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Economía Andina

La economía andina se caracteriza por su diversidad e intercultural, teniendo como


objetivo principal a la comunidad Ayllu, esta es una economía de trabajo colectivo, en
función del equilibrio y armonía de la naturaleza, del respeto de los seres humanos,
promoviendo practicas sociales de producción, distribución, redistribución y consumo.
La economía andina es una economía que no utiliza una tecnología mercantilizada,
basada en procesos de industrialización, mas bien esta basado en un proceso de
conocimientos modernos y complejos en el manejo del espacio - tiempo y en la
biodiversidad, a su vez este conjunto de conocimientos estaba basado en una varias
estrategias agrícolas y el manejo de la biodiversidad, administración del tiempo,
denotación de suelos y cultivos, descanso de suelos, predicción climática, organización
social del trabajo.
Este conjunto de conocimiento permitía a la sociedad andina producir alimentos de
forma relativamente autónoma y no dependía de una economía mercantil, priorizando la
seguridad alimentaria y autosuficiente.
En términos puntuales la economía andina es la expresión del buen vivir, que no es más
que hacer que tener y compartir. La economía andina no es una economía basada en el
mercado sino mas bien fundamenta en las necesidades del hombre y su armonía.

 Actividades de subsistencia economía andina

Las actividades económicas de subsistencia más importantes del Tahuantinsuyo fueron


la agricultura, la ganadería, la pesca y la artesanía, todas ellas reguladas por el poderoso
estado inca en virtud de los lazos de reciprocidad y redistribución.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que los incas implementaron el sistema agrícola
más avanzado de la América Indígena, lo cual se comprueba al analizar la variedad de
productos, la tecnología y los rendimientos.
La agricultura del Tahuantinsuyo tuvo el gran mérito de adaptarse y desarrollarse en
un medio geográfico que, a primera vista, no ofrecía las mejores condiciones para la
agricultura.
En primer lugar, el relieve montañoso donde habitaba la mayor parte de la población del
imperio, fue aprovechado mediante la construcción de innumerables andenes o terrazas
de cultivo que permitieron utilizar las laderas de las montañas andinas.
Estas verdaderas escaleras gigantes, erigidas sobre terraplenes con muros de contención
de piedra, evitaban que las lluvias arrastraran la tierra y sus cultivos al fondo de los
valles.
En estas terrazas agrícolas se podían obtener hasta tres cosechas anuales, sobresaliendo
el maíz, el camote, los porotos y pallares, las calabazas, el maní y la quinoa, esta última
con más de un 50% de contenido proteico que el arroz, el trigo o el maíz.
Estas plantas eran sembradas rotativamente, empleándose fertilizantes naturales como el
guano de la costa, llevado especialmente hasta los Andes a lomo de llama.

Lo anterior revela el dominio de los campesinos andinos en la combinación de plantas


cultivables y el máximo aprovechamiento de la superficie agrícola.

La papa, cultivada en los valles de mayor altura, fue el vegetal más importante de los
incas. Se conocen más de 240 variedades de papas, que podían ser conservadas y
almacenadas a través de su deshidratación. Así surgió el chuño, consumido por
los ejércitos incaicos en sus empresas de conquista.

También la desértica franja costera del Tahuantinsuyo sirvió para obtener recursos a
través de la agricultura y la pesca. La aplicación de técnicas hidráulicas de muy antigua
data, como el riego artificial por medio de una extensa red de canales, posibilitaron las
labores agrícolas en esta región. Igualmente, se excavaron pozos para poder contar con
agua dulce y se utilizaron los fertilizantes.

La pesca, por su parte, se benefició de la riqueza ictiológica, donde abundan peces como
la anchoveta y el congrio, crustáceos, mariscos y pulpos. Para pescar se empleaban
balsas de totora, denominadas "caballitos".

La selva proporcionaba al Incario las bondades y los frutos de una zona subtropical
húmeda. La hoja de coca, el algodón, el tabaco, el cacao y una amplia variedad de frutas
como la lúcuma, la piña, la chirimoya y los plátanos enriquecían la dieta inca con sus
sabores.

Las actividades ganaderas ocuparon otro importante lugar en la subsistencia y


administración del imperio. Los rebaños de llamas y alpacas sirvieron no sólo como
alimento, sino también como medio de transporte y materia prima para los tejidos
característicos del mundo andino.

La vicuña, en tanto, proporcionaba la lana más fina que se utilizaba para los tejidos de
cumbi, es decir, las ropas del Sapa Inca y la nobleza. Las actividades de subsistencia
eran realizadas principalmente por la población de los ayllus.

Para las obras que requería el imperio, tales como infraestructura vial, fortificaciones
(pucarás), puentes, terrazas agrícolas, extracción de minerales o pastoreo, se recurría a
un sistema de trabajo por turnos, llamado mita. Consistía en el servicio al estado que
prestaba un grupo de personas, seleccionadas por los curacas, por un período cercano a
los tres meses. Luego de este lapso, la persona retornaba a su ayllu de origen.

Por otra parte, los yanaconas, individuos no adscritos a ningún ayllu, desempeñaban
labores de servicio personal y atendían las tierras particulares de incas y curacas. En el
momento de la llegada de los españoles, los yanaconas eran un sector social en franco
aumento, lo que, según algunos autores, colocaba en peligro la estabilidad del imperio.
Bibliografía:

 Universidad, A., Chile, V., & Kessel, J. (n.d.).

https://www.redalyc.org/pdf/708/70801706.pdf

 Pichazaca, R., José, M., & Espinosa, B. (n.d.). “LA ECONOMÍA ANDINA

COMO ALTERNATIVA A LA ECONOMÍA CAPITALISTA DE CORTE

NEOLIERAL” Autores.

https://base.socioeco.org/docs/_bitstream_123456789_994_1_teco689.

 Garaycochea, C. F. (2016). LA ARTICULACIÓN ECONÓMICA

PREHISPÁNICA DEL PERÚ SUR ANDINO. Diálogo Andino, 49, 197–207.

https://doi.org/10.4067/s0719-26812016000100020

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