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EL LEGENDARIO SÚPER CAITE

Morazán El Progreso, Guastatoya lo vio nacer un 17 de marzo de 1953, ante la


angustia y a la vez alegría de Doña Herminia Arriaza Juárez y don Ambrosio
Vásquez Fajardo. Así venía al mundo Joel Vásquez Arriaza.

Su infancia estuvo rodeada por la Sierra Oriental de ese departamento; sin


embargo, al llegar a la adolescencia con el afán de buscar mejoras en la vida
recorrió parte del país.

Joel asegura que de todos los pueblos por los que anduvo, de dos se enamoró;
Quezada, Jutiapa y nuestro pueblo Taxisco; al que llegó por el lejano 1974; su
ambiente, originalidad, el carisma de su gente y el ganado hicieron que se
quedara.

Al tocar suelo taxisteco, empezó recolectando mango, en este negocio conoció a


la familia de don Nilo Escobar Chávez, uniéndose maritalmente con una hija, con
quien procreó a niños que hoy son adultos, entre ellos: Leonel, Vilma QEPD, Paty,
Miguel y Elvia. Como todo un errante partió de Taxisco por 4 años hacia Santa
María Cahabón donde trabajó como cocinero, no obstante Taxisco lo esperaba
con los brazos abiertos nuevamente para entablar una relación laboral.

Al volver a Taxisco trabajó en la fabricación de Quesos con don Guillermo Castillo,


en el Barrio San Miguel y posteriormente en Cremería la Salud de Chiquimulilla,
donde también trabajó como encargado en una venta de repuestos.

En junio de 1984 un par de días antes de la conmemoración del día del Ejército; la
tranquilidad del pueblo se vio interrumpida entre sus moradores. Desde hacía
tiempos; El ejército había establecido un destacamento militar para mantener el
orden y control por el conflicto armado interno.

Las mujeres de distintas partes del pueblo hacían romería hacia el destacamento
cada cierto tiempo, como si fueran a recibir un tipo de ayuda. El verde olivo
mezclado con la arrogancia y el temperamento militar hacía que estos se sintieran
los todopoderosos del lugar.

En esta época muchas mujeres resultaron embarazadas, otras quedaron burladas


con el ofrecimiento de matrimonio seguramente. Lo cierto, era que Taxisco estaba
bajo el peso, ojo y control del ejército; a cualquier sospechoso lo interrogaban y si
era a altas horas de la noche a culatazos o patadas lo ponían firmes como el caso
de esta historia.
Don Joel uno de los personajes legendarios de la época, a quien lo distinguía su
tamañón y sus típicos caites de cuero que delataban cada paso que daba entre
aquellas calles empedradas que en otros tiempos engalanaron al pueblo, había
salido a dar una vuelta al centro como decimos en el pueblo; en su mente ni
siquiera imaginó que ese día terminaría entre golpes, patadas, culatazos y en el
calabozo de aquel malogrado destacamento que existió unos metros abajo de la
iglesita de la Colonia Castillo.

Joel recuerda que estaba en la esquina de la Talabartería La Universal de don


Juan Álvarez junto a un amigo de San Luis Obispo, cuando este decidió comprar
unos cigarros en la tienda Lorena.

Este día había salido a buscar al profesor Checha Pérez; de pronto vio la
discusión que tenía su amigo con un militar; se tiraron un par de puñetazos y él
solo observó la escena; después de aquella discusión el soldado la emprendió
contra Roberto El Guanaco, por lo que al ver le dijo: “Soque Roberto”, luego el
soldado se retiró.

Posteriormente nuestro personaje agarró camino a su casa, cuando se encontró a


aquel prepotente soldado; en el encuentro el militar se dirigió diciéndole: “Aquí
venís no hijueputa, yo a matarte vengo”; el soldado intentó sacarse la pistola, en
eso Joel se abalanzó zafándosele.

Pasando frente al Billar de Tony, el soldado se hincó con pistola en mano para
dispararle, en eso a lo lejos el Ojotudo que se había dado cuenta le gritó: “Te
matan Joel”, este se acurrucó y el plomazo pasó de largo pegando en un poste de
la esquina por donde las Magnolias.

Este mismo día los soldados lo siguieron buscándolo y se encontraron en la


esquina de las piscinas, por donde don Julio Diaz; le dispararon, según ellos le
habían pegado, pero a quien le habían acertado fue a un compañero militar, por lo
que se les escapó.

Al llegar a su casa se cambió de ropa y salió, pasó entre ellos y no lo vieron; al


saber que lo andaban buscando tomó camino hacia la finca de don Israel
Contreras en la parte norte del pueblo; ahí encontró al Barbas y este le dijo:
“seguime voy a donde mi papá, en el corral te espero y cualquier cosa les digo que
no abran la puerta”. Allí pasó la noche.

Al siguiente día Joel quería saber si lo seguían buscando, necesitaba ver la


reacción; al hacerlo, muchos le dijeron que se fuera porque lo podían matar.
A las dos de la tarde llegó a casa de Lonja, ahí le regalaron una tortilla y logró
llegar a donde La Canche, La hondureña, ella le regaló unas tortillas y le dijo:
“Váyase Joel, lo quiero mucho, tenga cuidado lo pueden matar”.
Nuestro aguerrido amigo siguió hacia abajo, hasta llegar a la recordada Peluquería
de don Chepe Yaco, donde era común que muchos taxistecos se reunían a jugar
naipe. Con un olfato de perro sabueso, Joel pudo visualizar que dos tipos lo
seguían de particular; se metió a la barbería y se agachó arrastrándose debajo de
las bancas, escondiéndose tanto así que los que ahí se encontraban se
sorprendieron y solo se vieron las caras.

Los sospechosos se acercaron y asomaron las cabezas a la ventana viendo por


todos lados y se retiraron. Al nomas salir, Joel se encontró con José Luis Véliz, y
este le dijo: “machito el pizado, usted echó verga lo felicito”.

Joel continuó su camino en la avenida del mercado, en eso vio venir a 8 soldados;
se apretó el cincho, como preparándose para lo que se avecinaba, en eso el
soldado al que más le había dado le dejó ir un puñetazo y luego un culatazo con el
galil, luego los demás se le fueron encima.

Entre aquella arrinconada, como pudo le agarró el galil a uno, pero como no lo
podía usar empezó a responderles con el arma como si fuera espada,
enfrentándolos así frente a la cuna del queso; luego frente a la casa de don
Ponchin, apretó a un soldado a la pared y se le zafó la tolva, tirándola sobre el
techo; ya para eso eran las 5 de la tarde; entre golpes, patadas y quites lo llevaron
al destacamento, desde donde pidió ayuda.

En el Destacamento el jefe les ordenó que le siguieran dando; Joel como fiera
enjaulada esquivaba los golpes y respondía gritándoles cobardes: "Les doy un
minuto a cada uno", en tanto que estos seguían golpeándolo y metiéndole la
cabeza en un tonel con agua; mientras esto sucedía adentro, José Luis Veliz gritó:
"auxiliemos a Joel"; aquel grupo de taxistecos se abalanzó al Destacamento.

Entre sus jerigonzas Joel rezaba; eran 4 los soldados que lo metieron, 2 lo
sostenían, aguantó tanto hasta estar de cabeza en el tonel. Cuando sintieron Joel
pegó el levantón, se les fue encima y zafó, Cuando se dieron cuenta un albañil
pidió al teniente que lo entregaran porque si no lo iban a matar y el pueblo se iba a
enfurecer, lo entregaron, pero a las 8 de la mañana tenía que presentarse a
declarar.

Al ver a quienes lo llegaron a apoyar sintió la gloria; en eso el ojotudo lo abrazó sin
dejarlo caer, lo llevó cargado con otros frente a la tienda Lorena; lo subieron a la
palangana del pickup verde de don Víctor Véliz QEPD.

Entre quienes lo auxiliaron alguien dijo: llevémoslo a donde el Dr. Balbino, quien al
llegar dijo: "pásenlo adelante" y lo inyectó para que aguantara hasta llegar al
hospital, con esa logra llegar, expresó. El Dr.
Al llegar a la última gasolinera de Chiquimulilla salida a Cuilapa, Joel pidió agua,
pero una señora dijo que mejor le dieran café caliente, ya para entrar al hospital de
Cuilapa los muchachos lo apoyaron, en eso perdió el conocimiento; al entrar al
hospital los médicos dijeron que era por gusto.

Los muchachos le rogaron que hicieran lo posible. Un Dr. de apellido Boiton,


expresó: "pongámosle mano muchá, voy a ver si no está explotado algún órgano"
y vio que había sangre; entrando a la sala de operación sonó la sirena de una
ambulancia que llevaba un señor hecho picadillo de taxisco, le pusieron mano a él
y hasta después continuaron con Joel.

Lo metieron a la sala de shock, lo operaron y dieron vida a puro alto voltaje; como
a los 3 días despertó de la operación; Joel recuerda que todavía en la sala de
recuperación, se encontraba en la camilla 2 y al volver la vista hacia la entrada vio
a 2 sujetos que llegaron de civil, él se encontraba parado platicando con un señor,
pero al ver a los tipos le dijo al don que estaba en la cama que se hiciera el muerto
y lo empujó.

Los tipos se abalanzaron a Joel, pero este se había ido para el baño; los dos
hombres se dirigieron a la cama, al no verlo solo se vieron las caras y realizaron
movimientos de cabeza en señal negativa.

Don Joel cuenta que el Apodo de Súper Caite nace un día cuando estaban
reunidos alrededor de 150 taxistecos en el corredor del Billar de Tony con el afán
de apoyar a Willy Villeda para formar parte de la UCN y ser candidato a la alcaldía.
En eso estaban cuando apareció una camionetilla anunciando y vendiendo
quesadillas; el anunciante entre su promoción gritaba: " Llevaron las quesadillas,
las súper quesadillas", "aquí van las súper quesadillas".

Entre aquel grupo de personas apareció don Lalo, el papá del Cuzo gritando: "aquí
no son súper quesadillas, sino Súper Caite, aludiendo a que el distintivo de Joel
eran sus enormes caites de cuero, los cuales rechinaban a cada paso que daba
por dónde anduviera.

Fue en ese momento en el que nuestro personaje había sido bautizado como
SÚPER CAITE. Al ganar la Alcaldía Villeda fue nombrado Custodio del
Cementerio local, en donde no solo trabajó durante ese Gobierno municipal, sino
también en el de Hugo Sierra.

Con orgullo Súper Caite asegura que él ordenó. el cementerio, ya que esté era un
desorden; en donde por donde quiera se encontraban huesos, al punto de
proponer que las tumbas de construyeran de ladrillo y no de block.

Hoy a más de 35 años de aquel acontecimiento en el que casi perdía la vida, cuida
un terrenito en su natal Morazán, a dónde partió hace años, desde donde les
envía sus saludos y gratitud a todos aquellos taxistecos que le tendieron una
mano cuando más lo necesitó, añorando volver a este pueblo al que tanto quiso.

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