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Son situaciones que inducen al sujeto a declarar una voluntad que no corresponde a sus
verdaderas intenciones. Lo ideal es que en la celebración de un acto jurídico exista
correspondencia entre lo deseado y lo expresado, entre la voluntad y lo manifestado. La
voluntad o el consentimiento pueden ser viciados por error, dolo o violencia.
El acto es anulable, es aquel que tiene todos los presupuestos y elementos y es lícito, pero adolece
de un vicio estructural referido a ciertos requisitos: incapacidad relativa, vicio de la voluntad, y
otros señalados por la ley.
3.- Por simulación, cuando el acto real que lo contiene perjudica el derecho de tercero.
El acto anulable nace produciendo efectos jurídicos pero con una nulidad pendiente; de manera
que el sujeto tiene la alternativa de confirmar el acto o de interponer la acción de anulabilidad
para que sea declarado judicialmente nulo.
La acción de anulabilidad solo puede ser ejercida por la parte celebrante del contrato del A.J. que
ha sido perjudicada con la causal.
La sentencia es constitutiva, y sus efectos son retroactivos a la fecha de celebración del A.J.
La categoría del error comprende dos tipos de errores. El error vicio y el error obstativo. El error
vicio es una condición de ignorancia o de falsa representación de la realidad en la cual incurre
espontáneamente una parte, que se representa mentalmente el contrato de manera diversa de
cómo es en la realidad. Mientras que el error obstativo es un error en la declaración, o cuando la
declaración ha sido inexactamente transmitida. Este error ocasiona una divergencia entre la
manifestación del acuerdo y la voluntad real de la parte, debido a una externalización o
transmisión del acuerdo mismo. El CC equipara el tratamiento jurídico del error obstativo con el
error vicio (artículo 208). (Morales Hervias, 2011, p. 235)
En el caso del error vicio, la declaración es querida, aunque sea en base a una voluntad distinta a la
hipotética, mientras en el caso del error obstativo esta es del todo divergente de la voluntad. El
legislador ha conminado a la misma sanción, que es la anulabilidad del negocio. En palabras más
simples: en el error obstativo “se declara mal lo bien querido; en el error vicio, en cambio; se
declara bien lo mal querido”. (Espinoza Espinoza, 2008, p. 391)
Por tanto, el error vicio es aquel en el que se ha emitido una declaración pero algo ha ocurrido
durante su proceso formativo, o sea se presentaron determinadas circunstancias que hicieron al
agente declarar en cierto sentido pero que de no presentarse el agente hubiera declarado en
sentido diverso (o no declarado). En el error obstativo, en cambio, no ha existido problema alguno
en el proceso formativo de la voluntad sin embargo la declaración es emitida inconscientemente
de forma errónea resultando divergente de la voluntad interna.
Según el derecho quebequense este tipo de error es algo abstracto. Es necesario en primer lugar
determinar el alcance del término elemento esencial. Los comentarios del ministro de Justicia
dejan saber que se trataría de un error sobre una consideración principal como aquel conocido
bajo el régimen del Código Civil de Bajo Canadá. También los comentarios del ministro indican que
se trataría de un error en la sustancia, en las cualidades sustanciales del objeto o sobre la
consideración principal. Ese fue el caso particular de los compradores que adquirieron un terreno
con el objetivo principal de construir una casa a pesar de que el terreno no se encontraba listo.
(Cohen, 2007, p. 5)
Siguiendo a una doctrina peruana, los tipos de errores esenciales [2] son:
Error en la propia esencia o cualidad del objeto del acto (error in negotio)
El error será conocible [3] cuando el destinatario de la declaración “por las circunstancias en que el
error se produce, esté en grado (deber) de advertirlo con una atención formal (siendo indiferente,
sin embargo, que efectivamente lo haya advertido o no)”. Por ello se sostiene que “la relevancia
de la reconocibilidad del error importa para cada contrayente la carga de verificar el error puesto
de manifiesto por la otra parte y la obligación, según la buena fe, de dar comunicación de ello”. El
requisito de la reconocibilidad “radica en la confianza”. (Espinoza Espinoza, 2008, p. 399)
Por eso, aunque el error tiene su origen en una de las partes, se tutela a la otra porque requiere
una protección ante la falta en la voluntad o en la declaración que recibe y sobre la cual debe
normar su conducta. Se parte del supuesto que un instrumento de autonomía privada como es el
negocio descansa en voluntades libres y sanamente fundadas y declaradas. De eso se deriva la
inconveniencia de enfocar la tutela jurídica solamente en favor de uno solo de los polos de la
relación. Aunque el error provenga de una de las partes, afecta en un amplio sentido a todo el
entramado negocial y, por ende, a la otra parte. (Lohmann Luca de Tena, 1994, p. 473)
Por tanto, cuando hablamos de error esencial nos referimos a aquel que de no presentarse no
hubiera provocado que el agente manifestara su voluntad en cierto sentido. Además, siguiendo a
Juan Espinoza la esencialidad contaría con la siguiente clasificación.
-Error en la propia esencia o cualidad del objeto del acto (error in negotio)
Por tanto, el error será conocible cuando el destinatario de la declaración esté en la aptitud de
advertirlo o sea de percatarse de él.
El error puede ser: según el código civil preceptúa dos clases de error:
a) Error de derecho.- Consiste en la ignorancia absoluta de la Ley, sea por su falso conocimiento
o por su falsa interpretación. Es la falsa noción o idea que se tiene de las cosas o de las
circunstancias del hecho que se realiza; es decir el conocimiento equivocado o inexacto de un
hecho o de sus elementos, sino también a las personas que intervienen, a la causa, a la cantidad, al
tiempo, lugar y modo en que se realiza el acto jurídico,
b) Error de hecho.- Puede recaer en la identidad del negocio o la identidad del objeto o en las
cualidades de la persona, entre otros. Consiste en no conocer o tener conocimiento equivocado o
falso de las disposiciones legales al realizar determinado acto jurídico.
El artículo 201º del Código Civil señala que el error será causa de anulación del acto jurídico
cuando sea esencial y conocible por la otra parte.
· El error que no invalida el acto jurídico es el error accidental o indiferente. El artículo 209º del
Código Civil trata este tipo de error. Entre las formas de error indiferente encontramos el error de
cálculo y el error en el motivo.
Caso:
Hechos:
Se interpone una demanda de anulabilidad de acto jurídico por la causal de dolo. Lo cual se solicita
que se declaré nulo el acta de transferencia de vehiculó usado de fecha 13 de octubre de 2008
que fue celebrado ante un notario.
Hay una acumulación como pretensión objetiva originaria “La demanda de indemnización por
daños y perjuicios “, hasta la suma de s/.10,000.00.
Los demandados aseguran que el vehículo se encontraba saneado y sin ningún problema legal o
material.
Cuando solicitaron la partida registral del vehículo ante la sunarp, esto es el 1 de junio de 2009, se
dieron con la sorpresa que el vehículo se encuentra gravado al haberse dado en prensa a favor de
CMAC PIURA S.A.C. hasta por la suma de s/.16,961.50.
Los demandados dicen que sabían del a gravamen pero esa deuda ya había sido cancelada.
2009: se declararon infundada la demanda interpuesta por los demandantes, debido a que los
hechos que se fundamentaron su pretensión no se ajustan con la realidad.
2010: se declara nula el acta de transferencia de vehículo usado, por la causal de dolo, e
improcedente la pretensión de indemnización por daños y perjuicios.
2011: se declara nula el acta de transferencia de vehículo usado, por la causal de dolo, e
improcedente la pretensión de indemnización por daños y perjuicios.
2012:
Dolo
Puntos controversiales se comprueba que la parte demandada había tenido conocimiento del
gravamen del vehículo.
Vicios de la voluntad
En conclusión
Cuando nos referimos a los “vicios de la voluntad”, ha existido una declaración. o sea ha
habido una manifestación de voluntad emitida por uno de los agentes del negocio jurídico
o contrato y bajo este supuesto el negocio no podría ser atacado de nulidad. Sin embargo,
si en el proceso formativo de esa voluntad se ha declarado algo o que bien no se quería
por haber sido determinada la voluntad por una fuerza irresistible o la amenaza de
padecer un mal (violencia o intimidación), o inducida maliciosamente por un tercero (dolo)
o debido a una creencia equivocada o falsa representación de la realidad; o inclusive en
aquellas casos en los que habiendo una voluntad interna correctamente formada se
declaró mal (error), el derecho ofrece el remedio para atacar esos actos mediante
la anulabilidad de los mismos.
Ahora bien como mi compañera pinto Condori nos dio una pequeña comporacion entre
manifestación de voluntad y vicios de voluntad