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Phase 55 (2015) 257-276 LOS RETOS DE LA PASTORAL LITURGICA Jaume FoNTBONA Resumen, Esta aportacion, basandose en la eclesiologia de comunion, que tiene en cuenta el hecho de caminar juntos el sacerdocio comin con el sacerdocio ministerial, propone diez retos a trabajar conjuntamente pastores y fieles en el campo de la pastoral littrgica e indica dos peligros a evitar. Palabras clave: Pueblo de Dios, pastoral litdrgica, concelebracion, participacién activa, mistagogia, lenguaje litdrgico, testimonio de vida. Abstract This contribution is based on the ecclesiology of communion. The author keeps common priesthood and ministerial priesthood walking together in mind. He proposes ten challenges for pastors and faithful to deal with them in the liturgical pastoral field, and indicates two dangers to avoid. Keywords: People of God, liturgical pastoral, concelebration, active participation, mystagogy, liturgical language, life witness. Ofrezco en este articulo, ligeramente adaptada, la comunicacion que presenté el pasado 17 de abril de 2015 en el IV Congreso Littir- gico de Montserrat. La comunicacién ha sido elaborada desde mi doble condicién de profesor ordinario de la Facultad de Teologia de Catalunya y de Presidente del Centre de Pastoral Littirgica de Barcelona. Y por ello parto tanto de la investigacion personal 258 Jaume Fontbona como de las aportaciones de los miembros del Consejo del Centre de Pastoral Liturgica (CPL). 1. INTRopUCCION De entrada, pastores y fieles, tenemos que aprender a escuchar lo que dice el Espiritu Santo (cf. Ap 2-3) a nuestras Iglesias locales. Y juntos debemos escuchar la voz del Espiritu para consensuar y pactar lo que sea preciso para caminar juntos y celebrar la misma fe, y asi el Evangelio llegue mas lejos y sea comida y bebida ver- daderas para las personas de hoy. Esto debemos hacerlo, natu- ralmente, contando con los que, en el seno de la comunidad, han recibido el don del discernimiento, es decir, los pastores, los que en ultima instancia deben apuntar hacia dénde caminar juntos. Pero al mismo tiempo debemos hacerlo mediante la escucha mutua, 0 sea mediante el didlogo. El evangelio nos ha dejado una escena de didlogo muy significa- tiva, la de Jestis y la mujer sirofenicia (Mc 7,24-30; Mt 15,21-28).1 Donde, por medio del didlogo, se eliminan fronteras ideolégicas yculturales, El judio Jestis y la mujer pagana afrontan «el riesgo y la inseguridad que todo didlogo comporta».° Y por eso el didlogo da buen resultado. En la denominada asamblea de Jerusalén —narrada por Lucas en Hch 15- también hay didlogo y consenso,3 puesto que se llega a converger en lo esencial: la misién. Esta asamblea de Jerusalén tam- bién es modelo; donde el sentido de la fe de los fieles, recibido del Espiritu (el sensus fidelium), y el ministerio apostélico de la memo- ria y discernimiento (la ¢runco7m), recibido también del Espiritu, 1 Nuria Catpucu-Benaces, El perfume del Evangelio. Jestis se encuentra con Ins mujeres, Estella: Verbo Divino 2008, 46-51 2 Ibid.,51 8 E] Concilio Vaticano II también hablaré de consenso. En concreto: «La totalidad de los fieles que tienen la uncién del Santo [cf. Jn 2,20.27], no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando "desde los obispos hastael tiltimo de los laicos cristianos" muestran su universal consenso [sutim consensuni en cuestiones de fe y moral» (LG 12) Los retos dela pastoral litirgica sg convergen juntos en un acuerdo: la evangelizacién de los paganos, pactandoa la vez acciones concretas para no romper la comunién y continuar juntos en la mision# Asi pues, los diez retos de la pastoral lituirgica sugeridos a conti- nuaciénson retos para todo el pueblo de Dios. Asimismo, es preciso que también juntos, pastores y fieles, evitemos fundamentalmente dos peligros, apuntados al final. 2. LOs DIEZ RETOS A TRABAJAR JUNTOS COMO PUEBLO DE Dios * 1. La liturgia debe ser espacio de oracién y de encuentro con el Seftor en medio de nuestro mundo secularizado Debemos esforzarnos més, pastores y fieles, para que la liturgia, renovada por mandato del Concilio Vaticano II, nos adentre mas enla oracién y en la relacién con Dios, tanto a nivel personal como a nivel comunitario. O, dicho de otro modo, la liturgia nos ha de introducir en el misterio. ‘Tenemos que recuperar la visibilidad littirgica de algunos elemen- tos celebrativos y la capacidad de hacerlos inteligibles, dandoles aquella forma que ayude a entrar en el acontecimiento evocado y hecho presente. Elespaciocelebrativo debeayudara la oracién, debe favorecerlaescucha dela palabra y la participacin de los fieles, yast entrar en el misterio pascual de la muerte y resurreccién del Seftor. % 2. Debemos acompariarnos, pastores y ficles, en la experiencia participativa por los ritos y oraciones Eslo quese denomina, en sentido amplio, la mistagogia. Teniendo presente, eso si, que la mistagogia que hacian los padres de la Igle- sia no tenia delante suyo una gente marcada por el escepticismo, el relativismo y el racionalismo de la modernidad, y por tanto, se han de buscar las formas y el lenguaje que permitan llegar realmente a los corazones y a las mentes. Y tal vez también sera 4 Cf. Jaume Fontsona, «La sinodalitat», Revista Catalana de Teologia 32/2 (2007) 361 260 Jaume Fontbona necesaria alguna reflexién sobre la adecuacién de algunos de los ritos y oraciones llevadosa cabo, y sobre la manera cémo se hacen. La mistagogia debe ayudar a vivir la liturgia como sintesis de la propia vida cristiana. El obispo de Roma Benedicto XVI, en su Exhortacién apostélica postsinodal sobre la Eucaristiafuentey culmen de lavida y dela mision de la Iglesia (2007), afirma que «se ha de promover una educacién en la fe eucaristica que disponga a los fieles a vivir personalmente lo que se celebra» (Sacramentum caritatis, 64). Y por esto contintia Ante la importancia esencial de esta participatio personal y cons- ciente, {cuales pueden ser los instrumentos formativos idéneos? A este respecto, los Padres sinodales han propuesto unénimemente (cf. Propositio, 14) una catequesis de caracter mistagégico que lleve alos fieles a adentrarse cada vez mas en los misterios celebrados.> La mistagogia aplica la tipologfa biblica a la liturgia y,° por tanto, relaciona Palabra y sacramento, fe y espiritu.’ En efecto, la mis- tagogia no solo explica la celebracién del sacramento, sino que hace toda una reflexién teol6gica de la misma, descubriendo su realidad més profunda. Los gestos y los simbolos deben ser expresivos. Los elementos visibles («signa visibilia»: SC 7) tienen que hacer presente el misterio queseevoca y se celebra. La misma celebracién («per ritus et preces» SC 48) debe ayudar a los fieles a vivir la experiencia celebrativa como encuentro con el Senor muerto y resucitado, que los envia y los lena del Espiritu de comuni6n (experiencia de Pascua y Pen- tecostés). Se trata de ayudar a ver a Dios en los signos visibles y a encontrarse y dialogar con él por los ritos y las oraciones. 5 BENEDICTO XVI, Exhortaciénapostolica postsinodal Sacramentum caritatis, 64. 6 _ Cf. Jaume FonTona, «La lectura tipolégica de la Sagrada Escritura en Ja liturgia», Phase 44 (2014) 585-599. 7 C£.Enrico Mazza, La mistagogia. Le catechesi liturgiche della fine del quarto seccolo ¢ il loro metodo (B.E.L. Subsidia 46), Roma: CLV-Edizioni Liturgiche 71966, 22. 57. Una sintesis del método mistagégico: Jaume FONTBONA, La Cena del Serior, misterio de comunién (Biblioteca liturgica 32), Barcelona: Centre de Pastoral Littirgica 2007, 111-113. Los retos de la pastoral litirgicn 8 Sigue siendo un reto lo que dice la Constituci6n sobre la sagrada liturgia del Vaticano II, en su ntimero 34: Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las repeticiones iniitiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas explicacion % 3. Debemosdescubrir, pastores y fieles, la centralidad dela Palabra hecha carne que se convierte en comida y bebida verdaderas Una forma de centrarse en la Palabra es saber escuchar. Y hacerlo receptiva y activamente. Escuchar de una manera receptiva se hace durante la liturgia de la Palabra, puesto que debe comprenderse y asimilarse, no solo escuchar. Y escuchar de una manera activa se hace durante la liturgia de la Eucaristia, ya que la plegaria euca- ristica habla a Dios, y es uno solo (como cabeza) quien, ennombre de todos y todas (el cuerpo), ora a Dios, se ofrece a Dios, agradece a Dios, pone personas y acontecimientos en Ja memoria de Dios, es decir, en la eternidad.* Laliturgia dela Palabra debe contar con personas que sean buenas lectoras, pero también con una buena homilia mistagégica.’ La liturgia de la Eucaristia debe ayudar a orar y a dar gracias con la plegaria eucaristica. Por eso el texto ha de ser comprensible para que todo el mundo ore con él. El tiltimo documento de la Pontificia Comision Biblica, Inspira- cién y verdad de la Sagrada Escritura (2014), leva como subtitulo: La palabra que viene de Dios y habla de Dios para salvar al mundo. Por eso, la persona que hace el servicio de lector, durante la procla- macién de la palabra de Dios, se convierte en profeta, puesto que pone boca al mismo Dios que se dirige a su pueblo." Este mismo 8 — Cf.J. Fontsona, «La dimensié escatoldgica de Església. Església i Regne», Revista Catalana de Teologia 39/2 (2014) 701-701 9 Elobispo de Roma Francisco, en Evangelii gaudium, dedica ala homilia Jos ntimeros 135-144, y a su preparacién, los nuimeros 145-159. 10 Cf. Cesare Grraupo, «”Venite et auscultate”. Saber proclamar y saber escuchar», Phase 55 (2015) 157-160. 262 —_— Jaume Fontbona documento se detiene en las dos aclamaciones hechas después de proclamar las lecturas y el evangelio: Palabra de Dios y Palabra del Seftor (rim. 2)."" Unas aclamaciones que ayudan a entender lo que se ha escuchado como palabra que proviene de Dios y como palabra que habla de Dios. La importancia de la Palabra siempre ha ido unidaa la veneracion del cuerpo de Cristo. En eso, Oriente y Occidente coincidimos. Origenes ya pedia que se «recibiera» la Palabra con tanto cuidado como el cuerpo del Seftor." Cesareo de Arlés, en un sermén trans- mitido bajo el nombre de san Agustin, hacia el ato 540, decta’ {Qué os parece mas importante: la Palabra de Dios 0 el cuerpo de Cristo? Si queréis responder la verdad, debéis decirme ciertamente que la Palabra de Dios no es menos importante que el cuerpo de Cristo. Ademés, asicomo tenemos cuidado, cuandose nosdistribuye el cuerpo de Cristo, deno dejar caernada denuestrasmanosal suelo, del mismo modo debemos tener igual cuidado de no dejar escapar de nuestro corazén la Palabra de Dios, cuando se nos comunica, pensando o hablando de otra cosa. Porque no sera menos culpable quien escucha la Palabra de Dios con negligencia, que quien deja caer al suielo por negligencia el cuerpo del Senor." En la Eucaristia, mas que en ninguna otra parte, Palabra y pan partido no forman més que una sola cosa; en efecto, decia san Agustin: «La palabra de Dios predicada diariamente es pan». "4 La comunién en la Palabra da asi «carne» a la pertenencia comin a Cristo y al Evangelio de Dios; es decir, le permite emerger como 1 «El lector subraya la importancia de la accién que ha realizado y pide a los oyentes que tomen plena conciencia de que lo que les ha comunicado es verdaderamente la Palabra de Dios 0, mas especificamente, la Palabra del Seftor (Jestis), el cual es en su misma persona la Palabra de Dios (cf. Jn 1,1-2) Los fieles, por su parte, expresan la actitud de humilde reverencia con que acogen la Palabra que Dios les dirige: llenos de reconocimiento, escuchan con sentimientos de alabanza y de jubilo la buena noticia del Seftor Jestis.» (Inspiracion y verdad de la Sagrada Escritura, 2) 12 Oricenes, Tract. Ev. Jo. 25, 12; cf. BeNepicto XVI, Exhortacién apostélica postsinodal Verbum Domini, 56 13. Sermo 78,2: CCSL 103, 323-324, 14 San Acustin, Sermo 59,3: PL38,401 Los retos de la pastoral littirgica 263 vida eclesial. En palabras del obispo de Roma Benedicto XVI, en su Exhortacién apostélica postsinodal sobre la Palabra de Dios en la vida y en la mision de la Iglesia (2010): De este modo, la sacramentalidad de la Palabra se puede entender en analogia con la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino consagrados (cf. CEC 1373-1374). Al acercarnos al altar y participar en el banquete eucaristico, realmente comulgamos el cuerpo y la sangre de Cristo. La proclamacién de la Palabra de Dios enlacelebracién comporta reconocer que es Cristo mismo quien esta presente y se dirige a nosotros (cf. SC 7) para ser recibido." El citado documento Inspiracién y verdad de la Sagrada Escritura de la Pontificia Comision Biblica, en su ntimero 2, recuerda: Aunque estas caracterfsticas no se realizan siempre de manera perfecta, la liturgia de la Palabra constituye un lugar privilegiado de comunicacién: Dios en su benevolencia se dirige a su pueblo con palabras humanas, y este acoge con sentimientos de gratitud y ala- banza la Palabra de Dios. En la liturgia de la Palabra y sobre todoen la liturgia eucaristica se celebrael misterio pascual de Cristo, culmen y cumplimiento de la comunicacién de Dios con Ja humanidad. En ella se realiza la redencién de los humanos y, al mismo tiempo, la més alta y perfecta glorificacién de Dios. La celebracién no es una formalidad ritual, sino que se orienta a lograr que los fieles «apren- dan a ofrecerse a si mismos y se perfeccionen dia a dia por Cristo mediador en la union con Dios y entre sf, para que, finalmente, Dios sea todo en todos» (Sacrosanctium Concilium, 48). El hecho de que Dios dirija su palabra a los hombres en |a historia dela salvacin y enviea su Hijo, que es su Palabra encarnada (Jn 1,14), tiene el solo objetivo de ofrecer a los hombres la unién con él. Por todo esto, se ha de procurar no descuidar la formacién biblica del pueblo cristiano y entre todos deberiamos hacer un gran esfuerzo para incrementarla. Porotra parte, laactual distribucién de las lecturas dela misa, sobre todo en los domingos deltiempo ordinario, resulta excesivamente dispersa. Cierto que es un valor que la segunda lectura tenga un ritmo propio, pero cuesta demasiado de captar. En definitiva, al 15 BeNEDICTO XVI, Verbum Dontini, 56. 264 —__— Jaume Fontbona menos en este aspecto concreto, deberia intentarse una nueva distribuci6n de las segundas lecturas del tiempo ordinario, pro- curando que tengan también alguna relacién con el evangelio.'* »% 4. Debemos asegurarnos, pastores y fieles, de que la liturgia cele- brada conecte con la vida y Ia accion de las personas que partici- panenella Odichoal revés: quela vida dela gente esté explicitamente presente en la celebracién. Y cuando se dice «vida de la gente», se dicen muchas cosas: las experiencias mas normales y cotidianas, las ilusiones y las angustias que se viven en la calle, las realidades del mundo més global, los acontecimientos concretos que han podido afectara alguien y pueden tener relieve para toda la comunidad, las actividades que se hacen en la parroquia, en la diécesis o en toda la Iglesia. No se trata de convertir la celebracién en un noticiario, ni de hacer que el protagonismo de la celebracién lo tengan los diversos acontecimientos y no la presencia de Jesucristo. Pero la asamblea debe notar y experimentar que lo que se celebra tiene que ver con su propia vida y la del mundo. Los momentos en los que esto mas se puede notar es en la homilia y en las intenciones de la oracién de los fieles, pero no solo en estos momentos: de alguna manera debe impregnar todo el conjunto. Laasamblea eucaristica nose encierra nunca ensi misma, niensus propias necesidades; en efecto, siempre se abre a las necesidades de toda la humanidad, «recordando» el hambre, la siembra y la cosecha, el tiempo desequia, los desastres naturales, los sufrimien- tos de los pobres, la soledad de los ancianos, las responsabilidades de los que gobiernan las naciones y los estados, los enfermos de todo tipo, los moribundos, todos aquellos que padecen las més duras calamidades 16 _Cf.RenatoDr Zan, «La lectura litirgica de la Escrituran, Phase 54 (2014) 563-574. Destacamos esta interesante aportacion del biblista y liturgista De Zan, quien estudia la interpretacion de la Escritura en la liturgia, destacando larelaci6n entre la primera lectura del Antiguo Testamento y el evangelio, asi como el lugar del salmo, quedando més flojo el lugar de la segunda lectura en el tiempo ordinario en relacién con el evangelio. Los retos de la pastorallitirgica 085 Esta percepcién del sufrimiento humano no es accidental. Preci- samente porque el memorial celebra el martirio de Jestis, el profeta «eliminado» (cf. Hch 5,30; 10,39). Esta muerte injusta y violenta es una comunion real con el drama humano. La cruz y la tragedia humana han quedado tejidas por siempre. La Eucaristia hace memoria de la victoria de Dios sobre esta escandalosa einsoportable perfidia del calvario. Y en la resurreccién, esta comunion con las victimas de todo tipo entra en la gloria del Padre, y la creacion es transfigurada.” Elrito hace vivir el misterio que te enviaa transformar el mundo,a hacerlo mas de acuerdo con la ciudad santa de Dios, a hacer posi- ble el banquete de todos los pueblos en la comuni6n del Espiritu. Precisamente la Eucaristia se acaba con una clara invitacion a la accién transformadora y evangelizadora: Ite missa est.!* En otras palabras: «Id a realizar la misién en la que os habéis implicado ante toda la asamblea después de participar del Cuerpo y de la Sangre de Cristo». El obispo de Roma Benedicto XVI, en la citada exhor- tacién apostélica postsinodal sobre la Eucaristfa fuente y culmen de Ia vida y de la misi6n de la Iglesia (2007), comentando estas palabras romanas y recogiendo una proposicién de los padres sinodales (Propositio, 24), decia: Este saludo [Ite ntissa est] expresa sintéticamente la naturaleza misionera de la Iglesia. Por tanto, conviene ayudar al pueblo de Diosa que, apoyandose en la liturgia, profundice en esta dimensién constitutiva de la vida eclesial. En este sentido, seria titil disponer de textos debidamente aprobados para la oracidn sobre el pueblo y Ia bendicién final que expresen dicha relacién."” En definitiva, la liturgia celebrada debe ayudar a las personas participantes a vivir una espiritualidad encarnada, a comprome- terse en la edificaci6n dela Iglesia del lugary a colaborar con otras personas en la construccién del Reino 17 Cf. Ioannis ZiziouLas, Eucaristia e Regno di Dio (Spiritualita orientale), Magnano: Edizioni Qigajon~Comunita di Bose 1996, 87. 18 Cf. C. Girauvo, «“Venite et auscultate”. Saber proclamar y saber escu- char», Phase 55 (2015) 163-164. 19 BenEpicro XVI, Sacramentum caritatis, 51 266 _ Jaume Fontbona % 5. Debemos ayudarnos, pastores y fieles, a profundizar en la di- mension contemplativa de la Eucaristia La toma de conciencia de la obra de Dios y de su grandeza, expre- sada como confesién 0 proclamacién," es esencial. Aqui radica la verdadera dimensién contemplativa de la Eucaristia. No es simple admiracion, sino mirada de fe que la Palabra ha nutrido, apuntando hacia la andmnesiy de la economia divina cuyo centro es Cristo. Algunas anaforas son un maravilloso Credo y la tradicién habla de é£op10Aoyeiv (alabar, confesar), traduciendo en alabanza el con- tenido de la fe. Asi se proclama quien es Dios, no en una definicion abstracta, sino dentro del ahora y aqui de su accion salvadora. ¢Puede sorprender que la participacion asidua en la Eucaristia sea reveladora de la calidad de fe? La «recepcién» dela Palabra hecha en la fees comunién con Cristo, la misma Palabra de Dios que comunicasacramentalmente su cuerpo y su sangre. El relato de Jn 6 ha hecho que la tradicién mantuviera unidos Palabra y sacramento. San Ambrosio ya hablaba del céliz de la Escritura y del céliz del altar, la palabra «comida». La comunién en la Palabra conduce a la comunién en el sacrificio «espiritual» de Cristo; permite recibiren la fe vivida lo que es comu- nicado porel pan y el céliz «santificados». El crede et manducasti de Agustin," «lo que alimenta noeslo que se ha visto, sino aquello en lo quese ha creidon,” apunta hacia lo esencial deesta unidad inseparable en la comunién del cuerpo del Senior. % 6. Debemos profundizar, pastores y fieles, en la concelebracién de Ia Eucaristia La concelebraci6n es una gran aportacién de la reforma littirgica conciliar; en efecto, manifiesta el acontecimiento de ser uno en 20 Por ejemplo, la anafora de CA VIILy la plegaria eucaristica IV del Misal de Pablo VI 21 San Acustin, Tract. Ev. Jo, 25,12. 22 fd., Sermo 112,5,5: PL 38,654. 267 Los retos de la pastoral litiirgica Cristo, puesto que participamos del tinico pan partido y del tinico caliz bendecido. Lo recuerda san Pablo: El cdliz de la bendicién que bendecimos, gno es comunién con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, zno es comunién con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y asi nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan (1Cor 10,16-17) Aunque la concelebracién se refiere a los ordenados al ministerio sacerdotal, todos los fieles concelebran. En la celebracion eucaris- tica, toda la asamblea es concelebrante, toda ella, especialmente en la plegaria eucaristica, se dirigea Dios Padre, por Cristo, con Cristo y en Cristo en la comunién del Espiritu Santo. Y gracias a esta comu- ni6n sacramental, la asamblea concelebrante es transformada en el cuerpoeclesial. Las personas participantes se conviertenen unsolo cuerpo, puesto que, aunque sean muchas y distintas, participan del mismo Cuerpo y de la misma Sangre de Cristo. Entonces, la concelebracién no deberia ser una cosa de curas, como a menudo aparece, sino la expresién de la unidad del Pueblo de Dios, de la unidad del sacrificio de la Cruz y de la unidad del sacerdocio. Deberia recuperarse la visibilidad y comprensi6n de esta unidad esencial, sacramental Asi pues, la concelebracién hace visible la unidad de la Iglesia, que nace del tinico sacrificio pascual de Cristo; 1a manifiesta como comu- 23 Cf. Adalbert Franquesa, «Para revalorizar la concelebracién», Cuader- nos Phase 115 (2001) 76-79. Este ntimero 115 esta enteramente dedicado a la concelebracion. De los cuatro estudios, ademas del P. Franquesa, destacamos: Goffredo Bose, «Los debates sobre la concelebracin después del Vati cano II. Balance y perspectivas», 25-52. Otros estudios: Gisbert GRESHAKE, Ser sacerdote hoy. Teologia, praxis pastoral y espiritualidad (Verdad e Imagen 161), Salamanca: Sigueme 2003, 437; Goffredo BoseLu1, «Concelebrazione eucaristica e ministero presbiterale», Rivista Liturgica 97/1 (2010) 67-80; F. ‘ArnzE ~ A.M. RANjITH, «Le grandi celebrazioni: una riflessione in corso», Notitiae 493-394 (2007) 535-542. 24 La tercera edicién tipica de la Ordenaci6n general del Misal Romano, publicada en el afio 2002, dice en su ntimero 199, que la misa concelebrada «manifiesta provechosamente la unidad del sacerdocio y del sacrificio, como también de todo el pueblo de Dios» 2g Jaume Fontbona nidn (unidad en la diversidad) que es, donde cada uno participa desde su lugar y segtin el don del Espiritu recibido, Hay un unico presidente, un tinico altar, un unico sacrificio, una tinica anafora (una unidad velada por la costumbre latina de dividir el canon durante las concelebraciones) y, por tanto, un tinico Amen, que es el indivisible Amen de la Iglesia de Dios. Y de este Amen surgen todos los Amen diseminados en la vida cristiana; y a él retornan todos para ser reunidos por quien preside y ofrecidos al Padre en la acci6n de gracias, asumiendo todos los terrenos humanos que han sembrado. El Amen que concluye la anafora es asi el de todo el cuerpo de Cristo, recibiéndose como cuerpo en la alabanza, la gratitud, la adoracién, la confesién de Dios. Durante los primeros siglos la concelebracién expresaba la unidad del sacerdocio de Cristo, la del sacerdocio comun y la del sacerdocio ministerial, alrededor del mismoaltar, y era expresion dela unidad en la diversidad de la tinica Iglesia de Cristo. El cambio teolégico que supuso el hecho de considerar la plegaria eucaristica como marco de las palabras de la consagracién, influy6 en la doctrina catolica sobre la celebracién eucaristica hasta la reforma liturgica del Concilio Vaticano I. La reforma conciliar insiste en la impor- tancia de la plegaria eucaristica, y dentro de ella valora la aném- nesis y la epiclesis como momentos fundamentales de la plegaria eucaristica. Por ello, no se deberia centrar toda la atencién en las palabras consagratorias, ya que tenemos una plegaria eucaristica —la de Addai y Mari-aceptada como valida desde el aito 2001 por Ja Iglesia catélica romana que no las tiene.” En efecto, en el seno de la Iglesia catélica, junto a la teologia escoldstica medieval de la sacramentalidad fundamentada en las palabras del Senor, subsiste la antigua concepcion de la sacramentalidad fundamentada en la interpretaci6n tipoldgica de la liturgia, que destaca la clara volun- tad de celebrar la Eucaristia como obediencia al mandamiento del Senor. Precisamente el problema de la concelebracion eucaristica centrada en la recitacién de las palabras de la consagracién lleva 25 Cf. J. FontBona, La Cena del Serior, misterio de comunién, 73-75. 26 Cf.E.Mazza, Dall’ Ultima Cena all’ Eucaristia della Chiesa (Studie ricerche di liturgia), Bologna: EDB 2014, 60. 96-97. 100. 269 Los retos de Ia pastoral litiirgica a plantearse la sincronizaci6n o simultaneidad de ellas, asi como el hecho de participar o no como oficiante si no se pronuncian.” Para evitar las denominadas misas privadas y las misas simulté- neas en un mismo lugar de culto, han aparecido las concelebra- ciones de presbiteros solos. Y esto es una novedad en la tradicién eclesial latina, puesto que no conoce la concelebracién de pres- biteros solos. Ademés, no es necesario que todos los sacerdotes participantes pronuncien palabras 0 hagan gestos, puesto que pueden igualmente participar auditu en la Eucaristia presidida por otro presbitero y recibir la comunién.** Por eso deberia evitarse la alternativa que muchos presbiteros se plantean entre presidir o concelebrar, ya que la tradicién eclesial reconoce que los presbiteros celebran la Eucaristia, aunque no realicen en ella actos ministeriales ni pronuncien formulas sacra- mentales. Y un criterio littirgico a tener en cuenta deberia ser que el ntimero de concelebrantes aunque no hay numerus clausus, ni tiene sentido queenalgunas celebraciones solo se deje concelebrar aalgunos presbiteros seftalados—no impida la vision del tinicoaltar y que lo puedan rodear.” El lugar del presbiterio también deberia facilitar la concelebracién; tenemos un buen ejemplo de ello en el presbiterio de la iglesia de la abadia de Montserrat. Sin embargo, la concelebracién més significativa sigue siendo la presidida por el obispo local con su presbiterio y asistido de los diaconos y con el resto del Pueblo de Dios concelebrante. 27 Enesta linea, ver: Guillaume DeRvite, La concelebracion eucaristica, Del simbolo a la realidad (Libros Palabra 52), Madrid: Ediciones Palabra 2010. 28 _Cf.SANFRANcisco pe Asfs, Epistola missa una (1224): «Ammoniscoedesorto nel Signore che, nei luoghi dove i fratelli risiedono, sia celebrata una sola messa al giorno, secondo la normadella santa Chiesa. Se, tuttavia,cifossero in unostesso luogo piii sacerdoti,l'uno siaccontentera, per amore della carita, diascoltare la celebi dell ‘altro sacerdote, poiché il Signore Gesit colma dei suoi doni i presentie gli che sono degnti di lui». Fragmento extraido de E. MENESTO-S. BRUFANI (eds.), Fontes Franciscani, Assissi: Porziuncula 1995, 99-104; 101-102. 29 Sobre el numero de concelebrantes: A. FRANQUESA, «Para revalorizarla concelebracién», 84-85. Oe Jaumelonttona Otra cosa son las dificultades planteadas por las grandes conce- lebraciones, porque parecen enturbiar la unidad de la asamblea concelebrante e impedir participar del mismo pan partido y de la copa bendecida en la misma celebracién. Debe reconocerse, sin embargo, que son excepcionales y extraordinarias.” Los presbiteros y los obispos concelebrana través del signo puesto por la Iglesia, y para que este signo manifieste que hay un tinico sacerdocio, un unico sacrificio y un tinico Pueblo de Dios, me atreveria a proponer que, en algunas ocasiones, como de hecho se proponeen as misas con nifios,”" solo quien preside pronuncie toda la plegaria eucaristica, incluido el relato institucional 0 palabras de la consagracién, tal como se hacia durante los primeros siglos y todavia hoy se hace en algunas Iglesias orientales. Entonces, los concelebrantes presbiteros y obispos manifiestan su participacién con el vestido liturgico y con el lugar propio, y sobre todo, con el gesto de la imposicidn de lasmanos. Esto ya seconsigue dealguna manera con la normativa actual, si los concelebrantes pronuncian ala vezla plegaria eucaristica submissa voce, es decir, sin que nadie les oiga la voz.” »% 7. Debemos procurar, pastores y fieles, avanzar en Ia comunién con Ia sangre de Cristo La Ordenacién General del Misal Romano actual (IGMR*2002) ytam- bién el Cédigo de Derecho canénico de 1983 reintroducen la practica de la comunién bajo las dos especies. Y afirma: 30 Cf. Benepicto XVI, Sacramentum caritatis, 61. Donde se recuerda que «se han de prever modos adecuados de coordinacién y disponer el lugar de culto de manera que permita a los presbiteros y a los fieles una participacién plena y real». 31 Cf. Directorio para las misas con nifios, 23. Ver también el comentario en J. AvpazAsat, Celebrar la Eucaristia con nifios (Dossiers CPL 20), Barcelona: Centre de Pastoral Liturgica 2010, 41. El Directorio para las misas con nitios reconoce a los niftos también como celebrantes. 32 Seguimos A. FRANQUESA, «Para revalorizar la concelebracion», 81-82; cf. IGMR 218: «(...] los concelebrantes las acompanen en voz baja y que la voz del celebrante principal se escuche claramente. De esta manera las palabras seran comprendidas mas facilmente por el pueblo» Los retos de la pastoral litirgica od Cuando la sagrada comunién se hace bajo las dos especies el signo adquiere una forma mas plena. De esta forma, en efecto, el signo del banquete eucaristico resplandece mas perfectamente y expresa mas claramente la voluntad divina con que se ratifica la alianza nueva y eterna en la sangre del Seftor, asf como también la relacién entre el banquete eucaristico y el banquete escatoldgico en el reino del Padre (IGMR 281) El simbolismo del pan partido dado y del céliz compartido de la Ultima Cena se orienta hacia la comunién fraterna, que debe encontrar la plenitud en el Reino mesianico, y que se apoya en el don supremo del Padre, que es el Hijo entregado para la multitud. El efecto eclesial de la Eucaristfa est inscrito en el signo (sacramen- fum tantum). El signo del pan partido y del céliz compartido (se distribuye la unidad) revela que pan y vino no son destinados tini- camentea la comuni6n dela vida individual del creyente con Cristo y el Padre, sino también a aquello que, sintetizando la tradicién, Toméas de Aquino indicara con expresiones llenas de significado: «a unidad del cuerpo mistico sin la cual no hay salvacién»,* «el sacramento de la caridad significada y causada», «la Eucaristia es el sacramento de la unidad de la Iglesia, que consiste en que muchos sean uno en Cristo». Ademias, el mismo signo (sacramentum tantun) contiene, como en una filigrana, otra armonia; en concreto, evoca el banquete escatolégico, simbolo de la «sociedad de los santos en la paz, la unidad plena y perfecta».** La Ultima Cena ya contiene esta perspectiva escatologica.” Y el autor del Apocalipsis la recupera en la bienaventuranza: Dichosos los invitados al banquete de bodas del cordero (Ap 19.9). Precisamente este es el significado de la formula actual del 3 STILL, 4.73, a.3: Quod res sacramenti est unitas corporis mystici, sine qua non pot est esse salus (BAC 164, 475). 34 STII, g.78, 2.3, ad 6: Sacramentumt caritatis quasi figuratioum et effectioum (BAC 164, 658). 35 STII, q.82,a.2,ad3: Eucharistia est sacramentum unitatisecclesiasticae, quae attenditur secundum hoc quod multi sunt «unum in Christo» (BAC 164, 803). 36 STIII, 4,79, a.2: In societate sanctorum, ubi pax erit et unitas plena atque perfecta (BAC 164, 695). 37 Cf. Mt26,29; Me 14,25; Le 22,16-18; ef. Le 13,28-29. TS Jaume Fontbona Misal Romano.* La participacién en el banquete es, ciertamente, mas significativa comiendo del pan partido yy bebiendo del cdliz compartido. Laasamblea concelebrante ha de captar que se hace lo mismo que Jestis hizo y que, por eso, todos y todas formamos un solo cuerpo yentramosen laalianza de Dios con toda la humanidad. Laasam- blea debe percatarse que el pan partido y el céliz compartido de la Eucaristia corresponden al pan partido y al caliz compartido de Jestis en la Ultima Cena. En efecto, la Ultima Cena fue una accién simbélica que marca toda la reflexién sobre el misterio Pascual duranteloscuatroprimerossiglos dela gles La Euca- ristia imita la Ultima Cena, anticipa y anuncia la pasion, muerte y resurreccion de Jestis, y al mismo tiempo anticipa y anuncia el banquete del Reino, libres de la muerte y de todo mal. Por eso, desde aqui proponemos que el relato fundacional de nuestras plegarias eucaristicas una la actual versién con las palabras sobre el céliz de Mc 14,25 (cf. Le 22,18).° Precisamente, el signo del caliz compartido del relato de Marcos une la sangre de la alianza con el banquete del Reino, anunciando la muerte y resurreccién de Jestis, y también la nuestra, reunidos en el banquete final con todos los pueblos.*" En concreto, esta serfa la propuesta: 38__Cf. FoNTBONA, «Ladimensiéescatoldgica del’Església. EsglésiaiRegne», 702-703. 39 Cf. Pino D1 Lucio, «Tradizioni dell’Ultima Cena», Rivista di Teologia 54 (2013) 391-416. El texto de Me 14,25 dice: «Os aseguro (auiyy Aéyo OLY) que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el dia que lo beba nuevo en el reino de Dios (rive katvov év 1] Baoueia tod Ocov)» 40 Cf. Fontsona, «La lectura tipolégica de la Sagrada Escritura en Ia litur- gia, 590. Jestis da un sentido a la propia muerte (no volveré a beber del fruto de la vid), es obediente al Padre (el amén era la respuesta de todos los fieles enlaasamblea littirgica, una respuesta que implica, compromete y confirma) Getsemaniesel lugar donde Jestis hace la voluntad del Padre (como rezamos enel padrenuestro y como hizo Abraham: Gn 224-5). El hecho de cumplir la voluntad del Padre da vida e implica la venida del Reino. Mientras se va, el reino viene. Por eso, mientras Jestis confirma su entrega hasta la muerte (es obediente al Padre, renuncia a su propia vida por amor), esta anunciando su participacién en el banquete del Reino (hasta el dia que lo beba nuevo en el Reino de Dios). Si el hecho de no volver a beber alude a su proxima muerte, el beber el vino nuevo apunta a la fiesta del Reino. Los retos de la pastoral litirgica 0-073 Tomad y bebed todos de él, porque este es el caliz de mi sangre, sangre de laalianza nueva y eterna, que sera derramada por vosotros y por la multitud para el perdén de los pecados. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el dia que lo beba nuevo en el Reino de Dios. x 8 Debemos revisar, pastores y laicado, el lenguaje littirgico como expresion de la fe vivida y testimoniada Los textos biblicos que leemos en las celebraciones lituirgicas son Palabra de Dios, pero las oraciones que decimos, no, aunque expre- san la fe de la Iglesia. Por eso, un reto es hacer mas comprensibles los textos littirgicos, para que la asamblea concelebrante ore con ellos, se identifique con la fe que en ellos se confiesa. Nuestros textos littirgicos, y eso se ve de una manera especial en las oraciones, utilizan el lenguaje de una época determinada de la historia dela Iglesia, en la que encajaban muy bien, pero que ahora a menudo suenan muy alejados de la realidad, aunque conecten con la fe de nuestros padres. Por ello, propondria revisarlos a fondo, para que no sean una barrera innecesaria para la vivencia litargica del pueblo de Dios. Ellenguaje litirgico es un lenguaje performativo (segtin la teoria del lenguaje del briténico John L. Austin) que realiza lo que dice, como Jestis hizo en la Ultima Cena." As{ pues, el lenguaje littirgico ha de recuperar esta fuerza significativa, para que las personas que participan de la liturgia entiendan que lo que se expresa se realiza, que ocurre lo que se confiesa. * 9. Debemos trabajar masa fondo, pastores y catequistas, la relacin dela catequesis con la liturgia La catequesis infantil y juvenil deberfa ser mas testimonial que conceptual, y la liturgia ayuda a expresar la fe con ritos y oracio- nes. Y las personas adultas son las que acompafian a los nifios y j6venes con su testimonio. 41 Cf.J. FonTBona, Los sacramentos de la iniciacion cristiana (Biblioteca litur- gica 45), Barcelona: Centre de Pastoral Littirgica 2014, 107-110. 274 Jaume Fontbona El Directorio para las misas con niftos,? publicado el 1 de noviembre de 1973, sigue siendo muy actual en el Ambito de la catequesis infantil y juvenil. El Directorio hace notar la peculiar dificultad del hecho de que la liturgia no esté pensada para los nifios, pero a la vez la Iglesia debe cuidarla especialmente (ntims. 1-2). Tal vez harfa falta que también las personas adultas entraran en la dind- mica participativa de los nifios y jvenes que proponeel Directorio y que se concreta en tres plegarias eucaristicas, que contemplan una mejor participacién delos fieles con el aumento del ntimero de aclamaciones. Esto si, «pero sin que llegue a oscurecerse el caracter presidencial de la plegaria eucaristica» (Introduccién, 7). Y porque la cultura actual favorece poco la participacién atenta en una proclamacién seguiday hecha por una sola persona,comoesel caso dela plegaria eucaristica, es por ello que se podria reflexionar sobre la posibilidad de incluir mas aclamaciones en ella tal como se hace en las plegarias eucaristicas con nifios, y asi favorecer que este momento tenga la relevancia y la potencia que debe tener. % 10. Y finalmente, un reto operativo para los delegados episcopales de liturgia y para los miembros del Centre de Pastoral Litiirgica de Barcelona Juntos deberiamos hacer, escuchandoal Espiritu y captandoel sen- tido dela fe de los fieles, un diagnéstico actualizado de la pastoral littirgica, intentando esclarecer puntos fuertes y débiles, peligros y oportunidades. Esto se podria llevar a cabo mediante encuestas 0 cuestionarios, publicaciones, mesas redondas, congresos... en formatos pequefiosy asequibles, para crear opiniény pensamiento. Y estaria bien que se hiciera contando con la experiencia de dis- tintas disciplinas (no solo la historia de la liturgia o la teologia, sino también la semistica y la antropologia). Y en esta interesante labor, seria conveniente que se implicasen no solo a los pastores, sino también al laicado a través de los movimientos eclesiales y apostélicos, entidades, cofradias y hermandades, asociaciones de fieles, etc. Nose trata de pretender descubrir inesperadas noveda- 42 Publicadoen Celebrar Ia Eucaristia con nifios (Dossiers CPL20), Barcelona: Centre de Pastoral Liturgica 22010, 17-69; con comentarios de J. Aldazabal. Los retos de la pastoral litiirgiea 075 des, sino de formular de forma sintética la realidad que nos rodea para incidir en la misma con propuestas operativas que ayudana glorificar a Dios y santificar al pueblo cristiano (cf. SC 7) 3. DOS PELIGROS A EVITAR El primer peligro a evitar, pastores y fieles, es usar la liturgia como proyectil y como afirmacién de la pertenencia a un determinado grupo eclesial. Debemos procurar, pastores y fieles, no hacer ideo- logia de unestilo concreto de celebrar, “ni fomentar el pietismo fun- damentalista, tan alejado de una auténtica espiritualidad litargica Por tanto, deberia evitarse el hecho de significarse y defenderse ideolégicamente con una manera de celebrar. El talante celebrativo no puede ser un armani un escudo de combate. Pastores y fielesde cada realidad cultural debemos consensuar la expresién comtin de la fe (cf. LG 12), los signos visibles que expresen la fe de la Catélica en cada lugar y en la propia lengua y cultura. Elsegundo peligroa evitar, pastores y laicado, esel de desvincular la liturgia de los otros dos pies con los que camina todo el pueblo de Dios hacia el banquete de la ciudad santa, la Jerusalén celes- tial. Estos dos pies son la accién solidaria y sanadora y la accion evangelizadora. En efecto, el pueblo de Dios, con el acompaiia- miento de Jesucristo muerto y resucitado (cf. Le 23,13-35) y con la fuerza del Espiritu (cf. Le 23,49; Hch 1,8), hace el camino de Jestis hacia el Reino del Padre con tres pies: (1) el de la accion educativa y evangelizadora, el Evangelio es su raiz; (2) el de la celebracién de la fe vivida y testimoniada, la Eucaristia es su savia; y (3) el de laaccién transformadora, construyendo justicia y solidaridad en medio de los pobres, el Reino es su meta. Estos tres pies definen los tres servicios que se derivan de ellos, es decir, los servicios de la Palabra (anuncio de la fe), de la Liturgia (celebracién de la fe), de la caridad (testimonio de la fe). Precisamente el pie de la soli- daridad y del servicio a los demas debe esparcir en el mundo el 43. Cf. FRANc1sco, Exhortacién apostélica Evangelii gaudium, 92-97. Donde el papa Francisco alerta contra la mundanidad espiritual, Oye cere eee eee eee eee eee eee e-e Steins Peer perfume del amor de Dios manifestado en Cristo en la comunién del Espiritu Santo. Es responsabilidad de todo el pueblo de Dios intentar que el ser- vicio a los pobres que se hace desde Caritas no esté desvinculado del resto de la vida comunitaria; y que las personas que quieran, voluntarias o profesionales, trabajen la espiritualidad emanada de la vivencia littirgica desde el punto de vista de su experiencia. Y en palabras del obispo de Roma Francisco en el ntimero 24 de su citada Exhortacién apostolica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (2014) La evangelizacion gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio dela exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a si misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebracién de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo. Jaume FonTBONA Presbitero de Ia didcesis de Barcelona, ejerce su ministerio conto pérroco de Cristo Rey de Barcelona, es profesor ordinario de la Facultad de Teologia de Catalunya, director de la revista «Phase» y presidente del Centre de Pastoral Littirgica.

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