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Es posible definir la fuerza muscular como la capacidad que tiene un músculo de desarrollar tensión contra
una carga en un único esfuerzo durante la contracción. Gracias a la fuerza muscular, se puede contrarrestar o
superar una resistencia a través de la tensión de un músculo o de un grupo muscular. La tensión máxima que
los músculos pueden desarrollar en la vida cotidiana, se aplica de manera constante cuando, mediante el
accionar de los músculos, se modifica el estado de movimiento o reposo de éstos para oponerse y superar una
resistencia, que puede ser externa o interna. La contracción que desarrollan los músculos al ejercer fuerza
puede ser isométrica (en este caso, como la resistencia es igual a la fuerza, el músculo no se mueve y su
longitud no varía) o isotónica (el músculo se alarga o se acorta). Las contracciones isotónicas, a su vez, pueden
ser excéntricas (el músculo se extiende ya que la resistencia supera a la fuerza) o concéntricas (el músculo se
acorta debido a que la fuerza resulta mayor que la resistencia).
Es importante diferenciar entre la fuerza muscular y la resistencia muscular. Esta última noción alude a la
capacidad de los músculos de ejercer fuerza muscular para lograr la superación de la resistencia en reiteradas
ocasiones.
Desde que nacemos estamos obligados a vencer una fuerza de la gravedad para poder movernos. La fuerza es
absolutamente imprescindible para el ser humano, pues además de ayudarnos a mantener la postura corporal
nos permite realizar acciones cotidianas: levantar objetos, apretar, estirar, empujar, retorcer, etc. evitando
dolores y/o lesiones.
Existe otras razones, aparte de las expresadas para desarrollar la fuerza: nos facilita la práctica de actividad
física, nos permite desarrollar más fácilmente trabajos pesados, mejora la estética gracias al desarrollo
muscular que se produce. Durante el crecimiento, la fuerza se va incrementando al mismo tiempo que crecen
los huesos y los músculos. Para mejorarla hay que someter a los músculos a un trabajo que movilice cargas
mayores de las que soporta habitualmente.
Material de autoría de la Prof. Fabiana Galeano – Recopilado y reproducido por IEF Capacitaciones
INSTRUCTORADO EN PERSONAL TRAINER
Factores y adaptaciones al entrenamiento de fuerza:
Podemos decir que, el desarrollo de la fuerza se puede lograr mediante tres vías básicamente, a saber:
Coordinación neuromuscular
Hipertrofia muscular
Resistencia a la fatiga
Existen muchas rutinas diferentes para entrenar la fuerza, dependiendo de múltiples factores, por lo que es
difícil elegir los ejercicios adecuados e indicados para cada situación individual y/o grupal. Cuando se habla de
rutinas de fuerza, la base la conforman siempre los movimientos multiarticulares, que implican a varios
grupos. Dependiendo siempre su elección del/los sujeto/s a entrena.-
Material de autoría de la Prof. Fabiana Galeano – Recopilado y reproducido por IEF Capacitaciones
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• Las repeticiones y duración de las mismas, dependerá de la instancia de la planificación que se esté
entrenando, si es deportista o no, del grado de intensidad, volumen y carga de la rutina. Ejemplos en la clase
adaptado para la actividad.
En cuanto a los ejercicios de la rutina vamos a referirnos a los básicos que luego, podrán adaptarlos y
combinarlos para las rutinas de circuitos funcionales o a rutinas viables para cada caso.
• Zona media
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