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La pandemia del coronavirus ha demostrado cuán útil puede llegar a ser la formación a distancia:

con los centros educativos cerrados para evitar la propagación de la Covid-19, clases virtuales y
plataformas educativas se han erigido como alternativa para acabar el proceso formativo de los
niños y niñas del jardín infantil. Sin embargo, la realidad de las familias con relación a la
conectividad fue una de las problemáticas que afectó a la hora de los encuentros virtuales, pero a
pesar de todo, las agentes educativas se mostraron todo el tiempo comprometidas con su labor y
motivaban a las familias para que se conectaran y durante el encuentro hacían todo lo estipulado
en la proyección para que las familias comprendieran que este espacio de encuentro era
importante para que los niños y niñas interactuaran con sus compañeritos y con las agentes
educativas, a la vez que se aprovechaba el momento para abordar temáticas que fortalecen los
vínculos familiares y las habilidades comunicativas y formativos de los infantes.

De verdad, hay que decir que las familias han realizado un gran esfuerzo para conectarse, porque
para nadie es un secreto que la situación económica por la que atraviesan algunas de las familias
del jardín infantil es precaria, lo que representó una dificultad para poder tener acceso a internet y
a teléfonos o computadoras que les permitieran tener una igualdad de condiciones, para recibir el
acompañamiento pedagógico necesario para potenciar el desarrollo integral de los niños y niñas.

Al final hay que decir que las familias comprendieron la importancia de acompañar a sus hijos e
hijas y de paso tener una mejor visión de lo que ellos y ellas aprenden, todo en busca de modelar
valores, actitudes y hábitos hacia los compromisos escolares, convirtiéndose en uno de mis
principales objetivos como docente, que los padres de familia tuvieran un acercamiento, dentro
de sus posibilidades, de lo que los docentes llamamos “ambientes de aprendizaje”. Bajo un
modelo muy económico y a partir de las condiciones del trabajo a distancia, los padres de familia,
con mi acompañamiento, llevaron a la práctica la construcción de espacios idóneos para el
aprendizaje destinando lugares exclusivos para trabajar en casa que les permitieran observar el
proceso del aprendizaje y motivar a los niños y niñas.

Por otro lado vale la pena destacar que algunos de los hallazgos obtenidos en interacciones por
medio de video llamadas o reuniones digitales me permitieron conocer más a los niños y niñas,
valorar sus esfuerzos y ser empática con las necesidades que tienen en esta contingencia. También
contribuyó a fortalecer los vínculos afectivos desde diferentes niveles y sobre todo a impulsar
iniciativas de cooperación y trabajo colaborativo entre los niños y padres de familia.

Sin duda alguna la pandemia abrió una ventana que permitió mirar el trabajo que se desarrolla en
este nivel educativo, la importancia de los procesos de socialización, de aprendizaje y una mayor
conciencia de lo que realizamos en preescolar y aunque falte mucho para superar la idea de ver el
jardín infantil como un espacio de resguardo, hemos tenido durante el periodo de confinamiento
la oportunidad de convencer a niños, niñas y padres de familia de su importancia para la vida de
los infantes y lo maravilloso que puede resultar el aprender.

En conclusión, la pandemia nos enfrentó a muchos retos para los cuales no estábamos
preparados, pero también nos dio oportunidades que no podemos dejar pasar.

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