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TEMA Crecimiento económico

2 mundial y cambio
estructural en el siglo XX

TOMÁS GUTIÉRREZ BARBARRUSA

OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Después de leer y estudiar el tema será capaz de conocer mejor…
1. Conocimientos básicos sobre la evolución de la economía mundial.
2. Conocer los principales desequilibrios económicos mundiales y los principales
indicadores económicos utilizados por los organismos económicos internacionales.
3. Conocer los fundamentos de las fuentes principales del crecimiento económico.
4. Conocer la interacción entre crecimiento económico y cambio estructural.
5. Conectar transversalmente la información contenida en este capítulo con los con-
tenidos de otras asignaturas del grado.

E ste tema presenta una panorámica general sobre el crecimiento de la eco-


nomía mundial en el último siglo. Tras analizar su evolución cíclica
y poder distinguir a partir ella tres grandes etapas en función de las transfor-
maciones estructurales sufridas durante ese período, se aborda la heteroge-
neidad de la actual realidad económica mundial en base a las grandes dife-
rencias regionales existentes y los procesos de convergencia. A continuación,
desde una perspectiva teórica, se estudian las causas que determinan este esce-
nario, identificando los factores condicionantes del crecimiento económico y su
relación con el cambio estructural. Al final, se ofrece una recapitulación del
tema.

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

2.1. LAS ETAPAS DEL CRECIMIENTO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL


A PARTIR DE LA TEORÍA DE LAS ONDAS LARGAS

El siglo XX, hasta alcanzar el primer decenio del actual, constituye el período
histórico de mayor crecimiento si se consideran los indicadores macroeconómi-
cos de los niveles de renta mundial, tanto total como per cápita, pero, asimismo,
su evolución ha estado determinada por continuos cambios que han condiciona-
do a la estructura internacional de la producción hasta desembocar en el momen-
to presente en el fenómeno conocido como globalización.
Más que por su crecimiento, el capitalismo se caracteriza, pues, por ser un
proceso continuo de transformación. Esto supone que, aunque con una ten-
dencia secular ascendente, la acumulación sigue un trazado de fluctuaciones con-
tinuas que la hacen pasar por diferentes momentos. Dicho comportamiento ya
fue señalado por Marx (1987:376-378) en El Capital, y, más tarde, por Schum-
peter (1996:120-121), cuando reclamó para la ortodoxia económica la noción de
“destrucción creadora” como una característica intrínseca del capitalismo. Con
ello, alude a la idea de que el desarrollo industrial revoluciona incesantemente la
estructura económica desde dentro, destruyendo ininterrumpidamente lo antiguo
y creando continuamente elementos nuevos. Esas revoluciones tienen lugar en
acometidas discontinuas, separadas unas de otras por lapsos de relativa calma. Sin
embargo, el proceso en su conjunto actúa incesantemente en el sentido de que
hay siempre o una revolución o bien una absorción de los resultados de una revo-
lución, formando ambas cosas los llamados ciclos económicos.

2.2.1. Breve introducción a la teoría de las ondas largas

En el contexto del estudio de los ciclos económicos, la teoría de las ondas largas
de Schumpeter, desarrollada principalmente en la obra Ciclos económicos (1939),
intenta explicar en gran medida la competencia y el crecimiento económico ba-
sándose en la innovación tecnológica. El término “onda” (“ciclo” u “ola”) obede-
ce a la idea de que el sistema económico no evoluciona en estado de equilibrio
conforme a un modelo tipo puro walrasiano, sino que se encuentra sometido a
continuas fluctuaciones que lo hacen pasar por distintas fases: auge o prosperi-
dad, recesión o crisis, depresión y recuperación.
Si bien Schumpeter trató su modelo como si sólo hubiera un tipo de ciclo,
en realidad, se podría esperar la actuación simultánea de un número indefinido

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

de ellos. Por conveniencia analítica, sin embargo, Schumpeter en su trazado


histórico utilizó un esquema de tres ciclos: el ciclo (“corto”) de cuarenta meses
o “Kitchin”, el ciclo (“medio”) de diez años o “Juglar”, y el ciclo (“largo”) de
sesenta años o “Kondratieff”. La existencia de ciclos largos o de Kondratieff1
obedece a que algunas innovaciones son tan largas y tan discontinuas en su
impacto que causan perturbaciones prolongadas; o a que aparezcan agrupadas
de algún modo2, constituyendo entonces “paradigmas tecnológicos” (Dosi,
1982). Así, el primer ciclo Kondratieff fue el de la revolución industrial, desde
los años 1780s a 1842; el segundo el del vapor y el acero, desde 1842 a 1897; y
el tercero el de la electricidad, la química, y los motores, desde 1898 en adelan-
te (cf. en Schumpeter, 1989:145) (Cuadro 2.1).

CUADRO 2.1
Ondas Kondratieff y paradigmas tecnológicos identificados por Schumpeter, según Kuznets3
Prosperidad Crisis Depresión Recuperación
Kondratieff de la Revolución Industrial (1787-1842): Algodón textil, hierro y energía de vapor
1787-1800 1801-1813 1814-1827 1828-1842
Kondratieff burgués (1842-1897): Ferrocarriles
1843-1857 1958-1869 1870-1884/5 1886-1897
Kondratieff neo-mercantilista (1897 en adelante): Electricidad y automóvil
1898-1911 1912-1924/5 1925/6-1939
Fuente: Kuznets, 1940:261.

No obstante, como señala Fels (1989:viii), la fecha de publicación de Ciclos


económicos (1939) fue particularmente desafortunada porque apareció tres años
más tarde que la Teoría General de Keynes (1936), que ya en aquel momento, y

1
Llamado así por Schumpeter porque las extensas depresiones experimentadas cada cinco o seis
décadas por el sistema económico fueron estadísticamente identificadas en los años 1920 por
Nikolai Kondratieff (1935).
2
Kondratieff observó que durante la depresión se producía un número especialmente grande de
descubrimientos e invenciones importantes en las técnicas de producción, los cuales, sin embargo,
eran generalmente aplicados a gran escala sólo al principio de la expansión siguiente. Para Kondra-
tieff, esto y otras relaciones recurrentes no hacían más que confirmar la existencia de las ondas lar-
gas, aunque enfatizaba que ello no significaba que las explicara (cf. en Pérez, 1983:358).
3
Hay que tener en cuenta que Schumpeter publicó Ciclos económicos en 1939, de ahí que su
análisis histórico termine en esa fecha. Por otra parte, como señala Kuznets (1940:257-258),
su tratamiento es más teórico y cualitativo que estrictamente cuantitativo.

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

durante un largo período de tiempo posterior, ocupó el centro de atención de


los debates profesionales sobre la teoría del ciclo y la política económica. En
efecto, tras la Segunda Guerra Mundial y durante la larga etapa conocida como
la edad dorada o los treinta años gloriosos del capitalismo, el libro de Schumpeter
permaneció en el olvido, entre otras cosas, incluso, porque se llegó a pensar que
las fluctuaciones cíclicas a las que históricamente estaba sometida la evolución
económica quedarían definitivamente superadas con el keynesianismo. De he-
cho, la noción misma de las ondas o ciclos largos estuvo muy desacreditada en
los años 1950 y 60. Sin embargo, la crisis de los años 1970 cambió la escena,
justificando el comentario de Mandel (1986:vii) de que se necesitaba “un cam-
bio brusco en la situación económica real para que los economistas volvieran a
centrar su atención en las ondas largas”. Desde entonces, se produjo un notable
resurgimiento del interés por las mismas, especialmente en los Países Bajos y en
Bélgica, donde estas ideas siempre tuvieron una mayor aceptación, pero tam-
bién en Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y países de Europa
del Este (cf. en Freeman, Clark y Soete, 1985:44).
Entre los economistas que a partir de entonces vuelven a prestar su inte-
rés por las ondas largas se encuentran los llamados neo-schumpeterianos, es de-
cir, aquellos que, de acuerdo con Schumpeter, encuentran la explicación de
la evolución estructural a largo plazo de los sistemas económicos en el cambio tec-
nológico y sus consecuencias en términos de innovación. Los neo-schumpeterianos
identificaron el desarrollo económico experimentado con posterioridad a la Segun-
da Guerra Mundial —esto es, durante la denominada edad dorada— con la fase de
prosperidad de la cuarta onda larga o cuarto Kondratieff. Dicha expansión sería el
resultado del crecimiento explosivo y simultáneo de algunas tecnologías e indus-
trias importantes nuevas, en particular, la electrónica, los materiales sintéticos,
químicos, petróleo y petroquímicos, y —especialmente en Europa y Japón— bie-
nes de consumo duradero y vehículos. El impacto de estas nuevas “locomotoras
tecnológicas” fue tan importante que representó lo que estos economistas denomi-
nan un “nuevo sistema tecnológico” (cf. en Freeman, Clark y Soete, 1985:108-
109) y no un racimo de innovaciones básicas esporádicas y sin continuidad, direc-
tamente responsables, por tanto, de la elevación del sistema económico en su con-
junto a un nivel más alto de crecimiento económico.
Desde la perspectiva marxista, se puede encontrar una interpretación de la
teoría de las ondas largas en Mandel (1986), que hace especial hincapié en los
factores extraeconómicos generadores de las ondas largas.

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

Paralelamente, otros autores han centrado su atención en el conjunto de ins-


tituciones que acompaña al proceso de acumulación, acuñando el concepto de
estructura social de acumulación (Gordon, Edwards y Reich, 1986:25-26) para re-
ferirse al entorno institucional específico dentro del cual se organiza el proceso de
acumulación capitalista. Tal acumulación tiene lugar dentro de estructuras histó-
ricas concretas: empresas que compran factores en una serie de mercados, produ-
ciendo bienes y servicios y vendiendo éstos en otros mercados; las cuales están, a
su vez, rodeadas por otras que afectan al proceso de acumulación capitalista: el
sistema monetario y crediticio, el tipo de intervención estatal en la economía, la natu-
raleza del conflicto de clases, etc. Este grupo de instituciones constituye la estructu-
ra social de acumulación y la atención prestada a las ondas largas se derivó, en
parte, de la hipótesis de que cada onda larga en las economías capitalistas va aso-
ciada a una estructura social de acumulación diferente, de tal modo que cada una
de ellas definen etapas sucesivas del desarrollo capitalista.
En esta línea también se pronuncia la teoría regulacionista (véanse, entre
otros, Aglietta, 1979; o Boyer, 2007), que analiza las transformaciones en las
economías capitalistas a largo plazo y sus consecuencias sobre los modelos de
crecimiento y los ajustes cíclicos. Para los regulacionistas la cuestión central es
que el grado de coherencia de una configuración específica de las principales
formas institucionales (el régimen monetario, la relación salarial, la forma de
competencia, la forma de adhesión al régimen internacional y las formas de
Estado) define los diversos regímenes de acumulación y modos de regulación a lo
largo del tiempo. De este modo, es posible intentar expresar mediante leyes
generales cómo se reproduce la estructura determinante de una sociedad.

2.2.2. Las etapas del crecimiento económico en el siglo XX

Como se ha visto, Schumpeter identificó, desde el comienzo de la Revolución


Industrial hasta 1939, tres ciclos Kondratieff; y luego, desde los años 1950 hasta
la fecha, los neo-schumpeterianos han localizado otras dos nuevas ondas largas.
Cada una de ellas está provocada por un conjunto de innovaciones que forman
un paradigma o estilo tecnológico específico y, además, de acuerdo con los eco-
nomistas de la “estructura social de la acumulación”, sostenida por un armazón
institucional adecuado. Asimismo, los regulacionistas distinguen una periodifica-
ción del modo de producción capitalista en base a la sucesión histórica de los
diferentes regímenes de acumulación desde el siglo xix, coincidiendo en buena

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

medida con las etapas propuestas por la teoría de las ondas largas (Boyer,
2007:81-84). Aunque toda periodificación histórica tiene algo de arbitraria, es a
partir de estos argumentos cómo se pueden distinguir las etapas del crecimiento
económico a lo largo de la evolución del modo de producción capitalista.
Así pues, el siglo XX se puede dividir en tres grandes etapas que coinciden
con la tercera, cuarta y quinta Kondratieff siguiendo la terminología neo-schum-
peteriana. A continuación se analizan sus rasgos más distintivos.

2.2.2.1. La tercera Kondratieff: fase de auge (1898-1925),


fase de depresión (1926-1939/45)

Fase de auge (1898-1925): la “era del cosmopolitismo”

Como se aprecia en la tabla 2.1 la fase de expansión de la tercera Kondratieff se


inicia con el cambio de siglo. Este período se caracteriza por los avances tecnoló-
gicos e industriales, lo que ha dado luego en calificarse de segunda revolución in-
dustrial del mundo moderno. La constelación de innovaciones que propicia el
auge de esta etapa están protagonizadas por la sustitución del motor de vapor por
el de explosión; el carbón de coque por la electricidad y luego por el petróleo; y
por el surgimiento de nuevos instrumentos para las comunicaciones y telecomu-
nicaciones (teléfono, radio, telegrafía sin hilos). Estas tecnologías conllevan trans-
formaciones estructurales que favorecen la aparición de nuevas ramas industriales
en los sectores energético, manufacturero, de automoción, químico y siderúrgico.
A la par que se extienden a la organización de la producción, afectando tanto a
las estructuras empresariales —con la formación de la gran empresa y la constitu-
ción de trusts y carteles de ámbito internacional a partir de grandes concentracio-
nes de capital— como a la organización del trabajo —por la aplicación de los
principios del taylorismo y del fordismo—. Dichos principios consolidan el siste-
ma de producción en serie como nuevo paradigma productivo (Piore y Sabel,
1990), al sentar las bases para la formación de economías de escala, caracterizando
el proceso de la producción industrial durante todo el siglo XX.
El desarrollo del comercio y de los flujos internacionales de capitales pro-
piciados por este conjunto de cambios obligó a la economía mundial a dotarse
de mecanismos institucionales que facilitasen el intercambio y, así, en este pe-
ríodo sobresale el establecimiento de un patrón oro a nivel internacional (apro-
vechando la experiencia colonial británica) que permitió la convertibilidad mo-

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

netaria casi mundial (exceptuando algunos países como China o España). La


estabilidad cambiaria generó un clima de confianza en los mercados que re-
sultó especialmente provechoso para Estados Unidos, quien, desde la I Guerra
Mundial, tomó el relevo de la hegemonía británica dentro del capitalismo in-
ternacional.
Hasta 1913 la tasa de crecimiento de la economía mundial ofrece un pro-
medio anual acumulativo del 1,3%, avance que beneficia con diferencia a las
naciones del continente americano en comparación con sus homólogas euro-
peas, China y Japón o con las regiones asiáticas y africanas sujetas, estas últi-
mas, al control colonial, lo que en buena medida explica la expansión excepcio-
nal de los movimientos migratorios hacia América. No obstante, en esa fecha
Europa sigue dominando el comercio internacional, consistente en más de un
60% de productos primarios, donde más del 75% de los bienes manufactura-
dos siguen teniendo a este lugar como origen o destino de los mismos (cf. en
Jiménez, 2009:57-58).
Sin embargo, este escenario, calificado de cosmopolitismo económico es susti-
tuido por la introversión y el cierre de fronteras tras la Gran Guerra, conforme
a la lógica del comportamiento del ciclo largo en el que, en las fases de prospe-
ridad, las economías se caracterizan por una apertura hacia el exterior y por el
auge del comercio internacional y, viceversa, en las fases depresivas por una
conducta introvertida de tipo predominantemente proteccionista.

Fase de depresión (1925-1939/45): la “Gran Depresión”

Los (felices) años veinte continuaron siendo, en general, de expansión económica


(hasta 1925), aunque también de progresiva intensificación proteccionista y de
rebrote de la inflación, heredadas ambas de la Gran Guerra. Tras el crac de la
Bolsa de Nueva York, en octubre de 1929, se acentúa, en la línea señalada más
arriba, el proteccionismo arancelario y la generalización de controles directos
sobre el comercio exterior. Estas medidas, junto con el abandono del patrón oro,
reducen las corrientes comerciales y los flujos de capital, al igual que las migra-
ciones internacionales. La década de los 1930, período conocido como la Gran
Depresión, supuso la liquidación de una economía mundialmente integrada como
la anterior a 1913 (la cual, por eso, en algunos aspectos, se ha identificado como
la primera globalización capitalista).

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

La depresión profunda y la turbulencia social de los años 1930 reflejó la cri-


sis institucional de la estructura social de acumulación de esta onda larga, que
se manifestó en un retroceso del liberalismo económico y de las relaciones in-
ternacionales y en el avance de las políticas de intervención (los niveles de renta
per cápita mundial y de las tasas de apertura de las principales economías en
1929 no se recuperan hasta los años 1950). Las soluciones defendidas y aplica-
das durante este período variaron a través de una amplia gama que iban desde
el fascismo hasta el New Deal o el comunismo. Fue sólo después de la Segunda
Guerra Mundial, derrotado el fascismo, cuando gradualmente un nuevo modo
de desarrollo cristalizó, primero en los países industrializados, después en el
resto del mundo, reinstaurándose la armonización necesaria entre el marco ins-
titucional y el estilo tecnológico y dando lugar a otro ciclo largo: la cuarta
Kondratieff. Hasta 1989, ello supuso socialismo en el Este y socialdemocracia en
el Oeste, delimitados, simbólica y realmente, por el muro de Berlín.

2.2.2.2. La cuarta Kondratieff: fase de auge (1945-1973/79),


fase de depresión (1973/79-1989)

Fase de auge (1945-1973/79): la “edad dorada” o los “treinta años gloriosos”

La fase de expansión de esta onda larga, hasta la crisis del petróleo de los años
1970, es conocida como la edad de oro (Marglin y Schor, 1990) o, también, como
los treinta años gloriosos del capitalismo occidental (Fourastié, 1979). Esta etapa
constituye el más largo período de expansión conocido por la economía mundial.
Durante la misma las principales economías occidentales gozaron de niveles de
ocupación cercanos al pleno empleo; el crecimiento de la productividad
—por la absorción del cambio técnico— fue más rápido que nunca y, a la vez, la
inflación se mantuvo en niveles bajos en comparación a los experimentados con
posterioridad. Asimismo, hubo una mejora sostenida del crecimiento económico
en casi todo el llamado Tercer Mundo, mantenido en gran parte por el aumento
constante de la demanda proveniente de los países industrializados (Eatwell, 1996).
Así, el comercio mundial creció más rápidamente que en ningún momento
equivalente anterior, debido también al impulso liberalizador del Acuerdo Ge-
neral sobre Aranceles y Comercio (GATT) y al multilateralismo de los pagos, a
la vez que sufrió un profundo cambio en su estructura. Las manufacturas, que

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

representaban más del 60%, superaron el porcentaje mayoritario que hasta en-
tonces ocupaban los productos primarios, lo que significaba un desplazamiento
de los bienes de consumo a los de capital, sobre todo, representados por la
construcción de maquinaria. La estabilidad financiera internacional, además,
quedó garantizada por las instituciones de Bretton Woods (1944) y por el esta-
blecimiento de un sistema monetario internacional basado en tipos de cambio
fijos en relación con el dólar estadounidense.
Producto de todas estas transformaciones es el crecimiento de la renta mun-
dial, especialmente en Europa, Norteamérica y Japón. En esta fase, la tasa anual
acumulativa de crecimiento de la renta per cápita mundial alcanza el 3%, si
bien la otra cara de la moneda está representada por las regiones menos avanza-
das, tales como China, India o Brasil.
Los principales factores que favorecieron el desarrollo industrial durante es-
ta época fueron los bajos precios, en general, de la energía (petróleo) y de las
materias primas; el incremento de la productividad impulsado por las tecno-
logías y los métodos de producción en serie (fordismo), que caracterizan las eco-
nomías de escala de las grandes empresas integradas verticalmente; y la carteli-
zación de ciertos mercados dominados por la presencia creciente de compañías
multinacionales (estadounidenses, europeas y japonesas). A la vez que sobresa-
len, en el armazón institucional de esta estructura social de acumulación, el
sistema diseñado en Bretton Woods para sostener la confianza mundial; las
reformas consensuadas (inspiradas en el New Deal), de corte neo-corporatistas,
entre gobiernos, empresarios y representantes de los trabajadores que conduje-
ron a lo que hasta ahora se conoció como “Estado del bienestar”; y las políticas
macroeconómicas keynesianas de pleno empleo, principal objetivo macroeco-
nómico durante esta etapa, mediante la gestión de la demanda a través de la
expansión deficitaria del gasto público.
Finalmente, otro reflejo institucional de la expansión de la producción y del
comercio durante esta fase es la mayor integración económica de ciertas regio-
nes plasmada en la creación de zonas de libre cambio. Entre ellas, destaca la
Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea, surgida del Tratado de
Roma (1957).

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

Fase de depresión (1973/79-1989): los “veinte años dolorosos”

En contraposición a la fase de auge, la fase de depresión de esta onda larga ha


sido denominada de los “veinte años dolorosos” (Boyer, 2007: 83) para referirse a
la depresión sufrida por la economía mundial durante las décadas de los años
1970 y 1980. La crisis, originada al principio por la subida de los precios del
petróleo, supone la quiebra definitiva del sistema Bretton Woods y el estableci-
miento de tipos de cambio flotantes. La profunda recesión subsiguiente se carac-
terizó por un fenómeno desconocido hasta entonces, la estanflación, que implica
estancamiento económico, paro e inflación, dando lugar a un desplome de la
demanda, a una contracción de los intercambios internacionales y, como ocurre
en estas fases, a una reaparición de las políticas proteccionistas.
De esta forma, ya desde finales de los años 1960, las economías capitalistas
desembocaron en la fase depresiva de una onda larga definida por un clima general
de incertidumbre que provocó una revisión generalizada de todos los postulados
básicos del período anterior. En el plano de la teoría, al contradecir la nueva situa-
ción algunos de los supuestos e implicaciones centrales de la macroeconomía key-
nesiana, supuso un severo impacto en pleno centro de gravedad del, en apariencia,
consistente edificio de la síntesis neoclásica (Moral Santín y Román, 1994), lo que
implicó un replanteamiento de las políticas económicas llevadas a cabo hasta
entonces. El control de la inflación y del déficit público se convirtieron en los prin-
cipales objetivos macroeconómicos, relegando al pleno empleo, y orientaron las
reformas institucionales y las políticas monetarias y fiscales posteriores (indepen-
dencia de los bancos centrales y coordinación de políticas económicas).
Asimismo, el imprevisible comportamiento de la demanda trajo consigo la cri-
sis del fordismo como paradigma productivo de las economías industriales durante
todo el siglo XX. El característico sistema de producción en serie de productos
indiferenciados pasa a ser sustituido ahora por formas más flexibles de producción
(“especialización flexible” y “flexibilidad dinámica”) y por nuevas formas de organi-
zación del trabajo (“total quality management”, grupos semiautónomos, “lean produc-
tion”, “just-in-time”), de las cuales el toyotismo constituye un ejemplo paradigmáti-
co. El desarrollo de estos nuevos modelos productivos, favorecido por el impulso
dado por las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC),
repercutió de manera notable en las estructuras de los mercados de trabajo de las
economías occidentales con una tendencia hacia una cada vez mayor segmentación
de las mismas y precariedad del empleo (Gutiérrez, 2010).

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

2.2.2.3. La quinta Kondratieff: fase de auge (1989-2008),


fase de depresión (2009-?)

Fase de auge (1989-2008): el “capitalismo global”

Con el fin de no dejar este apartado inconcluso, pero, por otra parte, tampoco
solapar el capítulo escrito en este mismo libro por el profesor Rafael Barberá de-
dicado a la “globalización” (tema 13), al que remito al lector, aquí sólo se resalta-
rán algunas características del actual momento por el que atraviesa la economía
mundial.
De los ajustes aplicados al final de la etapa anterior emerge un nuevo orden
económico internacional que se inicia con una larga etapa expansiva y se ex-
tiende hasta la actual crisis financiera y crediticia que estalló, también en octu-
bre, en 2008. Uno de sus rasgos más importante es la incorporación, desde
1989, de los llamados países del Este a la dinámica de la economía capitalista
mundial, tras la caída del muro de Berlín y la autoliquidación del sistema sovié-
tico, poniendo fin al sistema bipolar que caracterizó al período correspondiente
a la cuarta Kondratieff.
Como se ha señalado, la crisis del keynesianismo de la etapa anterior derivó en
un nuevo orden basado más en los mercados que en los Estados y en una vuelta
al liberalismo como filosofía de la nueva gobernanza, así como por formas más
flexibles de organización de la economía. Si se pudiera resumir en un documento
los rasgos definitorios de este nuevo orden ése podría ser sin duda el llamado
Consenso de Washington (Williamson, 1989), donde se definen los presupuestos
que, a partir de entonces, orientarán las políticas económicas de la administración
norteamericana y de los organismos financieros internacionales (FMI y BM), en
un primer momento, para extenderse posteriormente al resto de la economía
mundial y constituir lo que Jean-Paul Fitoussi denominó la “ideología del mun-
do”. De forma resumida, dichos presupuestos se basan en la estabilidad presu-
puestaria; la liberalización financiera y comercial; la privatización de los sectores
públicos empresariales; la desregulación y los derechos de propiedad.
El retroceso del intervencionismo de los Estados significa que son ahora las
empresas multinacionales las que adquieren el protagonismo como principales
agentes de la globalización. Esto se puede comprobar por el aumento, durante
esta etapa, de los flujos comerciales y de capitales (IED) en el mundo y por el
mayor dinamismo de los mercados internacionales, particularmente los finan-

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PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

cieros. El desarrollo de las multinacionales se ha visto impulsado, además, por


la privatización masiva de las empresas públicas, que comenzó en la década de
los 1980, y por los procesos de fusiones y adquisiciones, dando lugar a un ma-
yor nivel de concentración y centralización internacional de capital.
Dado que la globalización supone una creciente liberalización e integración
mundial de los mercados, las empresas multinacionales aprovechan las oportu-
nidades de localización que tal integración les presenta, deslocalizando, es decir,
desintegrando el proceso productivo de acuerdo con las ventajas comparativas
ofrecidas por los distintos países y empresas. La deslocalización de las actividades
económicas es probablemente uno de los rasgos más distintivos de la actual
globalización. Este fenómeno —basado, sobre todo, en actividades intensivas
en mano de obra aunque abarca, cada vez más, a otras actividades— ha provo-
cado una reestructuración sectorial a escala global. Si antes, el sector secundario
era el que tenía mayor peso en las llamadas economías avanzadas —de hecho,
identificadas con los entonces denominados países industrializados—, ahora, se
asiste a una desindustrialización y terciarización progresiva de los mismos y a
una industrialización del Sur (fundamentalmente centrada en China).
La globalización se ha visto enormemente favorecida por una nueva revolu-
ción tecnológica basada en la microelectrónica, la informática y las telecomuni-
caciones (TIC) y, asimismo, en la automatización, la optoelectrónica y el láser,
la biotecnología, las energías renovables y los nuevos materiales. El cambio tec-
nológico ha transformado radicalmente las formas productivas anteriores, fo-
mentando el desarrollo del conocimiento (“Knowledge based Economy”) centra-
do en la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) frente a la producción de
manufacturas4, sobre todo en las economías más avanzadas, que se abren ca-
mino hacia la llamada Sociedad de la Información y del Conocimiento en un
mundo, no obstante, orientado cada vez más hacia modelos de desarrollo soste-
nible preocupado por los riesgos que comporta el agotamiento de los recursos y
el deterioro medioambiental, especialmente, el denominado cambio climático.
En este escenario, caracterizado por una expansión del comercio internacio-
nal sin precedentes, destaca la creación, en 1995, de la Organización Mundial de

4
Sobre nuevos modelos de desarrollo regional basados en estas actividades intensivas en tecno-
logía y conocimiento, véase, en este mismo libro, el capítulo de S. Sánchez Moral y J.C. On-
dategui Rubio sobre “Procesos de industrialización en el mundo, crecimiento económico y
nuevas estrategias de desarrollo regional”.

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TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

Comercio (OMC), sucesor institucional del Acuerdo General sobre Aranceles y


Comercio (GATT), destinado a regular el comercio entre países, e, igualmente, el
desarrollo de nuevos proyectos de cooperación e integración regional aparte de la
Unión Europea (NAFTA, Mercosur, ASEAN, ALCA, ALBA, CEI,…). Estas
nuevas dimensiones que procura la globalización, auspiciadas por la liberalización
del comercio y la inversión internacionales así como por la caída de los costes del
transporte y la mayor velocidad del suministro de bienes, servicios, información e
ideas a cualquier parte del mundo, están empezando a erosionar una de las bases
fundamentales del Estado-nación: el abastecimiento a los ciudadanos de todo
tipo de bienes y servicios. Así, competencias tradicionales de aquél (seguridad
nacional, política económica y monetaria, recaudación de impuestos, gasto pú-
blico, prestación de servicios, …) se ceden total o parcialmente a otras instancias,
bien supraestatales o bien subestatales, llegándose a hablar, en este sentido, de la
crisis del Estado-nación, al menos en su concepción moderna.

2.3. LA DINÁMICA ECONÓMICA: CONVERGENCIA Y FACTORES


DE CRECIMIENTO

La dinámica económica se refiere a la evolución que siguen los diferentes países a


través del tiempo en su senda de crecimiento económico. Aunque, como se ha
comentado, la renta mundial ha aumentado considerablemente a lo largo de la
última centuria, una observación más detallada muestra que no todos los países
han crecido al mismo ritmo. Esto permite clasificar a los países en función de su
renta y, así, el Banco Mundial distingue a las economías en distintos grupos de
acuerdo con el ingreso nacional bruto per cápita (INBpc), estimado por el méto-
do Atlas. Con datos de 20085, en el grupo de ingresos bajos se encuadran los países
que cuentan con un INBpc igual o inferior a 975 US$; en el de ingresos medianos
bajos, los que tienen un INBpc comprendido entre 976 US$ y 3.855 US$; en el
de ingresos medianos altos, entre 3.856 US$ y 11.905 US$; y en el de ingresos al-
tos, los que cuentan con un INBpc igual o superior a 11.906 US$.
Los países pueden, a su vez, clasificarse por grandes regiones geográficas según
estos niveles de ingreso per cápita. Las regiones de ingreso bajo y mediano, que
engloban a las denominadas economías en desarrollo, son África Subsahariana,
Asia Meridional, Oriente Medio y Norte de África, América Latina y Caribe,
5
En http://datos.bancomundial.org/quienes-somos/clasificacion-paises

45
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

Europa y Asia centrales y Asia Oriental y Pacífico; entonces las regiones de ingre-
so alto: América del Norte, Europa Occidental, Japón y el continente Austral.
En los últimos 50 años se ha producido una convergencia de rentas per cápita
entre los países de la OCDE (de ingresos altos) respecto a Estados Unidos, sobre
todo, de Japón; y desde la década de los 1980, entre estos y algunos nuevos países
industrializados asiáticos (los denominados NIC’s6). Resulta significativo el es-
pectacular crecimiento en la última década de dos economías emergentes como son
China e India. Sin embargo, muchos países de África, Latinoamérica y Asia han
ido creciendo a menor ritmo y, dado los mayores crecimientos de su población,
en algunos casos sus rentas por habitante han caído.
Es posible, entonces, distinguir una convergencia de rentas entre los países ricos
y algunos intermedios (NIC’s); y, por otra parte, una convergencia a niveles más
bajos de renta entre los países pobres. Dualidad que se ha denominado “conver-
gencia de dos picos” (“twin peaks convergence”) (cf. en Quah, 1996). A este proceso
por el que las economías que presentan parámetros similares (tasa de ahorro, tasa
de crecimiento de la población y tasa de progreso técnico) tienden a converger en
niveles de renta per cápita se le denomina convergencia condicional o relativa, cons-
tituyendo los denominados clubes de convergencia (cf. en Quah, 1997).

CUADRO 2.2
Clasificación de regiones según niveles de ingreso (1998-2008)
INBpc, método INBpc, PPA
Población INB, método Atlas
Atlas ($ intern.
Regiones (millones) (miles de millones $ corriente)
($ corrientes) corrientes)
1998 (%) 2008 1998 (%) 2008 (%) 1998 2008 1998 2008
De ingreso
790,0 13,3 976,2 229,0 0,8 510,4 0,9 290 523 750 1.355
bajo
De ingreso
3.271,2 55,2 3.702,9 2.353,8 7,8 7.674,5 13,2 720 2.073 1.996 4.593
medio bajo
De ingreso
870,2 14,7 949,3 3.051,3 10,1 7.454,0 12,8 3.506 7.852 6.745 12.214
medio alto
De ingreso
996,8 16,8 1.068,0 24.524,8 81,3 42.415,6 73,1 24.603 39.688 24.530 37.193
alto
Total 5.928,2 100,0 6.696,4 30.158,9 100,0 58.054,5 100,0 5.086 8.670 6.275 10.342

Fuente: <http://databank.worldbank.org/ddp/home.do?Step=2&id=4&hActiveDimensionId=WDI_SERIES>. Ela-


boración propia a partir de datos del Banco Mundial.

6
Newly Industrialized Countries.

46
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

El cuadro 2.2 muestra que en el decenio comprendido entre 1998 y 2008 la


situación no ha cambiado sustancialmente. La renta casi se ha duplicado mien-
tras que la población ha crecido un 13%. En 2008, el 16% de la población
(1.068 millones de personas) detenta casi las tres cuartas partes de la renta
mundial, el resto, es decir, más de cinco mil quinientos millones (el 84% de la
población mundial), sólo percibe el 25% de la misma. No obstante, la partici-
pación de los países de ingreso alto en el producto total ha disminuido 8,2 pun-
tos porcentuales (p.p.) en favor de los países de ingreso medio, sobre todo, los
de ingreso medio bajo (que ganan 5,4 p.p.), permaneciendo prácticamente
inalterada la posición de los países de ingreso bajo.
Así, durante esta década, la brecha entre los países de ingreso alto y el resto
de los países (expresado en Paridad de Poder Adquisitivo, PPA7) ha disminuido
ligeramente, aunque de manera más significativa entre aquéllos y los de ingreso
medio, de forma especial, respecto a los países de ingreso medio bajo. El ascen-
so en la participación de la renta de estos últimos se debe al importante creci-
miento experimentado durante este tiempo por las denominadas economías
emergentes (fundamentalmente, India y China). No obstante otras áreas, como
África subsahariana, Asia meridional y algunos países latinoamericanos, conti-
núan estando rezagadas.
Esto explica que, con el fin de satisfacer las necesidades de las personas que
viven en estos países, el desarrollo se convierta en su primer objetivo social. Sin
embargo, resulta complicado determinar los fundamentos económicos, sociales
e institucionales del mismo, dadas las peculiaridades, especialmente, culturales,
de cada uno de ellos. Además, dicha dificultad se ve incrementada por otros
obstáculos que se interponen a nivel internacional, como son las limitaciones al
acceso de estos países a los mercados de productos primarios de las zonas de
ingreso alto, debido a las políticas proteccionistas aplicadas en este sector; a la
tecnología y a los mercados de capitales, así como a la sobreexplotación de sus
recursos propios por compañías extranjeras no comprometidas con su autodesa-
rrollo. Es por ello por lo que el marco institucional y las políticas económicas y
sociales que adoptan los países influyen sobre su crecimiento económico a largo
plazo. A continuación se analizan los factores que lo determinan.

7
Sobre la forma de realizar comparaciones de renta entre países, véase, en este mismo libro, el
capítulo de la profesora N. Villalba sobre la “Medición de la actividad económica” (tema 1).

47
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

2.3.1. Los factores del crecimiento económico

La teoría del crecimiento, es decir, el análisis del proceso por el que la riqueza se
acumula y la población crece dominaron ya, en gran parte, el interés de la Eco-
nomía desde sus inicios, como puede observarse en los primeros estudios sobre el
desarrollo económico de las naciones en los trabajos de Smith, Ricardo, Malthus
y Marx (lo que Baumol denomina “magnífica dinámica”8).
Desde un enfoque neoclásico, Gyfalson (1999) apunta que la teoría del cre-
cimiento económico ha pasado por tres revoluciones señaladas9: la primera se
inició con Adam Smith y se extiende hasta la incorporación de los modelos
matemáticos de Harrod (1939) y Domar (1946), que es cuando con rigor pue-
de decirse que se inicia la llamada “moderna teoría del crecimiento económi-
co”; la segunda corresponde a la aparición del modelo neoclásico de Solow
(1956) y Swan (1956); y la tercera coincide con el surgimiento de los modelos
de crecimiento endógeno a partir de los trabajos de Romer (1986) y Lucas
(1988). A continuación, de modo introductorio, sólo se describen los hitos más
destacados que han marcado esta evolución.
Aunque, como se ha señalado, los inicios de la hoy conocida como “moderna
teoría del crecimiento” se encuentran en los trabajos de Harrod (1934a, 1934b y
1939) y Domar (1946) (en el conocido modelo Harrod-Domar), existe, no obs-
tante, unanimidad, por parte de las tendencias teóricas más importantes, en si-
tuar al primero como principal referente y punto de partida, ya que fue quien,
por primera vez, planteó expresamente la cuestión de la teoría macrodinámica en
1934 y la aplicó específicamente a un modelo de crecimiento en 193910. Harrod
buscaba una aplicación de los principios keynesianos a los problemas del largo
plazo y de esta línea surgió un renovado interés por el crecimiento.
La finalidad principal del modelo Harrod-Domar era definir una tasa de
crecimiento que mantuviera la senda del crecimiento continuo teniendo en
cuenta, además, las variaciones que se producían en las variables dadas de una
8
Baumol, W. (1960), Economic Dynamics, (2ª ed.), New York: Macmillan.
9
Cf. en Barberá y Doncel, 2003: 14.
10
Aunque con anterioridad, existían los modelos de Ramsey (1928) y de von Neumann (1945-
1946). El de Ramsey fue perfeccionado posteriormente por Cass (1965) y Koopmans (1965)
(Cf. en Sala-i-Martín, 2002:85-115). Von Neumann publicó un año antes que Harrod, en
1938, en Alemania, un análisis puramente clásico basado en un modelo matemático de una
economía que crecía en equilibrio a lo largo del tiempo (Cf. en Kregel, 1976:41).

48
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

forma exógena a través de la relación técnica entre consumo-ahorro, inversión y


output. Su preocupación se centraba en identificar las posibles sendas y las rela-
ciones entre variables que garantizaran la estabilidad del crecimiento. Sin em-
bargo, la conclusión a la que se llegó con el modelo respecto al capitalismo y al
crecimiento continuo no era optimista, ya que no se encontró ninguna razón
económica que asegurara la estabilidad del sistema y, aunque se alcanzara una
tasa de crecimiento estable, no había nada, inherente al funcionamiento de un
sistema capitalista cerrado, que mantuviera tal tasa continua o que obligara al
sistema a regresar a la senda del crecimiento continuo si llegaba a extraviarse de
ella. Esto constituía el problema de la inestabilidad.
Cuestión aparte era el problema de la singularidad de las sendas de creci-
miento continuo, conocido más comúnmente como el problema del filo del
cuchillo (“knife-edge”). Este problema no se refería al grado de estabilidad de la
senda de crecimiento, sino a la singularidad de la misma, es decir, a la existencia
de un único valor que diera lugar al crecimiento continuo justificado y natural.
El filo del cuchillo implicaba, por tanto, que existía una sola senda, mientras que
la inestabilidad se refería a la capacidad del sistema para mantenerse en la senda
una vez la hubiera alcanzado. El problema de la singularidad de la senda de
crecimiento continuo se ha revelado como la parte de la teoría de Harrod que
mayor interés y crítica ha despertado en las teorías subsecuentes.
Cabe afirmar, por tanto, que los modelos posteriores han nacido de los
problemas planteados por el análisis dinámico de Harrod, de la reconsideración
de sus supuestos y pueden ordenarse en función de las respuestas ofrecidas a
dichos problemas11. Las teorías del crecimiento que han seguido la línea neoclá-
sica se denominan “nuevas teorías neoclásicas” o “neo-neoclásicas”12. Descien-
den directamente del enfoque marginal, como la teoría del equilibrio general de
Walras. El problema de la valoración y de la determinación de la tasa de benefi-
cio ha sido ampliamente ignorado en estos modelos, los cuales intentan dina-
mizar el modelo estático neoclásico diferenciando, con respecto al tiempo, las
variables dadas. La segunda tendencia básica reposa principalmente en las obras

11
Cf. en Rojo (1966:16).
12
Cf. en Kregel (1976:30) o en Rojo (1966:21-23). Para una revisión en detalle de la moderna
teoría del crecimiento, desde esa perspectiva, véanse Barro y Sala-i-Martín (1995), Jones
(1995) y Aghion y Howitt (1992), Barberá y Doncel (2003).

49
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

de Keynes y Kalecki (1939, 1954 y 1966)13. Este enfoque post-keynesiano in-


tenta adaptar la Teoría General a los problemas del crecimiento a largo plazo.
Harrod es, obviamente, la cabeza cronológica de esta línea. Las “teorías post-
keynesianas”14 se distinguen de las neoclásicas por emplear la distinción básica
entre costes de producción y output. Además, admiten y reconocen las dificul-
tades que presenta la valoración, y algunas intentan suministrar una teoría de la
distribución basada en una determinación independiente de la tasa de benefi-
cio. Su genealogía puede referirse a la tradición clásica, a Ricardo y a Marx en
particular.
Los modelos neoclásicos tradicionales de crecimiento tienen su origen en
los trabajos de Solow (1956) y Swan (1956). Estos modelos, siguiendo una
orientación harrodiana en sentido truístico, consideran que la acumulación de
capital, que es el principal motor de crecimiento, está financiada casi en su tota-
lidad por el ahorro interno, por lo que el nivel de esta variable juega un papel
fundamental en el desarrollo económico. Los países que más ahorran, aunque
temporalmente puedan endeudarse en el extranjero, tienen mayor capacidad de
invertir y, por tanto, de crecer más rápido. Parten, asimismo, del supuesto de
que los rendimientos de la inversión son decrecientes a medida que la acumula-
ción de capital, es decir, el stock de capital, aumenta. Como consecuencia, el
rendimiento tiende a ser menor a medida que el país se hace más rico y tiene
más capital, con lo que, a largo plazo, tiende a darse una convergencia de renta
per cápita entre todos los países conforme van alcanzando un determinado ni-
vel de renta que llaman “estado estacionario” (steady state). Es lo que ha dado
en llamarse β-convergencia (Sala-i-Martín, 2002:194), en el sentido de que exis-
te una relación inversa entre la tasa de crecimiento de la renta y el nivel inicial
de dicha renta, de tal modo que todos los países tienden hacia un mismo estado
estacionario. Mientras que la σ-convergencia se refiere a la progresiva disminu-
ción de la dispersión de la renta real per cápita entre grupos de economías.
El supuesto neoclásico de rendimientos decrecientes de los factores trajo
como consecuencia el hecho de que el crecimiento a largo plazo debido a la
acumulación de capital era insostenible y, por eso, los investigadores de esta

13
Kalecki desarrolló en los 1930s un enfoque de la teoría macroeconómica muy similar al de
Keynes, sin embargo, el sistema de Kalecki es más conciso y resulta más directamente aplica-
ble al estudio del crecimiento y del desarrollo. Cf. en Kregel (1976:39).
14
Cf. en Kregel (1976:30) o en Rojo (1966:23-27).

50
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

tendencia se vieron obligados a introducir el crecimiento tecnológico exógeno


como motor último del crecimiento a largo plazo. No obstante, esta cuestión se
convirtió en uno de los principales elementos de crítica ya que al considerar que
las mejoras tecnológicas llegaban de forma exógena a una tasa constante dejaba
sin explicar el contenido intrínseco de lo que se entiende por tecnología.
Desde ese momento, explica Sala-i-Martín (2002:5-6), la teoría del creci-
miento se convirtió en un mundo matemático de alta complejidad y reducida
relevancia. La pérdida de contacto con la realidad hizo que las llamadas teorías
del desarrollo económico tomaran el relevo y se convirtieran en la única rama
que estudiaba el crecimiento económico a largo plazo desde un punto de vista
aplicado (Kaldor, 1957; Robinson, 1956; Salter, 1960; Kaldor-Mirrlees, 1962;
Svennilson, 1964). Los economistas del desarrollo utilizaban modelos de poca
sofisticación matemática, aunque empíricamente útiles, limitando el alcance de
esta rama de la economía. A principios de los años 1970, la teoría del creci-
miento murió sumergida en su propia irrelevancia. Los macroeconomistas pasa-
ron a investigar el ciclo económico y demás fenómenos del corto plazo, alenta-
dos por la revolución metodológica de las expectativas racionales y el aparente
fracaso del hasta entonces dominante paradigma keynesiano.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad de la década de los 1980, la apari-
ción de los artículos de Romer (1986) y Lucas (1988) hicieron renacer la teoría
del crecimiento económico como campo de investigación activo. Los nuevos
investigadores tuvieron como objetivo crucial la construcción de modelos en los
que, a diferencia de los modelos neoclásicos tradicionales, la tasa de crecimiento a
largo plazo fuera positiva sin la necesidad de suponer que alguna variable del
modelo (como la tecnología) creciera de forma exógena. De ahí que estos nuevos
enfoques se denominaran con el nombre de teorías de crecimiento endógeno.
Entre los modelos de crecimiento endógeno se distinguen dos grupos o fa-
milias de modelos. El primero, centra su atención en la acumulación del capi-
tal, tanto físico como humano, como fuente de crecimiento. Entre otros desta-
can los trabajos de Romer (1986), Lucas (1988), Jones y Manuelli (1990),
Rebelo (1991), Barro (1991) y King y Rebelo (1993). El segundo grupo de
modelos de crecimiento endógeno (denominados neo-schumpeterianos), trata de
explicar el proceso de innovación tecnológica, considerado fuente del creci-
miento, a partir de actividades de investigación y desarrollo (I+D). Estos mode-
los se inician, por un lado, con los trabajos de Romer (1990) y Grossman y

51
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

Helpman (1991a), en donde la inversión en I+D genera aumentos en el núme-


ro de productos o bienes de capital disponibles como factores de producción.
Y, por otro, con los de Grossman y Helpman (1991b) y Aghion y Howitt
(1992) en los que el progreso técnico, resultado de la inversión en I+D, toma la
forma de mejoras en la calidad de los productos o bienes de capital ya existen-
tes, generándose así las llamadas “escaleras de calidad”. El profesor Kamal Ro-
mero, en el capítulo de este libro referido a “la tecnología” (tema 7), analiza con
detalle el comportamiento de estos modelos.
En su conjunto, los nuevos modelos de desarrollo endógeno introducen
cambios en los supuestos neoclásicos tradicionales:

1. Consideran que el cambio técnico es endógeno y no exógeno. La progre-


sión endógena de la productividad debida al progreso técnico depende
de determinadas políticas competitivas tendentes a una mayor inversión
en educación, formación e investigación y desarrollo y a una mejora de
la fiscalidad sobre los factores productivos; y, también, de las fuerzas de
mercado, determinadas, en buena medida, por la apertura al comercio
internacional (Barro y Sala-i-Martín, 1995; Grossman y Helpman,
1995; Obstfeld y Rogoff, 1996) y por el proceso de aprendizaje por la
experiencia (learning by doing) (Arrow, 1962; Sheshinski, 1967; Jovano-
vic y Lach, 1989; Jovanovic y Nyarko, 1996).
2. Sostienen que los rendimientos de la inversión son crecientes a escala del
stock de capital en lugar de decrecientes, es decir, que la tasa de rendi-
miento del capital físico y humano aumenta más que proporcionalmente
como consecuencia del aumento del stock.
3. Introducen el supuesto de que el conocimiento científico-técnico no sólo
provoca “externalidades” de las que se benefician el resto de los factores
de producción, sino que es el factor que genera un rendimiento marginal
creciente mayor.

La consecuencia de estos modelos recientes es que los países no tienden a


converger en términos de renta a muy largo plazo hacia un mismo estado esta-
cionario o de equilibrio (como suponían los modelos neoclásicos tradicionales),
ya que no todos ellos adquieren el conocimiento tecnológico de la misma ma-
nera o en la misma proporción. El resultado es que aquellos países que empie-
zan con un nivel de capital físico y humano menor, puede que nunca lleguen a

52
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

converger con los más desarrollados, que tienen un mayor stock de capital
debido a sus rendimientos crecientes con la escala de dicho stock y a las exter-
nalidades positivas del citado conocimiento para el resto de los factores de pro-
ducción (cf. en Dehesa, 2000:30-31). Estudios empíricos verifican que la con-
vergencia sólo se produce entre países o regiones que tienen características
similares (convergencia condicional o relativa) constituyendo los llamados “clubes
de convergencia” (cf. en Quah, 1997).

2.3.2. La contabilidad del crecimiento y la tasa de progreso


técnico: la productividad total de los factores (PTF)

En el enfoque neoclásico, la productividad del capital y del trabajo aumenta


en mayor proporción que lo hace su pura acumulación. Esto significa que
las tasas de mero crecimiento de los factores productivos no son lo suficiente-
mente grandes para explicar la tasa de crecimiento de la producción, y, por tanto,
queda una parte residual no explicada. Esta parte no explicada se denomina resi-
duo de Solow (Solow, 1957) o factor de productividad total (asimismo, productivi-
dad total (o global) de los factores y se suele representar mediante sus siglas en in-
glés, TFP, de “Total Factor Productivity” o también PTF15) y generalmente se
asocia con la tecnología. Por tanto, la (en adelante) PTF expresa la tasa de progre-
so técnico.
El residuo de Solow se obtiene mediante la llamada contabilidad del crecimiento,
una metodología basada en el modelo neoclásico de crecimiento económico que
consiste en dividir la tasa de crecimiento del output en sus componentes, a saber: el
residuo y las participaciones de los factores productivos en el mismo multiplicadas
por sus correspondientes tasas de crecimiento. De esta forma, los modelos neoclási-
cos, apoyados en la función de producción agregada y en los precios relativos de los
15
También se denomina Multi-Factor Productivity (MFP), (“Productividad multifactorial o
multi-factor” traducido al castellano). De la misma manera, la MFP representa la variación
del PIB que no puede ser explicada por los cambios en las dotaciones de capital y trabajo
disponibles para generarlo. Algunas veces, se la describe como progreso tecnológico desincorpo-
rado (“disembodied technological progress”), al reflejar el incremento del PIB que no está in-
corporado ni en las cantidades de trabajo ni de capital. El crecimiento de la MFP proviene
de la mayor eficiencia en el uso de los inputs trabajo y capital, por ejemplo, mediante mejo-
ras en la gestión de los procesos de producción, por el cambio organizacional o, más gene-
ralmente, por la innovación. El crecimiento de la MFP es un factor significativo para la ex-
plicación del crecimiento del PIB real a largo plazo. (Cf. en OCDE, 2008:24).

53
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

factores, conciben el cambio tecnológico como un “factor residual” que se deduce


una vez calculados los demás componentes de la producción y los factores. Esto
supone que el cambio técnico no va incorporado al capital o al trabajo y se conside-
ra exógeno (Solow, 1957; Kendrick, 1961; Denison, 1962; Samuelson, 1962; Jor-
genson, 1963; Griliches, 1963, 1987; Jorgenson y Griliches, 1967).
En un artículo seminal, Solow (1957) propuso una metodología que permitía
medir la contribución de los tres componentes básicos a la tasa de crecimiento
agregada. Dichos componentes son el crecimiento del capital, el crecimiento del
trabajo y el progreso tecnológico. El análisis comienza suponiendo una economía
con un sector cuya función de producción agregada es:

Yt = At F ( K t , Lt ) (3.1)

donde Y es el output, K es el capital, L es el trabajo, A mide el estado de la tec-


nología en la economía16 y el subíndice t indica el período de tiempo. Todas las
variables están medidas en términos reales y en unidades homogéneas.
Tomando logaritmos a ambos lados de (3.1) y derivando con respecto al
tiempo se obtiene la tasa de crecimiento agregado

Y A ⎛ AFK ⎞  ⎛ AFL ⎞ 
= + ⎟K +⎜ Y ⎟L
Y A ⎜⎝ Y
(3.2)
⎠ ⎝ ⎠

donde el punto encima de una variable indica la tasa de cambio expresada co-
mo una diferencia logarítmica. Y multiplicando y dividiendo los términos de
cada paréntesis por K y por L, respectivamente,

Y A ⎛ AFK K ⎞ K ⎛ AFL L ⎞ L
= + +
Y A ⎜⎝ Y ⎟⎠ K ⎜⎝ Y ⎟⎠ L
(3.3)

Suponiendo que la función de producción agregada Ft(Kt, Lt) toma la forma


Cobb-Douglas, los rendimientos a escala son constantes y los mercados de fac-
tores son competitivos —esto es, que el producto marginal del trabajo es igual
al salario, AFL = w, y el producto marginal del capital es igual a su precio de

16
A se encuentra fuera de la función F(·) para simplificar el análisis y puede interpretarse directa-
mente como medida de eficiencia. El progreso técnico es neutral, eso quiere decir que a medida
que A crece se puede obtener más producto, Y, dado un determinado nivel de inputs, K y L.

54
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

alquiler, AFK = R—; entonces, AFKK/Y representa la participación del capital y


AFLL/Y la participación del trabajo en la renta nacional. Expresando estas parti-
cipaciones como α y (1 − α), respectivamente, la tasa de crecimiento del PIB o
renta nacional agregada se puede escribir como

Y A K L
= + α + (1 − α ) (3.4)
Y A K L
cuya interpretación es inmediata: la variación del producto puede provenir de
tres vías. La primera, el progreso técnico, entendido en el sentido amplio no
sólo de utilización de nuevas tecnologías sino, también, de mejoras organiza-
tivas y de gestión. Las otras dos, la variación de la cantidad real aplicada de ca-
pital y trabajo ponderadas por sus respectivas participaciones en la renta nacio-
nal. Dichas participaciones son fácilmente medibles con los datos de la
contabilidad nacional. Para calcular la participación del trabajo, (1 − α), basta
con sumar todos los salarios y dividirla por la renta nacional. La participación
del capital es igual a uno menos la participación del trabajo.
Todos los componentes de (2.4) son directamente observables o, al menos,
se pueden aproximar con datos contables, a excepción del crecimiento de la
tecnología. Ésta, sin embargo, se puede medir de manera indirecta como la
diferencia entre el crecimiento agregado y el crecimiento ponderado de los in-
puts medibles. Así, reescribiendo (2.4) se obtiene:

A Y ⎛ K L ⎞
= − ⎜ α + (1 − α ) ⎟ (3.5)
A Y ⎝ K L⎠

A /A es el residuo de Solow, llamado de esta forma porque mide el cambio


técnico como la diferencia o residuo entre el crecimiento observado del output
y el crecimiento ponderado de los factores directamente observables17.
A /A o residuo de Solow, expresa la evolución de la productividad total de los
factores (PTF) e, igualmente, ésta se puede representar en función de la tasa de
variación de la productividad del trabajo (PT), en lugar de manera agregada. En

17
El residuo de Solow es un índice de Divisia de productividad y su versión discreta más usual
es el índice de Törnqvist. (Cf. en Orea, 2001:80-82).

55
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

efecto, como el output por trabajador es igual al producto agregado dividido


por el número de trabajadores, y18= Y/L, se da que

y Y L
= − (3.6)
y Y L

Sustituyendo esta igualdad, (2.6), en (2.4), se obtiene la siguiente expresión


de la tasa de crecimiento del output por trabajador:

y ⎛ A K L ⎞ L
= ⎜ + α + (1 − α ) ⎟ − =
y ⎝A K L⎠ L

A ⎛ K L⎞   ⎛ L L ⎞
= + ⎜ α − ⎟ + (1 − α ) ⎜ − ⎟ = (3.7)
A ⎝ K L⎠ ⎝L L⎠
A k
= +α
A k

y despejando A /A :

A y k
= −α (3.8)
A y k

donde la evolución de la PTF o tasa de progreso técnico ( A /A ) viene explicada por


la diferencia entre la tasa de variación de la PT ( y/y ) y de la relación capital/traba-
jo ( k/k ) ponderada por la participación del capital en el producto (α), que es una
expresión ampliamente utilizada en los ejercicios de contabilidad del crecimiento.
La expresión anterior indica que el crecimiento de una economía viene de-
terminado por el comportamiento de la productividad y por su grado de capita-
lización, lo que, en términos literarios, equivale a decir que depende de:

1. La variación en la cantidad y proporción en que se aplican los factores


productivos, es decir, del grado de utilización del trabajo y la dotación
de capital por trabajador.
2. Los cambios en el término At, es decir, en la PTF.

18
Las letras minúsculas se usan para denotar el equivalente de la letra mayúscula expresados en
términos per cápita, es decir, por número de trabajadores (L).

56
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

En suma, el crecimiento de una economía está determinado por la capacidad


de acumulación de factores de producción —esto es, por la inversión productiva
y por el aumento del empleo— y por la productividad de los factores. Puesto que
la acumulación de factores tiene un límite físico, al menos en el largo plazo, la
única fuente de crecimiento económico y, por tanto, del aumento del nivel de
vida de la población, termina siendo el aumento de la productividad de dichos
factores. Sin embargo, la determinación de los elementos que afectan al compor-
tamiento de la PTF es muy compleja, porque contempla una parte del creci-
miento del PIB que no es explicable directamente por el aumento en la cantidad
de factores. El progreso técnico, identificado con la PTF, es el residuo no expli-
cado. Como se ha visto anteriormente, los modelos de crecimiento endógeno, a
partir de los 1980, se ocuparon de darle contenido a esta variable residual.
Cabe concluir que las nuevas metodologías aplicadas en la contabilidad del
crecimiento empiezan a reflejar cómo las nuevas teorías del cambio tecnológico
endógeno sitúan a éste en el papel predominante que le corresponde. Si se en-
tiende el progreso tecnológico en su sentido amplio (nuevos productos, pro-
cesos productivos perfeccionados, mejoras en la gestión de recursos públicos y
privados) es imposible subvalorar su incidencia como factor estimulante del
crecimiento a largo plazo. Pero se trata no sólo de esfuerzo en I+D, sino tam-
bién de estímulo a la difusión de conocimientos, tecnología incorporada a la
inversión en capital físico y, en general, innovación en sus más variados aspec-
tos. Con la inclusión de los efectos innovadores incorporados a las nuevas cose-
chas de capital, el papel de la inversión en infraestructuras, plantas y equipos
cobra una gran importancia como factor.

2.4. CRECIMIENTO ECONÓMICO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

Como se señaló al principio de este capítulo el crecimiento económico supone


igualmente transformaciones que afectan de forma global a la estructura socio-
económica de los países y también a la de la economía mundial considerada de
manera conjunta. A lo largo del siglo XX, probablemente las transformaciones
estructurales más importantes que ha sufrido la economía mundial hayan sido,
en primer lugar, el sostenido aumento de la población y de su esperanza de vida
al nacer (véase el tema 5); en segundo lugar, el creciente peso del Estado y de

57
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

las instituciones públicas y organismos internacionales en la economía (véase


tema 8); en tercer lugar, la mayor integración mundial, dando lugar a lo que
hoy en día se conoce con el nombre de globalización (véanse temas 10 y 13); y,
finalmente aunque no por ello menos importante, la evolución de la estructura
productiva, que ha ido pasando de la agricultura a la industria y de ésta a los
servicios, no sólo en los distintos países sino también a escala mundial (véase
tema 3). Como se ha dicho, como consecuencia de la deslocalización, actual-
mente se asiste a una terciarización de las actividades productivas en las econo-
mías tecnológicamente más avanzadas, caracterizadas por el impulso del desa-
rrollo del conocimiento (“Knowledge based Economy”) frente a la producción de
manufacturas y por una industrialización de las llamadas economías en desarro-
llo, sobre todo, de las emergentes.
Estos cambios obedecen a factores que, tanto desde el lado de la oferta —por
el cambio tecnológico— como de la demanda —por la estructura del consumo y
de la inversión—, han impulsado el crecimiento y constituye uno de los hechos
estilizados mejor documentados de la literatura económica (Kuznets, 1973).

2.4.1. Crecimiento y cambio estructural desde una perspectiva


de oferta

La evidencia empírica revela que existen regularidades estadísticas que relacionan


los niveles de desarrollo con la composición del producto, considerado como la
suma de los valores añadidos de los tres sectores básicos: agricultura, industria y
servicios. Así, a medida que aumenta el nivel de renta per cápita, el peso del sec-
tor agrícola disminuye; la participación de la industria describe una curva en
forma de “U” invertida; y el sector servicios aumenta, tal como se muestra en la
figura 2.1. Al tiempo que genera cambios en la composición de cada sector.
La figura describe la senda que una economía sigue en su proceso de creci-
miento: primero, de la agricultura a la industrialización en las primeras fases de
desarrollo; y, después, de la industrialización a la terciarización en la etapa de
madurez. Siguiendo la clasificación de los países por niveles de INBpc, según el
Banco Mundial, la tabla 2.3 da cuenta de las diferencias en la estructura pro-
ductiva en función de sus niveles de renta per cápita.

58
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

FIGURA 2.1
Crecimiento y cambio estructural desde una perspectiva de oferta

Δy
Actividades del sector terciario
“Desagrarización”
“Terciarización”

“Desindustrialización”

Actividades del sector secundario

Actividades del sector primario

Tiempo

Fuente: Elaboración propia.

CUADRO 2.3
Distribución del producto por sectores según los niveles
de ingresos (en INBpc) (año 2007)
% Valor añadido sobre PIB (2007)
Regiones
Agricultura Industria Servicios
De ingreso bajo 25,0 29,0 46,0
De ingreso medio bajo 14,0 41,0 45,0
De ingreso medio alto 6,0 34,0 60,0
De ingreso alto 1,0 26,0 73,0
Diferencia −24,0 −3,0 27,0
Fuente: <http://databank.worldbank.org/ddp/home.do?Step=1&id=4>. Elabo-
ración propia a partir de datos del Banco Mundial.

En este cuadro se constata lo ya representado en la figura 2.1, es decir, que a


medida que los países incrementan sus niveles de ingreso per cápita el peso de la
agricultura en el producto va disminuyendo progresivamente, representando, en
el año 2007, una brecha negativa de 24 p.p. entre los países de ingreso bajo y los
de ingreso alto; la participación de la industria en el PIB aumenta de manera
considerable desde el nivel de ingreso bajo hasta el de ingreso medio bajo (12
p.p.) para después volver a descender a través de los niveles de ingreso medio alto
y alto sucesivamente hasta situarse por debajo del porcentaje inicial, describien-
do, con ello, la forma de “U” invertida antes indicada; y, finalmente, la evolución
del sector servicios asciende de forma continuada desde los niveles de ingreso más
bajos a los de ingreso alto, hasta alcanzar una diferencia de 27 p.p.

59
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

Entre los factores explicativos de este comportamiento pueden encontrarse:


• Las ganancias relativas de productividad. Cuanto mayores sean en un sec-
tor respecto a los demás menores serán sus precios relativos y, por tanto,
mayor su demanda y su peso en la producción total. A su vez, el incre-
mento de productividad permite el trasiego de excedentes entre sectores y
los sucesivos desarrollos de los mismos.
• Los cambios en la renta. La elasticidad renta de la demanda supone que
la composición de la demanda va cambiando con los niveles de renta, así,
a niveles de renta baja el consumo está formado en su mayor parte por
bienes de primera necesidad y a medida que la renta crece la demanda se
dirige hacia bienes industriales y a servicios.
• El comercio exterior. La especialización de un país —condicionada por
sus ventajas comparativas— tiende a intensificar la relevancia de deter-
minadas ramas de la producción frente a otras. A medida que los niveles
de ingreso per cápita aumentan disminuye el peso de los bienes primarios
en el comercio total en beneficio de las manufacturas.

2.4.2. Crecimiento y cambio estructural desde una perspectiva


de demanda

La evidencia empírica revela, asimismo, que existen regularidades estadísticas que


relacionan los niveles de desarrollo y los componentes del gasto (consumo priva-
do, consumo público, inversión y saldo neto exterior), de modo que también en
este caso existe cambio estructural (Cuadro 2.4).

CUADRO 2.4
Distribución de la demanda según los niveles de ingresos (en INBpc) (año 2007)
% componentes básicos de la demanda sobre PIB (2007)
Regiones
Cf Cp I S X M BC
De ingreso bajo 75 10 27 15 34 46 −12
De ingreso medio bajo 49 12 36 39 36 33 4
De ingreso medio alto 60 15 23 25 30 28 2
De ingreso alto 62 18 21 21 28 28 0
Diferencia −13 8 −6 6 −6 −18 12
Fuente: <http://databank.worldbank.org/ddp/home.do?Step=1&id=4>. Elaboración propia a partir de datos
del Banco Mundial.

60
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

A medida que aumenta el nivel de renta, el consumo privado (Cf) disminuye,


en términos relativos, adquiriendo el consumo público (Cp) mayor peso. En los
países de ingreso bajo la proporción de la renta destinada al consumo privado es
elevada debido a que su mayor parte se destina a la adquisición de bienes básicos
para la vida, dedicando un porcentaje más reducido a la inversión y al gasto públi-
co; en los países de ingreso medio bajo buena parte del consumo privado se sacrifi-
ca en favor del ahorro y de la inversión y en los países con ingresos más elevados se
produce un aumento del consumo público como consecuencia del desarrollo del
Estado del bienestar y de las mayores prestaciones de servicios públicos.
Por lo que respecta a la inversión (I) (expresada como formación bruta de
capital en porcentaje del PIB), ésta aumenta de forma considerable al pasar del
nivel de ingreso bajo al de ingreso medio bajo debido al gran esfuerzo inversor
realizado por las economías emergentes, decreciendo posteriormente, de ma-
nera relativa, a medida que las economías alcanzan un mayor grado de madu-
rez. En términos generales y siempre según los datos del Banco Mundial, los
países de ingreso medio y alto cuentan con capacidad de financiación, al dispo-
ner de un nivel ahorro interno (S) suficiente para financiar sus necesidades de
inversión que, igualmente, queda reflejado en el saldo ligeramente positivo de
sus respectivas balanzas comerciales y de servicios (BC). Situación contraria a lo
que acontece en los países de ingreso bajo, que no disponen de ahorro suficien-
te y el saldo neto exterior arroja resultados negativos.
Así, los niveles de autofinanciación de la inversión son superiores en los paí-
ses de ingresos más elevados; y, a la inversa, las necesidades de endeudamiento
son superiores en los países en desarrollo. Como tendencia general, puede afir-
marse, por tanto, que existe una relación positiva entre la tasa de ahorro y el
nivel de ingreso per cápita.
Finalmente y por lo que se refiere al comercio exterior, aunque la tasa de
apertura —definida como la suma de las exportaciones (X) y las importaciones
(M) en porcentaje del PIB— guarda una profunda relación con el tamaño del
país, puede decirse que, en términos generales, se acepta la existencia de una
relación entre el nivel de renta per cápita y el grado de apertura, debido tanto a
factores de demanda (mayor preferencia por la variedad por parte del consumi-
dor), como a factores de oferta (se intensifica el proceso de especialización). Sin
embargo, esta relación constituye, recientemente, una de los aspectos más con-
trovertidos entre los estudios realizados dentro del ámbito de la Economía apli-

61
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

cada tal como se muestra en los datos ofrecidos en la tabla 4.2. Probablemente,
como consecuencia de la globalización, que conlleva la mayor integración
mundial de los mercados y el ya comentado fenómeno de deslocalización y la
industrialización progresiva de los países en vías de desarrollo, estemos asistien-
do a un nuevo proceso de cambio estructural que comienza a cuestionar esta
última relación como hecho estilizado.

2.4.3. Cambio estructural y crecimiento económico

Una última cuestión a considerar es el cambio estructural como determinante del


crecimiento económico. Cambio estructural y crecimiento son interdepen-
dientes, de tal forma que la relación entre los mismos es bidireccional. Así, si
anteriormente se ha analizado la manera en que el crecimiento económico pro-
voca cambio estructural ahora se examina a la inversa, es decir, la forma en que el
cambio estructural puede influir sobre el crecimiento. También esta cuestión se
puede considerar tanto desde una perspectiva de oferta como de demanda (cf. en
Alonso, Garcimartín y Fillat, 2009:109-110).
Desde el punto de vista de la oferta, dado que el crecimiento del producto
es función del crecimiento de cada uno de los sectores según sus participaciones
en el mismo, la incidencia de cada sector dependerá de su propia dotación de
factores y de la evolución de su productividad. Si el nivel o la tasa de crecimien-
to de la productividad en los distintos sectores es diferente, el cambio estructu-
ral repercutirá sobre el crecimiento total de forma positiva a largo plazo cuando
se produzca un trasiego de excedentes desde los sectores menos productivos a
los que experimenten mayores tasas de crecimiento de la productividad. Por
tanto, ganancias relativas de productividad intersectorial, que es un reflejo del
cambio estructural, puede ser fuente de crecimiento económico.
De esta forma, el trasvase de recursos de la agricultura hacia la industria y
los servicios, al ser la productividad de estos sectores superior a la del sector
primario no sólo es un efecto del crecimiento sino también su consecuencia.
Sin embargo, a mayores niveles de renta, el efecto del cambio estructural sobre
el crecimiento se reduce, puesto que en el sector servicios el crecimiento de la
productividad es relativamente menor.
Desde la demanda, el cambio estructural puede influir sobre el crecimiento
de dos formas distintas. Por un lado, ya se ha visto que el cambio estructural

62
TEMA 2. CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SIGLO XX

implica un incremento de la tasa de ahorro a medida que las economías aumen-


tan sus niveles de renta per cápita, esto promueve las posibilidades de inversión
que, con su efecto multiplicador, favorece el crecimiento económico. Por otra
parte, también en la forma en que el cambio estructural supone una apertura
hacia el comercio internacional, mejoran las condiciones de acceso a la difusión
internacional de tecnología, lo que incrementa la productividad y, por consi-
guiente, los niveles de renta.

2.5. CONCLUSIONES

En este capítulo se ha analizado la evolución de la economía mundial en el últi-


mo siglo y las transformaciones estructurales que se han ido sucediendo a lo largo
de ese período. Durante el mismo se han alcanzado los mayores niveles históricos
de crecimiento si se consideran los indicadores macroeconómicos de renta mun-
dial, tanto total como per cápita, pero, asimismo, su evolución ha estado deter-
minada por continuos cambios que han condicionado a la estructura internacio-
nal de la producción hasta desembocar en el momento presente en el fenómeno
conocido como globalización.
Más que por su crecimiento, el capitalismo se caracteriza, pues, por ser un
proceso continuo de transformación. Esto supone que, aunque con una ten-
dencia secular ascendente, la acumulación sigue un perfil de fluctuaciones con-
tinuas que la hacen pasar por diferentes momentos (auge, crisis, depresión y
recuperación). Este trazado permite, de acuerdo con la teoría de las ondas largas
y la de los economistas de la estructura social de la acumulación, definir las
etapas sucesivas del desarrollo capitalista.
Pero aunque la renta mundial ha aumentado considerablemente a lo largo de
la última centuria, una observación más detallada muestra que no todos los países
han crecido al mismo ritmo. Así, se puede clasificar a los países en función de su
renta, observándose que en los últimos 50 años se ha producido una convergen-
cia de rentas entre los países ricos y algunos intermedios (NIC’s); y, por otra par-
te, una convergencia a niveles más bajos de renta entre los países de las regiones
de África, Latinoamérica y Asia, que han ido creciendo a menor ritmo y, dado los
mayores crecimientos de su población, en algunos casos sus rentas por habitante
han caído. Esta dualidad entre países ricos y pobres, denominada “convergencia
de dos picos” (“twin peaks convergence”) (cf. en Quah, 1996), supone que las eco-

63
PARTE 1. CRECIMIENTO, DESARROLLO Y CAMBIO ESTRUCTURAL

nomías que presentan parámetros similares (tasa de ahorro, tasa de crecimiento


de la población y tasa de progreso técnico) tienden a converger en niveles de ren-
ta per cápita, dándose una convergencia condicional o relativa que configura los
denominados clubes de convergencia (cf. en Quah, 1997).
A continuación se han estudiado las causas que determinan este escenario,
tratando de identificar cuáles son los factores que explican el crecimiento eco-
nómico. Desde los años 1950 la moderna teoría del crecimiento económico se
ha ocupado de dicha tarea concluyendo, en el momento actual, que el creci-
miento de una economía depende, por un lado, de la variación en la cantidad y
proporción en que se aplican los factores productivos, es decir, del grado de uti-
lización del trabajo y la dotación de capital por trabajador; y, por otro, de los
cambios en la productividad total de los factores (PTF). Puesto que la acumula-
ción de factores tiene un límite físico, al menos en el largo plazo, la única fuen-
te de crecimiento económico y, por tanto, del aumento del nivel de vida de la
población, termina siendo el aumento de la productividad de dichos factores.
Por tanto, un marco institucional adecuado y la aplicación de políticas que
promuevan la productividad son cruciales para el crecimiento económico.
Finalmente se examina la relación entre el crecimiento económico y el cam-
bio estructural y viceversa, tanto desde el lado de la oferta como de la demanda.
La interdependencia existente entre ambas variables permite observar cómo las
mismas son a su vez causa y efecto la una de la otra de manera recíproca y el
resultado de su interacción constituye uno de los hechos estilizados mejor docu-
mentados de la literatura económica (Kuznets, 1973).

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Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico. Sitio oficial de la entidad don-
de puede encontrar numerosa información relacionada con ciencia, tecnología y patentes
aplicadas al desarrollo.
http://www.oecd.org/
Organización Mundial del Comercio
http://www.wto.org

Bases de datos de interés sobre economía mundial


Angus Maddison. Sitio Web que expresa series históricas
http://www.ggdc.net/maddison
Center for International Comparisons at the University of Pennsylvania
http://pwt.econ.upenn.edu/

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