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Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes

Capítulos que se le olvidaron a Cervantes es el título de una novela del ensayista y pensador
ecuatoriano Juan Montalvo, publicada por primera vez en 1895, pocos años después de la
muerte de su autor. Es una continuación de la novela de Cervantes Don Quijote de la
Mancha.
El escritor ecuatoriano nos avisa en el título del prólogo de esta obra su intención de escribir
un "Ensayo de imitación de un libro inimitable". Emular, que no copiar o imitar, es lo que
"humildemente" se propone Montalvo al resucitar a Don Quijote y a su escudero, y lanzarlos
a vagar nuevamente por la Península en busca de aventuras con gigantes, caballeros y seres
encantados. Adelantándose a Pierre Menard siguió, sin embargo, los mismos métodos que
el personaje de Borges para sustituir a Cervantes, redactar lo que le faltaba a su magna obra
y seguir, no obstante, siendo Juan Montalvo y llegar al «Quijote».

La obra tiene un extenso prólogo, que lleva por título El buscapié, y refiere nuevas aventuras
de Don Quijote de la Mancha. El texto contiene numerosas referencias a los libros de
caballerías, evidentemente tomadas de las notas de Diego Clemencín a su edición del
Quijote, y hace también alusión a una serie de personajes de la política ecuatoriana de su
tiempo, en particular el presidente Ignacio de Veintemilla, de quien Montalvo era furibundo
adversario, y al que presenta en la figura de un ladrón ajusticiado
En los «Capítulos que se le olvidaron a Cervantes» encontramos una mezcla de las
innumerables tendencias personales de su autor: amor a los clásicos, veneración y culto por
la lengua española, sentido ético y moral de la vida humana, espíritu combativo, estilo
ensayístico con incursiones en la poesía y la narrativa, quijotismo personal, deseo de un
mundo mejor, crítica de ciertas posturas políticas y religiosas, humor castellano popular,
derroche de erudición y capacidad para la digresión

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