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SALA DE AMNISTÍA O INDULTO

BOGOTÁ D.C, MIÉRCOLES, 12 DE FEBRERO DE 2020


RADICADO JEPCOLOMBIA NO. 20203150065931
*20203150065931*

REPÚBLICA DE COLOMBIA
JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ
SALAS DE JUSTICIA
SALA DE AMNISTÍA O INDULTO

Resolución SAI-AOI-D-003-2020
Bogotá D.C., 12 de febrero de 2020

Radicado Orfeo: 20181510086352


Asunto: Decisión de fondo que concede amnistía
Compareciente: MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO
Documento de identificación: C.C. 39.562.650
Conductas: Terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones
personales agravadas

ASUNTO POR RESOLVER

Procede la Sala de Amnistía o Indulto (en adelante SAI o Sala) a decidir de fondo en
el trámite de amnistía surtido ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) respecto
de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, identificada con cédula de ciudadanía
No. 39.562.650, en relación con los hechos objeto de los procesos penales con
radicados nro. 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-60-00-000-2010-00084, adelantados
en su contra por las conductas de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones
personales agravadas. A efectos de mayor facilidad en la comprensión del texto, a
continuación, se presenta la tabla de contenido de la presente decisión.

I. IDENTIFICACIÓN DE LA COMPARECIENTE 3
II. ACTUACIÓN ALLEGADA A LA SAI 3
III. SÍNTESIS DE LOS HECHOS OBJETO DEL PROCESO PENAL 3
IV. ANTECEDENTES 4
a. Antecedentes del proceso penal ante la justicia ordinaria 5
b. Actuaciones surtidas ante la SAI 7
V. INFORMACIÓN, ACTUACIONES Y PRUEBAS RECAUDADAS 11

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VI. AMICUS CURIAE 12


a. Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler 13
b. Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna 16
VII. PRONUNCIAMIENTOS ALLEGADOS AL CIERRE DEL TRÁMITE 18
a. Ministerio Público 18
b. Apoderada del Ministerio de Defensa – Escuela Superior de Guerra 21
c. Rector de la Universidad Militar Nueva Granada 22
d. Apoderado de otras víctimas 22
e. Apoderado de la compareciente 23
VIII. CONSIDERACIONES DE LA SALA 23
a. Competencia y consideraciones previas 23
b. Sobre la práctica probatoria al interior de la Sala de Amnistía o Indulto 24
c. Problema jurídico y orden de exposición 26
d. Generalidades del beneficio de amnistía y su consagración en el actual proceso de
transición 26
e. Marco jurídico aplicable para analizar el beneficio de amnistía 29
f. Análisis de los factores de competencia temporal, personal y material para el
beneficio de amnistía en el caso concreto 30
Relación de las conductas de la compareciente con el conflicto armado 32
Conexidad de las conductas de la compareciente con el delito político 34
g. Análisis del caso concreto a la luz del DIH como marco jurídico aplicable 37
h. El uso de un carro bomba a la luz del DIH en las circunstancias del caso 39
i. Análisis sobre el principio de distinción 48
La Escuela Superior de Guerra como objetivo militar en el contexto del conflicto
armado interno 49
Contribución a la acción militar 50
Ventaja militar 51
j. Análisis sobre el principio de precaución 55
k. Análisis sobre el principio de proporcionalidad 61
l. Sobre la recalificación de las conductas 71
IX. CONCLUSIÓN Y CONSECUENCIAS JURÍDICAS EN SEDE DE AMNISTÍA 73
a. Los efectos de la amnistía que aquí se concede 73
b. Régimen de condicionalidad 74
c. Obligación de aporte a la verdad plena 77
X. RECONOCIMIENTO DE VÍCTIMAS 79
XI. RESUELVE: 83

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I. IDENTIFICACIÓN DE LA COMPARECIENTE

1. La señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, identificada con cédula de ciudadanía


No. 39.562.650, nació en Tuluá, Valle, el 1 de junio de 1967. 1 Fue acreditada como
miembro de la otrora guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-
Ejército del Pueblo (FARC-EP), por parte de la Oficina del Alto Comisionado para la
Paz (OACP).2

II. ACTUACIÓN ALLEGADA A LA SAI

2. Mediante Auto del 21 de marzo de 2018, la Sala de Casación Penal de la Corte


Suprema de Justicia ordenó remitir a la JEP el expediente con radicado nro. 11001-60-
00-097-2007-00066 referido a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, el cual, luego
de ser recibido por esta jurisdicción, fue asignado a la SAI el 24 de abril siguiente por
parte de la Secretaría Judicial General de la JEP.

3. Al revisar el expediente en cuestión, se encontró que la remisión por parte de la


Corte Suprema de Justicia tuvo lugar luego de que la señora RAMÍREZ BAQUERO
recibiera el beneficio de libertad condicionada por parte del Juzgado Tercero Penal
del Circuito Especializado de Bogotá, en virtud de la Ley 1820 de 2016, mientras ante
dicha corporación se tramitaba recurso extraordinario de casación dentro de ese
expediente. A su vez, se identificó que la misma decisión que le concedió la libertad
condicionada dispuso la acumulación de los expedientes nro. 11001-60-00-097-2007-
00066 y 11001-60-00-000-2010-00084.3

4. Al revisar el caso, la SAI encontró que, si bien no se tenía una solicitud concreta
respecto de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, de la información obrante en
el expediente remitido por la Corte Suprema de Justicia procedía el conocimiento
oficioso por parte de la SAI, a fin de determinar, en un análisis posterior, si las
conductas en cuestión podrían o no ser objeto del beneficio de amnistía. 4

III. SÍNTESIS DE LOS HECHOS OBJETO DEL PROCESO PENAL

5. Del acervo probatorio a su disposición, la Sala encontró que el 19 de octubre de


2006 se produjo una explosión con carro bomba en las instalaciones de la Escuela
1
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 4, fl. 276.
2
OFI1700019969/JMSC 112000 del 7 de febrero de 2017, referido en expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066,
Audiencia de Libertad del 24 de mayo de 2017 C.D. 2, Rec. 36:28.
3
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Audiencia de Libertad del 24 de mayo de 2017, C.D. 2 (Rec.42:17).
4
Resolución SAI-AOI-001-2018 del 18 de mayo de 2018.

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Superior de Guerra, en Bogotá, que causó daños materiales en sus instalaciones y


lesiones a varias personas que se encontraban tanto en la Escuela como en la
Universidad Militar Nueva Granada, que se ubica de forma contigua a aquélla.
Labores de inteligencia permitieron atribuir esos hechos a la entonces guerrilla de las
FARC-EP e identificar que dicha operación fue denominada con el nombre de
“Graduación”.

6. En una avanzada militar realizada en septiembre de 2007 por parte del Ejército
Nacional en los municipios de La Uribe y La Macarena, Meta, se incautaron varios
dispositivos electrónicos pertenecientes a las FARC-EP, que fueron puestos a
disposición de la Fiscalía General de la Nación. Luego del análisis de dicho material,
en conjunto con las distintas labores de policía judicial realizadas con ocasión de los
hechos ocurridos el 19 de octubre de 2006, la Fiscalía determinó que la señora
MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, identificada en las FARC-EP con los alias de “Lulú”
y “Furibunda”, fue partícipe de ellos.5

7. En concreto, las investigaciones establecieron que, gracias a su cercanía con


oficiales de las Fuerzas Armadas, la señora RAMÍREZ BAQUERO fue admitida y
realizó durante el año 2005 el Curso Integral de Defensa Nacional (CIDENAL),
ofrecido por la Escuela Superior de Guerra. Durante este tiempo, la señora RAMÍREZ
BAQUERO suministró información de inteligencia a la estructura urbana Antonio
Nariño de las FARC-EP sobre las actividades de la Escuela, sus instalaciones y
personal que la frecuentaba, información que, según el material incautado por el
Ejército Nacional, sirvió para la planeación y ejecución de la acción realizada el 19 de
octubre de 2006.6

8. De conformidad con la información obrante en el expediente penal, el hecho dejó


como resultado 33 personas lesionadas, y los siguientes daños o pérdidas materiales:
pistola Pietro Beretta, pistola Walter, Subametralladora MP5, proveedores para Pietro
Baretta (4), proveedores Walter (2), proveedor MP5, Monitor LCD, edificio aulas y
administrativos, vehículo Mercedes Benz, vehículo Gran Cherokee. 7

IV. ANTECEDENTES

5
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de 2015, cuaderno 5, fl. 36.
6
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de 2015, cuaderno 4, fl. 277.
7
Expediente 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 21, fl. 10.

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9. A continuación, la Sala presentará los antecedentes del proceso penal surtido por
los hechos referidos en los numerales anteriores ante la justicia ordinaria, así como las
actuaciones que han tenido lugar ante la SAI desde que fue recibido el expediente en
cuestión.

a. Antecedentes del proceso penal ante la justicia ordinaria

10. Con la información referida en los numerales anteriores, la Fiscalía General de


la Nación solicitó ante el Juzgado Sexto Penal Municipal de Bogotá con funciones de
control de garantías, orden de captura en contra de la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO, la cual fue cumplida el 25 de octubre de 2007. Igualmente, se realizó
audiencia preliminar concentrada en la que le fueron imputados los delitos de
rebelión, en concurso heterogéneo con terrorismo y concierto para delinquir
agravado. La imputación se realizó en calidad de coautora, y se le impuso medida de
aseguramiento intramural.8 A esta actuación se asignó el radicado nro. 11001-60-00-
097-2007-00066.

11. Entre el 14 de diciembre de 2007 y el 4 de febrero de 2008, se adelantó la


audiencia de formulación de acusación ante el Juzgado Segundo Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, donde la Fiscalía General de la Nación modificó la
imputación inicial para adicionar los delitos de “Lesiones Personales Agravadas en
contra de 30 personas, Tentativa de Homicidio contra Hernán Rodríguez Ríos y Daño
en Bien Ajeno Agravado en concurso homogéneo.”9

12. El 14 de diciembre de 2007, la defensa de la señora RAMÍREZ BAQUERO


presentó solicitud de preclusión respecto del delito de concierto para delinquir
agravado,10 que correspondió por reparto al Juzgado Cuarto Penal de Circuito
Especializado de Bogotá, la cual fue negada. Sin embargo, el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá concedió dicha preclusión en sede de apelación, siendo
comunicada esta decisión al Juzgado Segundo Penal de Circuito Especializado de
Bogotá el 13 de marzo de 2008.11

13. Entre el 25 de marzo y el 24 de julio de 2008, se adelantó audiencia


preparatoria, y el 28 de octubre del mismo año se instaló la audiencia de juicio oral.
En el curso de estas audiencias públicas, la señora RAMÍREZ BAQUERO solicitó la
preclusión de los delitos de lesiones personales en concurso homogéneo y daño en

8
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno original 4, fl. 278.
9
Ibid.
10
Ibid.
11
Ibid, fl. 287.

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bien ajeno.12 Esta petición fue negada el 28 de octubre de 2008 por el Juzgado
Segundo Penal del Circuito Especializado de Bogotá. De manera subsiguiente, la
defensa recurrió en apelación, y 16 de diciembre de 2008, el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá ordenó “anular parcialmente lo actuado en el proceso, en
lo relativo a los delitos por lesiones personales dolosas.” 13 En consecuencia, se decretó
la ruptura de la unidad procesal, quedando como hechos objeto de enjuiciamiento en
el proceso con radicado nro. 11001-60-00-097-2007-00066 aquellos actos constitutivos
de los delitos de rebelión, terrorismo, tentativa de homicidio en contra del señor
Hernán Rodríguez Ríos, daño en bien ajeno y las lesiones personales dolosas
cometidas contra Armando Pintor.14

14. Producto de esta ruptura de la unidad procesal, el Juzgado Segundo Penal


Especializado del Circuito de Bogotá tramitó el proceso por las lesiones personales
restantes bajo el radicado 11001-60-00-000-2010-0008,15 las cuales fueron
posteriormente calificadas por la Fiscalía General de la Nación como tentativa de
homicidio agravado.16 El trámite de este expediente llegó hasta la solicitud de
audiencia preparatoria.17

15. En el curso del juicio oral, dentro de la actuación con radicado nro. 11001-60-
00-097-2007-00066, el 11 de julio de 2014 el Juez Segundo Penal del Circuito
Especializado de Bogotá se declaró impedido para continuar el trámite, y ordenó la
remisión del expediente al Juzgado Tercero homólogo. Aceptado el impedimento, el
Juez Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá continuó con el juicio oral.

16. El 18 de diciembre de 2015, el Juzgado Tercero Penal del Circuito


Especializado de Bogotá profirió sentencia dentro del proceso con radicado nro.
11001-60-00-097-2007-00066 seguido en contra de la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO por los delitos de terrorismo, rebelión, tentativa de homicidio agravado,
lesiones personales agravadas y daño en bien ajeno agravado. En esta decisión, la
señora RAMÍREZ BAQUERO fue declarada penalmente responsable por los delitos
de terrorismo, en concurso heterogéneo con el de tentativa de homicidio agravado y
lesiones personales agravadas, imponiéndole pena de 314 meses de prisión y multa
de 5.055 salarios mínimos legales mensuales vigentes. 18 A su vez, en la misma
providencia, se declaró la prescripción de la acción penal respecto de las conductas de
12
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 1, fl. 196.
13
Expediente con radicado nro. 110016000097200700066, cuaderno 5, fls. 40-41.
14
Ibid.
15
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Audiencia de Libertad del 24 de mayo de 2017 C.D. 2 (Rec.42:17).
16
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, actuaciones segunda instancia, Cuaderno 1, fl. 41.
17
Ibid.
18
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá,
cuaderno 4, fls. 276-300, y cuaderno 5, fls. 1-73.

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rebelión y daño en bien ajeno agravado. Esta decisión fue apelada y confirmada en su
integridad por la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Bogotá, en sentencia del 19 de julio de 2016.19 El 30 de septiembre de 2016, la sentencia
de segunda instancia fue recurrida en casación.20 El expediente fue remitido a la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia el 20 de octubre de 2016.21

17. El 24 de mayo de 2017, mediando solicitud de la Fiscalía 22 Especializada, 22 el


Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá declaró conexos 23 los
radicados 11001-60-00-097-2007-0006624 y 11001-6000000-2010-0008,25 dentro del
primer radicado. Igualmente, dispuso la libertad condicionada de la señora MARILÚ
RAMÍREZ BAQUERO, con fundamento en la Ley 1820 de 2016, y decretó la
suspensión de ambos procesos. Como fundamento de estas decisiones, el juzgado
argumentó que la señora RAMÍREZ BAQUERO colaboró con la entonces guerrilla de
las FARC-EP en la comisión de los hechos objeto de ambos procesos, 26 y que cuenta
con acreditación como miembro integrante de esa organización por parte de la
OACP.27

18. El día 21 de marzo de 2018, la Corte Suprema de Justicia remitió el expediente


radicado 11001-60-00-097-2007-00066 a la JEP, sin antes haber desatado el recurso
extraordinario de casación. Sin embargo, pese a que desde el 24 de mayo de 2017 se
dispuso la acumulación de los procesos 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-60-00-
000-2010-00084, con la remisión de la Corte Suprema de Justicia solo se allegó el
expediente del primer proceso referido.

b. Actuaciones surtidas ante la SAI

19. Mediante resolución SAI-AOI-001-2018 del 18 de mayo de 2018 la SAI avocó


conocimiento de oficio del trámite de amnistía de la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO, con fundamento en la remisión del expediente nro. 110016000097-2007-
00066. El trámite fue avocado tanto por el expediente remitido, como por el

19
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066-15, Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá, cuaderno 1, fls.
17-95.
20
Ibid, fls. 110-128.
21
Ibid, fls. 131-133.
22
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, actuaciones segunda instancia, Cuaderno 1, fls. 35-41.
23
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Audiencia de Libertad del 24 de mayo de 2017, C.D. 2 (Rec.42:17).
24
Referido a los delitos de terrorismo, en concurso heterogéneo con el de la tentativa de homicidio agravado y
lesiones personales agravadas (sufridas por Armando Pintor)
25
Referido a las lesiones personales padecidas por las demás víctimas de la explosión en la Escuela Superior de
Guerra, el cual se originó tras la ruptura decretada el 16 de diciembre de 2008, previamente reseñada.
26
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Audiencia de Libertad del 24 de mayo de 2017 C.D. 2, Rec. 32:44.
27
Ibid, Rec. 36:28. Allí se indicó que dicha certificación se hizo en el OFI1700019969/JMSC 112000 del 7 de febrero
de 2017.

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expediente con radicado nro. 11001600000-2010-00084, luego de identificar que el


mismo había derivado de una ruptura procesal del radicado 110016000097-2007-
00066, que correspondía a los mismos hechos y que, por decisión del Juzgado Tercero
Penal del Circuito Penal Especializado de Bogotá del 24 de mayo de 2017, se había
dispuesto la acumulación de ambos radicados.

20. La resolución que avocó conocimiento requirió la siguiente información: i) A la


OACP informar el estado actual de la acreditación de la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO; ii) Al Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá enviar
copia integral de los expedientes 110016000097-2007-00066 y 11001600000-2010-00084;
iii) A la Fiscalía General de la Nación y al Consejo Superior de la Judicatura informar
sobre la existencia de investigaciones o procesos penales en contra de la
compareciente; y, iv) A la Procuraduría General de la Nación y a la Contraloría
General de la República informar sobre la existencia de investigaciones o procesos
disciplinarios o fiscales en contra de la compareciente. De igual forma, se comisionó a
la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP para recolectar información
sobre la Escuela Superior de Guerra y el Curso Integral de Defensa Nacional
(CIDENAL), y se solicitó al Órgano de Gobierno de la JEP la designación de dos amici
curiae expertos en derecho internacional humanitario (DIH) para intervenir en el caso.

21. Mediante resolución SAI-AOI-002-2018, del 27 de agosto de 2018, la SAI


solicitó la intervención de los amici curiae Karla Quintana Osuna y Michael Duttwiler,
designados por el Órgano de Gobierno, definiendo los puntos de derecho sobre los
cuales se requería su concepto para asistir a la Sala en la determinación de la
naturaleza jurídica de las conductas atribuidas a la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO a la luz del DIH y de conformidad con el artículo 23 de la Ley 1820 de
2016.

22. Mediante resolución SAI-AOI-003-2018, del 28 de agosto de 2018, la SAI


convocó a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO a audiencia pública de
suscripción del régimen de condicionalidad correspondiente al beneficio de libertad
condicionada concedido por la justicia ordinaria. Esta diligencia fue posteriormente
reprogramada por resolución SAI-AOI-LRG-114 del 15 de noviembre de 2018, y el
régimen de condicionalidad fue suscrito ante la Secretaría Judicial de la SAI el 12 de
diciembre de 2018.

23. Mediante resolución SAI-AOI-004-2018, del 12 de septiembre de 2018, la SAI


libró orden de trabajo a la UIA para establecer los datos de contacto de las víctimas

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referidas en los expedientes penales nro. 110016000097-2007-00066 y 11001600000-


2010-00084.

24. Mediante resolución SAI-AOI-LRG-112-2018, el despacho sustanciador decidió


ampliar información en el trámite, y dispuso, a través de la UIA, la realización de
interrogatorio a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO y entrevistas a los señores
Jorge Torres Victoria, Julián Gallo Cubillos, Iván Luciano Márquez Marín, y Jaime
Alberto Parra, quienes se hallaban referidos en el expediente enviado por la justicia
ordinaria.

25. Mediante resolución SAI-AOI-LRG-113-2018, el despacho sustanciador


resolvió no tramitar la solicitud de acreditación como víctima del señor Armando
Pintor Penagos, identificado con cédula de ciudadanía No. 79.542.210, por cuanto éste
ya tenía esa calidad dentro de la actuación en virtud del expediente allegado por la
justicia ordinaria y a efectos de la Sala esto implica que ya tiene la calidad de víctima
dentro del sistema de justicia especial.

26. Entre el 14 y el 28 de enero de 2019, la UIA realizó el interrogatorio y las


entrevistas ordenadas mediante resolución SAI-AOI-LRG-112-2018, salvo la del señor
Iván Luciano Márquez Marín, respecto de quien la UIA informó que no fue posible
programar la diligencia.

27. Recibida la información aportada por la UIA, mediante resolución SAI-AOI-


LRG-064-2019 del 1 de marzo de 2019 el despacho sustanciador resolvió declarar la
nulidad de la entrevista realizada al señor Julián Gallo Cubillos. 28 Luego, por
resolución SAI-AOI-LRG-064-2019, de la misma fecha, se dispuso de nuevo la
recepción de su testimonio, ofreciendo la posibilidad de responderlo de forma escrita
o presencial, atendiendo a su calidad de Senador de la República.

28. El 12 de abril de 2019, la Secretaría Judicial de la SAI ingresó informe al


despacho sustanciador con los expedientes penales solicitados.

29. El 12 de julio de 2019, mediante resolución SAI-AOI-LRG-128-2019, el


despacho sustanciador prorrogó por tres meses el término para decidir, con
fundamento en el artículo 46 de la Ley 1922 de 2018, a fin de recaudar las pruebas

28
La nulidad en cuestión obedeció al hecho de que la funcionaria de la UIA, como comisionada para la realización
de la entrevista, excedió las facultades concedidas para la práctica de la diligencia al utilizar calificativos
relacionados con actividades de terrorismo que fueron ajenos al cuestionario remitido al efecto por el despacho
sustanciador. Dicha actuación, por tanto, se enmarcó en el supuesto previsto en el inciso final del artículo 40 del
Código General del Proceso, según el cual “Toda actuación del comisionado que exceda los límites de sus
facultades es nula.”

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faltantes. Al efecto, se dispuso la realización de un interrogatorio complementario a la


señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, se reiteró la orden de testimonio del señor
Julián Gallo Cubillos fijando fecha para su recepción por despacho, y se definió el
envío de un cuestionario complementario a la Escuela Superior de Guerra.

30. Mediante resolución SAI-AOI-LRG-231-2019, del 30 de julio de 2019, se


reprogramó fecha de realización de entrevista al señor Julián Gallo Cubillos, la cual
tuvo lugar el 5 de agosto siguiente ante el despacho sustanciador.

31. Mediante resoluciones SAI-AOI-LRG-144-2019 y SAI-AOI-T-LRG-244-2019 se


reprogramó el interrogatorio de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, el cual fue
practicado por el despacho sustanciador el 7 de octubre de 2019, con participación de
la defensa técnica, el Ministerio Público y un representante de víctimas. En la misma
resolución SAI-AOI-T-LRG-244-2019 se dispuso una solicitud de información al
Ministerio de Defensa para que indicara quiénes de las personas que resultaron
lesionadas en los hechos objeto del trámite eran miembros de la Fuerza Pública para
el momento su ocurrencia.

32. El 15 de octubre de 2019, la Secretaría Judicial de la SAI ingresó informe al


Despacho con la información recaudada en cumplimiento de lo dispuesto en las
resoluciones SAI-AOI-001-2018, SAI-AOI-002-2018, SAI-AOI-LRG-112-2018, SAI-AOI-
LRG-128-2019 y SAI-AOI-T-LRG-244-2019.

33. El 15 de octubre de 2019, mediante resolución SAI-AOI-T-LRG-284-2019, el


despacho sustanciador prorrogó el término para decidir, declaró cerrado el trámite y
ordenó el traslado de toda la actuación a los sujetos procesales e intervinientes para
que, si a bien lo tenían, se pronunciaran sobre el sentido de la decisión a tomar por
parte de la Sala.

34. Vencido el término del traslado, se recibieron las intervenciones de la defensa


técnica de la compareciente, del Ministerio Público, de la apoderada del Ministerio de
Defensa-Escuela Superior de Guerra, del representante de víctimas Joan Sebastián
Moreno y de la Universidad Militar Nueva Granada.29

29
En relación con la Universidad Militar Nueva Granada, la Sala encuentra que se le vinculó desde la misma
resolución que avocó conocimiento del trámite y se dispuso su notificación por Secretaría Judicial. Sin embargo,
revisados los registros del sistema de gestión Orfeo de la JEP, no se observa una notificación efectiva de las
resoluciones proferidas en el trámite. No obstante, dado que la Sala recibió su pronunciamiento sobre el trámite
mediante memorial con radicado Orfeo nro. 20191510480082, radicado en el JEP el 2 de octubre de 2019 y allegado
a la SAI el 26 de noviembre siguiente, la Sala considera que se configura la notificación por conducta concluyente
en relación con la actuación surtida en este caso.

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V. INFORMACIÓN, ACTUACIONES Y PRUEBAS RECAUDADAS

35. En desarrollo de la actuación, se recaudó la siguiente información y elementos


de prueba, que serán listados en este acápite y su contenido será referido más
adelante en las consideraciones de la Sala para soportar el análisis del caso:

- Expediente penal con radicado nro. 110016000097-2007-00066 proveniente de


la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia.
- Expediente Penal con radicado nro. 11001600000-2010-00084 proveniente del
Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá.
- Régimen de condicionalidad suscrito por la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO ante la JEP el 12 de diciembre de 2018, en virtud del beneficio de
libertad condicionada que le fue concedido por el Juzgado Tercero Penal del
Circuito Especializado de Bogotá el 24 de mayo de 2017.
- Informe de la UIA, del 17 de septiembre de 2018, con radicado Orfeo nro.
20182000050063, en donde se indican los datos de contacto de las víctimas del
hecho, que esa dependencia pudo establecer en cumplimiento de lo ordenado
por la Sala en resolución SAI-AOI-001-2018.
- Respuesta de la Contraloría General de la República, del 20 de junio de 2018,
radicado 2018EE0075355, en la que informa que la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO no se encuentra inscrita en el registro de antecedentes,
indagaciones preliminares ni procesos de responsabilidad fiscal.
- Respuesta de la OACP, mediante oficio 0F118-00063494 / JMSC 112000, del 13
de junio de 2018, en la cual se indica que la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO fue acreditada por esa Oficina como miembro de las FARC-EP a
través de la Resolución No. 01 del 27 de febrero de 2017.
- Respuesta de la Escuela Superior de Guerra, del 18 de julio de 2018, con
radicado No.112671 / MDN-COGFM-JEMCO-ESDEG-JURID-15.1, en la cual se
resuelven preguntas formuladas por la UIA en cumplimiento de lo dispuesto
en la resolución SAI-AOI-001-2018.
- Diligencia de interrogatorio a la señora Marilú Ramírez Baquero, por parte de
la UIA de la JEP, realizada el 28 de enero de 2019, en cumplimiento de lo
dispuesto por el despacho sustanciador mediante resolución SAI-AOI-LRG-
112-2018.
- Diligencia de entrevista al señor Jaime Alberto Parra, por parte de la UIA,
realizada el 14 de enero de 2019, en cumplimiento de lo dispuesto por el
despacho sustanciador mediante resolución SAI-AOI-LRG-112-2018.

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- Diligencia de entrevista al señor Pablo Catatumbo Torres Victoria, por parte de


la UIA, realizada el 22 de enero de 2019, en cumplimiento de lo dispuesto por
el despacho sustanciador mediante resolución SAI-AOI-LRG-112-2018.
- Diligencia de entrevista realizada por el despacho sustanciador al señor Julián
Gallo Cubillos, el 5 de agosto de 2019, en cumplimiento de lo dispuesto en
resolución SAI-AOI-LRG-128-2019, luego de que la entrevista inicial que le fue
practicada por parte de la UIA con fundamento en la resolución SAI-AOI-
LRG-112-2018 fuera declarada nula mediante resolución SAI-AOI-LRG-064-
2019.
- Diligencia de interrogatorio complementario realizado por el despacho
sustanciador a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, el 7 de octubre de
2019, con fundamento en lo dispuesto en la resolución SAI-AOI-LRG-128-2019,
reprogramado en resoluciones SAI-AOI-LRG-144-2019 y SAI-AOI-T-LRG-244-
2019.
- Comunicación del Rector de la Universidad Militar Nueva Granada, con
radicado Orfeo nro. 20191510480082, recibida en la JEP el 2 de octubre de 2019
y dirigida a la Sala de Reconocimiento de Verdad, Responsabilidad y
Determinación de los Hechos y Conductas, y allegada a la SAI el 26 de
noviembre de 2019.
- Respuesta del Ministerio de Defensa a la solicitud de información formulada
mediante resolución SAI-AOI-T-LRG-244-2019. Esta comunicación fue recibida
el 3 de octubre de 2019, con radicado Orfeo nro. 20191510482162.
- Memorial suscrito por el representante de víctimas, Joan Sebastián Moreno
Hernández, en el cual amplía información suministrada al despacho
sustanciador en diligencia del 7 de octubre de 2019, referida a la realización de
un acto de conmemoración de los hechos objeto de este trámite, organizado
por la Universidad Militar Nueva Granada y aporta listado con los nombres de
siete víctimas, que ya estaban incluidas desde el inicio de la actuación como
víctimas reconocidas en el expediente enviado por la justicia ordinaria.
- Respuesta de la Escuela Superior de Guerra a solicitud de información
complementaria formulada mediante resolución SAI-AOI-LRG-128-2019. Esta
comunicación fue recibida el 11 de octubre de 2019, con radicado Orfeo nro.
20191510501662.

VI. AMICUS CURIAE

36. En respuesta a las cuestiones de derecho planteadas por la Sala en resolución


SAI-AOI-002-2018, se recibieron las opiniones escritas de los amici curiae Michael
Duttwiler (recibida el 2 de octubre de 2018) y Karla I. Quintana Osuna (recibida el 28

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de diciembre de 2018).30 En este acápite, la Sala hará una exposición general de la


opinión de cada amicus, y luego hará referencias específicas a los argumentos
aportados por ellos para analizar las cuestiones de fondo que son objeto de esta
decisión.

37. La Sala solicitó la opinión de los amici sobre las siguientes cinco cuestiones de
derecho:

i) Si la Escuela Superior de Guerra, como institución dedicada a la formación


de militares y de civiles, era o no un objetivo militar;
ii) La definición de ataques indiscriminados y su prohibición, y si el uso de un
carro bomba puede considerarse como un medio de guerra indiscriminado;
iii) La prohibición de ataques que resulten excesivos en relación con la ventaja
militar anticipada, identificando elementos para determinar si una ventaja
militar es concreta y directa y si una ventaja tal pudo obtenerse con el
ataque a la Escuela Superior de Guerra;
iv) El uso de armas prohibidas y, en particular, si un carro bomba puede
considerarse como un arma trampa u otros artefactos prohibidos por el
DIH; y,
v) Aclarar qué es un valor importante en la lógica del DIH para configurar un
crimen de guerra, y si el uso de un carro bomba puede constituir una
violación grave a las normas de DIH, susceptible de configurar un crimen
de guerra.

a. Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler

38. El amicus Duttwiler estructura su opinión sobre cada uno de los cinco puntos
propuestos por la Sala. En relación con el primero, analiza los elementos de la
definición de objetivo militar y los aplica al caso concreto de la Escuela Superior de
Guerra, identificando la naturaleza, finalidad y utilización militares de dicha
institución. Con ello, concluye que la Escuela tiene un carácter militar y que, si bien al
momento de los hechos tenía una doble finalidad y utilización mixta en la formación
de militares y civiles, la oferta de cursos “a civiles no afecta su propósito que es y era
principalmente militar.”31 Además, como institución dedicada a la formación de
oficiales en estrategia militar, hacía una contribución efectiva a la acción militar, y se
puede decir que su “destrucción total o parcial […] habría ofrecido una ventaja
30
Por solicitud de la Sala en resolución SAI-AOI-001-2018, el Órgano de Gobierno de la JEP, en sesión del 6 de
junio de 2018, designó a los expertos Michael Duttwiler y Karla Quintana Osuna para intervenir como amici curiae
en el presente trámite. Sobre la base de esa designación, en resolución SAI-AOI-002-2018 del 27 de agosto de 2018
la Sala los invitó a pronunciarse sobre las cuestiones de derecho definidas para resolver el trámite.
31
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, recibida el 2 de octubre de 2018, p. 8.

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militar definida en las circunstancias del momento del incidente. En conclusión, la


ESG era un objetivo militar.”32
39. En relación con el segundo punto, el amicus parte de la prohibición contenida
en la Norma 12 del estudio de DIH consuetudinario del CICR que define los ataques
indiscriminados como aquellos “en los que se emplean métodos o medios de combate
cuyos efectos no sea posible limitar.” Así, destaca que “el criterio decisivo es el
control del arma o sus efectos” 33 para determinar si un arma es o no de efectos
indiscriminados. Para el caso concreto, señala que debe analizarse si el carro bomba
escapa del control del atacante en dos sentidos: que no pueda dirigirse a un objetivo
militar concreto o que sus efectos trasgredan necesariamente las limitaciones
impuestas por el DIH. Sobre lo primero, opina que los “carros bomba no son
incontrolables en el sentido de que no se puedan dirigir con certeza a un objetivo
militar concreto.”34 Sobre lo segundo, considera que “siempre que la bomba no sea en
sí misma una de las armas que por su naturaleza tienen efectos indiscriminados, el
hecho de que esté montada en un carro no la vuelve inherentemente indiscriminada.”
En el caso, señala que el compuesto utilizado en la carga explosiva (amonal) “no se
puede calificar como arma con efectos necesariamente indiscriminados, así que el
carro bomba en el presente caso tampoco era un medio indiscriminado.” 35

40. Para el tercer punto, el amicus invoca la Norma 14 de DIH consuetudinario,


que prohíbe ataques que causes incidentalmente pérdidas civiles que sean excesivas
en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista. Señala que esta norma
designa el llamado principio de proporcionalidad, que exige sopesar la ventaja
militar prevista contra el posible daño incidental civil. La opinión analiza
ampliamente el alcance de los adjetivos “concreta” y “directa” para calificar la ventaja
militar. En ese punto, señala que, si bien el ataque produciría una interrupción en las
actividades de la Escuela, “se trata de una ventaja modesta, debido a que la
interrupción iba a ser temporal y probablemente existía la posibilidad de retomar la
formación, casi de inmediato, en otros sitios.” 36 De otro lado, advierte que si bien “era
razonablemente previsible que este ataque iba a ser un golpe humillante para el
adversario” y “levantar la moral de las tropas atacantes”, “tales impactos psicológicos
son poco tangibles y cuantificables, así que es cuestionable si constituyen una ventaja
‘concreta y directa’.”37 Por tanto, precisa que “la conclusión final dependerá de los

32
Ibid.
33
Ibid, p. 10.
34
Ibid, p. 11.
35
Ibid.
36
Ibid, p. 15.
37
Ibid.

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hallazgos de la Sala sobre si se tenía que esperar, ex ante, que las víctimas y los daños
civiles incidentales fueran excesivos en relación con esta modesta ventaja.” 38

41. En el cuarto punto de derecho, el amicus expone las definiciones de “armas


trampa” u “otros artefactos” contenida en el Protocolo sobre Prohibiciones o
Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y otros Artefactos. Advierte que
la característica distintiva de las armas trampa es que su activación se produce por el
contacto o proximidad de la víctima, y que, en ese sentido, dado que el carro bomba
utilizado en el caso fue denotado por un temporizador, éste no constituyó un arma
trampa.39 En relación con la definición de otros artefactos, contenida en el referido
Protocolo, el amicus considera que la misma sí es aplicable al caso y que, en concreto,
un carro bomba puede considerarse como un artefacto explosivo improvisado (AEI).
Sin embargo, advierte que la Convención sobre ciertas armas convencionales limita,
pero no prohíbe el uso de estos artefactos, de lo que deriva que éstos no se entienden
como inherentemente indiscriminados. 40 De esta forma, concluye que “un AEI en
general, y la bomba en este caso, no está prohibido en sí ya que no es inherentemente
indiscriminado ni es de tal índole que cause inevitablemente males superfluos o
sufrimientos innecesarios.” Así, la determinación de si el carro bomba en el caso “fue
usado de manera indiscriminado [sic] dependerá de las demás conclusiones de la
Sala, en particular sobre si el daño civil incidental del ataque era excesivo en
comparación con la ventaja militar prevista.”41

42. Finalmente, y en relación con la configuración de los crímenes de guerra,


señala que el DIH protege valores fundamentales como la vida humana, la libertad, la
integridad corporal y mental, la dignidad y aspectos fundamentales de la justicia. Sin
embargo, advierte que no toda violación de esos valores tiene la gravedad requerida
para ser considerado crimen de guerra, sino que, en cada caso, se debe establecer que
la violación en cuestión acarrea graves consecuencias para la víctima. Al considerar si
el carro bomba utilizado en el caso podría ser considerado como una violación grave
al DIH, el amicus retoma lo dicho previamente en cuanto que los AEI, como lo fue el
artefacto utilizado en este caso, “no son de tal índole que causen males superfluos o
sufrimientos innecesarios, o que sus efectos sean indiscriminados.” Por tanto,
concluye que “no es posible decir que—desde el punto de vista de los valores
protegidos que están en juego—el mero uso de un carro bomba del tipo que fue
usado en el presente caso (independientemente del resultado) constituya un crimen
de guerra.”42
38
Ibid, pp. 15-16.
39
Ibid, p. 17.
40
Ibid, p. 18.
41
Ibid, p. 19.
42
Ibid, p. 21.

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b. Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna

43. La amicus Quintana respondió igualmente uno a uno los cinco puntos de
derecho planteados por la Sala. Sobre el primero, consideró que dado que la Escuela
Superior de Guerra es una institución de educación superior militar, que forma a los
futuros generales y almirantes de las Fuerzas Militares sobre temas de seguridad y
defensa nacionales, un ataque a dicha institución “debilitaría su capacidad militar,
tomando en cuenta la duración del conflicto armado en Colombia, sobre todo porque
ahí se está entrenando a los oficiales que toman decisiones estratégicas militares.” Por
tanto, considera que “la Escuela Superior de Guerra es un objetivo militar legítimo, a
la luz del Derecho Internacional Humanitario.”43

44. Sobre el segundo punto, refiere el principio de distinción como fundamento de


la prohibición de ataques indiscriminados, la cual tiene soporte en diferentes
instrumentos de DIH convencional y en el derecho consuetudinario. Refiere que se
consideran indiscriminados los ataques que: a) no están dirigidos a un objetivo
militar concreto; b) emplean métodos o medios de combate que no pueden dirigirse
contra un objetivo militar concreto; y, c) emplean métodos o medios de combate
cuyos efectos no sea posible limitar. Con ello, considera que, por la información del
caso, un carro bomba “no podía ser dirigido únicamente a objetivos militares, sobre
todo tomando en consideración que la Escuela se encuentra en un área donde existe
población y bienes civiles cercanos.” Por tanto, concluye que “el ataque contra la
Escuela de Guerra con un carro bomba fue un ataque indiscriminado a la luz del
Derecho Internacional Humanitario.”44

45. En relación con el tercer punto, la amicus refiere la prohibición de desarrollar


ataques en los que sea previsible la causación de afectaciones incidentales sobre
personas o bienes civiles que sean excesivos en comparación con la ventaja militar
concreta y directa prevista. Al respecto, anota que por ventaja militar concreta y
directa se entiende “la existencia de una expectativa de buena fe de que el ataque
contribuiría de forma pertinente y proporcional al objetivo militar en cuestión. 45 En
este sentido, los responsables de planear el ataque deben valorar previamente si los
posibles daños incidentales que causará son excesivos en relación con la ventaja
militar. En el caso, la amicus sugiere a la Sala valorar la magnitud de los daños

43
Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna, recibida el 28 de diciembre de 2018, p. 2.
44
Ibid, p. 4.
45
Ibid.

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causados a la luz de esos elementos de análisis. Para ello, considera “necesario tomar
en cuenta que, si bien es cierto que de la información disponible se desprende que
dicho ataque no ayudó a ganar terreno a las FARC-EP ni aniquiló o debilitó a las
fuerzas enemigas, esto no era previsible.” 46

46. Sobre el cuarto punto, referido al uso de armas prohibidas, la amicus lista
varios instrumentos de DIH que prohíben el uso de armas por sus efectos
indiscriminados, y para el caso se centra en el Protocolo sobre Prohibiciones o
Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos. Con ello,
considera que “los carros bomba pueden ser equiparables a armas trampa u otros
artefactos, pues son medios explosivos improvisados que están concebidos para
matar, herir o causar daños, y que son accionados ya sea por la proximidad de una
persona, o accionados manualmente por control remoto o de manera automática.” En
esta línea, concluye que “los carros bomba son armas que no pueden ser dirigidas con
precisión a un objetivo militar específico, con un efecto amplio en áreas pobladas por
lo que es inevitablemente indiscriminado […], emiten una onda explosiva destructiva
y lanzan artefactos de metal que tienen un largo y letal alcance.” 47

47. Por último, en relación con el punto cinco, sobre crímenes de guerra, la amicus
señala que el bien jurídico tutelado por los crímenes de guerra “son las personas y
bienes protegidas en los Convenios de Ginebra y el uso de medio y métodos de
combate que son indiscriminados o causan sufrimientos innecesarios.” 48 En este
sentido, advierte que, “si bien la utilización de carros bomba no constituye un crimen
de guerra per se, dicho uso debe verse a la luz del principio de distinción,
proporcionalidad y precaución en el ataque, sobre todo vis-á-vis la protección a la
población y bienes civiles.”49 En el caso, anota que el ataque fue dirigido a un objetivo
militar, por lo que no se configuraría un crimen de guerra por la vía de dirigir
intencionalmente ataques contra la población civil. Sin embargo, pone de presente
que, conforme al artículo 8.2.b.iv del Estatuto de la Corte Penal Internacional es un
crimen de guerra dirigir intencionalmente un ataque a sabiendas de que causará
pérdidas o daños incidentales sobre personas y bienes civiles que sean excesivos en
comparación con la ventaja militar concreta y directa. Con ello, sin ofrecer una
conclusión sobre el punto, la amicus anota que en el caso se trató de un ataque
indiscriminado, por cuanto el carro bomba no podía ser dirigido con precisión al
objetivo militar y que, a su juicio, no se cumplió con la ventaja militar concreta y

46
Ibid, p. 5.
47
Ibid, p. 7.
48
Ibid, p. 9.
49
Ibid.

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directa, siendo previsibles las pérdidas civiles, dado que el artefacto fue puesto en
una zona poblada.50

VII. PRONUNCIAMIENTOS ALLEGADOS AL CIERRE DEL TRÁMITE

48. En virtud de la resolución SAI-AOI-T-LRG-284-2019, que declaró el cierre del


trámite y ordenó el traslado a los sujetos procesales para que, si a bien lo tenían, se
pronunciaran sobre el sentido de la decisión, se recibieron los pronunciamientos del
Ministerio Público, de la apoderada del Ministerio de Defensa-Escuela Superior de
Guerra, del Rector de la Universidad Militar Nueva Granada, del apoderado de
víctimas Joan Sebastián Moreno y del apoderado de la compareciente. A
continuación, se presenta la posición expuesta por cada uno de ellos.

a. Ministerio Público

49. El Procurador Tercero Delegado con funciones de intervención ante la JEP


presentó concepto DC-PGN-JEP-LMVM-CDHC48, fechado del 29 de octubre de 2019.
Luego de hacer un recuento de los hechos, el Ministerio Público plantea como
problema jurídico del caso determinar cuál debe ser el tratamiento otorgado por la
SAI a antiguos miembros de las FARC-EP frente al uso de carros bomba que
produjeron afectaciones tanto a bienes y personas civiles como militares en el marco
del conflicto armado interno.

50. Al abordar el problema en el caso concreto, la Procuraduría advierte que, si


bien la SAI debe adecuar las conductas bajo su análisis a la lógica jurídica de la JEP, a
su juicio, el recaudo probatorio realizado por la Sala en este caso se dirigió a
establecer el grado de participación y el nivel de responsabilidad de la compareciente
en esos hechos, cuando ello no era necesario ni posible en un trámite de amnistía. Al
efecto, señala que: “(i) la amnistía se concede por condenas o investigaciones
adelantadas en la justicia ordinaria y cuya veracidad no debe ser discutida en este
trámite; (ii) en el trámite de amnistía no puede discutirse o refutarse la valoración
jurídico penal sobre el título de imputación de responsabilidad realizada por la
justicia ordinaria sobre los comparecientes o hechos legalmente probados; y (iii) el
beneficio de la amnistía no responde a la persona sino a hechos.”51

50
Ibid, p. 10.
51
Procuraduría General de la Nación, Procurador Tercero Delegado con funciones de intervención ante la JEP,
Concepto DC-PGN-JEP-LMVM-CDHC48, pp. 4-5.

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51. Con esas consideraciones de presente, la Procuraduría expone las razones por
las cuales considera que en el caso de la señora RAMÍREZ BAQUERO se cumplen los
ámbitos de competencia temporal, personal y material para ser de competencia de la
JEP. Acto seguido, reitera que esta jurisdicción tiene la facultad de recalificar las
conductas calificadas por la justicia ordinaria, con el fin de adecuarlas a los fines del
Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR). Sin
embargo, advierte que esa facultad no apareja la de recalificar el título de imputación
de responsabilidad o el grado de participación del compareciente en el hecho objeto
de estudio, ni poner “en tela de juicio la valoración de los hechos que la justicia
ordinaria dio por probados.”52

52. Para analizar los hechos del caso, el Ministerio Público señala que es preciso
distinguir entre la figura del terrorismo, como acción violenta que puede darse por
fuera del conflicto armado, y los actos de terrorismo que constituyen un método de
guerra dentro del conflicto armado prohibido por el DIH, y considerado como crimen
de guerra en el derecho penal internacional. 53 Esta misma distinción se encuentra en
el derecho interno, con dos tipos penales diferentes. 54 Al efecto, el Ministerio Público
sostiene que el tipo penal aplicable al caso debe ser el de actos de terrorismo,
consagrado en el artículo 144 del Código Penal, y no el tipo ordinario de terrorismo
del artículo 343, que fue el utilizado por la justicia ordinaria. Para soportar su
argumento, la Procuraduría cita el referido artículo 144 y expone las razones por las
cuales considera que el caso se adecúa a la conducta típica allí descrita:

Artículo 144. Actos de terrorismo. El que, con ocasión y en desarrollo del conflicto
armado, realice u ordene llevar a cabo ataques indiscriminados o excesivos o haga objeto a la
población civil de ataques, represalias, actos o amenazas de violencia cuya finalidad
principal sea aterrorizarla […] (negrillas contenidas en el texto original)

53. Al analizar este tipo penal en el caso concreto, la Procuraduría advierte tres
elementos. Primero, que los hechos se dieron con ocasión y en desarrollo del conflicto
armado. Segundo, que el tipo exige una pluralidad de conductas, que, si bien no se
satisface con la lectura aislada del ataque a la Escuela Superior de Guerra, sí se
cumple en una mirada al contexto en el que “se produjeron múltiples actos de
violencia encaminados a demostrar la capacidad de actuación militar de la antigua
guerrilla de las FARC-EP a través de la producción de temor generalizado.” 55 Al
efecto, la Procuraduría ofrece como ejemplos las acciones con carro bomba en la sede
del Gaula de la Policía en Medellín el 30 de julio de 1999, en el Centro Comercial el

52
Ibid, p. 9
53
Ibid, pp. 15-16
54
Ibid, 17
55
Ibid, p. 21

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Cid en Medellín el 16 de enero de 2003, en el Club El Nogal el 7 de febrero de 2003, en


el barrio Marroquín de Cali el 6 de julio de 2004, entre otros. 56 Con estos casos, la
Procuraduría considera que se cumple con el elemento típico de la pluralidad de
acciones exigida por el artículo 144 del Código Penal. Finalmente, el Ministerio
Público señala que en el caso se cumple también la finalidad típica del delito de actos
de terrorismo, pues si bien se buscaba “atacar un objetivo militar legítimo,” también
había un propósito de “amedrentar o atentar contra la población civil,” si se tiene en
cuenta que “la Escuela Superior de Guerra no se encontraba localizada en un área
aislada o destinada únicamente para fines militares,” sino en “una zona ampliamente
transitada por ciudadanos civiles, que colinda con una universidad y donde los
principios del DIH exigían especial precaución y proporcionalidad en el ataque,” con
lo que “es claro que el mensaje no se dirigía exclusivamente a los militares.” 57

54. Adicionalmente, para la Procuraduría, la conducta debe recalificarse en


concurso con el tipo penal del artículo 142 del Código Penal, referido a la utilización
de medios y métodos de guerra ilícitos. Sostiene que el uso “de carros cargados de
explosivos que se activaban de manera automática o remota constituye uso de un
arma trampa,” las cuales están prohibidas por el DIH. 58 Además, el uso de estos
artefactos viola los principios de distinción, en cuanto no es posible distinguir entre las
personas y bienes protegidos de aquellos que no lo son al momento de la detonación;
de precaución, pues un artefacto de este tipo, “colocado en medio de la ciudad, aun
cuando el objetivo militar fuese legítimo, no permite tomar las medidas necesarias
para evitar daños excesivos, innecesarios o superfluos”; y el de proporcionalidad, “ya
que la ventaja militar prevista por el grupo armado era el amedrentamiento de la
población militar y civil y para ello se utilizó un artefacto que no podía controlarse y
que afectaba bienes jurídicos esenciales como la vida y la integridad personal.”59

55. Con lo expuesto, la Procuraduría señala que es claro que la conducta en


cuestión constituyó una grave infracción al DIH, que debe ser calificada como un
crimen de guerra. Para esto, debe considerarse que: i) los hechos constituyeron una
grave infracción a normas convencionales y consuetudinarias de DIH; ii) las normas
de DIH que fueron violadas eran aplicables al caso concreto, pues Colombia había
ratificado para esa fecha las Convenciones y Protocolos de DIH y estaba vinculada
por las normas consuetudinarias; iii) el acto implicó una violación grave de valores y
principios del DIH y vulneró “objetos de protección del DIH como son la vida e

56
Ibid, pp. 21-22
57
Ibid, p. 23.
58
Ibid, p. 25.
59
Ibid, p. 26.

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integridad personal”; y iv) la violación de las normas de DIH concernidas implicó


responsabilidad penal de la compareciente a la luz del derecho penal colombiano.60

56. Con fundamento en lo expuesto, la Procuraduría solicita a la Sala que se


recalifiquen las conductas objeto del trámite como actos de terrorismo y uso de
métodos y medios de guerra ilícitos, los cuales constituyen un crimen de guerra, y, en
consecuencia, no se conceda la amnistía a la señora RAMÍREZ BAQUERO y se remita
el caso a la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad (SRVR). De manera
subsidiaria, el Ministerio Público solicita que, en caso de no considerar el hecho como
un crimen de guerra, se le reconozca en todo caso como una infracción grave al DIH y
una grave violación a los derechos humanos y se entienda, en consecuencia, como un
hecho no amnistiable.61

57. Por último, la Procuraduría agregó dos consideraciones finales que sugiere
analizar a la Sala respecto de los demás trámites de amnistía que se adelanten ante
esta jurisdicción, a fin de “garantizar un trámite célere, eficaz y en respeto del
principio de economía procesal para procurar evitar el exceso de rituales
manifiestos.” Ello, por cuanto “después de un año y medio de haber avocado el caso
de MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO la decisión que se toma, a juicio del Ministerio
Público, se funda en los elementos que en el expediente de la justicia ordinaria ya
reposaban.”62 En concreto, la Procuraduría señala dos puntos que, en su opinión,
generaron dilación injustificada en el trámite. Primero, considera fuera de razón la
nulidad declarada respecto de la entrevista realizada al señor Julián Gallo Cubillos
por parte de la UIA, por cuanto, a su juicio, no se incurrió en ningún exceso por parte
del comisionado, no se vulneró ninguna garantía fundamental, y la calificación de la
conducta utilizada en la entrevista de la UIA fue la misma hecha por la justicia
ordinaria, sin que referirla en esos términos tuviera algún efecto material sobre este
procedimiento.63 En segundo lugar, la Procuraduría manifiesta que si bien ha
defendido las facultades probatorias de las Salas y Secciones de la JEP, considera que
en el caso se practicaron pruebas que no aportaron elementos esencialmente nuevos o
determinantes para el objeto del trámite, afectando la economía procesal y la
celeridad que debe caracterizar a la justicia transicional.64

c. Apoderada del Ministerio de Defensa – Escuela Superior de Guerra

60
Ibid, pp. 27-28.
61
Ibid, pp. 42-43.
62
Ibid, p. 37.
63
Ibid, pp. 40-41.
64
Ibid, p. 42.

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58. La abogada Martha Lucía Miranda Quiñones, actuando como apoderada de la


Nación—Ministerio de Defensa—Escuela Superior de Guerra, en calidad de víctima
reconocida durante el proceso penal surtido en la justicia ordinaria, 65 hace un
recuento las disposiciones de la Ley 1820 de 2016 referidas a la amnistía por delitos
políticos y conexos. A partir de allí, concluye que las conductas por las cuales fue
condenada la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO no se encuentran en el listado
definido por los artículos 15 y 16 de esa Ley, razón por la cual solicita a la Sala no
concederle el beneficio de amnistía.

d. Rector de la Universidad Militar Nueva Granada

59. El rector de la Universidad Militar Nueva Granada, Brigadier General Luis


Fernando Puentes, hace un recuento detallado de los hechos, indicando que el
atentado contra la Escuela Superior de Guerra generó afectaciones a las instalaciones
de la Universidad y a personas que se encontraban en ella. Presenta un listado de 26
víctimas de los hechos, que se corresponden con las ya reconocidas en el expediente
de la justicia ordinaria, y solicita a esta jurisdicción el reconocimiento de la
Universidad como víctima dentro del trámite de amnistía adelantado respecto de la
señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, anotando que ya ese reconocimiento le había
sido dado también ante la justicia ordinaria. Adjunta certificados de estudios en la
Universidad Militar Nueva Granada de la señora RAMÍREZ BAQUERO para los
períodos 2007/1 y 2007/2, y de algunas de las víctimas referidas en el listado aportado.

e. Apoderado de otras víctimas

60. El abogado Joan Sebastián Moreno, que representa a las víctimas Armando
Pintor Penagos, Nohora Constanza Barrera, Hernán Rodríguez Ríos, Carlos Fernando
Gaviria, y Pablo Virgilio Bedoya Taborda, presentó sus consideraciones luego del
cierre de la etapa probatoria del trámite de amnistía. En su escrito, reflexionó sobre el
rol de DIH en la humanización del conflicto armado y su aplicación en Colombia,
refiriendo las discusiones que se han dado sobre el reconocimiento mismo de la
existencia de un conflicto armado interno en el país. Acto seguido, invoca la relación
entre los principios de DIH en materia de distinción, proporcionalidad, inmunidad,
limitación, humanidad, no discriminación, prioridad humanitaria e imparcialidad,
argumentando su relación con el orden constitucional interno, con los derechos
humanos, con el respeto a la dignidad humana y la prevalencia del interés general.

65
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 1, fl. 52, y cuaderno 5, Sentencia de primera
instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de 2015, fl. 285.

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61. Al analizar el caso concreto, el apoderado sostiene que el uso de un carro


bomba en las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra y de la Universidad
Militar Nueva Granada vulneró “preceptos básicos del DIH”, independientemente
del grado de participación que tuvo la compareciente en esos hechos. Sin embargo,
advierte que debe mantenerse de presente que las víctimas son el centro del sistema,
y que así “se genere un proceso de amnistía […] la reparación es un requisito esencial
para construir una paz estable y duradera, los perdones públicos, las gestiones
encaminadas a resarcir su daño, deben ser valoradas en el marco del SIVJRNR como
un gesto de buena voluntad para lograr los fines de una verdadera justicia
transicional.”66

f. Apoderado de la compareciente

62. El abogado Álvaro Benítez Rondón, apoderado designado a la compareciente


por parte del SAAD, solicitó a la Sala conceder el beneficio de amnistía a la señora
MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, por cuanto de la información contenida en la
actuación se desprende el cumplimiento de los factores personal, temporal y material
para acceder al mismo. Señala que la labor de la compareciente como miembro
integrante de la entonces guerrilla de las FARC-EP consistió en brindar información
de inteligencia sobre la Escuela Superior de Guerra, siguiendo instrucciones de la Red
Antonio Nariño de esa organización armada. En ese sentido, la conducta por la que
fue condenada se corresponde con los criterios de conexidad definidos en el artículo
23 de la Ley 1820, en tanto el sujeto pasivo de la conducta fue el Estado y la acción
para la cual la compareciente brindó información de inteligencia estaba dirigida a
apoyar el desarrollo de la rebelión.

63. Finalmente, en relación con la posible consideración de la conducta por la que


fue condenada la compareciente como crimen de guerra, excluido, por tanto, del
beneficio de amnistía conforme al parágrafo del artículo 23 de la Ley 1820, el
apoderado sostiene que no se reúne el elemento de intencionalidad para configurar
esa calificación. Al efecto, argumenta que la señora RAMÍREZ BAQUERO actuó con
ánimo de contribuir al ejercicio de la rebelión, “estando ajena a su motivación la
afectación en particular de las personas que desafortunadamente resultaron
afectadas.”67

VIII. CONSIDERACIONES DE LA SALA

66
Cuaderno JEP, Radicado Orfeo nro. 20181510086352, fl. 310.
67
Cuaderno JEP, Radicado Orfeo nro. 20181510086352, fl. 285.

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a. Competencia y consideraciones previas

64. De conformidad con lo señalado en el numeral 49 del Punto 5 del Acuerdo


Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y
Duradera (en adelante Acuerdo de Paz),68 los artículos 21 y 25 de la Ley 1820 de 2016
y los artículos 45 y 46 de la Ley 1922 de 2018, la SAI de la JEP es competente para
decidir sobre el otorgamiento de beneficios penales de la justicia transicional como la
amnistía e indulto en casos de personas condenadas o investigadas por delitos
políticos y conexos que se encuentren relacionados directa o indirectamente con el
conflicto armado no internacional (CANI). Esta competencia se activa tanto a la vista
de las recomendaciones de la SRVR, como de oficio o a petición de parte. En este caso,
la SAI avocó conocimiento de oficio del trámite de amnistía, sobre la base de la
remisión del expediente hecha por la Corte Suprema de Justicia.

65. A su vez, el artículo 46 de la Ley 1922 señala que la decisión sobre la solicitud
de amnistía deberá tomarse dentro de los tres meses siguientes al recibo del
expediente completo solicitado por la Sala, los cuales podrán prorrogarse por tres
meses y por un mes adicional, a efectos de ampliar información y practicar pruebas,
conforme lo prevé el artículo 27 de la Ley 1820. En este caso, como se ha expuesto, el
expediente enviado por la Corte Suprema de Justicia estaba incompleto, y solo se
ingresó completo al despacho sustanciador el 12 de abril de 2019, con lo que el
término para decidir fue prorrogado conforme a la Ley, en función de reunir la
información necesaria para decidir de fondo.

66. Finalmente, revisado el expediente, así como las distintas etapas procesales y
actuaciones surtidas en este trámite, la Sala encuentra que no existe ninguna
irregularidad que afecte de nulidad el presente asunto, ni tampoco que vulnere
alguna garantía fundamental de la compareciente o de las víctimas, tales como el
debido proceso o defensa. Al respecto, es importante anotar que se constató que a la
compareciente le ha asistido un abogado designado por el SAAD durante el trámite y
las víctimas de quienes se tienen datos de contacto han sido notificadas de cada
actuación.

g. Sobre la práctica probatoria al interior de la Sala de Amnistía o Indulto

68
La Sala de Amnistía o Indultos aplicará estos tratamientos jurídicos especiales por los delitos amnistiables e
indultables, teniendo a la vista las recomendaciones de la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad y
Determinación de los Hechos. No obstante, previamente la Sala otorgará amnistía o indulto en casos de personas
condenadas o investigadas por delitos amnistiables e indultables, de oficio o a petición de parte y siempre
conforme a lo establecido en la Ley de Amnistía. En el evento de que la petición de indulto o amnistía verse sobre
conductas no indultables ni amnistiables, la Sala de Amnistía e Indulto remitirá el caso a la Sala de
Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad y Determinación de los Hechos.

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67. En el desarrollo del trámite, el despacho sustanciador situó el análisis en lógica


de DIH, dadas las características del caso, como una acción armada dirigida contra
una institución de formación militar, usando un vehículo cargado con explosivos y
producto de la cual resultaron lesionadas personas militares y civiles. 69 En ese
sentido, el despacho advirtió que los elementos obrantes en el expediente surtido ante
la justicia ordinaria resultaban insuficientes para una valoración jurídica en términos
de DIH, por cuanto esa actuación se limitó a establecer el grado de participación y de
responsabilidad de la compareciente en los hechos a la luz del Código Penal, sin que,
en ningún momento, la práctica o la valoración probatoria indagaran por la finalidad,
la planeación y la ejecución de la acción en lógica de la conducción de las
hostilidades, como sí debe hacerlo esta jurisdicción especial.

68. Sobre este punto, como se verá en los acápites siguientes, la Sala considera que
las pruebas decretadas y practicadas por el despacho sustanciador fueron las
necesarias, adecuadas y pertinentes para cumplir con el mandato constitucional y
legal de esta jurisdicción de adecuar y valorar los hechos sometidos a su análisis bajo
el marco jurídico más específico al contexto del conflicto armado y los fines del
SIVJRNR. En este sentido, la Sala difiere de la apreciación del Ministerio Público,
quien consideró que las pruebas aquí practicadas no aportaron información adicional
a la contenida en el expediente enviado por la justicia ordinaria para la decisión de
fondo, y que parecieron orientadas a discutir el título de responsabilidad penal de la
compareciente.

69. Al respecto, la Sala coincide con la Procuraduría en cuanto que su competencia


en sede de amnistía se limita a valorar el hecho y no la responsabilidad penal del
compareciente, y así se hizo en este trámite. Sin embargo, como se acaba de anotar,
para valorar el hecho en la lógica del SIVJRNR resultaba indispensable analizar
elementos como la observancia de los principios de precaución, distinción y
proporcionalidad, o el alcance de la ventaja militar perseguida, lo cual requería
indagar con la compareciente y con otras personas relacionadas en el expediente
sobre la motivación del ataque y los detalles de su planeación, así como ampliar
información con la Escuela Superior de Guerra, como lugar contra el cual se dirigió el
ataque. Esos elementos de contexto no eran necesariamente relevantes para el juez
ordinario en el análisis de la configuración típica prevista en el Código Penal, como sí
lo son para el juez transicional, quien debe valorar el contexto, la motivación militar y la
consideración ex ante de medidas de precaución, distinción y proporcionalidad bajo
un marco jurídico más especializado, como lo es, en este caso, el DIH. Por ello,

69
Esta delimitación, incluso, ya había sido planteada por la Sala desde la Resolución SAI-AOI-001-2018, del 18 de
mayo de 2018, por medio de la cual se avocó conocimiento del trámite.

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entonces, la Sala estima que no era posible decidir, como lo sugiere la Procuraduría,
solo con la información obrante en el expediente surtido ante la justicia ordinaria.

70. En esta misma línea, la Sala encuentra necesario pronunciarse sobre otra
apreciación del Ministerio Público, en la que cuestiona la decisión del despacho
sustanciador de declarar la nulidad de la primera entrevista realizada en el trámite al
senador Julián Gallo Cubillos, considerando que la misma fue infundada. Al respecto,
la Procuraduría manifestó que el hecho de que la funcionaria de la UIA comisionada
para dicha entrevista hubiese utilizado en esa diligencia la calificación jurídica dada
por la justicia ordinaria, así el despacho sustanciador la hubiese omitido en el
cuestionario entregado a la UIA, no constituye vulneración de derecho sustancial
alguno ni excedió las facultades de la comisionada, como lo esgrimió el despacho
sustanciador en la decisión que declaró la nulidad. Sobre este punto, se tiene que, en
relación con esa prueba y con las demás practicadas por el despacho sustanciador, la
Sala advierte que en ningún momento del trámite el Ministerio Público, a quien se
notifica cada una de las decisiones proferidas en la actuación, recurrió ni manifestó
reparo alguno sobre las mismas, ni al momento de decretar las pruebas, ni en su
práctica, pese a estar presente en cada una de ellas. Por tanto, la Sala considera que la
Procuraduría ha contado con todas las oportunidades procesales para manifestar los
reparos que ahora formula, y así advertir lo que, a su juicio, podía ser una dilación
injustificada del trámite. Por tanto, sobre el reparo a dicha decisión de nulidad, la Sala
no encuentra necesario pronunciarse ahora cuando el Ministerio Público no ha hecho
ninguna solicitud concreta al respecto dentro de la actuación.

h. Problema jurídico y orden de exposición

71. En el presente caso, la Sala debe determinar si el hecho por el cual fue
procesada y condenada en la justicia ordinaria la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO, consistente en la detonación de un carro bomba en las instalaciones de la
Escuela Superior de Guerra, que ocasionó lesiones a personas militares y civiles que
se encontraban allí y en la Universidad Militar Nueva Granada, es susceptible o no
del beneficio de amnistía, en los términos de la Ley 1820 de 2016.

72. Para resolver el problema planteado, la Sala procederá con el siguiente orden
de exposición y análisis: i) generalidades del beneficio de amnistía y su consagración
en el actual proceso de transición; ii) marco jurídico aplicable para analizar la
procedencia del beneficio de amnistía; iii) análisis de los factores de competencia
temporal, personal y material para conceder el beneficio de amnistía en el caso
concreto; iv) el carácter amnistiable o no de las conductas atribuidas a la

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compareciente; y, v) el reconocimiento de las víctimas y el aporte de verdad plena


como obligación de los beneficiarios de amnistía, y su cumplimiento en el caso
concreto.

i. Generalidades del beneficio de amnistía y su consagración en el actual


proceso de transición

73. En palabras de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, la amnistía es una medida jurídica que tiene como efecto
“impedir el enjuiciamiento penal y, en algunos casos, las acciones civiles contra
ciertas personas o categorías de personas con respecto a una conducta criminal
específica cometida antes de la aprobación de la amnistía; o la anulación retrospectiva
de la responsabilidad jurídica anteriormente determinada.” 70

74. En el DIH, y respecto a los escenarios de finalización de CANI, el numeral 5


del artículo 6 del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 71
establece que “[a] la cesación de las hostilidades, las autoridades en el poder
procurarán conceder la amnistía más amplia posible a las personas que hayan
tomado parte en el conflicto armado o que se encuentren privadas de libertad,
internadas o detenidas por motivos relacionados con el conflicto armado.”

75. Sin embargo, el Estudio de Derecho Internacional Humanitario


Consuetudinario del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) identificó un límite
en la anterior disposición a través de la Norma 159. Según esta Norma, “[c]uando
hayan cesado las hostilidades, las autoridades en el poder se esforzarán por conceder
la amnistía más amplia posible a quienes hayan participado en un conflicto armado
no internacional o a las personas privadas de libertad por razones relacionadas con el
conflicto armado, salvo a las personas sospechosas o acusadas de haber cometido
crímenes de guerra, o que estén condenadas por ello.”72

70
Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Instrumentos del estado de
derecho para sociedades que han salido de un conflicto – Amnistías [En línea]. Naciones Unidas, Ginebra, 2009, p.
5. Disponible en: https://www.ohchr.org/Documents/Publications/Amnesties_sp.pdf (consultado el 15 de enero de
2019).
71
A través de la Ley 171 de 1994 se aprobó en Colombia el “Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12
de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional
(Protocolo II)” suscrito en Ginebra el 8 de junio de 1977. Esta Ley fue declarada exequible por la Corte
Constitucional en Sentencia C-225 de 18 de mayo de 1995, en la cual, el Alto Tribunal señaló, entre otras cosas,
que, “[c]omo es obvio, la imperatividad de las normas humanitarias y su integración en el bloque de
constitucionalidad implica que el Estado Colombiano debe adaptar las normas de inferior jerarquía del orden
jurídico interno a los contenidos del derecho internacional humanitario, con el fin de potenciar la realización
material de tales valores.”
72
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, editado
por Jean-Marie Henckaerts y Louise Doswald-Beck, 2007, pp. 691 a 692.

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76. Por su parte, la jurisprudencia constitucional, en Sentencias C-225 de 1995, C-


007 y C-080 de 2018 ha señalado que el artículo 6.5 del Protocolo II Adicional a los
Convenios de Ginebra hace parte del bloque de constitucionalidad y constituye “una
de las normas jurídicas de mayor relevancia en el contexto del tránsito a la paz, a la
finalización de un conflicto armado de carácter no internacional.” 73 Lo anterior, en
tanto que la referida disposición tiene como objetivo la reconciliación entre los actores
del conflicto armado y contribuir a la construcción de la paz. 74 Así, la Corte
Constitucional ha definido la amnistía como “un beneficio de carácter jurídico-
político que otorga al Congreso de la República, como representante del pueblo, y
fundado en altos motivos de conveniencia pública, con el propósito de lograr la
convivencia pacífica que se encuentra perturbada por quienes optaron en un
momento determinado subvertir el orden jurídico-constitucional.”75

77. A este efecto, la amnistía procede, en principio, respecto de los llamados


delitos políticos, entendidos como aquellas infracciones penales “cuya realización
busca el cambio de las instituciones o sistemas de gobierno para implantar otros que
el sujeto activo […] considere más justos.” 76 Aquí destacan, de entrada, delitos como
la rebelión, la sedición y la asonada. Sin embargo, por las dinámicas propias de un
CANI, dicho tratamiento debe ser interpretado de la forma más amplia posible,
incluyendo tanto delitos políticos propiamente dichos, como delitos comunes conexos
al político. Estos últimos son delitos que “aisladamente serían delitos comunes, pero
que por su relación adquieren la condición de delitos conexos, y reciben, o pueden
recibir, el trato favorable reservado a los delitos políticos,” 77 por cuanto se trata de
conductas cometidas para facilitar, financiar, consumar u ocultar el delito político.

78. En el caso concreto del Acuerdo de Paz suscrito entre el Gobierno Nacional y la
guerrilla de las FARC-EP el 24 de noviembre de 2016, éste invocó expresamente la
aplicación del artículo 6.5 del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra y
estableció que, con fundamento en ello, “se amnistiarán e indultarán delitos políticos y
conexos cometidos en el desarrollo de la rebelión por las personas que formen parte de los
grupos rebeldes con los cuales se firme un acuerdo de paz.”78 Al efecto, el Acuerdo
estableció que “las normas de amnistía determinarán de manera clara y precisa los delitos
amnistiables e indultables y los criterios de conexidad.”79

73
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-007 de 1° de marzo de 2018, párr. 754.
74
Ibid., párr. 300; Cfr. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-225 de 18 de mayo de 1995, párr. 42.
75
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-936 de 2010, párr. 10.
76
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-928 de 2005, párr. 4.
77
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-456 de 1997, consideración sexta.
78
Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, punto 5.1.2,
párr. 38, p. 150.
79
Ibid.

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79. En desarrollo de esta previsión, la Ley 1820 de 2016 estableció el esquema


normativo para la concesión de amnistías, indultos y tratamientos penales especiales.
Esta norma definió los ámbitos de competencia temporal, personal y material para
determinar la procedencia o no del beneficio de amnistía en cada caso, asegurando
que la amnistía sea otorgada únicamente por hechos ocurridos con anterioridad a la
entrada en vigor del Acuerdo de Paz, a personas que efectivamente pertenecieron o
colaboraron con las FARC-EP, y por conductas relacionadas con el conflicto armado y
el actuar de dicho grupo rebelde, siempre que las mismas no sean constitutivas de
crímenes sobre los cuales el derecho internacional y el artículo 23 de la misma Ley
1820 prohíben el beneficio de amnistía. Cada uno de estos ámbitos será desarrollado
en detalle más adelante, de cara a su aplicación al caso concreto, al tiempo que se hará
referencia a los criterios incluyentes y excluyentes definidos por el artículo 23 para
este caso.

j. Marco jurídico aplicable para analizar el beneficio de amnistía

80. El Acuerdo Final de Paz define tanto el marco jurídico del componente de
justicia del SIVJRNR, como la facultad de la JEP para recalificar las conductas
sometidas a su consideración conforme a ese marco jurídico y en la lógica del
conflicto armado y de los fines del Sistema. Al efecto, el Acuerdo establece que:

Para efectos del SIVJRNR, los marcos jurídicos de referencia incluyen principalmente el
Derecho Internacional en materia de Derechos Humanos (DIDH) y el Derecho Internacional
Humanitario (DIH). Las secciones del Tribunal para la Paz, las Salas y la Unidad de
Investigación y Acusación, al adoptar sus resoluciones o sentencias harán una calificación
jurídica propia del Sistema respecto a las conductas objeto del mismo, calificación que se
basará en el Código Penal colombiano y/o en las normas de Derecho Internacional en materia
de Derechos Humanos (DIDH), Derecho Internacional Humanitario (DIH) o Derecho Penal
Internacional (DPI), siempre con aplicación obligatoria del principio de favorabilidad. 80

81. Esta previsión fue replicada en idéntico sentido por el artículo 5 del Acto
Legislativo 01 de 2017 y por el artículo 23 de la Ley Estatutaria de la JEP. De esta
norma derivan tres elementos a destacar, que son comunes en la redacción contenida
en el Acuerdo de Paz, en el Acto Legislativo y en la Ley Estatutaria, a saber: 1) la
consideración del derecho internacional y del Código Penal como marco jurídico de
referencia del SIVJRNR; 2) la obligación de realizar, cuando corresponda, una
calificación jurídica de las conductas conocidas por esta jurisdicción en los términos
del SIVJRNR; y 3) la aplicación del principio de favorabilidad en la determinación del
marco jurídico aplicable. A continuación, se analiza cada uno de estos elementos.

80
Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, 24 de
noviembre de 2016, p. 147, para. 19.

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82. En primer lugar, en el Acuerdo de Paz las partes decidieron que el


componente de justicia del SIVJRNR se regiría tanto por el DIDH, el DIH y el DPI
como por el Código Penal, dando el mandato al juez transicional de utilizar tanto un
marco jurídico nacional como internacional para la calificación de las conductas
sometidas a su examen.

83. El segundo elemento consiste en el mandato asignado a la JEP desde el


Acuerdo de Paz, y reiterado por el Acto Legislativo y por la Ley Estatutaria, en el
sentido de realizar una calificación jurídica de las conductas sometidas a su
conocimiento bajo la lógica del SIVJRNR. La recalificación jurídica de las conductas
busca que, cuando sea necesario, la JEP encuadre las conductas que ya fueron
conocidas y calificadas por la jurisdicción ordinaria, dándoles una nueva calificación
que se corresponda con el SIVJRNR y con la lógica del conflicto armado, utilizando
para ello el marco jurídico nacional e internacional. Al efecto, el segundo inciso del
artículo 40 de la Ley Estatutaria prevé que “[l]a calificación resultante podrá ser
diferente a la efectuada con anterioridad por las autoridades judiciales, disciplinarias
o administrativas para la calificación de esas conductas, por entenderse aplicable
como marco jurídico de referencia el derecho internacional.” Esto obedece al hecho de
que, como lo ha expuesto la Corte Constitucional, la JEP “es el órgano encargado de
efectuar la adecuación jurídica de las conductas, caso a caso, y en un ejercicio de
armonización del derecho constitucional, el derecho penal interno, el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y el
Derecho Penal Internacional.”81

84. En tercer lugar, el texto del Acuerdo de Paz citado supra, y replicado en el
Acto Legislativo 01 de 2017 y en la Ley Estatutaria de la JEP, establece que la
calificación hecha por la JEP se hará conforme al Código Penal y/o al DIDH, DIH y
DPI, “siempre con aplicación obligatoria del principio de favorabilidad.” En este
sentido, se tiene que la recalificación hecha por la JEP deberá fundamentarse en el
marco que resulte más favorable para la persona cuya conducta es objeto de la
recalificación.

85. Con todo lo anterior, es importante anotar que la recalificación de la conducta


hecha por la SAI no constituye un juicio de responsabilidad penal, sino una
consideración de si la conducta en cuestión, tal como fue valorada por el juez
ordinario para determinar su adecuación típica, puede corresponderse con una
calificación jurídica más específica al contexto del conflicto armado y al SIVJRNR, a

81
Corte Constitucional, Sentencia C-007 de 2018, párr. 428.

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efectos de determinar la ruta jurídica que debe seguirse dentro de esta jurisdicción
especial y los tratamientos penales especiales de los que puede ser objeto.

k. Análisis de los factores de competencia temporal, personal y material para el


beneficio de amnistía en el caso concreto

86. Como se indicó previamente, la Ley 1820 de 2016 establece tres factores de
competencia para determinar en cada caso la procedencia del beneficio de amnistía, a
saber, el temporal, el personal y el material. En este acápite, la Sala analizará cada uno
de estos ámbitos en el caso de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO.

87. En relación con el ámbito temporal, el artículo 22 de la Ley 1820 dispone que la
“amnistía que se concede por la Sala de Amnistía e Indulto, se aplicará a partir del día
de entrada en vigor de esta ley, siempre y cuando los delitos hubieran sido cometidos
antes de la entrada en vigor del Acuerdo Final de Paz, así como respecto a las
conductas amnistiables estrechamente vinculadas al proceso de dejación de armas.”
El Acuerdo de Paz suscrito por el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC-EP el
24 de noviembre de 2016 entró en vigor el 1 de diciembre siguiente. En este sentido,
dado que las conductas por las cuales fue procesada y condenada la señora MARILÚ
RAMÍREZ BAQUERO ocurrieron el 19 de octubre de 2006, se cumple el ámbito
temporal para el beneficio de amnistía.

88. Igualmente, el artículo 22 de la Ley 1820 señala que la amnistía que se concede
por la SAI se aplicará respecto de personas que, en grado de tentativa o consumación,
sean autores o partícipes de los delitos conexos al político conforme a lo establecido
en el artículo 23 de la misma norma, siempre que se dé alguno de los siguientes
requisitos:

1. Que la providencia judicial condene, procese o investigue por pertenencia o colaboración


con las FARC-EP, o

2. Integrantes de las FARC-EP tras la entrada en vigencia del Acuerdo Final de Paz con el
Gobierno nacional, de conformidad con los listados entregados por representantes designados
por dicha organización expresamente para ese fin, listados que serán verificados conforme a lo
establecido en el Acuerdo Final de Paz, o

3. Que la sentencia condenatoria indique la pertenencia del condenado a las FARC-EP,


aunque no se condene por un delito político, siempre que el delito por el que haya resultado
condenado cumpla los requisitos de conexidad establecidos en esta ley, o

4. Quienes sean o hayan sido investigados, procesados o condenados por delitos políticos y
conexos, cuando se pueda deducir de las investigaciones judiciales, fiscales y disciplinarias,

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providencias judiciales o por otras evidencias que fueron investigados o procesados por su
presunta pertenencia o colaboración a las FARC-EP.

89. En relación con estos criterios, la Sala encuentra que la señora MARILÚ
RAMÍREZ BAQUERO cuenta con acreditación como miembro integrante de la
antigua guerrilla de las FARC, expedida por la Oficina del Alto Comisionado para la
Paz (OACP) mediante Resolución No. 01 del 27 de febrero de 2017. 82 En ese sentido,
cumple con el segundo supuesto de acreditación del factor personal previsto en el
artículo 22 de la Ley 1820 de 2016. De igual manera, la Sala advierte que el expediente
enviado por la justicia ordinaria también da cuenta de la pertenencia de la señora
RAMÍREZ BAQUERO a la entonces guerrilla de las FARC-EP. De una parte, en la
sentencia condenatoria y, de otra, en la formulación de imputación realizada bajo el
radicado nro. 11001-60-00-097-2007-00066 que incluyó el delito de rebelión.83 Dentro
del expediente, y de manera más amplia, la Sala advierte su mención en el orden de
batalla elaborado por las Fuerzas Armadas sobre la Red Urbana Antonio Nariño de
las FARC-EP, en donde aparece como encargada de inteligencia y comunicaciones en
esa estructura, y se refiere que ella entregaba al cabecilla del frente información de
“inteligencia y demás documentos de fachada para adelantar las acciones
terroristas.”84

90. De conformidad con el Acto Legislativo 01 de 2017 y la Ley 1820 de 2016, el


ámbito de aplicación material para la concesión de amnistías por parte de la SAI
recae: (i) sobre las conductas cometidas por causa, con ocasión o en relación directa o
indirecta con el conflicto armado,85 y (ii) sobre los delitos políticos y los delitos
comunes declarados conexos con el delito político.86 Sobre este segundo supuesto, el
artículo 23 de la Ley 1820 de 2016 establece los criterios para determinar la conexidad
con el delito político, y define un listado de conductas respecto de las cuales se
excluye la posibilidad de conceder amnistía o indulto.

91. Con ello, la Sala evaluará el ámbito de competencia material de la siguiente


manera. Primero, analizará si las conductas objeto de este trámite fueron cometidas
por causa, con ocasión, o en relación directa o indirecta con el conflicto armado.
Establecida esa condición, la Sala analizará si las conductas por las que fue procesada
y condenada la señora RAMÍREZ BAQUERO pueden ser consideradas conexas con el

82
Oficina del Alto Comisionado para la Paz, oficio OFI18-00063494/JMSC11200, del 13 de junio de 2018, en
respuesta a requerimiento de la Sala, y recibido con el radicado Orfeo nro. 20181510144412.
83
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 4, fl. 278.
84
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 16, fl. 4.
85
Artículo 5 del Acto Legislativo No. 01 de 4 de abril 2017; Artículo 3 de la Ley 1820 de 2016.
86
Artículos 15, 16 y 23 de la Ley 1820 de 2016; Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-007 del 1 de marzo
de 2018, párr. 783.

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delito político, y si no están comprendidas dentro de las causales de exclusión


definidas en el artículo 23 de la Ley 1820.

Relación de las conductas de la compareciente con el conflicto armado

92. Como se ha referido en la síntesis fáctica y procesal, la señora MARILÚ


RAMÍREZ BAQUERO fue condenada dentro del radicado penal nro. 11001-60-00-097-
2007-00066 por los delitos de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones personales
agravadas, y procesada dentro del radicado nro. 11001-6000000-2010-0008 por el
delito de tentativa de homicidio, por los mismos hechos del primer radicado, en
relación con la afectación a otras víctimas que debido a una ruptura procesal no
fueron tramitadas bajo el radicado matriz. En ambos casos, la justicia ordinaria
estableció y acreditó con suficiencia que la señora RAMÍREZ BAQUERO participó en
los hechos, brindando información de inteligencia a la entonces guerrilla de las
FARC-EP sobre la Escuela Superior de Guerra, que permitió que esa organización
armada detonara un carro bomba en sus instalaciones el 19 de octubre de 2006.

93. Con esta información, leída en contexto y soportada en distintos elementos


recaudados durante el presente trámite de amnistía, para la Sala es claro que esos
hechos tuvieron relación directa con el conflicto armado, por al menos cinco razones.

94. En primer lugar, para fecha de los hechos, la guerrilla de las FARC-EP era un
actor del CANI entre el Estado y esa guerrilla, y se encontraba en un período de
intenso enfrentamiento con las Fuerzas Armadas, en el marco de la ofensiva
desarrollada por el Estado a través de la política de seguridad democrática liderada
por el gobierno de la época.87

95. Segundo, la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO fue investigada, procesada,


acusada y juzgada por el delito de rebelión, consistente en su pertenencia y
colaboración con la guerrilla de las FARC-EP. En la sentencia condenatoria se declaró
la prescripción respecto de ese delito, pero tanto el juzgado de primera instancia
como el Tribunal Superior de Bogotá, en segunda, concluyeron que los hechos objeto
de la actuación fueron realizados por la Red Antonio Nariño de las FARC-EP, que la
señora RAMÍREZ BAQUERO hacía parte de esta estructura cumpliendo labores de
inteligencia, y que ella brindó información efectiva para la comisión del punible
ocurrido 19 de octubre de 2006.88
87
Ministerio de Defensa Nacional, Política de Defensa y Seguridad Democrática, 2003, disponible en:
https://www.oas.org/csh/spanish/documentos/Colombia.pdf
88
Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de
2015, Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 5, fl. 1. Sentencia de segunda instancia, Sala de
Decisión Penal del Tribunal Superior de Bogotá, 19 de julio de 2016, expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066,

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96. Tercero, los elementos probatorios que permitieron establecer la autoría de las
FARC-EP en estos hechos y la participación de la señora RAMÍREZ BAQUERO,
fueron recaudados en el marco de un operativo militar del Ejército Nacional en contra
de esa guerrilla en los municipios de La Macarena y La Uribe, Meta, en el año 2007. 89
Este hecho ilustra el contexto de conflicto armado que enfrentaba a esa guerrilla con
las Fuerzas Armadas, a tal punto que la información contenida en los dispositivos
incautados en ese operativo da cuenta de cómo la acción desarrollada en la Escuela
Superior de Guerra el 19 de octubre de 2006 era conocida por el secretariado de las
FARC-EP, y fue considerada por esa guerrilla como un operativo exitoso en contra de
la Fuerza Pública.90

97. Cuarto, la justicia ordinaria valoró estos hechos como una acción dirigida en
contra de las Fuerzas Armadas, que puso “en peligro, en el caso en concreto, la vida, la
integridad física y la infraestructura de las instituciones adscritas a las fuerzas militares” e
hizo que “las Fuerzas Armadas resultar[a]n vulnerables ante la agresividad del grupo
armado al margen de la ley.”91 Este elemento, revela que la acción tuvo una
intencionalidad de atacar y mostrar como vulnerable la inteligencia de las Fuerzas
Armadas, contra quienes las FARC-EP se encontraban enfrentadas en el conflicto
armado.

98. Finalmente, las entrevistas e interrogatorio practicados durante el trámite


revelaron que el ataque a la Escuela Superior de Guerra estuvo motivado en el rol
estratégico de esa institución en la formación de los altos oficiales de las Fuerzas
Armadas. En particular, en la entrevista al señor Julián Gallo Cubillos, otrora líder de
esa guerrilla, éste señaló que “el objetivo era precisamente golpear al alto mando, porque se
buscaba precisamente afectar a quienes venían asumiendo la responsabilidad de conducción de
la guerra.”92 A su vez, la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO sostuvo que, a su
juicio, el principal objetivo de la acción “era demostrar la vulnerabilidad de la seguridad
del Estado.”93

fls. 72-75.
89
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, cuaderno 4, fl. 277.
90
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, cuaderno 5, fl. 1.
91
Ibid, fl. 59.
92
Entrevista realizada por el despacho sustanciador, como ampliación de información dentro del trámite de
amnistía, el 5 de agosto de 2019.
93
Interrogatorio realizado a través de la UIA, como ampliación de información dentro del trámite de amnistía, el
29 de enero de 2019.

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99. De conformidad con los elementos expuestos, la Sala concluye que la acción
realizada por parte de las FARC-EP el 19 de octubre de 2006 en las instalaciones de la
Escuela Superior de Guerra fue parte de la estrategia de guerra de esa organización
en contra de las Fuerzas Armadas y, por tanto, se trata de una conducta directamente
vinculada al CANI en el que participó esa guerrilla.

Conexidad de las conductas de la compareciente con el delito político

100.Como se ha indicado, el segundo componente de análisis en el ámbito material


requerido para el beneficio de amnistía consiste en que, establecida la relación de los
hechos con el conflicto armado, como acaba de hacerse respecto del caso concreto, se
pueda determinar que la conducta constituye un delito político o conexo. En relación
con los delitos políticos y conexos con el político, los artículos 15 y 16 de la Ley 1820
definen una lista de conductas que, por ministerio de la ley, tienen esa calidad, y
respecto de ellos esa norma consagra la posibilidad de conceder amnistía de iure. En
los demás casos, los artículos 21 y 23 de la Ley 1820 reservan en cabeza de la SAI la
competencia para determinar, en cada caso concreto, si un delito puede considerarse
conexo con el político, a condición de que reúna alguno de los siguientes requisitos
definidos por el referido artículo 23:

a) Aquellos delitos relacionados específicamente con el desarrollo de la rebelión


cometidos con ocasión del conflicto armado, como las muertes en combate
compatibles con el Derecho Internacional Humanitario y la aprehensión de
combatientes efectuada en operaciones militares, o

b) Aquellos delitos en los cuales el sujeto pasivo de la conducta es el Estado y su


régimen constitucional vigente, o

c) Aquellas conductas dirigidas a facilitar, apoyar, financiar u ocultar el desarrollo de


la rebelión.

101. En el caso bajo examen, se tiene que ninguna de las conductas por las cuales fue
condenada la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO dentro del radicado penal nro.
11001-60-00-097-2007-00066 y procesada dentro del radicado nro. 11001-6000000-2010-
0008, se enmarcan en el listado de delitos políticos y conexos con el político definidos
por los artículos 15 y 16 de la Ley 1820. Por tanto, la Sala debe determinar si las
conductas de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones personales agravadas,
objeto de esas actuaciones penales, cumplen con alguno de los requisitos de
conexidad definidos por el artículo 23 de la Ley 1820. Para ello, la Sala se referirá a las
conductas conforme a la calificación hecha por la justicia ordinaria, sin perjuicio de su
facultad de recalificación jurídica.

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102. En relación con la conducta que fue calificada en la jurisdicción ordinaria como
terrorismo, derivada del hecho de haber instalado y hecho explotar un carro bomba
en la Escuela Superior de Guerra, la Sala encuentra que se trató de una acción propia
del actuar rebelde de la guerrilla de las FARC-EP, dentro del conflicto armado en el
que se enfrentó con el Estado colombiano, en las condiciones que se analizarán más
adelante. Esta acción buscó generar bajas entre los oficiales militares que hacían
presencia en la Escuela, al tiempo que, con ese mismo ataque, golpeaba la
institucionalidad garante del régimen legal y constitucional vigente. Por esa razón, la
Sala también encuentra que la conducta de terrorismo, en las circunstancias del caso,
tuvo por sujeto pasivo al Estado y su régimen constitucional vigente, aspecto que,
como lo anotó la Corte Constitucional en Sentencia C-007-2018, “es consustancial a la
rebelión, sin perjuicio de que los efectos de los distintos delitos políticos, y
especialmente de sus conexos, perjudiquen otros bienes distintos al régimen vigente y
afecten derechos de personas naturales (víctimas).”94 Con ello, la conducta de
terrorismo que aquí se examina se enmarca en los dos primeros criterios incluyentes
de que trata el artículo 23 de la Ley 1820 de 2016.

103. Atendiendo al referido parámetro constitucional, bajo el cual, afectaciones al


régimen constitucional y legal vigente que constituyan delitos políticos también
pueden perjudicar derechos de personas naturales, la Sala encuentra que las
conductas de tentativa de homicidio y lesiones personales agravadas – a pesar de
tener como sujeto pasivo personas diferentes al Estado- derivaron de los mismos
hechos que se adecuaron bajo el tipo penal de terrorismo. De hecho, no se trató de
una acción distinta, sino de una consecuencia de la instalación del carro bomba, con
lo que es claro que estas dos conductas también tuvieron relación con el actuar
rebelde de la guerrilla de las FARC-EP, tal como lo prevé el primer criterio incluyente
del artículo 23 de la Ley 1820.

104. En este punto del análisis, es de anotar que la Sala se basa en la calificación de
los hechos tal como fue dada en la justicia ordinaria. Más adelante, en el acápite
VIII.l) infra, la Sala se pronunciará sobre la recalificación jurídica correspondiente,
conforme al análisis desarrollado en esta decisión y respondiendo a los
planteamientos que sobre el tema presentó el Ministerio Público.

105. Por su parte, el mismo artículo 23 de la Ley 1820 señala que, además del
cumplimiento de alguno de los factores incluyentes expuestos para determinar la
procedencia del beneficio de amnistía, es preciso que la conducta en cuestión no se

94
Corte Constitucional, Sentencia C-007-2018, 1 de marzo de 2018, párr. 594.

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encuentre en alguno de los factores excluyentes definidos en el parágrafo de ese


artículo, respecto de los cuales no procede la amnistía, a saber:

a) Los delitos de lesa humanidad, el genocidio, los crímenes de guerra, la toma de


rehenes u otra privación grave de la libertad, la tortura, las ejecuciones
extrajudiciales, la desaparición forzada, el acceso carnal violento y otras formas de
violencia sexual, la sustracción de menores, el desplazamiento forzado, además del
reclutamiento de menores, de conformidad con lo establecido en el Estatuto de Roma.

b) Los delitos comunes que carecen de relación con la rebelión, es decir aquellos que
no hayan sido cometidos en el contexto y en razón de la rebelión durante el conflicto
armado o cuya motivación haya sido obtener beneficio personal, propio o de un
tercero.

106. En el caso concreto, sobre la base de los elementos obrantes en el expediente y los
argumentos expuestos en esta decisión, la Sala considera que las conductas por las
que fue procesada y condenada la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO no se
encuentran dentro de las causales de exclusión citadas. En relación con la segunda
causal de exclusión (literal b de la norma trascrita), conforme a lo expuesto, para la
Sala es claro que los hechos tuvieron relación con la rebelión y fueron cometidos en el
contexto y con el ánimo de desarrollar la causa rebelde durante el conflicto armado en
el que las FARC-EP fueron parte. En este punto, y sobre el análisis de motivación de
las conductas, la Sala anota que, si bien en el expediente penal ordinario se hace
referencia a posibles dineros orientados a la compareciente por la información
suministrada para la realización de este hecho,95 no obra prueba de que un pago como
tal se haya realizado. Además, en el interrogatorio practicado por la UIA el 28 de
enero de 2019 se le preguntó a la señora RAMÍREZ BAQUERO si había recibido
alguna contraprestación económica por la información suministrada, a lo cual la
compareciente respondió negativamente, indicado que “dentro de las FARC no se
maneja el pago […] porque no es un trabajo como tal, es un aporte dentro de la organización
de acuerdo a las capacidades, perfiles y demás de cada persona […] por la pertenencia a las
FARC como tal,” y sostuvo que el presupuesto que se maneja es para cubrir los costos
propios del desarrollo de las operaciones, pero no constituye un pago.96

107.En relación con la primera causal, la Sala debe hacer un análisis más amplio para
determinar que las conductas en cuestión no se correspondan con ese listado de
delitos excluidos del beneficio de amnistía, en particular, con el de crímenes de
guerra. Al efecto, en este acápite la Sala se limitará a concluir que, a su juicio, el caso
bajo examen cumple con los requisitos de relación con el conflicto armado y

95
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 74, fl. 154-156; Sentencia de primera
instancia, cuaderno 5, fl. 7.
96
Diligencia de interrogatorio a la señora Marilú Ramírez Baquero, por parte de la UIA, 28 de enero de 2019.

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conexidad con el delito político para acreditar el factor material requerido por la Ley
1820 de 2016 para conceder el beneficio de amnistía, y en el acápite siguiente
analizará el carácter amnistiable de las conductas atribuidas a la compareciente.

l. Análisis del caso concreto a la luz del DIH como marco jurídico aplicable

108. Todos los conceptos allegados al cierre del trámite de amnistía hicieron
referencia al parágrafo del artículo 23 de la Ley 1820, bien fuera para argumentar que
las conductas atribuidas a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO están
comprendidas en las causales de exclusión allí definidas por tratarse de infracciones
al DIH constitutivas de crímenes de guerra (Ministerio Público y apoderados de
víctimas), o para sostener que la forma como ocurrieron las conductas en cuestión no
configura los elementos de dichos crímenes (apoderado de la compareciente).

109. En ese sentido, y sobre la base de la información contenida en el expediente,


las pruebas practicadas y los conceptos de los dos amici curiae allegados al trámite, la
Sala evaluará los hechos desde el punto de vista del DIH, a fin de establecer si los
mismos constituyeron o no una infracción a ese ordenamiento jurídico internacional.
Solo en el caso de que se concluyera que el hecho constituyó una infracción al DIH,
sería necesario analizar si la misma fue de tal entidad para configurar un crimen de
guerra, que, por tanto, no superaría el juicio de amnistiabilidad.

110. Para desarrollar este análisis, la Sala procederá conforme al siguiente esquema:
i) el DIH como marco jurídico para analizar el caso concreto; ii) el carácter de objetivo
militar de la Escuela Superior de Guerra, en el contexto del CANI; iii) el uso de un
carro bomba a la luz del DIH; y iv) los principios de precaución, distinción y
proporcionalidad en el caso concreto.

111. Como se anotó previamente, el Acuerdo de Paz y las normas constitucionales y


legales que lo desarrollan establecen como marco jurídico del componente de justicia
del SIVJRNR el DIDH, el DIH, el derecho penal internacional, y el Código Penal
colombiano, y consagran la facultad de la JEP para adecuar la calificación jurídica de
las conductas sometidas a su conocimiento conforme al marco normativo más
específico al contexto del conflicto armado y a la lógica del SIVJRNR, con aplicación
del principio de favorabilidad (Acto Legislativo 01 de 2017, artículo 5, inciso sexto, y
artículo 23 de la Ley 1957 de 2019).97

97
Ver sección VII.d) supra.

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112. Sobre esta premisa, en la línea de lo expuesto en relación con el caso concreto,
la Sala encuentra que los hechos en cuestión se enmarcaron de forma directa con el
desarrollo del conflicto armado interno, y fueron dirigidos por un actor en la
confrontación (la guerrilla de las FARC-EP) hacia su contraparte (las Fuerzas
Armadas). En ese sentido, tratándose de una acción propia de la conducción de las
hostilidades, la Sala considera que lo procedente es encuadrar su análisis en el marco
jurídico del DIH, el cual, por definición, regula la conducta de las partes en las
hostilidades y la protección de los bienes y personas que no participan en ella.

113. La Sala fundamentará su análisis en las normas convencionales y


consuetudinarias98 de DIH correspondientes a CANI que eran aplicables en Colombia
para la fecha de los hechos, y se apoyará en referencias doctrinales y
jurisprudenciales, así como, de forma especial, en los conceptos que sobre los puntos
de derecho planteados por la Sala presentaron los dos amici curiae que intervinieron
en el trámite.

m. El uso de un carro bomba a la luz del DIH en las circunstancias del caso

114. De conformidad con los elementos obrantes en el expediente, para la acción


conducida por parte de las FARC-EP en contra de la Escuela Superior de Guerra el 19
de octubre de 2006 se usó una camioneta Ford Explorer de color azul, modelo 1998,
cargada de 60 kilogramos aproximadamente de nitrato de amonio, aluminio e
hidrocarburos alifáticos.99 Teniendo en cuenta esta circunstancia, la Sala solicitó a los
amici curiae rendir su opinión sobre el uso de un carro bomba como método de
ataque, de cara a la prohibición del uso de métodos o medios de combate cuyos
98
Siguiendo el precedente de la Sala (Cfr. Resolución SAI-AOI-006-2019), las normas de derecho consuetudinario a
aplicar en la presente resolución se encuentran consignadas en el tomo de Derecho Internacional Humanitario
Consuetudinario del Comité Internacional de la Cruz Roja. La fuente empleada es Comité Internacional de la Cruz
Roja: Jean-Marie Henckaerts y Louise Doswald-Beck (eds.), El Derecho Internacional humanitario consuetudinario,
volumen I: Normas, Buenos Aires (Argentina), 2007. Este tomo tiene su origen en la Conferencia Internacional para
la Protección de Víctimas de la Guerra, realizada del 30 de agosto al 1 de septiembre de 1993, en cuya Declaración
Final se dispuso encargar al gobierno suizo la designación de un grupo de expertos para “investigar los medios
prácticos para promover la plena observancia del derecho internacional humanitario y la aplicación de sus
disposiciones y de preparar un informe destinado a los Estados y a la siguiente Conferencia Internacional de la
Cruz Roja y de la Media Luna Roja” (ibidem, XXXI-XXXII). Como resultado de la reunión de expertos, se sugirió la
realización de un informe para distribuir a los Estados y organismos internacionales competentes, sobre las
normas consuetudinarias del derecho internacional humanitario aplicables en conflictos internacionales y no
internacionales. En la XXVI conferencia de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, se encargó la confección de dicho
informe al CICR. El tomo que se consulta es el producto de este encargo y demuestra que “la práctica de los
Estados ha ido más allá del derecho convencional vigente y ha extendido las normas aplicables a los conflictos
armados no internacionales” (ibidem, XXXIV).
99
Las características técnicas del explosivo utilizado son descritas de la siguiente manera en el informe allegado
por el entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) dentro del proceso: Explosivo principal:
Fabricación: artesanal. Cantidad sustancia: 60 kg aproximadamente. Estudio químico: nitrato de amonio, aluminio
e hidrocarburos alifáticos. Explosivo carga multiplicadora: Fabricante: Indumil. Clase explosivo: Pentrita.
Cantidad explosivo: 12 grs.-metro. Metros por bobina: 250. Expediente 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de
pruebas, prueba 2, fl. 37.

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efectos no se puedan limitar, y les consultó si un carro bomba podía considerarse


como un “arma trampa” u otro artefacto prohibido por el DIH.

115. El amicus Duttwiler expuso que si bien hay unos métodos y medios de guerra
que per se se consideran de efectos indiscriminados (el bombardeo en alfombra, el
envenenamiento de pozos, las armas químicas, nucleares y biológicas, las minas
terrestres antipersonal, las armas trampa, etc.), lo que debe determinarse en los
demás casos es “si los efectos del ataque se escapan del control del atacante.” 100 En
caso de ser así, el uso del método o medio de combate en cuestión sería contrario al
DIH. Al evaluar esta cuestión en el caso concreto, el amicus sostiene lo siguiente:

35. Volviendo a la pregunta planteada por la Sala, si “carros bomba” pueden entenderse como
medios indiscriminados, hay que preguntar si carros bomba escapan del control del usuario en
uno de los dos sentidos: que no pueden dirigirse a un objetivo militar concreto; o que sus
efectos transgredan necesariamente las limitaciones impuestas por el DIH.

36. La respuesta a la primera pregunta es obviamente que no: Los carros bomba no son
incontrolables en el sentido que no se puedan dirigir con certeza a un objetivo militar concreto.
Al contrario: Dado que el vector—el medio de entrega de la bomba—es un carro, la bomba se
puede colocar con precisión exacta.

37. La respuesta a la segunda pregunta depende del tipo de bomba que está montada en el
carro. Siempre que la bomba no sea en sí misma una de las armas que por su naturaleza tienen
efectos indiscriminados, el hecho de que esté montada en un carro no la vuelve inherentemente
indiscriminada. En el presente caso, la carga explosiva era de 60 kilogramos de amonal (una
mezcla de nitrato amónico y polvo de aluminio), detonada por un temporizador. El amonal en
sí no se puede calificar como arma con efectos necesariamente indiscriminados, así que el carro
bomba en el presente caso tampoco era un medio indiscriminado. 101

116. En la misma línea, al preguntase sobre si un carro bomba puede ser


considerado como un arma trampa, el amicus Duttwiler retoma la definición
contenida en el artículo 2.4 del Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del
Empleo de Minas, Armas Trampa y otros Artefactos, y destaca que el elemento
característico de un arma trampa es que su activación se produzca por el contacto o
proximidad de la víctima. De esta forma, sostiene que, dado que en el caso bajo
examen “la bomba fue detonada por un temporizador, […] no constituía un arma
trampa.”102

117. Sin embargo, al analizar si, pese a no ser un arma trampa, el carro bomba
puede constituir otro artefacto prohibido por el DIH, el amicus refiere la definición de
“otros artefactos” contenida en el artículo 2.5 del mencionado Protocolo, y asocia esa

100
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, pp. 9-11.
101
Ibid, p. 11.
102
Ibid, p. 17.

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definición a la de artefactos explosivos improvisados (AEI), según la cual se trata de


“un artefacto ubicado o fabricado de una manera improvisada incorporando químicas
destructivas, letales, tóxicos, pirotécnicos o incendiarios y diseñado a destruir, incapacitar,
acosar o distraer.”103 Con ello, concluye, los carros bomba caben en la categoría de
‘otros artefactos’ prevista en el Protocolo en mención, y pueden considerarse
específicamente como AEI. No obstante, advierte que los AEI “por lo general no son
considerados como inherentemente indiscriminados,” de manera que lo que está prohibida
es cualquier forma de utilización que tenga efectos indiscriminados, pero no el objeto
en sí mismo.104

118. Por su parte, la amicus Quintana, luego de exponer las normas relevantes al
tema, considera que “los carros bomba pueden ser equiparables a armas trampa u otros
artefactos, pues son medios explosivos improvisados que están concebidos para matar, herir o
causar daños, y que son accionados ya sea por la proximidad de una persona, o accionados
manualmente por control remoto o de manera automática.” En esta línea, concluye que “los
carros bomba son armas que no pueden ser dirigidas con precisión a un objetivo militar
específico, con un efecto amplio en áreas pobladas por lo que es inevitablemente
indiscriminado.”105

119. Sobre estos elementos, la Sala analizará en primer lugar si el ataque con carro
bomba en el caso concreto cabe dentro de la prohibición de ataques de efectos
indiscriminados, y en caso negativo, evaluará luego si el carro bomba utilizado en
este caso constituye o no un arma prohibida por el DIH.

120. De conformidad con la Norma 11 de DIH consuetudinario, están prohibidos


los ataques indiscriminados, tanto en conflictos armados internacionales como no
internacionales. Al efecto, la Norma 12 define que son ataques indiscriminados
aquellos:

a) que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto;


b) en los que se emplean métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra un
objetivo militar concreto; o
c) en los que se emplean métodos o medios de combate cuyos efectos no sea posible limitar
como exige el derecho internacional humanitario; y que, en consecuencia pueden alcanzar
indistintamente, en cualquiera de tales casos, tanto a objetivos militares como a personas
civiles o bienes de carácter civil.106

103
United Nations Mine Action Service (UNMAS), Improvised Explosive Device Lexicon, p. 1, citado en la opinón
del amicus curiae Michael Duttwiler, p. 17.
104
Opinón del amicus curiae Michael Duttwiler, p. 18.
105
Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna, p. 7.
106
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, Norma
12, p. 46.

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121. Con esta norma de presente, y de cara a las consideraciones expuestas a lo


largo de esta decisión, la Sala analizará cada uno de los tres supuestos citados, a fin
de determinar si, con la información del caso, se puede considerar que el carro bomba
utilizado en la acción en contra de la Escuela Superior de Guerra el 19 de octubre de
2006 constituyó o no un ataque indiscriminado.

122. En el primer supuesto, la norma consuetudinaria refiere los ataques que no


están dirigidos contra un objetivo militar concreto. En el caso bajo examen, como se
analiza en el acápite siguiente en sede del principio de distinción, la Sala considera
que el ataque estuvo dirigido en contra de un objetivo militar —la Escuela Superior
de Guerra—, y que ese objetivo fue específico y concreto. Al respecto, el Juzgado
Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá concluyó en su sentencia del 18 de
diciembre de 2015 que el “fin de la actividad delincuencial ejercida por la procesada y
miembros de las FARC-EP, era el de asestar un fuerte golpe a las Fuerzas Militares,”107 a
través de un ataque a la Escuela Superior de Guerra, y que la ubicación del carro
bomba “obedecía al propósito de dirigir la onda explosiva al edificio de aulas de la Escuela.”108
A su vez, toda la información allegada por la Fiscalía en la actuación penal seguida
contra la compareciente dio cuenta de sus labores de inteligencia específicas en la
Escuela Superior de Guerra, así como comunicaciones que dejan ver los actos de
planeación referidos a ese mismo objetivo y la materialización del ataque, que
específicamente se dirigió a ese lugar. En ese sentido, la Sala considera que el ataque
con carro bomba, en este caso, sí se dirigió contra un objetivo militar concreto.

123. El segundo supuesto es más específico a la cuestión que ocupa a la Sala en este
acápite, y es el uso del carro bomba como método para atacar el objetivo militar
definido. En este supuesto, se refieren como indiscriminados los ataques que emplean
métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra un objetivo militar
concreto. Al respecto, la Sala coincide con la opinión del amicus Duttwiler, en cuanto a
que el uso de un carro cargado con explosivos sí puede dirigirse de manera específica
a un objetivo militar concreto y que la forma como se activó en este caso, usando un
temporizador, da cuenta de que era posible ubicar el vehículo de forma precisa para
lograr el objetivo del ataque, y detonarlo en el tiempo previsto para ello. A diferencia
de otros métodos y medios específicamente prohibidos por el DIH, como por ejemplo
el envenenamiento de pozos o el uso de minas antipersonal, que no pueden precisar
su objetivo ni medir el alcance de su daño, un carro bomba sí puede prepararse,
instalarse y detonarse de forma controlada y dirigida de forma específica al objetivo
militar propuesto. Además, es posible prever razonablemente un rango de impacto,
de acuerdo con la carga explosiva utilizada.
107
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Sentencia de primera instancia, cuaderno 5, fl. 57-58.
108
Ibid, fl. 21.

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124. Es importante aclarar que la posibilidad de lograr precisión con el uso de un


carro bomba no es general, y siempre dependerá de las circunstancias del caso y de
las características del objetivo militar concreto. En el caso bajo examen, dado que el
objetivo militar era la Escuela Superior de Guerra como institución, la Sala considera
que al ubicar el carro bomba al interior de sus instalaciones y con un sistema de
activación por temporizador, se tenía la capacidad de focalizar el ataque de forma
específica a ese objetivo militar, razón por la cual, bajo este supuesto, tampoco se está
ante un método de guerra o un ataque de efectos indiscriminados.

125. El tercer supuesto se refiere al empleo de métodos o medios cuyos efectos no


sea posible limitar y que pueden alcanzar indistintamente tanto a objetivos militares
como a personas civiles o bienes de carácter civil. Sobre este punto, para la Sala es
claro que, en el proceder de las FARC-EP durante el conflicto armado, como bien lo
anota el Ministerio Público en el concepto allegado al cierre de este trámite, se hizo
uso de carros bombas para atacar indistintamente objetivos militares y bienes
civiles.109 Sin embargo, en las circunstancias del caso concreto, y sobre la base de los
elementos obrantes en el expediente y otras pruebas practicadas durante la actuación,
la Sala considera que esta acción se dirigió específicamente a un objetivo militar, y
que los efectos del carro bomba empleado podían focalizarse al alcance de ese
objetivo.

126. El expediente tramitado en la justicia ordinaria recogió como afectaciones del


atentado lesiones a personas militares y civiles, varias de éstas estudiantes de la
Universidad Militar Nueva Granada, contigua a las instalaciones de la Escuela
Superior de Guerra, y daños materiales en el edificio administrativo y de aulas de la
Escuela, así como daños en armamento y vehículos que se ubicaban en ésta. Sin
embargo, pese a las lesiones sufridas por estudiantes de la Universidad Militar, que
serán analizadas en el acápite siguiente en sede de distinción, precaución y
proporcionalidad, el expediente muestra que el ataque se dirigió como tal a la Escuela
Superior de Guerra,110 como objetivo militar, y no se recogen en el expediente
afectaciones indiscriminadas a otros bienes o personas civiles por fuera de dichas
instalaciones.

127. En suma, la Sala entiende que si bien un carro bomba que hace explosión en un
objetivo militar ubicado en una zona urbana tiene el potencial de causar efectos
109
Procuraduría General de la Nación, Procurador Tercero Delegado con funciones de intervención ante la JEP,
Concepto DC-PGN-JEP-LMVM-CDHC48, pp. 21-22.
110
Los registros fotográficos e informes de policía judicial posteriores al ataque dan cuenta de que el foco de la
acción fue el edificio de aulas de la Escuela Superior de guerra. Cfr. Expediente 11001-60-00-097-2007-00066,
cuaderno de pruebas, prueba 2, fls. 1 y 39.

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indiscriminados sobre bienes y personas civiles, de la información disponible en el


caso no se observan efectos de ese tipo. En particular, el bosquejo topográfico
elaborado por el entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) luego
de la explosión, muestra que la onda explosiva se mantuvo dentro de las instalaciones
de la Escuela Superior de Guerra, con un alcance menor sobre la Universidad Militar
Nueva Granada.111 Con esto resulta posible inferir que la carga y el mecanismo de
explosión utilizados estuvieron orientados a contener su impacto a las instalaciones
de la Escuela como objetivo militar concreto de la acción.

128. De esta forma, la Sala concluye que, en las condiciones del caso, la utilización
de un carro bomba en contra de la Escuela Superior de Guerra el 19 de octubre de
2006 no aparejó, a la luz del DIH, el uso de métodos o medios de combate de efectos
indiscriminados. En consecuencia, y como se indicó previamente, corresponderá
analizar en segundo lugar si el carro bomba en sí mismo constituye un arma
prohibida por el DIH.

129. Para desarrollar este análisis, la Sala evaluará si un carro bomba equivale a un
arma trampa u otro artefacto prohibido por el DIH. Al respecto, mientras el amicus
Duttwiler consideró que en las circunstancias del caso concreto el carro bomba
utilizado no constituye un arma prohibida, la amicus Quintana opinó que sí lo era.
Corresponde a la Sala establecer su propia conclusión, de cara a los elementos del
caso.

130. Al nivel de DIH consuetudinario, la Norma 70 prohíbe el empleo de medios y


métodos de guerra de tal índole que causen males superfluos o sufrimientos
innecesarios, y la Norma 71 prohíbe el empleo de armas de efectos indiscriminados.
A nivel convencional, la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales de 1980 —
aplicable en Colombia para la fecha de los hechos— 112 prohíbe o restringe el uso de
ciertas armas, de conformidad con sus protocolos anexos. Para el caso, es relevante el
Protocolo II sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa
y Otros Artefactos, según fue enmendado el 3 de mayo de 1996. 113 Este instrumento

111
Expediente 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 7. Aquí es importante aclarar que, si bien
este bosquejo tiene la denominación de Universidad Militar Nueva Granada, la demás información obrante en el
expediente (Cfr. Prueba 1, fl. 7, prueba 12, fl. 1, prueba 22, entre otras) da cuenta de que el edificio de aulas que se
señala en el bosquejo corresponde a la Escuela Superior de Guerra. Dicho edificio de aulas se encuentra justo
enfrente del parqueadero en donde se ubicó el carro cargado de explosivos.
112
Esta Convención y sus respectivos Protocolos fueron ratificados por Colombia mediante Ley 469 de 1999,
entrando en vigor para el país el 6 de marzo de 2000 (Cfr. Comité Internacional de la Cruz Roja, Treaties, States
Parties and Commentaries, disponible en https://ihl-
databases.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/vwTreatiesByCountrySelected.xsp?xp_countrySelected=CO&nv=4)
113
En relación con el uso de este Protocolo en el caso concreto, es importante anotar que el numeral 2 de su
artículo 1 invoca expresamente su aplicación “a las situaciones a que se refiere el artículo 3 común a los Convenios
de Ginebra del 12 de agosto de 1949.”

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define las armas trampa como “todo artefacto o material concebido, construido o adaptado
para matar o herir, y que funcione inesperadamente cuando una persona mueva un objeto
al parecer inofensivo, se aproxime a él o realice un acto que al parecer no entrañe
riesgo alguno” 114 (negrilla fuera del texto original). Con esta definición, para la Sala
resulta claro que el carro bomba utilizado en el caso no constituye un arma trampa,
pues este tipo de arma requiere que la activación se produzca por el contacto o
proximidad de la víctima, lo cual no sucedió en el caso, dado que la activación no se
produjo porque alguna de las personas afectadas fuera engañada pensando que se
trataba de objeto inofensivo, o porque lo moviera, o porque se aproximara al mismo o
realizara un acto que aparentemente no comportara riesgo.

131. En relación con la categoría de “otros artefactos”, el Protocolo II enmendado


los define como “las municiones y artefactos colocados manualmente, incluidos los
artefactos explosivos improvisados, que estén concebidos para matar, herir o causar daños, y
que sean accionados manualmente, por control remoto o de manera automática con efecto
retardado.” Aquí, la Sala encuentra que la definición de otros artefactos sí tiene el
alcance para comprender el carro bomba utilizado en el caso, razón por la cual el
Protocolo en cuestión resulta aplicable al caso. Así, corresponde a la Sala analizar si
en las condiciones del caso este artefacto está restringido —y si en el caso concreto se
observó o no dicha restricción— o prohibido por este Protocolo.

132. Las prohibiciones a las armas y artefactos referidos en el Protocolo están


contenidas en su artículo 3, de las cuales la Sala considera como relevantes las
siguientes:

3. Queda prohibido, en todas las circunstancias, emplear minas, armas trampa u otros
artefactos, concebidos de tal forma o que sean de tal naturaleza, que causen daños superfluos o
sufrimientos innecesarios.

[…]

7. Queda prohibido, en todas las circunstancias, emplear las armas a las que se aplica el
presente artículo, sea como medio de ataque, como medio de defensa o a título de represalia,
contra la población civil propiamente dicha o contra personas civiles o bienes de carácter civil.

8. Queda prohibido el empleo indiscriminado de las armas a las que se aplica el presente
artículo.

Empleo indiscriminado es cualquier ubicación de estas armas: a) que no se encuentre en un


objetivo militar ni esté dirigido contra un objetivo militar. En caso de duda de si un objeto que
normalmente se destina a fines civiles, como un lugar de culto, una casa u otro tipo de
vivienda, o una escuela, se utiliza con el fin de contribuir efectivamente a una acción militar,
114
Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos según
fue enmendado el 3 de mayo de 1996 (Protocolo II según fue enmendado el 3 de mayo de 1996), artículo 2.4.

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se presumirá que no se utiliza con tal fin; b) en que se recurra a un método o medio de
lanzamiento que no pueda ser dirigido contra un objetivo militar determinado; o c) del que se
pueda prever que cause fortuitamente pérdidas de vidas de personas civiles, heridas a personas
civiles, daños a bienes de carácter civil o más de uno de estos efectos, que serían excesivos en
relación con la ventaja militar concreta y directa prevista.

133. Al evaluar la prohibición contenida en el numeral 3, es preciso determinar si el


carro bomba utilizado en el caso fue de tal naturaleza que causara daños o
sufrimientos superfluos o innecesarios. La prohibición de causar este tipo de daños
fue recogida en la Norma 70 del estudio de DIH consuetudinario. En ella, el CICR
señaló que, si bien hay consenso sobre le existencia de dicha prohibición, no es claro
qué se entiende por daños o sufrimientos superfluos o innecesarios. 115 Recogiendo la
práctica de los Estados en la materia, el CICR señala posturas que entienden esos
daños o sufrimientos como aquellos que son innecesarios para alcanzar la ventaja
militar propuesta, o que son excesivos o desproporcionados en relación con esa
ventaja.116 Así mismo, el CICR refiere la definición dada al efecto por la Corte
Internacional de Justicia en la opinión consultiva sobre armas nucleares, como “un
sufrimiento superior al daño inevitable para alcanzar objetivos militares legítimos.”117

134. Al respecto, el amicus Duttwiler señala que el uso de un carro bomba no puede
entenderse como un tipo de artefacto que viole en sí mismo la prohibición de causar
daños o sufrimientos innecesarios. 118 Y, de conformidad con lo expuesto, la Sala
coincide en esa afirmación, al tiempo que considera que, valorados los elementos del
caso concreto, no hay evidencia en el expediente de que el carro bomba utilizado
contra la Escuela Superior de Guerra el 19 de octubre de 2006 o el explosivo
contenido en él hayan sido de tal naturaleza que estuvieran destinados a causar
daños o sufrimientos superfluos o innecesarios sobre el personal objeto del ataque
que era parte del objetivo militar, entendiendo tales daños como aquellos que son
innecesarios para alcanzar la ventaja militar, o que son manifiestamente excesivos.
Por tanto, la Sala considera que, en este caso, no se violó la prohibición contenida en
el artículo 3.3 del Protocolo II sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de
Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos.

135. La siguiente prohibición para examinar en el caso es la contenida en el


numeral 7 del artículo 3 del Protocolo en cuestión. Aquí, se prohíben las armas o
artefactos que se usen como medio de ataque, de defensa o a título de represalia
contra la población civil propiamente dicha o contra personas o bienes de carácter
115
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, p. 269.
116
Ibid.
117
Corte Internacional de Justicia, Nuclear Weapons case, opinion consultiva, C.I.J. Recueil 1996, párr. 238, citado en
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, p. 269.
118
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, p. 19.

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civil. Sobre esta prohibición, la Sala considera que los elementos expuestos en el caso
dan cuenta de que el ataque no fue dirigido contra población ni bienes civiles, sino
contra un objetivo militar concreto. En este sentido, el uso del carro bomba en este
caso tampoco cae bajo esta prohibición, sin perjuicio del análisis que se hará en el
acápite siguiente en términos de precaución, distinción y proporcionalidad respecto
de los daños generados sobre personas civiles.

136. Finalmente, el numeral 8 previamente citado prohíbe el uso de armas o


artefactos de efecto indiscriminado. Al respecto, ya la Sala ha analizado cómo el uso
del carro bomba en el caso concreto no tuvo un efecto indiscriminado. Puntualmente,
los literales a) y b) del referido numeral se corresponden con el análisis ya hecho en
relación con la Norma 12 de DIH consuetudinario, y en relación con el literal c)
también se hizo referencia en el análisis previo, y la Sala considera que tampoco hubo
violación de esta prohibición. Sin embargo, valga anotar que el análisis de
proporcionalidad del siguiente acápite abordará en más detalle este tema.

137. Por último, el artículo 7 del Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del
Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos lista las siguientes
prohibiciones, que la Sala considera relevantes al caso:

2. Queda prohibido el empleo de armas trampa u otros artefactos con forma de objetos
portátiles aparentemente inofensivos, que estén especialmente diseñados y construidos para
contener material explosivo.

3. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 3, queda prohibido el empleo de las armas a las
que se aplica el presente artículo en cualquier ciudad, pueblo, aldea u otra zona donde se
encuentre una concentración similar de civiles, en la que no tengan lugar combates entre las
fuerzas de tierra o no parezcan inminentes, a menos que: a) estén ubicadas en un objetivo
militar o en su inmediata proximidad; o b) se tomen medidas para proteger a los civiles de sus
efectos, por ejemplo, mediante centinelas, señales o actos de advertencia o cercas.

138. Sobre el numeral 2, el amicus Duttwiler subrayó que la redacción de la norma


se refiere a artefactos de tipo portátil, y que esa categoría no es aplicable tratándose
de un vehículo automotor.119 En relación a que se trate de un objeto portátil, el
diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define portátil como algo
“movible y fácil de transportar.”120 Vista esta definición en otros idiomas, el
Diccionario de Cambridge define portátil en inglés como “light and small enough to be
easily carried or moved”121 (suficientemente liviano y pequeño como para ser fácilmente
llevado o movido) y el Diccionario Larousse lo define en francés como “Qui est conçu
119
Ibid.
120
Real Academia Española de la Lengua, Diccionario de la Lengua Española, actualización 2019,
https://dle.rae.es/?w=port%C3%A1til
121
https://dictionary.cambridge.org/dictionary/english/portable.

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pour être facilement transporté avec soi”122 (que está concebido para ser fácilmente
transportado consigo). Con esta acepción de la palabra en español, inglés y francés, la
Sala considera que un vehículo automotor de las características del utilizado en el
caso no constituye un objeto portátil en el sentido del numeral 2 del artículo 7 del
Protocolo en cuestión, sino que se trata de un medio de transporte, que estaría por
fuera de esa definición. Sin embargo, más allá de la característica de ser un objeto
portátil, el referido numeral 2 exige también que el objeto esté especialmente
diseñado y construido para contener material explosivo, lo cual claramente no es
predicable de un vehículo que, como el del caso (una camioneta Ford Explorer), está
especialmente diseñado para transportar personas. Por tanto, el carro bomba en
cuestión no está cubierto por esta prohibición.

139. Por su parte, el numeral 3 consagra la prohibición de emplear las armas o


artefactos en cuestión en zonas de concentración de civiles en donde no se presentan
combates actuales o inminentes. Esta prohibición resulta relevante al caso, si se tiene
en cuenta que el ataque se produjo en la ciudad de Bogotá, y en un sector
ampliamente poblado. Sin embargo, la prohibición contiene dos excepciones. La
primera se refiere a que la zona del ataque esté ubicada en un objetivo militar o
próxima a él, lo cual se cumple en el caso, además que, como se ha analizado, el
ataque se dirigió específicamente a las instalaciones del objetivo militar. La segunda
excepción, se refiere a que se hayan tomado las medidas de precaución para proteger
a los civiles, lo cual, como se verá más adelante, la Sala encontró acreditado en el caso
a partir de las pruebas obrantes en el expediente.

140. Conforme a todo lo expuesto, la Sala concluye que el carro bomba utilizado
por las FARC-EP en contra de la Escuela Superior de Guerra el 19 de octubre de 2006
no violó, en las circunstancias del caso, la prohibición de ataques de efectos
indiscriminados, ni se puede predicar que el mismo fuera un arma o artefacto
prohibido como tal por el DIH. En esta línea, valga anotar que, por las razones
expuestas, no procede la petición del Ministerio Público de recalificar los hechos bajo
el tipo penal del artículo 142 del Código Penal, referido a la utilización de medios y
métodos de guerra ilícitos, lo cual se verá con más detalle más adelante.

n. Análisis sobre el principio de distinción

141. En la línea del análisis propuesto por la Sala, no basta con que los medios y
métodos utilizados para un ataque estén por fuera de aquellos prohibidos por el DIH.
Para que un ataque sea permitido en términos de DIH, es preciso que la forma como
122
https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/portatif/62687?q=portatif#61981. La versión en francés del
Protocolo II enmendado utilizada en este numeral la palabra “portatif”.

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se planeó y ejecutó haya observado los principios de distinción, precaución y


proporcionalidad. Por ello, la Sala analizará cada uno de esos principios en el caso
concreto, sobre la base de los elementos obrantes en el expediente y de las pruebas
practicadas por el despacho sustanciador a fin de evaluar las consideraciones
relacionadas con estos principios en la planeación del ataque.

142. El principio de distinción es una de las garantías más elementales del DIH. No
es gratuito que esta sea la norma de partida del estudio de DIH consuetudinario del
CICR, y que la misma se predique tanto respecto de conflictos armados
internacionales como no internacionales. 123 En efecto, la Norma 1 de DIH
consuetudinario establece que “[l]as partes en conflicto deberán distinguir en todo
momento entre personas civiles y combatientes. Los ataques sólo podrán dirigirse contra
combatientes. Los civiles no deben ser atacados.” A su vez, el artículo 13 del Protocolo II
Adicional a los Convenios de Ginebra consagra la protección general de la población
civil contra los peligros procedentes de las operaciones militares (art. 13.1), dispone
que “[n]o serán objeto de ataque la población civil como tal, ni las personas civiles” y prohíbe
“los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población civil”
(art. 13.2). En la misma línea, el Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI)
consagra como crimen de guerra en el marco de los CANI el “dirigir intencionalmente
ataques contra la población civil como tal o contra civiles que no participen directamente en
las hostilidades.”124

143. De la redacción de las normas en cita, se tiene que el núcleo esencial de


protección contenido en el principio de distinción consiste en que no se dirijan
ataques intencionales contra la población civil como tal. Los ataques únicamente
pueden ser dirigidos contra objetivos militares. Así, al examinar este principio en el
caso concreto, la Sala debe determinar en primer lugar si la Escuela Superior de
Guerra, como objeto del ataque ocurrido en sus instalaciones el 19 de octubre de 2006,
era un objetivo militar en las circunstancias del caso. Posteriormente, en el análisis de
los principios de precaución y proporcionalidad, la Sala abordará la cuestión de los
daños incidentales sobre personas y bienes civiles, como efecto colateral del ataque.

La Escuela Superior de Guerra como objetivo militar en el contexto del conflicto


armado interno

144. La Norma 8 de DIH consuetudinario, identificada en el estudio del CICR en la


materia,125 señala que “los objetivos militares se limitan a aquellos bienes que por su
naturaleza, ubicación, finalidad o utilización contribuyan eficazmente a la acción militar y
123
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas.
124
Estatuto de la Corte Penal Internacional, 1998, artículo 8.2.e).i).

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cuya destrucción total o parcial, captura o neutralización ofrezca, en las circunstancias del
caso, una ventaja militar definida.” Esta norma se considera aplicable tanto a conflictos
armados internacionales como no internacionales, 126 y la definición de objetivo militar
en ella contenida ha sido replicada en varios instrumentos convencionales aplicables
a CANI y en legislaciones internas.127

145. De la definición expuesta, se derivan dos elementos constitutivos del concepto


de objetivo militar, a saber: que se trate de un bien que contribuya eficazmente a la
acción militar, y que su destrucción ofrezca, en las circunstancias del caso, una
ventaja militar definida. Ambos elementos deben cumplirse de manera cumulativa en
cada caso. La Sala pasa a analizar cada uno de ellos en el caso concreto.

Contribución a la acción militar

146. La contribución a la acción militar deriva de la naturaleza, ubicación, finalidad


o utilización del bien que se considera objetivo militar. Al respecto, la práctica
identificada por el CICR en la materia da cuenta de que esa contribución a la acción
militar debe ser real y eficaz, en el sentido de contribuir a la capacidad del adversario
para librar o mantener la confrontación armada, 128 y que “la presencia de personas
civiles en el interior o cerca de los objetivos militares no hace que esos objetivos sean
inmunes al ataque,” sin perjuicio de la obligación de observar los principios de
precaución y proporcionalidad.129

147. Para determinar este elemento en el caso concreto, la Sala analizará si la


naturaleza, ubicación, finalidad o utilización de la Escuela Superior de Guerra para la
fecha de los hechos tenía la capacidad de contribuir de forma eficaz a la acción militar
de las Fuerzas Armadas, dentro del CANI en el que se enfrentaban con las FARC-EP.

148. Al respecto, se tiene que la Escuela Superior de Guerra fue creada por el
decreto 453 de 1909, con el “objeto de fomentar en general la instrucción de la Oficialidad
del Ejército, formar los Oficiales que se destinen al servicio del Estado Mayor, del Ministerio
de Guerra y del Comando de las Unidades superiores del Ejército, y preparar especialmente los
Oficiales que se designen a la enseñanza militar.”130 Para el año 2006, su Estatuto Interno
le definía por misión “Capacitar a los oficiales superiores de las Fuerzas Militares como
125
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, editado
por Jean-Marie Henckaerts y Louise Doswald-Beck, 2007.
126
Ibid, p. 35.
127
Ibid.
128
Ibid.
129
Ibid, p. 36.
130
Decreto 453 de 1909 (1 de mayo), Por el cual se organiza la Escuela Superior de Guerra, disponible en:
http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1851960.

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comandantes integrales, expertos en el planeamiento y la conducción de operaciones conjuntas


y asesores en la formulación de políticas en Seguridad y Defensa Nacionales, y contribuir a la
creación de una cultura de defensa y seguridad nacionales en la ciudadanía.”131 A su vez, el
objeto principal de la Escuela estaba definido en ese año como “la educación superior
dirigida a elevar la preparación académica de los miembros de las Fuerzas Militares, a través
de curso de ascenso de Oficiales Superiores, educación continua y posgrado;”132 y entre sus
objetivos específicos se definía: “4. Fortalecer la capacidad de los oficiales superiores para el
planeamiento, la conducción de operaciones conjuntas, la toma de decisiones y la
administración de los recursos asignados […] 7. Formar líderes que conduzcan a las unidades
militares para ganar la guerra […] 8. Propender por una doctrina militar conjunta que
fortalezca el desarrollo del pensamiento estratégico, la conducción de la guerra y la ejecución
de las operaciones.”133 Adicionalmente, el Consejo Directivo de la Escuela incluía para
esa época, entre otras personas, al Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas
Militares y a los segundos comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. 134

149. Con esos elementos, la Sala considera que es claro que la Escuela Superior de
Guerra era, para la fecha de los hechos, una institución que prestaba una contribución
efectiva a la acción militar de las Fuerzas Armadas. Esto, por cuanto su objeto
principal era la formación de los altos oficiales encargados de planear y conducir las
operaciones militares, y su naturaleza y composición directiva eran de carácter
militar.

150. En este punto, la Sala debe precisar que, si bien en el Estatuto Interno de la
Escuela para 2006 se refería también como parte de su misión la de “contribuir a la
creación de una cultura de defensa y seguridad nacionales en la ciudadanía,”135 ese propósito
era secundario al principal, que era la formación de personal militar. En ese sentido,
la Sala acoge la opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, en cuanto que el
ofrecimiento de cursos a civiles por parte de la Escuela, en las condiciones del caso,
no afecta su calificación como objetivo militar.136

Ventaja militar

131
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra, del 18 de julio de 2018, con radicado No.112671 / MDN-COGFM-
JEMCO-ESDEG-JURID-15.1, p. 1.
132
Escuela Superior de Guerra, Consejo Directivo, Acuerdo No. 001 de 2006, Por el cual se modifica el Estatuto
Interno de la Escuela Superior de Guerra, 8 de marzo de 2006, artículo 10. Documento citado y referido en la opinión
del amicus curiae Michael Duttwiler.
133
Ibid, artículo 11.
134
Ibid, artículo 13.
135
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra, del 18 de julio de 2018, con radicado No.112671 / MDN-COGFM-
JEMCO-ESDEG-JURID-15.1, p. 1.
136
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, 2 de octubre de 2018, pp. 4, 7 y 8.

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151. Establecido que un bien contribuye eficazmente a la acción militar del


adversario, la segunda condición cumulativa para considerarlo un objetivo militar
válido en términos del DIH, es que su “destrucción total o parcial, captura o
neutralización ofrezca, en las circunstancias del caso, una ventaja militar definida.” 137
La valoración de esa ventaja tiene que ser leída, como lo indica la norma
consuetudinaria, en las circunstancias del caso; esto es, en el contexto específico
temporal y espacial en el que ocurrieron los hechos.138

152. Así, para analizar la ventaja militar en el caso concreto, la Sala encuentra
necesario considerar las condiciones de contexto del conflicto armado en el país para
la fecha de los hechos. En este sentido, la Sección de Apelación de esta jurisdicción ha
señalado que, para evaluar el contexto, el juez transicional debe dar una mirada a los
elementos probatorios allegados a la actuación a partir de las circunstancias de
desarrollo del conflicto armado y el accionar de los actores enfrentados en él, en
condiciones que pueden ser distintas a las apreciaciones del juez ordinario. Lo
anterior, sostiene la Sección de Apelación,

[…] implica contextualizar histórica y geográficamente la conducta con todas las


circunstancias que rodearon su ejecución. Esta perspectiva le ofrece al juez de transición
importantes elementos para entender las valoraciones probatorias de la sentencia. Así, es
posible que cobren sentido, con visión de conflicto, circunstancias que el momento de
la investigación no fueron consideradas como hipótesis explicativas del delito, o no
fueron mencionadas, o quedaron apenas enunciadas. 139 (negrilla fuera del texto
original)

153. En otras palabras, el juez transicional deber dar contexto y ampliar el análisis
sobre información que obra en el expediente, así ésta no haya sido considerada en la
valoración de la conducta y de la responsabilidad penal ante el juez ordinario. Para
ello, además, en la misma decisión en cita, la Sección de Apelación recurrió al uso de
distintas fuentes, como notas de prensa, informes de entidades públicas y de
cooperación internacional, estudios académicos y de organizaciones no
gubernamentales, entre otros, para ampliar la información de contexto necesaria para
leer en lógica de conflicto elementos relevantes contenidos en el expediente. 140

154. Con esta claridad de presente, la Sala advierte que, para la fecha de los hechos,
esto es, octubre de 2006, estaba en plena vigencia la denominada Política de
137
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, Norma
8.
138
Cfr. Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna, 28 de diciembre de 2018, p. 2.
139
Jurisdicción Especial para la Paz, Sección de Apelación, Sentencia TP-SA 310 de 2019, 2 de octubre de 2019,
párr. 18.
140
Jurisdicción Especial para la Paz, Sección de Apelación, Sentencia TP-SA 310 de 2019, 2 de octubre de 2019. Ver,
por ejemplo, notas al pie de página nro. 23, 25, 26, 27, 28, 35.

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Seguridad Democrática, como política gubernamental del gobierno nacional 2002-


2010,141 la cual se erigió como uno de los pilares fundamentales de los Planes
Nacionales de Desarrollo 2002-2006142 y 2006-2010.143

155. Esta política incluyó un amplio componente de fortalecimiento de las Fuerzas


Armadas y de su capacidad de inteligencia, ésta última considerada como “el insumo
más importante que debe tener el Estado para enfrentar las amenazas a su seguridad y
prevenir las acciones de los grupos armados ilegales.”144 En el Plan de Desarrollo 2006-
2010, se planteó la consolidación de la política de seguridad democrática como “una
política integral que incluye tanto el fortalecimiento de las capacidades disuasivas de la
actividad terrorista como la atención social en las zonas de conflicto.”145 En esta línea, este
último Plan de Desarrollo se propuso como prioridad fundamental “la organización y
modernización de la inteligencia y la contrainteligencia estatal,”146 como “herramientas
preventivas y ofensivas frente al accionar de los Grupos Armados al Margen de la Ley.”147
Estas estrategias se sumaron a iniciativas previas como el Plan Patriota y el Plan
Colombia, que incluyeron, respectivamente, campañas militares para recuperar zonas
de influencia de las guerrillas dando importantes golpes militares en contra de las
FARC-EP,148 y de lucha contra las drogas y contra los distintos grupos armados en el
país.149

156. En ese contexto, en el que las Fuerzas Armadas desarrollaron una intensa
ofensiva militar en contra de distintos grupos armados en el país, incluida la guerrilla
de las FARC-EP, y en el que se hizo un énfasis permanente en el fortalecimiento de
las capacidades de inteligencia y contrainteligencia del Estado, la Sala encuentra que,
desde el punto de vista de la conducción de las hostilidades en un CANI, un ataque
por parte de esa guerrilla en contra de la institución más importante de formación
141
Ministerio de Defensa Nacional, Política de Defensa y Seguridad Democrática, 2003, disponible en:
https://www.oas.org/csh/spanish/documentos/Colombia.pdf.
142
Departamento Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006: Hacia un Estado comunitario,
Bogotá, 2003, Capítulo I. Este Plan de Desarrollo fue adoptado por el Congreso de la República mediante Ley 812
de 2013.
143
Departamento Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010: Estado Comunitario: desarrollo
para todos, Bogotá, 2007, Capítulo II. Este Plan de Desarrollo fue adoptado por el Congreso de la República
mediante Ley 1151 de 2007.
144
Departamento Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006: Hacia un Estado comunitario, p.
42.
145
Departamento Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010: Estado Comunitario: desarrollo
para todos, p. 20.
146
Ibid, p. 49.
147
Ibid, p. 39.
148
El Tiempo, Las estrategias que marcaron el ocaso del grupo guerrillero, 26 de septiembre de 2016,
https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/plan-colombia-y-plan-patriota-49654, consultado el 27 de
enero de 2020.
149
United States Government Accountability Office, PLAN COLOMBIA: Drug Reduction Goals Were Not Fully
Met, but Security Has Improved; U.S. Agencies Need More Detailed Plans for Reducing Assistance, October 2008,
https://www.gao.gov/new.items/d0971.pdf, consultado el 27 de enero de 2020.

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militar en el país, y mediando la infiltración de la compareciente en esa institución sin


ser detectada por la inteligencia del Estado, representaba una ventaja militar de alto
valor. Ello, máxime si se tiene en cuenta que la esencia del accionar rebelde consiste
precisamente en atacar el régimen legal y constitucional vigente, cuyo mantenimiento
corresponde, en gran parte, a las Fuerzas Armadas.

157. Como lo advierte la opinión del amicus Duttwiler, la ventaja militar “tiene que
ser ‘definida’, es decir, concreta y perceptible en lugar de hipotética y especulativa.” 150
En este sentido, y hablando del caso concreto, la amicus Quintana señala que a este
efecto era preciso considerar a priori la ganancia táctica de atacar una escuela
militar.151 En ambas opiniones, los amici coinciden en que efectivamente hubo una
ventaja militar definida en relación con el ataque realizado el 19 de octubre de 2006 en
la Escuela Superior de Guerra. De un lado, la amicus Quintana considera que, en un
conflicto armado de larga duración, como el colombiano, un ataque al lugar en donde
“se está entrenando a los oficiales que toman las decisiones estratégicas militares”
implicaba un menoscabo a las operaciones de las Fuerzas Militares. 152 Por su parte, el
amicus Duttwiler sostiene que si bien la destrucción total o parcial de una institución
de formación militar interrumpe, al menos temporalmente, el entrenamiento
estratégico militar del adversario, la ventaja militar no se reduce al efecto producido
al momento mismo del ataque, sino que, especialmente en un conflicto de larga
duración, debe apreciarse de forma más amplia. Así, advierte “que en este caso se
puede considerar que el mero hecho de golpear un objetivo en el centro del
entrenamiento de la élite militar del adversario, una instalación de alto prestigio y
que podría parecer impenetrable, es de valor militar en sí mismo.”153

158. Sin embargo, además de esa ventaja militar general, de la información obrante
en el expediente la Sala advierte que la acción militar persiguió también un objetivo
específico relacionado con el Curso de Estado Mayor que en el momento del ataque
se realizaba en las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra. En efecto, en
información entregada por la Escuela a solicitud del despacho sustanciador, se indicó
que el día y hora de los hechos se desarrollaba una sesión del Curso de Estado Mayor,
en el que participaban 135 oficiales del Ejército, 45 de la Armada Nacional, 34 de la
Fuerza Aérea y 4 oficiales extranjeros.154 Sobre este punto, en las pruebas obrantes en
el expediente penal se encuentra informe de policía judicial que analiza la
información encontrada en los computadores de las FARC-EP incautados por el

150
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, p. 6.
151
Opinión de la amicus curiae Karla I. Quintana Osuna, p. 2.
152
Ibid.
153
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, pp. 6-7.
154
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra a solicitud de información formulada mediante resolución SAI-
AOI-LRG-128-2019, 11 de octubre de 2019, fl. 122, 132-136.

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Ejército Nacional en 2007, y aquí se incluye comunicado firmado por “J.J.M.”, sin
fecha, que indica: “Sí, hay condiciones para poner carro bomba a la Escuela Superior de
Guerra, objetivo curso de coroneles para ascender a generales.” 155 En el mismo informe, se
refiere comunicación del 26 de octubre de 2006 destinado al Secretariado de las
FARC-EP, que indica que la acción en cuestión “no produjo las bajas de altos mandos,
pero le sacó la piedra a Uribe y lo hizo descachar nuevamente.” 156 Con esto, la Sala
encuentra que el ataque anticipó una ganancia táctica específica consistente en buscar
bajas entre los oficiales militares que en ese momento se encontraban en formación en
la Escuela Superior de Guerra, lo que claramente configura una ventaja militar
definida en este caso.

159. De esta forma, la Sala concluye que, por su naturaleza y por su finalidad
militar, la Escuela Superior de Guerra era un objetivo militar para la fecha de los
hechos y que, evaluada la acción en las circunstancias del contexto, ofrecía una
ventaja militar definida. Esto último, por cuanto en el escenario de una ambiciosa
política gubernamental de fortalecimiento de la seguridad, defensa, inteligencia y
contrainteligencia del Estado, la guerrilla de las FARC-EP, como adversario del
Estado, no solo logró infiltrar una institución símbolo del poder y de la estrategia
militar, sino también propinar un ataque que puso en riesgo a un número importante
de oficiales militares que realizaban el Curso de Estado Mayor en ese lugar y exhibió
la capacidad militar de la guerrilla para poner en riesgo la institucionalidad y el
régimen legal y constitucional del país.

o. Análisis sobre el principio de precaución

160. El principio de precaución está consagrado en la Norma 14 de DIH


consuetudinario en los siguientes términos: “Las operaciones militares se realizarán con
un cuidado constante de preservar a la población civil, a las personas civiles y los bienes de
carácter civil. Se tomarán todas las precauciones factibles para evitar, o reducir en todo caso a
un mínimo, el número de muertos y heridos entre la población civil, así como los daños a
bienes de carácter civil, que pudieran causar incidentalmente.” Este principio no goza de
una consagración convencional para los CANI, pero, como lo señala el CICR, sería
muy difícil cumplir con el mandato del artículo 13.1 del Protocolo Adicional II a los
Convenios de Ginebra, referente a la protección general de la población civil contra
los peligros procedentes de las operaciones militares, si no se cumpliera la condición
de tomar precauciones en el ataque.157

155
Expediente con radicado nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 74, fl. 49.
156
Ibid.
157
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, p. 60.

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161. Otras disposiciones consuetudinarias consagran también este principio. La


Norma 16 establece que “Las partes en conflicto deberán hacer todo lo que sea factible para
verificar que los objetivos que prevén atacar son objetivos militares.” Y, la Norma 17
dispone que “las partes en conflicto deberán tomar todas las precauciones factibles en la
elección de los medios y métodos de guerra para evitar, o reducir en todo caso a un mínimo, el
número de muertos y de heridos entre la población civil, así como los daños a los bienes de
carácter civil, que pudieran causar incidentalmente.”

162. Para evaluar la observancia de este principio en el caso concreto, la Sala se


valió tanto de los elementos obrantes en el expediente penal, como de los
interrogatorios, entrevistas y requerimientos de información realizados dentro del
trámite de amnistía. Sobre esto último, es importante advertir que ni este ni los demás
principios de DIH referidos en este acápite fueron objeto de análisis en la actuación
penal ordinaria, por lo que resultaba esencial que la Sala practicara nuevas pruebas a
fin de identificar esos elementos que no estaban en el expediente allegado a la JEP. En
este punto, la Sala indagó si las FARC-EP y la compareciente en este caso tomaron las
medidas de precaución requeridas por el DIH para evitar o reducir al mínimo los
daños y pérdidas civiles incidentales con el ataque al objetivo militar propuesto, sobre
la base de la información de la que disponían antes de realizar la acción.

163. En este sentido, se tiene que la compareciente accedió directamente a


información sobre las actividades, instalaciones, personal, estudiantes y visitantes de
la Escuela Superior de Guerra durante el año anterior a la realización del ataque, en
su calidad de estudiante del CIDENAL 2005. En este período, como la señora
MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO lo relató en interrogatorio rendido ante el despacho
sustanciador de la Sala, la compareciente participó en múltiples actividades y visitas a
instalaciones militares, dentro y fuera de la Escuela Superior de Guerra, y tuvo acceso
a información no solo sobre el CIDENAL sino sobre otros cursos, incluso los dirigidos
exclusivamente a militares, como fue el caso del Curso de Estado Mayor. 158 Toda esta
información era entregada a las FARC-EP, a través de la persona que ella denominó
como el “camarada Cristóbal” a quien refiere haber sido dado de baja en un operativo
militar en 2007.159

158
Diligencia de interrogatorio realizado por el despacho sustanciador a la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO, el 7 de octubre de 2019, con fundamento en lo dispuesto en la resolución SAI-AOI-LRG-128-2019,
parte 1, min. 13-22.
159
Diligencia de interrogatorio a la señora Marilú Ramírez Baquero, por parte de la Unidad de Investigación y
Acusación (UIA) de la JEP, realizada el 28 de enero de 2019, en cumplimiento de lo dispuesto por el despacho
sustanciador mediante resolución SAI-AOI-LRG-112-2018. Esta información fue reiterada en la diligencia del 7 de
octubre de 2019, parte 2, min. 54.

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164. En esas condiciones, dada su familiaridad con la Escuela Superior de Guerra


durante su año de formación en el CIDENAL, para la Sala es claro que la señora
RAMÍREZ BAQUERO conocía sobre la presencia de personas civiles allí y de la
ubicación de la Universidad Militar Nueva Granada, como bien civil, de manera
contigua a la Escuela Superior. Ella misma fue estudiante de un curso dirigido
mayoritariamente a civiles,160 y conocía que allí laboraba personal civil.161

165. Con esta información de presente, el despacho sustanciador realizó preguntas


concretas a la compareciente y al hoy Senador Julián Gallo Cubillos -quien para la
fecha de los hechos fungía como comandante de la Red Urbana Antonio Nariño de
las FARC-EP,162 unidad a la que la justicia ordinaria atribuyó la realización del
hecho,163 con el objetivo de determinar si en la planeación del ataque hubo una
consideración concreta de la presencia de civiles, y si a ese efecto se adoptaron
medidas de precaución para evitar o reducir daños sobre ellos. Al respecto, ninguno
de los dos, ni las demás personas entrevistadas en la actuación, 164 aceptaron haber
participado en la planeación del hecho, y señalaron que desconocían los detalles de la
misma. La compareciente, incluso, afirmó que ella solo entregaba información que
consideraba relevante sobre las actividades y personal de la Escuela, pero que
desconocía el uso que se daría a la misma. En ese sentido, sostuvo que solo supo que
se realizaría una acción militar en la Escuela en la víspera del hecho, cuando fue
llamada a un campamento de las FARC-EP para corroborar información, y que
conoció de la acción realizada luego de su ocurrencia y a través de los medios de
comunicación.165 En relación con el señor Gallo Cubillos, éste aseguró que el trabajo
compartimentado de las estructuras de las FARC-EP partía de unas instrucciones
generales a nivel de secretariado, pero que los detalles de cada operación quedaban
en manos de los responsables de la misma.166

160
Los registros de estudiantes dan cuenta de que el CIDENAL 2005, en el que la compareciente participó, contaba
con 56 estudiantes, de los cuales sólo cinco eran miembros de la Fuerza Pública, y los 51 restantes civiles.
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra a solicitud de información formulada mediante resolución SAI-AOI-
LRG-128-2019. Esta comunicación fue recibida el 11 de octubre de 2019, con radicado Orfeo nro. 20191510501662,
fl. 16.
161
El despacho sustanciador buscó establecer el número de personas civiles que laboraban en la Escuela Superior
de Guerra para el año 2005, en el que la compareciente estudió en la institución. Sin embargo, en la respuesta dada
por la Escuela a esa solicitud sólo se informó el número global de funcionarios para 2005 (112 personas), sin
discriminar cuántos civiles y cuántos militares. Ibid, fl. 4.
162
Diligencia de entrevista realizada por el despacho sustanciador al señor Julián Gallo Cubillos, el 5 de agosto de
2019.
163
Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de
2015, Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 4, fl. 277.
164
La UIA también realizó entrevistas a Jaime Alberto Parra (14 de enero de 2019) y Pablo Catatumbo Torres
Victoria (22 de enero de 2019), en cumplimiento de lo dispuesto por el despacho sustanciador en resolución SAI-
AOI-LRG-112-2018, a fin de ampliar información sobre el caso. Estas dos personas fueron llamadas a entrevista en
razón a que sus nombres o sus alias aparecían referidos en el expediente surtido ante la justicia ordinaria.
165
Diligencia de interrogatorio a la señora Marilú Ramírez Baquero, realizado por el despacho sustanciador el 7 de
octubre de 2019, Parte 2.

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166. En esta línea, la señora RAMÍREZ BAQUERO, al ser interrogada por el


despacho sustanciador sobre si hubo consideraciones orientadas a saber sobre la
presencia de personas civiles en las instalaciones de la Escuela cuando fue llamada
por las FARC-EP, relató que le dibujó al “comandante Cristóbal” el plano de la
Escuela, le señaló el edificio administrativo y el edificio del curso de militares,
indicándole que en el parqueadero contiguo solo podían parquear los estudiantes de
ese curso. Afirmó que “Cristóbal” le preguntó sobre la Universidad Militar, y ella le
aclaró que si bien no había una barrera que los dividiera, el edificio de la Universidad
sí estaba separado de la Escuela. 167 Sin embargo, señala que no tuvo consideraciones
adicionales sobre la presencia de civiles, pues no sabía cuál sería la acción que se
desarrollaría allí.168

167. Al respecto, el Ministerio Público le preguntó a la señora RAMÍREZ


BAQUERO en la diligencia del 7 de octubre de 2019 si estaba de acuerdo con la
impresión que dejaba su relato en el sentido de que “pareciera que la presencia de
civiles en el lugar se venía como algo poco relevante para el objetivo militar
propuesto,”169 frente a lo que la compareciente manifestó su desacuerdo. Sobre este
punto, señaló que si bien ella no participó de la planeación ni tuvo detalles de la
misma, considera que la ubicación del vehículo se dirigió específicamente al aula en
donde estaban los militares, afirmando que “en el primer piso estaban tenientes, en el
segundo mayores, en el tercero coroneles, y en el cuarto había una sala de crisis”170 y que, si la
intención hubiese sido afectar a civiles, la explosión se habría desarrollado cuando
había mayor presencia de ellos en la Escuela.171

168. En relación con la misma cuestión, en entrevista realizada al señor Julián Gallo
Cubillos, quien fue responsable de la Red Urbana Antonio Nariño de las FARC-EP 172
y estuvo referido en su otrora alias de “Carlos Antonio Lozada” dentro de la
actuación penal seguida en contra de la compareciente, éste manifestó al despacho
sustanciador que, si bien había una compartimentación del trabajo entre las
estructuras, y cada una tenía autonomía para definir los detalles de planeación del
ataque, la organización daba la instrucción en estos casos de buscar “la mayor
afectación con la disponibilidad de medios, de recursos, y que efectivamente no vaya a producir

166
Diligencia de entrevista realizada por el despacho sustanciador al señor Julián Gallo Cubillos, el 5 de agosto de
2019.
167
Ibid, min. 26-28.
168
Ibid, min. 29-30.
169
Ibid, min. 52-51.
170
Ibid, min. 13-14.
171
Ibid, min. 6-7.
172
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, Cuaderno de pruebas, Prueba 16, fl. 8, consistente en Orden
de batalla del Frente Urbano Antonio Nariño de las FARC.

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efectos sobre la población civil alrededor o construcciones civiles, lo que efectivamente no


sucedió, digamos, en desarrollo de esa acción.”173

169. Pese a la información obrante en el expediente y a la que fue ampliada en el


trámite, la Sala encontró como mayor dificultad para realizar este análisis el hecho de
no tener acceso a las personas que participaron directamente de la planeación del
hecho. En este punto, la Sala debe advertir que su análisis en ningún momento buscó
revisar o discutir el grado de participación o el título de imputación por los que fue
juzgada la compareciente ante la justicia ordinaria, sino indagar por la planeación y
ejecución del hecho como tal. En ello, la Sala dio por sentado que la justicia ordinaria
estableció la responsabilidad de la señora RAMÍREZ BAQUERO en el suministro de
información de inteligencia sobre la Escuela Superior de Guerra a las FARC-EP, que
permitió la realización del ataque, pero no se estableció que ella tuviese los detalles
de la planeación.

170. En el mismo sentido, y dado que el señor Julián Gallo Cubillos no fue
vinculado a la actuación penal del proceso ordinario por estos hechos, sino solo
referenciado en el expediente, la Sala lo convocó a entrevista, y él manifestó conocer
únicamente elementos generales en lógica de la estrategia militar de las FARC-EP,
pero que la planeación específica de cada hecho correspondía a la unidad que asumía
su realización. Con esto, la Sala encuentra, de acuerdo con lo afirmado por la
compareciente, que la persona responsable de esa planeación fue el señor identificado
con el alias de “Cristóbal”,174 quien, se indicó, murió en el año 2007, y, por tanto, no
resultó posible acceder a dicha información.

171. En consecuencia, para examinar la observancia del principio de precaución en


el caso concreto, la Sala analizará con las demás pruebas obrantes en el expediente si
las FARC-EP adoptaron o no medidas previas de precaución “para evitar, o reducir en
todo caso a un mínimo, el número de muertos y heridos entre la población civil, así como los
daños a bienes de carácter civil, que pudieran causar incidentalmente,” como lo exige la
Norma 14 de DIH consuetudinario.175

173
Entrevista realizada por el despacho sustanciador, como ampliación de información dentro del trámite de
amnistía, 5 de agosto de 2019.
174
Este alias está incluido efectivamente entre los miembros del Estado Mayor del Frente Urbano Antonio Nariño,
de acuerdo con Orden de batalla de esa estructura contenida en el expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-
00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 16, fl. 8
175
Sobre el uso de prueba indiciaria para verificar la observancia del principio de precaución cuando no es posible
acceder de forma directa al personal que planeó la acción militar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
en el Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia, recurrió igualmente a las demás pruebas obrantes en el
expediente para determinar que, en ese caso, no se había observado el principio. Ver, CrIDH, Caso Masacre de
Santo Domingo vs. Colombia, Sentencia del 30 de noviembre de 2012, párrs. 216-229.

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172. Al efecto, en relación con los elementos probatorios referidos a la planeación


del hecho, la Sala encuentra los siguientes. Primero, más allá de que la compareciente
conociera o no los detalles de la acción realizada el 19 de octubre de 2006, su
vinculación a la Escuela Superior de Guerra durante el año 2005 constituyó en sí
mismo un acto de planeación del hecho y la información suministrada por ella
respondió a ese propósito.

173. Segundo, la prueba aportada por la Fiscalía durante el proceso penal, y


consistente en informe de policía judicial TOP. No. 71 652, contiene imágenes aéreas
de la Escuela Superior de Guerra y alrededores, 176 las cuales son comparadas con
bocetos encontrados en la agenda de la señora RAMÍREZ BAQUERO, dando cuenta
de que varios de ellos se corresponden con la planta general de la Escuela. 177 Tercero,
en el Orden de batalla178 relacionado con el Frente Urbano Antonio Nariño de las
FARC-EP, la señora RAMÍREZ BAQUERO, aparece en su estructura como encargada
de inteligencia y comunicaciones, y se refiere que ella entregaba al cabecilla del frente
información de “inteligencia y demás documentos de fachada para adelantar las
acciones terroristas.”179

174. Lo anterior, sumado a lo afirmado por la compareciente en el interrogatorio


realizado por el despacho sustanciador el 7 de octubre de 2019, en el sentido de que
ella le dibujó a “Cristóbal” un plano de la Escuela Superior de Guerra, y le indicó la
ubicación del edificio de aulas en donde estudiaban los militares, el parqueadero
destinado a ellos, y la ubicación contigua de la Universidad Militar Nueva Granada,
llevan a la Sala a concluir que, en efecto, hubo actos de planeación que advirtieron la
posible ubicación del carro bomba dentro de las instalaciones de la Escuela y su
direccionamiento al objetivo buscado.

175. De otro lado, la Sala encuentra las siguientes pruebas sobre el desarrollo de la
acción que son relevantes para el análisis de precaución. El Informe fotográfico de
campo elaborado por el entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS),

176
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 19, Informe de policía
judicial TOP. No. 71 652, fls. 2-5.
177
Ibid, fls. 6-9.
178
De conformidad con el Glosario de atención al ciudadano de la Fuerza Aérea de Colombia, el Orden de batalla
se define como: “la identificación de las fuerzas enemigas, su organización y sus características. Los
requerimientos de orden de batalla buscan información relacionada con los siguientes aspectos, que son
complementarios entre sí, para formar un cuadro completo de la situación del enemigo, de sus capacidades y
vulnerabilidades. El orden de batalla es la base de las plantillas doctrinales del enemigo en el PICC; Dispositivo,
Composición, Fuerza, Entrenamiento, Procedimientos tácticos, Logística, Eficiencia de combate, Datos misceláneos
(personalidades, historial de unidades, uniformes e insignias, claves y códigos). Es la identificación, fuerza,
estructura de Comando y la disposición del personal, unidades y equipo de una Fuerza Militar.” Disponible en:
https://www.fac.mil.co/orden-de-batalla (consultado por última vez el 12 de febrero de 2020).
179
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 16, fl. 4.

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e incorporado al expediente penal como prueba No. 4, muestra la ubicación del carro
bomba en el parqueadero situado entre el edificio de aulas y una zona verde enfrente
de él.180 Igual información obra en la prueba No. 1. 181 La prueba No. 22, consistente en
recorte de prensa aportado por la Fiscalía al proceso penal, refiere que el carro bomba
se ubicó frente al edificio de aulas de la Escuela Superior y que en la zona verde de
enfrente se tenía previsto el desarrollo de un ejercicio de “Juegos de Guerra” con
estudiantes de la Escuela.182 La prueba No. 7, consistente en bosquejo topográfico del
sitio de los hechos, muestra cómo la onda explosiva se originó en el parqueadero en
donde se ubicó el vehículo, y alcanzó principalmente el edificio de aulas de la Escuela
Superior de Guerra, la zona verde contigua al parqueadero, y en menor proporción
una parte del edificio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Militar Nueva
Granada.183 Finalmente, la prueba No. 1 da cuenta de que la explosión tuvo lugar a las
8:30 am.,184 hora en la que se desarrollaba una sesión del Curso de Estado Mayor, en
el que participaban para 2006 135 oficiales del Ejército, 45 de la Armada Nacional, 34
de la Fuerza Aérea y 4 oficiales extranjeros.185

176. Con estos elementos, la Sala considera que es posible inferir, por los bosquejos
e información entregada por la compareciente a quien organizó el ataque, por la
ubicación del vehículo y su direccionamiento al edificio de aulas de la Escuela
Superior de Guerra, por el día y hora en que se realizó la operación cuando se
desarrollaba el Curso de Estado Mayor dirigido exclusivamente a militares, y por el
alcance de la onda explosiva, que las FARC-EP adoptaron medidas de precaución
para contener los efectos del ataque dentro objetivo militar propuesto, y generar las
menores afectaciones posibles a personas y bienes civiles, particularmente en relación
con la Universidad Militar Nueva Granada, ubicada de forma contigua a la Escuela.

p. Análisis sobre el principio de proporcionalidad

177. El principio de proporcionalidad está recogido en la Norma 14 de DIH


consuetudinario en los siguientes términos: “Queda prohibido lanzar un ataque cuando
sea de prever que cause incidentalmente muertos y heridos entre la población civil, daños a

180
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 4, fls. 2, 10, 54. Aquí, es
importante aclarar que, si bien algunos de los pies de página de las fotografías contenidas en esta prueba indican
que el edificio de aulas es de la Universidad Militar Nueva Granada, los informes contenidos en la prueba No. 1
(fl. 7) y No. 12 (fl. 1), entre otros, precisan que se trata del edificio de aulas de la Escuela Superior de Guerra.
181
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 1 fl. 7.
182
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 22, Portada del diario El
Tiempo, del 20 de octubre de 2006.
183
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 7, Bosquejo topográfico
elaborado por el DAS.
184
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba No. 1 fl. 3.
185
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra a solicitud de información formulada mediante resolución SAI-
AOI-LRG-128-2019, 11 de octubre de 2019, fls. 122, 132-136.

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bienes de carácter civil o ambas cosas, que sean excesivos en relación con la ventaja militar
concreta y directa prevista.” Esta norma es aplicable tanto a conflictos armados
internacionales como no internacionales. Al respecto, el CICR anota que, si bien el
Protocolo Adicional II a los Convenios de Ginebra no contiene una referencia
explícita al principio de proporcionalidad en el ataque, éste ha sido entendido como
inherente al principio de humanidad invocado en el preámbulo de dicho protocolo. 186
Sin embargo, sí existe una referencia convencional expresa al principio de
proporcionalidad aplicable a los CANI en el Protocolo II enmendado de la
Convención sobre Ciertas Armas Convencionales.187

178. La prohibición contenida en este principio consiste, conforme a la norma


consuetudinaria citada, en dirigir un ataque cuando sea previsibile que éste pueda
causar incidentalmente la muerte o heridas a la población civil, o daños a bienes
civiles, que sean desproporcionados en relación con la ventaja militar concreta y
directa prevista. Esto es, no existe una prohibición como tal de dirigir ataques en los
que sea previsible un daño incidental o colateral sobre la población o bienes civiles,
sino solo cuando ese daño incidental o colateral resulte excesivo en comparación con
la ventaja militar.

179. En relación con la ventaja militar a que hace referencia la Norma 14, el amicus
Duttwiler advierte que el estándar para valorarla es más estricto que el requerido
para analizar la ventaja militar en la determinación de un objetivo militar. 188 En efecto,
mientras que para valorar si un bien es un objetivo militar se exige que la ventaja
militar sea definida, para analizar el principio de proporcionalidad se requiere que
esa ventaja militar sea, además, concreta y directa. A este respecto, al amicus expone las
acepciones que se han dado a cada uno de estos adjetivos en la doctrina
especializada. Por concreta, se entiende que la ventaja militar debe ser “específica”,
“real”, “perceptible a los sentidos”, “probable”. 189 Por directa, se entiende la relación
causal entre el ataque y la ventaja militar, en el sentido de que esa ventaja pueda
lograrse sin la intervención de otras causas, incluso si se trata de un resultado a largo
plazo.190

180. Bajo este entendido, para la Sala es claro que con un ataque de las
características y en las condiciones del realizado en la Escuela Superior de Guerra el
19 de octubre de 2006, en donde laboraba y estudiaba personal civil, en

186
Comité Internacional de la Cruz Roja, El derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I: Normas, p. 55.
187
Protocolo II sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos, según
fue enmendado el 3 de mayo de 1996, art. 3.8.
188
Opinión del amicus curiae Michel Duttwiler, p. 12.
189
Ibid, p. 13.
190
Ibid, p. 14.

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inmediaciones a la Universidad Militar Nueva Granada, como institución civil, 191 y en


una zona poblada de la ciudad de Bogotá, era completamente previsible que se
podían generar daños incidentales a personas y bienes civiles, como efectivamente
ocurrió.192 Por tanto, en este punto la Sala analizará si la ventaja militar perseguida
con el ataque fue concreta y directa, y a partir de allí evaluará si los daños colaterales
causados resultaron excesivos en relación con esa ventaja.

181. La sentencia condenatoria proferida el 18 de diciembre de 2015 por parte del


Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá afirmó que “el único fin
de la actividad delincuencial ejercida por la procesada y miembros de las FARC-EP,
era el de asestar un fuerte golpe a las Fuerzas Militares, sin pensar en los efectos
colaterales de su actuar”193 (negrilla fuera del texto original). En este sentido, al
realizar la adecuación típica del delito de terrorismo, el juzgado señaló:

[…] el núcleo de la prohibición se concentra en generar pánico y zozobra, con la


materialización de actos ilegales, que pusieron en peligro, en el caso en concreto, la vida,
la integridad física y la infraestructura de las instituciones adscritas a las fuerzas
militares.

El atentado contra la Escuela Superior de Guerra, fue llevado a cabo sin importar las
consecuencias, generó zozobra a las personas que para el momento de la explosión, estaban
presentes en dichas instalaciones. Adicionalmente, el acto terrorista sembró temor en la
comunidad, como quiera que las Fuerzas Armadas resultaron vulnerables ante la
agresividad del grupo armado al margen de la ley, minando la tranquilidad y la paz.

De lo extractado en el Juicio oral, el acto terrorista llevado a cabo por los insurgentes de las
FARC-EP en contra de la Escuela Superior de Guerra, tenía como propósito alterar la
vida cotidiana de los miembros de las fuerzas militares que transitaban
normalmente por la institución.194 (negrilla fuera del texto original).

182. En las actuaciones de ampliación de información surtidas por el despacho


sustanciador, la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO sostuvo que “el objetivo era
demostrar la vulnerabilidad del contrario, y no hubo pérdidas humanas, sino más que físicas,
y se logró permear la seguridad que, considero yo, era el objetivo de esta acción militar.” 195 En

191
Para la fecha de los hechos, la Universidad Militar Nueva Granada era una institución de educación superior
pública, de naturaleza civil. Ley 805 de 2003, artículo 1.
192
Sobre este punto, es importante referir que la justicia de lo contencioso administrativo ha definido que
instituciones de formación de carácter civil, y bienes civiles, en general, no deben estar cerca de objetivos militares.
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, radicado nro. 07001-23-31-000-2001-01345-02(28711),
sentencia del 27 de septiembre de 2013; Sección Tercera, Subsección B, radicado nro. 07001-23-31-000-2001-01479-
01(27954), sentencia del 30 de octubre de 2013.
193
Sentencia de primera instancia, Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 18 de diciembre de
2015, Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 5, fl. 57-58.
194
Ibid, fl. 59.
195
Diligencia de interrogatorio realizado por el despacho sustanciador a la señora MARILÚ RAMÍREZ
BAQUERO, el 7 de octubre de 2019, con fundamento en lo dispuesto en la resolución SAI-AOI-LRG-128-2019,
parte 2, min. 4.

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la misma línea, el señor Julián Gallo Cubillos manifestó que “el objetivo era
precisamente golpear al alto mando, porque se buscaba precisamente afectar a quienes venían
asumiendo la responsabilidad de conducción de la guerra” y que era claro que “quienes
estaban allí de una u otra manera estaban vinculados en la conducción y en la planeación de
operaciones de contrainsurgencia.”196

183. Al respecto, el amicus Duttwiler, al analizar el tema, señaló como posible


ventaja militar esperable con el ataque, la afectación derivada de la interrupción
temporal de las actividades de la Escuela y el impacto psicológico producido al
asestar un golpe humillante al adversario. Sin embargo, advierte que esa ventaja es
modesta y difícilmente cuantificable, por lo que, a su juicio, no resulta claro que
pueda hablarse de una ventaja militar concreta y directa en este caso. 197 Por su parte,
la amicus Quintana señala que si bien no se identifica una ventaja militar en términos
de que las FARC-EP hayan ganado terreno con el ataque aniquilando o debilitando al
adversario, eso no era necesariamente previsible antes de realizar la acción.

184. Sobre estos elementos, la Sala debe advertir que, en los términos de la Norma
14 de DIH consuetudinario, la ventaja militar concreta y directa debe ser la prevista al
momento de planear el ataque. Así, como lo anota la amicus Quintana,
independientemente de si se logró o no un resultado efectivo de aniquilar o debilitar
al adversario, lo que importa es que eso hubiese sido previsible antes de realizar la
acción. Es decir, lo relevante es que, de forma previa al ataque, se hubiese podido
anticipar una ventaja militar concreta y directa, más allá del resultado efectivamente
logrado.

185. Al respecto, como se anotó en el análisis del principio de distinción, entre la


información aportada por la Escuela Superior de Guerra por solicitud del despacho
sustanciador se encontró que el día y hora de los hechos se desarrollaba una sesión
del Curso de Estado Mayor, en el que, para el año 2006, participaban 135 oficiales del
Ejército, 45 de la Armada Nacional, 34 de la Fuerza Aérea y 4 oficiales extranjeros. 198
Así mismo, como se refirió antes, de la información encontrada en los computadores
incautados a las FARC-EP en el departamento del Meta en 2007, se advierte que de
manera previa al ataque realizado el 19 de octubre de 2006 se registraron
comunicaciones al interior de ese grupo armado señalando que habían “condiciones
para poner carro bomba a la Escuela Superior de Guerra, objetivo curso de coroneles para

196
Entrevista realizada por el despacho sustanciador, como ampliación de información dentro del trámite de
amnistía, el 5 de agosto de 2019.
197
Opinión del amicus curiae Michael Duttwiler, p. 15-16.
198
Respuesta de la Escuela Superior de Guerra a solicitud de información formulada mediante resolución SAI-
AOI-LRG-128-2019, 11 de octubre de 2019, fls. 122, 132-136.

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ascender a generales.”199 Esta información, sumada al hecho de que ese mismo curso de
Estado Mayor se había realizado en las mismas fechas durante el año 2005, cuando la
compareciente desarrollaba el curso CIDENAL, y que en esa versión se registró una
participación similar de altos oficiales militares, 200 le permiten concluir a la Sala que
los militares que desarrollaban ese curso fueron el objetivo principal previsto por las
FARC-EP con esta operación, pues la compareciente brindó información que permitía
anticipar que ese mismo curso, con una participación similar de oficiales militares, se
desarrollaría para la fecha de los hechos en cuestión.

186. En esta línea, el Informe No. 53 del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de
la Fiscalía, que fue introducido como prueba dentro de la actuación penal surtida bajo
el radicado 1001-60-00-097-2007-00066, señaló lo siguiente:

El carro bomba iba dirigido a la Escuela Superior de Guerra, pues es de anotar que iniciaba un
curso sobre Derecho Internacional Humanitario y se encontraban altos mandos militares
dentro de la escuela y llegaba el Ministro de Defensa el Doctor Juan Manuel Santos, así
mismo se estaba realizando una reunión de inteligencia de alto nivel, lo que permite deducir
que el carro bomba tenía una finalidad específica y era golpear la cúpula Militar.

El vehículo carro bomba fue ubicado al lado del vehículo del Mayor general MARIO
MONTOYA NARANJO, quien minutos antes había llegado a las instalaciones (negrilla
fuera del texto original) 201

187. Con todos los elementos expuestos, y en armonía con el estudio surtido al
analizar la Escuela Superior de Guerra como objetivo militar, la Sala encuentra que la
ventaja militar perseguida por las FARC-EP con esta acción se puede identificar a dos
niveles. El primero, consistente en el objetivo previsto de atentar contra los oficiales
militares que se encontraban en el Curso de Estado Mayor. El segundo, consistente en
demostrar vulnerabilidad en la inteligencia y seguridad del Estado, al golpear la
máxima institución de formación militar del país, afectando con ello la estabilidad
institucional garante del régimen legal y constitucional.

188. Sobre lo primero, los elementos obrantes en el expediente penal ordinario y las
pruebas practicadas durante el trámite ante la SAI dan cuenta de que había un grupo
significativo de altos oficiales militares (al menos los 218 que estaban registrados en el
Curso de Estado Mayor) en las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra, y que
esa información fue considerada de forma anticipada por las FARC-EP para definir el
objeto del ataque. En ese sentido, dado el número y nivel de los militares en cuestión,

199
Expediente con radicado nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 74, fl. 49.
200
Ibid, fl. 137. En 2005, participaron en ese curso 136 oficiales del Ejército, 47 de la Armada, 32 de la Fuerza Aérea
y 1 extranjero.
201
Expediente 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 12, fl. 7.

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planear y ejecutar un ataque orientado a ese objetivo concreto, independientemente


del resultado efectivamente logrado, constituye, para la Sala, una ventaja militar
concreta, directa, y de alto valor. Nótese, en este punto, que el citado Informe No. 53
del CTI de la Fiscalía, introducido como prueba por el ente acusador dentro del
proceso penal, concluyó no solo que el carro bomba estaba dirigido contra la Escuela
Superior de Guerra, sino que su objetivo era golpear la cúpula militar, registrando
incluso la ubicación del vehículo al lado del vehículo del General Mario Montoya,
entonces Comandante General del Ejército Nacional, quien se encontraba en el lugar.
En este punto, es importante aclarar, sin embargo, que no se observó en el expediente
que las FARC-EP supieran de forma anticipada de la presencia del General Montoya
en el lugar,202 con lo que este elemento específico no fue necesariamente parte de la
ventaja táctica prevista con el ataque, como sí lo fue la presencia de los oficiales que
realizaban el curso en mención.

189. Sobre lo segundo, como se evaluó en el análisis del principio de distinción, en


el contexto en el que ocurrieron los hechos, cuando bajo la entonces Política de
Seguridad Democrática se intensificaban esfuerzos para el fortalecimiento de las
capacidades tácticas, de inteligencia y contrainteligencia de las Fuerzas Armadas, era
claro que vulnerar la inteligencia del Estado, infiltrando una colaboradora de la
guerrilla en la máxima institución de formación militar, que pudo desarrollar de
forma completa un curso de alto prestigio en esa institución, y que gracias a ello
accedió y suministró información estratégica que permitió ingresar y hacer explotar
un carro bomba en sus instalaciones, aparejó en sí mismo una ventaja militar.

190. En relación con este punto, la Fiscalía introdujo como medio de prueba en el
proceso penal seguido contra la compareciente, un informe de prensa del día
siguiente a los hechos, que recogió el foco del ataque de la siguiente manera:

Un carro bomba estalló en la Escuela donde se forman los Generales del país. Golpe al
corazón del Ejército.

[…] Una camioneta Ford Explorer de color azul, modelo 1998 y cargada con 60 kilos del
poderoso explosivo R-1, explotó ayer en un parqueadero ubicado entre un edificio de la
Universidad Militar Nueva Granada y la Escuela Superior de Guerra, y a cien metros de
la sede de la inteligencia y contrainteligencia militar. Muy cerca están también la
Brigada 13, la V División, la Escuela de Infantería y la Escuela de Operaciones
Sicológicas, entre otras dependencias militares.203 (negrilla fuera del texto original)

202
En este punto, en la entrevista realizada por el despacho sustanciador al señor Julián Gallo Cubillos, se le
preguntó por esta información, a lo que respondió que no sabían de forma previa de la presencia del General
Montoya.
203
Expediente 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno de pruebas, prueba 22, fl. 2, consistente en un recorte de
prensa del diario El Tiempo, del 20 de octubre de 2006.

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191. Como se deriva de esta información, el ataque tuvo un impacto mediático y


moral claro en el adversario, pues en la Escuela Superior de Guerra no solo se
formaban los altos oficiales del Estado, sino a que su alrededor se encontraban
también otras dependencias militares de alto valor, incluyendo, especialmente, la
sede de inteligencia y contrainteligencia militar. Al respecto, en la misma prueba en
mención, se cita la opinión del entonces Vicepresidente de la República, Francisco
Santos Calderón, quien en relación con los hechos señaló: “Es sorprendente que la
seguridad de una unidad militar, donde están estudiando todos los que hacen curso de
generales y de coroneles, esté descuidada. Es un error de seguridad imperdonable.”204
(negrilla fuera del texto original).

192. Esta información, leída en la lógica de asimetría que caracteriza un CANI entre
el Estado y una guerrilla, en la que el grupo armado no estatal tiene capacidades
operativas y de inteligencia muy inferiores a las de las Fuerzas Armadas del Estado,
da cuenta del valor estratégico que para las FARC-EP representó este ataque. En un
momento en el que esa guerrilla era objeto de una intensa ofensiva por parte del
Estado, y en el que se realizaban grandes esfuerzos en materia de seguridad y defensa
nacionales y se predicaba el fortalecimiento de la inteligencia y contrainteligencia
estatales, conducir un operativo de este nivel, transgrediendo la seguridad y la
inteligencia del Estado, y en un lugar y momento en el que altos oficiales hacían
presencia allí, ofrecía una ventaja militar concreta y directa para la entonces guerrilla
de las FARC-EP.

193. Así, la Sala considera que la ventaja militar fue concreta por, al menos, dos
razones. En primer lugar, porque de acuerdo con la información referida en los
párrafos anteriores, la acción puso en riesgo al menos a 218 oficiales militares que en
ese momento desarrollaban el Curso de Estado Mayor en las instalaciones de la
Escuela Superior de Guerra, contra quienes se planeó el ataque. En segundo lugar,
porque la acción militar realizada puso en entredicho la inteligencia y
contrainteligencia del Estado, golpeó la confianza del adversario, y con ello dio
cuenta de la capacidad de la guerrilla para desestabilizar las instituciones y poner en
riesgo el régimen legal y constitucional, que eran, en últimas, el fundamento de su
causa rebelde. En todo esto, la Sala advierte una ventaja militar específica, real y
perceptible, que son los elementos con los que se definió previamente que una ventaja
militar fuera concreta. Asimismo, en relación con el requisito de que la ventaja militar
sea directa, entendiendo por tal que sea posible producir el efecto buscado con el
ataque sin necesidad de que medien otros elementos causales, la Sala considera que la

204
Ibid.

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acción realizada el 19 de octubre de 2006 tuvo la capacidad de producir por sí misma


los efectos mencionados en este párrafo.

194. En este punto, corresponde ahora a la Sala evaluar si los daños causados a
personas civiles con el atentado en cuestión resultaron excesivos en relación con esa
ventaja militar concreta y directa.

195. Para ello, debe anotarse, en primer lugar, que bajo el radicado nro. 11001-60-
00-097-2007-00066 se tramitaron, además del delito de terrorismo, las lesiones
causadas a los señores Armando Pintor Penagos y Hernán Rodríguez Ríos, las de este
último calificadas como tentativa de homicidio. Según el expediente, para la fecha de
los hechos, el señor Pintor Penagos era Mayor del Ejército y el señor Rodríguez Ríos
sargento viceprimero de la misma institución, 205 y ambos se encontraban en el
parqueadero de la Escuela Superior de Guerra cuando ocurrió la explosión. Como
resultado, ambos militares sufrieron deformidades físicas y perturbaciones
funcionales permanentes y transitorias.206 Sin embargo, sin desconocer el daño sufrido
por ellos, en ambos casos la Sala pone de relieve que se trató de personal militar, que,
como tal, hacía parte del objetivo al que se dirigió el ataque, y que de lo descrito no se
advierte que sus lesiones entren dentro de la categoría de daños o sufrimientos
superfluos o innecesarios, en los términos presentados en acápites anteriores. Por
tanto, en relación con las lesiones sufridas por los militares Pintor Penagos y
Rodríguez Ríos, la Sala no encuentra infracción a principios del DIH, amén que
respecto de ellos no aplica el análisis de proporcionalidad que se examina en este
acápite.

196. Por su parte, en el expediente nro. 11001-60-00-000-2010-00084 también se


incluyen en distintas piezas procesales nombres de afectados por los hechos, sin que
se identifique un listado consolidado ni una relación detallada de las lesiones sufridas
por cada uno. En total, la Sala encontró los nombres de 30 personas referidas en ese
expediente adicionales a las dos incluidas en el expediente anterior, 207 cuyos nombres
se listan más adelante en el capítulo de víctimas identificadas, y de las cuales se
indica que 12 eran integrantes del Ejército, uno de la Armada y dos funcionarios
civiles del Ejército.208

205
Expediente penal nro. 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 1, fl. 117.
206
Informes técnicos médico legales de lesiones no fatales, citados en la sentencia de primera instancia dentro del
radicado 11001-60-00-097-2007-00066, cuaderno 4, fls. 297-298.
207
En la diligencia de interrogatorio realizada el 7 de octubre de 2019, el representante de víctimas Joan Sebastián
Moreno refirió la existencia de otras víctimas de los hechos que no estaban vinculadas a esta actuación. Al efecto,
el despacho sustanciador le solicitó brindar la información que tuviera al respecto, para lo cual allegó memorial
del 8 de octubre siguiente, en el cual incluyó los nombres de siete víctimas que ya estaban incluidas en el
expediente enviado por la justicia ordinaria y reconocidas como tal en la actuación surtida ante la Sala.

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197. En relación con las otras 16 personas, no se refiere en el expediente su calidad


de civiles o de miembros de la Fuerza Pública. Al efecto, mediante resoluciones SAI-
AOI-LRG-128-2019 y SAI-AOI-T-LRG-244-2019, el despacho sustanciador requirió a
la Escuela Superior de Guerra y al Ministerio de Defensa informar si las personas
incluidas en ese listado eran o no miembros de la Fuerza Pública para la fecha de los
hechos. Ambas instituciones remitieron la solicitud a diferentes dependencias y
fuerzas, sin que, al cierre del trámite, se haya recibido respuesta sobre ese punto.
Posteriormente, el 31 de octubre de 2019, se recibió comunicación en la que el Jefe de
Relaciones Laborales de la Fuerza Aérea informó que ninguna de las personas
incluidas en el listado enviado por la SAI se encontraba en los registros de esa
institución.209

198. En escrito allegado por la Universidad Militar Nueva Granada el 2 de octubre


de 2019, se anexaron los certificados de las víctimas que para la fecha de los hechos
eran estudiantes de la Universidad. Son en total siete personas (todas incluidas en el
expediente penal y que hacen parte de las 21 víctimas indicadas en el párrafo
anterior), las cuales estaban adscritas al pregrado de Relaciones Internacionales y
Estudios Políticos.210 Respecto de tres de ellas, y una más que no está incluida en los
certificados estudiantiles,211 el documento aportado refiere que se encontraban en el
aula máxima de la Universidad al momento de los hechos, y experimentaron heridas
no fatales consistentes en cortaduras derivadas de la ruptura de vidrios del aula en
donde estaban.212

208
Las personas lesionadas de quienes se tiene información sobre su adscripción a la Fuerza Pública para la fecha
de los hechos, conforme al expediente 11001-60-00-000-2010-00084, cuaderno 1, fl. 117, son: Adrián Mendoza
Guzmán (soldado profesional, Ejército), Enrique Montero Maestre (soldado profesional, Ejército), Germán
Leonardo Ramos (Teniente Coronel, Ejército), Jorge Javier Muñoz Suárez (Capitán de Fragata, Armada), Pablo
Bedoya Taborda (Sargento vice primero, Ejército), Rafael Obando Landázuri (soldado profesional, Ejército),
William Rafael León Amoroso (Teniente Coronel, Ejército). Por su parte, los señores Benedicto Barajas Sanabria y
Mauricio Forero Rojas son referidos en el expediente como funcionarios civiles del Ejército Nacional (fl. 117).
Adicionalmente, en respuesta del Ministerio de Defensa Nacional – Ejército Nacional, recibida con el radicado
Orfeo nro. 20191510523342 se envió a la Sala un listado de personas lesionadas en los hechos que para la fecha de
su ocurrencia eran miembros del Ejército Nacional. Las personas incluidas en ese listado corresponden todas al
listado de personas lesionadas en los hechos que obra en el expediente enviado por la justicia ordinaria. Sin
embargo, incluye información sobre la calidad de miembros del Ejército de otras cinco personas más de quienes
no se tenía esa información en el expediente ordinario. Ellos son: Coronel Giovanni Lizarazo Parra, Sargento
Mayor Carlos Fernando Gaviria Manrique, Sargento Primero Fredy Ernesto Ortiz Cabrera, Sargento Viceprimero
Jesús María Villamizar, y el soldado regular Edwin Roberto Porras Campos.
209
Radicado Orfeo nro. 20191910946422.
210
En oficio con radicado Orfeo nro. 20191510480082, el Rector de la Universidad Militar Nueva Granada allegó
los certificados de las personas que resultaron lesionadas por los hechos objeto de este trámite y han sido
estudiantes de esa institución en algún momento. Al revisar todos los certificados aportados, se tiene que solo
siete de las personas referidas eran estudiantes de la Universidad para la fecha de los hechos, a saber: Laura
Gómez Cruz, Andrea Marcela Cristancho Palacios, Diana Marcela Becerra Barriga, Adriana Margarita Rincón
Baquero, Diana Pilar Nova Blanco, Alberto José Rosero Plazas, Nohora Constanza Barrera Sánchez.
211
Tatiana Marín no aparece en los certificados de estudiantes aportados por la Universidad, pero está referida en
el expediente como persona lesionada por los hechos, y el oficio de la Universidad describe que se encontraba en
el aula máxima de la institución al momento de los hechos.

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199. Aparte de lo referido, el expediente y la demás información arrimada al


trámite no dan cuenta de las lesiones sufridas por las otras personas afectadas por el
ataque.

200. En este punto, la Sala advierte cómo la Fiscalía calificó inicialmente los hechos
objeto de este radicado como lesiones personales agravadas, y solo se varió la
calificación a tentativa de homicidio para la formulación de acusación. 213 Al respecto,
la Sala infiere que las lesiones de mayor gravedad registradas por estos hechos fueron
las tramitadas bajo el radicado 11001-60-00-097-2007-00066, en relación con los
militares Armando Pintor Penagos y Hernán Rodríguez Ríos. En los demás casos, la
información obrante en la actuación da cuenta de lesiones consistentes
principalmente en cortaduras y alteraciones auditivas producto de la explosión, que,
como tal, no fueron calificadas inicialmente por la Fiscalía como lesiones capaces de
causar la muerte.

201. Con este escenario, la Sala debe valorar si la ventaja militar concreta y directa
perseguida con el ataque fue proporcional a las lesiones incidentales causadas a las
personas civiles que resultaron afectadas en los hechos, sobre la base de la
información con la que se cuenta en el trámite.

202. Como se anotó previamente, la prohibición de dirigir un ataque a un objetivo


militar en el que se puedan prever daños incidentales sobre personas o bienes civiles
solo aplica cuando esos daños resulten excesivos respecto de la ventaja militar
perseguida. En este sentido, el Tribunal Penal Internacional para la Antigua
Yugoslavia ilustró el principio de proporcionalidad en los siguientes términos:

La prohibición de dirigir ataques contra la población civil no excluye la posibilidad


de pérdidas civiles legítimas incidentales a un ataque dirigido a objetivos militares .
Sin embargo, tales bajas no pueden ser desproporcionadas a la ventaja militar concreta y
directa prevista antes del ataque.214 (negrilla fuera del texto original).

212
Oficio con radicado Orfeo nro. 20191510480082, fls. 3-4. El documento refiere las siguientes lesiones: Adriana
Margarita Rincón Baquero: “en el momento de la explosión del carro los vidrios de la sala de audio le cayeron
generándole laceraciones en la parte de la espalda y en las manos” (fl. 3); Alberto José Rosero Plazas: “luego de
romperse los vidrios del aula en la que se encontraba se le generaron cortaduras en los brazos.” (fl. 4); Diana
Marcela Becerra Barriga: “Reporte de lesiones no fatales 2007C - 01010412727. Mecanismo causal corto
contundente. Incapacidad médico legal definitiva 8 días sin Secuelas médico legales” (fl. 4); Tatiana Marín:
“recibió heridas en tejidos blandos, cortadas en las manos y en los pies.” (fl. 4).
213
Expediente nro. 11001-60-00-097-2007-00066, actuaciones segunda instancia, cuaderno 1, fl. 41.
214
ICTY, Martić  case, Judgement, 12 June 2007, parr. 69. Traducción propia. El texto original en inglés es el
siguiente: “The prohibition against targeting the civilian population does not exclude the possibility of legitimate civilian
casualties incidental to an attack aimed at military targets. However, such casualties must not be disproportionate to the
concrete and direct military advantage anticipated before the attack.”

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El derecho internacional consuetudinario reconoce que en la conducción de operaciones


militares durante conflictos armados debe distinguirse en todo tiempo entre personas que
participan activamente en las hostilidades y la población civil […] Sin embargo, el derecho
internacional consuetudinario reconoce que esto no implica que el daño colateral sea
ilegal per se.215 (negrilla fuera del texto original).

203. En esta lógica, es claro que el DIH contempla la posibilidad de que ocurran
válidamente pérdidas y daños sobre personas y bienes civiles, cuando éstos son
incidentales y proporcionales a la ventaja militar prevista con el ataque a un objetivo
concreto. Al analizar esta cuestión en el caso bajo examen, la Sala considera que, con
la información disponible en el expediente, no se registra que las lesiones ocasionadas
a las personas civiles afectadas por estos hechos hayan sido de tal magnitud que
resultaran desproporcionadas a la ventaja militar concreta y directa perseguida con el
ataque, conforme fue analizada en los párrafos anteriores. Los hechos no
comportaron pérdida de vidas, y no se registra en el expediente ninguna lesión o
daño de gravedad sobre personas ni bienes civiles.

204. Por tanto, la Sala considera que, desde el punto de vista del DIH, en las
circunstancias del caso y en el contexto en el que dio la acción, no se evidencia un
daño incidental excesivo o desproporcionado, de cara a la ventaja militar definida,
concreta y directa que se buscó con la acción realizada en contra de la Escuela
Superior de Guerra el 19 de octubre de 2006.

q. Sobre la recalificación de las conductas

205. Conforme se ha expuesto en esta decisión, el Acuerdo de Paz, el Acto


Legislativo 01 de 2017 y las demás normas legales que los desarrollan establecen la
facultad de la JEP para recalificar las conductas sometidas a su conocimiento acorde a
la lógica del SIVJRNR y al contexto del conflicto armado.

206. Sobre este punto, el Ministerio Público solicitó recalificar las conductas por las
que fue condenada la compareciente como actos de terrorismo y como uso de medios
y métodos de guerra ilícitos, conforme a los artículos 144 y 142 del Código Penal,
respectivamente. Al efecto, la Procuraduría señaló que la finalidad principal de los
actos de terrorismo, según la descripción típica del artículo 144 del Código Penal, es
aterrorizar a la población civil, y que el tipo penal refiere además una pluralidad de
acciones en ese sentido. Para ello, la Procuraduría sostiene que el atentado en
215
ICTY, Kordić and Čerkez case, Judgement in Appeal, 17 December 2004, parr. 52. Traducción propia. El texto
original en inglés es el siguiente: “International customary law recognises that in the conduct of military operations
during armed conflicts a distinction must be drawn at all times between persons actively taking part in the hostilities and
civilian population. … Nevertheless, international customary law recognises that this does not imply that collateral damage is
unlawful per se.”

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cuestión no debe leerse de forma aislada, sino en conjunto con otras acciones
desarrolladas por las FARC-EP, aportando como ejemplos, entre otros, los atentados
contra el Centro Comercial El Cid en Medellín y contra el Club El Nogal en Bogotá,
casos sobre los cuales la Sala no se va a pronunciar. Asimismo, señala que, si bien en
el caso concreto el objetivo militar era legítimo, la acción también tuvo como
propósito “amedrentar o atentar contra la población civil”, dada la ubicación de la
Escuela en una zona transitada por civiles. 216 Por su parte, en relación con el tipo
penal de uso de medios y métodos de guerra ilícitos, la Procuraduría sostuvo que el
empleo “de carros cargados de explosivos que se activaban de manera automática o
remota constituye uso de un arma trampa,” prohibida por tanto por el DIH.217

207. Al respecto, y conforme a lo expuesto en esta decisión, la Sala difiere de la


visión de la Procuraduría, y no encuentra procedente la recalificación propuesta por
ella. La Sala considera que no resultan equiparables atentados dirigidos
específicamente contra población civil, con la acción realizada el 19 de octubre de
2006 contra la Escuela Superior de Guerra. Como se ha visto en este caso, la Escuela
constituía un bien militar para el momento del ataque, susceptible de ser atacado
válidamente en términos del DIH, lo que no ocurre cuando se atacan objetivos civiles
que, ni por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización contribuían eficazmente a
la acción militar, ni cuya destrucción total o parcial ofrecía en las circunstancias del
caso una ventaja militar definida. Por tanto, se trata de dos escenarios completamente
distintos y los daños colaterales sobre personas y bienes civiles que resultaron del
ataque contra la Escuela Superior, como objetivo militar, no pueden equipararse a un
ataque intencional contra la población civil, ni como un ataque cuya finalidad
principal haya sido atemorizar a la población civil, como lo sugiere la Procuraduría.
En el mismo sentido, contrario a la opinión del Ministerio Público, y como se ha
expuesto en esta resolución, la Sala encuentra que el carro bomba utilizado en este
caso concreto no constituyó un arma trampa ni otro artefacto prohibido por el DIH.

208. En consecuencia, en uso de las facultades que el Acuerdo de Paz y las normas
constitucionales y legales que lo desarrollan le confieren a esta jurisdicción especial, y
por las razones expuestas a lo largo de esta resolución, la Sala no encuentra necesario
recalificar bajo otro tipo penal las conductas por las cuales fue procesada y condenada
la compareciente por los delitos de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones
personales agravadas. Al contrario, la Sala considera que dichas conductas deben ser
calificadas como una operación militar válida de la guerrilla de las FARC-EP en
contra de las Fuerzas Armadas, en el marco del conflicto armado en el que esa
guerrilla se enfrentó con el Estado colombiano, conducta derivada del actuar rebelde
216
Procuraduría General de la Nación, Concepto DC-PGN-JEP-LMVM-CDHC48, p. 23.
217
Ibid, p. 25.

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de ese grupo armado, conexa con el delito político, y conforme con las reglas y
principios del DIH.

IX. CONCLUSIÓN Y CONSECUENCIAS JURÍDICAS EN SEDE DE AMNISTÍA

209. Con fundamento en los elementos y argumentos expuestos, la Sala concluye


que, en el caso bajo examen: i) se observa la existencia de un objetivo militar válido al
que se dirigió específicamente el ataque; ii) el carro bomba utilizado, en las
condiciones del caso, no resultaba contrario al DIH; iii) se identifica una ventaja
militar concreta, directa y de alto valor, leída en el contexto en el que ocurrieron los
hechos; y, iv) la acción militar en cuestión fue compatible con los principios de
distinción, precaución y proporcionalidad exigidos por el DIH.

210. En consecuencia, la Sala considera que la acción realizada por la entonces


guerrilla de las FARC-EP el 19 de octubre de 2006 en la Escuela Superior de Guerra, y
por la cual fue procesada y condenada la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO por
las conductas de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones personales agravadas,
fue una acción militar desarrollada en el marco del actuar rebelde de ese grupo
armado en el CANI en el que se enfrentó con el Estado colombiano, fue conexa con el
delito político y fue ejecutada conforme al DIH. En este sentido, las conductas en
cuestión cumplen los criterios temporal, personal y material exigidos por la Ley 1820
de 2016 para conceder el beneficio de amnistía, y, de conformidad con lo analizado en
esta resolución, no constituyen un crimen de guerra a la luz del derecho
internacional, con lo que no existe prohibición alguna para conceder dicho beneficio
bajo las normas constitucionales y legales que regulan la materia.

a. Los efectos de la amnistía que aquí se concede

211. De conformidad con el artículo 41 de la Ley 1820 de 2016,

La amnistía extingue la acción y la sanción penal principal y las accesorias, la acción de


indemnización de perjuicios derivada de la conducta punible, y la responsabilidad derivada de
la acción de repetición cuando el amnistiado haya cumplido funciones públicas. Lo anterior,
sin perjuicio del deber del Estado de satisfacer el derecho de las víctimas a la reparación
integral en concordancia con la Ley 1448 de 2011. Todo ello sin perjuicio de las obligaciones
de reparación que sean impuestas en cumplimiento de lo establecido en el Sistema Integral de
Verdad, Justicia, Reparación y No repetición.

[…]

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PARÁGRAFO. Si por los hechos o conductas objeto de las amnistías o indultos previstos en
esta ley hubiera investigaciones disciplinarias o fiscales en curso o sanciones impuestas como
resultado de las mismas, las amnistías o indultos previstas en esta ley las cobijarán; el
funcionario competente deberá adoptar a la mayor brevedad la decisión que extinga tanto la
acción como la sanción.
212. En este sentido, con fundamento en la norma citada, la amnistía que en esta
resolución concede la Sala extingue las penas principales y accesorias y todos sus
efectos, incluyendo los antecedentes penales, disciplinarios y fiscales si los hubiere, en
contra de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO relacionados con los hechos
objeto de los procesos penales con radicados nro. 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-
60-00-000-2010-00084.

213. Sobre este punto, el inciso cuarto del artículo 25 de la Ley 1820 establece que
“Una vez proferida la resolución que otorgue la amnistía o el indulto, será remitida a la
autoridad judicial que esté conociendo de la causa penal, para que dé cumplimiento a lo
decidido por la Sala de Amnistía e Indulto y materialice los efectos de extinción de la acción
penal, de la responsabilidad penal y de la sanción penal según corresponda.” Así las cosas, la
Sala dispondrá que, por Secretaría Judicial, se oficie al Juzgado Tercero Penal del
Circuito Especializado de Bogotá para que materialice los efectos de la amnistía aquí
concedida a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO en relación con los dos
radicados penales sobre los que se concede dicho beneficio. Al efecto, se dispondrá
igualmente la devolución de los expedientes nro. 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-
60-00-000-2010-00084 una vez en firme esta decisión, habida cuenta de que ambos ya
se encuentran debidamente digitalizados en el sistema Orfeo de la JEP.

214. Finalmente, se dispondrá que, una vez en firme esta resolución, se oficie a la
Procuraduría General de la Nación, a la Contraloría General de la República y al
Ministerio de Defensa-Policía Nacional, para que modifiquen sus registros en caso de
que ellos se relacione algún antecedente o requerimiento judicial en contra de la
señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, relacionado con los hechos objeto de esta
decisión.

r. Régimen de condicionalidad

215.El Acto Legislativo 01 del 2017 establece que el SIVJRNR, del cual hace parte la
JEP, busca dar una respuesta integral a las víctimas, de manera que los distintos
mecanismos y medidas de verdad, justicia, reparación y no repetición “no pueden
entenderse de manera aislada. Estarán interconectados a través de relaciones de
condicionalidad y de incentivos para acceder y mantener cualquier tratamiento especial de

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justicia, siempre fundados en el reconocimiento de verdad y responsabilidades”218 Bajo ese


espíritu, el Acto Legislativo prevé que para acceder a los tratamientos especiales
previsto en el componente de justicia del SIVJRNR es necesario aportar verdad plena,
reparar a las víctimas y garantizar la no repetición.219

216. La Corte Constitucional, al revisar la constitucionalidad del Acto Legislativo 01


del 2017, señaló que como el SIVJRNR:

[…] tiene su centro de gravedad en buscar una respuesta integral a las víctimas, es
fundamental entender que los beneficios, derechos y garantías del sistema como un todo,
consagrados en el AL 01/17, no pueden entenderse de manera absoluta, sino que cada uno
de los tratamientos especiales, beneficios, renuncias, derechos y garantías está sujeta a la
verificación por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz de todas las obligaciones
derivadas del Acuerdo Final y en particular, del cumplimiento de las siguientes
condicionalidades (en adelante, el “Régimen de Condicionalidad”):

(i) Dejación de armas;


(ii) Obligación de contribuir activamente a garantizar el éxito del proceso de
reincorporación a la vida civil de forma integral;
(iii) Obligación de aportar verdad plena en los términos del inciso octavo del artículo
transitorio 5º del artículo 1º del A.L. 01 de 2017;
(iv) Garantizar la no repetición y abstenerse de cometer nuevos delitos, o delitos de
ejecución permanente, después del primero (1º) de diciembre de 2016, en particular,
conductas asociadas con cualquier eslabón de la cadena de producción de los cultivos de uso
ilícito y sus derivados;
(v) Contribuir a la reparación de las víctimas, y en particular a decir la verdad en relación
con los procedimientos y protocolos para inventariar todo tipo de bienes y activos; y
(vi) Entregar los menores de edad, en particular las obligaciones específicas establecidas en
el numeral 3.2.2.5 del Acuerdo Final” 220.

217. La Corte Constitucional añadió que: “el incumplimiento por parte de los
excombatientes a cualquiera de las condiciones del mencionado Sistema o a cualquiera de las
sanciones impuestas por la Jurisdicción Especial de Paz, tendrá como efecto, de conformidad
con el A.L. 1 de 2017, la pérdida de tratamientos especiales, beneficios, renuncias, derechos y
garantías, según el caso.”221 En la misma línea, y al revisar la constitucionalidad del
artículo 14 de la Ley 1820, la Corte, en sentencia C-007 de 2018, advirtió que el
régimen de condicionalidades, en virtud del principio de integralidad del SIVJRNR,
está orientado a garantizar que las personas beneficiarias de las amnistías, los
indultos y los tratamientos penales especiales participen “en los programas de
contribución a la reparación de las víctimas, y la comparecencia ante la Comisión de

218
Acto Legislativo No 01 del 4 de abril de 2017, artículo transitorio 1.
219
Ibid, artículo transitorio 5.
220
Corte Constitucional. Sentencia C-674 (Comunicado de prensa nro. 55 de 14 de noviembre de 2017).
221
Ibid.

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Esclarecimiento de la Verdad o ante la Unidad de Búsqueda de las Personas dadas


por Desaparecidas.”222

218. En el mismo fallo de constitucionalidad, la Corte declaró la exequibilidad


condicionada de los artículos 14 y 35 de la Ley 1820, con fundamento en los siguientes
parámetros:

(i) El compromiso de contribuir a la satisfacción de los derechos de las víctimas es una


condición de acceso y no exime a los beneficiarios de esta Ley del deber de cumplir con las
obligaciones contraídas con el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No
Repetición.

(ii) El cumplimiento de los deberes de contribución a la satisfacción de los derechos de las


víctimas se exigirá a los beneficiarios de esta Ley, por el término de vigencia de la Jurisdicción
Especial para la Paz, sin perjuicio de la condición especial de acceso a las sanciones propias del
Sistema prevista en el inciso segundo de los artículos 14 y 33 de la Ley 1820 de 2016.

(iii) Los incumplimientos al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición


deberán ser objeto de estudio y decisión por la Jurisdicción Especial para la Paz, conforme a las
reglas de procedimiento de que trata el inciso 1º del artículo transitorio 12 del artículo 1º del
Acto Legislativo 01 de 2017; lo que supone analizar, en cada caso, si existe justificación y la
gravedad del incumplimiento. Este análisis deberá regirse por el principio de proporcionalidad
y podrá dar lugar a la pérdida de beneficios previstos en esta Ley. 223

219. De lo anterior se puede concluir que los destinatarios de los beneficios


establecidos en la Ley 1820 de 2016, incluida la amnistía adquieren obligaciones y
compromisos para acceder y mantener las prerrogativas otorgadas. En el caso
concreto, el acceso y mantenimiento del beneficio de amnistía, otorgado a la señora
MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, está supeditada al siguiente régimen de
condicionalidad, que le impone la Sala de Amnistía o Indulto y que debe ser
cumplido por el término de vigencia de la JEP:

 Informar todo cambio de residencia a la Jurisdicción Especial para la


Paz.
 No salir del país sin previa autorización de la Jurisdicción Especial para
la Paz.
 Garantizar la dejación de armas y comprometerse a no reincidir en la
comisión de delitos dolosos.
 Participar en los programas de contribución a la reparación de las
víctimas.

222
Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-007 del primero de marzo de 2018, numeral 694.
223
Ibídem.

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 Comparecer ante la JEP cada vez que sea requerido su aporte en


trámites judiciales, incluido —pero no limitado—, a los que él adelante
en causa propia.
 Comparecer ante la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, ante la
Unidad de Búsqueda de las Personas dadas por Desaparecidas o ante la
JEP cuando sea requerido, aportando verdad plena.

220. A efectos de cumplir las condiciones específicas de este régimen de


condicionalidad, a través de la Secretaría Judicial de la SAI, se programará y
convocará a la señora RAMÍREZ BAQUERO a las diligencias correspondientes. En
ese sentido, la Sala dispondrá que se celebre audiencia de aporte de verdad plena, la
cual se realizará con la participación del Ministerio Público y de las víctimas y sus
apoderados que deseen hacer parte de ella, tal como se detalla a continuación.

s. Obligación de aporte a la verdad plena

221. En sentencia C-007 de 2018, la Corte Constitucional señaló que:

La Ley 1820 de 2016 es una pieza esencial en la implementación del Acuerdo Final, pues las
amnistías, indultos y tratamientos penales especiales representan uno de los principales
mecanismos para la reconciliación, a la finalización del conflicto armado. Y constituyen,
además, asuntos muy relevantes para las víctimas, por lo que deben armonizarse con
sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, de manera tal
que se conviertan en garantía de estabilidad de la paz.224 (negrilla fuera del texto
original)

222. Al respecto, el artículo 14 de la Ley 1820 de 2016 establece que la concesión de


la amnistía o indulto “no exime del deber de contribuir individual o colectivamente al
esclarecimiento de la verdad o del cumplimiento de las obligaciones de reparación que sean
impuestas por la Jurisdicción Especial para la Paz.” En la misma línea, el artículo 20 de la
Ley 1957 de 2019 dispone que, para acceder a un tratamiento especial del sistema de
justicia transicional, los comparecientes deben aportar verdad plena, reparar a las
víctimas y satisfacer las garantías de no repetición, y define el aporte de verdad plena
como “relatar, cuando se disponga de los elementos para ello, de manera exhaustiva y
detallada las conductas cometidas y las circunstancias de su comisión, así como las
informaciones necesarias y suficientes para atribuir responsabilidades, para así garantizar la
satisfacción de los derechos de las víctimas a la reparación y a la no repetición.”

224
Corte Constitucional. Sentencia C-007 de 2018, párr. 1.

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223. Sobre la obligación de aportar verdad plena, la Sección de Apelación de esta


jurisdicción señaló en Sentencia Interpretativa SENIT TP-SA 01 de 2019 que dicha
obligación se traduce en el deber de suministrar la siguiente información:

(i) la plenitud de los datos personales pertinentes y los de contacto; (ii) la información de la que
tenga constancia sobre la estructura armada dentro de la cual operaba o a la cual le prestaba
colaboración, en particular detallando cuál era la cadena real de mando nacional y territorial;
(iii) la zona donde actuaba y donde ocurrieron los hechos que se compromete a relatar; (iv) su
posición dentro de la estructura y los roles que cumplía; (v) la descripción de las conductas sobre
las cuales tenga elementos y respecto de las cuales habrá de declarar, así como la exposición de
sus posibles efectos; y, si cuenta con información relevante, (vi) sus formas de financiación si
eran ilegales, sus nexos con otros aparatos armados de poder, sus vínculos con sectores políticos,
económicos o religiosos, sus modos de aprovisionamiento militar, sus motivaciones (ideológicas,
económicas, políticas).225

224. Sobre esta base, la Sala considera que la compareciente ha dado cumplimiento
a los deberes referidos en el texto citado a través de la información suministrada en
las diligencias de interrogatorio realizadas por la UIA el 28 de enero de 2019 y por el
despacho sustanciador el 7 de octubre de 2019. En ambas diligencias la señora
RAMÍREZ BAQUERO explicó su rol dentro de las FARC-EP, las labores que cumplía,
las zonas del país en donde operó, las estructuras a las que estuvo adscrita y las
personas a quienes respondía dentro de la organización, dio su información personal
y de contacto, la forma como participó o contribuyó en la comisión de los hechos, y la
información en general que suministraba a las FARC-EP. Además, como se indicó, en
armonía con el principio de centralidad de las víctimas que caracteriza al SIVJRNR y
a esta jurisdicción, la Sala procuró su mayor participación posible dentro del trámite,
notificándolas de cada actuación, y permitiéndoles incluso participar y pronunciarse
directamente sobre el interrogatorio realizado a la compareciente por el despacho
sustanciador el 7 de octubre de 2019, así como realizarle a ella las preguntas que
consideran pertinentes.226 Esto mismo hizo el Ministerio Público como representante
de las víctimas indeterminadas, quien también intervino e hizo preguntas en dicha
diligencia.

225. En consecuencia, la Sala considera que la señora RAMÍREZ BAQUERO ha


brindado la información sustancial definida por las Leyes 1820 y 1957 y por la Sección
de Apelación, 227 como componentes de la obligación de aporte de verdad plena, a un
nivel tal que le permiten acceder al beneficio de amnistía. Ello, sin embargo, no obsta

225
Jurisdicción Especial para la Paz, Sección de Apelación, Sentencia TP-SA-SENIT 1 de 2019, 3 de abril de 2019,
párr. 218.
226
La diligencia de interrogatorio fue comunicada a las víctimas de quienes se tienen datos de contacto en el
trámite, y en ella participó, además del Ministerio Público como representante de las víctimas indeterminadas, el
abogado Joan Sebastián Moreno, que representa a varias víctimas en esta actuación.
227
Jurisdicción Especial para la Paz, Sección de Apelación, Sentencia TP-SA-SENIT 1 de 2019, 3 de abril de 2019,
párr. 218.

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para reiterar su obligación de continuar realizando los aportes de verdad y de


reparación a víctimas que le corresponden como parte del régimen de
condicionalidad al que queda sujeto este beneficio.

226. En particular, la Sala considera relevante retomar lo dicho por la


compareciente en la diligencia de interrogatorio realizada el 7 de octubre de 2019,
cuando, luego de que el despacho sustanciador le recordara su obligación de aportar
verdad plena más allá de los hechos de su caso, la señora RAMÍREZ BAQUERO
manifestó que si bien no tenía detalles adicionales a los ya relatados sobre el hecho, sí
consideraba importante ayudar al país a entender lo que sucedió “para evitar futuras
infiltraciones.” Indicó que, en el marco del conflicto armado ocurrido en el país, “una
infiltración [a las Fuerzas Armadas] a ese nivel no se había dado”, y, por tanto, es
importante que el país conozca cómo se desarrolló para que estas situaciones no se
repitan.228

227. Por tanto, la Sala dispondrá como parte del régimen de condicionalidad
derivado del beneficio de amnistía que aquí se concederá que, en la misma diligencia
en la que dicho régimen se suscriba, se realice audiencia de aporte de verdad plena en
la que la compareciente brinde toda la información relacionada con la forma como
infiltró las Fuerzas Armadas para la comisión del hecho objeto de este trámite, así
como sobre los procedimientos de inteligencia de los que hizo parte dentro de la
guerrilla de las FARC-EP, como una forma de contribuir a la no repetición de estos
hechos.

X. RECONOCIMIENTO DE VÍCTIMAS

228. De conformidad con las piezas obrantes en los expedientes penales con
radicados nro. 110016000097-2007-00066 y 11001600000-2010-00084, en la actuación
surtida ante la justicia ordinaria fueron reconocidas como víctimas de los hechos
atribuidos a la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO, las siguientes personas
naturales y jurídicas:

- Ministerio de Defensa Nacional—Escuela Superior de Guerra


- Universidad Militar Nueva Granada
- Adriano Mendoza Guzmán
- Adriana Margarita Rincón Baquero
- Alberto José Rosero Plazas
- Andrea Cristancho
- Armando Pintor Penagos
228
Diligencia de interrogatorio realizada el 7 de octubre de 2019 por parte del despacho sustanciador, minutos
1h02 -1h04.

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- Benedicto Barajas Sanabria


- Carlos Fernando Gaviria Manrique
- Diana del Pilar Nova
- Diana Marcela Becerra Barriga
- Edwin Roberto Porras Campos
- Enrique Montero Maestre
- Fernán González
- Fernando Enrique Pacheco
- Fredy Ernesto Ortiz Cabrera
- Germán Leonardo Ramos Brand
- Giovani Lizarazo Parra
- Hernán Rodríguez Ríos
- Jefrey Rodríguez Girón
- Jesús María Villamizar
- Jorge Javier Muñoz Suárez
- Laura Gómez Cruz
- Luis Enrique Rojas
- Luis Oliver Tolosa Castillo
- Margarita Melo
- Mauricio Forero Rojas
- Mónica Juliette Gómez
- Nohora Constanza Barrera Sánchez
- Óscar Iván Caldas Flautero
- Pablo Bedoya Taborda
- Rafael Obando Ladázuri
- Tatiana Marín
- William Rafael León Amoroso

229. Desde la resolución que avocó conocimiento del trámite de amnistía y durante
el desarrollo de la actuación, la Sala ha tenido por víctimas a todos quienes fueron
reconocidos en esa calidad dentro del proceso penal ordinario, tanto civiles como
militares, y así se les ha dado participación durante todo el trámite. Al respecto, la
Sección de Apelación de esta jurisdicción ha señalado lo siguiente:

Antes de que la JEP califique jurídicamente las conductas atribuidas a los comparecientes, no
le es factible desvirtuar la calidad de víctima de quienes fueron tenidos como tales por la
jurisdicción penal ordinaria. Por el contrario, es su deber presumir dicha calidad hasta tanto
no se realice la mencionada calificación como paso previo a resolver de manera definitiva sobre
la situación jurídica del interesado. La sustanciación de asuntos en la JEP en circunstancias
como estas, parte de una calificación y valoración previas, efectuadas por los jueces penales
ordinarios. Por tal razón, aunque la JEP tenga la potestad constitucional de realizar una
calificación “propia del Sistema respecto de las conductas objeto del mismo”, esta atribución se
despliega al “adoptar resoluciones o sentencias.” Desde este entendimiento, antes de la
emisión de un pronunciamiento definitivo sobre la situación jurídica, tanto la calificación de la
conducta, como la calidad de víctima, deben soportarse en principio en la identificación e
individualización realizada por quien conoció en primer lugar de la causa penal. Así, en el

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transcurso del procedimiento ante la JEP, las personas que vienen reconocidas como
víctimas desde la jurisdicción ordinaria, con independencia de si se trata de
integrantes de la Fuerza Pública que hayan experimentado lesiones en su vida o
integridad personal como consecuencia de las operaciones militares adelantadas por
las FARC-EP, tienen derecho a preservar la mencionada condición, con todo lo que
implica, hasta tanto la JEP no haga la calificación de la conducta punible.229 (negrilla
fuera del texto original).

230. En este sentido, dada la calificación hecha por la Sala en esta decisión sobre el
ataque realizado el 19 de octubre de 2006 en contra de la Escuela Superior de Guerra
como objetivo militar en lógica de DIH, en esta jurisdicción especial se realiza una
valoración diferente a la surtida en la justicia ordinaria en relación con la calidad de
víctima de la Escuela misma y de las personas lesionadas que eran militares para la
fecha de los hechos. Así, en la justicia ordinaria se valoraron los hechos en lógica del
Código Penal y, conforme a ello, la identificación de las víctimas se dio en función de
la titularidad de los bienes jurídicos afectados. Sin embargo, otra es la valoración que
resulta de un análisis de los hechos bajo el DIH, en el que la acción realizada, como
concluyó la Sala, observó las reglas de conducción de las hostilidades. En
consecuencia, bajo esta ley especial, los daños sufridos por el personal militar
afectado no son producto de una violación al ordenamiento aplicable.

231. Así, la Sala encuentra que la Escuela Superior de Guerra y los militares que
resultaron lesionados en la acción a la que se refiere este trámite, en tanto objeto de
un ataque conforme al DIH, -y solamente en relación con los hechos del presente
caso-, no ostentan la calidad de víctimas. Sin embargo, la Sala no desconoce su interés
legítimo en esta actuación, y, como tal, seguirá considerando como intervinientes en
ella a la entidad y personas que se listan a continuación:

- Ministerio de Defensa Nacional—Escuela Superior de Guerra


- Adriano Mendoza Guzmán (soldado profesional, Ejército Nacional)
- Armando Pintor Penagos (Mayor, Ejército Nacional)
- Carlos Fernando Gaviria Manrique (Sargento Mayor, Ejército Nacional)
- Edwin Roberto Porras Campos (soldado regular, Ejército Nacional)
- Enrique Montero Maestre (soldado profesional, Ejército Nacional)
- Fredy Ernesto Ortiz Cabrera (Sargento Primero, Ejército Nacional)
- Germán Leonardo Ramos (Teniente Coronel, Ejército Nacional)
- Giovanni Lizarazo Parra (Coronel, Ejército Nacional)
- Hernán Rodríguez Ríos (Sargento viceprimero, Ejército Nacional)
- Jesús María Villamizar (Sargento Viceprimero, Ejército Nacional)
- Jorge Javier Muñoz Suárez (Capitán de Fragata, Armada Nacional)
- Pablo Bedoya Taborda (Sargento viceprimero, Ejército Nacional)
- Rafael Obando Landázuri (soldado profesional, Ejército Nacional)
229
Sección de Apelación, Sentencia TP-SA-AM 81 del 17 de julio 2019, párr.18.

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- William Rafael León Amoroso (Teniente Coronel, Ejército Nacional)

232. Por su parte, la Sala considera que, si bien la acción realizada fue un ataque
militar válido conforme al DIH, y que se respetaron los principios de distinción,
precaución y proporcionalidad, los daños sufridos de forma colateral por
instituciones y personas civiles hacen que éstas tengan la calidad de víctimas, por
cuanto ellas no eran parte del objetivo militar. Así, la Sala reconocerá como víctimas
en relación con este trámite de amnistía, a la siguiente institución y a las siguientes
personas:

- Universidad Militar Nueva Granada


- Adriana Margarita Rincón Baquero
- Alberto José Rosero Plazas
- Andrea Cristancho
- Benedicto Barajas Sanabria
- Diana del Pilar Nova
- Diana Marcela Becerra Barriga
- Fernán González
- Fernando Enrique Pacheco
- Jefrey Rodríguez Girón
- Laura Gómez Cruz
- Luis Enrique Rojas
- Luis Oliver Tolosa Castillo
- Margarita Melo
- Mauricio Forero Rojas
- Mónica Juliette Gómez
- Nohora Constanza Barrera Sánchez
- Óscar Iván Caldas Flautero
- Tatiana Marín

233. En consecuencia, la Sala dispondrá la notificación de esta decisión a las


víctimas e intervinientes relacionados en los párrafos anteriores.

234. Finalmente, y en relación con los daños sufridos por los afectados por este
hecho, la Sala considera oportuno referir los siguientes dos elementos. En primer
lugar, en diligencia de interrogatorio realizada por el despacho sustanciador a la
compareciente el 7 de octubre de 2019, ella manifestó lo siguiente:

Esto nunca debió haber pasado. Nada de la guerra debió haber pasado […] Pero ahí es donde
uno debe de medir sus actos y me he hecho responsable en parte de lo que hice en su momento.
Yo, si bien, y gracias a todo esto no hubo en su momento víctimas humanas directas sé que
hubo unas víctimas, unos heridos, y a ellos les debo todo el respeto. Sé que nada calma el dolor,
la angustia, el momento que tuvieron que vivir. Y si bien nunca creí que lo que estaba

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haciendo estuviese llegando a esta magnitud, los hechos están ahí, las víctimas están ahí, y por
todo esto es que es momento de parar esta guerra y aportar a la verdad, y ofrecer las disculpas
cuentas veces sean necesarias.

[…]

Yo, y sé que todos los que estamos por parte de FARC, dispuestos a estar en cada una de las
audiencias que sean necesarias, para en algo resarcir y mejorar este país que debe ser de todos,
nosotros lo tenemos de corazón dispuestos a hacerlo. Y yo les pido perdón en nombre de
FARC, y en nombre mío a usted como representante de víctimas. 230

235. En segundo lugar, y como se refirió previamente, en el pronunciamiento hecho


por el representante de víctimas Joan Sebastian Moreno al cierre del trámite, expresó
que, así “se genere un proceso de amnistía […] la reparación es un requisito esencial para
construir una paz estable y duradera, los perdones públicos, las gestiones encaminadas a
resarcir su daño, deben ser valoradas en el marco del SIVJRNR como un gesto de buena
voluntad para lograr los fines de una verdadera justicia transicional.”231

236. En este sentido, la Sala valora el reconocimiento y las disculpas brindadas a


los afectados por parte de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO en el curso de
este trámite y coincide con el abogado Moreno en la importancia de estas acciones
como gestos de buena voluntad para lograr los fines del SIVJRNR. Por esa misma
razón, y sobre la base de todas las consideraciones expuestas en esta decisión, la Sala
advierte a la compareciente que, en el marco de las obligaciones propias del régimen
de condicionalidad al que queda sujeta por el beneficio aquí concedido, deberá
participar en actos públicos de reconocimiento y disculpas a los afectados,
observando siempre buena fe y el debido respeto hacia ellos.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Amnistía o Indulto de la Jurisdicción Especial


para la Paz,

XI. RESUELVE:

PRIMERO: Conceder el beneficio de amnistía a la señora MARILÚ RAMÍREZ


BAQUERO, identificada con cédula de ciudadanía No. 39.562.650, en relación con las
conductas de terrorismo, tentativa de homicidio y lesiones personales agravadas
objeto de los procesos con radicados penales nro. 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-
60-00-000-2010-00084, por las razones expuestas en la parte motiva de esta resolución.

230
Diligencia de interrogatorio complementario realizado por el despacho sustanciador a la señora MARILÚ
RAMÍREZ BAQUERO, el 7 de octubre de 2019, parte 2, mins. 48-50.
231
Cuaderno JEP, Radicado Orfeo nro. 20181510086352, fl. 310.

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SEGUNDO: En firme esta decisión, por Secretaría Judicial, comunicarla al Juzgado


Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, para que proceda a la
materialización de sus efectos, en los términos indicados en la parte motiva de esta
resolución

TERCERO: Por Secretaría Judicial, notificar esta resolución a la señora MARILÚ


RAMÍREZ BAQUERO, identificada con cédula de ciudadanía No. 39.562.650, así
como a su apoderado, abogado Álvaro Benítez Rondón, en los datos de contacto
obrantes en esta actuación.

CUARTO: Por Secretaría Judicial, convocar a la señora MARILÚ RAMÍREZ


BAQUERO, a su apoderado, a las víctimas identificadas y a los intervinientes en el
trámite, a audiencia de régimen de condicionalidad y de aporte a verdad plena, en los
términos expuestos en la parte motiva de esta resolución, con fecha y lugar que
posteriormente se informarán. En el mismo sentido, advertir a la compareciente su
obligación de realizar y participar en actos de reconocimiento público a los afectados,
en los términos indicados en capítulo X. Reconocimiento de víctimas de esta resolución.

QUINTO: Por Secretaría Judicial, una vez en firme la presente decisión, ordenar a la
Procuraduría General de la Nación, a la Contraloría General de la República y a la
Policía Nacional que retiren de sus sistemas los antecedentes relacionados con los
hechos por los que fue judicializada la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO,
identificada con cédula de ciudadanía No. 39.562.650, por su participación en la
acción realizada contra la Escuela Superior de Guerra el 19 de octubre de 2006, así
como que se extinga cualquier investigación en su contra, si la hubiere, por esos
mismos hechos.

SEXTO: Por Secretaría Judicial, informar a la Unidad Administrativa Especial


Migración Colombia que, con fundamento en esta resolución, la señora MARILÚ
RAMÍREZ BAQUERO, identificada con cédula de ciudadanía No. 39.562.650, no
podrá salir del país sin previa autorización de la Jurisdicción Especial para la Paz.

SÉPTIMO: Reconocer como víctimas de los hechos objeto de este trámite de


amnistía a la institución y las personas referidas en el párrafo 231 de esta resolución
y, por Secretaría Judicial, notificarlas de la presente resolución, así como a sus
apoderados, así como notificar a los demás intervinientes relacionados en el párrafo
232 de esta resolución, y a sus apoderados.

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OCTAVO: Por Secretaría Judicial, notificar la presente resolución a la Procuraduría


Delegada ante la Jurisdicción Especial para la Paz.

NOVENO: Por Secretaría Judicial, comunicar esta decisión a la Sala de Casación


Penal de la Corte Suprema de Justicia, al Juzgado Tercero Penal del Circuito
Especializado de Bogotá, a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la
Convivencia y la No Repetición y a la Unidad de Búsqueda de las Personas dadas por
Desaparecidas.

DÉCIMO: Por Secretaría Judicial, poner a disposición de la Sala de Reconocimiento


de Verdad, Responsabilidad y Determinación de los Hechos y Conductas y del Grupo
de Análisis de la Información de esta jurisdicción la información recaudada dentro de
este trámite como aporte a la verdad de la señora MARILÚ RAMÍREZ BAQUERO.
DÉCIMO PRIMERO: Por Secretaría Judicial, requerir al Sistema Autónomo de
Asesoría y Defensa de la Secretaría Ejecutiva de la JEP para que brinde la asesoría,
orientación y acompañamiento que correspondan a las víctimas y a los intervinientes
reconocidos en esta resolución, particularmente en relación con el contenido y alcance
de la presente decisión.

DÉCIMO SEGUNDO: Advertir que contra esta resolución proceden los recursos de
Ley.

DÉCIMO TERCERO: Por Secretaría Judicial, una vez en firme esta decisión,
archívense las presentes diligencias y devuélvanse los expedientes penales con
radicados nro. 11001-60-00-097-2007-00066 y 11001-60-00-000-2010-00084 al Juzgado
Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá.

NOTIFÍQUESE, COMUNÍQUESE y CÚMPLASE

XIOMARA CECILIA BALANTA MORENO


Magistrada

JUAN JOSÉ CANTILLO PUSHAINA


Magistrado

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MARCELA GIRALDO MUÑOZ


Magistrada

PEDRO JULIO MAHECHA ÁVILA


Magistrado

LILY ANDREA RUEDA GUZMÁN


Magistrada

ALEXANDRA SANDOVAL MANTILLA


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