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A menos que se especifique otra cosa, las citas bíblicas que aparecen en este
libro han sido tomadas de la versión Reina-Valera 1960 de la Santa Biblia
Deseamos dar las gracias a las muchas personas que han contribuido a que
este libro sea una realidad. En especial, damos las gracias a:
Prefacio
1. ¡Ya es hora! 13
2. Cómo sabemos lo que creemos
3. Tus dones y tu destino
4. Mujeres profetisas, evangelistas y maestras
5. Hijas de Pandora
6. Hijas de Venus
7. Hijas de Eva
8. Distorsión de la imagen
9. Jesús derribó los muros
10. Pablo revolucionó el mundo de su época
11. El Evangelio llega a la ciudad del pecado en el año 50
12. ¿Qué significa ser cabeza?
(Primera parte de 1 Corintios 11:2 – 16)
13. La oración y la profecía
(Segunda parte de 1 Corintios 11:2 – 16)
14. ¿Deben las mujeres guardar silencio?
(Primera parte de 1 Corintios 14:26 – 40)
15. Aprender a ministrar 201
(Segunda parte de, 1 Corintios 14:26 – 40)
16. «No permito a la mujer enseñar»
(Primera parte de 1 Timoteo 2:1 – 15)
17. La solución redentora de Pablo
(Segunda parte de 1 Timoteo 2:1 – 15)
18. Mujeres líderes también
(1 Timoteo 5:1 – 13)
Epílogo
Bibliografía recomendada
Notas finales para cada capítulo
PREFACIO
Hoy tuve un encuentro con una mujer llamada Jenny. Es una dirigente.
Lidera un ministerio local. Es responsable regional de una red nacional. Forma
parte del consejo de pastores y directores de una institución que se reúne para
planear estrategias en el sur de Australia.
¿Contradice su obra pionera apostólica las Escrituras? ¿Son sus enseñanzas
proféticas una usurpación del dominio bíblico masculino? Los líderes varones
de la ciudad parecen apreciarla profundamente, no obstante, soy consciente
de que existe una corriente oculta de duda en esta generación. Mujeres como
Jenny arrastran frecuentemente recuerdos dolorosos. Casi todas han sido en
algún momento rebajadas o rechazadas.
¿Quién puede resolver esto? ¿Hay alguien cuya sabiduría se haya edificado
sobre toda una vida de experiencia práctica? ¿Hay algún erudito cuya obra
esté abierta al escrutinio, alguien cuyo conocimiento de la lengua griega y de
la cultura antigua sean suficientes como para demostrar clara y
definitivamente lo que la Biblia enseña acerca de la mujer en el ministerio?
Esta es una tarea ambiciosa. Sin embargo, el libro que usted tiene entre
manos es un esfuerzo realizado por dos hombres de Dios para
proporcionarnos un nuevo entendimiento bíblico de este espinoso tema. La
colaboración entre Loren Cunningham, fundador de una de las mayores
sociedades misioneras actuales, y David Hamilton, un aplicado estudioso de
la Palabra, nos brinda finalmente la integridad y la experiencia que
necesitábamos para explorar este delicado tema.
En los últimos cuarenta años, desde cuando fundó con su esposa Darlene el
ministerio misionero JUCUM —Juventud con una Misión—, Loren ha lanzado
a cientos de miles de individuos al campo de misiones: jóvenes, mujeres y
gente de países en vías de desarrollo. Él ha derribado, de palabra y de hecho,
barreras generacionales, étnicas y de género. Ha invertido en otras personas,
de tal forma que ellas han descubierto su destino en Dios. Las ha animado a
seguir el llamado de Dios y a ejercitar los dones que de Él recibieron.
Loren Cunningham es uno de los líderes misioneros más destacados de
nuestro tiempo. Que yo sepa, es el primero en la historia que por amor al
Evangelio de Jesucristo ha ministrado en todos los países de la tierra. De los
hombres que yo conozco, ningún otro abarca, como él, el mundo entero en su
corazón. Sus constantes viajes y ministerio en todo el espectro del cuerpo de
Cristo le han proporcionado una perspectiva singular del potencial de la
iglesia para completar la Gran Comisión. Es también capaz de discernir
aquellas cosas que impiden a la iglesia cumplir el mayor sueño de Dios.
Desde esta amplia perspectiva, y después de muchos años de formar y
equipar líderes, Loren goza de una autoridad práctica para tratar los asuntos
cruciales que toca este libro. Ha abierto la puerta a muchas mujeres líderes que
desempeñan una función importante en el cuerpo de Cristo. Pocos están mejor
calificados que él para responder a esta pregunta: «¿Por qué no la mujer?»
David Hamilton, coautor de esta obra, es también un misionero veterano
que ha ministrado en más de cien países. A David le encantan las lenguas.
Además de varios idiomas modernos, también ha estudiado los textos
originales de la Biblia. En cuanto al tema que analiza este libro, no he conocido
a nadie que haya estudiado esta materia de una manera tan extensa y
profunda como David Hamilton. Él ha analizado todos los versículos clave
que hablan de la mujer. También ha estudiado este tema en la historia griega y
romana y en la literatura antigua, desde Homero hasta la iglesia primitiva.
Asimismo, ha estudiado la literatura judía rabínica del Mishna y el Talmud, y
el trato que dan a la mujer. En su tesis cita una bibliografía de más de
cuatrocientos libros y artículos sobre este asunto.
Por todas estas razones, sospecho que en los últimos dos mil años nadie ha
tratado este tema con más detalle que él. A pesar de todo, y de su resplandor
natural como erudito, David es uno de los hombres más humildes que
conozco. Confiado en la solidez de su carácter y semejanza a Cristo, le
encomiendo a usted, estimado lector.
JOHN DAWSON
Fundador de la Coalición para la Reconciliación Internacional Adelaida,
Australia
1.
¡YA ES HORA!
Por Loren Cunningham
El holocausto secreto
Hace algunos años encontré un artículo en una sección interior del New York
Times titulado «100 millones de desaparecidos»20. Explicaba cómo pueden los
expertos en demografía predecir el número de niños y niñas que nacerán en el
mundo entero. Es triste saber que las estadísticas indican que faltan unos 100
millones de niñas en esta generación, en todo el mundo: ¡fueron asesinadas
por sus familias por pertenecer al sexo femenino! Muchas de estas niñas son
aniquiladas en la India o la China, en donde las madres acostumbran a abortar
cuando se les informa que van a dar a luz una niña. «Todas quieren tener
niños, de manera que se hacen una ecografía y, si revela que es niña, practican
un aborto... la ecografía proporciona gran alegría.»21 Otras niñas llegan a
nacer, pero son abandonadas y mueren a la intemperie.
Según dicho artículo, otra de las causas de la desaparición de 100 millones
de niñas es la muerte por abandono. En muchos países del mundo en vías de
desarrollo, si un niño se pone enfermo, la familia hace todo lo posible por
conseguir ayuda médica. Si una niña se pone enferma, con frecuencia la deja
morir.22
Es importante notar que el artículo del New York Times señalaba que estas
niñas desaparecidas pertenecían a países de población predominantemente no
cristiana. Incluso en países muy pobres, pero cristianizados, del África
subsahariana, el Caribe y Latinoamérica, el número de niñas y niños que
crecen juntos es el normal.23 Solamente aquellos países que han recibido una
herencia cristiana muy limitada son los que sacrifican a tantos bebés por causa
del género.
Piénselo bien. Hallé este artículo en las últimas páginas de un periódico.
Cien millones de seres humanos son asesinados y la noticia no mereció un
titular de primera página! En vez de ello, se tolera que el feroz ataque contra la
mujer continúe tranquilamente por todo el mundo. La degradación de la
mujer no es sólo un problema de países lejanos con poca herencia cristiana.
Está presente en todas partes. Así lo atestiguan estas citas de reconocidos
personajes públicos de países occidentales:
El destacado autor Kurt Vonnegut dijo: «Educar una mujer es como
derramar miel sobre un elegante reloj suizo. Deja de funcionar».
El ex vicepresidente de los EE.UU. Spiro Agnew, dijo en cierta ocasión:
«Hay tres cosas que son difíciles de domar: los océanos, los necios y las
mujeres. Quizá se pueda domar pronto el océano; los necios y las
mujeres necesitarán más tiempo».
El tenista profesional retirado Bobby Riggs dijo en una ocasión: «Las
mujeres son apenas un veinticinco por ciento tan buenas como los
hombres; por tanto, deberían recibir un veinticinco por ciento del sueldo
que reciben éstos».
El ex presidente de Polonia Lech Walesa llegó a decir: «Las mujeres son
para gozar con ellas. En la política prefiero no ver a ninguna. En vez de
presionar para ser incluidas, deberían quedarse como lo que son:
simples flores».24
Su nacimiento
En un próximo capítulo examinaremos la creencia antigua de que el padre
era la única fuente de vida del ser humano. Los antiguos creían que el semen
masculino contenía pequeños seres humanos formados en la cabeza del
hombre. Esta creencia condujo al concepto griego de «ser cabeza». La mujer
era sólo el «terreno» donde el hombre en miniatura crecía hasta el nacimiento.
Por supuesto, si uno piensa que la mujer no es nada más que tierra la tratará
tal cual.
Dios tomó esa idea y la invirtió, haciendo que Jesús naciera de una mujer,
que ésta fuera su única progenitora terrenal. Piénselo bien. María fue la única
fuente humana del ADN de Jesús.
Su muerte
La muerte de Jesús fue la razón principal de su venida a la tierra, su
ministerio más importante. En el Antiguo Testamento, las personas eran
comisionadas, ordenadas para el ministerio, mediante la unción con aceite.
Samuel tuvo que padecer cuando ungió en secreto a David. Si el rey Saúl lo
hubiera descubierto, podría haberlos matado a los dos. Pero la ceremonia tenía
que celebrarse. Era importante. La unción recibida del profeta fue un símbolo
externo del llamado de Dios a David para hacer algo valioso.
¿Quién ungió a Jesús? ¿Quién le comisionó para su principal ministerio en
la tierra? Dos mujeres. Su primo Juan lo bautizó, pero dos mujeres lo
«ungieron». Una semana antes de su muerte, en la casa de Lázaro, Jesús fue
ungido por María.30 Unos días después, otra mujer entró en la casa donde
Jesús estaba cenando y derramó el contenido de un frasco de alabastro de gran
precio sobre su cabeza. Jesús le dijo que por haber hecho esto, su acto sería
publicado allí donde fuera predicado el Evangelio.31 La puso en el centro de
atención.
Su resurrección
Después de la resurrección Jesús volvió a honrar a las mujeres,
apareciéndose en primer lugar a María Magdalena. Las mujeres fueron las
primeras que encontraron la tumba vacía. Jesús resucitado les encargó que
fueran y avisaran a los demás.32 De manera que las mujeres fueron las
primeras que escucharon el mandato de Jesús de ir y predicar.
Las mujeres ministraron junto a los hombres en los tiempos apostólicos, lo
que veremos claramente ilustrado en capítulos posteriores de este libro. Pero
con el paso de los siglos, la iglesia fue más influida por las culturas
circundantes que por la Palabra de Dios. Sólo en algunos pocos periodos de
avivamiento se concedió de nuevo a la mujer la libertad para obedecer a Dios
y ministrar.
DONES NATURALES
Uno de los significados de la palabra don es «un talento recibido desde la
concepción de la persona», como cuando se dice de cierta persona que «está
bien dotada para la música.» ¿Tiene Dios algo que ver con esto? ¿Es Él la
fuente de nuestros talentos y capacidades innatas? ¿O somos una combinación
al azar del ADN de nuestros padres y otros ascendientes?
La Biblia responde esta pregunta en el Salmo 139, que muestra a Dios en
acción, creándonos durante nueve meses en el vientre de nuestra madre.
Como afirma el versículo 13, Él formó nuestras entrañas en el vientre de
nuestra madre. La singularidad de las huellas dactilares, el timbre de voz, la
retina y el ADN, dan testimonio de que Dios se involucró personalmente en la
creación de cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros fue hecho «a mano»
por Dios.
El versículo 14 asegura que somos hechos de una manera formidable y
maravillosa. El texto no dice que «los hombres fueron hechos así en un 100%,
mientras que las mujeres sólo en un 75%». Falso; tanto el hombre como la
mujer fueron entretejidos de manera habilísima, creados a imagen de Dios.4
Usted está naturalmente dotado. No es un accidente. Fue voluntad de Dios
que usted naciera. Ninguno de nosotros fue una colisión al azar de un
esperma con un huevo. Dios le creó intencionadamente. Mientras lo estaba
entretejiendo dentro de su madre, le dotó para alcanzar un destino particular,
según el versículo 16 de ese mismo Salmo. Él le diseñó de una manera única y
le concedió dones naturales para dar cumplimiento a su destino.
La Biblia afirma que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.5
Son de por vida. Esto no significa que Dios ignore el carácter y use a una
persona no justificada como si tuviera los dones del Espíritu Santo. Esto hace
referencia a los dones naturales que Él tejió en usted en los nueve meses que
pasó en el vientre de su madre. Él no los retira si usted decide darle la espalda
y contristar su corazón. Usted puede optar por usar sus dones para fines
pecaminosos. El pecado no borra el diseño, sino que lo desfigura. Puede
emplear sus dones para ser un gran artista, un realizador de talento, un atleta
fuera de serie, un empresario de éxito, o un líder carismático; y, no obstante,
estar entregado al egoísmo, siendo cada vez más corrupto y corrompiendo a
otros. O puede optar por buscar la voluntad de Dios, reconocer sus dones
naturales y permitirle usarlos de manera sorprendente.
Isaías fue un excelente comunicador. Veamos: «Jehová me llamó desde el
vientre... puso mi boca como espada aguda».6 Así explica cómo le llamó Dios
para ser luz a las naciones. Ya sea uno coreano, americano o keniano, las
palabras de Isaías conmueven a todo aquel que las lee.
Isaías no fue el único dotado desde el vientre. Jeremías fue también llamado
desde la matriz para ser un profeta a las naciones.7 De Ester se dijo que ella fue
puesta en el reino de Persia, en aquel tiempo concreto, para un propósito
específico.8 Pablo fue llamado desde el vientre para ser un apóstol.9 Juan el
Bautista fue llamado desde el vientre de su madre, e incluso lleno del Espíritu
estando todavía en su seno. Su llamamiento consistió en ser enviado de Dios
para anunciar el advenimiento de Jesús.10
Dios también la ha llamado a usted, mujer, desde el vientre de su madre.
Usted es una mujer, o un hombre, enviados por Dios, como lo fue Juan. Pero,
¿enviado adonde? ¿Para hacer qué cosa? ¿Cómo puede descubrir lo que Dios
quiere que haga? En primer lugar permita que Jesús sea su Salvador y su
Señor. Entonces Él hará que su llamamiento personal sea claro, a su manera, y
en su tiempo perfecto. Haga la misma elección que Pablo hizo. Él dijo que
proseguía para ver si lograba aquello que fue también logrado por Cristo
Jesús.11 Usted debe apoderarse de su destino, si bien Dios lo planeó para usted
desde el vientre de su madre. Pero no lo recibirá de una manera pasiva.
Yo comencé a entender mi llamado cuando tenía trece años. Me arrodillé y
le prometí a Dios que obedecería cualquier cosa que me mostrase. Ese es el
lugar donde uno debe de empezar: antes de saber de qué se trata dígale a Dios
que obedecerá cualquier cosa que Él le pida. Nunca podrá llamarle
honestamente «Señor» a menos que esté dispuesto a hacerlo. Si uno obedece a
Dios, recibirá más revelación, se moverá en una mayor libertad y estará en
vías de ser lo que Dios pretendió que fuera.
ADALID DE MUCHOS
El Nuevo Testamento proporciona varios ejemplos de mujeres líderes en la
iglesia primitiva. En Romanos 16:1, Pablo escribe: «Os recomiendo además a
nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea.» Este es un
capítulo interesante en el que Pablo menciona a muchos de sus colaboradores
más íntimos. En el versículo uno demostró un importante principio al
recomendar a su colega Febe a la iglesia de Roma. Si él no hubiera hecho esto,
alguna persona sin escrúpulos podría haberse presentado en Roma diciendo:
«Yo estoy con Pablo. Confiad en mí. ¡Soy un líder!» Por aquel entonces
también había falsos profetas, lobos que diezmaban el rebaño con falsas
doctrinas. De modo que Pablo envió una carta recomendando el liderazgo de
Febe. Lo mismo hizo con Tito al enviarlo a la iglesia de Corinto.50
Fijémonos en una palabra clave en Romanos 16:1, que en el caso de Febe
aparece como «diaconisa» en algunas traducciones, y como «sierva» en otras.
En griego es diakonos. Casi siempre que aparece esta palabra en el Nuevo
Testamento se traduce por «ministro». Esta palabra se usaba para hacer
referencia a los ministros del Evangelio. Febe era una líder clave de la iglesia
de Cencrea. ¿Por qué en este caso la palabra diakonos se traduce como «sierva»
o «diaconisa» en vez de «ministra», como ocurre en cualquier otro pasaje en
que se menciona el liderazgo masculino? Ambas traducciones son correctas.
Sin embargo, la incoherencia de los traductores refleja su propia perspectiva,
no la realidad bíblica. No hay nada de malo en llamar a un pastor «siervo».
Jesús enseñó que todos debemos ser líderes siervos.51 Pero si la palabra
diakonos es traducida aquí por «sierva», también debería serlo cuando se
mencionan líderes varones.
Pablo siguió exhortando a la iglesia para que la recibieran «como es digno
de los santos... porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo,» 52 En el
griego original, la frase «ella ha ayudado» se traduce con la palabra «prostatis».
Una vez más cuestiono la manera en que esta palabra ha sido traducida. Por
supuesto, los líderes ayudan a aquellos a quienes dirigen. Es parte de su
función. Pero Pablo usaba la palabra prostatis para definir el liderazgo
excepcional de Febe.
Flavio Josefo fue un historiador judío contemporáneo de Pablo. En sus obras
aparece veinte veces la palabra prostatis.53 La empleó para referirse a César,
líder respetado y temido en todo el mundo conocido. Josefo dijo que el César
era prostatis del universo. ¿Habría dicho algún traductor que: «César es el «que
ha ayudado» al universo? ¡Por supuesto que no! Hubiera traducido: «César es el
señor del universo» o, «César es el amo...».
La palabra prostatis connota que alguien más fuerte ayuda a alguien más
débil. Un prostatis es alguien que actúa con autoridad. Pablo aseguraba que
Febe era esa especie de líder. Ella había sido adalid de muchos, incluido el
propio Pablo. Éste se lo estaba haciendo saber a la l iglesia de Roma para que
la recibieran de una manera apropiada. Febe había extendido su liderazgo y
su protección a muchos.
Junias fue otra líder a quien Pablo llamó apóstol. En Romanos 16:7, Pablo
declaró: «Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de
prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles [énfasis añadido], y
que también fueron antes de mí en Cristo». Un viejo amigo de nuestra familia,
el doctor Gordon Fee, ha escrito una obra acerca de Corintios, que muchos
eruditos bíblicos consideran definitiva.54 Fee es profesor del Regent College en
Columbia Británica, Canadá. Él y otros eruditos afirman que Junias fue mujer
apóstol así como Pablo fue hombre apóstol.
Volvamos a las Escrituras para ver qué otros dones de ministerio exhibieron
las mujeres. No pretendo ofrecer una lista exhaustiva, sino unos cuantos
ejemplos de mujeres que usaron sus dones ministeriales.
LOS NARRADORES
El poeta Homero sentó las bases de lo que creyó la sociedad griega. Homero
vivió ocho siglos antes del Señor Jesucristo y creó las leyendas de los tiempos
antiguos, Las historias que contó en La Iliada y la Odisea, fueron luego relatadas
una y otra vez, estudiadas, interpretadas, dramatizadas y discutidas durante
muchos siglos, Llegaron a constituir el fundamento de todo lo que los griegos
creían acerca de sus dioses, de sí mismos y de todo lo que existía. Y (lo más
importante para nuestro estudio de la mujer y su función), Homero inventó
las creencias y costumbres para una posteridad milenaria, Un escritor actual
comenta las obras de Homero diciendo: «Las raíces de la misoginia [el temor y
el odio a la mujer] occidental, se remonta a los documentos más antiguos de la
literatura europea».2
En La Iliada, las mujeres son causa de todo conflicto y sufrimiento. No
obstante, no juegan papeles activos; son meros objetos para ser conquistados,
o instrumentos en la lucha por el poder de los hombres, ¡Carecían de valor!
Uno de los personajes de Homero se burlaba diciendo; «¡No eres mejor que
una mujer!»3
Homero describió a la mujer dentro de los estrechos límites en que sus
contemporáneos creían que debía ser retenida en el hogar, restringida a ciertas
tareas aceptables, sometida al hombre. En ninguna parte Homero hace
mención de una mujer con identidad propia, fue siempre «la hija de», o «la
esposa de», o «la concubina de... »
Lo tercero y más importante, hay que comprender que Platón hizo estas
recomendaciones por razones prácticas. No pretendía cambiar las creencias
sostenidas por siglos, ni vio a la mujer como persona valiosa delante de Dios.
Él declaró: «De modo que si vamos a usar a los hombres y a las mujeres para
el mismo propósito, debemos también enseñarles las mismas cosas».15 Esta no
es más que una propuesta estrictamente utilitaria para obtener el máximo
servicio de ellas a favor del estado.
Si examinamos más detenidamente los escritos de Platón notaremos su
predisposición contra la mujer. Platón declaró: «Las mujeres son inferiores en
bondad a los hombres». Se hizo eco de Homero y Hesiodo cuando dijo del
sexo femenino: «Ese segmento de la humanidad que, debido a su fragilidad, es
en otros aspectos más engañoso y secreto».16
UN VENENO SUTIL
Las palabras de los antiguos filósofos griegos podrán parecer muy lejanas,
pero sus ideas han teñido sutilmente lo que pensamos, decimos y hacemos
hoy. La influencia de Platón y Aristóteles, (incluida su hostilidad hacia la
mujer), impregnó el mundo conocido y los mundos que quedaban por
descubrir. La extensión de nuestro libro no nos permite mostrar en detalle
cómo reprodujeron sus ideas muchas generaciones de griegos, romanos,
judíos, árabes y europeos, de suerte que moldearon a políticos, artistas,
educadores, arquitectos, generales y empresarios del mundo occidental, con lo
que su influencia ha sido enorme.
El renacimiento cíclico de las ideas de Platón y Aristóteles causó un gran
impacto en la iglesia y en las sociedades paganas de la Edad Media, el
Renacimiento, la Ilustración, y en gran parte de la cultura moderna. Estas
ideas han sido masivamente comercializadas. Muchos han comido del fruto
que produjeron estos filósofos sin distinguir las maliciosas raíces de lo que se
les enseñaba. Sus ideas han ensombrecido insidiosamente el entendimiento
diáfano de la Biblia, predisponiéndoles a ver en la mujer un «otro» inferior,
subordinado.
LOS POLÍTICOS
Mientras tanto, lo que los filósofos y los médicos enseñaban, los políticos lo
respaldaban promulgando leyes. Se suele decir que Grecia fue la cuna de la
democracia. Pero dos clases de personas (los esclavos y las mujeres) nunca
fueron libres, nunca formaron parte de la polis.
LEYES QUE PROMOVIERON LA PROSTITUCIÓN
El primer líder político ateniense influyente fue Solón, que vivió entre el 640
y 561 a.C. La contribución de Solón a la vida de las mujeres griegas consistió
en aprobar leyes que permitían la prostitución. Si las mujeres eran meras
posesiones, objetos para ser usados por los hombres, ¿por qué no hacer
negocio con ellas de una manera que resultara beneficiosa para el estado?
Algunos aseguran que Solón hizo esto movido por sus propias costumbres
homosexuales.42 No disponemos de suficiente evidencia que demuestre que su
homosexualidad le inspiró a promulgar tales leyes, pero la historia nos ha
revelado que las normas de conducta pública rara vez no tienen que ver con
las vidas privadas de los líderes políticos. Las leyes de Solón degradaron
ciertamente la condición de la mujer y acarrearon infelicidad a los hombres
por muchas generaciones. Uno de estos antiguos autores griegos escribió:
Las prostitutas de Solón eran «esclavas civiles del sexo». Estas prostitutas
oficiales del estado ayudaban a recaudar dinero al gobierno.44 Esta medida fue
alabada por su «carácter público» y a Solón se le llamó «salvador del estado»45.
Más tarde, el romano Plutarco alabó a Solón por decretar que «el hombre se
uniera a su mujer no menos de tres veces al mes (seguramente no por placer),
sino tal como las ciudades renuevan sus acuerdos mutuos de vez en
cuando».46 El hecho de que los griegos necesitaran tal recomendación, da una
idea del estado lamentable en que se encontraban los matrimonios. ¡Y cómo
podía ser de otra manera, si otras leyes animaban a los hombres a buscar
satisfacción sexual fuera del hogar!
No puede haber mayor contraste que el que presenta la creación del hombre
y la mujer en Génesis, y la historia que el poeta Hesiodo contó a los antiguos
griegos. Mientras que Zeus creó a Pandora como un ser «ser perverso» (eterna
maldición para los hombres), el Dios de la Biblia usó su talento artístico para
crear a Eva y entregársela como un hermoso regalo al hombre. Él puso a la
pareja en el Jardín como amigos y amantes. En vez de las salvajes batallas de
dioses y diosas de los mitos griegos y romanos, Dios nos creó con amor y para
la compañía.
Los primeros tres capítulos de la Biblia revelan que el hombre y la mujer
tienen:
—un origen compartido
—un destino compartido
—una tragedia compartida una esperanza compartida
Génesis 1:1-2 comienza enfatizando quién es el Creador. Génesis 1:3 a 2:3
brinda una amplia panorámica de todo lo que fue creado, comenzando con el
mundo inanimado, continuando con el mundo animal y concluyendo con el
hombre y la mujer. Después, Génesis 2:4-25 dibuja una perspectiva más
estrecha, y retoma el hilo del relato para mostrar cómo Dios creó al varón y a
la mujer.
Al contemplar el arte de un gran maestro como Rembrandt, uno retrocede
inicialmente y observa la hermosura del conjunto. Después se acerca a unos
cuantos centímetros del lienzo para escrudiñar las pinceladas con detalle. Así
es como se nos presenta el relato de la Creación en estos dos capítulos. Génesis
1 proporciona una imagen global de la Creación de Dios, mientras que
Génesis 2 nos aproxima a una inspección más detallada de las pinceladas del
artista maestro.
Antes de examinar cómo fuimos creados por Dios, hay algo digno de ser
mencionado. Cuando Dios estuvo listo para coronar su creación (la
humanidad), la Escritura irrumpe por vez primera en una exclamación
poética:
UN ORIGEN COMPARTIDO
Veamos ahora Cómo creó Dios a la mujer. Para que entendiéramos que el
varón y la mujer estaban igualmente creados a imagen divina, Dios no creó a
Eva del polvo de la tierra como hizo con Adán. Si lo hubiera hecho, alguno
habría pretendido que las mujeres tienen un origen distinto y que tal vez la
arcilla que utilizó era de inferior calidad a la que usó para conformar a Adán.
Habrían acabado diciendo que el origen del varón y de la mujer era distinto
(algo así como hizo Semónides con su historia de las puercas, las comadrejas y
los monos).8 Esto habría hecho que Eva fuese algo inferior a Adán, y reflejara
una deslucida imagen de Dios.
No. Dios quiso enfatizar que ambos fueron formados de la misma sustancia.
Eva no sería una creación aparte, sino una expresión singular de la misma
creación. Alguien diría que Eva fue la primera clonación humana. Pero
dándole un giro importante. Dios formó a Eva «de la costilla que Jehová Dios
tomó del varón».9 La extrajo de la médula de Adán, tomó parte de su ADN, lo
ajustó ligeramente y formó a la primera mujer.
UN DESTINO COMPARTIDO
Dios tenía un gran destino para los hombres y las mujeres. Cuando diseñó
su plan dijo: «...y señoreen [en plural]... en toda la tierra».19 Se insinúa un
liderazgo compartido con implicaciones globales. Para subrayarlo, Dios «los
bendijo y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra».20 El mandato de Dios fue que ambos
señorearan.
Note que Dios no dio al hombre dominio sobre la tierra hasta cuando la
mujer estuvo a su lado. Adán se dio cuenta de que Eva servía con él. Después
de su pecado, Adán dijo: «La mujer que me diste por compañera...».21 No dijo:
«La mujer que tú me diste...», sino «me diste por compañera». Lee Anna Starr
dice: «Eva no era propiedad suya...» sino socia suya en el gobierno y
compañera en el hogar».22
Recuerde que los romanos incluían en el mismo grupo a las mujeres, los
esclavos y los caballos, considerándolos a todos como posesiones. ¡Qué
diferente es el punto de vista de la Biblia! Veremos un poco más adelante
cómo los sabios judíos desdibujaron esta revelación antes de la venida de
Jesús. Pero si examinamos la palabra de Dios encontraremos en sus primeros
capítulos que el liderazgo fue dado por Dios y que no tiene nada que ver con
la diferencia de sexo. Dios creó al hombre y a la mujer, y luego compartió
parte de su autoridad con ellos. Hombre y mujer colaborarían con Él en el
gobierno del mundo. ¡Qué pena que echaran a perder ese proyecto rindiendo
su autoridad a un enemigo de Dios!
«La simiente de Eva» era algo que el hombre natural nunca habría
permitido. Hasta el tiempo de Francisco I de Francia, la disección del
cuerpo humano era sacrilegio. Este prejuicio quedó superado cuando se
supo que la madre contribuía con el óvulo a la vida. El óvulo fue
descubierto por Nov Baer en 1872.
DEVALUACIÓN DE LA MUJER
Es más fácil inducir nuestros propios valores culturales en la Escritura que
leer la palabra de Dios y deducir los valores culturales que ella contiene.
Parece que los rabinos optaron por lo primero, ya que dijeron que «Comparar
a Eva con Adán era como comparar a un mono con un ser humano».9 Su
creencia en la superioridad masculina conformó su enseñanza, como ponen de
manifiesto los siguientes ejemplos:
—«La vida de un hombre debe salvarse antes que la de una mujer y su
propiedad perdida debe ser restaurada antes que la de ella».10
—«Aunque un hombre tiene el derecho exclusivo a la sexualidad de su
esposa, el derecho de la esposa a la función sexual del marido nunca es
exclusivo. Ella no puede legalmente impedir a su marido que tome otras
esposas ni mantenga relaciones sexuales con mujeres solteras».11
—«Diez cabs (unidad de medida de los áridos) de murmuración
descendieron al mundo: nueve de ellos se los apropiaron las mujeres».12
—«Las mujeres son glotonas».13
—«Las mujeres son de un temperamento inestable».14
—«¡Ay de aquel que tiene hijas! Una hija es como una trampa para su
padre... Cuando es pequeña, él teme que sea seducida; cuando es doncella,
que sea promiscua; cuando es madura, que no se case; cuando se casa, que no
pueda tener hijos; cuando envejece, que practique la brujería».15
TAPAOJOS CULTURALES
Además de desaprobar Jesús el divorcio, elevó a la mujer a la intención del
plan original de Dios, que es la igualdad con el hombre. Sus palabras
contrastaron vivamente con las de los rabinos que tanto habían distorsionado
la sencilla revelación de Dios. Pero los maestros religiosos tenían tapaojos
culturales que les impedían ver la verdad: que la mujer fue creada a imagen
de Dios, lo mismo que el hombre. Por haber negado esta sencilla verdad
tuvieron que hacer elaboradas explicaciones, y aplicar distintas leyes al
hombre y a la mujer, mediante una complicada malla.
Quizá nos maravillemos de que los judíos tuvieran la palabra de Dios, y a
pesar de ello, estuvieran ciegos a la verdad. Pero, ¿acaso no ha hecho lo mismo
la iglesia cristiana? ¿No hemos elaborado categorías de quién y cómo puede
Dios usar? También nos maravillaríamos de lo que diría Jesús si Él volviera
hoy y confrontara nuestros prejuicios culturales.
LA OSCURIDAD CRECIENTE
Alguien ha dicho que no se pueden oír las buenas nuevas hasta haber oído
las malas. Digamos que una vela nunca luce tanto como en medio de una
intensa oscuridad. Así que, antes de volvernos a Jesús y a su mensaje de
esperanza y libertad, examinemos una faceta más de la oscuridad que Él vino
a penetrar.
Mientras los rabinos intentaban levantar muros alrededor del judaísmo,
otros construían con entusiasmo puentes que unieran su herencia judía con la
de griegos y romanos. Uno de los más conocidos fue Filón de Alejandría,
contemporáneo de Jesús.
Filón fue uno de los primeros dentro de la tradición judeocristiana que
intentó casar la Verdad revelada (con «V» mayúscula), con la «verdad»
alcanzada por el razonamiento humano (con «v» minúscula).
Lamentablemente, Filón tuvo un éxito fabuloso. Construyó un puente de
acceso a la filosofía griega y romana y, además, sirvió de puente hacia el
futuro. Muchas veces los líderes de la iglesia y los teólogos siguieron la pauta
por él marcada y abrazaron estas filosofías.
El virus mortal del pensamiento griego se extendió e infectó la enseñanza de
la religión en toda la civilización occidental. Por ejemplo, hoy se nos procura
hacer creer que la verdad revelada de Dios es irracional. Si somos educados y
queremos tener fe tenemos que tomar un «salto de fe» hacia lo irracional. Esta
idea comenzó con Filón en su intento por combinar el pensamiento racional de
los griegos con la verdad revelada en la Biblia. Este es un error absoluto. La
verdad revelada es razonable, pero se edifica sobre un cimiento fundacional
radicalmente distinto.
La filosofía griega se edificó sobre la base de que el hombre es la medida de
todas las cosas. Valiéndose sólo de su razón, el hombre puede explicarlo todo.
La idea fundamental de la Biblia es que un Dios infinito creó la humanidad y
todas las cosas que tienen medida. ¿Cómo puede lo finito comprender
plenamente lo infinito? La verdad fluye cuando Dios la revela a su creación: el
hombre.
Estas dos ideas (el racionalismo y la revelación) son radicalmente
contrapuestas. Cualquiera que procure mezclarlas, como hizo Filón, acabará
con algo parecido al aceite y el agua. Al mezclar lo que no puede ser
mezclado, uno de ellos subirá a la superficie. Cuando Filón intentó
reinterpretar la verdad revelada para conformarla a las presuposiciones
griegas, las ideas humanas afloraron en la superficie. El aceite de la filosofía
griega flotó en la superficie de la mezcla de Filón, obnubilando la verdad. Fue
una elaboración diabólica.
Tal vez no haya que sorprenderse de que las mujeres fueran primeras en
la cuna y últimas en la cruz. No habían conocido a un hombre como
Éste. Jamás hubo otro igual. Un profeta y maestro que nunca las regañó
ni las aduló; nunca las engañó ni las trató con arrogancia, ni hizo de ellas
chistes maliciosos, ni nunca dijo: «Las mujeres, ¡Dios nos libre!» O, «Las
señoras, ¡Dios las bendiga!». Él las reprendía sin queja y las alababa sin
condescendencia; tomaba sus preguntas y sus razonamientos en serio;
nunca les imponía restricciones. Ni las instaba a ser femeninas, ni se
burlaba de ellas por serlo; no tenía intereses creados ni inquieta
dignidad masculina que defender. Las trataba tal como eran, con plena
franqueza. No hay hecho, ni sermón, ni parábola en todos los Evangelios
que insinúe con mordacidad una supuesta perversidad femenina; nadie
puede en modo alguno deducir de las palabras y hechos de Jesús algo
que fuera «raro» acerca de la naturaleza de la mujer.3
NINGUNA EXCLUSIÓN
Jesús no excluyó a las mujeres ni con palabras ni con hechos. Él escogió
deliberadamente palabras que enfatizaban su postura igualitaria entre las
mujeres y los hombres.
Las palabras son importantes. Ha habido guerras iniciadas por causa del
lenguaje. Por este motivo hay amenaza de división entre las naciones. Hay
políticos que pierden las elecciones por el leve descuido de un desliz de
lengua. Hay multinacionales poderosas que sufren caídas en la bolsa cuando
se publican palabras tendenciosas de sus ejecutivos.
Las palabras son importantes porque manifiestan lo que se cree: la raíz de
los valores. Por lo tanto, es importante fijarse en las palabras que empleó
Jesús, especialmente las que usó para referirse a sí mismo. El término que más
utilizó fue «Hijo del Hombre».25 Por la falta de dominio de nuestra propia
lengua, da la impresión de que Él trataba de acentuar su masculinidad, pero
no es así. La palabra griega anthropos empleada en la frase «Hijo del Hombre»
incluye los dos géneros. Una mejor traducción sería «ser humano», o
«persona», en vez de «hombre».26 Jesús quería subrayar la realidad asombrosa
de la encarnación. Nos quería decir llanamente que Él era humano.
Es interesante que todos los autores del Nuevo Testamento siguieran su
ejemplo. Al hablar de Jesús, ellos siempre usaron el término griego anthropos
que incluye los dos géneros y quiere decir «ser humano» o «persona.» Nunca
usaron el término griego aner que describe solo el género masculino y que
puede ser traducido «varón.»
Sabemos, por supuesto, que Jesús fue un ser humano varón. Pero la Biblia
nunca enfatiza en su género masculino. También era judío, pero su
nacionalidad tampoco fue prioritaria. Lo importante es que fue
verdaderamente humano, plenamente identificado con nosotros en todos los
sentidos,27 sin dejar de ser Dios al mismo tiempo. Jesús vino como Dios y
como ser humano, a entregar Su vida por todas las personas, no sólo por la
raza judía ni por el género masculino. Esto lo ponen claramente de manifiesto
las palabras que Él escogió, así como las de todos los autores del Nuevo
Testamento.
«Y ALGUNAS MUJERES»
Lucas expone algo interesante:
Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas,
predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con
él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de
enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían
salido siete demonios, Juana mujer de Chuza intendente de Herodes, y
Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.84
Esta frase singular: los doce estaban con Él, «y algunas mujeres» obliga a
plantearse la pregunta: ¿Ejercían estas mujeres una función especial, pública,
reconocida, similar a la de los doce? Al menos un experto así lo cree:
Todo lugar que Pablo visitaba era conmocionado por el Evangelio. Algunos
se regocijaban al ver sus vidas transformadas. Otros reaccionaban con odio y
temor, ya que Pablo amenazaba su posición. Dondequiera que iba nacían
iglesias y estallaban grandes acontecimientos. Pablo no pretendía conservar el
estado de cosas vigentes. Amenazaba los sistemas mundanos. Esto resulta
evidente por las palabras de los tesalonicenses, quienes exclamaron: «Estos
que trastornan el mundo entero también han venido acá».1 Dondequiera que
Pablo ministraba, el Evangelio subvertía siglos de tradición, tanto en el mundo
pagano como en el judío.
En Éfeso ocurrió un suceso particularmente dramático cuando, una vez
más, una multitud enfurecida se juntó contra Pablo y su equipo. Los líderes
judíos estaban celosos de Pablo, cuya predicación atacaba la posición
privilegiada que ellos disfrutaban en esta ciudad opulenta y multicultural. Los
paganos también aborrecían a Pablo. Buena parte de la economía de la ciudad
dependía del comercio y el turismo de los peregrinos que visitaban el famoso
templo de Artemisa. Los conversos de Pablo se estaban apartando del culto a
Artemisa y dejando de aportar dinero. Como los paganos no podían refutar
las ideas de Pablo» incitaron a la turba a matarle, así como al grupo que le
acompañaba.2
Pero, algo más profundo y tenebroso estaba ocurriendo en Éfeso. Pablo no
había meramente ofendido a los adversarios humanos. Provocó también una
oleada de indignación demoníaca. Su predicación asaltó la fortaleza del diablo
(el orgullo intelectual de Éfeso) enredado con el poder sobrenatural oculto y la
sensualidad perversa de las ceremonias del templo. No tenemos hoy nada
parecido a Éfeso. Nada puede compararse con aquella ciudad de la
antigüedad. Pero intentemos imaginarnos una ciudad que reúna la fama
intelectual de Oxford, el poder económico de Tokio, el esplendor artístico de
Florencia, el espectáculo sensual de Las Vegas, el comercio sexual de Bangkok,
y los tenebrosos poderes ocultos de Katmandú. ¿No ha de sorprender que
Pablo escapara con dificultad?
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra
paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los
dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz,
reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades.4
Como vimos en el capítulo 8, los muros del templo de Merodea no estaban
en los planes de Dios. Fueron un invento humano, una expresión
arquitectónica de las barreras sociales erigidas por las tradiciones impías de
los hombres.
¿Ha visitado usted alguna vez una granja y ha visto una cerca eléctrica?
Mucho después de interrumpir la corriente, los animales permanecen
mansamente dentro de los potreros. Después de varias descargas eléctricas no
vuelven a intentar escapar. Lo mismo sucedió con la iglesia primitiva. Jesús ya
había derribado los muros, pero había que enseñar a los creyentes a andar en
su recién adquirida libertad. Veremos cómo hizo esto Pablo en el corazón de
su carta a los efesios.
UN REVOLUCIONARIO DIFERENTE
No había persona más idónea que Pablo para desafiar el status quo de su
época. Como Saulo de Tarso, tuvo el privilegio de nacer ciudadano romano y
de recibir la mejor educación disponible para un joven judío. Fue alumno
predilecto de un estimado maestro, educado a los pies de Gamaliel,5 uno de
los rabinos más influyentes del primer siglo. Saulo tenía mucho talento, una
mente muy aguda y estaba plenamente dedicado a todo lo aprendido: la
Torah de Moisés y los escritos de muchos siglos de sabiduría acumulada por
los grandes rabinos.
Saulo no sólo fue educado conforme a la mejor tradición rabínica; estaba
bien familiarizado con las ideas griegas y romanas de su tiempo.6 Su historial
era impecable; había viajado extensamente.7 Si no hubiera sido por un cambio
repentino en el curso de los acontecimientos en la carretera a Damasco,8 bien
podríamos hoy leer el pensamiento del rabino Saulo en el Mishna. Todo
cambió aquel día, cuando Saulo cayó en tierra cegado por una luz. Gran parte
de lo que había enseñado anteriormente tuvo que ser radicalmente cambiado.
Cuando Pablo comenzó a enseñar a otros, sus ideas fueron muy distintas a
las que le habían impartido los rabinos. Su pensamiento no era un refrito de
filosofía griega y romana, como la de Filón. Sus ideas eran nuevas porque le
fueron reveladas por Dios. Eran ideas destinadas a transformar totalmente la
vida cotidiana de todas las personas del mundo. Por ejemplo, un concepto
subyacente en todo el mundo antiguo fue el «código familiar». Este concepto
impregnaba toda la literatura antigua, incluidos los escritos judíos conocidos
como el Talmud. Todo en la sociedad antigua estaba construido sobre el
código familiar, el cual era la base de la ley.9 El código familiar se definía por
tres pares de relaciones:
—marido y esposa
—padre e hijo
—amo y esclavo
Todas las funciones sociales estaban definidas por el código familiar y nadie
quedaba excluido. Para los griegos, los romanos y los judíos, el mundo era
estrictamente un patriarcado. Una sola persona, el marido/padre/amo, tenía
control completo de la esposa, los hijos y los esclavos. Nadie cuestionaba lo
que él hacía en su casa. Las leyes particulares y las que regían los tribunales,
defendían este privilegio. La sumisión se daba en un solo sentido: de esposa a
marido, de hijo a padre y de esclavo a amo.
Sin embargo, cuando Pablo escribió a los efesios desde su celda, en la cárcel
de Roma, tomó el código familiar y lo transformó de forma inaudita: instauró
la sumisión mutua. Los hombres ya no gobernarían sus casas como déspotas. La
sumisión sería una calle de doble sentido. Pablo explicó a los creyentes que la
voluntad de Dios era reunir todas las cosas en unidad en Cristo;10 que habían
compartido la tragedia del pecado,11 mas ahora eran coherederos.12 Había
igualdad a los pies de la cruz. Un mismo perdón. Una misma esperanza. Un
mismo propósito. Todos los creyentes estaban siendo edificados juntamente
en la futura morada de Dios.13
El largo mensaje de Pablo gira sobre el mandato «Sed llenos del Espíritu
Santo». ¿Qué significa ser lleno del Espíritu? Hay quien ha dicho que hablar
en lenguas es una señal de la plenitud del Espíritu. Pero Pablo señaló otra vara
de medir: ¿Vivo yo una vida caracterizada por la sumisión mutua? El Espíritu
Santo no conoce otra forma de vida. Ha vivido por toda la eternidad en
sumisión mutua al Padre y al Hijo. Si el Espíritu Santo actúa en nuestra vida,
exhibiremos la misma actitud.
Pablo no estaba, por supuesto, instando a las mujeres a someterse a los
hombres mientras éstos quedaban absueltos, sin obligaciones, como habían
hecho otras culturas antiguas. Debido al fenómeno gramatical de la elipsis,16 el
verbo sujetar ni siquiera aparece en el versículo 22 del texto original. Dice, en
realidad: «...esposas [ ] a vuestros maridos...» Para llenar el espacio, el antiguo
lector de griego sabía acudir al término anterior de la frase para encontrar el
verbo someter. Sí, las esposas tenían que someterse a sus maridos, pero en el
contexto de la sumisión mutua del versículo 21. Sí; tenían que someterse a sus
maridos del mismo modo que éstos tenían que someterse a sus esposas, y
todos debían someterse unos a otros en el cuerpo de Cristo.
Dado que todos los judíos piadosos rezaban esta oración, la beraka, tan
pronto como se despertaban y antes de levantarse, éstas eran las primeras
palabras que oía su esposa, aún acostada a su lado. ¿Puede uno imaginárselo?
Estas crueles palabras eran lo primero que ella oiría todos los días de su vida
matrimonial. Cual si estuviera tumbada en la cama y escuchara a su marido
dar gracias a Dios por no ser ella. Y además, la conciencia desoladora se
adueñaría de su persona: un esclavo podía llegar a ser libre, los gentiles se
podían convertir, pero ella nunca podría dejar de ser mujer.
Hay varias versiones de esta oración registradas en la literatura rabínica.30
El hecho de que los hombres elevaran esta ferviente plegaria todas las
mañanas da una muestra de cuánto se habían desviado de la igualdad de los
sexos que Dios estableciera en Génesis. Estas palabras dan una clara muestra
del orgullo de corazón del judaísmo rabínico, en el que sólo unos pocos
varones judíos libres podían ser plenos partícipes del pueblo de Dios.
Otros escritos rabínicos respaldaban esta concepción. Los gentiles merecían
menos consideración que una bestia de carga: «Por lo que respecta al asno,
uno tiene obligación de dejarlo descansar; pero en cuanto a un gentil, no hay
obligación alguna».31 Los esclavos se equiparaban con los animales, pues de
ellos se decía que eran «gente como el asno».32 De manera semejante, la mujer
valía el dos por ciento de un hombre, pues según el Talmud «cien mujeres no
son mejores que dos hombres».33
Parece que Pablo escogió intencionadamente la triple oración matutina
tradicional (gentil/judío, esclavo/libre, varón/mujer) para declarar en Gálatas 3:28
que tales distinciones ya no existían. Él suplicaba apasionadamente a los
hombres que no abandonasen esta nueva libertad maravillosa. ¿Por qué iban a
querer echar a perder tan gran salvación y volverse a los legalismos humanos?
Pablo rogaba a sus oyentes: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo
nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud».34 Parte de
aquel yugo legalista consistía en clasificar a los demás según los propios
prejuicios. ¡Pero ya no más! En Cristo Jesús, declaró Pablo, todas estas
distinciones y categorías quedan sin efecto. Todos son uno. Gálatas 3:28 no
dice: «Dios amó a todos, pero permanezca cada uno en el lugar que le
corresponda»; dice que «ya no hay lugares, categorías, ni diferencias en
derechos y privilegios, códigos y valores».35
Si nos preocupa el mantenimiento de nuestra posición, si procuramos
preservar los privilegios de alguna jerarquía tal como nos enseñó nuestra
particular cultura, estaremos actuando de una manera no cristiana. Estas
actitudes son opuestas al mensaje del Evangelio. Los gentiles, los esclavos y
las mujeres no son inferiores, no son menos humanos, no son menos valiosos
para Dios.
Jesús vino a un mundo entenebrecido, opresor, en el que muros de división
separaban a las personas y cadenas milenarias ataban a muchos. Jesús derribó
los muros y rompió las cadenas. En Cristo ya no hay judíos ni gentiles,
esclavos ni libres, varón ni mujer. Todos son iguales a los pies de la cruz.
Jesús se hizo el menor de todos para redimirnos a todos y ninguno queda
excluido; ninguno queda al margen, mirando por la reja de un balcón o a
través de un velo. La muerte de Jesús retó todas las concepciones culturales
establecidas. Ya no quedan paredes en pie. No hemos de seguir siendo en
modo alguno prisioneros o perpetradores de discriminación. Jesús es nuestra
esperanza compartida. Su nacimiento humano nos recuerda un origen
compartido. Su muerte en la cruz sana para siempre nuestra tragedia
compartida. Su resurrección nos restaura un destino compartido. Hemos sido
llamados a sentarnos con Cristo en los lugares celestiales, a salir al mundo
llenos del Espíritu, y a dejar huella del Evangelio en todas nuestras relaciones,
porque cada uno de nosotros es valioso a los ojos de Dios.
11.
EL EVANGELIO LLEGA
A LA CIUDAD DEL
PECADO EN EL AÑO 50
Por David Hamilton
NADA RARO
Lo que pareció tan obvio a Juan Crisóstomo en el siglo IV, no está nada claro
para algunos maestros bíblicos actuales, que arguyen que, la palabra explicar—
ektitheim—, en Hechos 18:26, es completamente distinta a enseñar—didask—, en
1 Timoteo 2:12, donde Pablo parece prohibir a las mujeres que tengan el
mismo ministerio que tuvo Priscila. Pero, ¿qué es enseñar sino explicar la
verdad a alguien? La única razón para discutir las cuestiones semánticas es
comenzar con un prejuicio en contra de la enseñanza impartida por las
mujeres, y apoyar luego esa postura haciendo caso omiso de claros ejemplos
bíblicos que lo contradicen.
¡No! Lucas dijo claramente que Priscila, con la ayuda de su marido, enseñó a
Apolo los caminos de Dios. ¡Qué sorprendente es la naturalidad casi informal
con que Lucas alude a esta cuestión! Si Pablo realmente enseñó en contra del
ministerio de la mujer, ¿cómo explicaremos que este íntimo compañero y
colega diera cuenta de la contribución de Priscila de una manera tan práctica y
realista? Para Lucas no era nada raro el hecho de que Priscila enseñara.
Otro escritor expuso:
Recomendó a Febe
Pablo comenzó recomendando a Febe. La palabra griega traducida por
recomendar significa literalmente «estar junto con». Quería decir que él
permanecería con Febe y la respaldaría sin reservas. Dado el contexto de
Corinto, esta recomendación fue extremadamente importante.41
Los corintios estaban obsesionados con la posición social de las personas. Hoy
podríamos decir que tales personas «¡creen en sus propias notas de prensa!»
Pablo no quiso participar en sus juegos de orgullo. Reprendía a los que se
«recomendaban a sí mismos».42 Dijo: «Porque no es aprobado el que se alaba a
sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba».43 No buscaba para sí mismo cartas
de recomendación44 tan codiciadas por aquellos que aspiraban al liderazgo
espiritual en la iglesia. Lo cual da mucha más importancia a la recomendación
sincera que Pablo hizo para Febe. Dijo que los creyentes corintios debían
haberle recomendado a él y no lo hicieron.45 Quería asegurarse de que no le
sucediera esto a Febe. De modo que se identificó con ella, y le facilitó la
recomendación que merecía. En la iglesia de Corinto, tan sensible a la
posición, este gesto era un claro signo de reconocimiento a la autoridad
espiritual.
Doble honor
Es especialmente significativo que Pablo dijera que Febe era una
«sierva/diaconisa/ministra» de la iglesia de Cencrea. Este es el único pasaje del
Nuevo Testamento en que el sustantivo diakonos es modificado por el
complemento «de la iglesia». Pablo quería que sus lectores entendieran que
Febe no era sólo una sierva. Era una ministra del Evangelio que servía a la
iglesia de una manera pública y reconocida.
Después Pablo fue directamente al asunto. Dado que Febe era quien él
aseguraba que era, los romanos debían «recibirla». Aquí aparece la misma
palabra que Pablo usó en otra epístola. Cuando escribió a los filipenses, alabó
a Epafrodito, colaborador a quien tenía en alta estima, y les exhortó a que le
recibieran en el Señor por causa de su gran servicio.50
Curiosamente, Pablo ruega a los romanos que reciban a Febe «como es
digno de los santos», lo cual es semejante a su enseñanza de 1 Timoteo 5:17, en
donde dice que los ancianos que administran bien los asuntos de la iglesia son
dignos de doble honor, especialmente aquellos cuyo trabajo consiste en
predicar y enseñar. Esto da una idea de cuán firmemente Pablo recomendó a
Febe: Pedía a sus lectores que la recibieran con la misma actitud
universalmente debida a los líderes de la iglesia.
EL EXTREMO OPUESTO
Después de tratar tan radicalmente con los que usaban a la mujer, Pablo se
dirigió en 1 Corintios 7 a los que la evitaban. Los hombres suelen reaccionar
ante la inmoralidad indecente yéndose al otro extremo, abogando por el
celibato. En vez de recibir la sexualidad como un don de Dios en el
matrimonio, optan por creer que la conducta sexual en sí misma es perversa y
degradante.
Así pues, en Corinto, mientras algunos decían que «todo estaba permitido»,
otros respondían diciendo que «¡nada lo estaba!» No era suficiente huir de la
inmoralidad sexual; querían huir de toda sexualidad. Para ellos el pecado no
dependía de las elecciones del corazón; residía en la propia materia, en
particular en el cuerpo de la mujer. Por lo tanto, enseñaban que «era bueno
que el hombre no se casase».65 Tenían una concepción equivocada de la
creación en general y de las mujeres en particular. Aquellos cristianos
pensaban que podían acercarse más a Dios si se mantenían completamente
apartados de las mujeres.
La respuesta que dio Pablo en 1 Corintios 7 fue totalmente revolucionaria.
Presentó una imagen del matrimonio y de la soltería, en una forma asombrosa.
El sexo ya no sería causa de gran división. Pablo acabó con la doble moral y
trató con igualdad a los hombres y a las mujeres. A veces se dirigió primero a
aquellos; a veces primero a éstas; a veces a ambos a la vez. Trazó una simetría,
sin grietas de obligaciones y expectativas. Para observar cuán ecuánimemente
hizo esto, he distribuido sus instrucciones acerca del matrimonio en dos
columnas.
1 CORINTIOS 7
2a cada uno tenga su propia mujer, 2b y cada una tenga su propio marido
12...Si algún hermano tiene mujer que 13 Y si una mujer tiene marido que no
no sea creyente, y consiente en vivir sea creyente, y él consiente en vivir
con él, no la abandone. con ella, no lo abandone
16aPorque, ¿qué sabes tú, mujer, si 16b ¿O qué sabes tú, oh marido, si
harás salvo a tu marido? quizá harás salva a tu mujer?
32b ...El soltero tiene .cuidado de las 34bLa doncella tiene cuidado de las
cosas del Señor, de cómo agradar al cosas del Señor para ser santa así en
Señor33 pero el casado tiene cuidado cuerpo como en espíritu. Pero la
agradar a su mujer y sus intereses casada tiene cuidado de las cosas del
están divididos.34a mundo, de cómo agradar a su
marido.
La persona que ama al Señor desea obedecer su llamado. Los corazones de los
seguidores de Jesús (sean hombres o mujeres) se estimulan con el deseo de
utilizar los dones y talentos que Él les ha concedido para extender el reino de
Dios y ver la Gran Comisión cumplida. Sin embargo, tres declaraciones de
Pablo suponen un problema para las mujeres que están comprometidas a
obedecer la palabra de Dios y se sienten llamadas a un ministerio público.
1. «El varón es cabeza de la mujer».1
2. «Vuestras mujeres callen en las congregaciones».2
3. «No permito a la mujer enseñar».3
¿Cómo puede una mujer leer estos pasajes y ser fiel tanto a la palabra de
Dios como a los dones y llamamiento que ha recibido de Él?
Examinaremos de frente estos pasajes en los próximos capítulos y
responderemos a las controversias que han suscitado. Muchos leen pasajes
como 1 Corintios 11, y dudan de su mensaje. Les parece que Pablo contradice
la igualdad de sexos que ha venido promoviendo. ¿Qué le sucedió al que
vimos, no hace mucho, subvirtiendo sociedades patriarcales? ¿Está
retrocediendo, o retractándose, o suavizando sus declaraciones previas? ¿Se
está Pablo contradiciendo a sí mismo? ¿Se contradice la Biblia?
VEAMOS EL CONTEXTO
Para discernir el verdadero significado de un versículo difícil es preciso
examinarlo en su contexto. Volvamos atrás, pues, y echemos un
vistazo a un marco más amplio de esta sección de 1 Corintios. A partir de 1
Corintios 11:2, Pablo trató asuntos urgentes de la vida corporativa de la iglesia
de Corinto. En los cuatro capítulos siguientes, trató:
—1 Corintios 11:2-16 cuestiones de género en el ministerio público
—1 Corintios 11:17-34 instrucciones relativas a la Cena del Señor
—1 Corintios 12:1-11 la diversidad de los dones de Dios
—1 Corintios 12:31b-13:13 unidad en el cuerpo de Cristo
—1 Corintios 12:31b-13:13 el amor como motivación para el ministerio
—1 Corintios 14:1-25 dones de profecía y de lenguas
—1 Corintios 11:17-34 cómo, debe celebrarse el culto corporativo
16
Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros
no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
¿QUÉ QUISO PABLO DECIR POR «CABEZA»?
Léanse detenidamente las palabras de Pablo: «Pero quiero que sepáis que
Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de una mujer, y Dios
la cabeza de Cristo».6 ¿Contradecía Pablo la igualdad que ya había
promovido? Depende en gran parte de la interpretación que demos a la
palabra «cabeza.»
¿Qué viene a su mente al oír la palabra «cabeza»? Probablemente algo
parecido a jefe, líder, autoridad, dirigente, amo, el importante o gran jefe. ¿No
es así? Para ser honesto, no importa lo que usted o yo podamos pensar.
Importa lo que los primeros lectores de Pablo pensaban. ¿Qué imagen evocaba
la palabra «cabeza» en la mente de los corintios del primer siglo?
Cabeza en griego es kephale. Como su equivalente castellano, se emplea para
designar la parte superior del cuerpo que se sienta sobre los hombros, y tiene
otros sentidos metafóricos. Los expertos en lengua griega libran un auténtico
combate para defender su postura respecto a sus posibles significados.
Algunos creen que podría significar «autoridad sobre», cómo cuando decimos
en castellano «cabeza de una sección, un departamento, o una familia». Otros
piensan que este vocablo griego designaba principalmente la idea de «fuente»
u «origen» como en castellano cuando se habla de la cabecera de un río.7 Por una
parte, Liddell y Scott mencionan cuarenta y ocho acepciones de la palabra
kephale en su diccionario de lengua inglesa, y ninguna de ellas significa «líder»,
«autoridad», «primero» o «supremo».8 Por otro lado, el lexicón de Bauer
presenta entre otras acepciones la de «rango superior».9 ¿Cómo pueden los
expertos discrepar respecto al significado de una palabra?
Claves Antiguas
¿En dónde quedamos? ¿Podemos descubrir qué significaba la palabra
kephale para Pablo cuando dijo que el hombre era la kephale de una mujer?
Contamos con varias fuentes que nos pueden servir de ayuda. En primer lugar
es preciso examinar la antigua versión griega de las Escrituras hebreas. Esta
traducción, llamada Septuaginta fue probablemente la que usó Pablo para
ministrar a gentes de habla griega. Esto se complica un poco, pero merece la
pena dedicar tiempo a buscar cautelosamente las claves para resolver este
rompecabezas.
Cabeza en hebreo es ro’sh. Lo mismo que en nuestra lengua, la palabra ro’sh
puede designar una parte del cuerpo, o puede significar «líder» o «dirigente».
En el Antiguo Testamento, cuando ro’sh significa cabeza física, los traductores
de la Septuaginta emplean kephale (palabra que usó Pablo en 1 Corintios 11:3).
Esto ocurre en 226 de 239 ocasiones, es decir, un 95 por ciento de las veces. Sin
embargo, cuando ro’sh significa claramente «dirigente» o «líder», emplean otra
palabra en 171 de 180 ocasiones. Sólo emplearon kephale para «líder» o «diri-
gente» el 5 por ciento de las veces.10
En resumidas cuentas, es posible que Pablo usara kephale en 1 Corintios 11:3
para significar que el hombre debe ser «líder» o «gobernante» de la mujer,
pero este sería un uso poco frecuente de la palabra, tal como lo evidencia la
Septuaginta. Por otra parte, hay numerosísimas ocasiones en la literatura
antigua, en donde «kephale» significa «fuente» u «origen». Esto proviene de la
antigua noción de que el semen, la fuente de la vida, se producía en el cerebro
del varón, localizado, por supuesto, en la «cabeza.». Aristóteles lo creyó así, e
influenció a las generaciones que le sucedieron.11 Por tanto la cabeza
representaba para ellos la fuente de la vida. Debido a ello, los romanos decían,
refiriéndose a las relaciones sexuales, que «menguaban la cabeza».12
Asimismo, la palabra kephale se usaba también para designar el nacimiento
de un río. Por eso los griegos y los romanos solían esculpir una cabeza con
barba (de hombre o de toro) en las fuentes o nacimientos de los ríos. Este
significado pasó luego al latín, y más tarde al castellano, de manera que aún
designamos la fuente de un río con la expresión aguas de cabecera.
Distorsión de la Trinidad
Aunque significara otra cosa la frase «la cabeza de Cristo es Dios» no puede
significar que haya desigualdad entre el Hijo y el Padre. Jesucristo es «Dios el
mismísimo Dios», completamente igual al Padre en todos los aspectos. No hay
jerarquía dentro de la Trinidad. Por eso Atanasio, padre de la iglesia en el
siglo IV, dijo, concerniente a 1 Corintios 11:3 que «cabeza» debe ser entendida
como ‗fuente‘ y no como ‗jefe‘ para no llegar a un entendimiento falso de la
Trinidad».35
No es posible dar a kephale el sentido de «autoridad/líder» sin reflejar una
imagen distorsionada de la Trinidad. Tampoco se puede dividir el paralelismo
de la construcción de Pablo para afirmar que la palabra significara antes una
cosa y otra completamente distinta al referirse al hombre y a la mujer, en la
misma oración. Pero si se recurre a «fuente/origen» para interpretar kephale, 1
Corintios 11:3 es una afirmación directa de la encarnación de Cristo. El amor
abnegado de la Trinidad resulta aún más claro. Fue un amor abnegado lo que
movió al Padre a permitir que su Hijo querido abandonara el cielo, naciera en
la tierra y entregara su vida para redimirnos.
Recordemos cómo usó Pablo el intercambio A-B-A-B. Ya hemos examinado
la primera «A»: una actitud correcta (versículo 3). Pablo era un pensador
complejo. Al recuperar el tema en los versículos 8-12, esperaba de sus lectores
que se hubieran aferrado a lo dicho en el versículo 3. Así pues, para facilitar su
hilo de pensamiento, vamos a dar un salto hasta la segunda sección «A», para
tratar otros conceptos suyos acerca de una actitud correcta.
LA RENUNCIA Y EL DESAFÍO
Los derechos no son para aferrarnos a ellos. Debemos estar siempre
dispuestos a cederlos, cuando sea necesario para extender el reino de Dios o
proteger a un miembro más débil del cuerpo de Cristo. El principio más
importante que Pablo presentó en 1 Corintios (la igualdad de derechos entre
hombres y mujeres, y el abandono de los derechos personales cuando sea
necesario) se puede aplicar a cualquier situación de ministerio en que nos
encontremos.
Usted podría ministrar en una cultura completamente distinta a la de
Corinto del primer siglo. Si estuviera en Samoa, en vez de preocuparse de
cubrir o descubrir su cabeza, tendría que sentarse de inmediato cuando una
persona mayor entra en la habitación en que usted se encuentra. Si tuviera que
desplazarse a la India o al mundo árabe, aplicaría los principios de Pablo y
evitaría tocar a alguien con la mano izquierda.
Posibilidad 1
En 1 Corintios 4:9 y 13:1, se menciona a los ángeles junto con anthropos,
palabra que abarca a todos los seres humanos. Parece que en ambos versículos
Pablo incluye la totalidad de los seres morales de la creación de Dios,
diferenciando a los seres humanos, con su distinción de sexo, de los ángeles,
que, al parecer, no lo tienen.
Esto trae a la memoria la enseñanza de Jesús. El Maestro comparó a los
hombres con los ángeles cuando fue preguntado por los saduceos. Enseñó que
después de la resurrección, no nos casaremos porque seremos «como los
ángeles de Dios en el cielo».46 Ya no tendremos género, o bien, éste será
irrelevante. Tal vez Pablo tuvo presente la enseñanza de Jesús cuando escribió
estas curiosas palabras en 1 Corintios 11:10 para recordar a estos creyentes que
las distinciones de género no serían importantes en la eternidad. Por lo cual,
no debemos provocar aquí un gran revuelo tocante a esta cuestión.
Posibilidad 2
El otro pasaje en que Pablo habla de los ángeles es 1 Corintios 6:3, donde
dice: «¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de
esta vida?» Tal vez fue esto lo que Pablo tuvo en mente en 1 Corintios 11:10,
ya que tres versículos después les encarga a los corintios: «Juzgad vosotros
mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?»47 Tal vez
Pablo sólo quiso decir: «algún día juzgaréis a los ángeles. ¡Seguro que podéis
decidir responsablemente qué llevar sobre la cabeza!»48
AUTORIDAD, NO INDEPENDENCIA
Aunque Pablo dijera en el versículo 10 que las mujeres tenían exousia
(derecho, autoridad, libertad, capacidad de tomar decisiones) sobre su cabeza,
continuó, en el versículo 11, recordando, tanto a los hombres como a las
mujeres, que para ellos, todos los derechos y la autoridad recibidos de Dios
debían ser ejercidos en colaboración, no en independencia autónomamente:
«Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón».49
Recuerde que Pablo escribió esto en un contexto que trata del culto público.
Sus palabras se oponían a la práctica pagana de excluir a las mujeres del culto
y a la costumbre de las sinagogas de relegarlas a una cámara lateral, o balcón,
para que observaran en silencio una celebración oficiada por hombres.50 La
exclusión basada en el género no debía volver a oírse entre los redimidos de
Cristo. Ninguno de los géneros podía funcionar correctamente sin el otro. El
ministerio tenía que ser compartido.
El rabino Akiba escribió una idea paralela en el Génesis Rabba, un texto
judío de principios del siglo segundo. «Ni el hombre sin la mujer, ni la mujer
sin el hombre, y ni el uno o la otra sin el Shekinah»,51 es decir, la gloriosa
presencia de Dios. Cuando los hombres y las mujeres ministran de manera
conjunta y en mutua dependencia como colegas, se manifiesta la gloria
Shekinah de Dios.
Otra cosa digna de notar es que en el versículo 11, cuando Pablo dice «en el
Señor», no estaba limitando la igualdad entre los sexos a la iglesia o el culto.
La idea de separar lo sagrado de lo secular no es bíblica. Todo lo que hacemos
a lo largo de la semana, ya sea en el hogar o en el puesto de trabajo, así como
en los lugares de culto es «en el Señor».
Tampoco limitaba Pablo esta nueva igualdad de las mujeres a los cristianos.
Los creyentes eran simplemente los primeros que debían vivirlo. La libertad,
después de siglos de opresión, debía comenzar con la casa de Dios, y luego
permear la sociedad. Jesús inauguró y Pablo promovió todo un nuevo orden
de igualdad en el mundo, desconocido desde Génesis 3, con el propósito de
restaurar el plan original de Dios (el compañerismo), para el que fueron
creados el hombre y la mujer.
El cambio ha comenzado. No el cambio de una revolución violenta, o de
airadas manifestaciones de amargura entre los sexos. Dios no utiliza bombas
para entronizar Su reino y generar un cambio. De modo que estos principios
tocantes al compañerismo compartido entre los dos sexos, fueron diseñados
para ir más allá de los temas de la oración y la profecía, más allá de qué llevar
o no llevar sobre la cabeza.
Para concluir, Pablo volvió una vez más a la creación de los seres humanos
y repitió cómo debemos depender unos de los otros: «Porque así como la
mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo
procede de Dios».52 Dado que tenemos orígenes interdependientes, no
debemos disputar, como hicieron los corintios, sobre quién es más importante.
Todo lo que tenemos es un regalo de Dios.53 Los hombres y las mujeres fueron
creados por un mismo Dios, sabio y amoroso, para ministrar juntamente. No
debemos mordernos, ni despreciarnos, ni sentirnos superiores o excluirnos
unos a los otros. No hay lugar para esto en la familia de Dios, según Pablo. En
el Señor, la guerra de los sexos se terminó.
13.
LA ORACIÓN Y LA
PROFECÍA
(Segunda parte de 1 Corintios 11:2 – 16)
Una vez qué hemos reflexionado sobre lo que Pablo escribió acerca de la
actitud correcta, veamos lo que dijo acerca del atuendo adecuado (las partes
«B» del intercambio A-B-A-B). Estos versículos no sólo hacen referencia a
estilos de peinado y atavíos, sino que contienen algunas de las más claras
afirmaciones que apoyan el ministerio público de las mujeres. Veremos que
Pablo esperaba que los hombres y las mujeres colaboraran en el ministerio de
la iglesia.
En estos versículos habla Pablo del atuendo adecuado de los que ministran
en público. Algunos cristianos han interpretado estos versículos en el sentido
de mandamientos absolutos para todo tiempo y todo lugar, y han predicado
contra los jóvenes que se dejan el pelo largo o exigido que las mujeres no se
corten el suyo. Otros se han limitado a que las mujeres lleven velo o se cubran
la cabeza en la iglesia.
Antes de examinar lo que las modas de peinado significaban en el Corinto
del primer siglo, prestemos atención a un detalle que resulta obvio en este
pasaje. Pablo explicó al hombre y a la mujer lo que debían o no ponerse,
mientras ministraban en público, porque esperaba de ambos que ministrasen
públicamente.
ORACIÓN Y PROFECÍA
Pablo lo resumió diciendo: «Si alguno quiere ser contencioso, nosotros no
tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios».25 ¿A qué se refería Pablo
cuando dijo: «no tenemos tal costumbre»? ¿A mujeres que llevaban el pelo
largo o se cubrían la cabeza en la iglesia? Esto parece bastante improbable, ya
que les había dicho que juzgaran ellos mismos qué debían ponerse para el
ministerio.
Se refería a la práctica de hombres y mujeres de orar y profetizar en público,
de ser compañeros en Cristo, en el ministerio. Él defendía esta costumbre,
concedía a las mujeres derechos que la cultura corintia les había denegado. Las
iglesias de Dios apoyaban la costumbre de que los hombres y las mujeres
compartieran el ministerio de la iglesia como iguales delante de Dios y, no
obstante, en completa dependencia unos de otros. Esta es la costumbre que
hemos de abrazar sin contención, pues el Evangelio de Jesucristo llama a
hombres y mujeres a ministrar conjuntamente.
14.
¿DEBEN LAS MUJERES
GUARDAR SILENCIO?
(Primera parte de 1 Corintios 14:26 – 40)
Particularización
La particularización es una forma corriente de la comunicación. Con ella se
hace una declaración general y después se procede a ilustrarla con varios
ejemplos particulares.
En este pasaje Pablo empleó la particularización y le dio un giro especial al
repetir el principio general, o idea principal, tres veces: al comienzo (14:26), en
medio (14:33) y al final del pasaje (14:40).
Su idea principal fue que, dado que Dios es un Dios de orden, todos debían
participar en el culto cristiano de manera ordenada y edificante. Pablo
procedió luego a ilustrar este principio dando ejemplos del aspecto que debía
ofrecer un culto ordenado.
Escogió los ejemplos de los que hablan en lenguas, los que profetizan y las
mujeres en la iglesia. Estos se encuentran en los versículos 27-32 y 34-39, y
muestran cómo debe aplicarse la idea principal de Pablo.
Quiasmo
Para hacerlo aún más interesante, Pablo incluyó esta particularización
dentro de un «quiasmo». ¡Vaya vocablo! ¿Qué será un quiasmo? Es una
estructura del pensamiento en la que el autor propone un punto, y después
otro, o varios más: idea A, idea B, idea C, idea D. Luego retrocede y examina
los puntos en orden inverso: idea D, idea C, idea B, idea A.
El autor puede abarcar pocos o muchos puntos en el quiasmo. Pero en todos
ellos, la segunda parte es una imagen reflejada de la primera.
Otra forma de mirar esta clase de escritura es compararla con un arco, en el
que la pieza central constituye la piedra angular del argumento, según la
siguiente figura:
A Pablo le gustaba recurrir al quiasmo. También lo usaron muchos autores
antiguos griegos, romanos y judíos. Ciertamente, el Creador ha llenado el
mundo de estructuras similares al quiasmo. Por ejemplo, el cuerpo humano es
un quiasmo. Al extender las manos se produce un quiasmo:
La idea fundamental ocupa el centro del quiasmo. Si nos cortan los dedos,
sufriremos una pérdida dolorosa, aunque sobreviviremos. Pero si nos cortan
el cuello, moriremos.
LA ESTRUCTURA Y EL TEXTO
Examinemos el pasaje de 1 Corintios 14:26-40, cuyo diagrama aparece en la
página siguiente, y veamos cómo Pablo entretejía la caracterización y el
quiasmo para corregir a la iglesia de Corinto. Note también que colocó en el
centro lo que dijo de las mujeres, dando a entender que ellas eran la idea más
importante del pasaje.
1 CORINTIOS 14:26-406
34Vuestras mujeres callen en las congregaciones; "Porque es indecoroso que una mujer hable
porque no les es permitido hablar, sino que estén en la congregación. 36¡Tonterías! ¿Acaso ha
sujetas, como también la ley lo dice.35 Y si quieren salido de vosotros la palabra de Dios? O
aprender algo, pregunten en casa a sus maridos. ¿Qué? ¿Sólo a vosotros ha llegado?37 Sí
alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son los
mandamientos del Señor.38 Mas el que
29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y ignora, ignore.
los demás juzguen.30 Y si algo le fuere
revelado a otro que estuviere sentado, calle el
primero.31 Porque podéis profetizar todos uno
por uno para que todos aprendan, y todos 39Así que, hermanos, procurad
sean exhortados. 32 Y los espíritus de los profetizar
profetas están sujetos a los profetas.
Y no impidáis el
27 Si habla alguno en lengua hablar en lenguas
33 Pues Dios no
extraña, sea esto por dos, es Dios de
o a lo más tres, y por confusión, sino
turno; y uno interprete. de paz, como
28 Y si no hay en todas las
40Pero hágase todo
iglesias de los
intérprete, calle en santos. decentemente y
la iglesia, y hable con orden.
para sí mismo y 26 ¿Qué hay, pues,
La primera palabra que dedicó Pablo a las mujeres en este pasaje fue
correctiva: «Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es
permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la Ley lo dice. Y si
quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos».1
Con el transcurso del tiempo, el mandato de Pablo a las mujeres de guardar
silencio ha sido foco de mucho debate. Sin embargo, muchos disimulan el
hecho de que éste no era un mandato aislado. Pablo ya había dado el mandato
de guardar silencio dos veces en este mismo pasaje. Había exhortado a
guardar silencio a varios individuos y grupos que estaban interrumpiendo el
culto religioso. Cada uno de los tres mandatos fue dado para que el culto de
los corintios reflejara el carácter de un «Dios de paz» y resultara en la
edificación de todos los presentes.
Pablo repitió una y otra vez el mensaje de guardar silencio usando en cada
ocasión la misma palabra en griego. Aunque la multiforme traducción de la
NVI echa a perder el impacto de la repetición intencionada, La Reina Valera
(60) refleja la simetría de la repetición paulina, ayudándonos a ver la
continuidad de pensamiento que Pablo tuvo en los versículos 28, 30 y 34:
¿SUMISIÓN A QUIÉN?
Después Pablo mandó a las mujeres que se «sujetaran»,16 pero no especificó
a quién o a qué. La omisión sorprende bastante, pues de treinta y ocho
ocasiones en que aparece el verbo someterse en el Nuevo Testamento, esta es la
única en que el objeto a quien deben someterse no está claramente
especificado.17 ¡La única ocasión!
Por supuesto, algunos querrán llegar al siguiente versículo, en el que se
menciona a los maridos, y asumir que el apóstol quiso decir que las mujeres
debían someterse a ellos. Pero, ¡un momento! La relación entre marido y
esposa no se menciona en el pasaje hasta llegar a este punto. Recuerde que
esta es la conclusión de una sección que consta de siete partes acerca del culto
público en la iglesia.18 De los maridos se hablará en el siguiente versículo, pero
hasta aquí, no se ha tratado el tema del matrimonio. El del ministerio sí.
Quizás Pablo tenía otra cosa en mente. Escudriñemos los anteriores
versículos para buscar el antecedente (el sustantivo al que Pablo ligó el verbo
sujetarse). Es decir, ¿a quién o a qué debían esas mujeres sujetarse? Parece que
destacan tres buenas posibilidades: 1) las iglesias 2) Dios, y 3) ellas mismas.
Consideremos cada una de ellas.
Poco antes Pablo había mandado a las mujeres que callaran, pero no porque
hablar fuera considerado algo indecoroso. La razón era porque su hablar estaba
contribuyendo a generar desorden en la iglesia e impidiendo que la gente
fuera edificada. Pablo no convirtió a las mujeres en tabú. Estaba corrigiendo el
caos.
Los que criticaban la participación de la mujer en la iglesia de Corinto
habían errado por completo el punto de vista de Pablo. Se estaban aferrando a
viejos conceptos de la cultura griega, romana y judía, no a la mente de Cristo.
¡Cuán fielmente esta declaración de Pablo, refleja el pensamiento viciado de
los antiguos! :
—Los griegos dijeron: «Las mujeres obedecen en silencio».33
—Aristóteles repitió el famoso dicho de Sófocles: «El silencio da gracia a
la mujer».34
Esta actitud continuó vigente en la época romana:
—Plutarco afirmó que el papel apropiado de la mujer era «permanecer
en casa y guardar silencio»39
—Cierto dramaturgo romano dijo que «las mujeres casadas tenían que
mirar y reír en silencio, controlar el tintineo de su voz y ceñir el
parloteo a sus casas»36 Y, «Una mujer vale siempre más cuando es
vista que cuando es oída».37
Este sentir fue imitado por los rabinos judíos, quienes dijeron acerca de la
mujer:
—«Tu silencio es más bello que tu hablar».38
—«Una mujer callada es un regalo del Señor».39
—«La voz de una mujer es una provocación sexual»,40 por lo tanto, «es
indecente escuchar la voz de una mujer».41
¿A qué viene el alboroto acerca del oro, las perlas y las trenzas?
Estas palabras de Pablo parecen extrañas, incluso legalistas. ¿Había
quedado el gran apóstol de la libertad atrapado en tabúes insignificantes?
¿Qué hay de malo en las trenzas, el oro y las perlas?
Tal como Pablo amonestó a los hombres para que vivieran guiados por
normas distintas, aquí advierte a las mujeres para que evitaran distraer su
testimonio. Ya hemos visto que Éfeso era una ciudad sensual e inmoral. Más
aún, en tiempos del Nuevo Testamento la ostentación en el vestido era
considerada señal de promiscuidad.22 Cierto autor antiguo dijo: «La esposa
que gusta de los adornos no es fiel».23 No sólo eso, los romanos estimaban las
perlas más que cualquier otra joya.24 La exhibición de perlas se consideraba el
más ostentoso alarde de vanidad.25 Pablo deseaba que las mujeres cristianas se
concentraran en las virtudes internas y vivieran de forma «como corresponde
a las mujeres que profesan la piedad».26
La palabra profesan es clave en este pasaje. En el original, transmite un
sentido de proclamación, profesión y pericia.27 Es uno de ocho verbos griegos
que hay en el Nuevo Testamento formados con el prefijo de la palabra
traducida por mensajero. Todos estos verbos tienen que ver con la
comunicación. Pablo usó siete de estos ocho verbos en sus epístolas:28
—contar29
—anunciar30
—publicar31
—profesar32
—evangelizar33
—proclamar34
—declarar35
Como se ve, el verbo profesar y sus parientes lingüísticos están ligados al
mismo corazón y alma del ministerio cristiano. No se puede profesar algo en
silencio, ni tampoco en privado. Cuando Pablo dijo que las mujeres de la
iglesia debían vestirse apropiadamente porque profesaban piedad, quería dar
a entender que estaban involucradas en el ministerio público, en la
comunicación del Evangelio a otros.
Cierta mujer
¿Por qué saltó Pablo dramáticamente del plural al singular y volvió al
plural? Sugiero que tenía en mente cierta mujer efesia cuando escribió estas
líneas a Timoteo. El contexto sugiere que ella era una promotora de las falsas
enseñanzas que asediaban a la iglesia de Éfeso. Tal vez era una de las
cabecillas del grupo herético. Aparte del cambio gramatical al singular, hay
otras claves que apuntan firmemente en ese sentido.
Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por
gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen
sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros
quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos».34
ACERCA DE EVA
Ya hemos visto que Pablo comparó a esta mujer con Eva, pues las dos
fueron engañadas. Pero sí tenemos un par de cosas adicionales que considerar
en 1 Timoteo 2:13-14. «Porque Adán fue formado primero, después Eva; y
Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
trasgresión». Estas palabras pueden indicar una de dos cosas:
—Por una parte, Pablo pudo haber refutado el contenido de la falsa
enseñanza. Hay indicios de que los falsos maestros estaban,
distorsionando la verdad acerca de cómo Dios había creado el mundo.35
Quizás los devotos de la diosa Artemisa negaban el relato bíblico de la
Creación, alegando que la mujer era la cabeza o fuente del hombre.36
— Por otra parte, Pablo pudo haberse referido simplemente a la manera
en que Eva fue engañada. Si analizamos el orden de acontecimientos en
el Jardín, Dios creó al hombre y le dijo que no comiera del árbol de la
ciencia.37 Sólo después creó Dios a la mujer.38 Así pues, cuando la
serpiente preguntó a Eva: «¿Conque Dios os ha dicho...?»39 Eva tuvo que
apoyarse en la información de segunda mano que Adán le había
condado.
Eva no fue engañada por causa de una debilidad innata en la mujer. Dios
dijo que todo lo que había creado «era bueno en gran manera», y esto incluía a
la primera mujer. Claro que no. Si Eva fue engañada, ello fue porque Adán no
la enseñó bien. Si hubiera hecho una buena labor cómo maestro, Eva habría
sabido exactamente lo que Dios dijo y no dijo a Adán. El hecho mismo de que
éste «permaneciera a su lado, en silencio, durante el triste episodio»40 hace
recaer directamente la culpa sobre sus hombros por no haber transmitido
fielmente la palabra de Dios. No es de extrañar que Dios se dirigiera primero a
Adán, cuando su trasgresión quedó al descubierto.41
Cualquier punto de vista que se adopte, apunta a la necesidad de una buena
enseñanza. La buena enseñanza responde a la distorsión de la herejía. La
historia de Adán y Eva demuestra cuán importante es enseñar fielmente a
otros para que no caigan en el engaño. Por eso, el único mandato que Pablo
emplea en este capítulo es que la mujer debe aprender.
DE NUEVO AL PLURAL
Pablo extendió después su preocupación pastoral a todas las mujeres. A
mitad de la oración gramatical volvió al plural asegurando que todas las
mujeres necesitaban a Jesús. Obtendrían la salvación «permaneciendo en fe,
amor y santificación, con modestia».46 Así se completaba su pequeño quiasmo.
Aunque anhelaba que cierta mujer fuera salva, no ansiaba menos que todas las
demás lo fueran. ¡Qué conclusión más adecuada para un pasaje que comenzó
declarando que Dios desea que todas las personas sean salvas mediante la
persona de su Hijo Jesús.
Estas cuatro características espirituales: fe, amor, santificación y modestia,
son asombrosamente similares a las cuatro que Pablo dispuso al principio de
su carta a Timoteo: «El propósito de este mandamiento es el amor nacido de
corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida».47 ¿Por qué es esto
importante? Porque suponía una ruptura radical con todo lo que antes se les
había enseñado a esas gentes. Tanto los judíos como los gentiles definían la
virtud de las mujeres conforme a una norma completamente distinta. Pero no
Pablo. Él esperaba la misma respuesta al Evangelio, la misma norma moral
para mujeres y hombres. Él desarrolló lo que Jesús ya había demostrado. La
doble moral antigua de la ley y la conducta había muerto. La participación en
la familia de Dios se ofrecía ahora por igual a los hombres y a las mujeres. El
servicio a Dios ya no era una esfera privada del varón, sino una empresa
compartida.
18.
MUJERES LÍDERES
TAMBIÉN
(1 Timoteo 3:1 – 13)
En los últimos capítulos hemos visto que Pablo no estaba en contra de que las
mujeres predicaran, enseñaran o lideraran en la iglesia. Es más, abrió la puerta
de par en par al ministerio público de las mujeres. Volveremos a ver esto al
examinar su enseñanza acerca de las cualidades del líder.
Volvamos al diagrama «Vista Global de 1 Timoteo». El pasaje que vamos a
ver forma parte del mensaje central de Pablo a Timoteo. El apóstol estuvo
hablando de una mujer líder, impía, y luego pasó a tratar lo que significaba ser
un líder piadoso (hombre o mujer). Dijo: «Si alguno anhela obispado, [él o ella]
buena obra desea».1 No nos sumergiremos en 1 Timoteo 3:1-13 a la misma
profundidad que en 1 Timoteo 2:1-15, pero veremos con presteza varias cosas
importantes.
En primer lugar, note que Pablo utiliza una vez más la palabra alguno para
referirse a los que deseaban ser líderes. Hemos añadido «él o ella» entre
paréntesis para ser fieles a la gramática utilizada por Pablo.2
En segundo lugar, fíjese en la estructura del pasaje de 1 Timoteo 3:1-13. Es
idéntica a la del que acabamos de estudiar. Ambas comienzan con un
principio general, luego ofrecen dos ejemplos particulares del mismo, y dentro
del segundo, un pequeño quiasmo.
El principio general de 1 Timoteo 2:1-15 es que Dios quiere que todos oren y
vivan quieta y reposadamente. El primer ejemplo mostraba cómo debían
conducirse los hombres. El segundo, cómo debían conducirse las mujeres. El
pequeño quiasmo del segundo ejemplo era plural-singular-plural: todas las
mujeres, una mujer, todas las mujeres.
En el siguiente pasaje, 1 Timoteo 3:1-13, Pablo estableció el principio general
de que cualquiera que deseara ser líder anhelaba algo bueno. El primer tipo de
líder era el del supervisor, u obispo (versículos 2-7). El segundo tipo, el del
diácono (versículos 8-13). Y dentro del segundo ejemplo, Pablo ofreció un
pequeño quiasmo: varón, mujer, varón. Observe cómo estos pasajes son
estructuras simétricas, cual si se reflejaran en un espejo.
¿DIACONISAS O ESPOSAS?
La palabra griega gune4 que Pablo emplea aquí se puede traducir por
«mujeres» o «esposas», lo mismo que aner se puede traducir por «varones» o
«maridos». La palabra «mujer» en el castellano es muy similar, ya que tiene
varias acepciones al igual que la palabra gune. El contexto determina si
«mujer» significa alguien del sexo femenino o una esposa. Es lo mismo con
gune en el griego. Es preciso estudiar el contexto para saber cuál de los dos
significados encaja mejor. La Reina Valera (60) hace una buena traducción del
original en este pasaje, reflejando literalmente el griego: «Las mujeres
asimismo...» En el caso de este versículo. La Nueva Versión Internacional NVI
aporta una traducción muy pobre: «Asimismo, las esposas de los diáconos: una
frase inexistente en el original. De este modo, los traductores de la NVI
inclinaron el texto a los ojos del lector, dando cabida sólo a una posibilidad.
Esta elección de palabras revela un prejuicio contra las mujeres líderes de la
iglesia que no se desprende de las palabras de Pablo. El griego dice
literalmente: «Asimismo/del mismo modo, las mujeres/esposas sean dignas
de respeto, no calumniadoras sino sobrias, fieles en todo».
¿Qué quiso decir entonces Pablo? ¿Esposas o mujeres? Fijémonos en lo que
estaba diciendo. ¿Hablaba del matrimonio o del liderazgo? ¿Cómo se
relacionan las mujeres en la Epístola 1 de Timoteo 3:11, con los hombres de
3:8-10? ¿Son estas mujeres sus esposas o sus colegas en el ministerio?
Compare de nuevo la estructura literaria de 1 Timoteo 2:1-15 con la de 1
Timoteo 3:1-13. Note que la estructura de 3:11 es paralela a la de 2:11-15a.
Cada una forma el núcleo de su mini-quiasmo respectivo. Es como si Pablo
presentara una descripción de la función de las mujeres piadosas en la iglesia
cómo antídoto definitivo al carácter de una líder impía. Pablo no reaccionó
contra todas las mujeres por causa de los errores de una. Corrigió a una
persona y al mismo tiempo allanó el camino para que muchas mujeres fueran
líderes. Las virtudes que Pablo presenta en 1 Timoteo 3:11 evitarán otra
tragedia como la que trató de resolver previamente en 1 Timoteo: el que
líderes sin escrúpulos, hombres o mujeres, enseñaran falsas doctrinas.
La restauración definitiva de tan lamentable situación (la mujer anónima de
1 Timoteo 2:11-15a) no consistía en prohibir a todas las mujeres el ejercicio del
ministerio público. Más bien, en 1 Timoteo 3:11, Pablo establece las cualidades
necesarias para que se levanten mujeres piadosas para ejercer tal ministerio.
Esto es exactamente lo mismo que hizo Pablo para confrontar la perniciosa
influencia de los hombres que estaban promoviendo herejías: Himeneo y
Alejandro.5 Por el hecho de que estos hombres abusaran de sus dones de
enseñanza, Pablo no excluyó a todos los varones de la función del liderazgo.
En modo alguno. Para prevenir nuevos problemas, puso también por escrito
directrices para líderes varones.6 Vemos, pues, que Pablo trató imparcialmente
a hombres y mujeres, corrigió a aquellos que incurrieron en herejía [ambos
géneros], e instruyó a unos y a otras para que caminaran por la senda del
liderazgo espiritual, para no «caer en descrédito y en lazo del diablo».7
¿Son las mujeres del versículo 11 diaconisas o esposas de diáconos? La
estructura de la epístola y el contenido del mensaje de Pablo sugieren que éste
se propuso firmemente que las mujeres sirvieran en el liderazgo de la iglesia.
Después de todo, ¿no había comenzado el ministerio en esa ciudad con
Priscila y su marido? En ninguno de sus escritos retiene Pablo las
responsabilidades del liderazgo de mujeres piadosas. Al contrario, sabemos,
por los comentarios que hizo respecto a Febe, en Romanos 16:1-2, que la tenía
por una compañera sierva del Señor, la afirmó en su cargo de diaconisa y la
recomendó como líder ejemplar de la iglesia.
Pablo no nos deja un mensaje de agria división entre los hombres y las
mujeres. No existen distintas formas de ser salvos, ni diferentes patrones para
ejercer el ministerio. Al contrario, ante la cruz, el terreno de juego quedó
allanado. Para llevar a cabo el sueño eterno de Dios (el acercarnos a todos para
ofrecerles la oportunidad de reconciliarse con Dios) todos nosotros hemos de
orar, profesar nuestra fe y vivir quieta y reposadamente. Todos nosotros
hemos de seguir la guía de Dios y aceptar el ministerio que Él escoja. Esto es
válido tanto para los hombres como también para las mujeres.
EPÍLOGO
Por David Hamilton
¡Qué terrible es decir esto acerca de la mitad de los seres que Dios creó a su
imagen! Sin embargo, esta actitud perduró a lo largo de la Edad Media y llegó
aún más lejos. A veces, influyentes hombres de la iglesia volvieron a beber en
los filósofos griegos para apoyarse en la idea de que las mujeres eran
intrínsecamente más débiles, más fáciles de seducir y una trampa para los
hombres. San Buenaventura, en la Edad Media, imitó a Aristóteles diciendo:
«La mujer es un estorbo para el hombre, una bestia en su domicilio, una
preocupación continua, un problema interminable, una cotidiana molestia, la
destrucción del hogar, un impedimento para la soledad, la ruina del hombre
virtuoso, una carga opresora, una abeja insaciable, la propiedad y posesión de
un hombre».3
Podríamos traer a colación muchas otras declaraciones formuladas por
hombres más cercanos a nuestro tiempo, pero ya es suficiente. Lo que tenemos
que hacer es volver la vista atrás y lamentar cuánto nos hemos alejado del
propósito original de Dios. Tenemos que reconocer y lamentar nuestro error
corporativo, histórico. Para nuestra propia vergüenza se escribieron tales
palabras en el nombre de Aquel que vino a libertar a hombres y mujeres.
Mientras reconocemos nuestro angustioso pasado (como pueblo y como
individuos) debemos arrepentimos, para que los valores de Cristo, sus normas
edificadas sobre sus ideas fundacionales, sean manifiestas al mundo. El
arrepentimiento es siempre el punto de arranque para aplicar la Palabra de
Dios. Señor, ayúdanos a humillarnos en arrepentimiento, como David cuando
dijo:
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son
ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se
enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran
rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi
corazón delante dé ti, oh Señor, roca mía, y redentor mío.4
Si usted es líder...
Sea buen mayordomo y libere los dones de los que sirven a su lado: mujeres
y hombres, jóvenes y viejos, y los de aquellos con historial distinto al suyo.
Cuantas más personas libere, mayor bendición de Dios descenderá sobre
usted y su ministerio. Dé y le será dado. Regocíjese con aquellos a quienes
Dios ha concedido dones. Promociónelos. Ayúdelos a cumplir con su destino.
Beyond the Curse: Women Called to Ministry, por Aida Dina Besançon Spencer,
Thomas Nelson, Nashville, 1985.
Equal to Serve: Women and Men Working Together Revealing the Gospel por
Gretchen Gaebelein Hull, Fleming H. Revell Company, Tarrytown, 1991.
Fashioned for Intimacy: Reconciling Men and Women to God’s Original Design
por Jane Hansen, Regal Books, Ventura, 1997.
Female Ministry: Woman’s Right to Preach the Gospel, por Catherine Booth,
Departamento de imprenta y publicaciones del Ejército de Salvación, Nueva
York, 1859, reimpresión 1975.
God and Women: A Fresh Look at What the New Testament Says About Women,
por Dorothy Pape, Mowbrays, Londres, 1977.
Guardians of the Great Commission: The Story of Women in Modern Missions,
por Ruth A. Tucker, Academic Books, Zomdervan Publishing House, Grand
Rapids, 1988.
In the Spirit Wer’e Equal, por Susan C. Hyatt, Hyatt Press, 1998. Dirección
postal: P.O. Box 764463, Dallas, Texas 75376.
Paul, Women and Wives: Marriage and Women´s Ministry in the Letters of Paul,
por Craig S. Keener, Hendrikson Publishers, Peabody, 1992.
Paul Women Teachers, and the Mother Goddess at Ephesus: a Study of 1 Timothy
2:9-15 in Light of the Religious and Cultural Milieu of the First Century, por Sharon
Hodgin Gritz, University Press of America, Lanham, 1991.
The Bible Status of Women, por Lee Anna Starr, New York Lithographing
Corporation, Nueva York, 1955.
What Paul Really Said About Women: An Apostle’s Liberating Views on Equality
in Marriage, Leadership, and Love, por John Temple Bristow, Harper and Row,
San Francisco, 1988.
Who Said Women Can´t Teach? por Charles Trombley, Bridge Publishing, Inc.,
South Plainfíeld, 1985.
Women as Risk Takers for God, por Lorry Lutz, Baker Book House, Grand
Rapids, 1999.
Women, Authority and the Bible por Alvera Mickelsen, InterVarsity Press,
Downers Grove, 1986.
Women in the Maze: Questions and Answers on Biblical Equality, por Ruth A.
Tucker, InterVarsity Press, Downers Grove, 1992.
Los textos que aparecen en las notas finales (con número de página y
párrafo) son una traducción libre del original en inglés. Esto se debe a que no
fue posible hallar la fuente.
CAPÍTULO 1
1. Hechos 2:17-21.
2. Joel 2:28-29.
3. «Las mujeres que anunciaban las buenas nuevas son una gran multitud»
Salmo 68:11b, tal como traduce la versión NASB, que consigue reflejar el texto
original hebreo con mayor exactitud.
4. Jewell Cunningham, Women Called to Preach (Lindale: C & R
Publications, 1989), 42.
5. Mateo 9:37, Juan 4:35.
6. Informes sobre población actual, Buró del Censo Estadounidense,
Departamento de Comercio, 1996.
7. Sumario de Estadística de los EE.UU. 1997 (Washington: National Data
Book, Departamento de Comercio, Economía y Administración de Estadística
de los EE.UU., Buró del Censo, octubre, 1997), 79, tabla 97.
8. Fuente Estadística de Delitos Judiciales, 1995 (EE.UU.)
9. Gavin de Becker, Protecting the Gift (Nueva York: The Dial Press,
Random House, 1999), 15.
10. Estadísticas del Buró de Justicia, Informes 98-100, 1996. Véase
http://www.ojp.usdoj.gov/bjs
11. Sheryl Watkins, «Women: Five Barriers Facing Women in the
Developing World», Today (Federal Way: World Vision, abril-mayo 1997), 4-7.
12. Barbara Ehrenreich, «For Women, China Is All Too Typical», Time, (18
de Septiembre, 1995), 130.
13. Geraldine Brooks, Las nueve partes del deseo: El mundo oculto de la mujer
islámica (Nueva York: Anchor Books-Doubleday, 1995), 50.
14. Jean P. Sasson, Princess (Nueva York; William Morrow, 1992).
15. Ibid., 101-102.
16. Ibid., 181-185.
17. Ibid., 208-209.
18. Ehrenreich, «For Women», Time, 130.
19. Nightline de ABC News, transcripción de programas de televisión del 16
y 17 de febrero, 1999.
20. Nicholas D. Kristof, «Stark Data on Women: 100 Million Are Missing»,
The New York Times (5 de Noviembre, 1991), C-l, C-12.
21. Ibid.
22. Ibid.
23. Ibid.
24. «25 Years of Thumps», New Woman (octubre 1995), 234.
25. Citado a pie de página por Ruth A. Tucker, Hasta lo Último de la Tierra:
Una historia biográfica de las misiones cristianas, Editorial Vida, Miami, 1988.
26. Pedro 4:17.
27. Génesis 1:27.
28. Transcrito del seminario «Women in the Church I and II» impartido por
el pastor David Johnson, cassettes 1527 y 1528 de Growing in Grace, un
ministerio de la Iglesia de la Puerta Abierta, 6421 – 45 Avenue North, Crystal,
MN 55428.
29. 1 Juan 3:8.
30. Juan 12:1-8.
31. Mateo 26:6-13.
32. Mateo 28:10; Juan 20:17.
33. «The Role of Women in Ministry as Described in Holy Scriptures»
documento que refleja la postura adoptada por el Presbiterio general de las
Asambleas de Dios, Dr. Zenas J. Bicket, Presidente de la Comisión, publicado
en Pentecostal Evangel (28 de octubre, 1990), 12-17.
34. Vinson Synan, «Women in Ministry» Ministries Today (enero/febrero
1993), 46.
35. Ibid.
36. Jon Trott, Cornerstone Magazine (Volumen 25, número 108), 23. Según el
análisis de Rebecca Merrill Groothuis, Women Caught in the Conflict: The
Culture War Between Traditionalism and Feminism. A pesar del respaldo que
recibió el ministerio de la mujer de pioneros evangélicos, el movimiento se
dejó influenciar por la postura de autores posteriores. Tal vez el líder de los
escritores antifeministas evangélicos fue C. I. Scofield, cuya Biblia Anotada fue
publicada en 1909. Scofield creía que las mujeres no eran aptas para el
liderazgo. Pronto su punto de vista prevaleció entre los evangélicos.
37. Trott, análisis Women Caught in the Conflict en Cornerstone Magazine, 23.
38. Transcrito de «Women in the Church I and II» (véase nota 28).
39. Synan, «Women in Ministry», Ministries Today, 46.
40. Ibid.
41. Ralph D. Winter, «Women in Missions», Missions Frontiers (agosto 1999).
42. Ibid.
43. Ruth A. Tucker (autora y profesora del Trinity Evangelical Divinity
School en Deerfield, Illinois), citado por Julia Duin, «Women in the Pulpit»,
Charisma (noviembre 1994), 26,
44. Tucker, Hasta lo Último de la Tierra.
45. J. Herbert Kane, Life and Work in the Mission Field (Grand Rapids: Baker
Books, 1980), 143.
46. Winter, «Women in Missions».
47. Melody y Keith Green, Women’s Right to Preach the Gospel (Lindale: Pretty
Good Printing, 1980).
48. Kane, Life and Work, 143.
CAPÍTULO 2
1. 1 Corintios 13:9-12.
2. Romanos 12:2, Efesios 5:26.
3. Romanos 2:28-29.
4. 2 Corintios 3:18.
5. Hechos 17:30.
6. Mateo 22:34-40.
7. Levítico 19:18.
8. Efesios 6:9.
9. Filemón 16-17.
10. Mateo 28:19.
11. Aunque ilegal, la esclavitud aún existe en Mauritania, ya que las
personas no educadas ignoran que esté prohibida por la ley.
12. Juan 8:32.
13. Mateo 28:19-20.
14. Mateo 13:33.
15. Romanos 1:17.
16. Richard N, Ostling, «Theologian Presses Revisión of Calvin‘s role in
Christianity», The Washington Times (14 de agosto, 1999), C-10.
17. «William Carey‘s Amazing Mission: No Obstacle Too Great», Glimpses
(instituto de Historia Cristiana, número 45, 1993).
18. Una fuente excelente de información acerca de cómo los avivamientos
norteamericanos del siglo XIX dieron a luz el movimiento universal del
sufragio de la mujer en el libro In the Spirit We’re Equal, por Susan C. Hyatt
(Dallas: Hyatt International Ministries, 1998). Véanse especialmente las
páginas 172-180.
19. Jueces 13:5. Véase también Números 6:1-21.
20. 1 Corintios 11:14.
21. 21.2 Corintios 3:6.
22. Corintios 1:17.
23. Apocalipsis 22:18-19.
24. Juan 16:13.
25. Juan 7:17. También Juan 8:47.
26. 1 Pedro 1:16.
27. Salmo 145:17.
28. 2 Crónicas 19:6.
29. 2 Timoteo 2:15.
30. Joel 2:28-29.
31. Hechos 2:17-18.
32. Angus Kinnear, Against the Tide (Fort Washington: Christian Literature
Crusade, 1997), 44, 48, 50, 56, 59, 62, 104, 138, 156.
33. Ibid., 179.
34. Filipenses 2:6.
CAPÍTULO 3
1. El anciano hizo alusión a la historia narrada en Números 22:21-31,
cuando Dios habló a Balaam por medio de su asno.
2. 1 Crónicas 16:22.
3. 1 Tesalonicenses 5:19.
4. Salmo 139:15, Génesis 1:27.
5. Romanos 11:29.
6. Isaías 49:1-2, énfasis añadido.
7. Jeremías 1:5.
8. Ester 4:14.
9. Gálatas 1:1,15.
10. Juan 1:6.
11. Filipenses 3:12.
12. Hechos 4:19.
13. Romanos 12:6-8, 1 Corintios 12:8-10, 1 Corintios 12:28, Efesios 4:11.
14. 1 Corintios 12:8.
15. 1 Corintios 12:8.
16. 1 Corintios 12:9.
17. 1 Corintios 12:9, 28.
18. 1 Corintios 12:10, 28.
19. Romanos 12:6; 1 Corintios 12:10, 28; Efesios 4:11.
20. 1 Corintios 12:10.
21. 1 Corintios 12:10, 28-30.
22. 1 Corintios 12:10, 28-30.
23. Hechos 19:11.
24. 1 Samuel 19:23-24.
25. Juan 11:49-51.
26. Mateo 7:22-23.
27. Romanos 12:4-8, 1 Corintios 12:27-31, Efesios 4:11.
28. 1 Corintios 12:27-31, Efesios 4:11.
29. Romanos 12:6, 1 Corintios 12:10, 28-29, Efesios 4:11.
30. Efesios 4:11.
31. Efesios 4:11.
32. Romanos 12:7, 1 Corintios 12:27-31, Efesios 4:11.
33. Romanos 12:7.
34. Romanos 12:8.
35. Romanos 12:8.
36. Romanos 12:8.
37. Romanos 12:8.
38. 1 Corintios 12:28.
39. 1 Corintios 12:28.
40. Romanos 10:14.
41. 1 Pedro 4:9-11, Éxodo 35:30-35, Zacarías 14:20-21.
42. Efesios 4:4-6.
43. Gálatas 3:28,
44. Hechos 11:17.
45. Jueces 4-5.
46. Jueces 5:7. Aunque cantada con Barak, el uso de la primera persona deja
claro que Débora compuso la canción.
47. 2 Pedro 1:20-21.
48. Miqueas 6:4.
49. Éxodo 15:20.
50. 2 Corintios 8:23.
51. Mateo 20:25-28, Marcos 10:42-45.
52. Romanos 16:2.
53. David Joel Hamilton, I Commend to You Our Sister (tesis de licenciatura,
Universidad de las Naciones, 1996), Apéndice O, 736-739.
54. Gordon D. Fee, The New International Commentary on the New Testament:
The First Epistle to the Corinthians (Grand Rapids: William B. Eerdmans
Publishing Company, 1991).
55. Génesis 1:26.
56. Lucas 8:1-3.
57. Juan 16:12.
CAPÍTULO 4
1. Lucas 2:36. Aunque muchas versiones en inglés dicen «profetisas», esta
palabra griega Carecía de forma femenina. A las mujeres se les llamaba
simplemente «profetas».
2. 2 Reyes 22:14, 2 Crónicas 34:22.
3. Isaías 8:3.
4. Véanse capítulos 1 y 2 de Hechos; nótese especialmente 1:14-15, 2:11, y
2:18.
5. Joel 2:28-29.
6. 1 Timoteo 2:12.
7. David Joel Hamilton, I Commend to You Our Sister, (tesis de licenciatura,
Universidad de las Naciones, 1995), Apéndice T.
8. 2 Timoteo 3:16.
9. Hechos 18:26.
10. Hamilton, I Commend to You Our Sister (véase nota 7), Apéndice X.
11. Romanos 5:14-17, 1 Corintios 15:22.
12. Número de miembros en todo el mundo: Mormones (Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —10 millones, Testigos de Jehová
— más de 4 millones, Cienciología — más de 8 millones, Iglesia de la
Unificación — no se dispone de datos, Ciencia Cristiana — 3.000 sucursales en
más de 50 países, pero no se dispone del número de miembros.
13. 2 Timoteo 1:5-6.
14. Tomado de Jack Hayford, «What on Earth Is Happening in Heaven‘s
Name?» Mensaje en cassette #03928 por SoundWord Tape Ministry of The
Church on the Way, First Foursquare Church, 14300 Sherman Way, Van Nuys,
CA 91405-2499.
15. Para saber más acerca de este tema, véase Loren Cunningham con Janice
Rogers, ¿Eres Tú, Señor? (Editorial Betania).
16. Juan 4.
17. 1 Corintios 15:13-14.
18. 1 Reyes 17:7-23, 2 Reyes 4:8-37.
19. «The Preacher‘s Daughter», Time (1 de mayo, 2000), 56-57.
20. Ibid.
21. Ralph D. Winter, «Women in Missions», Mission Frontiers (agosto 1999).
22. Salmo 68:11.
CAPÍTULO 5
1. «Platón», Microsoft ® Enciclopedia Encarta, 1993.
2. Eva Cantarella, Pandora’s Daughters: The Role and Status of Women in Greek
and Roman Antiquity, traducido por: Maureen B. Fant (Baltimore: John
Hopkins University Press, 1981), 33.
3. Homero, La Ilíada, Volumen I: Libros I-XII, traducido por A. T. Murray
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1965), 8.161-
166.
4. Homero, La Ilíada, Volumen II: Libros XIII-XXIV, traducido A. T. Murray
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1968), 15.1-33.
5. «Esposas de Zeus», Microsoft ® Enciclopedia Encarta, 1993.
6. Hesiodo, The Theogony in Hesiod, the Homeric Hymns and Homerica,
traducido por: Hugli H. Evelyn-White (Cambridge: Loeb Classical Library,
Harvard University Press, 1936), 507-616.
7. Semónides, «Fragmento 7». Citado por Sarah B. Pomeroy, Goddesses,
Whores, Wives and Slaves (Nueva York: Schocken Books, 1975), 49-52.
8. Ibid.
9. Ibíd,
10. Sócrates: 469-399 a.C.; Platón: 428-348/79 a.C.; Aristóteles: 384-322 a.C;
Alejandro el Grande: 356-323 a.C.
11. «Las mujeres utilizarán todos los medios para evitar ser conducidas a la
luz, y se mostrarán muy resistentes ante el legislador. De modo que en
cualquier otra parte, como ya dijimos, las mujeres no llegarán a oír mencionar
una ley justa sin expresar carcajadas de sarcasmo; pero en nuestro estado,
quizás lo harán.» Platón, Laws, traducido por: R. G. Bury (Cambridge: Loeb
Classical Library, Harvard University Press, 1926), 780e-781d.
12. Platón, Laws, 804d-805a. También Platón, The Republic traducido por:
Paul Shorey (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press,
1953), 5.3 (451d-452b), y 5.4-6 (454b-456c).
13. Platón, The Republic, 5.3 (451d-432b).
14. Ibid., 5.6-7 (436e-457d).
15. Ibid., 5.3 (451d-452b). Énfasis añadido.
16. Platón, Laws, 780e-781d y 790a.
17. Platón, Timaeus in Plato, Volumen VII: Timaeus, Critias, Cleitophon,
Menexenus, Epistles, traducido por: R. G. Bury (Cambridge: Loeb Classical
Library, Harvard University Press, 1941), 91a-d.
18. Platón, The Republic, 5.4-6 (454b-456e).
19. Aristóteles, Aristotle, Volumen XIII: The Generation of Animals, traducido
por: A. L. Peck (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press,
1963), 4.3 (767b 4-8).
20. Ibid., 2.3 (737a 25-30).
21. Ibid., 4.6 (775a 12-16).,
22. Aristóteles, Physiognomic in Aristotle, Volumen XIV: Minor Works,
traducido por: W. S. Hett (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1963), 809b.
23. Aristóteles, Aristotle, Volumen XXI: Politics, traducido por: H. Rackham
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1972), 1.2.12
(1254b).
24. Aristóteles, The Generation of Animals, 1.20 (728a 18-21).
25. Esquilo 525-456 a.C.; Sófocles 496-406/5 a.C.; Eurípides 485-406 a.C.;
Aristófanes 450-380 a.C.; y Menandro 342-292 a.C.
26. Pomeroy, Goddesses and Slaves, 240. Ella cita ejemplos concretos tomados
de seis obras de Eurípides: Andromache, Orestes, Troades, Iphigeneia at Aulis,
Alcestis e Hippolytus.
27. Aristófanes, The Lysistrata en Aristophanes, Volumen III: The Lysistrata, The
Themophorizusae, The Plutus, traducido por: Benjamin Bickley Rogers
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1963), 367-368.
Énfasis en el original.
28. Esquilo, Seven Against Thebes, 181-202, Citado por Mary R. Lefkowitz y
Maureen B. Fant, Womens Life in Greece and Rome: A Source Book in Translation
(Baltimore: John Hopkins University Press, 1992), 28.
29. Eurípides, Medea, 285, 319-320. Citado por Pomeroy, Goddesses and Slaves,
106.
30. Eurípides, Ion, 1025,1330; Alcestis, 304-319, 463-465. Citado por Pomeroy,
Goddesses and Slaves, 106.
31. Menandro, Menander: The Principie Fragments, traducido por: Francis G.
Allinson (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1944),
535K, 703K, 702K.
32. Eurípides, Hippolytus en Eurípides Volumen IV; Ión; Hippolytus; Medea;
Alcestis, traducido por: Arthur S. Way (Cambridge: Loeb Classical Library,
Harvard University Press, 1935), 664-668.
33. Eurípides, Orestes en Eurípides, Volumen II: Electro; Orestes; Iphigeneia and
Táurica; Andromache; Cyclops, traducido por: Arthur S. Way (Cambridge: Loeb
Classical Library, Harvard University Press, 1978), 605-606.
34. Sófocles, Tereus, 583. Citado por Lefkowitz y Fant, Women’s Life, 12-13.
35. Eurípides, Iphigeneia at Aulis en Eurípides, Volumen I: Iphigeneia at Aulis;
Rhesus; Hecuba; The Daughters of Troy; Helen, traducido por: Arthur S. Way
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1912), 1374-
1394.
36. Hipócrates, On Virgins, 8.466. Citado por Lefkowitz y Fant, Women’s Life,
242.
37. Pliny the Elder, Pliny, Volumen VIII: Natural History Books XXVIII-XXXII,
traducido por: W. H. S. Jones (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1958), 28.23.77-85.
38. Aristóteles, The Generation of Animals, 1.20 (728a-18-21).
39. Platón, Timaeus, 91a-d.
40. Eurípides, Medea, 569-75. Citado por Lefkowitz y Fant, Women’s Life, 28.
41. Eurípides, Hippolytus, 616-652.
42. Pomeroy, Goddesses and Slaves, 57.
43. Ateneo de Naucratis, The Deipnosophists. Book XIII Concerning Women en
The Deipnosophists, Volumen VI, traducido por: Charles Burton Gulick
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1959), 13.910-
911. Véase también 13.568d-569f.
44. «Estas prostitutas eran, en un sentido, las ―funcionarías civiles del sexo‖;
las leyes que las protegían se asemejaban a las que protegían y regulaban la
vida de todos los esclavos del estado. La iniciativa privada, por lo que respecta
a los burdeles, era legal, de manera que, aparte de las esclavas que se
prostituían en beneficio del estado, había también prostitutas independientes.
Su negocio estaba sometido a un impuesto especial, el pornikon, que
alimentaba los cofres municipales». Ginette París, Pagan Meditations: Aphrodite,
Hesteia, Artemis (Dallas: Spring Publications, 1986), 52-53.
45. Lee Anna Starr, The Bible Status of Women (Nueva York: New York
Lithographic Corp., 1955), 163.
46. Plutarco, «The Dialogue on Love» en Plutarch’s Moralia, Volumen IX,
traducido por: W. C. Helmboldt (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1969), 768d-769e.
47. Plutarco, «Advice to the Bride and Groom» en Plutarch’s Moralia, Volumen
II, traducido por Frank Cole Babbit (Cambridge: Loeb Classical Library,
Harvard University Press, 1928), 145c.
48. Pomeroy, Goddesses and Slaves, 79-80.
49. Ross Shepherd Kraemer, Her Share of the Blessings; Women’s Religions
among Pagans, Jews, and Christians in the Greco-Roman World (New York: Oxford
University Press, 1992), 28.
50. Michael Grant, Readings in the Classical Historians (New York: Charles
Scribner‘s Sons, 1992), 194.
51. Iseo, Against the Estate of Aristarchus, 10.10G. Citado por Lefkowítz y
Fant, Women’s Life, 64.
52. Ross Shepherd Kraemer, «Women‘s Authorship of Jewish and Christian
Literature in the Greco-Roman World» en Women Like This: New Perspectives on
the Greco-Roman World, editado por: Amy-Jill Levine (Atlanta Society of
Biblical Literature, Scholars Press, 1991), 221-242.
53. Lefkowitz y Fant, Women’s Life, 163-164.
54. Alvin John Schmidt, Veiled and Silenced: How Culture Shaped Sexist Theory
(Macon: Mercer Press, 1990), 141.
55. Perictione, Fragments, 4.28.70. Citado por Pomeroy, Goddesses and Slaves,
134-136.
56. Demóstenes, «Theomnestus and Apollodorus Against Nevera» in
Demosthenes: Private Orations, Volumen III, traducido por: A. T. Murray
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1939), 122.
Hallado también en Ateneo de Naucratis, «Concerning Women», 13.572d-
574c.
CAPÍTULO 6
1. Dión Cassio, Dio’s Roman History, Volumen VII: Libros LVI-LX, traducido
por: Earnest Cary (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University
Press, 1924), 332.
2. Aulo Gelio, Attic Nigths, 1.6 Citado por Lefkowitz y Fant, Women’s Life,
103.
3. Terencio, The Mother-in-Law en Terence, Volumen II: Phormio; The Mother-
in-Law, The Brothers, traducido por: John Sarguent (Cambridge: Loeb Classical
Library, Harvard University Press, 1912), 1.114-133.
4. Cantarella, Pandora’s Daughters, 143.
5. Ovidio, The Art of Love, Libros I-III en The Art of Love and Other Poems, tra-
ducido por: J. H. Mosley (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1969), 1.643-646.
6. Cantarella, Pandora’s Daughters, 124. Véase también Pomeroy, Goddesses
and Slaves, 165.
7. Leanna Goodwater, Women in Antiquity: An Annotated Bibliography,
(Metuchen; Scarecrow Press, 1975), 10-11.
8. Tito Livio, Livy, Volumen I: From the Founding of the City, Libros I y II,
traducido por: B. O. Foster (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1939), 1,4.1-9.
9. Numa Denis Fustel De Coulanges, The Ancient City (Garden City:
Doubleday Anchor Books, 1882). 42-43.
10. Ibid., 87.
11. Caius, Institutos, 1.144. Citado por Lefkowitz y Fant, Women´s Life, 98-99.
12. Fustel De Coulanges, TheAncient City, 97-98.
13. Cuenta Dionisio que «Rómulo les permitió castigar ambos actos con la
muerte, por ser las peores ofensas que podían cometer las mujeres, ya que él
consideraba el adulterio una insensatez temeraria, y la borrachera, causa del
adulterio». Dionysius of Halicarnassus, The Roman Antiquities, Libros XI-XX,
traducido por: Earnest Cary (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1950), 2.25.4-7. También cuenta Valerio Máximo que cierto
«Egnatius Metellus... tomó una garrote y golpeó a su esposa hasta matarla por
haber tomado un poco de vino. Nadie le acusó de asesinato, y ni siquiera fue
inculpado. Todos pensaron que era un buen ejemplo de justa pena por la
violación de las leyes de la sobriedad. Ciertamente, cualquier mujer que de
forma no sobria toma vino cierra la puerta a toda virtud y la abre al vicio».
Valerio Máximo, Memorable Deeds and Sayings 6.3.9- 12, citado por Lefkowitz y
Fant, Women´s Life, 96.
14. Plutarco, Bravery of Women en Plutarch’s Moralia, Volumen III, traducido
por: Frank Colé Babbit (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1931), 243E-244A.
15. Catón el viejo, On the Dowry. Citado por Aulo Gelio, Attic Nights, 10.23.
Citado a su vez por Lefkowitz y Fant, Womerís Life, 97.
16. Livio, From the Founding 1.4.1-9.
17. Rómulo, The Laws of Rings, 4. Citado por Lefkowitz y Fant, Women´s Life,
94.
18. Pomeroy, Goddesses and Slaves, 46.
19. Ibid., 228.
20. Platón, The Republic, 5.7-10 (458c-461e).
21. Hilarión, Oxyrhynchus Papyrus, 744. Citado por Lefkowitz y Fant,
Women´s Life, 187.
22. Catón el Viejo. Citado por Livio, From the Founding, 34.1.1-8.3.
23. Cicerón, The Republic in Cicero, Volumen XVI: De Re Publica; De Legibus,
traducido por Clinton Walker Keyes (Cambridge: Loeb Classical Library,
Harvard University Press, 1943), 1.43.67.
24. Cantarella, Pandora’s Daughters, 114.
CAPÍTULO 7
1. Génesis 1:27.
2. La palabra hebrea adam, precedida del artículo definido, designa a la
raza humana: es el equivalente hebreo del griego anthropos, término que
incluye a toda la especie humana, hombres y mujeres, «¿Quién es el ―Adam‖?
El Adam son ―ellos‖. La cláusula: ―él le creó‖ es paralela a la siguiente: ―él les
creó‖. ―Adam‖ son un ―varón y una hembra‖. Por tanto, ―Adam‖ se puede
traducir por ―humano‖ o ―humanidad‖». Aída Dina Spencer, Beyond the Curse:
Women Called to Ministry (Nashville: Thomas Nelson, 1985), 21.
3. Génesis 2:7
4. Génesis 2:19.
5. Génesis 1:4, 10, 12, 18, 21, 25.
6. Génesis 2:18.
7. Génesis 1:31.
8. Véase el capítulo 5.
9. Génesis 2:22.
10. B. Sanhedrin 38a.
11. Génesis 2:18.
12. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice S. ’Ezer se emplea vein-
tiuna veces en las Escrituras hebreas. Dieciséis de ellas están relacionadas con
Dios. Son Éxodo 18:4; Deuteronomio 33:7, 26, 29; Salmo 20:2, 33:20, 70:5, 89:19,
115:9, 115:10, 115:11, 121:1, 121:2, 124:8, 146:5; y Oseas 13:9.
13. Salmo 121:1-2.
14. Ruth A. Tucker, Women in the Maze: Questions and Answers on Biblical
Equality (Downers Grove: InterVarsity Press, 1992), 37-38.
15. Spencer, Beyond the Curse, 25.
16. Ibid., 27-28. Énfasis en el original.
17. Génesis 2:23.
18. Génesis 2:24,
19. Génesis 1:26. Énfasis añadido.
20. Génesis 1:28. Énfasis añadido.
21. Génesis 3:12.
22. Starr, The Bible Status of Women, 21-22.
23. Génesis 3:5.
24. Génesis 3:1.
25. Génesis 3:2.
26. Génesis 3:4.
27. Spencer, Beyond the Curse, 31. Desde una perspectiva similar, véase
también Katherine M. Haubert, Women as Leaders: Accepting the Challenge of
Scripture (Monrovia, MARC, 1993), 18; Richar Kroeger y Catherine Clark
Kroeger, I Suffer Not a Woman: Rethinking 1 Timothy 2:11-15 in Light of Ancient
Evidence, (Grand Rapids, Michigan: Baker Book House, 1992), 20-21; y Charles
Trombley, Who Said Women Can’t Teach? (South Plainfield, Bridge Publishing,
1985), 100.
28. Génesis 3:6. Énfasis añadido.
29. Génesis 3:16-19.
30. Génesis 3:7, 12,16.
31. Génesis 3:15.
32. Hamilton, I Commend to You Our Sister, 48-49.
33. Starr, The Bible Status of Women, 55.
CAPÍTULO 8
1. Véase Jueces 4:1-5:31, 2 Reyes 22:11-20, 2 Crónicas 34:19-28.
2. Véase Génesis 38:6-30, Jueces 19:1-30.
3. Lewis Browne, editado. The Wisdom of Israel (Nueva York: Modern
Library by Random House, 1945), 177-178.
4. Lucas 11:46.
5. John Temple Bristols, What Paul Really Said About Women: An Apostle’s
Liberating Views on Equality in Marriage, Leadership, and Love (San Francisco:
Harper and Row, 1988), 21.
6. Judith Romney Wegner, Chattel or Person? The Status of Women in the
Mishnah (Nueva York: Oxford University Press, 1988), 219, notas 6 y 10.
7. B. Yevamot 103b. La misma enseñanza se repite en B. Avodah Zarah 22b
y B. Shabbat 146a.
8. M. Sotah 3.8.
9. B. Bava Batra 58a.
10. Horayot 3.7.
11. Wegner, Chattel or Person? 220-221, nota 26. Énfasis en el original.
12. B. Kiddushin 49b. A cab es una unidad de medida de capacidad.
13. M. Teharot 7.9.
14. B. Shabbat 33b.
15. B. Sanhedrin 100b. Citado por Richard Biale, Women and Jewish Law: An
Exploration of Women’s Issues in Halakhic Sources (Nueva York: Schocken Books,
1984), 275-276, nota 13.
16. M. Kiddushin 4.12.
17. Testamento de Reuben 5:1-5. Citado por David M. Scholer, «Adornos de
las mujeres: Algunas observaciones históricas y hermenéuticas en pasajes del
Nuevo Testamento», Daughters of Sarah, 6:1 (enero-febrero 1980), 4.
18. B. Berakhot 24a.
19. B. Gittin 90a-b.
20. B. Nedarim 20b.
21. B. Sanhedrin 39a. Citado por Browne, The Wisdom of Israel, 211-212.
22. B. Kiddushin 31b. La Sekinah es la gloriosa presencia de Dios.
23. Wegner, Chattel or Person?, 7-8.
24. Ibid., 48.
25. M. Gittin 9.10. En Su comentario acerca de este pasaje, Wegner afirma:
«El rasgo sobresaliente del divorcio mishnaico es su forma unilateral. Un
marido tiene poder legal de divorciarse de su esposa, pero la esposa no tiene
poder para divorciarse de su marido... Aunque las escuelas de Hillel y
Shammai están de acuerdo en que el divorcio es una transacción unilateral,
difieren en el campo de actuación del marido». Wegner, Chattel or Person?, 45-
46.
26. Mateo 19:5, Marcos 10:7-8a.
27. Mateo 19:6, Marcos 10:8b-9.
28. M. Kelim 1.8-9.
29. J. Sukkah 5a. Citado por Spencer, Beyond the Curse, 49. Véase también
Bristow What Paul Really Said, 49-50.
30. B. Sanhedrin 39a.
31. Paula Hyman, «The Other Half: Women in the Jewish Tradition» en The
Jewish Woman: New Perspectives, editado por: Elizabeth Koltun (Nueva York:
Schocken Books, 1976), 119.
32. B. Megillah 23a.
33. Biale, Women and Jewish Law, 29.
34. B. Berakhot 17a.
35. Spencer, Beyond the Curse, 47.
36. T. Berakhot 2.12 Citado por Saúl Berman, «The Status of Women in
Halakhic Judaism» en The Jewish Woman: New Perspectives, editado por:
Elizabeth Koltun (Nueva York, Schocken Books, 1976), 119.
37. Kraemer, Her Share, 95ff.
38. B. Berakhot 17a, Spencer observa que el nombre griego que designa esta
«casa de estudio» es andron, que significa «de los varones» (Spencer, Beyond
The Curse, 49), Las mujeres «no eran admitidas en las escuelas judías»
(Spencer, Beyond the Curse, 57). Roslyn Lack declara: «La propia estructura de
la academia tendía a excluir a las mujeres. Los eruditos con frecuencia se
desplazaban largas distancias para pasar meses y años de estudio con sus
maestros y colegas, mientras que las esposas -¿de necesidad?- permanecían en
casa... El ambiente semimonástico de la academia y el clima de camaradería,
esencial para el discurso intelectual y para una verdadera captación del
Talmud, impedía la participación de las mujeres (excepto en raras ocasiones)
en los debates talmúdicos y en las decisiones» (citado por Spencer, Beyond the
Curse, 47).
39. B. Niddah 45b. Esta declaración pertenece a un comentario acerca de
Génesis 2:18 (Dijo el Señor Dios: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él»). Se basa en un juego de palabras en la lengua original:
hacer y comprender derivan de la misma raíz hebrea.
40. Rachel Adler, «The Jew Who Wasn‘t There», en On Being a Jewish
Feminist, editado por: Susannah Heschel (Nueva York: Schocken Books, 1983),
15.
41. Rabino Hillel. Citado por Adler en «The Jew Who Wasn´t There» 15.
42. M. Sotah 3.4-5.
43. J. Sotah 19a. Citado por Richard N. Longnecker, «Authority, Hierarchy
and Leadership Pattern in the Bible» en Women, Authority and the Bible, editado
por: Alvera Mickelsen (Downers Grove: InterVarsity Press, 1986), 70.
44. Filón, Philo, Supplement I: Questions and Answers on Génesis, traducido
por Ralph Marcus (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University
Press, 1953), 1.45.
45. Filón Génesis, 1.33 y 1.46.
46. Filón, The Embassy of Gaius 40.319. Citado por Spencer, Beyond the
Curse, 51.
47. Filón, On the Special Laws en Philo, Volumen VII, traducido por: P. H.
Colson (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1953),
2.24-25.
48. Filón, Philo, Supplement II: Questions and Answers on Exodus, traducido
por: Ralph Marcus (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University
Press, 1953), 1.7. Compárese con Aristóteles, The Generation of Animals, 2.3
(737a 25-30); 4.3 (767b 4-8); y 4.6 (775a 12-16).
49. Filón, Génesis 1.37.
50. Filón, Génesis 4.15.
51. Sirach 25:24.
52. Sirach 42:12-14.
53. Ezequiel 18:4,20.
54. Romanos 3:22b-24*
CAPÍTULO 9
1. Elsie Boulding, The Underside of History: A View of Women Through Time
(Boulder: Westview Press, 1976), 358.
2. Juan 6:37.
3. Dorothy L. Sayers, Are Women Human? (Grand Rapids: William B.
Eerdmans, 1971), 47.
4. Juan 8:2-11.
5. Levítico 20:10, Deuteronomio 22:22.
6. Starr, The Bible Status of Women, 175.
7. Juan 8:7.
8. Leonard Swidler, Biblical Affirmations of Women (Philadelphia:
Westminster Press, 1979), 173-174
9. Marcos 10:5-12.
10. Hamilton, I Commend to You Our Sister, 87ff.
11. Génesis 2:24, Marcos 10:7.
12. Génesis 2:24 Marcos 10:8.
13. Deuteronomio 6:4. Note que la palabra hebrea Elohim, en este versículo,
se traduce por «Dios»; El en hebreo significa «Dios» y la terminación -ohim es
la forma del plural. Así pues, Elohim —uno de los nombres que más se
emplean para designar a Dios en el Antiguo Testamento— significa
literalmente «Dioses», apuntando así a la realidad de la Trinidad. Por tanto,
este famoso versículo podría traducirse por: «Oye, Israel: El Señor nuestros
Dioses, el Señor uno es».
14. Génesis 1:2, 6-27.
15. Mateo 19:6, Marcos 10:9.
16. Mateo 19:10.
17. Marcos 10:5.
18. Mateo 19:9.
19. Hamilton, I Commend to You Our Sister, 107-108. Véase también M.
Ketubbot 8.1-3; M. Kiddushin 1.1-5; M. Yevamot 13,1; y M. Yevamot 14:1. La
ley romana permitía a la mujer iniciar el divorcio, pero esto fue rechazado por
los judíos contemporáneos de Jesús.
20. Hamilton, I Commend to You Our Sister, 115-116.
21. En el principio de su ministerio, Jesús había sanado a un hombre cojo en
una sinagoga (Mateo 12:9-14. Marcos 3:1-6, Lucas 6:6-11). La similitud entre
estas dos sanidades es notable. Jesús respondió a la necesidad de una mujer
exactamente igual que a la de un hombre.
22. Lucas 3:16.
23. Véase Mateo 1:1, 3:9; Lucas 3:8, 16:19-31, 19:9.
24. El complemento nominal «hija de Abraham» aparece sólo tres veces en
la enseñanza rabínica, y sólo como alegoría para toda la nación. Véase B.
Hagigah 3a, B. Sanhedrin 94b, y Sukkah 49b.
25. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice J.2. Jesús dice de sí
mismo que es el «Hijo del Hombre» ochenta y tres veces según el texto del
Textus Receptus: treinta y una en Mateo, catorce en Marcos, veintiséis en
Lucas, y doce en Juan.
26. Jesús no fue hijo de ningún varón. No fue hijo de hombre. Pero, como
nació de mujer, fue un niño de origen divino: plenamente humano y
plenamente divino.
27. Hebreos 2:14-18.
28. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice V. Los términos que
Jesús más empleó para referirse a Dios fueron Padre (189 veces), Dios (173
veces), y Señor (46 veces). Empleó otros quince nombres para referirse a Dios
con menos frecuencia.
29. Deuteronomio 4:15-16.
30. Deuteronomio 32:6; 2 Samuel 7:14; 1 Crónicas 17:13, 22:10, 28:6, 29:10;
Salmo 68:5, 89:26, 103:13; Proverbios 3:12; Isaías 9:6, 63:16a, 16:b, 64:8; Jeremías
3:4, 19, 31:9; Malaquías 1:6, 2:10. Note que Jesús usó la palabra Padre para
referirse a Dios (189 veces), casi diez veces más que todos los autores del
Antiguo Testamento (19 veces).
31. Deuteronomio 32:18; Salmo 131:2-3; Isaías 49:15, 66:9-13.
32. Mateo 13:33; Lucas 15:8-10, 13:20-21.
33. Mateo 22:30, Marcos 12:25.
34. Mateo 28:19-20, Marcos 16:15-16. Observe que los discípulos de Jesús
bautizaron creyentes incluso durante su ministerio terrenal, véase Juan 3:22-
26, 4:1-2.
35. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice U. Los primeros tres
Evangelios se suelen denominar Sinópticos porque comparten muchas
historias. Este apéndice compara únicamente los Evangelios Sinópticos y las
muchas referencias que hacen a las mujeres. Juan añade otras muchas, como la
mujer samaritana, Marta y su hermana María, etc., además de los 112 pasajes
hallados en los Sinópticos.
36. Sharon Hodgin Gritz, Paul, Women Teachers, and the Mother Goddess at
Ephesus: A Study of 1 Timothy 2:9-15 in Light of the Religious and Cultural Milieu
of the First Century, (Lanham: University Press of America, 1991) 75.
37. Leonard Swidler, «Jesús Was a Feminist», Catholic World (enero 1971), 1-
8.
38. Hamilton, I Commend to You Our Sister, 116-117 y 123-124.
39. Mateo 14:21, 15:38.
40. Juan 8:20, 10:23,
41. Lucas 10:38-42.
42. Spencer, Beyond the Curse, 58.
43. Hechos 22:3. El hecho de que Lucas compusiera los dos pasajes nos
certifica que es una similitud adecuada.
44. M. Avot 1.4. Citado por Spencer, Beyond the Curse, 58.
45. Ibid., 1.5.
46. Lucas 10:42.
47. Juan 11:20.
48. Juan 11:25-26.
49. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice T. De los 1.071
versículos de Mateo, al menos 29 (2,8%) tratan de las mujeres. De los 678
versículos de Marcos, las mujeres son fuente de al menos 26 (3,8%). De los
1.151 versículos de Lucas, al menos 114 (9,9%) tratan de las mujeres. Es
significativo que en el Evangelio de Lucas haya más versículos que tratan de la
mujer que en los demás Evangelios. Lucas fue compañero de viaje de Pablo y
su discípulo íntimo. Si hubiera mostrado Pablo menos simpatía hacia las
mujeres que Jesús, lo más probable es que su discípulo hubiera evitado
incluirlas en su registro de la historia del Evangelio. Lo contrario es verdad, lo
que sugiere que la influencia de Pablo sobre Lucas condujo a éste a subrayar la
inclusión de las mujeres por Jesús.
50. Juan 11:26. Note también la pregunta reiterativa en el versículo 40.
51. Juan 11:27.
52. Mateo 16:16, Marcos 8:29, Lucas 9:20
53. Mateo 16:18.
54. Juan 4:4-42.
55. Juan registra que ella se acercó al pozo «como a la hora sexta» (i.e., por la
tarde), una hora desacostumbrada, ya que los viajes al pozo se solían hacer por
la mañana temprano. Su demora se debía probablemente a sus servicios
sexuales nocturnos y su deseo de evitar el contacto con mujeres respetables
que la habrían reprendido por su mala conducta.
56. Juan 4:24.
57. Juan 4:25-26.
58. Las 26 veces que Jesús declara: «Yo Soy», están en Juan 4:26; 6:20, 35, 41,
48, 51; 8:12, 18, 23a, 23b, 24, 28, 58; 10:7, 9, 11, 14; 11:25; 13:19; 14:6; 15:1, 5; 18:5,
6, 8, 37.
59. Juan 3:1-21.
60. El texto de la conversación que Jesús sostuvo con Nicodemo (Juan 3)
suma un total de 450 palabras en la Reina Valera (60). El texto de su
conversación con la mujer samaritana (Juan 4) contiene 499 palabras. De
manera que el registro del tiempo que Jesús dedicó a la mujer marginada es
un 10% más que el de su encuentro con el destacado varón.
61. Juan 4:27,
62. Juan 4:28-29.
63. Juan 4:39.
64. El único lugar en que también se encuentra el título «Salvador del
Mundo» es 1 Juan 4:14.
65. Mateo 9:20-22, Marcos 5:24-34, Lucas 8:43-48.
66. Marcos 5:31.
67. Levítico 13:19-30.
68. Marcos 5:26.
69. Marcos 5:30.
70. Lucas 8:47.
71. Marcos 5:34.
72. Lucas 4:18-19, Isaías 61:1-2.
73. Hechos 1:21-26.
74. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice K. El verbo griego dia-
koneo significa «servir, administrar, ministrar». Se halla treinta y dos veces en
el Nuevo Testamento. Está relacionado con dos nombres: diakonia, que
significa «servicio, ministerio» (usado treinta y cuatro veces en el Nuevo
Testamento), y diakonos, que significa «siervo, ministro, diácono» (usado
veintinueve veces en el Nuevo Testamento). Note que ni los siete hombres del
libro de Hechos ni las siete mujeres de los Evangelios se identifican con el
nombre diakonos. No obstante, ambos grupos están ligados al verbo diakonia, lo
que obliga a hacer esta comparación. Los «diáconos», tanto los hombres como
las mujeres, servían a Jesús de una manera práctica: tanto unos como otros
apoyaban el ministerio con sus propios recursos económicos; ambos daban
testimonio de la Resurrección, etc.
75. Hechos 6:1-6.
76. Note que el nombre diakonos no se emplea para los siete hombres de
Hechos 6:1-6, ni para las mujeres cuyas historias se narran en los Evangelios.
La tradición de la iglesia es lo que conduce a llamar a los hombres de Hechos
«diáconos». Si nos basamos en las Escrituras, no hay distinción entre los
hombres que ministraban (verbo diakoneo) y las mujeres que ministraban
(verbo diakoneo). De modo que si el nombre diáconos es aplicable a un grupo,
puede igualmente aplicarse al otro.
77. Mateo 8:14, Marcos 1:30, Lucas 4:38-39.
78. Mateo 27:55-56, Marcos 15:40-41, Lucas 8:2.
79. Mateo 27:55-56, Marcos 15:40-41.
80. Ibid.
81. Lucas 8:3.
82. Ibid.
83. Lucas 10:40, Juan 12:2.
84. Lucas 8:1-3. Énfasis añadido.
85. Joan Morris, The Lady Was a Bishop: The Hidden History of Women with
Clerical Ordination and Jurisdiction of Bishops (Nueva York: MacMillan, 1973),
114.
86. Lucas 23:55. Énfasis añadido para subrayar el artículo que aparece en el
texto griego.
87. Lucas 24:22, 24.
88. Marcos 3:14b-15.
89. Lucas 10:1-17. Aunque el viaje misionero de los doce (Mateo 10:1-42)
sólo lo hicieron seis pares de hombres, este segundo viaje podrían haberlo
hecho varias parejas posibles: dos hombres, dos mujeres o un hombre y una
mujer. En efecto, ¿no nos dice Pablo que Pedro tenía por costumbre viajar con
su mujer (1 Corintios 9:5) en su ministerio posterior? Parece probable que
comenzaran un estilo de vida de ministerio compartido en una fase mucho
más temprana de su vida. Tal vez, Pedro y su mujer fueron una de las treinta y
seis parejas que el Señor envió a ministrar por aquel entonces. Quizás la previa
sanidad de la suegra de Pedro (Lucas 4:38- 39) dio a la mujer de éste la
oportunidad de no tener que quedarse al lado de la cama de su suegra para
cuidarla, con lo cual ella pudo haberse implicado más directamente con su
marido en el servicio del reino.
90. Juan 20:17.
91. Starr, The Bible Status of Women, 171.
92. Mateo 28:9-10.
93. Lucas 11:27.
94. B. Berakhot 17a.
95. Lucas 11:28.
96. Juan 2:4,19:26.
97. Juan 19:25-27.
CAPÍTULO 10
1. Hechos 17:6.
2. Hechos 19:23-41.
3. Hechos 21:27-36.
4. Efesios 2:13-16. La frase traducida por «un nuevo hombre» en la Reina
Valera (60) puede resultar confusa. Mientras que en castellano el vocablo
hombre puede ser ambiguo, usado a veces para hacer referencia a toda la
humanidad, a veces para designar sólo varones, la lengua griega tiene dos
palabras que eliminan la confusión de géneros. Una es anthropos (usada en
Efesios 2:15). Este nombre incluye a los dos géneros y se traduce mejor por
«persona o ser humano». La otra, aner. Este es un nombre específico de género
y se traduce mejor por "hombre o varón". Por lo tanto, este pasaje nos informa
que Jesús está creando una nueva humanidad. Tanto los hombres como las
mujeres están incluidos en su plan de redención. Para más detalles, véase
Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice J.1.
5. Hechos 22:3.
6. Pablo cita a Epiménides oralmente (Hechos 17:28a) y por escrito (Tito
1:12), Igualmente, cita a Arato de Solé y Oleantes de Assos en su discurso en el
Areópago de Atenas (Hechos 17:28b) y Menandro en su carta a los corintios (1
Corintios 15:33),
7. Hechos 13:1-28:31, Romanos 15:17-29, 2 Corintios 11:21b-33, y Gálatas
1:13-2:10 dan detalles de algunos viajes de Pablo,
8. Hechos 9:1-22.
9. El concepto de código familiar se halla en la literatura griega: Aristóteles,
Politics. 1.2.1-2 (1253b), 1.2.21 (1255b), 1.5.1-2 (1259a-b), 1.5.4-8 (1259b-1260a),
3.4.4 (1278b): Homero, The Odyssey, 11.404-461; y Perictione, Fragments, 4.28.10.
Se halla también en la literatura romana: Cicerón, The Republic, 1.43.67, y
Artimidoro Daldanio, Onirocriticus, 1.24. Igualmente, se halla en la literatura
rabínica judia: M, Bava Metzia 1.5; M. Berakhot 3.3; M. Hagigah 1.1; M.
Menahot 9.8; M. Pesahim 8,7; M. Shekalim 1,3,5-6; y M. Sukkah 2.8 y 3.10; B.
Bava Boira 51b; B. Berakhot 17b, 20a, 45a-b, 47b; B. Gittin 52a; B. Nazir 61a; B.
Pesahim 4a, 91a; y B. Sukkah 28ª-b. Incluso Filón hizo girar su filosofía en
torno a la noción del código familiar: Filón, On the Special Laws, 7.14. Para ver
el texto completo de muchas de estas referencias y una ojeada más detallada
del código antiguo, véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 128-138 y los
apéndices relacionados.
10. Efesios 1:10,
11. Efesios 2:1-3.
12. Efesios 2:4-10.
13. Efesios 2:22.
14. Véanse gráfico y explicación de la estructura de la frase en Hamilton, I
Commend to You Our Sister, 125-128.
15. Efesios 5:18-23. La traducción de la NIV ha sido modificada por los
autores.
16. Aunque algunos lectores desconozcan el significado del término elipsis,
el uso de este recurso gramatical es común al lenguaje cotidiano en muchas
lenguas, entre ellas el castellano y el griego. La elipsis, según la definición de
Microsoft ® Bookshelf 98, es «la omisión de una palabra o frase necesaria para
una construcción sintáctica completa, pero no necesaria para su comprensión».
Por ejemplo, no es raro decir: «voy a la tienda. Roberto, también» Aunque no
se diga, se entiende que «Roberto también va a la tienda». Si «Roberto,
también» se leyera fuera de contexto, no habría forma de saber lo que él se
propone hacer. La elipsis obliga a retroceder a la afirmación precedente para
insertar mentalmente la acción anterior en la oración que incluye a Roberto, La
comprensión del contexto es de suma importancia en la vida cotidiana y en la
interpretación bíblica.
17. Efesios 5:22-6:9. De las 328 palabras del texto griego original, 40 fueron
dirigidas a las esposas, 150 a los maridos, 35 a los niños, 16 a los padres, 59 a
los esclavos y 28 a los maestros. Note que Pablo dedicó casi cuatro veces más
palabras a los maridos que a las mujeres. Aunque en este pasaje solemos
centrarnos en las esposas, el objetivo principal de Pablo era enfatizar la
responsabilidad de los maridos. Esa fue su intención obvia.
18. Como la lengua griega presenta formas verbales muy claras, es simple
cuestión de observación notar qué verbos están en imperativo. En el griego
original de Efesios, los mandatos al pater familia (marido/padre/maestro) son
cinco: (i) 5:25 —«Amad a vuestras mujeres», (ii) 5:33 —«ame también a su
mujer», (iii) 6:4a —«no provoquéis a ira a vuestros hijos», (iv) 6:4b —«criadlos
en disciplina», y (v) 6:9 —«vosotros, amos, haced con ellos (los esclavos) lo
mismo». Se dan dos mandatos a los niños: (i) 6:1 —«obedeced a vuestros
padres» y (ii) 6:2 —«honra a tu padre y a tu madre». Sólo un mandato va
dirigido a los esclavos: 6:5 —«siervos, obedeced a vuestros amos terrenales». Y
no hay mandatos dados a las esposas.
19. Efesios 6:4.
20. Efesios 6:9.
21. Efesios 5:25.
22. Efesios 5:28.
23. Efesios 5:29.
24. Efesios 5:33.
25. Efesios 5:31.
26. Véanse Génesis 4:19; 6:2; 11:29; 21:21; 24:3-4, 37-38, 40, 51, 67; 25:1, 20;
26:34; 27:46; 28:2, 6, 9; 31:50; 34:21; 36:2; 38:6; Éxodo 6:20, 23, 25; Números 12:1;
Jueces 3:6; 14:2-3; 1 Samuel 25:39-40, 43; 2 Samuel 5:13; 12:9-10; 1 Reyes 4:15;
16:31; 1 Crónicas 7:15; 14:3; 2 Crónicas 11:18 como ejemplos de esta
terminología. El concepto distorsionado del matrimonio estaba tan arraigado
en la cultura que conformó la lengua hebrea. Algunos de los héroes más
notables de Israel (Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David) aparecen en los
versículos aquí mencionados.
27. Considere Filipenses 2:5-11.
28. Efesios 6:9.
29. T. Berakhot 7.16-18. Citado por Spencer, Beyond the Curse, 56.
30. B. Menahot 43b-44a. Se halla un mensaje paralelo en J. Berakhot 9.1
31. B. Shabbat 153a. Contraste esto con la enseñanza de Jesús en Lucas 13:15-
16.
32. B. Yevamot 62a. Véanse en B. Kinddushin 68a y B. Shabbat 53ª
declaraciones similares.
33. B. Berakhot 45b. Este pasaje refleja una escala de valores similar a la de
Ifigenia, en la obra de Eurípides, cuando declara: «Vale más mirar un hombre
a la luz que diez mil mujeres». Eurípides, Iphigeneia atAulis, 1374-1394.
34. Gálatas 5:1.
35. Richard Boldry y Joyce Boldry, «Women in Paul‘s Life», Trinity Studies, 2
(1972), 20.
CAPÍTULO 11
1. William Barclay, The Daily Bible Study Series: The Letters to the Corinthians.
Edición Revisada (Philadelphia: Westminster Press, 1975), 4.
2. Donald Engels, Roman Corinth: An Alternative Model for the Classical City
(Chicago: University of Chicago Press, 1990), 28.
3. Aelius Aristeides: Orations 46:23-28. Citado por Jerome Murphy-
O‘Connor St. Paul´s Corinth: Texts and Archaeology (Wilmington: Michael
Glazier, 1983).
4. Alcifrón, Letters of Parasites, 24 (3.60). Citado por Murphy-O‘Connor,
St. Paul´s Corinth, 119-120.
5. Barclay, Corinthians, 2-3.
6. 1 Corintios 5:11, 6:10, 11:21.
7. Menandro, Fragments, 764K. Pablo tomó cita de la obra Thais de
Menandro en su correspondencia con los corintios: «Comamos y bebamos
porque mañana moriremos» (1 Corintios 15:33).
8. Aelius Aristeides, For Poseidon, 23. Citado por Engels, Roman Corinth, 89,
pie de página 95.
9. Platón, The Republic, 3.13 (404d). Citado por Ateneo de Naucratis,
Concerning Women, 13.558a-560a. Citado a su vez por Murphy O‘Connor, St.
Paul’s Corinth, 56.
10. Plutarco, The Dialogue on Love, 767F-768A.
11. Estrabón, The Geography of Strabo, Volumen IV: Libros VIII y XI, traducido
por: Horace Leonard Jones (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard
University Press, 1927), 8.6.20-23 (378-382).
12. Ateneo de Naucratis, Concerning Women, 13.572d-574c.
13. Richard Kroeger y Catherine Clark Kroeger, Women Elders... Called by
God? (Louisville: Women‘s Ministry Unit, Iglesia Presbiteriana EE.UU., 1992),
36.
14. Catherine Clark Kroeger, «The Apostle Paul and the Greco-Roman Cults
of Women», Journal of Evangelical Theological Society, 30.1 (marzo 1987), 33-34.
15. 1 Corintios 2:2.
16. Hechos 18:1-3.
17. Hechos 18:5.
18. Véase 1 Corintios 1:20-28; 6:12; 7:17-24; 9:19-23; 10:18-21, 23, 32-33; 11:17-
22; 12:2, 13.
19. Además de este pasaje, se mencionan también en Hechos 18:18-19, 24-26;
Romanos 16:3-5; 1 Corintios 16:19; y 2 Timoteo 4:19. Véase Hamilton, I
Commend to You Our Sister, Apéndice X.
20. La conexión corintia de Apolos está reflejada en Hechos 18:27-19:1; 1
Corintios 3:1-4:13, 16:12.
21. Juan Crisóstomo. «First Homily on the Greeting to Priscilla and Aquila»,
traducido por Katherine Clark Kroeger, Priscilla Papers 5.3 (Verano 1991), 18.
Énfasis en el original.
22. Mimi Haddad, «Priscilla, Author of the Epistle to the Hebrews?»,
Priscilla Papers 7.1 (Invierno 1993), 8.
23. Tertuliano dijo de las mujeres: «Ustedes son la puerta de entrada del
diablo. Ustedes abrieron el sello del árbol prohibido. Ustedes fueron las que
abandonaron la ley Divina. Las que persuadieron a aquel a quien el Diablo no
se atrevía a atacar. Con cuánta facilidad destruyeron la imagen de Dios en el
hombre. A causa de su deserción sobrevino la muerte, e incluso el Hijo de
Dios tuvo que morir». Tertullian, Concerning the Dress of Women 1.1. Citado por
Rosemary Radford Ruether, Sexism and God-Talk: Toward a Feminist Theology
(Boston: Beacon Press, 1983), 167. Énfasis en el original.
24. Tertuliano. Citado por Dorothy Pape, God and Women: A Fresh Look at
What the New Testament Says about Women (London: Mowbrays, 1977), 200.
25. Gibson declara: «La teoría de que Priscila escribió la epístola a los
Hebreos ha sido anticipada por tres eruditos: Harnack, Harris y Peake. El
origen de este libro ha sido siempre un misterio; en el año 225, Orígenes dijo:
―Quién escribió la Epístola a los Hebreos, sólo Dios lo sabe‖ Este anonimato es
tan sorprendente que sugiere que fue escrito por una mujer». Elsie Gibson,
When the Minister Is a Woman (Nueva York: Holt, Rinehart & Winston, 1970), 8-
9.
26. Pape, God and Women, 201-202.
27. Antes observamos que Pablo hizo uso de la elipsis en Efesios 5:22 (Véase
el capitulo 10, nota 15). Recuerde que la elipsis, según la definición de
Microsoft ® Bookshelf 98, es «la omisión de una palabra o frase necesaria para
una construcción sintáctica completa, pero no necesaria para su comprensión».
28. Pablo habla también de otra iglesia-casa en Corinto, la de Estéfanas (1
Corintios 1:16, 16:15). De igual manera, hace referencia a dos iglesias-casa en
Éfeso, una liderada por Priscila y Aquila (1 Corintios 16:19) y otra por
Onesíforo (2 Timoteo 1:16, 4:19). Menciona también la de Colosas, dirigida por
una mujer llamada Ninfas (Colosenses 4:15). También menciona la iglesia-casa
que Priscila y Aquila dirigieron en Roma (1 Corintios 16:3-5). Note que todas
estas son expresiones paralelas; algunas de ellas aluden a hombres en
liderazgo, otras a mujeres. Si una de ellas hace referencia a una manifestación
de la iglesia, todas deben ser igualmente consideradas. Así pues, se ve que
Pablo se refirió indiscriminadamente a los hombres y a las mujeres que ejercen
funciones de liderazgo en la iglesia.
29. Josefo, Josephus: Jewish Antiquities, Volumen IV, Libros I-IV, trad. por H. St.
J, Thackeray (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press,
1930), 4.219 (4.8.15). Josefo, como su contemporáneo Pablo, fue judío nacido en
una destacada familia que se benefició de la ciudadanía romana.
30. Pablo menciona dos fuentes de información con relación a la condición
de la iglesia en Corinto que le movieron a escribir esta carta. La primera es un
informe verbal de Cloé (1 Corintios 1:11). La segunda, una carta mencionada
en 1 Corintios 7:1 Estas dos fuentes bien pudieron ser una sola. Los mensajeros
de Cloé pudieron haberle entregado a Pablo un mensaje oral y una carta
escrita por Cloé. Esto es sólo una posibilidad y no se puede afirmar con
seguridad. Pero no es inverosímil, ya que vemos en los escritos de Pablo que
era costumbre enviar un mensaje oral con el portador del correo que llevaba la
correspondencia escrita (véase Efesios 6:21-22, Colosenses 4:7-9).
31. Spencer, Beyond the Curse, 119.
32. 1 Corintios 16:15b-16; La Reina Valera (60) concluye este párrafo con la
frase «reconoced, pues, a tales personas» (1 Corintios 16:18). En el texto griego
no aparece la palabra personas aquí, sino un pronombre personal en forma de
masculino plural. Como el vocablo hermanos, esta forma del pronombre puede
especificar el género (todos los varones) o incluir a ambos (hombres y mujeres)
en la lengua griega.
33. Este término en la forma masculino plural puede especificar el género
(todos los varones, por tanto, «hermanos», como en la Reina Valera (60)) o
incluir a ambos (hombres y mujeres, esto es, «hermanos y hermanas», como en
la versión inglesa NRSV) en lengua griega.
34. Véase Efesios 5:21 y la explicación en el capítulo 10 de este libro.
35. Pablo empleó aquí la misma palabra (en griego) que en Efesios 5:21 para
aludir a la sumisión mutua.
36. Filipenses 4:2-3, Romanos 16:3.
37. Romanos 16:6,12.
38. Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice X.
39. F. F. Bruce Citado por W. Ward Gasque, «Biblical Manhood and
Womanhood-Stressing the Differences», Pristilla Papers 4:1 (Winter 1990), 9.
40. Romanos 16:1-2.
41. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice L.
42. 2 Corintios 10:12.
43. 2 Corintios 10:18.
44. 2 Corintios 3:1.
45. 2 Corintios 12:11.
46. Pablo empleó la palabra griega diakonos veintiuna veces en sus cartas. La
Reina Valera (60) la traduce por diácono tres veces (Filipenses 1:1; 1 Timoteo
3:8.12), como diaconisa una vez (Romanos 16:1), como ministro 13 veces
(2Corintios 3:6; 6:4; 11:15a, 15b, 23; Gálatas 2:17; Efesios 3:7; 6:21; Colosenses
1:7, 23, 25; 4:7; 1 Timoteo 4:6), como servidor 3 veces (Romanos 13:4a, 4b: 1
Corintios 4:1) y como siervo 1 vez (Romanos 15:8).
47. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice K.
48. Schmidt, Veiled and Silenced, 180. Véase también Trombley, Who Said
Women Can’t Teach?, 194; y Katherine C. Bushnell, God’s Word to Women: One
Hundred Bible Studies on Woman´s Place in the Divine Economy, (North Collins:
Reimpreso por Ray B. Munson, 1978), 366. The Apostolic Constitutions,
(documento siriaco del año 375 aproximadamente) es el primer texto cristiano
conocido que usa la forma femenina de diakonos.
49. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice X. Pablo aludió
a catorce individuos con el término diakonos o una de sus palabras afines. Doce
de ellos son hombres: Acaico, Apolos, Arquipo, Epafras, Fortunato, Marcos,
Onésimo, Onesíforo, Filemón, Timoteo, Tito y Tíquico. El decimotercero es
Estéfanas (1 Corintios 16:15ff), cuyo nombre, como ya vimos en este capítulo,
pudo ser nombre de varón o de mujer. En último lugar se menciona a la
ministra Febe.
50. Filipenses 2:25-30. Note que en Filipenses 2:29, la palabra hombres no
aparece en el original relacionada con honor. La versión Reina-Valera hace una
mejor traducción al verter esta frase: «tened en estima». De manera similar,
otras versiones traducen: «honren a tales personas».
51. Varias versiones usan ayuda, ayudadora o ayudado. Otras, socorrido,
benefactora, «pues ella ha demostrado ser una buena amiga», «que ha
cuidado», «que ha prestado un gran servicio», véase Hamilton, I Commend to
You Our Sister, Apéndice O.
52. Marcos 9:35.
53. Josefo, el famoso historiador judío, un poco más joven que Pablo, pero
contemporáneo suyo, empleó esta palabra veinte veces en sus tres obras
principales, Encierra los significados de protector, campeón y patrón para
definir gobernador, Señor o dirigente. Josefo usó la palabra para calificar a
César de «señor del universo». Sería difícil encontrar una expresión más
encumbrada para definir la cima del poder humano. Véase Hamilton, I
Commend to You Our Sister, Apéndice O.
54. E1 verbo griego egeneithei está en forma aoristo pasiva. Esto significa que
Febe fue próstetis no en virtud de sus propias obras, sino de las de otra
persona. No es un auto nombramiento; es una responsabilidad oficialmente
asignada «La pasiva indica que su designación u ordenación vino de otro. La
mención que hace Pablo de sí en el posesivo se podría entender, técnicamente,
como genitivo de origen o de causa. Por tanto, la frase podría rezar así:
"Porque ella ha sido nombrada por mi propia iniciativa, la de un oficial que
preside sobre muchos"», según Kroeger y Kroeger, ¿Ancianas...?, 17. Conviene
notar, además, que «se utiliza la misma construcción para afirmar que Pablo
foe nombrado u ordenado ministro» en Efesios, según Catherine Clark
Kroeger, «Toward an Egalitarian Hermeneutic of Faith, Priscilla Papers, 4.2
(Primavera 1990), 6.
55. Aner en griego. Las treinta y dos apariciones en 1 Corintios son: 7:2, 3a,
3b, 4a, 4b, 10, 11a, 11b, 13a. 13b, 14, 16a, 16b, 34, 39a, 39b; 11:3a, 3b, 4, 7a, 7b,
8a, 8b, 9a, 9b, 11a, 11b, 12a, 12b, 14; 13:11; 14:35. Véase Hamilton, I Commend to
You Our Sister, Apéndice J.1.
56. Gune en griego. Las cuarenta y una apariciones en 1 Corintios son 5:1;
7:1, 2, 3a, 3b, 4a, 4b, 10, 11, 12, 13, 14a, 14b, 16a, 16b, 27a, 27b, 27c, 29, 33, 34, 39;
9:5; 11:3, 5, 6a, 6b, 7, 8a, 8b, 9a, 9b, 10, 11a, 11b, 12a, 12b, 13, 15; 14:34, 35. Véase
Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice J.1.
57. 1 Corintios 1:17.
58. 1 Corintios 1:18-2:5.
59. 1 Corintios 5:1-5.
60. 1 Corintios 5:1.
61. 1 Corintios 5:2.
62. 1 Corintios 5:5.
63. 1 Corintios 6:12
64. 1 Corintios 6:13, 15, 18, 20.
65. 1 Corintios 7:1.
66. 1 Corintios 7:7. Exousia en griego.
67. «Cada uno» incluye claramente a las mujeres, pues el pronombre griego
que aquí se emplea incluye a ambos géneros.
68. 1 Corintios 7:32, 34.
69. 1 Corintios 7:35.
70. 1 Corintios 9:5, 15.
71. 1 Corintios 7:34.
72. La versión NIV supera a la de la Reina Valera (60), en traducir la palabra
griega anthropos, La Reina Valera (60) la traduce como «hombres», lo cual
podría ser entendido como género masculino específico, pero la palabra
anthropos, incluye a los dos géneros, tanto hombres como mujeres
indistintamente.
73. Día 6, parte dos: Génesis 1:26-27.
74. Día 6, parte uno: Génesis 1:24-25.
75. Día 5, parte dos: Génesis 1:21b.
76. Día 5, parte uno: Génesis 1:21a.
77. Véase el capítulo 5 de este libro.
78. 1 Corintios 15:39.
79. 1 Corintios 15:21-22.
CAPÍTULO 12
1. 1 Corintios 11:3; El texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores para reflejar más exactamente los artículos griegos.
2. 1 Corintios 14:34.
3. 1 Timoteo 2:12.
4. Santiago 1:5.
5. 1 Corintios 11:2-16; el texto de la Reina Valera (60) presenta la siguiente
modificación: En el versículo 3, «el varón es la cabeza de la mujer» se
reemplazo por «una mujer» En el versículo 10, «señal de» se ha eliminado.
Tales modificaciones se explicaran en este capítulo.
6. 1Corintios 11:3; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por sus
autores.
7. Gretchen Gaebelein Hull, Equal to Serve: Women and Men Working
Together Revealing the Gospel, (Tarrytown: Fleming H. Revell Company, 1991),
252.
8. Philip Barton Payne, «Response» en Mickelsen, Women, Authority and the
Bible, 118.
9. Berkeley Mickelsen y Alvera Mickelsen, «What Does Kephale Mean in the
New Testament?», en Mickelsen, Women, Authority and the Bible, 100.
10. Payne, «Response», 121-123.
11. Véase al capítulo 5 de este libro. Observe que: «Alcmeón de Crotón, casi
contemporáneo de Pitágoras, creía que el esperma procedía del cerebro,
mientras que Aristóteles (como su maestro, Platón) explicó que el semen
descendía de la cabeza, a través de la médula espinal, hasta los genitales, para
engendrar vida», Esta cita es de Catherine Clark Kroeger, «Appendix III: The
Classical Concept of Head as ―Source‖» en Hull, Equal to Serve, 270.
12. Catherine Clark Kroeger, «Appendix III: The Classical Concept of Head
as ―Source‖» in Hull, Equal to Serve, 270. Kroeger cita media docena de casos
de este uso por los antiguos.
13. Exousia.
14. 1 Corintios 11:10; La Reina Valera (60) inserta incorrectamente en el texto
«señal de». El original griego no contiene tal expresión. Esto se tratará con más
detalle en este mismo capítulo.
15. El texto griego dice literalmente: «La cabeza de una mujer es el hombre».
Éste cambio pequeño pero importante en el texto de la Reina Valera (60), nos
ayudara mucho a interpretar este difícil pasaje.
16. El verbo griego está en tiempo presente de voz activa, lo que significa
que está sucediendo ahora mismo.
17. Filipenses 2:10-11.
18. Hechos 17:25, 28. La primera cita de Pablo pertenece al Cretica de
Epiménides. La segunda se encuentra en Los fenómenos de Arato y en el
«Himno a Zeus» de Oleantes. Curiosamente, la supremacía de Zeus se asocia
con su supuesto poder creativo, dador de vida. Los Poemas órficos —escritos en
honor de Zeus— dedaran: «Zeus es la cabeza; Zeus el centro; Zeus ha hecho
todas las cosas». Citado por Kroeger, Head as Source, 89.
19. 1 Corintios 8:6.
20. Gilbert Bilezikian, El lugar de la mujer en la iglesia, segunda edición.
(Grand Rapids: Nueva Creación/Eerdmans, 1993).
21. Craig S. Keener, Paul, Women and Wives: Marriage and Women’s Ministry
in theLetters of Paul, (Peabody: Hendrikson Publishers, 1992), 55.
22. Gálatas 4:4-5.
23. Juan 1:1.
24. Juan 1:14.
25. Cirilo de Alejandría, De Recte Fide ad Arcadiam et Marinam. Citado por
Kroeger, Head as Source, 277.
26. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 128ff. De hecho, Pablo sólo
emplea kephale nueve veces fuera de 1 Corintios 11. Una vez (Romanos 12:20)
la usa en sentido literal. En las otras ocho ocasiones, Pablo utiliza la palabra
metafóricamente. (1 Corintios 12:21; Efesios 1:22, 4:15, 5:23a, 5:23b; Colosenses
1:18, 2:10, 2:19).
27. En todos sus escritos, Pablo emplea kurios («Señor») 282 veces con
relación a Dios/Jesús —esta era su forma más usual de aludir a la divinidad.
En contraste, emplea soter («Salvador») de forma muy selectiva— sólo doce
veces en sus cartas. Emplea «Señor» nada menos que veintitrés ocasiones por
cada vez que usa «Salvador». Dado que rara vez emplea esta palabra, su uso
es tanto más extraordinario en Efesios 5:23.
28. Efesios 5:18-22.
29. Véase Mateo 3:17, 17:5; Marcos 1:11, 9:7; Lucas 3:22, 9:35; Fílipenses 2:9.
30. Véase Lucas 11:13, 24:49; Juan 3:34, 14:16, 14:26, 15:26; Hechos 1:4-5.
31. Véase Mateo 26:39, 26:42; Marcos 14:36; Lucas 22:42; Juan 4:34, 5:19, 5:30,
6:38, 8:28.
32. Véase Juan 6:63, 7:37-39, 16:7, 20:22; Hechos 1:8.
33. Véase Juan 14:26, 15:26, 16:14-15.
34. Véase Juan 14:26, 15:26, 16:13; Hechos 1:4-5.
35. Catherine Clark Kroeger, «An Illustration of the Greek Notion of ―Head‖
as ―Source‖», Priscilla Papers, 1.3 (agosto 1987), 5.
36. 1 Corintios 11:8-12. El texto de la Reina valera (60) fue modificado por
los autores. El complemento «señal de» se ha eliminado en el versículo 10, ya
que aquellas palabras no aparecen en el griego original. La adición de tales
palabras por la Reina Valera (60) y otras versiones distorsiona las Escrituras,
dando la impresión de que la mujer ha de estar sujeta a autoridad en vez de
ejercerla: «Sir William Ramsey en su Cities of St. Paul declara a este respecto:
―Muchos comentaristas antiguos y modernos afirman que la «autoridad» que
la mujer lleva sobre su cabeza es a la que ella está sujeta —idea descabellada
de la que se reiría un estudioso del griego en cualquier texto, excepto en el
Nuevo Testamento, en donde (como parecen pensar) las palabras (griegas)
pueden significar cualquier cosa que los comentaristas pretendan‖», Pape, God
and Women, 109.
37. Génesis 2:22; véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 89ff.
38. Génesis 2:18; véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 91ff.
39. Si anterior significa superior, entonces las ranas son superiores a los
hombres, ya que fueron creadas en el día quinto, mientras que el hombre lo
fue en el sexto. Véase Génesis 1.
40. 1 Corintios 15:3-11.
41. Véase el capítulo 7 de este libro.
42. 1 Corintios 11:10; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores. El complemento «señal de» se ha omitido del versículo 10 porque no
aparece en el texto griego. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister,
Apéndice F.1.
43. Los quince versículos que contienen los términos exousia epi son: Mateo
9:6, 28:18; Marcos 2:10; Lucas 5:24, 9:1, 10:19, 19:17; Hechos 26:18; 1 Corintios
11:10; Apocalipsis 2:26, 6:8, 11:6, 13:7, 14:18, 16:9.
44. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice M. Thayer
define exousia de la siguiente manera: «1) poder de elección, libertad de hacer
lo que a uno le place; permiso o excedencia; 2) poder físico y mental; la
capacidad o fortaleza recibida que alguien posee o ejercita; 3) el poder de la
autoridad (influencia) y del bien; 4) el poder de regir o gobernar» John Henry
Thayer, A Greek-English Lexicon of the New Testament, 4a edición por
(Milford: Mott Media, 1982), 225. Bauer, Gingrich y Danker definen exousia
como: «1) libertad de elección, derecho de actuar, decidir, o disponer de los
propios bienes como a uno le plazca; 2) habilidad para hacer algo, capacidad,
fuerza o poder; 3) autoridad, poder absoluto, garantía; 4) el poder ejercido por
los gobernantes o los que están en eminencia en virtud de su cargo: a) poder
dirigente, poder oficial; b) el ámbito en que se ejerce el poder; c) los portadores
de la autoridad —i) autoridades humanas, oficiales, gobiernos; ii) de
gobernadores y funcionarios del mundo espiritual.» Bauer, Gingrich y Danker,
1979, en Logos ® Bible Software 2.0.
45. 1 Corintios 11:10; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores. El complemento «señal de» se ha omitido en el versículo 10 porque no
aparece en el texto griego. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister,
Apéndice F.1. Énfasis añadido.
46. Mateo 22:23-33, Marcos 12:18-27, Lucas 20:27-40.
47. 1 Corintios 11:13. En otros dos versículos, Pablo manda a los corintios
juzgar: 1 Corintios 4:5 y 10:15.
48. Keener, Paul, Women and Wives, 42.
49. 1 Corintios 11:11.
50. Bristow, What Paul Really Said, 59.
51. Génesis Rabbah 8.9 y 22.2. Citado por Madeleine Boucher, «Some
Unexplored Parallels to 1 Cor. 11:11-12 & Gal. 3:28: The New Testament on the
Role of Women», Catholic Biblical Quarterly, 31.1 (enero 1969), 52.
52. Mateo 13:33, Lucas 13:20-21.
53. 1 Corintios 11:12.
54. 1 Corintios 4:7.
CAPÍTULO 13
1. 1 Corintios 11:4-7.
2. Efesios 2:20, 3:5.
3. Hechos 1:12-15 menciona específicamente los dos grupos públicamente
reconocidos que formaron parte regular del entorno ministerial de Jesús: los
doce» y «las mujeres» (este asunto se trata en el capitulo 9), entre los
aproximadamente 120 creyentes. Ellos fueron los primeros llenos deI Espíritu
el día de Pentecostés y quienes ministraron públicamente hablando en
lenguas. (Hechos 2:1-41). Por supuesto, Matías fue el miembro que se
incorporó a los doce en sustitución de Judas.
4. Hechos 2:17-18. Enfasis añadido. Véase Hamilton, I Commend to Your
Our Sister, 149-150.
5. Megillah 14a. Véase también B. Sotah 12b.
6. Pablo citó Génesis 25:23. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister,
Apéndice T.
7. B. Megillah 23a. Citado por Biale, Women and Jewish Law, 26.
8. Adoniram Judson Gordon, «The Ministry of Women», World Missionary
Review (reprinted by Christians for Biblical Equality, 1893), 3.
9. William Sterns Davis, A Day in Old Rome: A Picture of Roman Life (Nueva
York: Biblo and Tannen, 1962), 93.
10. Keener, Paul, Women and Wives, 30.
11. Plutarco, «Bravery of Women», 245C-F. Citado por Lefkowitz y Fant,
Women’s Life, 129-130.
12. Kroeger, Greco-Roman Cults, 37. Kroeger basa sus afirmaciones en
Philostratus, Imagines 1.2.; Aristides, Rethoric 41:9; Eurípides, Bacchae 836 y 862;
Plutarch Moralia, 268 C-E; Athenaus 12:525; Lucían, Dea Syria 6.
13. 1 Corintios 11:6. Énfasis añadido.
14. 1 Corintios 11:7.
15. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 183-184.
16. La conjunción de es tan común que aparece 193 veces en 1 Corintios.
17. Génesis 2:18.
18. Génesis 1:31.
19. 1 Corintios 11:13-15.
20. 1 Corintios 11:13.
21. Hay otros dos imperativos en 1 Corintios 11:2-16; ambos se encuentran
en 1 Corintios 11:6. Sin embargo, sólo van dirigidos a las mujeres. Véase
Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice F.5.
22. 1 Corintios 11:14.
23. Patricia Gundry, Women Be Free! Free to Be God’s Woman (Grand Rapids:
Zondervan, 1977), 36.
24. 1 Corintios 10:31-11:1. El concepto de «cubrirse o no la cabeza, tener el
pelo largo o corto», aunque no se halle en el texto, podría, sin duda, ser
incluido en la frase «y todo lo que hagáis» y ser legítimamente insertado, pues
es el siguiente tema que toca Pablo, La inserción de esta frase aquí sirve para
ilustrar la necesidad de reflexionar en los principios de Pablo, aprender de los
ejemplos particulares que él nos brinda y aplicar esas verdades a todas las
esferas de la vida.
25. 1 Corintios 11:16.
CAPÍTULO 14
1. Algunos eruditos evangélicos creen que éste y el siguiente versículo —1
Corintios 14:35— fueron insertados por escribas posteriores, porque su
ubicación varía en manuscritos más tempranos. Yo creo que debemos
aceptar que estos dos versículos son genuinos por dos razones: Primera,
ningún manuscrito conocido los omite. Esto sugiere que la variación en la
ubicación se debe más a un simple error de copia que a una adición
deliberada a la palabra inspirada de Dios. Segunda, creo que podemos
confiar en que Dios cuidó soberanamente la formación de los textos
antiguos que fueron preservados para la posteridad. Aunque no hubiera
Pablo escrito estas palabras, deberíamos aún aceptarlas como parte de la
Palabra inspirada de Dios. La agencia humana no es el factor determinante,
sino la inspiración de Dios.
2. Las versiones inglesas que hacen esto son: The American Standard
Versión, The Amplified Bible, The Catholic Bible, The Jerusalem Bible, The
Moffatt Versión, The New English Bible, The New International Versión, The
New Jerusalem Bible, The New Revised Standard Versión, the Oxford Study
Bible, The Revised Standard Versión and Today‘s English Versión.
3. Las versiones inglesas que hacen esto son the 1886 Revised Versión, The
1911 Bible, The Berkeley Versión, J. B. Phillips Translation, The King James
Versión, The Knox Versión, The Modern Language Versión, The Modern
Readers Versión, The New American Standard Bible, The Scofield Bible, y The
Thompson Chain Reference Bible.
4. La transposición de los versículos 34 y 35 en varios manuscritos antiguos
hace de aquellos versículos una unidad gramatical separada del versículo 33.
Si se pretendió que la última parte del versículo 33 se percibiera como cláusula
de apertura del versículo 34, se habría transpuesto a lo largo de los 34 y 35, en
esos manuscritos, pero no fue así.
5. 1 Corintios 14:33-34a; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por
los autores.
6. 1 Corintios 14:26-40. El texto de la Reina Valera (60) fue modificado por
los autores de la siguiente manera: En el versículo 26 se ha añadido «y
hermanas» para comunicar la naturaleza inclusiva génerica de adelphos cuando
se usa en forma plural. Los tres mandatos de guardar silencio (en los
versículos 28, 30 y 34) se han traducido todos igual «callen». Esto refleja el
griego original, ya que se emplea el mismo verbo, en la misma forma verbal,
en las tres ocasiones, lo que ayuda a distinguir la repetición deliberada de
Pablo. La puntuación ha sido modificada en dos lugares. La frase «como en
todas las iglesias de los santos» se ha conectado a la primera mitad del
versículo 33, colocándose un punto al final de la misma. El versículo 35 se se-
paró en dos oraciones para distinguir entre la enseñanza de Pablo (35a) y su
cita del comentario erróneo que hicieron algunos miembros de la iglesia de
Corinto (35b, ahora entre comillas). Por último, se han insertado dos
expletivos de disyunción (¡Tonterías! ¿Qué?) en el versículo 36 para reflejar la
palabrita griega no traducida ἢ. Todas estas modificaciones serán explicadas
en éste y el siguiente capítulo.
7. Las citas del Antiguo Testamento en 1 Corintios son: 1:19 (Isaías 29:14);
1:31 (Jeremías 9:24); 2:9 (Isaías 64:4); 2:16 (Isaías 40:13); 3:19 (Job 5:13); 3:20
(Salmo 94:11); 5:13 (Deuteronomio 17:7, 19:19, 21:21, 22:21, 22:24, 24:7); 6:16
(Génesis 2:24); 9:9 (Deuteronomio 25:4); 10:7 (Éxodo 32:6); 10:26 (Salmo 24:1);
14:21 (Isaías 28:11-12); 15:27 (Salmo 8:6); 15:32 (Isaías 22:13), 15:45 (Génesis
2:7); 15:54 (Isaías 25:8); 15:55 (Oseas 13:14). Note que estas diecisiete citas
pertenecen a ocho libros del Antiguo Testamento que abarcan las tres
categorías principales (la Ley, los Profetas y lós Escritos) de las Escrituras
hebreas.
8. 1 Corintios 11:24-25 refleja las palabras registradas en Lucas 22:19-20.
9. 1 Corintios 15:33. Pablo toma una cita de Thais, obra de Menandro.
10. 1 Corintios 4:6. Pablo cita a un axioma rabínico, registrado
posteriormente en B. Makkot 23a.
11. 1 Corintios 10:28, 12:3, 14:25.
12. 1 Corintios 1:12, 3:4, 6:12-13, 10:23, 12:3, 15:35.
13. ἢ se halla en 1 Corintios 1:13; 2:1; 4:3, 21; 5:10a, 10b, 11a, 11b, 11c, 11d,
11e; 6:2, 9, 15, 19; 7:9, 11, 15, 16; 9:6, 7, 8, 10, 15; 10:19, 22; 11:4, 5, 6, 22, 27; 12:21;
13:1; 14:5, 6a, 6b, 6c, 6d, 7, 19, 23, 24, 27, 29, 36a, 36b, 37; 15:37; 16:6. Por
supuesto, nos basamos en la tercera edición UBS del Nuevo Testamento en
griego. Existen algunas discrepancias con el Textus Receptus, pero ninguna de
ellas afectan a la cuestión estructural que se discute aquí. Aunque el Textus
Receptus no tiene ἢ en 1 Corintios 6:2, si contiene cuatro referencias
adicionales: 1 Corintios 3:5, 5:10c, 5:11f, 11:14, lo que hace un total de
cincuenta y dos ocasiones.
14. Linda McKinnish Bridges, Paul´s Use of Slogans in the Rhetorical Strategy of
1 Corinthians 14:34-36 (Richmond: Baptist Seminary, unpublished paper, 1990),
13.
15. Bilezikian, El Lugar de la Mujer (Nueva Creación/Eerdmans),
16. 1 Corintios 14:27.
17. 1 Corintios 14:31.
18. 1 Corintios 14:33.
19. 1 Corintios 14:26.
20. 1 Corintios 14: 27-28, 39b.
21. 1 Corintios 14:29-32, 39a.
22. 1 Corintios 14:34-38.
CAPÍTULO 15
1. Corintios 14:34-35a. El texto de la Reina Valera (60) fue modificado por
los autores.
2. 1 Corintios 14:39.
3. 1 Corintios 14:40.
4. 1 Corintios 14:31.
5. 1 Corintios 14:32.
6. 1 Corintios 14:31.
7. 1 Corintios 14:26.
8. 1 Corintios 14:2 declara que «el que habla en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios». Esta puede ser una de las formas en que las mujeres
oraban en público (1 Corintios 11:5, 13). Se ve claramente que el hablar en
lenguas está asociado con la oración en 1 Corintios 14:14-15: «Porque si yo oro
en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin
fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento».
9. 1 Corintios 11:5.
10. 1 Corintios 14:26; el texto fue modificado por los autores de la Reina
Valera (60) y el énfasis añadido. Como notamos anteriormente, adelphos, en la
forma masculino plural que aquí aparece, se puede emplear para dirigirse
bien a un grupo de hermanos, o bien a un grupo sólo de hermanos o un grupo
mixto de hermanas y hermanos. El último sentido de la palabra sería el más
normal, ya que Pablo se dirigió previamente a las mujeres y a los hombres en
estas secciones que tienen que ver con el ministerio público en la iglesia. Por
esta razón, la versión inglesa de NRSV la traduce, con género neutro, por
«amigos».
11. Estas son, entre otras, dos posibles formas de ministerio expresadas en 1
Corintios 14:26. Esta lista no pretende ser exhaustiva sino más bien mostrar un
ejemplo de la diversidad de ministerios en un culto de adoración cristiano.
Note que la revelación puede implicar la predicación, la enseñanza o la
profecía. Es el ministerio público de la Palabra de Dios.
12. 1 Corintios 14:26.
13. 1 Corintios 14:28, 30, 34.
14. 1 Corintios 14:28, 29.
15. 1 Corintios 11:4-5.
16. 1 Corintios 14:34. El verbo griego es upotasso.
17. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice R.
18. Véase a las páginas 160-161 de este libro.
19. 1 Corintios 14:33, 34. En ambos casos se emplea la palabra griega
ekklesia, aunque la Reina Valera (60) traduce una por «iglesias» y la otra por
«congregaciones».
20. 1 Corintios 14:33.
21. Tanto «estén sujetas», en 14:34, como «están sujetos», en 14:32, son
traducciones del verbo griego upotasso. De nuevo vemos que Pablo exige a las
mujeres lo mismo que a los hombres.
22. Aunque la apelación que hace Pablo a la Ley pueda al principio
extrañarnos, conviene notar que lo hace otras dos ocasiones en esta carta: 1
Corintios 9:8-9 y 14:21.
23. La Septuaginta fue la traducción al griego del Antiguo Testamento, al
uso en la época de Pablo
24. Kroeger and Kroeger, I Suffer Not, 75-76. Las tres referencias al Antiguo
Testamento son: Salmo 37:7, 62:1 y 62:5.
25. Bushnell, God’s Word to Women, 299.
26. 1 Corintios 12:1. La Reina Valera (60) traduce adelphos por «hermanos».
Esta palabra en plural puede aludir a un grupo de varones o de varones y
mujeres. Véase la versión de NRSV, que dice: «Hermanos y hermanas...»
27. 1 Corintios 14:5, 12.
28. 1 Corintios 14:19.
29. 1 Corintios 14:20.
30. ¡Qué marcado contraste con la práctica pagana, que siempre consideró a
las mujeres intelectualmente inferiores, nunca capaces de crecer más allá de
una mentalidad infantil! Véase Hamilton, I Commend to Yow Our Sister, 68.
31. 1 Corintios 14:31.
32. 1 Corintios 11:6, 14:35; Efesios 5:12.
33. Aristófanes Lysístrata, 524-532.
34. Aristóteles, Politics, 1.5.4-8 (1259b-1260a). También, Sófocles, «Ajax» en
Sófocles, Volumen II: Ajax, Electra, Trachiniae, Pyiloctetes, traducido por: F. Storr
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1929), 293.
35. Plutarch, Bride and Groom, 142D.
36. Tito Maccio Piauto, Little Carthaginiaru Citado por F. H. Sandbach, The
Comic Theatre of Greece and Rome (Nueva York: Norton, 1977), 109.
37. Tito Maccio Piauto «The Rope (Rudens)» en Plautus, Volumen IV: The
Little Carthaginian, Pseudolus and The Rope, traducido por: Paul Nixon
(Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press, 1951), 1114.
38. M. Gittin 4.8.
39. Sirach 26:14 RSV. (Versión inglesa)
40. B. Berakhot 24a.
41. B. Kiddushin 70a.
42. 1 Corintios 14:36.
43. 1 Corintios 14:37-38,
44. 1 Corintios 14:39.
CAPÍTULO 16
1. El libro de Hechos concluye diciendo: «Y Pablo permaneció dos años
enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando
el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin
impedimento» (Hechos 28:30-31). El Nuevo Testamento no declara qué
sucedió cuando se cumplieron aquellos dos años. Eusebio, historiador de la
iglesia primitiva, nos ayuda a reconstruir la historia: «También Lucas, que
consignó por escrito los Hechos de los Apóstoles, puso punto final a su relato
declarando que Pablo pasó dos años enteros en Roma, en libertad, predicando
la palabra de Dios sin impedimento. La tradición asegura que, después de
defenderse a sí mismo, el apóstol fue de nuevo enviado con el ministerio de la
predicación, y al regresar a la misma ciudad sufrió el martirio por orden de
Nerón. Durante su encarcelamiento escribió la segunda epístola a Timoteo,
indicando que su primera defensa ya se había producido y que su martirio
estaba próximo». Eusebio, The Ecclesiastical History, Volumen II, traducido por:
J. E. L. Oulton (Cambridge: Loeb Classical Library, Harvard University Press,
1973), 2.22.Í-2.
2. Filón de Bizancio describió las siete maravillas del mundo en torno al
año 225 a. C. Alabó el templo de Artemisa (Diana) en Éfeso por encima de
todas ellas, afirmando que era la única casa de los dioses: «Quienquiera que lo
presencie se convencerá de que se ha producido un cambio: el mundo celestial
inmortal ha descendido a la tierra». Filón de Bizancio, The Seven Wonders, 6.1.
Citado por John y Elizabeth Romer, On the Seven Wonders of the World: A
History of the Modern Imagination (Nueva York: Henry Holt and Company,
1995).
3. Ovidio, «The Heroides» 20.5-8, 201-212» en Ovid: The Heroides and the
Amores, traducido por: Grant Showerman (Cambridge: Loeb Classical Library,
Harvard University Press).
4. Véase Hechos 19:23-41.
5. Hechos 18:26.
6. Véase previas referencias a Febe en los capítulos 3 y 11.
7. 1 Timoteo 2:1-15, el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores de la siguiente manera: En el versículo 1 se le agrega la frase «por lo
tanto». Para reflejar con más exactitud el significado de anthropos, «hombres»
se sustituye por «personas» en el versículo 4 y 5. En el versículo 15a se le
agrega la frase «por medio del engendramiento del hijo» y en el versículo 15b
a la palabra «permaneciere» se le agrega la terminación «n» para reflejar la
gramática griega de una manera más exacta. Estas modificaciones se
explicarán en el presente capítulo y siguientes.
8. 1 Timoteo 2:1.
9. 1 Corintios 16:9.
10. 1 Timoteo 2:2.
11. En griego, el adjetivo quieta es hesuchios. Su nombre afín, hesuchia,
aparecerá dos veces en 1 Timoteo 2:11-12. Véase Hamilton, I Commend to You
Our Sister, Apéndice N.
12. 1 Timoteo 2:3-4; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores.
13. 1 Timoteo 2:5-6a; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores.
14. 1 Timoteo 2:8.
15. 1 Timoteo 2:7.
16. 1 Timoteo 2:9-10. El texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores.
17. Véase Thayer, Greek-English Lexicon, 682. El lexicón de Thayer declara
que esta palabra significa «del mismo modo, de manera similar».
18. Ya consideramos el significado de elipsis cuando nos detuvimos en
Efesios 5:22, en el capítulo 10 de este libro. Una vez más, la definición de
elipsis, según Microsoft ® Bookshelf 98, es «la omisión de una palabra o frase
necesaria para una construcción sintáctica completa, pero no necesaria para su
comprensión». Por ejemplo, no es raro decir: «voy a la tienda. Roberto,
también». Aunque no se diga, se entiende que «Roberto también va a la tienda».
De forma similar, La declaración de Pablo: «Quiero, pues, que los hombres
oren... Asimismo que las mujeres...» debe entenderla el lector en el sentido:
«También quiero que las mujeres oren...»
19. 1 Timoteo 2:1.
20. Gordon, «The Ministry of Women», World Missionary Review, 2.
21. Juan Crisóstomo. Citado por Charles Kingsley Barret, «Pastoral Epistles»
en The New Clarendon Bible (Oxford: Clarendon Press, 1963), 55. También
Keener, Paul, Women and Wives, 102-103: «Aunque la gramática no aclara este
punto el "asimismo" de 2:9 probablemente sugiere que Pablo, después de
instruir a los hombres a orar, instruye igualmente a las mujeres. Como en 1
Corintios 11, las mujeres no son silenciadas en la iglesia; se les permite orar».
22. Richard Kroeger y Catherine Clark Kroeger, «1 Timothy 2:9-10
Revisited», Priscila Papers 8.1 (Winter 1994), 4. Debido a que Éfeso rebosaba de
inmoralidad, las instrucciones de Pablo a este respecto fueron especialmente
relevantes.
23. Sentences of Sextus 513. Citado por Gordon Fee, New International Biblical
Commentary: 1 and 2 Timothy, Titus (Peabody: Hendrickson Publishers, 1988),
71. Otro autor antiguo escribió: «La mujer sobria, liberta, debe vivir con su
marido según ley, adornada de modestia, vestida de ropa blanca, limpia,
sencilla, sin extravagancia ni excesos. Debe de evitar atuendos totalmente
purpúreos, o con bandas en púrpura y oro, ya que tal clase de vestido es
exhibido por hetairas (es decir, prostitutas) que cazan al acecho muchos
hombres. Pero el adorno de la mujer que desea agradar a un sólo hombre, su
propio marido, es su carácter y no su indumentaria. Pues la mujer liberta debe
ser hermosa para su propio marido, no para los hombres del vecindario».
Pseudo Melissa, Setter to Kleareta. Citado por Keener, Paul, Women and Wives,
106.
24. Davis, Old Rome, 97-98.
25. Plinio se asombraba en gran manera cuando algunas mujeres llegaban al
extremo de «usar perlas para adornarse los pies, no ya colgándolas de los
lazos dé las sandalias, sino incluso de las zapatillas». Pliny the Elder, Natural
History, 9.56.114.
26. 1 Timoteo 2:10.
27. Kroeger and Kroeger, «Timothy Revisited», 5.
28. El único que no se emplea es exagello («publicar») y sólo se halla en 1
Pedro 2:9.
29. Anagello se encuentra en Romanos 15:21, 2 Corintios 7:7.
30. Apagello se halla en 1 Corintios 14:25, 1 Tesalonicenses 1:9.
31. Diagello se encuentra en Romanos 9:17.
32. Epagello se halla en Romanos 4:2-3; Gálatas 3:19; 1 Timoteo 2:10, 6:21;
Tito 1:2.
33. Euagello se halla en Romanos 1:15, 10:15a, 10:15b; 15:20; 1 Corintios 1:17,
9:16a, 9:16b, 9:18, 15:1, 15:2; 2 Corintios 10:16, 11:7; Gálatas 1:8a, 1:8b, 1:9, 1:11,
1:16, 1:23, 4:13; Efesios 2:17, 3:8; 1 Tesalonicenses 3:6.
34. Katagello se encuentra en Romanos 1:8; 1 Corintios 2:1, 9:14, 11:26,
Filipenses 1:16, 1:18; Colosenses 1:28.
35. Paragello se halla en 1 Corintios 7:10, 11:17, 1 Tesalonicenses 4:11; 2
Tesalonicenses 3:4, 6, 10, 12; 1 Timoteo 1:3, 4:11, 5:7, 6:13, 6:17.
36. Timoteo 2:11-15a; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores.
37. 1 Timoteo 2:1-8.
38. 1 Timoteo 2:8.
39. 1 Timoteo 2:9-10.
40. 1 Timoteo 6:3. Énfasis añadido.
41. 1 Timoteo 1:6, 6:21, 4:1. Énfasis añadido.
42. 1 Timoteo 1:3; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores. Énfasis añadido.
43. 1 Timoteo 4:7.
44. 1 Timoteo 5:13.
45. 2 Timoteo 3:6-7.
46. 2 Timoteo 3:13; el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores que tradujeron correctamente anthropos.
47. 1 Timoteo 1:20, 2 Timoteo 2:17.
48. 1 Timoteo 1:20, 2 Timoteo 4:14-15.
49. 2 Timoteo 2:17.
50. 2 Timoteo 1:15, 2 Timoteo 4:10.
51. Pablo declaró en 1 Corintios 5:1: «...Alguno tiene la mujer de su padre».
Pocos versículos después vuelve a hablar de «este hombre» (1 Corintios 5:5).
Aunque no menciona sus nombres, el apóstol tenía claramente en mente una
mujer y un hombre, La notoriedad del caso hizo que la mención de sus
nombres fuera innecesaria. Los corintios sabían a quién se estaba refiriendo.
52. Tito 3:10-11.
53. Tito 1:5.
54. Tito 1:11.
55. Tito 3:10.
56. Tito 1:11.
57. Mateo 18:15-17.
58. Timoteo 2:13.
59. Dos veces, en sus epístolas, Pablo culpó a Adán de la entrada del pecado
en el mundo: Romanos 5:12-21 y 1 Corintios 15:22. No hay una declaración
paralela referente a Eva en los escritos de Pablo.
60. El pecado es pecado, y como tal, nunca es excusable. No obstante, las
Escrituras reconocen la diferencia entre el pecado cometido deliberadamente y
el inconsciente. Jesús dijo: «Aquel siervo que conociendo la voluntad de su
señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco»
(Lucas 12:47-48a). Pablo parece aplicar este principio a la diferente disciplina
con que trata a Himeneo y Alejandro, por una parte, y a la mujer, cuyo
nombre no se menciona, por otra. Del mismo modo, esto explica el distinto
juicio con que juzgó los actos de Adán y los de Eva.
CAPÍTULO 17
1. 1 Timoteo 2:11, 2 Timoteo 2:17.
2. Spencer, Beyond the Curse, 74. La autora refleja fielmente el singular del
texto griego empleando «mujer» hasta la última frase, en donde usa el plural
«mujeres». Nuestra cita lo corrige, sustituyendo la forma de plural con la de
singular entre paréntesis.
3. «La mujeres efesias no habían sido enseñadas; no compartían
normalmente el privilegio de la educación en el mundo grecorromano.
Tampoco, el judaismo, por lo general, les permitía recibir instrucción».
Haubert, Women as Leaders, 64. Véase también Hamilton, I Commend to You Our
Sister, 37-38,55ff y 110ff.
4. 1 Timoteo 1:20.
5. 1 Timoteo 2:11. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice
N y R para un estudio completo de estas dos palabras clave. Note que la frase
no defíne a quién debe estar «sujeta». ¿Acaso al maestro? ¿A Dios? ¿O a la
verdad enseñada?
6. Kroeger and Kroeger, I Suffer Not a Woman, 68.
7. 1 Timoteo 2:8.
8. 1 Timoteo 2:9.
9. Spencer, Beyond the Curse, 79.
10. M. Avot 1.17, Citado por Aida Dina Besançon Spencer, «Eve at Ephesus:
Should Women Be Ordained as Pastors According to the First Letter to
Timothy 2:11-15?» The Journal of the Evangelical Theological Society (Fall 1974),
218.
11. Haubert, Women as Leaders, 64.
12. Santiago 1:19.
13. Spencer, Beyond the Curse, 75.
14. «Que cuando se trata del estudio la cuestión es diferente, como ha sido
enseñado: ―No aprenderás a hacer‖; pero puedes aprender a fin de entender y
enseñar». B. Avodah Zarah 43b.
15. B. Sotah 37a-b.
16. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, 109ff. También Biale,
Women and Jewish Law, 31.
17. Esdras 7:9-10. Énfasis añadido.
18. Kroeger y Kroeger, I Suffer Not a Woman, 60.
19. 2 Timoteo 3:13. Note que Pablo usa anthropos.
20. 1 Timoteo 1:3, Note que Pablo usa un pronombre que incluye a los dos
géneros.
21. 1 Timoteo 1:6-7. Note que Pablo usa un pronombre que incluye a los dos
géneros.
22. 2 Timoteo 2:17.
23. 1 Timoteo 1:20.
24. Berkeley Mickelsen, «Who Are the Women in 1 Timothy 2:1-15? (Parte
II)», Priscilla Papers, 2.2 (Spring 1988), 6.
25. 1 Timoteo 4.6.
26. 2 Timoteo 1:5
27. 2 Timoteo 3:14-15.
28. Una vez más, la Reina Valera (60) usa aquí «hombres», lo que puede
inducir a confusión. En griego aparece anthropos, que incluye a los dos
géneros, mejor traducido por «personas».
29. Kroeger and Kroeger, I Suffer Not a Woman, 82.
30. Authentein.
31. Los expertos no se ponen de acuerdo en cuanto al origen de esta palabra.
«Etimológicamente significa ya sea ‗‗matar‖, ya sea ―ejercer autoridad‖».
Sharon Hodgin Gritz, Paul, Women Teachers, and the Mother Goddess in Ephesus:
A Study of 1 Timothy 2:9-15 in Light of the Religious and Cultural Milieu of the First
Century, (Lanham: University Press of America, 1991), 134. Esta «palabra
clave... implica asesinato, principio y copula [los cuales], eran elementos de las
religiones secretas practicadas en el Asia Menor». Kroeger and Kroeger, I
Suffer Not a Woman, 87. Tiene una amplia gama de significados: el dar
comienzo a algo, el ser el principal responsable de una circunstancia o acción
(especialmente asesinato), gobernar, dominar, usurpar el poder o derechos de
otro, alegar propiedad, soberanía o autoridad. Kroeger and Kroeger I Suffer
Not a Woman, 84.
32. La palabra que el Nuevo Testamento griego normalmente emplea para
autoridad es exousia. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice
M.
33. 1 Timoteo 3:1-13.
34. Marcos 10:42-45. La misma enseñanza se registra también en Mateo
20:25- 28 y Lucas 22:25-27. Note que, en los Evangelios, «autoridad» no es la
traducción de authentein, sino de palabras derivadas de la más usada exousia.
Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice M.
35. En 1 Timoteo 4:3 Pablo afirma: «Prohibirán casarse, y mandarán
abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias
participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad». Parece
que las prácticas legalistas de los falsos maestros distorsionaron la verdad
acerca de lo que «Dios creó». Por eso Pablo pudo estimar necesario añadir la
frase: «Jesucristo que da vida a todas las cosas», en 1 Timoteo 6:13, para definir
la naturaleza de Dios.
36. Esta pudo ser la razón por la que Pablo emplea la difícil palabra
authentein en el versículo 12. Por este motivo, los Kroeger traducen 1 Timoteo
2:12: «No permito a la mujer enseñar ni proclamarse a sí misma autora del
hombre». Kroeger and Kroeger I Suffer Not a Woman, 189.
37. Génesis 2:16-17.
38. Génesis 2:22.
39. Génesis 3:1.
40. Trombley, Who Said?, 100. Véase también Hamilton, I Commend to You
Our Sister, 94.
41. Génesis 3:9-11.
42. Génesis 3:15, Énfasis añadido.
43. Véase 1 Timoteo 2:3-6, Génesis 3:15, Gálatas 4:4.
44. 1 Timoteo 1:15.
45. 1 Timoteo 2:2.
46. 1 Timoteo 2:15b.
47. 1 Timoteo 1:5.
CAPÍTULO 18
1. 1 Timoteo 3:1: el texto de la Reina Valera (60) fue modificado por los
autores.
2. Note el empleo que se hace del pronombre indefinido, traducido aquí
por «alguno». Esta es una palabra que incluye a los dos géneros en griego.
Note también que no hay otros pronombres en la oración griega. El «de él/de
ella» y «él/ella» están implícitos en la tercera persona singular de los dos
verbos. No hay distinción entre masculino y femenino en esta conjugación.
Los verbos pueden aludir a personas de ambos géneros. No hay razón
gramatical en el texto para traducir el pronombre en un género y no en el otro.
3. 1 Timoteo 3:11.
4. Véase Hamilton, I Commend to You Our Sister, Apéndice J.1.
5. 1 Timoteo 1:20.
6. 1 Timoteo 3:2-10, 12-13.
7. 1 Timoteo 3:7.
EPÍLOGO
1. Aulo Gelio, Attics Nights, 1.6 Citado por Lefkowitz y Fant, Women’s Life,
103.
2. Tertuliano, Concerning the Dress of Women, 1.1 Citado por Rosemary
Radford Ruether, Sexism and God-Talk: Toward a Feminist Theology (Boston:
Beacon Press, 1983), 167. Énfasis en el original.
3. Emma T. Healy, Women According to Saint Bonaventure (Nueva York:
Georgian, 1956), 46. Citado por Ruth A. Tucker, Women in the Maze: Questions
and Answers on Biblical Equality (Downers Grove: InterVarsity Press, 1992), 156.
4. Salmo 19:12-14.
5. Franson, citado en Women in the Maze: Questions and Answers on Biblical
Equality (Downers Grove: InterVarsity Press, 1992), 179.
SOBRE LOS AUTORES