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La poética del linaje en la poesía del Caribe

colombiano*
Fecha de recepción: 14 de junio de 2017
Fecha de aprobación: 09 de septiembre de 2017

Resumen Adalberto Bolaño Sandoval

A la poesía del Caribe colombiano concurren varias temáticas pro- Profesor e investigador de la
pias de la región: mestizaje, hibridez, cosmopolitismo, neorreogio- Universidad del Atlántico. Ma-
nalismo, poesía lárica, identidad, otredad, oralidad. En este texto gíster en Literatura Hispanoa-
se propone que varios poetas del Caribe colombiano (José Ramón mericana del Caribe. Especia-
Mercado, Meira Delmar, Jorge García Usta, Gabriel Ferrer, Raúl lista en Literatura del Caribe
Gómez Jattin) exponen una  poética del linaje, en la cual se cele- colombiano.
bra la conjunción de lo épico y de lo mítico, de los sagrado y de la abs.bolano@hotmail.com
muerte; de lo épico en tanto “narración mítica de lo vivido”, funda-
mentado en el linaje como categoría valorativa de la otredad, entre * Artículo de reflexión que hace
ellos, del padre, la madre y los amigos, merced a la muerte o a la parte de la investigación en pro-
celebración de la vida. Además se revela una poesía lárica: paisajes ceso denominada “Poética del
y tiempo de memoria, identidad de lugar, pero también elegía. No es linaje, identidad y memoria en
una memoria trágica sino nostálgica. La memoria se conjuga como la poesía del Caribe colombia-
recuerdo, como canto a lo ido; “recuerdo florecido”, la imagen de no”.
lo ausente.

Palabras clave: elegía, poética del linaje, lárico, valor del linaje,
lo mítico.

Citar: Bolaño Sandoval, A. (julio-diciembre de 2017). La poética del lina-


je en la poesía del Caribe colombiano. La Palabra, (31), 101–118. doi: https://doi.
org/10.19053/01218530.n31.2017.7284.

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Poetics of Descent in Colombian
Caribbean Poetry
Abstract
The poetry of the Colombian Caribbean contains several recurrent themes pertaining to this region:
mestizaje, hybridity, cosmopolitanism, neoregionalism, “laric poetry” [poesía lárica], identity, other-
ness, orality. This paper examines the way in which several poets of the Colombian Caribbean (José
Ramón Mercado, Meira Delmar, Jorge García Usta, Gabriel Ferrer, and Raúl Gómez Jattin) develop a
poetics of descent, celebrating the conjunction of the epic and the mythical, sacrality and death, where
the epic is understood as “mythical narration of lived experience”, founded on descent as a category for
valuing the other, including the family and friends, in death or the celebration of life. These poets also
reveal a “laric poetry” or poetry of the home and loved ones: which includes landscapes and the time of
memory, identity of place, but also elegy. In these poems, memory is not tragic, but nostalgic. Memory
is conjugated as specific remembrance, as a song to that which no longer exists; “flowered memory” of
the absent image.

Key words: elegy, poetics of descent, laric poetry, value of lineage, mythical.

La poétique de la lignée dans la poésie des


Caraïbes colombiens
Résumé
Dans la poésie caribéenne colombienne apparaissent plusieurs sujets propres de la région: le métissage,
l’hybridité, le cosmopolitisme, le néorégionalisme, la « poésie des proches » [poesía lárica], l’identité,
l’altérité et la tradition orale. Nous analyserons dans quelle mesure les poètes de la région Caraïbe co-
lombienne (José Ramón Mercado, Meira Delmar, Jorge García Usta, Gabriel Ferrer, Raúl Gómez Jat-
tin) proposent une poétique de la lignée dans laquelle les éléments épiques se mélangent aux éléments
mythiques du sacré et de la mort. L’aspect épique en tant que “narration mythique du vécu” est fondé
sur la lignée comme catégorie de valeur de l’altérité : le père, la mère et les amis, face à la mort ou à la
fête de la vie. Il y a une poesía lárica : des paysages, du temps de la mémoire, de l’identité du lieu et de
l’élégie. Ce n’est pas une mémoire tragique mais nostalgique du souvenir et du chant de ce qui est parti.
“Le souvenir fleuri”, comme image de l’absence.

Mots-clés: élégie, poétique de la lignée, poesía lárica, valeur de la lignée, le mythe.

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La poética del linaje en la poesía del Caribe colombiano
Adalberto Bolaño Sandoval

¿No es acaso la pertenencia a una comunidad


simbólica lo que, en últimas, rompe con el perverso
 hechizo de la experiencia colonial?
Sarah Mojica

La poesía de los sesenta a los cultural, es la crítica generali- gación editorial provinciana y
noventa en Colombia y el Ca- zada: a la tradición poética y la por las políticas de exclusión de
ribe colombiano política, a la moral católica, la esta, no ha sido incluido entre
educación, la cultura. Desde la los poetas integrantes de estos
La literatura de finales de los literatura, se cuestiona “la des- contradictorios nombres de fi-
años 60 y comienzos de los 70 igual modernización que cons- liación[3].
en Colombia, pero además en tituía un caos nacional y dis-
el mundo, es una literatura de perso” (Fajardo, 2011, p. 14). Mientras tanto, hacia comien-
los cuestionamientos, de las Pesimistas y desencantados, zos de los años 70s y 80s, en
preguntas por el lugar del ar- cuestionaron la moral y la polí- el Caribe colombiano, tal vez
tista y el intelectual frente a la tica, las tradiciones y la retórica solo dos poetas, José Ramón
sociedad. Allí, el poeta no hace grandilocuente, la política y la Mercado y Diomedes Daza
más que revivir los sucesos y religión, y hacen imperar las Daza[4], reflejan una poesía del
la cultura de esos años, como tendencias narrativa, antipoéti- compromiso latinoamerica-
señala Carlos Fajardo (2011), y ca, coloquial, cotidiana, la iro- nista, de denuncia. Al mismo
asume una actitud crítica frente nía, el asombro, la fugacidad, la tiempo, desde ángulos diferen-
al capitalismo avasallante y autoironía y el símbolo. tes, otros creadores de la región
sus tradiciones burguesas. La se encuentran “a espaldas” de
imaginación sin limitaciones fue Fragmentación social, política, las temáticas urbanas, irónicas,
adoptada por la gran mayoría religiosa, el intelectual, el na- de la “poesía internacional” y
de estos bardos, quienes, rrador y el poeta, representan cosmopolita colombiana, pero
entre disidentes y sectarios, una generación que tiene varios recreaban, en silencio (en vir-
comunistas y conservadores, nombres: Generación Desen- tud del primitivo, fragmentario
florece la llama de una cultura cantada, Generación del Frente y desigual sistema de publica-
popular de manera evidente. Nacional, Generación del Es- ción, distribución y divulgación
tado de sitio, mostrando, des- de la época, aunque en mucho
Un texto como el de  Carlos de sus cuestionamientos, una todavía se mantiene) temáticas
Fajardo Fajardo, La ciudad época de contradicciones, pero caribeñas como la memoria, el
poema. La ciudad en la también que se observa átona, linaje, la identidad y el paisaje
poesía colombiana del siglo insegura, llena de perplejidad y (Mercado Romero, García Usta,
XX (2011), en el cual realiza frustración, resultado de un pe- Gabriel Ferrer, Manrique Ardi-
una revisión de la influencia ríodo desorientador, inquietante la), y el mar (Jorge Artel, Jorge
de la urbe en la lírica, concluye e inmóvil. Como ironía colom- Marel y Clímaco Pérez).[5]
en cómo varios poetas la inter- biana (o latinoamericana), José
pretan en concordancia no solo Ramón Mercado Romero, na- Pero no solo eran esas temáti-
con su cosmovisión, sino con cido en 1937 (y, por lo tanto, cas. De manera general, existen
el entorno y desarrollos de esa vinculado a estas generacio- diferentes vertientes o nombres
ciudad en que se encuentran nes), por desconocimiento del que muestran otras propuestas:
inmersos (p. 41). Lo que se ob- “canon” tradicional, especial- la existencial y dolorosa (Héc-
serva de esta “promiscuidad” mente por problemas de divul- tor Rojas Herazo, desde los años

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50s; Raúl Gómez Jattin, Jaime pájaro, basado en la frase de esclarecida de tales elementos,
Manrique Ardila, desde los años Jean Cocteau “un pájaro canta dando iluminación para esta-
70s y 80s), una perspectiva de mejor en su árbol genealógico”. blecer, según Gaston Bachelard
alguna manera telúrica, de ses- La poesía del Caribe colombia- en  Fragmentos de una  poética
gos antropológicos, en las que no no está exenta de esta temá- del fuego (1992), “bellezas es-
se dejan escuchar (hablar) las tica. Desde Candelario Obeso, pecíficas que nacen del lengua-
voces humanizadas (Candelario pasando, entre otros, por Óscar je, a través del lenguaje, por el
Obeso, a pesar de pertenecer al Delgado, Meira Delmar, Gio- lenguaje”, de manera que se
siglo XIX, y Jorge García Usta), vanni Quessep, Héctor Rojas aborde “el problema más espe-
y una visión culturalista, del ri- Herazo, José Ramón Mercado, cífico de la imaginación litera-
gor y del gusto por la palabra Jaime Manrique Ardila, Gabriel ria: el problema de la expresión
y el tiempo, neoclásica (Gio- Ferrer, Rómulo Bustos y Jorge poética”, es decir, “el estudio de
vanni Quessep) y mística, ini- García Usta, la familia ha apa- la estructura y el dinamismo del
cialmente, existencial después recido como centro de su obra. lenguaje poblado de imágenes”
y humorística y existencial en La familia se constituye en una (p. 15) en determinadas obras
Rómulo Bustos. También, más de las figuraciones represen- o determinados autores cuyas
en la óptica de una concepción tativas de la poesía del Caribe obras sean coincidenciales.
que apunta a iluminar la identi- colombiano, instituyéndose así Este es el caso de la literatura
dad familiar y la memoria como una poética del linaje, una poé- del Caribe todo. En el asunto
estructura poético-antropológi- tica jalonada por el amor filial y que nos corresponde, la poé-
ca, se hallan Raúl Gómez Jattin, también por la amistad, y, en los tica del linaje representa una
Mercado Romero y Gabriel Fe- términos de Paul Ricoeur, el de forma estructurante en el que
rrer Ruiz, en quienes habría que los “allegados”. la familia se constituye en una
destacar un cruce con los poetas de las figuraciones represen-
indicados antes. En otra óptica, Aclaremos el término poética, tativas de la poesía del Caribe
se encuentran Jorge Artel, Mei- según el Diccionario de Oxford: colombiano, jalonada además
ra Delmar, libres de cualquier “Disciplina que se ocupa de la por el amor filial y también por
discusión por sus calidades, y elaboración de un sistema de la amistad. Esta poética gene-
entran en este reconocimiento principios, conceptos generales, ra una especie de modelo y de
poetas relativamente jóvenes y modelos y metalenguaje cientí- clasificación, que busca retratar
poco estudiados como Miguel fico para describir, clasificar y en la poesía del Caribe colom-
Iriarte, Fernando Denis, Móni- analizar las obras de arte verbal biano comportamientos, situa-
ca Gontovnik, Margarita Ga- o creaciones literarias”. Y tam- ciones, contextos, emociones,
lindo, Nora Carbonell, Tallulah bién: “Conjunto de principios sentimentalidades, de un grupo
Flores, Joaquín Mattos Omar y o reglas de un determinado gé- social e institucional, en el que,
Clemencia Tariffa, entre otros. nero literario o artístico, de una de manera reconstructiva, a tra-
Debo agregar: también, la poé- escuela o de un autor” [en línea, vés de formas elegíacas, el poe-
tica del linaje. s.f.]). Agregamos que una poé- ta celebra la memoria y canta a
tica constituye una propuesta los seres allegados fenecidos o
Destino, historia biográfica y estructurante de un poeta o de aquellos que han dejado hue-
poética del linaje varios, que confluye en deter- llas en el contexto filial, me-
minada temática o temáticas, o diante la ficcionalización, y, al
El chileno Alejandro Jodorows- en una o varias constantes esti- mismo tiempo, mitificándolos
ky escribió sus memorias no- lísticas originales en sus obras, y restaurando parte de la cultu-
veladas  Donde mejor canta un las cuales generan una reflexión ra popular. Ello hace, además,

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La poética del linaje en la poesía del Caribe colombiano
Adalberto Bolaño Sandoval

que el relato poético personal, sentimientos, de los actos- novelista, bajo este aspectos
por manes de la comunicación, hechos de la familia-pueblo, del indiscernibles, biografía o auto-
se convierta en una conversión género humano. El poeta actúa biografía especialmente”, don-
de lo privado en público. Aún y evalúa, y asume que pertenece de el poeta, en este caso, rea-
más: de lo íntimo a lo comuni- a un linaje no porque sea de él liza “una creación artificial de
tario, el poeta mitifica lo fami- sino porque él hace parte de una sentido”, una “ilusión retórica”,
liar, a sus seres y allegados, y cadena integrada por el padre y una presentación pública “de
al mismo tiempo los historiza. la madre. La poesía representa una presentación privada de la
Así, mitificada e historizada, en una celebración autobiográfica propia vida” (Bourdieu, 1997,
términos de Bourdieu (1997), la a través de los otros: el yo es (se pp. 74-76-81, destacado por el
familia, además de dato social, constituye, son) los otros. Pero autor). Acerca de la poética de
se transforma en un instrumen- ello, está mediado por fuerzas la memoria personal, Ricoeur
to de la realidad social (p. 135), externas: el destino se agrega respondía que “este plano es el
pero, sobre todo, recreada y fic- como fuerza significativa: un de la relación con los allegados,
cionalalizada, se constituye en destino que confluye con la his- a quienes tenemos derecho a
“privilegio simbólico”, artísti- toria de una comunidad y un es- atribuirles una memoria de una
co, brindando otra mirada. Mu- pacio: la memoria colectiva se clase distinta” (Ricoeur, 2003,
chos autores del Caribe, como entronca con la memoria de la p. 172). Aún más, una forma de
Derek Walcott, desgajan en su historia de una zona, de un es- afrontar esta poética del lina-
obra esta poética. En páginas pacio. Todo lo anterior hace a je se realiza a través de la poética
siguientes, se ampliará el con- la “identidad familiar como uno de la memoria[7], desde la cual
cepto a través del análisis de los de los principios de percepción se desgranan, mediante un nudo
mismos autores. más poderosos del mundo social gordiano dos ramificaciones:
y una de las unidades sociales una biografía personal  y
La  poética del linaje tiene un más reales” (Bourdieu, 1997, una  historia biográfica  (Galle-
fundamento (epistemológico, pp. 128). El yo narrativo, el yo gos Díaz, 2006). La primera
se podría decir) inicial en la poético, no se detiene en sí mis- representa las acciones
propuesta de Mijail Bajtin mo. El determinismo romántico personales y las imágenes de
cuando se refiere al linaje o neorromántico del ser- pa- sí mismo, al tiempo que la
como categoría valorativa de ra-sí, del yo-para-mí, es roto: segunda se refiere a una acción
la otredad y al valor del lina- con el linaje pertenezco y no me impersonal, social, por parte
je como destino del autor, de opongo a mi familia: los actos del poeta en el tiempo, que
forma que allí surge una “fuerza no comienzan en mí: hago parte escribe mediante una historia
valorativa que concluye y de ellos. Esta poesía, entonces imaginada, reimaginada. En
organiza artísticamente la vida se refiere a una disolvencia esta poesía del linaje del Caribe
del otro”, el valor que crece del ser: habla del ser-para-los- colombiano, el poeta da cuen-
en el destino (destacados del otros, del yo-para-el otro (Baj- ta de su destino para los otros,
Bajtin, 1982, pp. 157-158). El tin, 1982, p. 58). para nosotros[8].
poeta, desde esta perspectiva,
no es solo el valorador (y no el Además, para Bourdieu, se en- A lo anterior se agrega que, a
iniciador, pues él hace parte de cuentra “implícita en una filo- la cultura del Caribe colom-
la tradición) sino el continuador sofía de la historia en el sentido biano no se le exime de los
de un proceso dramático de la de relato histórico, en pocas pa- aires patriarcales de la cultu-
vida de los otros, de los actos- labras, en una teoría del relato, ra latinoamericana y caribeña,
pensamientos, de los actos- del relato de historiador o de mediatizada por un “espíritu

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de familia”, concebida esta y la ley moral en nuestro cora- cuerda un pasado a través de un
como  philia (traducida por zón (dos de las más hermosas tú dialógico en el que
amistad, que la integran también metáforas de Kant)” (Marinas,
parientes y amigos, allegados), 1999, p. 59). Pero, al mismo […] te encontraste
como unidad doméstica, como tiempo, para Marinas, en la los campos, las aldeas, los
categoría social objetiva, “cultura del pudor” se efectúa la caminos,
natural y universal, integrativa, centralidad del yo, la intimidad tatuados en la piel de la
cohesiva, estable, unitaria, con se convierte en instrumento de memoria
obligaciones, intercambios, comprensión histórica, hacien- moviéndose en tu sangre
inmanente y trascendente, do parte de la transformación roja y viva
como cuerpo que perpetúa del paradigma de sicologiza- llenándote los ojos de sed
visión y adhesión, privilegio ción en el campo de las ciencias suya,
material y simbólico, y ejercida sociales. En este último plano, las manos y los hombres
por estrategias de reproducción la poesía de Meira Delmar, Gio- de los fusiles,
como el apellido y la dominación vanni Quessep y Jorge García de fiera rebeldía los
masculina. Usta, instituyen esa “cultura del insomnios (2003, pp. 349-
pudor”, un recurso literario que 350).
Meira Delmar, la Historia y la reflexiona y proporciona orien-
familia recordada taciones sobre suturas de los li- Existe un retorno al pasado del
najes de una prehistoria de los Medio Oriente; en realidad, no
Los últimos cuatro poemarios migrantes libaneses. Afronta, al pasado sino a una reactuali-
de Meira Delmar (Reencuen- en el caso de Meira Delmar, una zación, a una presentificación,
tro  [1981]),  Laúd memorio- escritura del pudor en el sentido a una puesta en escena de las
so [1995], Alguien pasa [1998] en que su obra poética es poca luchas que llevaron a cabo
y  Viaje al ayer. Poesía inédi- la figuración autobiográfica de esta mujer y el Frente Popular
ta  [1999-2003]) representan sus familiares o amigos, y en su para la Liberación de Palestina
un encuentro y, más que momento, lo realiza con mucha (FPLP) en contra de la ocu-
todo, un reencuentro con la reticencia, con un elaborado pación israelí. Como recuer-
contemporaneidad. En estos matiz del recato y la modestia. do más abierto, Meira Delmar
textos, la poesía se libera del Las figuras que recorren esos pone en una voz dialógica, en
corset de la retórica de la rima poemas logran la profundidad una segunda voz evocativa, en
y la métrica (en muchos de sus y la intensidad de una confesión un tú, en un hablante lírico en
textos, no todos), pero sobre soterrada. segunda persona, para dar ma-
todo da cuenta de un cambio yor dramatismo a la biografía
temático: el presente, de manera En el primer poema de este aná- (“Te rompieron la infancia,
que la Historia se introduce en lisis, se accede a una biografía Leyla Kháled […] te rompie-
su poesía, la retraduce y la histórica, pero además, a una ron / los años del asombro y la
repiensa. José Luis Marinas puesta en escena del linaje his- ternura, / y asolaron la puerta
presenta una explicación tórico, al poner Meira Delmar a de tu casa / para que entrara el
estimable al respecto: se trata una mujer real, Leyla Kháled, viento del exilio”, Reencuentro,
del salir de sí, lo que “inaugu- como tema poético, yuxtapo- 2003, p. 349). Se trata no solo
ra el ejercicio de la narratividad niendo el tiempo, la historia del vacío que produce alejarse
como forma de apertura del su- sobre sí misma: así, desde la de la tierra, sino de la propia
jeto desplazado”: el universo óptica de la líder palestina en desterritorialización mantenida
estrellado sobre nuestra cabeza “Elegía de Leyla Kháled”, re- por el cuerpo y la política, pro-

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longados por su relación directa por parte del Líbano de Leyla, aún más importante cuanto que
con el país inexistente o negado como apoyo a su lucha. De al- el mote adquiere el valor del es-
políticamente: “Y comenzaste a guna manera, su sustento se pejo de la verdad, el nombre de
andar, / la patria a cuestas, / la entronca con un principio de la crítica que señala con el dedo
patria convertida en el recuerdo linaje histórico y de resistencia, poético la ignominia histórica.
/ de un sitio que borraron de los en el que la independencia y la Es una aparente lucha entre la
mapas” (p. 349). liberación se observan como máscara y la realidad, en la que
sus más caracterizadas mues- gana la verdad del señalamiento
Ello conllevó un desplazamien- tras. La cosmovisión de Mei- artístico e histórico.
to y dos sacrificios: el primero, ra Delmar, entrecruzada de un
“Te vieron los desiertos, las tiempo y espacio determinados, Por otra parte, el texto se mues-
ciudades, / la prisa de los tre- de una aquí y un ahora, ejercida tra supuestamente objetivo,
nes, afiebrada, /absorta en tu a través de una problematiza- pero cuando indica: “Nadie
destino guerrillero” (p. 350). ción política, se acerca a la de sabe, no sé, cuál fue tu rumbo”
El segundo, cuando el poema aquellos artistas que enfundan (p. 350), se declara un hablante
cubre las diferentes fases sub- su lenguaje de crítica asumien- lírico que retorna a una asun-
jetivas, históricas y de ignomi- do los problemas del otro. Se ción figurativamente personal:
nia, llegando, en un momento acompaña de resistencia y con- la máscara del yo aflora a tra-
determinado, a compararla y cientización, de una apertura al vés de una revelación en el que
metaforizarla con el sufrimien- mundo de los otros humillados el yo también somos los otros:
to de Jesucristo: “Y te lanzaron y ofendidos, en/frente y por la estamos por fuera de la historia,
voces como espinas, /desde los historia de los opresores. pero yo soy la voz de los otros.
cuatro puntos cardinales, / y También ese fingido desconoci-
marcaron tu paso con el hierro / Pero, esta concientización tam- miento (“no sé”) vislumbra la
del oprobio” (p. 350). Al primer bién se enmarca en la óptica de complicidad: somos los otros,
exilio, político, se compagina una revisión del pasado como los oprimidos, y, por ello, no
con una metáfora del personal, inmigrante de Meira Delmar, me identifico con la delación.
y, de alguna manera, con un como también en una identifi- Mi labor es ponerla en órbita,
exilio mistificado y mitificado. cación territorial, es decir, po- en reconocerla como persona,
Hay algo que, seguramente, por lítica.  El hablante lírico narra como ser.
planteamientos retóricos, la au- desde una perspectiva del dolor
tora deja abierto: el destino de del “otro” en tanto desplazado, En un libro posterior, Laúd
Leyla: “Nadie sabe, no sé, cuál pero, aunque realice un balance memorioso  (1995), la poeta se
es tu rumbo” (p. 350). Se sabe del sufrimiento, este no adquie- ubica, también, en la Historia,
que Leyla Khaled ha continua- re sentido hasta identificar a su como a su familia. Se trata de
do con su resistencia propales- autora con su nombre autén- poner en escena la poesía del
tina y por aquellas causas que tico: Olga Chams Eljach, con mahyar o de la emigración árabe.
comporten la dignidad de los el que se reconoce su pasado Así, en el poema “Inmigrantes”,
pueblos oprimidos. identificatorio, coincidente con Meira Delmar retrata algunos de
la historia geográfica e histó- las representaciones culturales
Meira Delmar afronta el poema rica árabe de la hablante lírica de los árabes que resignaron
como una puesta escena históri- a quien se refiere y dedica el con su viaje a América: “Una
ca, como una toma de concien- poema. Su seudónimo aquí ca- tierra con cedros, con olivos,
cia política: a favor de Palestina, recería del valor aparente por el / una dulce región de frescas
como retrato del acogimiento que es reconocida, pero resulta viñas, / dejaron junto al mar,

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abandonaron / por el fuego de inmigración, sucedido entre los siguiendo los otros poemarios
América” (2003, p. 404). A años 1880 a 1920 en Colombia, de una primera fase: Libro
renglón seguido, el horizonte representó uno de los aportes a de las crónicas  (1989), y
cambia, el mar cambia: existe la supuesta cultura triétnica del luego una segunda: El rei-
algo de mirada naturalista, Caribe: blancos, negros e indí- no errante. Poemas de la mi-
casi arqueológica, mejor, de genas. La fusión con los inmi- gración y el mundo árabes
choque cultural, como la de grantes árabes, sin embargo, no (1991),  Monteadentro. Poe-
una colonialista o la visión se dio, muchas veces, en con- mas de la sinuanía (1992),  La
que muestra Manuel María diciones iguales; puesto que, tribu interior  (1995) y  Can-
Madiedo, poeta del Caribe cierta endogamia, por guardar taleta del amoroso (2006), sin
colombiano del siglo XIX en los rasgos culturales y étnicos, contar sus libros periodísticos,
su poema “Al Magdalena”, no permitió una mayor integra- ensayísticos y como antólogo[9].
quien contrapone a las figuras ción, como sí se dio más abier-
femíneas de Grecia el raudo y tamente con los otros grupos Los poemarios de la segunda
primitivo mundo tropical. Esta étnicos mencionados. fase remarcan la concreción y
visión de Meira Delmar se el reflejo de un proyecto con
adhiere, suponemos, a la visión Se conjugan, pues, Historia del carácter identitario, cuyo carác-
de alguno de estos inmigrantes: pasado y nacionalidad poética, ter cuatriétnico, es un homenaje
también la leyenda de un pasa- múltiple, mediación centrífuga
El mar cambió de nombre do mítico y su consiguiente re- como deseo literario y centrí-
una vez, y otra, y otra ligión, pero con ellos, además, peto a la vez por cuanto –en el
hasta llegar por fin a la la raigambre y los sentimientos sentir de Ángel Rama (1982,
candente orilla, que conlleva, para culminar pp. 19-22) para otro espacio
donde veloces ráfagas en la muestra de identidad que cultural, pero no menos aplica-
de pájaros teñían esta representa. Estos recuer- ble aquí– se trata de restablecer
de colores y música repen- dos filiales, contados a través las obras literarias dentro de
tina el instante, de anécdotas y memorias fami- una operación cultural de acu-
y el fragor de los ríos re- liares ficcionalizadas, suceden mulación interna para producir
medaba el rugido también en la poesía de Jorge una cosmovisión y una lengua,
del jaguar y del puma García Usta. fuente de vida, manifiesto so-
ocultos en la selva (p. bre una tradición popular, una
404). Jorge García Usta y el pasado neoculturación que revisa la
errante tradicional tríada originaria y
No obstante, los inmigrantes rígida americanista blanco-in-
continuaron yuxtaponiendo su “Sólo la palabra acerca a los dio-negro. Pero ahora, vista
cultura a la nueva, y a la vez el hombres desde la modernidad migrato-
lenguaje fue metamorfoseándo- a una mesa milenaria.” ria, se constituye en una revi-
se y solo la memoria recuerda Jorge García Usta, El reino sión histórica más inclusiva que
vagamente, “detrás del hori- errante rompe con las constricciones de
zonte”, el “bled”, la patria, “la la poesía elaborada con pala-
tierra natal”, pues a nivel de La poesía de García Usta ha sido bras feas, frases triviales, falso
sentimientos “el corazón su- justamente testimonio de obsti- decoro[10]. Manifiesta, sí, una
pieron compartir con largueza” nación y laboriosidad. Luego búsqueda de la permanencia, un
(p. 405). La integración no se de la publicación de Noticias muestrario lírico que conjuga
hizo esperar. Este fenómeno de desde la otra orilla  (1985), la poesía de un individuo cons-

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ciente de la “plasticidad cultu- identidades, su modo de inte- claraciones, páginas, noticias,


ral” aludida por Rama, una pro- gración se desarrolla desde otra cábalas, casidas, recetas de co-
pensión antropológica a través parte, mediante nuevas capas cina, narraciones, baladas, ad-
de un yo testigo, un hablante que conforman un nuevo orden moniciones, monólogos, sem-
que testimonia acerca de un es- que se integra a los nativos del blanzas y explicaciones. Existe,
pacio geográfico mitologizado Sinú y la costa caribe. Al igual pues, en los hablantes, formas
y mitologizándolo a su vez. que Meira Delmar, la propues- concretas de comunicar los orí-
ta cuatriétnica se concreta aún genes, leyendas y trasuntos de
El reino errante (1991) significa más en este poemario de García una comunidad. García Usta,
un salto gigantesco en la poesía Usta, poemas que representan en cierto sentido, se adelantó
de García Usta publicada hasta el Mahyar[11], las memorias del a las recientes investigacio-
ese momento: concreción, origen, o “lugar de emigración nes acerca de las emigraciones
desnudez del discurso poético, o huida”. de árabes (sirios, libaneses y
unidad temática, y, más allá, la palestinos) y judíos en el Ca-
relación escritura-fundación- De igual forma que en el ribe colombiano[13] desde una
historia, migración y orígenes caso de Meira Delmar, lo exposición biográfica-ficcional,
múltiples. que García Usta elabora en imaginaria, para, con ella, darles
este poemario representa una también voz a otros integrantes
El mito de la nación triétnica prolongación de la “novela fa- “periféricos” de la nacionalidad.
colombiana queda desfasado en miliar”[12] freudiana, referida En este poemario, la identidad
este poemario. A pesar de que no esta vez a las raíces que alcanzan como apropiación del espacio
dejen de aparecer algunas me- unas poderosas profundidades geográfico interiorizado (“el
táforas y analogía que recuer- culturales. Con mayor claridad, desierto está dentro de ti”, 1991,
dan sus dos textos anteriores y Foladori indica que la “novela p. 31) y reconstrucción parcial
prefiguran Monteadentro, en El familiar” representa un “intento de la realidad, concurre a través
reino errante se observa una de historización”, “fantasía de una segunda piel de motivos:
madurez estética de gran alcan- originaria” que da cuenta de los elementos primigenios y
ce en el que dominio y la seque- “una estructura internalizada de la memoria: agua, luz, río,
dad del lenguaje, el cambio de de un grupo –el familiar–con viento, caballos, paisaje y la
lo anecdótico por lo narrativo modelos de relaciones, afectos, palabra como fenómeno de
y lo histórico (mediante la es- etc.” cargada de historia, de los integración (“Oye a tu padre, /
trategia de la ficcionalización), orígenes y de las “vicisitudes que oye Mansur, el fuego que divide
finaliza en un texto cruzado por dieron sentido al sujeto hoy”, estos orígenes”, p. 5).
una hipótesis sobre el enrique- haciendo que el linaje aparezca
cimiento fundacional de la na- como mecanismo poético “por El libro comienza con un mo-
cionalidad colombiana. Es allí la vía de la imaginación [y la] vimiento contextualizador his-
donde el paradigma triétnico es racionalización”  (2002, párr. tórico, resultado de la invasión
transformado: también somos 48-36). otomana y la posterior invasión
los otros, no solo los seres his- francesa (“La guerra pesa ya de-
tóricos constituidos, pues ahora Es también, como los anteriores masiado / en estas leves sangres
somos también otras voces de poemarios, una puesta en esce- de alfareros” (1991, p. 5), luego
otros ámbitos, de otras culturas na de formas textuales, cultura- con la salida de los sirio-liba-
más allá de los tres continentes les u orales: en los títulos de los neses, para llevar no solo el de-
concebidos. Si bien los árabes poemas se advierten consejos, sierto sino “lo que ahora somos:
llegan a conformar parte de las nociones, cartas, perfiles, de- una maleta, cuatro cuerpos / y

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memorias” (1991, p. 5). El vue- gente caribeña: “En estas tierras llón. / Y es la misma de Jorge
lo de la poesía del linaje en Gar- tan anchas todo es tristeza y bai- Zurek”. Africanos, árabes, eu-
cía Usta crece mediante gestos le” (p. 10). Este es uno de los ropeos, judíos, conversan en
y miradas, en el que en esas tie- poemas más rítmicos del libro una fusión étnica que cruza
rras mitificadas y mitificadoras y que denota la intencionalidad transversalmente y se concreta
muestran que “ya no cabe más anafórica y musical del autor en otros poemas: “Toda voz /
soledad”. A veces la mirada del (con el verbo bailar), para justi- es, ahora, fusión de ríos. / Todo
emigrante del Medio Oriente preciar la cultura desde el punto cuerpo, / un lugar de encuentro”
confluye con las de los viaje- de vista del otro: “Jorge Baladi habla de las fron-
ros europeos, acostumbrados a teras abolidas (1950)”. La con-
extensiones de tierra más limi- [...] pradera y baile, vocatoria condensa la poética
tadas: en “Declaración de amor presagio y baile. de García Usta: “Sólo la pala-
de Demetrio Spath 1934” indi- Si la noche está herida, bra acerca a los hombres / a una
ca: “No sé cómo vine / a estas bailan. mesa milenaria” (p. 24).
tierras tan anchas. / Las voces Si el caimán se aloca, bai-
son más solas, / los cielos más lan. Fabular, contar, historiar, do-
ansiosos. / El verde no limita: se Si el río agoniza, bailan. cumentar, la palabra, centro de
derrama y duele” (p. 16)[14]. Bailan porque el mar estas poéticas, desembocan en
 y porque la muerte (p. 10). la región del Sinú y de su río,
La mitificación de la sole- de la escritura como reflexión
dad la había postulado antes El poema cierra con un elemento del legado. García Usta, luego
García Usta, en “Letanía so- característico de los emigrantes: de confesar que la cultura del
bre la gloria y la miseria de la economía, que se combina Caribe se fundamentaba en las
Kid Pambelé”, en el poema- con la expresión aparentemente matriarcas, añadía: “Es un ras-
rio  Libro de las crónicas en idiosincrásica del ser caribeño: go de región joven y emergente:
el que retrata la hipocresía y “Pero, eh, bailante / Compren el drama cotidiano, inmediato,
violencia de una sociedad sobre una libra de estas almendras / a través de sus propios prota-
los héroes caídos. La soledad Que mejoran el gozo de la al- gonistas, crea una especie de
cobra carácter metafísico, pues gazara” (p. 11). Sin embargo, el deber del relato, de hijos del
los emigrantes observarán, otro, a pesar de no bailar, tam- relato” (Vanega, 2006, p. 8). Se
muchas veces, distanciada y bién destaca una coincidencia propone dialogar culturalmente,
críticamente, la nueva cultura en ambas orillas culturales: “el y, como en el caso de su propia
que los acoge. Existe una mirada ritmo proviene de las sierpes madre, doña Nevija Usta, de
de superioridad colonial, de allí del viento” (p. 10). “mestizar con el universo crio-
que, en una primera etapa son llo”. La poesía narrativa retorna,
los “ríos salvajes” (p. 6) o en- El pluralismo de los visitantes, más allá de su propia palabra o
cuentran “Indios desnudos en su concepción abierta (segura- límites: es Historia interpuesta.
las prieturas del mundo” (p. 9). mente un miembro de las nue-
Esa óptica excluyente lleva a vas generaciones), se presenta Además, El reino errante es la
advertir al hablante de “Samir en el poema “Sangre, noción muestra más fehaciente de esa
Saer mira bailar en las Antillas de Abraham Ganem” (p. 30) en heterogeneidad multitemporal,
(1975)” lo que desde García el que el hablante re-conoce al que conduce a desterritorializar
Márquez hasta Antonio Benítez otro: “Hemos visto la tierra / de la “identidad” nacional en un
Rojo revelan como una carac- Domingo Bioho, de Tarcisio / territorio virtual y reafirmar
terística (o estereotipada) de la Palomeque y Notorio Mogo- otro así como otra visión

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La poética del linaje en la poesía del Caribe colombiano
Adalberto Bolaño Sandoval

del imaginario colectivo, con la naturaleza se magnifica y para darle un sentido nuevo al
especialmente del sujeto cultural la relación entre las personas se presente. La poesía, en este
caribeño, que, para Graciela hace más íntima y va a marcar caso como memoria, dará curso
Maglia (2005) “problematiza la narrativa y la poesía de Mer- a ediciones, yuxtaposiciones,
el concepto de nación y cado: espacio del idilio, paraíso, reelaboraciones.
formula el enfrentamiento enfrentado años después frente
identidad caribeña/conciencia al espacio informe y de deca- La casa entre los árbo-
nacional” (p. 437). Constituye dencia citadinos y con el dolor les, como memoria familiar
el poemario, como con Obeso, trazado por la violencia. y filial, representa uno de los
una verdadera voz del rechazo más altos índices de la poesía
y de la periferia, de otra lengua  Desde su primer poemario, No de Mercado. En este universo
y otra cosmovisión contra solo poemas, Mercado había discursivo en el que texto se
aquella poesía “nacional” logrado presentar las figura- dirige a un receptor concreto, se
decimonónica de la época ciones de sus hijos, su padre, despliega, para García Saraví,
obesiana y la supuesta su madre, hermanos. La figu- un “volumen de memoria
a-nacionalidad, “blanqueada”, ra del padre se constituye en [que] tiene que ser conocido,
por otra de la diversidad en el eje de esta. En La casa entre de ahí el uso abundante de
siglo XX. Esa otra complejidad, los árboles acude a un árbol nombres y sobrenombres,
que apunta a una contrahistoria genealógico gigantesco de su las breves alusiones […] el
o contramemoria, un contra- familia para entrar a mitificarlo, contenido semántico local,
canon. para cantar, para mostrar una íntimo, la elipsis. El texto
saga. En Pájaro amargo, dedica crece en comprensividad
José Ramón Mercado: cróni- el poemario a la memoria para un destinatario al mismo
cas familiares en No solo poe- dolorosa de dicho familiar. De tiempo que decrece para otros”
mas y La casa entre los árboles hecho, en los poemas sueltos (García Saraví, 2004, p. 189).
de los primeros poemarios, ya Pero, desde cierto ángulo, se
La obra lírica de José Ramón Mercado ejercía un ejercicio despliega, así mismo, más que
Mercado se encuentra re- mitificatorio. Aquí, mito se una biografía personal una his-
presentada en 14 poemarios, entiende como una estructura toria biográfica. En este
pero mencionemos los más mental preestablecida que sentido, el hablante lírico, ideal,
importantes:  No solo poe- permite explicar la experiencia ha confluido más como un
mas  (1970),  Agua de alon- humana en concordancia con “sujeto histórico” en un mundo
dra  (1991),  Retrato del gue- modelos socioculturalmente imaginado, lo cual responde,
rrero  (1993),  Agua del tiempo preconcebidos (Pennef, citado aún más, a la “intimidad
muerto  (1996),  La casa entre en Cuevas Hernández, 2011, verbalizada” propuesta por
los árboles (2006 [2008]), Tra- p. 44). Estas experiencias Scarano (2010) cuando el pacto
tado de soledad (2009), Pájaro familiares las incorpora entre poeta y lector supera los
amargo (2013) y Vestigios del de manera paulatina contrastes entre la historia y lo
náufrago (2016)[15]. mediante asociaciones, citas, privado, lo real y lo ficticio.
representaciones poéticas
El poeta nació en Naranjal, an- que buscan ser socialmente La elegía a través de la poesía
tigua jurisdicción del municipio aceptables para dar cuenta de las del linaje, es la que mostrará
de Corozal, en 1937, en el de- acciones que marcan la vida. De en Mercado este enlace con la
partamento de Sucre, Colombia. alguna manera, esta reificación poesía del Caribe: la elegía y la
En ese espacio rural, la relación hace parte de los mitos nuevos cultura popular, bajo un tono que

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recoge una “tradición bucólica idílico, la infancia, los paisajes; La infancia, en el centro de esta
romántica, poesía pastoral” en el de las otras dos: el hablante se poesía, alude también a las te-
la que la exaltación y el júbilo transforma en un denunciante, máticas caras a la poesía lárica,
del paisaje natural y el rural lo el de los hombres, en un como en Raúl Gómez Jattin,
acompaña un gran sentido de hablante imbuido en la historia Gabriel Ferrer y García Usta,
la melancolía (Campbell, 2011, y el compromiso político al recuerdo convivial, a la fami-
p. 321). No solo en la poesía crítico irredento. No obstante, lia. El árbol y los pájaros, como
de Walcott ve esta irrupción lo que hace importante a este centros telúricos, como ejes en-
elegíaca, sino en la de la poeta poemario son las dos primeras tre el cielo y la tierra, como es-
Lorna Goodison, quien, como partes, “Infancia” y “El hijo”: crituras de sentimientos, como
en el caso de Mercado, “la elegía en un primer poema, “La casa”, letras del aire, se inscriben en
por un antepasado, una figura Mercado traza el espíritu de su una poética del recuerdo, en una
de persona mayor, también geografía emocional y poética: poética de lo neorregional, o
es a menudo un lamento por aparece esta como el centro mejor, de la naturaleza. La casa
una cultura popular que se del recuerdo, la organizadora y el patio empiezan a reescribir
desvanece” (p. 325). de la existencia, y el patio, su el orbe espacial, el arquetipo del
ósmosis, del que parten los tiempo y el espacio, de ese cro-
Pero, también lo histórico en recuerdos hacia el hermano notopo tan caro a la poesía del
tanto relato e impresión perso- mayor. A partir de allí, corre Caribe.
nal se haya convertido en retra- el cúmulo de recordaciones en
to y conversión de lo privado en diferentes poemas: el hermano En la segunda parte del libro,
público. De lo personal a lo co- Hugo, la infancia, los otros “El hijo”, llaman la atención
munitario, lo lírico se convierte hermanos, el padre, “viejo pastor tres poemas, pero destaco dos:
en mítico e histórico. En este de búfalos / y palomas” (“Mi
en “La casa”, el hablante em-
retrato de la familia, son perti- padre era un agua muy amarga”
pieza a proponer una lectura
nentes las palabras de Bourdieu [1970, p. 16]). Y es desde un
contrastante entre un padre des-
(1997), referidas a que “tene- poema como “Infancia”, que
pótico y una madre comprensi-
mos que dejar de aprehender la Mercado empieza a enumerar
va y amorosa: “La madre decía /
familia como un dato inmediato los hermanos:
que la casa tenía puertas de igle-
de la realidad social para con-
sia / y hablaba de la casa regia
siderarla un instrumento de la Éramos muchos los hermanos / para enturbiar la indiferencia
realidad social” (p. 135). Aquí
/ del padre /pero en la madre /
puede reemplazarse realidad so- Hugo (era el mayor) […] cabía la razón diaria de los días”
cial por realidad ficcional, como Y Guido Manuel […] (p. 7). Ello se amplía en el poe-
“privilegio simbólico”, dándole Y Marcos […] ma “Mi padre era un agua muy
el sesgo estético, convirtiéndola Meriluz […] amarga” (“A ese hombre que
en otra mirada, en la de un he- Y Jairo Antonio admiré mucho”, dice la dedi-
cho privado en público. Y Gloria Catalina […] catoria) tiende a pactar la crí-
Yo hacía barriletes tica y el elogio, y el contraste
Mercado ha ordenado en al- y rozaba el cielo con las comienza a convertirse en una
gunos de los textos de No solo alas exposición ambigua: “[…] Te
poemas, la memoria afectiva y tenía un caballito recuerdo / tragándote todos los
familiar. El discurso poético (de palo) silencios / y la llave abierta de
de  No solo poemas se divide que pastaba en mis sueños tu indiferencia / cayéndonos
en dos partes: el de las dos  (1970, p. 15).
primeras partes, acerca de lo

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La poética del linaje en la poesía del Caribe colombiano
Adalberto Bolaño Sandoval

como un agua amarga […] (p. se quejó de nada / Lo confieso biográfica” bouirdieana o a los
16). solo le ganó a los sueños […] “biografemas”, en el de Roland
Lo confieso no habría nada que Barthes, construidas a través de
La intertextualidad de los poe- perdonarle”. Lo que se consigue los detalles, gustos, inflexiones,
marios de Mercado y el trata- no solo es conjugar el pathos, fragmentos, relacionados con
miento que da al padre se ob- sino el ethos y el logos. Desde un arte de la vida y la muerte,
serva también en La casa entre otra visión,  podría pensarse en de  memento mori, se eleva a
los árboles. Allí, la memoria una poesía que recoge el poder una épica nostalgización de la
del hablante conjuga el cruce patriarcal, el machismo: una lí- memoria, “de una evocación
de dos presencias mitificadoras: nea que devela las estructuras del otro que ya no es”, pero a las
la del abuelo y la del padre: del feudales (¿y por qué no capita- que Mercado les da una vuelta
primero, recuerda: “¿Habré leí- listas?), consecuentes con una de tuerca a través de la revivi-
do acaso su llanto amargo / Al revelación de las estructuras ficación de los sentidos y los
regreso del día en la efigie del sociales y económicas anqui- sentimientos en tanto memoria
tiempo / Entre las páginas de losadas. Desde el logos, recor- narrativa y de la experiencia, y
Homero?” (p. 15), y del segun- demos con Fernando Aínsa que que revela, de alguna manera,
do: “Mi padre tenía vocación para el creador construir y habi- el retorno de lo reprimido, de
de herrero de caballos / Luna tar primero se concreta el lugar, lo pequeñamente expuesto en
arriba / Él era la raíz del mito el topos, el cual, al ser trascen- otros poemarios, sesgado, pero
la luz de la memoria” (2006, dido, se convierte en logos, en ahora espectacularmente abier-
p. 17). Con el padre aparece, escritura. En este caso, el pa- to y de manera unitaria. Lo pú-
además de una figura contra- thos logra ser trascendido en lo- blico y lo privado se ponen en
dictoria, fuerte, todopoderosa y gos, en una adscripción creativa tensión al recuperar la vida per-
marcadora (“Era un hombre de evolucionada, en refiguración sonal como experiencia única,
palabra dura / Y probada ternu- (Ricoeur, 1999). pero a la vez histórica, convir-
ra hasta la lágrima”, p. 18), la tiéndolo, además, en plural.
imagen de los caballos como Scarano expone que el sentido
juzgamiento o armonía. Como de la poesía actual es presentar- De igual manera, en esta poe-
conjugación de la memoria do- se como tramas, como historias sía de Mercado (pero estamos
lorosa y de la expiación. En “El de vida, bajo un macroargu- pensando también en los otros
caballo y su jinete”, de Tratado mento lleno de episodios de di- poetas del Caribe colombiano),
de soledad indica: ferente tenor y con principio y se presenta una catarsis que se
desarrollos (2007, p. 89). En ese encauza en cuatro términos si-
“El caballo de mi padre era más sentido, podría pensarse tam- nónimos: purificación, libera-
noble que él bién en la práctica dramatúrgica ción, expiación, salvación. Los
Aunque el padre sentía el caba- denominada biodrama, al poner cuatro voquibles tienen que ver
llo en su respiro en escena las historias o partes con la heteronimia: ser otro y
 La bestia no era el viento dramáticas de personas vivas. ser el mismo. La poesía se con-
 Él lo amaba más que todas las Lo público y lo privado se po- vierte así en una muestra lúdica
cosas” (2009: 49). nen en tensión al recuperar la de expiación, en la que el poe-
vida personal como experien- ta se purifica y se libera con la
Hasta llegar a una declaración cia única, pero a la vez históri- consiguiente salvación estética
patética: “Mi padre perdió las ca, convirtiéndolo, además, en a través de la heteronimia.
batallas de su vida / Al pie de plural. Ese homenaje con aires
los ciruelos / Fue extraño No elegíacos apunta a la “ilusión ----

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Poesía del recuerdo converti- y sus virtudes cristianas, me- cuales el palimpsesto étnico se
do en memoria, estos poetas diante un manejo de austeridad configura más y da nueva forma
analizados comienzan desde el y orden, haciendo de sus hijos a los patrones preestablecidos.
abuelo, los hermanos o el pa- “buenos cristianos” (Pachón, p. Se deduce, de ello, un nuevo
dre y la madre, y terminan en el 147). La poesía de Meira Del- contar, nuevas revelaciones de
nieto. Surge de allí una poesía mar, no obstante, se ejercita cosmovisiones más ricas. La
en la que se celebra la conjun- desde una perspectiva urbana, del mundo de los errantes, la
ción de lo épico y de lo mítico, imbuida de un mundo mitifi- de los exilios e inxilios. La de
de lo sagrado y de la muerte; catorio del exilio tanto externo la memoria del desplazamien-
de lo épico en tanto “narración como interno. to, como en el caso, digamos
mítica de lo vivido” (Paladi- a través de un ejemplo lati-
nes, 1991, p. 110). Se agrega En este sentido, Meira Delmar noamericano,  De este lado del
además un misticismo natura- se asocia también a una menta- Mediterráneo (1973), el primer
lista a que alude Michael Ham- lidad historicista, al hablar en libro de Tamara Kamenszain,
burger (1991), donde paisaje y su poesía de Leyla Kháled y de dedicado a la memoria de su
memoria se conjugan de ma- Palestina, por lo cual converge, abuelo Mauricio Staif, “anclada
nera panteísta y mística. Esta en cierto sentido, con la poesía del otro lado del Mediterráneo”.
poesía del Caribe se convierte, de Jorge García Usta, no solo en
en los términos de Marinas, cuanto a su Libro de crónicas, Lo que se concluye es lo si-
en “metáforas naturalistas de representada en una poesía del guiente: la poesía de estos au-
la identidad del linaje: el man- “ahora”, de seres cotidianos, tores del Caribe colombiano
dato del parecido, la estancia de sino a la adscripción del linaje se puede concebir nuevamente
los modos de nombrar el sexo, en tanto a mirar los orígenes a través de los rasgos externos
el hábitat de origen, la clase que libaneses de ambos poetas. Si del ambiente, de la puesta en es-
se hace pasar por un estamen- bien la conciencia poética y fa- cena de la topofilia a que alude
to o ´estado´ dependientes de la buladora de Quessep representa Bachelard, como en el caso de
metáfora fundamental: la comu- el mundo de manera más incor- Mercado y García Usta, donde
nidad como familia” (Marinas, pórea, en su poema “La alondra confluye una historia personal
1995, p. 182). La poesía de los y los alacranes”[16]escribe acer- matizada por los otros, y con
poetas caribeños, metaforizan ca del destino suramericano de ello, cobran vida las imágenes
la sociedad como comunidad, esa muchacha que piensa en del espacio feliz, mediante una
revelando “el retorno al natu- lo eurocéntrico. Ambos poetas teoría feliz del lugar, pero en
ralismo”, al “espacio societario escriben poderosas “novelas este caso, morada del ser, antro-
como organismo [y el…] relato familiares” freudianas, en los pofilia, morada ontológica vista
omniabarcador de identidades” que las raíces parentales dia- desde lo humano y espacial, en
(1995, p. 183). logan con sus personajes y sus la que estos espacios imagina-
pasajes culturales. A través de dos cobran una revaloración,
Desde el aspecto sociológico, sus escrituras, las formas ora- un ethos vivido, experimentados
Mercado y García Usta mues- les, las consejas, etc., descri- a través de la imaginación. La
tran cómo la familia del Caribe ben en sus texturas la posesión poética del lugar, del espacio
colombiano vive, especialmente de un mundo del pasado en el vital experimentado, retorna
en las regiones provincianas, en que confluye otra propuesta: un esclarecidamente a través de la
las que las estructuras patriar- mundo ya no triétnico, sino de elegía y la oda.
cales, semifeudales, subsisten. raíces cuatriétnicas, enriqueci-
La mujer ejercía su “santuario” do por nuevos grupos, con los

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La poética del linaje en la poesía del Caribe colombiano
Adalberto Bolaño Sandoval

No obstante, en Meira Delmar Los poetas del Caribe colom- puesta en escena, convierte a la
el pasado, lleno de padres amo- biano buscan ofrecer dos aspec- poesía en un movimiento que,
rosos, o con una historia de una tos: su propia identidad en dife- de lo privado a lo público, de
combatiente palestina por con- rido, con fuertes implicaciones lo familiar a las experiencias
tar, a lo que se agrega el canto novelescas (en el sentido de externas, llevan a mostrar ex-
al mundo árabe, reivindica un narración coherente), y su con- periencias dramáticas o trágicas
tiempo con historia, una histo- versión bajo concepciones auto- mediante poéticas del discurso
ria que reclamar del exilio en ficticias, en una nueva transpo- de lo infausto (Grüner, 2002, p.
busca de buena fortuna y de sición: yo me revelo a través de 297). Desde el plano de la  in-
una Historia (con h mayúscula), los otros; yo y mi circunstancia tención catártica (frente al
que dialoga con García Usta. Y no se atreven a protagonizar de hablante lírico, y tal vez frente
es la historia del Mahyar, en la manera directa: que se haga en al lector, desde una perspectiva
que confluye la marca de la nos- el nombre del padre y de los identificatoria), este tipo de
talgia, del pensamiento y de la otros. Como autores, quieren exposición, en el caso de los
libertad. dejar caer la duda y replantear el poetas del Caribe colombiano,
discurso histórico y el ficticio, conlleva un mayor grado de
Conclusiones entre lo fáctico y lo literario. “intensidad dramática”, pues,
No buscan una narración narci- según Alberto Giordano (s.f.),
Los poetas del Caribe colom- sista. Quieren narrar a los otros a muchas de las expresiones
biano son continuadores de la fingidamente mediante  histo- autobiográficas estudiada
vertiente reinaugurada por Jor- rias biográficas  (aunque, ob- por él, “les falta a veces esa
ge Manrique y sus coplas a la viamente, también a sí mismos) tensión sentimental que es la
muerte de su padre: elegía y mediante una creación artificial, huella del perseguido encuentro
memoria: linaje. Esta memoria una “ilusión retórica”, bajo los con la vida” (párr. 11). Esos
familiar supone no inventar, presupuestos de una versión autores autobiográficos buscan
porque leer y escribir implican privada de la propia vida, de mostrar  la vida, la experien-
participar del sistema de la len- manera ficcionalizada. Los poe- cia, configurada cercanamente
gua y el de la cultura, órdenes tas trazan, ambiguamente, un “en estado efectivamente puro”
de la repetición, pero, al mis- cúmulo de trazos, sentimientos, (Pardo, citado en Giordano) y
mo tiempo, crea una reverde- de silencios, de espejos trizados no de manera abstracta, es de-
cida conciencia discursiva que y heterogéneos. cir, que se muestre como movi-
penetra de manera diferente a mientos heterogéneos (expan-
esos órdenes del mundo, sea En muchos casos, la mayor sión /contracción, inclinación, /
este árabe (Quessep, Meira parte, esta poesía explorada se desvío), sin ningún plan prees-
Delmar, García Usta), provin- refiere a la buena relación entre tablecido (2013, pp. 6-9).
ciano (Mercado, Ferrer), cita- un hablante que recuerda amo-
dino (Delmar). Se trata de la rosamente a sus padres, pero Sin embargo, de esta hornada
recuperación y la reivindica- también, como en los pocos, se de poetas analizados, dejan las
ción. De historias biográficas, entiende que estos textos hablan puertas abiertas por analizar la
de “biografemas”, de “ilusión del desplazamiento del hijo por ascendencia libanesa de Gómez
biográfica”, de contar la vida de el padre, lo cual configura una Jattin y cómo revela la intríngu-
los otros a través un mí que se aproximación difícil, un dis- lis de amor-odio con la abuela,
disuelve en los otros. tanciamiento y una reconcilia- y la huella imperecedera con la
ción final, con mucho, inasible. madre y el padre. De igual ma-
Experiencia que, sin embargo, nera, quedaría pendiente revelar

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en Quessep su destino surame- otredad que expresa el linaje. poesía que va más allá de esos
ricano, en medio de sus aires También, en el pizarrón, se es- factores filiales.
europeístas, y cómo el amor se tudiaría el papel de los parientes
revela por Violeta, como una cercanos y los amigos, en esta

Referencias

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