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Para comprender al hombre político es necesario comprender primero al hombre como tal, al

hombre prehistórico y al hombre histórico. Para comprender lo que hoy es el hombre hay que
comprender primero lo que ha sido al hombre. Para comprender lo que hoy hace el hombre es
necesario comprender un tanto lo que ha hecho el hombre; comprender la totalidad del hombre
de no hace una década ni de un siglo sino al hombre milenario. La situación es compleja pero
entendiendo la realidad, nuestra realidad, se torna obligatorio.

La antropología biológica es fundamental para tal objeto y Marvin Harris encaja en la realidad.
Tomare a Marvin Harris primero para compartir al grupo algunos de los temas desarrollados por
éste en Nuestra Especie y que son relevantes para nosotros. Por otro lado, tomare a Harris para
relacionar sus observaciones antropológicas con observaciones evolutivas; de esta forma y para
esta forma el contenido lo aportara Paul R. Ehrlich, teniendo como piedra angular sus Naturalezas
Humanas.

Y por otro lado, tomare al segundo autor para relacionarlo con la entrevista compartida aquí: “El
origen de la ética no es dios, sino los Simos”, y también, por último, relacionar ésta entrevista con
el primer autor.

El objeto es complementar de una manera breve las observaciones de las tres variables a manejar.

Tanto para Harris como para Ehrlich un punto es esencial: la caza-recolección. Para el segundo las
respuestas a las preguntas relacionadas a los orígenes de la violencia, reconciliación, religión,
sexualidad y dieta se encuentran allí. Veamos a ambos.

La caza y la recolección fue la forma de vida básica de los homínidos durante unos 5 millones de
años; primero en las sabanas y luego en habitáculos que van desde selvas tropicales hasta tundras
del ártico. Fue durante este tiempo que los homínidos desarrollaron una conciencia profunda, la
capacidad de hablar y avanzaron en el terreno tecnológico.

Tomemos la caza y la recolección y de ésta el elemento de la ingesta para ver juntos a Harris y a
Ehrlich.

La alimentación es un elemento clave para comprender el desarrollo evolutivo del cazador-


recolector o del homínido más bien; los diversos alimentos, desde vegetales, carne o carroña nos
llevan a conclusiones distintas. La dieta del homínido es tema ya muy tratado en donde la carroña
ha quedado refutada tanto por Harris como por Ehrlich. Para el ultimo, en la evolución del
homínido se ha sobreestimado la “importancia” de la alimentación con carroña pues para Ehrlich
la razón es contundente: “…en la sabana africana, la carroña usualmente desaparece muy rápido y
es custodiada por feroces predadores mientras haya una parte sustancial de carne en ella. ¿Para
qué pelearse con leones si puedes conseguir tubérculos y, ocasionalmente, emboscar a una gacela
recién nacida?”.

Harris concuerda con esto, pero éste traslada el escenario a la selva donde el sujeto es el mero
chimpancé. Para Harris “los chimpancés son cazadores antes que carroñeros por una sencilla
razón: en las selvas hay menos restos de grandes animales muertos y es más difícil encontrarlos”.
Pero así como la caza es preponderante a la carroña, la recolección, partiendo de ciertas
conjeturas, es de igual o quizás más importancia que la caza.

Las conjeturas que sostienen la tesis de la recolección se fundan en la escuela del tubérculo; pero
al mismo tiempo que ésta sostiene a la recolección deja un hueco vacío al carecer de elementos
para explicar la ausencia de pruebas de manejo del fuego hacer cerca de 2 millones de años,
época, precisamente en la que el cerebro empezó su expansión. De este modo no es la recolección
(vegetal-tubérculo), ni mucho menos la carroña (actividad-ingesta) sino la carne la que sobresale.

La expansión o el crecimiento del cerebro es uno de los elementos determinantes que definen al
hombre, es decir, al humano; el crecimiento del cerebro es el manifiesto de la humanización (en
parte), los 1500 centímetros cúbicos son fundamentales. El crecimiento del cerebro se atribuye, en
gran medida, a la ingesta de carne; las propiedades de ésta han acelerado el proceso de evolución
del sujeto en turno. Tanto Harris como Ehrlich están del lado de la carne.

Este es el primer tema a relacionar; la recolección-caza y el desarrollo del homínido a partir del
derivado de tal actividad.

Aceleremos en el proceso de evolución-hominización, a un sujeto que podría encontrarse entre el


H. Erectus y el H. Sapiens: el neandertal. Aquí, esta relación podría tornarse interesante.

Mejor un poco de certeza: entre el H. Erectus y el H. Sapiens se encuentra el neandertal. Allí se


encontró y ahí pereció, esto es lo interesante.

El proceso evolutivo del neandertal trascendió del erectus pero no alcanzo dicho proceso la
calidad de sapiens; si no evoluciono el neandertal ¿Por qué desapareció?, tanto Harris como
Ehrlich se lo preguntan.
Un elemento clave para la desaparición del neandertal es su horizonte, el más allá de su proceso
evolutivo, su potencia, el sapiens moderno. No es posible ofrecer aquí un extenso contexto para
comprender profundamente la segunda relación pero veremos los elementos esenciales para
poder comprenderla cabalmente. Dentro de esta relación tenemos dos variables: el neandertal y
el sapiens moderno, un largo proceso evolutivo interrumpido; por otro, un largo proceso evolutivo
no interrumpido.

Primero: coexistencia del neandertal y del sapiens en el Próximo Oriente. Harris apunta que en “…
el Monte Carmelo los arqueólogos encontraron huesos y herramientas pertenecientes que datan
de hace 60,000 años… los neandertales y los sapiens coexistieron durante 30,000 años. Y no solo
eso sino que además fabricaron y utilizaron el mismo tipo de herramientas durante todo el
periodo”.

Pero en Europa las cosas son distintas. La coexistencia entre neandertales y sapiens en esta zona
no duro más de 5,000 años; y el quid del asunto estriba en el mismo proceso evolutivo, es decir,
las capacidades lingüísticas y culturales; en este caso de los sapiens no estaban plenamente
formadas, así, la coexistencia en el Próximo Oriente entre el neandertal fue de 30,000 años.

Ahora, el proceso evolutivo entre las dos variables es distinto en Europa; más bien, el neandertal
europeo estaba en desventaja respecto al sapiens que estaba por llegar.

Según Harris cuando los sapiens irrumpieron en Europa, su tecnología había dado un salto
cuántico respecto a los neandertales. Los neandertales se encontraban estancados con
herramientas líticas; por eso los enterramientos neandertales (enterramientos deliberados,
indicio de la importancia del compañero de toda la vida para el neandertal y posteriormente
parteaguas para la teoría de que los neandertales celebraban ritos funerarios y creían en el mas
allá), modo de deshacerse de un cuerpo en descomposición según Harris, se excavaban agujeros
pequeños, esto es, a falta de palas y picos.

En cambio, la tecnología del sapiens se componía de hojas largas, finas y afiladas como cuchillas,
que se obtenían con gran precisión a partir de nódulos de pedernal, así, según Harris “los sapiens
se habían convertido en maestros del corte, talla y perforación de materiales como hueso, marfil y
astas… Utilizaban propulsores de madera que multiplicaban el alcance de las lanzas y los dardos, y
sus proyectiles podían equiparse con una variedad impresionante de ingeniosas puntas dotadas de
lengüetas y espigas”.
Aunque en algunos aspectos como al clima, el neandertal e se encontraba bien adaptado, Ehrlich
sostiene sobre este tema que “el físico robusto de los neandertales puede ser señal de una mejor
adaptación al frio” pero también Ehrlich sostiene y concuerda con Harris en la superioridad
tecnológica-cultual (evolutiva) del sapiens frente al neandertal.

Resumamos de una vez: Ehrlich liquida al neandertal a través del sapiens. Dice Ehrlich que “no
fueron un contendiente competitivo de los sapiens, quizá porque fueron menos capaces de
encontrar alimentos en épocas de escases o incluso porque eran menos hábiles en los combates
que podría haber habido entre ambas especies. Sus utensilios eran excelentes herramientas de
piedra, pero no alcanzaban la calidad ni la variedad de las del culturalmente moderno H. sapiens
que finalmente los remplazo”. Los procesos evolutivos difieren, uno se pone por encima del otro.

El problema tecnológico del neandertal respecto al sapiens es contundente; según Harris “nunca
se han encontrado junto a armas tan avanzadas como las del sapiens” esto implica que “nuestro
genero aprendía mucho más rápido que los neandertales, y que estos nunca fueron capaces de
realizar el despegue cultural y lingüístico”.

Sin embargo, Ehrlich es generoso con los neandertales, sostiene que al oeste de Francia existen
señales de que estos adoptaron algunas de las técnicas de los revolucionarios hombres de Cro-
Magnon (Homo Sapiens); quienes “terminaron emplazándolos”.

Por otro lado Harris no conjetura de más (no es que Ehrlich lo haga), para éste no fue exactamente
la agresión armada directa la que ocasiono la desaparición de los neandertales; tanto invasores
como los neandertales no poseían la organización política para llevar a cabo guerras de
exterminio. Al fin y al cabo para Harris “habría bastado una escaramuza ocasional con los recién
llegados para que los neandertales se retirasen a regiones con menos posibilidades de caza. Esta
circunstancia habría causado subalimentación, elevando las tasas de mortalidad y acelerado la
decadencia”.

Esta es la segunda relación, y podemos conjeturar. El choque entre las dos variables de esta
segunda relación sepulto a una de ellas. Son los procesos evolutivos de ambas variables,
conformadas éstas por condiciones distintas, en donde el espacio-ambiente desarrollo y moldeo
los procesos de distinta manera, es ahí donde radica la relevancia.
El ambiente y el espacio determinan la composición de las variables; así al igual que el
calentamiento de la tierra después del 12,000 antes de la Era Común, la combinación de cambios
medioambientales, el exceso de caza-extinción de numerosas especies de caza mayor
sentenciaron el abandono de la caza-recolección, podemos decir, respecto a la segunda relación,
que un proceso evolutivo destruye a otro proceso evolutivo.

Terminaremos. Realizaremos la tercera relación.

Lo que se desprende de la segunda relación es lo que fundamenta todo fenómeno: la evolución. Y


en efecto, es tan fundamental que fundamenta también estas líneas. Un fundamento
fundamentado por otro fundamento.

El trabajo de Harris se funda en dos categorías: selección natural y selección cultural; y estas a su
vez, más bien la segunda, se funda a través de un despegue cultural.

Para resumir podemos decir que la selección natural, es decir, el grado de evolución, más bien, el
mero proceso evolutivo siempre en marcha es alterado por la selección cultural, moviliza los
componentes de la naturaleza humana. Brevemente: como resultado de la natural un organismo
posee cierto número de deseos, necesidades, pautas de tolerancia, vulnerabilidad, crecimiento,
etc. Estos deseos y demás son alterados a través de selección cultural; véase a un hombre actual
desear mayormente un segundo sueldo, una segunda casa que a un segundo hijo. Harris nos lo
explica de este modo.

Ahora, y esto es lo importante e interesante. Los componentes derivados estos del proceso
evolutivo o selección natural (deseos, necesidades, etc.) son los elementos que conforman la
Naturaleza Humana (tema central de Ehrlich y está de sobra decir cuál es la relación con lo que se
dice aquí), y es la Naturaleza Humana la que se eleva por encima de las otras categorías pues a su
vez es base de una selección natural y piedra de toque de la selección cultural al mismo tiempo.

Realizaremos brevemente la tercera relación para terminar.

En efecto, la ética no es encuentra en dios ni en el universo sino en el ser histórico. El origen de la


ética no está en los elementos tales como dios y demás; y es correcto afirmar que se encuentra en
los simios, pero en realidad asunto es más complejo y no es el simio sino el proceso evolutivo que
acarrea el simio, así como el hombre, el elemento nodular para comprender el origen de la ética.
Pero este sería ya otro tema.
De Waal sostiene que la guerra no forma parte de nuestro ADN, observación sostenida también
por Harris. El asunto aquí es que “las potencialidades congénitas para la agresividad deben formar
parte de la Naturaleza Humana para que pueda existir cualquier grado de actividad bélica” pero es
la selección cultural quien tiene el “poder de activar o desactivar esas potencialidades en bruto y
las encauza expresiones culturales específicas”.

Un ejemplo claro; De Waal solo hace mención de los bonobos, pero por otro lado tenemos
comportamientos distintos entre los !kung, totalmente pacíficos; y los sambios, totalmente
agresivos; y sería ingenuo afirmar que la paz de los primeros y la violencia de los segundos están
codificadas en sus genes”.

Y podríamos rematar esta tercera relación diciendo que la ética es un derivado natural del proceso
evolutivo, esto es, con Ehrlich diríamos que la evolución cultural es la fuente de la ética, la ética
requiere de la conciencia para la elección de pautas morales; la evolución biológica y cultural
definen la Naturaleza Humana; y es ahí en medio del proceso biológico-cultural donde se
encuentran los sentimientos éticos y conductas, esto es, es ahí en medio de los procesos donde se
encuentra el origen de la ética.

La ética es evolutiva y se comprenderá estudiando lo expuesto arriba. Podríamos seguir


rematando las relaciones, el tema es sumamente extenso, pero dejamos a quien lee estas líneas la
opción de revisar el material presentado y hacerse de sus propias conclusiones.

Para terminar, ahora sí, podemos concluir en esta tercera relación, y de las tres en general, que la
Naturaleza Humana siempre está determinada por la correlación y dinámica entre la selección
cultural y el despegue cultural que sostiene una selección natural.

Marvin Harris – Nuestra Especie

Paul R. Ehrlich – Naturalezas Humanas: genes, culturas y la perspectiva humana.

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