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Bravo Mercado Adrian Osvaldo

Grupo 144
Evaluación de la Funciones Ejecutivas

Meta 1.2. Comprender el papel del lóbulo frontal en las funciones ejecutivas

Fuster (2002) plantea que los lóbulos frontales son las estructuras de más reciente
desarrollo y evolución en el cerebro humano. Los lóbulos planifican, regulan y controlan diversas
cuestiones psicológicas y actúan como coordinadores y selectores de los procesos y estrategias
conductuales del humano (Flores y Otstrosky – Solís, 2008, citando a Luria, 1986).

Las funciones de mayor complejidad encuentran soporte principal en la corteza prefrontal,


participando en el control (inhibir, retrasar, y generar respuestas), planeación (integrar, secuenciar
y desarrollar pasos) de la conducta y su relación independiente.

Dichas funciones en relación a la conducta se basan en la motivación de obtención de


metas a través de lineamientos.

Los lóbulos frontales se dividen en tres grandes regiones: Orbital, Medial y Dorso lateral;
estas se subdividen en áreas, como la corteza frontal dorso lateral que es la región
filogenéticamente mas nueva de la cortea frontal y se compone por la corteza motora (que
participa en los movimientos específicos de los músculos), la corteza pre motora (que participa en
la planeación, organización y ejecución de los movimientos), dorso lateral y anterior (que
mantiene función con la asociación supra modal o cognitivas al no procesar estímulos sensoriales
directos)

Dentro de la región Dorso lateral encontramos las porciones dorsal y anterior, siendo la
porción dorsal relacionada con los procesos de planeación, memoria de trabajo (mantener
información de forma activa por un periodo breve para realizar una actividad), fluidez de diseño y
verbal (velocidad y precisión para buscar y actualizar información y reproducirla) , solución de
problemas complejos, flexibilidad mental (poder cambiar de esquema de acción o pensamiento),
generación de hipótesis, estrategias de trabajo, seriación y secuenciación. La porción anterior se
relacionan procesos cognitivos de jerarquía alta, tales como la meta cognición (monitoreo y
control), conducta social, cognición social y conciencia. Dichas jerarquías, en conjunto facilitan la
integración de experiencias emocionales y cognitivas.

Por otra parte, la corteza orbito frontal se relaciona con el sistema límbico, el cumple la
función de procesar y regular emociones, estados afectivitos, conducta y cambios ambientales, es
decir, tomar decisiones ante las situaciones inciertas, poco especificas o impredecibles.

La corteza fronto medial tiene una activa participación en procesos inhibitorios, en


detección y solución de conflictos y en la regulación y esfuerzo de la atención.
Fuente

Flores, J. C. y Ostrosky – Solís, F. (2008). Neuropsicología de lóbulos frontales, funciones ejecutivas

y conducta humana. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencia. 8(1) pp. 47

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