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Régimen Tributario de Las Constructoras e Inmobiliarias
Régimen Tributario de Las Constructoras e Inmobiliarias
INMOBILIARIAS
1. La actividad de construcción y la inmobiliaria
Esta actividad empresarial se puede dividir en dos tipos de negocio, cada uno con un sistema
de pago a cuenta distinto, pero bajo un solo régimen tributario (el régimen general[1]):
En el primer caso, desde el punto de vista del impuesto a la renta, la empresa cuenta con
sistemas de pagos a cuenta regulado en el artículo 63 del TUO de la Ley del Impuesto a la
Renta- Decreto Supremo Nº 179-2004-EF (LIR). Dichos sistemas son opcionales y son de uso
exclusivo para las empresas constructoras.
Para las empresas que tienen ambos rubros del negocio; es decir, aquellas empresas que
construyen para sí o mandan a construir sobre terreno propio y venden los inmuebles, no
tienen ningún régimen de pago a cuenta especial, sólo tendrán que aplicar el principio del
devengo regulado en el artículo 57° del TUO de la Ley del Impuesto a la Renta- Decreto
Supremo Nº
179-2004-EF (LIR).
Una vez que la empresa ha decido el rubro que desea desarrollar deberá hacer el trámite ante
la SUNAT para obtener el número de RUC respectivo, conforme al procedimiento N° 1 del
TUPA de la SUNAT, que regula “La inscripción en el registro único de contribuyentes”.
Respecto a la emisión del Comprobante de Pago, como una obligación tributaria necesaria
para realizar la operación, la empresa necesitará autorización de SUNAT para imprimir dichos
comprobantes de pago. Para ello, se debe revisar el procedimiento N° 8 del TUPA de la
SUNAT, el cual regula la “Autorización de impresión de comprobantes de pago
u otros documentos /autorización de aplicativos”.
El sentido de deducir los gastos aceptados y por lo tanto, bajar la base imponible generando
una disminución considerable del impuesto a la renta a pagar es que sean gastos necesarios
para la generación de la renta; y a ello, se le denomina principio de causalidad, el cual se
encuentra regulado en el último párrafo del artículo 37º de la LIR.
El Principio de Causalidad tributario es el método más exacto y justo el cual permite sólo la
deducción de gastos que guardan relación causal directa con la generación de la renta o con
el mantenimiento de la fuente en condiciones de productividad, en la medida que el gasto no
se encuentre limitado o prohibido por la norma tributaria. Cabe indicar que los gastos que no
son admitidos expresamente son aquellos que se encuentran contemplados en el artículo 44º
de la LIR y que en algunos supuestos constituyen una reiteración respecto a la no
deducibilidad por la inobservancia del Principio de Causalidad. Así tenemos que el inciso a)
del precitado artículo
44º dispone que constituyen gastos reparables los gastos personales y de sustento del
contribuyente y sus familiares, toda vez que estos no cumplen el referido principio.
Aunque la norma en cuestión recoge el principio de causalidad como criterio directriz, existen
gastos que no guardan una estricta relación con dicho principio y sin embargo son deducibles,
cuando la propia norma así lo permite expresamente (primas de seguro de salud del cónyuge
e hijos del trabajador, las donaciones), y por otro lado, gastos que guardando vinculación con
dicho principio, no resultan deducibles (gastos de representación que exceden del límite,
dietas de directorio que exceden del límite, entre otros). Adviértase respecto de estos últimos,
que una evaluación conceptual del principio de causalidad, permitiría sustentar la deducción
de los gastos sin ninguna limitación, en tanto sean necesarios para el mantenimiento de la
fuente y/o generación de renta; empero, la propia norma exige además, que la deducción no
esté prohibida por la Ley.
3. Los sistemas de pagos a cuenta que pueden aplicar las empresas constructoras
en el impuesto a la renta.
El artículo 63° de la LIR determina actualmente dos incisos que pueden ser aplicables para
las empresas que tienen como actividad la construcción de inmuebles. Nos referimos al inciso
a) que considera el principio de lo percibido y b) que considera el principio de lo devengado[3].
El encabezado del artículo 63° precisa que es aplicable a las empresas de construcción o
similares[4], que ejecuten contratos de obra cuyos resultados correspondan a más de un (1)
ejercicio gravable podrán acogerse a uno de los siguientes métodos, sin perjuicio de los pagos
a cuenta a que se encuentren obligados, en la forma que establezca el reglamento. Los
métodos vigentes del artículo 63 de la Ley del impuesto a la renta son los siguientes:
3.1. El método de lo percibido contenido en el literal a) del artículo 63 de la Ley del impuesto a
la renta:
El literal a) del artículo 63 de la LIR precisa que se puede asignar a cada ejercicio gravable la
renta bruta que resulte de aplicar sobre los importes cobrados por cada obra, durante el
ejercicio comercial, el porcentaje de ganancia bruta calculado para el total de la respectiva
obra.
Para efecto de asignar la renta bruta a cada ejercicio gravable de acuerdo con lo previsto en el
inciso a) del artículo 63 de la ley, entiéndase por porcentaje de ganancia bruta al resultante de
dividir el valor total pactado por cada obra menos su costo presupuestado, entre el valor total
pactado por dicha obra multiplicado por cien (100).
El costo presupuestado estará conformado por el costo real incurrido en el primer ejercicio o
en los ejercicios anteriores, según corresponda, incrementado en el costo estimado de la parte
de la obra que falta por terminar y será sustentado mediante un informe emitido por un
profesional competente y colegiado. Dicho informe deberá contener la metodología empleada
así como la información utilizada para su cálculo.
3.2. El método de lo devengado contenido en el literal b) del artículo 63 de la Ley del impuesto
a la renta:
El literal b) del artículo 63 de la LIR considera que se puede asignar a cada ejercicio gravable
la renta bruta que se establezca deduciendo del importe cobrado o por cobrar por los trabajos
ejecutados en cada obra durante el ejercicio comercial, los costos correspondientes a tales
trabajos.
Con respecto a este método, el Informe N° 184-2013-SUNAT/4B0000 señala que para efectos
del pago a cuenta del Impuesto a la Renta de los contribuyentes acogidos al método previsto
en el inciso b) del artículo 63º del TUO de la Ley del Impuesto a la Renta, en el caso de obras
que requieran la presentación de valorizaciones:
Contamos con un informe de SUNAT respecto del reconocimiento del ingreso que señala lo
siguiente:
Informe N° 38-2017-SUNAT/5D0000:
En la parte final del artículo 63° de la LIR se indica algunas reglas comunes para ambos
métodos (a y b):
Se llevará una cuenta especial por cada obra. La cuenta especial por obra a que se
refiere el segundo párrafo del artículo 63 de la LIR, consiste en llevar el control de los
costos por cada obra, los mismos que deberán diferenciarse en las cuentas analíticas
de gestión. Además se deberá diferenciar los ingresos provenientes de cada obra.
Para tal efecto el contribuyente habilitará las subcuentas necesarias.
En el caso de cualquiera de los dos métodos, la diferencia que resulte en definitiva de
la comparación de la renta bruta real y la establecida mediante los procedimientos a
que dichos incisos se contraen, se imputará al ejercicio gravable en el que se concluya
la obra.
El método que se adopte se deberá aplicar de manera uniforme a todas las obras que
ejecute la empresa, y no podrá ser variado sin autorización de la SUNAT, la que
determinará a partir de qué año podrá efectuarse el cambio.
En el caso de bonos dados en pago a los contratistas de obras de edificaciones, pistas,
veredas, obras sanitarias y eléctricas del Sector Público Nacional, dichos contratistas
incluirán, para los efectos del cómputo de la renta, solo aquella parte de los
mencionados bonos que sea realizada durante el correspondiente ejercicio. Incluye los
bonos de fomento hipotecario adquiridos por contratistas o industriales de materiales
de construcción directamente del Banco de la Vivienda del Perú con motivo de la
ejecución de proyectos de vivienda económica mediante el sistema de coparticipación
a que se refiere el artículo 11 del Decreto Ley N.º 17863.
El literal c) del artículo 36 del Reglamento de la LIR considera que aquellas empresas
que obtengan ingresos distintos a los provenientes de la ejecución de los contratos de
obra a que se contrae el artículo 63 de la LIR, calcularán sus pagos a cuenta del
impuesto sumando tales ingresos a los ingresos por obras, en cuanto se hayan
devengado en el mes correspondiente.
Dentro del TUPA de SUNAT observamos dos procedimientos ligados a la construcción:
En ese sentido, según lo que señala la norma contable, su objetivo es prescribir el tratamiento
contable de los ingresos de actividades ordinarias y los costos relacionados con los contratos
de construcción. Debido a la naturaleza propia de la actividad llevada a cabo en los contratos
de construcción, la fecha en que la actividad del contrato comienza y la fecha en la que
termina el mismo caen, normalmente, en diferentes periodos contables.
Los alcances de esta norma es que debe ser aplicada para la contabilización de los contratos
de construcción, en los estados financieros de los contratistas.
Según lo que establece esta norma los costos del contrato deben comprender:
(b) los costos que se relacionen con la actividad de contratación en general, y pueden ser
imputados al contrato específico; y
(c) cualesquiera otros costos que se puedan cargar al cliente, bajo los términos pactados en el
contrato.
6. La actividad Inmobiliaria:
-El propietario del terreno es el que construye y/o manda a ejecutar a un terreno su obra.
-La empresa inmobiliaria tiene varios clientes por cada proyecto a ejecutar.
-Los proyectos inmobiliarios se venden con planos específicos y son diseñados por el ejecutor
del proyecto.
En este caso, los resultados financieros y tributarios deberán reconocerse cuando se cumplan
todas y cada una de las cinco condiciones del párrafo 14 del NIC 18. En la práctica, en nuestro
país, se reconocerá el ingreso cuando exista el Acta de Entrega del bien inmueble (devengo)
[6].
Este es un régimen excepcional y temporal que se encuentra vigente desde el 01.01.2015 sólo
para los contribuyentes del régimen general del Impuesto a la Renta y consiste en depreciar
en línea recta los edificios y las construcciones, para efecto del Impuesto a la Renta, aplicando
un porcentaje anual de depreciación del veinte por ciento (20%) hasta su total depreciación,
siempre que los bienes sean destinados exclusivamente al desarrollo empresarial y cumplan
las siguientes condiciones concurrentes:
La norma, hace una aclaración que es que para determinar el inicio de la construcción, no se
considerará la licencia de edificación ni cualquier otro documento que sea emitido como
consecuencia de un procedimiento de regularización de edificaciones. Ello debe entenderse
que si la empresa al inicio de la construcción no cuenta con la licencia de construcción (donde
se señala la fecha de inicio de la construcción y su vigencia) y después de 1 o 2 años realiza
el procedimiento de regularización de edificaciones, la licencia que le emita la entidad edil por
esa regularización no se tomará en cuenta para determinar el inicio de la construcción.
2.-Al 31 de diciembre de 2016 la construcción debe tener como mínimo un avance de obra del
ochenta por ciento (80%).
Aquellos contribuyentes que hayan adquirido la propiedad de bienes durante los años 2014,
2015 y 2016 también podían aplicar este régimen especial de depreciación pero cumpliendo
las dos condiciones previstas.
Conforme lo señalado en el artículo 3º de la Ley Nº 30264 los costos posteriores, siempre que
reúnan las condiciones señaladas, también se podrán depreciar bajo este régimen pero se
debe computar de manera separada respecto de la que corresponda a los edificios y las
construcciones a las que se hubieran incorporado.
El artículo 5º de la Ley Nº 30264 señala que en el caso que por normas especiales la empresa
se encuentre aplicando porcentajes mayores al 20% anual, pueden aplicar dichos porcentajes
mayores. Se entiende que el legislador está aplicando el principio de especialidad, el cual
señala que la norma especial prima sobre la norma general. Una norma especial podría ser el
Decreto Legislativo Nº 299-el cual regula el arrendamiento financiero- y establece, en su
artículo 18º, que podrá aplicarse como tasa de depreciación máxima anual aquella que se
determine de manera lineal en función a la cantidad de años que comprende el contrato.
Este procedimiento inicia con una deuda tributaria impaga, motivo por el cual la SUNAT emite
los valores correspondientes y notifica la Resolución de Ejecución Coactiva (REC) en la cual
se señala que vencido el plazo de siete (7) días hábiles, de haber sido notificado sin que
acredite el pago de la deuda, el ejecutor coactivo podrá disponer se traben las medidas
cautelares que considere necesarias. En dicho sentido el artículo 118 del Código Tributario,
contempla taxativamente las siguientes medidas cautelares:
Embargos:
1. a) En forma de intervención:
1. b) En forma de depósito:
1. c) En forma de inscripción.
2. d) En forma de retención.
En los casos en que las normas sobre la materia exijan la autorización de impresión
y/o importación a que se refiere el numeral 1 del artículo 12° del presente reglamento, sólo se
considerará que existe comprobante de pago si su impresión y/o importación ha sido
autorizada por la SUNAT conforme al procedimiento señalado en el citado numeral. La
inobservancia de dicho procedimiento acarreará la configuración de las infracciones previstas
en los numerales
1, 4, 8 y 15 del artículo 174° del CT, según corresponda.
El Reglamento establece quienes se encuentran obligados a emitir comprobantes de pago, sin
considerar para ello que la operación se encuentre gravado o no con el Impuesto
General a las Ventas, pues la finalidad de los comprobantes de pago es dejar constancia de
la realización de una operación, la que de acuerdo a sus características, surtirá efectos en la
determinación de la deuda tributaria y podrá ser sujeta a posterior control por parte de la
Administración.
Los sujetos que pueden realizar las operaciones susceptibles de ser documentadas a través
de comprobantes de pago pueden ser personas naturales, jurídicas, sociedades
conyugales, sucesiones indivisas, sociedades de hecho u otros entes colectivos que realicen
operaciones como: La transferencia de bienes muebles o inmuebles, prestación de servicio,
etc.
Respecto a la venta de inmuebles, el primer párrafo del numeral 3 del artículo 5° del
Reglamento de Comprobante de Pago, señala que se debe emitir el Comprobante de Pago en
la transferencia de bienes inmuebles, en la fecha en que se perciba el ingreso o en la fecha en
que se celebre el contrato, lo que ocurra primero. Y, en la primera venta de bienes inmuebles
que realice el constructor, en la fecha en que se perciba el ingreso, por el monto que se
perciba, sea total o parcial.
Como se puede verificar se considera la fecha del ingreso para la emisión del comprobante de
pago no la fecha del devengo. Recordemos que son momentos que no necesariamente van a
coincidir.
2.-Las empresas inmobiliarias que perciban parte del precio por la venta de un inmueble
deberán emitir un único comprobante por dicho importe, no pudiendo emitir un
comprobante de pago por el terreno, y otro por la construcción.”
En ese sentido, ¿Qué hacer ante dicha situación?, pues si la empresa no anula el
comprobante de pago no cobra, pues la entidad pública no le pagará por el servicio, y si opta
por emitir la nota de crédito, estaría incumpliendo con la norma tributaria, y tendría
contingencias tributarias frente a SUNAT. Bajo este contexto, la entidad pública debe entender
que no debe exigir la anulación del comprobante de pago.
Conforme lo regulado en inciso c) del artículo 1° de la LIGV, se encuentra gravado con el IGV
el servicio de contrato de construcción, entendiéndose como tal, conforme el inciso f) del
artículo
3° de la misma norma, aquel por el cual se acuerda la realización de las actividades señaladas
en el inciso d); es decir, actividades clasificadas como construcción en la CIIU de las Naciones
Unidas[7].
Este servicio, siendo el IGV un impuesto territorial, tiene que ejecutarse en territorio peruano,
para que se encuentre gravado con el impuesto; no siendo relevante donde se firme el
contrato, o quiénes son los sujetos del contrato (domiciliados o no), ni donde se efectuará el
pago del servicio.
El literal d) del artículo 1° del TUO de la Ley del IGV, aprobado por el Decreto Supremo Nº
055-
99-EF, (en adelante LIGV) contiene como operación gravada con dicho impuesto a la
primera venta de inmuebles que realicen los constructores de los mismos.
Para tal efecto, la misma norma define el término “venta” como todo acto por el que
se transfieren bienes a título oneroso, y la norma reglamentaria agrega a dicha definición una
variante, constituida por el hecho de que el acto esté destinado a transferir propiedad, es decir,
la venta de bienes futuros. En cualquiera de los casos, existe una venta para la Ley del IGV, si
la propiedad se transfiere o se transferirá producto del acto jurídico celebrado.
Al respecto cabe indicar que, toda vez que el artículo 3° de dicha ley y el inciso c) del numeral
3 del artículo 2° del Reglamento de la Ley del IGV consideran venta, entre otros, al retiro de
bienes, en general, se entiende que dicho concepto comprende también a los bienes
inmuebles,
por lo que el retiro de inmuebles (dentro del cual se incluye la transferencia de propiedad a
título gratuito) se considera como una venta.
Con respecto al concepto de inmueble para efecto del IGV, la propia SUNAT ha señalado que
solo se puede dar cuando se trate de edificaciones o construcciones, tal como concluye el
Informe Nº 094-2002-SUNAT/K00000 (03/04/2002). En efecto, el citado informe del órgano
administrador señala que “Así pues, con respecto a esta operación, resulta necesario que para
la configuración del supuesto de hecho previsto en la ley, se trate de bienes inmuebles
construidos o edificados. Por el contrario, la venta de inmuebles que no han sido materia de
construcción, no se encontrará dentro del campo de aplicación del IGV”. De esta forma,
ninguna transferencia de inmuebles distintos a una edificación o construcción –como podrían
ser los intangibles (concesión minera o para explotar servicios públicos) a los que se refiere el
Código Civil en el artículo 885– estará sujeta a tributación por el IGV.
Así, si el mismo sujeto vende otro inmueble al día siguiente, la operación también estará
gravada, pues se trata de otro bien que se está vendiendo por primera vez. Como vemos, la
operación sujeta a tributación es la primera venta del inmueble, independientemente de
cuantas ventas anteriormente haya realizado el sujeto, del cual solo interesa su calidad de
constructor.
Con respecto al sujeto del impuesto, es decir, al denominado “constructor” del bien inmueble, el
artículo 3 de la LIGV define al constructor como “Cualquier persona que se dedique en forma
habitual a la venta de inmuebles construidos totalmente por ella o que hayan sido construidos
total o parcialmente por un tercero para ella”.
En esa medida, serán sujetos del IGV por la venta de inmuebles aquellos que se dediquen
habitualmente a la construcción de dichos bienes (por ejemplo, empresas constructoras,
personas naturales o jurídicas que sean habituales), o incluso, cuando contraten a un tercero
para que construya por ellos para luego venderlos, como es el caso de los que subcontratan la
construcción.
Conforme al numeral 1 del artículo 4° del Reglamento del IGV, tratándose de lo dispuesto en el
inciso e) del artículo 3° de la Ley del IGV, se presume la habitualidad cuando el enajenante
realice la venta de, por lo menos, dos inmuebles dentro de un período de doce meses,
debiéndose aplicar a partir de la segunda transferencia del inmueble. Agrega que de realizarse
en un solo contrato la venta de dos o más inmuebles, se entenderá que la primera
transferencia es la del inmueble de menor valor.
Si bien la norma señala como operación sujeta a tributación la primera venta que se haga de
un determinado inmueble, también existen situaciones en la que el legislador ha querido que
una posterior venta de un inmueble previamente transferido se considere como afecto con el
IGV. Pues podría producirse en el mercado artificios para evitar el nacimiento de la obligación
tributaria. Se podría señalar que estamos ante normas anti elusivas.
Así, tenemos que el inciso d) del artículo 1° de la LIGV establece que está gravada con el IGV
“la posterior venta del inmueble que realicen las empresas vinculadas con el constructor,
cuando el inmueble haya sido adquirido directamente de este o de empresas
vinculadas
económicamente con el mismo”, y siempre que tal venta hubiera sido realizada a un precio
inferior al valor de mercado, pues de lo contrario no habría posibilidad de elusión tributaria.
En este caso, el literal d del numeral 1 del artículo 2 del Reglamento de la LIGV precisa que
estas posteriores ventas están referidas “a las ventas que las empresas vinculadas
económicamente al constructor realicen entre sí y a las efectuadas por estas a terceros no
vinculados”.
De igual manera, la norma en mención establece que estará gravada como primera venta de
inmuebles “la que se efectúe con posterioridad a la reorganización o traspaso de empresas”,
toda vez que en atención al literal c) del artículo 2 de la Ley no está afecta con el IGV “La
transferencia de bienes que se realice como consecuencia de la reorganización de empresas”,
mecanismo que responde al principio de empresa en marcha y que podría utilizarse como
mecanismo de elusión para el pago del IGV por la transferencia de inmuebles.
También debe tenerse presente lo establecido por el segundo párrafo del literal d del numeral
1 del artículo 2 del Reglamento de la Ley del IGV, en el sentido que “Se considera primera
venta y consecuentemente operación gravada, la que se realice con posterioridad a la
resolución, rescisión, nulidad o anulación de la venta gravada”; es decir, un supuesto distinto a
los ya comentados que se materializa, por ejemplo, cuando habiendo celebrado un contrato de
compraventa de un inmueble cuyo valor estuvo gravado con el IGV, se vuelve a vender el
mismo bien previa resolución del primer contrato, como podría ocurrir si el primer comprador
no canceló el precio en el plazo acordado.
Operaciones exoneradas
El literal B) del Apéndice I del TUO de la Ley del IGV establece que está exonerado de dicho
impuesto “La primera venta de inmuebles que realicen los constructores de los mismos, cuyo
valor de venta no supere las 35 Unidades Impositivas Tributarias, siempre que sean
destinados exclusivamente a vivienda y que cuenten con la presentación de la solicitud de
Licencia de Construcción admitida por la Municipalidad correspondiente, de acuerdo a lo
señalado por la Ley Nº 27157 y su reglamento”.
Este valor de venta, y no precio de venta que ya incluye el IGV, debe ser menor al que
corresponda a 35 UITs, y aunque ni la Ley ni el Reglamento precisan algo sobre el particular,
debemos entender que la comparación se efectúa respecto de valor de la UIT vigente en el
momento que se realiza la operación de venta.
Este requisito supone que la municipalidad distrital en cuya jurisdicción se ubique el bien
inmueble vendido, haya admitido la solicitud de Licencia de Construcción, es decir, que la haya
recibido, pero no exige que se haya otorgado la misma, es decir, la respuesta positiva sobre la
solicitud expedida por el Gobierno Local.
De acuerdo al literal d) del artículo 13 del TUO de la Ley del IGV, la base imponible en la
primera venta de inmuebles es “El ingreso percibido (…) con exclusión del correspondiente al
valor del terreno”.
Sobre el particular, el numeral 9 del artículo 5 del Reglamento, señala que “Para determinar
la base imponible del impuesto en la primera venta de inmuebles realizada por el constructor,
se excluirá del monto de la transferencia el valor del terreno. Para tal efecto, se considerará
que el valor del terreno representa el cincuenta por ciento (50%) del valor total de la
transferencia del inmueble”.
En ese sentido, cuando la primera venta de inmuebles resulte afecta con el IGV, la base
imponible se calcula restándole al valor de venta el 50% del mismo como si ese fuera el valor
del terreno, con lo cual, la tasa del impuesto solo se aplica sobre el otro 50% restante.
En la venta con pagos parciales, si la venta se pacta con pago en partes, la obligación
nace en la fecha de percepción del ingreso, por el monto que se perciba, aun cuando
el mismo sea parcial.
En la venta con boleta de venta, también se aplica la detracción, cuando una persona
natural sin negocio adquiere directamente del constructor el inmueble, pagando el
precio
total de la operación. En este caso, la empresa deberá auto detraerse, es decir, debe
abonar a su propia cuenta el 4% del valor de la operación. En este caso, es obligatorio
consignar en la boleta el número de DNI, apellidos y nombres del adquirente, ya que
estos son los datos que deben consignarse en el formato de pago que se haga al
Banco de la Nación por el monto detraído.
En caso se emita una factura por la compra-venta del inmueble, la empresa adquirente
será la obligada a realizar la detracción. En la venta de un bien a futuro (en planos)
usualmente en la modalidad de “venta en planos” se fracciona el pago en dos partes:
una cuota inicial del 10% o 20% del precio total, y el saldo, al mes siguiente, a través
de un financiamiento de préstamo hipotecario.
La Ley del IGV contempla que los adelantos de este tipo estarán gravados aunque físicamente
no exista el bien materia de la operación. En ese sentido, estos adelantos (cuota inicial)
estarán sujetos a la detracción del IGV por el importe parcial. En caso el banco que financia el
saldo del inmueble, le pague al vendedor (constructor o inmobiliaria) el saldo hipotecado, será
en ese momento en el cual se aplicará la detracción sobre el saldo restante.
Plazos para pagar la detracción: Si se emite una boleta de venta, la detracción puede
pagarse hasta que se firme la escritura pública o hasta el día que se realice el pago en
efectivo, lo que ocurra primero. Si se emite factura, el plazo será hasta el quinto día
hábil del mes siguiente al que se registra la operación o hasta la firma de la escritura
pública, lo que ocurra primero.
Sanciones aplicables: Las personas que incumplan con realizar la detracción, tendrán
una multa del 50% del importe no depositado, siempre que sea detectado; es decir,
mientras que la SUNAT no notifique la resolución de multa, el contribuyente tendrá una
rebaja del 100%, caso contrario, tendrá que pagar el integro de la multa. Asimismo, no
podrá usar el respectivo crédito fiscal, mientras que no cumpla con la subsanación de
hacer el depósito de la detracción en el Banco de la Nación. En caso de uso indebido
de los recursos depositados en las cuentas de detracciones, la multa será del 100%
del importe usado.
Sin embargo, la misma RS N° 293-2010/SUNAT establece que este tipo de Contratos están
sujetos a la detracción aplicable a Arrendamiento de Bienes Muebles, con una tasa de 10%.