Phase 55 (2015) 257-276
LOS RETOS DE LA PASTORAL LITURGICA
Jaume FoNTBONA
Resumen,
Esta aportacion, basandose en la eclesiologia de comunion, que tiene en cuenta el
hecho de caminar juntos el sacerdocio comin con el sacerdocio ministerial, propone
diez retos a trabajar conjuntamente pastores y fieles en el campo de la pastoral
littrgica e indica dos peligros a evitar.
Palabras clave: Pueblo de Dios, pastoral litdrgica, concelebracion, participacién
activa, mistagogia, lenguaje litdrgico, testimonio de vida.
Abstract
This contribution is based on the ecclesiology of communion. The author keeps
common priesthood and ministerial priesthood walking together in mind. He proposes
ten challenges for pastors and faithful to deal with them in the liturgical pastoral
field, and indicates two dangers to avoid.
Keywords: People of God, liturgical pastoral, concelebration, active participation,
mystagogy, liturgical language, life witness.
Ofrezco en este articulo, ligeramente adaptada, la comunicacion
que presenté el pasado 17 de abril de 2015 en el IV Congreso Littir-
gico de Montserrat. La comunicacién ha sido elaborada desde mi
doble condicién de profesor ordinario de la Facultad de Teologia
de Catalunya y de Presidente del Centre de Pastoral Littirgica
de Barcelona. Y por ello parto tanto de la investigacion personal258 Jaume Fontbona
como de las aportaciones de los miembros del Consejo del Centre
de Pastoral Liturgica (CPL).
1. INTRopUCCION
De entrada, pastores y fieles, tenemos que aprender a escuchar lo
que dice el Espiritu Santo (cf. Ap 2-3) a nuestras Iglesias locales.
Y juntos debemos escuchar la voz del Espiritu para consensuar y
pactar lo que sea preciso para caminar juntos y celebrar la misma
fe, y asi el Evangelio llegue mas lejos y sea comida y bebida ver-
daderas para las personas de hoy. Esto debemos hacerlo, natu-
ralmente, contando con los que, en el seno de la comunidad, han
recibido el don del discernimiento, es decir, los pastores, los que en
ultima instancia deben apuntar hacia dénde caminar juntos. Pero
al mismo tiempo debemos hacerlo mediante la escucha mutua, 0
sea mediante el didlogo.
El evangelio nos ha dejado una escena de didlogo muy significa-
tiva, la de Jestis y la mujer sirofenicia (Mc 7,24-30; Mt 15,21-28).1
Donde, por medio del didlogo, se eliminan fronteras ideolégicas
yculturales, El judio Jestis y la mujer pagana afrontan «el riesgo y
la inseguridad que todo didlogo comporta».° Y por eso el didlogo
da buen resultado.
En la denominada asamblea de Jerusalén —narrada por Lucas en
Hch 15- también hay didlogo y consenso,3 puesto que se llega a
converger en lo esencial: la misién. Esta asamblea de Jerusalén tam-
bién es modelo; donde el sentido de la fe de los fieles, recibido del
Espiritu (el sensus fidelium), y el ministerio apostélico de la memo-
ria y discernimiento (la ¢runco7m), recibido también del Espiritu,
1 Nuria Catpucu-Benaces, El perfume del Evangelio. Jestis se encuentra con
Ins mujeres, Estella: Verbo Divino 2008, 46-51
2 Ibid.,51
8 E] Concilio Vaticano II también hablaré de consenso. En concreto: «La
totalidad de los fieles que tienen la uncién del Santo [cf. Jn 2,20.27], no puede
equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el
sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando "desde los obispos
hastael tiltimo de los laicos cristianos" muestran su universal consenso [sutim
consensuni en cuestiones de fe y moral» (LG 12)Los retos dela pastoral litirgica sg
convergen juntos en un acuerdo: la evangelizacién de los paganos,
pactandoa la vez acciones concretas para no romper la comunién
y continuar juntos en la mision#
Asi pues, los diez retos de la pastoral lituirgica sugeridos a conti-
nuaciénson retos para todo el pueblo de Dios. Asimismo, es preciso
que también juntos, pastores y fieles, evitemos fundamentalmente
dos peligros, apuntados al final.
2. LOs DIEZ RETOS A TRABAJAR JUNTOS COMO PUEBLO DE Dios
* 1. La liturgia debe ser espacio de oracién y de encuentro con el
Seftor en medio de nuestro mundo secularizado
Debemos esforzarnos més, pastores y fieles, para que la liturgia,
renovada por mandato del Concilio Vaticano II, nos adentre mas
enla oracién y en la relacién con Dios, tanto a nivel personal como
a nivel comunitario. O, dicho de otro modo, la liturgia nos ha de
introducir en el misterio.
‘Tenemos que recuperar la visibilidad littirgica de algunos elemen-
tos celebrativos y la capacidad de hacerlos inteligibles, dandoles
aquella forma que ayude a entrar en el acontecimiento evocado y
hecho presente. Elespaciocelebrativo debeayudara la oracién, debe
favorecerlaescucha dela palabra y la participacin de los fieles, yast
entrar en el misterio pascual de la muerte y resurreccién del Seftor.
% 2. Debemos acompariarnos, pastores y ficles, en la experiencia
participativa por los ritos y oraciones
Eslo quese denomina, en sentido amplio, la mistagogia. Teniendo
presente, eso si, que la mistagogia que hacian los padres de la Igle-
sia no tenia delante suyo una gente marcada por el escepticismo,
el relativismo y el racionalismo de la modernidad, y por tanto,
se han de buscar las formas y el lenguaje que permitan llegar
realmente a los corazones y a las mentes. Y tal vez también sera
4 Cf. Jaume Fontsona, «La sinodalitat», Revista Catalana de Teologia 32/2
(2007) 361260 Jaume Fontbona
necesaria alguna reflexién sobre la adecuacién de algunos de los
ritos y oraciones llevadosa cabo, y sobre la manera cémo se hacen.
La mistagogia debe ayudar a vivir la liturgia como sintesis de la
propia vida cristiana.
El obispo de Roma Benedicto XVI, en su Exhortacién apostélica
postsinodal sobre la Eucaristiafuentey culmen de lavida y dela mision
de la Iglesia (2007), afirma que «se ha de promover una educacién
en la fe eucaristica que disponga a los fieles a vivir personalmente
lo que se celebra» (Sacramentum caritatis, 64). Y por esto contintia
Ante la importancia esencial de esta participatio personal y cons-
ciente, {cuales pueden ser los instrumentos formativos idéneos? A
este respecto, los Padres sinodales han propuesto unénimemente
(cf. Propositio, 14) una catequesis de caracter mistagégico que lleve
alos fieles a adentrarse cada vez mas en los misterios celebrados.>
La mistagogia aplica la tipologfa biblica a la liturgia y,° por tanto,
relaciona Palabra y sacramento, fe y espiritu.’ En efecto, la mis-
tagogia no solo explica la celebracién del sacramento, sino que
hace toda una reflexién teol6gica de la misma, descubriendo su
realidad més profunda.
Los gestos y los simbolos deben ser expresivos. Los elementos
visibles («signa visibilia»: SC 7) tienen que hacer presente el misterio
queseevoca y se celebra. La misma celebracién («per ritus et preces»
SC 48) debe ayudar a los fieles a vivir la experiencia celebrativa
como encuentro con el Senor muerto y resucitado, que los envia y
los lena del Espiritu de comuni6n (experiencia de Pascua y Pen-
tecostés). Se trata de ayudar a ver a Dios en los signos visibles y a
encontrarse y dialogar con él por los ritos y las oraciones.
5 BENEDICTO XVI, Exhortaciénapostolica postsinodal Sacramentum caritatis,
64.
6 _ Cf. Jaume FonTona, «La lectura tipolégica de la Sagrada Escritura en
Ja liturgia», Phase 44 (2014) 585-599.
7 C£.Enrico Mazza, La mistagogia. Le catechesi liturgiche della fine del quarto
seccolo ¢ il loro metodo (B.E.L. Subsidia 46), Roma: CLV-Edizioni Liturgiche
71966, 22. 57. Una sintesis del método mistagégico: Jaume FONTBONA, La Cena
del Serior, misterio de comunién (Biblioteca liturgica 32), Barcelona: Centre de
Pastoral Littirgica 2007, 111-113.Los retos de la pastoral litirgicn 8
Sigue siendo un reto lo que dice la Constituci6n sobre la sagrada
liturgia del Vaticano II, en su ntimero 34:
Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves,
claros, evitando las repeticiones iniitiles, adaptados a la capacidad
de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas
explicacion
% 3. Debemosdescubrir, pastores y fieles, la centralidad dela Palabra
hecha carne que se convierte en comida y bebida verdaderas
Una forma de centrarse en la Palabra es saber escuchar. Y hacerlo
receptiva y activamente. Escuchar de una manera receptiva se hace
durante la liturgia de la Palabra, puesto que debe comprenderse y
asimilarse, no solo escuchar. Y escuchar de una manera activa se
hace durante la liturgia de la Eucaristia, ya que la plegaria euca-
ristica habla a Dios, y es uno solo (como cabeza) quien, ennombre
de todos y todas (el cuerpo), ora a Dios, se ofrece a Dios, agradece
a Dios, pone personas y acontecimientos en Ja memoria de Dios,
es decir, en la eternidad.*
Laliturgia dela Palabra debe contar con personas que sean buenas
lectoras, pero también con una buena homilia mistagégica.’ La
liturgia de la Eucaristia debe ayudar a orar y a dar gracias con la
plegaria eucaristica. Por eso el texto ha de ser comprensible para
que todo el mundo ore con él.
El tiltimo documento de la Pontificia Comision Biblica, Inspira-
cién y verdad de la Sagrada Escritura (2014), leva como subtitulo:
La palabra que viene de Dios y habla de Dios para salvar al mundo. Por
eso, la persona que hace el servicio de lector, durante la procla-
macién de la palabra de Dios, se convierte en profeta, puesto que
pone boca al mismo Dios que se dirige a su pueblo." Este mismo
8 — Cf.J. Fontsona, «La dimensié escatoldgica de Església. Església i
Regne», Revista Catalana de Teologia 39/2 (2014) 701-701
9 Elobispo de Roma Francisco, en Evangelii gaudium, dedica ala homilia
Jos ntimeros 135-144, y a su preparacién, los nuimeros 145-159.
10 Cf. Cesare Grraupo, «”Venite et auscultate”. Saber proclamar y saber
escuchar», Phase 55 (2015) 157-160.262 —_— Jaume Fontbona
documento se detiene en las dos aclamaciones hechas después
de proclamar las lecturas y el evangelio: Palabra de Dios y Palabra
del Seftor (rim. 2)."" Unas aclamaciones que ayudan a entender lo
que se ha escuchado como palabra que proviene de Dios y como
palabra que habla de Dios.
La importancia de la Palabra siempre ha ido unidaa la veneracion
del cuerpo de Cristo. En eso, Oriente y Occidente coincidimos.
Origenes ya pedia que se «recibiera» la Palabra con tanto cuidado
como el cuerpo del Seftor." Cesareo de Arlés, en un sermén trans-
mitido bajo el nombre de san Agustin, hacia el ato 540, decta’
{Qué os parece mas importante: la Palabra de Dios 0 el cuerpo de
Cristo? Si queréis responder la verdad, debéis decirme ciertamente
que la Palabra de Dios no es menos importante que el cuerpo de
Cristo. Ademés, asicomo tenemos cuidado, cuandose nosdistribuye
el cuerpo de Cristo, deno dejar caernada denuestrasmanosal suelo,
del mismo modo debemos tener igual cuidado de no dejar escapar
de nuestro corazén la Palabra de Dios, cuando se nos comunica,
pensando o hablando de otra cosa. Porque no sera menos culpable
quien escucha la Palabra de Dios con negligencia, que quien deja
caer al suielo por negligencia el cuerpo del Senor."
En la Eucaristia, mas que en ninguna otra parte, Palabra y pan
partido no forman més que una sola cosa; en efecto, decia san
Agustin: «La palabra de Dios predicada diariamente es pan». "4
La comunién en la Palabra da asi «carne» a la pertenencia comin
a Cristo y al Evangelio de Dios; es decir, le permite emerger como
1 «El lector subraya la importancia de la accién que ha realizado y pide
a los oyentes que tomen plena conciencia de que lo que les ha comunicado
es verdaderamente la Palabra de Dios 0, mas especificamente, la Palabra del
Seftor (Jestis), el cual es en su misma persona la Palabra de Dios (cf. Jn 1,1-2)
Los fieles, por su parte, expresan la actitud de humilde reverencia con que
acogen la Palabra que Dios les dirige: llenos de reconocimiento, escuchan
con sentimientos de alabanza y de jubilo la buena noticia del Seftor Jestis.»
(Inspiracion y verdad de la Sagrada Escritura, 2)
12 Oricenes, Tract. Ev. Jo. 25, 12; cf. BeNepicto XVI, Exhortacién apostélica
postsinodal Verbum Domini, 56
13. Sermo 78,2: CCSL 103, 323-324,
14 San Acustin, Sermo 59,3: PL38,401Los retos de la pastoral littirgica 263
vida eclesial. En palabras del obispo de Roma Benedicto XVI, en
su Exhortacién apostélica postsinodal sobre la Palabra de Dios en
la vida y en la mision de la Iglesia (2010):
De este modo, la sacramentalidad de la Palabra se puede entender
en analogia con la presencia real de Cristo bajo las especies del pan
y del vino consagrados (cf. CEC 1373-1374). Al acercarnos al altar
y participar en el banquete eucaristico, realmente comulgamos el
cuerpo y la sangre de Cristo. La proclamacién de la Palabra de Dios
enlacelebracién comporta reconocer que es Cristo mismo quien esta
presente y se dirige a nosotros (cf. SC 7) para ser recibido."
El citado documento Inspiracién y verdad de la Sagrada Escritura de
la Pontificia Comision Biblica, en su ntimero 2, recuerda:
Aunque estas caracterfsticas no se realizan siempre de manera
perfecta, la liturgia de la Palabra constituye un lugar privilegiado
de comunicacién: Dios en su benevolencia se dirige a su pueblo con
palabras humanas, y este acoge con sentimientos de gratitud y ala-
banza la Palabra de Dios. En la liturgia de la Palabra y sobre todoen
la liturgia eucaristica se celebrael misterio pascual de Cristo, culmen
y cumplimiento de la comunicacién de Dios con Ja humanidad. En
ella se realiza la redencién de los humanos y, al mismo tiempo, la
més alta y perfecta glorificacién de Dios. La celebracién no es una
formalidad ritual, sino que se orienta a lograr que los fieles «apren-
dan a ofrecerse a si mismos y se perfeccionen dia a dia por Cristo
mediador en la union con Dios y entre sf, para que, finalmente, Dios
sea todo en todos» (Sacrosanctium Concilium, 48). El hecho de que Dios
dirija su palabra a los hombres en |a historia dela salvacin y enviea
su Hijo, que es su Palabra encarnada (Jn 1,14), tiene el solo objetivo
de ofrecer a los hombres la unién con él.
Por todo esto, se ha de procurar no descuidar la formacién biblica
del pueblo cristiano y entre todos deberiamos hacer un gran
esfuerzo para incrementarla.
Porotra parte, laactual distribucién de las lecturas dela misa, sobre
todo en los domingos deltiempo ordinario, resulta excesivamente
dispersa. Cierto que es un valor que la segunda lectura tenga un
ritmo propio, pero cuesta demasiado de captar. En definitiva, al
15 BeNEDICTO XVI, Verbum Dontini, 56.264 —__— Jaume Fontbona
menos en este aspecto concreto, deberia intentarse una nueva
distribuci6n de las segundas lecturas del tiempo ordinario, pro-
curando que tengan también alguna relacién con el evangelio.'*
»% 4. Debemos asegurarnos, pastores y fieles, de que la liturgia cele-
brada conecte con la vida y Ia accion de las personas que partici-
panenella
Odichoal revés: quela vida dela gente esté explicitamente presente
en la celebracién. Y cuando se dice «vida de la gente», se dicen
muchas cosas: las experiencias mas normales y cotidianas, las
ilusiones y las angustias que se viven en la calle, las realidades del
mundo més global, los acontecimientos concretos que han podido
afectara alguien y pueden tener relieve para toda la comunidad, las
actividades que se hacen en la parroquia, en la diécesis o en toda
la Iglesia. No se trata de convertir la celebracién en un noticiario,
ni de hacer que el protagonismo de la celebracién lo tengan los
diversos acontecimientos y no la presencia de Jesucristo. Pero la
asamblea debe notar y experimentar que lo que se celebra tiene que
ver con su propia vida y la del mundo. Los momentos en los que
esto mas se puede notar es en la homilia y en las intenciones de la
oracién de los fieles, pero no solo en estos momentos: de alguna
manera debe impregnar todo el conjunto.
Laasamblea eucaristica nose encierra nunca ensi misma, niensus
propias necesidades; en efecto, siempre se abre a las necesidades
de toda la humanidad, «recordando» el hambre, la siembra y la
cosecha, el tiempo desequia, los desastres naturales, los sufrimien-
tos de los pobres, la soledad de los ancianos, las responsabilidades
de los que gobiernan las naciones y los estados, los enfermos de
todo tipo, los moribundos, todos aquellos que padecen las més
duras calamidades
16 _Cf.RenatoDr Zan, «La lectura litirgica de la Escrituran, Phase 54 (2014)
563-574. Destacamos esta interesante aportacion del biblista y liturgista De
Zan, quien estudia la interpretacion de la Escritura en la liturgia, destacando
larelaci6n entre la primera lectura del Antiguo Testamento y el evangelio, asi
como el lugar del salmo, quedando més flojo el lugar de la segunda lectura
en el tiempo ordinario en relacién con el evangelio.Los retos de la pastorallitirgica 085
Esta percepcién del sufrimiento humano no es accidental. Preci-
samente porque el memorial celebra el martirio de Jestis, el profeta
«eliminado» (cf. Hch 5,30; 10,39). Esta muerte injusta y violenta
es una comunion real con el drama humano. La cruz y la tragedia
humana han quedado tejidas por siempre. La Eucaristia hace
memoria de la victoria de Dios sobre esta escandalosa einsoportable
perfidia del calvario. Y en la resurreccién, esta comunion con las
victimas de todo tipo entra en la gloria del Padre, y la creacion es
transfigurada.”
Elrito hace vivir el misterio que te enviaa transformar el mundo,a
hacerlo mas de acuerdo con la ciudad santa de Dios, a hacer posi-
ble el banquete de todos los pueblos en la comuni6n del Espiritu.
Precisamente la Eucaristia se acaba con una clara invitacion a la
accién transformadora y evangelizadora: Ite missa est.!* En otras
palabras: «Id a realizar la misién en la que os habéis implicado ante
toda la asamblea después de participar del Cuerpo y de la Sangre
de Cristo». El obispo de Roma Benedicto XVI, en la citada exhor-
tacién apostélica postsinodal sobre la Eucaristfa fuente y culmen de
Ia vida y de la misi6n de la Iglesia (2007), comentando estas palabras
romanas y recogiendo una proposicién de los padres sinodales
(Propositio, 24), decia:
Este saludo [Ite ntissa est] expresa sintéticamente la naturaleza
misionera de la Iglesia. Por tanto, conviene ayudar al pueblo de
Diosa que, apoyandose en la liturgia, profundice en esta dimensién
constitutiva de la vida eclesial. En este sentido, seria titil disponer
de textos debidamente aprobados para la oracidn sobre el pueblo y
Ia bendicién final que expresen dicha relacién."”
En definitiva, la liturgia celebrada debe ayudar a las personas
participantes a vivir una espiritualidad encarnada, a comprome-
terse en la edificaci6n dela Iglesia del lugary a colaborar con otras
personas en la construccién del Reino
17 Cf. Ioannis ZiziouLas, Eucaristia e Regno di Dio (Spiritualita orientale),
Magnano: Edizioni Qigajon~Comunita di Bose 1996, 87.
18 Cf. C. Girauvo, «“Venite et auscultate”. Saber proclamar y saber escu-
char», Phase 55 (2015) 163-164.
19 BenEpicro XVI, Sacramentum caritatis, 51266 _ Jaume Fontbona
% 5. Debemos ayudarnos, pastores y fieles, a profundizar en la di-
mension contemplativa de la Eucaristia
La toma de conciencia de la obra de Dios y de su grandeza, expre-
sada como confesién 0 proclamacién," es esencial. Aqui radica la
verdadera dimensién contemplativa de la Eucaristia. No es simple
admiracion, sino mirada de fe que la Palabra ha nutrido, apuntando
hacia la andmnesiy de la economia divina cuyo centro es Cristo.
Algunas anaforas son un maravilloso Credo y la tradicién habla de
é£op10Aoyeiv (alabar, confesar), traduciendo en alabanza el con-
tenido de la fe. Asi se proclama quien es Dios, no en una definicion
abstracta, sino dentro del ahora y aqui de su accion salvadora.
¢Puede sorprender que la participacion asidua en la Eucaristia
sea reveladora de la calidad de fe?
La «recepcién» dela Palabra hecha en la fees comunién con Cristo, la
misma Palabra de Dios que comunicasacramentalmente su cuerpo
y su sangre. El relato de Jn 6 ha hecho que la tradicién mantuviera
unidos Palabra y sacramento. San Ambrosio ya hablaba del céliz
de la Escritura y del céliz del altar, la palabra «comida».
La comunién en la Palabra conduce a la comunién en el sacrificio
«espiritual» de Cristo; permite recibiren la fe vivida lo que es comu-
nicado porel pan y el céliz «santificados». El crede et manducasti de
Agustin," «lo que alimenta noeslo que se ha visto, sino aquello en lo
quese ha creidon,” apunta hacia lo esencial deesta unidad inseparable
en la comunién del cuerpo del Senior.
% 6. Debemos profundizar, pastores y fieles, en la concelebracién de
Ia Eucaristia
La concelebraci6n es una gran aportacién de la reforma littirgica
conciliar; en efecto, manifiesta el acontecimiento de ser uno en
20 Por ejemplo, la anafora de CA VIILy la plegaria eucaristica IV del Misal
de Pablo VI
21 San Acustin, Tract. Ev. Jo, 25,12.
22 fd., Sermo 112,5,5: PL 38,654.267
Los retos de la pastoral litiirgica
Cristo, puesto que participamos del tinico pan partido y del tinico
caliz bendecido. Lo recuerda san Pablo:
El cdliz de la bendicién que bendecimos, gno es comunién con la
sangre de Cristo? Y el pan que partimos, zno es comunién con el
cuerpo de Cristo? El pan es uno, y asi nosotros, aunque somos
muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del
mismo pan (1Cor 10,16-17)
Aunque la concelebracién se refiere a los ordenados al ministerio
sacerdotal, todos los fieles concelebran. En la celebracion eucaris-
tica, toda la asamblea es concelebrante, toda ella, especialmente en la
plegaria eucaristica, se dirigea Dios Padre, por Cristo, con Cristo y
en Cristo en la comunién del Espiritu Santo. Y gracias a esta comu-
ni6n sacramental, la asamblea concelebrante es transformada en el
cuerpoeclesial. Las personas participantes se conviertenen unsolo
cuerpo, puesto que, aunque sean muchas y distintas, participan
del mismo Cuerpo y de la misma Sangre de Cristo. Entonces, la
concelebracién no deberia ser una cosa de curas, como a menudo
aparece, sino la expresién de la unidad del Pueblo de Dios, de la
unidad del sacrificio de la Cruz y de la unidad del sacerdocio.
Deberia recuperarse la visibilidad y comprensi6n de esta unidad
esencial, sacramental
Asi pues, la concelebracién hace visible la unidad de la Iglesia, que
nace del tinico sacrificio pascual de Cristo; 1a manifiesta como comu-
23 Cf. Adalbert Franquesa, «Para revalorizar la concelebracién», Cuader-
nos Phase 115 (2001) 76-79. Este ntimero 115 esta enteramente dedicado a la
concelebracion. De los cuatro estudios, ademas del P. Franquesa, destacamos:
Goffredo Bose, «Los debates sobre la concelebracin después del Vati
cano II. Balance y perspectivas», 25-52. Otros estudios: Gisbert GRESHAKE,
Ser sacerdote hoy. Teologia, praxis pastoral y espiritualidad (Verdad e Imagen
161), Salamanca: Sigueme 2003, 437; Goffredo BoseLu1, «Concelebrazione
eucaristica e ministero presbiterale», Rivista Liturgica 97/1 (2010) 67-80; F.
‘ArnzE ~ A.M. RANjITH, «Le grandi celebrazioni: una riflessione in corso»,
Notitiae 493-394 (2007) 535-542.
24 La tercera edicién tipica de la Ordenaci6n general del Misal Romano,
publicada en el afio 2002, dice en su ntimero 199, que la misa concelebrada
«manifiesta provechosamente la unidad del sacerdocio y del sacrificio, como
también de todo el pueblo de Dios»2g Jaume Fontbona
nidn (unidad en la diversidad) que es, donde cada uno participa
desde su lugar y segtin el don del Espiritu recibido, Hay un unico
presidente, un tinico altar, un unico sacrificio, una tinica anafora
(una unidad velada por la costumbre latina de dividir el canon
durante las concelebraciones) y, por tanto, un tinico Amen, que es
el indivisible Amen de la Iglesia de Dios. Y de este Amen surgen
todos los Amen diseminados en la vida cristiana; y a él retornan
todos para ser reunidos por quien preside y ofrecidos al Padre en
la acci6n de gracias, asumiendo todos los terrenos humanos que
han sembrado. El Amen que concluye la anafora es asi el de todo
el cuerpo de Cristo, recibiéndose como cuerpo en la alabanza, la
gratitud, la adoracién, la confesién de Dios.
Durante los primeros siglos la concelebracién expresaba la unidad
del sacerdocio de Cristo, la del sacerdocio comun y la del sacerdocio
ministerial, alrededor del mismoaltar, y era expresion dela unidad
en la diversidad de la tinica Iglesia de Cristo. El cambio teolégico
que supuso el hecho de considerar la plegaria eucaristica como
marco de las palabras de la consagracién, influy6 en la doctrina
catolica sobre la celebracién eucaristica hasta la reforma liturgica
del Concilio Vaticano I. La reforma conciliar insiste en la impor-
tancia de la plegaria eucaristica, y dentro de ella valora la aném-
nesis y la epiclesis como momentos fundamentales de la plegaria
eucaristica. Por ello, no se deberia centrar toda la atencién en las
palabras consagratorias, ya que tenemos una plegaria eucaristica
—la de Addai y Mari-aceptada como valida desde el aito 2001 por
Ja Iglesia catélica romana que no las tiene.” En efecto, en el seno
de la Iglesia catélica, junto a la teologia escoldstica medieval de la
sacramentalidad fundamentada en las palabras del Senor, subsiste
la antigua concepcion de la sacramentalidad fundamentada en la
interpretaci6n tipoldgica de la liturgia, que destaca la clara volun-
tad de celebrar la Eucaristia como obediencia al mandamiento del
Senor. Precisamente el problema de la concelebracion eucaristica
centrada en la recitacién de las palabras de la consagracién lleva
25 Cf. J. FontBona, La Cena del Serior, misterio de comunién, 73-75.
26 Cf.E.Mazza, Dall’ Ultima Cena all’ Eucaristia della Chiesa (Studie ricerche
di liturgia), Bologna: EDB 2014, 60. 96-97. 100.269
Los retos de Ia pastoral litiirgica
a plantearse la sincronizaci6n o simultaneidad de ellas, asi como
el hecho de participar o no como oficiante si no se pronuncian.”
Para evitar las denominadas misas privadas y las misas simulté-
neas en un mismo lugar de culto, han aparecido las concelebra-
ciones de presbiteros solos. Y esto es una novedad en la tradicién
eclesial latina, puesto que no conoce la concelebracién de pres-
biteros solos. Ademés, no es necesario que todos los sacerdotes
participantes pronuncien palabras 0 hagan gestos, puesto que
pueden igualmente participar auditu en la Eucaristia presidida
por otro presbitero y recibir la comunién.**
Por eso deberia evitarse la alternativa que muchos presbiteros se
plantean entre presidir o concelebrar, ya que la tradicién eclesial
reconoce que los presbiteros celebran la Eucaristia, aunque no
realicen en ella actos ministeriales ni pronuncien formulas sacra-
mentales. Y un criterio littirgico a tener en cuenta deberia ser que
el ntimero de concelebrantes aunque no hay numerus clausus, ni
tiene sentido queenalgunas celebraciones solo se deje concelebrar
aalgunos presbiteros seftalados—no impida la vision del tinicoaltar
y que lo puedan rodear.” El lugar del presbiterio también deberia
facilitar la concelebracién; tenemos un buen ejemplo de ello en el
presbiterio de la iglesia de la abadia de Montserrat. Sin embargo,
la concelebracién més significativa sigue siendo la presidida por
el obispo local con su presbiterio y asistido de los diaconos y con
el resto del Pueblo de Dios concelebrante.
27 Enesta linea, ver: Guillaume DeRvite, La concelebracion eucaristica, Del
simbolo a la realidad (Libros Palabra 52), Madrid: Ediciones Palabra 2010.
28 _Cf.SANFRANcisco pe Asfs, Epistola missa una (1224): «Ammoniscoedesorto
nel Signore che, nei luoghi dove i fratelli risiedono, sia celebrata una sola messa al
giorno, secondo la normadella santa Chiesa. Se, tuttavia,cifossero in unostesso luogo
piii sacerdoti,l'uno siaccontentera, per amore della carita, diascoltare la celebi
dell ‘altro sacerdote, poiché il Signore Gesit colma dei suoi doni i presentie gli
che sono degnti di lui». Fragmento extraido de E. MENESTO-S. BRUFANI (eds.),
Fontes Franciscani, Assissi: Porziuncula 1995, 99-104; 101-102.
29 Sobre el numero de concelebrantes: A. FRANQUESA, «Para revalorizarla
concelebracién», 84-85.Oe Jaumelonttona
Otra cosa son las dificultades planteadas por las grandes conce-
lebraciones, porque parecen enturbiar la unidad de la asamblea
concelebrante e impedir participar del mismo pan partido y de la
copa bendecida en la misma celebracién. Debe reconocerse, sin
embargo, que son excepcionales y extraordinarias.”
Los presbiteros y los obispos concelebrana través del signo puesto
por la Iglesia, y para que este signo manifieste que hay un tinico
sacerdocio, un unico sacrificio y un tinico Pueblo de Dios, me
atreveria a proponer que, en algunas ocasiones, como de hecho se
proponeen as misas con nifios,”" solo quien preside pronuncie toda
la plegaria eucaristica, incluido el relato institucional 0 palabras
de la consagracién, tal como se hacia durante los primeros siglos
y todavia hoy se hace en algunas Iglesias orientales. Entonces, los
concelebrantes presbiteros y obispos manifiestan su participacién
con el vestido liturgico y con el lugar propio, y sobre todo, con el
gesto de la imposicidn de lasmanos. Esto ya seconsigue dealguna
manera con la normativa actual, si los concelebrantes pronuncian
ala vezla plegaria eucaristica submissa voce, es decir, sin que nadie
les oiga la voz.”
»% 7. Debemos procurar, pastores y fieles, avanzar en Ia comunién con
Ia sangre de Cristo
La Ordenacién General del Misal Romano actual (IGMR*2002) ytam-
bién el Cédigo de Derecho canénico de 1983 reintroducen la practica
de la comunién bajo las dos especies. Y afirma:
30 Cf. Benepicto XVI, Sacramentum caritatis, 61. Donde se recuerda que «se
han de prever modos adecuados de coordinacién y disponer el lugar de
culto de manera que permita a los presbiteros y a los fieles una participacién
plena y real».
31 Cf. Directorio para las misas con nifios, 23. Ver también el comentario en
J. AvpazAsat, Celebrar la Eucaristia con nifios (Dossiers CPL 20), Barcelona:
Centre de Pastoral Liturgica 2010, 41. El Directorio para las misas con nitios
reconoce a los niftos también como celebrantes.
32 Seguimos A. FRANQUESA, «Para revalorizar la concelebracion», 81-82; cf.
IGMR 218: «(...] los concelebrantes las acompanen en voz baja y que la voz
del celebrante principal se escuche claramente. De esta manera las palabras
seran comprendidas mas facilmente por el pueblo»Los retos de la pastoral litirgica od
Cuando la sagrada comunién se hace bajo las dos especies el signo
adquiere una forma mas plena. De esta forma, en efecto, el signo del
banquete eucaristico resplandece mas perfectamente y expresa mas
claramente la voluntad divina con que se ratifica la alianza nueva
y eterna en la sangre del Seftor, asf como también la relacién entre
el banquete eucaristico y el banquete escatoldgico en el reino del
Padre (IGMR 281)
El simbolismo del pan partido dado y del céliz compartido de
la Ultima Cena se orienta hacia la comunién fraterna, que debe
encontrar la plenitud en el Reino mesianico, y que se apoya en el
don supremo del Padre, que es el Hijo entregado para la multitud.
El efecto eclesial de la Eucaristfa est inscrito en el signo (sacramen-
fum tantum). El signo del pan partido y del céliz compartido (se
distribuye la unidad) revela que pan y vino no son destinados tini-
camentea la comuni6n dela vida individual del creyente con Cristo
y el Padre, sino también a aquello que, sintetizando la tradicién,
Toméas de Aquino indicara con expresiones llenas de significado:
«a unidad del cuerpo mistico sin la cual no hay salvacién»,* «el
sacramento de la caridad significada y causada», «la Eucaristia es
el sacramento de la unidad de la Iglesia, que consiste en que muchos
sean uno en Cristo». Ademias, el mismo signo (sacramentum tantun)
contiene, como en una filigrana, otra armonia; en concreto, evoca el
banquete escatolégico, simbolo de la «sociedad de los santos en la
paz, la unidad plena y perfecta».** La Ultima Cena ya contiene esta
perspectiva escatologica.” Y el autor del Apocalipsis la recupera en la
bienaventuranza: Dichosos los invitados al banquete de bodas del cordero
(Ap 19.9). Precisamente este es el significado de la formula actual del
3 STILL, 4.73, a.3: Quod res sacramenti est unitas corporis mystici, sine qua non
pot est esse salus (BAC 164, 475).
34 STII, g.78, 2.3, ad 6: Sacramentumt caritatis quasi figuratioum et effectioum
(BAC 164, 658).
35 STII, q.82,a.2,ad3: Eucharistia est sacramentum unitatisecclesiasticae, quae
attenditur secundum hoc quod multi sunt «unum in Christo» (BAC 164, 803).
36 STIII, 4,79, a.2: In societate sanctorum, ubi pax erit et unitas plena atque
perfecta (BAC 164, 695).
37 Cf. Mt26,29; Me 14,25; Le 22,16-18; ef. Le 13,28-29.TS Jaume Fontbona
Misal Romano.* La participacién en el banquete es, ciertamente, mas
significativa comiendo del pan partido yy bebiendo del cdliz compartido.
Laasamblea concelebrante ha de captar que se hace lo mismo que
Jestis hizo y que, por eso, todos y todas formamos un solo cuerpo
yentramosen laalianza de Dios con toda la humanidad. Laasam-
blea debe percatarse que el pan partido y el céliz compartido de
la Eucaristia corresponden al pan partido y al caliz compartido
de Jestis en la Ultima Cena. En efecto, la Ultima Cena fue una
accién simbélica que marca toda la reflexién sobre el misterio
Pascual duranteloscuatroprimerossiglos dela gles La Euca-
ristia imita la Ultima Cena, anticipa y anuncia la pasion, muerte
y resurreccion de Jestis, y al mismo tiempo anticipa y anuncia el
banquete del Reino, libres de la muerte y de todo mal. Por eso,
desde aqui proponemos que el relato fundacional de nuestras
plegarias eucaristicas una la actual versién con las palabras sobre
el céliz de Mc 14,25 (cf. Le 22,18).° Precisamente, el signo del caliz
compartido del relato de Marcos une la sangre de la alianza con
el banquete del Reino, anunciando la muerte y resurreccién de
Jestis, y también la nuestra, reunidos en el banquete final con
todos los pueblos.*" En concreto, esta serfa la propuesta:
38__Cf. FoNTBONA, «Ladimensiéescatoldgica del’Església. EsglésiaiRegne»,
702-703.
39 Cf. Pino D1 Lucio, «Tradizioni dell’Ultima Cena», Rivista di Teologia
54 (2013) 391-416. El texto de Me 14,25 dice: «Os aseguro (auiyy Aéyo OLY)
que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el dia que lo beba nuevo en el
reino de Dios (rive katvov év 1] Baoueia tod Ocov)»
40 Cf. Fontsona, «La lectura tipolégica de la Sagrada Escritura en Ia litur-
gia, 590. Jestis da un sentido a la propia muerte (no volveré a beber del fruto
de la vid), es obediente al Padre (el amén era la respuesta de todos los fieles
enlaasamblea littirgica, una respuesta que implica, compromete y confirma)
Getsemaniesel lugar donde Jestis hace la voluntad del Padre (como rezamos
enel padrenuestro y como hizo Abraham: Gn 224-5). El hecho de cumplir la
voluntad del Padre da vida e implica la venida del Reino. Mientras se va, el
reino viene. Por eso, mientras Jestis confirma su entrega hasta la muerte (es
obediente al Padre, renuncia a su propia vida por amor), esta anunciando su
participacién en el banquete del Reino (hasta el dia que lo beba nuevo en el
Reino de Dios). Si el hecho de no volver a beber alude a su proxima muerte,
el beber el vino nuevo apunta a la fiesta del Reino.Los retos de la pastoral litirgica 0-073
Tomad y bebed todos de él, porque este es el caliz de mi sangre,
sangre de laalianza nueva y eterna, que sera derramada por vosotros
y por la multitud para el perdén de los pecados. Os aseguro que no
volveré a beber del fruto de la vid hasta el dia que lo beba nuevo en
el Reino de Dios.
x 8 Debemos revisar, pastores y laicado, el lenguaje littirgico como
expresion de la fe vivida y testimoniada
Los textos biblicos que leemos en las celebraciones lituirgicas son
Palabra de Dios, pero las oraciones que decimos, no, aunque expre-
san la fe de la Iglesia. Por eso, un reto es hacer mas comprensibles
los textos littirgicos, para que la asamblea concelebrante ore con
ellos, se identifique con la fe que en ellos se confiesa.
Nuestros textos littirgicos, y eso se ve de una manera especial en
las oraciones, utilizan el lenguaje de una época determinada de la
historia dela Iglesia, en la que encajaban muy bien, pero que ahora
a menudo suenan muy alejados de la realidad, aunque conecten
con la fe de nuestros padres. Por ello, propondria revisarlos a
fondo, para que no sean una barrera innecesaria para la vivencia
litargica del pueblo de Dios.
Ellenguaje litirgico es un lenguaje performativo (segtin la teoria
del lenguaje del briténico John L. Austin) que realiza lo que dice,
como Jestis hizo en la Ultima Cena." As{ pues, el lenguaje littirgico
ha de recuperar esta fuerza significativa, para que las personas que
participan de la liturgia entiendan que lo que se expresa se realiza,
que ocurre lo que se confiesa.
* 9. Debemos trabajar masa fondo, pastores y catequistas, la relacin
dela catequesis con la liturgia
La catequesis infantil y juvenil deberfa ser mas testimonial que
conceptual, y la liturgia ayuda a expresar la fe con ritos y oracio-
nes. Y las personas adultas son las que acompafian a los nifios y
j6venes con su testimonio.
41 Cf.J. FonTBona, Los sacramentos de la iniciacion cristiana (Biblioteca litur-
gica 45), Barcelona: Centre de Pastoral Littirgica 2014, 107-110.274 Jaume Fontbona
El Directorio para las misas con niftos,? publicado el 1 de noviembre
de 1973, sigue siendo muy actual en el Ambito de la catequesis
infantil y juvenil. El Directorio hace notar la peculiar dificultad
del hecho de que la liturgia no esté pensada para los nifios, pero a
la vez la Iglesia debe cuidarla especialmente (ntims. 1-2). Tal vez
harfa falta que también las personas adultas entraran en la dind-
mica participativa de los nifios y jvenes que proponeel Directorio
y que se concreta en tres plegarias eucaristicas, que contemplan
una mejor participacién delos fieles con el aumento del ntimero de
aclamaciones. Esto si, «pero sin que llegue a oscurecerse el caracter
presidencial de la plegaria eucaristica» (Introduccién, 7).
Y porque la cultura actual favorece poco la participacién atenta en
una proclamacién seguiday hecha por una sola persona,comoesel
caso dela plegaria eucaristica, es por ello que se podria reflexionar
sobre la posibilidad de incluir mas aclamaciones en ella tal como
se hace en las plegarias eucaristicas con nifios, y asi favorecer que
este momento tenga la relevancia y la potencia que debe tener.
% 10. Y finalmente, un reto operativo para los delegados episcopales
de liturgia y para los miembros del Centre de Pastoral Litiirgica
de Barcelona
Juntos deberiamos hacer, escuchandoal Espiritu y captandoel sen-
tido dela fe de los fieles, un diagnéstico actualizado de la pastoral
littirgica, intentando esclarecer puntos fuertes y débiles, peligros
y oportunidades. Esto se podria llevar a cabo mediante encuestas
0 cuestionarios, publicaciones, mesas redondas, congresos... en
formatos pequefiosy asequibles, para crear opiniény pensamiento.
Y estaria bien que se hiciera contando con la experiencia de dis-
tintas disciplinas (no solo la historia de la liturgia o la teologia,
sino también la semistica y la antropologia). Y en esta interesante
labor, seria conveniente que se implicasen no solo a los pastores,
sino también al laicado a través de los movimientos eclesiales y
apostélicos, entidades, cofradias y hermandades, asociaciones de
fieles, etc. Nose trata de pretender descubrir inesperadas noveda-
42 Publicadoen Celebrar Ia Eucaristia con nifios (Dossiers CPL20), Barcelona:
Centre de Pastoral Liturgica 22010, 17-69; con comentarios de J. Aldazabal.Los retos de la pastoral litiirgiea 075
des, sino de formular de forma sintética la realidad que nos rodea
para incidir en la misma con propuestas operativas que ayudana
glorificar a Dios y santificar al pueblo cristiano (cf. SC 7)
3. DOS PELIGROS A EVITAR
El primer peligro a evitar, pastores y fieles, es usar la liturgia como
proyectil y como afirmacién de la pertenencia a un determinado
grupo eclesial. Debemos procurar, pastores y fieles, no hacer ideo-
logia de unestilo concreto de celebrar, “ni fomentar el pietismo fun-
damentalista, tan alejado de una auténtica espiritualidad litargica
Por tanto, deberia evitarse el hecho de significarse y defenderse
ideolégicamente con una manera de celebrar. El talante celebrativo
no puede ser un armani un escudo de combate. Pastores y fielesde
cada realidad cultural debemos consensuar la expresién comtin de
la fe (cf. LG 12), los signos visibles que expresen la fe de la Catélica
en cada lugar y en la propia lengua y cultura.
Elsegundo peligroa evitar, pastores y laicado, esel de desvincular
la liturgia de los otros dos pies con los que camina todo el pueblo
de Dios hacia el banquete de la ciudad santa, la Jerusalén celes-
tial. Estos dos pies son la accién solidaria y sanadora y la accion
evangelizadora. En efecto, el pueblo de Dios, con el acompaiia-
miento de Jesucristo muerto y resucitado (cf. Le 23,13-35) y con la
fuerza del Espiritu (cf. Le 23,49; Hch 1,8), hace el camino de Jestis
hacia el Reino del Padre con tres pies: (1) el de la accion educativa
y evangelizadora, el Evangelio es su raiz; (2) el de la celebracién
de la fe vivida y testimoniada, la Eucaristia es su savia; y (3) el de
laaccién transformadora, construyendo justicia y solidaridad en
medio de los pobres, el Reino es su meta. Estos tres pies definen
los tres servicios que se derivan de ellos, es decir, los servicios de
la Palabra (anuncio de la fe), de la Liturgia (celebracién de la fe),
de la caridad (testimonio de la fe). Precisamente el pie de la soli-
daridad y del servicio a los demas debe esparcir en el mundo el
43. Cf. FRANc1sco, Exhortacién apostélica Evangelii gaudium, 92-97. Donde
el papa Francisco alerta contra la mundanidad espiritual,Oye cere eee eee eee eee eee eee e-e Steins Peer
perfume del amor de Dios manifestado en Cristo en la comunién
del Espiritu Santo.
Es responsabilidad de todo el pueblo de Dios intentar que el ser-
vicio a los pobres que se hace desde Caritas no esté desvinculado
del resto de la vida comunitaria; y que las personas que quieran,
voluntarias o profesionales, trabajen la espiritualidad emanada
de la vivencia littirgica desde el punto de vista de su experiencia.
Y en palabras del obispo de Roma Francisco en el ntimero 24 de
su citada Exhortacién apostolica sobre el anuncio del Evangelio en
el mundo actual (2014)
La evangelizacion gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio
dela exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se
evangeliza a si misma con la belleza de la liturgia, la cual también es
celebracién de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado
impulso donativo.
Jaume FonTBONA
Presbitero de Ia didcesis de Barcelona, ejerce su ministerio conto
pérroco de Cristo Rey de Barcelona, es profesor ordinario de la
Facultad de Teologia de Catalunya, director de la revista «Phase»
y presidente del Centre de Pastoral Littirgica.