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Evocación de los espíritus

CUANDO EL ESPÍRITU SE REHUSÉ A


MANIFESTARSE A TU LLAMADO.
Cuando pronuncies las conjuraciones una y otra
vez, y el espíritu se rehúse a aparecer frente a ti,
pronuncia la siguiente sentencia que atormenta a
todos los demonios.
Ahora, ¡Oh espíritu!, pernicioso y desobediente,
que no apareces ante mí para contestar las cosas
que deseo de ti, y que no me has satisfecho, yo,
por el poder, el nombre y la dignidad del
Omnipresente e Inmortal Señor Dios de los
Ejércitos Jehová Tetragrammaton, el único
creador de los Cielos y la Tierra, y el Infierno y
todo lo que contiene, que es el maravilloso
administrador de todas las cosas visibles e
invisibles, te maldigo, y te privo de tu oficio,
alegría y lugar, y te arrojo a las profundidades
del abismo, para que permanezcas allí hasta el
día del Juicio, al lago de fuego y azufre que está
reservado a todos los espíritus rebeldes,
desobedientes, obstinados y perniciosos como tú.
¡Que toda la corte celestial te maldiga! ¡Que el
Sol, la Luna y todas las estrellas te maldigan!
¡Que la Luz y todas las huestes celestiales te
arrojen al fuego inextinguible y a los tormentos
impronunciables! Y así como tu nombre y sello
ligados en esta caja encadenada son quemados en
sustancias pestilentes y sulfurosas y consumidos
en este fuego material, así, por el nombre Iehovah
y por el poder y dignidad de estos tres nombres,
Tetragrammaton, Anaphaxeton y Primeumaton,
yo te arrojo, malvado y desobediente espíritu, al
lago de fuego que está reservado a los espíritus
condenados y malditos para que permanezcan
allí hasta el día del Juicio, y nunca más sean
recordados delante de Dios, que vendrá a juzgar
a los vivos y a los muertos en el mundo por medio
del fuego.
El evocador debe poner entonces el sello del
espíritu dentro de la caja en el fuego y el espíritu
llegará, pero tan pronto llegue apague el fuego
donde está la caja y ponga un perfume dulce y
dele la bienvenida al espíritu.

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