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San Felipe 25 agosto 2016

Análisis Ético

LEY DE ABORTO
EN CHILE
Despenalización en tres
causales
Introduccion

Si hay un tema social que puede producir grandes Polémicas es el aborto, y ¿Qué es el
aborto? , se puede definir como la muerte de un feto en el vientre de su madre antes de
que este sea viable.

Se habla de aborto espontáneo cuando la muerte es producto de una anomalía o


disfunción no prevista ni deseada por la madre; y de aborto provocado (que es lo suele
entenderse cuando se habla simplemente de aborto) cuando la muerte del feto es
procurada de cualquier manera: doméstica, química o quirúrgica.

El aborto puede tener muchas posturas que se puede enfocar a uno o a los dos
protagonistas de esta historia, puede ser la madre o el niño, ya que algunos defienden los
derechos de la mujer a un embarazo voluntario, y otros pro- vida que no conciben el
aborto como un derecho femenino. ¿Cuáles son las consecuencias sociales, legales,
políticas y sicológicas que implica el tema?, ¿Qué factores inciden el aborto?, estas
interrogantes pueden ser ya contestadas para algunos países que han tratado el aborto
como un tema delicado y de gran responsabilidad al ser un problema de salud pública , de
acuerdo a sus pensamientos y valores que poseen, pero así todo son muchos otros países
como Chile que todavía no han postulado un pensamiento concreto, ya que la opinión del
gobierno no es el reflejo de la opinión pública.

En este trabajo de investigación hemos considerado los puntos de vista de la realidad


chilena.
Proyecto de ley presentado por el estado

El proyecto que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales se


hace cargo de experiencias de vida críticas. Esas situaciones se presentan cuando debe
interrumpirse un embarazo para evitar un peligro para la vida de la mujer cuando el
embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética de carácter letal,
o cuando el embarazo es producto de una violación.

La normativa vigente sobre interrupción del embarazo, que la prohíbe sin excepciones, no
responde al trato digno que el Estado de Chile debe otorgar a sus ciudadanas en estas
situaciones y sitúa a nuestro país como uno de los cuatro en el mundo que lo criminaliza
en todas sus modalidades, además de El Vaticano: Chile, Nicaragua, El Salvador y Malta.

Los hechos han demostrado que la prohibición absoluta y la criminalización de toda forma
de interrupción del embarazo no han impedido ni impiden su práctica en condiciones de
riesgo para la vida y salud de las mujeres, y, por el contrario, se traducen en una
vulneración de sus derechos. Esto representa un problema social del cual debe hacerse
cargo cabalmente el Estado.

Los derechos de las mujeres están en el centro de esta propuesta. Por esa razón, las tres
causales de interrupción legal del embarazo que el proyecto aborda, exigen como
presupuesto de cada una la expresión de voluntad libre de la mujer, sin la cual dicha
interrupción no puede tener lugar. En los casos específicos en que la mujer es incapaz, está
incapacitada o cuando es menor de 14 años, el proyecto propone reglas especiales para
resguardar su voluntad.

El Estado, en estas situaciones extremas, no puede imponer una decisión a las mujeres, ni
penalizarlas, sino entregar alternativas, respetando su voluntad, ya sea que deseen
continuar el embarazo u optar por interrumpirlo, para asegurar el pleno respeto de sus
derechos.

Por lo tanto según lo que podemos entender de los argumentos del Estado este proyecto
pretende despenalizar el aborto solo en determinadas situaciones (riesgo de salud de la
madre, malformaciones fetales incompatibles con la vida extrauterina y embarazos
producto de violaciones) basándonos en estos puntos y analizando los mismos con mayor
detalle podemos observar el cambio legal planteado señala que de aprobarse el proyecto
presentado, los médicos estarán autorizados legalmente a provocar un aborto, mediando
la voluntad de la mujer, cuando la mujer se encuentre en riesgo vital, cuando el embrión o
feto padezca de alguna alteración genética o física incompatible con la vida extrauterina y
cuando el embarazo sea producto de una violación hasta las 12 semanas de gestación
(menores de 14 años hasta las 18 semanas de gestación).

ADENTRANDONOS EN LA MATERIA

Para comenzar a adentrarnos en la materia lo primero que debemos despejar en el análisis


ético sobre este proyecto, es si se trata de una discusión sobre principios involucrados o si
se puede enfrentar solo haciendo referencia a situaciones particulares, como vimos
anteriormente existen varios antecedentes en este proyecto que nos hacen pensar que la
justificación del cambio de ley estaría fundamentada mas bien en ciertas circustancias del
embarazo, sin afectar principios universalmente aceptados. En efecto, al presentarlo, se
reconoce que la Constitución de la República “se ocupa de consagrar el derecho a la vida
y el derecho a la integridad física y psíquica de las personas, e impone a la ley el deber de
proteger la vida del que está por nacer”. Asi como también se señala que “El Estado debe
equilibrar esos mandatos con aquellas situaciones que pueden afectar la vida, la salud, los
derechos y en definitiva la dignidad de las mujeres en ciertas situaciones”.
Es asi como podemos ver que se insiste que en esas situaciones criticas solo se esta
despenalizando una conducta, pero no haciéndola legitima. Por esto mismo es fácil deducir
que la razón de ello seria mantener intacto el principio que impide su legitimidad. A partir
de esto surge entonces una interrogante ¿es posible establecer lo adecuado de una conducta
sin referencia a algún principio o valor? Tanto en el proyecto como en su discusión aparece
que la idea es mantener el principio general de respeto a la vida del que esta por nacer y que
solo se pretende que mujeres y médicos que se somentan o realicen esas intervenciones no
sean castigados, por considerar aquel castigo como una carga de sufrimiento agregada a lo
critico de la situación vivida. Frente a esto no podemos dejar de lado que ya existen algunos
que discuten sobre la necesidad de establecer cuales patologías maternas o fetales
calificarían para constituir una excepción. Con esto nos planteamos una segunda
interrogante ¿es posible establecer un listado de patologías sin la apelación a algún
principio? La respuesta a esta tiene que ser no, ya que en las decisiones medicas asi como
en la vida diaria, nos enfrentamos con situaciones siempre distintas. No existe un caso igual
a otro; podemos tener enfermos con la misma patología e indicar terapias iguales, pero ese
mismo hecho nos indica que frente a un paciente con cierta sintomatología, apelamos a un
concepto que actua como principio, como por ejemplo “la apendicitis se trata
quirúrgicamente”. Si no confrontásemos ese conjunto de signos y síntomas en un sujeto con
apendicitis y la conducta asociada, no podríamos actuar. En cada caso o circunstancia en
que nos toca decidir, lo que hacemos es considerar el hecho e identificar sus rasgos
esenciales, y para decidir, apelamos a un valor o principio universal que nos sirve como
guía. Esto es válido para todas las teorías éticas. Unas apelan al principio de “lo que son y
conviene” a los seres involucrados, otras a principios imperativos universales y otras a
maximizar la felicidad para el mayor número de personas. La discusión se da entonces en
dos niveles: el primero es si ese caso particular corresponde o no a cierta figura (lo que voy
a hacer es o no es una mentira) y posteriormente comparar esa figura con algún principio
universal, por ej. “mentir siempre es incorrecto” o “mentir para salvar vidas es aceptable”.
La discusión sobre el proyecto cae directamente sobre los principios involucrados. El
primer nivel estaría de entrada solucionado, ya que los presentadores del proyecto asumen
que sí se tratan de abortos, pero que en vista de ciertas consideraciones sería aceptable
permitirlos. Ahora bien, esas consideraciones no pueden ser otra cosa que consideraciones a
principios, ya que como vimos, no se puede decidir la bondad o corrección de una acción
sin recurrir a una guía más universal. Lo que llama la atención del proyecto es que
aparentemente no existe un principio único que de cuenta y justifique la excepción al
principio actualmente vigente, de respetar la vida del que está por nacer en las tres figuras
consideradas. En efecto, las tres son totalmente distintas. En la primera existe una mujer
enferma y feto comprometido pero ileso, en la segunda una mujer comprometida ilesa y
feto enfermo, y en la tercera una mujer comprometida ilesa y feto ileso. Entonces a primera
vista, no habría un principio único apelable en las tres figuras. En la primera, la excepción
se daría por el principio de salvar la vida o la salud de la mujer, en la segunda por la
inutilidad de la vida del feto y en la tercera por la no exigibilidad de una conducta heroica.
No habría principio único y los que existen serían antagónicos, ya que la primera figura se
justificaría por el deber médico de salvar la vida de una paciente, principio que no se
respetaría en la segunda figura, donde se atentaría contra la vida del feto enfermo, y en la
tercera, ni siquiera se respetaría la vida del feto sano. El principio de proteger la vida desde
sus inicios tampoco se respeta de igual manera, ya que en la tercera figura se consideraría
inicio las 12 semanas de gestación para las mayores de 14 años y 18 semanas para las
menores de esa edad, en la segunda figura ese respeto no existe en todo el tiempo de
gestación y en la primera tampoco si se invoca el riesgo materno a futuro. ¿Será una
inconsistencia inadvertida? Es difícil pensar en esa posibilidad, ya que en general las
personas piensan coherentemente y parece poco convincente, además, que se intente
permitir intervenciones que se justificarían por principios que se vulneran de hecho en
otras. Parece entonces que la alternativa es otra. Esa inconsistencia interna del proyecto en
realidad se resuelve mediante la apelación a algún otro principio o valor externo, no
explicitado, que le otorga su perfecta coherencia.
Conclusión

En nuestro país como ya lo hemos mencionado reiterativamente se producen 150.000


abortos anualmente¡. Sus protagonistas son casi anónimas y, al parecer, optan a través de
esa difícil decisión para muchos “Anti natura”, porque la sociedad discrimina a la mujer
cuando esta embarazada, la sanciona si es madre soltera, la estigmatiza, al hijo lo considera
como ilegitimo, a pesar que nuestra ley en Chile promulgada hace poco tiempo dice lo
contrario, ósea, se dan todas las condiciones para presionar a esa mujer a abortar. Pero
cuando aborta se responsabiliza a la mujer, pero no a la saciedad.

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