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Amor histriónico

teatral
Reconocer a tiempo personas que presentan algún desorden en sus conductas sociales,
proporciona una ventaja, que no necesariamente debe ser en el plano de pareja. Soy de la
convicción que manejar las comunicaciones y relaciones entre las personas que se
encuentran en nuestro círculo de interacción en cualquier ámbito, laboral, social, amistoso y
sobre todo amoroso, en un reto constante. Para el cual debemos estar capacitados, contar
con las herramientas del conocimiento como el libro del Dr. Walter Riso, que nos brinda de
una forma muy clara y con un lenguaje sencillo algunas de las patologías de conducta más
comunes. Hay una frase muy conocida que dice: “El conocimiento es poder”, sufrir por no
identificar a tiempo la conducta tóxica de una persona que desea formar parte de nuestra
vida nos va acarrear mucho sufrimiento y dolor, sentimiento de impotencia, por no poder
cambiar “eso” en ella que lejos de sentirnos plenos con la persona, nos tortura y atormenta
y hace de nuestra vida un infierno. Por el contrario si tenemos el conocimiento, nuestro
amor propio está bien nutrido, porque es fundamental que nos coloquemos como número
uno en nuestra lista de prioridades, es muy probable que podemos encontrar a la persona
correcta sin pasar por amargas experiencias.
Es importante conocer todo lo negativo que podemos ver en otros, pero es igual de
importante saber cómo llegamos a tener un amor bueno, que nos haga sentir íntegros como
personas y se pueda construir y mantener lazos afectivos fuertes.
Las relaciones amorosas en pareja, son vínculos muy estudiados, criticados y analizados.
Como simples mortales muchas veces idealizamos el amor y salimos en busca de “esa
relación mágica”, no la encontramos en nadie y entramos en pánico, entonces aceptamos y
nos asimos a lo primero que se nos presenta, como salvavidas en medio de la tormenta.
“Amores altamente peligrosos” nos plantea como primer punto en su introducción que el
amor no es infalible y olvidamos algo elemental para la supervivencia amorosa: no todas
las propuestas afectivas son convenientes para nuestro bienestar.
Hace unos años conocí a Ricardo (nombre ficticio), es un hombre fascinante a primera
vista, encantador en su forma de hablar, muy culto y refinado. Siempre estaba muy bien
vestido y parecía que iba al barbero casi todos los días. Cada vez lo encontrabas en algún
pasillo de la universidad estaba rodeado de chicas guapas y él era el centro del grupo.
Conversar con él siempre fue muy fácil, uno era solo oyente y afirmaba uno que otro
comentario. Pero siempre me pregunté por qué una persona con una aparente gran
personalidad como él, nunca tenía una relación duradera. Sus relaciones sentimentales eran
apasionadas en un inicio, semejante a cuando una hoja seca se enciende en fuego, intenso
pero muy breve. Ahora que he leído el libro de Riso he obtenido mi respuesta… puede ser
que Ricardo fuese un amor altamente peligroso.
Walter Riso afirma que hay que aceptar el hecho indiscutible de que estar en pareja no es
fácil y que todos tenemos que sacrificar algo para que el vínculo prospere positivamente.
Sin embargo, los modos de amar a los que el autor se refiere en este libro son especialmente
difíciles de abordar, ya que están influidos por una patología específica, manifiesta o
subyacente, que va desgastando al otro y quitándole parte de su energía vital. Si bien es
cierto que todos poseemos pequeñas locuras y que nadie es perfecto, la propuesta amorosa
de estos estilos afectivos es marcadamente nociva y va mucho más allá de una simple
preferencia: son altamente peligrosos y tóxicos para el bienestar personal.
La primera personalidad tóxica abordada Riso en su libro, trata del histrionismo.
Abran el telón, enciendan reflectores, con ustedes “el amor histriónico”; una personalidad
que presente esta patología se distingue por conductas muy intensas, reaccionan fácilmente
ante cualquier situación estresante. Responden a pequeños estímulos con ira y pataletas
irracionales. Incapacidad para tolerar el aburrimiento y la rutina. Tiende a entusiasmarse
con la misma facilidad que se enfada o aburre. Estilo de hablar globalizador y llamativo,
intenso y dramático, suelen usar frases fuertes y sorprendentes. La entonación que utilizan
para expresarse es “teatral”. Los gestos que utilizan son ampulosos y llamativos.
Preocupación exagerada por su atractivo físico. Suelen vestir de un modo que atrae la
atención.
El adjetivo personal como yo denomino esta relación es “Napoleónica”, sin saber que esto
caía dentro de un tipo de clasificación psicológica, en el transcurso de mi vida he conocido
algunas personas que se ajustan dentro de esta clasificación. Este tipo de personas que
siempre buscan ser el centro de atención, con su pareja y con los demás, llevándolo a que la
relación se pueda salir de control. Algunas de las posiciones que toman estas personas, es
pensar que la pareja debe girar en torno a ellas, les falta control en sus emociones y siempre
están insatisfechos porque creen que no se les da el amor necesario o suficiente.

La periodista Andrea García Cerdán, publica en un reportaje en el 2016, “este trastorno lo


sufre entorno a un 1% de la población y suele diagnosticarse más en mujeres. Esto puede
deberse a que, o bien este trastorno se da más en mujeres, o que estas van más a menudo a
buscar ayuda profesional.” Además comenta en su artículo que las personas con este
trastorno pueden llevar a cabo una serie de tácticas para ganar la atención de los demás.
Estas pueden ser:
 Causar algún tipo de drama, si lo contratamos con un amor saludable, resolver con
serenidad las situaciones o problemas es una buena forma de remediar lo que nos
molesta.
 Flirtear y hablar alto, esto no siempre es positivo, si se tiene una pareja, debes
reservar estas acciones de coqueteo y seducción con esa persona especial.
 Contar historias de forma cautivadora e interesante, con esto al igual que el punto
anterior la persona solo busca atención y exagera en todas sus acciones con el
objetivo de cautivar a su público, en una relación la atención amorosa se debe
centrar en ser amado, el resto son personajes secundarios.
 Vestir de forma seductora.
 Interrumpir conversaciones.
 Hacerse la víctima
Cerdán escribe que las relaciones personales de estas personas suelen estar muy
perjudicadas, ya que tienen muchas dificultades en alcanzar intimidad emocional en las
relaciones románticas. Suelen saltar de un amante a otro, sin comprometerse y disfrutando
de variedad en sus relaciones. Sus actitudes alta y abiertamente seductoras hacia
potenciales amantes también pueden perjudicar sus relaciones de amistad
En su libro, Riso nos dice que dejarse amar por esta personalidad es entrar en un huracán de
categoría cinco, este amor al inicio es muy intenso, frentico, pero pasado un tiempo es una
caída libre al vacío.
De lo estudiado puedo decir que estas personas cautivan porque generalmente tienen un
buen manejo del escenario, conocen como fascinar al sexo opuesto. Es esta facultad es lo
que permite atraer personas y crear vínculos afectivos, pero ellos necesitan tener siempre
los reflectores sobre sí. “Lo tuyo es puro teatro”, en más de una ocasión lo hemos dicho o
pensado, este tipo de amor es muy común en niños, de muy pequeños buscan ser el centro
de atención de sus familiares cercanos y de no recibirla cuando la exigen les dan sus
clásicos “berrinches”. Ahora esta conducta de adultos no es tan evidentes y los “berrinches”
se dan de otra manera distinta a la del infante que se tira al suelo a llorar a gritos. Estos
adultos reclaman atención y presentan un comportamiento exagerado, reacciones
emocionales intensas, un comportamiento social que va entre lo teatral y lo dramático. Sin
embargo, hay algo que no podemos dejar de lado: estamos ante un trastorno de la
personalidad. La vida con estas personas no es sencilla. Y lo que es más importante, él o
ella tampoco es feliz, aún las relaciones afectivas de amistad o las responsabilidades
laborales son esas cuerdas flojas por las que su recorrido se hace con enorme dificultad.
Según el DSM 5, Manual Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría, los
criterios para diagnosticar el trastorno histriónico de personalidad se tienen que dar cinco o
más de los siguientes:
1. Se siente incómodo en situaciones en las que no es el centro de atención
2. La interacción con los demás se caracteriza con frecuencia por un comportamiento
sexualmente seductor o provocativo inapropiado
3. Presenta cambios rápidos y expresión plana de las emociones
4. Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer la atención
5. Tiene un estilo de hablar que se basa excesivamente en las impresiones y que carece
de detalles
6. Muestra auto dramatización, teatralidad, expresión exagerada de la emoción
7. Es sugestionable (fácilmente influenciable por los demás y las circunstancias)
8. Considera que las relaciones son más estrechas de lo que son en realidad

Estar dentro de algún círculo afectivo con este tipo de personalidades puede ser molesto,
agotador, estas personas son tóxicas y pueden llegar a contaminar un ambiente laboral y/o
académico, esta toxicidad no se limita a un plano amoroso, si no, todo vínculo interpersonal
de esta con su entorno. Las personas histriónicas no se dan cuenta de su comportamiento, lo
ven como normal y natural. Es importante identificarlo, aceptarlo y comprenderlo para
hacer tolerante algún tipo de relación no amorosa. Se comportan así, de forma inconsciente,
porque es cómo han aprendido a lo largo del tiempo a enfrentarse al mundo. Aunque le diga
que cambien que no hagan “show” por todo, no va a cambiar nada. No lo ven raro y
tampoco van a poder cambiar de un día a otro. Lo más importante es expresar compresión y
tener mucha paciencia.
Podemos aceptarlos y respetarlos, pero también tenemos que hacernos respetar. No
consentir las faltas de respeto, lo gritos o lo insultos. Cuando una persona histriónica se
comporte de manera exagerada, lo mejor es no entrar en la espiral del conflicto.
Ignorar sus intentos de llamar la atención cada vez que esta persona actúa de forma
exagerada, grita, se queja o dramatiza los expertos recomiendan ignorar, ya que si se presta
atención lo que se hace es reforzar esa conducta y es probable que sea más recurrente.
Estar dentro de una relación amorosa con una personalidad histriónica, es caminar sobre
brasas ardientes de forma constante, esa necesidad de ser el centro de atención puede llegar
a consumir al otro. Lo ideal sería poder identificar a tiempo esta patología para no llegar a
ser consumido por esa hoguera, pero en el caso de estar dentro de este incendio, lo
recomendable es buscar ayuda profesional para sobrellevar este tipo de relaciones.
¿Cómo es un amor sano?
“Es aquel que integra tres aspectos. El eros, que viene de la tradición griega, que es el
deseo, las ganas del otro. La filia, que viene de la tradición griega, que significa amistad,
ser compinches, tener proyectos comunes, no tener que explicarle el chiste a la persona que
amas, porque entonces ya vas mal. El tercer elemento es el ágape, que viene de una
tradición judeo-cristiana, que tiene que ver con el cuidado con el otro, la compasión del
otro, que el dolor del otro te duela, la no violencia. Esos tres elementos configuran lo que
llamamos un amor saludable: deseo, amistad, ternura y compasión, y tienen que estar
siempre al servicio del crecimiento personal, es decir, que ningún tipo de amor afecte tu
dignidad personal o tus derechos humanos. Que tus principios se puedan mantener intactos.
Un amor es sano cuando tiene esos dos elementos y cuando puedes amar con dignidad, sin
renunciar a lo que eres”, es lo que sustenta Riso en otro de sus libros “Enamorados o
esclavizados”.
Sabemos que el amor tiene mil formas de expresarse, y que en ocasiones, el modo en que la
otra persona lo hace no siempre se parece al nuestro. Sin embargo, esto no significa que nos
quieran menos. Porque el amor tiene formas, maneras singulares e idiomas propios, que hay
que saber comprender para dar forma a esta emoción intensa, pero tan llena de fabulosos
matices.
El amor es universal, pero al igual que el propio lenguaje, puede llegar a expresarse de
modos que no siempre sabíamos. Es por ello que Gary Chapman, conocido escritor y
filósofo llegó a ser un éxito con el libro Los 5 tipos de lenguajes del amor. Nos quiso
enseñar a comprender mucho mejor esta dimensión, a expresarla y también a saber
recibirla.
Así, tal y como nos revela este autor, cada uno solemos tener entre uno y dos tipos de
lenguaje con los que nos sentimos más cómodos para expresarnos y con los que captamos
mejor el amor que nos viene de fuera. Conocerlos, saber cuál encaja con nosotros, nos
permitirá, por ejemplo, comprendernos mucho mejor a nosotros mismos. Solo así sabremos
de qué manera amamos, cómo esperamos que el otro lo haga, y de qué forma podemos
llegar a un equilibrio perfecto en la relación.
“Amor real. Este tipo de amor es de naturaleza emocional pero no obsesivo. Es un amor
que une la razón y la emoción. Implica un acto de la voluntad y requiere disciplina, y
reconoce la necesidad del crecimiento personal.” Gary Chapman
En el amor hay que aprender, aprender, aún su y se tiene una pareja estable de años, ese
amor debe seguir fortaleciéndose, si es una relación naciente como llegar a ese “felices para
siempre”, el amor es una decisión, para la cual debemos estar preparados para la
complejidad que implica asumirla sin perder en ello nuestra alma.

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