clave
para otros artistas; como ejemplo vibrante, escri-
bió junto a Pedro Ruy-Blas un instante precursor
del flamenco-jazz-rock, el tema que abre el primer
elepé de Dolores, ‘La niña de los Montoya’: «Tú
me recuerdas al bailar la sonrisa de las olas /
cuando te mueves veo tu cuerpo esmaltado por
166
el agua / largos cabellos de gitana descienden por tu espalda
/ gaviotas hay en tus manos que de pronto se estremecen de
placer / y echan a volar / partiendo en busca de la libertad…»
Además, Hilario Camacho compuso, cambiando de palo, algu-
nas canciones a Cucharada en su único elepé ‘El limpiabotas
que quería ser torero’, dedicando el single a la Ley de Peligro-
sidad Social («¿Quién es el culpable, quién el inocente? / ¿El
justo millonario o el pobre innecesario?») y un doblemente
afilado ataque al consumismo feroz en ‘Abarca y devora /
Compre, compre’: «Comprar es la llave de la felicidad / compre
hoy, pero pague mañana / es la costumbre que ya se hizo ley /
Compre nuevos problemas para solucionar el problema / Por-
que usted necesita lo que no necesita / si nosotros necesita-
mos vender / Compre con dinero y sin dinero / pero cómprenos
algo, lo que sea, estamos en la ruina». Era 1979.
Pasamos al apartado de sinfonismo popular, como el que
empujó Carlos Cárcamo desde el grupo Granada (antes en
Skorpis, en inglés) con las breves letras en sus discos «Talis-
mán astral, ilusión banal». En su libro enciclopedista, Antonio
José Barroso puntualiza por el lado lírico: «A mi entender, Rock
Progresivo, es aquella música —evolucionada del rock, y la
sicodelia— que combina elementos teatrales en sus letras y
textos, donde bien puede tener cabida un tema dedicado a la
literatura de Tolkien, referencias a los trabajos de Julio Verne, a
un hecho cotidiano… pero todo ello conceptualizado, lleno de
matices, de lírica… dejando entrever algo más que una canción
rock de tres minutos de duración».
Bien, es momento de entrar en las óperas-rock de los 70,
abiertas por ‘Mundo, demonio, carne’ de Los Brincos y lleva-
das a su cumbre en una variación de ‘Las cuatro estaciones’.
En 1974, unos nuevos Canarios van por Vivaldi con Teddy
Bautista escribiendo textos rodeado por el arsenal de teclados
más vanguardista: ‘Ciclos’ resulta de un sinfonismo alicatado
y espeso que se materializa en álbum doble, con una cara para
cada estación, libreto gordo y barroquismo supremo. Es una
obra muy currada, un oratorio con escenografía en cuya ‘Terce-
ra transmigración’ hay un ‘Anti-himno a la programación ciber-
nética’: «Metántropo / eres un hombre bien programado / con
cerebro electrónico / y todo mente nuclear / cuerpo mecánico
y de corazón / un motor atómico».
Si ‘Memorias de un ser humano’ se considera un fracaso de
ventas para Miguel Ríos, su siguiente disco, ‘La huerta atómi-
ca’, es un éxito de creatividad, un alegato ecologista desde su
casa de Torrejón, con inspiración antinuclear. «Del peligro ató-
167
mico / y de la paranoia nacional / el miedo a tanta libertad»,
canta en este ‘Relato de anticipación’ del que la censura le
tumba cuatro temas (acababa de morir Franco) mientras derro-
cha mordacidad en ‘Instrucciones a la población civil’ y ‘El con-
sultorio atómico de la señora Pum’, poco antes de la canción
del ‘Megacristo’: «Soy el mártir transmutante / soy el nuevo
Megacristo / soy la estrella de esta era».
Citaremos otra ópera-rock de ese año, ‘Alfa & Omega’, de
Noel Soto, menos conocida su parábola, titulando una pieza
‘Nos falta comunicación’: «No quisiera despertarte del letargo
en que te meces / pero hay algo que no puede continuar / no
podemos ser esclavos de un pasado efervescente / y un pre-
sente que nos roba libertad». Al entrar los 80 Noel se macera,
como tantos, mientras canta ‘¿Quién me presta un verso?’
Todo esto en el reino del mellotron. A partir de la ópera-rock
‘L’home de cotó-en-pèl’ nació el cuarteto valenciano Cotó-en-
Pèl, que dejó su amargura visionaria en 1977 desde el raro y
distinguido ‘Holocaust’, título de la suite que ocupa una cara
entre capas de teclados oleando guitarras experimentales,
donde tradujeron al final: «Comenzar el reencuentro personal /
esclarecer tu entorno próximo / no toda solución es masiva…»
Enaltecimientos, enajenaciones. Algunos de sus miembros
habían paseado una versión del la germinal ‘Tommy’. Mi
Generación llegan a musicar la «zarzuela-rock» ‘Quijorock’ a
comienzos de una década que finaliza entre marejadas de sin-
tetizadores y textos de altiplanicie, como los de Bloque; «¿Por
qué están haciendo llorar al poeta?» se preguntaban repeti-
damente en su disco ‘Hombre, tierra y alma’, con títulos como
‘Descubrir el sentido terrible de la vida’: «Tened cuidado con el
poder / va cambiando de color / poco a poco cambia / según
acontece / para convencernos / usa mil trucos / cuando en
realidad / todo sigue igual…»
En este apartado cabe el sinfonismo tenebroso de Lluis
Llach, patente en su ‘Viatje a Itaca’ (metáfora de Kavafis el año
de la muerte de Franco, tras los buenos deseos del «Segur que
tomba, tomba, tomba») y el siguiente ‘Campanades a morts’,
con músicos del interesante grupo instrumental Fusioon. En
estos 70 cabe incluso el misticismo supremo de Iñaki Egaña:
tras salir de Barrabás y antes de entrar en Imán registra el lp
‘Karma’ en inglés y español con buenos sentimientos: «Hallarás
la paz que un día / olvidada, no sentías / una lágrima caerá del
cielo / bañará tu karma entero». Como veleta de esos tiempos,
The Storm, cuyo primer disco grabado en rudimentario inglés
durante cuatro horas y media de 1974 supuso un aldabonazo
168
para el heavy nacional… pero no vuelven a
grabar hasta 1979, en clave de rock anda-
luz y sinfonismo de idioma a pie cambia-
do —«Y tendré un jardín lleno de flores / y
tendré mil mariposas sobre mí» (‘Lejos de
la civilización’)—.
Triana y Burning editaban su primer
single a la vez, en 1974, y más tarde
Chapa-Zafiro se estrena con el ‘Capitán
Trueno’ de Asfalto, que también le can-
taban a Rocinante o al pupitre de ‘Días
de escuela’: «Sentados frente a una cruz
y ciertos retratos / entre bostezos y bos-
tezos gloriosos himnos pesados / … /
la letra con sangre entra / otro capón».
Hilario Camacho A pesar de todo, 1973.
Entre los barrios de aluvión madrileño ilustración Ángel López Aragonés
sobresalía Leño, que cantaban ‘Sodoma
y chabola’: «Hamburgesas de colores
para niños de Sodoma / muñecas de
porcelana y caballeros de goma / En la
chabola las lágrimas formaron mares de
hiel / con barquitos de miseria y dioce-
sillos de papel». Rosendo estuvo en la
primera formación de los medievales por
jethrotulleros Ñu de José Carlos Molina
con elepés titulados ‘Algunos músicos
fuimos nosotros’ o ‘A golpe de látigo’: «El
flautista por el horizonte / pidiendo un
poco de amistad / y a cambio os limpia-
rá / de ratas la ciudad». En ese final de
década, en el segundo volumen de ‘¡Viva
el rollo!’, Ordovás hablaba de «piezas de
rock urbano que expresan la angustia, la
soledad, la frustración, el cabreo, la im-
potencia y las ganas de vivir y de romper Pedro Ruy Blas Luna llena, 1975.
con todo lo que lo impida», expresada en ilustración Tomás San Miguel
títulos como ‘Ya está bien’, ‘Escapada’, ‘A
tu marcha’ o ‘Libertad para mirar escapa-
rates’, mientras se congratulaba de que
esta vez todos los textos fueran en caste-
llano, a diferencia del anterior. Ya había
que descifrar un poco menos el progresi-
vo, su poesía discreta pero irrespetuosa y
su encantamiento musical.
169
70
los
Lo que el viento no borró
Cabalgaré sobre ti mi amor
como un caballo de nieve
porque cuando yo muera
el viento borrará mis huellas
Burning
El país de la luz
Maneras de vivir Ser del país de la luz
No pienses que estoy muy triste Ver un cielo más azul
si no me ves sonreír Sentir dentro del corazón
es simplemente despiste La energía del sol
maneras de vivir. Donde no existe la noche
Me sorprendo del bullicio Poder vivir sin mirar el reloj Leño Más madera, 1980
y ya no sé qué decir Vivir sin ninguna tensión
cambio las cosas de sitio Tener toda la libertad
maneras de vivir. Disfrutar de la paz que nos da el universo
Leño Alguien ha dicho que el hombre ya puede volar
De un sitio a otro a cualquier lugar
Sé que no hay nada imposible que se pueda hacer
Sólo es cuestión de creer o no creer
Tú que puedes comprender si necesitas hablar
A ti dedico esta canción
Pues sólo un soñador entenderá mis palabras.
José María Guzmán
No soy formal
Destrozo los cimientos de su bella moral,
Soy materialista y espiritual,
Me gusta columpiarme entre el bien y el mal,
Todos los lugares que usted me prohibió
Son aquellos donde me encuentro mejor
Manolo Tena
Asfalto 1978.
171 ilustración
Félix Bronchalo
CORNADAS DE PALABRA ASTADA
Jaime Gonzalo
172
disparaba
proyectiles que
«maullaban un
amor de delirio».
En otras trin-
cheras, las del
proletariado, y otra
contienda, la de la
supervivencia cotidia-
na, Raf Pulido pondría
en rima otro insólito acto
de belleza surgido de una
barbarie no menos atroz:
Estaba trabajando de lampista,
reformando unos depósitos
en el barrio chino de Barcelona.
Después de comer nos poníamos
a tomar el solete y fumar un cigarro,
y allí vi a un tío borracho subir al
meublé con una puta muy vieja. Se
me ocurrió la canción, y, como la ma-
yoría de mis canciones, la escribí en una
servilleta. La canción en cuestión, «Naci-
do del Polvo de un Borracho y del Coño de
una Puta», despedía la misma miasma de
vinacho agrio y semen rancio que las trapi-
sondas prostibularias del bohemio y hampón
Burning Bulevar,
Pedro Luis de Gálvez.
1980 foto y diseño J.
Vallhonrat y J. Baiget
Parido con desesperación, humillado por el
vecindario/El padre era un borracho, la madre su
provocación/De ellos dos y de una cama nació lo
que ahora veis/Para la gente un bastardo, para la
173
poli un ladrón/Para el patrón un plebeyo, una sombría cornucopia que comprendía
qué culpa tuvo él/Qué culpa tuvo nadie drogas, sadomasoquismo, muerte y otras
de nacer donde nació/Para que luego le suertes de alienación, la Trapera haría aquí
condenen y le exploten como a un cabrón/ lo propio con su particular tábula rasa.
Eres la mierda del barrio, si después De electrificado movimiento obrero a
matas a alguien te llevan al paredón. decadentes rock stars del subsuelo, de
versión cataluza de los Stooges a proto-
Naturalmente, ni entonces ni ahora punkos del arroyo, de siconautas del rock
Pulido tenía conocimiento de la bohemia duro progresivo a poetas del heavy metal
madrileña ni del maldito literato malagueño. ilustrado, las distintas facetas de la Trapera
Aun así, un fino pero resistente filamento se emplearon en un feroz ejercicio crítico
les unía. Ambos eran poetas, poetas de los y costumbrista, un envite al orden y moral
parias de la Tierra. Pulido también procedía establecidos, describiendo cómo era la
de familia acomodada, aunque su nudoso vida en el seno de la degradación social,
carácter le había echado a la calle, a bus- con el barro a la puerta de casa, hasta en
carse la vida por cuenta propia. No disponía sus detalles más escabrosos, pero incluso
de preparación académica, su talento se así con un inefable instinto poético. Y eso
lo inspiraba esa existencia trabajadora en cambió el curso de los acontecimientos. Por
la que tan poco le costaba reconocerse. La primera vez una banda de rock cantando
belleza de aquella canción, como la de su en castellano analizaba articuladamente
rupestre poética, radicaba en que si como la realidad, con un bravado insólito, mos-
decía el conde Robert de Montesquiou «una trando conciencia de clase sin librarse a la
fotografía es un espejo dotado de memoria», retórica, expresando sus propias ideas y
sus versos revestían de eternidad fotográ- preocupaciones, y haciéndolo en su propio
fica a la turbia y marginal gesta del deshe- lenguaje, para su propia gente, con sus
redado, tansportándola a la dimensión del propias reglas. Más a su favor, ese mensaje
rock, que, si no poesía, bien podía e iba a puro, espontáneo, vendría envuelto en un
ser la forma escrita y oral de comunicación gran producto: un contubernio de pertur-
más importante para la juventud española bados juveniles que tenía en la música una
del tardofranquismo y su electrificada me- incisiva arma de reflexión, y en su vigoroso
moria colectiva. sentido del espectáculo y capacidad para
Esa y otras creaciones de Pulido acaba- crear acontecimientos un considerable po-
rían insertadas en el repertorio del primer lp der de convocatoria.
de la Banda Trapera del Río, donde ejercería A menudo pasadas por alto, subordina-
de batería y letrista oficial. Grabada en 1978 das al fragor musical y el aparato escénico,
y no publicada hasta un año después, se dimanaban las letras del grupo lo más puro
trataba de la ópera prima de una anómala que había en la Trapera, lo que verdade-
formación de rock que brotaba como una in- ramente les hacía sustanciales, genuinos.
solente fleur du mal en el lodazal del extra- Descarnados y desencantados cablegramas
rradio barcelonés. Si apenas una década an- despachados desde el cinturón obrero,
tes, en Nueva York, The Velvet Underground guardaban un significado intrínseco, rom-
rompían en infinitos fragmentos la tradición pían con tópicos para transcribir una reali-
literaria del rock anglosajón, reemplazando dad local, aunque no sólo la de Cornellá, su
el romanticismo y molicie adolescente por patria chica, sino de las periferias urbanas
174
Banda Trapera del Río Directo a los cojones, 1994. Banda Trapera del Río Metemblanco, 1994.
diseño Benito Lama ilustración Miguel Ángel Martín
del país entero, que hasta entonces nadíe había maldecido tan explí-
citamente. Exangüe y superada la canción protesta, sin proponérselo
la canción revuelta de la Trapera, con sus bastos pero precisos epi-
gramas, formulaba el libro de estilo de la literatura punk nacional y
del rock radikal que en buena parte inspirarían, capturando el recha-
zo antisocial de toda una generación de inadaptados forzosos.
Con una diferencia de meses, en Madrid una banda llamada Bur-
ning grababa también su primer lp. Burning eran otro producto de
barriada llamado a combatir el monopolio mesocrático del rock en
España. Conciertos como los de Lou Reed, Patti Smith e Iggy Pop ha-
rían dentro de la península las veces de epifanía en las febriles men-
tes juveniles de clase baja-media que, gracias tanto a la confusión
creada por la pingüe insurgencia punk británica y el dulce perfume a
filón económico que en ella olfatearían las compañías discográficas
domésticas, como al ejemplo instaurado paralelamente por incipien-
tes bandas de rock urbano contemporáneas de la Trapera y Burning,
posibilitarían la improvisada escena rock a desarrollarse en nuestro
país durante el periodo inmediatamente posterior a la llamada no
sin eufemismo transición democrática o reinstauración de la coro-
na borbónica.
En este esquema de cosas, Burning, al contrario que la Trapera,
conservaba el fatalista hálito romanticista del rock reflejándose bá-
sicamente en los Rolling Stones y su inofensivo arquetipo de maldad.
Claro que, en esencia, ambos se alimentaban de la imaginería del de-
lincuente juvenil y de la filosofía anarcodadaista de epatar al burgués.
Unos, los curriquis, llamando a una utópica violencia de clases (voy a
quemar la alta alcurnia y les voy a robar su dinero/para comprar más
175
gasolina y seguir pegando fuego); otros, aseguraban de Cornellá, y seguramente por
los chelis, refugiándose en la mitología del extensión de Barcelona también, Ciudad
rebelde que prefiere morir antes que llegar podrida, nos traes la noche y el miedo/aho-
a anciano, vía escapismo autodestructivo ra que estás dormida, las calles están llenas
(oh mamá, nada va a pasar/tú estarás gri- de fuego/Este es el momento en el que ha
tando viendo la tele/y papá roncando dor- muerto la vida/no me importa el poniente,
mido en el sillón/me voy de casa, ya no lo puedo caminar sin guía. Habitaban ambos
puedo aguantar/voy a beber hasta reventar/ en un mundo sin esperanza, roído por la
como si la vida se acabase ya/hoy no tengo represión, para bien o para mal anestesiado
tiempo para reflexionar/porque mañana el en heroína, al que todavía el socialismo no
mundo puede explotar). había despertado del estupor facultando
Mucho más ingenuos y previsibles, espejismos como la ínclita Movida.
aunque no por ello menos representativos Quizá eso explique la misoginia disfra-
poética pero no políticamente hablando, en zada de machismo que tan enconadamente
su primer lp, Madrid, Burning hacían de La promovía Burning y la ausencia práctica-
Elipa un microcosmos desde el que soñar mente total de las mujeres en el paisaje del
despiertos con hipotéticos túneles por los primer lp trapero, si bien en su caso queda-
que fugarse de aquella metástasis urbana ba compensado por el feminismo avant la
que, literariamente, les nutría tanto como lettre de «La Regla», la bravuconada exhibi-
les corrompía. Si la Trapera se levantaba en cionista de «enseñarle a una monja el sexo,
palabras contra el Estado y los sindicatos liarse unos porros en un banco», el susti-
de músicos, le cantaba a la menstruación tutivo masturbatorio de la «Meditación Del
y se declaraba enemiga del sistema, de- Pelos En Su Paja Matinera» («o tatuarme
nunciaba la hipocresía y bramaba contra el de vida ausente, o un tajo en mi garganta,
desequilibrio social, Burning se mostraban o esto’’) y la metáfora apocalíptica de sois
mucho más preocupados por el núcleo unos decrépitos, viejos oligofrénicos/sacad
fundamental de la literatura rock, esto es el catecismo, ahora viene el sexo/Vamos a
el sexo opuesto y cómo copular con él, sal- parir un movimiento sin preservativos/ para
vo excepciones reservadas a otro tipo de no abortar hijos mal nacidos/Lo que habeis
amante, la heroína, como la que se daba en creado acaba de estallar en todos los ba-
«Sin Tiempo Para Vivir». Las letras de Pepe rrios de mi gran ciudad/la mierda, la droga
Risi reafirmaban al gallo chulapón, mitad y el sexo a todos asfixiarán.
proxeneta y mitad rapsoda, forjando proto- Burning eran carne de lenocinio y, ya
tipos bastardos de Jumpin’Jack Flash como fuese en su imaginación o a partir de ex-
Jim Dinamita o el protagonista de «Hey, periencias reales, se mostraban orgullosa
Nena», de los que tanto provecho sacaría y reaccionariamente incorrectos, si acaso
más adelante su contemporáneo Ramoncín. también contradictorios: Te voy a zurrar
Coincidían, Trapera y Burning, en la nena/Porque eres una aburrida/Te voy a
exaltación del medio urbano como deca- zurrar nena/Para que seas más divertida/
dente foco de inspiración. Decían unos, Ah, Te digo hey nena/No quiero que seas mi
no, sin vivir en Madrid no lo entenderás/ esclava/Te digo hey nena/No quiero llenar-
Tendrás que sentir/Las caricias de Madrid te de hijos/Te digo hey nena/No, no, no….
sobre tu piel/Y escribir con tu sangre/Ma- Burning sobrevivían en el canalleo sin plan-
drid eres mi mujer…, mientras que otros tearse siquiera la necesidad de un cambio.
176
Se las apañaban con lo que heredaban y perpetuaban una cadena
de roles en la que la mujer seguía siendo el eslabón perdido, el
complemento, el objeto, recipiente de frustraciones, engaños y
desmanes: Qué puede hacer un muchacho/sólo mentir y mentir/
cuando quiere a una nena conseguir/le dije nena te quiero y ella
se burló de mí/la mentía y se moría por mí/miéntela, miéntela/
ella te prefiere así/hoy me burlo perversamente de ti/es un juego
y las normas son así. El amor tampoco era factible para Jim Dina-
mita, que se afanaba en destruirlo engolfándose en una arrabalera
exhibición de violencia de género, se diría que orquestada por el
hombre del saco: Para tu papá, nena/soy como un mal sueño/A
una guiri violé/al salir del talego/y me llenó de plata/por todo ello/
Si tu mamá supiese, nena/dónde has de besarme/cuando tú quie-
res verme/a mí sonreír… ja.
Sin ánimo de tomar partido, la esencia de esta bicéfala corrien-
te intergeneracional en la que se cobra conciencia de un posible
rock popular en español, que parece pasar directamente de los 60
a los 80, adquiriría plena dimensión poética en el trasunto simbo-
lista que cobró cuerpo en el segundo lp de la Trapera, esta vez en
pluma de Morfi Grey, su cantante. «Misógino», una de sus cancio-
nes, continúa a fecha de hoy siendo uno de los más pretenciosos
ejemplos de incipiente poesía rock en castellano, también uno de
los más llamativos.
178
Barricada Bésame, 2002. diseño
Kike García y Nicolás López
179
DIMENSIONES DEL VERSO ESCUETO
Kiko Veneno
181
todo lo que me había pasado aquella noche. Muchas imágenes, to-
rrenciales, captadas como los sueños, como algo inapelable que no
puedes controlar, sin ninguna corrección, al modo de la escritura au-
tomática. Las palabras se apelotonaron, brotaron con enorme fuerza,
pero ha sido una cosa excepcional, pocas veces me ha pasado esto…
quizá también en ‘Lobo López’.
Son estrofas escritas a primera sangre, pero esa canción aparen-
temente desordenada deja traslucir muchas cosas: yo había leído
poesía y tenía claro el concepto de agrupar las palabras, la fuerza
del romance, del endecasílabo, del verso alejandrino, el verso más
antiguo que nos remite al Mester de Juglaría y después a Gonzalo de
Berceo, al Arcipreste de Hita. Todo eso está vivo, lo está en Paco Ibá-
ñez con cuyas canciones aprendí a tocar la guitarra y a cantar, en mi
aprendizaje estaba presente la tradición popular española, los poetas
clásicos, sus patrones rítmicos. Es una larga corriente poética que se
refleja en mi forma de componer, pero también he bebido de otras
tradiciones: cuando estuve en Estados Unidos, además de discos de
blues me traje muchos discos de corridos mexicanos, estructuras na-
182
rrativas que son romances, formas llanas muy simples, medidas
y acompasadas de contar las cosas; tienen una gran fuerza, pero
ahora están casi en desuso.
Al escribir tengo conciencia de que estoy haciendo algo poético
porque lo que digo es de una forma concisa, con palabras que
resultan expresivas, no he usado la letra como mero soporte para
cantar… aunque no siempre es así. Al hacer las canciones siempre
me he movido a impulsos, pero después me he impuesto una dis-
ciplina de trabajo, algo que me llega cuando empiezo a colaborar
con Santiago Auserón. Él me insistía mucho en esto, en que apro-
vechara la fuerza lírica de canciones como ‘Lobo López’, que tiene
una métrica muy precisa. Perseverar en esa línea es clave, hacerlo
en estructuras rítmicas donde las letras tengan significado.
Los Beatles y otros, aparte de en dichos y frases hechas del
idioma, y en la filosofía popular —«Ayer todos mis problemas eran
tan lejanos…» (‘Yesterday’)—, se basan en un lenguaje actual, el
de la calle, el de la publicidad, el lenguaje pop: es un consejo, una
receta, una llamada, una duda, un hacerse notar, un querer hacer
bailar. Las dos poesías que unen ambos conceptos, que vienen
de lejos pero se actualizan hoy, son el blues y el flamenco: breves,
sintéticas y enormemente expresivas (ley tácita: menos es más).
Al cabo la historia es siempre la misma, ahorremos palabras, pero
las que queden que tengan la fuerza de los elementos. En mis
discos siempre meto una letra flamenca y en el que estoy termi-
nando ahora, titulado ‘Dice la gente’, hay una que resume esto:
«Como un loco a la calle salí / y a la gente que veía / le preguntaba
por ti».
En ‘Volando voy’ lo que se dice es obvio y fácil, su importancia
y su valor radican en la música, la melodía que tiene. Ahí lo fun-
damental es hacer las falsetas rápidas, la velocidad: Camarón con
el Mini por la Gran Vía a 100 por hora, echándose una apuesta. Es
la velocidad, un concepto un poco ye-yé, mod en realidad, eso
también significa ‘Volando voy’, pero la letra, en este caso, es un
simple relleno para cantar, son los lugares comunes dichos de
manera que no resulten pesados. No es el arte de no decir nada,
sino todo lo contrario: es el arte de decir mucho, pero con pocas
palabras aunque muy sustanciales. Esa es la clave de los mensa-
jes populares, es lo que hacen Chavela Vargas, Atahualpa Yupanki,
Violeta Parra… lo que hacen todos los grandes de la música.
Las canciones existen cuando la gente las hace suyas. Ocurre
con ‘Volando voy’, cuando el público dice «Si tengo frío / busco
a mi abuela», y pasa igual en ‘Echo de menos’, que dice: «Si tú
no te das cuentas de lo que vale el mundo, es una tontería», pero
varían la letra y cantan «Si tú no te das cuentas de lo que vales,
183
Kiko Veneno El hombre invisible, 2005.
ilustración Javier Mariscal
184
Reír y llorar
Sentado en la fuente
San José de Arimatea Me mojo la cara
Y un aire caliente…
Malditas palabras
A la caída de la tarde
San José de Arimatea La Coca-Cola
dejó la radio en el suelo y se puso a bailar. Siempre es igual
No pensaba en el trabajo que había puesto en su hacienda Pero yo no,
y siempre había sospechado quién le robaba las almendras Yo puedo cambiar
pero esta vez lo vio y lo invitó a fumar. Yo no quiero más
No tenía ningún callo Tener buena suerte
que lo avisara de tormenta Abrázame fuerte
nunca supo distinguir la estrella polar. Y hazme volar
Hazme reír
Sentado bajo la higuera recogía con cuidado Hazme llorar
el fruto que los pájaros habían ya picoteado Reír y llorar
y guardaban para él su mayor dulzor.
Mirando a los cielos
Y si a veces ayunaba Con los pies en la maceta
no era que nadie lo tentaba Yo también tengo
era sólo por ver nuevos colores en el sol. Mi fórmula secreta
La Velvet expandida
Alfredo Taján
186
Al comienzo de su carrera Reed lideró una de las formaciones
musicales míticas de la escena del rock de todos los tiempos: The
Velvet Underground; Reed estuvo acompañado de dos figuras
esenciales, el genial John Cale y la alemana de origen húngaro
Crista Paffgen, más conocida como Nico, deidad del harmonio, ex-
céntrica modelo de pasarelas siderales, intérprete y compositora,
además de intensa drogadicta. Los restantes compañeros de viaje
de la Velvet entraban y salían, hasta que acabaron comiéndose los
unos a los otros; en realidad esa fue la auténtica Exploding Plastic
Inevitable que Andy Warhol, su protector, soñó para ellos, aunque
Él siempre supo estar un paso delante de la moda, Él marcaba la
moda, sólo Él conocía la importancia del plátano que pintó para
la portada de su disco más conocido, Velvet & Nico, que había
editado el excéntrico sello Verve, por cierto, de igual nombre que
la revista artístico/literaria de la vanguardia europea, que luego
también sirvió para bautizar a un anodino grupo musical británico
de los años noventa.
Tesis, antítesis y síntesis: sign of the time; los humos lánguidos
de la Beat Generation, las rupturas personales y estilísticas de
Ginsberg, Ferlinghetti y Kerouac, dieron lugar al espantoso movi-
miento hippy que convirtió la idiocia flower power en una respe-
table cualidad, y envió a mucha gente a la tumba, exactamente
igual que a principios de los años setenta hiciera el mismísimo
Lou Reed, con sus himnos dedicados a la dulce heroína, cuando
en estos días, sorpresas te da la vida, impide que se encienda un
vulgar cigarrillo en sus conciertos.
Precisamente ni Reed, ni Cale, ni la diosa Nico, ni el resto de
los fundadores de la Velvet, abrazaron la idolatría hippy, su carác-
ter totémico, sus budas, sus substancias botánicas, al contrario,
por diferentes razones los Velvet odiaban el espíritu que inspiró
Woodstock, eran incómodos por naturaleza, el establishment
musical les despreciaba y ellos detestaban con idéntica pasión
a muchos de sus colegas. Es conocido el desencuentro entre Lou
Reed y Jim Morrison, líder de The Doors; tampoco Mick Jagger, que
de hippy no tenía nada, les hizo mucho caso. Lo cierto es que la
actitud fría y sadomasoquista de Lou y sus compañeros no fue
sino una deliberada reacción —velvet en inglés significa terciope-
lo—, por una parte a los harapos y piojos multicolores de la alegría
flower power, y por otra, al ingenuismo básico de la rebeldía rock.
Investigar sobre la Velvet significa adentrarse en un laberinto
poblado de zombis y freaks transitando por un universo de sexo
sórdido y peligrosas adicciones, en el que las guitarras distorsio-
nadas contrastan con la voz espectral de Nico, los sugerentes vio-
lines del gran John Cale, y las letras de Lou: salmos sobre la caída.
187
En sus actuaciones en directo añadían obsesiones de la Factory y
un bailarín protegido de Andy, Gerard Malanga, se autoflagelaba
en escena, mientras que el cabaret alcanzaba su cenit cuando
Nico abría sus brazos de ángel azul y entonaba desde las tinieblas
«I’ll be your mirror» o «Femme Fatale». Pero ese aquelarre neoyor-
kino —sin New York jamás hubiera surgido tamaña reunión—, duró
poco tiempo: Nico dio un portazo e inició una zigzagueante ca-
rrera en solitario, John Cale siguió el mismo camino, y hasta Reed
huyó despavorido mientras su invento se diluía en las manos de
Doug Yule.
Eduardo Haro Ibars escribió con lucidez alucinada: «como
corresponde a su vida perversa, The Velvet Underground tuvo un
destino vampírico y alcanzó la vida después de su muerte» 1, y
efectivamente así fue: cuando Reed alcanzó el reconocimiento
como artista del glam o gay rock, ayudado por David Bowie, al que
nunca, por cierto, le agradeció lo suficiente Transformer, el álbum
que el Duque Blanco le apadrinó en el 72, pues bien, cuando este
éxito se produjo, arrastró al de su antiguo grupo porque las can-
ciones se confundían, se solapaban: «All Tomorrows Parties», «He-
roin», «Pale Blue Eyes», «White Light/White Heat», «Sweet Jane»,
«Sunday Morning», «Run, run, run», «Im waiting for my man», la
citada «I’ll be your mirror», que habían sido compuestas e inter-
pretadas, con tino aunque sin buena producción, en el seno de la
Velvet, se incorporaron impolutas al catálogo de Lou Reed, y este
no tuvo más remedio que aceptar que la leyenda creciera, con él
incluido, hasta convertirse en un grupo de culto que ha mantenido
su influencia de generación en generación hasta llegar intacta a
nuestros días.
188
Herminio Molero Bocetos para el hombre que mató el rock & roll, 1976
189
Solo una minoría de españoles seguía el rastro de las últimas
tendencias del underground musical anglosajón cuyo ascendiente
cultural en el resto de los países occidentales era indiscutible;
además, dentro de esa minoría la tendencia predominante era el
rock llamado sinfónico, psicodélico o progresivo, cuyas bandas
emblemáticas eran Jethro Tull, Yes, Génesis, Emerson Lake &
Palmer, King Crimson o Pink Floyd, grupos que fueron muy bien
acogidos en España, mientras que el glam rock británico o esta-
dounidense cosechó escasa repercusión, al contrario, yo diría que
hasta repulsión, quizá por las imágenes amaneradas que despren-
dían sus ídolos y por las insinuaciones homoeróticas de sus letras,
que apabullaban por igual a la censura y a nuestros melenudos.
No fue hasta principios de los ochenta, y amparados por el movi-
miento New Romantic, cuando David Bowie o Roxy Music, los dos
principales exponentes del glam británico, alcanzaron un reco-
nocimiento en las listas españolas, pero Marc Bolan y sus T. Rex,
New York Dolls, Alice Cooper, Gary Glitter, Sweet, Slade o Mott the
hoople pasaron casi desapercibidos.
No obstante, el grupo Rolling Stone y Lou Reed lograron una
legión de fans en la España de los años setenta. El primer caso se
explica por la agresiva campaña publicitaria que se desató urbi
et orbi en torno a los Rolling, y porque, en realidad, sus satánicas
majestades no eran tan malignas y se adaptaban al estrecho main
street nacional, eso sí, sin apenas traducir sus letras, basándose
en el tirón que ocasionaba el mito Jagger y soslayando sus ele-
mentales provocaciones.
Sin embargo, la música de Lou Reed alcanzó un aceptable nivel
de fans en España gracias a su imagen de cuero negro, su pelo
rapado al cero, su dicción arrastrada y esas letras que describían
un mundo sumergido, desesperado y marginal; con el hit «Walk
on the wild side» se identificó con Lou una minoría de españoles
adelantada a su tiempo, cuya avanzadilla era de estirpe artístico-
literaria, indudablemente antifranquista, pero que no luchaban
sólo contra la dictadura sino contra los valores que acuñaba el sis-
tema; se trataba de una minoría contracultural, premoderna, aje-
nos a los gustos del ciudadano medio en general, daba lo mismo
que fuera conservador o progresista, debido a sus lecturas hete-
rodoxas, preferencias sexuales prohibidas y adicciones innombra-
bles. Si hojean revistas de la época como Star, cuya directora era
Karmele Marchante, Quimera, Ajoblanco o Vibraciones, estas les
mostrarán dónde viajaba, qué leía y oía buena parte de aquella
élite, en este último apartado la Velvet y Lou Reed ocupaban un
trono indestructible.
La estatuaria depredadora y noctívaga de Lou Reed tuvo en Es-
190
paña un correlato visual en los personajes del cómic Anarcoma de
Rafael Pérez-Mínguez
Brazo de arquero, 1973 Nazario y en el universo íntimo de algún creador de la Nueva Figu-
ración pictórica madrileña, a los que ahora se les llama Esquizos;
a su vez el submundo de Reed y la Velvet influyó en autores litera-
rios inclasificables como el citado Haro Ibars, también podríamos
encontrar conexiones con el ensayista José Luis Giménez Frontín,
con José Miguel Ullán, y con Leopoldo María Panero —sobre todo
la cruel melancolía del poemario Así se fundó Carnaby Street
(1970), en el que extraigo similitudes emocionales, nunca conexio-
nes intelectuales, con las canciones de Reed; a su vez, el libro de
poemas Escatófago del malagueño Fernando Merlo, al que no nos
cansaremos de reivindicar como cultivador de una poesía singular
que se alejaba de los parámetros del momento, es otra demostra-
ción de la fuerza de la Velvet y de las zonas abisales de la misma.
Para terminar este elenco de urgencia, el narrador y poeta Manuel
Vilas (nacido en 1962), otro heterodoxo, ha cultivado una poética
de los alrededores poblada de texturas velvetianas y de noches en
el lado salvaje.
En cualquier caso, la pútrida corte neoyorkina de Andy Warhol
carece de argumentos para quejarse: chaperos, prostitutas, proxe-
netas, transexuales, pajilleros, drogadictos, todos los de la otra
acera, consiguieron llegar al estrellato gracias a The Velvet Under-
ground, que gimió con sus placeres y bramó con el agudo dolor
del jaco, su melodía predilecta: Men of good fortune, often cause
empire to fall, while men of por beginnings, often can’t to anything
at all.
Dios o el demonio los tenga en su gloria.
191
LA MOVIDA
, 1983.
canciones malditas
Kaka de Lux Las
a
foto Óscar Vallin
192
Ana Curra Ana Curra, 1987. diseño & foto Alberto García Alix
193
¿qué hace una
chica como tú
en un sitio Zombies Groenlandia, 1980
como este?
¿Qué hace una chica como tú
en un sitio como este?
¿Qué clase de aventura
has venido a buscar?
Los años te delatan, nena,
estás fuera de sitio.
Vas de caza,
¡a quién vas a atrapar?
No utilices
tus juegos conmigo. Azul y Negro La Noche, 1982.
ilustración Óscar Mariné
Burnin
Topo Marea Negra, 1982.
ilustración Juan O. Gatti
para ti
tiempos, 1983.
Pistones Primeros
ta: Uv e
diseño A. Ma
recuerda Formentera
Tú, que has estado en el lado salvaje,
tú, que has sido compañero de viaje
tú,que has sido hijo de la carretera
Glutamato recuerda Formentera.
Ye-yé Un ho
ilustración mbre en mi
Teresa Rose nevera, 1982
nvinge .
Glutamato Ye-Yé
196
Aire
Una noche de resaca al tratar de despertar
noté que por el ombligo me empezaba a desinflar
que mi cuerpo se arrugaba como un papel vegetal
e iba pasando, que curioso, al estado gaseoso.
Y tras la metamorfosis me sentí mucho mejor
era un aire gris oscuro y con bastante polución
se notaba en cualquier caso que era aire de ciudad
que si bien no es el más sano. Lo prefiere el
ser humano.
Aire, soñé por un momento que era aire
Mecano ,1982. ilustración Carlos Martín
Llorente
aire. oxígeno. nitrógeno y argón
sin forma definida ni color
fui aire volador.
Como yo soy muy consciente hasta en esta situación
decidí ser consecuente con mi nueva dimensión
y probé a ser respirado por la que duerme a mi lado
sin entrar en pormenores yo sé hacer cosas mejores.
Como no me satisfizo la experiencia sexual
se me inflaron los vapores, me convertí en huracán
di unas tres o cuatro vueltas y a la quinta me cansé
este cuarto es muy pequeño para las cosas
que sueño.
Aire. soñé por un momento que era aire
aire, oxígeno, nitrógeno y argón
La Mode ,1984. diseño Montxo Algora sin forma definida ni color
fui aire volador.
Y lo siento por mi novia y el cristal que me cargué
me escapé por la ventana y en picado me lancé
pero tuve mala suerte y cuando iba a remontar
me volví otra vez humano, no faltéis al funeral.
Aire, soñé por un momento que era aire
aire, oxígeno, nitrógeno y argón
sin forma definida ni color
fui aire volador.
197
tu tristeza
Un arco iris de color
así entendías tú el amor
todo brillaba bajo el sol
hasta que un lunes se nubló
después un avioncito de papel
se destrozó contra el mantel
yo lo cogí y leí tu adiós escrito en él.
Carlos Berlanga
[Alaska y Los Pegamoides]
198
adios papá
Adiós papá, adiós papá,
consíguenos un poco de dinero más
más dinero
tiempos nuevos,
tiempos salvajes
Tiempos nuevos, tiempos salvajes
toma una arma, eso te salvará
levántate y lucha
esta es tu pelea
levántate y lucha,
Gabinete Caligari Amor Prohibido, 1989. no voy a luchar por ti.
ilustración Pablo Sycet
Jorge Martínez [Los Ilegales]
200
veneno en la piel
Dicen que tienes veneno en la piel, Te crees que eres una bruja consumada,
y es que estás hecha de plástico fino, dicen y lo que pasa es que estás intoxicada, y eso
que tienes un tacto divino, que dices que ya no tomas nada,
y quien te toca se queda con él. pero me dicen por ahí,
que sí, que sí, que sí, que sí.
Y si esta noche quieres ir a bailar,
vete poniendo el disfraz de pecadora, pero Dicen que tienes veneno en la piel,
tendrás que estar lista en media hora, y es que estás hecha de plástico fino, dicen
porque sino yo no te paso a buscar. que tienes un tacto divino,
y quien te toca se queda con él.
Y me sugieres que te lleve a un sitio caro,
a ver si aceptan la cartilla del paro, porque si Dices que yo no soy tu hombre ideal, mientras
no lo tenemos que robar. hojeas con soltura una revista,
y me pregunto si tendrás alguna pista, o
Yo voy haciéndome la cuenta de cabeza, alguna foto de tu tal para cual.
y tú prodigas tu sonrisa con esmero,
y te dedicas a insultar al camarero, Te crees que eres una bruja consumada,
y me salpicas con espuma de cerveza. y lo que pasa es que estás intoxicada, y eso
que dices que ya no tomas nada,
Y a ti te espero en la barra del bar, mientras pero me dicen por ahí,
que tú vas haciendo discoteca, que sí, que sí, que sí, que sí.
como te pases te lo advierto muñeca, que yo
esta vez no te voy a rescatar. Y dicen, dicen.
Ilegales Regreso al sexo químicamente Revólver 1990. foto Alberto García Alix Radio Futura La canción de Juan Perro,
puro, 1992. diseño AS52 Mónica Blanch 1987. ilustración Juan Navarro Baldeweg
201
Esclarecidos Esclarecidos 2, 1985. ilustración Jacobo Pérez-Enciso
arponera
Arponera yo quiero ser arponera y pescar tus sentimientos
contrabando traficaré contrabando de tabaco y oro para ti
muchas noches me verán en la frontera del Gibraltar
toda La Línea conocerás que el tabaco y oro es para ti
y traeré el ámbar gris de un cachalote.
Esclarecidos
desde el jergón
Orquesta Mondragón Caperucita
feroz, 1980
Sigo hablando con las nubes
Ellas me enseñan lo que tuve.
Y esto que no me sube
Desde el jergón os maldigo caperucita feroz
Porque Dios se pasó,
Se pasó conmigo. Hola mi amor yo soy el lobo
Te he comprado un anillo, un pastel y un yoyó
Los Enemigos Hola mi amor soy yo tu lobo
quiero bailar contigo un lindo rock & roll
Hola mi amor yo soy el lobo
La primera vez que oí hablar del rock and roll fue en los años
50 del siglo pasado, cuando era todavía un niño, y debo ese
primer contacto a María Jesús. (María Jesús es mi única herma-
na, tiene cinco años y medio más que yo y, por lo tanto, estaba
en condiciones cronológicas óptimas para asistir en butaca de
primera fila y pasillo al estreno de la cosa, con gente como Bill
Haley, Little Richard o Elvis Presley subidos allá arriba, en el
escenario, con unas tijeritas en la mano, muy cerca de la cinta
de inauguración.) De modo que fue ella, María Jesús, quien me
inficionó en lo del rock, y digo que me inficionó porque tenía
tal cantidad de veneno rockero en la sangre que le salía a bor-
botones hasta por las orejas, y no había manera de escapar a
la música estridente y corrompida que surgía a todas horas de
su pick up. Tenía unos amigos, además, que iban disfrazados
203
EL ROCK Y YO Luis Alberto de Cuenca
de Elvis todo el rato, sin hacer concesiones a otra moda que no
fuese servil imitación de la que puso en órbita el rey del rock.
A mí todo aquello, la verdad, me parecía demasiado mo-
derno, y prefería darle a Shakespeare, cuyas Obras completas
de Aguilar me habían regalado mis padres por haber obteni-
do matrícula de honor en la reválida de 4º, y devorar tebeos
apaisados de Maga, Valenciana y Bruguera como un loco, pen-
sando que ya tendría tiempo de cultivarme en el terreno de la
música pop. El tímido desdén de los doce años se convirtió en
adicción entusiasta cuando llegué a los catorce y descubrí a los
Beatles, que me parecieron ya míos con exclusividad (y no de
las amigos de mi hermana) y que me introdujeron de manera
definitiva, y sin hilo de Ariadna ni guijarros de Pulgarcito que
valiesen, en el laberinto del rock. (Lo cierto es que nunca me
adentré lo suficiente como para alcanzar el sanctasanctórum
de ese laberinto, limitándome a recorrer con ignorante dis-
plicencia las galerías exteriores del dédalo y evitando beber
directamente de la fuente del caos.)
Allá por los últimos años 70, mi buen amigo Fernando Gon-
zález de Canales agotó todo tipo de prórrogas y no tuvo más
remedio que ir a hacer la mili a San Sebastián, donde coincidió
con Javier Gurruchaga, que también cumplía con los deberes
patrios en su ciudad natal. Aquel encuentro resultaría provi-
dencial para mí, pues de él surgieron un buen número de letras
de canciones que, en su inmensa mayoría, fueron firmadas
por los tres, o sea, por Fernando, por Javier y por mí, en varios
elepés de la Orquesta Mondragón que aparecieron entre 1980
y 1985, cuando todavía no había Internet ni teléfonos móviles,
en aquel tiempo bárbaro y oscuro en el que fuimos tan felices.
Yo había emborronado ya muchas cuartillas por aquel
entonces, inundándolas de poemas culturalistas llenos de
nombres propios y de palabras raras aprendidas en mis felices
años universitarios, junto a las siempre alegres chicas de la
Autónoma, entre silabarios micénicos y códices altomedievales
de Virgilio. Había publicado, incluso, algún libro, ganado algún
premio, escrito alguna tesis doctoral, sacado alguna oposición.
Pero nunca, lo que se dice nunca, se me había pasado por la
imaginación escribir una letra para un conjunto de rock. Fue
aquella confluencia mágica entre Fernando, Javier y el que
suscribe lo que hizo que se me abriera de par en par la puerta
de la «literatura» musical, tan distinta de la escritura poética
normal y corriente. En efecto, la letra de una canción pop está
confinada a un ghetto de estribillos y repeticiones que pudie-
ras pensar que es facilísimo de amueblar por dentro, cuando
204
lo cierto es que la confección de una buena letra de canción
exige unos niveles de sencillez perversa y de sabia simplicidad
tan exigentes, que acabas hecho polvo después de una sesión
continua pulsando hacia atrás y hacia delante en los respecti-
vos botones del aparato reproductor (¿a que queda muy bien lo
de los botones y el aparato reproductor?) que hace que suene
la maqueta musical objeto de tus desvelos. Al final todo acaba
encajando, como en un puzzle de un montón de piezas. Para
ello, sin embargo, ha sido imprescindible olvidarte de que eres
poeta a la hora de enfrentarte con una letra de canción. A pesar
de todo, las letras que escribimos para la Orquesta Mondragón
entre 1980 y 1985 guardan un estrecho parentesco estético
y un evidente aire de familia con los versos contenidos en La
caja de plata (1985) y El otro sueño (1987), dos libros míos de
aquella época, lo que no sé si les concede un valor añadido o
les resta el escaso valor que pudieran tener.
En el extremo opuesto de la tarea de rellenar con palabras
una serie de temas musicales enlatados, está el que alguien
ponga música a tus propios poemas, cosa que ha hecho ya —y
piensa hacer en el futuro— con mis versos ni más ni menos
que José María Sanz, Loquillo, uno de nuestros rockeros más
auténticos, conspicuos y geniales. Dentro de poco verá luz un
nuevo CD suyo con unos quince temas extraídos ad pedem
litterae de mis libros poéticos, entendiendo que en mis poe-
mas alienta el mismo espíritu que en el rock practicado por el
Loco, Sabino Méndez & Co. Me hace mucha ilusión esta nueva
singladura hacia ninguna parte, porque los compañeros de
viaje son especialmente divertidos, y porque mi amigo Gabriel
Sopeña ha empuñado el timón de la música, y porque mi viejo
camarada Jaime Stinus (que tocó in illo tempore en la Mondra-
gón) ha dado un toque mágico a cada tema.
Éstas han sido las etapas, ya superadas, de mi vuelta ciclis-
ta al rock: supe lo que era el rock and roll hace cincuenta años,
por mi hermana María Jesús; me enamoré a los catorce años
de la música de los Beatles (no de los Rolling, observen el ma-
tiz); a partir de los 80 del siglo pasado, escribí letras para los
amigos (Javier Gurruchaga, Loquillo), y, ya en el siglo xxi, ha
habido amigos (Loquillo, Joaquín Lera, Santiago Gómez Valver-
de) que han puesto música a mis poemas. Ya sólo queda una
palabra que añadir a lo dicho: continuará.
205
V E G A
TO NIO ditos
AN
anusc
r i t o s iné
m
Las tres vidas
El recuerdo imborrable
De aquellos viajes interminables La segunda para vivirlo
Que la tierra detenían y la tercera para escribirlo
Y la noche al día ya no sucedía
Me sentiré entonces orgulloso
Aquel tiempo dilatado de haber completado el ciclo.
Creó la geometría Quizá una tarea encomendada
Que alguien dibujó una vez o simplemente elegida, la de transportar
Sobre campos abrasados la vida conmigo hasta el último aliento
Porque si algo me acompaña desde
Pero el deseo de correr el primer día, son mis pasos y he de
Es el deseo de parar hacer llegar el cuento que estos escriben
Es sólo cuestión de interpretar para así poder afirmar que de las tres
vidas la primera fue para soñarlo.
Y aquella invariabilidad
Que corre en un tiempo fugaz
Verás pardos colores me decía
l amanecer
Llamarían a la puerta de
s do rmían
Cuando aún mis ojo
Reflejos de la mañana
Fusión eterna
dilatado
Entregado a un tiempo
piro
Un soplo del aire que res
sp aci to ha cia el silencio
Me empuja de
calle el mundo
El que quedará cuando sentidos
la nana que hechiza los
Y susurren los sueños
n herido
en busca de un corazó
Partiré, entonces raudo o tiempo naciera
nos el dolor que en otr
Para que alivien mis ma
s del pasado
De mirar el futuro con ojo
el presente?
¿Dónde dejaste s
ellas de tus propios pie
De caminar sobre las hu as
mpo que esc uch
De hablar al mismo tie
qu ere r vivir
De vivir queriendo
208
que pasaron sen-
No son las horas gio.
l fuego en el refu
tado junto a aque e
onía de la gota qu
Tampoco la monot
elo convertida en
caía y llegaba al su un
tica sensación de
hielo. La apocalíp de la tie rra
las époc as
mundo helado en el su el o
grietas en
joven, cuando las ntes
r ru gidos incandesce
dejaban escapa r de ag ua.
brían de vapo
y los cielos se cu de l sig lo
fue una noche
Aquella noche no e a
cedía llevándom
xxi, el tiempo retro ga-
a formación casi
los orígenes de un sy
buenos propósito
seosa repleta de «s ál ve se
incipio s de
seguida por los pr ue de qu e
or aun «p
quien pueda» o pe be ne fic iario
Sería yo el
alguien se salve». de sig ni os
gada por los
de esa gracia otor
nipresente?
de la naturaleza om
Letras escogidas
FERNANDO ARIZA
Ayatollah
P
uedes llevarme al Irán y presentarme al Imán,
pasearme por Teherán y mandarme al frente de
Irak. Puedes colgarme de los pies y fusilarme
también, cortarme las manos sin piedad y llevarte Parálisis
a mi chica ye-yé. Ayatollah, no me toques la pirola.
Ayatollah, no me toques la pirola. Ayatollah, no
Permanente
me toques la pirola más. Sabes que no soy del
Sha pero en el nombre de Alá te lo pido una vez
más, no me toques la pirola jamás. En el desierto
me verás bailando el chachachá, soy un enemigo
de Alá, no me gusta la rumba ni el jazz. Ayatollah,
no me toques la pirola. Ayatollah, no me toques la
pirola. Ayatollah, no me toques la pirola más. Sólo
vine a comprar pan, a mí todo me sale mal. Sólo
vine a comprar pan y me enseñasteis el Corán. En
el desierto me verás bailando el chachachá, soy un
enemigo de Alá, no me gusta la rumba ni el jazz.
Ayatollah, no me toques la pirola. Ayatollah, no me
toques la pirola. Ayatollah, no me toques la pirola
más. Ayatollah.
210
Fecha caducada
Comenzar una carrera discográfica con un disco en directo
sólo se le ocurre a un grupo con mucha cara dura o a uno
con enorme confianza en sí mismo. Esas dos cosas tenían
Los Piratas y por eso fueron capaces de zarpar del puerto del
pop, hacer escala en el rock y atracar definitivamente en el
mágico mundo de las maquinitas. En 1997 hicieron «Manual
para fieles», un auténtico vademécum de canciones perfec-
tas que los dejó a las puertas de su salto a la fama mundial.
Ahora que Iván Ferreiro navega en solitario se sigue echando
de menos un barco lleno de bucaneros.
foto José Luis Santaelia
Y
los demonios de la noche bajaron y nos rompieron los oídos gritando lo que tú nunca quie-
res oír, creo que explotó la habitación y se quedó tan fría la cama que tú no parabas de
llorar. No me importaría morirme ahora por que no me queda nada, sólo me quedas tú, tú y
esta cama oxidada, creo que no llegaré a mañana. Ya verás, sigue así, perfectamente puesta, que
siempre está invitada con fecha caducada. Ya verás, sigue así, con fecha caducada, que todo así
compensará. Y los demonios de la noche bajaron y nos gritaron al oído: ¡quitad, poned, encended
la luz para ver las sombras que todo se nos va de las manos sin querer! Seguid gritándonos a la
cara como dos hermanas: ¡luchar, perder, hablar, llegar a nada, que pronto quemaremos la cama,
nuestro hogar! Ya verás, sigue así, perfectamente puesta, que siempre está invitada con fecha
caducada. Ya verás, sigue así, con fecha caducada, que todo así compensará.
M
e miro en el espejo y soy feliz y no pienso nun-
ca en nadie más que en mí, y no pienso nunca
en nadie más que en mí. Leo libros que no
Autosuficiencia entiendo más que yo, oigo cintas que he grabado con mi
voz, oigo cintas que he grabado con mi voz. Encerrado
En octubre de 1981, Parálisis Per- en mi casa, todo me da igual, ya no necesito a nadie,
manente, grupo madrileño formado no saldré jamás. Y me baño en agua fría sin parar y me
entonces por Eduardo Benavente corto con cuchillas de afeitar, y me corto con cuchillas
y los hermanos Nacho y Johnny de afeitar. Me tumbo en el suelo de mi habitación y veo
Canut, graba un ep compartido con mi cuerpo en descomposición, y veo mi cuerpo en des-
Gabinete Caligari. Parálisis aporta composición. Encerrado en mi casa, todo me da igual,
«Autosuficiencia» y «Tengo un pa- ya no necesito a nadie, no saldré jamás. Ahora soy inde-
sajero». Las mil copias editadas con pendiente, ya no necesito gente, ya soy autosuficiente
el sello navarro Tic-Tac se agotan en al fin. Me miro en el espejo y soy feliz y no pienso nunca
seguida. Cuando en 1982 el grupo en nadie mas que en mí, y no pienso nunca en nadie
graba su primer lp, «El acto», deci- más que en mí. Leo libros que no entiendo más que yo,
den no incluir en él este tema del oigo cintas que he grabado con mi voz, oigo cin tas que
que llegaron a grabar un video-clip, he grabado con mi voz. Encerrado en mi casa, todo me da
el único de su corta carrera. igual, ya no necesito a nadie, no saldré jamás. Ahora soy
independiente, ya no necesito gente, ya soy autosuficiente
al fin. Me miro en el espejo y soy feliz.
211
Siempre libre
Y
a desde el colegio tuve siempre que aguantar alguien
cerca mío para hacerme recordar todos mis deberes
desde aquel rincón para imponerlos por la fuerza o la
razón. Cuando el film se venga abajo, Johnny recuérdame. Con
el tiempo a golpes ellos me hicieron crecer, cogí la guitarra
como quien podía haber cogido el revólver de tener más valor
o, simplemente, menos sentido del humor. Cuando el film se
venga abajo, Johnny recuérdame. Y hoy me he descubierto
como aquel lobo que soy, ladrón en tu mundo, anarquista de
salón, para mantenerme para siempre en libertad sea a costa
tuya o de la sociedad. Cuando el film se venga abajo, Johnny
recuérdame. Ooooh, siempre libre. Puedes reprocharme mi
sinceridad, suele consolarte falsa solidaridad. Crecí a golpes
para mi ingenua imaginación, ya desde pequeño me hicisteis
como soy. Cuando el film se venga abajo, Johnny recuérdame,
recuérdame, recuérdame. Así, si algún día ves tu mundo es-
tallar, yo, probablemente, nunca te vaya a ayudar. No me creo
mundos ni causas que quemar, nada que me ate, para siem-
pre en libertad. Oooh, siempre libre…
212
Reunión en la cumbre
e ha reunido un comité de expertos y ha decidido que se
acabó lo nuestro, y a mí me habría gustado haber partici-
pado en el proceso. Se ha reunido el comité de empresa
y ha decidido que se acabó la fiesta, o estás de nuestra parte
o vete preparando las maletas. Se ha reunido la junta de accio-
nistas, ha decidido que te pierdas de vista, que últimamente te
estabas pasando de lista. Se ha reunido la junta extraordinaria
y ha decidido que no les hace gracia otra vez el mismo chiste y
que por qué no lo cambias, a ver para cuándo lo cambias. Se ha
reunido un grupo de empresarios y ha decidido ponerte un sala-
rio para que me estés jodiendo la mayor parte del tiempo. Se ha
reunido el consejo de ministros y ha decidido decirle al obispo
que yo me estoy colando y a ver si aquí el que paga es siempre
el mismo. Se han reunido los de la policía y han decidido que la
comisaría es el sitio adecuado para que pases el día. Se ha re-
unido el cónclave romano y ha decidido que te han excomulgado
por lo que vienes diciendo, por lo que vienes contando, las basu-
ras que vienes contando. Se ha reunido un corro de vecinas y ha
decidido que digas lo que digas nadie te va a hacer ni caso, ellas
no se dan por aludidas. Se han reunido más de quince locas y
han decidido tocarme las pelotas y lo están consiguiendo, me
voy a quedar en el intento, me voy a quedar en el intento.
213
El alarido del macho alfa
(y otras leyendas del extrarradio)
Antonio M. Sánchez
Barón Rojo
Metalmorfosis, 1983.
ilustración Ángel Ortiz
215
Banzai Duro y potente, 1984. diseño Ángel Ortiz Obús Otra vez en ruta, 1988. diseño Elías González
216
Si te buscas la vida en este pudridero / a tu colega no debes tangar
/ Distingue disfraces y juega tus cartas / porque las cosas andan
muy mal (…) / En tus movidas a los colegas / no des el palo /
funciona legal
«Funciona legal» (Banzai, 1983)
217
Hamburguesas de colores / para niños de estaban hartos de letras de alto voltaje
de Sodoma / Muñecas de porcelana / y sexual (véase casi cualquier tema de AC/
caballeros de goma / En la chabola las DC). Incluso a los grupos influidos por la
lágrimas / formaron mares de hiel / con corriente glam californiana o el ‘heavy de
barquitos de miseria / y diosecillos de peluquería’ (Bella Bestia, o más tarde los
papel maqueados y edulcorados Sangre Azul) les
«Sodoma y chabola» (Leño, 1979) faltaba sustancia comparados con los ame-
ricanos. Salvo los imponentes Obús, a cuyo
…a las ansias de libertad de «Entre las cejas» poderío escénico se unía una desfachatez y
o las críticas a la hipocresía del poder de un sentido del humor con los que bordaban
«¡Que tire la toalla!», las letras de Rosendo exabruptos de macho en celo («Da igual»,
hacían tarareable la rebeldía del chaval de «La mano diestra») o jugosas odas a las
clase baja. Pero si Leño fueron bisagra entre drogas llenas de dobles sentidos escritos a
el rock urbano y el metal, los ‘Barones’ y tiza mientras bebían birras en los recreati-
Obús ya sí llevaban tachas y en lo musical vos de Vallecas…
olisqueaban el rastro de la renovadora New
Wave of British Heavy Metal. Por una raya saqué la nariz / después
En esta primera oleada predominan los el resto y empecé a vivir / Más que la
estribillos coreables, susceptibles de unir chapas y más que el balón / las tres en
a la basca en conciertos-ceremonias en los raya fue mi vocación / Estaba claro que
que el oficiante revalida la pertenencia a la no era normal / que tanta raya no es algo
tribu y el orgullo de la diferencia con una casual / Rayas en mapas y en una pared
pose de rebeldía que se vive como sincera. / muros, fronteras aquí no entra usted /
Aunque se siga hablando del apocalipsis Porras, barrotes en una prisión / rayas
(«Pesadilla nuclear» —Obús—, «Hiroshima» que dicen dónde y dónde no / Tú te las
—Barón Rojo—) y de alienación… tomas con resignación / yo me las tomo
por inspiración / Que te olvides de mí / no
Vivimos en el reino de la incomunicación / me cuentes batallas / Que te olvides de
la gente se pudre en su jaula de hormigón mí / cuando pillo una raya / yo me la paso
«Incomunicación» (Barón Rojo, 1982) por la punta de la nariz / Rayas morales
para limitar / según algunos lo del bien y
…la voz de la calle se vuelve autorreferencial, el mal / Buenos cristianos y buena salud /
de lo que dan fe innumerables temas que tu mente a raya hasta el ataúd / Tú te las
describen el ritual («Voy a tu ciudad» —Ban- tomas con resignación / yo me las tomo
zai—, «Concierto para ellos» —Barón Rojo—). por inspiración
¿Y el sexo? Curiosamente, la virilidad es «La raya» (Obús, 1983)
relativamente poco explícita, aparece como
sublimada u oculta en cursilerías amoro- Pero el heavy deja de tener sentido como
sas (peligro cuando un metalero ibérico se crónica adolescente en los años 90 por
pone tierno y graba baladas). Y es que en varias razones. Unas en clave sociológica:
España el heavy es un género inocente, en se consolida el Estado de Bienestar, sube
el que hasta la actitud machista es pueril y el nivel de vida. Antes, el chaval de clase
el erotismo aparece mitificado y lejano, al baja ladraba su alienación en la pandilla;
contrario que en el mundo anglosajón, don- ahora, el niño de clase media se ahoga solo
218
en la habitación. Otros estilos narran mejor lidad juvenil. Curiosamente, se decía que
esta sensación de desasosiego, además de hasta a Rosendo Mercado le dolía tener un
que el consumo de música en soledad hace hijo rapero, tal como a un padre de 1980
que se difuminen las barreras que separan aficionado a Rafael Farina le molestaban
las tribus. los discos de Black Sabbath o UFO. Ade-
En lo generacional, los padres de esa más, la edad de entrada en la adolescencia
década se criaron oyendo a Deep Purple o se adelanta. Y a un chaval de once años lo
Zeppelin y ya no se asustan por chillidos tienes que enganchar con algo distinto a
de guitarras; incluso los jefes te guiñan el una letra social o de bravucón de polígo-
ojo al ver la camiseta de los AC/DC. Serán no (será el turno del heavy ‘de dragones
ahora otros géneros, desde el hip-hop hasta y mazmorras’).
el black metal, el industrial o la electrónica Hay también elementos de tipo simbóli-
dura los que actúen como identificadores co que coinciden con el declive del género:
de la rebeldía generacional. De ellos, el hip- si el impactante vocalista de los Judas,
hop es el que recoge el testigo de la grupa- Rob Halford, quintaesencia del ‘poder del
219
Rosendo Siempre hay una historia, 1999
metal’, reconoce ante sus perplejos fieles
que es gay, y de los cañeros, ¿qué le queda
de masculinidad rampante al heavy? Y por
último, no hay que olvidar las razones far-
macológicas. El éxtasis no es una sustancia
idónea para amenizar ‘riffs’ de guitarras y
solos de batería.
A partir de entonces, renovarse o morir,
se perciben dos procesos: por un lado, el
metal ‘convencional’ reduce la edad media
de sus huestes, y se empacha de literatura
artúrica y cantares de gesta, novela históri-
ca y nostalgia imperial; por otro, las nuevas
Reincidentes Ni un paso atrás, 1991. tendencias se inclinan por la introspección
ilustración Luis Alfaro en su retórica. En el primer caso, descue-
llan los primeros Avalanch («Torquemada»,
«Excalibur», «Cid», «Pelayo»), Tierra Santa
(«Los 10 mandamientos», «Medieval», «Re-
conquista») y sobre todo Mägo de Oz, grupo
este último que lleva al paroxismo el potaje
entre lo gótico, lo celta, lo quijotesco y las
historias de brujería y magia. Y es que de
aquellos polvos proceden estos lodos: re-
cuérdese que durante años «La emisión Pi-
rata», biblia radiofónica del heavy español,
comenzaba con la versión metalera de Lan-
celot del poema de Espronceda «Canción
del pirata», que también fue luego revisado
por Tierra Santa y Sangre Azul.
Más interés tienen los versos del segun-
do sendero en el que se bifurcan los soni-
dos duros tras la crisis de los noventa. En
Extremoduro Iros todos a tomar por culo, 1997. el equipo de la savia fresca reinan Hamlet,
ilustración Ramone quienes ya desde sus comienzos combinan
en su potente metal contemporáneo los ver-
sos sociopolíticos de «J.F.» («Jodido facha»)
o la anáfora reivindicativa de «Irracional»…
220
…con divagaciones sobre la angustia vital…
221
mis tinieblas.(…) / Nosotras no las vemos
/ Las hormigas comentan. / Y el caracol:
mi vista/ sólo alcanza a las hierbas’ /
Que nada me interesa de alrededor / y
me subo a lo más alto de la locura, / me
encuentro a mi princesa hablando con la
luna / echándose carreras a ver quién es
más puta
«Puta» (Extremoduro, 2002)
222
Koma Sinónimo de ofender, 2004. diseño Iñaki
Redin Kortatu ,1985. diseño Txabi Oneka y Fermín
Murguruza
la lírica del renovado rock duro urbano han sepultado y hecho olvidar la
ingenuidad de los estribillos primarios y el vello sudoroso del rampante
macho alfa de los ochenta. Temas como aquel de Los Piolines que decía
El jebi no es violencia / el jebi es cultura / me la pone tiesa / me la pone
dura… / Jebi metaaal es totaaaaaal ya no resumen el ‘zeitgeist’ del viejo
género de las tachas y los gritos desaforados.
Los Suaves Adiós, adiós, 2010. diseño Eva Domínguez e Ignacio Pérez
223
SUCEDE SI TE ATREVES A NACER
HISTORIA TRISTE
ENTRE DOS MARES
Pasan los años,
pasa tu vida, No puedo concebir que tú seas tan idiota
pasan los meses, El triunfo del poder siempre es una derrota
pasan tus días, Tantos homenajes por personajes muertos
pasan las horas, Primero el puñetazo, luego el monumento.
también tus minutos,
este puede ser tu último segundo! Platero y Tú
Eskorbuto
PVP
224
Florencia Rojas Poesía del Rock, 2010
VÍRGENES SANGRANTES
DERRIBOS ARIAS
225
Albert Pla
LA CO L I L LA
Era una camioneta repleta |
de espaldas mojadas yendo en una gasolinera? || Pues que
| a la frontera | buscando la hace ¡¡pummm!! | Pues que hace
meca buscando la happy | ¡¡pufff!! | La explosión se oyó en
buscando Miami y la vida light. todo Texas | era el comienzo de
|| Les esperaban los Federales una gran gesta. || Pues una chis-
| licenciados en humanida- pa pilló una tubería | de esas
des. | Vaya coraje muerte al subterráneas de gas homicida |
mestizaje | ni el General Custer que explotó bajo una refinería
fue tan salvaje. || ¡Los quiero | de esas petrolíferas nucleari-
todos vivos o muertos! | Gritó zadas || Y también gracias a la
el sargento a la caza del indio policía | y al super cuerpo de
| doy diez mil pesos a quien los bomberos | se extendió
me traiga | la cabellera del el fuego de pozo en pozo |
más mestizo || Una cabeza desde el Paso hasta San An-
cayó en la arena | en la arena tonio. || Y es que el petróleo noticias | que el fuego seguía
cayó la cabeza | de Carlos es superinflamable | así que seguía seguía | El fuego se iba
Cuesta último descendiente Texas voló por los aires | era de New Laredo | Cruzando el
| de Moctezuma un jefazo la hoguera de las vanidades | desierto por el gaseoducto |
azteca || Su cabeza cayó en era el infierno de los cobardes Y en California fue recibido |
la arena | ¡Ay! en la arena la || Con tanta industria y con con artificios y pirotecnia || La
cabeza | de Carlos Cuesta y tanta cañería | tanto cableado cabeza de Carlos Cuesta seguía
ya estaba muerta pero aún tan bien comunicado | fue muy | muerta tirada en la arena
iba fumando rodando y fu- sencillo pa’ la colilla | sembrar | pero su cigarro se abría el
mando || Y el cigarrito cayó de de fuego todo el Estado. || Una paso | se estaba cumpliendo
sus labios | sería por miedo central nuclear por aquí | un | el Sueño Americano. || En
que seguía huyendo y siguió arsenal militar por allá | y en San Francisco era la sensación
rodando y sin darse cuenta | un plis plas de aquí para allá | | estaba de moda en toda la
cruzó la frontera y se puso a Santa Bárbara qué barbaridad nación | Entró en San Diego por
salvo || ¡Welcome to United || La colilla seguía seguía y la puerta grande | la costa Oeste
States of America! | Santa Bár- seguía | Alabama, Missouri, estaba a sus pies || Muchos efec-
bara bendita | protege a esta Louisiana, Georgia | y lo peor tos especiales | pa’ quemar todo
pobre colillita | que echa que es que aún nadie sabía | qué Silicon Valley | llegó a los Ángeles
echa que echa humo || Esta pasaría llegando a Florida: | ¡viva el buen cine! | se quema la
es la historia de un cigarrito | Que en una milésima de cen- industria de Hollywood || Luego la
o mejor dicho de la colilla | de tésima | explotó una base de la colilla se fue a las Vegas | tirada
un cigarrito que fue rodando | marina | de esas que fabricaba en la acera vio otra colilla | le
desde Laredo hasta Washing- yo qué sé | porquerías atómicas prendió fuego juega conmigo |
ton. | Pa’ una colilla la chispa químicas | muy radioactivas || apuesto al rojo a que lo quemo
de la vida | no es la coca-cola, A tomar po’l culo toda Florida, todo. || Así que todos los ciga-
que es la gasolina | ¿Qué es lo | las dos Carolinas, la pobre rritos | tirados, pisados, los más
que pasa si una colilla | se cuela Virginia | y en el Oeste llegaban oprimidos | se hicieron todos del
226
Houston, tenemos un problema…
| Houston, tenemos un problema.
| Y es que estoy que hecho humo…
|| Sta. Bárbara baila que baila | de
su mirada tan inmaculada | lanza-
ba rayos, lanzaba truenos | sobre
la tierra norteamericana. | Era todo
como Disneylandia | mucha fan-
tasía muy bien animada | cuando
más arriba se sube en la cima | más
duro seguro será la caída. || Porque
luego vinieron las plagas | salieron
las ratas buscando carne huma-
na | y la lluvia ácida arrasaba |
Wisconsin y | toda Minneápolis
Albert Pla La diferencia, 2008
e Indianápolis. || A que no saben
dónde estaba escondido | el
famosísimo botón rojo | estaba
Jack Daniels | era mas tóxico que sumergido muy bien protegido
el Mcdonald | que mal que huele | bajo del lago de Michigan. ||
Sindicato | había nacido la mafia cuando se quema | una bandera Sólo tenía que haber explotado |
del fuego. || Mientras en algún con tanta estrella || Se nos que- en caso que el país hubiera sido
Estado Sureño | un montón de ma el salvaje oeste | ¡Ay va! qué atacado | pero hubo un fallo, el
puros Habanos | sembraba el peste, qué mala suerte | arde botón se apretó | y el holocausto
caos dando po’l culo | a los Wyoming, arde Oregon, | arde se desencadenó. | Adiós Chicago,
Marlboros Americanos || Era Wisconsin, arde Washington. || adiós Detroit | adiós Boston, adiós
la orgía de las colillas | era la Es una super super producción cowboy’s | se nos quema la gran
fiesta de Hallowen | Operación | mega espectáculo televisivo Babylón | la colilla por fin llegaba
Galimatías | Arriba arriba y | con muchos extras, muy bien a New York. || Entró en Manhattan
arriba iré || (Himno americano) dirigido | muy aplaudido en el | a la gran manzana | me la como
|| Les habla el Presidente | de resto del mundo | nonononono- asada, me la como guisada | y es
los Estados Unidos de Améri- nono… | Es una cosa muy rara, que la colilla era muy sibarita
ca: | Nuestro país esta siendo muy rara | declaraba la NASA | una gran amante de la buena
atacado… | pero tranquilos, que no sé lo que pasa | Y en el Pen- cocina. || Y es que la colilla ya no
desde el gobierno | lo tenemos tágono ya preparaban | cuáles sabía | si estaba huyendo de la
todo controlado…. || Una mierda serían las represalias || En el policía | o simplemente se di-
todo controlado | todo se estaba País de las maravillas | todo se vertía | pero ella seguía, seguía,
yendo al carajo | ni el séptimo de quema mucho más aprisa | sin seguía || Cogió una barquita
caballería | pudo evitar tal carni- FBI ni marines ni CIA | todos a llegó a la playa, | se subió en
cería. || Nebraska y Kansas ya no la mierda, justicia divina || Es una patera me voy pa Espanya,
existían | De Colorado no quedó la venganza de Moctezuma | va | la madre patria. | Llegó a la
ni rastro | Amarillo estaba al rojo por Chile, por Guatemala, | por playa, subió en la patera me voy
vivo | Y Dallas y Fénix ardían y Argentina, por Nicaragua, | ¡Así pa España, | la madre patria. |
ardían || El fuego ardía como el se queman las dictaduras! || five, four, three, two, one… |
227
Letras sin concierto
Roberto González
TABLETOM
Como es normal
hoy me siento un animal y
disimulo como un mulo
me callo como un caballo y
me aburro como un burro.
Pero como el mejor
amigo del «hambre»
el perro de Paterna
que tradujo el canto del oso panda
en los bosques de bambú
al que mi amigo Joaquín
bautizó como Chin-Chin
¿Di mi amor quién te creó,
quizás fue Dios quien lo hizo?
Un demonio pudo también
crear una sensación que amor
a llamarse vino.
Entonces, dime amor ¿qué es
lo que eres maleficio o don divino?
229
La garganta rugirá
Kike Turrón
TURRONES
230
la garganta rugirá, mil animales callar
con barrotes la verdad no se debe encerrar
llueven piedras y es a dar, mejor salir a recibir
que quedarse a esperar no nos vayan a dar ná, de ná, de ná
231
Lo que es mi cantinela
232
Infancia en un cargador
la infancia en un cargador
basura en el corazón
nunca se hizo mayor
dónde se esconde dios?
aprendí a disparar
a poner minas por doquier
a convertir la paz en sangre y la crueldad en placer
sexo como dominación
un líder, una religión
y el hambre de mi tierra que llora por su ambición
he nacido para odiar, nacido para obedecer
a simples marionetas de otros que nunca veré
233
Fóllame
Kutxi Romero
MAREA
234
vis a vis
235
El mal comido, el comilón
y el que come lo normal
Julián Hernández
SINIESTRO TOTAL
236
Aún habrá que esperar.
¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
Ay, ay, ¿de comer qué hay?
Cuando comes mucho, quieres más;
Si tienes hambre, es que algo querrás.
Comer normal no está mal
Pero ser comido por comer normal
Es habitual tal y como está el percal.
Juego de rol del colesterol:
El gordo adelgaza, el hambriento engorda.
Alguien algún día se los comerá
(en tiempo de guerra es el vino, el postre y el pan).
La cartilla de racionamiento
Es exactamente igual
Para el malcomido, el comilón y el que come lo normal.
237
Qué humo Qué humo
quiera invisible ser
presencia ingrata en esta
Enrique Villareal El drogas
comedia de sotanas;
BARRICADA
ángel devorado
y caído sin piedad
que elixir inmortal busca;
cruz inacabada
clavo, tabla y lengua
que no halla la palabra
adecuada o la frase
diagonal extirpada
a garganta perdida en lodo.
No sólo dios corre
con locos y profanos;
también su último aire
es ruido desinflado.
Marca de su colmillo
en el papel tatuado
a golpe de martillos
morados y oraciones grises.
¡Que vuele rasa la cigüeña negra
con las alas despliegue
su fuerza furibunda al viento
y corte guadaña brillando
su afilada hoja todos esos cuellos!
239
Punkorama
[fragmentos]
Derribos Arias
Siniestro Total
240
Pondré mil voltios en tu lengua, Muertos del rock
levantarás tu cuerpo del asiento,
y bailarás como nunca mi ritmo. El rock and roll no es ningún boomerang
ni tampoco el límite del bien y del mal.
Todos quieren aparentar, Sólo vive deprisa y se muere joven
unos juegan a ser políticos, el que es medio bobo y no toma ciripolen.
otros a ser militares,
nosotros a estar en la Nueva Ola, Odio a los mártires del rock.
nuestro rollo quizás no os guste
pero el vuestro es asqueroso. Jimi Hendrix, Janis Joplin, Sid Vicious,
Freddy Mercury, Johnny Thunders, Kurt Cobain.
Kaka de Luxe
El estrellato es un apostolado.
Supone un sacrificio hacerse millonario.
Siempre llorando en la limousine.
Días De Destrucción Muy deprimido entre actrices de cine.
Firmas cheques, firmas contratos
La ciudad se está hundiendo y el manager te paga con chutas de jaco.
El juego se ha terminado Sexo, drogas y rock and roll
Se ha despertado la bestia o acabar como Loquillo de cantautor.
241
RO
R O uCK
uC Ko
o
tos 1977
Iñaki Fernández y losBea
SALVE
La Polla Records
242
Q UIERO SER SANT A
Parálisis Permanente
Extremoduro
Extremoduro
Yo minoría ab
soluta, 2002.
foto Javier Sa
la s
SIN DIOS NI N A
Soziedad Alcohólica
243
Joaquín Sabina Hotel, dulce hotel, 1987. ilustración Juan Vida
244
Sabina
Felipe Benítez Reyes
Para Jimena en especial
245
Joaquín Sabina y Felipe Benítez Al igual que sus primos Leonard Cohen, Tom Waits o Bob Dylan,
Reyes Málaga 2000. foto Sabina es ya una voz que está por encima de la voz: ha logrado
Lorenzo Saval
cantar con el alma en pelota picada, con la magia negra de los án-
geles caídos, con el susurro de los brujos que conjuran. Sabina es
ya su voz, al margen de todo lo demás. Y esa voz tiene la quejum-
bre oscura y rota de un ayayay payo, la espesura esperanzada de
un gospel agnóstico, la flor de seda desgarrada de los tanguistas y
el eco sensemayá de los rumberos ultramarinos.
Whiskero ascético por la vía purificadora del agua mineral, noc-
támbulo aferrado al Orfidal infalible, camarada en la trinchera del
alto el fuego, con su camisa a rayas de grumete que se ha hecho
colega de John Silver, Sabina nos cuenta las cosas de la vida en
sus canciones, y nosotros asentimos, y nos dejamos arrastrar por
su cadencia de dulzura bronca, por su aspereza de almíbar des-
tilado en las cavernas tenebrosas del corazón, que es donde las
cosas se complican y se convierten en verdad.
En un tiempo de cantantes probeta, Sabina tiene el don de ser
un cantante cimarrón. (Ya saben: «Llámase cimarrón al animal que,
perteneciendo a una especie doméstica, vive en estado salvaje»,
según el diccionario.)
Con su voz lunar de Hombre Lobo afeitado para engatusar a las
caperucitas, con sus andares de torerillo dispuesto a dejarse partir
el pecho en cualquier plaza, con su bombín de lord de la cámara
bulliciosa de los comunes, con sus historias de cristales rotos por
dentro, Sabina vuelve con disco. Y vuelve a los escenarios. Y la
vida sigue con buen son. Como tiene que ser.
246
Joaquín SABINA Inventario de Ultramarinos
Calle melancolía
de Inventario, 1978
Güisqui sin soda
247
Mentiras piadosas
¿Quién me ha robado el mes de Abril? Porque voy a salir esta noche contigo
¿Cómo pudo sucederme a mí? se quedarán sin beatas las catedrales
¿Quién me ha robado el mes de Abril? y seremos dos gatos al abrigo
Lo guardaba en el cajón donde guardo de los portales.
el corazón.
de Esta boca es mía, 1994
de El hombre del traje gris, 1988
249
Métrica española
y ritmo negro
Santiago Auserón
ilustraciones Díazdel
250
251
todas las lenguas experimentan esa atracción, ponen a prueba la
flexibilidad de su prosodia, su repertorio de imágenes condensa-
das durante siglos, el linaje autóctono de sus ritmos y melodías,
contaminado ya otras veces por pueblos foráneos. La generaliza-
ción de la polirritmia, de la tonalidad europea devuelta al límite
de los pequeños intervalos, obliga a cada lengua a reconsiderar
el fundamento ancestral de sus versos, que fueron hechos por la
comunidad para el canto y se convirtieron luego en refugio del
escritor solitario.
Las lenguas romances se encuentran en una situación parti-
cular, dentro del delta sonoro en que desemboca el siglo de las
canciones, como un turbio Mississippi que arrastra las almas de
santos y malvados. Especialmente las lenguas llamadas no oxi-
tónicas, es decir, las que suelen acabar el verso en sílaba llana.
Acentuar muy a menudo en la penúltima sílaba, ¿representa un
resto de inseguridad ante el otro, una dulzura ceremoniosa de
antaño, una disposición abierta a la respuesta? La contracción de
la frase inglesa, generalmente oxítona, en un grupo fónico corto y
seco indica en todo caso cierta urgencia, sugiere acuerdos rápidos
y tajantes, requiere una intelección inmediata de la orden. En el
caso del castellano, nacido en el centro de un amplio espectro
graduado de variantes idiomáticas y dialectales, toda expresión
imperiosa se desdice enseguida en un abanico de matices con-
tradictorios. Nuestros poetas cultos medievales compartieron con
los juglares itinerantes el verso de ocho sílabas, con él trataron de
imitar, entre dos empresas bélicas, los refinamientos del amor cor-
tés, escandiendo apretadas antítesis conceptuales y figuras alegó-
ricas en conflicto, alejándose de la sonoridad popular. A partir del
renacimiento, los poetas cortesanos se dieron un respiro, tomaron
prestado el endecasílabo italiano y, con ayuda de este verso más
espacioso, de música más suave, probaron a ahondar en la psi-
cología tortuosa de los amantes. En castellano y en portugués, el
endecasílabo halló de inmediato un lecho dispuesto a naturalizar
su nuevo curso hacia Occidente. Dicen los lingüistas que el octosí-
labo y el endecasílabo responden al grupo fónico mínimo y máxi-
mo, respectivamente, de nuestro idioma. Uno u otro predominan,
al parecer, en cuanto intentamos sostener el pensamiento entre
dos pausas. Con el paso de los siglos, el endecasílabo se ha vuel-
to casi tan corriente en castellano como el octosílabo, y su uso es
frecuente también en las canciones.
Al encontrarse con la rítmica afroamericana amplificada por
ciudades y pueblos —por obra de la radio y de la televisión, por las
orquestas de baile— ambos grupos fónicos sufren cierta perpleji-
dad. Pronto los primeros grupos de rock españoles intentan imitar
252
el fraseo anglosajón, muy libre y flexible para comprimir ideas en
un sólo beat, y se encuentran con la papeleta de tener que soste-
ner sílabas de más en los labios, yéndose de la mano que pulsa
el instrumento. Para salir del compromiso, los cantantes suelen
dislocar el acento natural de las palabras. Los fonemas del espa-
ñol son por ende, muy abiertos y rudos, hacen que toda licencia
destaque en exceso. Es cierto que también Gil Vicente decía «can-
tabá» y Cervantes pisaba «el polvó» para marcarse un baile con al-
guna serrana. Finalmente, cuando se aprende a calcar el dibujo de
la frase en inglés, salen versos menos usuales, casi siempre cor-
tos y de terminación aguda, y si son largos tienen frecuentemente
nueve o diez sílabas, ni ocho ni once. La tentación de lo extranjero
se queda en cercanía confusa. En la canción en lengua romance es
todavía perceptible el hiato entre la tradición y lo contemporáneo.
¿Acaso es esa nuestra puerta hacia la música del porvenir?
En tierras americanas donde se habla lengua romance, la
intervención de la negritud ha dado flexibilidad al octosílabo tra-
dicional para narrar el dinamismo urbano, o combina metros con
libertad sobre el ramaje tupido de la percusión africana, bajo el
cobertor de la melodía tropical. Los usos métricos de Cuba y Brasil
253
254
son más directamente mimetizables en español que los del rock anglo-
sajón, pero la mímesis produce en todo caso mercancía sonora de segunda
mano. El reto auténtico es el abismo de lo imposible: juntar directamente
el ritmo negro, la polirritmia africana, con la elegante sencillez de nuestros
clásicos. ¿Pero alcanza a convivir el fantasma de los clásicos con el pulso
eléctrico que imita el rugir de los motores, con la impaciencia por vivir de
los hijos del paro?
No pretendamos que vayan a fundirse sin más poesía española y ro-
canrol en estrecho abrazo. La tentación persiste, sin embargo, y es bueno
que así sea, para que aprendamos a soportar la confusión con entereza
y nos hagamos merecedores de nuestro destino. Durante los años del
primer encuentro entre músicos negros y adolescentes de clase media
blanca, ante los botones de un flamante aparato, el rock generó chispazos
de poesía, más en la calles y en los registros fonográficos que en los libros.
Hoy sólo perviven fórmulas repetidas hasta la saciedad, rebajadas por la
avidez insaciable de los grandes negocios. ¿Pueden brotar nuevas chispas
en contraste con la necesidad de escribir —tal vez cantar— nuevos versos
en castellano, o en otra de nuestras lenguas peninsulares? ¿Puede la exi-
gencia estética y el humor ensimismado de los versificadores sacar de su
adormecimiento a la canción popular contemporánea?
En este punto conviene abandonar las generalidades y observar algunas
situaciones concretas. Centremos nuestra atención en un puñado de versos
escritos para ser cantados. Consideremos la manera en que algunos tipos
acentuales frecuentes del octosílabo y del endecasílabo empezaron a apo-
yarse sobre ritmos afroamericanos, cuando todavía era reciente el influjo
del sonido eléctrico, y también la hechura de otros versos que la nueva
música popular ha producido fuera de los moldes tradicionales de la mé-
trica española. Cabría hacer, en contrapartida, el trabajo complementario:
sopesar los rastros de polirritmia y la pregnancia de la melodía extranjera
en el verso escrito español contemporáneo. Pero esa tarea compleja requie-
re una cuidadosa preparación del terreno.
El octosílabo más común en nuestra tradición, de tipo trocaico, con
acento característico en la tercera sílaba (además del acento en la penúlti-
ma), aparece en muchas canciones populares contemporáneas, como en el
primero de estos dos versos de Mediterráneo, de Juan Manuel Serrat:
255
condicionada por el ritmo, acentuado por el arreglo orquestal en dos com-
pases ternarios: el primero de ellos guarda silencio en las corcheas impares
y acentúa las pares; el segundo silencia la negra inicial y acentúa las otras
dos. Tales síncopas añaden al ritmo ternario hispano sabor de negritud ja-
zzística. Si hubiese que superponer rígidamente los acentos del verso sobre
el compás, habría que cantar «escondidó». Pero nada obliga a ello. La última
sílaba de dicha palabra cae sobre la negra inicial del segundo compás, que
supone un apoyo fuerte «en tierra» (thésis). Pero hay silencio en ese punto
del patrón rítmico del arreglo y además el acento prosódico de la palabra
coincide oportunamente con la sexta corchea. El arreglista —Juan Carlos Cal-
derón— flexibiliza con inteligencia las obligaciones del compás, al servicio
de la letra. Por su parte el cantor suaviza el acento tónico de la tercera sílaba
casi como si fuera átona, igualándolo con el de la cuarta, resolviendo con
elegancia una situación conflictiva típica de la época y del entorno.
En uno de sus temas más conocidos, Pongamos que hablo de Madrid,
Joaquín Sabina combina endecasílabos con eneasílabos repitiendo el título
de la canción como estribillo al final de cada estrofa (ocho sílabas con ter-
minación aguda, ya que en métrica española se cuenta una sílaba más de
la última acentuada). El siguiente verso, según los tratados de métrica, es
un endecasílabo de tipo italiano heroico, con acentos característicos en las
sílabas segunda y sexta:
Sobre un compás de cuatro por cuatro, la melodía se alza con aire épico de
folk-rock norteamericano. Al llegar al verso citado suena con aire un poco más
difuso, de balada romántica europea. Sin contradecir los acentos prosódicos
o del verso, Sabina ajusta las sílabas a valores de semicorchea o corchea.
Varias sílabas seguidas en semicorchea cantadas a la misma altura alternan
con valores que alargan una misma sílaba. Es un recurso para hacer corres-
ponder las once sílabas con las subdivisiones pares del compás. En la primera
parte del verso se agolpan las semicorcheas y luego se alargan los valores.
Eso le da al verso un aire de urgencia expresiva adecuado al género. Es de
notar que el verso está desplazado sobre el compás: la primera sílaba y la
melodía comienzan en la segunda semicorchea, el verso termina en el compás
siguiente, acercándose al verso más corto que hace de estribillo. Los acentos
predominantes del verso caen en la segunda o la tercera semicorchea de cada
parte, anticipados a los pulsos más fuertes del ritmo musical, incrementando
la sensación de urgencia, de balbuceo anticipado, casi de inestabilidad. La
melodía estaría quizá más cómoda con una sección de cuerdas que sobre un
patrón de rock. Pero uno intuye el rasgueo anhelante de la púa sobre las cuer-
das de la guitarra, buscando el aire forastero. Es una pintura que nos retrata
a muchos, otra situación típica de confrontación entre el verso español —esta
vez de talante quevediano— y la cultura rítmica importada.
256
El panorama cambia un poco si consideramos ejemplos de
canción andaluza. El sustrato del compás flamenco proporciona
conexiones implícitas con la polirritmia internacional que permiten
hacer sonar con soltura versos menos usuales en la métrica caste-
llana. El añorado Jesús de la Rosa, cantante del grupo Triana, escri-
bió Tu frialdad, otra gran canción. Si bien su escritura en conjunto
se puede considerar como menos elaborada que la de Serrat o
Sabina, hay aquí dos versos que tienen tono de elegía herreriana:
257
la cuarta sílaba (cuatro sílabas con terminación aguda), y hace
de pie quebrado con respecto al verso anterior. Sus tres primeras
sílabas son átonas, pero la melodía en arabesco les da mayor
duración y realce que a la sílaba tónica, la cual remata el verso
en sentido descendente con gravedad y con dulzura, al borde de
un silencio reflexivo. El verso queda así modulado por la frase
musical, que invierte sus acentos sin dejar de resultar eufónica.
Tanto esta inversión de acentos como la resolución del hiato en el
primer verso son posibles gracias a la plasticidad del canto, que
interpreta con amplitud el metro y el sentido de los versos. El rit-
mo del arreglo utiliza patrones a medio camino entre la negritud
jamaicana y la música arábigo-andaluza (o judeo-andaluza). Esta-
mos ante un caso en el que el sustrato folclórico da profundidad
a unos versos sencillos, en un terreno compatible con la rítmica
internacional. El apoyo en una tradición musical que se mantiene
viva permite la libertad expresiva del verso, le da sentido. ¿Quiere
eso decir que si revelamos y afianzamos nuestros vínculos natura-
les, semiocultos en el compás flamenco, con las raíces africanas
saldrá favorecida la libertad métrica de nuestros poetas? ¿Pero
cómo tender un puente de canciones hacia el verso libre y puro de
mañana, si la actualidad no las reconoce?
Veamos un último ejemplo que enlaza de forma inusual un
metro corto, hexasílabo (de cinco sílabas con terminación aguda),
con un octosílabo (de siete sílabas, la última aguda). La tradición
suele utilizar versos más cortos, generalmente de cuatro sílabas,
para quebrar el ritmo después del octosílabo, pero los Lone Star
popularizaron en Mi calle esta rareza:
Vivo en un lugar
donde no llega la luz
258
está en compás de cuatro por cuatro, la letra insinúa dicho sustrato
rítmico, y las subdivisiones del patrón de batería lo confirman. En rea-
lidad estamos ante un caso temprano de adaptación exacta del ritmo
del verso español a un patrón de rock por excelencia, británico por más
señas, en un período muy particular, en el que la canción urbana ingle-
sa se vuelca hacia el rhythm & blues. Rock británico de ascendencia
afroamericana, viajando de Occidente a Oriente, en dirección contraria
al sentido habitual de las migraciones («contra’l corso del ciel», decía
Dante). Triple proceso, por tanto, (Africa-América, América-Inglaterra,
Londres-Barcelona) de adaptación a tierra extraña. Se diría que cuanto
más viaja un patrón rítmico más flexibilidad adquiere, más capacidad
de acoger pensamientos en otra lengua. Pedro Gené introduce la can-
ción con estos versos sin el soporte de la batería, que se incorpora
luego, pero sorprende la adherencia impecable de los acentos del ver-
so a los valores del bombo y de la caja, especialmente cuando sobre el
doble bombo coinciden las repeticiones de vocales o consonantes. Se
ve a las claras que son líneas escritas tras haber interiorizado el senti-
do del ritmo extranjero. Si los versos no fueran buenos, no podríamos
decir que el pulso del rock diera ya muestras de hacerse nuestro en los
años sesenta. Pero son buenos, modernos y veraces. Quizá Pedro Gené,
músico instruido y licenciado en económicas antes de dedicarse por
259
entero al rock, fuera a los barrios bajos sólo de paso, pero su mira-
da era la de un cantante con alma.
Ejemplos de ajuste exacto de la métrica del verso al ritmo musi-
cal no son frecuentes, porque tanto el sentido como la sonoridad
de la letra se someten en la canción a diversos condicionamientos
no verbales. La inspiración solitaria del que escribe debe plegarse
a un dinamismo tribal renovado. Los aciertos en la letra responden
a menudo a la intuición de una expresión orgánica, traducible en
gestualidad compartida. Las licencias en la acentuación o en el
metro, más que meros defectos de forma, representan muchas
veces la ocasión para forjar un instrumento expresivo nuevo, por
influjo de lo extraño. En la raíz de una buena canción suele haber
excepciones a la regla métrica que los oyentes comparten como
implícito, que funciona como la gracia divina. Fuente de gracia que
los filólogos redescubren en las irregularidades métricas de la tra-
dición lírica popular. El rayo de la inspiración en la canción viene
del suelo, del «polvó menudó» que pisaban los pies cervantinos,
aunque las ondas lo traigan viajando por el aire, en busca de lo
natal, a revelar su lado oscuro.
La canción puede resultar poética sin ser propiamente poesía,
sin que lo poético se manifieste necesariamente en la letra. Al
contrario, el verso puede ser musical sin la evidencia del metro o
de la rima. Ambos se prestan en reciprocidad sus cualidades esen-
ciales. Tal intercambio de atributos se produce en el límite infran-
queable entre el sonido verbal y el sonido musical, a lo largo del
cual ambos prolongan indefinidamente sus complejas relaciones.
Éstas no serían posibles si en la raíz del lenguaje no latiese alguna
instancia musical, si la música no participase de algún modo en la
articulación del sentido.
Contentémonos por ahora con unos pocos ejemplos de versos
españoles cantados con calidad poética entre los primeros sesen-
ta y los primeros ochenta. La situación en general no ha cambiado
mucho desde entonces. El calor de la primera chispa del rocanrol
tiende a renovarse y a extinguirse cada cierto tiempo en España,
por lo que ha pasado medio siglo sin que los nuevos usos musica-
les reflejen cambios consolidados a nivel de la métrica del verso.
Tres décadas más tarde seguimos sintiendo el roce de la imposibi-
lidad tentadora, que a los escritores de canciones nos hace soñar
con la libertad de los poetas para perseguir una música menos
evidente. Quizá ellos sueñan en su soledad con las fábricas aban-
donadas donde no hace mucho se prensaban canciones a destajo,
con el olor de las tintas que persiste en las cubiertas de los viejos
discos.
260
Foto & Rock
Os enseñé mi trocito peor
retales de mi vida,
fotos a contraluz.
262
Nacha Pop El Momento, 1987. foto Alejandro Cabrera Santiago Auserón ,1987. foto Alberto García Alix
263
n
rly Brow
ño Txa
9. dise
ri tas, 199
de favo
s Co lección
Lo s Sencillo
264
f r a c t u ra
a s ) d e s d e la
re v i sa d
N o ta s (
Sopeña
Ga b r i e l
265
vencias como un caudal, no como el mero percutor de una bala. Quizá
sea tal la diferencia entre el cuadro y su copia, aunque evito llevar la
afirmación al extremo.
No trataré sólamente de apelar a una radical postura individual,
en la que milito, ni afirmaré sin más que el oficio de cantor sea un
acto rotundo de libertad, cuestión en la que tenazmente insisto. Me
refiero, aun, a cómo la canción representa para mí el residuo visible
de un mundo interior, continente del poso intuitivo que le otorgaba
la poesía en la Antigüedad: recreación, estrictamente. Confieso que
al componer una canción sobre un poema me siento inmerso en un
proceso de diálogo múltiple conmigo mismo, con lo que me ha cons-
truido, con los lenguajes musical y poético; y, en fin, con semejantes
a quienes debo confianza y respeto aun sin conocerlos.
Supongo que ese crisol multiforme de vías, esa convergencia de
afluentes y la vívida inmediatez de la experiencia contada diferencian
a la canción de la poesía y la música, si las estimo por separado. Lo
supongo, bien digo: no soy capaz de aseverarlo. Si es cierto que cada
mensaje tiene un idioma, no lo es menos que ningún lenguaje anula a
otro. Lo que cuenta para mí es la hondura estética y emocional, no el
género en sí mismo.
266
Ferrobos Círculo canción, esencial ya en un mundo en el que se precisan ámbitos de
de fuego, 1988.
ilustración Jorge Gay
elucidación personales.
En cierta medida, sostengo que cualquier arte es libertad que bus-
ca limitarse; y debe tratar de hacerlo siempre por sublimación, nunca
por achicamiento. Escribir sonoros versos no es necesariamente ser
poeta, como no es necesariamente músico aquel que se afana sin
más en una prodigiosa digitación (por descontado, entiendo aquí
absolutamente absurdo aludir a quien sólo se regocija amontonando
ceros en el último balance anual de una empresa discográfica). Elabo-
rar un poema y componer música sobre él requiere de ideas sólidas
y de un meticuloso concepto de código, sea cual fuere, que permitan
por encima de cualquier otra consideración exhibir un discurso lírico
individual y discutible. Debatible. Pensable. Criticable. Humano.
Sospecho que la canción que transporta poesía hace posible la
construcción de marcos de identificación que involucran a personas,
acaso de forma más intensa y directa que cualquier otro arte, preci-
samente porque su manantial surge de la entraña de una fuente rota:
demediada entre música y poema, articulada por la voz íntima del
autor. Intuyo que la propia interioridad de esa fractura es el carburan-
te del canto, su garantía.
267
Todos los alumnos admirábamos al Maestro Montoya. Conocía
nuestras aptitudes con precisión, aunque era exquisito con
nuestro orgullo adolescente. Recordar a aquel sacerdote anciano
en su despedida, cuando nos habló privadamente, me conmueve.
«Sopeña —me dijo en mi turno—, dótese de arquitectura porque en
su camino andan juntas la música y las palabras. Mi consejo es que
no olvide que el espíritu sólo reconoce las cosas fundamentales, por
complicadas que sean.» No he sido literal (al mencionar «espíritu» él
también aludió a Dios, y no recuerdo en qué términos, pero fueron
de abismada ternura; y creo que no usó exactamente el vocablo
«palabras»), no es preciso: lección tan certera.
268
Fito y los Fitipaldi Los sueños locos, 2001. Amaral Gato negro, dragón rojo, 2008.
ilustración Juantxu foto Chas Ray Krider
269
cómic
& rock
270
271
Las letras del underground
Silvia Grijalba
Para empezar este texto uno, quizá, debería delimitar ese territo-
rio vasto y últimamente tan manido del «underground». Esto nos
podría llevar un libro entero, así que comencemos invocando al
sentido común y pensemos en que nos referimos a músicos de
rock que anteponen el riesgo, la exploración, la experimentación
al éxito popular, sin que esto signifique que vivan en esa pose de
malditismo ni que vayamos a dejar de lado a los que, con esas
premisas, han tenido un éxito considerable.
En los 60, artistas como Pau Riba o Sisa fueron los que reco-
gieron ese legado. Los grupos de pop/rock de nuestro país no
seguían la estela de los del underground norteamericano, de los
272
Siniestro Total Policlínico freaks o los herederos de la generación beat. Aquí
miserable, 1995. ilustración la música era lo importante y lo intrascendente, la
Xulio Das Pastora letra directa, era la que más éxito tenía. Pau Riba y
Sisa recogieron ese legado cercano a la psicodelia,
a las letras con un punto dadaísta que serían una
de las líneas maestras de una rama de los grupos
underground que vinieron posteriormente.
De manera consciente como podría ser el caso
de Astrud, con esos textos llenos de ironía, histo-
rias con el pie en lo absurdo y un dadaísmo natural
(no es casualidad que Sisa, 30 años después, se
convirtiera en icono de la modernidad Indie de una
generación de los que podrían ser sus hijos). Pero
también otros artistas recogieron ese legado, sin
querer. Tal el caso de Derribos Arias, con un ojo
puesto en el postismo de Carlos Edmundo D’Ory
y canciones míticas como su «Branquias bajo el
agua» o los primeros Siniestro Total que mezclaban
esa forma de humor tan español con presupuestos
de un punk muy particular en canciones como «Las
tetas de mi novia».
Esa corriente cercana al humor disparatado que
tanto juego ha dado en nuestro país y que entronca
con La Codorniz o los guiones de Azcona es, sin
duda, una de las grandes bazas de nuestra cultura
literaria del rock.
273
Pero no podemos olvidar otra más oscura
que mira en tradiciones como la de Lou Reed,
Iggy Pop, Jim Morrison o, por supuesto, Nick
Cave, pero que también tiene que ver con la
temática de la muerte, sangre y locura que ins-
piró a los poetas malditos franceses y que ha
sido una constante dentro del rock de artistas
de culto. En España habría dos grandes repre-
sentantes de esa vena llena de referencias lite-
rarias: Corcobado y Fernando Alfaro. El primero,
aunque desde el principio comenzó cultivando
el género de la letra de canción, es uno de esos
ejemplos claros de escritor que decide volcar
Siniestro Total El regreso, 1983. diseño Óscar Mariné
su obra literaria en la música. De hecho, tiene
una extensa obra literaria en la que los temas
son similares. La locura (en todas sus mani-
festaciones, desde la que produce el amor a la
que provoca la muerte), los personajes al mar-
gen y lo oscuro están presentes en sus cancio-
nes, desde su primera etapa de Demonios Tus
Ojos hasta su carrera en solitario, pasando por
Mar Otra Vez.
En una línea similar, aunque con persona-
lidad absolutamente propia, estaría Fernando
Alfaro. Tanto en Surfin’ Bichos como en su tra-
yectoria independiente, hay un pesimismo, una
estela de miedo a lo esencial que impregna
toda su obra, incluida, por supuesto, en la que
Siniestro Total De hoy no pasa, 1987. habla de la guerra civil. Eso sí, a veces, con un
diseño Óscar Mariné toque de humor negro que le hace entroncar
con otra de las figuras fundamentales de los
letristas del rock de nuestro país, Javier Colis,
clasificado como de autor «oscuro» quizá por
su contacto en los comienzos de su carrera
con Corcobado, pero con un mundo literario
mucho más cercano a David Byrne o el último
Tom Waits que a Nick Cave, por poner ejemplos
recurrentes. El humor y los contrasentidos que
hacen pensar dos veces son una constante
en su obra y se ven especialmente en sus dos
discos como Javier Colis y las Malas Lenguas:
«Lo eterno es lo más dura» y «El futuro ya no es
lo que era».
Un humor que también está presente en las
274
Corcobado Editor de sueños, 2006. Pauline en la playa Silabario, 2006. ilustración
ilustración Paula Grau Alberto Acinas
275
GENTE ABOLLADA
pedro vive oscuro y solo en el fondo del bar
un suspiro de alcohol se escapa de su sangre
alguien le responde desde el water, ¿quién será?
es el espíritu del desagüe
y esos recuerdos que aún le hacen daño
como un papel de lija amargo
qué desastre
gente abollada, luces en la ciudad
CASANOVA
«yo seré tus ojos, nena, miraré por ti»
le prometió el juanma a su chica Y si te cansa mi casa
ahora él tampoco para de soñar tienes el hospicio de San Francisco de Asís.
con gramos de polvo y chutas de insulina Y si no usas horquillas
luego se despierta y piensa en ella ahí tirada puede que el pelo se suelte y se enrede por
medio muerta en una cama del hospital el jardín.
gente abollada, luces en la ciudad
Hace tiempo que me disfracé,
esta mañana paco el loco se ha encontrao y a menudo cambio de traje.
una pistola que su padre tenía Soy como un pavo real
un manojo de tendones y de huesos agarraos ante animales innobles
y en el extremo una cosa que brilla y despreciables comensales.
y se ha echao a la calle con la boca apretada
con la mandíbula cuadrada Doy menos sombra que un solar
y la mente vacía y mi cuerpo es mi equipaje,
gente abollada, luces en la ciudad estoy tan alto sin peldaños.
Yo nunca puse señales
Surfin’ Bichos y el acomodador ni da luz ni es amable.
276
NOAM CHOMSKY
Pauline en la Playa
278
Ahí viene la plaga, le gusta bailar / y ba, escribir canciones se transformó en un
cuando está rockanroleando es la reina placer solitario, como el onanismo. Con una
del lugar / Mis jefes me dijeron ya no sutil diferencia: luego habría que mostrar
bailes rock and roll / si te vemos con la en público los resultados.
plaga tu domingo se acabó (Los Teen Tops.
La plaga, 1960) En la Navidad de mi locura / Papá
Noel donó sus calmantes / al pesebre
Visto en perspectiva, ese descabellado de sábanas blancas. / Para que no se
propósito —escribir canciones— se funda- nos confundiera / Jesucristo llevaba
mentaba en la ensoñación quinceañera de un hermoso clavel en la solapa… de
sobresalir en algo, aunque de ese algo lo su pijama / Ensayábamos el coma
desconociéramos casi todo. También en profundo / y la remisión fugaz del año
la necesidad de encontrar iguales. La ato- nuevo / viajando lejos, sin salir / de la
londrada búsqueda de una identidad en el celda acolchada / Tras la limpia luz del
espejo. En mi caso, la fotografía era ésta: sueño eterno…
adolescente alienado en la España de fina- «Clínica del alma en Navidad» (Doctor
les de los 70 que se aburre en el instituto y Divago, 1997)
que en el rock ve una ventana entreabierta
por la que poder asomarse, con la remota Lo demás era hacer la mili, terminar los
esperanza de avistar a otros como él. estudios y buscar trabajo. Ninguna descrip-
ción del infierno era peor. Valía cualquier
Con patillas largas, estrecho pantalón cosa que me ayudara a no pensar en mi
/ Con jersey a rayas aunque llame la futuro, y el rock & roll fue el perfecto salvo-
atención. / Soy así. («Soy Así». Los conducto para escapar de aquello.
Salvajes. 1966)
Nuevas parejas se estrenan esta noche /
Era demasiado pronto para buscar un Entre las sábanas de pensiones baratas
público. Bastante tenía con encontrar / Diez mil obreros en paro esperan en la
secuaces que compartieran los mismos plataforma de suicidio colectivo / Yo soy
sentimientos de rabia difusa. Aliados quien espía los juegos de los niños / Si te
invisibles dispuestos a luchar contra esa despistas estaré en tu bolsillo.
insatisfacción tan cierta como poco estruc- «Yo soy quien espía los juegos de los
turada. Algo me decía que la diversión esta- niños» (Los Ilegales, 1983)
ría garantizada si perseverábamos en esos
tempranos ejercicios de autoafirmación: Y los fantasmas de la electricidad comen-
nosotros contra el mundo. zaron a aullar, si no en los huesos de nues-
tras caras, como cantó Bob, sí en el local de
Mi calle tiene un oscuro bar, húmedas ensayo, que, en una poética conexión con
paredes / Pero sé que alguna vez la edad de piedra, se trataba de una cueva.
cambiará mi suerte. Allí, poco a poco, empezamos a doblegar la
«Mi calle» (Lone Star, 1967) resistencia que oponían los acordes mayo-
res y menores, los ritmos 4 por 4, los cables
Mientras ese improbable ejército de coaxiales, los altavoces de doce pulgadas,
sombras con chupa de cuero se encarna- las válvulas, y las palabras agudas, llanas
279
y esdrújulas, aunque no tardamos en des- «melenudos» que se atrevieron a cantar
cubrir que la fórmula magistral para escribir rock en español en los duros tiempos de
una canción no existe. No podía ser de otra la dictadura y en los inciertos albores de
forma porque no hablamos del ácido acetil la democracia.
salicílico ni del linimento del doctor Sloan,
hablamos de música pop, ya saben, estrofa- Dan las seis, sintonizo a los Stones,
puente-estribillo: tres minutos y medio recuerdos del pelo largo, viejos blues,
de llanto melódico que te pueden llevar a queridísimo Eric Burdon.
la gloria. «Una noche sin ti» (Burning, 1984)
280
091 Lágrimas en el Paraíso, 1984. diseño Gabinete 091 El Baile de la Desesperación, 1991.
Ciudad y Diseño diseño Carlos Pacheco
091 Tormentas Imaginarias, 1993. diseño: Artefacto 091 Todo lo que vendrá después, 1995.
diseño Paco Vico
281
Chorrito del sur
Javier Ojeda
282
Danza invisible Tiempo de amor, 1983.
foto Ouka Leele
contesté impulsivamente citando a Warhol y estaba más lejos de mi intención que hacer
la teoría de «just for one day» de la canción una diatriba política, sino exponer mi falta
«Heroes» de Bowie—, en estos tiempos de de confianza en el poder de la música para
adormecimiento colectivo pensaba que el cambiar el rumbo de las cosas. Veamos, hay
idealismo era algo casi inútil. Ya no había mucha gente de mi generación que tenía
mayos del 69, ¿acaso no hubiese seguido muchísimas inquietudes culturales, y espe-
gobernando el PP de no ser por el terrible ro que esto no se tome como una batallita
atentado de Madrid? Seguí hablando de la del Abuelo Cebolleta. Yo tengo un conocido
falta de romanticismo de los tiempos recien- que llamó a su hijo Dersu por la bella pelí-
tes y patatín patatán hasta que alguien del cula de Kurosawa, por ejemplo. Pero ahora
público pidió turno y… parece que las canciones (o las películas,
las novelas…) ya no significan tanto para la
—Entre todas las tonterías que se han gente. Esta anécdota ilustra perfectamente
dicho esta tarde hay una que destaca por lo que les cuento, desde luego hoy día sus-
su especial obscenidad y la ha dicho este cita muchísimo más interés el pelearse por
chico: ¿Cómo puedes alegrarte de algo tan tus colores políticos o futbolísticos que el
terrible como el 11-M sólo para que no gane preguntarse por la capacidad literaria del
el PP? mejor rock.
Pero no nos equivoquemos. A mí sí que
Glups. La violencia con la que espetó me preocupa la calidad de las letras, tanto
el comentario todavía me saca los colores. como para no hacerlas yo por miedo a no
Vamos, que se me cortó el rollo del todo (y estar a la altura. Lo que ocurre es que consi-
la digestión de las cañas), a pesar que tanto dero secundario que puedan catalogarse o
la hiperactiva Silvia como Julián y Sabino no como «poesías». ¡Pero si me cuesta mo-
saltaron como posesos para defenderme y gollón agarrar alguna antología poética! No
poner las cosas en su sitio. Qué fuerte. Nada había leído a Gil de Biedma o a Altolaguirre
283
«Semilla negra» sólo puede clasificarse de
antológica y en general los textos de Radio
Futura acertaron a captar un mundo propio
en el que convivían lo culto con lo popular,
lo sencillo con lo retórico. Puede que en los
últimos años su imaginación haya sufrido
un ligero desgaste, pero en las canciones de
Juan Perro hay siempre garantía de un traba-
jo pensado y de calidad. En un registro com-
pletamente distinto también me encantaban
las canciones de El Último de la Fila, hace-
dores de un rock sentimental que en sus
mejores momentos podía llegar a conmover.
Danza invisible Pura danza, 2003. ¿O no? Que Manolo García se repita más que
diseño Estudio José Puga el ajo no nos debería hacer olvidar lo buen
escritor que puede ser, a pesar de ser capaz
hasta que me encargaron musicar alguna de de titular un disco «Nuevo y pequeño catálo-
sus piezas, cosa que disfruté bastante, por go de seres y estares». Chúpate esa. ¿O no
cierto —en el espectáculo «Memento», con decía Albert Pla que «el negro es mejor que
Javier Colis, que se presentó en el Teatro tú, no tiene malicia ni mal corazón»? Es que
Cervantes de Málaga—. Pero lo bonito que es también catalán pero de la onda loca, la
tiene este asunto de la música es que unas de los Dalí o Jaume Sisa. Y ha creado estilo a
palabras triviales pueden llegar a conmocio- base de soltar barbaridades en medio de los
narte si se pulsan con el acorde adecuado más dulces ambientes. Creo detectar parte
en un determinado contexto. Por eso hay de su influencia en las canciones de La Ca-
estupendos letristas que jamás podrían bra Mecánica, un tipo que es capaz de citar
publicar un libro de poesía, ni maldita falta a Pemán en los créditos y lamentarse por los
que hace. Pensemos en los mencionados «alijos incautados». Cómo era el Lichis, aho-
Sabino Méndez y Julián Hernández: se trata ra creo que está muy tranquilo. El que no sé
sin duda de letristas eficaces que han con- si lo sigue estando es Sabina, «que pierde la
seguido hacer canciones estupendas, pero calma con la cocaína». Gran frase, sí señor. Y
nunca de «poetas». A este grupo de los mejor o igual de buena cuando la declama-
«eficaces» podemos sumar un montón más ba la sevillana María Jiménez, por cierto.
de los de la Movida como Nacho Canut, Enri- En Andalucía siempre hemos tenido la
que Urquijo, incluso Jaime Urrutia. También losa de Federico García Lorca que a veces no
tenían textos bonitos las canciones de Gol- te deja moverte. ¿Herejía? Ni mucho menos.
pes Bajos, las de Nacha Pop, algo crípticas a Lo que ocurre es que Lorca podía ser genial,
veces, y las de La Mode, a pesar de su rema- pero a los lorquianos no hay quien se los
tada pedantería. Pero me quedo mil veces trague. Pasa lo mismo con los calamaritos
con la irritante pretenciosidad de El Zurdo que imitan a Andrés Calamaro o los insopor-
que con la falta de sustancia de casi todas tables perroflautas que han surgido después
las propuestas rockeras actuales. del bueno de Manu Chao. En fin, les contaba
El gran letrista de los 80 es, sin duda, que aquí no hay quien pare con tanta luna,
Santiago Auserón. Una letra como la de estrellas, luceros y demás. ¿O no se acuer-
284
dan de cuando el rock andaluz y toda aquella empanada pseudo-
progresiva? Menos mal que ahí salió un tipo como Kiko Veneno y
puso las cosas en su sitio, aportando una modernidad sin discu-
sión a un discurso que seguía siendo inequívocamente andaluz.
En cierto modo continuador ha sido su ex-amigo Chico Ocaña con
sus Mártires del Compás, en uno de los raros casos en los que el
alumno consigue a veces superar a su maestro. Pienso por ejem-
plo en la de los peluqueros y tantas otras historias maravillosas.
Por cierto, alguna vez he escuchado por aquí por Málaga que Chi-
co es sólo un imitador de Roberto de Tabletom, teoría que no com-
parto en absoluto. Las letras de Rockberto son graciosas, pero los
textos con más sustancia de los tabletones los firma Juan Miguel
González (apunten esta: «Algo así como un tango», fabulosa). En
una línea más clásica y menos chusca está el gran Javier Ruibal, el
músico del que todos los músicos hablan y el gran público apenas
conoce. Éste va como de refinamiento amoroso, me imagino que
bebiendo de la tradición literaria musulmana. No se lo pierdan.
Terminemos estos breves apuntes locales salvando a un lorquiano
de la quema: Carlos Lencero, el extremeño que escribía para los
Pata Negra, lamentablemente fallecido hace no mucho.
Al principio les contaba que llegué a tener una mini-editorial
de poesía: «Chorrito del Sur». Publiqué un par de libritos que se
vendían por internet a precios simbólicos, 4 o 5 euros. Mi idea era
recuperar lo invertido para poder seguir sacando a otros autores
que me gustasen. Ya lo he abandonado: demasiado trabajo, se te
quedan libros colgados, problemas con la imprenta. A mi lado un
amigo canta uno de los 4 goles de Higuaín al Málaga. Yo también
me levanto, pero maldiciendo. Por varios motivos.
285
286 Golpes Bajos
Golpes bajos,
1983. ilustración
Ceesepe
Canto de sirenas
Jesús Lillo
287
experiencias relacionadas con la vivencia en solitario que por su aportación al catálo-
nocturna y amorosa —bares, qué lugares— go de Nacha Pop. La progresiva superación
que desde el principio de los días articula del entorno pandillero que condiciona y
el discurso rockero más primario y llevadero en el que se gestan las primeras obras del
para la audiencia. Hay que recurrir a los cuarteto madrileño hace posible que fer-
autores que, además de una carrera de lar- mente y luego repose la lírica de Antonio
go metraje, tuvieron tiempo de desarrollar Vega, cada vez más abstraída del campo
inquietudes líricas y exhibir cierto incon- social y semántico en el que, hasta los tiem-
formismo para comprobar la capacidad de pos de Rico, se recluye su primo Nacho. La
adaptación al medio poético de una Movida Nueva Ola y la edad, consecuencia o causa,
originalmente pasada de rosca y frenada. tanto montan, lastran de irreflexión una
Aunque quizá sean los artistas de segun- redacción reactiva, impersonal y cuyo argu-
da generación (Jorge Martínez, de Ilegales; mento, muy marcado y lineal, manda sobre
Pedro Sanjuán, de Las Ruedas; Josele San- cualquier ejercicio poético:
tiago, de Enemigos) quienes, tras evitar el
mal trago y la resaca de una adolescencia Por el día alguien con quien vivir/ por
nuevaolera, mejor se situaron para introdu- las noche alguien con quien no dormir/
cir las más hermosas derivas literarias en la tristeza en el bolsillo y/ la careta de
una obra surgida y amparada por el entorno cartón/ esperando que regreses/ antes de
social al que se deben y responden, son que salga el sol («Antes de que salga el
los padres fundadores de este movimiento sol», 1980)
quienes, por derecho, merecen una lectura
transversal de su obra con la que evaluar el Siete años más tarde, «El momento»
potencial de esta compañía inestable de su- muestra el alcance de un autor, si no curado
puestos poetas. También dejamos a un lado de espantos sociales, capacitado para ex-
a Kiko Veneno, por partir con ventaja: su plorar de forma aislada décimas de segundo
estrecha relación con el flamenco le aporta, en las que aparentemente no sucede nada
desde el primer momento, un dosier de y que, sin embargo, son ampliadas por la
irrealidad con el que no se puede competir. lupa de quien sabe prescindir del recurren-
Carlos Berlanga, Fernando Márquez, An- te y casi mecánico movimiento narrativo y
tonio Vega y Santiago Auserón sirven para apreciar la velocidad de la quietud lírica.
resumir, por ir al grano, el tránsito —o la Antonio Vega deja de darle vueltas a una
transición, en el lenguaje de la época— des- noche temática agotadora para girar, cada
de una narrativa circunstancial y plana a un vez más despacio, sobre su propio eje:
lirismo más ambicioso y cuyo abordaje ter-
mina por poner a cada uno en su sitio. Por Lucha de gigantes convierte/ el aire en
sus obras los conoceréis. gas natural/ Un duelo salvaje advierte/ lo
El autor de «Chica de ayer» —pieza es- cerca que ando de entrar/ en un mundo
tablecida como himno de la Movida por su descomunal/ Siento mi fragilidad («Lucha
accesibilidad, apta para todos los públicos de gigantes», 1987)
y cuya ausencia de coordenadas de tiempo
y espacio sólo enturbia su alusión al Penta, La oportunidad de medirse con su primo
tangencial e irrelevante— figura en los alta- Nacho G. Vega pone de relieve los diferen-
res del pop nacional más por su repertorio tes tonos utilizados no sólo en el seno de
288
La Unión El maldito viento, 1985. una banda partida en dos mitades y progresivamente agrieta-
ilustración Javier de Juan
da, sino en el pop español, donde a mediados de los ochenta
Antonio Vega representa, por méritos propios, la ruptura de un
modelo de comunicación grupal para acometer un monólogo
con el que explorar el interior de unos fenómenos emocionales
que —primero como mero acto reflejo; luego por interés de pro-
rrogar un rentable statu quo industrial— la Nueva Ola se limitó
a abordar de forma muy superficial y primaria.
Sobra decir que lo cortés no quita lo valiente y que incluso
en la obra de quienes, como Sabino Méndez, mantuvieron un
discurso inspirado en los tópicos del rock pueden apreciarse
construcciones cuya belleza las hace merecedoras del título
de genuinas canciones, término devaluado por utilizarse como
simple unidad de medida del pop y que merecería la pena
dosificar para dignificar la producción de algunos autores, tan
atinados en su manejo del idioma y las emociones como poco
pretenciosos para pasar pantalla y trascender el primitivo mar-
co comunicativo rockero.
Sirva el caso de Jaime Urrutia para ilustrar la posibilidad, no
muy frecuente, de procesar la información procedente de los
lugares más comunes y vulgares y transformarla en mensaje, si
no poético, maqueado de fiesta y cargado de pellizco. Gabine-
289
Antonio Vega Carlos Berlanga
290
tualiza, quizás a la defensiva, tópicos reco- policiacas o el terror, el amor entra en esce-
lectados de una era con los días contados, na para marcar el tardío paso de un entorno
pero con posibilidad aún de ser cantados. lúdico y escolar a un escenario en el que
la pasión, por su efectismo y sus excesos,
La mejor de tus prendas guardo en un abre al malogrado compositor la puertas
altar,/ donde te hago mis ofrendas/ y de un nuevo parque infantil en el que jugar
juego a recordar. («Lo mejor de ti», 1991) al escondite.
Partiendo de este punto de fuga y cada
Cabecilla de los Pegamoides y Dinarama, vez más inspirado por los retratos y las
donde pareció encontrar el escenario ade- caricaturas poscostumbristas de Vainica
cuado para sus funciones, Carlos Berlanga Doble, la obra en solitario de Carlos Berlan-
interpreta el papel de disidente —«Harto de ga es un complejo laberinto de verdades a
seguir las modas,/ harto ya de todas todas,/ medias, dobles lecturas y relatos basados
harto de estar harto, me harté de ti/ Harto en hechos reales o al menos verosímiles,
de escuchar consejos, harto de romper pero que su autor manipula y desfigura en
espejos,/ harto del exceso, harto de mí» una secuencia de postales en las que el
(«El ángel exterminador», 1990)— y a la vez lenguaje se tensa para servir de disfraz en
animador de una fiesta en la que primero el juego amoroso:
estuvo «Bailando» y luego sentado («Deja
de bailar», 1983). Berlanga es el puedo y no Tuve una vez el deseo de ser una
quiero de una Nueva Ola que le vino grande perversión/ Imaginé otra identidad, que
y pequeña a la vez. yo no era yo/ Y lo siento, no he cambiado,
La inadaptación de Berlanga se aprecia y lo siento de verdad,/ tantas veces
desde la primera etapa de los Pegamoides, imitando a los demás/ Amor de látex,
donde se amontonan los ejemplos de una caucho y goma,/ vacaciones en Sodoma/
micronarrativa de género fantástico que ¿Qué prefieres/ mantequilla o Tulipán?/
bien pudiera haber desembocado en forma- Amor de risa, amor de broma,/ sexo
tos como el cómic o el cortometraje, pero muerto, sexo en coma,/ gaseosa, soda,
que encuentra en la música pop un canal de popper o champán. («Vacaciones», 2001)
difusión mucho más accesible para el públi-
co y capaz de aglutinar las inquietudes de Berlanga termina sus días como maestro
todo un grupo, aplazando para más adelan- del ocultismo, pero sin necesidad de recu-
te la creación en soledad. Como tantos otros rrir ya a las sacerdotisas de Baal, los ritos
jóvenes de su tiempo, Carlos Berlanga volcó de Isis o los clubes de egipcios. El misterio,
en la música unas fantasías que, al margen a tiro de piedra, son los demás:
de su rima esperpéntica, poco o nada tienen
que ver con los ejercicios líricos. Estoy cercado y desafortunado,/ estoy
De la mano de Nacho Canut, «Canciones marcado, el universo es mi enemigo,/
profanas» (1983) es el álbum que mejor y ya no quiero salir más/ Estoy aislado,
más atinadamente resume las señas de impermeabilizado,/ estoy cerrado al
identidad del primer Berlanga, que al año mundo que me ha traicionado,/ ya no
siguiente y en «Deseo carnal» comienza a quiero sufrir más. («Impermeabilizado»,
plantear una nueva salida de tono, ahora de 2001).
corte genérico: junto al exotismo, las tramas
291
nes explotan las ventajas de profesiona-
Las últimas obras de Berlanga con- lizar lo que fue una actitud. La nostalgia
forman la crónica de un desencanto que, («En cualquier fiesta») apenas encuentra
ligado al aislamiento, experimenta quien sitio entre el reproche y la esperanza en
de forma progresiva se recluye en una un nuevo y controvertido orden:
cueva personalizada y elitista y aban-
dona la manada. Más rápida —y ajena La cólera,/ una noticia entre las
a los tópicos del mariconeo que lastran sombras,/ es un conflicto entre
y avejentan la producción de Berlanga— vectores/ que te desgarra/ La cólera,/
es esa mudanza en Fernando Márquez, hoy todo el mundo es gente buena,/
quien tras compartir formaciones e idola- el sufrir va contra las normas,/ tú eres
trías con el cabecilla de los Pegamoides quien falla. («La cólera»)
(las Vainicas fueron coristas en «Sueño
‘84»), desarrolla al frente de La Mode y Mientras prueba suerte como com-
sus posteriores proyectos un discurso positor doméstico y de encargo (Azúcar
críptico y de denuncia en el que cultis- Moreno), Márquez monta Pop Decó, cuyo
mos y mala baba rompen la dinámica efímera existencia discográfica apenas
cuentista de sus comienzos. sirvió para que, a través de una remezcla
El autor de «Para ti», genuino y pre- de amor y odio, ajustase cuentas con un
ciso himno de su tiempo, hace de «El pasado cada vez más ridículo —«Son años
eterno femenino» (1982) uno de los luz los que nos separan, ya lo sé,/ pero
mejores álbumes conceptuales del pop has de recordar que no siempre fue así,
español: la ciudad y el amor traman a my friend/ Siempre me encuentro a los
muy distintas velocidades y con dosis fantasmas que me ponen en mi lugar:/
variables de ansiedad un tablero de rela- yo no soy lo que ellos son ni puedo ni lo
tos atemporales —«Las chicas de la Inter» seré jamás» («Siempre me encuentro a…»,
es la excepción— en los que comienzan a 1986)—, y su aún más desafiante Proyecto
aparecer las sombras que caracterizan la Bronwyn, en el que la canción da paso a
obra, aparentemente naif y luminosa, de reflexiones que a partir de entonces en-
El Zurdo: contrarían nuevos soportes en fanzines
como «El corazón del bosque» y, luego, en
Vives en una ciudad de mi infancia/ la aparatosa galaxia de sus sitios de inter-
con mi imagen de la próxima semana,/ net, que últimamente sólo ha abandonado
sonríes sin poder reconocerme/ y tus para dejarse llevar por el delicado pop de
circuitos desean/ reciclar cortejos de Parade o Charlie Misterio/Nebulosa.
amor. No hubo verdaderos poetas, ni falta
(«La teoría de la relatividad», 1982) que hizo, en la Nueva Ola —quizás el Cor-
cobado de Demonios Tus Ojos se aproxime
Dos años más tarde, «1984» es la al canon—, pero sí espléndidos escritores
bomba de fabricación casera con la que de versos, prestidigitadores que lograron
Márquez dinamita la Movida y su cada embaucar al gran público con números de
vez más falso y subvencionado espíritu magia cuya osadía todavía hoy descoloca.
festivo. El Zurdo clausura una era con De menos a más, y luego de más a menos,
otra obra maestra, inadvertida por quie- con picos tan sofisticados como el que
292
Gabinete Caligari ¡Subid la representa «De un país en llamas», Auserón es el ilusionista que
música!, 2002. ilustración engatusa a la tosca España de los ochenta con mensajes cifrados,
Fernando Vicente
pero coreados incluso en bodas y guateques:
293
mérito, dar un brusco volantazo hacia el vacío argumental:
294
Músicas contadas
Héctor Márquez
295
baloncesto y atletismo sé bastante, pero el tipo que inventó La Música Contada está
no…). A veces hasta hice cosas que estaban sordo. Eso sí que es una historia de supera-
bien hechas. Fue la época de mi vida donde ción. O de suplantación. Quién sabe.
más personas me saludaban por la calle y Mi colega y admirado Manuel Bellido —él
mi teléfono sonaba sin parar. Llegué a creer- sí que es un gran periodista y mejor perso-
me (poco) que eso era porque no lo hacía na— me llamó hace un tiempo para pedirme
mal. Luego, cuando dejé de publicar en El escribir en un número de la revista Litoral
País mi teléfono dejó de sonar igual y ya no dedicado a la poesía del rock en castellano.
me saludaban tanto por la calle. Para enton- Me pidió que usara mi experiencia en La
ces ya no era tan ingenuo. Pocos años antes Música Contada para hablar de autores,
empecé a organizar —al principio como un canciones y poesía. Era un regalo enve-
hobby simplemente— una especie de disco- nenado. Como todos los enciclopédicos e
fórums que se llamaban La Música Contada. hiperbólicos actúo mejor cuando menos sé
Han pasado diez de algo y más dis-
años y ahora me tancia guardo con el
gano la vida como tema porque mi afán
empresario y gestor de entender suple
cultural. La Música la conciencia de las
Contada es un for- carencias que tengo.
mato registrado de Además, escribir en
éxito por donde han Litoral es más que un
pasado más de 170 orgullo —ya lo hice
invitados, la mayo- una vez, en el núme-
ría músicos y perio- ro de Pasajeros, pero
distas musicales, entonces utilicé a mi
para hacer un doble hijo con cinco años
juego de autobio- para hacer una pe-
grafía musical/ guía queña boutade que
personalizada de creo que a Lorenzo
la música popular y Seguridad Social Furia latina, 1993. diseño Paco Saval no le hizo
sus estilos. Me sigo Bascuñán ninguna gracia—,
llamando Héctor es el cumplimiento
Márquez. Me sigue gustando la poesía y de de un sueño infantil. Resulta que cuando
cuando en cuando escribo algo parecido tenía 11 o 12 años estaba fascinado por los
a poemas como medio de autoterapia. Me poetas de la Generación del 27, en especial
siguen gustando las canciones. He perdido Lorca y los surrealistas. Como solía suce-
mucho oído. Resulta que tengo una enfer- derme cuando me arrebataba algo acababa
medad genética degenerativa: esclerosis leyendo/oyendo/viendo todo lo que caía
coclear. Eso hace que no disfrute igual que en mis manos sobre el tema. Tardé poco
antes de los sonidos y sus matices. Pero el en saber que en mi ciudad se había creado
ser humano se adapta rápido a sus cam- en los años 20 una revista de poesía, arte
bios. Además no deja de tener su gracia: y pensamiento que sirvió de soporte para
durante años hice crítica de arte. Y soy dal- los creadores de aquella generación. Tipos
tónico. Nadie lo notó. Y ahora resulta que modernos, a la última, amantes de la músi-
296
ca —jazz, clásica y flamenco, sobre
todo—, del cine, del teatro, del
poder de la educación, del
valor moderno de la tra-
dición y de la liber-
tad. Personajes
que creían que
podían mejorar algo
de su entorno desde
unas estrofas. Ídolos
para un niño creativo e inquie-
to como yo era.
Con la palabra Litoral en mi
imaginario shangrilá descubrí un
buen día que en la biblioteca del
tío de un amiguito del pueblecito
costero donde vivo de mayor estaba
toda la colección de Litoral publicada Los Toreros Muertos Antología, 2007.
hasta entonces. Números de portadas de ilustración Pablo Carbonell
cartulina roja sin abrir. Eran un regalo mag-
nífico para una persona que no les daba
valor alguno y una tentación para mí. Logré muy nítido del momento: es el pasillo de
que me los prestara todos y me regalara mi casa de infancia en Málaga. El suelo de
alguno. Hoy son un trofeo en mi babéli- blanco mármol refleja la luz que entra por
ca biblioteca. las ventanas. Estoy frente a la puerta del
Yo tenía que a hablar de canciones y dormitorio de mis padres. Y mamá me canta
poesía, pero creo que todo está relacionado con su voz, pequeña pero muy bien afinada,
y yo no sé expresarme sin digresiones catu- «tú eres lo más lindo de mi vida, aunque no
lianas. Bueno, sí sé, pero no me da la gana te lo diga, aunque no te lo diga…» para con-
hacerlo. Como resulta que en La Música cluir con una melodía pegadiza que decía :
Contada se habla de recuerdos, de emocio-
nes y de vasos comunicantes, intento hacer Tengo el corazón contento, el corazón
lo mismo. Pensar cuándo fue la primera vez contento, lleno de alegría.
que unas palabras cantadas en mi idioma
me provocaron algo parecido a un esca- Sí, era una canción de Palito Ortega, el
lofrío. Podría decir que fue escuchando a mismo de «Juanita Banana», que yo asocié
Serrat cantando a Machado o a Miguel Her- siempre a la versión de nuestra paisana
nández. O a Silvio Rodríguez, Violeta Parra Marisol, hoy Pepa Flores, y entonces musa
o Víctor Jara cantándose a sí mismos. Pero y amor absoluto de todos los niños, ado-
no sería del todo cierto. La primera vez que lescentes y adultos de España. Tener el
eso sucedió fue con palabras simples, que corazón contento es una obviedad, una
nunca pasarían el corte en un concurso de sinestesia de parvulario y uso común, pero
Juegos Florales de un pueblo perdido en la para un niño chico, confesado por su ma-
comarca de las Hurdes. Tengo un recuerdo dre mientras te mira a los ojos, adquiría un
297
sentir por primera vez un escozor cercano
al deseo primerizo. Se llamaba Salomé y
ganó ex œquo —una palabra que aprendi-
mos leyendo las clasificaciones ciclistas del
tour en el Marca: para que luego digan que
el latín sólo se aprende leyendo La Enei-
da— el festival de Eurovisión de 1969. Ver a
aquella mujer vestida de flecos, arrebatada
y en éxtasis —el éxtasis y el arrebato que
permitía la censura y pacatería hispana de
entonces— cantar
rango sublime. Tras semejante emoción era me transportaba a preguntas sin respuesta:
menester echarle un ojo/oído a lo que de- ¿quién era quien llegó y le hacía cantar de
cían las canciones. Aprendí pronto que un manera inevitable a aquella señora de coco
cantante era más grande cuando conseguía inmenso? ¿Por qué temblaba sin parar? ¿Era
darle a su interpretación la capacidad de acaso un esquimal? ¿Por qué sentía yo al
hacer sentir a cada oyente que te lo estaba escucharla cantar aquello semejante turba-
cantando a ti solamente. Por eso fue otra ción y me daba tanta vergüenza verla cantar
cantante ligera de la época la que me hizo junto a mis padres? ¿Esa mujer le había
cortado la cabeza a Juan el Bautista? No
parecía tan mala. En realidad estaba dicho-
sa. Debía tener, como yo cuando mi madre
se arrancó por Marisol, el corazón contento.
Grandes enigmas de la protoinfancia. Algo
parecía elemental, querido Watson: cantar
u oír cantar te alegraba el corazón.
298
cional guitarrista y una de las personas más veces, comportamientos que rayaban en la
inteligentes que he conocido a quien, tras estupidez y el capricho inesperado. El olor a
décadas sin saber de él, he vuelto a encon- chicas agudiza el ingenio tanto como te lle-
trar convertido en padre alopécico, vecino van a transformarte en un disfraz a su altu-
de urbanización y dueño de una colección ra. Así que uno comienza escuchar baladas
de guitarras eléctricas asombrosa. Los años que detesta en las fiestas de agarrón acom-
de Félix fueron los años de la pubertad. Y pasado a la vez que tira de Federico y poe-
gracias a él, a su colección de discos de lo tas que cantan en los momentos de soledad
que entonces se llamaba rock sinfónico y y desánimo para que le presten palabras
progresivo, a sus y emociones con
tocadiscos cuadrafó- las que afrontar las
nico Dual-Bettor, en- pruebas de acceso al
contré a un cómplice género femenino.
y guía en la música De aquellos años
del momento. Pero en los que ya tenía
Félix y yo éramos yo mi Dual-Bettor,
anglófilos entonces una incipiente co-
e íbamos de ente- lección de discos,
rados (bueno, yo cassettes grabadas
adoraba a Santana, y rediseñadas por
pero Félix siempre lo mí, muchas revistas
comparaba con Hen- de Popular 1 y Vibra-
drix, Clapton, Page o ciones, una guitarra
Guilmour y concluía de mi hermana que
que era un patata), aprendí a tocar ma-
así que lo español lo Rosendo La tortuga, 1992. foto Domingo J. Casas lamente y con la que
escuchaba en la in- puse música a varias
timidad. Sí, nos gus- casidas y gacelas de
taban grupos como Bloque e Iceberg que García Lorca y una radio Telefunken donde
cantaban poco y sólo letras apocalípticas. buscaba a tipos como Carlos Tena hablar
A los 14 años me fui al instituto y entonces con pasión, descaro y conocimiento de lo
abrí mi cabeza y orejas. Llegó el rock anda- que había que escuchar, recuerdo, como
luz y el flamenco y una consciencia mucho otro arrebato la aparición de un disco que
mayor de lo que decían las letras. Ya llevaba me dejó sin palabras y que, por primera vez,
un tiempo escribiendo y asomándome a la me hizo unir lo que yo escribía con linter-
poesía. Convengamos en que la culpa de na bajo las sábanas dentro del mundo de
todo la tenían las hormonas y el revuelo que las canciones:
en la adolescencia provocan. El preguntarse
por uno mismo y, sobre todo, el valor infi- A la caída de la tarde / San José de
nito del grupo de amigos, la posibilidad de Arimateeeeeaaa / dejó la radio en el suelo
compartir emociones y trucos sobre cómo y se puso a bailar. / No pensaba en el
acceder a esos seres indescifrables de voz trabajo que había puesto en su hacienda/
aflautada, formas redondeadas, bultos en el y siempre había sospechado quién le
pecho, ojos infinitos, risa arrebatadora y, a robaba las almendras/ pero esta vez lo
299
vio y lo invitó a fumar. / No tenía ningún Chinarro, los mejores letristas que ha dado
callo/ que lo avisara de tormenta/ nunca el rock español. Sí, Sabina es un superdo-
supo distinguir la estrella polar. tado, pero a veces la admiración objetiva y
el pellizco no van unidos. Estamos, decía,
Sí, sí. Veneno. Y ese que cantaba tan en el año 2001. Mes de enero. Hace ape-
malamente en medio de un delirio sydbarre- nas cuatro meses que había comenzado a
tiano aflamencado, con versos surrealistas montar acompañado de algunos amigos y
con lo que a mí me gustaba el surrealismo, del mismísimo Carlos Tena, el hombre que
se llamaba Kiko Veneno. desde la radio presentó aquel San José
Ésa fue la primera vez que sentí que las de Arimatea, el ciclo de La Música Conta-
letras que se cantaban se ponían a la altura da. Lo que yo supuse unas reuniones de
de la poesía que yo leía mientras sonaba unos pocos nostálgicos del vinilo se había
una música como ésas extranjeras, pro- transformado en poco tiempo en un mo-
gesivas, psicodélicas o jazzísticas que yo
defendía con orgullo como superiores a las
demás. Alguien cantaba con letras del fondo
de mi subsconciente con la música que de-
finía mi tiempo. Y no venía de fuera, como
siempre, en ese tiempo en que lo de fuera
era siempre mejor. Que ya no había que ser
Serrat, ni Aute, ni Paco Ibáñez, el hombre
que demostró que se podía cantar a Jorge
Manrique o Quevedo, quien musicó la mara-
villosa «Palabras para Julia» de Goytisolo. O
cantautor, ser Silvio Rodríguez para meter lo
que entendía entonces como poesía —ese
mundo ignoto de lírica y extrañamiento— en
algo cantable en mi idioma. Vale, estaban
las Vainica Doble y Cánovas, Rodrigo, Adol-
fo y Guzmán cuyas letras estaban cerca de Chucho Koniec, 2004. diseño Javier Aramburu
lo que yo entendía como poético. Pero el
peso de aquella aparición de Veneno por la
radio tuvo un efecto demoledor. Eran con- delo horizontal de entender la comunión
temporáneos y sonaban como los de fuera. cultural. Estamos en el Museo Municipal
Y encima llevaban el flamenco, un flamenco de Málaga y es Kiko Veneno el invitado.
nada kitsch y totalmente rabioso, dentro de Hemos tenido que habilitar pantallas de
su ADN. vídeo y salas supletorias para alojar a las
3
más 400 personas que han venido a verlo
Voy a dar un salto mortal ahora. Me y a escuchar su vida a través de canciones.
voy a dejar todos los años ochenta y Mi madre está entre el público. Acaba de
el descubrimiento de Siniestro Total, enterarse que tiene una enfermedad puñe-
Golpes Bajos o Radio Futura y el gran Ause- tera que se acabará llevándose mi corazón
rón, junto con Kiko, para mi gusto y hasta contento un año después. También anda
la llegada de los Nacho Vegas, Chucho o por allí Manolito Bellido. Y Lole Almagro,
300
que presenta a un Kiko feliz vestido de a poco. Kiko, tras poner canciones de The
azul. Yo ya conozco a Kiko, de unos años Who, Cream, Hendrix, Dylan o Zappa, decide
antes, gracias a mi amiga y maestra de vida pinchar la versión del poema de Celaya la
Martirio. Ya he podido decirle en persona poesía es una arma cargada de futuro. Y dijo:
lo mucho que lo admiro y cómo para mí
es el poeta más cercano e inspirado de la Paco Ibáñez es un músico tremendamen-
música española y el mayor catalizador del te austero, su voz estaba desprovista de
talento musical de este país. Cómo su letra cualquier cosa sensual muy lejos de lo que
de Te llevo dentro, del disco Punta Paloma, significaba la música pop, que era una
es casi un San Juan de la Cruz para susurrar invitación a la liberación del cuerpo, de
quedo bajo las sábanas. Cómo ha logrado la mente… Tuvo el valor extraordinario de
hacer lo que sólo los grandes hacen: pasar coger a los poetas españoles desde el Arci-
de la exhuberancia surreal al minimalismo preste de Hita a Jorge Manrique…, hasta
los contemporáneos, Lorca, Alberti y todos
estos. Los cogía en una vertiente política
para darnos un mensaje tremendamente
contemporáneo. Muchos lo cogimos como
bandera de la lucha por las libertades y yo
en esta lucha por encontrar mi identidad,
por conocer la cultura española, le cogí
un cariño extraordinario a este músico tan
poco andaluz, tan poco alegre. Tan sieso,
en resumen, pero que para mí tenía un
valor extraordinario. Quizá sacar la poesía
de los libros de texto y ponerla en voz de
la gente y hacerla actual recorriendo los
siglos, mostrarnos los orígenes de nuestro
idioma y de nuestra poesía popular, tuvo
para mí un valor incalculable y siempre le
La Cabra Mecánica Cabrón, 1999. diseño Eli Tersse tendré un cariño especial.
301
Letras sin concierto
Lori Meyers Cuando el destino nos alcance, 2010. ilustración Vanesa Zafra
302
Nacho Campillo
Palabras
Palabras cautivas
En el silencio del alba
Escapan por ti
Palabras de rabia
Siempre buscando revancha
Se secan por ti
Te quiero igual
En tu sueño me perdí,
Crucé la senda
dibujada hacia ti
Te quiero igual
303
Víctor Coyote Aparicio
Sin mancharse,
uñas manicuradas,
como las cantantes que no hay
en la cola de Alcampo.
304
costumbre
Ya me acostumbré
a ser infeliz.
Y no me pica.
Ya me acostumbré
a pelear por comida.
Y no me extraña.
305
Luz Casal
307
Xaime Noguerol Nueva Pulsación, 1984. ilustración Fernando Vicente
308
Loquillo
José María Sanz Beltrán
ya no hablan de corrido
ni se detienen en las frases hechas
apuran la penúltima copa
con instinto de supervivencia
la vida en un instante
en un gesto definido
309
Fania En busca de la tribu, 1987. ilustración Andrés Nagel
310
Xavier Baró verbo & karma
Las sonoridades ásperas del paisaje:
Pasado, karma, el éxtasis articulado.
Llanura, montaña, mar: primer bagaje.
Y las tres lámparas que siempre nos han guiado:
311
Francisco Albéniz
La Búsqueda
en un frío páramo
En un frío páramo de arenisca y fango
marcho con mi saco y una espina en el talón.
312
Julio Bustamante
Maderita
abril
Hay una calle en la ciudad olvidada en el tiempo
y sin embargo se me aparece en sueños.
Y cuando me despierto me siento como un huérfano,
igual que un perro que perdió a sus dueños,
como una barca sin velas y sin remos.
314
Este es el viaje,
la madre del cordero de todos los viajes.
Abre la escotilla
tira todo el equipaje,
ahora sí que baila el corazón dentro del tórax!
No hay escala en las tres mil.
No se detiene en manali.
No hay parada en Shangri-la.
Es un trayecto directo al Ulan Bator
de la estepa de tu presencia.
Todo lo demás son,
sueños, fatiga y ausencia.
Estás en el punto cero
sigue corriendo.
315
Cristina Narea
al día siguiente
el curioso milagro
de despertar con
la página en blanco
el cuerpo entregado
el corazón entregado
entre la noche y la luz
316
Cristina Narea collage 2010
y tú podrías ser
la orilla
que me espera
al otro lado
317
Quique González
Se apagarán,
se irán corriendo
devorarán una ración de huesos
una vez más,
miras al techo
tu chica ya estará dormida
Ahora se van
los ves de lejos
una vez más
te confundió el reflejo
318
Anni B. Sweet
Hace tiempo le quería para correr y
volar, hoy en día que lo pienso, me
quiero bajar del tren del tiempo. Dicen
que destruye todo eso que dejas pasar
y que te deja los recuerdos, los que
más te harán llorar. Si es así, vísteme,
vísteme con tu mejor traje de luchador y
vístete tú también.
319
Nuestros amigos los sajones
Antonio Luque
Sr. Chinarro
321
Mientras llegaba el momento del empleo y el sueldo descubrí a
Frankie Goes to Hollywood, Bronski Beat y Propaganda en los Cua-
renta Principales. ¿Sonarían hoy esos grupos en la SER?
Eran seres de sexualidad ignorada. Indumentarias inusitadas,
peligrosas para la vista de muchos. Yo no entendía una palabra
en inglés. No sabía escribir como Santiago Auserón. Mi guitarra
servía como papelera de pañuelos de papel. La paja esperaba
ser separada.
En las mismas cintas en que grababa las emisiones del progra-
ma de Eva Tovar —Ventana al Pop—, grabé mis primeras «cancio-
nes» pulsando con timidez la única cuerda que tenía la guitarra.
Odio las comillas. Si no eran canciones, ¿por qué se las puse al
hermano de Eva, Julián Tovar, con quien hacía yo como que jugaba
al baloncesto? Porque me di cuenta de que había un juego en el
que no era preciso sudar, el de la música.
Aún no sabía nada de focos.
La primera vez que fui a un concierto, Jorge Martínez cantaba:
Todo es mejor que quedarse a mirar.
África paga.
Tovar no fue a ver a Los Ilegales. Era compañero de clase, or-
ganizador como yo del viaje de fin de curso de dos años después
(artistas los dos en el origen de las fiestas con afán recaudatorio
para financiar viajes a Italia en lugar de escaramuzas en Mallorca,
para admirar obras de piedra eternas y sacrificar la visión de pistas
de baile llenas de carne efímera y alemana).
¿Qué escuchó Julián de aquello que grabé con el radiocasete?
¿Por qué no se desintegró la cinta en cuanto le dio al play?
Yo nunca había escrito nada. Copiaba los trabajos de literatura
de segundo. Me los prestaba el vaquero. Ni el Lazarillo. Ni el Entre
Visillos. Ni Juan Ramón Jiménez. No leí nada.
El vaquero los copiaba del que vivía en los chalets de verdad.
Antes del programa de Eva, el de lunes a viernes, de seis a
ocho, había otro de música extranjera, de cinco a seis —RU648,
nombre de píldora abortiva—. Lo dirigía José Pardo. Hoy trabaja
para la sección de deportes de Canal Sur.
¿Cuántas maquetas de grupos andaluces ha puesto Lole
Almagro en su Local de Ensayo? ¡Cuánto esfuerzo inútil! ¡Qué
difícil es hacer una buena canción, una en que la música y la
letra, el todo, sea mayor que la suma de las partes. ¿Es así
el tópico?
En Sevilla había un grupo llamado Estertor. 1985. Música expe-
rimental. Letras sin sentido claro. Cantaba premeditadamente mal
un Antonio Murga que tuvo después su programa en Radio Aljara-
fe. Por él conocí a Macromassa. 1990.
322
Sr. Chinarro El Vaquero, el Rico, el Siniestro y yo hicimos un grupo. Suicidio
El fuego amigo, 2005. Premeditado. 1986.
ilustración Paco Fuente
Una redundancia implícita en el nombre. Íbamos bien.
El Vaquero no podía seguir con la mente en el entertainment.
Blas Fernández se hizo poco a poco con el programa de música
española de Eva Tovar.
La profesora de literatura de segundo nos hacía leer en la clase
de los viernes unos textos que casi todos improvisábamos el día
antes. Teníamos deberes. 1986. Siempre leíamos los mismos:
—el Vaquero (Tinoco, excelente defensa central por otra parte).
—el Rico (Llatas, quien pronto empezó a sacar partido a sus
recursos en los bares de copas infestados de niñas que querían
ser bien).
—el Siniestro (Ventura, cuyos personajes acaban devorando
cadáveres a mitad del texto como muy tarde).
—y yo (perdido como siempre en devaneos nostálgico-senti-
mentales-evocadores de no se sabe qué).
Perdón. Olvidaba a Brígida. Pese a su nombre y a sus vestidos
de muchacha de pueblo, repetidora, estaba como para que te con-
tara Las Mil y Una Noches.
El profesor de matemáticas, Mariano, la sacaba a la pizarra,
pero con el objetivo más cercano a los bolsillos que a la educación.
323
Pasaron unos cuatro años —ay, el alzheimer, por su culpa es-
cribo esto— antes de que me diese cuenta de que podía escribir
letras, cantarlas y acompañarme con una guitarra como mejor pu-
diese. Ahorré para una eléctrica.
No tardé en preferir RU648 al Ventana al Pop. Cantaba por The
Smiths o por The Cure. Yo era de francés. No entendía nada. Loro
fonético. Buen oído. Morrissey me enseñó inglés. Buen profesor.
Un poco loca. Menos que Mariano.
Combiné las palabras que conocía del idioma de Shakespeare
en mis primeras canciones. Por suerte sólo tuve para cinco o seis.
Llegó el momento de quitarse la máscara, de aceptar que el
Disco Pocho de Derribos Arias o la Cena Recalentada de Golpes
Bajos no eran menos brillantes que el Why Can’t I Be You de The
Cure o el Well I Wonder de The Smiths, y que la división entre artis-
tas nacionales y extranjeros era un problema de la «parrilla» radio-
fónica y de una industria que si ahora da risa, no quiero imaginar
qué daba entonces a los que se hacían las carreteras nacionales.
Y la timidez se cura con el alcohol. Por algo es legal.
No me engaño. La industria musical en Gran Bretaña (y en los
USA, como es de imaginar), ha sido, es y será siempre una verda-
dera industria. Y en España no pasará de ser un mercadillo como
el del Parque Alcosa o el de La Rosaleda: los quioscos de los festi-
vales de venta ambulante en el verano. Benicàssim, 1995.
¿Escribe uno la letra de la canción porque tiene algo que
decir o piensa uno qué quiere decir porque se le ha ocurrido
una melodía?
SE LE HA OCURRIDO.
Ocurre.
Todos sabemos más o menos qué nos queremos decir.
Es posible que las melodías no sean más que combinacio-
nes matemáticas.
Tócate, Mariano.
Las alegrías y las tristezas que contagian las melodías podero-
sas no pueden ser expresadas por palabras. Cuando me viene a la
cabeza una melodía buena siento una alegría que ninguna lotería
podría darme. Aunque jugase.
¿Qué le pido yo a mis grupos extranjeros favoritos?
Que no se les entienda.
Me han enviado un libro con las letras de Mark Kozelek. Me da
miedo hojearlo más. Con un poco tuve bastante.
¿De qué trata la letra de Well I Wonder? ¿Es doloroso el amor
para Morrissey? ¿Y a mí qué me importa? ¿No se dan cuenta de lo
aburridísimo que es leer? ¿Siguen leyéndome? ¿Pretenden sentirse
identificados? ¿Con un desconocido? ¡Debería darme vergüenza!
324
Sr. Chinarro El mundo según, 2006.
ilustración Paco Fuente
325
—Lo importante es el modo en que
se hace.
—Muy bien. ¿En tres minutos? ¿Cuán-
tos modos caben en tres minutos de can-
ción popular?
Hay que intentarlo. También debería
darme vergüenza tener los ensayos graba-
dos en el teléfono móvil. Los ensayos de
ayer y anteayer. Las canciones nuevas sin
letra. Cantadas en guachiguá. Por mí. Con
casi cuarenta años.
Tengo resaca.
Si hago la letra antes que la música el
resultado estará entre Ismael Serrano y
Joan Manuel Serrat. Me da miedo eso. Me
Sr Chinarro Compito, 1996 parece que la diferencia entre el cantautor
y el músico que canta estriba en el orden
en que se componen la letra y la música.
Creo que lo ideal es hacer la música un
segundo antes. Me recuerda a las cubi-
teras del congelador. Lo normal es poner
agua para los cubatas, pero cuando niños
poníamos refrescos, batidos, cualquier
guarrada. Si no tienes cubitera, ve a beber
del grifo.
La guitarra eléctrica no tenía agujero
para kleenex o folios echados a perder:
pajas mentales forever.
Traté de jugar con las palabras. Aún
lo hago, pero menos: no se puede re-
solver un crucigrama en tres minutos, y
poca gente escucha una canción tres ve-
ces seguidas.
Para que la radio te ponga varias veces
al día tienes que pagar, no es un secreto.
Para que los jóvenes te escuchen en
Sr Chinarro El porqué de mis peinados, 1997
internet varias veces seguidas tienen
que sentirse muy identificados con lo
que has escrito. Temas de hoy. Véa-
se Facebook.
nota: mezclar disco pensando en el
sonido de los IPODS.
Frase de Javi Vega: hasta Hitler necesi-
tó su mano derecha.
326
¿Me preocupa más parecer malvado, parecer idiota o pare-
cer derrotado?
Pensemos en canciones de éxito cantadas en inglés.
327
Sinalefas contra monosílabos
Ignacio Julià
328
Russian Red Perfect time, 2008
¿Cómo hemos llegado a esta situación? La globalización podría
explicarlo. Internet ha tensado la distancia entre nuestras raíces,
nuestro mundo cotidiano, y el mundo exterior. Todos estamos ya
en todas partes, y en ninguna, al navegar por la red, hipnotizan-
te espejo donde apenas vislumbramos a ese otro que llevamos
dentro. Es pues normal que una madrileña de 22 años adopte el
idioma global para contarnos sus interioridades, aunque quienes
acudan a sus actuaciones dentro de nuestras fronteras puedan
perderse de la misa la mitad. Y no vale escandalizarse: yo mismo
debo confesar que, pese a que hablo inglés y llevo tres décadas
ejerciendo de cronista musical, asimilo un tema rock anglosajón
por su sonido en primera instancia, sólo preocupándome por lo
que diga la letra si éste permanece en mí el tiempo suficiente.
Sin embargo, sé que la dualidad música/letra, cuando ambas
coinciden milagrosamente, produce una chispa que no tienen por
separado. Esa es la llama que me interesa, que me atrapa en una
canción, pues tritura la inicial bipolaridad en un gozoso impacto
único —una misteriosa empatía en lo más hondo, lo menos ex-
plicable desde la razón— como el que me produce, por ejemplo,
el cancionero de Antonio Vega. Esta sintonía funciona mejor
cuando la lengua es la propia, sin el esfuerzo de la inconscien-
te traducción.
Asumiendo que los códigos del rock beben de patrones anglo-
sajones, me he preguntado largamente si también sería necesaria
la adopción del idioma. Pese a que, desde los 60 hasta los 80, los
grupos rock españoles cantaron mayormente en su lengua mater-
na, a partir de los 90 aterriza la moda de cantar en inglés. La nor-
maliza una generación que ha tenido más fácil el acceso al inglés,
jóvenes mirándose en esa nación alternativa que irrumpe desde
Estados Unidos y rubrica el odioso término indie. La mayoría de
esos grupos, por razones obvias, jamás llegan a un uso del inglés
comparable al de un nativo. Y se impone la sensación de que lo
chapurrean para enmascarar una triste realidad: no tienen nada
que decir. ¿Se habrán impregnado igual de las letras foráneas,
descifradas diccionario en mano, que de acordes y melodías?
Personalmente creo que deberíamos «desanglofilizar» nuestra
escena musical, más en un país donde se hablan varias lenguas
y a diario se enfrentan tantos hechos diferenciales. Pienso que
poca influencia verdadera habrá de la literatura rock anglosajona
en nuestros músicos —quizás simplemente la libertad estética y
moral que transmitían Dylan o Reed, una actitud ante la escritura,
una perspectiva, nunca una herencia semántica— pero, al desem-
polvar la agenda y pasarle la patata caliente a artistas del ámbito
rock hispano, esta noción sufre algunas alteraciones.
329
¿Crees que los letris- andrés calamaro No es sencillo contestar eso. Creo que los
tas y autores extran- hispanoparlantes desarrollamos nuestra propia forma de escu-
jeros han tenido en char, y sentir, el rock anglo; nunca entendimos las letras, o las
la música pop estatal descubrimos en libros de letras traducidas. Antes, al principio de
una influencia tan los tiempos, se adaptaban las letras para grabar los éxitos extran-
importante como la jeros, unos pocos se hicieron ricos cobrando porcentuales de los
meramente musical?, derechos de canciones mundiales, porque el tema de las editoria-
es la primera cuestión les estaba muy verde en la prehistoria; eso quizás demoró la apa-
que lanzo a la profun- rición de letristas valiosos en el rock en este idioma, y en cualquier
didad de la sima inter- idioma que no sea el inglés; mientras que, géneros como el tango,
náutica. Pronto rebota la chanson francesa o la bossa nova, incluso el género cantau-
una primera respues- tor, si es que es género, estarían más maduros. En Argentina los
ta, torrencial como primeros letristas originales, con vuelo poético y letras genuinas,
todas las suyas… aparecen en la segunda mitad de los sesenta y son rebeldes,
hippies, beatnicks o rockeros. No puedo suponer que la impor-
tancia de los letristas fue tan influyente como la de los músicos,
compositores, instrumentistas extranjeros; hay que ser sincero y
pensar que no. Jimi Hendrix es una poderosa influencia desde su
guitarra, y también cantando, pero… ¿acaso importaba entender la
letra?… Lou Reed quizás sea un caso parecido… Nadie que no sea
un alumno de inglés sobresaliente puede jactarse de demasiada
influencia importada en sus letras propias.
330
Bierce o Twain tenían sus equivalentes roqueros en
gente como Ray Davies, Randy Newman o Warren Ze-
von. Incluso podías conducirte por los recovecos de la
lírica pura y salir casi ileso del trance: gente como Jimi
Hendrix, Arthur Lee, Patti Smith, Tom Waits, Lou Reed o
Elliott Murphy se abrieron paso por estos resbaladizos
terrenos sin perder casi nunca el equilibrio. También
constaté lo que ya intuía, que el rock’n’roll era el ve-
hículo perfecto para escupir de un plumazo toda tu
frustración y tu rabia, especialidad en la que Iggy Pop,
Pete Townshend o Gerry Roslie repartieron verdaderos
doctorados, exprimidos más tarde hasta la saciedad
con el advenimiento del punk. Quisiera recalcar que,
por lo que a mí respecta, el cabronazo de Bob Dylan
podría aparecer acompañando a todos estos señores y
a sus respectivas circunstancias.
Christina Rosenvinge
331
también el mundo un tanto surrealista y mente prácticos sobre música no pasan del
onírico de las letras de John Lennon. Más gusto personal y son muy limitados técnica-
tarde descubrí los textos de Dylan a través mente. Los letristas de los grupos solían ser
de un libro que escribió Jesús Ordovás. Sé los que tenían afición a la literatura y, por
que a Juan (Aguirre, su compañero en Ama- tanto, leían, mezclando sus primeras lectu-
ral) siempre le gustó el mundo decadente ras literarias con la lectura de letras extran-
de Tennessee Williams. jeras. Entre los autóctonos que se propusie-
ron hacer unas letras de calidad para el rock
Sabino Méndez (Loquillo & Los Tro- de aquí, era inevitable que hubiera gente
gloditas) La importancia es mayor de la que se fijara en los mejores de fuera e inten-
que se dice o deja ver. En general eso su- tara traducir lo que querían decir y emular
cede porque los músicos no están muy se- sus modos: Dylan, Lou Reed, Jim Morrison,
guros del rigor de sus conocimientos y pre- Bruce Springsteen, David Bowie, The Clash,
fieren hacer creer que no leían nada antes Patti Smith, etc. Trabajamos mucho con
que revelar lo limitado de sus lecturas. A los las traducciones de Alberto Manzano. Yo
escritores les sucede algo parecido: hablan en particular empecé descomponiendo las
mucho de la musicalidad del lenguaje pero letras de Lou Reed, Dylan, The Clash y Peter
generalmente sus conocimientos verdadera- Gabriel para ver cómo lo hacían.
332
Josele Santiago Nacho Vegas
tadas suelen acabar en una palabra aguda Doble con el español; eso es algo único e
naturalmente. El español se ajusta mejor irrepetible en otro idioma.
a los esquemas folk, y mucho peor a los
esquemas rock. Cada uno soluciona como sabino méndez Técnicamente, no hay
puede este problema. Muchas veces la so- grandes diferencias. Se trata de fijarse en los
lución es ir cambiando el fraseo para ajus- acentos, contar sílabas y adaptar la sintaxis a
tarlo a las palabras que se quieren decir la línea melódica con cierta fluidez que imite
creando una melodía ligeramente distinta la naturalidad verbal. Rítmicamente, el inglés
cada vez. Personalmente me he encontrado dispone de la ventaja de tener muchas más
con melodías que no permitían ser escritas palabras monosilábicas o de pocas sílabas,
en español. Simplemente no había espa- pero el español, con su sistema vocálico más
cio. He intentado hacer adaptaciones de abierto, dispone del fenomenal recurso de la
alguna canción que había escrito en inglés sinalefa que, usada con astucia, flexibilidad y
y perdían demasiado, al final he desistido. sentido del ritmo, ofrece efectos impagables.
Nacho Vegas El español tiene un ritmo andrés calamaro Hay mucha música
y una cadencia diferentes a los del inglés, y buena, con letra buena, cantada en este idio-
por tanto sus posibilidades son diferentes ma; tenemos otro sonido pero hay rancheras
y particulares del idioma. Eso es lo que hay o tangos bien escritos, con vuelo poético o
que saber aprovechar, ese pulso propio de sencillamente populares, auténticos y gracio-
cada idioma. Es diferente, pero no más di- sos… Para mí nunca fue una dificultad por-
fícil. Cuando se dice eso de que el español que crecí escuchando música en castellano;
tiene pocas palabras agudas para cantar las letras de Moris y Pappo, que consiguen
rock me parece una simplificación un poco adaptar muy bien el blues y el rock a este
boba, como si hubiera algún problema con idioma, incluso respetando el sonido de los
las palabras llanas. Mira lo que hacía Gains- bluesmen cantando… Los barrios españoles
bourg con el francés o lo que hacían Vainica encuentran su color vocal en el rock de Bur-
333
ning, Gabinete Caligari, Enemigos, Golpes cantadas. Las puedes estirar o romper pero
Bajos, Extremoduro… y otros que no puedo siempre sin perder su sentido. Respeto las
nombrar porque no crecí en este bendito opiniones de los que dicen que el rock debe
conjunto de naciones. estar cantado en inglés, y tengo amigos que
lo hacen así, pero a mí me resulta más real
eva amaral Creo que lo más natural es escribir en mi idioma, aunque no descar-
cantar en tu idioma porque puedes jugar tamos usar el inglés. La clave es siempre
con él con más soltura. Siempre intento que la comunicación.
las palabras tengan naturalidad cuando son
¿Tiene algún sentido eva amaral Si tú lo sientes así, claro que tiene sentido. No creo
cantar en inglés, en que sea excluyente. A mí, si una melodía me gusta, me da igual
un país donde se ha- que la letra esté en un idioma u otro. De todas maneras, encuentro
blan varias lenguas que nuestra música y nuestro mundo ideológico tienen sentido
autóctonas, y no en la en castellano.
tuya propia si se trata
de expresar tu visión J El inglés es el idioma mayoritario, y tiene sentido si intentas
de las cosas? llegar al público que lo habla, pero creo que es difícil expresarse
bien en un idioma que no es el materno. En las canciones hay muy
pocas palabras y un pequeño matiz marca una diferencia muy
grande. Es difícil conocer la acepción exacta de una palabra si no
es del idioma en el que vives inmerso.
334
mos su cultura oficial y luego volvemos a comprar su con-
tracultura underground. Es lógico que, habiendo mamado
sus raíces con más entusiasmo que las nuestras, al final
nos sintamos más próximos a lo suyo que a lo nuestro.
Lo cual nos da derecho en principio para cantar en inglés
y hacer blues si eso es lo que nos sale. Pero también es
cierto que en su terreno somos ciudadanos de segunda,
no hay reciprocidad entre el imperio y las colonias. El
camino bastardo parece el más acertado, que cada uno
haga su propia mezcla de idioma y sonido; al final, en la
búsqueda de la identidad propia, es donde se encuentran
los hallazgos que valen la pena.
Eva Amaral
Andrés Calamaro Tiene sentido porque uno hace
lo que le da la gana; además, cantar en inglés tiene una
ventaja, por lo menos, la música suena inmediatamente,
es como estar en una fiesta de disfraces y tener una apa-
riencia perfectamente normal con el disfraz puesto… Los
escandinavos y los alemanes cantan en inglés y no parece
ser un problema, que yo sepa nadie les acusa de traición
a la patria. Uno podría beneficiarse del que es el sonido
del lenguaje original pero, quizás, con menos recursos
y elocuencia.
335
J.
Letras sin concierto
Elástico es tu vuelo
sobre mi pequeña música;
como estridentes son los sonidos
que clavas en el corazón de mi canción.
Inconsciente e ignorando;
analizando y consciente,
creas el universo pensando un beso,
iluminando mis días,
siendo el amor de mi muerte
y de mi vida.
337
338
Nacho Vegas Canciones inexplicables, 2007
Yo agotaba tu precioso tiempo,
tú querías largarte de allí.
Condujimos horas en silencio
todo el camino hasta Madrid.
339
Nacho Vegas Esto no es una salida, 2005.
ilustración Carmen S. Villa
Christina Rosenvinge
EVA ENVENENADA
acabamos de hacerlo
ya temo perderlo
no quiero quererlo
se abraza a mí
340
Christina Rosenvinge Foreign land, 2002.
foto Ray Loriga
qué brilla en la oscuridad?
el aliento contenido desde la pubertad
es el pulso impreciso que se tiene a esta edad
el árbol florece
otra manzana crece
ya sé lo que parece
pero no lo es
ni comen ni beben
aún no se atreven
no saben que tienen ya
su cacho de edén?
341
Christina Rosenvinge Tu labio superior, 2008.
foto José Luis Tabueña
Josele Santiago
SOL DE INVIERNO
Escurridos bultos,
Fiel tripulación.
Reyes del tumulto
Y la risión.
Descreídos rumbos,
Velas de cartón.
Héroes en gayumbos,
Excepción.
Últimos alumnos
Del agua y la sal.
Márgenes del mundo,
Único mar.
Cena de Saturno,
Pasmo de Isaac.
Hígados de turno,
Renquead.
El sol de invierno
Concede un día más.
Mientras el infierno
Esté delante, esté detrás,
Buscará sin vernos.
342
Oreados juncos,
Quebradizos ya.
Rehusad indultos.
Descartad.
El sol de invierno,
Concede un día más.
Mientras el infierno
Esté delante, esté detrás,
Buscará sin vernos.
En el sol de invierno.
Eternos y extintos
Huertos de Noé.
Errantes chiringos
Aún de pie: Los Enemigos Gas, 1996. ilustración A La
Calle diseño Montserrat Cuní
El sol de invierno
Concede un día más
Mientras el infierno
Esté delante, esté detrás,
Buscará sin vernos
En el sol de invierno.
343
Lori Meyers Viaje de Estudios, 2004.
ilustración Vanesa Zafra
Noni López
Insecto
344
Miqui Puig
TANTAS CANCIONES…
tantas canciones que hablan de cosas felices, de chicos y chicas que bailan, de eso llamado
amor, tantas casas llenas de muebles y cuadros, de gente que mira la televisión, tantos
días de playa y de bronceador, tantas manías hacia todo y la gente, tanto derroche de lujos
innecesarios, tantas cartas que no me llegaron nunca a tiempo, invitaciones para bodas
de amigos y facturas que no pagaré, tanta nieve en la puerta que no saldré, tantas cajas
llenas de libros todavía sin colocar, tantas carreteras para escapar, tanto tiempo atrás, que
ya casi me da igual, tantas chicas de las que me enamoraré, tan poco de ti, que ya ni me
acuerdo, tantas tragedias en la radio del coche, tantos platos por lavar desde la navidad, y
sólo algunas provisiones para llegar hasta el viernes, tantas camisetas de grupos que me
gustaban y ahora ya no me caben, tantas ganas de romper con todo, con el pasado, como
pereza para empezar otra vez.
345
Miqui Puig Miope, 2007. diseño
Txarly Brown & Gerard Ruz
Fernando Alfaro
EXTINTOR DE INFIERNOS
Al despertar
en este coche negro
que se parece
sospechosamente a un féretro,
y al recordar
mi vida en un momento,
todo me hace sospechar
que esto no va al aeropuerto.
Y al recordar
cómo mi oscuro amor ciego
fue a invitar a Pedro Sufrimiento,
cómo explicar que con lo que te quiero,
cómo pude no echar a patadas al tal Pedro.
Antes, tu piel
era de ángel del cielo
y te dije ayer que es suave como la de un huevo…
No tiene que ver con lo que te quiero:
donde ponía «ángel»
ahora lo llamo «huevo».
La capital de California
ahora se llama «Los Huevos»
y «el Huevo Exterminador»
también es parte del juego.
346
ni me pongáis monedas, no, sobre mis ojos muertos,
que si he de pagar por todo lo que he hecho,
traedme por favor un extintor de infiernos.
Que si he de pagar por todo lo que te quiero,
traedme sin tardar un extintor de infiernos.
PENDRIVE
Mártires del Compás Empaquetado
al vacío, 2002. diseño Gloria Martí
Tengo un pendrive
lleno de cositas tuyas,
con mucho photoshop
y palabritas muy duras.
Tengo un pendrive
lleno de cositas tuyas,
con mucho photoshop
y palabritas muy duras.
348
Antonio Arias
VUELO NOCTURNO
Si no dudo no miro
Si no miro no veo
Un poco más de lo necesario
Si no miro no dudo
Lagartija Nick Val del Omar, 1997. Si no dudo no veo
Fotograma de Fuego en Castilla Un poco más de lo necesario
349
Lagartija Nick Hipnosis, 1991. Collage de
Josep Renau
Francisco Nixon
350
Zombie Disco Music. La música de los muertos
Un coro de gemidos como música gregoriana
Un cadáver que baila como un cadáver
Shake it, shake it, shake it baby
Francisco Nixon Es perfecta, 2006.
diseño Carmen Segovia
351
María Rayo
PARADA EN EL AIRE
VIVIR A VOLAR
352
Amparo Sánchez
LA CUENTA ATRÁS
estrofa:
puente:
estribillo:
VENDO
354
Cooper Aeropuerto, 2008. diseño Nacho
García
MI UNIVERSO
355
Xoel López
JOVEN POETA
356
Ana Fernández Villaverde
La Bien Querida
EN EL HEMISFERIO AUSTRAL,
LA ORIENTACIÓN DURANTE LA NOCHE
RESULTA IMPRECISA:
359
La Casa Azul Contando historias de Cola
Jet, 2004
Fernando Vacas
360
Y no me vengas con el agua
Que fresquita me la bebo
Si los cántaros son amores
Los prefiero ya a tus besos
Un día ya no estabas
Tres días sólo fueron
Que si río llega al mar
Del mar se va al océano
Ya lejos,
Reír te han visto, cerca la placita el sueño
Pero, el día que ya no estuve
De negro paseando te vieron
361
Librería Luces
363
Premio Internacional de Poesía
2000 2006
225-226. Pasajeros 22,50 € 241. Poesía a la carta.
227-228. La poesía del jazz (agotado) La gastronomía 28,00 €
2001 242. José Manuel Caballero Bonald.
229-230. Felipe Benítez Reyes. Navegante solitario 28,00 €
Ecuación de tiempo 22,50 €
231-232. La poesía del mar 22,50 € 2007
243. Argentina.
2002 Poesía y arte contemporáneo 28,00 €
233. Ángel González. 244. La ciudad
Tiempo inseguro 25,00 € En las artes y la literatura 28,00 €
234. Los ojos dibujados.
El autorretrato 25,00 € 2008
245. El vino.
2003 Historia Arte Literatura 29,00 €
235. La poesía del cine 26,00 €
246. Humo en el cuerpo 29,00 €
236. Poetas del cine 26,00 €
2004
237. Deporte, arte & literatura 27,00 € 2009
238. La poesía del flamenco 27,00 € 247. La Noche 29,00 €
248. Cartas & Caligrafías 29,00 €
2005
239. Carlos Marzal. 2010
Hotel del Universo 27,00 € 249. Rock Español 29,00 €
240. Animalia. 27,00 €
www.edicioneslitoral.com
Colofón
Rock Español
Poesía & imagen
Se terminó de componer
en La Marea, Benalmádena, Málaga, Es-
paña, el día xxv de vi de mmx, festividad de Próspero
de Aquitania, para imprimirse después en los talleres Imagraf de
Málaga bajo la orientación de Lorenzo Saval y María José Amado.
Colaboraron en la realización de este número Manuel Bellido
Mora, Miguel Gómez Peña, Sabino Méndez, José Antonio
Mesa Toré, Carlos Narea, Luis Clemente, Pilar Sa-
lado y Carmen Saval Prados.
Lorenzo Saval
ilustración de cubierta
Apellidos
Nombre
Domicilio
CP Localidad
Provincia Teléfono
Modalidades de pago
Contra reembolso
Transferencia bancaria nacional a la cuenta
2103-3022-89-0030001175 de Unicaja
Transferencia bancaria internacional a la cuenta
iban: es64-2103-3022-89-0030001175 de Unicaja
swift: ucjaes2m
Domiciliación bancaria (sólo para España).