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«El camino de la renunciación completa es gozosamente aceptado por

quienes desean ver a Dios y nada más que a Dios. Él se revela a


aquellos que viven el credo del renunciante: “Dios es mi vida. Dios es
mi amor. Dios es el templo que induce a mi corazón a la adoración
permanente. Dios es mi Meta. Ningún deber puede ser realizado sin el
poder que tomamos prestado de Él, por lo que mi deber supremo es
encontrar a Dios”».

                                     Paramahansa Yogananda 

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