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J. Alfonso Ramos G.
San Mauro
Discípulo de San Benito
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Aunque San Mauro no es muy conocido en la
devoció n popular como otros santos, no obstante es
muy conocido en la tradició n moná stica benedictina
y considerado modelo acabado de obediencia.
Preferimos llamarlo “San Mauro de Subiaco” en
contraposició n con las leyendas, no sustentables,
que le conocen como San Mauro de Glanfeuil el cual
al parecer si existió pero no tiene relació n con el
pupilo de San Benito. Por la tradició n francesa
también se le ha llamado San Mauro de Loire o de
Anjou.
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pesar de su corta edad, en un monje cercano a San
Benito y aparece en varios episodios milagrosos de
la vida del Santo Patriarca segú n la narració n
gregoriana.
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vosotros podáis ver a quién sigue este monje".
Después de haber orado dos días, Mauro lo vio, pero
Pompeyano, el abad del monasterio, no pudo verlo. Al
tercer día, concluida la oración, al salir del oratorio
el hombre de Dios encontró a aquel monje fuera. Y
para curar la ceguera de su corazón le golpeó con su
bastón, y desde aquel día no volvió a sufrir más
engaño alguno de aquel chiquillo negro y perseveró
constante en la oración. Así, el antiguo enemigo,
como si él mismo hubiera recibido el golpe, no se
atrevió en adelante a esclavizar la imaginación de
aquel monje. (San Gregorio, Libro II de los Diá logos,
Cap. IV).
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La melota es una especie de cogulla o habito monástico, tosco,
hecho a base de pieles.
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Por ú ltimo encontramos una dolorosa
experiencia de San Benito en Subiaco. El pá rroco
local, Florencio, concibió tal odio contra el santo
monje que no solo trató de envenenarlo sino que
ademá s quiso corromper a sus monjes. El hombre
de Dios ante tal situació n y buscando siempre la paz
decide dejar Subiaco y dirigirse a Montecasino,
lugar que le habían ofrecido para fundar un
monasterio. Estando dicho sacerdote en la azotea de
su casa, alegrándose con la nueva de la partida de
Benito, de pronto; permaneciendo inmóvil toda la
casa, se derrumbó la terraza donde estaba, y
aplastando al enemigo de Benito, lo mató. El
discípulo del hombre de Dios, Mauro, creyó oportuno
hacérselo saber al venerable abad Benito, que aún no
se había alejado ni diez millas del lugar, diciéndole:
"Regresa, porque el sacerdote que te perseguía ha
muerto". Al oír esto el hombre de Dios, prorrumpió en
grandes sollozos, no sólo porque su adversario había
muerto, sino porque el discípulo se había alegrado de
su desastroso fin. Y por eso impuso una penitencia al
discípulo, porque al anunciarle lo sucedido se había
atrevido a alegrarse de la muerte de su rival. (San
Gregorio, Libro II de los Diá logos, cap. VIII). San
Mauro, segú n la tradició n, quedó como responsable
de la comunidad moná stica de Subiaco.
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un grupo de má rtires celebrados en octubre. La
fiesta del 15 de enero tiene su origen en las
leyendas francesas pero en la actualidad solo se ha
conservado la fecha, sin las añ adiduras legendarias
difícil de comprobar.
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pará lisis debido a la tradició n que le menciona
sirviendo y curando a los menesterosos y lisiados.
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congregaciones de San Mauro, de Cluny y de San
Vitó n y San Hidulfo.
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catedral, entregando parte de las mismas a
Almendral, Montecasino y Marsella. En 1668 se
ordena restituir el cuerpo a la villa de Almendral
donde aú n reposa. En Badajoz aun es fiesta el 15 de
enero en honor a San Mauro. Las reliquias no han
sido examinadas bajo el rigor científico que permita
dar luces sobre la tradició n en torno a su llegada a
Almendral y la posibilidad de su validez.
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La bendició n de San Mauro tiene la eficacia
por medio del poder del signo de la Santa Cruz, la
veneració n de la reliquia de la Verdadera Cruz del
Redentor, la intercesió n de la Inmaculada Virgen
María, de San Benito y de San Mauro, todo esto
unido a la plegaria de la Iglesia.
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Antes de impartir la bendició n, se expone la
estauroteca con la reliquia de la verdadera Cruz de
nuestro Señ or (si se cuenta con ella) o la cruz con la
medalla de San Benito, y al menos dos velas encendidas
en una mesa o al lado derecho del altar (no debe tapar el
segrario). Se hace un acto de construcció n y se anima al
enfermo a confiar firmemente en Dios, a ofrecer sus
padecimientos y a pedir la gracia de la salud si es para
gloria de Dios por medio de los méritos y la intercesió n
de San Benito y San Mauro.
R. Amén.
Invocació n
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En nombre de la Santísima e indivisa Trinidad y
apoyado por los méritos de Nuestro Santísimo Padre
Benito, te ordeno, N., que te levantes, te pares y te cures,
en el nombre del Padre y del Hijo. + y del Espíritu Santo .
R. Amén.
R. Y llegué a ti mi clamor.
R. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oremos.
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Señ or Jesucristo, que confiaste al maestro, San
Benito, el privilegio de obtener de ti todo lo que él pueda
pedir en tu nombre: por su intercesió n, puedes sanar
todas las enfermedades de este tu siervo: para que,
siendo restaurado a salud, él (ella) puede dar gracias a
Tu santo nombre.
R. Amén.
BENDICION:
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votivas, a saber, en honor de la Pasió n, de San Mauro
Abad y por las Almas del purgatorio; de lo contrario, los
quince misterios del Rosario con las intenciones
mencionadas por la persona o por otros en nombre de la
persona.
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